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Queridos hijos:
Mientras Mis pies caminan por Venezuela, Yo les pido más oración interior, que su fuerza orante se concentre en la proclamación y en el pedido espiritual para que esta situación se calme.
Especialmente a los venezolanos les pido ser pacificadores de Cristo en este momento, esa será su prueba y su examen ante el Padre y ante tanta desigualdad.
Les hago un pedido de piedad, hijos Míos, no busquen enfrentarse ni tampoco oponerse a todo lo que genera Mi adversario, todo lo que él ocasiona tiene como esencia tentar a las almas para que pierdan su oportunidad de evolucionar.
Por eso llegó la hora de preparar las islas de salvación para que los inmigrantes y los náufragos encuentren un lugar en donde poder comenzar su vida nuevamente.
Será la misión de los hijos de María activar esa red de oración por Venezuela, ofreciendo a su Madre Celeste todos los esfuerzos posibles; sobre todo Mis hijos del Brasil tienen esa tarea para que esta nación tan querida por Mí no sea colonizada por el caos, el que se vive en muchas naciones.
Ahora ya estamos ingresando en las duras pruebas para las naciones en estos tiempos. Con esperanza y amor eleven, a pesar de lo que suceda, todas sus oraciones, así Yo, como la Madre de todos, podré estar más cerca para acogerlos y guiarlos hacia el Propósito de la Luz.
Los quiero y deseo que no se involucren con el mal y con todo lo que él hace, el mal tiene su fin porque no sabe ni conoce el amor, por el contrario, la Luz vence porque la Luz está en el Amor Eterno de Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Oren por América,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
A Mi amada y dolida Venezuela
Mis amados y sufridos hijos de Venezuela:
Con la Voz de Mi Inmaculado Corazón, en lo más alto y elevado del Cielo, su Madre Celeste implora por Misericordia y Piedad para todos los dirigentes de esa nación.
El universo implora por Misericordia y consuelo al ver tanto sufrimiento, hambre y dolor en todos Mis hijos de Venezuela.
La puerta de la Gracia y de la alegría fue cerrada en Venezuela y los ángeles rezan en todas las fronteras de ese amado país, para sustentar la crisis generada por el hombre de superficie.
No se olviden que Yo aparecí en Betania y que, allí una vez, todos los venezolanos Me encontraron y Yo le pedí a todo su pueblo un verdadero orden y una verdadera justicia social.
Venezuela es una de las primeras naciones de América que está atravesando el ciclo más agudo de la tribulación, en el que todo está en juego.
Solicito a las naciones hermanas que acojan en sus ciudades, pueblos, hogares y haciendas, a todos Mis hijos de Venezuela que escapan del infierno nacional instalado allí por Mi eterno rival.
Sepan, Mis hijos de Venezuela, que Yo estoy rezando a Mi Hijo por los que todavía están allí presentes, que son miles de almas, para que Él no imponga Su Soberana Justicia en ese amado país que siempre Me acogió.
Es hora, hijos Míos, de que todos los servidores del Plan de Dios sobre la Tierra den asilo, vivienda, alimento y sobre todo amor, para calmar ese continuo y durísimo sufrimiento.
No dejo de ver con Mis Ojos, llenos de lágrimas, el llanto de los que claman por Misericordia y Piedad.
Venezuela es la representación del caos humano, instalado por falta de amor y de igualdad.
Queridos hijos, abracen con profundo amor a todos los que están refugiados en la frontera con Brasil. Ayúdenlos y no les reclamen nada. Esas almas solo conocen, todo el tiempo, la desesperación y el horror.
Les pido a los venezolanos, que aún sobreviven en su país, que se unan más seguido para orar por todo lo que les sucede y más allá de ustedes mismos. Les pido que consagren un altar a Mi Corazón en sus hogares y que, a los pies del mismo, imploren sin cesar junto con su Madre Celeste.
Si hubiera una gran corriente de caridad entre Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Colombia y Paraguay, muchas cosas serían evitadas.
Los estoy invitando, desde ahora, a ser una familia espiritual que se une para trascender el fin de los tiempos.
Oren, oren por todos los que padecen el caos. Que la Gracia que muchos de ustedes hoy reciben sea multiplicada y derramada sobre todos.
A Mis hijos de Venezuela les digo que comparto el dolor y el sufrimiento que cada uno vive por las malas acciones humanas.
Que la Misericordia de Dios los ilumine y que finalmente se establezca la Santa Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Ora sin cesar,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
¡No teman! ¡No teman! la verdad se anuncia a los corazones valientes, capaces de conocer los tiempos finales y, aun así, aceptar vivirlos con la paz del corazón y en profunda entrega a Dios.
Hijos, ¿por qué les revelo los acontecimientos finales? Porque es parte de su redención y de su camino de transformación en Cristo que sean conscientes de estos tiempos, así como Mi Hijo conocía la cruz que cargaría, no solo en el Calvario, sino hasta los días actuales.
La Pasión de estos tiempos será larga para muchos y forjará la fortaleza interior de los que aún no se fortalecieron para cumplir la voluntad de Dios.
Nada se asemejará a la batalla que vivirán después de los mil años de Paz; sin embargo, la transición de los tiempos y la ruptura de las ataduras les permitirán traspasar los obstáculos que vendrán más allá de esta vida y más allá de este mundo.
Mis soldados ya están preparados para vencer las tentaciones del adversario, pero lo que más les costará, hijos Míos, es vencer dentro de ustedes mismos aquello que todavía aspira a vivir esas tentaciones. No será la tentación en sí su prueba, sino la batalla con sus núcleos más humanos, que tienden a responder a esa tentación.
En el ciclo anterior, se encontraban en las primeras horas del Getsemaní, aprendiendo a vencer las tentaciones, a renunciar, a entregar la propia vida. Ahora, están en las últimas horas de agonía en el huerto, en el momento en que Mi adversario les presenta las tentaciones del mundo y el Creador les presenta la cruz.
La gran prueba de estos tiempos será renunciar a los placeres mundanos para encontrar en la cruz un regocijo escondido, una victoria que se encuentra oculta en la trascendencia de sí mismo, del sufrimiento, del dolor, del aparente fracaso; la victoria que se encuentra en la vivencia del perdón, de la humildad, de la compasión, de la piedad, del abandono de sí mismos; una victoria que comienza cuando dicen sí a la voluntad superior y abrazan la cruz de estos tiempos, que es la propia purificación y transformación, para que, a través de la persistencia, venzan la obscuridad de los propios cuerpos y de la consciencia humana como un todo, para que emerja la luz y triunfe en cada espacio de sus seres.
Hijos Míos, el Pan ya se repartió en la Mesa del Señor; ya reconocen la necesidad de entregar la propia vida, por amor a sus hermanos que viven en la ignorancia, y por el triunfo del Creador en cada esencia humana. Las primeras tentaciones ya fueron vencidas. Muchos ya pueden soportar la soledad de este Getsemaní de los tiempos de hoy y otros están aprendiendo a encontrar la verdadera fortaleza en Dios y no en los hombres, tampoco en la propia humanidad.
Ahora, les llegó la hora de decir "sí", el último "sí", el "sí" definitivo.
En seguida llegarán a sus vidas, a la consciencia planetaria, los fariseos, representados por las corrientes que descenderán a través de la batalla entre el caos y la Luz Divina, y que colocarán a la consciencia humana definitivamente en su Pasión, en la transición planetaria, en el momento de cargar la cruz y trascender toda apariencia, para vencer, por medio de la fe, las pruebas que se presenten.
Mis amados soldados e hijos tan queridos, fortalézcanse siempre en Mi mirada, en Mi presencia, porque Yo acompañaré el Calvario de estos tiempos.
Será Mi Piedad que, unida al perdón de sus corazones, abrirá nuevas puertas para la evolución humana; renovará el principio de la Misericordia en un nuevo atributo divino, que convertirá no solo los errores de consciencias e individuos, sino de civilizaciones enteras.
Ese atributo divino generará meritos no solo para la redención de la raza humana, sino también de todas las consciencias que, en todo el Cosmos, se abran para esa suprema transformación y reconciliación con Dios.
El triunfo del Creador en el corazón humano, en toda una raza, será el anuncio del mayor milagro de amor de toda la Creación. Ese triunfo generará la redención universal.
Sonarán por fin las trompetas de los mil años de Paz, para que un nuevo ejército se forme y, con mayores grados de amor, se preparen para la última batalla, antes del supremo triunfo de Dios.
Sientan en Mis palabras la importancia de la vida en la Tierra, la importancia de la vida de cada uno de ustedes, y sigan adelante proclamando la voluntad y el Plan de Dios, aceptando ese Plan con amor, más allá de las apariencias y los desafíos delante de los cuales él los colocará.
Digan siempre sí y no miren para atrás. Encuentren la fuerza para seguir adelante, en la Paz de Mi Inmaculado Corazón
Yo siempre los acompañaré del Calvario a la Resurrección y en los mil años de Paz.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
La Gracia de Dios es lo que permite todas las cosas, es lo que permite la manifestación de los milagros en la vida de todas las almas.
Es la Gracia de Dios la que concibe la vida espiritual y al mismo tiempo la renovación de los corazones.
La Gracia de Dios trae la sana alegría y el júbilo por estar viviendo en Su Plan Divino. Es esa Gracia que les permite conocer Su Voluntad, pero antes debe ser amada con todo el corazón.
En la Gracia de Dios se construyen los nuevos caminos y se abren las puertas para que las consciencias vivan su redención.
Es la Gracia de Dios que trae la Divina Misericordia para el mundo enfermo, la que genera en las consciencias la oportunidad de vivir su rehabilitación. En la Gracia de Dios se guarda la esencia de la compasión divina, la posibilidad de experimentar misericordia y piedad por los errores propios o por los errores del semejante.
La Gracia de Dios deposita en el alma un recuerdo de plenitud y al mismo tiempo anima a las consciencias a dar un paso con confianza dentro del Plan del Redentor.
Es esa Gracia la que puede abrazar espiritualmente a quien más lo necesite, porque ella representa el motor indispensable para que las almas se puedan liberar de sus deudas y así alcanzar un estado de profundo perdón.
Es esta Gracia que Yo traigo para Mis hijos en este tiempo, una tabla de salvación antes de que el mundo se purifique; será esta Gracia infinita la que sustentará a los Nuevos Cristos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva a la Gracia de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Invocación del Alma
Señor Mío, purifica mi alma y toda parte de mi consciencia para que trascendido por Ti, encuentre la fortaleza y la cura para la vida.
Derrama Señor, Tu Santo Espíritu e ilumina cada átomo y partícula de esta consciencia, para que en Tu Gracia, yo vivifique Tu Amor y Tu Paz.
Ayúdame, Señor, a corresponder a Tu Santa Voluntad y luego, vacíame completamente al punto de más nada querer para mí.
Muéstrame, Señor, Tu santa Humildad y enséñame a resignarme ante Tu Majestad universal, presente en cada uno de mis semejantes y compañeros de camino.
Que Tu mirada paternal no deje de observarme, mas cuando esté por caer al abismo de mi pobre ignorancia, envíame, Señor, a Tus Santos Ángeles para que acudan y me auxilien en toda adversidad.
Enséñame a vivir en la pobreza de Tu Espíritu, en el Amor de Tus palabras, en la Misericordia de Tu Corazón.
Descúbrete Señor, y muéstrame Tu Rostro misericordioso en cada alma de la Tierra y revélate en compasión para cada hermano de camino.
Permíteme Señor, conocer Tu Amor profundo y arranca con Tus manos la soberbia de mi persona. Desnudo ante Ti de toda propiedad, orgullo y engaño, hazme Señor, Tu instrumento de paz en la Tierra.
Muéstrame los valores de Tu Sagrada Soberanía de la humildad y déjame vacío para que nada propio habite en mí, sino solo Tú, Señor, que das fuerza a los débiles, que entregas Tu Paz a los perturbados y que derramas Tu Misericordia a los que están ciegos y perdidos.
Enséñame Señor, la ciencia de Tu Divino Amor y establece en esta consciencia los Dones de Tu Gracia.
Retira uno a uno los aspectos humanos que me condenan y hazme libre y puro como las aves del cielo.
Deseo de todo corazón no perder Tu bendito Camino, mantenme en Tus Brazos hasta que Tu santa Voluntad me envíe como uno de Tus discípulos.
Ya no dejes Señor, que mi ceguera me encandile, sino que me resuciten para siempre la luz y el amor de Tu Santo Espíritu.
Hazme el más pequeño entre mis hermanos, hazme el más donado y sacrificado en el absoluto silencio.
No permitas Señor, que nada que venga de mí se muestre, escóndeme en Tu Corazón, para que en la nada, yo sea el depositario de Tu obra silenciosa y de Tu Gracia reparadora.
Perdóname Señor, por lo que no he hecho bien, entrégame Tu Divina Piedad porque la necesito.
Derrama Tu Amor para que me fortalezca hasta el fin de los días, cuando después de esta vida, seremos uno solo en Tu Divina Eternidad.
Que así sea.
Amén
Queridos hijos, dejo esta invocación para todas las almas que se animen a vivir su sagrada transformación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los cura y los redime,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cuando la Gracia de Dios, que es Mi Gracia, toca el corazón de los hombres, todo puede revertirse y todo puede acontecer. Solo basta que dicha Gracia, que todo redime y salva, sea aceptada con la mayor humildad y gratitud del corazón.
La oración sincera siempre los aproximará a ese estado perfecto de gratitud y de amor por todo lo recibido. Los corazones orantes no pueden acostumbrarse a recibir Gracias como si ellas fueran panes que son entregados en sus manos.
La Gracia de Dios es algo mayor, que va más allá de la comprensión y de la razón humanas.
La Gracia de Dios es un potentísimo bálsamo de reparación y de cura de las causas imposibles.
Por eso el Padre Me consagró como la Señora y Dispensadora de todas las Gracias, para que Mis hijos en todos los tiempos de la Tierra y en todas las etapas de la humanidad, no olviden que existe una Gracia mayor por encima de toda adversidad, una Gracia que Mi enemigo no conoce y le teme.
Hijos Míos, que sus corazones sean buscadores de la Gracia de Dios, no solo para ustedes, sino también para el mundo, que mucho lo necesita en este momento.
Como la Madre de la Gracia les doy a conocer el poder de este caudal de la Gracia de Dios, que no es bien comprendido por todos los hombres; pero si ella fuera amada como se debe, los milagros seguirían sucediendo, como una lluvia que cae del cielo.
Queridos hijos, la Gracia de Dios, al igual que la Gracia que proviene del Santísimo Hijo, puede justificar a las almas y salvarlas de sus constantes errores.
La Gracia es un manantial que sintetiza los poderes de la misericordia, de la piedad y de la compasión, expresados en este caso a través del Sagrado Corazón de Jesús.
Que la Gracia de Dios siempre los ampare y los colme.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Dispensando sobre el mundo todas las Gracias posibles,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras la mayoría de los hombres permanece en la ilusión de las formas, son pocos los que se abren al verdadero amor, para desarrollar el potencial del propio corazón
La humanidad, hijos, está más empeñada en el desarrollo de la mente, de las críticas, de los juicios, está más dispuesta a afirmarse en los errores del prójimo que en descubrir su esencia y razón por la cual el Creador los envió al mundo
Esta es la era del florecer del corazón, de la vida espiritual, del sentido de la maternidad. Es por eso, hijos, que Yo estoy a su lado todos los días, para enseñarles sobre la Piedad, la Compasión y la Misericordia de una Madre para Sus hijos.
Si solo observaran Mis ejemplos de amor hacia el corazón humano, tendrían mil posibilidades de imitarme, de salir del punto de decadencia en el cual se encuentran como consciencia humana.
Aquel que vive en el Amor, en la Piedad, en la Compasión y en la Misericordia de Dios ingresa en Sus Leyes y es sustentado por ellas. Su alegría ya no dependerá de los éxitos en este mundo y descubrirá, en la propia esencia, que la verdadera plenitud se encuentra en sí mismo, en la unión que guarda con Dios.
La vida material, hijos Míos, será el vehículo de transformación y de redención de todo aquello que se separó del Creador a lo largo de su existencia. La vida material será para ustedes el desafío de demostrar a la Creación la grandeza del Amor del Padre que todo convierte y todo redime, transformando la esencia más distante de la Fuente divina en una esencia colmada por el Corazón de Cristo
Muchos piensan, Mis amados, que lo que les digo es imposible e inalcanzable, pero esos temen lanzarse a descubrir el amor y rendirse, entregando el falso reinado de sus mentes al gobierno del corazón que se une al Padre.
Otros no comprenden Mis palabras, porque están tan distantes de la verdad del propio corazón y porque ignoran casi completamente la vida del espíritu, creyendo que el hecho de conocer conceptos y filosofías los acerca a la Verdad.
Lo que realmente los acerca a la Verdad, hijos, es el Amor y la Unidad, que son la vivencia de la Verdad misma. Todos los atributos de Dios Altísimo se guardan dentro de estos principios divinos: Amor y Unidad. Pero para develarlos y conocerlos, primero deben arriesgarse a vivirlos.
El primer paso de todo es la oración; después la oración practicada en el servicio y en la convivencia.
Clamen por la Misericordia, pero también sean misericordiosos.
No hay secreto en este camino, Mis amados. No necesitan temer la mudanza de los tiempos o la purificación del mundo. Concéntrense en transformar sus corazones y en volverse verdaderos instrumentos de Dios. Concéntrense en develar los misterios de sus propias esencias y en amar al prójimo como él es, esforzándose para traspasar las capas de la materia y llegar a la esencia de cada ser
Dispónganse, hijos amados, a ser verdaderos soldados de oración, los que entregan su voluntad a la Voluntad de Dios y hacen suyo el Pensamiento divino.
Los amo y quiero verlos consagrados a Mi Inmaculado Corazón, para que, por medio de sus consagración, pueda consagrar a América y fecundar, en su suelo sagrado, la nueva vida.
Hoy los renuevo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Todos los días en el Cielo escucho la voz de los que en la Tierra claman por Mí, así, bajo la autoridad del Padre, desciendo en luz y amor para ayudar a los que más necesitan, especialmente a los que se desvían del camino que Mi Hijo los llama a vivir.
En este tiempo son muchos los corazones que claman por Mí y a todos les respondo a través de la sabiduría del Padre Celestial, para que estén a salvo bajo Mi manto protector.
Queridos hijos, es verdad que no Me canso de llamar a los que sí o sí tienen que estar Conmigo. Por eso, a lo largo de los tiempos, vengo entregando señales visibles para que ningún hijo Mío dude de que soy Yo quien llama a la puerta de su corazón.
Llamo para que Me abran sus corazones y Yo pueda hacer de cada vida un don perfecto para Dios. Aún vengo en este tiempo para unir y consolidar sus corazones en Cristo, el Señor, para que Él sea recordado todos los días y para que las almas estén en perfecta comunión con Su divino Espíritu.
Hijos Míos, como soy Madre de todos atiendo sus pedidos y no dejo de responder a quien Me pide algo, algo que sea de la santa Voluntad de Dios. Respondo a las peticiones que son justas y que beneficiarán a todos, al planeta entero.
Mi intercesión por la humanidad no tiene límites, por eso Yo tengo los brazos abiertos hacia ustedes para que sus corazones lleguen a Mí y reposen en Mis brazos maternales.
Aún es tiempo de Misericordia, aún la piedad puede llegar al mundo entero.
Pidan al Padre Celestial por todo este Reino para que la Creación conceda ayuda extraordinaria a los que más la necesitan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En unión y amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La piedad es la esencia que amorosamente soporta todo. El corazón es la morada que acoge todas las incomprensiones y las disuelve en la fuente del amor. El alma es el refugio que sostiene y apoya todas las verdaderas estructuras espirituales y es el templo que más sufre las consecuencias de la mente concreta.
El espíritu es el fuego que impulsa todas las cosas, él vive y gobierna por la Voluntad de Dios, la que se cumple de ciclo en ciclo. Las miserias son el resultado del desamor y de la falta de franqueza con sí mismos y ante los otros, y todo se libera por la acción de la transparencia y por el amor superior, el que desata los nudos de la consciencia.
Amar a los otros es un trabajo doble pero victorioso, porque en la trascendencia se dibujan los nuevos caminos para todos.
Alcen vuelo hacia lo Alto y permitan que el Universo les señale el próximo paso que deben dar, porque en la obediencia todo se resolverá.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama y los perdona,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy estemos a los pies del Sepulcro en el silencio interno de las santas mujeres, contemplando la restauración corporal y espiritual de Nuestro Señor y, en consecuencia, de toda la humanidad.
Estemos en vigilia y oración, esperando el gran momento de la Resurrección de Cristo en los corazones del mundo.
Hagamos memoria y honra a Mi Amado Hijo, junto a los ángeles del Cielo, para que nuevamente Su infinita Misericordia y Piedad salven a los perdidos.
Vivamos el misterio de la Redención no solo a través de la Cruz, sino también a través del Sepulcro y de la unión interna con Jesús.
Abran sus brazos en donación y reciban en sus corazones la cura restauradora de Cristo en este Sábado Santo, en que las huestes del Padre se reúnen en adoración y gloria para bendecir al Hijo Amado.
En ese acto de piedad y de misericordia, los que nada quieren saber de Cristo lo conocerán en algún momento de sus vidas y reconocerán en Él el gran universo de amor que guarda Su manso Corazón de Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En adoración a los pies del sepulcro,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Calvario
En silencio, oro por los que se pierden y por los que no saben encontrar a Dios por su sufrimiento. Los reúno a todos en Mi Gracia, para que puedan descubrir Mi Amor infinito, Mi Amor celestial.
La Gracia es la vivencia de la Misericordia que es concedida a las almas y a todos los pequeños corazones. Yo necesito que sus corazones sientan como el Mío, que amen como Yo amo y que se animen a ofrecer su sufrimiento por el mundo, porque muchas almas están peor que las que están a su alrededor.
Mi Corazón consuela y repara todas las cosas. Mi Voz pronuncia la salvación de los corazones. Mi maternidad acoge lo inconcebible, lo que nadie puede entender ni aceptar. Es por eso que hoy derramo una Gracia inexplicable.
Mi Corazón nunca los abandona. Yo vivo su pasión así como Yo viví la Pasión de Mi Hijo en silencio. Yo soy la Madre de las piedades y cargo a todos en Mis brazos, y aún más a aquellos que no me escuchan, que no me comprenden, que no me aceptan.
Yo soy la Madre de la Misericordia de Dios, soy el consuelo perfecto para toda aflicción y para toda prueba. El amor supera todos los obstáculos y Yo les enseño sobre Mi maternidad, que no es solo aceptar la condición humana, sino amar el error para transformarlo en Luz y en Misericordia.
Quiero que todos sepan que Mi Gracia inexplicable se podrá dar en el fin de los tiempos, esporádicamente cuando las almas la clamen.
Lo más importante, hijos Míos, es la victoria de Mi Corazón en los que están caídos, no en los que persisten. Yo vengo, a través de los que persisten, a los que están caídos, y en los que están caídos construyo el Templo de Mi Hijo poco a poco. Espero que me hayan comprendido.
Yo soy la Madre de las causas imposibles, Dios me dio esa autoridad después de la Cruz y hoy se las presento en verdad y confianza, con simplicidad y humildad.
Que sus corazones no dejen de ser mansos, porque en la mansedumbre se comprende al otro, se ama lo que vive el semejante, se perdona el error del prójimo.
Quiero que entiendan, hijos Míos, que esta Obra es importante y cada uno de ustedes es importante para Mi.
Yo soy la que los gobierna, soy la que los rige, soy quien los ama universalmente al igual que a todas las criaturas. No dejo de estar presente en donde me necesitan, no dejo de mirar lo que es necesario cuidar y proteger.
Pero mas allá de sus cuerpos está la verdadera existencia, es la que deben aprender a amar cada día más y no las indiferencias, los rechazos ni la negación.
Yo quiero que aprendan a amar como Yo los amo y como siempre Yo los amé, porque Mi Amor se renueva en Mi Hijo, porque Mi Hijo se renueva en Mi y Yo renuevo a Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El acto del servicio humanitario por las almas perdidas, que sufren o que están enfermas, tarde o temprano lleva a la consagración total de la vida a las manos de Dios.
El servicio humanitario en Turquía despertó en cada hijo misionero el don de un servicio más profundo y consciente en unión con la Jerarquía Celestial.
Queridos hijos, la obra interna realizada durante tantos días en Turquía permitió que todas las almas acogidas en el corazón de los misioneros, y en consecuencia en el Corazón de la Jerarquía Celestial, pudieran reencontrar el sentido material y espiritual de la vida.
El camino de servicio humanitario realizado por los misioneros en Medio Oriente, recorriendo cada región de Turquía, requirió un esfuerzo y principalmente una adaptación de cada misionero al estado de transmutación que hasta ahora continúa sucediendo con el apoyo íntimo de la Madre del Mundo.
Un servidor no solamente hace servicio para encontrar en algún momento de su vida la Divina Piedad, sino que un servidor también se dispone en estos tiempos críticos a colaborar abiertamente en lo que el Universo necesitará liberar de la sufrida humanidad.
Durante esta misión sucedida en Turquía la Jerarquía Celestial, en unión con los servicios de los misioneros, transmutó ampliamente los estados de indignación, de miedo y de desamor.
Cada acto de servicio misionero, que fue presentándose día a día, abrió una pequeña ventana por donde la luz espiritual pudo ingresar en consciencias de Medio Oriente que habían sido víctimas del adversario y de la falta de luz espiritual.
El triunfo de Mi Inmaculado Corazón se fue tejiendo como una nueva red de amor espiritual en cada región de Turquía por donde los misioneros pasaron y, principalmente, queridos hijos, esa red se tejió en los corazones de los refugiados que habían perdido la esperanza. Es así, hijos Míos, que el Ángel Regente de Turquía, por esta misión humanitaria y por medio de las oraciones de todos, fue liberado de la prisión a la que estaba sometido.
Una vez más la Luz de Mi Inmaculado Corazón sembró nuevas semillas para el futuro.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Queridos hijos:
Si la piedad no existiera, el mundo ya estaría perdido, no solo por la acumulación de sus pecados, sino también por las artimañas realizadas por Mi adversario. Pero él sabe que Yo puedo pisar su cabeza con Mis pies y teme que eso pueda suceder.
La Compasión de Dios supera toda falta o maldad. Es en la escuela de la compasión que los necesito presentes para que aprendan a amar a sus semejantes más allá de sus errores. Eso ayudará a que ellos curen las heridas espirituales del pasado.
Hoy, vengo a mostrarles que nuevamente la Divina Piedad los salva, los rescata y los redime. En estos tiempos, Mi adversario activa sus planes contra sus enemigos, contra todos los promovedores de la paz. Por eso, deberán estar preparados en oración y en vigilia. Esto es parte del Armagedón, de su primera fase que es desconocida por la humanidad, ya que nunca lo ha enfrentado.
Todo saldrá a la luz, las cosas más profundas y escondidas se purificarán; para lo que deberán prepararse, sin ansiedad ni miedo, con paciencia y armonía, a pesar de las propias adversidades o de los abismos.
Una verdadera madre nunca abandona a Sus hijos, los acompaña de cerca con ojos de sabiduría y discernimiento.
Hijos Míos, dentro de ustedes, aspiren a que toda purificación pase pronto, para que finalmente pueda nacer el ser espiritual.
Mientras, continúen en oración, no teman por nada. En verdad, conocerán lo que nunca conocieron de ustedes mismos y verán lo que nunca vieron de sí mismos.
Dios permite todo esto para que, de una vez y para siempre, ingresen en Su Reino Celestial, en pureza y amor.
Nunca les faltará ayuda, aquí estamos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los vigila, en amor y compasión,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
¡Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia!
Queridos hijos, este es el lema para el nuevo jubileo de la Misericordia, una puerta fundamental que el embajador de Cristo, Mi hijo Francisco, abrió en este fin de año.
Es a través de este jubileo que todos los corazones son llamados por el Cielo, para que pongan su atención en el principio divino de la Misericordia de Dios en estos tiempos.
Queridos hijos, sin Misericordia ni Piedad nada será posible. Es por eso que en este último día del año, quisiera que Mis hijos orantes pensaran y meditaran en la importancia de alcanzar la Misericordia de Dios para los tiempos que vendrán.
Así como una vez dijo Mi Hijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”, esto es una afirmación divina para toda alma de la superficie de la Tierra que crea en esa Misericordia que perdona y disuelve cualquier falta.
Necesito, queridos hijos, que para este jubileo de la Misericordia de Dios, sus actos diarios sean actos de misericordia, actos que restablezcan en el mundo la paz y el amor entre los seres, siguiendo desde cerca la llama del Amor de Cristo, la que alumbra el tiempo de oscuridad que vive el planeta.
Queridos hijos, a través de las obras de misericordia ustedes estarán equilibrando sus deudas y así, silenciosamente, darán lugar para que Mi Hijo pueda realizar Sus prodigios de Misericordia en consciencias que están perdidas.
Hijos Míos, en este jubileo de la Misericordia, que sus corazones vivan el impulso extraordinario que llega a la Tierra para poder salvarla de alguna forma. Si ustedes confían en la Misericordia de Mi Hijo, sus vidas algún día serán misericordiosas.
La Misericordia de Dios en este tiempo los invita a cambiar su forma de actuar y de pensar, buscando la unidad entre los seres por medio del poder misericordioso del amor. Si eso se alcanzara, gran parte de la humanidad estaría a salvo sin haber sido previsto.
La Misericordia es una tabla de salvación, es el puente directo hacia el Corazón del Padre, que es Compasivo y Bondadoso con todo lo que fue creado.
Por eso vivan y renazcan todos los días a través de esa sagrada afirmación: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
Queridos hijos, que este año que comenzará sea el año verdadero de la Misericordia para todos, de la esencia divina que viene para auxiliar al mundo perdido, y que sea la fuente inagotable que se derrama para traer cura a todas las almas.
Deseo, hijos Míos, que la próxima Maratón de la Divina Misericordia, en donde se cumplirán los treinta encuentros más importantes con Cristo para la historia de este planeta, sea una Maratón para afirmar en sus vidas que sí aceptan la Misericordia de Dios, la que es invencible.
Al menos háganlo en este día por aquellos corazones que serán desviados del camino de la redención, al ser tentados por las obras de Mi adversario. Sean bienaventurados y misericordiosos, recuerden vivir todos los días esa renovación.
Buen jubileo para todos los cristianos del mundo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los anima a vivir en la Misericordia Infinita de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy vengo nuevamente para enseñarles algo fundamental de la lección del Amor, que se llama Divina Piedad.
Sin Piedad los corazones no consiguen dar los pasos hacia Mi Hijo y menos aún consiguen ver todos sus caminos internos abiertos para concretar la Voluntad Sagrada de Dios.
Por eso, hijos Míos, que sus corazones se animen todo el tiempo a ser piadosos con ustedes mismos y con los demás, porque después de haber visto a Mi Hijo sufrir y morir en la Cruz por ustedes, la Piedad de Dios fue y es el bálsamo que neutraliza todos los graves errores.
Que en este tiempo, de crisis espiritual y mundial, sus ojos vean los acontecimientos de la vida y de la purificación con Piedad y no con furia. Hijos Míos, eso evitará que se instale en el mundo un sentimiento de odio, opuesto al amor y a la unidad.
A todos los que oran a Mi Corazón, les pido que recuerden el sagrado atributo de la Piedad, pues en el momento más necesario de sus vidas y consciencias podrán recurrir a ella, que será el don que todo transformará a tiempo.
La Piedad será la llave maestra para las causas imposibles o irreversibles en las consciencias, porque siempre les traerá paciencia, entusiasmo y sobre todo motivación para servir a Dios, por encima de todas las consecuencias.
Que el espíritu divino de la Piedad siempre colme sus corazones.
Recuerden, hijos Míos, que el Señor no solo es Amor, Él es profunda Piedad para con Sus más pequeñas criaturas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los une a la Piedad infinita de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos,
Escuchen la siguiente revelación y pedido que hoy desde el Cielo Vuestra Madre Santísima viene para hacerles.
Hoy escuchen la voz de Mi Corazón y no solamente las palabras. Hoy escuchen la súplica de Vuestra Querida Madre para con esta humanidad.
Deseo profundamente, Mis queridos hijos, que una nueva misión humanitaria sea llevada adelante por los misioneros de la Paz de Mi Inmaculado Corazón. Esta vez el destino protegido de esta misión será la frontera entre Turquía y Siria, para dar ayuda espiritual y humanitaria a los niños sin padres que están viviendo el horror de la guerra y de un exilio sin fin, que están sin casa donde vivir y sin alimento que comer.
Ahora Mis amados hijos, ¿comprenden el dolor de Mi Inmaculado Corazón?
También enviaré en una sagrada misión a Mis servidores de la Paz hacia Hungría, la que se ha vuelto el foco secundario de una batalla sin fin entre refugiados lastimados, familias diezmadas y revoluciones sociales por la no aceptación de inmigrantes.
La barca de la humanidad está haciendo agua rápidamente y pocos logran tener consciencia de que si algo no es rápidamente evitado, algo sorprendente podría suceder con esa parte de la humanidad. Por eso estoy invitando a Mis hijos para que por Misericordia y Piedad dejen de lado sus importantes preferencias y acompañen con sus oraciones y donaciones a Vuestra Madre Celeste y a Mis misioneros de la Paz.
Queridos hijos, como nunca antes ha sucedido, Medio Oriente se volvió el punto de conflicto más grave del planeta y es trabajo amoroso de todos detener esta guerra destructora de la dignidad humana.
Queridos hijos, con súplica de Misericordia hoy llego a este Centro Mariano para llamarlos a una profunda reflexión de caridad y de hermandad. Esta misión a Turquía tendrá como tarea el tratamiento espiritual, orante y de servicio a las familias en los campos de refugiados, y en Hungría, el cuidado moral y alimentario, como el de la salud de las familias que llegan a esos países, sedientas de ayuda y de paz después de haber recorrido caminos y fronteras durante días.
Nadie en Medio Oriente se está salvando de este conflicto contra la paz. Mis planes a través de sus corazones orantes serán acudir y rescatar al mayor número de esencias que están sufriendo todo el tiempo.
Hijos Míos, con la balanza de la Justicia de Dios en Mi mano, espero que sus esfuerzos, como los esfuerzos de todo el mundo, sean inmediatos y verdaderos. El eje del planeta está en peligro y esto es por causa del exterminio de los Reinos de la Naturaleza y de la propia Humanidad. Así, se han olvidado que todos son hermanos, hijos del mismo Padre, eso hace afligir a los Sagrados Corazones.
Esta misión sucederá cuando la acción de todos los colaboradores sea grupal y los medios para esa importante misión puedan estar manifestados.
La llave de la Gracia está en sus manos. ¿Quién abrirá la puerta?
¡Les agradezco a todos por responder a Mi llamado de Piedad y de Misericordia!
Les clama desde el Cielo, Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Advertencia: Los 14 misioneros que se ofrecerán para esta misión estarán entregando sus vidas en las Manos de Dios.
La Piedad sea todo para el mundo.
La Misericordia colme los corazones que desesperan.
La Paz unifique a los seres con Dios y con Su sagrado Propósito.
Mi llanto aún no ha cesado, pero sus súplicas alivian Mi Corazón. Si la respuesta fuera de una gran mayoría, ustedes como humanidad, estarían abriendo las puertas a la intercesión.
Deseo que durante estos treinta y tres días de oración, las almas orantes veneren al Corazón Inmaculado de la Señora del Santísimo Rosario de Fátima, porque será a través de la pureza que Dios le concedió a Mi Espíritu que los hombres ingratos podrían tener la chance de liberarse del cautiverio.
Queridos hijos, hoy también rezo con ustedes pidiendo la divina Misericordia de Mi amado Hijo. Así, establezco en los corazones simples el Reino de Dios y conduzco a los valientes orantes para que día a día descubran el universo de la oración.
Recemos por los niños inocentes, que son el principal resultado de la falta de amor y de compasión por los más pequeños.
Lleven a todos los niños de Siria a Mi Corazón materno. Encomiéndenlos al Padre Celestial para que así vuestra Madre Celeste los pueda salvar espiritualmente del tiempo de la persecución.
Estoy en todos los hogares que Me abren las puertas a través del Santo Rosario. Estoy en el simple corazón de Mis amados hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los reúne en el Sagrado Oratorio de la Madre del Mundo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Todos los días, vengo del Cielo a llamar a los apóstoles de la Luz, a los servidores incondicionales de Mi Amado Hijo, pues la urgencia de que existan almas servidoras requiere ir más allá del conocimiento y de la formación recibida.
Por eso, todos los días, mediante la oración del corazón que les he enseñado, vengo a despertar los dones que aún duermen en sus almas, almas sofocadas por la presión de los tiempos, por las modernidades, por el pecado, por olvidarse de Dios.
Mi Plan corredentor de salvación, en este tiempo apocalíptico, está dirigido al rescate inmediato de las esencias sometidas por el adversario.
Para que eso sea posible, ante la emergencia que vive la humanidad, Mi Corazón viene a llamar a los apóstoles de la Luz para que a través del servicio, la oración y las misiones de caridad ayuden a los más desprotegidos e ignorantes de corazón, que necesitan del alivio, de la cura y de la Misericordia.
Queridos hijos, el tiempo de mostrar los dones y de colocarlos al servicio del Plan ya llegó. Hay mucho por hacer y la humanidad no quiere escuchar ni ver por vergüenza, ya que la realidad planetaria que la sobrepasa la obliga a cambiar forzosamente.
Pero los corazones mansos y orantes en este tiempo pueden dar el ejemplo de una vida consagrada y feliz en los Brazos del Padre Celestial.
Es hora de atender al planeta, es hora de que los guerreros de Cristo despierten a la convocatoria y salgan de sus hogares a servir; la Piedad y la Misericordia todo lo suplirá.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los entrena, al servicio del Amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando un sol interior ilumina la oscuridad de sus corazones, Soy Yo, Hijos Míos, quien anuncia que el fin del caos se aproxima.
Este es el principio del fin, el ciclo en el cual todos los pasos dados por medio de acciones, pensamientos, sentimientos y definiciones serán colocados en la balanza del Divino Juez. Este es quien dictará para los ángeles y arcángeles cuál será el destino de esta humanidad.
Ante semejante ignorancia y oscuridad en el corazón de la mayoría de los seres humanos de este mundo, la luz más pequeña encendida, brillará como un sol resplandeciente. Una criatura que se mantenga sana, con su alma orante en equilibrio, podrá guiar a millones que deambularán sin meta, sin destino, a no ser su propio abismo.
Mis queridos, Mi Corazón ya no vendrá al mundo para alertarlos, porque eso Yo lo hice en los últimos ocho años aquí y en los últimos treinta años en Medjugorje. Muchas veces vine a este mundo y muchos fueron los intentos para despertarlos a la vida de oración, de santidad y de pacificación.
A partir de ahora, los tiempos que llegarán no esperarán más que estén preparados, pues se precipitará sobre el mundo la Justicia de Dios y cada ser vivirá según los méritos adquiridos en sus días de existencia.
Muchos buscarán la paz de Mi Corazón y no la encontrarán, porque no quisieron, en otros tiempos, construir el camino entre el propio corazón y Mi fuente de Paz.
Ya no podré interceder por el mundo como antes, porque hasta ahora di muchos pasos por sus pies, pero llegó la hora de que inicien su caminar y comiencen a generar sus propios méritos, no solo para sí mismos sino para toda la humanidad. Hoy les digo, Mis amados, que en el tiempo de la Justicia que se anuncia, será la misma humanidad consciente la que deberá abrir las puertas para que la Misericordia y la Piedad desciendan sobre los incrédulos y los adormecidos en el espíritu.
Muchos se arrepentirán a tiempo y otros no; por eso deben tomar consciencia de que la Justicia de Dios no causará el mal en los corazones, sino que a cada uno le entregará lo que merece para que viva su aprendizaje en este mundo.
La humanidad que hoy habita en la superficie del planeta es muy antigua y no le faltó oportunidad de aprender ni de seguir los designios de Dios. Pero muchos prefirieron dar la espalda a las cosas celestiales y abrir los brazos a la ilusión y a la vida infernal que se manifiesta por medio de las energías capitales.
El rayo de la Justicia de Dios destruirá la ignorancia de los hombres y, aquellos que tanto se rieron con el rey de los infiernos, llorarán por su gran ignorancia. Los ojos de aquellos que se burlaron de la Luz enceguecerán ante Ella. Después que todo pase el Rey llegará y dará nuevas oportunidades a los que se arrepientan de corazón y le tiendan las manos clamando por piedad.
Mis amados, preparen sus corazones y escúchenme con atención, porque en este tiempo no podré detener el poder de mis palabras por el miedo que pueden sentir sus corazones o por la incredulidad que podrá generar en algunas almas, por la incapacidad de transformarse para aceptar Mis palabras.
Es la Voluntad de Dios que la Verdad les sea revelada, porque será parte del despertar de la fe y de la consciencia que vean que Mis palabras se cumplen en los tiempos que llegarán, tiempos en los cuales Yo no estaré más aquí, tan cerca de ustedes.
Cuando Mis profecías sean una realidad, mirarán hacia los cielos donde estaré observándolos, algunos agradecerán otros pedirán perdón, pero ninguno podrá decir que Yo no los alerté ni les di a conocer los días finales de este mundo.
Pero sepan que así como anuncio los tiempos de dificultades y de pruebas, también les digo que aquellos que caminen en la fe no titubearán. Aquellos que hagan de la oración el pilar de sus consciencias, siempre serán una puerta de paz y una estrella guía para la humanidad. A través de ellos, Yo guiaré al mundo. Pero deben ser valientes, perseverantes y confiar en el poder de Mi Verbo que les anunció los tiempos de caos. También les dijo que al final de todo su Rey llegará, cruzará las nubes y los siete cielos, pisará la Tierra y la reconstruirá dentro y fuera de los seres humanos, para que en ella habite la nueva humanidad.
Que la Paz sea el motor que los conduzca y los mantenga de pie en los tiempos que vendrán.
Oren, oren y confíen en Mí todos los instantes de sus vidas, porque así ellas serán santificadas por Mi presencia.
Los amo y los bendigo, para que este ciclo los encuentre dentro de Mi Corazón.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Yo soy la Princesa de la Paz y la Reina del Universo, de Mi Corazón brotan los rayos de la redención y de la piedad. En Mi manto brillan las estrellas rescatadas de la Tierra. Debajo de Mis pies está el mundo, y Mis plantas de luz pisan la cabeza del maligno. Mi corona irradia los doce atributos de la Nueva Humanidad y de cada estrella nacen los rayos de la Misericordia de Dios, aquellos rayos que guían a las almas.
Queridos hijos, Yo soy la Princesa de la Paz, soy la Madre que desata los imposibles nudos que nadie consigue desatar. Quien está Conmigo vencerá, quien está Conmigo despertará siempre a lo nuevo. En Mi Reino será más que una flor, en Mi Reino será el espejo redimido que se encenderá en Misericordia e irradiará la paz para el universo.
Yo soy la que guía a las almas perdidas. Es a través de Mis hijos que Yo encamino a todos los corazones que vagabundean por el mundo sin encontrar sentido ni motivo a la vida. Yo rescato lo que está perdido. Yo convierto lo que está equivocado. Yo enciendo en fe lo que ha estado apagado.
Yo soy la Princesa de la Paz, la que trae en Su vientre el perfecto diseño de Dios y la que gesta en la consciencia la nueva ciencia de la cura espiritual.
Soy la que reza por todos, soy la que cubre con Su manto a las almas buenas y las hace invisibles ante los ojos de Su adversario.
Queridos hijos, soy la Madre que guía a todos hacia el Propósito. Soy la que ayuda a cumplir la misión de cada ser.
¡Les agradezco por responder a Mi celestial llamado, a pesar del tiempo de adversidad!
Quien está Conmigo, triunfará.
Los ama y los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más