APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL NÚCLEO-LUZ SAGRADO CIELO, BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Gracias, hijos Míos, por haber respondido una vez más a Mi llamado.

Yo Soy su Madre, la Madre del Sagrado Cielo de Dios, y hoy les traigo las Bóvedas Celestes, los diferentes Cielos de Dios, para que las almas se puedan unir al Padre a través de la sagrada presencia de los ángeles y de los santos.

Hoy, un rayo del Cielo toca a la Tierra herida para que las vertientes del mal se disuelvan, para que los corazones puedan renacer en la esperanza y en el amor que perdieron, para que los que están desprotegidos puedan estar bajo Mi Manto.

Hoy, queridos hijos, no solo vengo por ustedes, sino también por toda la humanidad. Vengo como la Perpetua Madre de la oración que clama por Sus hijos día y noche ante Dios, principalmente por aquellos que se pierden en estos tiempos.

Con la Luz de los Cielos de Dios, como la Madre del Sagrado Cielo del Padre, vengo a derramar la Luz de Mis Gracias, la Luz de Mis Bienaventuranzas, la Luz de Mi Eterno e Inmaculado Amor, para que los corazones sientan el alivio del Cielo, para que las almas que claman escuchen la respuesta de Dios en su interior.

Hijos Míos, que, en este tiempo final, cada uno de ustedes, como alma buena de Dios, pueda seguir unido a Mí en oración perpetua; así como muchos de ustedes, en este lugar bendecido por el Sagrado Cielo del Padre, dedican su día a día a la adoración del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo para que el equilibrio en la humanidad se pueda mantener, para que el eje de la Tierra se mantenga en su armonía y en su paz, a pesar de las atrocidades de estos tiempos.

Queridos hijos, Yo los invito a elevarse en espíritu a los Sagrados Cielos de Dios; porque recuerden que aquí, en el Reino de los Cielos, que hoy le traigo a cada uno de ustedes, existe una morada que los espera, en donde guardarán eternamente su experiencia de la Tierra, principalmente las experiencias de amor, caridad y misericordia.

Por eso, sigan obrando en el nombre de Mi Hijo. Sigan siendo pacificadores en la Tierra, para que la paz que reina en el universo descienda al planeta y especialmente a los lugares en donde se vive la guerra y el conflicto; porque mientras las naciones y los pueblos estén enfrentados, las puertas del mal permanecerán abiertas y todo sucederá.

Por eso, con un cariño maternal y especial, les agradezco a los valientes corazones que son decididos y disciplinados en la vida interior, en la vida del espíritu, a través del Santísimo Sacramento del Altar que siempre los renovará y los pacificará, que siempre los colocará en el lugar y en el camino correcto.

¡Cuánto desea Mi Corazón que muchas más almas encuentren ese camino seguro en estos tiempos!

¡Cuánto sufre Mi Corazón al ver a las almas perdidas y distraídas!

¿Hasta cuándo la humanidad soportará esta condición inferior?

Dios creó a cada uno de ustedes para que fueran felices y, a través de Mi Amadísimo Hijo, tuvieran vida en abundancia. Por eso, estoy decidida, en cada momento y en cada nuevo paso; e incansable voy detrás de cada uno de Mis hijos, aunque muchos sientan, en este tiempo, que nada acontece y que no hay una solución.

La Eterna Madre silenciosa y orante vigila, a través de Sus Ojos de Amor, a cada uno de los Hijos de Dios, especialmente a aquellos que se han condenado al fuego del infierno, aun estando en vida en esta superficie. Porque en esencia, hijos Míos, todos son Hijos de Dios, todos vienen aquí a redimirse y a reconciliarse con los niveles superiores.

Dios les Ha dado esta escuela para que puedan aprender y crecer interiormente; y Yo, como buena Madre, que los ama y que los guía, les ofrezco Mi Corazón para que puedan tener un lugar en donde sentirse refugiados y amparados de las tribulaciones de estos tiempos.

Pero también les ofrezco Mi servicial Mano para que se tomen fuerte y puedan seguir los pasos que Yo les indico espiritualmente; porque Mi deseo ardiente, queridos hijos, es que el mundo deje de vivir el sufrimiento y viva la paz.

Pero es necesario, hijos Míos, que aun en estos tiempos críticos tengan muy presentes sus elecciones y decisiones, porque la paz vibra en todo el universo y en toda la Creación, y puede estar presente en el corazón de cada hijo Mío.

Por eso, ¿comprenden que es importante una decisión correcta?

Así, nunca les faltará la paz si no descuidan la vida interior, la vida del espíritu. Porque por más que vivan el caos de estos tiempos como humanidad y como planeta, sentirán la fortaleza del Espíritu Santo, el fuego inextinguible del Amor de Mi Hijo que, como una sagrada antorcha de Luz, iluminará los tiempos de oscuridad y de tribulación; para que, a través de sus almas como buenos instrumentos de Dios, otras almas reencuentren el camino hacia la Casa del Padre. Porque ustedes saben, hijos Míos, que día a día muchas almas pierden el camino hacia la Casa de Dios.

Aquí, Yo no les vengo a hablar de algo religioso, vengo a hablarles de algo profundamente espiritual e interno. El mundo y la humanidad necesitan reconocer que están aquí por un Propósito Mayor y por una causa infinita que muchos todavía desconocen.

A pesar de este tiempo de dolor y de angustia en el mundo, Yo vengo a abrirles una vez más la puerta de Mi Corazón Inmaculado para que sientan la presencia de Mi Amor Consolador, pero también vengo a abrirles la puerta de la consciencia y del discernimiento, porque la humanidad ya no puede seguir precipitándose.

Por eso, hijos Míos, primero protéjanse de ustedes mismos para después protegerse del mundo. Unan a sus familias a través de la oración, porque lo necesitarán en este tiempo final. En el Reino de los Cielos está todo lo que ustedes necesitan, aun en este ciclo de intensa purificación.

Yo les enseño a no perder la confianza en Dios.

Yo los invito a confiar en el Amor de Mi Hijo, el Cristo.

Yo los llamo a entregar sus miserias a Mi Corazón Inmaculado.

Porque todo, hijos Míos, tiene una solución para Dios; aun en los aprendizajes dolorosos, todo tiene una causa espiritual y un porqué. Por eso, no cuestionen sus pruebas, sus purificaciones ni sus desiertos.

Anímense abiertamente a atravesar estos tiempos de tribulación con valentía; porque les aseguro, hijos Míos, que sus propias experiencias de vida los ayudarán no solo a fortalecerse, a comprender la vida del espíritu, sino también a ayudar a sus seres queridos y semejantes, porque la puerta de la redención está abierta para todos.

El Padre Celestial, después de muchos años, de muchos esfuerzos, de muchas entregas verdaderas e incondicionales, Ha derramado aquí Su Gracia, una Fuente de rescate y de reparación para las almas sedientas, depositando aquí espiritualmente uno de Sus Sagrados Cielos para que las almas reencuentren el camino hacia el Padre, el sentido de la vida y la razón de vivir en estos tiempos, porque nada es una casualidad, hijos Míos, todo tiene una razón espiritual, y Yo estoy aquí para que lo sepan.

Para comprender la magnitud de esta Gracia, que uno de los Sagrados Cielos de Dios toque con Su Luz silenciosa e imperceptible a este Núcleo-Luz, a este punto de Luz, y a toda esta ciudad y a este país, vengo a pedirles que construyan aquí la Fuente de Cristo, el Supremo Curador, para que las almas se puedan lavar, purificar y beber de la Fuente de las Gracias del Corazón de Cristo.

Esta pequeña Fuente será un manantial de bendición para las almas, como también en el momento de los Sacramentos.

Mi Hijo depositará, a través de Su Fuente, la bendición y la Gracia que las almas necesitan.

El próximo año, Mi Hijo vendrá aquí a bendecir esa Fuente. Tendrán un año para su manifestación.

Porque como ustedes saben, Mis queridos hijos, la sed de las almas es muy grande, pero más grande es la sed que siente Mi Hijo por las almas cuando no consiguen percibir que Su Corazón está repleto de Misericordia y de Amor por ellas, que Su Corazón desborda de tantas Gracias por no poder depositarlas en los corazones sedientos.

Por eso, vengo a pedirles esta simple y humilde Fuente de Cristo, el Supremo Curador, para que las almas encuentren las Leyes de Cura que tanto necesitan.

Confíen, confíen absolutamente en el Amor Mayor que siempre bendecirá a cada uno en cada nuevo paso, en cada nuevo desafío, en cada nueva experiencia de vida.

Esta Sagrada Fuente de Cristo, que por Amor hoy les pido, será dedicada especialmente a los no nacidos; para que la Fuente de las Gracias de Cristo, el Supremo Curador, enmiende los errores del aborto y de la interrupción de la vida de los más pequeños e inocentes, porque alguien, hijos Míos, en los Cielos, debe asumir a esas almas en pena.

Como un gesto de renovación y de Amor Maternal, volveré a consagrar a nuevos Hijos de María.

Se pueden acercar.

Hoy, ustedes serán las flores que ofreceré a Dios, sus almas a los Pies del Altísimo; tan diferentes entre sí, pero unidas en el mismo amor y bajo la misma causa espiritual, el Amor incansable de su Madre Celestial.

Pueden venir aquí Cristiano y Riad de Siria.

Vean, en niños tan pequeños, la fortaleza de grandes espíritus que cruzaron y atravesaron los umbrales de la guerra para encontrar aquí, en Brasil, un espacio y un lugar de amor y de esperanza.

Por eso, bendigo este momento, consagro a estos Mis hijos más pequeños y a todos ustedes que están aquí presentes, ante Mí, para hacer un voto eterno de unión Conmigo, de ser hijos de oración y de Misericordia, almas que se abrirán a servir a Dios, por un solo fin, el de aliviar el sufrimiento del mundo y de las almas que claman por ayuda en todo este planeta.

Su tarea espiritual será orar por los que sufren y por los que están desamparados.

Hijos amados, bajo la autoridad que Mi Hijo Me concedió como Esclava y Sierva del Señor, como Madre de los ángeles y Madre de todas las almas de la Tierra; por los méritos alcanzados durante la Dolorosa Pasión de Jesús y las Siete Agonías de la Madre Celeste; por todas las Gracias que el Padre Me concedió y que hoy deposito sobre todos Mis hijos, los que se consagran y los que están aquí, Yo los bendigo y los consagro como Mis hijos, Hijos de María, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hijos, les agradezco una vez más por su respuesta.

Sigan adelante, afirmados en la fe, confiados en la esperanza, sostenidos por Mi Amor.

Les agradezco.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar todos juntos “Tierra de María” para celebrar este momento de consagración.

¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!

En este encuentro, Te honramos, Señora.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL QUINTO DÍA DE INSTRUCCIÓN, DURANTE LA SEMANA SANTA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Reverenciamos la Presencia de Jesús, el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús.

Él nos muestra, en el centro de Su Pecho, Su Corazón Misericordioso como una gran custodia de luz que irradia rayos hacia varias direcciones.

Él, con Sus Brazos y Manos abiertas, nos ofrece el centro de Su Ser para que podamos entrar en Él y Él en nosotros.

Detrás de Él vemos una casa muy humilde y simple, de piedra y de paja, con pequeñas ventanas y una puerta de madera muy simple y humilde.

Para aquellos que nunca lo han visto, dice Jesús, este es el Cenáculo y hoy los invito a entrar, a toda la humanidad, en el nombre del Santo Padre, el Papa Francisco, de los líderes religiosos, de todos los creyentes en el Sagrado Corazón de Jesús.

La puerta de esa casa se abre para que podamos entrar en consciencia y espíritu, en alma y en divinidad.

Primero entra Jesús para que nosotros podamos entrar; vemos su larga túnica y sus pies descalzos sosteniendo sobre Su Pecho el Santo Cáliz.

En esa casa simple vemos luces muy suaves y tenues en las paredes, creando un ambiente de religiosidad y de comunión; en esa casa hay otros invitados que no son los apóstoles, porque ellos ya vivieron esa experiencia, sino son otros Maestros, los Maestros de los Himalayas.

Ellos están allí presentes aguardándonos, para que nos sentemos en el suelo de tierra, que es protegido por una gran alfombra que en su centro tiene representada la Última Cena.

Nos descalzamos y nos despojamos para que entremos en esta comunión eterna.

El Maestro se muestra solemne, amoroso y cariñoso con cada uno de los suyos.

Él toca nuestras cabezas y acaricia nuestros rostros, y nuestras almas se rinden a Sus Pies.

Y a través de Cristo sentimos al Padre Celestial que, como una gran Luz, encandila el techo de esa sala, así como a cada uno de nosotros y de los presentes.

La puerta de la casa se cerró y vemos allí presente a Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, que es rodeada por un gran manto de color rosa, y que se arrodilla un poco más lejos, en el interior de la sala.

Todos se miran con expectativa porque sienten, en el corazón de los Maestros de los Himalayas, la alegría de esta renovación y comunión con Cristo.

María, Nuestra Madre, reza en silencio por nosotros y por el planeta.

Nos dejamos llevar por este momento de comunión para que sea nuestra alma la que participe de este encuentro y así participe todo nuestro ser.

Y ahora todos sentados entre los Maestros y el gran Maestro que acaba de sentarse para compartir este encuentro, vemos como su rostro brilla y sus ojos son como el cielo; mantiene un semblante suave y cariñoso.

Todos los Maestros colocan sus manos en señal de recepción mientras aguardan, en silencio, que el Maestro comience a pronunciar Sus Palabras, en esta cena de renovación y de esperanza.

En el centro de esa reunión vemos a nuestro planeta. El Maestro lo contempla con amor, al igual que los demás Maestros que fueron invitados para participar de ese encuentro.

Por debajo de ese planeta, que es nuestra casa, vemos encenderse una estrella dorada de seis puntas y otra estrella igual por encima del planeta.

El planeta es envuelto por esa poderosa Luz dorada que desciende en el centro de esa sala directamente de la Fuente y grandes manchas oscuras que rodean al planeta son disueltas, mientras su aura es envuelta por una energía verde de Luz que ingresa en las entrañas de nuestra Tierra, en los océanos y continentes.

Quiero que sepan, dice el Maestro y Él eleva su mano derecha señalando el cielo, mientras habla para cada uno de nosotros, que esta es una de las últimas cenas espirituales que celebro con ustedes, porque el tiempo de las Escrituras se cumplirá y Yo no estaré aquí para hablarles, será el Espíritu Santo el que podrá obrar a través de ustedes, cuando lo sepan reconocer y contactar.

Esta es la hora, compañeros, de que sus talentos emerjan a la Luz y a la consciencia porque así podrán dar la vida por Mí, como Yo di la vida por cada uno de ustedes hasta el fin de los tiempos.

Reconozcan entonces, amados Míos, que son parte de una historia que aún no terminó de escribirse.

Por esa razón hoy los he traído aquí, al Cenáculo espiritual de Mi Corazón, pobre, verdadero y humilde para que se puedan servir de él.

Afuera de la casa, en donde nos encontramos participando de este momento importante con Jesús, hay muchas, pero muchas almas presentes, que no pudieron entrar, pero que Nuestra Madre, la Santísima Virgen, las trajo hasta allí para que pudieran participar de este momento.

Y dice Jesús: Mi morada es muy humilde y simple, pero Mi Corazón es muy grande para poder recibirlos a todos.

En este jueves Santo, en el que cada uno de ustedes tiene la oportunidad de participar nuevamente en este ministerio que Yo impartiré, con Amor al mundo, por todos los que aún deberán despertar y reconocer la Palabra de Cristo.

Esta es la Casa de Mi Padre, dichosos los que se encuentran dentro de ella para reconocer su compromiso con la Creación y con las Leyes Universales.

Reunidos en esta casa, volveré a lavar los pies, pero ahora lavaré los pies de los Maestros, mientras ustedes se lavarán los pies.

Los invito a dirigirse al lugar donde lavarán sus pies, mientras Yo lavaré los pies de los Maestros.

A cada uno de los que Mi Madre escogió hoy para lavarles los pies, le entregué un don y un talento antes de que nacieran para que, ahora y en este tiempo, estuvieran al servicio de Mi Corazón y de Mi Obra redentora.

Timóteo, tú tienes el don de unir fronteras, para que ya no existan barreras entre los pueblos y las naciones. Tú tienes que abrir los caminos para que Yo pueda ingresar en donde más se necesita Mi Palabra.

Iajodarah, tú tienes el don de la música, de poder traer del Universo hacia la Tierra las vibraciones sutiles y las melodías de Dios que tus manos pueden comunicar a través de los instrumentos que tocas, con la fuerza que te da la devoción a Mi Sagrado Corazón.

Valentina, tú tienes el don de la solidaridad, de vivir la incondicionalidad por el otro, de reconocer la dificultad del semejante y de aliviar los sufrimientos de los que padecen por soledad, abandono y discriminación.

Ceferino, tú tienes el don de llevar Mi Mensaje al mundo y de iluminar Mis altares, para que la Presencia de Mi Espíritu se pueda reflejar en todo lo que es ofrecido, de tiempo en tiempo. Tú tienes la misión de reflejar, en las imágenes, el espíritu de lo sagrado.

Camilo, tú tienes el don de la perseverancia del peregrino, que nunca se cansa de caminar hasta poder encontrar a su Maestro. Has llegado a Mi encuentro y te prepararé, a partir de este día, para que Me sirvas en la consagración cuando Yo te lo indique. El que persevera nunca muere. El que persevera nunca desiste, porque su fuerza está en la oración y en la confianza que le da Dios. Por eso, estás aquí.

Samaria, tú tienes el don de la comunicación, de abrazar los proyectos de Mi Padre y de llevarlos a la realidad, así como Yo lo necesito. Tú tienes el don de comunicar Mi Palabra a diferentes partes del mundo, a través de las lenguas de cada pueblo de esta Tierra. No es la primera vez que haces esto para Mí. Esto es la continuidad de algo que no terminó, por eso tu vida debe ser para Mí.

Los próximos seis que ahora serán sacramentados.

Fray Luciano, tú tienes el don del servicio incondicional, de llevar alivio a donde hay mayor sufrimiento, de llevar amor a donde hay mayor agonía, de llevar esperanza a donde hay mayor desesperación; para que la humanidad comprenda finalmente que, a través de la donación de sí y del servicio por el semejante, los seres humanos aprenderán a amarse los unos a los otros, verdaderamente.

Madre María del Salvador, tú tienes el don de la unidad, una unidad que lleva al entendimiento y a la comprensión del semejante. El don de la unidad para poder colocarse en el sufrimiento del otro y de ayudar a resolverlo. Una unidad que comprende, que es paciente y perseverante, que emana compasión.

Fray Ariel, tú tienes el don de la constancia, de aquel que no se deja vencer a sí mismo, de aquel que reconoce todos los días las Llagas del Señor, por amor a la humanidad. El espíritu de la constancia es un espíritu incesante que nunca cambia, que siempre mantiene su propósito a través de la fe.

Madre María Shimani, tú tienes un don importante que te entregué. Es el don del discernimiento invadido por el espíritu sagrado de la Sabiduría, para cumplir siempre la perspectiva de Mi Propósito en la humanidad. Tú también tienes un don especial que Mi Santa Madre te ha entregado, que es el amor y el entendimiento de aquel que no consigue transformarse, de aquel que tiene dificultades, y ese amor y ese entendimiento lo transforma, lo redime y lo lleva a la Verdad.

Mi hija Amerisa tiene el don de la belleza y de la cura, de aprender a soportar al semejante y de darles oportunidades a todos para que, a través del servicio de los altares, puedan expresar su devoción a Mi Corazón. Tú eres un puente para cada uno de ellos, por eso te he colocado en esa misión. También tienes el don de la cura, que te permite sentir el sufrimiento del semejante para aliviar las Llagas de tu Señor en aquel que sufre. Y eso Yo lo vi, en estos tiempos, a través de tu madre, la que ahora, después de su agonía, ya está Conmigo en el Cielo. Has aprendido la lección de amor que te quise enseñar, para que vivas algún día un amor más grande que el que Yo viví por ti. Estás en el camino de ese propósito.

Mi hija Romina, ya sabes lo que eres para Mí. Pero ahora llegó el momento de vivir lo que tanto has buscado, de vivir todo lo que Me has cantado, de cumplir lo que tanto deseo, sin miedo a nada, por tu nación y por tu pueblo.

Llegó el momento de la consagración del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, en el que cada uno de nosotros, dentro de la Casa del Cenáculo de Nuestro Señor, tendrá la Gracia espiritual e interna de recibir los impulsos, los mismos impulsos que Cristo dejó plasmados en el planeta y en la humanidad, a través del sacrificio de Su Última Cena, por medio de la Comunión.

Vemos a Nuestro Señor, Cristo, después de haber lavado los pies de los Maestros y después de habernos lavado los pies entre nosotros, cumpliendo así con Sus pedidos.

Mantenemos nuestra consciencia y concentración en ese lugar de la humilde Casa del Cenáculo, en donde Cristo nos invitó a entrar a cada uno de nosotros.

Mi Corazón siente este momento, porque es una de las últimas Comuniones espirituales que entregaré al mundo en este día, en el que Mi Vida es vida en ustedes y ustedes son vida en Mí.

Ahora que están limpios y preparados para recibirme, infundo en este momento, lo mismo que infundí en los Apóstoles, para que en este momento el legado espiritual que dejé para el mundo, por medio de la Eucaristía y de la Sangre de Cristo, descienda como Gracia y como Luz en la humanidad.

Elevo el pan y se lo ofrezco a Dios, así como sus almas pueden ser ofrecidas a Dios en este momento. Para que este pan sea transubstanciado, le pido al Todopoderoso que, por los méritos de Mi dolorosa Pasión, conceda al mundo la Gracia que necesita en este tiempo, para aprender a vivir en el Amor absoluto de Dios.

Por eso, luego de partir el pan, se los entrego, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Vuelvo a elevar el Cáliz de la redención de la humanidad, para que el vino sea transubstanciado en la Sangre de Cristo. Por eso, se los vuelvo a decir y les vuelvo a ofrecer este cáliz, porque es Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que es derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Dichosos sean los que se sirven de este Sacramento espiritual, porque sus vidas no perecerán.

Padre Nuestro (en español).

Padre Nuestro (en inglés).

Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra.

En este día, todo ha sido consumado, conforme el Padre Celestial lo necesitaba y, de esto que fue consumado, todos fueron partícipes, bajo la renovación que les trae el Sacramento de la Eucaristía para cada una de sus almas, hasta que se concrete el Nuevo Tiempo.

Y la Casa del Cenáculo desaparece de nuestra consciencia, mientras el Maestro está aquí, con nosotros, entregando los méritos de Su Corazón a la humanidad, para que reafirmemos nuestro compromiso en Cristo y por Cristo.

Nuestra Madre Divina también nos bendice, y ahora se encuentra al lado de Su Hijo.

Ahora todos los sacerdotes se congregarán en este escenario y vamos a entonar, a pedido de Cristo, “Hijo Supremo”, como consumación de esta tarea.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Canción: "Hijo Supremo".

¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!

En este encuentro te honramos, Señor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN MANAOS, AMAZONAS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Son tiempos de necesidades espirituales, pero también materiales. 

Son tiempos en los que solo la apertura de corazón y la disposición permitirán traer cura y redención a las almas. 

Por eso, este es el tiempo de abrazar las necesidades de los que sufren, como también de acoger a aquel que nunca fue amado.

Este es el momento de expresar lo que cada corazón tiene guardado, para despertar el bien, la paz y la solidaridad. 

Quiero decirles, en ese sentido, que así como las estaciones cambian, también cambian las necesidades de las almas.

Por eso, Yo los llevo y los coloco, a través de las peregrinaciones, para atender a todas las necesidades, principalmente las que requieren del amor mayor y del perdón. 

Por ese motivo, en estos últimos años, la experiencia con los Sacramentos representó la posibilidad de que todos aprendieran a servirse del Amor Crístico, para saber compartirlo y donarlo así como Yo les dono Mi Corazón como un refugio seguro.

Con esto, quiero decirles que solo en las peregrinaciones, a partir de este próximo encuentro de oración por la Amazonia, los peregrinos serán acogidos y según sus necesidades, se aproximarán a alguno de los Sacramentos para poder recibirlo. 

Para eso, a partir del próximo mes, el día 4 será suprimido y los días 5 y 6, durante el transcurso de la Maratón de la mañana, se ofrecerán Sacramentos para aquellos que los necesiten.

De esa forma, se colocarán de dos a tres confesionarios, dos espacios para el Sacramento del Bautismo como también para el Lavapiés y un espacio para el Sacramento de la Unción y de la Unción de los enfermos. 

De esa forma, mientras transcurre el ejercicio de la Maratón se atenderán las necesidades espirituales de las almas y, al mismo tiempo, las almas recibirán las Gracias que necesitan.

¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón! 

Los bendice, 

Su Maestro y Señor, Cristo Jesús   

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 1, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Es una alegría encontrar a aquellos que persisten. Por eso hoy he venido a sacramentarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Es una alegría encontrar a los que adoran a Mi Corazón y que buscan a través de este camino fortalecer su alianza Conmigo, para que se difunda Mi Paz en el mundo.

Hoy estoy con San Rafael y San Gabriel Arcángel. Han venido a dar comienzo a esta ceremonia. Son los portavoces de la Fuente Primordial, los que traen la cura y la redención para la humanidad.

Necesito que con esto comprendan, compañeros, que sus consciencias hoy dieron un paso por la humanidad. Y Dios viene a su encuentro en Su Gloria, con todos Sus ángeles y santos, para proclamar el triunfo de Mi Sagrado Corazón.

Así como estuve a las puertas de Jerusalén hace más de 2000 años atrás, hoy estoy a las puertas de sus corazones, para proclamar ¡aleluya!, glorioso es el Padre que está en los Cielos, benditos son aquellos que vienen al encuentro del Señor para despertar su fe, su amor y su confianza en el Primogénito, Aquel que nació de la poderosa Fuente del Amor.

Hoy entonan los coros, en esta parte de la Tierra, el descenso de Mi Consciencia sacerdotal para que en la otra parte del mundo las tinieblas sucumban, así como fue hace 2000 años atrás.

Crean que esto está sucediendo hoy. No podré evitar que nadie muera, pero sí podré conceder en este tiempo de caos, la Gloria de Mi Reino.

Benditos sean los que vienen al encuentro del Señor y abren sus corazones para ser liberados de las amarras y despertar sus compromisos con Aquél que vendrá en Gloria en Su Retorno, y que será visto entre las nubes encendiendo los Espejos del Amor para que el mal desaparezca del planeta.

Alabados sean los que hoy están aquí, en nombre del Señor, en servicio incondicional y en amor permanente para que el mundo, que está herido, sea curado por sus oraciones y entregas.

Benditos sean los que hoy se consagrarán como Adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico, porque serán los primeros y también los últimos que abrirán las puertas para que muchos más ingresen al Sagrado Templo de Mi Corazón.

Hoy los espíritus impuros, que vagan por el mundo, están siendo paralizados.

¡Bendito es el Reino del Señor!

Nadie puede resistirse a Él, porque es muy grande Su Misericordia.

Enciendan ahora las llamas de sus corazones. Enciendan sus espíritus ante la Presencia del Hijo de Dios. Su Sagrado Corazón penetra las entrañas más profundas de sus seres, para que así se establezca la Comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Coloquen sus manos en señal de recepción, para que Mis Gracias puedan ser derramadas y sus corazones se liberen de cualquier agonía.

Benditos sean los que lloran ante la Presencia del Señor, porque ellos serán consolados y recibirán de Su Padre Celestial la bendición universal, Su sacratísima Llama de Amor y todo el poder de Su Gracia.

Benditos sean los humildes que vienen a ver al Señor, porque no esperan nada para sí, solo honrar y adorar a la segunda Persona de Dios, a través de Su amadísimo Hijo.

Hoy espiritualmente, compañeros, vengo a lavar sus pies, para que estén purificados, limpios y puros para esta Sagrada Semana. Crean que lo estoy haciendo en este momento, junto con todos los ángeles del Cielo, que también lavan sus pies para revelarle al mundo la santísima Humildad de Dios.

Benditos sean los que vienen al encuentro del Señor. Las puertas del mal sean cerradas, para que descienda el Universo Celestial sobre todas las criaturas que lo invocan y lo claman en la perfecta sinceridad de sus corazones.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

En este momento, el Señor está mostrando a los bienaventurados, a los santos y a los evolucionados, y un gran cielo celeste de Luz está sobre nuestros seres.

Jesús está abriendo de nuevo un Libro y lo está leyendo. Las palabras escritas en ese Libro son de oro y Él las contempla en un profundo silencio. Las hojas que Él va pasando se iluminan, así como se ilumina Su Corazón, como un gran sol. Alrededor de Su Corazón aparecen puntos de Luz, que forman círculos entre sí y rodean a Su Sagrado Corazón. Él me dijo que esos puntos son almas glorificadas, que se encuentran presentes en la Tierra y que han venido en este fin de tiempo, de otros universos y de otras escuelas, a cumplir su compromiso final y a sellar su alianza con el Primogénito.

El Libro desapareció. Ahora, Él está extendiendo Sus Brazos en forma de cruz. Él dice: “Yo Soy el Redentor. Todos los que vienen a Mi Corazón no se perderán, porque Mi Corazón es un refugio para la vida eterna”.

Ahora San Gabriel Arcángel y San Rafael Arcángel tienen cálices entre sus manos. El Sagrado Corazón de Jesús está derramando Sangre sobre ellos. Esa Sangre se vierte sobre los cálices. Son cálices dorados y grandes del Universo Celestial. Los Padres Creadores se arrodillaron para recoger esa Sangre que vierte el Corazón de Jesús.

Y el Señor sigue extendiendo Sus Brazos en señal de cruz, como aquellos que se consagran a la vida, a toda la vida consagrada, como todos los que se consagran a Él.

Por encima de Nuestro Señor está la paloma del Espíritu Santo, como un Ave de Fuego que emana doce rayos a través de sus alas, sobre diferentes puntos de la Tierra.

Jesús está llorando, con Sus Ojos cerrados. Debajo de los cálices de los Arcángeles aparece una imagen del planeta. Y debajo del planeta, cuatro ángeles querubines que sustentan a nuestro mundo.

Postrados:

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.

Amén.
(tres veces)

 

Lleven Mi Sangre al mundo para que nadie más la derrame y no sean sacrificados los seres de esta Tierra por el falso poder ni por la soberbia humana.

Vengo aquí a darles Mi alegría y también Mi confianza. Y en esa confianza se encuentra Mi dolor, el que muy pocos aceptan por ser un dolor muy grande, que espiritualmente aspiro a compartir con los Míos hasta los últimos días de la Tierra.

Esta es la Sangre que vengo a verter sobre el mundo. Esta es la alianza que entrego a Mis seguidores. Este es el mayor Sacramento de reconciliación con Dios.

Ahora, que están purificados, podrán ingresar al Portal de Mi Paz y de toda Mi Gloria, en donde les revelaré Quién Soy en esencia, por qué ahora estoy retornando al mundo y he escogido esta casa para comenzar a hacerlo, para abrir las puertas al Retorno de Su glorioso Rey.

Cuando oran y cantan de corazón, sin expectativa alguna, sin buscar nada para sí, Mi Corazón, que es humano y divino, es aliviado por todos aquellos que con fervor proclaman su fe en Mi Consciencia. Esto Me trae la esperanza de volver a visitarlos, a ustedes y a sus hermanos, para que el mundo Me escuche y sepa que en verdad estoy aquí, en esta parte del mundo y con esta parte de la humanidad, para poder ingresar en el corazón de los Míos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Los Arcángeles Gabriel y Rafael se elevaron. Acaban de elevarse al Cielo, llevando los cálices entre Sus manos.

 

Mi Sangre derramada hoy sobre los cálices es el ofertorio de sus almas para que descienda aún más Mi Divina e Insondable Misericordia, para que descienda la piedad en donde no existe la paz y en donde reina el sufrimiento, en estos tiempos finales.

En este primer día, los invito a ser parte de Mi Obra planetaria. Fueron escogidos para llevar Mi Mensaje al mundo. Ustedes son almas muy diferentes, pero en esencia son iguales, en los grados de amor. De estos grados de amor Yo Me sirvo para que, después de esta Sagrada Semana, definitivamente, Mi Sagrado e Insondable Corazón con todos Sus ángeles ingrese a Asia.

Benditos sean los que creen en la Palabra del Señor, porque en el próximo mundo tendrán sabiduría eterna.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Acaba de llegar San Miguel Arcángel, que está por encima de nuestro Señor. En Su mano derecha lleva una lanza; en Su mano izquierda lleva un escudo de plata y es semejante al ser humano.

Jesús dice:

 

Él vino a anunciar Su victoria sobre las tinieblas de la Tierra, porque hoy se han salvado en el mundo 130.000 almas que estaban perdidas y que comenzarán su camino de redención, para encontrarme algún día, así como ustedes Me encontraron y Yo los encontré a ustedes, en lo más íntimo de sus corazones.

Alabemos a Dios por Su infinita Misericordia.

Bendigamos este altar, para que cada espacio sea digno de recibir Mi Gracia. Que así sea.

Por último, quiero agradecer a sus corazones y sobre todo a sus almas por seguirme, a pesar de lo que suceda. Porque quien en verdad cree en Mí no perecerá; Yo triunfaré en su vida y más allá de ella.

Unámonos ahora a Adonai, invocando Su Misericordia por un mundo herido.

 

Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.

 

Recuerden que aquí Yo siempre les dejo, a través de la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, el símbolo de su salvación, de su redención y sobre todo, de su paz.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Él está imponiendo Sus Manos sobre estos elementos y está orando en arameo.

 

Y ahora llegó el momento, compañeros, de los que formarán parte de esta congregación de amor, que intenta todos los días aprender a vivir en Mi Gracia y en Mi transparencia celestial.

He escogido una canción que todos Me cantan muy bien, la cual aprecio porque Mi Padre la aprecia por la inocencia que las almas pueden encontrar cuando la cantan. Este será el cántico de los Adoradores para que también a través de ellos se proclame el Reino de Dios.

Escucharé con Mis Oídos internos la pronunciación de estas palabras, grabadas en ese cántico, para que así los Adoradores reciban, en este día, Mi bendición, para que muchos  otros más, también la reciban en el futuro.

 

Canción: “Tú eres el Rey”.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Queríamos compartir con todos, que esta bendición especial que Cristo hizo para estos hermanos, es porque a partir del día de hoy, ellos forman parte de una nueva rama de la Orden Gracia Misericordia, que son los Adoradores, una tarea que tienen todas estas almas, de adorar al Cuerpo Eucarístico de Cristo, y nosotros, como Orden, les damos la bienvenida. Porque sabemos que ustedes van a ser un gran sustento para todos nosotros, no solamente para los consagrados de la Orden, aquellos que se consagran monásticamente, sino para todo el planeta.

Estos hermanos han hecho una tarea durante meses, en los que se fueron confirmando día tras día, como adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo. Han ido trabajando intensamente y consiguieron algunas metas. Entre ellas, la de adorar internamente a Cristo, y tener una frecuencia permanente en la tarea de adorar al Santísimo. En estos últimos seis meses, ellos se confirmaron ante nuestro Señor y dieron su “sí” para asumir formalmente una tarea dentro de la Orden como “Adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo”.

Así, todos aquellos que sientan en su corazón, el poder realizar esta tarea y asumir formalmente frente a Dios y frente al mundo, la tarea de adoración, pueden solicitar también hacer su aprendizaje y cuando se sientan preparados, seguros de que van a poder sustentar ese compromiso, nosotros estaremos muy felices de darles la bienvenida en nuestra Orden.

 

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 34 ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Mi Silencio no es por ustedes, sino por el mundo que no quiere escuchar.

El silencio habla de la Voluntad de Dios y de su destino, de una decisión celestial para este mundo y para los que persisten en la fe.

No quiero que intenten saber lo que he revelado hasta este momento. Es suficiente para ustedes, compañeros, que Yo esté presente para derramarles Mi Gracia y Mi Piedad.

Recemos para que los Planes de Dios se cumplan hasta el último momento. Eso es lo que necesito en este momento, lo que he recibido de sus corazones a través de este encuentro de oración Conmigo.

Reciban Mi Paz y Mi Misericordia. Eso es lo que los hará libres para poder llegar a Dios.

Quien lava sus pies reconoce que aún debe ser purificado por Mi Luz. Y después de su purificación, encontrar la calma en su vida para poder vivir en la paz.

Santifico esta agua creada por Mi Padre, porque de Mi Padre proviene y a Mi Padre volverá, sanando todas las heridas de las consciencias.

 

Padre Santo, lava y purifica a Tus hijos con el agua que has creado a imagen y semejanza de todos los elementos de la Tierra.

Que a través del lavado de los pies, las almas se consagren a Tu Corazón y los ángeles derramen sus Rayos de Misericordia en cada gota que es vertida sobre los pies de Tus hijos.

Que ellos vivifiquen su redención y que encuentren en este tiempo la alianza definitiva Contigo, hasta que Yo retorne al mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Y hoy vuelvo a entregar para ustedes el símbolo perfecto de Mi Amor por todas las esencias creadas a imagen y semejanza de Mi Padre.

Hoy vengo a verter, especialmente sobre ustedes, los códigos divinos de Mi Sangre; Sangre derramada por el mundo y la humanidad, y por cada ser de este planeta.

Reciban esta Gracia y vívanme hasta que Yo retorne.

 

Padre Nuestro...
 

Me elevo hoy al Cielo, al corazón de este Universo, contemplando sus oraciones.

Espero que mañana ya tengan más luz y devoción, más esperanza y renovación, por todos los que no Me escuchan.

¡Les agradezco!

Bajo la bendición de todo el Universo, los absuelvo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y hoy cantarán el Pater Noster (Padre Nuestro), para glorificar a Mi Padre, porque Él Me ha enviado entre ustedes y en ustedes, para poder llegar a los demás.

Sean chispas de luz en estos tiempos, para que las tinieblas no oscurezcan el mundo.

Sean consciencias verdaderas que espejan la paz y el amor al mundo.

Recuerden al Arcángel Miguel, su Padre fiel y compañero durante las batallas. Que Su Espada de Luz los encomiende a Dios y Su reinado descienda sobre aquellos que lo invocan en honor a Dios y a Su Trono celestial.

Paz para el mundo y redención para los que no escuchan, pues éstos, que serán los últimos, abrirán los ojos muy tarde.

 

Canción: Confiemos todo al Señor...

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Hermanos, es una alegría haber compartido este día con ustedes, y como dijo Cristo, mañana estaremos con más devoción, con más fe, elevando nuestras oraciones al Cielo por ese propósito del Maestro.

Queremos compartir con ustedes, antes de cerrar, un breve relato de lo que pasó durante la Aparición de hoy, porque muchos de ustedes quisieran preguntar qué fue lo que sucedió.

Hoy, el Maestro cuando llegó de una forma bastante especial e inusitada, reveló un secreto.

A veces, como también lo hace María cuando viene, nos visita y nos muestra algunas cosas de las que deberíamos tener consciencia para poder ayudar a cambiar.

Pero como son algunas cosas de las que nosotros no podemos tener consciencia porque son un secreto, Él usó esta Aparición, por decirlo de alguna forma, para hacernos un llamado de atención sobre algo que el Universo está sabiendo que podría suceder.

Como los Mensajeros Divinos a veces hacen, nos advierten, nos llaman la atención, nos informan de que nosotros tenemos que seguir un cierto camino para que algunas cosas no sucedan.

Entonces, durante toda la Aparición de hoy, el Maestro durante el mayor tiempo posible, mostró muchas cosas, infinitas, tantas, que muchas no quedan grabadas en nuestra consciencia  pero que Él fue dejando impresas con Su Presencia, con Su Energía.

Los ángeles que acompañaron al Maestro lo apoyaron y ayudaron a hacer esa revelación, que duró bastante tiempo. Y después, lo que Él hizo fue dirigir esas palabras hacia nosotros.

Y algo que sí puedo decir de todo ese secreto, que Él permitió y autorizó, fue: ¿Qué es lo que sucede, por ejemplo, cuando una consciencia no quiere dar el paso? Cómo eso repercute, por ejemplo, no solo en la vida de una consciencia, y de todas las vidas que están por detrás de esa consciencia, como decía hoy la Madre María Shimani al principio, sino también, por ejemplo, en una nación. Y cómo eso, nuestra consciencia, en nuestra vida diaria, no está encarnado.

Era algo así que Él nos intentaba explicar. Cómo ese llamado que hace la Jerarquía es tan importante y tan determinante para que algunas cosas puedan cambiar a tiempo, muchas cosas de  la humanidad se puedan salvaguardar por intervención de la Jerarquía, y muchas otras se pueden evitar.

Y Él sabe que la respuesta de la humanidad, de la mayoría, no es suficiente. Ese era el pesar hoy de Cristo, en la Aparición.

Algo que tal vez uno podría preguntarse es: ¿Pero por qué el Maestro revela cosas que no son buenas, si Él es un ser de luz, no? ¿Por qué viene con esa insistencia? Porque muchos podemos preguntarnos eso. A veces también la Madre Divina muestra cosas que tienen  relación con ese asunto.

Es porque realmente ellos están haciendo hasta lo imposible con nosotros y con la humanidad para que algunas cosas puedan ser evitadas y no sea necesario que debamos sufrir; porque Dios quiere que no suframos, que nadie sufra.

Pero la humanidad está tomando una determinación. Las naciones, las consciencias, según la Jerarquía Divina, está tomando una determinación, una actitud, una respuesta, para con el Universo, que no es positiva.

Por eso Él decía hoy en la Aparición, también decía, nos hacía recordar que nos llamaba a ese recogimiento, para que nosotros, cuando Él está presente podamos percibir cuál es la urgencia de lo que Él nos llama a vivir, de lo que nos llama a atender como humanidad, como hermanos.

Así que más o menos eso fue lo que sucedió, lo que les puedo compartir.


Madre María Shimani de Montserrat:

Creo que toda la humanidad sabe, ha estado escrito en todos los libros sagrados, lo que está previsto si es que nosotros no cambiamos de actitud. Y algunos podrán sentir: "pero yo estoy aquí, estoy cumpliendo con mi parte, ¿por qué voy a tener que pasar por algunas cosas?"

Nunca hay que arrepentirse de estar con la Jerarquía; porque cuando uno trabaja para Dios, trabaja sin esperar ningún resultado, lo hace por amor. Y bajo ese amor y en esa protección, siempre estará.

Porque nosotros somos representantes de esta humanidad, pero no somos toda la humanidad. Nosotros estamos representando, algunos a este país, pero no somos todo este país.

Pero nunca tenemos que hacer las cosas esperando un retorno, una recompensa o que las cosas sean como nosotros las necesitamos, porque entonces estaríamos trabajando para nosotros y no para Dios. Aquel que trabaja para Dios nada espera, solo poder servirlo y amarlo, y tener la certeza absoluta que está en Su Mano y en Su Corazón.

Entonces, sigamos adelante hasta el último momento, haciendo todo lo que debemos hacer; porque esa paz que vamos a tener en nuestro corazón, solo eso nos lo podrá dar.

Así que sigamos todos adelante, porque los milagros... es el momento de los milagros. Es el momento de que todo pueda acontecer porque todo está permitido. Y uno no sabe cuándo un corazón va a despertar, cuándo algo que suceda va a hacer que una consciencia se de cuenta de que puede hacer mucho más.

Así que nosotros los invitamos a luchar hasta el final, sin bajar los brazos, porque eso es lo que Dios necesita.

Nos vamos a ver mañana, vamos a orar como nos pidió el Señor, con más devoción, más fuego, y vamos a esperar Sus Palabras, ese Amor incalculable y toda esa Luz que Él está derramando aquí, en este lugar, en este Reino de Aurora y en todos nosotros.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN, DURANTE LA 19.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Mi primo Juan los bautizó con agua, pero Yo los bautizo con el Espíritu de Dios.

Dichosos aquellos que se congregan para recordar Mi pasaje por la Tierra.

Hoy vengo en la santa compañía de Isabel, de Juan y de vuestra Madre María, congregados por el Amor de Dios, participantes de este encuentro infinito entre las almas y el Cielo, entre los corazones y Dios.

Dichosos aquellos que se animaron a ser bautizados, como aquellos que pidieron lavar sus pies para borrar el pasado y el dolor de sus vidas.

De esa forma, Mis compañeros, no vengo a instituir una nueva Iglesia, sino a renovar los Sacramentos de una forma simple y pura, así como Yo les enseñé a los apóstoles en el pasado.

Los Sacramentos servirán de salvación para las almas, pero también la oración servirá para vuestra conversión.

Ante Mi Corazón Eucarístico, contemplen Mi Faz gloriosa, misericordiosa y redentora, la cual traigo desde el universo para todos.

Isabel los acompaña en el espíritu del Amor. Juan los acompaña en la consagración de vuestros corazones. Mi Madre los congrega para que se unan a Mí, porque en este lugar, Mi Madre Santísima instituyó la Adoración, un compromiso que es parte de todos para que esta humanidad y esta ciudad puedan ser liberadas por Mi Misericordia y no por Mi Justicia.

Mientras ustedes hoy son conscientes, gran parte de la humanidad duerme en la ilusión porque muchos pierden la fe por no encontrarme en los antiguos sacerdotes. Pero Yo estoy presente en los Sacramentos, que son la Fuente de Vida y de renovación para todos. 

En cada Sacramento encuentran una llave para acceder a Mi Corazón, porque Mis Rayos permean cada uno de los Sacramentos. Yo les proporciono la renovación y la cura, la trasmutación y la liberación de vuestras vidas.

Por eso, cada vez que pidan un nuevo Sacramento, mediten por un solo instante en lo que recibirán, porque es algo sagrado y bendito que Yo les ofrezco a los Míos.

Por eso, celebren y alégrense cuando cada nuevo hermano sea bautizado y bendecido por los Sacramentos de Dios, porque él lo estará recibiendo en nombre de toda la humanidad.

Vuestros corazones y esencias son únicas ante los Ojos de Dios. 

Mis compañeros, en el Cielo y en el universo no existe la separación entre las almas. Yo los vengo a unir en este tiempo. Vengo a unirlos a través del Amor y de la Verdad, porque el enemigo se ha encargado, en estos momentos, de apartar de Mis caminos a los buenos corazones que deben alcanzar la redención.

Hoy piensen en Santa Isabel y en San Juan, el Bautista, dos grandes Misioneros del Universo Celestial, guardianes de los santos Sacramentos de Dios desde el momento de Mi Ascensión a los Cielos.

Por eso, compañeros Míos, que vuestra sed por buscarme nunca se acabe. No solamente estoy presente en los Sacramentos, sino también en los corazones que buscan la unidad con Dios todo el tiempo. También estoy entre los pequeños, entre aquellos que claman por la redención y por la paz.

Este mundo debe liberarse, amigos Míos, y a través de vuestra consagración sincera eso sucederá.

También estoy presente en estos tiempos, en las pruebas que cada hijo Mío vive, porque a través del sufrimiento y de las pruebas Yo los vengo a fortalecer en el amor al sacrificio, a la entrega, a la liberación. 

Les dejo en esta tarde de Misericordia Mis Gracias, en la Presencia Santísima de María, de Juan y de Santa Isabel, que han sido congregados en este universo, en este espacio y en este lugar, para que vuestros corazones resplandezcan en la fusión perfecta con el Espíritu de Dios.

Sigan orando todos los días. No se cansen de pedir por Misericordia. Recuerden que lo estarán haciendo por aquellos que no oran ni aman a Dios. Por eso, Yo los necesito en este tiempo, firmes y dispuestos.

Vendré a vuestro encuentro cuando ustedes Me lo permitan, porque vivo en cada uno de vuestros corazones. Debo tener un lugar en vuestras esencias para que el mal que los perturba se pueda liberar y así pueda reinar la Gracia de Dios en muchos corazones que la necesitan.

Hoy expongo ante vuestros corazones y espíritus Mi Santísimo Corazón Eucarístico, que es el verdadero Sol del Universo Celestial, el verdadero motivo de vuestras vidas y caminos.

Por eso, hoy los reúno bajo el espíritu de la renovación y de la fe, para que prevalezca en vuestras consciencias la esperanza de proseguir y no se pierda, en ustedes, Mi Misericordia.

He dejado una semilla en este lugar que deberá sembrarse cuidadosamente, porque de ella nacerán nuevos frutos y nuevos corazones se aproximarán, en búsqueda constante de la redención y de la liberación.

Agradezco por vuestro esfuerzo de adorarme todos los días. Este es el mayor sacrificio que Yo adoro, cuando las almas Me contemplan con sinceridad y penetran en la Esencia de Mi Corazón luminoso, a través del Santísimo que expongo al mundo y a la humanidad en todos los sagrarios de la Tierra. Recuerden Mi Presencia en los sagrarios. Recuerden Mi Presencia en vuestros sagrarios internos. Allí, Yo siempre estoy presente, cuando Me llamen, les responderé.

Abro Mis Brazos y extiendo Mis Manos sobre ustedes.

Coloquen vuestras palmas de las manos hacia arriba para que Yo los pueda bendecir y, en este magnetismo divino y espiritual, sus esencias se puedan unir a Mi Corazón.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Él dice que está orando por nosotros, que solo escuchemos.

 

Poderoso Señor del Universo 
que congregas a todas las almas,
que das la vida y la eternidad,
Te pido, Padre amado,
que cuides estos discípulos Míos,
para que siendo caminantes y servidores,
siempre encuentren el camino de retorno,
retorno a Tu Casa Celestial, 
 a Tu infinita Morada de Vida,
principio de Amor y de Unidad.

 

Contemplen a Jesús Glorificado, Él está presente en los corazones simples. Pues aún espero que todos los seres conozcan Mi nueva Faz, para que todos Me tengan presente en sus hogares y siempre recuerden que soy el Pastor de las almas.

Desearía estar más tiempo con ustedes, pero debo ayudar al mundo entero y a la humanidad que está caída en los abismos infernales de este mundo.

Pero a través de vuestra oración misericordiosa en estos días, vuestro esmero y vuestro amor por Mí, muchas almas han sido elevadas al Cielo y muchas penetraron en el océano de Mi infinita Misericordia.

Graben en vuestras consciencias y corazones Mi Sacratísimo Corazón Eucarístico, el Sol de vuestra salvación.

Silenciosamente, realicen una petición a Mi Corazón, un pedido o una súplica que Yo elevaré al Cielo hasta los Pies del Padre Celestial.

Les agradezco por compartir Conmigo este tiempo de Adoración.

Mientras Me elevo, escucharé vuestros cantos. Cuando ellos son verdaderos y amorosos, alivian el Corazón de Dios y las faltas graves se disuelven, la Misericordia se instala y los corazones pobres resucitan.

Queridos compañeros, después de haber sido bendecidos por el Agua de Vida, reciban en reparación y perdón a Mi Cuerpo Glorificado, a través de la Comunión con Mi Sangre y con Mi Cuerpo. 

Recuerden que Yo siempre los esperaré. Mi océano de Misericordia está disponible para todos. Solo busquen a Dios y a Su Amor. Así alegrarán a Mi Corazón.

Vayan en paz y agradezcan al Padre Eterno.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA 2.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Quien busca el Gran Sol siempre alumbrará su camino. Por eso, en esta tarde vengo al encuentro de Mis apóstoles y, junto a Mis doce apóstoles del pasado, vengo al encuentro de los Nuevos Cristos, de los Cristos internos.

En esta tarde, como Yo lo he hecho en el pasado, lavaré vuestros rostros y vuestros pies y consagraré el pan de vida para que se retiren de aquí unidos a Mí, en sintonía con Mi Corazón.

Las almas esperan por este gran momento, aquellas que están distantes de vuestros ojos y que necesitan alcanzar la paz.

Mi Misericordia viene al mundo para liberar a los corazones heridos. Por eso, deberán estar las puertas abiertas para que Yo pueda entrar en vuestras vidas. Si ustedes no Me abren vuestra puerta interior, no podré entrar.

Estamos en un tiempo de cambios y este cambio es regido por Mi Corazón, pues el Universo de Mi Padre Me lo encomendó.

Quien esté unido a Mí no perecerá. Estará guiado todo el tiempo.

Reconozcan, en esta tarde, que Mi sacerdocio es único y no es de este mundo. Pero Mis Rayos descienden sobre los pastores para que puedan encontrar el mismo canal de Luz, la Fuente que provee la vida y alimenta a las almas con el Espíritu de Dios.

Bienaventurados aquellos que Me siguen sin demora, porque estarán Conmigo en el fin del tiempo y, a pesar de las pruebas, Yo los erguiré hacia el encuentro con Mi Padre.

Quien comulga Conmigo de corazón, comulga Conmigo de alma y de espíritu, y todo su ser es permeado por Mi Luz.

Por eso, es hora de que acepten las Leyes del Cielo para que la vida se renueve y los que están en vida muertos, despierten al Espíritu Mayor de Mi Corazón.

Pregúntense si en verdad están Conmigo.

La oración les ha mostrado las señales, especialmente a los que estaban atentos.

La oración es el camino que se construye hacia el infinito. Así el alma no caerá en los abismos, porque caminará segura a través de Mis Pasos.

Mi Agua lava vuestras manchas. Mi Sangre purifica vuestros corazones. Mi Alma los consagra a Dios y Mi Divinidad conduce a vuestros espíritus hacia la Vida Mayor.

Oración: Padre Nuestro (se repite varias veces).

El camino de la consagración interior es para todas las almas del mundo. Todas las almas que se coligan con Mi Espíritu y con Mi Corazón reciben Mi bendición y Mi Gracia permanentemente. Cada alma puede entregarme un paso de su consagración. Todo eso es considerado profundamente por Mi Corazón.

Lo importante, Mis queridos amigos, es que estén unidos a Mi Corazón, así todos ustedes estarán unidos como uno solo y formarán el nuevo rebaño en este tiempo definitivo.

Por eso, hoy les dejo estos dos Sacramentos que renuevan a las almas a través de los tiempos. Ellos son la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre y el Bautismo a través del lavado de vuestros pies. Así, el pasado se borra espontáneamente y podrán llegar a Mi Mesa renovados en amor y en verdad.

Hoy estoy más presente entre ustedes, porque Me han abierto una puerta.

Desearía que todos Me vieran, pero no lo tengo permitido. También Mi Presencia respeta las Leyes.

Todos somos regidos por un Bien Mayor y a él debemos responder para que el bien esté en todas partes y, de esta forma, la sagrada unidad una a todas las almas bajo el principio del Amor, el Amor único, el Amor puro de Dios.

En la Última Cena, reuní a los que había convocado desde el universo para que pudieran compartir Conmigo el camino de la consagración. Por eso, fue necesario desterrar los aspectos de la vida. Y este legado, que Yo les entregué en la Eucaristía, fue para poder generar esos efectos en todas las almas.

Es necesario dejar el pasado para poder nacer nuevamente en espíritu. De esta forma, ustedes renovarán vuestras vidas y cada día estarán más cerca de Mi Corazón.

Cuando Yo les entrego Mi Cuerpo para que lo puedan comer, es para que puedan estar más próximos a Mí, bien cerca del Reino del Cielo, lugar hacia adonde, algún día, deberán ir con vuestros hermanos, con la humanidad.

Que el Espíritu Santo acompañe este momento, que el Amor del Padre guarde a cada esencia de este mundo y que el Hijo de Dios los reúna en celebración y alegría en esta tarde de infinita Misericordia.

Yo confío en los Míos, como los Míos confían en Mí.

Consagro estos elementos, señales vivas de la unión con Mi Espíritu en todo este universo material.

Bajo el Amor del Padre, el Bien del Hijo y la Protección del Espíritu Santo, desciendan el Reino de Dios y la conversión sobre todas las almas, para siempre.

Que así sea para el bien de todas las consciencias.

¡Gracias por hoy estar Conmigo!

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Gracias, Jesús, por cuánto nos das!. En este encuentro, Te honramos Señor. Amén.

 

Queridos compañeros, todo Maestro da anuncios divinos para las almas. Por eso, en esta noche recibirán la visita especial de San José, el Siervo fiel de Dios. Sigan Sus pasos para encontrar la paz.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Es muy lindo recibir al Maestro de una forma sorpresiva, porque nunca sabemos que nos va a pedir. Pero todo lo que Él nos pide es por un Bien Mayor, como Él nos dijo hoy. En ese momento, sentimos que es lo que cada uno de nosotros necesita internamente para su vida.

Queríamos hacer un pequeño relato sobre cómo Él llegó hoy hasta aquí, que es algo que nos pidió que compartiéramos.

Él vino del universo, en este día, acompañado por muchas galaxias. Había un camino infinito trazado hasta aquí, hasta la Tierra.

A la derecha e izquierda, Nuestro Señor era acompañado por algunos Arcángeles y algunas legiones de esos Arcángeles. Ellos venían también como en un movimiento de procesión, en un movimiento sagrado.

De una forma repentina, antes de que Cristo llegara, apareció sobre el palco la escena de la Última Cena. De repente, Él nos mostraba cómo lavaba los pies y las manos de Sus apóstoles.

Él estaba llamando a cada uno de ellos para que se sentara a Su Mesa. En ese momento, pensamos que nos mostraba algo que ya había sucedido, pero durante Su Aparición, nos explicó que era algo que nos estaba pidiendo que volvamos a ejercitar, que volvamos a recordar aquello que hicimos alguna vez con Él.

En ese momento, Él presentó a los doce apóstoles, llamándolos “los doce renovados apóstoles”, que están sirviendo en misión, aquí en la Tierra, una misión espiritual, una misión que Sus apóstoles, los que estuvieron con Él, tienen con la humanidad en este tiempo.

Es algo que vamos a descubrir, según Él nos dijo, de una manera desconocida y de una forma que tomará de sorpresa a la humanidad para que ella se prepare verdaderamente a través de los apóstoles que estuvieron con Jesús, para cuando Él regrese.

 

Fray Elías lee el mensaje diario transmitido.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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