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Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy consagro esta tierra, promesa de Dios y de Su Divino Reino.
Hoy consagro sus corazones, proyecto de Cristo, el Redentor.
Hoy coloco a Mis hijos de Chile en Mis brazos, proyecto de Mi maternal Amor.
Por todo esto, queridos hijos, hoy les presento el Plan del Creador para esta parte del mundo, para esta nación que debe realizar la más infinita aspiración de Dios que proviene de Su Corazón Santísimo, proyecto que se cumplirá con la ayuda de cada uno de ustedes.
Hoy un nuevo horizonte se vislumbra ante sus consciencias. Una puerta hacia el pasado se cierra y otra puerta se abre al Cielo para que reconozcan sus orígenes, su misión personal, su compromiso con Cristo.
Las entrañas más profundas son curadas por Mi Corazón y por la fuerza del Amor de Dios, proveniente de Su Fuente purísima, castísima e inmaculada.
Hoy es esto lo que les traigo, queridos hijos. Desde lo más infinito del universo hasta lo más grandioso de este planeta es bañado por la Luz de Dios, por Su Fuente inmaterial que trae nuevos principios para los corazones de esta nación y para el mundo.
Aquí, hoy en Santiago, su Madre Celeste finaliza una etapa y comienza una nueva, en compañía de sus corazones que han dado el voto de confirmación en esta noche de consagración y de paz.
Contaré con sus manos para llevar a Chile el servicio, la oración, la instrucción y también la cura.
Contaré con sus pies para que, a través de ustedes, queridos hijos, Yo pueda peregrinar por este pueblo cumpliendo con la ardiente aspiración de Mi Hijo de tornar a esta nación una patria beata.
Por eso, queridos hijos, con este pequeño paso que hoy dan sus corazones, el más precioso Proyecto de Dios desciende sobre sus consciencias como una Gracia y trae para sus vidas, en este momento, la fuerza del Espíritu renovador que todo lo transforma y lo cura, la fuerza de Mi Espíritu Santo, para que sus vidas, unidas a Mi Hijo, comiencen el camino de apostolado que Yo los animo a vivir en el fin de estos tiempos.
Desde esa Fuente Mayor hoy provengo, desde la Fuente Inmaterial purísima y castísima traigo lo desconocido para sus seres, lo que al final de estos tiempos, por medio de su oración y de su caridad, se volverá visible, consciente y disponible para cada uno de ustedes.
Los Misterios de Dios, dejarán de ser misterios. Serán enseñanzas, impulsos de luz, formas de renovar sus corazones, día a día.
Por eso, les digo, queridos hijos, que no están solos en esta noche. Su Madre Celeste, ante el Padre Celestial y ante Su amadísimo Hijo, se ha comprometido a acompañarlos. Así como ustedes se han comprometido Conmigo, en esta noche, a acompañarme en esta nueva caminata de volver a este pueblo, un pueblo de redención, de amor y de luz, para que recupere sus valores sagrados que fueron inspirados en los pueblos originarios, para que recupere la dignidad espiritual de poder sentirse hijo de Dios como nación y como raza.
Por eso, querido hijos, que hoy celebren sus corazones, que hoy sus amarguras desaparezcan, que sus corazones puedan pulsar como pulsa el Mío en esta gran emanación de Amor que Yo les traigo desde la Fuente para tornar sus vidas, vidas dentro de la Divinidad, dentro del Padre, dentro de Su Proyecto de Amor.
Quisiera que sintieran sus espíritus libres para poder caminar en paz, sabiendo que están dando los pasos seguros hacia esta nueva realidad, hacia esta nueva misión que Mi Corazón hoy les trae, que Mis manos hoy les dona con un maternal Amor a cada uno de sus corazones.
Que despunten los soles de sus seres y que esta tierra sea redimida por la estrella de sus corazones, que hoy vuelve a brillar en el Amor de Cristo, Nuestro Señor.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
En esta noche, hijos Míos, los invito a renovar su compromiso Conmigo y también a renovar su fe para que, de esta forma, preparen el Retorno de Mi Hijo a este mundo y que Él encuentre, en sus corazones, un refugio y una esperanza.
El mundo está distante de Dios y la humanidad ya no cree en el Retorno de Cristo. Pero Yo vengo en esta noche, hijos, a demostrarle a la humanidad, a través del testimonio de sus vidas y de la renovación de su fe, que su Señor y Rey ya retorna en Espíritu a la cuna de América y colocará Sus Pies, con toda Su Divinidad y esplendor, en el suelo de esta Tierra.
Para eso, quiero que preparen sus corazones con la fe y con la esperanza, con la confianza absoluta en Mi Inmaculado Corazón; porque, a pesar de todas las pruebas que la humanidad vivirá y que Yo ya les anuncié, el Hijo de Dios retornará al mundo y será cuando el tiempo de esta Tierra se una a la eternidad y disuelva el caos y los conflictos de esta Tierra, para dar lugar al Reino de Su Amor, de Su Misericordia y de Su Paz.
Hoy, hijos Míos, vengo a establecer este Reino dentro de ustedes, porque Me abrieron las puertas de sus corazones. Dejen que ese Reino se expanda, los transforme y los convierta todos los días en verdaderos proyectos divinos, en los cuales las promesas de Dios se cumplen y Su perfección se manifiesta.
Así, hijos Míos, la Voluntad Divina se extenderá por este planeta y el Oriente también verá nacer en esta tierra, en el corazón de América, una nueva oportunidad, una nueva vida.
Hijos, verán el caos de este mundo, verán este mundo temblar; pero hoy, vengo para fortalecer su fe y la alegría de sus corazones.
Hoy, Mis ojos de Madre y Peregrina contemplan sus corazones con gran alegría, porque veo soldados redimidos que vencen la batalla del final de los tiempos, con las rodillas en el suelo, con la frente en el suelo, clamando al Padre por Su Misericordia, por Su Perdón y por la redención de este planeta.
Hoy, también vengo especialmente a pedirles por los Reinos de la Naturaleza, para que comprendan, hijos, que este país, como todos los países del mundo, no solo guarda enormes bellezas para que sean contempladas por el corazón del hombre. Tamaña belleza, hijos, sustenta a este mundo con una entrega que la humanidad aún no comprende.
Si permiten que los Reinos sean ultrajados y poco a poco desaparezcan de este mundo, como esencia y como espíritu, no permitirán que la Tierra se sustente y que cumpla con su misión.
Especialmente en esta nación tan amada, vengo a pedirles que oren por los Reinos y que, en sus grupos de oración, tomen consciencia del sufrimiento silencioso que padecen los Reinos de la Naturaleza por la indiferencia de la humanidad, por el ultraje y por todos los pecados que no solo están en el corazón humano, sino que también se extienden, como consecuencia, a Mis pequeños Reinos de la Naturaleza.
Hoy, hijos, sientan la alegría de Mi Corazón, el infinito Amor que traigo de Mi Reino Celestial y déjense inspirar para ser otros y, con un impulso aún mayor, llevar la buena nueva de la Presencia de Dios en la Tierra con palabras, con oraciones; pero sobre todo con los ejemplos de sus vidas.
Demuestren al mundo y a esta nación que son otros después de estar en la Presencia de su Madre Divina; porque hoy Yo les traigo la redención de sus espíritus, la Misericordia de Cristo, para que se renueven y expresen, finalmente, este amor superior que habita en sus esencias, este amor único que vengo a despertar con Mi infinito Amor Divino.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Respondiendo a esta convocatoria celestial, vean nacer en sus corazones la Estrella de Mi Confederación Celestial.
Y en esta tarde, en esta noche de Gracias, siéntanse parte de una infinita legión de amor que trabaja por la paz, el bien y el despertar de todos los universos.
Que sus seres más profundos, sus espíritus desconocidos en esta vida material, se vuelvan a erguir y a mirar firmemente hacia el universo para volver a encontrar esta comunión interna con la Gran Hermandad.
Ahora, queridos hijos, que sus corazones fueron trabajados y ya están prontos para poder comenzar con nuevos pasos en esta caminata de luz, en esta caminata apostólica que Yo los invito a vivir, Yo los consagraré con el Agua de Vida, con el agua que proviene de la Fuente que se materializó en esta Tierra por medio del agua como un elemento sagrado para la cura, la redención y la consagración de esta humanidad.
Tráiganme aquí agua para bendecir.
“Deposita, Señor, Tus Manos sobre este elemento que Tú has creado para las criaturas de este mundo, a fin de que sean lavadas, purificadas y redimidas por el Espíritu consolador de Tu Sagrado Corazón.
Deposita aquí, por medio de este elemento, los sagrados dones de Tu Hijo para que, en este importante Sacramento, con la esencia de la vida infinita, todas las almas de Chile reencuentren su pureza original. Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestra Señora, vamos a pedir que los Hijos de María se coloquen de pie para recibir esta bendición que está proporcionando Nuestra Divina Madre.
Pueden traer aquí más agua, porque también bendeciré a todos, queridos hijos, no solo a los que hoy se consagrarán; porque a través de sus almas, de las almas que hoy están presente, estoy tejiendo Mi Manto Celestial, por medio de sus esencias, en esta nación y en todo su pueblo.
También bendeciré, queridos hijos, estos elementos sagrados que han traído a los pies de Mi altar, como también estas intenciones que han llegado de otras naciones del mundo, las que guardaré con el mayor amor en Mi Corazón maternal, para pedir por cada una de ellas, a fin de que más hijos Míos en el mundo alcancen la cura y la liberación.
Que también estas flores, a los pies de este altar que hacen resurgir el espíritu de este pueblo, sean bendecidas por el Amor de Mi Corazón, a fin de que las almas reencuentren el Amor Superior. Amén.
Hoy bendigo a los hijos que se consagran a Mi Inmaculado Corazón y que provienen de esta tierra, que está cicatrizando sus heridas y que está resurgiendo al verdadero Amor, que Yo los invito a vivir y practicar todos los días, teniendo como base, como impulso y como despertar, a Mi Inmaculado Corazón.
Yo los consagro, en este nuevo apostolado que vivirán junto Conmigo, para que se consagre esta tierra como la patria que Dios espera ver manifestarse en este tiempo final.
Los bendigo con el Amor de Mi Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y Mis pies seguirán caminando por este pueblo. Yo los convido a que Me acompañen, en los próximos encuentros, para que más almas sean congregadas en el amor. Y ustedes, a partir de ahora, hijos Míos, sean instrumentos de Mi Corazón Inmaculado para que más estrellas se enciendan en esta nación y colmen este firmamento de seres redimidos.
Que así sea.
Siempre los amo, los amo eternamente. Y por este encuentro que ha sido realizado en nombre de la Gracia, Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Canten con sus corazones para que Dios los pueda escuchar y así se establezca Su Reino Celestial por encima de todas las cosas.
Amén.
Canción: “Mirarte a Ti”.
Sientan en Mi Corazón la Presencia de Dios.
Sientan en sus corazones Mi aproximación en este momento culminante del planeta.
He venido como el Mensajero del Cielo, también como el Señor de Oriente, para anunciarles Mi Presencia en ese lugar y en este tiempo final, en donde muchas cosas suceden sin que la mayoría de la humanidad perciba lo que en verdad está ocurriendo.
Por eso hoy vengo desde ese lugar con una faz nueva. Hoy Me nombro ante ustedes como el Señor de Oriente, para que el conocimiento y la sabiduría se unan entre ambos hemisferios del planeta.
Vengo así a dar comienzo a un nuevo ciclo, trayendo la síntesis del Conocimiento Sagrado de todo lo que ha vivido el planeta en su sabiduría y también en la Fuente de la Instrucción.
De esa forma compañeros, como el Señor de Oriente, vengo a proporcionar para las almas el conocimiento de otrora, aquello que conocieron los grandes sabios en la antigua Asia.
Vengo a cumplir con un pedido de Mi Padre y vengo a dar continuidad, compañeros, a lo que su Señor no pudo concluir cuando fue instruido en Su juventud, en la antigua Asia, en donde en verdad existían los mayores tesoros del Cielo, a través del conocimiento y de la instrucción.
Vengo aquí a establecer un puente de Luz, para que muchas almas dormidas al verdadero conocimiento sagrado, puedan despertar.
Ha llegado la hora de que Occidente recupere los valores que perdió a través de sus diferentes razas y civilizaciones del pasado. Es por eso que su Señor de Oriente trae en Su manifestación de Luz la síntesis de todas las culturas de los antiguos pueblos asiáticos, que hicieron en el principio, un planeta equilibrado y armonioso, que generaba una fuente de sabiduría y de instrucción.
Tuve que pasar por allí cuando fui Jesús, además de ir a Persia.
En Asia reviví muchas cosas que Mi Padre Me pidió reencontrar, un tiempo anterior a Mi vida pública, tiempo anterior al bautismo en el río Jordán.
Así comprenderán compañeros Míos, cómo aún los valores de la espiritualidad existen en el planeta. Por eso, sagrados recintos del Padre, extendidos en el Himalaya, como en el Tíbet y más lejos, en Asia, guardan esos principios gestados por la humanidad desde los comienzos de la Tierra.
Dios quería de este planeta una fuente de sabiduría; que muchas más criaturas se pudieran iluminar como Él se iluminó. Por eso vino al mundo Buda, para demostrarle y a todo el lejano Oriente, la Fuente divina de la compasión, que fue la primera base de la instrucción crística para la humanidad.
Esta Fuente de compasión generada por Buda para disolver el sufrimiento, el dolor y la muerte corporal, crearon las bases para la llegada del Mesías.
Vean así, compañeros del mundo entero, como la espiritualidad es una sola en todo el Universo y más allá de él, basada en la Fuente del Amor, de la Sabiduría y de la Verdad; porque es lo que Mi Padre siempre quiso desde el principio, cuando Él creó a Adán y a Eva.
Por eso hoy les presento Mi faz del Señor de Oriente, como la primera iniciación para esta gran misión que deberá suceder allí el próximo año.
Desde ahora los invito a acompañarme en esta sagrada tarea, porque muchos valores de la espiritualidad humana se están perdiendo también en Asia por causa del sufrimiento, de los errores, de las guerras y de las dificultades que viven las naciones de Asia.
Así como Mi Padre, a través de Buda, le aproximó a todo el pueblo asiático la Fuente de la Divina Compasión, hoy Me digno aproximarles en este ciclo, a Mis hijos de Asia, la Fuente de Mi Divina Misericordia.
De esa forma, compañeros, hermanos tan lejanos del planeta podrán, así como ustedes, ser merecedores de los tesoros que hoy les traigo, que son los más íntimos de Mi Corazón, que espero desde hace más de dos mil años atrás derramar sobre Asia y poder reencontrar en ese pueblo, los mismos valores que una vez encontré, cuando su Maestro y Señor visitó esa región del planeta.
Vengo así a revelar y confirmar lo que fue escrito en algunos libros sagrados, en donde se cuenta la historia del pasaje de su Maestro y Señor por Oriente. Si su Maestro y Señor no hubiera viajado hasta allí, no podría haber comprendido, en su fase de sacrificio, todo lo que ese pueblo de Asia necesitaría para el futuro, después de Mi ascensión.
Vengo así a cumplir los Designios de Mi Padre y a elevar sus consciencias más allá de la vida tridimensional. Y aunque Me presente a ustedes en tres dimensiones, Mi verdadera intención y propósito es que alcancen también la iluminación de sus seres a través de la oración, del servicio, de la humildad, del amor, de la compasión y de la unidad.
Vengo así a mostrarles que son capaces de transformarse mucho más y de tornarse verdaderos servidores del Plan, para poder acompañar esta Obra, que culminará siendo conocida en todo el planeta, por toda la humanidad.
Les daré el don del corazón impregnado por el don del amor, lo que les permitirá, compañeros, que puedan comprender todas las lenguas, todas las culturas y todas las naciones, según su naturaleza y origen.
Vengo así a extender lo que les di a los doce apóstoles, cuando ellos comenzaron a seguirme en esta Obra de predicar la Sagrada Palabra de Dios y de proclamar Su Divino Reino.
Su Señor de Oriente desea que ya lo tengan presente en sus corazones, porque esa sagrada faz les permitirá comprender y sobre todo adherirse a los próximos designios que la Jerarquía Espiritual presentará para ustedes, en este nuevo ciclo.
Eso es todo lo que hoy les quería revelar. Aún tengo más para decir, pero las almas precisan de un tiempo para poder corresponder verdaderamente a todo lo que se está construyendo espiritualmente en el planeta, a partir de la Iglesia Espiritual de su Señor, que viene en auxilio de las almas y de las regiones del planeta, en donde se necesita la Misericordia y la Redención.
Hoy su Señor de Oriente celebrará una Comunión mundial integrada por todas las culturas, lenguas y naciones, que creen en su interior en la existencia del amor, presente en todo lo divino.
Traigan aquí un lavatorio.
Mientras Mis hijos traen los elementos, intenten sentir y comprender a su Señor de Oriente en Su faz de sabiduría.
En esta oferta vean también cómo lo sagrado surgió en el principio, a través del continente asiático y cómo los sagrados misterios de la espiritualidad del planeta y de la esencia del Amor crístico, también estuvieron presentes en esas culturas, en el ejemplo fiel de los Reyes Magos.
El agua de Asia debe ser reconsagrada a través de sus océanos y mares, para que su verdadera esencia y naturaleza no se pierda.
Que así sea.
Nos preparamos entonces ahora para la consagración. Los que puedan, se arrodillen. Vamos a elevar la cesta para la ofrenda.
Señor convierte estos elementos en el Cuerpo y en la Sangre de Tu Amadísimo Hijo, con el fin de que hoy, Oriente pueda vivir nuevamente, su más sagrado despertar y esto se irradie a todo el planeta, en unión a Tu Creación, a los continentes, a los océanos y a los Reinos de la Naturaleza.
Que así sea.
Padre Nuestro en arameo...
Su Señor de Oriente hoy bendice estos elementos así como sus corazones, para que se rehabiliten y alcancen la redención, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a invitar a todos nuestros hermanos a que se unan a nosotros en estos momentos, ofreciendo sus oraciones y corazones como acto de reparación al Sagrado Corazón de Jesús.
Desde aquí hoy nos despedimos, y unidos internamente como un solo corazón, celebremos esta unión con Cristo, y demos gracias a Dios.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
En este encuentro, Te honramos, Señor. Amén.
Queridos hijos:
Es una alegría ver, en este día, almas en consagración que aspiran a vivir el Plan de Dios; almas que, a pesar de todas las circunstancias, perduran en el tiempo impulsadas por la fe y el amor a Cristo, Mi amado Hijo.
En las almas consagradas está el refugio de Mi Hijo, en donde Él puede encontrar consuelo y alegría cuando cada ser ofrece aunque sea lo más pequeño de sí para que Él pueda reinar a través de ustedes.
Hoy, lavo sus manos, queridos hijos, para que ellas sean benditas.
Hoy, lavo sus rostros para que sus ojos se abran, día a día, al Divino.
Lavo sus pies para que estén purificados y ustedes se abran para dar nuevos pasos en sus caminos.
Lavo sus heridas para que sean cicatrizadas y ningún alma pierda la alegría de reencontrarse con Dios.
Que hoy cada parte de sus seres sean lavada por el agua que proviene de la Fuente, que nutre la vida del espíritu y de la consciencia.
Que las almas consagradas reciban los impulsos de los Dones del Espíritu Santo, para que todo se renueve y en el próximo amanecer sean despertadas por la esperanza y la profunda fe.
Que las almas, que se consagran, renueven sus votos con el Plan de Dios; porque si su fe las ha traído hasta esta parte del camino, es porque están caminando onmigo hacia el reencuentro definitivo del amor y de la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi Divino llamado!
Los vivifica en Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Para transformar la condición humana es necesario conocerla profundamente.
Desde su creación, hijos, desde que llegaron a la Tierra con los velos cubriendo sus ojos y sus consciencias, la humanidad se acostumbró a vivir una ilusión seguida de otra y no solo ignoraba su pasado y su futuro, como también creía que era algo que no era.
Debido a la actual situación planetaria de caos y de perdición, y al no encontrar un sentido para las propias vidas, muchos van en búsqueda de la verdad y la sed desenfrenada los hace beber el agua de cualquier fuente que aparezca, como si ella fuera la más pura y cristalina de todas.
Deben cuidar, hijos, de las aguas que beben y de los conocimientos que buscan, porque todas las aguas pueden saciar la sed de aquel que está seco en espíritu, pero si siguieran bebiendo de un agua contaminada por el poder y por la vanidad humanos, podrían acabar muriendo en espíritu, por ignorancia cuando creían haber encontrado la verdad.
Beban del agua que Dios les envía por medio de Sus Mensajeros y confíen que en ella está todo lo que necesitan. Aquel que bebe de dos fuentes, pecando por el ansia del poder y de la posesión de nuevos conocimientos, podrá ahogarse en su ansiedad.
Beban del agua que los lava, los transforma y los purifica y no del agua que los engrandece y envanece sus almas, confundiéndolas.
El verdadero conocimiento nutre a la consciencia y madura al espíritu y no a la personalidad.Incluso les digo que muchas veces les llegará de Dios una instrucción que comprenderán con el alma y no con la mente. Aun así, aunque les sea incomprensible en ese momento, ella los transformará y los llevará a nuevos planos en los cuales un día podrán comprender aquello que los hizo llegar hasta allí.
Beban de la fuente del amor, del sacrificio, del servicio y de la oración. En ella se encuentran todas las ciencias.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Soy esa fuente de Gracias del Universo, más potente y poderosa que todas las fuentes del mundo.
Soy más sutil que todas las cascadas del mundo, porque a través de Mi Corazón Materno hago florecer y dar vida al alma que antes estaba muerta.
Soy esa agua que todo lava y redime, porque soy ese divino código de luz que puede penetrar más allá de la consciencia y así establecer el propósito espiritual para cada ser.
Soy esa fuente misericordiosa que todo restaura e intercede por Sus hijos para que nunca pierdan el camino que los llevará al amor.
Soy ese manantial vivo y resplandeciente que trae para el espíritu la esencia de la unidad y de la paz.
Soy ese Sagrado Espíritu de Dios que fue gestado en el vientre purísimo de la Creación, que trajo para el mundo la verdad de Dios encarnada a través del Amado Hijo.
Soy ese camino que siempre los llevará a encontrar la gran y única fuente de amor que saciará su sed: Jesucristo.
Por eso, queridos hijos, cada vez que ustedes se unen a Mi fuente de amor, se estarán uniendo a la fuente luminosa de Mi Hijo y a la fuente del Padre Celestial.
Quisiera que de sus corazones brotara ese sentimiento de buscar siempre la unidad entre los seres por encima de todo, porque así sus corazones se curarán y nacerán a través de Mi fuente de paz a la vida renovada en Cristo.
Hijos Míos, dejo esta Mi aspiración: que vivan en la única Fuente de Dios y que sigan un solo camino. Mi Corazón Puro e Inmaculado se ofrece para llevarlos a la revelación del gran misterio del amor.
Estoy feliz por hoy ver a Mis hijos de Europa, reunidos en torno a Mi fuente plena de Gracias.
Los amo y siempre los contemplo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice bajo el Espíritu Santo de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Yo soy la Señora de las Aguas y con ellas purifico a Mis hijos de toda deuda y pecado.
Yo soy la Señora de las Aguas y con ellas bautizo a Mis hijos en el nombre de Cristo.
Con el agua doy vida a las criaturas espirituales y constituyo la fusión interior con el Padre Celestial.
Queridos hijos, soy la Señora de las Aguas y con ellas sano las heridas más profundas.
Soy la Señora de las Aguas y con ellas santifico a Mis hijos y derramo todas Mis Gracias sobre ellos.
Soy la Señora de las Aguas y con ellas divinizo todo lo que tocan y mojan, porque en la esencia del agua está la purificación, como también la elevación de la vida.
Queridos hijos, soy la Señora de las Aguas y a través de ellas espejo Mis atributos de luz para el mundo.
Quien se una a la consciencia divina del agua podrá sentir su pureza y castidad; es a través de este sagrado elemento que Dios creó, que todo puede regenerarse y renovarse.
Soy la Señora de las Aguas y con ellas borro los males de este mundo a través de la luz que emana físicamente de ella.
Como Señora de las Aguas, los invito a proteger de ustedes mismos todo lo que ellas guardan, para que en la vida futura la nueva humanidad aprenda a amar el poder sagrado de este elemento.
Con esta agua lavarán sus pies del pasado y se renovarán en esencia y en vida, porque el agua, cuando es santificada, permite disipar y limpiar toda situación interior.
Renuévense, renuévense a través del agua, y que toda pureza pueda emerger de sus corazones para que exista un poco más de paz.
Como Señora de las Aguas los purifico y los consagro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Les agradezco por proteger todas las aguas del mundo y por orar por ellas!
Los cura espiritualmente,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Silencio no es por ustedes, sino por el mundo que no quiere escuchar.
El silencio habla de la Voluntad de Dios y de su destino, de una decisión celestial para este mundo y para los que persisten en la fe.
No quiero que intenten saber lo que he revelado hasta este momento. Es suficiente para ustedes, compañeros, que Yo esté presente para derramarles Mi Gracia y Mi Piedad.
Recemos para que los Planes de Dios se cumplan hasta el último momento. Eso es lo que necesito en este momento, lo que he recibido de sus corazones a través de este encuentro de oración Conmigo.
Reciban Mi Paz y Mi Misericordia. Eso es lo que los hará libres para poder llegar a Dios.
Quien lava sus pies reconoce que aún debe ser purificado por Mi Luz. Y después de su purificación, encontrar la calma en su vida para poder vivir en la paz.
Santifico esta agua creada por Mi Padre, porque de Mi Padre proviene y a Mi Padre volverá, sanando todas las heridas de las consciencias.
Padre Santo, lava y purifica a Tus hijos con el agua que has creado a imagen y semejanza de todos los elementos de la Tierra.
Que a través del lavado de los pies, las almas se consagren a Tu Corazón y los ángeles derramen sus Rayos de Misericordia en cada gota que es vertida sobre los pies de Tus hijos.
Que ellos vivifiquen su redención y que encuentren en este tiempo la alianza definitiva Contigo, hasta que Yo retorne al mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y hoy vuelvo a entregar para ustedes el símbolo perfecto de Mi Amor por todas las esencias creadas a imagen y semejanza de Mi Padre.
Hoy vengo a verter, especialmente sobre ustedes, los códigos divinos de Mi Sangre; Sangre derramada por el mundo y la humanidad, y por cada ser de este planeta.
Reciban esta Gracia y vívanme hasta que Yo retorne.
Padre Nuestro...
Me elevo hoy al Cielo, al corazón de este Universo, contemplando sus oraciones.
Espero que mañana ya tengan más luz y devoción, más esperanza y renovación, por todos los que no Me escuchan.
¡Les agradezco!
Bajo la bendición de todo el Universo, los absuelvo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y hoy cantarán el Pater Noster (Padre Nuestro), para glorificar a Mi Padre, porque Él Me ha enviado entre ustedes y en ustedes, para poder llegar a los demás.
Sean chispas de luz en estos tiempos, para que las tinieblas no oscurezcan el mundo.
Sean consciencias verdaderas que espejan la paz y el amor al mundo.
Recuerden al Arcángel Miguel, su Padre fiel y compañero durante las batallas. Que Su Espada de Luz los encomiende a Dios y Su reinado descienda sobre aquellos que lo invocan en honor a Dios y a Su Trono celestial.
Paz para el mundo y redención para los que no escuchan, pues éstos, que serán los últimos, abrirán los ojos muy tarde.
Canción: Confiemos todo al Señor...
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, es una alegría haber compartido este día con ustedes, y como dijo Cristo, mañana estaremos con más devoción, con más fe, elevando nuestras oraciones al Cielo por ese propósito del Maestro.
Queremos compartir con ustedes, antes de cerrar, un breve relato de lo que pasó durante la Aparición de hoy, porque muchos de ustedes quisieran preguntar qué fue lo que sucedió.
Hoy, el Maestro cuando llegó de una forma bastante especial e inusitada, reveló un secreto.
A veces, como también lo hace María cuando viene, nos visita y nos muestra algunas cosas de las que deberíamos tener consciencia para poder ayudar a cambiar.
Pero como son algunas cosas de las que nosotros no podemos tener consciencia porque son un secreto, Él usó esta Aparición, por decirlo de alguna forma, para hacernos un llamado de atención sobre algo que el Universo está sabiendo que podría suceder.
Como los Mensajeros Divinos a veces hacen, nos advierten, nos llaman la atención, nos informan de que nosotros tenemos que seguir un cierto camino para que algunas cosas no sucedan.
Entonces, durante toda la Aparición de hoy, el Maestro durante el mayor tiempo posible, mostró muchas cosas, infinitas, tantas, que muchas no quedan grabadas en nuestra consciencia pero que Él fue dejando impresas con Su Presencia, con Su Energía.
Los ángeles que acompañaron al Maestro lo apoyaron y ayudaron a hacer esa revelación, que duró bastante tiempo. Y después, lo que Él hizo fue dirigir esas palabras hacia nosotros.
Y algo que sí puedo decir de todo ese secreto, que Él permitió y autorizó, fue: ¿Qué es lo que sucede, por ejemplo, cuando una consciencia no quiere dar el paso? Cómo eso repercute, por ejemplo, no solo en la vida de una consciencia, y de todas las vidas que están por detrás de esa consciencia, como decía hoy la Madre María Shimani al principio, sino también, por ejemplo, en una nación. Y cómo eso, nuestra consciencia, en nuestra vida diaria, no está encarnado.
Era algo así que Él nos intentaba explicar. Cómo ese llamado que hace la Jerarquía es tan importante y tan determinante para que algunas cosas puedan cambiar a tiempo, muchas cosas de la humanidad se puedan salvaguardar por intervención de la Jerarquía, y muchas otras se pueden evitar.
Y Él sabe que la respuesta de la humanidad, de la mayoría, no es suficiente. Ese era el pesar hoy de Cristo, en la Aparición.
Algo que tal vez uno podría preguntarse es: ¿Pero por qué el Maestro revela cosas que no son buenas, si Él es un ser de luz, no? ¿Por qué viene con esa insistencia? Porque muchos podemos preguntarnos eso. A veces también la Madre Divina muestra cosas que tienen relación con ese asunto.
Es porque realmente ellos están haciendo hasta lo imposible con nosotros y con la humanidad para que algunas cosas puedan ser evitadas y no sea necesario que debamos sufrir; porque Dios quiere que no suframos, que nadie sufra.
Pero la humanidad está tomando una determinación. Las naciones, las consciencias, según la Jerarquía Divina, está tomando una determinación, una actitud, una respuesta, para con el Universo, que no es positiva.
Por eso Él decía hoy en la Aparición, también decía, nos hacía recordar que nos llamaba a ese recogimiento, para que nosotros, cuando Él está presente podamos percibir cuál es la urgencia de lo que Él nos llama a vivir, de lo que nos llama a atender como humanidad, como hermanos.
Así que más o menos eso fue lo que sucedió, lo que les puedo compartir.
Madre María Shimani de Montserrat:
Creo que toda la humanidad sabe, ha estado escrito en todos los libros sagrados, lo que está previsto si es que nosotros no cambiamos de actitud. Y algunos podrán sentir: "pero yo estoy aquí, estoy cumpliendo con mi parte, ¿por qué voy a tener que pasar por algunas cosas?"
Nunca hay que arrepentirse de estar con la Jerarquía; porque cuando uno trabaja para Dios, trabaja sin esperar ningún resultado, lo hace por amor. Y bajo ese amor y en esa protección, siempre estará.
Porque nosotros somos representantes de esta humanidad, pero no somos toda la humanidad. Nosotros estamos representando, algunos a este país, pero no somos todo este país.
Pero nunca tenemos que hacer las cosas esperando un retorno, una recompensa o que las cosas sean como nosotros las necesitamos, porque entonces estaríamos trabajando para nosotros y no para Dios. Aquel que trabaja para Dios nada espera, solo poder servirlo y amarlo, y tener la certeza absoluta que está en Su Mano y en Su Corazón.
Entonces, sigamos adelante hasta el último momento, haciendo todo lo que debemos hacer; porque esa paz que vamos a tener en nuestro corazón, solo eso nos lo podrá dar.
Así que sigamos todos adelante, porque los milagros... es el momento de los milagros. Es el momento de que todo pueda acontecer porque todo está permitido. Y uno no sabe cuándo un corazón va a despertar, cuándo algo que suceda va a hacer que una consciencia se de cuenta de que puede hacer mucho más.
Así que nosotros los invitamos a luchar hasta el final, sin bajar los brazos, porque eso es lo que Dios necesita.
Nos vamos a ver mañana, vamos a orar como nos pidió el Señor, con más devoción, más fuego, y vamos a esperar Sus Palabras, ese Amor incalculable y toda esa Luz que Él está derramando aquí, en este lugar, en este Reino de Aurora y en todos nosotros.
Mientras estoy presente, recapaciten en todo lo que Yo les dije en estos últimos días, y definan sus vidas en Mi Corazón Misericordioso, que se abre como manantial inagotable para las almas sedientas del Amor de Dios.
En este día los preparo para mañana, en Mi última Cena, donde reviviremos el gran misterio de Mi Divinidad y de Mi Agonía, antes de la Pasión.
Mi Corazón se ofreció completamente por cada uno de ustedes, y Él, nada perdió.
Estoy ante ustedes como ante el pueblo de Dios, que se reúne como un solo rebaño para recibirme en esta Semana Santa.
Ya ungí sus pies, bendije sus cuerpos, purifiqué una parte de sus vidas y los acerqué aún más al Corazón de Mi Padre, para que siendo renovados por Mi Espíritu, puedan sobrevivir en esta transición que se aproxima, la cual deben amar aunque no la comprendan ni la conozcan, porque el mundo tiene que purificarse, compañeros, para así poder encarnar una nueva humanidad, y escribir una nueva historia en los libros sagrados del Cielo, a través de este cenáculo que hoy viviremos y de esta bendición que propagaremos para la bienaventuranza de todos.
Eleven nuevamente sus intenciones para que Mi Padre las pueda escuchar, y así, contemplar en Su Misericordia infinita todas las necesidades de Sus hijos en el mundo entero.
Ustedes saben, compañeros, que hay almas que sufren más que ustedes en esta hora planetaria; por eso la obra en la que están todos ustedes debe tener una continuidad, y no vacilar.
Mi Santa Madre les entregó las bases para realizar esas obras, basada en la integración de la fraternidad y en la unidad de los seres de la Tierra que se congregan en Mi Nombre para servirme, y así, servir a Mi Padre que está en los Cielos.
No quieran nada para sí, sino todo para los demás, así encontrarán su libertad en la donación simple de las cosas, y en la expansión absoluta del amor de sus corazones.
¡Ay, amigos Míos! Cómo me gustaría que Me escucharan muchos más, así como Me escuchan ustedes con el corazón abierto, y con la preparación que Yo les imparto para vivir el fin de los tiempos.
No dejen su trabajo espiritual para atrás, nunca lo permitan. Caminen en confianza hacia Mi Corazón y así podrán vivir todos los días la renovación espiritual de sus seres internos.
Ahora Yo les mostraré un ejemplo[1]:
Este es el mayor secreto de Mi Amor por el mundo.
Esta es la revelación perfecta del Amor de Dios para con todas sus criaturas.
Quien la contempla se salva.
Quien la interioriza, encuentra la liberación de su espíritu de todas sus formas.
Quien ama al Santísimo revive Mi Pasión y la abraza como su trabajo interno.
Esto fue, compañeros lo que Yo entregué para los doce y para toda la humanidad.
En el plano material, Yo les muestro Mi Presencia.
Dichosos de aquellos que creen en eso y lo viven permanentemente.
Este es el portal por donde ustedes pueden pasar todos los días y dejar para atrás sus costumbres y hábitos mundanos para elevar sus espíritus, lo que los liberará.
Quien cruza a través de esta Santa Custodia hacia el Reino de Dios, se fortalecerá y nunca se sentirá perdido.
Esta es Mi Expresión de Amor por el mundo y se los repito, para que lo puedan sentir como verdadero y puro.
Aquí esta Dios presente con toda Su Conciencia, pequeño y semejante a ustedes, vivo y resplandeciente, como los corazones humildes.
Este es el símbolo de Mi Patriarcado, este es el emblema para Mis legiones, para los adoradores de Cristo y de Su Santa y Viva Faz.
Este es el alimento para los hambrientos.
Es la luz para los que están en la oscuridad.
Es la solución para las dudas, la claridad para las incertidumbres, la fortaleza para los que están ciegos y no Me pueden ver.
¿Quién querrá adorarme así como los ángeles Me adoran, todo el tiempo?
No Soy algo desconocido para ustedes, por eso encarné en el mundo y les di el mayor testimonio de Dios para toda la humanidad.
El día miércoles, después de haber vivido Mi mayor agonía por amor y de haber soportado todos los pecados que hasta los días de hoy las almas cometerían por ignorancia y perdición, antes de la última cena, Me retiré en el silencio del corazón.
Yo vengo a revelarles, compañeros, esa luz que Yo Soy, para todo el Universo, ese símbolo salvador para las almas que buscan la salida y que no encuentran en su camino ninguna verdad.
Vean al Hijo de Dios resplandeciente en este Misterio, previo a Su Pasión del viernes.
Cuánto amor se reflejó para cada uno de ustedes en aquel tiempo, y aún está vivo a través de los corazones y de todas las generaciones que viven a Cristo en su interior.
Este es el compromiso de todos los adoradores que quieran asumir en sus vidas el equilibrio del planeta y de la humanidad, en este tiempo de caos: Adorar al Santísimo Cuerpo de su Maestro hasta los últimos días de la batalla.
¡Cuánto amor hay para derramar a través de este Santísimo y de este símbolo de paz!
¡Cuántos corazones podrían ser aliviados, si solo Me miraran con simplicidad y devoción!
No vengo a instaurar almas fanáticas, sino espíritus en permanente contemplación y elevación hacia lo alto; espejos de Dios vivos sobre la superficie de la Tierra que retransmitan a través de sus almas los impulsos Divinos de este santo símbolo: ser espejos de la paz, ser luz entre la oscuridad y las tinieblas, ser amantes de Mi Amor Misericordioso y Pacífico.
Asuman en sus vidas este legado, porque hay almas que han venido a este mundo para realizar esta, Mi Voluntad, de adorarme todo el tiempo.
En la mesa de la última cena instituí este Principio de Dios en el mundo y para todas las criaturas.
Mi Corazón se entregó por ustedes, y se ofreció como una gran eucaristía viva de carne, sangre y agua, para que las almas pudieran salvarse bajo la intercesión de su Señor.
Y hoy impongo aquí, compañeros, la bendición de la Santísima Trinidad sobre este arquetipo, este símbolo de paz para el mundo.
Quien camine detrás de él será una chispa para el mundo, resplandeciendo en los abismos.
Quien viva por Cristo encontrará la paz y nunca perecerá, cuando su confianza sea más grande que sus miedos y que todas sus pruebas.
Ahora hijo, muestra al mundo lo que Yo Soy.
Dejen depositado en este símbolo sus aspiraciones; en verdad nunca los abandonaré, porque quien está en Mi nada teme y tendrá vida eterna.
Los bendigo, hijos, con Mi Luz y con Mi Paz.
Coloquen sus rostros sobre Mi Corazón resplandeciente y sientan el amor que los conforta en esta hora de entrega y de renuncia por el mundo.
Ustedes se consagraron a Mí, y Yo Me complazco por eso.
Ustedes dijeron que sí y Yo los acepto, en imperfección e inmadurez, porque no veo sus miserias, compañeros; solo veo todo lo que el mundo puede dar cuando caminan en la trascendencia y se confirma en la fe de servir a Dios hasta el final.
En el nombre del padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Y aun cuando estoy presente, espero que sepan contemplarme en la continuidad de su amor y de su devoción por Mí, porque lo único que deseo, compañeros, es la redención de sus vidas y la pacificación de sus corazones, en ustedes y en sus semejantes.
Elevemos al Padre del Cielo este ofertorio de hoy, que acoge Mi Corazón Misericordioso, y sientan la paz, solo la paz de vivir en Dios.
Quien está en Dios, nada teme
Quien está en Dios, no retrocede,
Quien está en Dios vive del amor de Dios,
Esta es la fuerza de hoy.
En Dios, en Dios, en Dios. Amén. ( x3)
Incienso.
En la oferta del incienso, compañeros se encuentra la purificación del espíritu y del alma, y de cada parte de los cuerpos que se alinean con la luz para elevarse.
Agua,
El agua es el símbolo de la purificación de toda la materia, es la castidad de Dios manifestada a través de este elemento sagrado, es el bautismo para todos los que deben renovarse.
Aceite.
En el aceite se encuentra el remedio para los enfermos de espíritu, la renovación por obra de la Gracia, y los objetos sagrados que dibujan la elevación de las almas por medio de la contemplación y de la adoración, son la conexión perfecta para los seres.
Instituyo el código de Mi Divina Sangre.
A través de MI Cuerpo instituyo la esencia de Mi Alma glorificada.
Segundo día de intenciones bendecidas por Mi espíritu.
Se recita el Padre nuestro en arameo y se leen y responden algunas intenciones.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
A pedido de Cristo y por todas estas intenciones escucharemos “Páter Noster”
[1] Fray Elías pide que traigan el Santísimo.
Entra en comunión con los Reinos de la Naturaleza y aprende a amar la esencia de la Creación. Observa los Reinos y aprende cómo vivir permanentemente bajo las Leyes Sublimes de Dios,
en perfecta armonía con el Creador.
En Su Plan Divino, el Creador concedió a cada expresión de Su Divina Faz, los Reinos del planeta, un atributo para manifestar.
Comulga de la paz, de la armonía y de la belleza de las aguas. Comulga de la cura y de la liberación de los minerales.
Comulga de la elevación de los árboles y del constante espíritu de donación del Reino Vegetal que, en su humildad, entrega siempre lo mejor a Dios, sin importar cómo será tratado, cuidado o amado por los demás. El Reino Vegetal sabe de la Ley Divina de la donación de sí a Dios y a Su Plan Superior. Contempla a ese Reino y descubre, por medio de él, el secreto del vacío de sí.
Contempla al Reino Animal y aprende del amor a la vida. Aprende a defender las Leyes de Dios, a cuidar del prójimo y a ser siempre fiel a Aquel que amas plenamente. Aprende de la plenitud del Reino Animal y, con la misma naturalidad del corazón, sé guardián de la Vida y de la Perfección de Dios.
Contempla en tu mundo interior a los ángeles y devas que, en lo invisible, crean y recrean la belleza de este mundo manifestado. Aprende con ellos a manifestar la belleza en silencio, a trabajar en secreto y a entregar lo mejor, sin necesidad de que nadie sepa de su existencia. Vive el sublime atributo de la humildad que ángeles y devas expresan en el mundo.
Contempla los elementos y cómo se complementan entre sí. Descubre, entonces, cómo se comparte aquello que el otro necesita para expresarse. Sé como el viento, que permite la existencia del fuego, y da al prójimo todas las posibilidades de ser aquello, perfecto, que está latente en su interior.
Y aprendiendo de los Reinos de la Naturaleza, expresa lo que el ser humano tiene de más sublime: su posibilidad de aprenderlo más bello de toda la existencia y de vivirlo en sí, en la esencia del amor a la Creación.
Yo los amo y los aguardo, simples de corazón y mansos de espíritu, siempre dispuestos a observar la Creación y a aprender; siempre dispuestos a amar y a donar de sí lo que le falta al otro para alcanzar la perfección.
Su amado padre e instructor,
San José, aprendiz y siervo de los Reinos de la Creación
¿Qué esperas, alma Mía, para despojarte del mundo y vivir eternamente en el consuelo de Mi Corazón?
Sigue la luz invisible que está delante de ti, son los Rayos de Mi Corazón que alumbran durante la noche oscura del mundo.
¡Oh celeste alma de Dios!, que esperas impaciente resolver todas las cosas, en tus manos existe el poder humilde de la oración, un camino infinito para llegar al Creador. Quédate en el Océano de Mi Vacío Sublime para que en todo puedas ver que existe un porqué y una respuesta.
Sagrada alma, ¿qué esperas para darme el eterno sí?
En Mi Camino Yo te ofrezco el sacrificio como liberación y la entrega como redención. En Mi Reino solo existe la Paz, la cual muchas veces buscas en las cosas externas. Alma Mía, ríndete en Mis Brazos, deja que el Agua que brota de Mi Cuerpo humedezca tu cuerpo para que él se transfigure en un cuerpo de luz, un instrumento perfecto en las Manos del Creador.
Aún crees que no fuiste vencida, pero Mi Amor es la vertiente inacabable que vencerá a tu ser, para darle de beber una nueva agua, agua que te saciará por entero.
Pequeña alma Mía, el Señor te llama para encontrar en estos tiempos el sendero de la humildad y de la renuncia; deja que Mi Luz Suprema inunde tus cuerpos para que sean el símbolo vivo de la nueva transfiguración.
Querida alma, llegó la hora del despojamiento; acepta el Amor Supremo de tu Esposo, porque así encontrarás la respuesta interior que tanto buscas. Confía en Mi Presencia, quiero hacerte conocer la grandeza de Mi Reino Celestial.
Alma Mía, revístete con el traje de la pureza para que los ángeles del Cielo te reciban libre y entregada a Mi Corazón.
Bajo la Gracia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por entregarte a Mi Corazón.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón: Al final del mensaje le preguntamos al Maestro por qué nos estaba dirigiendo Sus Palabras en estos días de forma tan especial. Él nos respondió:
Hoy les hablo de esta forma debido a que muchos de los Míos en poco tiempo se desposarán con el Esposo Fiel para siempre. Este es un ciclo dedicado a las almas preciosas, aquellas que siempre buscan al Fiel Consolador. Por eso, estoy llamando a todos los que Me quieran escuchar.
Vuestro Maestro del Amor
Por medio de la oración misericordiosa de las tres de la tarde, día a día Yo vengo para que sus corazones y los corazones del mundo entero sean lavados de toda mancha con Mi Sangre Preciosa.
Vengo a las tres de la tarde para purificar con Mi Agua sus almas de los deseos y del amor propio.
También vengo a las tres de la tarde para unir con Mi Alma lo que, con su astucia, el enemigo separa de Mis discípulos: el amor en el corazón.
Por eso a las tres de la tarde les corresponde esforzarse para que, por amor y redención, ustedes reciban los méritos de Mi Gloria y de Mi Resurrección.
Yo los invito a servirse espiritualmente de los dones de Mi Corazón y a encontrar en ellos la salida rápida de este mundo material.
Únanse a Mí a pesar de cualquier circunstancia y sean buenos instrumentos en Mis Manos, pues ahora es el momento de renunciar a lo que pasó y es hora de renovarse mediante la presencia de Mi Espíritu.
Aquellos que proclamen la importante Hora de Mi Misericordia serán saciados por Mi Amor y beberán Conmigo del cáliz de la reparación en el próximo tiempo.
Anímense por un momento a ser parte de la Voluntad Suprema, para percibir el diseño perfecto que realiza el Universo en sus corazones abiertos a Mi Corazón Glorioso.
Que por la oración misericordiosa, de todos los seres orantes, el mundo entero pueda ser ayudado en estos tiempos.
Bajo la Luz Victoriosa de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Señales en el corazón.
Cristo Jesús
Queridos Míos:
Estoy presente en todos los caminos de la vida y, como conductor de almas, encamino a todos aquellos que anhelan el Reino Amado de Mi Padre. Comparto Mi Amor con todos los rebaños y preparo, en el corazón de Mis hijos, la morada interior que Me acogerá cuando pronto retorne Mi Espíritu.
Acepto a todos Mis hijos y amo especialmente a aquellos que son indiferentes a Mi Ley de Redención. En ellos intentaré redimir el pasado y, por la Fuente de Mi Misericordia, querré darles la vida y la salvación para retirarlos de los abismos y del pecado en que viven.
Necesito que Mis discípulos de la Misericordia, todos los días, entregados por entero a Mi Sagrado Corazón, amen las dificultades, porque eso los hará más humildes. Necesito que renuncien a sí mismos porque eso los hará más simples, y que acepten las pruebas y los desafíos que los harán más sabios y caritativos.
En Mi escuela existen muchos rebaños, aunque son pocas las ovejas que se animan a seguirme en la fe y en la entrega. En Mis Brazos Yo siempre los recogeré, les daré Mi bondadoso consuelo, porque espero de los Míos la prontitud y el alivio que sus corazones pueden generar a través del bien y de los sabios ejemplos de amor para con los semejantes.
Como todos saben, Mi Luz ingresa y se difunde en aquellos corazones que Me abren la puerta interior del templo del espíritu, para que Mi Consciencia Misericordiosa pueda entrar y remodelar los espacios de la consciencia.
Soy el carpintero, hijo y compañero de San José, Corazón Castísimo. Soy el que moldea con las manos a los nuevos odres, los que recibirán la luz y el agua de la conversión. A Mis nuevos odres los colocaré sobre la mesa de Mi nueva Cena, la que pronto compartiré con todos en Mi Retorno.
Los nuevos odres servirán como vertientes de agua pura y cristalina para Mis otros rebaños; estos recibirán, a través de Mis instrumentos, el Agua Redentora de Vida, Agua que espiritualmente daré de beber a aquellos que reconozcan en gloria la Venida del Hijo de Dios.
Bajo el Amor de Dios, sean bienaventurados de corazón.
Gracias por aguardar Mis Palabras desde el corazón.
Cristo Jesús
Desde el Corazón del Universo vengo hoy a vuestro encuentro. En el nombre de Jesús, Mi Alma Maternal viene a curar y restaurar corazones.
Queridos hijos:
Hoy los invito nuevamente a que ingresen dentro de Mi Inmaculado Corazón para que vuestras moradas, a pesar de todo, puedan encontrar, ver y sentir la Presencia Omnipotente de Dios. Si ustedes tan solo ingresaran a Mi Inmaculado y Materno Corazón, vuestras pequeñas vidas estarían saciando la gran sed que Mi Hijo tiene por todas las almas.
Hijos Míos, que hoy vuestros corazones sean manantiales que emanen amor y devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Queridos hijos, que vuestras esencias sean como aguas inagotables que, convertidas en ríos de Misericordia, sacien la sed de amor y de paz de todas las almas del mundo mediante el servicio.
Como Madre del Universo y de la Tierra, hoy llego para manifestarles Mi Amor en un tiempo de fuertes cambios en la consciencia y en la vida de todos Mis hijos.
Pequeños hijos, ante las faltas graves que comete la humanidad día a día, hoy los invito a considerar vuestra vida de oración un ejercicio que repare el Reino de los Cielos. Por eso, que vuestras vidas nunca olviden encontrar al niño interior porque así Mi Hijo derramará sobre ustedes los Dones y las Gracias de Redención y de Misericordia.
Si el mundo solo orara un poco más, la Luz del Altísimo sería otro manantial que calmaría la sed de todos Sus hijos. Pero mientras existan corazones cerrados a Mi Llamado Maternal, a Mis hijos solo les bastará crecer como crece una semilla desde el interior de la tierra. Pero a esa semilla no le podrá faltar el Agua de Vida, el manantial inagotable que hace emerger los verdaderos corazones en las criaturas.
Venerables hijos Míos, estoy aquí para enseñarles a caminar bajo el Amor de Dios y para que vuestros ojos no pierdan de vista la Misericordia en el horizonte.
Queridos hijos, hoy los invito a amar la Creación como Dios la ha manifestado para todos, y eso comenzará a través de vuestro amor a la magnificencia de los Reinos del Señor.
Orando con fervor por este mundo, Yo los llamo para que, durante este día, permanezcan en Mi Reino Maternal de Amor porque ustedes lo necesitan y también la humanidad. Por eso hoy, inundemos de amor a los corazones vacíos y sin Dios.
¡Están a tiempo de cambiar desde el corazón! Para eso ¡Yo estoy con ustedes!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A todos Mis hijos les doy Mi Paz y hoy los llamo a confiar en Dios porque en el final de estos tiempos vuestra fe debe estar madura y debe ser impregnada por vuestra oración.
Hijos Míos, lleven en vuestros corazones el Amor de Mi Hijo, porque es en el Amor de Mi Hijo que vuestras vidas encontrarán la confianza que todos necesitan delante del misterio de Dios.
Queridos hijos, mientras el tiempo cambia, vuestra oración debe ser pronunciada como un alimento para la vida; por eso, que en vuestras manos surja la oración donada e irradiada desde el corazón. Busquen la Fuente que nutre todas las cosas; que ella sea el agua que quite la sed de vuestros corazones y de los corazones que están solitarios en la vida.
Vuestra comunión con Mi Hijo mediante la oración les revelará el poder que tiene el amor cuando despierta en las almas.
Queridos hijos, vuestros corazones deben ser templos redimidos y consagrados al Dios Vivo, al Dios Todopoderoso que todo lo sabe, que todo lo ama y que todo lo conoce.
Por eso, hijos Míos, que vuestras consciencias, dentro de la confianza de Dios, abracen el Amor del Altísimo para que, junto a los ángeles del Cielo, auxilien a toda la humanidad. Que vuestros corazones no teman por nada; que con valentía caminen hacia el cumplimiento del amado Propósito de Dios.
Queridos hijos, abran vuestros brazos a todos para que el corazón les muestre qué simple es amar con devoción.
Pequeños Míos, el amor de cada uno de ustedes dará vida a lo que parece estar perdido y traerá cura a lo que parece estar dolorido. El Amor de Mi Inmaculado Corazón es la referencia primordial para vuestras vidas. Quien está en Mi Hijo también está en Mi Corazón, está en la Gran Consciencia de Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Recordando el milagro de las Bodas de Caná, hoy les pido que, a través de la oración, vuestros corazones sean convertidos como Jesús convirtió el agua en vino. El misterio de este milagro se encuentra en el amor que ustedes pueden tener delante del Padre.
Por eso, hijos, en este día, acompañen a Jesús en la conversión de la humanidad, la cual necesita de Misericordia y de Perdón.
Queridos hijos, que vuestras vidas reflejen la enseñanza de Jesús en espíritu y en esencia. Que vuestros brazos estén abiertos, libres y preparados para recibir a los que más necesitan de Misericordia.
Pequeños hijos, hoy los estoy llamando a vivir este milagro de las Bodas de Caná en vuestros corazones para que vuestras consciencias vivan el gran ejemplo de conversión que Mi Hijo realizó en nombre del Amor de Dios.
Cuando Jesús convirtió el agua en vino estaba instruyéndonos sobre cómo el Amor de Dios convierte lo impuro en Puro, lo irreparable en Reparable, las faltas en Misericordia, la oscuridad en Luz. Por este motivo, queridos hijos, que hoy vuestra oración sea una nueva conversión de Caná, una demostración del amor que cada uno de ustedes guarda por Dios.
Pero ese amor que guardan debe irradiarse en hermandad para todos, porque así, todos estarán uniéndose a la gran red del amor y de la fraternidad.
Vuestra redención comenzará cuando reconozcáis que sois parte de Dios y que Dios es parte de vosotros, porque en este simple ejercicio estaréis colaborando en la elevación espiritual de la humanidad.
Por eso, es importante orar todos los días, aún más en este tiempo de exigentes cambios en cada uno de Mis hijos. Pero si están bajo la Luz del Espíritu Santo, vuestros corazones recibirán nuevamente la Gracia del Perdón.
Estén en Mi Paz y busquen estar en Mi Paz Maternal.
¡Les agradezco!
Gracias por responder en este día a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Como Reina y Madre de la Paz, hoy los invito a buscar en vuestros corazones la unión interna con Jesús para que, mediante la oración, ustedes ayuden a Mi Hijo a llevar la cruz del mundo.
Como el cireneo, carguen por amor con el dolor del mundo. Que vuestra oración sea el alimento que todo lo sacie y sea el agua que quite la sed de muchos de Mis hijos.
Hoy quiero decirles que la cruz de la humanidad debe ser apoyada en la perseverancia de los grupos de oración que, unidos al Santísimo Corazón de Jesús, cumplan con el llamado de aliviar el Corazón de Cristo.
Una pequeña parte de vuestras vidas, mediante la oración, y como un servicio, puede colaborar con el prójimo. Hoy Me refiero, queridos hijos, al estado interior de donarse a los otros. Ese estado interior les permitirá reconocer la humildad que es necesario vivir en estos tiempos. Por la falta de humildad en el corazón humano muchos acontecimientos se desarrollan, eventos que condicionan el caminar armonioso de Mis hijos.
Por eso, buscando en ustedes a Jesús, el Amor Redentor, hallarán la esencia de la donación, y cuando esa donación sea un ejercicio diario, junto a la oración, vuestros corazones comenzarán a vislumbrar la Luz de la humildad.
Ese camino de humildad, de vacío de sí, todos Mis hijos están siendo llamados a vivirlo, por amor a Dios y por la reparación de los grandes conflictos y de la soberbia que vive la humanidad, en la que poco se aman los unos a los otros.
Queridos hijos, los estoy llamando a formarse como buenos instrumentos de Dios para que vuestro Sumo Sacerdote, Jesús, pueda verter Sus Gracias Misericordiosas sobre los corazones puros y sobre los corazones caídos.
Es hora de estar en Jesús todos los días.
Oremos.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Sigamos juntos por el camino de la paz y de la unidad, porque de esa manera, pequeños míos, estarán en Mi Reino, el Reino de Mi Hijo Jesús, el Paraíso, lugar en el que sus corazones deben aspirar a estar junto a Dios.
Queridos hijos, abran el portal del corazón para que Mi Luz Inmaculada los pueda colmar e impregnar con la Presencia del Espíritu Santo. Abran los brazos para que el corazón de paz que existe en cada uno de ustedes pueda emerger desde lo profundo del alma y allí siempre pueda reinar Dios.
Hijos Míos, esparzan la paz que Yo les estoy entregando, paz que es necesaria en el corazón de todos Mis hijos de este mundo.
Para que la paz prevalezca, ustedes deben ser como el agua que brota desde el manantial de Mi Corazón Maternal.
Ustedes deben ser fuente de oración para así renovar la vida bajo el Espíritu Divino del Señor. Ustedes deben ser expresión de la fe para este mundo. Deben ser el Fuego del Espíritu Santo que pueda, a través de la oración, despertar y curar el dolorido corazón de la humanidad.
Ustedes, hijos Míos, son parte de esta Creación, y Dios los creó para servir en caridad y en amor a los semejantes, instaurando así, la Nueva Fraternidad en toda la humanidad.
Sientan que todo lo que Yo les digo y lo que emana de Mi Corazón, día a día, es verdadero. Con la oración y el amor, sus corazones permitirán convertir sus almas en simples instrumentos al servicio del Divino Padre Creador.
Abran nuevamente sus corazones y sólo encuentren descanso en las Manos de Dios.
Dejo para ustedes una misión: orar para que el Manantial de Paz que se encuentra en el Cielo descienda sobre la Tierra.
De esta forma, hijos Míos, sus vidas corresponderán a los Planes de Dios.
Caminen en la fe; todo está bajo la mirada de Mi Reino Maternal.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Estaré en tu corazón cuando Me permitas vivir en él. Seré tu Bendita Madre cuando en confianza, camines por Mi jardín de rosas.
Muchas Gracias prometo para los corazones, cuando ellos estén en la absoluta fe.
La conversión de la vida comienza con la donación del corazón y del espíritu. Esto permite que ustedes descubran el silencio para después encontrar lo nuevo y lo bueno que viene desde el Señor.
Quien espera en la fe retoma el camino hacia los Cielos, pues el espíritu que ora al Dios Creador halla el refugio predilecto dentro del Corazón de Mi Hijo.
Es tiempo de abrir los oídos para escuchar el llamado que Dios les envía a través de la presencia de Mi Corazón Maternal.
Queridos hijos, hoy les pido que tornen sus corazones como el agua pura y los conviertan para que sean bellos como la naturaleza creada por Dios, Fuente del Amor y de la Compasión.
Sean consecuentes con los pedidos de orar por la conversión de esta humanidad para que el Reino de la Gracia impregne a todos los corazones. Es hora de reparar el corazón y la vida de muchos de Mis hijos que, permaneciendo lejos de Dios, son desviados del camino de la aspiración de encontrar el Reino Redentor de Cristo, el camino de la salvación.
Queridos hijos, Mi voz no se cansará de decirles que deben cambiar antes del tiempo que llegará para el mundo; que deben confesarse a diario con Mi Hijo y que deben realizar el acto de la reconciliación a través de la Sagrada Comunión con Su Corazón de Paz. Si ustedes pusieran como primordial todos estos ejercicios, el mundo podría alcanzar un tiempo más de paz.
Deben considerar cada uno de estos actos como algo precioso y practicarlos en nombre de aquellos hijos que no lo hacen.
¡Les agradezco por la respuesta!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Cuando las almas se abren para responder a Mi llamado de paz, la Voluntad de Dios se manifiesta en todo lo que es creación y vida. Los corazones reciben la Ley del Amor y de la Gracia porque sus vidas son tocadas por el Amor Misericordioso de Dios a través de Mi Hijo.
Cristo les enseña a caminar en la verdad, en la pureza y en la transparencia porque vuestras vidas, en este tiempo, deben ser cristalinas como el agua, puras como el alma y alegres como el corazón.
Hijos Míos, por la respuesta de todos ustedes a Mi Llamado Maternal, hoy les agradezco por la perseverancia y por la fe de todos. Mientras continúan imitando el camino de Mi Hijo amado podrán auxiliar a la humanidad, no solo a través de la oración del corazón, sino también a través del servicio humilde de cada uno de sus corazones ofrecido a todos Mis hijos que están expandidos sobre la faz de la Tierra.
Por eso, queridos hijos, permitan que desde ustedes brille Mi esperanza por la conversión de todos; de esta manera Mi Paz y Mi Corazón Maternal estarán por más tiempo auxiliando a todos y los conflictos desaparecerán ante la presencia de Mi Inmaculado Amor.
Hoy les entrego la Luz de la Fuente de las Gracias de Dios Padre para que todos, como uno, puedan caminar hacia la redención de la vida y del corazón.
Sepan, hijos Míos, y recuerden que cuentan con la amorosa ayuda de los ángeles de la guarda. Ellos son el suspiro del Amor de Dios sobre la Tierra y ellos esperan ser acogidos y recibidos en cada una de sus pequeñas vidas.
Los llevo siempre hacia Mi Hijo, el Cristo Resucitado, para que en comunión y en oración con Él encuentren el nuevo camino hacia Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
¡Luz para toda la Tierra!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A los que están caídos, levantaré. A los que están tristes, alegraré. A los que perdieron la esperanza, les daré esperanza. A los que sufren, aliviaré.
Queridos hijos:
Estas son las promesas de Mi Hijo. Por eso, ¡oren!, oren con el corazón para que todos Mis hijos puedan recibir este precioso Acto Misericordioso de Mi Hijo. Mi Corazón les sirve de amparo, de resguardo y de salvación; por eso, no teman a las caídas en la vida. Hoy, Yo los invito a que se levanten desde donde están y caminen a través del Divino Espíritu de Cristo, de nuevo, tomados de las manos de Luz de Mi Hijo amado.
Ustedes, queridos hijos, deben construir en sus corazones las promesas del Cristo Vivo, a través de la oración, como una preparación para el nuevo tiempo de paz y en honor al retorno de Jesús esperado por todos.
Hoy, cada uno de Mis pequeños, véase como un discípulo que, habiendo recibido la instrucción del Maestro del Amor, ahora espera en vigilia el próximo llamado.
Así, hijos Míos, Mi Corazón de Madre les trae de nuevo, en este tiempo, el llamado a la oración, al perdón, a la reconciliación y a la Misericordia para que sus corazones purifiquen los sentimientos y toda intención se vuelva pura y cristalina como el agua de un hermoso río.
Abran día a día sus corazones delante de la voz de Mi Corazón y sepan que Dios los llama para que vuestras vidas manifiesten el don de la paz y de la mansedumbre en este tiempo.
El mundo podrá recibir de ustedes las oraciones pero más aún podrá recibir de ustedes el empeño para transformar la vida en un instrumento de Mi Paz.
Los preparo y los guío con inmenso Amor Maternal.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más