Jueves, 5 de mayo de 2016

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 34 ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Mi Silencio no es por ustedes, sino por el mundo que no quiere escuchar.

El silencio habla de la Voluntad de Dios y de su destino, de una decisión celestial para este mundo y para los que persisten en la fe.

No quiero que intenten saber lo que he revelado hasta este momento. Es suficiente para ustedes, compañeros, que Yo esté presente para derramarles Mi Gracia y Mi Piedad.

Recemos para que los Planes de Dios se cumplan hasta el último momento. Eso es lo que necesito en este momento, lo que he recibido de sus corazones a través de este encuentro de oración Conmigo.

Reciban Mi Paz y Mi Misericordia. Eso es lo que los hará libres para poder llegar a Dios.

Quien lava sus pies reconoce que aún debe ser purificado por Mi Luz. Y después de su purificación, encontrar la calma en su vida para poder vivir en la paz.

Santifico esta agua creada por Mi Padre, porque de Mi Padre proviene y a Mi Padre volverá, sanando todas las heridas de las consciencias.

 

Padre Santo, lava y purifica a Tus hijos con el agua que has creado a imagen y semejanza de todos los elementos de la Tierra.

Que a través del lavado de los pies, las almas se consagren a Tu Corazón y los ángeles derramen sus Rayos de Misericordia en cada gota que es vertida sobre los pies de Tus hijos.

Que ellos vivifiquen su redención y que encuentren en este tiempo la alianza definitiva Contigo, hasta que Yo retorne al mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Y hoy vuelvo a entregar para ustedes el símbolo perfecto de Mi Amor por todas las esencias creadas a imagen y semejanza de Mi Padre.

Hoy vengo a verter, especialmente sobre ustedes, los códigos divinos de Mi Sangre; Sangre derramada por el mundo y la humanidad, y por cada ser de este planeta.

Reciban esta Gracia y vívanme hasta que Yo retorne.

 

Padre Nuestro...
 

Me elevo hoy al Cielo, al corazón de este Universo, contemplando sus oraciones.

Espero que mañana ya tengan más luz y devoción, más esperanza y renovación, por todos los que no Me escuchan.

¡Les agradezco!

Bajo la bendición de todo el Universo, los absuelvo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y hoy cantarán el Pater Noster (Padre Nuestro), para glorificar a Mi Padre, porque Él Me ha enviado entre ustedes y en ustedes, para poder llegar a los demás.

Sean chispas de luz en estos tiempos, para que las tinieblas no oscurezcan el mundo.

Sean consciencias verdaderas que espejan la paz y el amor al mundo.

Recuerden al Arcángel Miguel, su Padre fiel y compañero durante las batallas. Que Su Espada de Luz los encomiende a Dios y Su reinado descienda sobre aquellos que lo invocan en honor a Dios y a Su Trono celestial.

Paz para el mundo y redención para los que no escuchan, pues éstos, que serán los últimos, abrirán los ojos muy tarde.

 

Canción: Confiemos todo al Señor...

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Hermanos, es una alegría haber compartido este día con ustedes, y como dijo Cristo, mañana estaremos con más devoción, con más fe, elevando nuestras oraciones al Cielo por ese propósito del Maestro.

Queremos compartir con ustedes, antes de cerrar, un breve relato de lo que pasó durante la Aparición de hoy, porque muchos de ustedes quisieran preguntar qué fue lo que sucedió.

Hoy, el Maestro cuando llegó de una forma bastante especial e inusitada, reveló un secreto.

A veces, como también lo hace María cuando viene, nos visita y nos muestra algunas cosas de las que deberíamos tener consciencia para poder ayudar a cambiar.

Pero como son algunas cosas de las que nosotros no podemos tener consciencia porque son un secreto, Él usó esta Aparición, por decirlo de alguna forma, para hacernos un llamado de atención sobre algo que el Universo está sabiendo que podría suceder.

Como los Mensajeros Divinos a veces hacen, nos advierten, nos llaman la atención, nos informan de que nosotros tenemos que seguir un cierto camino para que algunas cosas no sucedan.

Entonces, durante toda la Aparición de hoy, el Maestro durante el mayor tiempo posible, mostró muchas cosas, infinitas, tantas, que muchas no quedan grabadas en nuestra consciencia  pero que Él fue dejando impresas con Su Presencia, con Su Energía.

Los ángeles que acompañaron al Maestro lo apoyaron y ayudaron a hacer esa revelación, que duró bastante tiempo. Y después, lo que Él hizo fue dirigir esas palabras hacia nosotros.

Y algo que sí puedo decir de todo ese secreto, que Él permitió y autorizó, fue: ¿Qué es lo que sucede, por ejemplo, cuando una consciencia no quiere dar el paso? Cómo eso repercute, por ejemplo, no solo en la vida de una consciencia, y de todas las vidas que están por detrás de esa consciencia, como decía hoy la Madre María Shimani al principio, sino también, por ejemplo, en una nación. Y cómo eso, nuestra consciencia, en nuestra vida diaria, no está encarnado.

Era algo así que Él nos intentaba explicar. Cómo ese llamado que hace la Jerarquía es tan importante y tan determinante para que algunas cosas puedan cambiar a tiempo, muchas cosas de  la humanidad se puedan salvaguardar por intervención de la Jerarquía, y muchas otras se pueden evitar.

Y Él sabe que la respuesta de la humanidad, de la mayoría, no es suficiente. Ese era el pesar hoy de Cristo, en la Aparición.

Algo que tal vez uno podría preguntarse es: ¿Pero por qué el Maestro revela cosas que no son buenas, si Él es un ser de luz, no? ¿Por qué viene con esa insistencia? Porque muchos podemos preguntarnos eso. A veces también la Madre Divina muestra cosas que tienen  relación con ese asunto.

Es porque realmente ellos están haciendo hasta lo imposible con nosotros y con la humanidad para que algunas cosas puedan ser evitadas y no sea necesario que debamos sufrir; porque Dios quiere que no suframos, que nadie sufra.

Pero la humanidad está tomando una determinación. Las naciones, las consciencias, según la Jerarquía Divina, está tomando una determinación, una actitud, una respuesta, para con el Universo, que no es positiva.

Por eso Él decía hoy en la Aparición, también decía, nos hacía recordar que nos llamaba a ese recogimiento, para que nosotros, cuando Él está presente podamos percibir cuál es la urgencia de lo que Él nos llama a vivir, de lo que nos llama a atender como humanidad, como hermanos.

Así que más o menos eso fue lo que sucedió, lo que les puedo compartir.


Madre María Shimani de Montserrat:

Creo que toda la humanidad sabe, ha estado escrito en todos los libros sagrados, lo que está previsto si es que nosotros no cambiamos de actitud. Y algunos podrán sentir: "pero yo estoy aquí, estoy cumpliendo con mi parte, ¿por qué voy a tener que pasar por algunas cosas?"

Nunca hay que arrepentirse de estar con la Jerarquía; porque cuando uno trabaja para Dios, trabaja sin esperar ningún resultado, lo hace por amor. Y bajo ese amor y en esa protección, siempre estará.

Porque nosotros somos representantes de esta humanidad, pero no somos toda la humanidad. Nosotros estamos representando, algunos a este país, pero no somos todo este país.

Pero nunca tenemos que hacer las cosas esperando un retorno, una recompensa o que las cosas sean como nosotros las necesitamos, porque entonces estaríamos trabajando para nosotros y no para Dios. Aquel que trabaja para Dios nada espera, solo poder servirlo y amarlo, y tener la certeza absoluta que está en Su Mano y en Su Corazón.

Entonces, sigamos adelante hasta el último momento, haciendo todo lo que debemos hacer; porque esa paz que vamos a tener en nuestro corazón, solo eso nos lo podrá dar.

Así que sigamos todos adelante, porque los milagros... es el momento de los milagros. Es el momento de que todo pueda acontecer porque todo está permitido. Y uno no sabe cuándo un corazón va a despertar, cuándo algo que suceda va a hacer que una consciencia se de cuenta de que puede hacer mucho más.

Así que nosotros los invitamos a luchar hasta el final, sin bajar los brazos, porque eso es lo que Dios necesita.

Nos vamos a ver mañana, vamos a orar como nos pidió el Señor, con más devoción, más fuego, y vamos a esperar Sus Palabras, ese Amor incalculable y toda esa Luz que Él está derramando aquí, en este lugar, en este Reino de Aurora y en todos nosotros.