Martes, 13 de agosto de 2024

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos, hoy vengo a contemplar el espejo que fue construido espiritualmente en cada corazón; ese espejo que ha sido forjado a través de la oración constante, del compromiso de cada hijo Mío con Mi escuela espiritual de oración.

Hoy no vengo a contemplar los pecados, sino que vengo a contemplar las Virtudes de Dios en cada corazón humano que se ha animado, en nombre de Mi Hijo, a esforzarse y a sacrificarse por este planeta y por este Proyecto de la humanidad.

Este espejo del corazón en cada hijo Mío es tan predilecto e importante para Mí como los pasos que ustedes pueden dar con sus propios pies, esos pasos que Mi Hijo los invita a dar en el final de este tiempo para que Sus ejércitos orantes y servidores construyan y preparen espiritualmente Su más esperado Retorno.

Con la grandeza de Dios y la infinidad de Su Gracia, Él Me envía para que sea testigo ante la Ley Creadora y la Ley Intercesora, para que Yo pueda ver, como su Madre y Mediadora, el espejo espiritual que Yo misma construí en cada corazón a lo largo de los tiempos, porque es ese espacio que Mi Hijo buscará cuando Él retorne.

Y desde allí, desde ese espacio interior y espiritual, Mi Hijo Amado les pedirá sus talentos y virtudes, que en el momento de Su Retorno a la Tierra ya deberán tener expresados en esta vida material; porque el planeta lo necesitará, la humanidad lo necesitará.

Y por eso, como su Madre y Guardiana, Me ocupé de construir este espejo espiritual que ustedes mismos, a partir de hoy, deberán cuidar y proteger, como un relicario, de todas las amenazas que este mundo expresa; proteger este sagrado relicario del espejo del corazón de todas las influencias e interferencias que vive el mundo.

Porque, para que en este nuevo ciclo puedan estar unidos a Mí, deberán ingresar al espejo de sus corazones en consciencia y sintonía, y así estarán unidos esencialmente a Mí, no solo a Mi Corazón y a Mi Alma, sino a Mi tarea corredentora, que Mi Hijo Me confió en silencio para el rescate y la salvación de las últimas almas en el fin de estos tiempos, principalmente las que más necesitan de la Misericordia de Dios.

Quisiera que hoy salieran de aquí, de este encuentro Conmigo, no solo contemplando todas las Gracias que fueron recibidas y otorgadas, no solo contemplando los momentos compartidos con la Jerarquía Divina, sino también contemplando, a través de la certeza interior, la presencia espiritual del espejo del corazón, para que sigan recibiendo los impulsos del universo, de otra red de espejos, invisibles y espirituales, que se comunican internamente para ayudar a la actual humanidad.

Por eso, el espejo del corazón en cada hijo Mío deberá estar muy presente en este tiempo, no solo para que la vida intuitiva e interior, en este momento planetario, interceda por la humanidad, sino también para que, por ustedes mismos, con la ayuda de la Madre de Dios, tomen consciencia del momento de la transformación de la vida y de todo a lo que le ha llegado la hora y el tiempo de ya no estar más presente en sus vidas.

Esto solo lo sabrán, queridos hijos, cuando enciendan el espejo del corazón a través de la oración, del contacto con la vida divina e interna en cada espíritu de cada hijo Mío. Porque es allí, desde ese nivel espiritual e intuitivo, desde donde, a partir de ahora y por los tiempos que vendrán, tendrán las herramientas necesarias para que ustedes y sus hermanos aprendan a atravesar estos tiempos de desafíos sin temer y sin retroceder, sin dudar y sin cuestionarse, porque la ayuda que cada uno necesite en este tiempo le llegará. Pero no será en el tiempo que ustedes quieran o desean; la ayuda de Dios llegará a través del Tiempo de Dios, de lo que está escrito para este destino y trayectoria de las almas.

Ahora es el momento de que todos Mis hijos, y especialmente todos los que han sido consagrados como Hijos de María, se coloquen en predisposición, en prontitud y en forma espiritual para sostener el gran espejo de los Centros Marianos. Porque serán las almas que allí estén presentes, en los tiempos que vendrán, que harán de los Centros Marianos verdaderos Puntos de Luz en el planeta, espacios seguros y protegidos para que la Jerarquía pueda intervenir ante las graves crisis que hoy viven el planeta y la humanidad.

Serán las almas, que se autoconvoquen y se presenten en los Centros Marianos, que harán de esos espacios sagrados Espejos del Corazón de María, de Jesús y de San José; desde donde el afluente espiritual de la Gracia y de la Instrucción de Nuestros Sagrados Corazones siempre estará disponible como una fuente inagotable, principalmente para las almas que llegarán con sed espiritual.

Será el momento de que, en estos tiempos finales, después de estos diecisiete años de tareas con los Sagrados Corazones, la vida sacerdotal y monástica sea una experiencia viva y crística en la liturgia de los Centros Marianos. Este es un compromiso personal de cada hijo Mío con la propia Consciencia de Dios.

De ustedes, Mis amados, dependerá que la Fuente de Gracia de Nuestros Sagrados Corazones esté abierta y presente en el final de estos tiempos, a través de la vida espiritual de los Centros Marianos y del compromiso fiel y verdadero de todos los Hijos de María consagrados.

Porque les aseguro que, ante tanta confusión material y espiritual del planeta, ante tantas corrientes espirituales que confunden a las almas y las alejan de Dios, porque los anticristos ya están presentes en el planeta, no habrá otro lugar más seguro y protegido que los propios Centros Marianos, así como los Santuarios que Yo fundé a través de Mis Apariciones en todos los tiempos.

Es en estos sagrados lugares en donde el Cielo desciende de forma infinita e impersonal; porque los Centros Marianos y los Santuarios, otorgados a Mi Materno e Inmaculado Corazón, son propiedad del Cielo, son tesoros de la Creación en la Tierra, son refugios para las almas, son océanos infinitos en donde las almas se pueden sumergir y saciar su sed todas las veces que lo necesiten hasta el momento del Retorno de Cristo, Nuestro Señor.

Estas son las dádivas que deben expresar sus corazones. Para esto Me ha pedido Mi Hijo que los prepare en estos años. Ahora es el tiempo de los apóstoles en la concreción, no en la teoría sino en las obras, en el compromiso con los que más sufren y padecen, incluyendo a los sagrados Reinos de la Naturaleza. Así ustedes, en el servicio incansable, también se curarán y se redimirán.

No hay alma, en este mundo, que se pueda curar sin servir a los demás. El servicio es la puerta de la liberación del cautiverio espiritual. Nunca crean, Mis hijos, que encerrados en una casa o en ustedes mismos alcanzarán las puertas del Cielo.

Dios expresa Su Poder en lo más simple, Dios expresa Su Belleza en los que lo sirven, donde sea y como sea, cuantas veces sea necesario. Esto es también parte del legado de la Sagrada Familia y es lo más sagrado que podemos compartirles en este momento final.

Cuando no puedas caminar con tus propios pies, ponte a servir.

Cuando estés confuso con tus propios pensamientos, ponte a servir.

Cuando dudes del camino que has decidido seguir, no te confundas y ponte a servir.

Cuando no tengas claro cuál es el siguiente paso, no te desanimes y ponte a servir.

Cuando no encuentres la respuesta que aparentemente necesitas, no te perturbes y ponte a servir, porque todo vendrá por añadidura.

Dios espeja, desde Su Corazón, Su abundancia infinita y Su Gracia en los que lo sirven por amor, porque Dios no necesita ser servido por nadie, son las almas que necesitan servir para poder liberarse todos los días.

No se imaginan cuánto crece un espíritu, cuánto se fortalece un alma, cuánto madura una personalidad, cuando sirve a los demás y adonde sea necesario. Esta es la gran clave que Cristo entregó a Sus apóstoles; porque no se aprende solo con las palabras, sino con las acciones; no se instruye solamente con el verbo, sino con los actos de amor.

Espero que comprendan Mi Mensaje en este último día, porque Yo les estoy agradecida por haber llegado hasta aquí, después de tanto tiempo y de tanto camino recorrido.

Mi Hijo también les agradece, así como San José, por los corazones que se han decidido a ser misioneros en este planeta en agonía, necesitado de amor.

Hoy, Me llevo las flores de su oferta, esas flores que nacen y crecen en el corazón de cada hijo Mío, de cada Hijo de María. Y esto para Mí es significativo en este momento planetario, en el que el odio ciega a muchos corazones, en el que la guerra destruye a muchas vidas.

Estas flores, que hoy Me ofrecen sus almas, serán llevadas a los Pies del Creador como una síntesis en el fin de este ciclo y comienzo del nuevo ciclo, para que caminen por sus propios pies, así como Mi Hijo se los anunció a ustedes.

Quiero que Me despidan con una simple canción, no solo para que sus almas siempre Me recuerden y Me tengan presente, sino para que Mi Fe Espiritual, la Fe que Yo sentí siendo María en la Tierra, los pueda fortalecer en este tiempo de grandes desafíos, sabiendo que Dios lo ve todo.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Y recuerden que podré volver, si Dios lo necesita, y que los días sábados seguiré instruyéndolos con Amor, con Amor Maternal.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar juntos la canción “La Fe de María”, agradeciendo a la Madre de Dios