Domingo, 9 de abril de 2017

Sagrada Semana
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 1, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Es una alegría encontrar a aquellos que persisten. Por eso hoy he venido a sacramentarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Es una alegría encontrar a los que adoran a Mi Corazón y que buscan a través de este camino fortalecer su alianza Conmigo, para que se difunda Mi Paz en el mundo.

Hoy estoy con San Rafael y San Gabriel Arcángel. Han venido a dar comienzo a esta ceremonia. Son los portavoces de la Fuente Primordial, los que traen la cura y la redención para la humanidad.

Necesito que con esto comprendan, compañeros, que sus consciencias hoy dieron un paso por la humanidad. Y Dios viene a su encuentro en Su Gloria, con todos Sus ángeles y santos, para proclamar el triunfo de Mi Sagrado Corazón.

Así como estuve a las puertas de Jerusalén hace más de 2000 años atrás, hoy estoy a las puertas de sus corazones, para proclamar ¡aleluya!, glorioso es el Padre que está en los Cielos, benditos son aquellos que vienen al encuentro del Señor para despertar su fe, su amor y su confianza en el Primogénito, Aquel que nació de la poderosa Fuente del Amor.

Hoy entonan los coros, en esta parte de la Tierra, el descenso de Mi Consciencia sacerdotal para que en la otra parte del mundo las tinieblas sucumban, así como fue hace 2000 años atrás.

Crean que esto está sucediendo hoy. No podré evitar que nadie muera, pero sí podré conceder en este tiempo de caos, la Gloria de Mi Reino.

Benditos sean los que vienen al encuentro del Señor y abren sus corazones para ser liberados de las amarras y despertar sus compromisos con Aquél que vendrá en Gloria en Su Retorno, y que será visto entre las nubes encendiendo los Espejos del Amor para que el mal desaparezca del planeta.

Alabados sean los que hoy están aquí, en nombre del Señor, en servicio incondicional y en amor permanente para que el mundo, que está herido, sea curado por sus oraciones y entregas.

Benditos sean los que hoy se consagrarán como Adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico, porque serán los primeros y también los últimos que abrirán las puertas para que muchos más ingresen al Sagrado Templo de Mi Corazón.

Hoy los espíritus impuros, que vagan por el mundo, están siendo paralizados.

¡Bendito es el Reino del Señor!

Nadie puede resistirse a Él, porque es muy grande Su Misericordia.

Enciendan ahora las llamas de sus corazones. Enciendan sus espíritus ante la Presencia del Hijo de Dios. Su Sagrado Corazón penetra las entrañas más profundas de sus seres, para que así se establezca la Comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Coloquen sus manos en señal de recepción, para que Mis Gracias puedan ser derramadas y sus corazones se liberen de cualquier agonía.

Benditos sean los que lloran ante la Presencia del Señor, porque ellos serán consolados y recibirán de Su Padre Celestial la bendición universal, Su sacratísima Llama de Amor y todo el poder de Su Gracia.

Benditos sean los humildes que vienen a ver al Señor, porque no esperan nada para sí, solo honrar y adorar a la segunda Persona de Dios, a través de Su amadísimo Hijo.

Hoy espiritualmente, compañeros, vengo a lavar sus pies, para que estén purificados, limpios y puros para esta Sagrada Semana. Crean que lo estoy haciendo en este momento, junto con todos los ángeles del Cielo, que también lavan sus pies para revelarle al mundo la santísima Humildad de Dios.

Benditos sean los que vienen al encuentro del Señor. Las puertas del mal sean cerradas, para que descienda el Universo Celestial sobre todas las criaturas que lo invocan y lo claman en la perfecta sinceridad de sus corazones.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

En este momento, el Señor está mostrando a los bienaventurados, a los santos y a los evolucionados, y un gran cielo celeste de Luz está sobre nuestros seres.

Jesús está abriendo de nuevo un Libro y lo está leyendo. Las palabras escritas en ese Libro son de oro y Él las contempla en un profundo silencio. Las hojas que Él va pasando se iluminan, así como se ilumina Su Corazón, como un gran sol. Alrededor de Su Corazón aparecen puntos de Luz, que forman círculos entre sí y rodean a Su Sagrado Corazón. Él me dijo que esos puntos son almas glorificadas, que se encuentran presentes en la Tierra y que han venido en este fin de tiempo, de otros universos y de otras escuelas, a cumplir su compromiso final y a sellar su alianza con el Primogénito.

El Libro desapareció. Ahora, Él está extendiendo Sus Brazos en forma de cruz. Él dice: “Yo Soy el Redentor. Todos los que vienen a Mi Corazón no se perderán, porque Mi Corazón es un refugio para la vida eterna”.

Ahora San Gabriel Arcángel y San Rafael Arcángel tienen cálices entre sus manos. El Sagrado Corazón de Jesús está derramando Sangre sobre ellos. Esa Sangre se vierte sobre los cálices. Son cálices dorados y grandes del Universo Celestial. Los Padres Creadores se arrodillaron para recoger esa Sangre que vierte el Corazón de Jesús.

Y el Señor sigue extendiendo Sus Brazos en señal de cruz, como aquellos que se consagran a la vida, a toda la vida consagrada, como todos los que se consagran a Él.

Por encima de Nuestro Señor está la paloma del Espíritu Santo, como un Ave de Fuego que emana doce rayos a través de sus alas, sobre diferentes puntos de la Tierra.

Jesús está llorando, con Sus Ojos cerrados. Debajo de los cálices de los Arcángeles aparece una imagen del planeta. Y debajo del planeta, cuatro ángeles querubines que sustentan a nuestro mundo.

Postrados:

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.

Amén.
(tres veces)

 

Lleven Mi Sangre al mundo para que nadie más la derrame y no sean sacrificados los seres de esta Tierra por el falso poder ni por la soberbia humana.

Vengo aquí a darles Mi alegría y también Mi confianza. Y en esa confianza se encuentra Mi dolor, el que muy pocos aceptan por ser un dolor muy grande, que espiritualmente aspiro a compartir con los Míos hasta los últimos días de la Tierra.

Esta es la Sangre que vengo a verter sobre el mundo. Esta es la alianza que entrego a Mis seguidores. Este es el mayor Sacramento de reconciliación con Dios.

Ahora, que están purificados, podrán ingresar al Portal de Mi Paz y de toda Mi Gloria, en donde les revelaré Quién Soy en esencia, por qué ahora estoy retornando al mundo y he escogido esta casa para comenzar a hacerlo, para abrir las puertas al Retorno de Su glorioso Rey.

Cuando oran y cantan de corazón, sin expectativa alguna, sin buscar nada para sí, Mi Corazón, que es humano y divino, es aliviado por todos aquellos que con fervor proclaman su fe en Mi Consciencia. Esto Me trae la esperanza de volver a visitarlos, a ustedes y a sus hermanos, para que el mundo Me escuche y sepa que en verdad estoy aquí, en esta parte del mundo y con esta parte de la humanidad, para poder ingresar en el corazón de los Míos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Los Arcángeles Gabriel y Rafael se elevaron. Acaban de elevarse al Cielo, llevando los cálices entre Sus manos.

 

Mi Sangre derramada hoy sobre los cálices es el ofertorio de sus almas para que descienda aún más Mi Divina e Insondable Misericordia, para que descienda la piedad en donde no existe la paz y en donde reina el sufrimiento, en estos tiempos finales.

En este primer día, los invito a ser parte de Mi Obra planetaria. Fueron escogidos para llevar Mi Mensaje al mundo. Ustedes son almas muy diferentes, pero en esencia son iguales, en los grados de amor. De estos grados de amor Yo Me sirvo para que, después de esta Sagrada Semana, definitivamente, Mi Sagrado e Insondable Corazón con todos Sus ángeles ingrese a Asia.

Benditos sean los que creen en la Palabra del Señor, porque en el próximo mundo tendrán sabiduría eterna.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Acaba de llegar San Miguel Arcángel, que está por encima de nuestro Señor. En Su mano derecha lleva una lanza; en Su mano izquierda lleva un escudo de plata y es semejante al ser humano.

Jesús dice:

 

Él vino a anunciar Su victoria sobre las tinieblas de la Tierra, porque hoy se han salvado en el mundo 130.000 almas que estaban perdidas y que comenzarán su camino de redención, para encontrarme algún día, así como ustedes Me encontraron y Yo los encontré a ustedes, en lo más íntimo de sus corazones.

Alabemos a Dios por Su infinita Misericordia.

Bendigamos este altar, para que cada espacio sea digno de recibir Mi Gracia. Que así sea.

Por último, quiero agradecer a sus corazones y sobre todo a sus almas por seguirme, a pesar de lo que suceda. Porque quien en verdad cree en Mí no perecerá; Yo triunfaré en su vida y más allá de ella.

Unámonos ahora a Adonai, invocando Su Misericordia por un mundo herido.

 

Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.

 

Recuerden que aquí Yo siempre les dejo, a través de la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, el símbolo de su salvación, de su redención y sobre todo, de su paz.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Él está imponiendo Sus Manos sobre estos elementos y está orando en arameo.

 

Y ahora llegó el momento, compañeros, de los que formarán parte de esta congregación de amor, que intenta todos los días aprender a vivir en Mi Gracia y en Mi transparencia celestial.

He escogido una canción que todos Me cantan muy bien, la cual aprecio porque Mi Padre la aprecia por la inocencia que las almas pueden encontrar cuando la cantan. Este será el cántico de los Adoradores para que también a través de ellos se proclame el Reino de Dios.

Escucharé con Mis Oídos internos la pronunciación de estas palabras, grabadas en ese cántico, para que así los Adoradores reciban, en este día, Mi bendición, para que muchos  otros más, también la reciban en el futuro.

 

Canción: “Tú eres el Rey”.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Queríamos compartir con todos, que esta bendición especial que Cristo hizo para estos hermanos, es porque a partir del día de hoy, ellos forman parte de una nueva rama de la Orden Gracia Misericordia, que son los Adoradores, una tarea que tienen todas estas almas, de adorar al Cuerpo Eucarístico de Cristo, y nosotros, como Orden, les damos la bienvenida. Porque sabemos que ustedes van a ser un gran sustento para todos nosotros, no solamente para los consagrados de la Orden, aquellos que se consagran monásticamente, sino para todo el planeta.

Estos hermanos han hecho una tarea durante meses, en los que se fueron confirmando día tras día, como adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo. Han ido trabajando intensamente y consiguieron algunas metas. Entre ellas, la de adorar internamente a Cristo, y tener una frecuencia permanente en la tarea de adorar al Santísimo. En estos últimos seis meses, ellos se confirmaron ante nuestro Señor y dieron su “sí” para asumir formalmente una tarea dentro de la Orden como “Adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo”.

Así, todos aquellos que sientan en su corazón, el poder realizar esta tarea y asumir formalmente frente a Dios y frente al mundo, la tarea de adoración, pueden solicitar también hacer su aprendizaje y cuando se sientan preparados, seguros de que van a poder sustentar ese compromiso, nosotros estaremos muy felices de darles la bienvenida en nuestra Orden.