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El mundo a tu alrededor debe mantenerte en estado de vigilancia y de oración, pero nunca de temor.
Conviértete en un observador de tu propia vida y de la vida sobre la Tierra y, así, reconoce los movimientos de la naturaleza, los movimientos de tu mundo interior y cómo reaccionan tus hermanos en las diferentes situaciones que se presentan en sus vidas.
No te llamo para que actúes en este momento. Solo observa y, en tus oraciones, medita sobre lo que observaste.
Conócete todos los días un poco más: la forma como tratas de conseguir aquello que quieres o como intentas ser comprendido por los demás. Observa qué imagen intentas transmitir a los otros sobre timismo y, en tus oraciones, medita sobre la verdadera intención de esos movimientos que surgen en lo profundo de ti y se expresan en tu forma de ser.
Para desarrollar cualquier virtud, necesitas conocerte y saber de ti, sobre todo lo que te separa de un camino puro y verdadero.
Para ser humilde, deberás encontrar en ti lo que no te lleva a la humildad y, con la misma paz de quien separa la paja del trigo para preparar la harina que un día se convertirá en pan, así trabajarás. Y no sufrirás, porque es solo colocar la paja y el trigo cada cual en su lugar y orientarlos hacia su transformación.
Lo que el trigo es, o sea, los principios de la virtud dentro de ti, aún deberá ser muy trabajado en varias etapas de transformación,
para que un día llegue a ser pan. El trigo será triturado y se convertirá en harina. La harina, por sí sola, no hace el pan, pues necesitará de otros elementos provenientes de Dios. El pan será amasado e irá al fuego, hasta que esté listo. Y para que sea el Pan de Vida, necesitará ser consagrado en altares divinos, en donde el Hijo de Dios se hace Uno con este pan y, después de consagrarlo, lo reparte en donación y entrega, para multiplicar, entre muchos más, las gracias que recibió.
Debes ser como ese trigo que un día se volverá pan. Ya creciste en tierra fértil y diste los granos que Dios necesitaba. Ahora, tú mismo, con tu esfuerzo y tu dedicación, te observarás a ti y separarás en ti, la paja del trigo, para que después Manos Divinas te transformen, paso a paso, hasta que llegues a tu destino.
No tengas prisa, pero sé preciso. Si desde ahora trabajas sobre el trigo de tus virtudes, determinarás el resultado de tu unión con Cristo y la pureza de los códigos consagrados por Él que, a través de ti, repartirá para toda la vida universal. Ama la transformación. Que cada paso sea para ti un motivo de gloria y no de resistencia. Déjate triturar, porque solo así serás harina adecuada para un buen pan en el Altar Celestial.
Cuanta más paz haya en tus transformaciones, más perfección habrá en tus pasos.
San José Castísimo, el que se dejó moldear y transformar hasta la unión con el Dios Eterno.
En estos tiempos del planeta, deben estar muy vigilantes con ustedes mismos, con todo lo que piensan y sienten y hacia donde ustedes permiten que los lleve la imaginación; porque los pequeños permisos que se dan a ustedes mismos y las pequeñas brechas que permiten que se abran en sus fortalezas espirituales se tornarán el motivo de la ruptura de una construcción realizada con mucho esfuerzo y arduo trabajo interior.
Les costará mucho construir una fortaleza interior, alcanzar la consolidación de una virtud o conseguir transformar un aspecto arraigado del ser, porque las fuerzas planetarias ya alcanzaron cierto reinado dentro de las células humanas, dentro del código genético de la mayoría de los seres. Entonces, todas sus tendencias los llevarán a sucumbir a la vida común y a las energías capitales. Por eso, un pensamiento ligero o una imaginación, en apariencia inocente, podrán llevarlos a perderse en los laberintos sin fin de las energías mundanas de estos tiempos.
Por esa razón, Mis amados, es que deben estar muy vigilantes con ustedes mismos. Den prioridad a la vida de oración, que poco a poco los fortalecerá y permitirá que ingresen nuevos códigos en sus células; códigos que los volverán más fuertes frente a determinadas influencias del caos y del mal.
Mientras no se conozcan a ustedes mismos y no desarrollen sus potencialidades espirituales, la oración será el mayor instrumento para la madurez y expansión del espíritu. Por eso, oren y no permitan que la mente divague ni que viva, en los planos mentales y astrales de la consciencia, aquellas cosas que ustedes se propusieron no vivir más.
Oren, oren mucho, porque necesitarán estar cada vez amás firmes en los tiempos que llegarán.
Yo los amo y los conduzco por medio de pequeñas llaves, aunque muy valiosas, cuando se usan con el corazón.
San José Castísimo
Aprendan a sentir en el propio corazón los dolores del mundo y a hacer suyo el padecimiento del Sacratísimo Corazón de Dios.
Contemplen en sus corazones la Creación y todo lo que ella manifiesta, cómo se expresa en el universo. Contemplen la perfección y la armonía de la naturaleza, del sol, de los ciclos de la Tierra. Sientan en sus corazones el potencial de la Perfección Divina que está latente en su interior. Pregúntense todos los días ¿cuál es el camino para manifestar ese potencial?
Quisiera que en el corazón de los seres humanos el amor a la Creación Divina fuese mayor que el amor a la creación humana, pero ustedes están mucho más aferrados a lo que proviene
de sus propias ideas que a lo que proviene del Pensamiento Divino.
Los seres humanos aprendieron a amar y a admirar lo que fue creado por su limitada mente, y el orgullo adquirido fue tan grande, que quedaron presos de la propia pequeñez, en mezquindades, y no pudieron amar algo superior ni siquiera creer en su existencia.
Con pesar en Mi Corazón, les digo que muchos no se transforman porque no creen verdaderamente en la existencia de Dios, de su Plan, ni en la de Sus Mensajeros. Las consciencias observan el caos y el mal avanzando en el mundo y prefieren pensar que siempre fue así; o se aíslan en los pequeños problemas y en las preocupaciones de sus vidas para no percibir que la verdadera barca que se está hundiendo no solo es en Medio Oriente, sino en el mundo entero.
Es la consciencia humana, Mis queridos, que se está sumergiendo cada vez más en lo profundo de la oscuridad. Y cuando los tiempos necesitan verlos más despiertos y preparados, entregados y con fe en lo invisible, ustedes se están escondiendo de la verdad y sumergiéndose más y más en la ilusión, para no percibir que los tiempos finales ya llegaron.
El Cielo siempre agradecerá sus oraciones y, con el poco esfuerzo de todos los seres, intentará retirar el peso de la balanza de la Justicia, que se inclina hacia la desaparición de la humanidad.
Ustedes, compañeros, son células vivas del Corazón de Dios, por eso es tan grande Su pesar por este mundo.
El proyecto del Creador es perfecto y ya todo les fue entregado para que puedan vivirlo, pero ustedes necesitan decidirse y levantarse de la cama en la cual duermen en ilusión todos los días, para actuar en pro de la humanidad.
Yo los amo; por eso, les advierto.
Son tiempos de emergencia; ya es hora de despertar.
Si caminan a Mi lado y escuchan Mis palabras, así como todas las palabras de los Mensajeros Divinos, ustedes se darán cuenta de que ya tienen todas las llaves para abrir la puerta hacia una Nueva Humanidad.
Que permanezcan en paz, pero siempre atentos y vigilantes, despiertos y listos para vivir la transformación.
Yo los amo y los bendigo.
San José Castísimo, por el despertar de toda la humanidad
Yo Soy el Conductor de sus vidas.
Yo Soy el Capitán, que por amor, los llevará a encontrar un nuevo puerto, el puerto de la salvación.
Solo a través de Mí se abren los nuevos caminos.
Solo a través de Mi Corazón el alma hallará la sabiduría, porque solo por Mi Amor alcanzarán misericordia y piedad.
Nunca olviden que Yo los amo como Dios los creó, que Mi Corazón sabe de sus dificultades, por eso aférrense a Mi Luz para caminar paso a paso bajo la protección de Mi Corazón.
Yo los quiero conducir hacia algo que ahora ustedes no son; para eso deberán darme el sí, para que suceda el gran milagro en sus espíritus.
Yo les pido que oren por los que están ciegos, interior y espiritualmente, porque son las almas que más se separan de Mi Corazón Misericordioso.
Les pido fe y verdad, entrega y confianza plena en Mi Corazón.
Los Nuevos Cristos ya están despertando para percibir que no deberán cargar más sobre sus hombros la carreta del ayer.
Lo nuevo y misericordioso los espera, no tengan miedo de no ser aquello que tanto han controlado en toda esta caminata.
Solo dediquen su vida al Plan de Dios y vigilen que el Propósito siempre esté claro frente a ustedes.
Llegó la hora de reposar en Mis Brazos y de afirmar el camino inusitado que hoy Mi Corazón les propone.
Bajo la Gracia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir Mis mensajes desde el corazón.
Cristo Jesús
Quiero que Mi Corazón sea el sol resplandeciente en sus corazones.
Quiero saciar Mi sed de las almas buenas por medio de su entrega a Mi Corazón.
Quiero ser la estrella que los guíe durante la noche.
Quiero ser la victoria del amor redentor en sus vidas.
Todos los días aspiro a que Me guarden un lugar especial en sus vidas, para que el Pastor pueda guiar a Sus ovejas.
Quiero que alimenten su espíritu con buenos sentimientos y buenas acciones.
Quiero alejarlos de las tentaciones que les ofrece el mundo, mundo que promete ilusiones a Mis hijos y que los engaña hasta distanciar sus corazones de Mi Corazón.
Por eso, así como le dije a los apóstoles: “Despertad y orad Conmigo”, hoy nuevamente lo digo a Mis nuevos discípulos. Quien ora vigila, mas quien vigila y ora con el corazón se protegerá de las artes y de los espejismos que usa la astucia del enemigo.
Mas si ustedes no solo vigilan por sí mismos sus pensamientos y actitudes, sino también por aquellos que aún no consiguen vigilarse a sí mismos, estarán sirviendo en el amor a todos los que por falta de consciencia se distraen y caen en las trampas del enemigo.
Si vigilan, oran y sirven, estarán despertando en sus seres los tres aspectos de Mi Señor, lo que se nombra como la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Al Padre, lo encontrarán en la vigilia permanente, que es la atención sobre todo aquello que se mueve alrededor. Al Hijo, lo encontrarán en la oración, que es el estado de elevación del verbo y de la palabra sagrada representada en la oración del corazón. Al Espíritu Santo, lo encontrarán en el servicio al prójimo, pues el Santo Espíritu de Dios se manifiesta en la palabra, por lo que hay que expresar; en el pensamiento, por lo que se debe discernir y meditar; y en la acción, por lo que se debe realizar mediante el Don de la ciencia y de la inteligencia.
Así encontrarán la aproximación verdadera a la Santísima Trinidad, porque en las buenas obras, en las cálidas y amorosas oraciones, como en la vigilancia del caminar hacia el Propósito Divino, Dios Padre se presenta a todos los hombres a través de los corazones de Sus amados hijos.
Bajo la Gracia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por recibir a la Santísima Trinidad en el corazón.
Cristo Jesús
Como Señora de la Fe, intento que vuestros corazones estén vigilantes cuando llegue el esperado momento del rescate de los corazones y de la salvación de las almas. Vuestro camino de oración les permitirá encontrar su esencia a cada uno de Mis hijos y, en especial, descubrir aquello que sus almas están necesitando.
Hijos Míos, abriendo el Manantial de la Misericordia, los llevo hacia Mi Hijo para conducirlos por los caminos de la paz.
Queridos hijos, como el mundo corre rápido, es necesaria mucha oración para soportar los cambios que surgirán a la vista de todos, cambios que definirán el “sí” o el “no” de todas las almas.
Ustedes son llamados a caminar próximos a Mi Hijo para que puedan ver la necesidad en todos los corazones que aguardan por el Perdón y la Misericordia de Dios.
Queridos hijos, es hora de continuar orando porque eso aliviará el Corazón de Cristo y, así, ustedes estarán cerca de Su Amor Universal. Ahora deben seguir los pasos del Retorno de Cristo para que vuestras moradas estén unidas a Su Sagrado Corazón.
Muchos corazones esperan por los Nuevos Cristos, y Mi orden ecuménica, Orden Gracia Misericordia, forma parte de los soldados de la oración, porque hoy todos son llamados a compartir el camino crístico del final de los tiempos.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
En el advenimiento de un nuevo tiempo para el mundo, tiempo de cambios y aprendizajes, hoy les pido más oración: oración que brote como manantial desde vuestros corazones, oración que socorra al mundo, oración que alivie el gran peso de la humanidad. La oración les traerá siempre claridad, sabiduría y discernimiento en los momentos que llegarán para la humanidad.
Vuestras vidas ya viven un tiempo distinto. Es necesario, queridos hijos, estar atento y vigilante a la consciencia y al corazón.
Mientras el mundo continúa reiterando errores que se vuelven irreparables, Mi Corazón Materno llega a la humanidad para traer Luz y Misericordia.
Sé que algunos de Mis hijos juzgan la veracidad de Mi existencia y de Mis apariciones para ustedes. Por eso, queridos hijos, hoy les digo que la Bienaventurada siempre Virgen María, Madre Universal y Reina de la Paz, está entre ustedes desde hace ya algunos años.
Dios Me dio el permiso de enviar Mi mensaje salvador a todos Mis hijos; por esto, muchos corazones fueron partícipes de Mis apariciones a lo largo del último año.
Queridos hijos, ante el hambre en la humanidad, ante la guerra que despierta entre corazones hermanos, ante la pérdida mayor de niños y adolescentes, ante el camino de perdición que muchos jóvenes están recorriendo y ante muchas cosas más que ahora ustedes desconocen, Yo les digo: ¡Recen! ¡Recen! ¡Recen y recen como si fuera la última vez! y reconozcan desde este día la Gracia Celestial que ustedes están recibiendo a través de la amorosa intercesión de Mi Inmaculado Corazón.
Hijos Míos, ahora ya son adultos en vuestra vida de oración, por eso, con madurez y caridad, oren por la Paz y por la Misericordia para cada rincón de este mundo.
Este es Mi último y definitivo llamado a la humanidad: ¡Oración! ¡Oración y oración! para que más almas puedan ser partícipes de la presencia del Maestro y Salvador.
Queridos hijos, ustedes tienen en vuestras manos y en vuestros labios el camino de la Salvación, de la Gracia y de la Misericordia. Ustedes tienen en vuestras vidas el poder infinito de la oración. Ustedes deben amar la oración y sentirla en lo profundo de vuestras almas.
Queridos hijos, están en Mi Corazón, por eso están siendo despertados del sueño de este mundo por el Amor Universal de la Reina de la Paz.
Están en Mí.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Con la Cruz Redentora y Salvadora de Mi Hijo entre Mis manos, hoy les digo: ¡conviértanse en el nombre del amor! ¿Qué esperan ustedes de este camino?
Pequeños corazones, llegó el momento de alzar al Cielo el corazón y de abandonar por entero las ilusiones del mundo. Ustedes y todos Mis hijos son llamados al tiempo de la conversión, camino que los lleva a la Redención para encontrar el perdón absoluto de Dios.
Por eso, queridos hijos, vigilen, vigilen y vigilen con la Luz del corazón para que nada en vuestras vidas se pierda. Yo los invito a vivir de la oración para encontrar en ella el poder divino del Espíritu Santo. Recuerden que el mundo está cambiando, y que ustedes necesitan fortalecer la vida del espíritu para poder vislumbrar el Reino amoroso de Dios.
Hijos Míos, busquen la quietud y la paz delante de cada situación. Persistan en el Propósito de Dios y, en esperanza interior, reciban el Amor de Mi Hijo en vuestros corazones.
¡Levántense Mis pequeños! ¡Es hora de la conversión del corazón! Es hora de abrir la Puerta del Cielo a través de la oración. Cada vez que sus corazones oran, el Señor Me permite derramar los dones sobre todos Mis hijos.
Ustedes pueden ser fieles servidores de Mis Planes de Paz. Sepan, queridos hijos, que los quiero llevar a la eternidad, al descubrimiento del Amor de Dios en sus corazones.
Los necesito en Mí, los acompaño, los comprendo, los acojo. Es momento de cambiar, de aceptar y de crecer como una bondadosa alma en los brazos de Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
¡Alabado sea Jesús en sus corazones por toda la eternidad!
Hoy los invito a contemplar con gratitud el Sagrado Corazón de Mi Hijo porque Él les dará la fuerza necesaria para convertir sus corazones en instrumentos preciosos del amor y de la verdad.
Por eso, queridos hijos, guarden siempre en sus corazones y en sus vidas un momento de oración para conversar con el Dios Todopoderoso. Así sus almas podrán ser partícipes de la Misericordia del Redentor.
Hoy, Mis brazos de piedad están extendidos e irradian Mi Luz de Amor en lo profundo de sus espíritus. Para que esto pueda seguir ocurriendo, hijos Míos, deben vivir en el acto sincero y verdadero de la oración del corazón, porque así ustedes descubrirán cómo el espíritu de la oración del corazón los ayudará a perdonar y reconciliar sus propios corazones con Dios y, en especial, entre sus más queridos, familiares, amigos y otras almas conocidas.
Por eso, pequeños Míos, es hora de vivir el acto de la oración de la reconciliación para que todos Mis hijos puedan ser partícipes de las promesas de Cristo.
El compromiso de sus corazoncitos, que están sobre esta Tierra, es vigilar en oración, vigilar por los que no vigilan y por los que se distraen con las modernidades de este mundo.
De esta manera, hijitos Míos, vuestros corazones serán como los corazones de Mis ángeles querubines que vigilan, en la esencia del amor, por todos los que fácilmente día a día se alejan de Dios Creador.
Por eso, en el final de estos tiempos, la tarea de los grupos consagrados a Mi Inmaculado Corazón será vigilar en constante oración, porque así la fuerza de Mis hijos estará en el Verbo del Amor guiado por el Espíritu Santo.
¡Les agradezco, hijos Míos!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Los misioneros orantes marianos que se unen a la Luz de Mi Inmaculado Corazón deben vigilar en oración por los que aún no oran, no esperan y no aman al Dios celestial del Universo.
Este ejercicio de amor y vigilancia por las almas se realiza a través de la oración del corazón, porque por medio de esa oración llaves de sabiduría y discernimiento pueden despertar por la Presencia del Espíritu Santo.
Hoy los llamo, queridos hijos, para que sus vidas en estos tiempos de grandes cambios, aspiren a estar y permanecer bajo la Llama del Espíritu Santo. De esta manera, sus corazones serán partícipes del servicio abnegado a otras almas, servicio que puede despertar a través del corazón. Y en este espíritu de colaboración con todas las almas del mundo es donde sus vidas encontrarán la unidad perfecta con Mi Hijo Glorificado y, así, podrán ver los ojos de Jesús en cada uno de sus hermanos de camino.
Ahora, queridos hijos, a la humanidad le corresponde velar y llamar por la Presencia del Espíritu Santo para que todos los corazones en Cristo puedan misionar por la paz a través de la oración.
Queridos hijos, llegará el momento en que cada vida deberá irradiar el verdadero espíritu de la fraternidad que será necesario cultivar para que la Paz del Reino de los Cielos se manifieste en esta Tierra Prometida.
Por eso, queridos hijos, lleven con alegría en sus manos el don de la fraternidad para que uniendo corazón con corazón, y como humanidad, ustedes participen del retorno esperado de Mi Hijo. Con los brazos abiertos a la espera de Cristo, vuestros corazones se prepararán para la llegada de lo nuevo y para la venida del espíritu de la paz que muchos de Mis hijos podrán vivir.
Que Mi Hijo sea para vuestras vidas la primera aspiración a la Paz Celestial.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
En el día de ayer los invité a vivir en la reconciliación del corazón; hoy los invito a seguir ejercitando este atributo de los Cielos porque cada reconciliación que se viva aliviará el peso del sufrimiento en el mundo.
Por eso, hijos Míos, lleven en vuestras manos Mi estandarte de la paz y en la oración hecha con el corazón ustedes permitirán que Dios los colme con Sus Dones y Sus Gracias.
Saben, pequeños Míos, que la humanidad le teme al tiempo de los grandes cambios, pero les digo que en verdad deben orar más para que todo temor desaparezca. El enemigo distrae a los corazones a través del temor. Por eso hijitos, si sus corazones son vigilantes en la oración, ayudarán a que esa creencia del miedo desaparezca delante de la fuerte presencia del amor.
Queridos hijos, quédense en Mi Presencia Protectora y Maternal para que sus vidas encuentren el verdadero refugio del corazón: la Paz.
La vida en la paz es como la elevación de un puente de Luz hacia los Cielos. Ese sendero lo construirán con la oración diaria, una oración que los prepara para los nuevos tiempos.
Ahora ya es momento de que irradien a sus hermanos el amor que sus corazones sienten por Mi Glorificado Hijo. De esta manera, podrá surgir desde cada vida un rayo de amor fraterno que la humanidad necesita reencontrar en estos tiempos.
Queridos hijos, en Mi presencia está cada uno de sus corazones. Yo los llamo a reconciliarse con Dios a través del acto del perdón.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
En Mi Hijo se halla la adoración a Dios y en la adoración hecha con el corazón se encuentra el Amor y la Paz.
Queridos hijos:
Alegren de nuevo sus corazones porque el Reino de Mi Padre está viniendo en auxilio de todos los corazones que se abren para recibir la Ley del Amor.
Por eso, hijos Míos, hoy vigilen en Mi Hijo, en Su Corazón de Paz, para que Dios les muestre la necesidad de todas las almas y cuán grande es la sed de amor en muchas vidas. Por eso, queridos hijos, deben orar, orar mucho con el corazón para que sus vidas correspondan al gran llamado de los Cielos por la redención de la humanidad.
De esta forma, pequeños hijos, ayudarán desde sus corazones en Mis Planes de Paz y de Salvación que Mi Inmaculado Corazón teje como un manto de Luz para el mundo.
Queridos hijos, la perseverancia en la oración será la llave interior que les permitirá estar día a día junto a Mi Inmaculado Corazón. Mis ojos misericordiosos quieren iluminar el camino que cada hijo, con el corazón, debe ofrecer a Dios; así también se consagrarán totalmente a Mi Inmaculado Corazón.
Por esto, queridos hijos, la entrega de cada uno de ustedes representa una victoria celestial de alabanza eterna. Así los ángeles elevan a todas las almas hacia el Reino de Mi Inmaculado Corazón.
Hijos, Dios espera de ustedes una apertura infinita que nazca desde sus corazoncitos, una apertura que los lleve a donarse hacia la caridad y la humildad para poder ver así el Rostro de Mi Hijo en cada uno de sus hermanos. Podrán entonces vivir la fraternidad que es necesaria para la conversión del mundo y, en especial, de todas las almas que se distanciaron del Amor de Dios.
Queridos hijos, hoy los contemplo a todos en Mi Amor Maternal. Recuerden que siempre los quiero llevar hacia Dios.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz para todos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más