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Mira ahora, con atención, cómo está Mi Cuerpo Divino y Glorificado, revelando los novecientos setenta y siete golpes y flagelaciones que Yo recibí por cada uno de los pecados que asumí por Amor en el Huerto Getsemaní.
Mira cada una de las marcas y de los estigmas que hoy Me dejan todas las situaciones adversas del mundo; pero Mi Corazón, que es infinito en Amor y en Misericordia, arde y al mismo tiempo rebasa en Gracias eternas e inextinguibles.
Mira con devoción y reverencia cómo el propio Cuerpo, Alma y Divinidad de Cristo se humillaron para otorgar a los más pecadores todas las Gracias que las almas necesitan.
Contempla ahora, ante el ardor que siente Mi Corazón, cómo las situaciones del mundo, y principalmente de las almas, Me dejan una vez más semidesnudo; así como fue en lo alto del Monte Calvario cuando los soldados, en su ceguera y negación, echaron a suerte cada parte del Manto que cubría el llagado Cuerpo del Señor.
Imagina que Me vuelvan a hacer esto; ya no lo podría soportar, no por los dolores causados, sino por la negación aún provocada por muchos ante el ofrecimiento de Mi Amor Redentor.
Deseo tener odres nuevos en Mis Manos para que los códigos de Mi Sangre y de Mi Agua vuelvan a ser depositados en los corazones que se ofrecen a vivir su tiempo de purificación, así como el pequeño Niño Jesús lo vivió por ustedes en el sagrado ofrecimiento del Templo.
Porque recuerden que, ante todo, incluso ante las tinieblas desconocidas de estos tiempos oscuros, la Ley y la Luz siempre prevalecerán, porque para la Ley de Mi Padre no existe lo imposible o lo inalcanzable, siempre y cuando Su sagrado pueblo y cada una de Sus criaturas sobre la faz de la Tierra cumplan y vivan en la Ley, que vuelve sagrado el espíritu y ennoblece la consciencia que sigue a la Ley como una guía imprescindible para el camino espiritual.
Vigilen pues, en este tiempo crucial, porque el Señor se reaproxima para poder volver a reunir y a unir a Sus ovejas dispersas y a algunas ovejas perdidas en cosas muy superficiales.
Comulguen de este momento Conmigo y recíbanlo como una Gracia y una amnistía extraordinaria por todos los que, en la guerra, en la persecución, en el exilio y en la enfermedad, viven la injusticia.
Yo Soy la Luz y esta Luz, que es Cristo, viene a ustedes en nombre de Mi Padre, para que esta Luz interior y eterna, que es imperecedera, aparte la sombría corteza de las confusiones, de los disgustos y de las diferencias; porque Yo los llamo a ser uno en Mí, para que su Maestro sea Uno en cada discípulo y servidor; como una vez les dije en el Evangelio: “En este mundo no se puede servir a dos señores, porque el Señor único y omnipotente es tu Dios, que está en los Cielos”.
Ahora, ¿comprenden por qué Yo mismo tracé una línea en el suelo? ¿Comprendieron el significado de este símbolo espiritual?
Yo he venido para que tuvieran vida en abundancia y esta vida interna, que Yo les ofrezco, está libre de pretensiones, de libertades propias y de decisiones unilaterales; porque la verdadera libertad les es otorgada en el espíritu, que es quien rendirá su síntesis cuando un día esté delante del Padre Celestial.
Esta Maratón de oración es realmente diferente. Espero que la presencia de los Míos sea profunda y no pasajera, porque Yo retorno aquí no solo porque ustedes lo necesitan, sino también porque la humanidad entera lo necesita, y respondo en gratitud y en obediencia al Gran Eterno.
Que el reencuentro con la vida interior en cada uno sea una realidad que vuelva a emerger, para que la vida del espíritu les dé fuerza y renovación en el final de estos tiempos; momento tan necesario para que cada uno tome sus decisiones con discernimiento y sin precipitarse demasiado, porque en el precipicio está el mundo por haber abandonado la comunión con la Ley y, sobre todo, con el sentimiento elevado de la gratitud, de la reverencia y de la austeridad.
Los animo a ir hacia adentro del mundo interior y a estar en silencio ante Mi Verdad, Verdad que ya les revelé en diciembre pasado.
Les deseo el bien y la paz duradera a todos.
La puerta de la Verdad de Dios está abierta, ¿quién la reconocerá?
Les agradezco por guardar cada una de Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos, hoy vengo a contemplar el espejo que fue construido espiritualmente en cada corazón; ese espejo que ha sido forjado a través de la oración constante, del compromiso de cada hijo Mío con Mi escuela espiritual de oración.
Hoy no vengo a contemplar los pecados, sino que vengo a contemplar las Virtudes de Dios en cada corazón humano que se ha animado, en nombre de Mi Hijo, a esforzarse y a sacrificarse por este planeta y por este Proyecto de la humanidad.
Este espejo del corazón en cada hijo Mío es tan predilecto e importante para Mí como los pasos que ustedes pueden dar con sus propios pies, esos pasos que Mi Hijo los invita a dar en el final de este tiempo para que Sus ejércitos orantes y servidores construyan y preparen espiritualmente Su más esperado Retorno.
Con la grandeza de Dios y la infinidad de Su Gracia, Él Me envía para que sea testigo ante la Ley Creadora y la Ley Intercesora, para que Yo pueda ver, como su Madre y Mediadora, el espejo espiritual que Yo misma construí en cada corazón a lo largo de los tiempos, porque es ese espacio que Mi Hijo buscará cuando Él retorne.
Y desde allí, desde ese espacio interior y espiritual, Mi Hijo Amado les pedirá sus talentos y virtudes, que en el momento de Su Retorno a la Tierra ya deberán tener expresados en esta vida material; porque el planeta lo necesitará, la humanidad lo necesitará.
Y por eso, como su Madre y Guardiana, Me ocupé de construir este espejo espiritual que ustedes mismos, a partir de hoy, deberán cuidar y proteger, como un relicario, de todas las amenazas que este mundo expresa; proteger este sagrado relicario del espejo del corazón de todas las influencias e interferencias que vive el mundo.
Porque, para que en este nuevo ciclo puedan estar unidos a Mí, deberán ingresar al espejo de sus corazones en consciencia y sintonía, y así estarán unidos esencialmente a Mí, no solo a Mi Corazón y a Mi Alma, sino a Mi tarea corredentora, que Mi Hijo Me confió en silencio para el rescate y la salvación de las últimas almas en el fin de estos tiempos, principalmente las que más necesitan de la Misericordia de Dios.
Quisiera que hoy salieran de aquí, de este encuentro Conmigo, no solo contemplando todas las Gracias que fueron recibidas y otorgadas, no solo contemplando los momentos compartidos con la Jerarquía Divina, sino también contemplando, a través de la certeza interior, la presencia espiritual del espejo del corazón, para que sigan recibiendo los impulsos del universo, de otra red de espejos, invisibles y espirituales, que se comunican internamente para ayudar a la actual humanidad.
Por eso, el espejo del corazón en cada hijo Mío deberá estar muy presente en este tiempo, no solo para que la vida intuitiva e interior, en este momento planetario, interceda por la humanidad, sino también para que, por ustedes mismos, con la ayuda de la Madre de Dios, tomen consciencia del momento de la transformación de la vida y de todo a lo que le ha llegado la hora y el tiempo de ya no estar más presente en sus vidas.
Esto solo lo sabrán, queridos hijos, cuando enciendan el espejo del corazón a través de la oración, del contacto con la vida divina e interna en cada espíritu de cada hijo Mío. Porque es allí, desde ese nivel espiritual e intuitivo, desde donde, a partir de ahora y por los tiempos que vendrán, tendrán las herramientas necesarias para que ustedes y sus hermanos aprendan a atravesar estos tiempos de desafíos sin temer y sin retroceder, sin dudar y sin cuestionarse, porque la ayuda que cada uno necesite en este tiempo le llegará. Pero no será en el tiempo que ustedes quieran o desean; la ayuda de Dios llegará a través del Tiempo de Dios, de lo que está escrito para este destino y trayectoria de las almas.
Ahora es el momento de que todos Mis hijos, y especialmente todos los que han sido consagrados como Hijos de María, se coloquen en predisposición, en prontitud y en forma espiritual para sostener el gran espejo de los Centros Marianos. Porque serán las almas que allí estén presentes, en los tiempos que vendrán, que harán de los Centros Marianos verdaderos Puntos de Luz en el planeta, espacios seguros y protegidos para que la Jerarquía pueda intervenir ante las graves crisis que hoy viven el planeta y la humanidad.
Serán las almas, que se autoconvoquen y se presenten en los Centros Marianos, que harán de esos espacios sagrados Espejos del Corazón de María, de Jesús y de San José; desde donde el afluente espiritual de la Gracia y de la Instrucción de Nuestros Sagrados Corazones siempre estará disponible como una fuente inagotable, principalmente para las almas que llegarán con sed espiritual.
Será el momento de que, en estos tiempos finales, después de estos diecisiete años de tareas con los Sagrados Corazones, la vida sacerdotal y monástica sea una experiencia viva y crística en la liturgia de los Centros Marianos. Este es un compromiso personal de cada hijo Mío con la propia Consciencia de Dios.
De ustedes, Mis amados, dependerá que la Fuente de Gracia de Nuestros Sagrados Corazones esté abierta y presente en el final de estos tiempos, a través de la vida espiritual de los Centros Marianos y del compromiso fiel y verdadero de todos los Hijos de María consagrados.
Porque les aseguro que, ante tanta confusión material y espiritual del planeta, ante tantas corrientes espirituales que confunden a las almas y las alejan de Dios, porque los anticristos ya están presentes en el planeta, no habrá otro lugar más seguro y protegido que los propios Centros Marianos, así como los Santuarios que Yo fundé a través de Mis Apariciones en todos los tiempos.
Es en estos sagrados lugares en donde el Cielo desciende de forma infinita e impersonal; porque los Centros Marianos y los Santuarios, otorgados a Mi Materno e Inmaculado Corazón, son propiedad del Cielo, son tesoros de la Creación en la Tierra, son refugios para las almas, son océanos infinitos en donde las almas se pueden sumergir y saciar su sed todas las veces que lo necesiten hasta el momento del Retorno de Cristo, Nuestro Señor.
Estas son las dádivas que deben expresar sus corazones. Para esto Me ha pedido Mi Hijo que los prepare en estos años. Ahora es el tiempo de los apóstoles en la concreción, no en la teoría sino en las obras, en el compromiso con los que más sufren y padecen, incluyendo a los sagrados Reinos de la Naturaleza. Así ustedes, en el servicio incansable, también se curarán y se redimirán.
No hay alma, en este mundo, que se pueda curar sin servir a los demás. El servicio es la puerta de la liberación del cautiverio espiritual. Nunca crean, Mis hijos, que encerrados en una casa o en ustedes mismos alcanzarán las puertas del Cielo.
Dios expresa Su Poder en lo más simple, Dios expresa Su Belleza en los que lo sirven, donde sea y como sea, cuantas veces sea necesario. Esto es también parte del legado de la Sagrada Familia y es lo más sagrado que podemos compartirles en este momento final.
Cuando no puedas caminar con tus propios pies, ponte a servir.
Cuando estés confuso con tus propios pensamientos, ponte a servir.
Cuando dudes del camino que has decidido seguir, no te confundas y ponte a servir.
Cuando no tengas claro cuál es el siguiente paso, no te desanimes y ponte a servir.
Cuando no encuentres la respuesta que aparentemente necesitas, no te perturbes y ponte a servir, porque todo vendrá por añadidura.
Dios espeja, desde Su Corazón, Su abundancia infinita y Su Gracia en los que lo sirven por amor, porque Dios no necesita ser servido por nadie, son las almas que necesitan servir para poder liberarse todos los días.
No se imaginan cuánto crece un espíritu, cuánto se fortalece un alma, cuánto madura una personalidad, cuando sirve a los demás y adonde sea necesario. Esta es la gran clave que Cristo entregó a Sus apóstoles; porque no se aprende solo con las palabras, sino con las acciones; no se instruye solamente con el verbo, sino con los actos de amor.
Espero que comprendan Mi Mensaje en este último día, porque Yo les estoy agradecida por haber llegado hasta aquí, después de tanto tiempo y de tanto camino recorrido.
Mi Hijo también les agradece, así como San José, por los corazones que se han decidido a ser misioneros en este planeta en agonía, necesitado de amor.
Hoy, Me llevo las flores de su oferta, esas flores que nacen y crecen en el corazón de cada hijo Mío, de cada Hijo de María. Y esto para Mí es significativo en este momento planetario, en el que el odio ciega a muchos corazones, en el que la guerra destruye a muchas vidas.
Estas flores, que hoy Me ofrecen sus almas, serán llevadas a los Pies del Creador como una síntesis en el fin de este ciclo y comienzo del nuevo ciclo, para que caminen por sus propios pies, así como Mi Hijo se los anunció a ustedes.
Quiero que Me despidan con una simple canción, no solo para que sus almas siempre Me recuerden y Me tengan presente, sino para que Mi Fe Espiritual, la Fe que Yo sentí siendo María en la Tierra, los pueda fortalecer en este tiempo de grandes desafíos, sabiendo que Dios lo ve todo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Y recuerden que podré volver, si Dios lo necesita, y que los días sábados seguiré instruyéndolos con Amor, con Amor Maternal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cantar juntos la canción “La Fe de María”, agradeciendo a la Madre de Dios
Queridos hijos:
Conforme les he anunciado, este es Mi Mensaje que comunica el recogimiento de los Sagrados Corazones; a fin de que, en este mes de agosto, las almas se terminen de confirmar ante Dios.
Por este motivo y bajo la Voluntad de Dios, en este día, Yo estoy aquí como la Madre que internamente les enseña a vivir este momento con la madurez y la gratitud que Dios merece después de que les haya concedido, durante tantos años, todas las Gracias posibles del Cielo.
Hijos Míos, después de un tiempo tan extenso de impulsos e instrucciones detalladas sobre cómo construir humildemente la vida interior, ha llegado el tiempo de que los compañeros y compañeras de Cristo, de forma madura y disponible, se coloquen en la fila del servicio planetario que en este momento Su Corazón ofrece.
Por eso, queridos hijos, Cristo, su Señor, espera que los servidores que convocó y preparó en estos últimos tiempos estén prontos para el ciclo de la emergencia planetaria. Así, podrán estar a la altura de las necesidades que se presenten en estos tiempos.
Desde el comienzo, los Sagrados Corazones tenían la misión de preparar a los mundos internos para poder atravesar su propia purificación y también para aprender a transitar por la purificación de la consciencia del planeta.
Es necesario, hijos Míos, que se eleven a través de la donación y del servicio para que toda la humanidad sea elevada de alguna forma.
Este es el momento de aprender a crecer interiormente para saber superar los desafíos, así como la Sagrada Familia o el mismísimo Jesús los superó a través de Su dolorosa entrega en la Cruz.
Que el mes de agosto haga fructificar lo que Dios tanto espera que se pueda dar en los corazones abnegados.
Yo estoy aquí para impulsarlos y para guiarlos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Coloca tu corazón, hijo, en el Corazón Crucificado de Cristo, en donde comprenderás la esencia del vacío, de la entrega, del despojamiento, de la humildad, el verdadero significado de nada tener o querer para sí, el verdadero sentido de entregar la vida por los demás.
Coloca tu corazón en el Corazón Crucificado de Cristo y comprenderás el sentido de la plenitud, una plenitud que no proviene de este mundo y que no se colma con nada que pertenezca a él; la plenitud de estar en Dios más allá de toda y de cualquier circunstancia.
Ha llegado el tiempo y la hora de que tu ser aprenda a estar en Dios y a vivir la esencia de Su Proyecto de Amor, porque todo ya te fue dado para eso, todas las instrucciones te fueron entregadas, todas las Gracias te fueron entregadas, todos los dones te fueron entregados para que ahora, hijo, sepas despojar tu corazón de sí mismo, del mundo y de sus promesas y profundices en la esencia del Propósito de la vida.
No pases por el mundo sin cumplir tu misión primera, que es plenificar tu corazón, tu espíritu y tu consciencia en la imitación de Cristo, en Su camino crístico. Y eso significa vivir como Cristo en Su entrega, en Su Amor, en Su rendición y en Su vacío.
No busques para ti otra cosa que no sea el Propósito de tu Señor, y abraza todo lo que te conduce al cumplimiento de ese Propósito.
Ama de corazón este ciclo del planeta, pues para eso viniste al mundo. No temas dar testimonio de un corazón vacío, no temas dar testimonio de un Amor perfecto. Y, para llegar a ese vacío y a ese amor, primero debes vivir el despojamiento, la purificación y la entrega absoluta de todo lo que aún retienes en tus manos.
Por eso, solo camina con fe, y en esa caminata, donde solamente el silencio del Creador te acompañará, que tus pasos también sean silenciosos, mas plenos de la certeza del triunfo de Cristo a través de tu corazón.
El mundo agoniza, hijo, y su sufrimiento no tiene límites. La angustia de las almas no tiene sentido ni explicación, no tiene medida. Y, para reparar y equilibrar esto, el Creador llama a Sus compañeros a la vivencia de Sus Palabras y de Su Ley, a la vivencia de Su Propósito y de Su Amor.
¿Tú dirás sí?
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Oh, Mi Santo Blanco Colibrí,
que visitas una de Mis tierras bendecidas
por la Santa Madre de Dios;
como un humilde peregrino
junto con todos tus hermanos,
tú vienes a Mi encuentro,
al Templo Sagrado de Mi Materno e Inmaculado Corazón,
para suplicarme en unión a Mi Hijo
por la paz en el mundo y por el fin de la guerra.
Oh, Santo Blanco Colibrí,
que vuelas alto para atraer hacia la Tierra
todas las Gracias del Cielo;
hoy, te concedo la Gracia que Me has pedido
desde el silencio de tu corazón.
Oh, Santo Blanco Colibrí,
te animo a seguir adelante,
llevando con firmeza la Palabra de Mi Hijo,
para que los corazones se sigan sintiendo aliviados
por tus gestos de cercanía y de fraternidad.
Hoy, estoy unida en súplica a ti,
para que el mundo se convierta y alcance la paz.
Desde este Sagrado Santuario de Fátima,
junto a los Ángeles del Cielo,
imparto Mi bendición, Mi Amor y Mi Paz
al mundo entero.
Que la Misericordia de Mi Hijo,
hoy, vuelva a descender a la humanidad,
a fin de que más heridas sean sanadas
y los corazones se reconforten.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En este día, queridos hijos, vengo como Madre Celadora y Guardiana de los Sacramentos, en nombre de Mi Hijo, a agradecerles a los sacerdotes de la Orden fundada por Cristo por los sagrados oficios prestados en los Núcleos-Luz, en los grupos de la Red-Luz y en sus familias.
Pudimos presenciar, desde los planos internos, los frutos que fueron traídos a todos desde Tierra Santa.
Mi Hijo pudo llegar a la esencia de muchas almas, a través de los Sacramentos, y ahora es el momento más especial, en el que Cristo obrará y buscará tener un lugar en el corazón de Sus compañeros.
La Ciencia de los Sacramentos es una fuente inagotable de Gracias y también de milagros.
El alma que, por ejemplo, es ungida, incluso sin vivir el Camino de Cristo, es considerada un alma rescatable, y el mérito y la Gracia que recibe es concedido por el oficio del sacerdote.
Por eso, Mi adversario intenta socavar la vocación de los sacerdotes; porque sabe que cada vez que un sacerdote oficia, con todo su corazón y vida cualquiera de los Santos Sacramentos, él pierde de sus garras al alma que fue sacramentada, porque esa alma pasa a ser contemplada como un digno hijo o una digna hija de Dios.
Este es el motivo por el que los fieles y devotos al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús deben orar diariamente por los hijos predilectos de Cristo, los sacerdotes, para que ellos siempre sean instrumentos puros de donación y de servicio para los más necesitados de espíritu.
Mi Hijo, hoy, a través de Mi Materno e Inmaculado Corazón, los bendice y bendice en especial a los sacerdotes de la Orden y del mundo por ser mediadores de todas las Gracias de los Sagrados Corazones.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Celadora de los Santos Sacramentos
Mis queridos hijos:
Que hoy pueda brotar de ustedes la dicha por este reencuentro con los Sagrados Corazones en mayo, cuando sus almas podrán celebrar el mes de Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Después de toda la obra especial, llevada adelante por Cristo en Israel; hoy, retorna su Madre Celeste, la Señora de Figueira, para volver a abrir la Fuente de las Gracias, para que estas Gracias tan necesarias se derramen sobre Mis hijos.
También, de manera especial, su Madre Aparecida regresa para proteger el Propósito Espiritual de Brasil y ayudar al ángel de la nación brasileña; porque Brasil, como pueblo, siempre saldrá adelante, más allá de todo lo poco transparente que suceda en estos tiempos.
Recuerden, Mis hijos, que, en Fátima, la Señora del Santísimo Rosario les reveló a los videntes la misión espiritual que Brasil, como corazón del mundo, tendría en el fin de los tiempos.
Ahora, que en el mes de mayo las almas tomarán sus últimas decisiones, después de todas las Gracias recibidas desde Israel a través de Mi Amado Hijo; su Santísima Madre regresa a Brasil para fortalecer la misión que tiene como país y que también deberá reflejarse a través de los corazones de todos los brasileños.
Es así que, respondiendo a los Pedidos del Altísimo Padre Eterno, los Tres Sagrados Corazones vuelven a reunirse en el mes de mayo en Sudamérica; a fin de que esta región del planeta no se olvide de que siempre Nuestra amorosa mirada está sobre el Nuevo Edén de Dios, está sobre Brasil y sus naciones hermanas.
Los invito a preparar estos próximos encuentros bajo el don de la alegría, del júbilo, bajo la Gracia del reencuentro de hermanos en Cristo Jesús.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Figueira
Queridos hijos:
Después de 1961, su Madre Celeste, a través de la Virgen del Carmen de Garabandal, llegó al mundo, especialmente con Su Mensaje a la Iglesia, para que todos los que la integran tuvieran tiempo de enmendarse y de corregirse.
Pero, aunque su Madre Celeste, a través de las videntes de Garabandal, haya sido muy clara y directa, con la ayuda de San Miguel Arcángel, el Mensaje de Garabandal no fue acogido ni respetado; lo mismo sucedió en La Salette.
Ahora, cuando la humanidad se encuentra dividida por las guerras, por los desastres de la naturaleza; cuando la humanidad está indiferente y en algunos casos insensible; cuando la humanidad enfrenta el desafío de un planeta colapsado y traumatizado; aun así, el Mensaje de Garabandal ni siquiera fue reconocido.
Por eso, vengo a pedirle al mundo y también a la Iglesia que ya no intenten hacer callar al Verbo de Dios.
Vengo a pedirles que los santos lugares, bendecidos por la verídica Presencia de los Sagrados Corazones, sean reconocidos y aceptados; porque mientras todo sea negado, todo aquello que viene de Dios, ni la Iglesia ni ningún lugar de este herido planeta podrán ayudar ante todo lo que ya está sucediendo.
Los invito a reconocer la Presencia del Altísimo a través de Nuestra Presencia. Mientras ese gesto honesto y sincero no exista, Mi Corazón repleto y lleno de Gracia sentirá dolor por no encontrar espacios ni corazones en donde poder derramar Mis Gracias.
Invito a la Iglesia ultrajada por la difamación, por la falta de transparencia y de castidad, a que se rinda y pida perdón para que siga siendo un pilar de santidad y de caridad, y ya no sea una triste noticia que compromete la espiritualidad de millones de personas en el mundo.
Es tiempo de que cada sector de esta afectada superficie reconozca sus errores y los enmiende, antes de que Mi Hijo venga a separar la paja del trigo. Aún queda poquísimo tiempo.
Agradezco a los que oran, sin esperar nada a cambio.
Les agradezco por responder y por escuchar abiertamente Mi llamado maternal.
Siempre los bendice y ora por ustedes,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Hoy, vengo al mundo como el Gran Espejo Mayor de Dios.
Vengo como Instrumento simple del Padre Eterno para que en Brasil y en el mundo, a través del Espejo Interior de Mi Corazón, se reflejen y se depositen, una vez más, los méritos victoriosos alcanzados por Mi Hijo Jesús, méritos guardados preciosamente en el Arca de la Santa Alianza.
Será de esta forma, hijos Míos, que Brasil y el mundo serán aliviados de las invasivas informaciones y estímulos que el ser humano recibe en estos tiempos, volviendo su vida insensible, autónoma de Dios e indiferente ante las graves situaciones dolorosas que atraviesa la actual humanidad.
Como ese Gran Espejo Mayor de Dios, hoy, llega su Madre Celeste para que el mayor número de almas tome contacto, en los planos internos, con los Atributos de la Fuente Suprema. Esto es urgente, porque a medida que el tiempo corre, en esta caótica superficie, muchas almas son desconectadas de lo que es verdadero y de lo que es esencial.
Por ese motivo, una vez más, el Padre Celestial Me envía al mundo, al mundo sufrido; para recordarles, a los creyentes y a los no creyentes, que muchos se están dejando arrastrar hacia el abismo de la bestia; y ella, por medio de su astucia, de su soberbia y de su arrogancia, engaña y retiene con sus garras a muchos sacerdotes de la Iglesia, a muchos pueblos y naciones que ya se están convirtiendo en el territorio de la extensa oscuridad espiritual.
Con ruegos y más consciencia, vengo una vez más para pedirles que sigan orando por Brasil y por Sudamérica, porque está en sus manos el destino del Brasil y del mundo entero.
Mientras tanto, la Madre de los Espejos de Dios reúne, en este tiempo, a todo Su ejército sobre la superficie de la Tierra, para despertarlos y para llamarlos a la realidad, de la cual muchos se quieren esconder, por temer enfrentar esa realidad.
Pero Mi Hijo les dio Su Palabra, les entregó Su Mensaje a través de los últimos años y les otorgó el camino de su conversión y de su perdón a través de la ciencia espiritual de los Sacramentos.
Recuerden, entonces, todas las Gracias recibidas y actúen conforme a la Voluntad de Dios, porque llegarán momentos de mayor vigilancia y de discernimiento.
Confíen en el Espíritu Santo y no dejen de dar los pasos hacia el Corazón de Dios.
No se olviden de los actos de Misericordia. No se cristalicen en el camino espiritual y orante.
Sean guerreros disponibles en el amor, en la tolerancia y en la paz.
Cultiven el diálogo, manifiesten coherencia en sus elecciones, pero sigan fielmente los Atributos de Dios. Así, harán un planeta más libre de la oscuridad, de la violencia y de la impunidad.
Amen la vida y respétenla. No permitan que la Creación siga siendo ultrajada.
Rezo por Brasil, por su destino, por todo su querido pueblo de Dios.
Sean pacificadores de Mi Hijo. Les pedimos, una vez más, que no se involucren con las mentiras y con los comentarios, que amen el Silencio de Dios.
Les agradezco por responder, en consciencia, a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de mucho tiempo, vuelvo a sentarme debajo de la Higuera, para que las almas se aproximen a Mí y alcancen la elevación de la consciencia, la trascendencia del sufrimiento, para que las almas puedan volver a alcanzar la paz, la paz que falta en este momento, que distancia a las almas del Camino de Dios, que aleja a los corazones de la Verdad.
Vengan a Mí e ingresen a Mi Templo Interior, al Templo de Mi Corazón; así como muchos más están dentro del Templo de Mi Corazón para contemplar en este tiempo el Propósito Divino, la Llama Flameante de la Fuente que nunca se apaga y que ilumina a los mundos internos más allá de donde se encuentren, porque es una Llama Inmaterial, es una Llama Divina que también su Maestro y Señor contempla para poder seguir siempre la Voluntad de Dios.
Por eso, ingresen al Templo Interno de Mi Corazón, así como ingresan los demás Maestros de la Jerarquía. Y debajo de este simple Templo, debajo de esta Luz de la Higuera, reciban la sabiduría y el entendimiento para este tiempo, para que el mundo aprenda a tomar decisiones correctas, decisiones benéficas y fraternas, decisiones que eviten que las consciencias se aparten de la Ley y de la Verdad.
Por esa razón, hoy los He traído hacia este Sagrado Recinto, al Templo Interno de Mi Corazón, debajo de la Higuera de la Luz, para que vuelvan a sus orígenes, a sus raíces; para que recuerden los Principios y los Mandamientos de Dios que son el sostén de su vida espiritual e interna, porque estos Principios y Mandamientos siempre los acompañarán en su trayectoria universal.
Vean los frutos de esta Higuera de Luz, que se expande a través de sus ramas en conocimiento y entrega, que les recuerda a las almas en los mundos internos que más allá de lo material existe lo inmaterial.
Este Sagrado Templo Interno de Mi Corazón está presente en esta Comunidad, fundada bajo los principios por los cuales fue inspirada. Esta gran Comunidad de servicio y de hermandad ha despertado a otras células a través de los tiempos en el mundo entero, trayendo a muchos lugares del planeta beneficios internos inexplicables, Gracias desconocidas, oportunidades únicas para las almas, a través del fundamento de la Fe y de la Verdad.
Por eso, hoy traigo a todos sus mundos internos al Templo Interno de Mi Corazón para que, junto al Maestro entre los maestros, contemplen debajo de esta Higuera de Luz esa Llama del Divino Propósito que es eterna e inextinguible, porque es hacia allí donde deben dirigir sus miradas, es hacia allí donde deben dirigir sus consciencias, para que siempre estén protegidos por el Propósito Divino y, así, sus almas sean una prolongación de ese Propósito en la Tierra. Hacia donde vayan o por donde circulen, ese Propósito Divino tocará a las almas que lo necesiten.
Es así, que Yo los llamo a imitar a los Maestros, a todos los que están reunidos Conmigo en este mismo momento, preparando este próximo encuentro de la Maratón de la Divina Misericordia. Porque después de tantas Maratones de oración, les aseguro que esta no será una Maratón más, porque sus consciencias ya aprendieron a profundizar en el espíritu de la oración, en el amor inagotable al Verbo Divino, a la manifestación de la caridad y del bien.
Por eso, Yo les digo que no teman por aquellos que no comprenden esta Obra, porque muchos se quedarán en lo que es superficial y perderán la Gracia de profundizar en esta riqueza espiritual de Figueira, de la Higuera de la Luz, que fue fundada por la propia Jerarquía con amor, devoción y reverencia.
Por eso, guarden en sus memorias y en sus mentes esta imagen del Templo Interno de Mi Corazón, en este Cónclave de los Maestros, debajo de la Sagrada Higuera de la Luz.
Es así, que los invito a que sus corazones y consciencias renazcan, después de estos dos últimos años de oscuridad organizada. Yo los invito a buscar siempre la verdad interior, aquello que es desconocido y está latente dentro de ustedes, aquella chispa de Luz que proviene de la Fuente Suprema, que los ilumina y que los bendice para poder seguir adelante.
Por esa razón, hoy, su Maestro reenciende la Sagrada Higuera de la Luz, llevando a las consciencias hacia los orígenes y los principios de este Plan, pero también ofreciéndoles a las almas los frutos de la Higuera de la Luz, frutos manifestados a través del esfuerzo, del sacrificio y de la entrega, de la verdadera intención de manifestar el Propósito en la superficie de las Comunidades-Luz y de sus extensiones en este planeta.
Ese Propósito Flameante, que proviene de la Fuente de la Creación, es el que no debe morir en ustedes. En este tiempo crucial del planeta, ese Propósito no puede desaparecer, ni de la faz de la Tierra ni de los mundos internos.
Cuando estén exhaustos o cansados, sobrecargados o perturbados, recuerden el Templo Interno de Mi Corazón, abrazado por la Sagrada Higuera de la Luz, que expresa los frutos de la instrucción y del servicio, no solo por este planeta o por esta humanidad, sino también por todo el universo.
Desearía que muchos más pudieran apreciar esta Gracia, especialmente aquellos que fueron permeados por esta Gracia y que hoy no están aquí. Dios les ha dado a los más simples Sus más preciados tesoros internos, que no provienen del Universo Material, sino que surgen del profundo Universo Espiritual, en donde las almas se pueden alimentar de la Luz de Dios, de Su Amor y de Su Unidad.
Hoy, a través de Mi Presencia, su Maestro y Señor convoca y reúne a los mundos internos a los pies de la Higuera de la Luz, para que juntos invoquemos el poder de la Paz, de la Misericordia y de la Compasión que tanto necesita este planeta, que tanto necesitan esta humanidad y todas las naciones, implorando a Dios a través de esta unidad entre sus corazones y el Mío, entre sus corazones y el corazón de los Maestros, para que el verdadero y sublime Gobierno Espiritual se plasme en la superficie de la Tierra, para que los que dicen dirigir a las naciones ya no generen más sufrimiento, sino que sean responsables de la propia humanidad con entendimiento, sabiduría, verdad y transparencia.
Pero Yo les vuelvo a decir, Mis compañeros, que no busquen los resultados y las soluciones en lo que es material; la Verdad se encuentra dentro de cada uno de sus corazones. Allí, podrán ingresar al Templo Interno de Mi Corazón para poder encontrar una respuesta; porque recuerden que, en el fin de estos tiempos, la humanidad se debe elevar completamente para que, de una vez y para siempre, abandone la ilusión mundial, la injusticia, la impunidad, la esclavitud y hasta la soberbia.
Por eso, los invito, en estos días de oración, a que todos estén a los pies de la Sagrada Higuera de la Luz, para que no solo el Padre los bendiga a través de Su Fuente, sino también para que el Propósito, que está previsto que se cumpla y se realice, se concrete a través de la adhesión de todos los corazones y mundos internos.
Por eso, esta será una Maratón muy importante, porque de la ofrenda de los corazones dependerá que ese Propósito Flameante de Dios se pueda cumplir no solo en Brasil, sino también en toda la humanidad.
Por eso, a aquellos que aman los mundos internos, aquellas consciencias que están en sintonía con los Maestros de la Luz, los invitamos a estar unidos bajo el espíritu de la Misericordia y de la Compasión que tanto el mundo necesita, para que los Principios y los Mandamientos puedan ser vividos por todas las consciencias y, todas las consciencias, recuerden sus orígenes, la experiencia del Amor y del Perdón que todos deberán llevar en espíritu al Universo.
Que los Rayos de la Divina e Insondable Misericordia colmen y permeen este momento.
Que las almas se sientan abrazadas por el Amor de Dios para que, en los tiempos de oscuridad, las almas caminen por el sendero del Maestro hacia el encuentro de Su Templo Interno, en el Templo de la Higuera de la Luz.
Oremos.
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
Les agradezco por estar aquí Conmigo, por estar enteros a Mis Pies, cerca del Templo Interno de Mi Corazón, a los pies de la Higuera de la Luz, para que el mundo se convierta y se redima, y la paz se alcance en toda la Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos, la Paz de Mi Hijo en ustedes.
Cuando la Divinidad recupera los espacios espirituales que antes eran sometidos por el enemigo y, especialmente, el Plan de Dios recupera a las almas inocentes que antes eran objeto de sufrimiento, de desesperanza y de perdición material; significa y representa una visible victoria del Amor Redentor de Cristo por encima de toda oscuridad; significa que Sus servidores de los últimos tiempos, es decir Sus apóstoles, se entregan, bajo cualquier condición, a dar la vida y a donar su servicio por los que sufren y son más vulnerables.
Inevitablemente, el triunfo y la conquista de esos espacios, a través del Amor, representan un desafío ante aquellas condiciones de adversidad y de caos. Por eso, los servidores de Cristo se ofrecen para ser instrumentos del Señor sin importar las consecuencias y sin medir los posibles riesgos.
Esto no es la expresión de una fantasía o de un acto de fanatismo, sino es una acción movida y otorgada por el Espíritu Santo que, en Su aspecto inalterable, puede a través de los servidores donados conceder Gracias, milagros y soluciones en donde antes parecía imposible.
Hablo de eso en el ejemplo de la Misión Angola que, en su primera etapa, hoy llega al fin de un ciclo, y que se abre a partir de hoy a una nueva etapa, una etapa completamente liberada de nudos espirituales, morales e internos. Una próxima etapa que promete concreciones más rápidas y eficientes para una región del planeta como África, condicionada y sepultada por la falta de transparencia social y política e interferida por el vicio interminable de la corrupción.
Es allí en donde Mi Hijo está ingresando, a través de Su Consciencia Espiritual, porque es en esos espacios, aparentemente perdidos y sin solución material, es en donde todo comenzará de cero, es en donde las almas más pobres de entre los pobres volverán a ver renacer la luz, el amor y la fe en sus vidas marginalizadas.
Por ese motivo, todo movimiento espiritual tiene una repercusión material que forma parte de aquellos anónimos sacrificios que pueden ser ofrecidos a Cristo por el triunfo de Su Amor y de Su Misericordia en la humanidad.
Por eso, estoy profundamente agradecida por todo lo que, en tan poco tiempo, se construyó en África; porque es algo imborrable que permanecerá en el Corazón de Dios, y que nada ni nadie lo podrá disolver nunca más, porque fue una acción de Amor que curó el dolor.
¡Les agradezco por esta misión humanitaria y por haber respondido al llamado de Mi Hijo!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Siempre retornaré al mundo por una causa de bien y de perdón, porque deseo ardientemente que todos Mis hijos se reconcilien con el Padre Celestial. Él, desde Su Fuente suprema, tiene Sus Brazos abiertos y Sus Manos extendidas hacia el mundo. Su Corazón impulsa a todos por medio del Amor, Su Corazón se enciende en Compasión y en Misericordia.
No crean, hijos Míos, que todo lo que sucede en el mundo es por causa de un castigo divino, lo que hoy sucede en la humanidad es por causa de la indiferencia y de la omisión de la Ley que muchos hijos Míos han realizado en estos tiempos.
Por eso, Yo los invito a retornar al Corazón de Dios, porque en el Corazón de Dios comprenderán todas las cosas. Yo los invito, una y otra vez, de forma incansable, a volver su mirada hacia Dios.
Dios aguarda a cada uno de ustedes, Sus hijos, los aguarda para poder abrazarlos y consolarlos, los aguarda para poder impulsarlos a través del Espíritu Santo. Hijos amados, Su universo está tan lleno de Gracias y de Misericordias, que ya no caben en el Corazón de los Mensajeros Divinos.
Precisamos derramar sobre el mundo el Perdón y la Misericordia de Dios, pero aún son muy pocos corazones que se abren para poder amar ese misterio, para poder recibir en su vida todas las Gracias de Nuestro Creador.
Él está esperando en este momento, así como esperó que el pueblo en el desierto pudiera alcanzar la Tierra Prometida. La Nueva Tierra que llegará es la Tierra de la Nueva Humanidad. Yo los invito, hijos Míos, a que conscientemente se postulen para eso, permitan que sus almas caminen hacia esa aspiración y hacia ese propósito. Así, muchas situaciones serán aliviadas, muchas catástrofes serán evitadas, el sufrimiento será disuelto en los corazones si tan solo las almas se vuelven hacia Dios.
Vengo a repetir un Mensaje semejante al que una vez entregué en Fátima. Hoy, Mi Corazón viene a implorarles, hijos Míos, que ya no sufran más, que ya no vivan más en el caos, en la adversidad o en la batalla.
Hijos Míos, ríndanse, vuélvanse hacia Dios. Él espera sentir sus corazones y almas muy cerca, tan cerca que cada uno de ustedes pueda ser invadido y colmado por el Amor de Dios. El Padre Eterno creó su humanidad para que siempre vivieran dentro de Su Ley del Amor y de la Unidad.
Hijos amados, miren hacia su alrededor, vean cómo está el mundo, miren cómo están los Reinos de la Naturaleza, miren cómo están los pueblos y las naciones en este momento. ¿Cómo es que llegará la cura de esta pandemia si los corazones no se vuelven hacia Dios y abandonan al dios de las modernidades, de las tendencias o hasta aun, el dios creado del aborto?
Hijos amados, Yo les ofrezco Mi Vientre de Luz universal para que pueda gestar los nuevos Atributos del Padre Eterno en ustedes, les digo de los nuevos Atributos porque muchos ya los perdieron.
Deseo que, a través de Mi Corazón materno, por medio de los rayos de Mi Corazón, pueda entregarle al mundo los mismos atributos y virtudes que recibió el antiguo pueblo de Israel.
Hijos Míos, no se olviden de que ustedes son parte de las tribus de Israel, porque algún día todo retornará a su origen y muchos de Mis hijos, que hoy se postulan para la Nueva Tierra, tendrán la Gracia de ser partícipes de la experiencia próxima del Reino de Dios, de una experiencia viva y no mental.
Yo les pido, hijos amados, que se sirvan de Mi Inmaculado Corazón, Mi Corazón es el puente que siempre los llevará a Dios.
¡Cuánto sufrimiento veo en este mundo!
¡Cuánto dolor padezco cerca de cada uno de Mis hijos del mundo entero!
¿Quién Me acompañará en esta batalla?
¿Quién elevará hacia lo alto la antorcha de Cristo?, para que las tinieblas de este mundo sean disipadas y las almas ya no sean más abducidas por los infiernos de la Tierra.
Hijos amados, no tengan miedo, pero este es el tiempo del Armagedón. Abran sus ojos y erradiquen de ustedes toda indiferencia. Que sus corazones sean inundados por el Amor de Dios, porque así los ángeles del Padre descenderán más hacia la Tierra y auxiliarán en las causas y situaciones imposibles.
Yo les dije una vez que soy su Abogada Celestial. ¿Ustedes creen en eso, hijos Míos?
Después de más de treinta y seis años en Medjugorje, sigo aquí en Sudamérica y, desde aquí, le entrego a todo el mundo Mi Mensaje de Amor y de súplica para todos los corazones que aún necesitan ser transformados por la oración.
Superen las barreras que se han impuesto, trasciendan los límites que se colocaron y cierren las puertas al mal. En su donación está la clave del fortalecimiento de la llama de su fe. En su caridad está la clave que los librará de ustedes mismos para siempre.
Cuantos más hijos Míos sirvan en el mundo, mayores serán las Gracias que descenderán a la Tierra, a los que están sumergidos en el sufrimiento, en las guerras y hasta en la maldición.
Pero Yo vengo del Cielo, en este momento, trayéndoles a todos el Reino de Dios, reconsagrando sus corazones en cada nuevo encuentro.
Yo les dije, en el mes anterior, que agosto es un mes de renuncias y de pequeños sacrificios. Aún son insuficientes las ofertas que Me están llegando. No necesito de grandes sacrificios, necesito de pequeños sacrificios hechos por amor, que retiren sus corazones y vidas de la comodidad o hasta de la misma rutina.
Hijos amados, si no nos unimos, no seremos fuertes en Cristo; pero si nos unimos de verdad, juntos venceremos en esta transición planetaria. La verdadera transformación se dará en sus corazones, en sus vidas.
Delante de Mi Corazón maternal, aún contemplo todas las necesidades del mundo, especialmente las necesidades de las almas, porque muchas de ellas tienen sed de Dios, sed de Amor y sed de Paz.
Ahora, es el tiempo de que Mis ejércitos orantes estén enteros y disponibles para esta batalla. Recuerden que muchos de ustedes están debajo de Mi Manto, Yo los vuelvo invisibles e imperceptibles por medio del poder de la oración del corazón.
Que sus plegarias se expandan, que sus plegarias aumenten hasta que consigan sentir que están tocando el Cielo de Dios, hasta que tengan la absoluta certeza de ya aprendieron a sentir el Corazón de Dios. Hijos amados, es tan simple que muchos no lo hacen.
Yo los invito, por medio de este Mensaje, a renovarse en el compromiso de la oración; en esta escuela orante, que Yo les ofrezco a través de los tiempos, tienen la Gracia de subir los escalones hasta poder alcanzar el Cielo, por medio de las experiencias de los grados de amor.
Hoy, vengo como una Madre que suplica. Hoy, vengo como una Madre que implora. Vengo como la Madre que los ama en la perfección que Dios ha colocado en cada corazón.
En su donación, superarán los límites de la consciencia y, superando esos límites materiales y mentales, sabrán ayudar, hijos Míos, a los que más lo necesitan, a los que se bloquearán a sí mismos en este tiempo de transición.
Pero tengan presente algo, la cura y la redención están disponibles para todos, confíen en ese misterio que Cristo ha entregado en la Cruz, derramando Agua y Sangre de Su Corazón para poder purificar a todo el planeta, a todas las consciencias y, más aún, a todo el universo.
Siempre que lo necesiten, retornen al misterio del Amor de Mi Hijo. Su Corazón también está abierto y expuesto para todos por medio del sagrado misterio del Sacramento de la Eucaristía; cuanto más amen la Eucaristía, más se librarán de todas las dificultades y problemas, porque la Luz de Cristo siempre será invencible. Y aun los que comulgan de forma espiritual en este momento, y que no pueden recibir la Sagrada Eucaristía, que no se aflijan.
Por medio de este portal de la Misericordia de Nuestros Sagrados Corazones, Dios ha concedido la Gracia y también la indulgencia para que los corazones que participen de la comunión espiritual por medio de esta Obra, siempre estén protegidos y amparados por Nuestros Corazones, a pesar de lo que vivan o de lo que transiten. Solo les pido que la sagrada Comunión Espiritual, que es ofrecida con esfuerzo y esmero, no sea un momento más, no sea un pasaje más, sino el momento más importante del día, en el que sus corazones estarán delante de Cristo para recibir Su Amor, el Amor que siempre los fortalecerá y los salvará.
Hoy, a Mis pies, también recibo todas las intenciones que escriben para esta Obra, como también las intenciones de los corazones que a través de los últimos años se adhirieron a la Obra de los Mensajeros Divinos y que, en sus familias y naciones, viven problemas difíciles. Hijos amados, ofrezcan esas experiencias como una gran renuncia de sus corazones, pero también como un gran sacrificio de amor por Mi Hijo. Sepan que yo estoy al lado de cada uno de los que Me necesitan. Estoy caminando a su lado, Yo soy su Madre y siempre los ayudaré, porque Mi Amor aún deberá ser descubierto por ustedes.
Solo cuando amen el misterio que hoy les traigo; solo cuando amen los Mensajes que Yo les he revelado a través de los tiempos, no solo aquí, sino también en otras Apariciones del mundo; les aseguro, Mis amados hijos, que conocerán el Amor de María, un Amor incansable, un Amor paciente y renovador, un Amor de Madre que acepta, que no juzga, que acoge, que cura, que sana, que comprende y que acompaña. Ese es el Amor que espero de cada uno de Mis hijos, especialmente de las madres de la Tierra que sufren en estos tiempos el calvario de sus hijos, la incomprensión de los corazones, la pérdida de las almas en todo lo que hoy les ofrece este mundo.
Pero Yo invito a todas las madres de la Tierra a unirse a Mi Espíritu maternal, porque en este momento y en este tiempo, Mis queridas madres, hay muchos hijos que acoger, hay muchos hijos que adoptar espiritualmente. A través del corazón de cada madre de la Tierra, Yo siempre lo transformaré todo y fortaleceré a los discípulos de Cristo, soy la Madre de la cruz de esta humanidad.
En este trece de agosto, Mi Corazón cierra un ciclo en este lugar, para comenzar un ciclo más amplio y profundo, espiritualmente en Europa; y aspiro a que esto también sea posible en Asia y Oceanía, que después de las Apariciones de Akita todos esos pueblos esperan Mi llegada y Mi retorno.
Me encaminaré en una tarea desafiante, sostenida por cada uno de Mis hijos por medio de la fidelidad en la oración del corazón y, aún más, en la fidelidad en la Sagrada Comunión con Mi Hijo.
Para que este ciclo sea bendecido, vengo a celebrar extraordinariamente la Eucaristía, en compañía de los ángeles de la transubstanciación de la Iglesia Celestial de Cristo.
Y, antes de pasar a ese momento, quiero agradecer a todos los que se mantienen firmes y fieles a la Obra de los Sagrados Corazones y a los que se animan, día a día, a ofrecer sus experiencias o hasta su propia purificación por el triunfo del Plan de Mi Hijo. Y también, quiero agradecer que el Reino de Aurora haya abierto las puertas a Mi llegada, para que la Madre de Dios, en esta nueva etapa, llegue con Su Mensaje a más lugares del mundo, a lugares más lejanos de la Tierra a donde con muy pocos llegaré, pero seré acompañada fielmente por cada uno de ustedes a distancia.
Después de este ocho de agosto, han ingresado en la escuela de la unidad interna, en donde no existe separación, límites ni fronteras; en donde solo existe la unidad y la omnipresencia entre los corazones.
Para terminar, después del ejercicio de la Comunión Espiritual que ahora celebraremos, quiero que el coral ofrezca a Mi Corazón maternal el Ave María de Gómez, como una súplica que deberá resonar en este universo y, principalmente, en todos los corazones.
Que este Mensaje resuene por mucho tiempo, hasta que cada una de las almas comprenda y entienda lo que Yo necesito para este Plan de Salvación.
Ofrezcamos a Mi Hijo este momento, que Él los unja con Su Luz espiritual y que el espíritu del apostolado y de la misión se fortalezca en todos los que se ofrecen para vivirlo fielmente. Y que este espíritu de apostolado y de misión se multiplique en los que deben autoconvocarse para esta sagrada tarea.
Celebremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Señor Jesús, en Presencia de Tu Madre Celestial, Te pedimos que recibas este Sacramento, que aceptes esta oferta de cada corazón que cree en Ti y que vive por Ti.
Te pedimos, Jesús, que santifiques este Altar, pero que también santifiques nuestra vida, para que podamos ser el ejemplo que Tú esperas, en la humildad de la vida, en la simplicidad del corazón; junto a todos Tus ángeles de la transubstanciación, elevamos este sacrifico del Altar, no solo para recordar la Pasión que tu viviste por nosotros, sino también para dar honor y gloria a Tu legado, a Tu legado de Amor y Redención.
Nos despojamos, nos vaciamos y nos entregamos, Señor, a los pies de Tu Iglesia Celestial, para que Tú, Rey del Universo, Señor de los Señores, Maestro entre los Maestros, seas quien celebre este momento junto con nosotros, por medio de la fuerza y el poder de Tu Corazón misericordioso. Amén.
A pedido de Nuestra Señora, reconocemos nuestras faltas en el silencio del corazón y las reparamos por medio del don del perdón que brota del Corazón de Dios.
Y así, ofrecemos este momento por la sagrada tarea, por el Sagrado Propósito de Nuestra Señora para toda Europa y Asia, como también para África.
En la noche que Jesús iba a ser entregado, reunió a Sus apóstoles para ofrecerles el mayor testimonio de Su Amor, por medio del pan y del vino transubstanciados. Fue así, que Cristo tomó entre Sus Manos el pan y, elevándolo a Dios, lo ofreció en sacrificio y en entrega, pidiéndole al Padre Eterno que fuera transubstanciado en Su Cuerpo.
Enseguida, Jesús lo partió, y ofreciéndolo a Sus compañeros, Él les dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Adoramos y reconocemos el Sagrado Cuerpo de Cristo.
Antes de terminar la Cena, antes de partir hacia el Huerto Getsemaní, en donde confirmaría Su entrega delante del Padre Eterno, con la dulzura de Su Corazón y la compasión de Su mirada, Jesús tomó entre Sus Manos el Cáliz, lo elevó y lo ofreció al Padre para que fuera transubstanciado en Su Sangre.
Enseguida, Él lo pasó a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Adoramos y reconocemos la preciosa Sangre de Cristo, junto a los ángeles de la transubstanciación.
He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Felices los que se autoconvocan para servirse de este Sacramento, porque Cristo nos ha prometido la vida eterna.
Oración: Padre Nuestro.
Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra e ingrese en cada corazón.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
En este momento, hermanos, unidos a cada hermano del planeta que participa este sagrado encuentro con Nuestra Señora, ofrecemos y anunciamos la Comunión Espiritual.
Oremos:
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Hijos, todo ya ha sido consumado.
Ahora y siempre, les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendigo, bajo la Luz de Cristo, que los fortalece y los anima a seguir adelante, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y cerramos este encuentro, respondiendo al pedido de Nuestra Madre, escuchando el “Ave María”.
En los planos internos existe una gran red de almas orantes que se unen entre sí a través de la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Esa unión se establece por medio de las intenciones más puras y de las súplicas más verdaderas que brotan del corazón de esas almas.
En este tiempo, ese trabajo interno se amplió debido a la necesidad del planeta y de la humanidad. El aumento de intenciones y de súplicas llega a los oídos de la Madre de Dios, para que todas las situaciones sean atendidas.
En esa gran red de almas de los planos internos existe una comunicación espiritual que se establece entre el ser orante y Dios. Esa comunicación es alimentada mediante la oración, la que mantiene abierta las puertas de los Cielos para que las Gracias puedan descender.
Todos los seres orantes son llamados a ingresar a esa gran red de almas devotas, que solo oran para que las diferentes realidades de la humanidad sean respondidas.
En todo esto, el universo angélico cumple una misión fundamental y lleva adelante la función de ser un importante intercesor entre las almas y Dios, para que se cumpla la Ley de la Misericordia y del Perdón.
Con cada oración sincera y verdadera un ángel del Señor puede interceder por una situación que, en muchos casos, sucede en otro lugar del planeta.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la Paz de Cristo esté en ustedes.
Busquen, en este momento, fortalecer su unión con Mi Hijo, así permitirán que las Leyes Inmateriales lleguen a sus vidas y sus consciencias sean retiradas de la corriente del caos y de los embates.
En este tiempo, hijos Míos, deben vivir la verdad y la sinceridad con Mi Hijo, para que Él haga de sus personas almas de caridad, misericordia y bien.
Continúen rezando el Santo Rosario diariamente, porque en la oración del Rosario encontrarán la escalera de Luz que los elevará y los retirará de cualquier peligro.
Desde el Cielo vengo acompañando el momento que el planeta sigue atravesando. Cuantas más obras de bien y de paz se lleven adelante, mayores serán las Gracias que la humanidad recibirá, aunque no las merezca.
Hijos, usen el discernimiento, usen correctamente la palabra, que nada sea desperdiciado.
Sean personas de amor y de bondad.
Vivan el mensaje de Mi Hijo y así el mundo estará a salvo por la presencia de la santidad de las almas.
Reconozcan a Mi Hijo en el semejante.
Despierten sus virtudes y talentos.
Sean embajadores de la paz y ya no vivan el odio, la venganza ni la discordia.
Sean más misericordiosos, y la Divina Misericordia llegará al mundo.
Yo les doy Mi bendición maternal para que no se desanimen.
Si están en Cristo, en Cristo alcanzarán su redención y conversión. ¡Adelante!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En todos los Centros Marianos, a través del Relicario de Mi Corazón, seré el portero y el protector, el guardián de las reliquias espirituales y de los dones divinos que se guardan en los lugares sagrados erguidos en honor a Dios y por la manifestación de Su Plan.
El Relicario de Mi Corazón será la protección de todas las virtudes alcanzadas por las almas. Será el guardián de la evolución de aquellos que dijeron sí a Dios, y cada vez que lo contemplen con amor no solo estarán recibiendo en su interior lo que un día Yo alcancé, a través de la humildad y del vacío espiritual, sino también, hijos, estarán siendo resguardados por Mí que, ante Dios, recibí la potestad de ser su padre y guardián en estos tiempos de transición.
Es por eso que, frente a las dificultades que les parecen imposibles de transformar, oren Conmigo, contemplando el Relicario de Mi Corazón. Cuando el desierto sea mayor que su fe, oren Conmigo, contemplando el Relicario de Mi Corazón. Cuando las energías del mundo parezcan batallar, en su propio interior, con sus principios más puros, oren Conmigo, contemplando el Relicario de Mi Corazón.
Y, para que todas las almas del mundo tengan la oportunidad de estar delante del Relicario de Mi Corazón, les pido que todos los días 19, de una forma simple, el Relicario de Mi Corazón sea transmitido en vivo, durante una hora, para que todos aquellos que quieran estar delante de Él, en silencio, puedan hacerlo. Este ejercicio les permitirá encontrar la paz y fortalecer, en el propio interior, todas las virtudes ya alcanzadas.
En este tiempo de transición, seré el guardián de sus almas, padre y compañero que, en el silencio, seguirá sus pasos para que no se pierdan, sino que siempre se encuentren en Cristo.
Es de esa forma, hijos, que les pido que todos los días 19 de cada mes, a las 17 horas, sus corazones se unan en oración, y sobre todo aquellos que hoy no pueden estar en los Centros Marianos reciban también las Gracias y los Dones que surgen del Relicario de Mi Corazón para el mundo.
Si hacen este simple ejercicio, en el día de la Fiesta del Corazón de San José, no solo por ustedes mismos, sino también por todas las almas del mundo, podrán interceder Conmigo por los más pecadores y por los que se autocondenaron, para que esas almas abran sus ojos y encuentren la luz y la salvación en Cristo.
Yo los aguardo en oración y los bendigo.
San José Castísimo
La constancia y la perseverancia, hijos, serán sus aliadas en este tiempo de transición. Deben tener siempre presentes estos atributos, que surgen de la Fuente del Rayo de la Voluntad de Dios.
Ser constantes en la oración, en el servicio, en la fraternidad, en la mansedumbre, en la compasión, en la fe y en la misericordia los llevará siempre a transformar, cada día, un poco más la condición humana.
Ser perseverantes en las metas que se colocan y en el propósito que establecen de no caer en las mismas distracciones, tentaciones y errores, consolidará la transformación en su interior, en los niveles más profundos de su consciencia, y no permitirá que, en el último instante de su probación, como parte de la humanidad, caigan en pruebas que ya parecían estar superadas.
Clamen por esta Gracia ante Dios, de que a través de Su Voluntad y de Su Poder, sean constantes y perseverantes en el cumplimiento de Su Ley.
Aún están a tiempo de construir en el propio interior, en los niveles inconscientes del ser, una fortaleza verdadera que los sustente y ampare en los tiempos en los que la humanidad, como un todo, solo encontrará equilibrio en Dios y en la fortaleza sobre la roca erguida en el propio corazón.
Ejercítense en las pequeñas cosas. Vigílense a sí mismos y así siempre encontrarán la paz.
Escojan el Amor de Dios y no las cosas del mundo.
Pidan la Gracia y el auxilio del Cielo y cada día hagan su propia parte.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Queridos hijos:
Que en este tiempo de definición sus corazones estén dirigidos todo el tiempo hacia el Corazón de Dios; así estarán diciéndole a los Cielos que aspiran a seguir recibiendo las Gracias que necesitan para que sus vidas se rediman y se santifiquen.
En la unión imprescindible que ustedes pueden tener con Mi Hijo, Su Divina Misericordia, la Sangre y el Agua de Su Corazón, justificará muchos de los errores y de las adversidades que sigue viviendo el mundo por alejarse cada vez más de Dios para satisfacer sus placeres humanos.
Este es el último tiempo en el que el Padre Celestial estará atento a las oraciones y a las súplicas de Sus hijos. Será el tiempo en el que la humanidad, antes de lo que llegará, podrá colocar la cabeza en el suelo para pedir perdón y vivir un verdadero arrepentimiento.
Yo los invito, Mis hijos, a tener eso presente. Ahora, las oportunidades son únicas y no se repetirán, porque ya son las últimas.
Estará siendo concedida una última Gracia al mundo para que muchas almas abandonen el caos en el cual viven e ingresen en el universo de la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimoseptimo poema
Santísima Señora del Rosario,
Sostén incondicional de la humanidad,
Amor celestial y profundo,
haznos comprender el misterio de Tu servicio y entrega.
Impúlsanos a servir y a entregarnos,
para que seamos merecedores de las Gracias del Cielo.
Que, en el camino de la entrega incondicional,
podamos reconocer, en nuestros hermanos,
el Rostro vivo de Cristo,
porque necesitamos crecer en el amor
y en la transparencia de nuestras vidas.
Danos a conocer, Señora de la oración eterna,
el valor incalculable de la oración interior.
Que nuestra llama de la fe se encienda,
y se eleven nuestras súplicas
hacia el Corazón del Padre.
No nos dejes caer en la ilusión ni en la indiferencia.
Que tengamos nuestros corazones abiertos,
para reconocer la urgente necesidad
de servicio y de oración en este tiempo.
Señora del Santísimo Rosario,
que podamos ver y sentir,
así como Tú sientes y ves a Tus hijos del mundo.
Tráenos la consciencia
de lo que significa cumplir la Voluntad de Dios.
Que nuestra percepción de la realidad se amplíe,
para que no nos quedemos en lo pequeño,
sino en lo grande,
en lo maravilloso de responder a Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Octavo poema
Amantísima Reina del Cielo y de la Tierra,
a Tus humildes pies, dejamos nuestras vidas y corazones,
como ofrecimiento sincero de todo nuestro amor por Ti.
Queridísima Madre del Universo,
gran Espejo de la Misericordia de Dios,
ayúdanos a ser merecedores de las Gracias del Cielo.
Establece, dentro de nosotros,
el Propósito Divino de la Creación,
para que nuestras consciencias representen
al menos una pequeña parte del Infinito
y del gran Plan de Rescate de la humanidad.
Somos Tus siervos, Virgen Santísima.
Somos los que en oración nos ofrecemos
para estar vigilando a Tu lado,
a fin de que se cumplan las promesas de Cristo
en todos los corazones posibles.
Madre, quítale la sed
a los que tienen sed de la Luz y del Amor de Cristo.
Madre, alivia el corazón de los que se desesperan.
Trae para cada uno de nosotros
el universo del Amor de Dios,
para que nos sintamos colmados
de la fuerza y del poder de la Misericordia Divina.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El mes de mayo, hijos, podría ser conocido como el mes de la intercesión por las almas y por el planeta.
Es el mes en el que las Leyes de la Gracia y de la Misericordia actúan más intensamente en la Tierra, a través de la devoción de las almas que se consagran y se reconsagran al Inmaculado Corazón de María.
Mayo no es solo un período cronológico, es además el período de un ciclo espiritual en el que los Espejos del Cosmos se alinean con los Espejos de lo profundo de la Tierra y también con aquellos que están en el corazón y en la esencia de los que oran. De esa forma, una red de luz espiritual, divina y planetaria se manifiesta por el simple hecho de que las almas expresan su devoción y amor al Inmaculado Corazón de María, la Reina de todos los Espejos de la Creación.
A través de las oraciones de Sus hijos, la Madre y Gobernanta Celestial manifiesta, entre las dimensiones, Portales de liberación y de intercesión para las almas más pecadoras y perdidas. Es así que la oportunidad de una Gracia es concedida a los que se arrepienten de corazón y oran por la redención y por la paz en el planeta.
También los Reinos de la Naturaleza, los elementos y la vida que habita el planeta son tocados por las Gracias más profundas que provienen del Corazón de Su Madre Celestial.
En el universo, como en la Tierra, los ángeles y arcángeles se mantienen atentos a las súplicas de los que oran en todas las culturas y religiones, a los que claman sinceramente por paz porque, a pesar de su incomprensión e ignorancia, el amor en los corazones de los que oran se transforma en méritos para la cura, la redención y el despertar de todas las almas.
Por eso, oren, hijos, y reconsagren sus vidas a Dios en cada instante. Están en un ciclo de Gracias, de Misericordia y de intercesión, aun ante el escenario caótico del planeta. Que sus almas estén en el punto correcto de su elevación para que siempre alcancen la paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castíssimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más