Lunes, 14 de abril de 2025

Sagrada Semana
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL SEGUNDO DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora sí, Yo puedo estar presente en los corazones que Me aman y especialmente, en este día, en los corazones que Me adoran en el Santísimo Sacramento del Altar.

¡Cuántos milagros Yo puedo hacer en las almas buenas, en los corazones abnegados, en las vidas que se entregan a Mis Pies todos los días!  

Porque el principal milagro en Mi Presencia es el Amor, que nutre la vida y nutre el espíritu, que trae un gozo espiritual para el alma que se consagra a Mí, en el fiel ejercicio de la adoración.

Es esto lo que Yo vengo a buscar en estos tiempos, y cada vez que una nueva alma se consagra como un Adorador al Corazón Eucarístico de Jesús es un triunfo del Reino de los Cielos en la Tierra, es un alma del infierno que es retirada del sufrimiento, así como el buen ladrón en la cruz fue retirado del sufrimiento para entrar en el Paraíso.

Vean cuán simple es el poder del Amor de Dios en aquello que puede representarlo de forma humilde y verdadera.

Hoy, vengo aquí con el gozo y el espíritu de Mi Paz; porque, independientemente de cualquier consagración, son las almas que deben reconocer y adorar al Señor en el Santísimo Altar, en la expresión viva del Sacramento, así como los santos ángeles del Cielo y de la Tierra lo reconocen y lo viven, así como estas consciencias elevadas se postran ante el Trono de Dios.

Es así que hoy coloco a sus almas ante el Trono del Padre, no como un Dios de justicia o de severidad, sino como un Dios de Amor y de Misericordia que hoy, a través de Su Amadísimo Hijo Cristo Jesús, abre Sus Brazos de par en par para acoger a cada uno de Sus hijos, Sus criaturas, a todos los que tienen la Gracia de escuchar la Palabra de Dios en este momento, y para que su propia condición humana sea disuelta por la fuerza del Amor de Mi Corazón.

Yo les prometí que quien reconociera al Cristo Misericordioso, sería reconocido como bendito en Misericordia, que es la Ley que Yo vengo a cumplir en este tiempo de caos.

Yo vengo a buscar en los corazones la conversión de la vida, del alma y del espíritu, sin sufrimiento y sin agonía; con la alegría que cada uno ha tenido de reencontrar en su propia vida la Presencia de Dios, no solo a través de la Voz de los Divinos Mensajeros, sino a través de la experiencia del Amor Vivo que cada uno de ustedes puede vivir en el día a día con el semejante.

He aquí el Sacerdote de Dios, el Eterno Amor del Padre, presente y vivo, resplandeciente e inextinguible, a través del Sagrado y Eucarístico Corazón de Jesús.

He aquí los ángeles que alaban y adoran a los Tronos del Padre, que contemplan la Llama de Su Amor, eterna y divina, sublime y sagrada, que hoy se espeja hacia la Tierra a través del Corazón de Cristo y por intercesión del Espíritu Santo.

¡Oh, amados Míos! Así como fue con los apóstoles y las santas mujeres, una vez más nos volvemos a reencontrar en la paz, con la confianza absoluta de que deben cruzar el portal hacia lo desconocido, hacia lo que es real y proviene de Dios, su Padre Eterno.

Vengo así a imponer sobre ustedes y a través de Mis Manos la Sagrada Llama del Espíritu Santo.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Coloquemos las manos en señal de recepción, para recibir la Llama del Espíritu Santo a través del Corazón de Cristo Vivo.

 

¡Oh, Amado Espíritu de Dios!,
que inundas y colmas toda la vida,
sacramenta a Tus hijos de la Tierra
con la Llama Sagrada del Espíritu Santo.

Despierta, en cada uno de ellos,
Tus dones y Gracias, Tus virtudes y Tus talentos,
a fin de que se cumpla el tiempo esperado de la paz,
en el que todos, Padre Eterno,
 aquí en la Tierra como en el Cielo,
gozarán de la presencia del Reino de los Cielos
a través del Retorno Vivo de Cristo.

Haz a los corazones pacificadores,
pilares del amor y de la verdad,
templos abiertos para recibir en su interior
 a todos sus hermanos y hermanas,
a fin de que en la fraternidad y en la hermandad
se disuelvan los sufrimientos y las dudas,
 las incertidumbres y la falta de la fe.

¡Oh, Sagrada Llama del Espíritu Santo de Dios!,
desciende en el espíritu de cada hijo Tuyo
y conságralo a Tu bondad y Misericordia,
a fin de que cada corazón humano
cumpla Tu Sagrada Voluntad.

Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a llevar nuestras manos al corazón y a comulgar de ese Santo Espíritu inmaterial de Dios que nos viene a entregar la fortaleza de Su fe y de Su amor para superar todos los tiempos y todos los acontecimientos, con la confianza absoluta de que, a través de Cristo, Nuestro Señor, se cumple Su Santa Voluntad.

Contemplemos a pedido de Cristo, en este momento, la presencia del Reino de Dios a través de nuestro corazón, permitiendo que nuestra alma nos revele este misterio, el misterio del Amor de Dios, que supera todos los tiempos y todas las formas, que abre las puertas a la Gracia inconmensurable e infinita, a la Gracia de Dios que porta la Paz.


Para que algunos tengan la ayuda espiritual de Mi Corazón de retirar de su propio corazón lo que los aflige, lo que los inquieta o les quita la paz, Me escribirán una pregunta que será colocada en una cesta, a partir de mañana y Me tomaré el tiempo con todo el Amor de Mi Corazón para responder todo lo que pueda.

Pero estén atentos, porque Mi propia Palabra, que es la Palabra del Dios Vivo, también les responderá, como una señal visible de Su amorosa respuesta.

¿Está bien para todos?

Todos responden: ¡sí!

Siempre es necesario tener autorización para poder obrar; así es la Jerarquía, así es en el Cielo como es en la Tierra.

Los invito ahora, en gratitud y en sintonía, a acompañar de alma y de corazón la consagración de nuevos adoradores.

Quiero otorgarles a ellos esta Gracia, porque sé que la esperaban, y se las entregaré esta tarde por intermedio de esta simple consagración.

Y, para terminar, les pediré un momento de adoración al Santísimo para otorgarle al mundo una expiación espiritual ante los ultrajes, indiferencias y omisiones que suceden en el mundo, para que se establezca un tiempo de paz y de armonía interior.

Celebremos.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Bien concentrados, que Jesús está acompañando.

Vamos a cerrar este momento de consagración por medio de una simple oración, la oración al Padre Celestial, para que Él nos guíe a través de Su Amor y reciba nuestra oferta.

Oremos:


Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.

Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.

En este encuentro, Te honramos, Señor.

Y bajo la bendición de Su Amor y de Su Luz, consumamos esta consagración como Adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo, como parte de Su Cuerpo Místico.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.