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Ya se escucha el eco de las flautas indígenas de Norteamérica, y ese eco resuena en el corazón del Gran Cañón del Colorado.
Ese eco invoca el pedido de liberación y de paz de uno de los pueblos más sagrados que fue víctima de la destrucción y de la persecución.
Pero llegará el Búfalo Blanco y reunirá en Su Espíritu a todos Sus descendientes.
El Gran Búfalo les mostrará la senda por donde los pies heridos de los pueblos del ayer caminarán hacia el encuentro del umbral de la Luz.
El eco de las flautas nativas fue escuchado, el Corazón del Sol se exalta, y Él envía a sus estrellas ancestrales para que la lluvia y las hierbas alimenten a los que quedaron desprotegidos en el ayer.
Así, la historia del río de las lágrimas se terminará y los pueblos nativos caminarán en dirección al amanecer de una Nueva Aurora.
La cura cósmica llegará a cada uno de ellos. Ya no se oirán en los valles los lamentos de los que fueron sometidos.
Madres, padres, ancianos y niños encontrarán en su camino de regreso el portal hacia sus orígenes, y las raíces sagradas de sus sabios contactos volverán a florecer como en la primavera.
El duro invierno de la oscuridad se retirará, porque llegará el Búfalo Blanco que los conducirá hacia la Tierra espiritual y prometida.
Y así serán uno con la Naturaleza y el Universo. Nunca más la alianza ancestral se romperá, porque a partir del próximo tiempo las flautas sonarán con ecos de devoción, reverencia y alabanza.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Atlántida, una civilización desaparecida
En tiempos remotos, mucho antes del nacimiento de Jesús, existió en el planeta una civilización que se destacó, después de Lemuria, por la intuición, por el contacto interno y el contacto con el Universo.
Sus avances espirituales y materiales fueron más grandes que los avances de la humanidad de hoy.
Esta civilización estaba concentrada en el Océano Atlántico, dentro de una geografía que en los tiempos de hoy ya no existe, porque cada cierta cantidad de miles de años el planeta vive su transformación geológica.
Atlántida nació de una población muy anterior a los vikingos, aquellas consciencias que evolutivamente conquistaron y conocieron los mares y los grandes océanos, en experiencias que el ser humano iba contactando a través de navegar los océanos.
Atlántida se formó primero como una villa de pescadores, en una de las diversas islas del Atlántico; algunas de ellas, después de su transformación geológica, hoy forman parte del Mar Caribe.
Atlántida no estuvo en el Mar Caribe, pero sí próxima a esa región, más hacia el centro del Océano Atlántico y en el paralelo horizontal de las costas de África.
Otra parte de la antigua Atlántida, y lo que quedó geográficamente de ella, se encuentra hoy en lo que ustedes conocen como las Islas Canarias, la Isla Gran Canaria, Lanzarote, Tenerife, etc.
De esa forma podrán comprender cómo la “Atlántida Mayor” vivió una gran transformación, ya que de ser un pueblo menor, pasó a ser una civilización que se irguió entre un sistema de islas exóticas y deshabitadas.
Atlántida desarrolló una expansión material y estructural muy avanzada para aquellos tiempos, en los que no se contaba con grandes ni profundos conocimientos.
Era una civilización semejante a la raza humana que hoy existe; solo que, en su esplendor, estaba rodeada de menos elementos o factores que la pudieran comprometer.
Atlántida se levantó dentro de un conjunto de islas que provenían de antiguos volcanes que, hasta ese tiempo, estaban inactivos. Dentro del proyecto que se preveía para Atlántida, estaba la propuesta espiritual de que ese conocimiento y desarrollo intuitivo y espiritual que la propia Atlántida había alcanzado, se extendiera para las próximas generaciones sin la necesidad de que los seres humanos comenzaran de cero para poder aprender lo que muchas veces no aprendieron.
En Atlántida hubo consciencias con altísimas virtudes, que después se fueron concretando en ideas y proyectos, que hicieron avanzar rápidamente a la civilización.
Entre esas virtudes, había dones de Sacerdotes, Sacerdotisas, Científicos, Curadores, Gobernantes, Espejos y Guerreros, de los cuales los Guerreros se destacaban espontáneamente por su capacidad intuitiva de vigilar y de celar por lo sagrado, así como por las islas.
Atlántida fue una civilización que vivía fluidamente el contacto con el cosmos, pudiendo conocer mucho más de lo que hoy conocen los científicos del mundo y lo que captan los satélites.
Con esto podemos ver y comprender cómo Atlántida se destacó por su experiencia en la espiritualidad y en el contacto con leyes inmateriales, las que siempre han estado disponibles para el despertar de la humanidad.
De esa manera, la civilización atlante fue creciendo en experiencias espirituales, científicas y curadoras.
Toda la civilización se veía beneficiada por lo que un círculo representativo de la población, que fueron los fundadores de Atlántida, vivieron desde los primeros tiempos.
Muchos se han preguntado a través de los tiempos cuál fue la causa de la desaparición total de la Atlántida.
En verdad, antes de que este acontecimiento sucediera, los verdaderos seres contacto, en siete períodos de diferentes tiempos, antes de la gran desaparición de Atlántida, fueron avisados y advertidos, como hoy es avisada la humanidad, que era urgente cambiar ciertas actitudes y poderes que las consciencias creían tener.
El manejo espiritual que Atlántida había alcanzado como voltaje y experiencia era altísimo. Pero en todo eso, ingresó en acción la dualidad y el deseo humano del poder sobre los demás.
Hubo un momento en el que solamente un porcentaje menor consiguió percibir la urgencia de las advertencias, y así abandonaron las Islas de Atlántida, refugiándose en lo que hoy es Sudamérica.
Pero la mayoría se cegó completamente por la ambición, por el poder y por la manipulación de la energía, lo que trajo para la civilización ciertas prácticas indebidas, las que generaron un vórtice de gran desequilibrio físico, mental y espiritual.
Todo ese movimiento activó, en cadena, todos los volcanes que estaban inactivos. En total fueron siete volcanes que despertaron de manera sorpresiva, sin mucho tiempo para actuar, y generaron el conocido cataclismo de la Atlántida.
Las islas fueron tragadas por el océano y el fuego, y todo lo que había en ellas, sin posibilidad de hacer nada, desapareció.
Una severa Ley Universal corrigió a toda la consciencia atlante; pero los que respondieron a las advertencias se salvaron y, más tarde, recrearon sus pueblos bajo otras experiencias.
De ahí nacieron los pueblos indígenas, los que en Sudamérica y a través de los tiempos, fueron habitando las altitudes y las llanuras.
El ejemplo de la civilización de la Atlántida demuestra que ninguna consciencia tiene poder sobre nada y que cuando no existe humildad, pobreza y amor, todo podría volverse peligroso.
Por eso, Cristo vino para dar ese mensaje al mundo entero, para que las almas siempre recordaran la Ley de la Jerarquía y, sobre todo, la presencia de un amor no posesivo ni un amor personal; de un amor fraterno, caritativo y justo para las experiencias de la vida.
¡Les agradezco por reflexionar sobre esta historia con atención!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Argentina es parte de un continente muy antiguo del planeta y esa parte del continente, en tiempos remotos, fue testigo de importantes acontecimientos para la civilización humana.
Argentina fue una región muy cercana a la Antártida y una parte de las llamadas Islas Malvinas perteneció al congelado continente austral que fue receptáculo de una de las primeras humanidades.
Toda la región sur, área del planeta muy bella por su naturaleza, desde Tierra del Fuego hasta Puerto Madryn, fue un espacio antiguamente consagrado al desarrollo de una forma de vida avanzada y civilizada.
En esa región austral, la Antártida era el centro primordial de una humanidad que alcanzó altos grados de aprendizaje a través de la escuela del amor y de la hermandad.
Esa civilización, desde Tierra del Fuego hasta Puerto Madryn, fue creciendo y sus habitantes fueron remanentes de una cultura avanzada en el ámbito del contacto espiritual, y también fueron antecesores de los primeros pueblos indígenas que habitaron la Argentina hasta las primeras cumbres del desierto de Jujuy.
Es así que Argentina es una de las regiones del planeta que presenció y testimonió la posibilidad de que una humanidad civilizada guardara en su consciencia patrones y valores de conducta que mantuvieron una comunión verdadera con la naturaleza y con el Universo.
Esos valores de vida espiritual son los que la Jerarquía Divina intentará reintegrar para que, al menos una parte de la población actual de Argentina, sea portadora de atributos que ayuden en los momentos más agudos de la transición planetaria, y que esos valores que son profundamente espirituales, y que están unidos a la Fuente Creadora, sean los que dentro de los argentinos mantengan la presencia de la fe, de la confianza y del amor en los corazones.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Queridos hijos:
Colombia, como nación andina e indígena, guarda uno de los más importantes legados originales de los pueblos primitivos y sabios.
Los Andes, como un todo, representa para la Creación la elevación espiritual de la consciencia de la humanidad.
Todos los pueblos originarios, que allí se desarrollaron, consiguieron mantener espiritualmente la unión con la Divinidad del Padre Eterno.
Cuando los pueblos fueron diezmados y esclavizados por el hombre blanco, una gran herida espiritual e interna quedó guardada en los últimos descendientes.
Esta herida imborrable que se expandió por todas las Américas, desde los pueblos de Norteamérica, pasando por los aztecas, mayas e incas, dejó una deuda pendiente por resolver.
Esta es una de las tantas causas de lo que se puede ver en este tiempo, consecuencia de lo que sucedió en otros tiempos.
Es esta herida que su Madre de la Gracia desea curar y disolver a través del poder del amor restaurador.
Por eso, Colombia es la cuna para poder volver a despertar la reverencia y la devoción por los principios de la vida sagrada y divina.
Su Madre Celeste, en Bogotá, intentará abrir una puerta celestial de Misericordia y esto será posible, especialmente, por la ayuda de todos los grupos de oración allí presentes, durante los días de los encuentros con su Madre Divina.
Por eso, hijos, una de las justas causas; por la que todos los grupos de oración de América, especialmente de América Central y del Caribe, oren por esta finalidad mariana; es para que desde ahora se pueda establecer la Ley de la Divina Misericordia sobre esta deuda que Europa provocó.
Por eso, vuestra Madre de Guadalupe será la patrona de la misión en Colombia y en los Estados Unidos. Yo volveré, como en el Tepeyac, para llamar a la humanidad a la reconciliación profunda, porque de esa forma a través del perdón y de la comunión con Mi Hijo Jesús, los Andes y Europa cerrarán un ciclo de sufrimiento y de crueldad generado en las civilizaciones indígenas primitivas.
Queridos hijos Míos, por eso desde ahora Yo los preparo en consciencia, revelándoles la verdadera historia de su humanidad, pues Dios espera que no se vuelvan a repetir los mismos errores.
Para eso, vuestra Señora de Guadalupe retornará a lo más alto de las montañas de América, para que el Ave del Sol emita la voz de la redención y del perdón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los une a Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más