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Amados hijos de Mi Corazón:
Hoy les advierto que estos son los tiempos de los cuales hablaron los profetas. Estos son los tiempos, anunciados desde el principio, de la decadencia del hombre. En estos tiempos, el bien y el mal pueden tener el mismo poder en la vida de los seres, depende solo de la elección de cada corazón.
Es el momento de que Mis soldados sepan decir no al enemigo y así reconfirmarse constantemente en el camino de la Luz redentora de Mi Hijo Jesús.
Ya les fueron entregadas muchas llaves para que sepan abrir las puertas del Cielo para que este ingrese con Su plenitud en la Tierra. Es necesario que Mis pequeños hijos sepan reconocer el poder de la oración, porque en este tiempo será la única espada luminosa que cortará los vínculos con el mal.
Cuando Mi Corazón o el Sagrado Corazón de Jesús les envían oraciones con el día y a veces con la hora marcada para ser pronunciadas, sus seres deben saber valorar y reconocer, por medio de la práctica, el poder que cada una de esas oraciones tiene para el mundo.
Si pudieran ver el mundo por medio de Mis ojos, jamás perderían la oportunidad de orar para que una única alma pueda ser liberada de la oscuridad en la que vive.
En estos tiempos, hijos Míos, sus vidas no tienen ningún sentido fuera de la oración. La colaboración, el servicio y la consagración son las bases que posibilitan la profundización en esta vida de oración permanente.
El Señor espera que Sus hijos puedan retirar definitivamente los ojos de sí mismos, inclusive cuando se trata de la propia transformación, para que estén dirigidos permanentemente hacia lo Alto.
No ocupen sus corazones con angustias por la imposibilidad de transformarse, no ocupen sus corazones con el miedo de quedar presos en el punto en el que están, porque mientras pierden tiempo por la angustia por sí mismos, el mundo agoniza en la angustia del verdadero atavismo del alma y del espíritu, en el verdadero sufrimiento que es no conocer a Dios y estar completamente sumergido en el mal.
Hoy, quiero que comprendan por qué les pedimos tantas oraciones, que deben ser pronunciadas con Amor, por qué alrededor de sus consciencias, en los cuatro puntos del mundo, viven seres que saben lo que es sufrir, lo que es estar perdido, lo que es estar en la oscuridad sin ningún aliento y, para que Mis brazos alcancen a estos hijos Míos, necesito sus oraciones, oraciones fervorosas, oraciones que trascienden los límites del cuerpo y que abren definitivamente el corazón.
El poder de la oración solo se da a conocer cuando se ora. Mi Corazón solo puede mostrarse a los que Me buscan y; para que Yo llegue a los que no Me buscan, porque no Me conocen, necesito que alguien abra las puertas de este mundo y las mantenga permanentemente abiertas.
Es tiempo de madurar la consciencia para vivir la oración en su plenitud. Es tiempo de crecer, hijos Míos, para descubrir el universo de la verdadera oración y así, cada vez que una nueva herramienta de oración les sea entregada, sus almas se exaltarán de alegría y podrán descubrir cuál es la misión que este ejercicio tiene en este tiempo.
Cada uno de Mis hijos debe meditar en lo que hoy les digo, para descubrir si realmente están abiertos a esta herramienta que los Cielos les entrega con infinita Misericordia Divina.
Oren, oren, oren mucho, porque así podrán llegar a Mi Reino y un día, observando el mundo por medio de Mis ojos y observando cómo son conducidas las oraciones de Mis hijos por este mundo, podrán finalmente comprender lo que les repetí durante tanto tiempo.
Les agradezco por estar hoy Conmigo, respondiendo a Mi llamado.
María, Madre y Reina de la Paz.
La Paz desciende al mundo mediante la oración verdadera.
Mis amados hijos:
Nuevas llaves están disponibles para todos Mis hijos, para que alcancen la conversión y la protección de sus almas en este tiempo de caos que el mundo vive.
Estas llaves, que ya han sido entregadas, son la oración, el ayuno, la confesión y la comunión con Mi Hijo, el Redentor.
¿Por qué repito una y otra vez, a través de todos Mis canales en el mundo, estas mismas cosas?
Porque la humanidad no me escucha y no se da cuenta de que tiene, delante de sí, aquellas opciones simples que le permiten estar a salvo, unida a Dios, a Mi Hijo y a Mí, protegida de los movimientos de este mundo en este tiempo.
¿Qué más puede hacer una Madre, sino repetir y repetir de todas las formas, en todos los idiomas, para que todos Mis hijos en el mundo puedan estar bajo Mi Manto?
Lo que más hace sufrir a Mi Inmaculado Corazón es ver cómo la solución, para el sufrimiento de Mis hijos, está al alcance de todos; y también cómo la mayoría de ellos no extiende la mano para recoger las Gracias que descienden desde el Cielo. Muchos prefieren permanecer en el sufrimiento y no hacer ningún esfuerzo por ingresar en Mi Inmaculado Corazón y en el Sagrado Corazón de Mi Hijo.
¿Qué pasará cuando se den cuenta de que han perdido tanto tiempo?
¿Será que en ese momento sus almas podrán tener fuerzas para reconvertirse?
Y si no fuera así, ¿cómo seguirán adelante, sabiendo que han rechazado todas las oportunidades que el Cielo les brindó?
No hay mayor dolor para una Madre que ver a Sus hijos darle la espalda al bien, a la paz, a la cura espiritual, al Amor de Dios y verlos perderse en el caos de esta vida moderna.
Están a tiempo todavía, como ya se los he dicho, de retornar al Amor de Dios, al Sagrado Corazón de Cristo y a Mí, a su Madre del Cielo que los busca, que los espera para cobijarlos bajo Su Manto de luz y protección.
Mis amados, solo me queda orar incansablemente por cada uno de ustedes, para que Mi Amor toque sus corazones y acepten vivir bajo Mi protección.
A todos Mis soldados marianos, fieles trabajadores de la Luz, los convoco una vez más a redoblar los esfuerzos y a orar más conscientemente por aquellos que no oran, que no Me escuchan y que están en serio peligro de perder esta Gracia y esta Misericordia que está llegando, antes de que la Justicia Divina se derrame sobre la Tierra y su humanidad.
Reflexionen, hijos queridos, y den un paso hacia Dios.
Los amo y los bendigo, hoy y siempre.
Gracias por estar hoy Conmigo.
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos Míos:
En este día 29 de junio, día en el que se celebra la presencia santa del Apóstol Pedro, el primer y venerable Papa de la humanidad, bendecido por Mi Hijo Jesús, Yo les pido, Mis hijos, que para esta próxima semana que comenzará en el mes de julio, oren por el Santo Padre, especialmente para que su obra actual pueda ser bendecida por los Designios misericordiosos de Dios.
Por eso, queridos hijos, como Madre intercedo todos los días por ustedes ante Mi Hijo, para que alcancen la conversión y el camino al Paraíso. También, oro perpetuamente como Señora de las Gracias, para que los dirigentes que guían el rebaño de Mi Hijo, los pastores de Cristo, profesen la fe y el amor que guardan en sus corazones.
Queridos hijos, para que esta Gracia de conversión que pueden irradiar los buenos pastores pueda acontecer, es necesario que ellos estén presentes en sus oraciones todo el tiempo. Así, desde el plano interior del corazón, acontecerá el verdadero milagro de amor entre sus consciencias y las consciencias de los pastores, mediante la cura del corazón y la reconciliación; por si alguna vez ustedes no los han comprendido como almas y solo los han comprendido como personas.
Hijos Míos, Dios creó el universo, el mundo y la humanidad para que pudieran crecer en la fe y en la confianza absoluta de Su Divina Voluntad.
Por eso, Mis pequeños, es momento de que vivan en el amor del corazón, amor verdadero y santo que les proporciona Mi Hijo Jesús tanto en la Eucaristía como en la Confesión mensual, que deberán practicar, por lo menos, una vez al mes para que su alma y su corazón estén libres de manchas graves.
En este día de San Pedro, el papado actual ha sido reconsagrado por las oraciones eternas y amorosas del Inmaculado Corazón de María, de la misma forma que este papado de Mi hijo Francisco fue consagrado a la Madre Purísima de Dios.
¿Por qué Nuestra Señora tiene fe en este ministerio papal?
Hijos amados, Dios Me envía para consagrar sus vidas a la absoluta fe y a la conversión para que alcancen la redención.
Mi Corazón de Madre guarda especial predilección por las almas simples y cuando Yo les pido que oren con amor por el Santo Padre, es para que ustedes apoyen y ayuden sin juicios al desafío que enfrentará en estos tiempos Mi hijo Francisco, consagrado a Cristo.Porque la verdadera Iglesia de Cristo será formada por los corazones unidos como almas. Por esto, Yo los estoy llamando al ecumenismo, aquel que fue visto y escrito por Mi hijo Juan el Apóstol.
Queridos hijos, de esta forma, estoy solicitando el apoyo y la oración de las comunidades cristianas de luz, para que se unan a este importante evento espiritual en Rio de Janeiro, Brasil, que por Mi intercesión divina intentará rescatar a los corazones más desprotegidos.
Yo los invito, de alma y de corazón, en oración permanente, a unirse y a participar de la sagrada venida del Santo Padre. Porque el Brasil recibirá, por medio de la Iglesia de Mi Hijo, el despertar esencial de la consciencia, el reconocimiento de que todos los brasileros, Mis amados hijos, deben actuar a través de la paz y de la fe en Dios Padre.
Queridos hijos, de esta forma los estoy invitando a imitar, en este día y en los días que vendrán, al espíritu de paz de San Pedro. Así, quiero consagrarlos como verdaderos embajadores de la paz en este tiempo.
Llego la hora y el tiempo de unir los corazones y las consciencias a través del Amor de Cristo.
¡Les agradezco por escucharme con atención y devoción!
Los bendice,
María, Reina de la Paz y Madre del Brasil
Queridos hijos:
A los pequeños, flores de Mi manto protector.
Hoy nuevamente estoy muy cerca de ustedes, para guiarlos y llevarlos al Corazón del Redentor, que busca en este tiempo a Sus Discípulos y Apóstoles del Nuevo Tiempo.
Ahora, que nos preparamos para un nuevo aniversario de Mis Apariciones en Aurora y en toda América, quiero que comprendan, que estudien toda Mi tarea mariana durante los siglos veinte y veintiuno y traten de unir aquello que he dicho en estos dos últimos siglos.
En Mis mensajes de amor a la humanidad se encuentran claves muy importantes para todos en este tiempo. Eso les hará comprender que en los tiempos que vendrán todo lo anunciado se cumplirá y el mundo verá que, a pesar de todo, con un mínimo esfuerzo, muchas cosas han podido ser sostenidas en este planeta. Si cada uno de ustedes, hijos Míos, se detuviera y reflexionara sobre cómo la Virgen María ha anunciado algunos posibles eventos y cómo también, a través de la oración del corazón y de la vigilia en todos los grupos marianos, muchos acontecimientos lograron detenerse y otros transmutarse.
Es así, queridos hijos, que nuevamente los convoco a orar por las intenciones de Mi Inmaculado Corazón, que solo les quiere enseñar cómo, a través de la voz amorosa de la oración de Sus hijos, esta humanidad podría revertir muchas profecías.
Quiero que sepan, amados pequeños, que nuestro Padre en el Cielo está dispuesto a escuchar vuestras súplicas, vuestros pedidos; que como Padre amoroso y perfecto solo aspira a que Sus Hijos puedan mirar para lo Alto y nuevamente querer unir sus vidas a Su Poderoso Corazón.
Yo, como Madre y Mediadora, oro todos los días para que cada uno de Mis hijos vuelva a unirse en el espíritu a Nuestro Padre del Amor, que día a día espera por Su amada humanidad.
Estamos en tiempos decisivos, en donde todos Mis hijos deben conocer lo que une todas Mis Apariciones, aquel Propósito Celestial que Dios tiene para Sus Criaturas. Sepan queridos hijos que, cuando las consciencias comprenden el porqué y para qué de los movimientos de la Divinidad, todo el ser colabora en la concreción de los Planes Divinos.
¡Comprendan!, comprendan, queridos hijos, por qué Dios me envía desde hace tiempo a esta Tierra y cuando lo hayan colocado en vuestra consciencia estaremos más unidos para recibir la llegada del Redentor.
Los amo y los guardo en Mi Inmaculado Corazón. Los espero en el Corazón de Mi Hijo para orar por el Propósito de Dios para la humanidad.
Gracias por estar hoy Conmigo.
María, Madre y Reina de la Paz
Mis pequeñísimos hijos:
Con el rosario entre Mis manos, oro incansablemente, cuenta a cuenta, por toda la humanidad, para que Mis tan pequeños hijos puedan madurar para percibir delante de sus vidas la Presencia de Dios.
Veo que el mundo se olvida, día a día, de este Dios que los observa permanentemente y aguarda, con eterna Misericordia y Amor, que Su creación pueda finalmente volver los ojos y el corazón hacia lo Alto y retornar a la Morada Celestial.
Hoy les hablo a todos los corazones del mundo, como el llamado de una Madre que busca a Sus hijos para traerlos, uno a uno, a Su Corazón.
Mis queridos, el motivo de Mi Presencia en este tiempo es solo traer Paz, Paz que Mi Corazón irradia hace tantos siglos al mundo, intentando penetrar en los corazones de los que no Me escuchan.
Mi llamado a la vida de oración tiene el motivo espiritual de despertar a la vida divina a aquellos que solo se sumergen en la vida de la materia.
Mis queridos, Yo vengo de los Cielos para alertarlos de que el mundo es mucho más que lo que sus pequeños ojos pueden ver y que la vida es algo mucho más amplio y sagrado que lo que sus pequeñas consciencias pueden concebir.
Mi Corazón jamás se cansará de alertar al mundo para que despierte, porque la ignorancia crece en el corazón de los hombres y hoy la oscuridad parece tener más espacio que la Luz.
Los que hoy escuchan Mi voz deben responder a Mi llamado por todos aquellos que no Me escuchan; porque muchos tienen conocimiento de Mi Presencia, pero pocos confían en Mis Palabras porque temen al Amor de Mi Corazón por no saber de la grandeza infinita de ese Amor y del poder de transformación que él trae a sus vidas.
Los que Me escuchan y Me siguen con amor deben ser perseverantes, porque el dragón ya persigue a la Mujer vestida de Sol e intenta quitarle al Hijo de los brazos. Pero si sus corazones se aseguran firmemente a Mi Corazón, por medio de la oración diaria hecha con absoluto amor, los podré asegurar con fuerza, cubriré a Mis pequeños hijos con Mi manto de protección y aunque vengan las pruebas, jamás permitiré que se caigan de Mis brazos.
Solo quiero que comprendan que aquellos que realmente Me escuchan deben hacer mucho más que lo que hacen hoy; deben donarse mucho más que lo que hoy se donan por medio de la oración, del servicio, del amor, del ayuno y de la fraternidad, como una oferta de sus corazones para equilibrar el mundo.
Los corazones de Mis soldados deben vivir para equilibrar las faltas de la humanidad que hiere el Corazón de Dios y de Su Hijo, que se olvida de la vida divina y que ignora completamente la vida universal.
Sé que las pruebas están llegando para muchos de Mis hijos y hoy solo les digo que está próximo el tiempo de Mi reinado, pero en este período sus corazones deben vivir la trascendencia de todos los límites y perseverar fielmente en la oración hecha con el corazón.
Vivan la paz, luchen contra las resistencias de sus propios corazones para que la paz vuelva a reinar en el mundo. No escuchen solo Mi llamado, sino vívanlo en el amor más puro que está guardado en sus corazones.
Mis pies caminan al lado de los suyos para guiarlos en eterno y profundo amor.
Perseveren, perseveren, perseveren siempre en Mi Corazón.
Yo los amo y los amaré siempre.
María, Madre y Reina de la Paz
¡Alabado sea Cristo Jesús en el corazón de todos los hombres y mujeres de este mundo!
¡Alabado sea el Santo Nombre de Dios Todopoderoso que resuena en la consciencia de esta humanidad!
En este día bendito, en el que Mis soldados marianos están bajo Mi Manto de luz y protección, quiero transmitirle a toda Mi amada humanidad que, como Reina del Cielo y de la Tierra, enviaré un impulso de amor y conversión para todo este mundo; porque a través de Mis servidores, que tan fielmente Me siguen y responden a Mi llamado, he podido transmitir Mi verbo de Amor y de Paz en los últimos 32 años.
En este tiempo, en donde Mi tarea de paz, cura y reconversión une a Medjugorje y Aurora, quiero que Mi amada humanidad sepa que la Reina de la Paz y la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad son una sola; una Faz trajo al mundo la paz para el corazón de la humanidad y la otra Faz, la de la Mujer vestida de Sol, trae para todos en este tiempo al Espíritu de Dios, al Espíritu Santo.
Yo soy la misma de Nazaret, aquella que siendo Madre del Redentor aprendió del amor y de la entrega absoluta a la Voluntad Divina y que cuando ascendió al Reino del Padre en cuerpo y alma, comenzó otros aprendizajes; mediante los cuales conoció el vasto Universo del Padre, en donde muchos misterios se encuentran prontos para ser revelados a la humanidad cuando abra su corazón y esté dispuesta a saber.
En esas escuelas universales de amor y redención, de paz y de luz divina, la Virgen María desarrolló aquellos talentos espirituales que Dios colocó en Su Corazón, y se preparó para unirse en espíritu al Espíritu de Dios para volver así, de tiempo en tiempo, a la Tierra a preparar a la humanidad para su transformación definitiva y para el gran momento en el que el Redentor, en Su Gloria y Misericordia, vuelva al mundo.
Hoy estos tiempos se cumplen y la Reina del Cielo y de la Tierra, la Madre de este mundo y protectora de este universo, llega con todo Su Amor hasta ustedes, Mis pequeños y amados hijos. Llego para resguardarlos a todos en Mi regazo de Amor universal y decirles que deberemos estar todos preparados para cuando el enemigo intente dar un gran golpe y quiera impedir que los hijos de la Luz cumplan con los Planes del Padre en esta etapa de la humanidad.
Por eso, hijos Míos, con todo el poder que Dios me ha dado para proteger a Sus criaturas, los convoco hoy, para gloria de Nuestro Señor Cristo Jesús. Los convoco a unir su amor, aquel que profesan por Dios Padre, por Cristo y por Mí, con el que Yo tengo por esta humanidad; para que unidos en el poder del Amor universal, a través del verbo de luz de la oración del corazón, traigamos a este mundo la Luz celestial, el poder del Espíritu Santo. Este poder limpiará los corazones, fortalecerá las almas y permitirá que las consciencias lleven adelante las tareas que, como hijos de Dios, vinieron a cumplir.
Quiero hacer descender toda la purísima Paz que existe en el Cielo y que está disponible para la Tierra. Para eso, necesito que todos Mis hijos clamen, con toda la fuerza de su amor, por esa Paz; que oren incansablemente para que por medio de esa oración, descienda permanentemente hacia el mundo y su caos.
Bendigo a Medjugorje y bendigo a Aurora, porque Me abrieron la puerta de los hemisferios de este planeta, Mi amado planeta azul, perla preciosa del collar de Dios.
¡Salve Medjugorje! ¡Salve Aurora! ¡Salve Tierra Sagrada, en donde el Redentor colocará nuevamente Sus Pies y definirá para siempre el destino de esta humanidad!
Estoy con todos Mis hijos del mundo eternamente en el corazón.
Los amo, los protejo y los guardo siempre.
Gracias por estar hoy Conmigo.
María, Reina de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
¡Alabados sean los Sagrados Corazones de Jesús y de María!
Hoy el Cielo está celebrando el aniversario de las primeras Apariciones de la Virgen María en Medjugorje, Bosnia y Herzegovina el 25 de junio de 1981. Por eso, Europa recibió, una vez más, la Gracia de la intercesión de la Señora del Universo Celestial.
Hoy estoy unida, en amor y en devoción inmaculada, a cada uno de Mis pequeños hijos. Por eso, hoy les digo que la paz está reinando en una parte del mundo, y eso fue posible por la constancia y la oración de cada uno de los peregrinos del mundo entero. Así, se ha formado la fraternidad mariana universal mediante la devoción de todos los hijos por la bienaventurada Virgen María.
Cada vez que Yo desciendo desde el Cielo, traigo entre Mis manos las rosas de la salvación y Mi Corazón irradia los rayos de la paz sobre aquellas criaturas que más lo necesitan. Por intermedio de la esperanza de Mis hijos orantes, María, Reina de la Paz de Medjugorje, ha podido interceder ante Dios una vez más por toda esta humanidad.
Queridos hijos, hoy quiero que sean Mi Mensaje de paz para el mundo, a través de su amor por Mí, para que ese amor curador se difunda y se refleje en aquellos que esperan encontrar a Dios y que por diversas razones no lo han encontrado.
Hijos Míos, como siempre, Yo les digo la verdad absoluta para sus vidas, hoy les revelaré los frutos que se han alcanzado en los Cielos a través de la presencia de Medjugorje, como Centro Mariano universal, y por la fe que fue derramada en cada oración por parte de los peregrinos del mundo entero.
Queridos hijos, si Yo estoy con ustedes desde hace ya 32 años consecutivos, impartiendo dones y Gracias a los corazones de Mis amados hijos; la Reina de la Paz, la Madre de Dios, hizo brotar las flores orantes en el Corazón de Dios y estas flores dieron sus frutos en el mundo y estos frutos ahora son:
Hijos amados, presencien y contemplen los frutos de Medjugorje y de Aurora a lo largo de estos últimos años de Mi Presencia mariana y del cumplimiento victorioso de la Obra de la Reina de la Paz.
Hijos queridos, por estos méritos y por los que aún deberemos alcanzar, les agradezco por contestar con fe y amor a Mi eterno llamado.
María, Reina de la Paz de Medjugorje y del mundo entero
Fray Elías:
Después de la transmisión del Mensaje entregado por la Virgen María, con toda dulzura y amor nuestra Madre nos dijo:
Queridos hijos, en conmemoración del aniversario de Mis Apariciones en Medjugorje, hoy les entrego la siguiente oración de Consagración a la Reina de la Paz.
Consagración a María, Reina de la Paz
Amado Sol, que brillas perpetuamente
en el corazón del universo.
Amada Rosa de Amor,
que emanas los aromas sublimes de la oración santificadora.
Amada Luz eterna
que proviene del Corazón de Dios.
Bendita Estrella de la Mañana
que encandilas de amor nuestras vidas,
hoy nos consagramos a Tu Inmaculado Corazón.
Danos fuerza interior, danos valentía, danos Tu amado Amor,
para que, en Cristo y por Cristo,
alcancemos la vida eterna.
Amén.
Hijos Míos:
Es tiempo de pedir con el corazón el auxilio del Señor en sus vidas. Es tiempo de clamar por el perdón y por la reconversión del mundo. Es tiempo de unirse al Divino y a lo Sagrado para mantener el hilo que une el Cielo a la Tierra.
Mi Hijo Jesús una vez les dijo: "Pidan y les será dado". Y así es, hasta los tiempos actuales. El Señor espera que el corazón de Sus hijos clame con fervor por la salvación del mundo.
Si sus corazones, por ellos mismos, no se aproximan a Dios; tampoco Dios, solo por Él, se puede aproximar a ustedes. En las Leyes del Cielo, hijos queridos, es necesario que se pida para que se dé; es necesario que clamen para que venga; es necesario que abran las puertas para que entre.
Por eso, hoy les pido que abran los ojos y el corazón para percibir si realmente están clamando por la Presencia de Dios en sus vidas.
Perciban con el corazón si, día a día, llaman el Nombre del Señor y piden que Él se aproxime y guíe sus pequeños corazones. Si se abren para sumergirse más profundamente en ese entendimiento de sí mismos; sientan si sus corazones, a través de las acciones, de los sentimientos, de los pensamientos, de las aspiraciones e intenciones del corazón, están abriendo las puertas para que el Señor ingrese, en Consciencia, en sus vidas.
Mi Corazón Inmaculado, por muchos siglos, dictó al mundo palabras santas de reconciliación con Dios, para que las almas pudieran encontrar el camino hacia el Reino de los Cielos. Ahora, hijos queridos, es momento de que sus ojos se vuelvan hacia lo Alto, de que sus corazones se permitan descubrir lo nuevo a través del amor por este Universo desconocido de Dios.
Mi último llamado viene a renovar el conocimiento del mundo, viene a despertar la vida divina en todos aquellos que se cansaron de caminar en círculos en el camino de la evolución.
Mi Corazón viene a abrazar al viejo mundo para que, bajo Mi Manto, él se transforme en el nuevo y renacido mundo. Sin embargo, Mis amados, para muchos no es posible abdicar del propio conocimiento para abrirse al infinito Misterio de Dios. Para muchos no es simple abrir el corazón para renovar la vida en una vida de amor y fraternidad.
Por eso, los que hoy se animan a responder a este llamado celestial, deben hacerlo sin miedo y sin demora, para impulsar a toda la consciencia humana en este nuevo paso en dirección al Corazón infinito de Dios.
Caminen con fe, Mis pequeños, sin temor a errar o a sufrir, porque los errores son formas de descubrir la humildad y de vivir nuevos aprendizajes en el corazón; y el sufrimiento vendrá, de acuerdo con la Voluntad de Dios, para los que deben prestar un servicio viviéndolo.
En este día, solo se abran para que un nuevo impulso de transformación ingrese en el mundo. Mientras oran, pidan el auxilio de Dios y Su Presencia en la vida de todos los seres. Pero no se olviden de que, cuando la Voz de Dios resuene en los corazones, será necesario responder con prontitud y fe, por ustedes y por el mundo.
Les agradezco, pequeños, por estar en oración Conmigo en este día y en todos los días de sus vidas.
María, Madre y Reina de la Paz
Paz para todos los corazones.
Queridos hijos Míos:
¡Alabado sea Jesús Cristo en sus preciosas vidas!
En esta noche de San Juan, Yo los invito a imitar el ejemplo amoroso del fiel discípulo de Jesús. Como Madre de la Divina Misericordia, hoy les pido que consagren sus seres a la Luz perpetua y eterna de Mi Inmaculado Corazón. Como Madre, los llamo para que, en esta noche consagrada a San Juan, sus vidas sean consagradas a la Madre del Divino Universo Celestial.
Queridos hijos amados, con alegría Mi Corazón materno llega a esta parte de Uruguay para confirmar Mi compañía y Mi Presencia en el especial despertar que el Centro Mariano de Aurora tendrá durante el mes de agosto de 2013.
Como Reina de la Paz, Yo los invito mañana a ingresar una vez más a Mi Corazón Inmaculado, día 25 de junio, para que así me acompañen especialmente en este nuevo aniversario de los 32 años de las Apariciones en Medjugorje.
Hijos Míos, durante este ciclo de junio, podrán entender que María, Reina de la Paz, vuelve al mundo con la esperanza de la pronta conversión y del despertar de la humanidad. Por eso, en este día de Vigilia, solicito a los Centros Marianos y a todos los peregrinos que Me acompañan, a que se unan en profunda oración por las especiales intenciones de la Virgen María.
Sus corazones al cabo de los próximos seis meses orarán constantemente:
• Para que la Paz se establezca entre las naciones y en el mundo.
• Para que las futuras madres amen la preciosa venida de los hijos de Dios mediante el nacimiento.
• Para que el conflicto nuclear termine y los únicos planes de los hombres sean la paz y el bien para el mundo entero.
• Para que la cura planetaria que emana del Sagrado Corazón de Jesús pueda derramarse sobre los pecadores más empedernidos.
• Para que los niños, jóvenes y adultos del mundo entero puedan despertar al llamado de la conversión y al cambio verdadero de las actitudes de la vida. Esto será posible cuando los padres responsables por el caminar espiritual de todos sus hijos vivan y propaguen la vida de oración entre las familias y entre todos los seres.
También hoy les pido que oren:
• Por las almas que sufren y padecen el martirio del hambre y de la falta de agua.
• Para que la infinita y piadosa Misericordia pueda tocar a los corazones endurecidos y que bajo el Amor de Dios, puedan ayudar a los más necesitados.
Y por último, les pido que durante estos próximos seis meses oren:
• Para que puedan despertar un mayor número de almas a las vocaciones del camino cristiano.
• Para que los pastores sean guiados por los pasos de Mi Hijo.
• Para que la verdadera Iglesia de Cristo transmita, mediante ejemplos, la vida del espíritu, de la reconciliación y de la unidad a todas las almas.
Por eso, hijos Míos, Mi Corazón materno, por Voluntad de Dios, apareció y aparece hace ya 32 años en Medjugorje y desde hace 6 años en Aurora, en América del Sur, con el fin espiritual de que todos los corazones que se han separado de Mi Hijo, y en consecuencia de Dios, puedan retornar a Mis brazos, para que Mi Luz los encamine hacia la paz del corazón y hacia la conversión.
Amados niños, así podrán aprender a contemplar cómo es necesario orar por las especiales intenciones de Mi Hijo Jesús y del Inmaculado Corazón de María, para que la Gracia esté presente en el mundo en estos tiempos de grandes cambios.
¡Les agradezco por responder a Mis pedidos por la paz y la redención del mundo!
Los ama y los bendice,
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos Míos:
Nuevamente les suplico que entren en el Reino de Mi Paz, porque si no entran al Reino de Dios, el mundo tampoco alcanzará la paz.
Los tiempos cambian rápidamente, más que las agujas de un reloj. Las almas cada día viven nuevas pruebas que las llevan a definirse por qué camino seguir: el camino de la paz o el camino del dolor.
Queridos hijos Míos, la principal batalla en este tiempo, que alimenta el enemigo, es la batalla interior, la división sutil entre el hombre y Dios, poco a poco.
Como Reina de la Paz, en esta semana y este mes que corre rápido en sus vidas, Yo los invito al fortalecimiento diario de su oración Conmigo y con Mi Hijo, porque así ustedes se fortalecerán mediante la oración y la fe.
¿Cómo enfrentarán los tiempos de cambios?
Por primera vez, Mis pequeños, Yo les pido que, con urgencia y con consciencia, sus seres despierten a lo que está sucediendo día a día en el mundo entero. La humanidad vive constantes crisis espirituales y materiales por la falta de la oración diaria del Rosario, por la falta de la verdadera comunión interna con Mi Hijo Jesús, por la ausencia de la Confesión y principalmente por la carencia de amor y de unidad entre las naciones y las familias.
Que, en este mes de junio, mes de María, Reina de la Paz de Medjugorje, sus corazones se renueven por un año más, a través de la presencia de Mi Inmaculado Corazón.
Hijos Míos, es necesario dejarse vencer por el amor y por los rayos liberadores de Mi Hijo Jesús; así sus consciencias se curarán del pasado y de los errores actuales, para que pueda nacer el nuevo ser, la nueva alma unida al Espíritu Santo de Dios.
Hoy Mi Corazón clama por justicia, por perdón y por Misericordia, como Madre no me canso de orar por ustedes, para que se puedan transformar en nombre de la redención de la humanidad.
Les vuelvo a repetir, Mis queridos hijos, que los tiempos normales ya cesaron, ahora llegó el tiempo de la purificación del corazón y de la vida; aférrense a Mi Manto, después colóquense debajo de Mí, entre Mis benditos pies, así Yo los protegeré y colocaré Mis manos de Luz sobre sus cabezas para que reciban Mi bendición maternal.
Llegó el tiempo de la transición de la vida del espíritu. Llegó la hora de la conversión profunda de cada uno de Mis hijos. Quiero contar con su apoyo verdadero, constante, perseverante para que Mi Obra, aquí en América, se pueda cumplir como ya se ha cumplido en el Reino de Medjugorje. La paz se establecerá en los corazones de todos Mis hijos.
Los invito a calmar y a aquietar sus corazones entre Mis manos. Quiero acompañarlos por este camino de redención y de conversión.
Queridos hijos, es momento de pensar y de vivir por medio de Mi Hijo. Él les dará la fuerza para seguir el camino de conversión de sus almas. Él les tenderá Su Mano misericordiosa para retirarlos del abismo y del dolor, solo deberán decir sí para que eso suceda.
Hijos Míos, les agradezco a todos por responder y perseverar en cumplir Mi llamado por la paz.
María, Reina y Madre de su eterna paz
¡Adelante, Mis pequeños hijos soldados!
Relato del mensaje:
Antes de llegar María, surgieron delante de nosotros imágenes de la Pasión de Cristo, de María acompañando a Jesús y, finalmente, surgió una imagen del momento en el que bajaron a Jesús de la Cruz y lo colocaron en los brazos de María. María se levantó con Jesús en los brazos y vino en dirección a nosotros; así se presentó en la sala donde orábamos. Estuvo un tiempo en silencio, después desapareció y apareció nuevamente como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, y transmitió Su Mensaje.
Como Madre de la Divina Piedad, hoy les traigo a sus pequeños corazones esta señal, para que puedan vivir el Don de la Piedad en sus corazones.
Hijos Míos, la Piedad volvió al mundo en el momento en el que Mi Hijo Jesús fue bajado de la Cruz y Mis brazos sintieron el peso de Su Cuerpo, que era, todo él, una Sacratísima Llaga. Sentí en Mi pecho no el dolor, sino el Amor que fue derramado en la Sangre de Mi Hijo, el Hijo que Me fue entregado por Dios y que en aquel momento retornaba al Reino de Su Padre.
La Piedad nació como la puerta hacia la Misericordia. La comprensión de Mi Corazón y la Piedad que sentí por todas las almas del mundo permitieron que la Sagrada Misericordia siguiera siendo derramada sobre el mundo.
Con Jesús entre Mis brazos, tan cansados por todo el sufrimiento que cargué junto con Cristo, comprendí al fin y de forma definitiva, el Amor de Dios por Sus criaturas y sentí, en el Cuerpo flagelado y muerto de Jesús, la grandeza de ese Amor.
La Piedad, hijos amados, nace de la Misericordia y permite que ella se expanda por el mundo. Para que esta Tierra viva un tiempo más de Misericordia, es necesario que los corazones sepan vivir la Piedad.
Hoy les digo, con el más puro Amor de Mi Corazón, que la Piedad brota de la comprensión del Plan de infinito Amor que Nuestro Señor Dios tiene para toda esta humanidad.
Hijos queridos, solo ámense unos a otros, comprendan las pruebas de la vida sin ningún juzgamiento, sean piadosos para acompañar la transición dolorosa de cada uno de sus hermanos.
En este tiempo de purificación, solo el amor los sustentará en este camino que los conduce al Reino de Dios, y la búsqueda de ese amor les mostrará las debilidades de sus hermanos para que sean vistas con ojos de Piedad.
Aspiro a que Mis pequeños soldados sean, en las pequeñas cosas de la vida, fieles a este Dios tan bueno que los guía siempre. Esa fidelidad, hijos Míos, está en ser lo que Dios espera que sean: amorosos, misericordiosos, piadosos, comprensivos, acogedores, serviciales.
Un soldado de Mi ejército batalla a través del amor; su arma es la oración y su campo de batalla es la convivencia diaria con sus hermanos, porque el mundo ya no sabe amar.
Mi mirada recorre la Tierra desde los Cielos; y veo que la Piedad muere, día a día, en los corazones de Mis hijos. Por eso, a los que Me escuchan, Yo les pido que, por amor a Mi Corazón, rescaten a la Piedad en el mundo, viviéndola entre ustedes. Hagan renacer el amor, viviéndolo. Permitan que el tiempo de la Misericordia sea eterno, aun durante el tiempo de la Justicia, y eso se alcanza siendo misericordiosos.
Sigan siendo el dulce aliento de Mi Corazón, para que Yo encuentre refugio en los pequeños corazones de Mis hijos que, junto a Mí, son incansables.
No desistan, hijos Míos, de vivir el amor. No busquen ser perfectos para después vivirlo; vívanlo antes en la imperfección, pues Yo desciendo de los Cielos para decirles que eso es posible y que será con los que hoy escuchan Mi Voz, en todas las partes del mundo, que Dios cumplirá Su Plan y manifestará Su eterna Gloria en la Tierra.
Yo los amo con todo Mi Corazón de Madre y les agradezco por persistir, respondiendo a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Bajo la misericordiosa Luz de Jesús, sean todos Mis hijos bienaventurados!
Aquellos que claman por Mi auxilio, siempre lo tendrán, porque Mi Amor de Madre es mayor que cualquier falta, olvido o negación.
Para aquellos que viven centrados en su egoísmo, Yo tengo un espacio predilecto en Mi Corazón y oro diariamente para que sus consciencias alcancen a vivir, en algún momento, el Poder redentor que viene de Dios Padre y de Su Hijo Primogénito.
No deben existir en el corazón de Mis hijos, penas y angustias por aquellos que no saben de Dios, que no viven a Dios. Solo les basta orar para que la oración alcance los Cielos y, desde allí́, la Misericordia de Dios descienda sobre todas esas consciencias.
Hoy, quiero transmitirles que, una vez más, Mi Corazón se llena de gratitud porque siempre puedo contar con Mis soldados marianos y llegar hasta cualquier lugar, porque ellos están dispuestos a recibirme. Cada vez que un soldado o peregrino de Mi tarea mariana en el mundo realiza cualquier esfuerzo por estar Conmigo y servirme, con su actitud coloca equilibrio en este mundo por aquellos que no Me siguen, que no oran y que creen que no necesitan de Dios.
Por eso, hijos queridos, sepan siempre que toda la dedicación que ustedes entregan, día a día, a Mi Obra mariana en el mundo, da la oportunidad a otras consciencias de reparar los vacíos que viven en sus almas.
En este ciclo especial que estamos viviendo, en el que su tarea publica está recogida y su camino se expresa para cumplir con otras pautas pedidas por Mi Hijo, quiero que sepan que los acompaño bien de cerca, ya que la Obra del Redentor es también la Mía y todo lo que viene de Él viene de Mí.
Es por eso, que bendigo estos momentos que dedican para estar Conmigo en medio de otras tareas mayores, porque así́ también puedo acompañar el desenvolvimiento universal que realizan sus consciencias a través de este trabajo.
Bendigo una vez más sus espíritus, espíritus guerreros, impregnados por el Amor del Salvador universal, Cristo Jesús.
Los espero junto a Mi hija Lucía en Nuestro próximo encuentro.
María, Madre y Reina de la Paz
¡Gracias por estar hoy Conmigo!
Yo llegaré hasta cualquier rincón del mundo, allí donde un alma necesite de Mi auxilio y de la Misericordia de Dios.
Por eso, queridos hijos, no se inquieten por la continuidad de Mi presencia, porque estaré con ustedes siempre en esta tarea redentora.
A pesar de que muchos de Mis hijos no viven hoy en el espíritu, Mi corazón Inmaculado se reconforta cuando Mis valientes soldados están siempre prontos para atender todos Mis llamados.
Es así que se concreta el Plan de Dios para Sus Criaturas, a través de la fidelidad al propósito del Padre y de la valiente intención de seguir hasta el final.
Quiero que recuerden las enseñanzas de Jesús a Sus Apóstoles. Él los instruía en la fraternidad, el desapego de las cosas del mundo y el amor absoluto y fiel a Dios y a Sus Planes. Fue así que ellos, venciendo todos sus miedos y trascendiendo sus atavismos humanos, pudieron llevar la Palabra, las enseñanzas sobre el nuevo mundo y la nueva humanidad basada en el amor que Cristo les enseñó a vivir.
Hijos queridos: estudien los Hechos de los Apóstoles, porque allí encontrarán muchas llaves para estos tiempos y para las tareas que a algunos de Mis hijos les tocará realizar. Déjense impregnar por el conocimiento que vuestra alma está recogiendo en cada oración hecha con el corazón y allí depositen sus aspiraciones.
Hoy les entrego Mi Amor Maternal y los espero en nuestro encuentro durante las apariciones de estos próximos días. Espérenme en el silencio interior, en la quietud de vuestra alma, que el Espíritu de Dios vendrá Conmigo.
Los amo y los bendigo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Gracias por estar hoy Conmigo.
Es infinita la Gracia que recorre vuestras vidas en este tiempo, en donde los Mensajeros del Amor los impregnan con Su Amor, Protección e Instrucción.
Llega a este mundo, a través de la Reina del Cielo y de la Tierra y del Redentor de todos los hombres, la Misericordia y el Perdón, para que la humanidad trascienda sus atavismos.
Hemos entrado en los templos internos de muchas almas, pero aún en otras no hemos podido con Nuestro Amor, ni siquiera acercarnos a la puerta de esos templos, custodiados por los falsos guardianes, fruto de la involución.
Mis amados hijos:
Deberán, como Mis soldados y compañeros de Mi Amado Hijo, defender vuestros templos internos, de aquellas falsas palabras y falsas actitudes con las cuales el enemigo os quiere engañar a veces. Porque es allí, a vuestros templos internos, donde él quiere llegar y luego de que ingrese, colocar a los feroces guardianes de la involución para que les den la sensación de inmunidad y protección, la que no será real y solo los alejará de Dios Todopoderoso, Fiel Bienhechor de las criaturas.
Hoy, que han despertado a la verdad y que han ahuyentado a los fantasmas que los rodeaban, cuiden vuestros templos internos y conviértanlos en atalayas, donde solo el Redentor habite con Sus Rayos de Misericordia y de Piedad.
Hijos Míos:
Están en la recta definitiva de la trascendencia de aquello que los ata aún a este mundo. Estoy acompañando como vuestra Madre Universal cada paso, cada movimiento interno y externo, solo siendo guardiana de vuestros esfuerzos y de los movimientos del enemigo, que intenta permanentemente conquistar, a través de sus artilugios, vuestras vidas.
Recurran a Mi Inmaculado Corazón, cada vez que una pequeña incertidumbre o inseguridad se aproxime a vuestras consciencias, porque allí estaré.
El triunfo que el ser alcanza, a través del esfuerzo de la transformación, es algo que definitivamente queda grabado en la historia de cada consciencia y en los Libros Universales.
Esperamos pronto escribir sentencias espirituales definitivas de transformación en los libros de vuestras vidas.
Amados pequeños Míos: los amo y los acompaño en estos momentos de gran trascendencia.
En Amor el Plan de Dios para todas las criaturas.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Gracias por estar hoy Conmigo.
Quiero dar a conocer al mundo los Misterios del Espíritu Santo, porque ya se aproxima el tiempo en el que este Santo Espíritu cumplirá con Su misión primordial de vivir en la materia y así, divinizarla.
De la Consciencia de Dios nace Su Espíritu Santificado que habitará en Su Creación y traerá la vida divina a aquello que es materia física y no física.
El Espíritu Santo vive en Dios porque no solo proviene de Él, sino que también Él lo Es. El Espíritu Santo vive como una parte propia de Dios, Consciencia Suya separada de Su Gran Consciencia, pero que actúa como Dios, como Su Voluntad y Principio, porque lo Es.
Siendo Dios, el Espíritu Santo es como Su Brazo activo y vivificador que anima a todo lo que toca, colmándolo de Divinidad, de Alma Divina. Es como un Fuego, porque el Fuego en Él representa a la vida activa en Dios, la Luz que vive e incendia la materia y los espacios.
El Espíritu Santo es como el Corazón vivo de Dios, que recorre el Universo Celestial para tocar la Creación de Dios y dar vida a toda ella, vida divina.
Así, el Reinado de Dios se fue expandiendo en los Cielos. El Espíritu Santo vivía en lo que Dios creaba; y Él se tornaba como Dios, Padre-Madre de toda la Creación Celestial.
El Espíritu Santo no tiene nombre, porque está en todo, Él Es para vivir en todo, para ser Dios en todas las cosas.
El Espíritu Santo nace, cuando nace en el universo la necesidad de que exista el Amor, un Amor diferente al que ya existía en el Cielo, un Amor que sea el propio Amor de Dios en Sus criaturas. Y, para que eso fuera posible, era necesario que el Amor de Dios encarnara en la materia, que era lo que había de más denso y distante del Reino de los Cielos; porque tan infinito era ese Amor que, para vivir en su plena extensión, nacería en lo más bajo y alcanzaría lo más Alto, el Reino de todos los Reinos, la Casa del Padre de todos los Padres del Universo.
Fue así que Dios retornó a la materia nuevamente .
Muchos se preguntan: "¿Porqué el Señor, que era todo Divino, manifestó Su Amor en la materia?" Porque desde ahí y hasta que alcanzara el Cielo, la extensión de ese Amor sería única.
Así fue como Dios envió a Su Hijo a la Tierra, Espíritu que provenía de Su Espíritu Santo, Verbo que encarnaría y traería a la Tierra Su Verbo Divino. De ahí nació el Cristo, Jesús, hijo de María y de José, de la estirpe de David.
Su Madre en la Tierra era como Su Madre en el Cielo, de la misma forma que Su Espíritu Crístico nació del Espíritu Santo. Para que ese Amor viviera, en carne y alma, sobre la Tierra, fue necesario que se hiciera en la Tierra como fue hecho en el Cielo. El Espíritu de Dios tomó de la Creación un cuerpo santo, un alma pura e inmaculada, limpia de cualquier mancha, eternamente santa como Su Espíritu. Así, nació la Virgen María, parte encarnada del Espíritu de Dios, arquetipo de Su más pura creación.
Con estas palabras, les dejo este nuevo impulso de Dios para que abran el corazón y no teman conocer los grandes misterios de la Divinidad y todas las Faces del Espíritu Santo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Una vez más, les ruego que vivan el nuevo tiempo y la víspera de la llegada de Mi Hijo a través de la paz y del perdón. Si no existe la paz en sus corazones, no podrán alcanzar el perdón. Por eso, con amor y renuncia, los invito a perdonarse y a perdonar los unos a los otros.
Ustedes saben, Mis queridos hijos, que el mundo está sin paz porque la humanidad, las naciones, los pueblos y las familias no se perdonan, por amor a Dios Padre. El Señor está muy ofendido por las acciones que hoy lleva adelante la humanidad, Yo les pido que ejerciten el acto del perdón, para que el mundo ingrese en el Corazón de Dios y las almas despierten al acto de reconciliación entre todos los seres.
Si la humanidad no cambia esta actitud y no se perdona por los errores de vida que comete, recibirá el Juicio que vendrá con suma Justicia Divina y será el momento en el que todas almas deberán reconocer la sed que le han generado a Mi Hijo Jesús.
Día a día, como Madre, oro a Mi Hijo por ustedes para que puedan tomar consciencia que ya no es tiempo de comprender la vida a través de los conflictos entre las naciones, entre los pueblos, entre las familias y entre los seres queridos; deben permitir que la resistencia de sus mentes y de sus consciencias se deje vencer por el poder del Amor misericordioso de Mi Hijo.
Todos los que Yo he escogido para transmitir Mi Mensaje de paz y esperanza al mundo, deberán ser los primeros que irradien, a través de la oración y del sacrificio, la armonía que la humanidad necesita en este tiempo, porque de esa forma Yo podré decirles que Mi sagrada Palabra maternal vive y actúa a través de Mis queridos hijos.
Que ahora las Palabras de Mi Hijo y de la Virgen María puedan actuar mediante la divina acción de la caridad y de la entrega.
Queridos hijos, les pido que abran el corazón y la consciencia a lo que Yo les pido; que cambien; que se transformen, desde el más sabio al más simple, a través de la presencia divina de Mi inmaculada Paz.
Si cada nuevo día, ustedes fueran más pacificadores y mansos, permitirán por Ley mayor y misericordiosa que los corazones distantes de Dios reciban una última pero importante oportunidad.
Que, en esta semana, vivan el perdón en todo y el perdón por todo, así cuando oren con el corazón se abrirán las puertas a su conversión y redención.
Queridos hijos, despidan de sus vidas lo que ya es viejo, para que Mi Hijo deposite Su Amor curador y redentor en los corazones simples. Hoy imiten Mi ejemplo de humildad y de fidelidad a Dios. Hoy vivan, una vez más, en Mi inmaculada Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los restaura,
María, Madre y Reina de la Paz
Entra en Mi Corazón de Luz y, en el silencio, te mostraré las respuestas que tanto buscas.
Únete a Mi Corazón Inmaculado y te llevaré a un estado de paz que aún desconoces.
Ven a Mí, en oración, y te daré a conocer los poderes de un Verbo que redime a las almas y restaura el mundo.
Permite que, a través de la comunión con Mi Hijo Jesús, el sagrado Cuerpo de Cristo transforme tu ser y tu existencia, transforme el curso de tu vida y reescriba tu historia en la Tierra y en el Universo de Dios.
Deja, hijo Mío, que la confesión con Cristo limpie tu corazón, atraiga al mundo el perdón y deposite en tu ser la infinita Misericordia que el Sagrado Corazón trae a la Tierra.
Encuentra en los Sacramentos la fuerza de tu vida, vive en los Sacramentos y por los Sacramentos. Transforma tu día a día en una comunión con lo Divino, para que lo Sagrado retorne a este mundo.
Hijos Míos, les quiero enseñar a estar siempre en el Corazón de Dios, quiero mostrarles el camino hacia la transformación, quiero conducirlos a lo Sagrado, a lo Divino y a lo verdadero, pero necesito que todos escuchen Mi llamado y practiquen Mis Palabras.
¿De qué les servirá solo oír Mi Voz, si no siguen las Instrucciones que les traigo?
Hace mucho tiempo que le hablo al mundo, le traigo de los Cielos las llaves para la salvación y para el encuentro eterno con Cristo; pero Mis hijos no Me escuchan, no profundizan en Mi llamado y no encuentran fuerzas en Mi Corazón para responder a la sagrada Voluntad de Dios.
Busquen las Palabras que les pronuncié a lo largo de los años, de los siglos; y podrán percibir en el corazón que se cumplieran lo que les pido, sus vidas no serían las mismas, y las dificultades y miserias del mundo tampoco serían las mismas.
Es tiempo, Mis queridos, de que cada uno cumpla verdaderamente su parte; que dé su respuesta a lo Alto, consciente de que eres parte de una humanidad que se pierde en las ilusiones del mundo.
Eleven los brazos hacia lo alto y pidan el auxilio de Dios para transformar aquello que no alcanzan por sí solos, pero no esperen que Dios los transforme por Sí mismo, sino den los pasos en dirección a la transformación.
Ya no digan, hijos Míos, que no saben cómo hacerlo, porque durante un año Mi Corazón les dictó diariamente los pasos que deberían dar. Y ahora, en infinita Misericordia, Mi Hijo desciende sobre la Tierra a dictarles, día a día, preciosas Instrucciones sobre cómo alcanzar el Reino de los Cielos.
Necesito contar con Mis soldados, necesito sus pasos en el camino de Mi Hijo; porque, hijos Míos, el mundo entero necesita esta transformación y aquellos que digan sí y que caminen, lo harán por todos.
Les agradezco por estar siempre Conmigo.
Yo los amo,
María, Madre y Reina de la Paz
¡Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz para todos los seres humanos!
Hoy, que Mi Gracia Celestial se acerca a Mis hijos de la Tierra, vengo en unión al Sagrado Corazón de Cristo Jesús para hacerles una propuesta de amor.
Ya les he hecho muchas veces la misma oferta de amor, pero ustedes, Mis amadas almitas, no siempre pueden resistir el impulso de sufrir por las mismas limitaciones de sus consciencias y así, en vez de entregarme sus dudas, sus miedos y sus equivocaciones, insisten en resolverlas por ustedes mismos.
Mis amados y pequeños hijos, igual que esa vela encendida que guardan entre sus manos, Yo aspiro, día a día, a que vuestra alma y la Mía se unan en el fuego del Amor infinito que tengo por cada uno de ustedes.
Observen esa llama, que oscila con un movimiento armonioso y emite luz y calor. Esas son sus almas, luces de Mi Corazón, impregnadas del Amor misericordioso del Redentor, que alumbran y dan calor en forma armoniosa, bella y permanente.
No dejen que su llama se apague por la incomprensión, el dolor y el temor a convertirse definitivamente en una llama mayor. No dejen que el fuego se apague y permitan que la Fuente del Fuego del Corazón de Dios ingrese plenamente en sus vidas, a través de los Mensajeros Divinos; los que solo aspiran a tener sobre la Tierra muchas llamas como las de sus seres internos, llamas que en este tiempo se convertirán en hogueras de Luz y de Amor misericordioso y divino.
Vengan a Mí, amados Míos, dejen sobre Mi regazo y a Mis pies todo sufrimiento que Yo, su Madrecita del Cielo, los necesito brillando como una antorcha celestial.
Cada alma, encendida por el amor que proviene de su antorcha, arderá como esa llama que hoy tienen en sus manos, luz de su luz, calor de su calor, amor humano que sigue el camino hacia el Redentor.
Hasta allí, deberán llevar a sus hermanos, aquellos que esperan una mano extendida, un ejemplo a seguir, una verdad en la cual tener fe, para así encontrar fuerzas y llevar adelante la tan necesaria transformación.
Adelante, hijos benditos, que Mi Fuego de Amor y el del Salvador ya arde en sus corazones. No se desanimen jamás y permitan que el Espíritu Santo habite en sus moradas.
Los bendigo y los guardo en la pureza de Mi Corazón.
María, Madre de la fe y Madre vuestra
Como Ave Luminosa y Redentora Yo los bendigo hoy y siempre, sellando así el compromiso de todos Mis pequeños hijos con Mi Corazón.
Mis amados, con infinita alegría Mi Corazón desciende a la Tierra, porque en esta Casa bendita de Redención encuentro aliento para llevar a las almas que más lo necesitan.
Aquí, en esta Aurora del Corazón de Dios, quiero que el mundo encuentre la Paz que no existe en las naciones. Que entre vuestros corazones reine una Fraternidad que se fortalezca por medio del Amor y de la Unidad.
Abran los brazos para recibir a todos los que se aproximen a esta Casa; no teman recibir al más perdido de Mis hijos, porque Yo lo encontraré y lo haré retornar a Dios a través de vuestros corazones.
Quiero que aquí, en esta Casa de Redención para el mundo, se viva una Caridad Sagrada que actúe por sobre todas las cosas. Aprendan a vivir en eterno servicio unos con otros, porque de esta forma despertarán unos en los otros los Sagrados Dones del Espíritu Santo.
Pedí que esta Casa fuese construida de ladrillo y paja para que supiesen vivir lo Sagrado mediante la simplicidad. Quiero que descubran el Reino de los Cielos en la vida simple, como fue con la Sagrada Familia de Nazaret.
Sean todos castísimos, serviciales y puros como José. Sean amorosos, acogedores y orantes como María. Sean fieles a Dios y a Su Plan Sagrado sobre cualquier circunstancia que se presente en vuestras vidas y, como Jesús, jamás teman cargar la Cruz que el Señor les envíe; por el contrario, abracen esa Santa Cruz como lo hizo el Maestro que les mostró el camino para la Redención.
Pequeños hijos, aunque Mi Verbo se recoja en estos meses en vuestra Casa, Mis ojos recorren cada espacio de este lugar y conocen la necesidad de cada uno de vuestros corazones. Como Madre Bendita Yo los observo en silencio y en la primera oportunidad que Me abran las puertas del corazón, responderé al llamado de vuestros corazones.
Quiero en este día agradecer a Mis pequeños, que perseveran en el calor de esta Nueva Aurora, que se unen a Mi Corazón y al Corazón de Mi Hijo diariamente. Sepan, Mis pequeños, que están respondiendo a Mi Llamado y que están correspondiendo a la Voluntad de Dios.
Cuando Mi Corazón se encuentra con todo el dolor que existe en el mundo, no se desanima; sabe que hay un pequeño lugar de ladrillo y paja al cual retornará y encontrará preparados, a los pocos pero fieles soldados de Mi Corazón.
No se desanimen delante de las pruebas, pues el Señor permite que las vivan para que estén fortalecidos para lo que vendrá. Jamás olviden que el Rey del Universo alcanzó la Gloria de los Cielos por medio de la Cruz, por medio del Amor que perseveró en cuanto Su cuerpo pendía de la Cruz por toda la miseria del mundo.
Vengo para fortalecerlos, para protegerlos del frío que llega, para que encuentren siempre en el Fuego de Mi Corazón un espacio seguro donde reconfortar vuestros pequeños corazones.
Vengan sin demora a Mis brazos pues, en este día estoy como Su Madre Divina y Sagrada, como una Madre que viene de muy lejos para estar con Sus hijos, pues sabe cuánto necesitan de Su presencia.
Los amo profundamente y les agradeceré siempre por aguardar Mi Corazón y por responder a Mi Llamado.
Que el Santo Espíritu esté en vuestros corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad y Nuestra Señora de Aurora
Cuando terminó de transmitir el Mensaje, María se quedó un tiempo con nosotros y comenzó a orar la siguiente oración:
Oración de Unión al Espíritu Santo
Espíritu de Redención y Vida,
Espíritu Santo que todo restaura e ilumina,
desciende sobre los corazones que Te aguardan,
colma los corazones que Te llaman,
renueva las esencias de los que padecen en el mundo.
Despierta Tus Dones en los que aspiran a servir eternamente a Dios.
Despierta Tu Espíritu en los corazones del mundo
y en todos ellos encuentra Tu Eterna Morada,
para que la Gloria de Dios se manifieste en la Tierra
y lo Sagrado retorne a vivir en este mundo.
Amén
Queridos hijos:
Siempre sea alabado Jesús en el mundo entero, porque así vuestras consciencias abrirán la puerta para que Él retorne por la Puerta Mayor del Universo.
Hijos Míos, en este día de perpetua oración para este Centro Mariano de Aurora, fundado por Mi Inmaculado Corazón, el Señor me envía para anunciarles las Gracias que han generado vuestras preciosas oraciones y vuestras plegarias nacidas desde el corazón que ora con amor, con devoción y con fe.
Hoy les vengo a revelar el poder que ha tenido la oración de todas las almas en el Universo de Dios, pues el Padre con suma atención ha escuchado la voz de Sus hijos y, por este motivo, Él envía a la Bienaventurada Virgen María para confirmarles el Amor y la Misericordia que aún Dios tiene por toda la humanidad.
Queridos hijos Míos, cuando ustedes, mes a mes, responden a Mi llamado de oración por la paz y por la salvación del mundo, como buenos obreros y discípulos construyen los nuevos puentes hacia los Cielos, y así se crean los lazos de fraternidad y de fe entre las criaturas.
Por eso, con alegría y esperanza, les digo que la Vigilia de Oración que tuvo lugar del 11 al 13 de junio de 2013 sin interrupciones, ha permitido el desarrollo de una tarea planetaria por parte de la Virgen María, la que fue realizada por los comandos y los ejércitos celestiales guiados por el Sagrado Corazón de Jesús.
Una vez más y por cuestión de segundos grandes y extensos infiernos de condenación y sufrimiento, activos en el mundo, pudieron cerrarse. La luz generada por el poder de la oración del Ave María ha permitido que la Inmaculada Madre, junto a las Huestes del Padre, penetrara los submundos más opacos de la Tierra para retirar, restaurar y convertir a las esencias perdidas.
Pero el efecto constante de la Vigilia de Oración durante estos últimos tres días, ha tocado el Corazón de Dios y Él en Su Infinita Gracia, por medio de Su Hijo Jesús, liberó gran parte del mal que estaba presente como un plan de destrucción dentro del corazón de algunos hombres que, por ceguera, elaboraban proyectos de guerra nuclear y atómica entre las naciones.
El rezo constante de todos los orantes que estuvieron unidos a esta victoriosa Vigilia de Oración, trajo como Gracia Mayor el despertar de nuevas consciencias a la vida de oración, como a la reconciliación con Dios Padre.
Pero los frutos de este trabajo orante no terminaron, porque el Inmaculado Corazón de María recogió en Su cesta de oraciones todas las peticiones de Sus hijos en el mundo y ellas fueron presentadas ante el Padre, pudiendo así interceder por Amor.
A través de este encuentro orante de Vigilia en Aurora durante los tres últimos días, los Sagrados Corazones de Jesús y María por medio del amor y del silencio, como de cada oración divina, han podido atenuar situaciones mundiales graves, que si ellas hubieran proseguido su curso podrían haber condenado a millones de almas coligadas a ellas.
Queridos hijos, lo más importante que Yo he visto fue la luz de vuestros templos internos, luz que despierta la oración cuando es recitada con amor, verdad y fe. Por eso hoy, Mis pequeños, les he revelado una parte de la realidad celestial que realizan los Mensajeros de Dios en toda la faz de la Tierra.
Hoy los invito al despertar de vuestra importante tarea de oración y de conversión para estos tiempos. Hoy los llamo a colocar entre vuestras familias el estandarte de la Paz, a través del poder victorioso de la oración. Hoy les estoy revelando los dones y los frutos que la oración despierta en todos los que creen en ella.
Hijos Míos, si en Fátima el 13 de junio de 1917 los pastorcitos, mediante el sacrificio y la oración del Santo Rosario, cambiaron el destino de toda la Tierra, ¿qué podría suceder si todos los grupos marianos oraran conscientemente?
El tiempo de hoy es diferente al de ayer, ustedes viven en un ciclo de misericordia y de liberación. ¡Abran la puerta del corazón para que eso suceda!
Queridos hijos, como Madre de las Gracias, oro por ustedes para que nazca la Nueva Humanidad. Oro para que vivan en la Paz del Señor.
¡Les agradezco por responder con amor a Mi llamado!
Los bendice bajo la Luz de Cristo,
María, Madre y Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más