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Camina y sigue adelante, nadie impedirá la concreción del Plan de Cristo.
Camina y sigue adelante confiando en los Designios Mayores.
Camina y sigue adelante llevando en tu corazón el Fuego, Amor de Cristo.
Camina y sigue adelante teniendo la total seguridad de que el Plan triunfará más allá de todo.
Camina y sigue adelante, sigue al Maestro del Amor y a todas Sus huestes angélicas hacia la meta de la realización del Plan.
Camina y sigue adelante sabiendo que, por encima de todo, se cumplirá la Divina Voluntad.
Camina y sigue adelante teniendo presente en tu corazón todas las promesas de Cristo.
Camina y sigue adelante llevando sobre tus hombros la cruz de la redención.
Camina y sigue adelante mirando hacia el Infinito, buscando y sintiendo dentro de ti el retorno al Origen.
Camina y sigue adelante porque con muy pocos se hará mucho.
Camina y sigue adelante haciendo triunfar en ti el Plan de Amor del Creador.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras Mi Hijo se prepara para el trabajo planetario de estos próximos días, su Madre Celeste lo acompaña en silencio, como hace dos mil años.
Se vuelve a repetir el acontecimiento de la Pasión del Hijo por este planeta y la compañía de Su Madre en el silencio interior.
Todo el escenario se está preparando y, de la misma forma, las actuales fuerzas del caos están siendo llamadas a la penitencia y a la rendición, para presenciar el nuevo triunfo de Cristo en los corazones de los simples.
Una vez más, la historia de la redención del mal vuelve a repetirse, pero esta vez las tinieblas más caóticas, los reinos más oscuros son disueltos y, así, presenciarán la gloriosa venida espiritual del Rey.
Aunque todo se agite, el nuevo triunfo del Redentor se aproxima y nada invisible ni aparente podrá evitar ver esa sagrada victoria de Jesús, el que vendrá trayendo en Su Mano derecha el Cetro de Luz de Dios y en la otra, la Espada de San Miguel, la que disolverá todas las tinieblas en la Luz de Emmanuel.
Por eso, acompañen al Hijo Amado en esa misión. Permitan que sus soles internos se enciendan ante el advenimiento de la victoria celestial.
Que todo principio, así como toda criatura visible o invisible, se rinda ante la llegada del Maestro del Amor, porque el Reino de Dios se aproxima y nuevamente el Amor vencerá.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Los Cristos del Nuevo Tiempo
Los Nuevos Cristos llegarán de diversos lugares y con diferentes creencias. Ellos no tendrán preferencias ni deseos materiales o espirituales.
Los Cristos llegarán de los mundos internos para ayudar en la transición de la humanidad. Algunos despertarán inesperadamente, mas otros recordarán su compromiso espiritual con el Señor.
El Maestro y Señor del Universo los llamará por su nombre espiritual y la nueva identidad de los autoconvocados será revelada.
Los Cristos del Nuevo Tiempo se unirán en el amor e irán más allá de las formas, de los conceptos y hasta de las propias doctrinas. Cuando todo esté por suceder en el mundo, nada tendrá valor ni siquiera las grandes filosofías intelectuales.
Los Cristos encontrarán el camino del corazón y no tendrán límites; la superación de sí mismos, todos los días, los llevará a amar el Propósito y, así, a preparar el retorno del Gran Maestro.
Los Cristos del Nuevo Tiempo sintetizarán, dentro de sí, toda la trayectoria recorrida, comprenderán que sin la esencia del Amor-Sabiduría nada serán y, que ningún proyecto o aspiración tendrá valor sin antes ser impregnado por la sagrada llama del Amor-Sabiduría.
Ellos llegarán de diferentes naciones, hablarán diferentes lenguas, traerán consigo diferentes culturas y raíces, y también diferentes experiencias de conversión y de redención.
Los Cristos del Nuevo Tiempo serán anónimos y su trabajo silencioso con la paz moverá todos los acontecimientos. Ellos serán tan semejantes a los antiguos Apóstoles y tan guiados como los grandes santos de los últimos tiempos.
Los Cristos del Nuevo Tiempo tendrán consciencia de qué hacer, en dónde estar y con quién tratar. Su trabajo será planetario y no se restringirá a formas, conceptos o legislaciones humanas porque ellos estarán en la Ley de la Sabiduría y del Discernimiento.
La escuela de los Nuevos Cristos estará en el servicio y en la humildad. Ellos vivirán sus desiertos, trascenderán sus vacíos y estarán colmados del Espíritu de Dios.
Los Nuevos Cristos, que representarán a Mi Hijo en este último ciclo, no tendrán nada que ganar ni tampoco nada que perder. La renuncia será la gran llave para superar todas las pruebas.
Los Nuevos Cristos son los nuevos apóstoles, llamados santos de los últimos días. Ellos, ciertamente, serán los últimos testigos de la Biblia.
Tendrán que dar la cara para defender lo que creen. No retrocederán ante ninguna dificultad, confiarán en que cada desafío o dificultad será la forma perfecta para concretar el Retorno del Señor.
Por eso, los Nuevos Cristos serán probados, deberán testimoniar su fe y defender los principios internos que el propio Cristo dejará como mensaje en sus corazones.
Nadie sabrá de dónde vendrán o de dónde surgirán los Nuevos Cristos, pero ellos aparecerán y serán de ayuda en los momentos más agudos de la humanidad.
Si sientes que estás en este camino de ser un Nuevo Cristo o si vives esta aspiración, primero medítalo en tu corazón porque llegará la hora en la que los últimos defensores del Plan Divino serán llamados para justificar evolutivamente ante la Iglesia, los gobiernos o las Fuerzas Armadas que Cristo, el Maestro y Señor del Universo está retornando.
De la boca de los Nuevos Cristos nacerán palabras correctas y sabias, y nada ni nadie podrá oponerse a esa transformadora energía crística que cambiará el rumbo decadente de la actual humanidad.
Mientras tanto, recemos para que los Nuevos Cristos tengan el coraje suficiente para llevar adelante la última parte de la historia de la vieja humanidad, a fin de que el Nuevo Hombre despierte y la Tierra Prometida se manifieste ante los corazones redimidos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Sagrada Profecía
Mis queridos hijos:
En este 1° de diciembre, en el comienzo de la preparación interior para la Natividad de su Maestro y Señor, quisiera que por medio de la presencia de cada pesebre en los hogares del mundo, despertara en ustedes, definitivamente, el Cristo interior.
Esto ayudará a que toda la consciencia humana sea redimida y reciba desde el Universo una Gracia a fin de revertir todos los errores cometidos por medio de la división de las familias, de la explotación de los niños y de las niñas, de toda la perversión de la actual juventud.
Queridos hijos, ustedes, con la dulzura de sus corazones al haberme respondido al llamado para la manifestación de los pesebres, han permitido que su Sagrada Madre trabajase en los núcleos familiares que se están corrompiendo por la falta del verdadero amor y de la sincera paz.
Queridos hijos, Mis Rayos de Misericordia hoy penetraron en las capas más oscuras del mercado negro de la humanidad, en donde Mi adversario ríe y juega con millones de vidas humanas.
Desde ese perdido y oscuro lugar, su Madre Celeste, con la ayuda de todos los santos que hay en el Cielo y en Tierra, rescató y evitó que las esencias de muchos corazones humanos se extraviaran.
Quisiera, Mis amados hijos, que hoy pudieran comprender el significado y la victoria generada por medio de la amorosa y sincera adhesión de todos los hijos Míos que dedicaron su día a construir el Sagrado Pesebre.
La presencia de la Sagrada Familia, en estos tiempos y en la actual humanidad, evitará muchos acontecimientos, la mayoría de ellos, por medio de la intercesión de los Tres Sagrados Corazones.
Les dejo, en esta noche de Gracia, esta reflexión y este mensaje para que lo mediten, para que crean que sus vidas y sus manos son útiles para Dios y para la concreción de Su Divino Plan.
Por último, envío todo el Amor de Mi Corazón a Mis pequeños hijos de Angola, diciéndoles que aún está vigente y presente Mi victoriosa visita a las tierras africanas de Ruanda, Angola y Kenia.
Desde ahora, agradeceré que vayan preparando sus corazones para responder a ese llamado y para acompañar a su Madre Celeste.
¡Les agradezco por hoy estar Conmigo!
Por el triunfo del Plan de Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este tiempo, vengo al mundo para dar continuidad a la Obra de Redención de Mi Hijo, para que así las almas despierten al camino del perdón y de la reconciliación.
Por eso, su Madre Celeste peregrina, de nación en nación, con el fin de que más corazones en el mundo alcancen la verdadera consciencia del amor y de la compasión.
Mi Hijo envía a Su Madre al mundo todos los días para hacer de las vidas del planeta, corazones en plenitud y redención.
Es así que Mis pasos no se separan de los pasos de Mis hijos porque, como Madre bondadosa, puedo estar cerca y unida a cada corazón necesitado.
Los animo, en estos tiempos, a formar parte de los ejércitos del Redentor, a fin de que el Sagrado Maestro y Señor del universo tenga instrumentos disponibles para llevar adelante el Proyecto de Amor.
En este tiempo, sientan la alegría de servirlo, el júbilo de poder volver a encontrarlo, el ansia profunda de estar cerca de Él.
Que sus vidas, en constante redención, reciban el impulso de Nuestro Señor para que todo sea realizado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Un joven de la paz…
Un joven de la paz es aquel espíritu que trae, desde el Universo, el principio de la reconciliación y es quien, a través de su renovación, transforma las cosas, viviendo en sí, la primera regla entre todas las reglas: el amor.
Un joven de la paz es aquel que unifica las formas y el que reordena las ideas, trayendo, a través de sus impulsos internos, la posibilidad de que, de ciclo en ciclo, todo se renueve.
Un joven de la paz representa una nueva célula de la luz para estos tiempos, basada en los estados de la fraternidad, en el principio de amar al prójimo y en la apertura a los pasos internos que el servicio le puede brindar.
Un joven de la paz es aquel que se abre, sin condiciones, para descubrir, dentro de sí, su propio origen y su propia misión.
Él no teme saber quién fue y qué es lo que el Universo espera que sea.
Un joven de la paz aspira a poder reconocer en sí mismo la bondad, el amor, el servicio que puede expresar por el planeta, por los Reinos de la Naturaleza y por su humanidad.
Un joven de la paz reconoce en su camino el Gran y Único Maestro interno.
Sabe que, por encima de toda su vida material y concreta, el joven de la paz necesitará de luz para poder dar sus pasos.
Un joven de la paz no tiene nada que ganar ni tampoco nada que perder.
El joven de la paz representa, en estos tiempos, la expresión de una nueva consciencia que estará siendo corregida a través de los buenos actos y de las buenas acciones de toda la juventud de la humanidad.
Un joven de la paz necesita sentirse pleno en sus acciones y libre en sus decisiones; pero sabe que siempre precisará del divino discernimiento y de la sagrada sabiduría para tomar decisiones correctas.
Un joven de la paz es como un guardián de los Reinos de la Naturaleza. Consigue sentir en sí mismo la expresión de cada Reino y, haciéndolo parte de sí, el joven de la paz puede sentir el sufrimiento del planeta, de la Madre Tierra, y hace lo imposible para poder aliviarlo.
Un joven de la paz construye los nuevos puentes y eleva a las consciencias a través de sus actos de amor, de misericordia y de caridad.
Un joven de la paz trabaja, en estos tiempos, para aprender a construir y cuidar de la Obra divina del Universo; y por más que la desconozca, por su grandeza y amplitud, el joven de la paz nunca pierde la esperanza de saber que él ayudará a preparar el camino para el advenimiento del Amor-Sabiduría.
Un joven de la paz es aquella alma y aquél ser que reúne, bajo el espíritu de la Unidad, a sus semejantes, a los demás jóvenes, e intenta por encima de todas las cosas que todos sientan que, en estos tiempos, es importante responder al llamado divino que surge de cada mundo interior.
El joven de la paz es aquel corazón puro y simple, que unirá Oriente y Occidente, que hará la síntesis del conocimiento espiritual expresado y será quien, dentro de sí mismo, ampliará las fronteras de la consciencia humana para que finalmente se exprese lo nuevo, lo renovado y lo irrefutable.
Un joven de la paz sabe que, a través de su amor a los Reinos de la Naturaleza y de sus sanas acciones, podrá seguir el camino de la redención, dejando atrás todo aquello que podría lastimar su mundo interno y buscando, a través de la oración universal, el único camino para la elevación de su consciencia.
Un joven de la paz es quien a través del arte, de la música, del servicio y de la oración, podrá atraer para el mundo los estados de regeneración y de cura que la humanidad necesita para poder alcanzar la reconciliación.
Un joven de la paz cree, dentro de sí, que existe algo mayor e infinito a lo que es este planeta.
Él busca despertar a lo que es invisible y a todo lo que proviene de la Fuente Única, porque así se sentirá parte de algo mayor.
Un joven de la paz es quien obra sin fronteras y es quien ama, sin condiciones, a todos sus hermanos.
El joven de la paz sabe que es el labrador que, en estos tiempos, prepara la Tierra y toda su consciencia, para reencontrarse, algún día, con el Maestro de la Sabiduría y del Amor, que le dará las llaves para que el joven apóstol abra las puertas al perdón, a la cura y a la reconciliación.
Un joven de la paz es quien nunca se cansa de ser luz infinita en el mundo.
Este tercer Festival de la Juventud por la Paz representa el cierre de un ciclo de preparación y de fortalecimiento de las bases internas, que posibilitaron, en este tiempo, que el propio Festival adquiriera una nueva consciencia y que esa nueva consciencia generara la condición para abrazar a otras regiones del planeta e incluir a más jóvenes.
Les agradezco por responder al llamado de atraer paz a la humanidad y a los Reinos de la Naturaleza.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre Tierra
Eleva tu consciencia como las montañas y siéntete parte de un gran misterio.
Ante tus ojos se develan todos los secretos del universo.
Las llaves más seguras son entregadas en las manos de los humildes.
Los portales al infinito se abren para que los más simples puedan pasar hacia recónditos espacios de la vida universal.
De forma cíclica y armoniosa, los tesoros más sagrados se muestran a los que los quieren ver, para que puedan reconocer en su interior el mayor tesoro de la Creación, el Amor.
Los caminantes de la fe encienden sus antorchas en el gran Fuego de toda la existencia e iluminan los caminos sombríos de los que aún no pueden reconocer su propia luz interior. Nunca se separan porque, en lo profundo, saben que un Propósito deberá cumplirse.
Por eso, poco a poco, caen los velos de la consciencia para que cada espíritu, como cada corazón, se torne consciente del efecto de sus hechos y de sus experiencias de otrora.
Pero, ante la señal de la Verdad, los viajeros se postran, porque saben que en su camino siempre estuvo la mano infinita del Amor que a todo guiaba y amparaba.
Los ojos de los no rendidos se llenan de intensas lágrimas; al fin pueden sentir que solo el amor es lo que todo transforma, eleva y cura.
Llegó el tiempo de que los buscadores del camino depositen, a los pies del Templo, todas las espadas, para que así se cumpla la rendición de todos los errores.
Mientras los espejos se encienden ante la mirada de los puros, en el escenario de la vida se reflejan los primeros momentos de una inolvidable paz.
Cada paso que da el peregrino es un paso que da la dormida humanidad.
Cada entrega incondicional es la Cruz de la victoria redentora que se plasma en alguna parte de la superficie.
Así, lo que está lejos de los corazones comienza a aproximarse, y la Fuente del Amor retorna con un ímpetu desconocido.
La Obra se realiza en nombre de la indiferencia de la mayoría, y los arcos de luz se abren, más allá de todo, a los que no los merecerían ver.
Los apóstoles sienten en su interior la acción de la Misericordia y nadie queda sin saber que la hora de la redención se aproxima.
Se preparan los jardines de las almas, lugar en donde el Maestro, entre los maestros y sabios, posará Sus humildes Pies.
Mientras tanto, todo se purifica dentro y fuera de las consciencias con el fin de que la mayoría esté libre de los errores antiguos.
Una luz de renovada esperanza surge en el horizonte y todos la pueden ver.
Así, son llamados nuevamente a la vivencia del verdadero amor.
Los caídos en las tinieblas son sacados de esos espacios.
El amor se vuelve Misericordia para salvar a quien se quiera salvar.
El tiempo del reloj está marcando la hora prometida.
Que los seguidores de la Luz y de las tormentas laven sus pies en la Fuente para que, limpios, puedan estar sentados a la mesa y a la espera del Gran Maestro.
Una sabiduría inexplicable desciende hasta en las mentes más obtusas. El fin es que los más duros de corazón se abran a la llegada de la Verdad universal.
Los caminos de antiguas y pesadas historias son modificados.
La Justicia y su severidad son cambiadas por la acción del Amor y de su eterno poder.
Todos son reunidos, a pesar de sus diferencias e historias. Todos, sin excepción, son colocados por un momento en los Brazos del Divino Padre.
Todos perciben que nunca hubo ganadores ni perdedores, sino almas que experimentaron diversos caminos de redención.
Así, el nuevo sol nace en el universo de los que estaban en penumbras, y la Luz comienza a florecer como las rosas en un jardín de invierno.
Todo se transforma. La Gracia, como principio mayor, todo lo hace posible.
Los soldados, tomados de las manos, se unen para concretar la última fase del Plan de Redención.
Se escriben, en los Libros del Universo, estos momentos.
Que los oídos internos estén atentos para que escuchen la sagrada palabra de la Luz que todo transfigura.
En unidad se eleva el estandarte de la redención.
En amor se cumple el Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis hijos, día a día y sin percibirlo se distancian de Dios. Sobre todo aquellos hijos que renuncian al Cielo para entrar en la vida de este mundo.
Mi Inmaculado Corazón los llama, los reúne y clama a todos por mucha oración para que la Luz del infinito Corazón del Padre pueda colmar a todos.
Por eso, queridos hijos, todos en este tiempo y, en especial, los más fieles devotos de Mi Inmaculado Corazón, deberán estar en Mi Hijo, encendiendo la llama del corazón para reunirse en oración y en vigilia con el Maestro del Amor.
Mi Hijo los llama a la oración para que Su Fuego Misericordioso los pueda redimir y reconciliar con el Eterno Dios de las Alturas. Mientras el mundo corre, día a día Mis hijos deben elevar sus corazones en dirección a lo Alto y lo Eterno para encontrar el verdadero Espíritu de Dios.
Todo está allí, queridos hijos, bien cerca de ustedes. Por eso, abran las puertas de vuestros corazones para que Mi Hijo Jesús pueda reinar en ustedes por toda la eternidad. Para que eso suceda deberán estar en oración constante, dialogando con Jesús y, en Jesús, dialogar con Dios. Así, sus vidas corresponderán a la Voluntad de Dios, y Sus Rayos de Luz y de Piedad tocarán el corazón de todas las criaturas.
Hijos Míos, es hora de sostener con manos firmes la santa oración y multiplicarla por el bien del mundo. Por eso, pequeños Míos, nunca olviden cuán importante es comenzar el día en el Señor para que vuestras vidas sean bendecidas.
Recuerden, al despertar, que son dignos hijos de Dios y que Él los espera desde la eternidad para que sus corazoncitos se fundan con Su Luz Universal. Si así fuere, hijos Míos, el mundo podría ser otro y Mi Eterna Paz, la Paz de Dios, estaría por más tiempo en el corazón de todos Mis hijos.
Vivan en la Misericordia de Jesús y recuerden Sus preciosas promesas para esta humanidad.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijitos:
Recuerden ser como niños para estar en el Reino Victorioso del Señor. Con vuestros corazones puros hallarán las puertas a los Cielos. En la oración del corazón encontrarán un hermoso refugio que Yo les preparo dentro de Mi Inmaculado Corazón.
Y si están en Mi Hijo, el Maestro del Amor, conocerán las vertientes de Su Gracia y de Su Misericordia en este tiempo nuevo que llega a la humanidad.
La armonía de vuestros corazones junto al acto de la oración diaria ayuda a disolver los grandes males y sufrimientos que muchas almas viven. Para que la Luz de Cristo se haga presente en cada vida sobre la Tierra, ustedes, en la oración del corazón, deben dar el permiso para que la Misericordia actúe en el mundo.
La Fuente de la Divina Misericordia necesita de misioneros orantes que puedan corresponder al llamado por la paz que Mi Inmaculado Corazón pronuncia para el mundo –un llamado urgente a la reparación de todos los hombres creyentes y ateos que necesitan de la Gracia de la Redención, para poder estar en la Reconciliación y en la omnipotente Misericordia de Dios Padre.
Por todo esto, queridos hijos, Mi voz mariana los llama a vivir el tiempo de la verdadera y constante oración por las almas de este mundo y por las almas del purgatorio.
Toda criatura de esta era que nació del Corazón de Dios, pero que ha llegado por otros caminos a pruebas y aprendizajes insuperables, debe tornarse rescatable y salva en estos tiempos.
Mi Corazón Maternal los invita a convertirse en una oración continua para que cada una de sus vidas represente una llama de oración por esta humanidad actual, que debe alcanzar la Gracia de la Conversión.
Mi Espíritu Mariano está con cada uno de los corazones que integra los grupos de oración y también con aquellos hijos que oran en soledad.
Mi Corazón Misericordioso quiere tocar con Su Luz a todas las criaturas que están sobre la faz de la Tierra, porque quiero llevar a todos hacia el Reino de los Cielos.
Gracias a todas las almas orantes por contestar a Mi Llamado Maternal.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A los que están caídos, levantaré. A los que están tristes, alegraré. A los que perdieron la esperanza, les daré esperanza. A los que sufren, aliviaré.
Queridos hijos:
Estas son las promesas de Mi Hijo. Por eso, ¡oren!, oren con el corazón para que todos Mis hijos puedan recibir este precioso Acto Misericordioso de Mi Hijo. Mi Corazón les sirve de amparo, de resguardo y de salvación; por eso, no teman a las caídas en la vida. Hoy, Yo los invito a que se levanten desde donde están y caminen a través del Divino Espíritu de Cristo, de nuevo, tomados de las manos de Luz de Mi Hijo amado.
Ustedes, queridos hijos, deben construir en sus corazones las promesas del Cristo Vivo, a través de la oración, como una preparación para el nuevo tiempo de paz y en honor al retorno de Jesús esperado por todos.
Hoy, cada uno de Mis pequeños, véase como un discípulo que, habiendo recibido la instrucción del Maestro del Amor, ahora espera en vigilia el próximo llamado.
Así, hijos Míos, Mi Corazón de Madre les trae de nuevo, en este tiempo, el llamado a la oración, al perdón, a la reconciliación y a la Misericordia para que sus corazones purifiquen los sentimientos y toda intención se vuelva pura y cristalina como el agua de un hermoso río.
Abran día a día sus corazones delante de la voz de Mi Corazón y sepan que Dios los llama para que vuestras vidas manifiesten el don de la paz y de la mansedumbre en este tiempo.
El mundo podrá recibir de ustedes las oraciones pero más aún podrá recibir de ustedes el empeño para transformar la vida en un instrumento de Mi Paz.
Los preparo y los guío con inmenso Amor Maternal.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Abre tu corazón y tus brazos para que en tu templo recibas el Don de Mi Inmaculada Morada. Que el poder divino del Espíritu Santo descienda como el rayo fugaz de una estrella sobre todos Mis pequeños corazones del mundo.
Queridos hijos, vivan en el Amor Perpetuo de Cristo y clamen por la inmensidad de Su Divina Misericordia para que esta humanidad reciba el prenuncio y la llegada del nuevo Rey del Universo. Para eso, Mis pequeños, sus corazones deben estar preparados por el fuego divino de la oración que eleva el alma y enciende la Luz del espíritu en cada consciencia y en cada ser.
Prometo guiar a aquellos corazones que se rindan a Mi Amor Maternal y, así, enviar a esos misioneros de la paz para donarse a la necesidad de sus hermanos. La confianza en Mi Presencia Maternal fortalecerá sus corazones, los que necesitarán estar firmes para el tiempo que llegará. Mis pequeños soldados deberán buscar a cada momento la unión con Cristo, porque así estarán, diariamente, preparando la morada para cuando el Maestro del Amor retorne.
Hoy oremos, Mis hijos, por la salvación de todas las almas en el mundo y, en especial, por aquellas almas que están olvidadas y sin Luz. Ya estamos en la hora de la preparación interior.
Cuando se enciende una Luz en la oración, se enciende un alma.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los guía siempre en oración,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más