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Hoy, como la luz que surge entre la lluvia de otoño, vengo a su encuentro para participar de la oración por la paz en Francia, por todo su pueblo que aún necesita volver su mirada hacia Dios para poder redimirse y perdonar.
Queridos hijos, como Señora de la Esperanza y de la Paz, una vez más Me presento internamente ante Francia y el mundo para pedirles un verdadero y sensato arrepentimiento ante los ultrajes, indiferencias y maleficios que son cometidos contra el Corazón del Creador.
Vengo con el mismo Mensaje que una vez pronuncié en Massabielle. Por eso, Mis amados, no se olviden de la Mirada de Dios sobre ustedes. No se olviden de que Él, en Su inmensa Misericordia y Piedad, los escucha, los contiene y los transforma a través de Mi Presencia Maternal y especialmente a través de la Presencia Eucarística de Mi Amado Hijo.
Estoy aquí, en este día bendecido, para comenzar una nueva etapa en Francia; para que este pueblo, muchas veces consagrado por la Presencia de la Madre del Cielo, reciba en este día este aviso especial y este llamado a la conversión urgente del corazón.
Mis amados, como Madre de la Misericordia, reúno en Mi Corazón Inmaculado todas las intenciones y súplicas, y les digo que el fin del cautiverio llegará para muchos.
Yo los llamo a renacer en el fuego del Amor Misericordioso de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la Misericordia
Queridos hijos:
Como Señora y Celadora de la Eucaristía, en este día de Piedad y de Misericordia para el mundo entero, quisiera que una vez más Mi Hijo sea reconocido por todos, a través del Pan y del Vino consagrados; a fin de que, a través de la adoración de las almas buenas, los errores y los ultrajes, que sigue recibiendo el Corazón del Creador, puedan ser reparados.
Por eso, Mis hijos, a través de este gesto de amor misericordioso de sus corazones y vidas, los Sagrarios de la Tierra que son destruidos por las guerras o profanados por las almas ignorantes, espacios que son bendecidos por Mi Hijo, también deberán ser reparados y contemplados, así como lo hacen los ángeles del coro de la reparación.
Quisiera decirles, hijos Míos, que los lugares santos, así como es la Eucaristía que santifica todo lo que toca e irradia, son espacios fundamentales para la elevación de las almas y especialmente del planeta que necesitan mucha Luz y Misericordia en estos tiempos.
El primer paso es que las almas adoren y valoren el Sacramento, para que la humanidad no siga perdiendo su auténtica unión espiritual con el Creador.
Como Señora y Celadora de la Eucaristía, les agradezco a todos Mis hijos que fielmente ejercitan todos los días la santa adoración al Cuerpo Eucarístico y Celestial del Redentor.
Unida en oración por todas las causas imposibles y urgentes, Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, como Madre de la purificación, sostengo con Mis Manos la bandera de la nación de Francia, para que su consciencia espiritual se purifique a través de la Luz de Mi Corazón, para que su alma se purifique a través del Amor de Mi Corazón, para que su pueblo se reconcilie a través de la Paz de Mi Corazón.
Hoy, Mis hijos, contemplo una Francia irreconocible en su aspecto espiritual, no solo por su sociedad, sino también por su religión que manchó el alma de muchas consciencias a través de sus actos. Por eso, hijos, como Señora de La Salette, lloro ante todo lo que vive este amado país Mío.
Vengo para que sepan que Francia siempre fue la cuna de importantes santos e iluminados por el Espíritu Santo. Francia siempre fue escogida por Mí para llevar el mensaje de paz y de penitencia.
En Lourdes, vine a llamar a las almas al arrepentimiento para evitar que la sangrienta colonización francesa sucediera, pero Mi llamado no fue aceptado.
Por medio del Mensaje de La Salette, vine a guiar a Mis hijos hacia el Propósito de Dios, pero no fue suficiente.
Y hoy, vuelvo una vez más a Mi querida Francia para que, como país, sea un pueblo de brazos abiertos y no una sociedad de constantes enfrentamientos.
Por eso, estoy aquí, como la Madre paciente que llora y que clama para que Francia recupere su dignidad espiritual y humana; para que lo que es tan característico de todos los franceses ayude a sanar las heridas del colonialismo, de la esclavitud y de los errores cometidos a través de los tiempos en África y en el mundo.
Francia precisa colocar sus rodillas en el suelo e implorar por Misericordia y Piedad para que alcance la conversión del corazón y de su íntima esencia.
Yo siempre estaré con Mi mirada de Madre sobre este querido pueblo de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Francia
Mis queridos hijos:
En la Ley de la Donación de ustedes mismos, encontrarán la fuerza interior para atravesar este momento, aunque les parezca imposible. Porque sin donación de sí mismos, nunca podrán comprender la Voluntad de Dios y todo lo que Él desea para sus vidas.
Hijos Míos, la donación es una llave maestra que les abre la puerta a la piedad y a la humildad.
No hay forma de comprender ni de percibir lo que el Padre Eterno traza con Su Divino Pensamiento, sin antes vivir la Ley de la Donación.
Bajo esa Sagrada Ley, se purificarán. Bajo esa Ley, se trascenderán a ustedes mismos. Bajo esa Ley, aprenderán a ser incondicionales y justos, así como Cristo lo fue hasta el último momento de expirar en la Cruz.
Sin donación, es imposible redimir el mundo y sus pecados.
Cristo llega, a través de Su Palabra, para despertar en ustedes, Mis hijos, el compromiso de abrazar la Ley de la Donación; así como Mi Hijo abrazó la Cruz y la besó.
Este es el momento, es el gran momento, en el que Jesús probará su fidelidad con la Ley de la Donación, imperiosamente necesaria para equilibrar las maldades de la guerra, la impunidad en las naciones, la indiferencia por los que sufren, las ideologías separatistas de estos tiempos. Porque la Ley de la Donación los hará reencontrarse, una y otra vez, con su verdadera esencia; y en esa comunión interna con lo esencial, no se perturbarán ni se amedrentarán. Ya no creerán, por ustedes mismos, que el lugar y el momento que Mi Hijo les confió para que se donaran, ya no tiene sentido.
Lo opuesto a la donación es cerrarse en uno mismo. Lo opuesto a la donación es creer que ya no debo servir más.
Este es el ejercicio del fin de los tiempos: donarse sin nada a cambio, confiando en que todo será contemplado en ustedes, hasta lo más pequeño.
Piensen y mediten en todo lo que les he dicho, porque Mi Hijo espera almas maduras.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este amado día, en el que una vez más desciende la Luz y la Misericordia de Mi Hijo, Yo los invito a renovarse en el Sacramento de la Reconciliación; a fin de que todos los hijos, que no se reconcilian ni piden perdón, tengan la Gracia de despertar al verdadero arrepentimiento y penitencia.
De esa forma, amados hijos, existirán merecidas razones para que la humanidad sea absuelta de todas sus faltas, de todos los errores cometidos.
Que, con la fuerza y el poder de la oración misericordiosa, Mis ejércitos orantes nunca se cansen de pedir Piedad y Misericordia; porque la mayoría, que no pide Piedad ni Misericordia, termina condenándose a la perdición espiritual.
Deseo que todos los orantes de la Tierra se aferren y se unan continuamente al poder de la Misericordia de Mi Hijo. Así, no solo estarán unidos al Corazón redentor de Cristo, sino también mantendrán las puertas abiertas de los Cielos para que los santos ángeles del Señor intervengan en todas las causas que parecen imposibles.
Queridos hijos, sigan construyendo dentro de ustedes la fortaleza de la oración del corazón. Les pido que, a pesar de lo que suceda, no dejen de orar.
Que el corazón espejo de cada hijo Mío refleje sobre el mundo el amor y la paz necesarios para estos tiempos de tribulación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Mientras el ejercicio espiritual de la poderosa novena a San Rafael Arcángel continúa adelante, Yo los invito a reforzar el compromiso con el Santo Rosario, todos los días.
No olviden que el Rosario es el arma de defensa de cada uno de Mis hijos y, sobre todo, en este tiempo de definición.
Al mismo tiempo, la poderosa novena sigue trabajando en la consciencia del planeta, y las almas que fueron restauradas ya se encuentran en un lugar seguro, en donde nada peligroso les podrá suceder.
La poderosa novena también está llegando a otros espacios de la humanidad, en donde el sufrimiento, la pobreza y la enfermedad están creando mucha inestabilidad y caos.
San Rafael Arcángel va a el encuentro de esas almas que no están presas de la pandemia, pero que son castigadas por la cultura del descarte y de la soledad.
Es así, que las oraciones abrazan y acogen a otras situaciones del planeta que también necesitan de cura, de amor y de redención.
Les pido que no bajen los brazos y que sus oraciones sigan tocando el Corazón de Dios, para que Él tenga Piedad y Misericordia por este sufrido y agonizante planeta.
Que la Luz curadora de San Rafael Arcángel continúe descendiendo sobre el planeta a fin de que los corazones despierten al llamado de conversión y de perdón.
¡Les agradezco a todos los orantes, una vez más, por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Todos los domingos tengo la dicha de escuchar, amorosamente, la Oración por la Paz en Sudamérica. Es en ese momento que siento en Mi Corazón a todas las naciones y, de esa forma, durante el tiempo en el que se realiza la oración, puedo intervenir y ayudar a Mis hijos más necesitados.
Sudamérica es el edén de la Nueva Humanidad. Por eso, todos los domingos debería surgir de sus corazones la necesidad y el ímpetu de orar por toda Sudamérica para que, en este momento de crisis, la Gracia de la restauración y de la cura espiritual llegue a todos.
Los invito, Mis amados hijos, a seguir adelante con este importantísimo ejercicio del Santo Rosario por la Paz en Sudamérica, para que Dios tenga Piedad y Misericordia por los que no tienen nada, por los que son olvidados, por los más miserables de espíritu.
Agradezco desde siempre la oferta de Mis hijos que sostienen, a lo largo de los tiempos, esta importante oración, pero también agradezco todas las demás oraciones que son rezadas por la paz en otras causas y fines.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Nunca se olviden de rezar por los que están condenados espiritualmente y no lo saben, para que la Gracia de la consciencia y del despertar llegue a cada uno de ellos.
Hijos Míos, hoy les pido esto, porque la mayoría de la humanidad está en esa situación y si rezan por los que están condenados, estarán concediendo a su Madre Celeste la posibilidad de que intervenga por cada uno de esos hijos.
Ser condenado espiritualmente no es algo tan material, sino profundamente interno.
Por eso, hoy los llamo a rezar de corazón por todas esas almas que, desde hace décadas de la historia planetaria, se encuentran bajo esa condición espiritual que las oprime y no les permite dar ningún paso hacia la Luz Divina.
Rezando por ellos, no solo ellos reciben una Gracia y una amnistía en algún momento de la vida, sino que también aquellos mundos paralelos de sufrimientos y de agonía, que son creados por el propio hombre de superficie, son liberados y cerrados para siempre, llevándose adelante la liberación de los condenados espirituales.
El planeta como estado de consciencia que siente y vive lo que la humanidad le hace, también consigue respirar y restaurar su consciencia y vida espiritual.
Rezar por los que están condenados y no lo saben es como pedir amorosamente que los ángeles envíen un mensaje a los mundos internos de esas almas perdidas para que, por medio de la Gracia Divina, ellas puedan recapacitar y reencontrar el camino que perdieron hacia Dios.
Por eso, Mis hijos, ustedes al rezar conscientemente por los condenados espirituales, también estarán rezando por las naciones y por todo lo que ellas guardan como experiencia y aprendizaje.
Todo puede ser contemplado en la oración. La oración trae consciencia y discernimiento. La oración indica el camino interno a seguir, camino que la humanidad entera necesita en este ciclo de liberación y de perdón.
El centro que impulsa todo este movimiento del poder de la oración es el Amor de Cristo, que trae para todos el Amor misericordioso de Dios, que justifica los errores y los convierte concediendo a las almas piedad y redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día especial, en el que los peregrinos y devotos del mundo recuerdan la primera aparición de la Divina Señora en Fátima, que de la misma forma, desde hoy y para siempre, Mis hijos de Sicilia recuerden esta amorosa visita de su Madre Celeste al sur de Italia.
Por amor e inmensa Misericordia, hijos Míos, he llegado a través del grupo peregrino hasta Sicilia para que este pueblo alcance la Piedad de Dios y el Perdón de Mi Hijo Jesucristo, sabiendo que su pueblo fue testigo, y sigue siéndolo, de acontecimientos de la vida social y humana que no cumplen los Mandamientos de Dios, inclusive dentro de la Iglesia.
Por eso, hijos Míos, como Madre de la Gracia me aproximo a ustedes para que sientan Mi Amor maternal y escuchen atentamente Mis palabras, a fin de que perciban que este encuentro de hoy es único y que dependerá de todos Mis hijos de Sicilia que el mismo se vuelva a repetir.
Todos ustedes, hijos de Sicilia, saben que están muy necesitados de amor, de perdón y especialmente de penitencia. Porque por medio del ejercicio de estos atributos en la vida diaria, ustedes alcanzarán la Gracia Divina para que a través del camino de la conversión se vuelvan dignos hijos de Dios.
En este tiempo, hijos, todo es posible. Si sus esfuerzos e interés por cambiar sus hábitos y modos de vida fuesen verdaderos y no aparentes, le demostrarán al Universo que ese urgente cambio de la consciencia sucederá y que, amorosamente, serán protegidos por los Brazos de Dios.
Vengo hasta Sicilia para que la forma de vida que hoy llevan pueda cambiar y que sus corazones arrepentidos puedan ser tocados por la divina Misericordia de Dios.
Como Madre me presento, como en otros lugares del mundo, para darles una advertencia. Y esa advertencia es que aún están a tiempo de poder vivir ese cambio de vida y de consciencia para que no solo ustedes, hijos Míos, sean permeados por los Divinos Atributos, sino también sus familias y conocidos sean ayudados por el Amor de Dios.
Este cambio que hoy les pido, como Madre, no es un cambio religioso ni se refiere a una conversión hacia alguna institución. Yo les hablo, hijos, del cambio de la forma de vida que desde décadas llevan adelante y sé que comprenderán de lo que les hablo.
Ustedes, Mis hijos, deben vivir un cambio espiritual e íntimo, entre ustedes y Dios, para que las puertas de la redención no se cierren antes de tiempo.
Hijos de Sicilia, viviendo su conversión, vivirán su esperada redención y Mi Hijo los tendrá en cuenta para que, redimidos y perdonados, sean parte de Su rebaño de Amor y de Luz.
Les pido, escuchen Mi llamado, sientan Mi Corazón. Vengo hacia ustedes como una Madre que los ama y que espera verlos inmersos en la Luz y en el Bien.
¡Les agradezco por responder a Mi Llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Soy la Señora de las Lágrimas de Siracusa. Vengo en este día para decirles, hijos Míos, que Mi llanto por este pueblo de Sicilia nadie lo ha calmado y que espero todavía el gran momento de la conversión de los pecadores que se encuentran en esta isla.
Es así que hoy Me presento a ustedes como la Señora de las Lágrimas, porque a través de Mis lágrimas dejo en este lugar el mensaje de que este pueblo del sur de Italia aún no acepta la redención y de que, por medio de las apariencias, creen que todo está bien y que lo seguirá estando.
Yo llamo a Mis hijos de Sicilia para que se arrepientan de corazón, para que pidan perdón al Padre Celestial, porque así Él les concederá Su Misericordia y no Su divina y poderosa Justicia.
Así, Mis hijos, el pueblo de Sicilia, con la oración de todos, alcanzará una gracia extraordinaria y esa gracia repercutirá también en los miembros de la Iglesia de Mi Hijo.
Vengo hasta Sicilia para que el pueblo del sur de Italia no olvide que la Señora de las Lágrimas lloró y que aún está llorando porque Sus hijos más necesitados de amor no la quieren escuchar.
Vengo para retirarlos del poder que creen tener en sus manos.
Vengo para ofrecerles Mi Corazón maternal como un camino para su conversión final.
Pero también vengo al sur de Italia, como la Señora de las Lágrimas, por una de las crisis más graves de este siglo XXI, que es la migración de Mis hijos de África y de Medio Oriente hacia Europa, a través del mar Mediterráneo.
Es así, hijos Míos, que la Señora de las Lágrimas también llora por la gran indiferencia de todos los europeos, ante la falta de acogimiento y de amor para con los refugiados.
Este es el tiempo y es la oportunidad de que no solo Italia, sino también toda Europa, tengan la gracia de poder revertir sus deudas a través del servicio a los refugiados.
Yo, como Madre de todos, los llamo a la fraternidad y a salir de sí mismos para que el que más sufre y escapa de los conflictos y de las guerras ocupe el primer lugar en sus vidas. Así, aprenderán a conocer la Misericordia Divina.
Italia siempre fue una tierra muy bendecida por los santos y por los milagros eucarísticos, porque es la nación que más necesita de Piedad y de Misericordia en el fin de estos tiempos.
Todos los orantes, en este momento, pueden ser importantes intermediarios ante la Justicia Divina para que, unidos a su Madre Celeste, colaboren a fin de que todas las importantes etapas de la Peregrinación se cumplan conforme Dios lo desea y lo siente.
Sigamos, hijos Míos, permitiendo que la insondable Misericordia descienda en las naciones de la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cuando exaltan a Dios con alegría un importante afluente de Piedad y de Misericordia se abre y se derrama espiritualmente sobre toda la humanidad.
Cuando exaltan a Dios con alegría los pecadores más empedernidos reciben el bálsamo de la expiación que necesitan para poder alcanzar el perdón.
Cuando exaltan a Dios con alegría Su Corazón Misericordioso llega, espiritualmente, a todos aquellos seres que estaban condenados a muerte y la luz los libera de esa situación.
Cuando exaltan a Dios con alegría Su Paz se irradia de Universo a Universo, hasta abarcar a toda la consciencia de la humanidad.
Cuando exaltan a Dios con alegría el mundo se reviste de un color más azul y brillante y es aliviado de su sufrimiento.
Cuando exaltan a Dios con alegría extensos infiernos son cerrados y puertas de liberación son abiertas para transmutar a la humanidad.
Cuando exaltan a Dios con alegría, como lo fue en el comienzo de la Maratón de hoy, situaciones imposibles y difíciles se resuelven, porque de sus corazones solo emana el verdadero amor por Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ofrece cada momento difícil como un sacrificio y como una reparación para el Corazón ofendido de Dios y de Su Amado Hijo, por la indiferencia de aquellos hombres de la Tierra y por los religiosos que ultrajan secretamente las Leyes de la Creación y de la vida.
Aunque el dolor interno y externo sea insoportable, ofrécete en sacrificio, reparación y oración por los que, habiendo recibido todo, desmerecen el Nombre de Cristo con sus ultrajes, falsedades e injurias.
Ofrécete en sacrificio y reparación por los que negarán la Gloria del Padre y Su descenso en los santos lugares escogidos por el Cielo.
Que nada te sorprenda ni te incomode. Ofrécete por los que traicionarán por la espalda a la verdad y por los que se unirán a la esencia de la mentira y mostrarán sus caras de títeres, movidos y manipulados por las manos de Mi enemigo.
Ofrécete por los que no se podrán ofrecer, por los que no conseguirán perdonar y ten, al menos, un poco de piedad por los que son miserables de espíritu y por los que no viven la pobreza de corazón.
Ofrécete sin condiciones, una y otra vez, por los que traicionarán al Corazón de Cristo y a Su Obra.
Aunque no lo comprendas o no lo aceptes, ofrécete, porque cuando llegue la hora de tu noche oscura, pedirás que alguien, por misericordia, se ofrezca por ti y, en ese momento, recibirás consuelo, porque el Padre nunca olvida los sacrificios y las renuncias de Sus hijos. Él los premia con todo Su Amor Consolador.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo Mío:
Busca en todo momento vivir la caridad de corazón y no permitas que nada ni nadie fuerce esa virtud interior ni tampoco que te exijan donarte, porque la caridad de corazón debe brotar y surgir así como tu respiración.
Que en cada nuevo paso que seas llamado a dar, surja de tus entrañas la caridad de corazón, para que aprendas a encontrar la piedad espiritual, un principio que te llevará a amar, algún día, el sacrificio de dar tu vida y tu servicio incondicional por los otros.
Que la caridad de corazón no sea una fórmula pensada. Que tu alma te impulse, mediante la intuición, a ser caritativo en cada momento y a centrar tu propósito en la realización del bien por los demás.
Despierta en ti la caridad de corazón y que sea algo espontáneo, algo que te lleve a comprender que la Misericordia de Dios también se encuentra en el servicio, así estarás confirmando tu voto de unión verdadera con Cristo.
Que en la caridad de corazón encuentres el sentido de evolucionar, porque en la caridad de corazón desarrollarás los grados de amor, más que en la propia sintonía o en la redundante inercia humana.
Que la caridad de corazón sea la tónica de los Nuevos Cristos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como Madre del Sol y Madre del Universo vengo al mundo para derramar sobre las almas los principios fundamentales de la redención, los mismos principios y atributos que una vez Mi Amado Hijo experimentó durante Su Vida pública, Su Muerte y también durante Su Resurrección.
Estos principios en forma de preciosos códigos de luz son los que traigo en Mi Corazón Materno, para que las almas que tomen contacto con Mi Inmaculado Corazón reciban esta potentísima Gracia de conversión y de piedad.
En este tiempo el camino de la oración ayudará a las almas decididas a reencontrarse con ese importante legado crístico, el que las formará para los tiempos venideros.
Por eso, hijos, es importante tener presente que cada nuevo momento de oración y de comunión en sus vidas puede ser culminante, ya que tendrán la Gracia de volver a contactar esos altísimos grados de Amor.
Hoy dejo para el mundo el recuerdo latente de que los méritos divinos alcanzados una vez por el Sagrado Corazón harán que esta humanidad sea rescatable.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice de alma y corazón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Obra de Dios se manifiesta en la Tierra a través de instrumentos despiertos por la Voluntad de Dios.
Cada instrumento que trabaja para la Voluntad Divina recibe el aprendizaje que precisa cursar, para que, finalmente aprenda algo dentro de la escuela que le tocó vivir.
En este sentido, trabajar para el Plan de Dios requiere de donación absoluta, de la entrega de la vida de forma absoluta y del sacrificio absoluto por los demás.
Cuando el instrumento de Dios está protegido bajo ciertas condiciones espirituales y monásticas, es muy evidente que otros serán los resultados de la Voluntad Divina para con esa consciencia.
Cuando el instrumento de Dios está envuelto bajo condiciones más inestables y no cuenta con la protección espiritual necesaria a su alrededor, pocas serán las repercusiones de la Voluntad Divina en esa consciencia.
Con esto quiero decirles, queridos hijos, que todas las almas guardan un potencial de consagración.
Por eso, a través de los tiempos y en Mis diversas Apariciones, la mayoría de los videntes tuvieron que escoger cuál camino de aprendizaje iban a recorrer: el de la consagración o el del mundo. Ninguno es mejor que el otro, solo que le corresponde a las almas de la Tierra dar ciertos pasos, para que la Divinidad pueda mantener Su Obra en la superficie.
Cuando en un lugar en donde María Santísima ha aparecido durante muchos años no se mantiene esta visión clara, es necesario proteger la Obra de la propia humanidad, pues, las manos de los hombres, por tentación, son llevadas a manipular y a sacar provecho de los acontecimientos divinos que el Universo Celestial lleva adelante en algunos lugares del planeta.
Ese provecho que muchos extraen de la esencia y de la energía de la espiritualidad, por ejemplo, de los Centros Marianos en el mundo, tarde o temprano se vuelve un débito impagable, porque el ser humano está usando una Energía y un Principio divino para su beneficio mental y espiritual. Es con esto con lo que lucha su Madre Celeste porque, al final de todo, los que se aprovecharon de esa Energía espiritual tendrán un final infeliz.
Oremos entonces por todos los corazones que se ensucian, todos los días, con esas manipulaciones y que hacen de los Centros Marianos del mundo un comercio de dinero y de negocios, porque la Justicia caerá sobre ellos, conscientemente.
Como Madre, oro al Padre para que tenga la máxima Piedad y los invito a hacer lo mismo Conmigo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que camina, en silencio, ayudando a liberar la cruz de este mundo.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que ve a las almas perderse en las cosas superficiales.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que contempla el sufrimiento causado por las guerras y las bombas.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que observa cómo las naciones se oponen unas a otras y pierden el sentido de su existencia.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa con Su amado Hijo en Sus brazos, que entrega, a través de este símbolo, el mensaje de la Piedad espiritual.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que contempla a muchos de Sus hijos que no quieren cambiar.
Acompañen a su Madre en este calvario del planeta, con el fin de que todo sea liberado para siempre.
Recemos.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Santa Cruz
Queridos hijos:
Cuando se cumplan los veinticinco años de Mi Obra, de Mi misión con ustedes, la Obra será conocida en el mundo entero y será el momento en el que la humanidad deberá dar el último paso hacia su redención total.
Hoy, los observo con ojos de Misericordia y, deseo, como ya les dije, que estén en Mis brazos para que la Gloria del Padre los acoja y haga de sus almas seres libres en la Luz.
Hijos Míos, necesito que en este tiempo Me acompañen con una alegría inmensa en sus corazones, porque así el sufrimiento de sus vidas desaparecerá de la noche a la mañana.
Confíen en que Mi Gracia se aproxima a ustedes para colmarlos con los dones de la Misericordia de Dios.
Quisiera que sus almas gobernaran sus vidas en cada momento, para que en todo vieran el Amor de Dios manifestado en la vida planetaria.
Están en un ciclo culminante, a las puertas de una nueva etapa que comenzará a mostrarles los momentos importantes de su transformación.
Sigan adelante, sin importar lo que suceda, el Señor tiene piedad por cada uno de ustedes.
Llegó el momento de decidirse, ya no hay tiempo, y el Padre y todo el universo Nos llaman para una tarea mayor. ¡Adelante!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los santifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy su Madre del Mundo contempla con serenidad y compasión a la humanidad. Con Mis ojos llenos de lágrimas y de angustia, veo a muchos de Mis queridos hijos en la ceguera mundial e hipnotizados por la indiferencia. ¿Dónde está el Cristo que nació hace algunos días dentro de ustedes? Les pido, Mis amados, no lo olviden ni le den la espalda, porque ese Cristo que mora en ustedes espera pacientemente ser atendido y colmado de mucho amor.
A todos los que hoy elevan el pensamiento y el corazón al Cielo les pido: recen, recen y adoren en el Santísimo a Mi Hijo. Que este año que termina, un año lleno de desgracias e inconsciencia, pueda ser liberado para que el próximo sea un año de más luz y de más misericordia. Por eso les pido a todos Mis hijos del mundo que tengan presente a Dios, al menos háganlo por todos los que se apartarán durante esta noche de su verdadera y más pura inocencia.
Quisiera que celebraran Conmigo el triunfo de los Sagrados Corazones, más que el cambio de un año y el término de un ciclo. Recemos, hijos queridos, porque el año que se aproxima será más duro que el pasado y veo cómo muchas consciencias se deciden por otras cosas y se resisten cada día más. Regalen, no como lo hace el mundo, sino regálenle una linda sonrisa a la Madre de Dios, regalen amor, misericordia y compasión para que la ignorancia mundial sea equilibrada.
Ámense y compréndanse un poco más todos los días y ya, ya no cierren sus corazones. A todos Mis servidores les estoy enseñando a amar el sacrificio para que este sacrificio sea al menos semejante al que Mi Hijo ofreció en soledad, abandono y silencio.
Queridos hijos, recemos para que en el próximo año su Santa Madre de la Luz no tenga que llorar, aunque Mis súplicas y Mis peticiones sean continuas, alivien Mi Corazón de los pecados graves que veo que se cometen todos los días a lo largo y a lo ancho del mundo.
Por último, perdónense y serán perdonados, y la humanidad será milagrosamente perdonada cuando en esta noche alguien se anime a decirme “Sí Madre mía, hoy Contigo estaré cueste lo que cueste, por el triunfo de Tu Inmaculado Corazón”. Así Dios tendrá infinita piedad por todas las naciones, por todos los continentes y por todas las consciencias que en esta noche confirmarán espiritualmente su alianza con el mal. Pero sepan que a pesar de todo, hijos amados, son sus vidas y sus actos los que hacen que día a día Mi Corazón triunfe.
Y si hasta aquí llegaron peregrinando Conmigo con la oración y en todas las naciones es porque solo la Gracia de Dios permite algunas cosas, solo el amor sincero concibe y genera una sagrada oportunidad para las almas.
Queridos hijos, disculpen esta declaración que hoy les traigo, pero solo prometí desde Mi Asunción decirle la verdad al mundo.
Por todos los esfuerzos y por todas las renuncias, les agradezco por acompañarme en este calvario planetario.
Los ama y los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
El silencio interior refuerza el silencio exterior y eso cura el espíritu, restaura la consciencia y vivifica el alma que vive en ese silencio.
En el silencio se encuentra Dios y Sus más íntimos deseos de que Sus hijos vivan en la Divina Voluntad.
Este silencio interior puede impregnar todo el planeta y, principalmente, ayudarlo a que se eleve cada vez más hacia la Consciencia del Padre.
El silencio nos lleva hacia una profunda reflexión sobre todos los hechos ocurridos a lo largo del día, y él nos hace encontrar llaves claras para poder trascender los propios obstáculos.
Es este silencio el que fortalece las relaciones internas de fraternidad entre los seres y así los aparta de la familiaridad común.
En el sagrado silencio se vierten conocimientos para el despertar de las almas, y el propio silencio tiene las llaves para producir un alineamiento en las consciencias que tal vez demoraría años en construirse; aún más, permite que el ser interno se aproxime a las corrientes espirituales de cura, algo que cada alma necesita para dar sus pasos hacia la redención.
En el silencio se resuelven muchas situaciones internas, porque quien ingresa en la Ley del silencio reconoce sus errores y, al mismo tiempo, los restaura con el fin de atraer el perdón como esencia y la reconciliación como camino de ascensión.
El silencio no permite que se alimenten las palabras superfluas ni tampoco la distracción, eso hace que el propio silencio mantenga a la consciencia concentrada en lo Divino y que de una forma espontánea se eleve hacia esa realidad superior.
El silencio tiene el poder de acoger cualquier sufrimiento y de transmutarlo a través de la esencia del amor y de la piedad, porque el silencio lleva al alma a encontrarse con principios elevados de la Creación.
Buena acogida del silencio para todos.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los eleva a través del Divino Silencio,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Por la Potestad y por la Maternidad que Dios Me concedió, vengo a su encuentro.
Por la Gracia y por la Divinidad que son parte de Mi Santo Espíritu, Yo los bendigo.
Por la Piedad y la Misericordia que habitan en Mi Corazón Inmaculado, Yo los acojo bajo Mi manto y los convido a despertar a Mi Plan de paz y de amor en la Tierra como en el Universo, por toda la Eternidad.
Hijos Amados, como Madre y Señora de la Creación, vine hasta este lugar para que desde aquí pudiera despertar en sus corazones la pureza que emana de los Reinos de la Naturaleza.
Vine para que con el auxilio de los Reinos, que son expresiones de la Consciencia Divina, la humanidad pueda despertar al espíritu de unidad de la paz.
La naturaleza en Costa Rica, hijos, no solo preserva en sí su belleza y su vida, como también preserva los principios divinos de unidad y de pureza, que sustentan gran parte de Centroamérica.
Vine a este lugar para que comprendan el papel de cada Reino en el planeta; que al observar la naturaleza aquí preservada, los hombres sean tocados y llevados a reencontrar a Dios en su interior.
Vine porque, a pesar de toda la expresión divina que está al alcance de todos, la humanidad está distraída por los placeres y por las fuerzas capitales que obscurecen sus ojos y sus corazones, y no permite que vean la gran misión de los Reinos de la Naturaleza, no les permite cooperar ni aprender con esos Reinos.
Hijos Míos, Mi Corazón se coloca hoy, junto al Corazón de Mi Hijo y de San José Castísimo, bajo el gran Edén que aquí habita, resguardado por Dios. Y con Nuestros Corazones expuestos, despertamos al origen de la unidad entre toda la vida existente en la Tierra. Despertamos los registros más puros que la consciencia humana fue capaz de expresar, sobre todo en los pueblos originarios de América. Y es de esta forma que generamos el correcto equilibrio para curar el pasado.
Hoy bastará que abran sus corazones y se dispongan a recibir la pureza que Yo les traigo.
Hoy bastará que digan sí para expresar en sus vidas algo sublime y no retroceder más en esta escalada evolutiva, que tanto cuesta a la consciencia humana.
Hoy bastará, hijos, que observen a la naturaleza con el corazón y, en humildad, reconozcan que este mudo solo existe por el equilibrio generado por los Reinos.
Agradezcan a la Creación por haberles concedido la Gracia de cohabitar con los Reinos. Reconozcan que si ellos se sacrificaron a lo largo de la historia humana para sustentarlos y mantenerlos de pie, ahora llegó el momento de responder y con amor ofrecer un poco de sus vidas para generar la paz y equilibrar todo lo que los Reinos vivieron por ustedes, cuando en realidad debería ser el hombre que dé ejemplo en la evolución de la Tierra, pues es de sus corazones, hijos, que parte el amor que todo transforma.
Hoy agradezcan a los Reinos de la Naturaleza y dispónganse de corazón a comulgar con toda la vida. Como Madre de la Suprema Naturaleza, y como Rosa de la Paz, les revelo Mi presencia en todo lo que fue creado y les agradezco por cooperar con la vida en la Tierra, generando paz y preparando la consciencia planetaria para una nueva vida, una vida de unidad con Dios.
Yo los amo y nuevamente les agradezco por estar aquí y por abrirse de corazón para hacer triunfar Mi Amor en el mundo.
Yo los bendigo hoy y siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más