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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo Soy la Señora de la Estrella del Carmen de Garabandal, y hoy, después de tanto tiempo, estoy aquí para dar continuidad a Mi Mensaje después de no haber sido escuchado ni aceptado.
Pero ese Mensaje que una vez traje a Garabandal, en este bendito lugar de Dios, sigue resonando, sigue reverberando en los corazones que creen en Mí.
Porque ustedes saben, hijos Míos, que Mi intención es guiarlos y conducirlos hacia Dios. Mi intención no es darles miedo ni tampoco perturbarlos. Mi intención es que tengan consciencia y que sean responsables, que sean capaces de reconocer el Llamado de Dios y de cumplirlo, así como una vez lo intenté hacer aquí, en Garabandal.
Después de esos importantes acontecimientos que las videntes vivieron aquí Conmigo, en este pueblo, su Madre Celeste retorna a pedido de Cristo, como la Señora de la Estrella del Carmen de Garabandal, para que la unión divina e interna se dé entre las almas y Dios, entre el Cielo y la Tierra, entre lo que es conocido y lo que es desconocido. Esa era la principal intención de su Madre Celeste, no solo advertir a la Iglesia del peligro inminente que en aquel tiempo estaba atravesando.
El Aviso de Dios era para poder despertarlos y cuando estuvieran despiertos lo pudieran corregir, pero muchos lo negaron porque no tenían abierto el corazón ni tampoco la puerta del alma para escuchar la Verdad Divina que agitó a muchos corazones de la Iglesia a punto de querer sepultar Mi Presencia aquí, en este bendito lugar.
Ahora que, a través de los tiempos, el Mensaje de Garabandal se ha conocido y deberá seguir siendo conocido por muchos más corazones del mundo entero, esta es la razón por la cual estoy aquí, porque es urgente para Mí que este Mensaje sea cumplido, un Mensaje que los llama al arrepentimiento, a una verdadera corrección no solo de la vida, sino también del sentimiento del corazón, un llamado que les trae el impulso hacia la ascensión, al descubrimiento de Leyes Inmateriales que en este simple y humilde lugar, Garabandal, esas Leyes Mayores actuaron y evitaron muchas cosas.
Por eso, en Garabandal los eventos fueron tan contundentes, y como le dije a una de Mis videntes, este movimiento contrario que aquí sucedió, de negar la Presencia de la Madre de Dios y del Arcángel Miguel, y también del Sagrado Corazón de Jesús, les traería a muchas consciencias la energía de la negación, aun después de haber visto todo lo que vieron.
Fue algo semejante a lo que vivió Mi Hijo cuando en las puertas de Jerusalén fue recibido, honrado y reconocido tan solo por un momento; ya que muchos de los que lo reconocieron y lo glorificaron, después lo negaron, lo agredieron y hasta lo salivaron.
¿Ahora entienden, hijos amados, el sentimiento de la Madre de Dios, lo que Su Corazón Inmaculado siente de Sus hijos que, habiendo vivido los acontecimientos de Garabandal, los dejaron atrás, olvidados y perdidos en el espacio y en el tiempo?
Por esa razón, Yo estoy aquí, para revivir el Mensaje y, a pesar de que los acontecimientos en el mundo cambiaron después de 1961, hay situaciones que aún no fueron resueltas en el seno de la Iglesia Católica.
El intento de corregir, ha sido hecho muchas veces a través de la intervención y de la ayuda del actual Papa, que también tuvo dificultades para hacer revivir a esta Iglesia, marcada y golpeada por los últimos acontecimientos de estos tiempos, que fueron anunciados también aquí, en Garabandal, por la propia Señora de la Estrella del Carmen, y que en aquel tiempo no fueron escuchados ni reconocidos.
¿Ahora, pueden comprender cómo se siente Mi Corazón?
Yo Soy la Madre de los sacerdotes, de todos los sacerdotes del mundo, no solo de los sacerdotes católicos. El sacerdocio es algo muy amplio, no solo en la teología, es más profundo en el espíritu, en la verdadera consciencia que sabe religarse con Dios.
Una consciencia que ora, un corazón que adora, un alma que comulga del Cuerpo y de la Sangre de Cristo vive un ejercicio de sacerdocio interior; por eso, ese ejercicio es tan perseguido y golpeado por Mi enemigo.
Yo traje, a través de Garabandal y sobre todo a través del último Mensaje que deje aquí, que si no había un verdadero arrepentimiento en el seno de la Iglesia se generaría una división. Esto no es una novedad para Dios y creo que no es una novedad para ninguno de ustedes.
No vengo con un Mensaje para generar división, discordia o separación; vengo a decirles lo que verdaderamente está sucediendo para que alguien internamente se haga cargo de esto, porque Mi Hijo Me lo ha pedido y no es suficiente solo con el actual Papa para que esta situación de la Iglesia sea trasmutada o liberada.
Los que se dicen más consagrados al Corazón de Mi hijo, en los diferentes grados de consagración y de unión con Dios, son siempre los que más necesitan de la ayuda divina. Por eso, Yo estoy aquí, una vez más en Garabandal, para que Mi Voz sea escuchada, Mi Presencia sea reconocida, Mi Amor sea sentido por todos.
Y ahora que los tiempos apremian y que el Mensaje de Garabandal se ha cumplido por falta de más arrepentimiento; Yo los invito, Mis amados hijos, a colocar en sus oraciones esta situación, porque Mi enemigo quiere seguir golpeando la vida sacerdotal en el mundo, al punto de que, a los corazones devotos y fieles a Mi Hijo y que viven su vida interior a través de los sacerdotes, él también quiere golpear e interferir, porque ellos no tendrían fe en los sacerdotes, porque lo que se vive en la vida sacerdotal es desproporcionado a lo que verdaderamente acontece en el corazón de Mis sacerdotes.
Por eso, los invito a rezar con más fervor para que, a pesar del dolor de la Madre del Mundo por lo que Sus propios ojos ven en este momento, toda esta situación pueda ser curada y aliviada, las almas de los sacerdotes y de los fieles se fortalezcan para que nunca pierdan la unión verdadera con Dios.
Por eso, su amparo y su refugio siempre estará en los Sacramentos y especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, en el que sus corazones, almas y espíritus podrán vaciarse al entrar en comunión con Cristo a través de una verdadera Confesión que purifique sus corazones, para que se purifique el planeta, y aquellas fuerzas del mal, que dominan el planeta y la consciencia humana de la Tierra, sean liberadas en este momento, y las puertas de la Luz se puedan seguir abriendo para que las almas las puedan cruzar y, así, formar parte del Reino de Dios.
En Garabandal, desde el año 1961, la Señora de la Estrella del Carmen de Garabandal vino a evitar esta situación que hoy está sucediendo; porque desde el momento que negaron Mi Palabra y Mi Presencia, colocaron un obstáculo para la Madre de Dios, que no fue un impedimento para hacer Mi tarea, sino fue el gran momento, más allá de lo que sucedió en este humilde lugar, para que cada uno de Mis hijos escuchara Mi silencio profundo, que a través del silencio de Mi Corazón se dieran cuenta que estaban lejos de Dios.
Por eso, lo que hay aquí en Garabandal, en su simplicidad pero en su belleza, se mantiene vivo a través de la luz de los corazones que vienen aquí a orar Conmigo y que guardan en su memoria todo lo que fue vivido en Garabandal, y que no solo se restringe a este lugar o a este pueblo, sino que el impulso que trajo Mi Corazón Universal abrió grandes puertas internas, angélicas y divinas, para que la asistencia llegara a la humanidad.
Aspiro a que algún día Garabandal pueda seguir floreciendo como el Santuario Mariano que él representa y a que más almas puedan recibir las Leyes de la Cura que su Madre Celeste dejó aquí depositadas con la amorosa y servicial asistencia de los ángeles.
Por eso, cuando vengan a Garabandal o cuando se unan a Garabandal a través de la oración del Corazón, a pesar de donde se encuentren, sepan que serán recibidos por los ángeles para que sus almas vivan la cura que tanto necesitan y la reconciliación que tanto esperan.
Hoy, llego aquí de una forma modesta. Hoy, llego aquí de una manera simple, humilde y cercana a Mis hijos, porque este es el tiempo de la emergencia.
Mi llegada al mundo, a través de diferentes Apariciones tiene una causa mayor, y Garabandal no puede ser una Aparición más en este planeta, porque la Jerarquía Divina y todo el universo no desperdician los impulsos del universo, especialmente aquellos que vienen directamente de la Fuente Divina.
¿Ahora, comprenden la amplitud de la tarea de Garabandal, que no terminó de concretarse ni de realizarse?
Será siempre a través de los corazones peregrinos, de las almas simples y humildes, que el Mensaje de Garabandal permanecerá vivo en los mundos internos, y esto concederá que la tarea de Garabandal se siga cumpliendo, que los Ángeles de la Madre de Dios y todas Sus Huestes Celestiales sigan interviniendo y ayudando a la humanidad, desde lo que Garabandal representa para el mundo entero.
Si alguien, en este momento o en este tiempo crucial, necesita tomar una decisión que podría cambiar su vida, que sienta la Luz de Garabandal.
Si alguien se encuentra con un obstáculo sin salida, con una enfermedad no resuelta, en una crisis extensa, árida y dolorosa, que sienta en su corazón la Luz de Garabandal.
Si alguien aún no consiguió reconocer dentro de sí la simplicidad de la vida, la humildad necesaria y el servicio incondicional, que sienta en su corazón la Luz de Garabandal.
Si alguien aún no ha comprendido el Mensaje de la Jerarquía Divina a través de los tiempos y su mente es un obstáculo o una prisión, que sienta en su corazón la Luz de Garabandal. Porque Garabandal, así como otros lugares santos que Yo he visitado, los llevará no solo hacia la paz, sino los llevará a cruzar el portal del perdón y de la reconciliación que el mundo necesita.
Si sus corazones se colocan ante Garabandal en penitencia, les aseguro, Mis hijos, que Garabandal obrará a través de ustedes y los Ángeles de Dios los ayudarán.
Que las Estrellas de la Virgen del Carmen iluminen sus caminos para que siempre encuentren dentro de sí la verdad, y así sus vidas sean la prolongación y la ampliación viva y realizada del Mensaje de Garabandal.
Sean valientes y sigan el camino del Llamado, por todos aquellos hijos Míos que no lo hacen ni lo viven, especialmente por los que niegan a la Madre de Dios.
Les dejo Mi bendición y los invito a ser precursores del Mensaje de Garabandal.
No saben cuánto les agradezco por este momento, por todos los que se unen a pesar de la distancia a este momento, porque esto permite que internamente Mi Corazón Inmaculado triunfe y guarde debajo de Su Manto a todas las almas posibles.
Que la Luz de Garabandal siempre brille en aquellos que creen en ella porque, amando lo desconocido, algún día serán bendecidos para recibir la revelación de Garabandal, que aún deberá cumplirse.
Vayan en Paz, en la Paz de Mi Hijo, para que el Mensaje de Garabandal se cumpla en ustedes y la reconciliación de las almas sea una realidad en la superficie, a fin de que la reconciliación, el arrepentimiento y la penitencia justifiquen los graves errores del mundo, especialmente aquellos que acontecen a través de las guerras, de los desplazados, de los oprimidos, de los ancianos, de los olvidados, de los miserables y de los descartados en el mundo entero.
Hoy, colmados por la bendición de la Señora de la Estrella del Carmen de Garabandal, les agradezco por responder a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimoprimer poema
Humilde Sierva de Dios,
Inmaculada Madre del alivio del sufrimiento,
colócanos en Tus brazos, en este momento,
para que podamos sentirnos
amorosamente protegidos por Ti.
Alivia nuestro corazón de cualquier desolación.
Tú eres la poderosa Madre
que nos sostiene y que nos ama eternamente.
Que, en el Sacramento de la Reconciliación,
encontremos el camino de regreso al Corazón de Dios.
Madre Santísima,
guíanos con la Luz de Tu Corona.
Pisa con Tus pies
todo lo que causa dolor y desesperación;
alivia el sufrimiento.
Que nuestra fe se renueve en cada momento.
Que nuestras almas estén en el camino
hacia el Reino Celestial, para que,
mientras sirvamos aquí, en la Tierra,
a nuestros semejantes,
aprendamos a amar como Tú amas
la Voluntad de Dios.
Libéranos de las cadenas e ilusiones
que nos aprisionan.
Haznos conscientes de nuestro servicio
de amor y abnegación por la humanidad.
Corrige nuestros caminos, para que
solo estemos en el sagrado camino de Tu Hijo,
en el que viviremos con Él la Comunión Espiritual
como parte de Su Reino Celestial.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hoy llego a esta, una de Mis Casas, para comulgar con Mis compañeros, así como Mis compañeros comulgan diariamente de Mí, no solo en el Sacramento de la Reconciliación que es la Eucaristía, sino también comulgan a través de Mi Amor, en Mi Presencia interna en ustedes y entre ustedes, más allá de las pruebas, de las purificaciones, de los desiertos o de la incertidumbre.
Vengo aquí, en este día especial, para renovarlos, porque Me han vivido, porque Me han sentido, porque Me recibieron en sus corazones muchas veces.
Pero ahora es tiempo de servir al planeta y a la humanidad.
Esta Obra es para la humanidad y el planeta, para el alivio del sufrimiento, para el rescate de los que están perdidos, para los que han perdido la fe, para los que no encuentran sentido ni motivo de vivir en este momento, la Obra es para todos ellos.
Mi Obra será a través de ustedes, de lo que han conquistado y realizado hasta este momento como Comunidad de servicio y como hermanos de camino.
Han dado pasos que han regocijado Mi Corazón, por eso He retornado para que sepan que estoy con ustedes hasta el fin de los días.
Y aunque Mi tiempo esté terminando en la humanidad, Mi Corazón no dejará de pulsar dentro de ustedes, siempre y cuando Me lo permitan.
Yo Soy esa Luz que ilumina sus caminos. Soy la única Verdad. Soy el único Camino. Soy la Vida, en ustedes y por ustedes, como también por sus hermanos de la humanidad.
Mi Corazón sufre por todo lo que ve de este mundo. Mi Rostro ya no puede sonreír tanto como otras veces, pero Mi Espíritu se apacigua, se calma y se serena cuando ve que Sus compañeros le corresponden, más allá de los tiempos o de las pruebas.
Mi Espíritu se regocija cuando se levantan del suelo después de tantas caídas, así Yo los puedo renovar en sus mundos internos, en sus caminos, en su existencia.
El tiempo más amargo aún no llegó para la humanidad, pero está próximo.
Ustedes deben ser Mi Luz en el mundo, Mi Amor en la humanidad, Mi servicio en el día a día, para que todo esto sea irradiado a todos los seres que necesitan, en este tiempo, encontrar la Verdad que hace tiempo no encuentran, y que han perdido el sentido de su vida en la Tierra.
A pesar de las cosas graves que vive el mundo y de la poca consciencia que pueden tener de lo que eso significa, la Jerarquía está aquí, porque ustedes están en la Jerarquía y nunca lo pueden olvidar ni perder. Cuando sientan que no están en la Jerarquía retornen por el camino para poder encontrarla, para poder sentirla y vivirla como muchas veces lo han experimentado.
Vengo, en esta noche, no solamente a celebrar el momento de reparación y de cura de la humanidad, sino vengo también a prepararlos para lo que llegará y que no está lejos.
Para esta próxima Sagrada Semana, el Padre volvió a escoger este lugar, Su casa madre, porque el Árbol Sagrado de Figueira ha vuelto a brotar, a rebrotar muchas veces por sus esfuerzos y entregas.
Que sea este sacrificio de amor una entrega absoluta al Padre Eterno, para que la Fuente de Su Misericordia y Piedad esté presente en este lugar como en las demás Comunidades que han sido consagradas a la Jerarquía para que se cumpla la Suprema Voluntad.
Yo necesito que comprendan que sus purificaciones y pruebas, sus desolaciones o angustias equilibran la gran deuda que tiene la humanidad en estos tiempos.
Dios no quiere que sufran, sino que se alegren, que se alegren por estar en Su Presencia, por estar en comunión con Él todos los días y por poder, en estos momentos difíciles, renovar su fe que los hace vivir la alianza con Mi Espíritu y Mi Consciencia.
Vengo a buscar, compañeros, en esta hora, un refugio en sus corazones para que Me puedan consolar. Espero estar en ustedes, por más tiempo, para que vivamos en mayor profundidad una divina hermandad.
Yo conozco sus corazones y conozco sus destinos. Pero lo que Yo necesito en este momento es su unión Conmigo, para que la paz pueda florecer en estos tiempos de tribulación. La paz que deben vivir y profesar todos los días en Mi Nombre.
Con estas Palabras, Yo los vengo a preparar para lo que sucederá en la próxima Sagrada Semana. No solo deben abrir sus brazos para recibir a los que llegarán, sino también abrir sus mundos internos para liberar el mal del planeta junto a su Maestro y Señor.
Pero no les dejaré de dar Mi fortaleza, Mi confianza y Mi Amor, que serán las columnas que, en estos tiempos los sostendrán a ustedes para lo que llegará.
Hoy vengo aquí como un peregrino y este peregrino Ha sido bien recibido con la respuesta y la adhesión de sus amigos.
He sido recibido bien muchas veces, cuando He cruzado la puerta de esta casa para poder llegar y encontrar a Dios en la oración, en los Sacramentos, en el silencio de la Colina.
Sepan, compañeros, que Dios está en lo alto de esa Colina, en uno de Sus Aspectos Sagrados; y que Él está allí para acogerlos y recibirlos todo el tiempo, cuando lo necesiten o cuando no lo necesiten. Así estarán unidos al universo, al infinito y a la existencia, y se podrán renovar todas las veces que sea necesario.
Es momento de reconocer con gratitud todo lo que han recibido, a través de los tiempos y de los años. Ahora, es momento de vivir esa sucesión que su Maestro e Instructor les entregó cuando estuvo con ustedes en este plano físico y que ahora está con ustedes en el plano espiritual, en la gran Consciencia Divina.
Él les envía su gesto de amor y de paternidad, su bendición como Sacerdote del Cosmos y, sobre todo, les envía su gratitud por su persistencia y su fe en lo invisible e inmaterial.
Hoy, dentro de esta Colina y de esta Comunidad, en lo más profundo de su consciencia, vengo a depositar el corazón espiritual de aquel que los instruyó durante más de treinta años, para que aprendan a sumergirse infinitamente en la donación y en la entrega del ser como él lo ha hecho por todos ustedes, incondicionalmente.
Todos pueden alcanzar la misma aspiración que él tenía. Todos pueden fundirse en la Consciencia Divina. Dejen que el soplo del Espíritu los invada y en esta noche, en la que testimoniamos la realización de la Voluntad de Dios en este lugar. Y, más allá de las pruebas, alegren sus corazones y sonrían porque el tiempo de la liberación ha llegado, como le llegó al pueblo de Israel.
A pedido del Padre y antes de iniciar esta consagración especial con Mis compañeros, en el nombre de esa Gracia, recibida de lo Alto, que construyó y manifestó a la Figueira por petición del Único, el eterno Dios del Cielo y de la Tierra, del universo y de la vida, entonarán Sopro do Espírito.
Los escucho y que, en este momento, cada uno haga su oferta interna ante Mi Presencia.
Quien sienta se puede colocar de pie.
Los postulantes a adoradores, por favor, aproxímense a los pies del escenario, a pedido de nuestro Señor.
El Señor pide que traigan aquí los pañuelos y los prendedores de la Orden para dejarlos a Sus Pies, y todos aquellos que puedan, se arrodillarán el tiempo que consigan, con quietud.
Las personas más adultas no se arrodillarán, dijo el Señor.
Los que se arrodillen lo harán por los que no pueden y por los que no están aquí, ante Mi Presencia.
Síganme. Saquen las sillas del palco, por favor.
Estamos preparando, dice nuestro Señor, una Ceremonia Eucarística y antes de recibir el Sagrado Sacramento, adoraremos y contemplaremos ese Misterio de Amor presente en la Eucaristía.
Mi Cuerpo vivo y presente en la Eucaristía, se ha hecho presente a lo largo de los tiempos y de las generaciones, y aún más presente y más vivo a través de todos los que lo adoran.
He hecho milagros eucarísticos a pedido de Mi Padre Celestial, para que la humanidad pudiera creer que Yo soy el Redentor, el que viene al mundo de tiempo en tiempo para traer a los hombres y a las almas, la redención.
Es este milagro vivo en la Eucaristía que se repite de tiempo en tiempo y que intenta penetrar y reflejarse en el corazón de los seres humanos, para que los hombres en la Tierra representen a Cristo, vivo y resplandeciente en la Eucaristía, en los altares de la Adoración.
Hoy, ese misterio de Amor se vuelve a repetir y a presentar ante ustedes, porque el tiempo lo necesita, y la humanidad también lo necesita, sabiendo que sin la revelación de estos misterios, que están escondidos en la Santa Eucaristía, la humanidad no podrá prevalecer en el fin de los tiempos ni tampoco atravesar el fin de los tiempos por todo lo que hoy sucede en el mundo de forma injusta y desequilibrada.
Por eso, Yo Me hago presente en los altares de todas las iglesias, para que Mi Iglesia Celestial descienda a la Tierra, colme a los corazones, vivifique el espíritu de cada ser y entre en comunión eterna con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Por eso, Me vengo a entregar a ustedes, nuevamente en la Eucaristía. Y al entregarme a ustedes, compañeros, Me entrego de nuevo a la humanidad, al planeta, a las naciones y a los pueblos, aunque no conozcan quién es el Cristo.
Pero, es en la esencia de la vida en donde se realiza el Plan de Dios. Son sus esencias más profundas, sus espíritus que reciben al Espíritu de Dios por medio de los impulsos de luz que trae para las almas la Santa Eucaristía.
Eleven sus corazones en esta hora. Coloquen ante los Tronos de Dios cada una de sus súplicas para que, algún día, por medio de la fe y de la confianza de Dios, representen al Hijo del Padre en la Tierra mediante el ejercicio tan importante de la Adoración que estabiliza las energías, que evita las catástrofes del mundo, que los aparta y los protege de todo mal, que los eleva en consciencia y en espíritu, que les trae sabiduría y discernimiento, que les concede la Paz y el Amor de Dios y la comunión interna con su Ángel de la Guarda.
El Don más importante que Dios les entrega a través de la Adoración es el Sacramento de la Reconciliación. Porque Dios sabe, compañeros, que los hombres y mujeres de la Tierra son frágiles ante las pruebas y ante la tentación.
Pero, la fortaleza que ustedes pueden alcanzar mediante la Adoración a Mi Cuerpo Eucarístico, es lo que siempre les permitirá elevar los ojos hacia el horizonte y encontrar en ese horizonte de amor Mi Presencia pura e inmaculada.
Yo los vengo a entregar a Mi Padre por medio de esta ceremonia eucarística, porque es el tiempo de la renovación, de la confianza en Dios y del establecimiento de la fe, que harán despertar en ustedes los talentos que Yo coloqué en sus corazones, a través de Mi Palabra y de Mi Evangelio para toda la humanidad.
Hoy estamos a las puertas de la Última Cena. Estamos fuera de la Casa de Dios, pero bien próximos a Su Consciencia, para prepararnos de una manera consciente y verdadera para el gran Milagro de Amor presente en la Eucaristía y en la Sangre de Cristo.
Hoy, sus almas están ante las puertas del Templo de la Adoración de Dios, lugar en donde los ángeles y los santos viven en comunión eterna con el Padre Celestial.
Hoy, una llama de Luz se enciende en sus corazones para permitir la elevación de la consciencia, para aproximarse a nuestras dimensiones superiores, para dejar la superficialidad de estos tiempos y encontrar dentro de sí, dentro de cada uno de ustedes, lo verdadero.
Es por eso que hoy vengo aquí, compañeros, como el Señor de la Eucaristía y como la misma Eucaristía, presente en la forma espiritual de la Divinidad luminosa de Cristo, desde donde los Dones de Dios se expanden al mundo y las almas reciben la Gracia de la recuperación, de la rehabilitación y de la redención como dignos hijos de Dios.
Comenzaremos esta ceremonia en la que nuevos postulantes afirmarán en sus vidas la Adoración a Mi Corazón Eucarístico y recibirán sobre su pecho el pin del Espíritu de Dios, representado en el símbolo de esta Orden, para que la llama del Espíritu Santo siempre se encienda en ustedes en los momentos más difíciles y culminantes de sus vidas, para que en los momentos de mayores pruebas y de tribulación tengan la total confianza y la absoluta fe de que siempre Me encontrarán presente en la Eucaristía, ante la Faz sagrada de Dios que se entrega a Su pueblo en Amor incondicional y en Espíritu.
Por eso, compañeros, alegren sus corazones en este día de renovación para que, consagrados por el Espíritu y la Divinidad Eucarística de Cristo, mañana jueves, entren al Templo de la Adoración de Dios para celebrar por el mundo y por la humanidad la Sagrada Eucaristía, la institución del Legado divino de Dios para la humanidad y para el planeta, preciosamente presente en el Arca de la Santa Alianza.
El Maestro pide dos Menorah.
Y ante las puertas del Reino de Dios nos elevaremos en espíritu para esta sagrada ceremonia, en la que el Espíritu Santo los impulsará a vivir, de forma incansable e inmediata, la Adoración al Cuerpo eucarístico de Su Maestro y Señor.
Nos ponemos de pie.
Las Madres que están encargadas de los postulantes pueden venir aquí.
"Señor del Universo y de la Tierra, Fuente y Principio de todo el origen, ante las puertas de Tu Templo, por medio de la Gracia del Corazón de Tu Hijo, enciende en las almas el propósito de Tu Amor presente, vivo y eterno en la Eucaristía. Amén".
"Bautiza a las almas con Tu Espíritu y renueva con Tu Luz todo lo que Tú tocas. Amén".
"Unge con Tu Divinidad, Señor, a los que precisan cura, amor y perdón. Que así sea".
Llegó el momento de que la humanidad reverencie conscientemente a Dios y de que en estos segundos que pasarán, la Gracia Divina, la Fuente insondable de Misericordia, en la Presencia eucarística y viva del Hijo de Dios, se irradie al mundo y a los que más lo necesitan.
Nos arrodillamos.
A pedido de Nuestro Señor realizaremos una Adoración mundial para que los Códigos de Vida de Cristo, el Universo eterno de Su Amor llegue al mundo entero, a los cinco continentes y a todas las naciones.
En ofrenda, nos postramos ante el Padre Celestial y agradecemos por su Presencia en este lugar.
Escucharemos el instrumental de “Pater Noster” para que los ángeles del Universo, por medio de esta Adoración, eleven al Cielo las súplicas de los hijos del Padre.
Cada uno de nosotros, en este momento, hace su oferta ante el eucarístico Corazón de Jesús, el Cuerpo glorioso y divino de nuestro Señor Jesucristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras los Cielos se abren, pidamos a Dios por la redención de la humanidad y por el perdón de todas las faltas cometidas, a través de los méritos alcanzados por el eucarístico Corazón de Jesús, desde Su nacimiento hasta Su ascensión a los Cielos.
Oración del Ángel de la Paz.
Reverenciamos y agradecemos.
Y comenzaremos a escuchar como ofrenda el “Pater Noster” cantado.
Y aún ante la Presencia de nuestro Señor, vamos a proceder, respondiendo a Su pedido, a la consagración de los que se postularon como adoradores e hicieron la experiencia en los últimos seis meses.
Después de esta consagración, vamos a proceder, junto a nuestro Señor, a celebrar la consagración de la Eucaristía.
Las Madres que están responsables, por favor.
Aquellos hermanos que finalizaron los seis meses de experiencia como adoradores.
Juntos vamos a agradecer a Jesús.
Oración: Padre Celestial (en portugués).
Queridos compañeros, ahora adoradores de Mi eucarístico Corazón, que el Padre Celestial los bendiga en el compromiso de esta sagrada tarea.
Que a través de la Adoración al Corazón eucarístico del Hijo de Dios, y por medio de sus ejercicios, pueda descender a la Tierra el Reino de Dios.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pueden ir en paz.
Y ahora llegamos al momento más importante.
Aquellos que puedan, se ponen de rodillas.
Hoy se vuelve a revivir el Sacrificio del Cordero y Él expresa el Amor que tiene por Sus hijos: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que se entrega a los hombres para el perdón de los pecados".
Te adoramos Señor y te bendecimos.
"Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, que es derramado por Su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en Mi Memoria".
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bienaventurados los que son llamados a servirse de este Sacramento, para poder entrar así, a Su Iglesia Celestial. Amén.
Hoy Me entrego en la forma luminosa de la Eucaristía para que las almas Me puedan reconocer en este tiempo crucial, en el que en verdad estoy presente y vivo en la Eucaristía, y cada vez que ingreso a ustedes, ustedes comulgan de Dios y comulgan de Mi Amor para vivir su tiempo de redención y de conversión en unidad al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Por los méritos de la Pasión y de la Muerte de Su Señor, en esta tarde de Gloria ya están preparados para ingresar al Templo de la Adoración de Dios, el día de mañana jueves, para celebrar junto a su Maestro y Señor el mayor testimonio de Amor de todos los tiempos, el legado de Su Redentor.
Yo les doy la Paz para que sean la Paz, para que vivan la Paz, para que compartan la Paz con sus semejantes y para que esta Paz llegue al mundo entero, especialmente, donde hay muchos más conflictos.
Bendiciendo al mundo desde el horizonte de Dios, elevando Mi Mano sobre toda la humanidad, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre de la verdad y la justicia, de la compasión y de la Divina Gracia, en el nombre de Jesús se darán el saludo de la paz.
Les agradezco.
Es una alegría encontrar a aquellos que persisten. Por eso hoy he venido a sacramentarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es una alegría encontrar a los que adoran a Mi Corazón y que buscan a través de este camino fortalecer su alianza Conmigo, para que se difunda Mi Paz en el mundo.
Hoy estoy con San Rafael y San Gabriel Arcángel. Han venido a dar comienzo a esta ceremonia. Son los portavoces de la Fuente Primordial, los que traen la cura y la redención para la humanidad.
Necesito que con esto comprendan, compañeros, que sus consciencias hoy dieron un paso por la humanidad. Y Dios viene a su encuentro en Su Gloria, con todos Sus ángeles y santos, para proclamar el triunfo de Mi Sagrado Corazón.
Así como estuve a las puertas de Jerusalén hace más de 2000 años atrás, hoy estoy a las puertas de sus corazones, para proclamar ¡aleluya!, glorioso es el Padre que está en los Cielos, benditos son aquellos que vienen al encuentro del Señor para despertar su fe, su amor y su confianza en el Primogénito, Aquel que nació de la poderosa Fuente del Amor.
Hoy entonan los coros, en esta parte de la Tierra, el descenso de Mi Consciencia sacerdotal para que en la otra parte del mundo las tinieblas sucumban, así como fue hace 2000 años atrás.
Crean que esto está sucediendo hoy. No podré evitar que nadie muera, pero sí podré conceder en este tiempo de caos, la Gloria de Mi Reino.
Benditos sean los que vienen al encuentro del Señor y abren sus corazones para ser liberados de las amarras y despertar sus compromisos con Aquél que vendrá en Gloria en Su Retorno, y que será visto entre las nubes encendiendo los Espejos del Amor para que el mal desaparezca del planeta.
Alabados sean los que hoy están aquí, en nombre del Señor, en servicio incondicional y en amor permanente para que el mundo, que está herido, sea curado por sus oraciones y entregas.
Benditos sean los que hoy se consagrarán como Adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico, porque serán los primeros y también los últimos que abrirán las puertas para que muchos más ingresen al Sagrado Templo de Mi Corazón.
Hoy los espíritus impuros, que vagan por el mundo, están siendo paralizados.
¡Bendito es el Reino del Señor!
Nadie puede resistirse a Él, porque es muy grande Su Misericordia.
Enciendan ahora las llamas de sus corazones. Enciendan sus espíritus ante la Presencia del Hijo de Dios. Su Sagrado Corazón penetra las entrañas más profundas de sus seres, para que así se establezca la Comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Coloquen sus manos en señal de recepción, para que Mis Gracias puedan ser derramadas y sus corazones se liberen de cualquier agonía.
Benditos sean los que lloran ante la Presencia del Señor, porque ellos serán consolados y recibirán de Su Padre Celestial la bendición universal, Su sacratísima Llama de Amor y todo el poder de Su Gracia.
Benditos sean los humildes que vienen a ver al Señor, porque no esperan nada para sí, solo honrar y adorar a la segunda Persona de Dios, a través de Su amadísimo Hijo.
Hoy espiritualmente, compañeros, vengo a lavar sus pies, para que estén purificados, limpios y puros para esta Sagrada Semana. Crean que lo estoy haciendo en este momento, junto con todos los ángeles del Cielo, que también lavan sus pies para revelarle al mundo la santísima Humildad de Dios.
Benditos sean los que vienen al encuentro del Señor. Las puertas del mal sean cerradas, para que descienda el Universo Celestial sobre todas las criaturas que lo invocan y lo claman en la perfecta sinceridad de sus corazones.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En este momento, el Señor está mostrando a los bienaventurados, a los santos y a los evolucionados, y un gran cielo celeste de Luz está sobre nuestros seres.
Jesús está abriendo de nuevo un Libro y lo está leyendo. Las palabras escritas en ese Libro son de oro y Él las contempla en un profundo silencio. Las hojas que Él va pasando se iluminan, así como se ilumina Su Corazón, como un gran sol. Alrededor de Su Corazón aparecen puntos de Luz, que forman círculos entre sí y rodean a Su Sagrado Corazón. Él me dijo que esos puntos son almas glorificadas, que se encuentran presentes en la Tierra y que han venido en este fin de tiempo, de otros universos y de otras escuelas, a cumplir su compromiso final y a sellar su alianza con el Primogénito.
El Libro desapareció. Ahora, Él está extendiendo Sus Brazos en forma de cruz. Él dice: “Yo Soy el Redentor. Todos los que vienen a Mi Corazón no se perderán, porque Mi Corazón es un refugio para la vida eterna”.
Ahora San Gabriel Arcángel y San Rafael Arcángel tienen cálices entre sus manos. El Sagrado Corazón de Jesús está derramando Sangre sobre ellos. Esa Sangre se vierte sobre los cálices. Son cálices dorados y grandes del Universo Celestial. Los Padres Creadores se arrodillaron para recoger esa Sangre que vierte el Corazón de Jesús.
Y el Señor sigue extendiendo Sus Brazos en señal de cruz, como aquellos que se consagran a la vida, a toda la vida consagrada, como todos los que se consagran a Él.
Por encima de Nuestro Señor está la paloma del Espíritu Santo, como un Ave de Fuego que emana doce rayos a través de sus alas, sobre diferentes puntos de la Tierra.
Jesús está llorando, con Sus Ojos cerrados. Debajo de los cálices de los Arcángeles aparece una imagen del planeta. Y debajo del planeta, cuatro ángeles querubines que sustentan a nuestro mundo.
Postrados:
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
(tres veces)
Lleven Mi Sangre al mundo para que nadie más la derrame y no sean sacrificados los seres de esta Tierra por el falso poder ni por la soberbia humana.
Vengo aquí a darles Mi alegría y también Mi confianza. Y en esa confianza se encuentra Mi dolor, el que muy pocos aceptan por ser un dolor muy grande, que espiritualmente aspiro a compartir con los Míos hasta los últimos días de la Tierra.
Esta es la Sangre que vengo a verter sobre el mundo. Esta es la alianza que entrego a Mis seguidores. Este es el mayor Sacramento de reconciliación con Dios.
Ahora, que están purificados, podrán ingresar al Portal de Mi Paz y de toda Mi Gloria, en donde les revelaré Quién Soy en esencia, por qué ahora estoy retornando al mundo y he escogido esta casa para comenzar a hacerlo, para abrir las puertas al Retorno de Su glorioso Rey.
Cuando oran y cantan de corazón, sin expectativa alguna, sin buscar nada para sí, Mi Corazón, que es humano y divino, es aliviado por todos aquellos que con fervor proclaman su fe en Mi Consciencia. Esto Me trae la esperanza de volver a visitarlos, a ustedes y a sus hermanos, para que el mundo Me escuche y sepa que en verdad estoy aquí, en esta parte del mundo y con esta parte de la humanidad, para poder ingresar en el corazón de los Míos.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Los Arcángeles Gabriel y Rafael se elevaron. Acaban de elevarse al Cielo, llevando los cálices entre Sus manos.
Mi Sangre derramada hoy sobre los cálices es el ofertorio de sus almas para que descienda aún más Mi Divina e Insondable Misericordia, para que descienda la piedad en donde no existe la paz y en donde reina el sufrimiento, en estos tiempos finales.
En este primer día, los invito a ser parte de Mi Obra planetaria. Fueron escogidos para llevar Mi Mensaje al mundo. Ustedes son almas muy diferentes, pero en esencia son iguales, en los grados de amor. De estos grados de amor Yo Me sirvo para que, después de esta Sagrada Semana, definitivamente, Mi Sagrado e Insondable Corazón con todos Sus ángeles ingrese a Asia.
Benditos sean los que creen en la Palabra del Señor, porque en el próximo mundo tendrán sabiduría eterna.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Acaba de llegar San Miguel Arcángel, que está por encima de nuestro Señor. En Su mano derecha lleva una lanza; en Su mano izquierda lleva un escudo de plata y es semejante al ser humano.
Jesús dice:
Él vino a anunciar Su victoria sobre las tinieblas de la Tierra, porque hoy se han salvado en el mundo 130.000 almas que estaban perdidas y que comenzarán su camino de redención, para encontrarme algún día, así como ustedes Me encontraron y Yo los encontré a ustedes, en lo más íntimo de sus corazones.
Alabemos a Dios por Su infinita Misericordia.
Bendigamos este altar, para que cada espacio sea digno de recibir Mi Gracia. Que así sea.
Por último, quiero agradecer a sus corazones y sobre todo a sus almas por seguirme, a pesar de lo que suceda. Porque quien en verdad cree en Mí no perecerá; Yo triunfaré en su vida y más allá de ella.
Unámonos ahora a Adonai, invocando Su Misericordia por un mundo herido.
Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.
Recuerden que aquí Yo siempre les dejo, a través de la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, el símbolo de su salvación, de su redención y sobre todo, de su paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Él está imponiendo Sus Manos sobre estos elementos y está orando en arameo.
Y ahora llegó el momento, compañeros, de los que formarán parte de esta congregación de amor, que intenta todos los días aprender a vivir en Mi Gracia y en Mi transparencia celestial.
He escogido una canción que todos Me cantan muy bien, la cual aprecio porque Mi Padre la aprecia por la inocencia que las almas pueden encontrar cuando la cantan. Este será el cántico de los Adoradores para que también a través de ellos se proclame el Reino de Dios.
Escucharé con Mis Oídos internos la pronunciación de estas palabras, grabadas en ese cántico, para que así los Adoradores reciban, en este día, Mi bendición, para que muchos otros más, también la reciban en el futuro.
Canción: “Tú eres el Rey”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Queríamos compartir con todos, que esta bendición especial que Cristo hizo para estos hermanos, es porque a partir del día de hoy, ellos forman parte de una nueva rama de la Orden Gracia Misericordia, que son los Adoradores, una tarea que tienen todas estas almas, de adorar al Cuerpo Eucarístico de Cristo, y nosotros, como Orden, les damos la bienvenida. Porque sabemos que ustedes van a ser un gran sustento para todos nosotros, no solamente para los consagrados de la Orden, aquellos que se consagran monásticamente, sino para todo el planeta.
Estos hermanos han hecho una tarea durante meses, en los que se fueron confirmando día tras día, como adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo. Han ido trabajando intensamente y consiguieron algunas metas. Entre ellas, la de adorar internamente a Cristo, y tener una frecuencia permanente en la tarea de adorar al Santísimo. En estos últimos seis meses, ellos se confirmaron ante nuestro Señor y dieron su “sí” para asumir formalmente una tarea dentro de la Orden como “Adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo”.
Así, todos aquellos que sientan en su corazón, el poder realizar esta tarea y asumir formalmente frente a Dios y frente al mundo, la tarea de adoración, pueden solicitar también hacer su aprendizaje y cuando se sientan preparados, seguros de que van a poder sustentar ese compromiso, nosotros estaremos muy felices de darles la bienvenida en nuestra Orden.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más