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Amados Míos:
Ya está finalizando la victoriosa y transmutadora misión de paz en el África. ¡Cuántas almas fueron merecedoras de la Misericordia de Mi Hijo! ¡Cuántos dolores y padecimientos internos fueron aliviados por el poder de la caridad! ¡Cuánto amor fue entregado y derramado a través de las manos servidoras de Mis misioneros de la paz! ¡Cuánto pudo hacer en este tiempo, y a través de esta sagrada misión, vuestra Madre Celeste!
Hijos, ni podrían imaginar cuántas almas pudieron reencontrar el camino de la rehabilitación y de la cura espiritual. Cuántos se vieron beneficiados por tantos días de oración en el cenáculo que fue gestado en las tres naciones africanas y principalmente en el corazón de todos los misioneros.
Hijos, cuánto tengo que agradecerles a todos por ayudar a cumplir Mis designios en este tiempo y así, Mis queridos, cuánto Yo pude mostrarles a través de cada nación, la necesidad que nunca termina de ser saciada y suplida por esta humanidad. Cuánto pudo hacer vuestra Santa Madre de Kibeho, cuántas Gracias fueron derramadas en los corazones olvidados y sometidos. Cuántas sonrisas y cuánto amor fraterno pudieron brotar de vuestros seres internos y todo esto cuánto pudo hacer en este tiempo de caos.
Si la humanidad viviera esta fórmula de paz y de caridad, el mal ya no existiría, y muchas almas podrían reencontrar el camino que perdieron. Hijos amados, cuánto hay por hacer todavía en este mundo, en cada continente, en cada nación y pueblo de este planeta. Cuántas puertas de liberación y de perdón fueron abiertas durante tres semanas seguidas, pero aún eso no basta hijos, porque hay gran necesidad de ayuda y de misericordia.
Ahora vean, misioneros Míos, cuánto hay por hacer en el Congo y en este mundo. Cuánto necesitan Mis niños del Congo de toda la maternidad y paternidad de los buenos corazones.
La última llave que les entregaré, misioneros Míos, es la llave de la filiación con Dios que cada pequeño corazón del Congo deberá recuperar; esa será vuestra última misión en África antes de partir hacia el Brasil.
Que el Congo y todos los corazones puedan volver a ligarse con Dios, con el Padre Celestial.
¡Agradezco a todos Mis hijos por haber concretado Mi llamado!
Los bendice y los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridísimos hijos:
Como la Madre de todos los pueblos, razas y culturas, vuestra Madre Celeste está realizando la síntesis de la misión humanitaria por la paz, la que ha generado méritos internos para las almas y, principalmente para todos los que buscaban reencontrar la unión con Dios.
Congo está siendo reparado en los planos internos y eso es posible por la respuesta orante de todos Mis queridos hijos del mundo.
Nuevas misiones de paz llegarán a vuestro encuentro, y nuevos hijos de María serán depositarios de los próximos compromisos que llegarán.
En este día, hijos amados, deseo pedirles oración no solo por los misioneros de la paz, los que dejaron en cada nación africana el brillo de una nueva célula interior encendida en los corazones de Mis hijos de África, sino también les ruego que recen por la misión mariana en el nordeste de Brasil, la cual necesitará nuevamente de la caridad y de la colaboración de todos.
Hijos, de no suceder esa misión, Me veré en el compromiso interno de trasladar la voz de Mi mensaje hacia donde el grupo de Asociación María ahora se encuentra en una importante tarea de oración y de reconversión.
Mis hijos, cuando Yo decreto los lugares que deseo visitar no es solamente porque necesitan de mucha misericordia, sino que por detrás de todo existe un propósito más amplio que ustedes desconocen.
Desde ahora agradezco el esfuerzo de todos y, como ya dije, retornaré para cumplir la misión de oración con todos Mis hijos de Goiânia. Desde allí también daré Mi bendición maternal a todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los congrega para cumplir con el Plan de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Vuestra Madre de Kibeho ya se encuentra trabajando en todo el Congo por intermedio de los misioneros de la paz. Por esta causa tan justa y honorable, el Padre Celestial está concediendo Gracias extraordinarias, las que a su tiempo serán depositadas en el corazón de todos Mis hijos del Congo.
Con alegría y también en oración, vuestra Madre Celeste se encuentra penetrando en los espacios de dolor y de pobreza para que, a través de la oración victoriosa de todos, las almas más perdidas encuentren el camino de regreso al Corazón del Padre Celestial.
En esta época en la cual la humanidad enfrenta las crisis agudas del final de los tiempos, encontrarán alivio principalmente por medio de la oración, de la fe y de la absoluta confianza en Dios.
Congo es una tierra herida por la destrucción, la conquista minera y el ultraje a los reinos de la naturaleza, los que siempre pagan el precio de las malas decisiones tomadas por los hombres. Ya que la humanidad no ve la destrucción de la Creación como algo grave, la propia Madre Naturaleza está gimiendo para que al menos exista un espacio de alivio y de reparación. Así, hijos, explotan los volcanes y se mueven las naciones a través de los terremotos y de las catástrofes.
¿Y dónde está el espíritu de amor de la humanidad?
Por eso, hijos, el Universo está haciendo descender Su Ley y no existirá en todo este mundo quien no reciba el efecto de lo que ha generado en años.
Hijos, vivan en Mi Gracia y confíen en ella, es un manantial de prodigios y de milagros para las almas.
En esta era necesito de vuestra cooperación y ayuda humanitaria para que incluso con tan pocos servidores, entregados y disponibles, el Plan y el planeta se puedan salvar. Mi Gracia no es conocida, ella es invencible y divina para todos los que la buscan de corazón y con amor.
Sigan rezando por Mis misioneros de la paz, el tiempo se acorta y la emergencia crece en toda la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los congrega y los une para amar,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy les pido que miren hacia el lejano oriente y vean en este momento cómo vuestro planeta responde ante una humanidad indiferente y ciega.
Mientras las almas de Nepal son retiradas de entre los escombros, vuestra Madre Celeste se encuentra en perpetua oración para que el mundo no siga agitándose como en estos últimos días.
Hijos, toda la humanidad es llamada al despertar, a la búsqueda de la vida del espíritu y no a la vida materialista y de la modernidad. Pero para que la humanidad perciba que nada está bien, regiones de este planeta ya comienzan a vivir el resultado de una realidad que ella genera todos los días.
Algo debe cambiar y aunque no se espera que eso suceda con la mayoría, hoy queridos hijos, espero que ese cambio se produzca en ustedes, viviéndolo por toda la humanidad y especialmente por aquellos hijos que hace tiempo le dan la espalda a Dios.
La hora de la transición llegó y nadie está preparado para enfrentarla. Por eso, recen de corazón todos los días y comiencen a abandonar la vida normal. Así, hijos Míos, no quedarán vacíos y sin espíritu, como la mayoría de esta humanidad.
Hoy Mi llamado de oración por Nepal y Congo se extiende para todos, pues llegó el momento de trabajar para que el Plan de Dios se cumpla a pesar de todo. En tiempos de purificación, que vuestra unión con Mi Hijo sea el motivo principal para alcanzar la paz.
La humanidad está siendo llamada a cambiar y a fraternizar con aquellos que pierden todo y que son los más desprotegidos. ¡Recapaciten hijos, el tiempo está acabando!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los llama a la misión por la paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
A través de la Gracia Suprema, la Misericordia de Dios desciende y se derrama sobre las impurezas de este mundo, para que al menos algunas almas despierten al camino de la consagración y de la redención.
Por eso, hijos, Mi voz maternal se pronuncia a ustedes para que reconozcan que en cualquier parte de este mundo se necesita mucha oración por aquellos que no hacen nada y se olvidan todo el tiempo de Mi Hijo.
En esta hora, en la que se inicia la tercera etapa de la misión en el Congo, su Madre Celeste quiere darles a conocer las injusticias graves que llevaron a esta nación a perder la paz interior.
Ustedes, misioneros Míos, que ya aprendieron a caminar por medio de la paz y de la oración del corazón, ofrezcan a su Padre Celestial la oportunidad de que los corazones cerrados descubran la Fuente de la salvación y de la redención: Mi amado Hijo.
Por eso, queridos Míos, en estos días en los que conocerán una realidad paralela a la que vive Ruanda y Uganda, su tarea de caridad deberá tener el motivo principal de penetrar en el espíritu y en el corazón de cada alma esclava de Mi amado Congo.
Su constancia en querer escuchar y sentir con el corazón el sufrimiento ajeno, los hará descubrir los diferentes abismos espirituales en donde Mis almas del Congo se sumergieron, por falta de consciencia y de amor entre las criaturas.
El camino a recorrer en estos días será amplio y al mismo tiempo profundo y desconocido.
Ustedes, misioneros Míos, estarán delante de una cultura sometida por la incredulidad y por el error constante de retirar los mejores beneficios y riquezas de un pueblo empobrecido espiritualmente. De allí, hijos, nacen y surgen las causas de la esclavitud y del trabajo esforzado que llevan a redoblar los esfuerzos físicos para poder sobrevivir y no perecer.
Por eso, queridos misioneros y orantes Míos, allí tienen una tarea de oración, y valederos son los motivos para poder hacer algo por sus hermanos del Congo, pidiéndole al Creador que este cautiverio sin fin pueda terminar.
Su Madre Santísima de Kibeho, llega al Congo para impartir un manantial de Gracias a todas las almas que mueren de sed.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica y los llama a la oración por la paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que la alegría y la perseverancia nunca dejen de prevalecer en los corazones de Mis hijos, porque estos atributos construirán las bases inquebrantables de la fortaleza interior de aquellos que deberán vivir el final de estos tiempos.
Mis amados, como Madre y Señora del Verbo Divino, vengo para traer al mundo la Voluntad de Dios y Su conducción para las almas que decidan seguir el camino que lleva al Padre.
Mi Corazón se alegra al encontrarlos en oración, porque así podré forjar a Mis soldados, los fieles discípulos de Cristo, para que enfrenten con valentía los días que llegarán.
Mis amados hijos, muchos temen escuchar Mis palabras, otros prefieren no creer en ellas, porque Mi verbo los invita a la transformación, Mi verbo los llama a madurar, para que, como almas, no sean niños y reconozcan la gran responsabilidad que cargan como humanidad, una humanidad que debe dar un gran salto y que muchas veces no se siente preparada para darlo.
Pero ahora, Mis queridos, llegó el momento de elevar el rostro hacia el Cielo y, así como Mi Hijo le dijo al Padre que se hiciera Su Voluntad, que comience en este mundo la gran transformación que los conducirá a Su Corazón Sacratísimo.
Mis queridos, mucho tiempo aún pasará para que puedan aprender a consolidar en sus seres la Gracia de tornarse verdaderamente semejantes a Dios.
Llegarán días en los que sus ojos no querrán abrirse, que sus brazos parecerán no poder levantarse, que sus piernas sentirán no poder caminar, pero en esos días deberán recordar instancias como esta que viven hoy, en la cual Yo vine a su encuentro, despertándolos del sueño y trayéndoles la paz y la alegría que deberán perpetuarse en sus corazones.
Aprenderán, en los años que vendrán, que pueden superar muchas barreras en la materia y en el espíritu. Descubrirán que la fortaleza de la cual tanto les hablé es verdadera y, así como Mi Hijo Jesús, podrán hacer carne la Voluntad del Padre. En días de profunda oscuridad, harán despuntar en el propio corazón el sol que volverá a iluminar al mundo y que calentará el corazón de aquellos que tenían su sol interior casi apagado.
Quiero que cada uno de Mis hijos sea un sol en la Tierra, que amanezca todos los días para un nuevo tiempo, que disipe las nubes y la oscuridad por la propia luz que emerge de sus oraciones.
Mis amados, estoy construyendo en cada uno de ustedes algo que solo podrán encontrar cuando crean que nada más pueden hacer por este mundo. El tesoro que guardé en sus esencias estará muy escondido y la llave para encontrarlo es la persistencia en la oración y en la superación de sí mismo y de todas las energías del mundo para cumplir con el Plan de Dios, Plan que deberán amar y en el cual deberán confiar por toda la eternidad.
Aunque un día no puedan ver la manifestación de Dios en sí mismos, tengan certeza de que este Dios está escondido dentro de ustedes.
Y hoy les digo que deberán ver surgir en el corazón de África, por medio de esta misión, el Corazón pulsante y vivo de Dios, Corazón que venció el sufrimiento y el dolor y que ahora se eleva, dando un ejemplo para todos de cómo resurgir en alegría y en paz.
Que Mis soldados puedan tener el corazón siempre en lo Alto y los ojos del alma siempre abiertos, para que así puedan ver no solo lo que ocurre en este mundo físicamente, sino encontrar la Gloria de Dios por detrás de todas las cosas y en lo invisible de todos los acontecimientos.
Les agradezco por la alegría de recibirme. Recuerden esta alegría en los días que vendrán y nunca la pierdan de vista.
Yo los bendigo y, por medio de sus oraciones, llevo Mis bendiciones al mundo entero.
María, Madre y Señora del Verbo Divino
¡La Gloria de Dios se manifiesta en el mundo!
Queridos hijos:
Los misioneros de la paz ya se encuentran a las puertas del Congo para iniciar el último tramo de un misión que fue enriquecida por el amor y el servicio y, principalmente, por la vivencia fraterna de la Paz.
Mientras Mi Hijo extiende Sus manos sobre África para dar la última bendición antes de Su esperado retorno, vuestra Señora de Kibeho se encuentra ingresando en el mundo desconocido del Congo para que por medio de una acción de piedad y de misericordia todas las deudas puedan ser equilibradas.
Hijos, serán vuestras sagradas oraciones del corazón las que permitirán que vuestra Madre Celeste aleje de las almas la perturbación constante de Su adversario. Por eso, hijos, bajo el espíritu de vuestra oferta a la vida de oración, la paz podrá volver a aproximarse a los corazones de todos Mis hijos del Congo y así, una nueva historia de luz se escribirá.
La falta de paz en el Congo y la esclavitud son una deuda impagable, porque ya hace más de quinientos años que la misma injusticia se repite. Pero, hijos Míos del Congo y misioneros Míos, la fuerza del amor de vuestra Madre Santísima y Suprema desterrará el reinado rastrero de la serpiente, y los Ángeles de Dios colmarán las almas con la Misericordia de Mi Hijo.
Por eso, queridos hijos, vuestra tarea en el Congo será principalmente hacer retornar el Santo Espíritu de la Paz para que, al menos los más perjudicados por el trabajo pesado y penoso encuentren la esperanza que tanto buscan.
África es la cuenta pendiente de toda la humanidad, por eso los Sagrados Corazones llegan nuevamente a Kibeho para establecer la inocencia y la pureza interior perdidas.
Mientras ustedes, hijos, acompañan las realidades de Mi amada África por medio de Mis instrucciones diarias, Yo podría contarles lo que sucede con vuestros hermanos de Asia, de Oceanía y de Europa, realidades diferentes que nacen de un mismo mal.
Pero la Misericordia de Dios y Su Justicia vencerán. Por eso, en tiempos de preparación para el Apocalipsis Yo invito, a Mis hijos a la perseverancia, a la fe y al amor del corazón, porque solamente esas tres cosas aliviarán al mundo entero cuando sean vividas de verdad.
Queridos hijos de Goiania, en la esperanza de volver a recibirme hoy les digo: retornaré a vuestro pueblo y a vuestra ciudad. Sigan orando y recen para que Mis Planes en el Brasil y en el mundo puedan cumplirse por intermedio de los instrumentos que Mi Hijo escogió, así todo será posible a pesar de los tiempos difíciles que vive el mundo. Hijos, Yo escuché vuestra oferta, no se decepcionen, no los he abandonado, están en Mi regazo de luz. Vuestra oración permitió que Mi Obra se cumpliera en el Brasil a pesar de hoy estar en otra ciudad. Agradezco vuestra fidelidad y amor fraterno.
Les agradezco por concretar Mis Planes de Paz.
Los bendice en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En esta noche sin paz en el mundo, vengo a traerles la paz para confortar los corazones y llevarlos al Reino de Dios.
La Mujer Vestida de Sol siempre vencerá. Su Amor es profundo y desconocido. El Amor que Ella tiene por todas las criaturas es desconocido; por eso, en esta noche de Gracias, Yo lo vengo a revelar.
Dios envía a Su Mensajera antes del Retorno de Su Hijo. Y, mientras Mis Planes se desarrollan en este mundo a través de las oraciones de todos Mis queridos hijos, vengo a instituir nuevamente la paz en las esencias, que fácilmente la pierden por las cosas de este mundo material.
Pero recuerden, hijos Míos, que en este universo, que ustedes también desconocen, existe el espíritu profundo de la paz, la emanación sublime de la maternidad que viene a reunir a todos Sus hijos en este tiempo, encendiendo en todos ellos el espejo del corazón.
Si siguen rezando Conmigo todos los días, Mi Corazón no solo aliviará a África como lo viene haciendo, sino a otras regiones del mundo que también lo necesitan.
A través de las Apariciones de Mi Corazón Inmaculado, como su Madre Santísima, vengo a tejer la unidad entre sus corazones, pues Su red de Luz debe estar fortalecida. Sigan Mis pasos obedientemente para que estén resguardados dentro de Mi Manto universal.
Hijos amados, deseo profundamente que conozcan su origen, pues en Mi Manto universal se guardan las estrellas de sus orígenes. Y, si siguen aspirando a encontrar ese origen, Yo les aseguro, hijos Míos, que lo encontrarán. Pero para eso, será necesario, hijos amados, que sus corazones vivan el camino de la purificación y que no teman transformarse, pues Dios los necesita renovados y puros, para que Él pueda escribir en sus corazones Sus nuevos Planes.
Mientras esto está por suceder, amados, Yo vengo del Cielo para anunciarles la Buena Nueva, la esperanza que falta en esta humanidad enferma.
Todos los días, a través del Rosario, los invito a recapacitar, pues los Misterios de estos hechos deben ser revelados a todos. En cada nuevo Misterio del Rosario, ustedes encontrarán una llave especial. Mi Hijo Me ha pedido, queridos hijos, que ustedes puedan descubrir los mismos dones que Nosotros descubrimos y lo que es llamado Misterio, ya no sea un misterio, mas sí una ciencia conocida por todos los corazones, una ciencia divina que viene del Corazón de Dios.
Por eso, trabajen, hijos Míos, para salir de la superficialidad. Dios necesita que sus corazones estén purificados. Vayan hacia sus hermanos y perdónense, vivan el acto de la reconciliación y de la paz.
Ya no produzcan palabras profanas, que su verbo sea solo oración y amor; así encenderán los espejos de sus corazones y los Dones de Dios participarán de sus vidas, no tendrán que sufrir, aprenderán a través de la Luz y cultivarán en sus esencias el amor que aún no conocen.
Hoy, la emanación del Amor de Dios está frente a ustedes, como un Corazón resplandeciente y luminoso que pulsa todo el tiempo por esta humanidad; pues necesito, queridos hijos, que no solo Mis misioneros de la paz sirvan a través del Plan de Dios, sino que ustedes también son llamados, hijos Míos, a buscar en cada rincón de este mundo esa África interior.
Hijos amados, ¿ustedes saben por qué Yo envié misioneros a África? Para que pudieran traerles a todos la experiencia del amor y de la caridad, la verdadera experiencia del amor del corazón, el amor que todo entiende, que todo perdona y que todo cura. Pero es necesario que algunos de sus hermanos vayan a África para que salgan de su normalidad y, abriendo sus ojos ante el sufrimiento, ayuden a través de Mi Plan a traerle la paz y la cura a esta humanidad.
Esta misión pasará, pero habrá nuevas misiones en sus vidas. Es necesario, queridos hijos, que no pierdan sus recuerdos de todas las experiencias, porque no habrá más oportunidad para aprender antes de que el gran Juicio se desarrolle en este mundo.
Hoy, vengo a traerles a todos Mis estrellas de Luz, que son representación de los espejos de la oración que se encienden, día y noche, a través de sus oraciones. Por eso, hijos Míos, sigan trabajando por esta paz que aún no han alcanzado.
Hoy, no estoy en Goiânia, pero estoy con todos sus corazones. Mi omnipresencia aún no es conocida por la humanidad, pero unidos a Mi Corazón, a través de la oración del Rosario, no existen distancias ni espacios, no hay fronteras entre sus corazones y el Mío, porque tan solo una pequeña oración les podrá hacer sentir que Yo estoy aquí y en sus vidas.
Mientras estoy aquí con ustedes, estoy mirando al mundo, conociendo profundamente los corazones que sufren. Y, a pesar de que Dios Me permite saberlo todo, hijos Míos, hay una parte en todo esto que ustedes deben cumplir para que la Gracia de Dios pueda descender y Su Misericordia pueda actuar en el fin de estos tiempos.
Por eso, vengo a través de los tiempos, a cada parte de esta humanidad a transmitir un Mensaje de paz pero también de advertencia. Dios solo desea, hijos Míos, que toda la humanidad deje de dormir, salga de ese sueño profundo de ilusión y, de una vez y para siempre, reconozca que deben cambiar, arrepentirse y pedir perdón para que la Misericordia del Altísimo pueda llegar a todos.
Y aunque eso todavía no sucedió, Mi Corazón guarda la esperanza de que sucederá, porque Dios ha visto, a través de estos años, a sus corazones transformados, a millones de corazones en el mundo que se han transformado a través de Mis Apariciones marianas y que no han dejado de buscarme ni un segundo.
Esa unión fraterna y espiritual, que cada uno de ustedes construye con Mi Corazón, les permitirá trascender las barreras, superar los obstáculos y alcanzar la trascendencia que Dios necesita en sus vidas.
Por eso, a lo largo de estos meses, he venido consagrando Hijos de María; no solo porque son Mis predilectos, sino porque Yo los necesito para que la parte del Plan, que Dios Me ha pedido con tanto Amor, se pueda cumplir a través de sus vidas.
Si ustedes testimonian su redención con Cristo, nuevas fuentes de oportunidades llegarán a todos; y no será en vano, hijos Míos, que Yo haya venido aquí, durante tanto tiempo, a reencender sus corazones para la paz y establecer para siempre el Retorno de Cristo en sus seres.
Queridos hijos, recuerden lo que ahora les diré. Ustedes son esas flores de luz que descienden en las manos de los ángeles hacia el mundo. Esas flores de conversión que fueron delicadamente trabajadas por Mi Amor para alcanzar en sus vidas el sagrado Propósito del Creador. Que esas flores de luz hoy se vuelvan a encender, que la tristeza y la amargura se disipe de los corazones.
Existe, sobre ustedes, el gran Universo del Amor que los invita y los llama a buscarlo perpetuamente; pues una parte de ese gran Universo de Dios está manifestado y expresado a través de los Sagrados Corazones.
Que el norte de Brasil se prepare para recibirnos, porque nuevas tareas llegarán para todos. En estos tiempos de emergencia, las necesidades crecen cada día más y sus propias voces, hijos amados, deben ser perpetua oración. Así, justamente, Me alegrarán.
Ahora, llamo a los hijos que se consagrarán en esta Casa Sagrada.
Queridos hijos, no pierdan de vista Mi Presencia, porque mientras hablo con ustedes, hablo con muchas almas de este mundo que también necesitan de redención.
Canción: “Himno de los Hijos de María”.
Queridos hijos Míos, aquellos que se consagran hoy ante Mi Presencia, recen con devoción la oración de la Madre Universal.
Oración: “Madre Universal” (en portugués).
Queridos hijos, recuerden que en esta Isla de Salvación que Yo he bendecido, siempre encontrarán la fuerza y la esperanza para seguir adelante; pues en el Corazón Eucarístico de Mi Hijo se encuentra la fortaleza invencible que les permitirá seguir adelante en estos tiempos de caos.
Hoy, los consagro, los bendigo y les entrego Mi Amor materno en nombre de todas las almas que no escuchan a Dios.
Acuérdense, hijos amados, consagrados Míos, de rezar por aquellos que se olvidan de Dios y pierden el amor.
Hoy los abrazo a todos, en el regazo materno de Mi Corazón, bajo la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Gracias, queridos hijos de Goiânia y de San Pablo, por haber respondido a Mi llamado!
La unidad y la paz sea en ustedes.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cantemos para despedir a Nuestra Señora.
Canción: “Himno de los Hijos de María”.
Queridos hermanos, después de la Aparición de María, en la que nos invita realmente a la oración y al recogimiento, llevemos esta Presencia de Su Corazón a nuestros hogares, a nuestros familiares, a nuestros seres queridos.
Queremos contarles que hoy, antes de la Aparición, habían dos Ángeles Custodios aquí, al lado de la imagen de Nuestra Señora, que acompañaban el verbo de la oración y esperaban, en una postura silenciosa y reverente, la llegada de María; hasta que las puertas del Cielo se abrieron y Ella, como una esfera de Luz rosada, llegó hasta aquí, reconociendo este lugar y esta Casa, renovándola espiritualmente en su propósito y en su tarea.
Y, mientras Ella nos transmitía todo los que escuchamos, nos invitaba a cada uno de nosotros, internamente, a responder a un llamado aquí, en la sagrada Casa de María: la adoración al Santísimo. Ella dice que allí encontraremos una fuerza y una sustentación importante para este tiempo.
María fue trabajando no solo con nosotros, sino también con África. En cierto momento, veíamos a María peregrinando con nuestros hermanos misioneros en Congo; Ella, yendo adelante, guiando los pasos. Era eso lo que Ella mostraba.
Queremos terminar esta Aparición, renovando nuestros votos con María, con Cristo, con Dios y confiando en ese Propósito mayor que Nuestra Madre tiene con cada uno de nosotros.
Hermanos, vamos a agradecer: ¡gracias, Madre, por cuánto nos das!
Hijos:
Hoy, Mi Manto de protección y de amparo se extiende como luz en este sagrado lugar de Adoración a Mi Hijo.
Hoy, los reúno en este cenáculo para que sigan orando Conmigo por esta misión de paz en África; que ha tenido, en los últimos días, repercusiones internas en la vida y en la existencia de las almas pecadoras.
Pero en este día, los estoy llamando al recogimiento, al silencio y a la oración interior, como un camino para alcanzar la paz en estos tiempos difíciles.
Su Señor Jesús, el Rey de la Misericordia, reencontró Su lugar de fe y de devoción en el corazón de África. Por esta causa, en estos días, la tarea de apoyo y de sustentación ha llevado a que algunos de Mis hijos dispusieran de sus instrumentos internos para hacer fluir la importante misión en otros planos de consciencia, en donde ni la mente ni el intelecto pueden llegar y solo la oración todo lo construye y lo transforma.
Nuevas ovejas, nuevas almas redimidas y rehabilitadas fueron incorporadas en las escrituras de los libros de Adonai para comenzar a caminar, a partir de ahora, al servicio de Dios y de Su Plan Divino. Para que esta salvación mayor de almas africanas pudiera darse, fue necesario, hijos Míos, que el Universo de la Luz Divina entregara a los instrumentos de la Madre Universal todos estos hechos internos que necesitaban de mucha oración, de transmutación y de compasión.
Y todo esto se consiguió, hijos queridos, pues la Voluntad de Adonai así lo determinó, y su Señora de Kibeho logró aplacar la Justicia de los ángeles del Creador.
Las deudas más difíciles fueron liberadas y perdonadas, poco a poco. Las acciones injustas y graves fueron reconvertidas por el espíritu de la oración y de la misericordia de todos.
La paz llegó a los espacios en donde nunca existió y las almas presas, y en su mayoría condenadas, encontraron el respiro de una nueva brisa divina. La misión continúa y Mis misioneros se preparan para ingresar en una de las naciones más necesitadas de ayuda espiritual y de oración.
En el Congo descubrirán los hechos y las causas que han llevado, por ejemplo, a la destrucción de los Reinos de la Naturaleza y a la falta de consciencia de lo que se está haciendo.
Hijos amados, el Congo es una realidad poco conocida, en donde la necesidad, la pobreza y la ceguera espiritual generan falta de consciencia y de sentido en la vida manifestada. En el Congo habrá mucho que perdonar y hacer para recuperar, al menos, una gota de Misericordia.
Mis hijos ya caminan hacia el último tramo de la intensa y profunda misión; por eso, sigan rezando por ellos, para que las obras puedan concretarse.
Pero hoy, les pido, hijos, que también recen por los videntes, para que se concrete Mi Plan de Paz en el mundo. Estos ya son los últimos momentos en que su Señora del Cielo dirige Sus Palabras a todo el mundo antes del Armagedón que está llegando.
Mis saludos de paz para todos Mis hijos de Goiania, por haber respondido con prontitud y esmero a Mi llamado. Les agradezco su comprensión y amor sincero.
Les agradezco por ayudar a concretar Mis planes.
Los congrega en el sagrado cenáculo del Corazón de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En el curso del servicio que está aconteciendo en África, Uganda es la nación que más necesita de oración, de adoración y de conversión. Por eso, en estos días en los que Mis hijos misioneros se encuentran trabajando en el corazón de África, pido a todos los grupos de oración que dediquen un momento de meditación por la paz en África y principalmente por las almas que son olvidadas.
A través de esta oferta vuestra, hijos Míos, vuestra Madre de Kibeho podrá recibir el permiso para dar ayuda espiritual a un cierto número de almas, que en esta vida pagan el precio de los errores cometidos durante años enteros.
Vuestro Lucero Universal, vuestra Santísima Madre, ha recorrido las regiones de Kampala y de los pueblos aledaños para derramar Sus Gracias en los corazones que, desde hace tiempo, están clamando por redención y liberación.
Ustedes, Mis hijos de América y del mundo, saben que Uganda es condenada todo el tiempo por la enfermedad y por todo aquello que producen las acciones de los hombres, que dicen ser más sabios que Dios. Esas acciones ingratas paralizan la evolución espiritual de la humanidad entera. La adhesión a las modernidades, a los placeres y a los gustos descontrolados hace perder y desvanecer el camino de la espiritualidad. Y son pocos, hijos amados, los que en verdad trabajan día y noche, y hasta luchan contra sí mismos para mantenerse dentro de la Ley de Dios y de Su Universo de Amor.
Queridos, estos son los tiempos del Apocalipsis, por eso recen Conmigo, vivan la oración como parte del camino de la salvación y de la redención y no se engañen más a ustedes mismos. Dios espera que, a través de vuestros pequeños sacrificios y oraciones diarias, el mundo alcance la Gracia de la liberación final.
Para eso, misioneros Míos, ustedes deben viajar a lugares remotos y olvidados como lo es África, para intentar despertar en los propios pueblos un mínimo de interés por ayudar al prójimo y mirar por un instante lo que sucede alrededor.
Hijos Míos, Uganda es la nación más marcada por la degeneración de la vida de las almas. Ruanda es la nación marcada por la soberbia y la conquista y Congo ha sido la nación que nunca ha encontrado la paz; y todos ustedes, como humanidad, son parte de esta realidad dolorosa. Ya no podrán decir que eso solo lo viven otros hermanos, ya no podrán estar ciegos ante una realidad que desborda.
Hijos Míos, humanidad Mía, ¡despierten!, antes de que la bestia salga de su abismo para barrer las últimas estrellas. Yo les hago un llamado a la consciencia porque los tiempos urgen.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los convoca para amar a través del servicio,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos y amados Míos:
Mi adversario lleva a muchas almas al pecado y a la perdición, buscando cada día hipnotizar más a las mentes y envenenar a los corazones sonámbulos. Por otro lado, Mi Corazón Inmaculado concreta la victoria del Reino de Dios en las almas más simples y orantes.
Todo esto le revela a Dios Padre una posibilidad de seguir derramando Sus Gracias en un planeta que, de no ser así, a esta altura ya estaría destruido.
Pero su Madre Celeste se ha propuesto no dejar atrás a ningún corazón. Por eso, hijos Míos, cada vez que enfrenten la batalla espiritual del final de los tiempos, sepan que miles de almas están siendo ayudadas a reencontrar el camino del espíritu y motivadas a abandonar la vida de ilusión por una vida de conversión.
Por esta razón, Mi adversario ya no volverá a hacer sufrir a las almas que antes encadenaba y torturaba, sometiéndoles no solo el alma, sino toda la vida. Esto ya no sucederá más en los corazones de Mi amada África, porque su Señora de Kibeho está llamando y convocando a los últimos ejércitos que colaborarán y apoyarán en los tres ciclos de oscuridad, antes de que la Señora se recoja en el desierto para que el mundo viva el Juicio Final.
Hijos, no será necesario que esperen las señales que anunciarán el final del tiempo; vean ahora cómo su planeta agoniza y pide piedad y compasión. La naturaleza y el tiempo ya están hablando. Los Reinos menores ya hace mucho tiempo que están padeciendo. El mundo entero y su consciencia espiritual ya no soportan más.
En estos tiempos, Mi Corazón los está entrenando en el camino de la purificación, de la transmutación y de la entrega de la propia vida al Dios Creador. Desearía, hijos, que no existieran almas transmutadoras y que el sufrimiento eterno fuera liberado por otros caminos; pero en verdad les digo, que desde el principio de este mundo esto nunca ha sido diferente. Por eso, encarnó Mi Hijo en Poder y en Espíritu, para que el mundo encontrara una nueva oportunidad.
Hijos amados, los tiempos marcarán un nuevo ciclo y para eso deberán estar preparados, siempre contarán con Mi ayuda maternal.
En Uganda, una puerta a la redención de las almas ya está abierta y deberá favorecer a muchas almas más, principalmente a las que fueron más ingratas con Dios. A todas ellas les llegará la hora de su rendición.
Por eso, Mi adversario está determinado a hacer padecer a Mis soldados, pero quien está Conmigo no perecerá, porque una buena madre nunca abandona a Sus hijos.
Yo soy su estrella. Yo Soy su escudo. Yo Soy la Dama de la Paz y la Reina de todos los corazones que he conquistado.
Con Mis pies piso la serpiente y el mal algún día será liberado.
¡Les agradezco por acompañar Mi llamado!
Los restaura en la esencia del Amor Universal,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con amor materno les digo que no teman, y arriésguense a entregarse pronto al Sagrado Corazón de Mi Hijo; Él siempre espera recibirlos en la Gloria de Su Divina Misericordia.
Hasta que eso suceda, decídanse a seguir Sus pasos y dejen que Su Corazón Insondable los conquiste y los purifique para que en el gran día esperado formen parte de Su Reino Glorioso.
Hijos, de esa forma transmitan la vivencia de Mi Hijo a los corazones que aún no lo han encontrado. Testimonien el tiempo de vuestra redención y enseñen a vuestros hermanos cómo la oración los ha ido transformando poco a poco en la presencia del esperado Proyecto del Creador.
No bajen los brazos ni se desesperen; Yo Soy vuestra Madre de la Misericordia y todos los días los reúno en este horario universal para que vivan y sientan el cenáculo de Mi Corazón Inmaculado, el Templo de Dios, que los fortalecerá durante las pruebas y los desafíos de la vida.
Y así, hijos, como lo hicieron Mis misioneros de la paz, vayan al descubrimiento del África interior en vuestros semejantes, en vuestros pueblos y naciones. La necesidad, la falta de amor y de servicio se expanden por lo cuatro puntos de la Tierra.
En Uganda Yo les haré conocer la gran sed de amor y de cura espiritual que las almas no han tenido la Gracia de recibir en esta vida. Por eso, como vuestra Madre Celeste y Guía Misionera de la Paz, los introduzco en los caminos de la necesidad, del servicio y del amor, pues necesito, hijos Míos, que en Uganda ustedes hagan valorar y conocer la Misericordia de Mi Hijo.
Si las almas escucharan sobre la Misericordia de Mi Hijo, ya muchas se habrían salvado; no los estoy llamando a evangelizar, sino a transmitir la Misericordia de Mi Hijo a través de vuestros servicios y trabajos donados al Dios del Amor.
Mientras Mis misioneros caminan por las calles de Kampala están viendo los rostros sin esperanza, almas hermanas y solitarias que esperan una sonrisa y un aliento de esperanza.
Misioneros Míos, también verán a Mis niños más pequeños, necesitados de la verdadera paternidad espiritual, la que los haga libres y así puedan recuperar la inocencia.
La pobreza de Uganda es el reflejo de un olvido continuo por parte de la humanidad entera; por eso nuevamente estoy llamando a los misioneros de la paz de todo el mundo para que respondan a Mi llamado. Mi amor los colma a todos.
Por esta causa de paz y de hermandad, Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice bajo la Luz Suprema del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Dentro del corazón de Uganda ya podrán ver la urgencia de responder a la necesidad espiritual colectiva que existe en esa nación hermana.
Por esta razón y por muchas más, la Señora de Kibeho apareció en Ruanda para recordarle a la humanidad entera que existe un gran débito que deberá ser pagado con el servicio y la caridad de muchos hijos Míos. Eso equilibrará la balanza y servirse unos a otros será más justo para todos, para que surja nuevamente el espíritu de la fraternidad.
Hijos misioneros, ustedes son la parte de la humanidad que representa a todos los que les dan la espalda y no quieren ver la gravedad que viven Mis hijos de África.
Ustedes, hijos, hoy sirven y donan sus manos y su trabajo por todos aquellos que no quieren hacer nada, ni siquiera asumir la parte que les corresponde por orgullo y falta de humildad.
Mientras servidores del mundo se congregan en Mi amada África para dar alivio al sufrimiento, de la misma forma se unifican la Ley y la Justicia para actuar en el momento justo en toda la humanidad, antes del Retorno de Cristo.
Por eso, Yo preparo desde la esencia del corazón a todos los que Me escuchan y hacen oídos sordos para que, en el momento culminante de la purificación planetaria, den la ayuda necesaria, el servicio que los colocará en otro plano de la consciencia.
Cada hijo Mío, independientemente de que sea creyente o no creyente, tiene un compromiso ante el Creador y nadie quedará sin recibir y sin saber lo que ha venido a hacer a este mundo.
Los tiempos apremian y exigen un cambio en la consciencia y en la vida diaria, la que deberá estar dirigida a la búsqueda de Dios y a la unión con Su Sagrado Espíritu. ¡Ay de aquellas almas que no lo hagan!
Queridos hijos, Uganda es la representación de la gran enfermedad espiritual de todo el mundo, es el resultado de una acción equivocada y desmedida de algunas almas que no tienen a Dios. Por eso, hijos, que todos ustedes siempre puedan ver el Propósito por encima de todo, así algún día serán libres de sus propios errores.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los lleva a la consciencia de la única Verdad,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Como la Madre de África y del mundo entero, rezo por ustedes y, especialmente, por aquellos que no viven en Mi Hijo y deciden envolverse con la vida del mundo olvidándose de buscar la vida del espíritu.
Por eso, hijos misioneros, su presencia en Uganda marcará un antes y un después para la vida de las almas a las cuales con Amor Crístico ustedes servirán y amarán como nunca han amado. Porque detrás de toda miseria se encuentra el brillo más sagrado que su Padre Celestial depositó en cada corazón, que Mi adversario se ha encargado de apagar y de borrar.
Pero Mi Corazón Inmaculado tendrá nuevamente Su victoria sobre el mundo y hoy, especialmente en el corazón de África, la Madre y Señora del Verbo Divino, desde Kibeho, dará Su bendición espiritual e interna a todas las almas africanas.
Hace unos días, hijos Míos, ustedes estuvieron en Mi casa de Kibeho no solo para rezar, adorar, celebrar, compartir y amar el dolor, ofreciéndolo a Dios en nombre de Su Hijo, sino que también conocieron lo que un simple error y mal entendido puede ocasionar en una nación entera, llevándola a la desaparición total de la vida terrestre.
Espero, hijos, que sus corazones estén prontos para penetrar en la realidad interna de Uganda, que está sometida por el deterioro causado por la enfermedad y por la hambruna que muchos hijos Míos, los más pequeños e inocentes, enfrentan.
En Uganda, misioneros Míos, necesitaré de su paternidad y maternidad en nombre de todos los ugandeses huérfanos que están solitarios de corazón sin recibir la más mínima gota de amor.
Por eso, hijos, en Ruanda los llevé al servicio inmediato, a la cura profunda de todos los errores. Ahora, en Uganda, los llevaré a reconocer la faz oculta de una humanidad aniquilada por la enfermedad, el deterioro y la pobreza extrema.
De esa forma, Mi Corazón materno trabajará a su lado para guiarlos correctamente y para llevarlos cada vez más a la oración restauradora por todos Mis hijos que sufren; pero sus propios ojos verán lo increíble, lo que nadie quiere ver para no sentir vergüenza o desprecio.
Su Madre Celeste con Sus huestes angelicales los hará conocer el infierno terrestre manifestado en la materia y traducido en la enfermedad y en el error cometido con los más pequeños.
Por eso, llevé a cada uno de ustedes hasta Kibeho, para que a través de Mi Verbo Divino sus almas fueran preparadas por la Luz de Mis dones maternales y, fortalecidos a Mi lado, puedan continuar sirviendo por la paz.
En su misión en tan solo tres naciones africanas, verán manifestados el pecado, la enfermedad y el error de la humanidad durante centenas de años. Por eso, la oración los unirá a Mi Corazón, para que algún día las almas estén libres de tanto dolor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los reúne a todos en la fuerza imperiosa de Mi Corazón maternal,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
Vuestros hermanos, los misioneros de la paz, ya se encuentran camino a Uganda, hacia una nación marcada por las enfermedades internas, las que derivaron en la enfermedad del cuerpo.
En Uganda existe la consciencia de la extrema pobreza y de carencia de recursos básicos para sobrevivir y persistir en la vida. Pero Dios, hijos, conoce y sabe de todas estas cosas y por eso ha enviado desde el principio misioneros de diferentes partes del mundo para aliviar el dolor que es desconocido por muchos.
Mediante esta misión humanitaria, Mi Amado Hijo Me ha permitido llegar a Uganda, lugar en donde nunca descendí, pero hoy, en nombre de la Misericordia Divina, desciendo para trabajar y curar a través de vuestras manos servidoras.
Realidades inmensas, diferentes a las vuestras existen en esta humanidad, solo que gran parte de ella sufre en silencio porque nadie quiere escuchar la verdad. Por eso desciendo sobre Uganda como la Madre del Alivio del Sufrimiento para liberar los cuerpos enfermos y lastimados y, como soy Madre de todos, traigo amorosamente una Gracia de liberación para las almas que tanto esperan entrar al Reino de Dios.
En este día de llegada a la consciencia de Uganda, todos descubrirán y conocerán una parte profunda de la miseria humana y del abandono de las almas más simples.
Por esta razón vuestra Madre del Verbo Divino apareció en Kibeho para llevar a toda África una oportunidad de revertir todas las causas y todos los males.
En estos días en los que irán conociendo la Uganda interior, preparen vuestros corazones para conocer sufrimientos muy semejantes a los que tuvo vuestro Maestro en la Cruz. Porque las cosas que hoy suceden en este mundo son parte del reflejo de la indignación y de la conquista transgresora.
Les enseño a caminar en el amor y al mismo tiempo a reconocer que sin amor no se llega a ninguna parte. Por eso, queridos hijos, esta misión existe para que ustedes ya no sean más los mismos y, a partir de ahí, se conviertan en soldados de Cristo.
Uganda es una nación marcada por lo más desagradable y desconocido por muchos. Los envío en misión de paz para ayudar a esas almas a reencontrar la misericordia y el perdón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los prepara con amor para descubrir lo inimaginable,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Por vuestra visita al Santuario de Kibeho, nuevos santuarios internos fueron elevados en honra al Dios del Amor. Esta acción pudo ser realizada en la esencia de todas las almas que hace tanto tiempo esperaban la redención, como resultado de las oraciones de todos Mis hijos y, principalmente, por la presencia del espíritu de la fraternidad entre las culturas de América y de África.
De esa forma, amados hijos, el Universo les demuestra, a través de esta misión de paz, que no existen diferencias ni barreras entre las almas que están unidas al gran Espíritu de Dios.
Por eso, hijos, fui a Kibeho no solo para evitar el genocidio, sino también para recordar a vuestra civilización que, desde el principio de este mundo, todos ustedes son una única raza colmada por el Amor de Dios, a pesar de las graves injusticias, y llena de Su Divina Misericordia, a pesar de sus constantes errores.
En Kibeho, la Señora del Verbo Divino descendió para despertar la redención y también para recordar, en aquel tiempo que, a pesar de las situaciones difíciles, llegarían ciclos de paz para el mundo.
Ahora que ustedes, misioneros Míos, saldrán de Kibeho colmados por el amor de vuestra Madre Celeste y tocados internamente por la devoción del pueblo de Ruanda, les digo que sigan adelante, sin buscar resultados, sino entregando cada día más momentos de servicio compartido.
Así, Mis hijos, Yo podré obrar a través del desapego de vuestros corazones, y juntos aprenderán que la unidad es la verdad que construye los puentes hacia el infinito.
Vuestra Madre Santísima ahora se prepara para llegar hasta el pueblo de Uganda; almas de esa región guardan la historia del abandono y del olvido absoluto de los hermanos que allí existen. Por esta razón, Mi Hijo ha enviado nuevos misioneros de diferentes partes del mundo para que, por medio del amor al servicio, las bases de la esperanza y de la confianza que muchos hijos ugandeses perdieron puedan volver a construirse.
Si el mundo tomara consciencia por un instante de cómo están otros hermanos, el Universo ya habría derramado Su Misericordia, pero son necesarios soldados de la luz que estén dispuestos a dar alivio al sufrimiento eterno.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado por la paz!
Los prepara para seguir sirviendo de alma y de corazón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El Santuario de la Madre de Kibeho los recibirá con alegría y regocijo, porque los misioneros de la paz estarán recibiendo los dones sagrados de la palabra divina en sus corazones.
En este día, las culturas de América y de África se unirán por un instante, y la fusión entre las razas se manifestará por medio de la esencia del Amor de Dios. En esta hora importante, en la que la caridad y el servicio se unifican, la Señora de Kibeho trae entre Sus manos las últimas Gracias, las que servirán de ayuda para muchas almas presas.
Recuerden, hijos Míos, que Ruanda, Uganda y Congo fueron naciones marcadas por el sufrimiento, la indignación y la conquista, algo que hasta los días de hoy sigue sucediendo en otros planos de consciencia.
Pero las barbaridades de los tiempos deberán ser suprimidas por la Ley de la Justicia y antes de que eso suceda, vuestra Madre Celeste los acompaña por los caminos de la abnegación y de la confianza para que así algunas situaciones puedan ser revertidas a tiempo.
Por eso desde el Cielo, vuestra Señora del Verbo manifiesta las obras que son parte de la Voluntad del Creador y, desde allí, todos Mis hijos son colocados en los estados de la oportunidad y de la Gracia para que todos los males puedan ser revertidos.
Kibeho fue el lugar escogido por vuestro Señor para que, desde el lugar más simple del mundo, en el corazón de Ruanda, se pronunciara la voz de la Madre del Verbo Divino, para que la humanidad colocara en la consciencia lo que ya no debía suceder jamás.
Por esta razón, cuando vuestra Madre Santísima los envía en misión a África, es porque existe la Gracia para que las secuelas del ayer sean borradas por las oraciones y las caridades de hoy. De esa forma, hijos Míos, las tres naciones africanas recibirán una Gracia de estado extraordinaria y, principalmente, las almas serán ayudadas para recapacitar y corregir sus caminos.
África es el continente del sometimiento y de la injusticia, y los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José se han propuesto ayudar a aliviar el peso que allí agobia debido a la falta de fe y de entrega a Dios.
También en esta hora, vuestra visita al Santuario de Kibeho despertará una unificación interna entre las culturas, es decir, las secuelas del genocidio serán borradas por el simple hecho de fraternizar y de volver a instituir el Espíritu de Cristo en los corazones heridos. Esto es obra de la Gracia y de la Misericordia.
Ahora, encaminados hacia el Santuario, ofrezcan a vuestra Madre el santísimo sacramento de la comunión en agradecimiento a todos vuestros hermanos, por haber llegado a África en espíritu de misión y por cuánto estará siendo curado espiritualmente por la colaboración orante de todos los grupos de oración.
De esa forma, hijos, a cada paso que es dado al responder al llamado divino, se abren puertas de luz que estaban cerradas, y las almas, que son las que más necesitan de auxilio y de piedad, reciben la liberación que tanto esperan; esto también es obra del Amor de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los protege dentro del Santuario de Kibeho,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Verbo Divino
Queridos hijos:
Es el arrepentimiento desde el corazón el que los llevará a la cura y a la redención de los propios aspectos, aquellos que forman parte de la vida terrestre.
Mi principal llamado en Kibeho fue para hacer recapacitar a la humanidad a través del reconocimiento de sus pecados y del arrepentimiento consciente; esto no sucedió en Ruanda porque la soberbia y el considerar como propia la cultura de aquel lugar llevó a toda la nación a un destino sangriento.
Fui a Kibeho para intentar evitar esta grave tragedia, la que ya es historia, pero que aún no se ha curado en el corazón de Mis hijos ruandeses. Ellos no vivieron el amor, lo olvidaron y solo se encaminaron a defender la cultura y la realización de sus obras personales.
He aquí la gran falla de esta humanidad, llevar adelante sus propias ideas y principios modernos y después terminar en los abismos, llevando a millones de almas a la desesperación y al dolor.
Por eso, hijos, en Kibeho, la Señora del Verbo intentó hacer comprender que en la existencia de un Único Dios todos debían obedecer a la Voluntad Divina para que no reinara el caos y se manifestara el espíritu de la paz. Pero en aquellos momentos fue todo lo contrario, y la humanidad de aquel lugar prefirió hacer oídos sordos al llamado urgente que venía directamente de la Reina del Cielo.
Hoy, hijos Míos, les enseño a conocer los caminos desviados y confusos que recorre vuestra humanidad y cómo la arrogancia y la falta de humildad interior delante de la Voluntad Divina, modifica el destino y el porvenir espiritual de una nación entera.
Aunque en Kibeho las revelaciones transmitidas fueron bien claras y precisas, solo un pequeño grupo acompañó en fidelidad el llamado a la conversión, a la oración y al arrepentimiento.
En esta era, en la cual continúan sucediendo acciones graves de parte de la humanidad, y la vida de un hermano es quitada por las propias manos de otro hermano, el mundo se apaga y pierde su inocencia sin dar lugar para recibir una ayuda mayor.
Por eso Mi Hijo Me envía para estar entre ustedes, para que comiencen a vivir conscientemente el tiempo de vuestra purificación y para que todos los autoconvocados, por el Universo Misericordioso de Dios, se preparen para enfrentar el fin de un tiempo.
La constancia y la fidelidad absoluta del pueblo de Ruanda hubieran evitado la sangrienta tragedia. Ahora, aunque muy pocos en verdad escuchan el llamado de Dios, vuestra Madre Celeste los invita por última vez a vivir la fidelidad ante el Plan Mayor, que los llama a realizar todo lo posible en lo que parece imposible.
El espíritu de la oración y del perdón serán las llaves matrices para que, en el final de los tiempos, se concrete el Plan del Altísimo. Para eso vengo desde el Universo a ayudarlos, para redimirlos y colocarlos activos en el servicio inmediato por la paz.
¿Quién se animará a seguir a la Reina del Cielo?
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los unifica en el Corazón del Padre Celestial,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En el corazón de África, la nación de Ruanda está siendo muy ayudada por las Gracias que Mis hijos misioneros están generando a través del servicio y de la transmutación. En la humanidad actual son pocas las almas conscientes que se ofrecen, así como lo hizo Mi Hijo, para sufrir por amor y por la redención de otros.
En este día Mis misioneros de la paz ingresan en una nueva escuela de conocimiento y de madurez de la tarea, profundizando en el espíritu del servicio por la paz y por el bien de la humanidad.
Hijos, Ruanda vive un tiempo de paz que fue generado por las oraciones y las peticiones de todos aquellos que vivieron las consecuencias de una decisión cultural y social. Después que la Madre del Divino Verbo estuvo en Kibeho, la humanidad de esa región sufrió lo que no quiso escuchar, aquello que pudo haber sido evitado.
La humanidad se caracteriza por vivir una necedad y una sordera bien marcadas, que la llevan a cerrar el corazón interior y no comprender las cosas que vienen del Cielo.
En Kibeho, la Señora del Verbo consiguió recuperar cierto grupo de almas que necesitaban de una ayuda que las motivara a vivir un camino de redención. Más tarde surgió el espíritu de la oración y de la restauración de todo lo que sucedió y, a pesar de que el mensaje de Kibeho no alcanzó mayores repercusiones durante la época del gran error, hubo almas que fueron capaces de mantener su fidelidad al llamado del Cielo y eso las protegió espiritualmente de cualquier deterioro interior, a pesar de lo que sucedió después.
El mensaje de Kibeho se basa en el pronto arrepentimiento, algo que la Madre de Dios ejemplificó a través de Ruanda, que caminaba hacia un destino inseguro. Así, la humanidad puede comprender que el acto del arrepentimiento verdadero y sincero es capaz de equilibrar cierto grado de deudas espirituales que comprometen el despertar profundo de un alma.
Por eso, hijos, recuerden y revivan Mi mensaje de Kibeho, pues Mi verbo no solo se pronunció para aquel momento crítico, sino que también quedó presente en todos para que no se volvieran a cometer los mismos errores.
En Ruanda una gran herida está cicatrizando después de muchos años y eso comienza a suceder a través de las misiones de paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los encomienda a Dios Padre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy les dono y les entrego Mi Corazón Inmaculado para que el principal motivo de vuestras vidas sea alcanzar la conversión que recién comenzaron, conversión que los llevará a la purificación de la vida y del alma.
Este mismo mensaje Yo di en Kibeho, por la misma prontitud que, al igual que hoy, la conversión requería en aquel tiempo. En Ruanda Yo llamé a todos para vivir el arrepentimiento, para no ejercitar una oración soberbia, para que desprendiéndose de todo mal, la paz pudiera reinar. Pero ese mensaje de arrepentimiento no fue suficiente y así pocos escucharon internamente lo que la Madre del Cielo quería enseñarles.
El tiempo pasó y la hora profetizada por Mí misma llegó para Ruanda y nadie estaba arrepentido y libre de faltas. La soberbia y la negación llevaron al descontrol humano y a ejercer un poder amenazante y temeroso. Familias enteras e inocentes fueron las presas principales de Mi adversario.
¿Y dónde quedó el arrepentimiento? Las brutales acciones llevaron a resultados catastróficos, y la vida espiritual de Mis hijos fue diezmada por la propia y desmedida llamada cultura.
Más tarde, el error envenenó el corazón de los que no escucharon Mi mensaje y, rápidamente, después de Yo haber descendido en Kibeho, todo quedó en la memoria de unos pocos. Después del gran error esta humanidad tomó consciencia de la importancia de las palabras de la Madre del Cielo, y todos reconocieron que sin oración ni arrepentimiento no se llega a ningún lugar y a ningún destino seguro.
La Señora del Verbo Divino trajo la advertencia de prepararse y de reconciliarse, de pedir perdón, de confesarse y de comulgar con Cristo como una fuente de absolución. Con la fe de muy pocos se volvió a erguir el espíritu de la devoción, el que llevó a tener fe y confianza en el llamado del Cielo, en los anuncios que la Señora de Kibeho realizó para todos.
Ahora, con vuestra presencia en Ruanda, descubrirán las diferentes necesidades en todos los planos de consciencia. Todo deberá ser restaurado, desde el cuerpo enfermo hasta el espíritu. Por eso, hijos, deberán profundizar en vuestro ejercicio de caridad y de entrega al punto de estar abiertos para atender cualquier emergencia. Mi Corazón los guiará y les dará la fuerza interior necesaria para poder responder a cualquier necesidad. Estén concentrados y verán muy cerca el camino que les estaré indicando.
La verdad sobre Ruanda recién es revelada, por eso, vuestra Madre Celeste retorna especialmente a Kibeho para que ustedes se unifiquen con el espíritu de la devoción, del perdón y del amor que es profesado al Sagrado Corazón de vuestro Señor y al de vuestra Señora.
En las calles de Kigali verán lo que el tiempo dejó marcado como hecho y como historia; los Ángeles de Dios esperan poder cumplir con el servicio de liberación y de redención que les fue encomendado. Si ustedes se unen a dichos ángeles eso sucederá porque Yo, con amor materno, los envío para auxiliarlos y socorrerlos.
Queridos hijos, Yo camino por las calles de Kigali para salvar a las almas presas. Pues la hora de la Redención y de la Misericordia llegó para Ruanda.
¡Les agradezco, hijos Míos, por acompañarme en esta misión!
Mi Amor Maternal con cada uno de Mis misioneros.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que Mi Paz reine en los corazones del mundo y que ellos sean colmados por el Poder Misericordioso que hoy traigo del Reino de los Cielos.
Hijos Míos, alabado sea siempre Nuestro Señor Jesucristo que renueva Su Sacrificio de tiempo en tiempo para que jamás cese de derramar en el mundo Su Infinita Misericordia.
En este día, Mis amados, los invito a meditar, desde el corazón, en lo que están dispuestos a padecer por amor y por la redención de la humanidad.
Queridos, muchos no se cansan de meditar en la Misericordia de Cristo y depositan en ella la esperanza para su salvación, pero pocos son los que reconocen que esta Fuente brota del Corazón Herido de Mi Santo Hijo y de Sus Llagas abiertas para la redención final de todas las almas. Pocos son los que aceptan compartir con el Señor Sus martirios y que ofrecen lo poco que padecen por aquellos que solo buscan la constante comodidad material.
Mis amados, en este día de Gracia y de Misericordia para todas las almas, quiero que graben en vuestras consciencias la Pasión de Mi Hijo, porque de ella proviene toda la Misericordia y todo el amor que hace más de dos mil años se derraman sobre las almas, justas e injustas, de este mundo. Quiero que de esta forma comprendan que el camino para ser misericordioso en la vida se encuentra en el ofrecimiento total de sí, independientemente del estado en que se encuentran.
Mis queridos hijos, Mis ojos contemplan el mundo y casi no encuentran en él, quienes quieran llevar sobre su cabeza la corona de espinas de Mi Hijo, para aliviarlo así de este dolor y permitir que Su Misericordia siga siendo derramada sobre el mundo.
Hoy con los ojos del corazón en Mi amada África, descubran en el servicio la posibilidad de aliviar el dolor que Cristo vive en los corazones de esta Tierra.
Recuerden todos los días que si el Señor fue capaz de entregar la vida en Su Pasión por la Salvación del mundo; también ustedes podrán hacer mucho más de lo que hacen y podrán entregar a Dios Creador grandes ofrendas que provienen del corazón para la salvación de las almas pecadoras.
Mis amados, no les pido que martiricen el cuerpo, solo les digo que todos los días se trasciendan a sí mismos por amor al prójimo y por amor a esta humanidad. Que todos los días renuncien a las comodidades de este mundo por las almas que no conocen el poder del sacrificio.
Les digo todo esto porque, en consciencia, todos están ingresando en el corazón de África y encontrando en la historia de este continente toda la carencia espiritual y física, y también hijos Míos, el poder de trascendencia y de superación que vivió este pueblo para seguir sonriendo en un mundo como este, que pocos conocen en profundidad.
Por eso, delante del África interior, sepan aprender con estos corazones. Y en este intercambio de aprendizajes que viven en el plano de las almas, entreguen a Mi amada África la posibilidad de perdón, de perdón de sí y del prójimo. Así, Mis amados, podré contar con ustedes en este Plan Mío de rescate y de redención.
Quiero que sepan que están siendo colocados internamente delante de la necesidad de dar un gran salto, al estar dentro del corazón de África, pues ahora Mis queridos deberán asumir por amor a Dios la propia redención y la redención de la humanidad, por medio del ofrecimiento de sí y de la trascendencia de los viejos atavismos.
En este día de Misericordia el Señor está atento a sus oraciones y, por medio de Su Sierva Fiel, les anuncia que nada es imposible y que cuando pidan de corazón, todo les será concedido al espíritu.
No desfallezcan ante las pruebas, solo sigan adelante, así como el espíritu de África puede superarse a sí mismo para estar hoy delante de Mi Corazón a través de todos ustedes.
Agradezco vuestras sinceras oraciones y les pido que nunca se cansen de orar. El mundo, la humanidad y los reinos de la naturaleza, necesitan de ustedes en oración.
Yo los bendigo y les dejo Mi Paz.
María, Rosa de la Paz
¡Salve Tierra de Dios, salve!
Vengo a retirar de tus entrañas el mal que somete a Mis hijos.
¡Salve Tierra de Dios, salve!
Vengo a liberar la perdición y el sufrimiento de tu corazón.
¡Salve Tierra de Dios, salve!
El Redentor derrama Sus últimas gotas de Misericordia para que tu espíritu se prepare para la purificación.
¡Salve Tierra de Dios, salve!
En Mis manos traigo el alivio para tus hijos, que son los Míos, porque parte de Mí eres tú.
¡Salve Tierra de Dios, salve!
Con Mis pies recorro tus espacios rescatando a las almas que, engañadas, sufren en los infiernos que el enemigo construyó donde había otros destinos.
En este tiempo de redención y liberación, de rescate y lucha por la supremacía de la Luz, miles de almas esperan, en la desesperación, que Mis soldados abran las puertas a través de la oración del corazón para que una oportunidad de liberación llegue hasta ellas.
Recorro junto a Mis hijos misioneros el África doliente y, por medio de cada palabra y cada servicio que ellos brindan, uno el Cielo con la Tierra y, a través de una puerta segura, las almas y las esencias son liberadas para que puedan seguir su camino de evolución.
La consciencia de cada hijo africano que es tocada por la Gracia que Yo derramo por medio de Mis misioneros, es conducida fuera de los infiernos y purgatorios de este mundo, hacia donde hallarán el camino que Dios Me ha permitido ofrecer a algunas criaturas de esta humanidad.
Por eso les pido a ustedes, hijos Míos, que no padecen lo que Mis hijos de África padecen, que oren con todo el corazón para que, por medio de cada oración, Yo pueda rescatar una alma más, una esencia más.
Cuando el Padre escucha cada una de vuestras plegarias hecha con el corazón, Me permite derramar una Gracia más sobre más hijos Míos que, desde hace tanto tiempo, padecen sin ninguna posibilidad de alivio.
Durante las próximas tres semanas, en las que Mis misioneros caminarán junto a Mí por esas tierras de dolor y sin paz, les ruego que nos mantengamos cada vez más unidos para que, con el más puro amor que emana de los Sagrados Corazones, podamos elevar la consciencia africana al Reino Celeste y así liberar de este planeta la deuda que la humanidad tiene con el Universo antes de que llegue la Gran Justicia Divina.
Estén atentos, hijos, a lo que les digo; sean conscientes del tiempo en el que viven, el cual deben aprovechar correctamente para colaborar, a través de la oración y de la caridad, con este Plan de Rescate que los Sacratísimos Corazones de José y de María llevamos adelante junto al Redentor, Cristo Jesús.
Hoy doy gracias infinitas a los valientes Hijos de María, aquellos que se esfuerzan por acompañarme en Mi vuelo de luz por toda la Tierra.
No olviden que siempre cuento con ustedes.
Los amo y los protejo bajo Mi manto de amor y luz.
Gracias por estar hoy Conmigo.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Como vuestra Madre de la Misericordia, hoy acompaño este día de gran celebración y de expiación de todas las faltas que oprimen y condicionan la vida espiritual de las almas del mundo.
Por eso, hijos, peregrinando por Ruanda, ustedes Me acompañan por un camino lleno de dolor y de incomprensión interior.
Vuestras manos fueron llamadas para servir en la tierra de la indignación y del sufrimiento ocasionado por los planes de Mi adversario, quien llevó a miles de almas a tomar una actitud de destrucción y de masacre.
Pero Mi Gracia, que es bendita y misericordiosa, les muestra un camino diferente, una oportunidad de poder llevar a las almas perdidas y a sus familias por el sendero del perdón y de la paz.
Vuestros pies pisan la tierra de la desesperación, la que quedó grabada en la esencia de los corazones inocentes y de todos aquellos que no se pudieron salvar y que serán retirados del mar eterno del dolor por Mis manos de piedad y de misericordia.
Esa nación, marcada por la injusticia y por la falta de amor, ya despunta en el horizonte a través de la devoción y de la fe que todas las almas buenas proclaman a nuestra Señora de Kibeho.
Vuestra Madre Celeste realizó prodigios y dictó advertencias para todos en aquel tiempo. Mi adversario se encargó de distraerlos y de que las almas no colocaran la atención en Mis mensajes.
Y así vean ahora, hijos, el resultado de todo lo que sucedió.
Por eso, los misioneros de la paz son enviados por Mi Inmaculado Corazón para extraer el registro del dolor y de la masacre a través del amor, de la esperanza y, principalmente, como sacrificio y entrega, para ofrecer al Padre Celestial la abnegación y el esfuerzo, el trabajo y el servicio como una oportunidad de recibir la Gracia, el Perdón y la Absolución de todos los errores cometidos.
Miles de almas padecieron el resultado de la incomprensión y de la división entre las culturas a pesar de que la Madre del Divino Verbo profetizó la importancia de no dividirse y de buscar la Fuente de la Paz a través del Santo Rosario.
Al igual que toda la humanidad, primero buscaron la comprobación de lo que la Madre del Verbo dijo en aquel tiempo, para después arrepentirse y actuar en la fe. Pero eso no sucedió. La propia acción impulsiva y desmedida llevó a una nación entera a la autodestrucción en todos los planos de consciencia.
Ustedes, misioneros Míos, hoy visitan Ruanda para conocer las consecuencias de una humanidad ciega y sorda; pero también llegan a Ruanda, como tantos servidores Míos en el mundo, para solventar y equilibrar un proceso secular que aún no ha tenido fin.
Por eso, abran vuestros ojos y trabajen en la fe para que Ruanda reciba el don de la cura definitiva y muchas almas sean dignas, en este día, de recibir la Misericordia de Mi Hijo.
Recuerden que a través de vuestros ejercicios de caridad estarán abriendo la Fuente de la Misericordia.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los hace conocer una realidad desconocida por muchos.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos míos:
La misión en África recién comenzó, por eso vuestro espíritu de unidad y amor debe ser más fuerte que vuestras diferencias. Pronto ingresarán a la nación de Ruanda, altamente golpeada por el error y la muerte, eventos sucedidos 10 años después que Yo intenté evitar una masacre continental.
Por eso, hijos Míos, fueron llamados para colaborar conscientemente en la liberación y perdón del sufrimiento ocasionado a los ruandeses durante estos últimos años. A través del corazón misionero de todos los que sirven al Plan del Redentor, vuestra Madre Celeste se introduce en el continente africano por segunda vez y, a través de los misioneros de la Paz, Mi Corazón podrá llegar a todos ellos.
Mis hijos misioneros en esta nación no solo verán el resultado material de todo lo que fue gestado por Mi adversario, también encontrarán en los rostros de sus hermanos las secuelas de la degeneración de la cultura y de la fraternidad.
Pero la victoria de Mi Corazón Inmaculado se logrará mediante la ayuda amorosa y abnegada de todos. Por eso, la oración del corazón de todos los misioneros consagrados será la puerta de entrada al Reino de Dios.
Vuestra Madre Santísima ya está descendiendo sobre la nación de Ruanda para impartir nuevamente el espíritu de la paz y de la restauración espiritual a las consciencias.
Hijos Míos, será importante que todos estén bien unidos de alma y de corazón, como también será importante que vuestras ideas y diferencias no prevalezcan entre los grupos que son congregados para servir por el espíritu de la misericordia.
Hijos amados, no abran las puertas a Mi adversario; él intentará hacer temblar vuestro suelo, pero recuerden que la fortaleza de Mi Corazón siempre los socorrerá en cualquier perdición.
Sigan los pasos que les pido. Pronto visitarán el santuario de Kibeho, donde la fe de todos Mis hijos de Ruanda expresa una sincera recuperación de la sociedad y de la dignidad humana.
Mientras Mi plan en África, especialmente en Ruanda, Uganda y Congo, comienza a proyectarse en el corazón de los servidores, Yo les pido que busquen la esencia de la unificación, eso los protegerá de ustedes mismos y evitarán perderse en las cosas superficiales.
Mis hijos misioneros ya ingresan en el primer ciclo de la purificación a través del servicio transmutador, pero Mis manos los sustentarán.
Les agradezco por responder a Mi llamado por la paz.
Los lleva hasta el corazón de Ruanda,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
En vísperas de la Fiesta Anual de la Divina Misericordia, día santo en el cual ustedes se encuentran en cenáculo y oración, deseo que difundan a todos Mis hijos la importancia de vivir el Día de la Divina Misericordia que Mi Hijo instituyó para el mundo.
Hijos, vengo para todos, para los pecadores y fieles, para los conscientes y para los ignorantes de corazón; vengo en nombre de Mi amado Hijo para toda la humanidad.
El día de la Fiesta de la Misericordia será dedicado, de manera especial, a todos ustedes y a todos aquellos hijos Míos que participen en ese día. Desde donde se encuentren, si comulgan y piden perdón, haciendo un acto de reparación y rezando con devoción la Coronilla a la Divina Misericordia, serán absueltos de las deudas graves que los han mantenido presos de la involución y así, recobrarán un espíritu de fe y fuerza interior para los tiempos que llegarán.
Esos hijos Míos tendrán la Gracia de ayudar espiritualmente a sus familias y seres queridos a través del acto de la Comunión en el Día de la Misericordia; y Mi Hijo, desde Su Reino, impartirá una Gracia de salvación, nunca vista en los últimos 50 años, a todas las almas pecadoras.
¿Por qué es importante que todos celebren Conmigo el Día de la Divina Misericordia?
Porque haciéndolo consciente en sus vidas, permitirán que atributos como la redención y la conversión toquen los corazones de los no creyentes y, sobre todo, los pecadores e injustos reciban la última tabla de salvación, que será la Divina e Insondable Misericordia.
El universo se prepara y ustedes también, y los ángeles derramarán los dones sobre aquellos que comulguen en nombre de todos.
Durante ese día habrá una expiación universal a través de la Misericordia que Cristo derramará sobre el mundo y sobre las almas que especialmente celebren ese día de gloria y de resurrección espiritual para todos.
Por esta causa, deseo que el 13 de abril, en el Centro Mariano de Aurora, sean levantados dos altares que estarán representando a Jesús Misericordioso y a su Madre Divina. En honra a la victoria que Mi Hijo alcanzó, deseo que coloquen guirnaldas de color sangre y agua, y que decoren no solamente el altar, sino también la sala en donde Jesús y María descenderán ese 13 de abril para dar una bendición especial al mundo y una expiación centenaria de todas las deudas cometidas contra el Sagrado Corazón del Padre Celestial.
Si Mis hijos se unenen esfuerzo y amor para preparar la casa para su Señor, los ángeles comprenderán que podrán trabajar ampliamente sobre la consciencia planetaria.
En el Día de la Divina Misericordia, su Dios estará atento a las súplicas e intenciones de todos Sus Hijos. Así, ustedes podrán ingresar en el océano de las Gracias y muchas posibilidades de despertar y de arrepentimiento brotarán de los corazones.
Queridos hijos, los esperamos a todos ese día.
¡Les agradezco por responder a este importante llamado!
Los prepara para el Día de la Misericordia de su Señor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Todo lo que ven en el mundo, en este tiempo, es el grave resultado de la autodestrucción de la vida espiritual de la humanidad. Son pocas las cosas que hoy se preservan espiritualmente en el consciente de la humanidad; por eso, la ayuda del Cielo al planeta es inmediata y urgente, para evitar que más consciencias vayan por el camino del error.
Por eso, hijos, Su Madre Celeste contempla con Ojos de Compasión y de Misericordia todas estas situaciones; y ora, esperando que, algún día, sus consciencias despierten al Llamado de Dios.
Queridos hijos, ante la inmensidad del universo que los rodea, Su Madre Celeste le implora a Su Hijo que derrame Su Infinita Misericordia, para que al menos las esencias y las almas sean liberadas del mar de la confusión y de la ceguera, efectos de una vida materialista e impune.
Pero ahora, el Universo envía a la Madre del Mundo como Mediadora espiritual, para que los corazones reciban la última Gracia de entrar en el Reino de Adonai y no dejen de conocer la grandeza de Su Amor Paterno.
Hijos, ese Amor es el que ha permitido, por la Gracia invencible de Mi Hijo, desterrar de muchas almas las influencias de Mi adversario.
Por aquellos que se pierden, solo basta orar y esperar que un toque de Gracia Divina llegue a sus corazones.
Recuerden, la oportunidad es para todos Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los mantiene en Su Regazo de Luz,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
La negligencia ha llevado a la humanidad entera a tener acciones y actitudes contrarias al Plan del Creador, porque por detrás de cada estado interior, conocido o desconocido por ustedes, se encuentra un motivo que no está de acuerdo a la necesidad del Plan Mayor.
Por eso, hijos, su Madre Celeste, Madre de la Justicia de Dios, viene al mundo para desterrar estos estados que llevan al camino del error y del estancamiento del espíritu en cada ser.
Atentos a todo, abiertos a escuchar lo irreconocible y simples para recibir la instrucción del Cielo y de la Tierra; ustedes, Mis hijos, podrán percibir los diferentes grados de la condición humana y de su decadencia a lo largo de los tiempos.
Pero para que ese patrón de conducta, que fue gestado como algo normal, pueda cambiar, la constancia y el esmero en descubrirse a sí mismo serán las llaves que abrirán la puerta para poder liberar todas las condiciones humanas.
Para formar parte de la nueva sagrada familia de la humanidad, aunque estos estados internos y ocultos actúen y se manifiesten por sí solos, sin posibilidad de mantenerlos neutros; la oración, la instrucción y la perseverancia por encima de ustedes mismos, los ayudarán a encontrar el camino del vacío de sí, a pesar del gran desierto que enfrentan en estos tiempos.
La hora de su purificación marcará el momento de poder limpiar y curar todas estas cosas que como la negligencia, hasta los días de hoy, llevan a la humanidad por el camino incierto de una ilusión “renovadora y deseada por muchos”.
El manto de la humildad los protegerá de todo y sepan, hijos Míos, que en el momento de percibirlo todo, Yo estaré desde el Cielo alentándolos a la liberación de sí y a que reposen en los brazos de Mi sagrado recogimiento.
Cuando comiencen el camino de su purificación, será la hora de poder redimir todos los hechos y todas las acciones que ya no son parte de una vida santificada en el Señor.
Su unión inmediata y su amor al prójimo, a pesar de las diferencias, los harán libres y dichosos para recibir la Gracia del Reino de Dios. Pero mientras su búsqueda de todo lo que está equivocado queda visible ante los ojos internos de los valientes, no se desanimen hijos, esta escuela que viven promete la inserción en el camino espiritual del corazón, en el camino crístico de Mi Hijo amado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los instruye, en consciencia y amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
¡Alabado sea Jesucristo, en sus seres y en todas las almas del mundo!
Hoy deseo llamarles la atención sobre un punto importante que les habla del espíritu de la pacificación y de la mansedumbre, virtudes que Mi adversario desconoce por completo y por las que ni una pequeña pizca del mal puede sembrarse en el alma que vive esas santas virtudes.
Por eso, hijos, su paz y su mansedumbre los hará más humildes y al mismo tiempo más libres de ustedes mismos, para que puedan servir bajo el fuego del servicio y de la plenitud.
La falta de paz y de mansedumbre en las almas del mundo, las hace distanciar muy lejos del espíritu de la premeditación que los lleva a la sagrada sabiduría.
Hoy, por amor a Dios y a sus hermanos, observen cómo se encuentra su trabajo perpetuo con la mansedumbre.
Imiten a Mi Hijo. Hace pocos días vivieron, de corazón, el espíritu profundo de Su Pasión. Así, hoy podrán comprender que sin paz y sin mansedumbre no existe la humildad necesaria y urgente para estos tiempos.
Como su Madre Celeste, vengo para ayudarlos a crecer en el Amor de Dios y, a partir de ese Amor Divino, que puedan dar los pasos en el vacío de sí y en el despojamiento de los viejos patrones de una humanidad precaria y desorientada.
Hijos Míos, no será necesario que se martiricen a sí mismos con sus pensamientos e incertidumbres, por no ser humildes y agradecidos. Acepten la mano que se extiende hasta ustedes desde el Reino de los Cielos y así, vivan los nuevos atributos que reformarán a la Tierra entera.
Aunque muchos de Mis hijos no perciben que están tan separados de la esencia del amor humilde y de la mansedumbre, Mi adversario les hace creer que ya los viven y, en verdad, es toda una ilusión.
Por eso, recen y pídanle a Dios que destierre de sus corazones toda arrogancia y orgullo, serpientes rastreras que los llevarán por los abismos del mundo, lejos del paraíso de Nuestro Señor.
El primer paso será dado verdaderamente cuando reconozcan su falta de paz y de mansedumbre. Con la ayuda del Ángel de la Guarda, podrán renovar sus caminos y serán llamados para ingresar, decididos, en Mi escuela de los nuevos discípulos de Cristo.
De esa forma, recuerden, hijos amados, que el momento de su purificación ayudará en la recuperación de la inocencia que la humanidad negadora perdió por haberse separado de la Misericordia de Dios.
¡Les agradezco por responder a mi llamado!
Los ayuda a encontrar la esencia del verdadero Amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Después de que vuestros espíritus resucitaron en Cristo, no podrá existir entre ustedes y Mi Hijo ningún viento contrario que pueda derribar esta unión perfecta que han hecho con Jesús.
Pero Mi adversario, que es astuto y controlador, somete a los corazones al punto de acorralarlos más allá de sus cuestiones y problemas. Pero los corazones que moran en el Corazón del Señor no serán sometidos por la astucia del mal.
Hijos, el amor cultivado en vuestros seres por vuestros semejantes los deja libres de cualquier situación y fricción que Mi adversario crea entre las mentes que no están unidas al Amor de Dios.
En este día, reconozcan que los tiempos críticos llegaron y que, todo lo que está por debajo del Universo Espiritual de vuestro Padre Celestial, será purificado y transmutado por los rayos que esparce Su Corazón por todo el Cosmos.
Reciban de Mi espíritu la bendición sacratísima, aquella que los hará invencibles, siempre y cuando recuerden profesar el sacramento de la comunión y el estado interno de la oración luminosa.
Queridos hijos, el momento actual marca un antes y un después; de lo que fueron ya no podrán recuperar nada, y de lo que todavía no son no podrán esperar resultados propios. Vuestra consciencia y vuestra materia están en constante transmutación, llevados de las manos por el principio de la purificación permanente.
Cuando a cada uno le llegue la hora de la purificación contará con Mi guía maternal, para que evite confundirse y salir por el camino contrario. De esa forma, la ley de la purificación les permitirá, cuando sea vivida en paz, que puedan encontrar nuevas escaleras de consciencia y, así, ascender en confianza al Reino de Dios.
No teman, la resistencia interior será la primera muralla que deberá romperse; pero si vuestro amor fuese pacífico y pleno, toda estructura se disolverá, y les prometo que en ese momento serán más libres que las aves del cielo.
El tiempo está indicando una preparación interior, pues ahora la escuela de la oración que yo les enseño permitirá trascender cualquier dificultad, y cuando estén libres de las prisiones humanas, hallarán el recinto del templo sagrado que vive eternamente en vuestros corazones.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice bajo la esencia del Santo Espíritu.
Vuestra madre María, Rosa de la Paz
Que hoy reine la paz entre los hombres y Dios, porque habiendo resucitado el Salvador en el corazón de los simples, nuevamente la Luz vence al mundo y el Reino de Dios tiene Su victoria sobre los enemigos, llevándolos a la rehabilitación para después vivir la redención del corazón.
Queridos hijos, los ángeles cantan en coros: ¡Aleluya! Jesús resucitó entre los muertos y estableció la Voluntad Suprema en las consciencias que estaban perdidas.
Por eso, hijos, vivan este día como un día de redención y de liberación interior. Cristo salió del sepulcro para demostrar que el Espíritu eterno nunca muere y que silenciosamente actúa en los corazones que lo acogen con gran humildad.
Eleven las manos al Cielo y den gracias al Creador por haber enviado al Redentor de todas las eras y de todos los siglos; porque ustedes habiendo reconocido y aceptado que Jesús resucitó en Su mayor Gloria, han abierto las puertas de Su Misericordia para que llegue a sus semejantes.
Queridos hijos, reúnanse en constante alabanza y permitan que Dios Creador participe en Gloria de la obra que ha hecho Su amado Hijo.
Ahora que sus cadenas se rompieron y sus almas se liberaron del naufragio, vean frente a ustedes el nuevo puerto que los recibe para comenzar a recorrer nuevos caminos, los caminos del Señor.
Su unión con Mi Hijo los hará fuertes y al mismo tiempo los ayudará a encontrar el camino de la santa humildad.
Revelen al mundo su rendición y sepan, hijos Míos, que su Madre siente gozo y alegría, ya que muchos corazones pudieron reconocer al Salvador como el único Maestro y Redentor.
Rehabilitados por este domingo de Resurrección, crucen las puertas de la nueva consciencia y, a través de su escuela de purificación, renuncien a lo que sea, esperando en silencio todo lo que Dios con Su Amor les enviará.
Así, queridos hijos, sean dignos en el Señor y dichosos en este día de gran resurrección planetaria para todas las almas perdidas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los encuentra en júbilo, en este día de resurrección espiritual,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras Jesús nuevamente se prepara para resucitar en espíritu dentro de la consciencia de cada ser que se abra para vivir la redención, vuestra Madre Celeste ya se encuentra al lado del sepulcro esperando, en oración y vigilia, que el Redentor y Rey de reyes libere a las almas presas de la condenación y del martirio.
Por eso, hijos, como las santas mujeres de Jerusalén, aquellas que fueron absoluta e incondicionalmente fieles al Maestro, Yo los invito hoy a imitarlas, para que en los momentos en los que la humanidad viva su peor infierno siempre exista, dentro y fuera de ustedes, una chispa de luz y de esperanza, esencia que reforzará el espíritu de los autoconvocados.
El Maestro reposa en Su lecho, rodeado por el incienso y las flores violetas y ungido por los aceites de luz que restauran Su Cuerpo martirizado. Su Espíritu, en estos tiempos, trabaja ampliamente y combate, junto a los ejércitos angelicales, todas las expresiones del mal.
Hijos, prepárense, vigilen y sigan orando para que el Redentor de almas, fuera del sepulcro, los encuentre bien despiertos y entonces ponga fin al cautiverio humano.
Queridos hijos, como las santas mujeres, esperen la resurrección de vuestro cristo interior, el que a lo largo de los años fue oprimido, negado, juzgado y sometido a las fuerzas de la distracción, del descontrol, del deseo y de la superflua vida materialista, impidiendo que él despertara. Actúen inteligentemente y abandonen la prisión en la cual se colocaron. Vuestros cristos internos resucitarán por segunda vez, después de haber soportado todos los horrores de una vida de ilusión, vacía de espíritu y de amor.
Por eso, hijos, prepárense antes que llegue el gran momento de la purificación de sí mismos, cuando vuestros espíritus internos ya deberán estar fortalecidos por el fuego de la oración, del servicio y por la confirmación permanente al Plan de Dios.
Ya no hay más nada para hacer, solo esperar la resurrección de Cristo dentro del sepulcro de vuestros seres.
Atentos a Su llegada, cantarán aleluya dando gracias a Dios por haber tomado consciencia de cuánto tiempo perdieron en la vida material. Y por aquellos que aún están presos entre las cadenas de la tentación y de la lujuria desenfrenada, recen, porque por vuestro acto y oferta de amor, Cristo también intentará ir al encuentro de los perdidos.
Hoy es Sábado de Aleluya, los ángeles ya cantan: ¡el Salvador resucitó!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los espera fuera del sepulcro para la resurrección del Señor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En este gran día, en el cual el mundo recuerda la crucifixión de Mi Hijo, deseo que ningún alma sea martirizada por las manos de sus propios hermanos, porque eso ha llevado a la pérdida de la inocencia interior de los seres.
Queridos hijos, para poder detener esta ola de flagelaciones, ultrajes y martirios de hermanos contra hermanos, hoy los invito a revivir conscientemente el sacrificio de Nuestro Señor como un hecho que jamás deberá repetirse en esta civilización.
Y como esto sigue sucediendo de otras maneras, que son ocultas a los ojos de muchos, yo vengo a rogarles que se detengan y ya no lastimen más. Tampoco sometan la vida que se está generando en los vientres de las madres, porque allí un alma escogida debe nacer a la luz que la llama.
Hijos, recen, recen mucho, y ofrezcan vuestras acciones y ejercicios diarios a Dios como una preciosa oración, así ayudarán a reconstruir espiritualmente todo lo que ha sido destruido por las manos de los hombre ingratos.
Hijos, vuestra Madre Celeste acompaña al mundo entero, el cual enfrenta, más que una pasión, una consecuencia que en ciertos casos parece irreversible. Por eso, con amor materno los invito a vivir hoy la crucifixión de Jesús como parte y esencia de vuestras vidas, porque vuestras pequeñas almas, al alcanzar esa unión interior, permitirán que códigos del Cielo sean derramados sobre la esfera planetaria bajo la intervención de los ángeles celestes.
Queridos hijos, aunque vuestra propia cruz parezca pesada e insoportable de cargar, recuerden que Mi Amado Hijo llevó sobre Sus Espaldas el mayor pecado y la mayor negación que ustedes pueden imaginar. Por eso, en entrega absoluta e inmediata, ingresen en el calvario y acompañen a los Mensajeros Celestes en esta transición que aún no acaba.
Hijos Míos, será a través de la aceptación incondicional de vuestra propia cruz que todas las cruces de los ingratos serán aliviadas y así, algún día, resucitarán a la conversión espiritual.
Muchos recuerdan el día viernes de crucifixión, pero pocos consiguen penetrar este sagrado misterio de amor que vivió Mi Hijo.
Ustedes, más conscientes de la Pasión de Cristo, ayuden a renovar ese momento con vuestra fe y, con el entusiasmo de siempre, acompañen al Señor a donde sea; de esa forma la humanidad entera reverenciará este día como algo sagrado y no lo considerará un día común como lo ha hecho hasta ahora.
Esto es así por la falta de consciencia y de amor a lo que Mi Hijo ofreció por todos.
Por eso, año a año son llamados a vivir y a repasar la Pasión del Señor; solo a través de Él hallarán la fuerza interior necesaria para traspasar el final de los tiempos, para el cual muy pocos están preparados.
Les agradezco por responder a mi llamado.
Los acompaña en el principio de este calvario interior,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
En cualquier parte de la Tierra en donde un alma celebre hoy junto a Mi Hijo la Última Cena, recibirá la Gracia de la transformación de su ser. Así evitará, en los tiempos que vendrán, desviarse del camino que Mi Hijo le ofreció desde el principio.
Por eso, en este día, sean testigos del gran acontecimiento universal al cual son llamados a participar y, de esa forma, dar el “sí” al Padre Celestial.
Es importante, hijos, comprender que cuando todos los años se celebra la memoria de la Última Cena de Jesús con Sus Apóstoles, nuevas puertas de redención, de misericordia y de rehabilitación espiritual se abren para todos aquellos que desean de alma y de corazón atravesarlas; detrás de ellas hallarán el sendero de la reinserción en el camino de la cristificación.
Por eso, queridos hijos, una vez al año, cuando es celebrada la Sagrada Cena del Señor, el Universo se dona por entero y todas las leyes universales se detienen para que la Misericordia alcanzada por Mi Hijo pueda derramarse sobre todo aquello muy impuro y que parece irreversible.
Despierten a este momento en el cual, todos ustedes, como dignos Hijos de Dios, serán depositarios de los mismos dones que permitieron cumplir la misión redentora del Hijo de Dios.
Hoy abro Mis brazos y vuestra Madre Celeste los recibe en Su Corazón Inmaculado, invitándolos a renovarse y a confirmarse en la misión que el Padre Eterno les confió por medio de la vivificación de la Pasión de Mi Hijo.
En este tiempo, ustedes son llevados a comprender los misterios del Universo a través de la voz de los Mensajeros Celestes. Por eso, con espíritu de regocijo, eleven vuestras súplicas a Dios y reciban en este día de la Sagrada Cena las llaves que el Maestro les dejará para que, cuando llegue la hora, ustedes abran las puertas que los conducirán al Paraíso de Dios.
Mientras estén en este mundo, mucho deberá ser hecho en nombre del Señor para que al menos algún alma más reciba la oportunidad de despertar al Universo Infinito que la aguarda. Eso, hijos Míos, será posible a través de vuestra consagración y búsqueda constante de permanecer fundidos dentro de ese Gran Infinito que es la esencia del Amor de Adonai.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los reúne en este día en torno a la Mesa Sacra de Jesús,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, comienza en sus vidas una oportunidad interna de poder recorrer un camino nuevo, que es posible a través del sacrificio de Amor que Mi Hijo realizó por todos ustedes.
En el comienzo de esta Sagrada Semana, Yo los llamo a ingresar profundamente en la esencia de cada una de las estaciones del Via Crucis. Así, ustedes, durante esta semana, podrán penetrar el misterio infinito que le permitió a Mi Hijo concretar la salvación de la humanidad.
Pero, como Su Madre de los Dolores, aún veo el martirio que muchos hijos Míos viven en este tiempo, martirios que son ocasionados por las ideas de Mi adversario y que llevan al pecado mortal a muchas almas prisioneras del abismo infernal de este ciclo.
Pero Yo, como Su Madre del Cielo, les traigo la Luz de Mi Gracia para que crean que, a pesar de todo, es posible vencer el miedo y alcanzar la victoria del Amor, más allá de los enemigos.
Deseo que esta Sagrada Pasión de Jesús sea ofertada al Creador por todos los corazones heridos, principalmente, por aquellos que no encuentran ni siquiera el consuelo interior.
Ante la gravedad de las cosas que suceden en la humanidad, sus pruebas son pequeñas frente a la inmensidad de los pecados y de los ultrajes que cometen los hombres de la Tierra.
Por eso, hijos Míos, que sus corazones se animen a alcanzar las esferas celestiales a través de la contemplación de la Pasión del Señor; así, comprenderán la grandeza de la Misericordia de Dios en estos tiempos.
Queridos hijos, Su Madre Celeste los llama a la preparación mediante la oración. Así, un escudo invencible de Luz surgirá en sus manos y ese escudo de oración los protegerá de los engaños de Mi enemigo.
En este día, en el que sus almas son llamadas a caminar al lado de Jesús, reciban de Mi Corazón la fortaleza necesaria para poder trascender el fin de este ciclo.
Su constante purificación cesará y no será necesario vivir más sufrimientos. Pero, para eso solo bastará la premisa de que las almas acepten la transformación, a través de la Fuente de la Misericordia que les está siendo ofrecida a todos. Así, harán triunfar también Mi Proyecto de Paz en el mundo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los lleva hasta el Calvario del Señor,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más