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Queridos hijos Míos:
¡Alabado sea Mi Hijo Jesús en vuestros corazones y en los corazones más solitarios del mundo!
Con regocijo, queridos hijitos, hoy Yo escucho vuestras plegarias, plegarias que nacen de vuestro amor por Mí, y también hoy les entrego Mi Amor Materno para que lo guarden en lo profundo de vuestros seres.
Como ya se los he dicho, Mis pequeños, el mundo está viviendo sin paz y solo la fuerza imperiosa de vuestras oraciones será la que cambiará el curso de los acontecimientos. Si ustedes en el amor y en la devoción se unen a Mi Inmaculado Corazón, la Paz se podría establecer una vez más en el corazón de todos los seres.
Hoy en la Paz y en el Bien, Yo los invito a ser mediadores, Yo los invito a ser constructores de la nueva y esperada humanidad de Dios, la que vivirá la esencia de las leyes y de los mandamientos, porque por fin reinará el Amor Eterno como lo es en el Cielo.
Queridos hijos orantes, día a día los llamo a la oración, como también los llamo al ayuno. Repito esto porque sé que muchos de ustedes tienen dificultad para vivir estos principios de sacrificio por la humanidad. Cada uno de ustedes guarda en el corazón la libertad de elección, Yo les pido que me entreguen lo que en verdad me pueden dar. Yo Soy vuestra Inmaculada Madre y sé qué es lo que ahora, por ejemplo, necesitan para poder estar unidos a Dios.
El verdadero sacrificio será para ustedes hacer algo por vuestro mundo, el que día a día se oscurece por la inmensa cantidad de acciones y de faltas que las almas cometen. Por eso, mes a mes Yo desciendo desde el Cielo con la esperanza de Paz para todos Mis hijos y de la victoria del Plan de Cristo sobre la Tierra.
A partir de ahora, Mis queridos, ustedes serán los que definirán el camino futuro de la Nueva Humanidad. Por eso, únanse a Mi Hijo Jesús y vivan a través del manantial de Su Bendita Gracia y Misericordia, esto permitirá que la consciencia del mundo se alivie y esté presente el Amor de Dios y la esperanza de Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, ya no son tiempos normales, les ruego que despierten a Mi llamado ya que, en este mes de junio, se cumplirá un año más de la presencia en Medjugorje de Mi Eterna Gracia entre ustedes.
Oro por los niños del mundo que no nacen, para que los responsables de traer esas almas al mundo alcancen el perdón y la reconciliación con Dios. Oro para que el sufrimiento termine en los corazones que están perturbados y sin paz. Oro infinitamente para que Mis hijos de América y el mundo tomen consciencia de Mi Maternal presencia en el final de estos tiempos.
Yo Soy la Reina del Sol, Soy la Estrella de la Mañana, la que al igual que en Fátima, les anuncia la Paz y la vida de oración diaria.
Hijos Míos, guardo en Mi Corazón vuestras súplicas. Oremos para que muchos corazones más despierten a tiempo.
Que los dos próximos meses representen, para todos los peregrinos, el recogimiento orante en el corazón y la meditación sobre todo lo que ustedes han vivido Conmigo.
¡Les agradezco a todos por haber escuchado Mi Materno llamado!
¡Gracias queridos hijos!
Los bendice y los ama desde el Corazón de Dios,
María, Madre y Reina de la Paz
Soy tu Madre del Cielo, la que viene a acompañarte hasta los brazos del Señor, Cristo Jesús, el Salvador.
¡Alabado sea Él y Su Santo Nombre en vuestras vidas!
Mis amados hijos:
Cada vez que un pequeño acto de vuestra voluntad se encamina e ingresa en la Voluntad de Dios, las puertas del Cielo se abren y los ángeles reciben esa oferta que cada uno de Mis hijos realiza.
El superarse a sí mismo, el dar un paso hacia la necesidad de la humanidad dejando atrás vuestras necesidades y deseos, brinda para este planeta un poco de alivio.
Cada vez que uno de Mis hijos, conscientemente deja atrás su propia satisfacción y coloca primero la necesidad del mundo, se establece en la consciencia planetaria lo que en los Cielos se llama tregua espiritual. Es necesario que todas esas treguas, que se accionan día a día por la tarea consciente de muchos hijos de Dios, se conviertan en acciones concretas y estables.
Cada vez que un hijo o una hija acepta dar un paso definitivo en la consagración, deja de haber solo una tregua espiritual y ese impulso es una puerta que se cierra al caos y se convierte en otra puerta que se abre al equilibrio y a la armonía.
Cada vez que un hijo de esta Tierra se consagra definitivamente a Dios y entrega su vida a una práctica perpetua de devoción, orden interior, oración y servicio a los demás, la consciencia monástica del planeta recibe una nueva luz, un nuevo impulso de vida, que la fortalece.
Por eso hijos amados, no teman y den los pasos que vuestras almas ansían dar desde hace tiempo. Únanse a nuestro Señor a través del servicio pleno y se podrán sentir definitivamente parte de Su Corazón.
En este tiempo, la Oferta Divina consiste en la entrega, el sacrificio y la transmutación del planeta y la humanidad; es decir, solo trabajo y un constante esfuerzo. Y cuando estas ofertas son aceptadas por las criaturas, Dios Todopoderoso coloca a esas criaturas en un espacio especial dentro de Su Corazón, donde todo es protección.
Yo, como vuestra Madre y Guardiana de vuestras almas, los acompaño en estos pasos.
Anímense a darlo todo por amor a Dios y a Su Plan para esta humanidad.
Gracias por haber estado hoy Conmigo,
María, Madre y Reina de la Paz
Hijos queridos:
Mi Corazón aspira a descender sobre la Tierra y encontrar en los corazones de los que Me siguen la Unidad. Unidad entre sí y con Dios. Unidad que debe nacer en los corazones de Mis soldados, y que será el escudo inquebrantable e impermeable que los protegerá de todo el mal.
Para que haya Unidad, debe haber Fe y Confianza plena en aquellos que los guían y también de unos en los otros.
Sean transparentes en el corazón, en el alma y en el espíritu, como lo son delante de Dios. No teman que vean de ustedes lo peor o lo mejor, porque la Verdad crea la Unidad y de la Unidad nace el Amor entre las criaturas.
Busquen, por medio de la Fe, oír las palabras de los Mensajeros de Dios en este tiempo, porque con Ellos descienden de los Cielos los Misterios que hoy deben ser conocidos por los hombres.
Hoy Yo les pido que presten especial atención a las palabras dictadas por Mi Hijo Jesús, porque mediante estas instrucciones Él está formando a Su Rebaño, para que sepan encontrarlo entre los tantos falsos Cristos que dicen retornar.
La Voz de Mi Hijo es Única y resuena como Fuego de Redención en el corazón de las almas. Aquellos que hoy Lo reconocen y oyen Sus palabras, para practicarlas con Amor, también Lo reconocerán cuando sea el tiempo de acompañar Sus pasos nuevamente sobre la Tierra.
Hijos Míos, ¿comprenden la importancia de lo que les digo?
El Rey del Universo convirtió en verbo las llaves para abrir las puertas del Cielo y se las entrega a la humanidad. Cualquier corazón, que se abra a esta Luz Mayor que traen las manos del Redentor, recibirá de Él, en este tiempo, la Sagrada Misericordia y el Eterno Perdón que Él trae del Reino de los Cielos.
Como ya lo hice en Nazaret, hace 2013 años, nuevamente alerto a la humanidad para que escuchen las palabras de Dios, por intermedio de Su Hijo Primogénito, que ahora viene en Espíritu y Divinidad para curar a los corazones y las consciencias de los que padecen por falta de Fe y de Amor.
Mi Hijo Jesús no vendrá a resucitar a los muertos, para que vuelvan a vivir en este mundo. Él viene para resucitar a los que murieron aún en vida, porque el Corazón de Dios ya no tiene margen para pulsar en esos corazones. Muchos son los que murieron en vida, porque perdieron la Fe y el motivo de vivir, desconocen a Dios y a Sus Mensajeros y deambulan por el mundo, vacíos de espíritu.
Por estos Mi Hijo retorna, para que aquellos que están perdidos encuentren la Salvación, para que aquellos que se arrepientan encuentren la Redención, para que aquellos que buscan a Dios reciban el Perdón y el Amor del Reino de los Cielos.
Escuchen, hijos amados, con atención las palabras de Mi Hijo, así ellas serán la fortaleza para vuestros espíritus y el alimento Celestial para vuestros corazones. Y oren, oren mucho, para que otros puedan oírlas, para que ellas lleguen al mundo.
Les agradezco por responder a Mi Llamado y por seguir acompañando Mi Corazón.
Paz para todos.
María, Madre y Reina de la Paz
Entra en Mi calma, alma Mía, pequeña célula de Dios. No te aflijas por nada, que Yo aquí estoy, siempre detrás de ti.
Entra en Mi Corazón, alma pequeña, pétalo de rosa que oferto al Creador. No te desanimes, porque en Mí encontrarás siempre la paz.
Entra en el Corazón Sagrado de Luz de Mi Hijo, el Redentor, que Él te espera siempre, para colmarte con Su Amor de Pastor.
Entra, pequeña alma Mía, en el Poderoso Corazón de Dios, porque allí es tu casa, la que te aguarda desde siempre. Allí encontrarás el hogar bendito que espera al cansado viajero, para brindarle abrigo, descanso y eternidad.
Entra en tu esencia, alma pequeña y amada, que allí habito también Yo, tu Madre Celestial, que te espera para orar por la humanidad.
Refúgiate en ese lugar dentro de ti, donde el Redentor ha sembrado Su Corazón y palpita Su Código de Amor desde hace tiempo.
Sólo serénate y recuerda siempre que tu estás con Nosotros y Nosotros somos en ti.
Descansa, alma amada, eterna y fiel servidora, que después de tu descanso partiremos nuevamente en busca de los que faltan, para llevarlos al Señor.
Gracias por estar hoy Conmigo.
Tu Madre Celestial.
María, la misma de Nazaret
Queridos hijos:
¡Alabado sea Jesús en el mundo y en todo el universo, principalmente en los corazones que más lo necesitan!
Con alegría y gozo, retorno al Centro Mariano originario de Mis primeras Apariciones en América, la Madre del Cielo retorna al corazón de los hijos que le abrieron la puerta, al igual que en Medjugorje, para que se escuchara la cálida voz maternal de la Virgen María.
Por eso, Mi Corazón escogió estos dos próximos meses para que aquellos hijos, que hace ya algunos años escuchan Mi llamado, puedan recibir la restauración para la continuidad de Mi Obra materna en América y en el mundo.
Hijos Míos, en esta semana, les pido que concentren sus oraciones en las cinco Llagas que llevó marcadas Mi Hijo Jesús, mediante su oración diaria.
Como Madre les pido que adoren estos cinco signos preciosos, porque sí así lo hicieran ayudarán a que todas las llagas del sufrimiento, del dolor, de la desesperación y de la falta de fe y de amor puedan ser cicatrizadas por la cura infinita que puede irradiar Mi Inmaculado Corazón.
Que, en este ejercicio, sus corazones se encuentren con el precioso signo de amor y redención que Mi Hijo manifestó y mostró en la Cruz para todos ustedes.
Queridísimos hijos, ustedes saben que el mundo está sin paz y que estas llagas que genera el enemigo con sus planes, separan a las familias, debilitan el amor entre los seres más queridos y llevan a un gran número de almas hacia la perdición y el pecado.
Les pido que, a través de su Adoración a las cinco Llagas de Mi Hijo, la oración reverbere y llegue hasta el Reino de Dios, para que Su Misericordia y Perdón se derramen como cura en el corazón de todos los seres de la Tierra.
Queridos hijos, como Madre, los llamo a reafirmar su unión interna con Mi Hijo y a profundizar, desde el corazón, la vivencia de su camino espiritual; porque mientras innumerables almas apagan su fe y devoción por Dios, Yo, como Estrella de la Mañana, intento llevarlas lo más cerca posible del Corazón de Mi Hijo para que todas estén fuera de peligro y bajo el amparo de Su misericordioso Amor redentor.
Hijos Míos, hoy también vengo hacia ustedes para que, en esta pausa de sesenta días, ustedes estudien y lean las Palabras que Mi Hijo está anunciando, así sus corazones se fortalecerán y se liberarán del miedo. Tengan como instrumento de oración las palabras de la Sagrada Biblia, reúnan sus fuerzas como una única familia y permitan que la santa protección de Mi Hijo Jesús esté entre ustedes.
Queridos hijos, los tiempos mudan rápidamente y es necesario recuperar los íconos que Mi Hijo les entregó para su conversión, como lo son el ayuno, la confesión, la lectura del Evangelio y la oración en familia, porque así permitirán que el mundo no pierda la verdadera cultura cristiana que Mi Hijo fundó por amor a todos.
Hijos Míos, estoy con ustedes y entre ustedes.
Una vez más les agradezco por responder a Mi llamado.
¡Gracias!, la Paz sea con ustedes.
María, Madre y Reina de la Paz
Mis amados hijos del mundo:
¡Glorificado y alabado sea Cristo Jesús entre ustedes!
Hoy los vengo a visitar como su amorosa Reina del Cielo y de la Tierra, para traerles la buena nueva de que Mis hijos del mundo han comenzado a colmar sus almas a través del Portal* que con tanto amor, ustedes, Mis hijos, colaboran diariamente.
Por ese medio, muchas almas solitarias y en sufrimiento Me han encontrado y, así, esa Voz y Eco de Mi Corazón ha llegado a lugares en donde Mi Amor maternal ha podido ingresar en corazones que estaban distantes de Dios.
Por eso quiero, hijos amados, que con el mismo amor que hasta hoy han colocado en este instrumento de paz y redención, comiencen a cultivar la idea de ampliar esta tarea; porque en ese instrumento iré volcando más instrucciones para el próximo tiempo que vendrá.
Será necesario, como ya habían intuido, que las amorosas instrucciones de Mi Hijo, Cristo Jesús, tengan un espacio especial, como también las de José Castísimo, que instruirá a esta humanidad sobre cómo recuperar el proyecto original que Dios Padre diseñó para la raza humana.
A través de este instrumento, renovado en luz y amor, los Mensajeros Divinos que hoy están llegando al mundo para traer paz y esperanza, podremos estar más próximos a esta humanidad que necesita, en este tiempo, que la acompañen muy de cerca en los pasos definitivos hacia la salvación.
Este instrumento que tanto daño puede hacer a las consciencias cuando es utilizado con intenciones banales y destructivas, ha podido aportar una luz a todo el mundo, en medio de tanta oscuridad, a través de la tarea que realiza para la Madre Universal y el Redentor.
Hijos Míos, pronto iremos trabajando juntos para concretar los pasos, para que la nueva Faz de Mi Hijo que retorna al mundo sea conocida por todos y para que Su Misericordia ingrese a los corazones más duros, hasta que no quede ninguna esencia sin conocer el Amor infinito que Dios, Nuestro Señor, tiene por Sus criaturas.
Descansen hoy en Mi Paz, porque, a partir de mañana, mucho habrá por hacer.
Los guardo dentro de Mi Corazón Inmaculado. Los amo y bendigo sus voluntades, que se han entregado por amor y en amor a la tarea redentora de Mi Hijo, Cristo Jesús.
Gracias por estar hoy Conmigo.
María, Madre de Dios y de ustedes, Mis pequeños hijos
(*) La Madre Divina se refiere a la página web Voz y Eco de los Mensajeros Divinos.
Hijos Míos:
Cuando Mi Corazón se aproxima a la Tierra, trae en Su interior al Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, porque hoy Yo les digo que la Sierva de Dios es Una con Su Espíritu.
El Santo Espíritu vive y reina en Mi Corazón, y Yo estoy en Él eternamente. De esa forma, cada vez que invoquen a Mi Inmaculado y Santísimo Corazón, sepan que estarán invocando al Espíritu de Dios, santificado por Su eterna Gloria en los Cielos y en la Tierra.
El Espíritu Santo se hizo Uno Conmigo cuando el Hijo de Dios habitó en Mi vientre. Yo fui concebida por el Espíritu de Dios y Él se hizo carne en Mi Hijo a través de Mi Vientre.
Mi Espíritu nació de la Consciencia purísima de Dios con la misión de ser eternamente Santo e Inmaculado. Mi Espíritu fue generado por el Corazón de Dios, porque de Su Corazón nacería el Corazón del Hijo del Hombre, el Hijo Primogénito de Dios.
Es hora de que todos glorifiquen este misterio, porque tantas veces les dije que el Espíritu Santo llegaría a sus vidas, y cuando lo dije, Mi Espíritu ya estaba delante de sus corazones.
El Espíritu Santo es omnipresente y desea hacer Su morada en todos los corazones del mundo. Este Santo Espíritu fue creado para manifestar el Amor de Dios en todas las cosas, y, sobre todo, en todas Sus criaturas santificaría la materia y haría renacer a Dios en el hombre y al hombre en Dios.
Como se manifestó en Mí, el Espíritu Santo deberá manifestarse en todos los hijos de Dios. Aquellos que sean fieles a Dios, como Yo lo fui, abrirán las puertas del corazón y de la consciencia para que el Espíritu Santo pueda anclar.
Ya no será gestado en el vientre de los hombres, pero sí en sus corazones. No nacerá en el hombre nuevo, sino que hará renacer al viejo hombre.
Abran sus corazones a ese sacratísimo misterio, renuévense en lo desconocido, pues este Árbol bendito crecerá en los que hoy se abran a estas semillas que les son entregadas.
Yo soy el Espíritu el Espíritu Santo y Él es en Mí.
Como fuego de transformación para las almas, el Espíritu de Dios sobrevuela el mundo, como Ave Inmaculada y Luminosa, coronada de estrellas y vestida de sol, para perpetuar Su Morada en los corazones que le sepan decir sí.
Yo los bendigo y los guardo en el Corazón de Dios.
Les agradezco por abrirme las puertas del corazón.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Cuando un alma se resiste a aprender, lo que por Voluntad de Dios está designado en cada momento de vida, esa consciencia comienza un sendero de sufrimiento, que al principio es imperceptible para ella.
Así pasa cierto tiempo y esa consciencia, que al comienzo pareció aliviada por no ingresar en un nuevo aprendizaje, empieza a sentir desasosiego; porque mientras su mente y sus emociones parecen vivir aquello que desean, su alma y su espíritu ingresan en un proceso de temor por saber que no están en el camino correcto y que están desperdiciando un tiempo precioso; siente que la vida no se detiene y que las experiencias que no están bajo la mano del Altísimo podrían llevarla a errores, que luego no le permitan encontrar la verdadera salida.
¿Por qué, Mis amados, insisten en vivir desasosiegos? ¿Es que no confían en Mí y en el Salvador, Mi Hijo, Cristo Jesús?
Tengan siempre presente, queridos hijos, que en este tiempo todavía estoy con ustedes, acompañándolos por los senderos de vuestra vida y quiero que aprendan vuestros nuevos caminos tomados de Mi mano, sin sufrimientos, sin desasosiegos y sin temor.
De esta forma aprenderán a través de vuestra propia experiencia, a caminar por el sendero del Señor, con discernimiento y paz; y podrán así saber que los caminos que nos ofrece la Voluntad Divina son caminos por medio de los cuales encontramos paz y libertad interior, aquellos atributos que nos hacen servidores plenos del Plan de Dios para Sus criaturas.
Envuélvanse en Mi manto protector de Madre y den sin temor los pasos que el Creador les indica; aquel impulso que grita en el fondo del corazón y no teman perder nada, porque solo encontrarán el camino directo al Corazón Bendito del Redentor.
No descansen nunca en la satisfacción de la mente y en el cumplimiento efímero de los deseos del cuerpo, porque allí nada encontrarán. Únanse a Mi Inmaculado Corazón y transiten el camino verdadero que los lleva a ser dignos hijos de Dios. Todo lo demás pertenece a la ilusión de este mundo, que ha perdido su conexión espiritual.
Todavía están a tiempo de reencontrar el camino verdadero, aquel que el ser humano perdió en la distracción de los sentidos, el poder material y la modernidad.
Anímense a vivir por verdadero amor, amor puro, aquel que sustenta la verdadera vida del ser en el universo.
Los espero para acompañarlos en este desafío.
Los amo y los guardo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad y Madre vuestra
Mis amados hijos:
Hoy que nuevamente están en el Hogar de Aurora, quiero que descansen en Mí y restauren sus fuerzas para que, luego de este reposo de vuestros cuerpos, sigan adelante firmes en la tarea que comparten Conmigo y con Mi hijo, el Salvador de almas.
Quiero que profundicen los encuentros Conmigo a través de la oración del corazón y que destinen un horario individual por la mañana y otro por la noche, para compartir Conmigo los Misterios del Rosario.
Quiero que a la mañana oremos juntos los Misterios Gozosos y los Luminosos y, a la noche, antes del recogimiento de vuestros cuerpos, nos unamos en los Misterios Dolorosos y los Gloriosos. Así podré ir revelando para ustedes algunos misterios, los que esta humanidad deberá conocer antes de los grandes cambios que se avecinan.
Con esta tarea que realizaremos, en principio sin fecha de culminación, nos prepararemos para el nuevo ciclo que vendrá. Cuando nuevamente llegue la tarea pública y más amplia de difusión, nuevos horizontes se habrán desplegado en vuestras consciencias y tendrán otras comprensiones sobre esta tarea que los une a los mensajeros Divinos.
Preparen vuestras consciencias para estar delante de esta tarea despiertos y disponibles, ya que Dios Padre ha dado Su Permiso para profundizar en el Misterio de la Creación, para que todas Sus Criaturas maduren y vivan su propia relación con la Divinidad, de otra forma.
Estén atentos, porque así esta labor que iniciaremos tendrá el desenlace previsto por Nuestro Padre.
Descansen dentro de Mi Corazón Inmaculado, que allí recuperarán todas sus fuerzas.
Nos encontramos en la Divina Oración del Corazón.
Gracias por responder a Mi llamado por la instrucción y la paz.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Cuando un hijo Mío Me llama con la verdad del corazón para que Mi Presencia se irradie al mundo, Mi Corazón Inmaculado recibe de Dios el permiso para responder a ese llamado. Cuando Me hago presente, traigo en Mis manos la Voluntad del Señor para cada uno de los que Me convocaron.
Mi Presencia en la Tierra siempre tiene un motivo espiritual. Dios Me permite responder al llamado de los que más necesitan de Mi Presencia y de los que están prontos para dar un nuevo paso.
A los que convocaron, con el fervor del espíritu, a Mi Presencia Inmaculada, Yo les digo:
"Traigo en Mis brazos los Designios del Señor para cada una de sus vidas y traigo en Mis manos un rosario luminoso que las manos de los hombres deben recorrer, cuenta a cuenta".
El fuego que encendió el corazón de los que Me llaman debe ser aún mayor delante de Mi Presencia, para que puedan sustentar, por medio de la fe y de la fidelidad absoluta al Corazón de Dios, la Voluntad del Señor que desciende a través de Mí y los nuevos impulsos de transformación que Mi Corazón irradia.
Todos los que hoy están delante de Mi Presencia, es porque sus almas Me llamaron y Yo, respondiendo a ese llamado, las traigo a Mi Corazón.
Mis amados, aunque no tengan consciencia, todos los que escuchan Mi voz asumen un compromiso Conmigo. Todos los que toman conocimiento de Mi Presencia, reciben del Señor la oportunidad de comenzar un nuevo ciclo en la vida y en toda su existencia, perdonando y redimiendo el pasado para construir en el infinito una nueva morada y un nuevo aprendizaje.
Si a sus pequeños corazones llegó la buena nueva de Mi Presencia en el mundo, deben reflexionar profundamente sobre la responsabilidad que asumen sus corazones.
Están siendo llamados a vivir la transformación del corazón, en un tiempo de caos en el que la paz casi no existe en el mundo; a ser guiados, paso a paso, por este camino de conversión; guiados por la Reina del Cielo y de la Tierra, coronada de estrellas por los ángeles celestiales y escogida por Dios para preparar al mundo para la llegada del Redentor.
El Señor observa con profunda atención la respuesta de Sus criaturas. Él sabe de cada movimiento de los corazones humanos y conoce las virtudes y flaquezas de cada uno de Sus hijos.
Mis amados, Mis Palabras resuenan de forma universal para que todos los que tomen contacto con este Verbo Divino puedan sentir Mi Presencia y descubrir en cada palabra el aliento y el impulso que necesitan para seguir adelante.
Vengo como Madre y Reina de la Paz para que la paz vuelva a nacer en el corazón de los hombres y no desaparezca del mundo.
Vengo como Madre de la Divina Concepción de la Trinidad para concebir al Espíritu Santo en cada corazón humano y, de esa forma, retirar los velos de la ignorancia que separan a Mis hijos de Dios y del Universo en el cual Él habita.
Vengo como Madre de Mundo y Madre Universal para develar los misterios que estuvieron ocultos de los corazones del mundo durante todos estos siglos de existencia, porque algunos pocos fueron capaces de trascender el conocimiento y las barreras de la mente para sumergirse en el infinito del Corazón de Dios a través del propio corazón.
Hoy los invito, hijos Míos, nuevamente a despertar, al descubrimiento de Dios a través de la oración, al descubrimiento del amor a través de la Comunión, al descubrimiento de la piedad a través de un ayuno verdadero por las almas.
Como Madre y peregrina, Yo los invito a acompañar Mis pasos; a vivir Mis Palabras, que no son Mías, sino que son el eco de la Voz de Dios, resonando en el mundo a través de Sus fieles Mensajeros.
Es tiempo de despertar, hijos amados, para vivir una vida de mayor fraternidad y paz, a través del servicio constante y de la oración diaria.
Cuentan con Mi Presencia para dar nuevos pasos rumbo a la transformación y a la reconversión. Cuentan con la Voz de Mi Hijo para abrir sus corazones y llamarlos para seguir Sus pasos.
Dios entrega, en este tiempo, el Cielo en las manos de los hombres. ¿Quién lo sabrá aceptar?
El Universo de Dios los aguarda.
Yo los amo y los bendigo por toda la eternidad.
Les agradezco por dejarse guiar por Mi Corazón.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hoy, por una vez más, Mi Corazón Inmaculado se une al corazón de cada peregrino presente en el mundo y este puente de luz que nos une es la unidad y el amor que manifiesta la oración del Santo Rosario. El Santo Rosario son las cuentas y las decenas que revelan un precioso misterio de amor para cada peregrino.
Ese Amor Divino, que proviene del Padre, se une a cada esencia que ejercita esta predilecta oración Mía, que los unirá a Mí en cada momento. Cada cuenta está unida a un hecho, a una realización del Plan de Dios alcanzada a través de la donación de los Sagrados Corazones a todos los corazones de la Tierra.
Cada vez que un alma peregrina ora Conmigo, un nuevo Portal de Paz se abre al mundo, porque se logra expresar el verdadero Amor de Dios, que une a las esencias con Mi Hijo y con Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos de San Carlos y de todo el estado de San Pablo, una vez más y en este mes de junio de 2013 se cumplen 32 años consecutivos de Mi Presencia en Medjugorje y en el mundo. En este mes de junio se cumple un año de la Presencia de la Reina de la Paz entre los corazones simples y los corazones inmaduros, los que aún no conocen a Dios.
Por eso, con alegría y gozo, hoy llego a San Carlos para cerrar un ciclo de bendiciones que he dado durante todos estos últimos meses y para iniciar así un nuevo ciclo con todos Mis queridos hijos.
Medjugorje, y su mensaje de paz, será lo que renovará la fidelidad de los corazones a Dios Padre, en el nuevo tiempo. Medjugorje despertará la devoción profunda en las consciencias que se han apartado de la vida de oración, y aquí Mi Luz Divina se une en la tarea con las Américas, en Mis Apariciones, que suceden desde hace ya algunos años con todos ustedes; porque así, queridos hijos, se crea el puente entre Medjugorje y Aurora.
Como Madre de la humanidad, durante este mes de junio, los estoy invitando a renovarse en la paz y a vivir en Mi Paz. Por este motivo, Yo Me presenté al mundo como María, Reina de la Paz, para demostrarles a todos Mis hijos que están faltando al atributo de la paz, lo que ha generado grandes conflictos en el mundo entero.
A través del Santo Rosario, recitado con el corazón todos los días, la paz se sembrará en todos aquellos que la han perdido y se reflejará como un espejo de luz en todas sus familias, naciones y el mundo. Cuando hay ausencia de paz, es porque existe falta de oración interna. Así ningún alma, en estos tiempos, puede perder la paz y la esperanza.
Por eso, vengo al mundo y a todos ustedes, durante este mes de junio, para reafirmar Mi Presencia de eterna Paz en Medjugorje y en Aurora, América del Sur.
Queridos hijos de San Carlos y de todo el estado de San Pablo, Brasil tendrá la preciosa Gracia de recibir al Santo Padre, el Papa Francisco, como un mensajero de la paz y de la reconciliación en este tiempo. Esto es posible por Mi Presencia maternal en el mundo y por la aspiración de que, a través de los Mensajeros e instrumentos del Padre, ustedes encuentren a Mi Hijo Jesús.
Que hoy sus corazones puedan agradar a Dios Creador, mediante la donación de sus vidas a la perpetua oración.
Queridos hijos, que sus almas, unidas a la Reina de la Paz, los prepare en el amor y en la caridad para el encuentro que sucederá en el Brasil con el sucesor de San Pedro, el Papa Francisco; porque este tiempo es un tiempo de ecumenismo y de fraternidad, es tiempo de que al fin se establezca la unidad entre las criaturas y la fraternidad entre las consciencias.
Hijos Míos, Dios les dona y les entrega todo lo mejor que guarda en los Cielos. Esto es por la gran necesidad de paz y de conversión de las almas, para que así siempre se manifieste su constancia Conmigo.
El tiempo actual amerita que todos Mis hijos estén unidos bajo el sabio espíritu de la oración.
Amados hijos, cuando Yo recorro en Paz cada una de las ciudades de su nación, es para despertarlos en consciencia al llamado de la fraternidad y de la oración por la paz en el mundo. Siempre que ustedes estén en Mí, Yo los guardaré en el Templo del Corazón de Cristo, allí estarán en la eterna Paz.
Queridos hijos de San Carlos, espero ver en este día la alegría reflejada en sus rostros por recibir a la Madre del Cielo.
¡Les agradezco, queridos hijos, por abrirme la puerta del corazón!
Los ama y los bendice,
María, Madre y Reina de la Paz
Oración de Unión con la Esencia de la Paz de Dios
Madre María,
Madre mía,
Reina de la Paz,
que Tus rayos sublimes
se irradien al mundo,
que Tu inmaculada Paz
brote como un manantial inagotable
en nuestras almas,
que el corazón de cada hermano
alcance la eterna Paz;
para que junto a Cristo,
Nuestro Señor,
la humanidad se redima
y abra la puerta al perdón y al amor,
en honra al Padre Creador
y por muchos años de Paz
que vivirá la Tierra.
Que así sea.
Amén.
Derramaré Mis Gracias sobre todos aquellos que con sinceridad, lleguen pidiendo Mi auxilio.
Yo Soy la Madre de Dios y Madre de este mundo, de todas las criaturas que Dios puso a Mi cuidado desde que concibió Mi tarea en Su Poderoso Corazón y le dio a Mi Hijo la potestad de nombrarme Madre de todos los seres de la Tierra.
Junto a Mis hijos y soldados de la paz, la reconciliación y el amor, recorreré este mundo para llevar hasta los rincones más lejanos Mi Amor de Madre Celestial, Mi auxilio para los que sufren y para todos aquellos que, en la última hora, quieran conocer el camino directo hacia el Corazón de Mi Hijo, el Redentor.
Acompañaré a cada alma que sufre y estaré allí, donde cualquiera de ellas quiera buscar consuelo, alivio, paz y refugio.
Entraré en el corazón del caos, allí donde este se une con el mal para someter a Mis hijos y rescataré, con el poder de la oración de Mis soldados marianos, a todas las consciencias que abran su corazón.
No permitiré que ninguna esencia de este mundo sea apresada por el enemigo, el que teme al Amor de Dios porque su orgullo lo hizo perderse en el laberinto de la oscuridad.
Hijos amados:
Mi Amor por ustedes es invencible y en él encontrarán la fuerza interior y el valor para sostenerse y seguir los pasos de Mi Hijo, que está llegando y espera encontrarlos reunidos en Su Nombre.
Coloquen en sus esencias y en sus corazones los tiempos que vendrán después del descanso reparador que vivirán, porque los necesitaré dispuestos y firmes para seguirme hasta donde el Padre me permita ir.
Yo los guardaré, los protegeré y les daré fuerzas cuando vuestro canal misericordioso se abra para que las consciencias sean aliviadas del sufrimiento.
Preparen sus consciencias para ser llamados hijos predilectos de la Virgen María y de Cristo Jesús, el Salvador; porque deberán encarnar la fuente inagotable de la Misericordia, la Piedad y la Caridad y llevarla allí, adonde Yo los lleve.
Siéntanse amparados por el universo, porque así estarán rodeados por las luces de las estrellas que los guiarán y asistirán desde el interior.
Únanse todos los días a vuestros ángeles guardianes, que a partir de ahora pertenecen a Mis Huestes, aquellas que me acompañan siempre. Recuerden que ellos están para acompañarlos silenciosamente y para ayudarlos en los procesos más difíciles de vuestra vida.
Hijos amados del Espíritu Santo:
Pidan todos los días por la luz que proviene de Aquel que consuela, del que llega con Sus dones a este mundo para que la Luz de Dios Creador inunde esta humanidad y la redima.
Permitan que el Espíritu de Dios que trae la Mujer vestida de Sol, ingrese en vuestras consciencias y active los dones, para que ellos puedan ser vertidos en este planeta a través de cada uno de ustedes.
Los amo, amados Míos y los preparo como una madre Guerrera prepara a Sus hijos, soldados del universo celestial.
Los bendigo con la Luz del Corazón de Dios, la que Él me entrega para derramar sobre Sus Criaturas.
Quédense resguardados en Mi Corazón Inmaculado y allí reposen siempre.
Vuestra Madre Celestial,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Gracias por entregarme vuestras vidas.
Hoy he traído tu alma hasta aquí, a Mi Jardín de Rosas en el Cielo, para decirte querido hijo, querida hija, que agradezco infinitamente día a día tu oración.
Con muchas de esas oraciones he formado Mi jardín, sobre todo con aquellas que arden en sincera devoción y que las impulsa la pureza de intención.
Con cada una de vuestras oraciones he podido rescatar almas del purgatorio, he recibido permiso de Nuestro Padre para poder seguir visitándolos un tiempo más en la Tierra, mientras preparamos juntos el retorno de Mi Hijo, que cada día está más cerca.
Con esta devoción que Mis hijos aprenden día a día y envían hacia Mi Inmaculado Corazón, he podido salvar muchas almas que estaban presas en el pecado y en la ignorancia.
He podido, día a día, querido hijos, a través de vuestras plegarias sinceras, evitar que algunos niños sean sometidos por la violencia, el hambre y el frío.
He podido también, Mis amados niños, llevar consuelo a muchas consciencias que están solas, abandonadas, desesperadas, ya que mediante vuestra oración sincera una puerta se abre y Mis ángeles pueden entrar y rescatar a esas almas de lugares oscuros y llevarles la paz.
Y sobre todo, hijos Míos, a través de vuestra oración vigilante y perpetua algunas situaciones planetarias de conflictos graves han encontrado equilibrio y armonía.
Por eso les pido que sigan orando siempre, porque cuanto más lo hagan, más podré estar con ustedes y más equilibrio, paz y consuelo podré dar a esta humanidad.
Para que la Mujer vestida de Sol de las profecías de Juan, el apóstol, todavía no ingrese al desierto, deberán orar y orar, así podré estar presente con ustedes un tiempo más.
Los amo y los bendigo siempre.
En unión al Sagrado Corazón de Cristo Jesús, el Redentor, alabado sea este momento de unión con todos Mis hijos.
Gracias por responder a Mi llamado de paz.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados y pequeños hijos:
Contemplo con el Corazón cada pequeño esfuerzo de las criaturas de la Tierra, porque si día a día trascienden un poco más el cansancio y Me ofrecen una pequeña renuncia generarán grandes méritos, para que más almas puedan llegar a Mi Corazón.
Queridos hijos de Betim, de Brasil y del mundo:
Hoy la Reina del Cielo y de la Tierra desciende sobre el mundo para bendecir, perdonar y despertar a todas las criaturas. Mi bendito Corazón pertenece a este mundo, fue ofertado a Dios por la Redención de cada criatura de esta Tierra. Por eso, reconozcan hoy delante de sus corazones, a Aquella que vive y reina por la humanidad, así los Planes de Dios para cada ser se podrán cumplir realmente.
Mis amados, el Señor guarda un Plan perfecto para cada uno de vuestros corazones; una misión especial y única para cada una de vuestras vidas. Mas, la humanidad se olvidó de la Voluntad de Dios para realizar nada más que la propia voluntad. El mundo escogió no seguir los pasos perfectos que el Creador diseñó para que este mundo se tornase un mundo sagrado, donde reinaría un Amor que no existiría en ningún otro lugar del Universo.
Todavía hay tiempo para revertir esta situación. Mi Corazón llega a la Tierra, Mis amados, para recordarles los Planes de Dios; para retirar vuestros corazones de la ilusión, del conflicto, de la competencia y de la falta de amor, y para decirles que el único camino para Dios es el camino del Perdón, de la Unidad y del Amor Fraterno, capaz de superar cualquier diferencia entre los seres.
Mi Amor Materno se aproxima a vuestros corazones para entregarles el Perdón y la Misericordia, para ofrecerles la Redención que los colocará una vez más al lado de Dios y de Su Hijo Jesucristo.
Llego en este tiempo, de la misma forma como vine en los últimos siglos, solo para despertar a Mis hijos, los hijos de Dios que se olvidaron de Su Paternidad. Día tras día, Mis amados, les digo incansablemente que es tiempo de despertar; es tiempo de entregar, por medio del Perdón, todo aquello que sofoca vuestros corazones y que no les permite dar los pasos en dirección al Señor.
Estoy aquí, delante de vuestros corazones, para enseñarles el Amor y mostrarles el poder verdadero de una oración fervorosa, que puede transformar los acontecimientos del mundo. Guarden en vuestros corazones el ejemplo de Mis pequeños pastores de Fátima, que libraron al mundo de una gran guerra por medio de la oración, del ayuno y de la unión plena con Mi Corazón.
Si sus corazones aspiran a estar limpios, de todo sufrimiento y de todo el dolor causado por este mundo, entren en Mi Corazón. Mediante una oración sincera, ofrezcan al Señor las situaciones de la vida, permítanse despertar sobre todo para vivir el Perdón.
El mundo tiene mucho que perdonar, hijos Míos, veo muchos corazones que se cierran por la falta de Perdón. Perdonen, perdonen todo aquello que les aflige, para que así puedan alcanzar el Perdón.
No se permitan perderse en las cosas del mundo, porque los esperan las cosas del Cielo. No vivan en la ignorancia de una vida común, vacía de Dios, cuando Mi Corazón desciende sobre la Tierra. Soy la misma de Nazaret, la Bienaventurada y siempre virgen María. Llego al mundo en este tiempo para abrazarlos con Mi Corazón y repetir de forma incansable: “Despierten, pequeños hijos, despierten”.
Los Planes de Dios deben tornarse realidad en la Tierra, el Amor debe reinar en el mundo, el Redentor que ya llega en Espíritu Divino, llegará en cuerpo, alma y Divinidad, y buscará los Dones que un día depositó en los corazones humanos.
No pierdan tiempo en las mezquindades de la vida, ábranse para el Amor, vivan el Perdón, clamen por la Misericordia. Aparten la discordia por medio de la Fraternidad y alcancen, por la oración y por la Comunión con Cristo, la Redención para este mundo.
Les agradezco hijos Míos, por responder a Mi Llamado y por tratar de conocer Mi Corazón.
Yo los bendigo hoy y siempre.
María, Madre y Reina de la Paz
Paz para los que han sido desterrados de sus vidas.
Paz para los que no creen en la Buena Nueva del Redentor.
Paz para las naciones que viven en el constante conflicto.
Paz para las almas que aún no viven en la Luz de Dios.
Paz para los que imparten desarmonía y caos.
Paz para los que viven a través de Mi Hijo Jesús.
Paz para los corazones que sufren y no tienen consuelo.
Paz para Mis soldados que oran Conmigo, por la presencia de la Eterna Fe.
Paz para los que dividen las fronteras y separan las fraternas relaciones de paz.
Paz para los que han dejado de mirar hacia Dios.
Paz para los que buscan al Padre Celestial por otros caminos.
Paz para la Iglesia predilecta de Mi Hijo.
Paz especialmente para toda esta amada ciudad de Betim, porque me abrió las puertas del corazón, para que Mis rayos de Amor Maternal desciendan desde el Cielo.
Queridos hijos:
Nuevamente les pido que estén dentro de Mi Paz, porque mientras vuestro tiempo actual corre rápido, las almas olvidan vivir el atributo sublime de la paz del corazón; así las almas quedan como vacías, vulnerables y presas, así la paz se disuelve e ingresa la acción del constante conflicto.
Les ruego, les pido, hoy les suplico, queridos hijos, que vivan en paz, en la Eterna Paz de Dios, porque así permitirán que los nuevos soles brillen sobre la faz de la Tierra, los soles del corazón, la luz imperecedera y poderosa de todos los que se consagran a los planes de Dios.
Hijos amados:
Recibirán la paz en vuestras vidas, si están en paz. Es momento de que ustedes, como grupos de almas, asuman vivir en Mi Paz Maternal, para que los graves conflictos en el mundo se puedan destrabar de la consciencia de los que no viven en paz. La falta de esa paz, es porque no hay oración.
Por eso, con el Rosario en manos, congreguen a nuevos grupos de oración, grupos que colaboren amorosamente para que la paz esté presente en el mundo y principalmente en el corazón de todos Mis hijos de la Tierra.
Queridos hijos, busquen día a día la esencia de la Eterna Paz de Mi Corazón, para que la presencia del Reino de Mi Paz se irradie en vuestras familias, en vuestras labores y en vuestros corazones.
Como Señora y Reina de la Paz, hoy los reúno en la alegría de este extraordinario encuentro de oración y paz por todos Mis hijos del mundo, porque Mi Corazón Misericordioso los unirá en el propósito de esa paz y del bien.
Queridos hijos, permitan que a través del amor y de la oración, se encienda la llama de la Eterna Paz en ustedes, porque así esta pacífica presencia de amor llegará a todos los rincones de la Tierra, principalmente hacia donde hay carencia de estos atributos.
Hijos Míos, como Madre retorno al mundo, retorno aquí, al sur de América y también a Medjugorje en Europa, cumpliendo así la profecía de Juan el Apóstol: Llegará la Mujer de la Paz, que vendrá encendida del Sol de Dios.
Abran vuestros ojos para las señales y los signos que la Inmaculada Señora del Cielo derramará como Gracia sobre el mundo.
Queridos hijos, hoy vengo para decirles que ustedes están a tiempo de reconciliarse con Dios, Él está presente en vuestros corazones, Él está aguardando reencontrarse con Sus hijos pródigos.
En humildad abran la puerta del corazón, para que Mi amoroso llamado a la conversión pueda despertar en vuestros corazones.
Que este día de extraordinario encuentro con la Reina de la Paz, los renueve para que reconozcan que la Virgen María, la Madre de todos los pueblos, naciones y razas, la misma de Nazareth y del Cenáculo del Espíritu Santo, es quien en Gloria, Amor y Obediencia a Dios Todopoderoso, estará llegando a vuestro encuentro, porque los amo y espero que se abran de corazón, para que Mi Luz pueda interceder por más almas necesitadas de perdón y redención.
Queridísimos hijos de Bello Horizonte y de Betim, les agradezco por responder a Mi llamado por la Paz en las Américas y el mundo.
Los ama, los bendice y perdona en el Amor de Cristo el Salvador,
María, Madre y Reina de la Paz
Al comenzar, se leyeron los mensajes para la Aparición recibidos por Fray Elías y la Hermana Lucía, durante la mañana del mismo día.
Ver:
Después de los mensajes, comenzó la oración de preparación para recibir a la Madre Celestial. Pocos minutos después de Su aparición, se inició la transmisión del Mensaje.
Fray Elías transmite las palabras de la Madre Divina.
Queridos hijos:
La sagrada palabra que proviene de Mi Verbo cura a los corazones y los libera de todo mal.
En este encuentro y durante esta noche, queridos hijos, Yo los invito a estar en Mis brazos, porque lo único que quiero como Madre, es que puedan estar en Dios y se preparen para recibir a Mi Hijo en vuestro templo interior.
Queridos hijos, esta noche traigo en Mis brazos a Juan el Bautista y a Jesús, para que puedan ver, por medio de este ejemplo, cuán grande es Mi maternidad y amor por todos.
Queridos hijos, también en esta noche los necesito en la oración, para que puedan descubrir en vuestros corazones la presencia de Dios. Así ayudarán, queridos hijos, a que muchos hijos más se puedan acercar al Padre, principalmente aquellos que viven en la perturbación y en el dolor.
Hoy los reúno como un solo rebaño, queridos hijos, porque Soy la Madre de todos, la Madre Universal, que acoge a todas las esencias del mundo para liberarlas del dolor y para que encuentren la paz.
Queridos hijos, Yo Soy la Reina de la Paz y, al igual que en Medjugorje, vengo a vuestro encuentro para que sepan que Soy la misma, la que reina en las iglesias, en los corazones y en los hogares de todos Mis hijos.
Pero llegó el momento, queridos hijos, de que el Espíritu Santo se revele ante ustedes, porque también llegó el momento de unir los corazones y las razas. Ustedes sabían, queridos hijos, que ese gran momento llegaría, por eso es necesaria la oración y la confesión, así como la comunión perpetua con Mi Hijo para reparar Su Corazón de todas las ofensas que le genera la humanidad.
Queridos hijos, como Madre no quiero que sufran más, necesito que permanezcan en la perseverancia y en la paz. Como ya les he dicho, queridos hijos, es momento de perdonar para que así se pueda formar la nueva Tierra, donde reine el amor, la paz y la fraternidad.
Hoy les traigo un pedazo del Cielo para que, a través de Mi Corazón, puedan estar delante de Dios, y del amor y la verdad que deben buscar para vivir en paz.
Muchos corazones, queridos hijos, necesitan de vuestro consuelo, el que recibirán mediante la caridad y de las buenas obras de amor. Es momento, queridos hijos, de servir desde el corazón fortalecidos en la oración, para que vuestra fe se amplíe, alcancen los horizontes, se unan a Dios y formen la Nueva Tierra. Una Tierra con un Reino de Paz, un Reino de Amor, un Reino Redimido donde no exista más el dolor, sino la cura, la misericordia y la Gracia que les espera a todos.
Queridos hijos, para que Mi Voz reverbere en sus corazones y haga un eco profundo en vuestras almas, Yo los invito a la oración, a la importante tarea de la oración. Así se unirán como corazones y almas, porque, queridos hijos, el mundo necesita de ayuda. Todos ven, queridos hijos, que el mundo necesita de ayuda espiritual, de conversión, de redención, de mucha paz. Por eso, queridos hijos, es momento de actuar como soldados de la luz y entrar en Mi Corazón Materno, para que las puertas de vuestras almas se abran y Dios encuentre morada mediante la reconciliación y la unión con todos Sus hijos.
Como Madre del Cielo, como Guardiana de la Fe, protectora de todos los corazones, clamo en esta noche por todos Mis queridos hijos para que puedan vivir en Mi paz, despierten a Mi paz y así escuchen Mi Llamado.
Cuando exista la paz en el mundo, ningún sufrimiento afligirá los corazones porque Dios estará presente entre ustedes, como lo estuvo en el principio. Él necesita estar presente entre ustedes en estos tiempos de cambios, de pruebas y de desafíos para todos.
Queridos hijos, que la oración nos una como una sola familia, como la Sagrada Familia de Nazaret. Ese principio de paz, amor y unidad debe reinar en sus corazones. Una familia que pelea, que tiene conflictos, no puede estar en la paz. Debe reinar entre ustedes la oración.
Recuerden, queridos hijos, lo que una vez Yo dije en Fátima, deberán orar en sus hogares para recibir al Espíritu Santo, porque gracias a Sus dones podrán guiar sus corazones para que alcancen la redención y vivan en todo este tiempo bajo la presencia de Dios.
Dios no quiere más ser ofendido, quiere escuchar de sus corazones las plegarias, un reencuentro infinito con Su Amor, una esperanza prometida para todos y donde podrán encontrar la eternidad, el paraíso que los espera después de este mundo.
Por eso Yo les digo, queridos hijos, guarden Mis palabras en vuestros corazones, porque así ellas florecerán, encontrarán la paz y el refugio que necesitan para estar en Mi paz, en la paz de Mi Hijo, en la Paz de Dios. Queridos hijos, saben que Yo los espero momento a momento.
En el instrumento del santo rosario podrán liberar vuestras vidas para que pueda retornar el amor y la reconciliación entre las criaturas y Dios. Dios los espera, queridos hijos, Él quiere darles un abrazo paternal, reencontrarse con Sus hijos para estos tiempos definitivos.
Yo Soy vuestra mediadora, queridos hijos. En el silencio oro por ustedes, oro por la humanidad para que pueda despertar a tiempo. Yo solo les pido, hijos Míos, que se unan a Mí en la oración, porque así estarán Conmigo en el nuevo Reino.
Hermana Lucía transmite las palabras de la Madre Divina.
Deben recordar esta noche en sus vidas, como la noche de la Misericordia, porque a través de Mi presencia la fuente infinita de Misericordia es vertida sobre el mundo. En esta noche, hijos Míos, de infinitas Gracias para sus corazones, aspiro a que se vuelvan misericordiosos por medio de las acciones de la vida. Quiero que, mediante la paz de sus corazones, demuestren que estuvieron delante de Mi presencia. Sean misericordiosos y pacíficos unos para con los otros, a través de la unidad del corazón, a través del amor. Dios espera, en este tiempo, que Sus hijos alcancen el perdón y, para alcanzar esta Gracia de recibir el perdón de Dios, es necesario que sepan perdonar.
Contemplen Mi Corazón y observen cuán pequeñas son las situaciones de la vida; cuán pequeñas son las angustias de sus corazones; disuelvan con la oración la dificultad de perdonar; perdónense unos a los otros.
En esta noche sus almas recibieron una Gracia especial, la de estar delante de la Reina del Cielo y de la Tierra, coronada de estrellas por los ángeles, y que irradia, desde Su Corazón, la Paz que viene del Cielo. Reciban esa Paz en sus vidas y vivan a través de la Misericordia, porque si alguno de los que están aquí, esta noche, despiertan para ese amor mayor, aquello que Dios espera para este mundo, sobre todo para esta nación, se podrá cumplir. Dios tiene planes especiales para cada nación de esta Tierra y Mi presencia en este tiempo, hijos Míos, tiene como motivo consagrar esta nación y a cada uno de ustedes a Mi Corazón Inmaculado; porque la Paz de Dios debe irradiarse al mundo a través de sus corazones.
Vengo a reclutar a Mis soldados de la oración, a despertar a los misioneros que llevarán Mi Paz al mundo, que difundirán Mi mensaje, difundirán redención y abrirán las puertas para la misericordia en el tiempo de la justicia. Despierten hijos Míos para este Llamado. No pierdan la oración, oren día a día en sus casas, en grupo o solos, pero unan su corazón al Corazón de Dios.
Jamás pierdan el fervor de vivir en Cristo, de purificar el corazón mediante la confesión sincera, y de aliviar del corazón de Mi Hijo el peso del mundo.
Fray Elías transmite las palabras de la Madre Divina.
Belo Horizonte se consagra lentamente a Mi Inmaculado Corazón, como los discípulos de Cristo. Para estos tiempos tan definitivos, queridos hijos, es importante una oración fervorosa que brote del corazón, que no sean solo repeticiones, sino una comunicación perfecta con el Reino de Dios.
Mi promesa es ayudar a aquellos que se dispongan a orar Conmigo, la Santísima Virgen María; solo deben permitirlo, queridos hijos.
Dios necesita de todos ustedes la reconciliación y la paz, por eso, a través de este llamado, Dios Me ha concedido una Gracia: en el amor, retornar a vuestra casa (Belo Horizonte), para un próximo encuentro Conmigo.
Queridos hijos, la Madre del Cielo, la Señora de las Gracias, trata directamente con almas, con corazones simples y humildes que se quieran abrir a lo nuevo, al encuentro con Dios, a la unidad con Mi Hijo Jesús, que quieran vivir en la misericordia, en tiempos donde la paz escasea.
Es necesario, queridos hijos, que tomen Mis palabras desde el corazón, que las mediten y las reflexionen porque en ellas transmito luz al mundo, Mi amor inmaculado por todos ustedes.
Bajo la Gracia de Dios los bendigo, queridos hijos. Bendigo a vuestras familias y a esta ciudad, con la promesa de que todos alcancen el camino de la conversión y que encuentren, en el próximo tiempo, la Misericordia de Mi Hijo. Que esta ingrese en sus corazones y transforme vuestras vidas para que puedan vivir en paz.
Vengo como la Reina de la Paz, la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, para anunciar al Espíritu Santo, porque eso fue una promesa que hizo Mi Hijo: que el Santo Espíritu del Padre auxiliaría a muchos corazones y guiaría a muchas almas hacia el camino de la luz, hacia el camino de la luz eterna del Padre.
Guarden en sus corazones todo Mi amor, Mi paz y Mi esperanza por ustedes.
Queridos hijos, les agradezco por contestar a Mi llamado. Que Mi amor siempre esté entre ustedes para que Mi Hijo esté presente en vuestras vidas.
Les agradezco eternamente. Los esperaré en el Paraíso.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Como María, la misma Bienaventurada de Nazaret, quiero volver a reunir en el silencio de la oración a los que aspiran a seguir las Leyes dictadas por el Señor.
Como en tiempos antiguos, reúno al rebaño del Redentor para formarlo por medio del amor y de la fidelidad con Dios.
En Mi silencio acogía a los que buscaban a Jesús, los instruía en la oración, en la unión con Dios, en la simplicidad y en la fe, para que esa unión con Cristo pudiera tornarse eterna.
Dos mil trece años después, vengo a realizar lo mismo. Reúno, alrededor de Mi Corazón, a todos los que aspiran a vivir entregados a una Voluntad Mayor, Voluntad que rige el universo y todo el Reino Celestial.
Vengo para que, por intermedio de la oración, del silencio y de la paz, las almas de esta Tierra se aproximen a Dios y a Su Hijo Glorificado por toda la eternidad.
Desde el principio de Mi concepción virginal y pura, el Señor Me entregó la misión de cuidar a las criaturas de la Tierra, formarlas y conducirlas de vuelta a Su Reino Celestial cuando fuera el momento.
Mucho tiempo pasó, las criaturas de la Tierra vivieron todo lo que pudieron vivir, Mi Hijo Jesús le mostró al mundo cómo se llega al Reino Celestial y, ahora, hijos Míos, es tiempo de retornar a la Casa del Creador.
Cuando hablo que es tiempo de retornar, es porque es tiempo de buscar el camino directo hacia el Reino de Dios. El Señor ya aguarda la llegada de Sus hijos.
Dios no tiene expectativas de que hayan aprendido mucho o evolucionado mucho, solo abrió Sus Brazos y Su Voz hizo eco en el universo, diciendo a Sus criaturas: "Retornen".
Cuando un decreto de Dios cruza los espacios, Su Sierva y Sus ángeles se preparan para reunir a todos los que deben retornar a la Casa del Señor. Las puertas del Cielo están abiertas para todos los que se arriesguen a abandonar las cosas de la Tierra para ganar las cosas del Cielo.
La Casa del Señor debe despertar en el corazón de los hombres. El Reino de Dios debe nacer en el interior de cada uno, porque retornar al Señor es vivir en Su Corazón, estando en el propio corazón.
Nuestro Padre Celestial aspira a que toda la Tierra sea un prolongamiento de Su Reino, donde todas Sus criaturas imiten al Hijo Primogénito, cristificado por el Amor y por el sacrificio.
La oración es el camino de retorno, el sacrificio es la llave para ingresar en ese Reino escondido en su interior, y la donación de sí decretará esa unión eterna con Dios.
Retornen, retornen al Corazón de Dios. Despierten en la Tierra Su esperado Reino de Amor. El mundo en el cual viven fue creado para ser un reflejo del Reino de Dios, y sus corazones fueron creados para ser reflejos del Corazón Glorificado de Cristo. Sus vidas deben espejar la devoción y el sacrificio, el amor y la paz, la unidad y la fraternidad.
El primer paso debe ser dado por cada uno, en nombre de todos. Sigan adelante, unos por los otros, fortalezcan la fe en sus corazones por medio de la atención a las Palabras pronunciadas por Mi Hijo Jesús. Cristo les trajo las llaves para trascender este mundo material y convertirlo en un espejo del Reino de Dios.
Comprendan la grandeza de los tiempos en que viven, valoren las Gracias Celestiales que llegan a sus espíritus, respondiendo con persistencia al llamado del Señor.
No ignoren la Voz de Dios que les habla: "Retornen, retornen, retornen a Mi Corazón". Retornen al Origen Celestial del cual provienen mediante la vivencia del amor para el cual fueron creados. Es hora de cumplir con la misión para la cual fueron enviados.
Cuenten con el auxilio de los Mensajeros enviados por Dios y escuchen verdaderamente las Palabras pronunciadas a lo largo de los años. Permitan que ellas vivan en sus corazones y, en el día a día de sus vidas, vivan esas Palabras.
Les agradezco por acompañar Mi tarea con el corazón.
Yo los amo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Aquel corazón, que forme parte de Mi ejército mariano en el mundo, no deberá temer por nada, porque sus corazones recibirán el Manto de Mi protección sobre sus seres. No temerá el alma que viva Mi llamado, porque Mi Voz siempre hará eco en el corazón de todos los devotos.
Queridos hijos, hoy los llamo para sostener la bandera de la paz y de la redención de la Virgen María y de Mi Hijo Jesús, porque en este tiempo serán necesarios valentía y amor profundo para poder vivir en las Leyes Divinas. Hoy, que sus almas se congreguen como en el Cenáculo de la Virgen María para que, al igual que los apóstoles de Cristo, lleven sobre sus cabezas la Llama viva del Espíritu Santo.
Hijos Míos, que este Santo Espíritu los inspire a hablar la lengua del corazón para que, unidos a Sus Dones, ustedes sean impulsados a caminar en el apostolado.
Mientras la humanidad duerme, mientras la humanidad sufre y se desespera por la vida que ahora lleva, por la falta de fe en las familias y, sobre todo por la carencia de oración; Yo los invito a reunir las fuerzas internas de sus corazones para que, unidos como un solo espíritu fraterno de amor, el Señor escuche las súplicas urgentes de todos Sus hijos.
Queridos Míos, como Madre no solo los guío, sino también Yo soy su Celestial Mediadora y espero una vez más que vivan la fe a través de Mi confianza absoluta en el Señor.
Queridos hijos, es urgente que las almas que están sobre la superficie de este mundo hagan algo por su propia casa espiritual que es el planeta, creación que el Padre les dio y que ha sido ultrajado.
Vean, Mis queridos, qué importante es vivir a través de la inspiración del Espíritu Santo, para que Él repare las causas por las que los Reinos de la Creación son sometidos en el mundo, desde su existencia hasta ahora.
Como corazones de Mi Inmaculado Corazón, los espero para que, desde la consciencia, respondan mediante la oración; colaborando con todo lo que es vida manifestada en toda la Tierra, como los Reinos hermanos, Reinos que les han dado la oportunidad de la vida. Contemplen a través del Espíritu Santo, queridos hijos, todas las necesidades de reparación y amor que los pequeños hermanos menores esperan de ustedes.
Hoy, como Madre, Me pronuncio por todos los Reinos del Señor, especialmente por los vegetales, que sufren el ultraje al ser retirada su vida de la Tierra.
Hoy, Yo Me pronuncio por los minerales, que padecen el sufrimiento de la destrucción de las preciosas riquezas que Dios creó.
Hoy, Yo me pronuncio por los animales, que sufren la opresión de los hombres y que se les quite la vida.
Con el poderoso Rosario Santo entre Mis manos, oro por aquellos hijos que han depredado y ofendido a la Creación. Oro por la humanidad, para que a través del poder divino de la oración, despierte a tiempo a la "realidad" irreal en la cual vive. Oro constantemente a Mi Hijo, para que Su bendita Misericordia interceda a tiempo ante Dios, especialmente por los Reinos que sufren.
Queridos hijos, Dios les ha dado a ustedes como Reino Humano, la oportunidad de ascender a través del amor y de la consciencia espiritual.
Hoy, les pido que no se cansen de orar, para que el milagro de amor de Jesucristo pueda despertar en todos los que día a día duermen en la ilusión.
Hijos Míos, como ustedes verán Mi llamado es universal y celestial, porque es tiempo de reparación, es tiempo de clamar por la Divina Misericordia, es tiempo de perdón infinito.
Les agradezco por responder al llamado de oración por todos los Reinos de la Tierra, principalmente Mi Corazón agradece desde ahora por la orientación espiritual sobre los Reinos que les será dada a las almas jóvenes en Lavras, Minas Gerais, Brasil.
¡Gracias por responder a Mi llamado por la reparación del mundo!
Los coloco en la Misericordia de Cristo para orar por ustedes.
María, Madre y Reina de la Paz y de la Creación Sublime
Hoy lanzo a las estrellas de Mi Corona sobre la Tierra, para que el brillo celestial que cubre a la Reina del Mundo pueda despertar a los que aún duermen y a los que permanecen en la oscuridad de la consciencia, en la ignorancia.
Hijos Míos, cuando Mis estrellas cruzan el umbral existente entre el Cielo y la Tierra, un nuevo amanecer despunta en la vida de todos los seres. Cada una de Mis estrellas simboliza los atributos vivos de Mi Corazón y del Corazón de Mi Hijo Jesús.
Traigo, en Mi cabeza, una Corona de doce Estrellas para que, cada vez que Mis pies posen en la Tierra, los corazones del mundo puedan recibir esta señal luminosa que desciende a partir de los Cielos, este símbolo de redención que trae en sí los Dones del Santo Espíritu de Dios.
Un gran misterio está guardado en Mi Corona de Estrellas. Cada uno de los nuevos apóstoles de Cristo tendrá, en Mi Corona de Estrellas, la inspiración y la instrucción para su apostolado.
Contemplen con el corazón el brillo de Mis estrellas y permitan que este misterio de la Mujer Vestida de Sol ingrese en sus consciencias.
Mis amados, Dios derrama a través de estas estrellas el despertar de Su Santo Espíritu en las criaturas, vierte sobre el mundo las enseñanzas ocultas que viven en el Reino de los Cielos.
Las estrellas que forman Mi Corona son las llaves para el despertar de sus espíritus, son las llaves para abrir las puertas del corazón y para abrir las puertas del Cielo.
Aquellos hijos Míos que busquen al Creador, portando en su corazón una de Mis estrellas, serán reconocidos como hijos de Dios y de Su Sierva fiel. Aquel que asuma, de forma permanente, esta estrella celestial en su pecho será reconocido como hijo dilecto de la Mujer Vestida de Sol.
Si reciben en sus corazones este símbolo de amor, estarán protegidos de todo mal y, si confían con sinceridad en este misterio que deposito en sus corazones, los dragones que recorren el mundo no los encontrarán.
Perciban, hijos Míos, a las estrellas que descienden del Cielo hacia la Tierra, estrellas que provienen de Mi Corona bendita y que están aquí para sellar el compromiso de Mis hijos con Mi Corazón Inmaculado.
Sean como el niño de la profecía de Juan, el Apóstol; estén en Mis brazos, protegidos por el sol y por las estrellas de Mi Corona; de esa forma, ningún mal se aproximará a sus corazones.
Los Cielos cuentan con la fe en el corazón de los hombres, cuentan con la respuesta que cada uno puede darle al Señor, cuando escucha Mis Palabras.
Sean fieles a la voz del propio corazón cuando Mi Voz, plena del Espíritu Santo, hace eco en su interior. Sean simples y humildes para comprender, siempre a través del corazón, las Palabras que pronuncio.
Los misterios más ocultos que viven en Mi Reino son develados a través de la pureza del corazón y no de la astucia de la mente.
Mis amados, ya es hora de develar algunos misterios a sus seres. Aquellos, que abran el corazón para escucharlos, recibirán del Espíritu de Dios el discernimiento y la comprensión necesaria para percibir y vivir la Voluntad de Dios encerrada en estos misterios.
Aquellos que intenten, a través de la mente, oír Mis Palabras y encontrar Su veracidad, sufrirán la oscuridad de la ignorancia y no permitirán que el Espíritu de Dios resuene en sus corazones, recorra lo profundo de sus espíritus y arranque los velos de sus consciencias.
Hoy, reciban con amor Mi llamado. Reciban en sus corazones el misterio encerrado en Mi Corona de Estrellas. Busquen y pidan al Señor que estas estrellas estén presentes en sus corazones; porque si una de Mis estrellas encuentra espacio en el corazón de los hombres, el Espíritu Santo podrá descender sobre la Tierra e incendiar con Fuego Divino el corazón humano.
Les agradezco, Mis amados y pequeños hijos, por dejarse guiar por Mi Inmaculado Corazón.
María, Madre del Mundo y Reina de la Paz
Queridos hijos:
Una vez más estaré entre ustedes en el Centro primordial de oración del Brasil. Yo estaré entre ustedes en el Centro de oración de Figueira.
Queridos hijos, hoy con la especial devoción que irradia Mi Corazón, les transmitiré una instrucción de Madre a hijo, del universo al discípulo.
Hijos Míos, Dios se manifiesta prodigiosamente de tres formas para las almas, para Sus criaturas. Dios se puede manifestar a través del espíritu de Sus criaturas y transmitir Su Sabiduría, Dios se puede manifestar a través de las mentes de Sus criaturas para transmitir Sus Ideas del Plan de Amor para el universo y Dios se puede manifestar a través del alma de Sus criaturas para transmitir Su Amor a todos los espacios de la Creación.
Dios es una Esencia de Amor puro, sabio y divino; de Él provienen todos los poderes de la Creación y de la vida manifestada. A Dios se le debe honra, gloria y alabanza, porque Él alcanza Su mayor expresión a través del amor y la unidad entre las criaturas.
Hoy, queridos hijos, quiero enseñarles en este tiempo a vivir una lección de humildad, porque Dios espera que sus consciencias maduren. Esta lección de humildad consiste en que reconozcan que Dios tiene la majestad y el poder de manifestarse a Sus criaturas de diferentes formas, con el fin de que las almas lo puedan conocer y sentir como la Fuente del Amor para la vida en la Tierra.
Cuando Dios reconoció la oferta de Su Sierva fiel, la Virgen María, nunca hubo intención de apropiarse, en este misterio de entrega y sacrificio. En Mi consciencia maternal reposó el Amor de Dios, un Amor puro y verdadero que ingresó en Mi Corazón para volverlo inmaculado.
Vean, Mis queridos, cómo Dios actúa y se revela ante Sus hijos con Amor y Fe, porque Dios espera que la humanidad alcance la paz a través del conocimiento de la Verdad Divina.
Cuando un corazón se dona al universo, Dios consigue manifestarse en esa criatura y después Su Voluntad se dibuja en esa consciencia que, a través de la fe y de la devoción, ella deberá cumplir.
Quiero, Mis pequeños, que vean y reconozcan que Dios es Humildad y Sabiduría. Dios nunca engrandecerá Su poder porque, de lo contrario, no sería Dios. Dios despierta la paz para la vida, como fuente para el espíritu; la fe como esencia para el crecimiento interior; la unidad como principio de fraternidad y el amor como sostén espiritual para las almas.
Todo es simple, queridos hijos, quien está en Dios no temerá ser despojado de sí mismo para poder curarse desde el espíritu. Dios es la Fuente del Amor que se presenta para que todos lo puedan vivir a través de él.
Cuando el alma no escucha, Dios no consigue acercarse. El Amor Universal necesita impregnarse como luz en las células de todas las almas para que, al fin, ustedes imiten Mi camino de entrega y confianza. Porque así, como almas, ayudarán en el amor a Dios para que pueda seguir manifestándose entre las criaturas, los Reinos y el mundo.
Dios es renovación, es Espíritu de vida y esperanza. Dios es concreción de misiones internas para las criaturas. Dios es Amor presente en la esencia de todos Sus hijos. Dios debe ser buscado desde del corazón, porque Dios es constante oración y refugio para los corazones que viven en el desierto y con sed interior. Dios resucita la vida del espíritu en los que la han perdido. Dios cura a través de Su bondad y humildad, porque Dios es el Espíritu Santificado en el Universo Celestial.
Dios es el único Bien Mayor para todos, porque el Padre del Cielo es su principio y su fin en esta vida. Él es eternidad, es eterno Amor.
Queridos hijos, guarden en sus corazones la aspiración del Padre de estar más presente en ellos.
¡Gracias por responder al Llamado de Dios!
Les agradece y los bendice, en la Luz de Dios,
María, Madre y Reina de la Paz y del Amor de Dios
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más