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Vengo en nombre de Mi Hijo para darles las gracias por sus súplicas, por medio de la novena que están realizando al Castísimo Corazón de San José.
He venido desde el Cosmos a decirles esto para que sepan que su Madre Celeste está con ustedes, así como está con el mundo, tan necesitado de Amor y de Luz.
Yo vengo a hacer resplandecer sus vidas por medio de la oración, para que se vuelvan columnas de Luz para este mundo y lleven esa Luz al mundo en donde más se necesita, en donde más claman.
Les agradezco por esta novena, porque las puertas se están abriendo y los corazones están consiguiendo ser sinceros.
Por más que no comprendan en profundidad el Propósito de Dios, su Madre Celeste, por medio de Su Amor, les hará comprender todas las cosas con simplicidad y humildad.
Por eso, sigan orando hasta el término de la Novena de San José, para que también el Castísimo Corazón pueda impartir Sus Gracias sobre Europa y África.
Grandes son las necesidades planetarias, muchísimas son las emergencias en estos tiempos.
Les pido, hijos Míos, que sigan orando por la Paz en las naciones, como vienen haciéndolo: semana tras semana, cuenta por cuenta y corazón con corazón, encendiendo esa Luz de Mi Amor en el mundo por medio del poderoso Rosario.
Con todo esto Yo les pido que continúen adelante, para que puedan seguir renovándose a través de los tiempos, a pesar de que cosas gravísimas suceden en el mundo.
Mi confianza, hijos, está en ustedes, en cada momento de oración que ofrecen a Mi Corazón Inmaculado, para que heridas profundas e internas puedan ser disipadas del Corazón de su Madre, y así, del corazón de Sus hijos, que buscan la paz.
Vengo a su encuentro con todas las estrellas del Cosmos. Vengo a visitarlos con grandes Consciencias angélicas para desatar los nudos de estos tiempos, para que las almas encuentren la paz, vivan el espíritu de la solidaridad y de la cooperación con los semejantes, sabiendo que todo podrá ser superado en el Amor. No hay otro camino.
Mientras el mundo no aprenda a amar, no existirá paz. Mientras más se animen a practicar el ejercicio del amor del corazón, mayores posibilidades existirán para que millones de almas aprendan a vivir el camino del Amor.
Por medio de esta escuela de oración que viven Conmigo todos los días, especialmente en la oración por la Paz en las naciones, todas las cuentas que son realizadas y ofrecidas conceden Gracias inexplicables al mundo entero; cosas que tal vez no verán en este tiempo, pero sí verán suceder en el futuro cercano, cuando su Madre Celeste ya no esté más a su lado para visitarlos y solo esté en el Cielo, deseando ardientemente que vivan Mi instrucción, la instrucción de Mi Hijo y la de San José, para que esta Obra continúe adelante, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Mientras tanto, hijos Míos, los invito a seguir amando de verdad, a colocar el amor en práctica en cada detalle, como con cada hermano que se aproxime a sus vidas buscando un poco el amor reparador, buscando un poco el amor curador y consolador, que solo brota de la Fuente del Espíritu Santo y de las almas que se coligan con Él.
La Obra que realizará su Madre Celeste en Europa será importante. Por eso, cada colaboración es imprescindible, por más pequeña que parezca. Pero Yo sé que hay almas que pueden ayudarme más y saben que es verdad lo que les digo.
La Madre de Dios no ostenta riquezas, sino el bien para todos Sus hijos, independientemente de su nación, religión o creencia.
Quiero que aprendan hijos Míos, junto a Mí, que todos pueden ser uno, porque alcanzando esa unidad espiritual, Dios estará en ustedes y ustedes estarán en Dios viviendo en Su Reino; a pesar de los acontecimientos de estos tiempos, de las purificaciones o de las pruebas.
Yo los invito todos los días a ser parte de la Gran Hermandad, la Gran Hermandad que está en el Cielo y también aquellos que están en el interior del planeta y que con su silencio llevan adelante grandes Obras en el mundo por la liberación del planeta y de la humanidad, por la redención de los corazones, por la Paz en todos los pueblos.
Yo los invito todos los días a coligarse a esa gran Hermandad y a seguir encendiendo en sus pechos la Estrella Confederada, la cual los llevará por el camino de la Luz, de la ascensión y del bien.
Leyes muy profundas y desconocidas del Universo podrán transformar sus vidas y las vidas de sus hermanos y ya no será necesario, hijos Míos, sufrir. Quiero que el dolor y el sufrimiento terminen en el mundo. Quiero que las almas conozcan la verdadera alegría de servir a Dios. Lo que Yo llamo “felicidad espiritual”, que no está en este mundo sino en el Universo, en la Vida Universal y en el Conocimiento; en la fe, en el servicio y principalmente, en la gratitud.
Quiero llevarlos, queridos hijos, al Reino de Dios todos los días, para que ustedes se animen a traer el Reino de Dios a la Tierra y muchas, muchas más cosas en el mundo sigan transformándose.
Este es el deseo ardiente de su Madre Celestial, de su Madre humilde y servicial, incansable y eterna, que viene a llamar a Sus hijos a través de los tiempos para que más vidas despierten hacia su verdadera vida espiritual.
Mientras esto no suceda, Yo seguiré viniendo al mundo. Yo seguiré impulsando el despertar de las consciencias, respondiendo al pedido de Cristo y del Padre Celestial; con ustedes y en ustedes. Yo podré, como Madre, hacer muchas cosas más.
Aún hay mucho por hacer, hijos Míos. Hay mucho por materializar y expresar dentro de esta Obra de Amor y de Redención planetaria que recorre el mundo y las naciones, solo para sembrar la Paz y la esperanza.
Hoy traigo el Rayo de la esperanza al mundo, para que las almas lo puedan reconocer y vivir. Sabiendo que cada uno de Mis hijos tiene tantas virtudes y dones para servir a Dios, para poder despertar y reconocer en sí lo que ni siquiera las almas saben completamente.
Por eso, Yo los vengo a impulsar y a motivar, al despertar sus talentos, virtudes y dones. Porque Cristo vendrá a llamarlos y les pedirá sus virtudes y talentos, así como todos sus dones, para que estén al servicio de Él en el momento de Su gran Retorno al mundo.
Ustedes, hijos Míos, son llamados como su Madre Celestial, a ser mediadores del corazón y de la palabra; a buscar en todas las cosas y en todos sus hermanos el espíritu del bien; a ver el bien en sus hermanos y no el mal; lo que es positivo, radiante y elevado en cada consciencia que guarda en sí el Cristo interno.
Promuevan en este tiempo el despertar del Cristo interior y el planeta será repoblado de sublimes energías divinas, que serán atraídas por los hijos de Dios, no solo como columnas de Luz, sino también como espejos de Su Divina Consciencia.
Los invito, hijos Míos, a recrear juntos este planeta y esta humanidad. A re-enseñar el camino del amor y del servicio por medio de las misiones humanitarias, de las peregrinaciones, de las corales, de todo lo que pueda expresar el Amor de Dios en el mundo.
Por eso, esta Obra es para todos y es más amplia de lo que parece y de lo que es. Ustedes, hijos Míos, tienen la llave de Mi confianza para poder hacerlo, siguiendo los pasos de la Jerarquía Espiritual en la obediencia y en el bien, para que todo se mantenga en su camino así como Yo espero ardientemente que se cumpla.
Vengo a agradecerles en esta noche, por su colaboración amorosa, a todos aquellos que están gestando por medio de la oración y de la colaboración, la próxima misión de paz en Europa y África.
Ni siquiera saben, hijos Míos, todo lo que sucederá en ese continente y todo lo que los Mensajeros Divinos harán en cada nación que visitarán, así como en cada lugar al que irán para sembrar la Paz y la Misericordia que ustedes han tenido la Gracia de conocer en los últimos tiempos.
Los invito, por medio de la colaboración y de la construcción de esta próxima misión, a seguir siendo orantes y misericordiosos con los que son más ignorantes, que están distraídos y muy ilusionados con todo lo que les ofrece el mundo.
Todo lo que hagan en la Tierra también lo estarán construyendo en el Cielo. En el último día de sus vidas sabrán y tomarán consciencia de todo lo que hicieron por amor a Dios.
Todo lo que tejen en la Tierra también lo tejerán en el Cielo, y el Universo tendrá memoria de sus acciones y de sus obras de bien por la humanidad.
Hoy Me elevaré al Cielo en profunda tranquilidad, sabiendo que Mis hijos han comprendido, más allá de las palabras, el llamado del Cielo.
Sean propagadores del bien que hoy les traigo, para que el planeta sea colmado de Luz y de Misericordia, hasta que los Mensajeros Divinos terminen de cumplir Su Misión en la humanidad.
En esta noche, quiero que sus corazones, hijos Míos, sean revestidos de esperanza para que la cura se establezca en la humanidad, el bien llegue a muchas más vidas en el mundo y sean tocadas por la Gracia de Dios, por Su Misericordia Infinita.
Vengo a traer la Paz, no solo al Brasil, sino también al mundo. Este encuentro ha ayudado para que eso suceda.
En el Amor y el Bien, Yo los bendigo.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Que este lugar siempre se revista de esperanza, para que la esperanza transforme al mundo y todas las consciencias sean tocadas por el Rayo de la Esperanza de Dios.
¡Les agradezco!
Con amor concentra tu mirada sobre Mí y contempla la humildad del Amor Misericordioso de Dios, hecha consciencia, alma y divinidad en constante oferta por las almas de la Tierra.
Vislumbra, a través de Mis Ojos, el Paraíso celestial de Dios y cómo los Rayos de Mi Misericordia son la nueva Aurora que despuntará gloriosa y sublime en el fin de estos tiempos.
Intenta por todos los medios encontrarme en tu camino; sentir Mi Presencia incondicional en cada oración como en cada servicio prestado.
Escucha en el silencio de la Adoración el latir de Mi Corazón sincero y siente el poder de Mis Palabras en todo lo que pronuncio, así como en todo lo que decreto.
Quédate adentro del Reino de Mi Corazón y celebra con los ángeles la comunión perfecta con todo lo que es superior y proviene de Dios.
No dejes atrás Mis pasos. Más bien, fija tu mirada en las sagradas huellas del Maestro marcadas en Sus Mensajes como en Sus testimonios de Amor Redentor.
Quédate en la Presencia del Señor y haz resucitar la vida planetaria para que algún día todo sea renovado.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Cuando Dios anuncia Sus designios y revela Su Voluntad, pídele la Gracia de saber responder a Su Llamado.
Hijo, colócate siempre delante de los Planes de Dios con humildad. ¿Quién eres tú para analizar la Voluntad Divina y evaluar si esa Voluntad se corresponde o no a tu vida?
Estos son tiempos de definiciones y tú ya lo sabes. Por eso, coloca tu cabeza en el suelo, así como el ansia de todo saber, de todo comprender y de todo controlar, y ábrete al misterio de estos tiempos que te lanza a lo desconocido, no solo exteriormente, sino también internamente.
No te aferres a lo que ya sabes de ti. No te quedes solamente consolidando lo que eres y la memoria de todo lo que ya hiciste por el Plan de Dios y por el planeta. Hoy todo debe ser nuevo y mañana todo deberá renovarse.
Ingresa con tu corazón en el ritmo de los nuevos ciclos y deja que Tu Padre y Creador haga emerger de ti aquel potencial que hoy te es oculto. Lánzate a lo nuevo, lánzate al servicio, lánzate a la superación y no temas el cansancio; no temas la fatiga, no temas el resultado de la obra que el Padre realiza en ti, porque solo Él, que te creó, sabe la verdadera razón de tu existencia y puede conducirte a ella.
Pregúntale al Padre porqué y para qué Él te creó y deja que Su respuesta resuene dentro de tu corazón. No temas saber Su Voluntad y caminar hacia ella. No temas deshacerte de tus planes y abrazar algo superior.
Recuerda, hijo, que después de manifestar Su Grandeza y el ápice de Su Gracia, el Hijo del Hombre vivió el rechazo y la incomprensión humana; padeció todas las resistencias de la condición retrógrada de la humanidad y les reveló la llave para la trascendencia de todas las cosas: el Perdón; el Amor y la Misericordia. Y para llegar allí cruzó la puerta de la humillación, de la superación y de la fe en Dios y no en sí mismo. Rindió Su Voluntad al Padre y, aun sabiendo que Su Corazón era partícipe de todos los Poderes y Dones de Dios, escogió la Voluntad de Su Padre y permaneció en la nada.
Tú, hijo, tienes el potencial para alcanzar muchas metas. Como criatura de Dios puedes hacer muchas cosas, pero Yo te digo: no hay nada más apreciado por el Padre, en este momento, que cumplas Su Voluntad, rindiendo la tuya; que vivas Su Misterio, rindiéndote a lo que te es conocido; que venzas tu miedo humano y que seas, para tus hermanos y para el mundo, un testimonio de la fe y del amor que nacen en ti.
Vive con alegría los Planes de Dios. Adhiere tu corazón a Su Voluntad e inspira a otros con tu ejemplo de fe. Porque hoy Dios te llama, ya no para que busques la espiritualidad para ti, sino para seas un puente de espiritualidad para el mundo.
Yo te bendigo y te invito a seguir los pasos y el ejemplo de Aquel que te guía.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Siente en tu corazón la certeza de poder estar en comunión con Dios, para que así Su Reino Celestial se exprese en la Tierra.
Siente en tu corazón Su insondable Misericordia, capaz de reparar las faltas más graves cometidas por los hombres.
Siente en tu corazón la alegría de servir al Plan de Dios y de ser parte de esa magnífica, pero desconocida, Obra de Amor.
Siente en tu corazón la confianza en el Infinito y en esa eterna y divina Presencia que es el Padre Celestial.
Siente en tu corazón el resguardo del Padre por medio de Su Palabra y de la manifestación del Amor de Su Reino.
Siente en tu corazón el camino que el propio Universo ha construido en ti, participando en cada momento de tu vida, así como en cada paso dado por tu consciencia.
Siente en tu corazón que jamás estarás solo, ya que siempre Su Divina Compañía complacerá la humildad del corazón.
Siente en tu corazón que eres parte del Nada en donde se encuentra el Todo, el origen de la Fuente y del Infinito.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo siempre triunfaré por encima de todo mal, porque la humildad y el cariño de la Sierva de Dios por todos Sus hijos es muy grande y desconocido.
Así seguiré pisando con Mis Pies a la astuta serpiente y la haré sucumbir en su propio infierno porque, así, nunca lastimará a Mis hijos.
Soy la Guardiana de las Puertas de los Cielos y en Mi Corazón proclamo la Voluntad de Dios y el advenimiento del retorno de Mi Hijo.
Soy la Sierva de Dios, incansable, la Señora de la Luz que con Sus siete espadas derrota al mal y no deja que él se aproxime a los corazones simples.
Porque la humildad de los corazones también salvará al mundo y hará triunfar en la Tierra al Reino de Dios, así como es victorioso en los Cielos.
Nunca piensen que los abandonaré. Al contrario, hijos, soy la Madre de todos, la que con Sus simples pies pisa la cabeza de la maldad y del engaño.
Deseo que más corazones estén Conmigo en este tiempo, que más almas despierten a su realidad espiritual.
Por esa causa están Conmigo al frente de la batalla para que, como Mis soldados, hagamos triunfar el poder del perdón y de la Misericordia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que tu alma nunca renuncie a encontrar el universo de la Humildad de Dios, porque así adquirirás discernimiento y sabiduría.
Busca unirte a la humildad en cada momento y ante cualquier persona.
Sé parte de esa Sagrada Humildad de Dios, la que hace lo más grande en algo bien pequeño, la que se esconde en lo más simple para tornarse, algún día, poderosa.
En la Humildad de Dios está toda la existencia.
Es así que tú, buscando esa humildad, aprenderás a caminar a través de ella hacia el destino de la entrega total y de la resignación ante las formas.
Busca de la humildad, la sana alegría de servir y de ser algo maravilloso para Dios por medio de ella; y así conquistarás, con libertad, los grados de amor que algún día volverán a esta raza libre de sí y de grandes obstáculos, ya que se habrá alcanzado la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo:
No busques el camino de la perfección fuera de ti, él está presente en tu universo interno.
El camino de la perfección se alcanza a través del servicio permanente, de la donación espontánea, de la unidad inquebrantable e inalterable con Dios. Busca este camino de perfección a través de tu esencia, que sabe cómo encontrarlo.
La perfección no es vanagloria. La perfección no es autorrealización. La perfección carece de prestigios y de reconocimientos.
En ti está la perfección, porque Dios se hizo humilde y pequeño para que Sus criaturas la conocieran.
El propio Cristo es modelo de perfección humilde y desinteresada para todas las almas.
La perfección no ostenta beneficios, ventajas o premios.
La perfección está llena del sacrificio y de la renuncia que los corazones pueden vivir todos los días.
La perfección no es sufrimiento, no es abandono, no es dolor.
La perfección tiene su propia ciencia y su propia autonomía, porque es parte de uno de los Dones de Dios.
La perfección no es reconocimiento ni tampoco es garantía.
La perfección es vacío de sí y entrega absoluta de todo, es dejarse estar en donde se debe estar, sin querer ni aspirar nada más para sí mismo.
Por eso, la perfección, como camino, es humildad, es reverencia, es sostén de los valientes y aliento para los oprimidos.
La perfección camina de la mano del amor, porque el verdadero amor siempre gana. El amor nunca pierde ni tampoco se preocupa. Por eso el amor es perfecto, porque es simple. El amor es incondicional y eso lo hace perfecto, pero no orgulloso.
La perfección es fe.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo, deja que en tu corazón se muestre el Corazón de Dios, para que sepas que no eres solo esa pequeñez humana en la cual te enredas todos los días sin saber cómo salir.
Deja que se muestre en tu corazón el Corazón Vivo de Dios, no solo para que vivas una experiencia espiritual, sino por una necesidad de emergencia que necesitas suplir para lograr estar sobre la Tierra.
¿Qué temes purificar, si para eso fuiste llamado a este mundo? ¿Por qué temes reconocer la verdad sobre ti mismo, si para este momento viviste toda tu evolución sobre la Tierra?
Viniste al mundo para curar tu espíritu, crecer y ser un milagro de conversión, no solo según los conceptos de la Tierra, sino para todo el Universo.
Ya sabes que el Infinito te aguarda. Ya sabes que debes tornarte algo nuevo y desconocido. ¿Por qué, entonces, no te rindes a lo que Dios tiene para ti?
Pequeño hijo Mío, alma en redención, deja que se cumpla en ti lo que Dios pensó. Ya sea en la humillación o en el engrandecimiento, ya sea en la soledad o entre las multitudes, abraza lo que Él diseñó para tu vida, porque todo es para que Su Voluntad se cumpla.
Ya sea entre los hombres o solo, contigo mismo, deja que emerja de tu corazón el Corazón de Dios que habita en ti. Haz el ejercicio y vive la Gracia de sentir la Presencia de Dios en tu interior, porque Él es quien te dará la fuerza para estar entre las multitudes o en la prueba del Getsemaní. Él es quien te dará la humildad para cuando seas aclamado y honrado, y para cargar la cruz con el mismo amor y el mismo vacío interior.
Es Dios, hijo, en tu corazón, quien vivirá cada prueba, así como cada triunfo. Él es quien se renovará a sí mismo por medio de tu corazón. Pero si tú no crees y no vives eso, estarás solo en este mundo con tu condición humana, sin saber a dónde ir, aunque el camino se revele en tu propio interior.
No quieras estar solo contigo, sino con Dios. No quieras ser tú mismo, sino una expresión del Padre.
Cristo, hijo, alcanzó todo lo que alcanzó porque Él era Uno con el Padre y lo sabía, lo vivía y lo proclamaba. Él experimentó ser parte viva de Dios y te dijo que ese era el Camino, la Verdad y la Vida. No hay Camino, Verdad y Vida fuera de Dios.
Tú no estés muerto, caminando por este mundo sin saber hacia dónde ir. Nace para la Vida; deja que Dios, que es la propia Vida, se exprese en ti. Entrégale al Padre el lugar que le corresponde en tu corazón. Sé un simple siervo, instrumento Suyo en este mundo.
Yo te bendigo y te invito a rendir el corazón a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy llego a una de Mis casas más pobres en el mundo, en donde el espíritu de la caridad y de la reparación se vive plenamente, en donde la Gracia de Dios, por más que no parezca, está allí presente al haber corazones simples, llenos del amor al servicio y a la ayuda a los más necesitados.
Hoy vengo con el deseo ardiente y con la aspiración mayor de que Mis hijos que hoy están visitando esta humilde casa, así como todos los Hijos de María consagrados en Ecuador y el mundo, ayuden piadosamente en la manifestación de Mi primera Capilla, para que en ella sea celebrada la primera misa en acción de gracias por ese presente de Dios.
En segundo lugar, deseo la manifestación y la concreción de la casa de los religiosos, y de las demás instalaciones para que, armoniosamente, existan todos los espacios que son necesarios para llevar adelante la sustentación de la obra de caridad con los niños.
En tercer lugar, deseo que más colaboradores ayuden en el apoyo alimentario y nutricional de los niños, como también en la asistencia médica y odontológica.
Deseo que estos niños que hoy estoy visitando, así como los religiosos consagrados que aquí viven, tengan todo lo que necesitan para poder atravesar estos tiempos en los que la humanidad deberá aprender a vivir la caridad y la misericordia para con sus semejantes.
Si todo esto se cumpliera al cabo de este año, su Madre Celeste promete retornar a la Comunidad Santísima Trinidad para que el Poder del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo bendigan toda la manifestación realizada.
Deseo, por último, establecer un oratorio en donde los niños y sus padres aprendan a rezar el Rosario con el apoyo de todos los Hijos de María.
Si todo esto se llevara adelante con espíritu de verdadero compromiso, les aseguro, queridos hijos, que todos estos niños algún día tendrán dignidad espiritual y podrán ser ejemplo para la próxima etapa de la humanidad.
Estoy feliz por estar entre los más simples. Estoy aquí porque amo a los más pequeños.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy Me despido de una tierra y de un pueblo marginado y explotado, pero profundamente bendecido por Dios y por todo Su Reino.
Hoy Me despido de corazones simples, pero fuertes, de almas que quieren proteger sus raíces y enseñanzas para que estas sirvan de apoyo espiritual para la Nueva Humanidad.
Hoy Me despido de un pueblo devoto, pero pobre, caritativo, pero rechazado en el mundo por su condición.
Hoy Me voy feliz, porque nuevos Soles despertaron al conocimiento sagrado de su misión y de la oración.
Llevo en Mi Corazón la expresión cálida de Mis hijos por medio de los cantos y de las oraciones; eso Me hará retornar algún día para dar continuidad a la Obra de Amor y de Redención de Mi Amado Hijo.
Hoy Me despido de un pueblo que fue bendecido por la Gracia y reparado por la Misericordia de Dios.
Hoy Me despido de las esencias que despertaron y de los corazones que, en profunda humildad, respondieron al llamado de la Madre Celeste.
Los bendigo a todos y los animo al apostolado de la oración y al camino del servicio reparador.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En verdad, hijos, pocos tendrán la Gracia, en este tiempo, de reconocer los Prodigios de Dios hasta en los más mínimos detalles de la vida; pocos tendrán la capacidad de comprender que por detrás de cada pedido o intención, allí se encuentra la Voluntad de Dios.
Por eso, solo los que tengan un corazón simple y una mente humilde, no dudarán ni fracasarán en su fe, porque estando vacíos de sí, estarán libres de sí mismos.
Nunca pueden, hijos, poner en juego su fe y mucho menos los Designios del Padre por intermedio de Sus Jerarquías, ya que existe, por detrás de todo, un Propósito que no es palpable para los orgullosos ni los propietarios de sí.
En este tiempo, hijos, deben aprender a diferenciar la Voluntad del Padre de su voluntad propia, deben dejar de subestimar lo que no les gusta y les parece falso en comparación con aquello que les apetece y les trae comodidad.
Nunca pueden, en un camino espiritual, juzgar con la misma vara lo que les agrada y lo que les desagrada, deben tener presente que sus oscilaciones internas o sus dudas irreales no pueden desestabilizar la Obra y, sobre todo, a sus consciencias hermanas, como otros ya lo hicieron después de haberles confiado todo.
No se puede juzgar mezquinamente con la Obra de Dios.
Estén atentos y sean celadores de la Verdad Suprema y no de sus conveniencias.
Estaré agradecida de que sean más maduros en la evolución.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que tus penas sean perdonadas y que las amarras sean liberadas para que, finalmente, Jesús reine en ti con todo Su Poder y Majestad.
Que las angustias sean disueltas y que las agonías desaparezcan para que finalmente reine en ti Jesús con todo Su Poder y Majestad.
La consagración de un alma es eterna, como eterna es la consagración de aquel que la vive con vacío y humildad.
Por eso, hijo, que en este tiempo de grandes tempestades, confirmaciones y pruebas reine, finalmente, Jesús para que Él, con todo Su Poder y Majestad, haga de tu alma un instrumento de Su Plan y una luz entre las más grandes tinieblas.
Ten coraje y sigue intentando vivir la renuncia diaria a lo que más te satisface y te trae gratificación.Sigue luchando, en nombre del Poder de Jesús, para que de esta raza humana surjan Nuevos Cristos, libres de las prisiones de la vida y llenos del Espíritu Santo.
Cree, absolutamente, que estás en una transición que aún no ha finalizado.
Cree que con cada prueba y desafío trascendido alcanzarás el Plan del Redentor y así participarás de Su Obra de Misericordia.
Estoy aquí para impulsarte. Estoy aquí porque Soy tu Dulce Madre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y al fin se establecerá en los corazones el Reino de Dios, el que vendrá al encuentro de los simples de corazón y de los pacificadores.
Esa será la hora de la gran e inolvidable definición de los que estarán a favor o en contra de los Designios del Padre.
Quien ore de corazón encontrará la salida y no quedará preso de los obstáculos.
En este tiempo, Mi pedido de tantas oraciones es para derramar los códigos de luz que tantas almas esperan.
Sigan adelante, conquistando, por todos sus hermanos, el esperado retorno de Cristo para que Él esté entre ustedes, con todo Su Esplendor y con Su gran Humildad. ¡Anuncien al mundo Su llegada!
Aunque todo esté en movimiento, reúnan a los soldados de la oración para que la humanidad reciba el gran y último impulso del amor.
No se cansen de seguir adelante, continúen por la senda de la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Hoy quisiera que se animaran a penetrar en el poder transformador que concibe en ustedes la donación de sí, cuando esta es verdadera y sincera.
En el poder transformador de la donación de sí, se abren las grandes puertas para la conversión del alma y la redención de los aspectos del ser humano.
El poder transformador de la donación de sí, cuando es vivido con amor, no permite la aproximación de ciertas pruebas o dudas que invaden la mente.
El poder transformador de la donación de sí es el que corta definitivamente las amarras con el pasado y el posible dolor de un alma enferma.
En el poder transformador de la donación de sí se encuentra la salida para los obstáculos; porque esa sincera donación de sí está llena de una humildad interior desconocida.
Caminen todos los días por el sendero luminoso de esa donación de sí, y conseguirán salir de sí mismos y de muchas dificultades.
Una de las grandes causas del desequilibrio psicológico y social de la humanidad de estos tiempos, es la falta de una donación sincera de sí para con los otros.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si el Padre, que está en los Cielos, se recoge en Su Silencio, también Su Hija y Sierva lo acompañará, así como todos los ángeles de la guarda.
Ese silencio es el único ejercicio de premeditación ante los acontecimientos que se avecinan.
Ese silencio habla en lo profundo de las consciencias, especialmente de aquellos que defraudaron el Plan de Dios y fueron muy injustos.
Ese silencio hará descender una justicia desconocida sobre el mundo y sobre aquellas almas que, con desprecio, tentaron a la ira de Dios.
El motivo de ese silencio hablará en el corazón de los humildes y fortalecerá el espíritu de los pacificadores.
Nada de lo que ha sucedido quedará sin Justicia, por el contrario, ahora, en este momento, los ángeles del Juicio serán los que actuarán según lo indicado por el Padre Eterno, al haber un gran desequilibrio por el fraude de aquellos a los que antes se les había confiado el Reino.
El Padre sabe que el ser humano es débil, pero también sabe que puede ser sincero y justo, a pesar de los pecados, y cuando ambas situaciones se contraponen debido a la voluntad del ser humano, se debe aplicar la Ley de la Justicia Divina y solo nos restará rezar para que sea suave y justa.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María Rosa de la Paz
Primer Mensaje
Mi Silencio también habla por Dios, y revelo en esta noche Mis Cinco principales Llagas para derramar Mi Sangre sobre los justos, sobre los que perseveran y hacen digno Mi Nombre mientras algunos de los Míos calzan sus sandalias para seguir sus propios caminos y apartarse de Mí.
Hoy ofrezco Mi Agonía por los que aún están aquí, y a Mi lado.
Y si han confiado hasta ahora en Mí, solo les puedo decir, compañeros, que algún día Me encontrarán, y en ese día recordarán que todo lo que he dicho no ha sido en vano.
No sufran por los que se derrotan a sí mismos.
Amen por los que no aman, tengan caridad por los que no sirven y sean misericordiosos por los que ultrajan Mi Sagrado Corazón.
Todo lo que les he dado a los Míos, algún día retornará al Padre, y nada se desperdiciará.
Por eso, quien no sabe cuidar de Mis Tesoros debe pedirme ayuda sincera y abierta para que Yo pueda interceder; mientras eso no suceda, no habrá cómo convertir lo impuro en puro, no habrá cómo transformar lo que es resistente en flexible.
Todo forma parte de una Ley, y si el mundo sale de la Ley para vivir su propia voluntad, sufrirá la Ley, porque la Ley está para generar justicia, igualdad y soberanía.
Nadie puede transgredir las Leyes de Mi Padre como si nada hubiera sucedido.
Tengo el permiso de perdonar y de absolver, pero no tengo el permiso para permitir injusticias ni rebeldías.
Porque quien no ha sido digno de llevar Mis Tesoros, ¿a dónde irá a parar?, ¿quién lo irá a conducir?, ¿y cómo sobrevivirá?
La energía divina que Yo derramo nunca es desperdiciada, ni tampoco usada en vano.
Los hombres creen que lo saben todo y se ríen, tal vez, de Mis Palabras o de Mis Pedidos, pero recuerden, compañeros Míos, que todo lo que Yo les digo de tiempo en tiempo ya fue pensado por Dios.
Gran parte de la humanidad no acepta vivir Mi Voluntad porque sabe que su propia voluntad deberá morir algún día, y ese será el gran momento de dar el gran paso en el amor y en la evolución.
Hoy no vine a dedicar este mensaje por los que han sido injustos o rebeldes.
Hoy vine aquí para estar con ustedes y con los que sin comprender absolutamente nada viven Mi Llamado y confían ciegamente.
Si Judas una vez Me traicionó, ¿acaso los hombres no podrían traicionarme por segunda vez?
La historia se vuelve a repetir y es doloroso poder verlo.
Nadie puede ocultarse a esa verdad. Yo solo les pido que aprendan a morir para sí para que sus enemigos internos no los condenen, así como algunos ya fueron condenados antes de entrar a la vida eterna, quedándose sin ella.
Pero nada quedará sin resolverse, compañeros, porque, así como Soy un Dios de Misericordia, Soy un Dios de Justicia. Y la Justicia de Dios está llena del Amor del Padre; pero ella no puede ser juzgada, ni tampoco tentada, por ninguna criatura de este planeta.
Hoy llevo sobre Mi Cabeza la Corona de Espinas para representar, en este día, la flagelación que vivo por los ingratos y por los soberbios de corazón.
Si Mi Amor aún no pudo llegar a ellos, enséñenles a todos, hijos Míos, que pueden llegar a Mi Amor antes de que sea demasiado tarde para que las almas se arrepientan.
Hoy vengo como el Dios de la Justicia y de la Soberanía, sin dejar de derramar Mi Divina Misericordia.
Para que Yo los pueda renovar deben morir para sí mismos, y eso se consigue con la obediencia y la confianza que muchos hoy no quieren vivir; por eso sufren, por eso se perturban y no encuentran salida.
Pero aquellos a los que Yo les he dado todo porque los he escogido, algún día deberán dar cuenta al Padre Celestial.
Les repito, compañeros, la energía celestial no se desperdicia ni tampoco se ultraja.
Quiero que reparen Mi Corazón por los que mienten, por los que se distancian de Mí y Me rechazan, por los que son ignorantes y están ciegos, por los que no creen en el amor del corazón ni en la regeneración de la vida, por los que Me dan las espaldas, por los que Me hacen sufrir y Me avergüenzan calzando sus sandalias para abandonarme.
Pero hoy les digo que todo esto Yo ya lo sabía, desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.
Judas Me entregó para que Yo pudiera amar al mundo en su condición más mortal y humana.
Hoy revivo Mi Iglesia Celestial en los que son bienaventurados, en los que hacen honor a Mi Nombre y a Mi Evangelio, viviéndolo todos los días, a pesar de las imperfecciones y de las dudas.
Hoy quisiera que brotara de sus corazones un amor incondicional capaz de superar todas las pruebas, todas las indiferencias y todos los obstáculos.
No deseo que sean mejores que los demás, sino más humildes que los que son humildes y no lo saben.
Dios derrama Su Gracia para los que son más miserables, por eso Yo escojo a los más imperfectos para poder servirme y realizar Mi Obra, al punto de que Mi Presencia y Mi Corazón forjan la liberación de las resistencias y de todo lo que es arcaico.
Cuando les llegue ese momento, compañeros, no desistan, y repitan cuántas veces sea necesario: “Jesús, yo confío en Ti”.
Así, una puerta inexplicable de liberación se abrirá, sus corazones serán aliviados y ya no existirá temor porque habrán confiado en el Nombre del Señor.
Yo vengo aquí para celebrar este reencuentro con Aurora y dejar atrás a los que profanaron Mi Nombre y lo ensuciaron con sus ejemplos y sus palabras.
Yo vengo aquí, a Aurora, a dar honor a Mi Padre, Emmanuel, para que Él vuelva a descender con Su Rayo de Liberación y de Cura en todas las almas que participen en la bendición de la Cruz Azul.
Vendré especialmente a bendecirla el día 5, en la noche, cuando ya hayan orado durante todo el día a Mi Corazón Misericordioso.
Y he llamado a siete Ángeles Regentes para que depositen en la Santa Cruz los siete poderes de la Redención para las almas:
Primero, el arrepentimiento.
Segundo, la introspección.
Tercero, el perdón.
Cuarto, la cura interior.
Quinto, la reconciliación.
Sexto, la transformación interior.
Séptimo, la transfiguración interior.
Esos siete poderes descenderán sobre la Cruz Azul cuando ella sea contemplada como la Victoria de Emmanuel sobre la Tierra y para volver a consagrar los Centros Marianos al Plan del Creador.
Emmanuel vendrá para ver la unión y la congregación de Sus hijos durante ese día, y así, concederá una expiación al Uruguay y al Cono Sur.
Y aquellos que se postren ante la Cruz serán perdonados, porque el Padre que está en los Cielos espera el gran amor de Sus hijos, la gran confianza de Sus criaturas, la reparación de todos los pecadores.
Alegren sus corazones porque un nuevo ciclo comenzará bajo el estandarte universal de la Cruz de Emmanuel.
Bienaventurados serán los que crean en Su Poder, porque vencerán los asedios y el adversario perderá a millones de almas que ha conquistado, porque la Santa Cruz, una vez iluminada, llamará a las esencias, en Aurora y en los demás Centros Marianos en donde se eleve la Cruz de Nuestro Padre eterno.
Infelices serán los que hoy no están aquí para este gran acontecimiento, porque si tan solo hubieran confiado, sus amarras se hubieran liberado y sus deudas hubieran sido perdonadas.
La Confianza de Dios se conquista con el amor del corazón y no con la mente.
La mente es un medio para llevar adelante el Plan de Dios, pero no para dirigirlo ni para concretarlo.
Si el amor no está en sus corazones no pueden vivir el Plan de Dios; no lo intenten, porque fracasarán como algunos fracasaron.
Los que calzaron sus sandalias y se alejaron de Mí están escritos en la última hoja de Mi Libro Sagrado; no quedará piedra sobre piedra, eso ya no es una teoría.
¡Que se arrepientan las almas antes del tiempo de la gran tribulación!
¡Ay de aquellos que Me dieron las espaldas!, porque recordarán vivamente todo lo que ya no tienen, porque han perdido el estado de Gracia y han salido de la guía de Mi Mano.
Pero confíen, porque todo será encaminado, y los que ya no podrán estar aquí, estarán en otras moradas para aprender a amar desde el principio.
Los que Me han negado conocerán el Don del Temor de Dios, y cuando ese Don descienda, en poco tiempo todo estará consumado.
Celebren por los que están vivos de corazón y oren por los que están muertos de espíritu.
El legado que Yo les doy a los que he llamado no se puede desperdiciar ni alterar.
Mientras tanto, aférrense a la Cruz Azul de Emmanuel, porque así no solo Me ayudarán a cargar con el mundo y con la humanidad, sino que sus corazones y vidas se elevarán en unión al Padre por las alas que ella expresa.
Que esta Maratón sea dedicada como una entrega mayor por los que Me ofendieron, por los que Me hieren, por los que ensucian Mi Nombre.
Y con todas sus oraciones y súplicas podré decirle al Padre, así como lo dije en la Cruz antes de expirar:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Perdónalos, Padre, porque no Te viven ni Te sienten;
porque no Te llaman ni Te suplican con humillación y renuncia.
Perdónalos, Padre, y colócalos en Tu Reino para que, algún día, sean Tus dignos hijos.
Amén”.
Mientras Mis Llagas duelen por los clavos de los ingratos, Mi Corazón se alivia con el llanto de los justos.
Y así, todo se recrea, todo se transforma, y las almas participan de la comunión con Mi Espíritu.
Que en esta Maratón se reviva el compromiso de Mis soldados con Mi Sagrado Corazón; que sus cabezas, pies y manos, sean lavados y purificados por el Agua de la Vida para que rebrote en sus corazones la donación incondicional de sí, y el servicio a los semejantes y a los Reinos de este planeta.
Padre de la Humildad y del Amor,
Señor de la Misericordia y de la Justicia,
Yo Te ofrezco este Sacramento en nombre de los que aún Me siguen y persisten,
para que por medio de Tu Gracia y de Tu Sabiduría,
Mis ejércitos, Mis soldados y Mis compañeros
cumplan el porvenir de una nueva y fraterna humanidad.
Que así sea. Amén.
Como todas las veces en las que Me encuentro con ustedes para que Me revivan, Me sientan y escuchen la vibración y el poder de Mi mensaje, en este espíritu de reparación y de consolación deseo escuchar una canción para que Mis Llagas de los Pies, de las Manos y de Mi Costado se cierren y Yo también, como aprendiz de la Obra del Creador, pueda revivir lo que una vez el Padre Me mostró en el Huerto Getsemaní cuando las generaciones futuras, cuando todos Mis seguidores, harían digno Mi Proyecto en este planeta.
“Cristo eres Tú”. (Canción solicitada por nuestro Señor).
Ese es Mi pedido para sus Cristos internos y para los que hoy no están aquí, entre nosotros.
Yo los bendigo y los preparo para una Maratón de interiorización y de reconfirmación de votos, para que le hagan saber al mundo que existe una Cruz Azul que desciende como Proyecto a la Tierra para salvar a las almas más perdidas.
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
Bienaventurados los que persisten, porque serán fortalecidos.
Bienaventurados los que confían, porque tendrán sabiduría.
Bienaventurados los que aman, porque conocerán el Reino de Dios.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hijo, a las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, clama por misericordia y discernimiento para que tus pasos sean los correctos y el camino por ti escogido te lleve siempre al Corazón de Dios.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, déjate inundar por la Humildad que proviene del Corazón de Dios.
Tu Señor ya comienza a dar los primeros pasos en dirección a la Tierra y no será el oro del mundo el que te hará brillar delante de los Ojos de Dios para que Él te encuentre. La perla revelada en tu corazón, cuando limpies y purifiques el lodo de tus miserias, será para Dios la señal y el sello, para que Él encuentre a los redimidos sobre la Tierra.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, no dejes que la vergüenza y el miedo de verte humillado sean mayores que la Gracia de alcanzar la humildad. Déjate desnudar de las cosas del mundo y que solo a él le pertenezcan sus vanidades.
Llegará el día en que Dios buscará recibir de ti, la multiplicación de los tesoros que te fueron entregados, pero, si no los hubieras conocido, ¿cómo podrás multiplicarlos?
Dios no te entregó las riquezas de la Tierra sino virtudes ocultas en el corazón, a veces encubiertas, incluso, por destrezas y buenas apariencias pero que, en verdad, no son lo que tu Creador espera de ti.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, busca en tu corazón la virtud mayor de la rendición, el tesoro de la fe, la riqueza de la caridad, la alegría de la entrega. Cielo y Tierra pasarán, pero lo que Dios colocó en tu interior se multiplicará.
Ríndete, como Dios se rindió, siendo niño en los brazos de María Santísima.
Ríndete, como el Creador, escapando de la muerte hacia Egipto, en profunda entrega en las manos de Sus Santos Hijos, convertidos allí en Sus Padres.
Ríndete, en el silencio de Dios, siendo negado en la tierra que eligió para santificar, caminando hacia pueblos distantes que supieran escucharlo.
Ríndete, como el Dios que sabe perdonar, que arroja al suelo la piedra de los pecados de los hombres y no les lanza a ellos sino Perdón y Misericordia.
Ríndete, como Cristo, que siendo perfecto se sentó a la mesa de los pecadores e invitándolos, así como eran, los perdonó y redimió sus pecados.
Ríndete y transforma la soledad, el sacrificio y el dolor de la cruz en un real y perfecto amor, que cruza y transforma los universos.
Ríndete, como el Dios rendido a la muerte, pero también rendido al misterio de la fe, que devuelve la vida y resucita con Aquel que murió por ti, que hoy vive para enseñarte a volver a la vida.
A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, hijo, ríndete y ya no juzgues, no critiques, no difames, no finjas y no peques más.
Tu Padre y Amigo
San José Castísimo
La Estrella de Belén brilló en lo más alto y profundo de los Cielos, anunciando al mundo la llegada de una nueva y última oportunidad de redención.
Aquellos que miraron hacia el firmamento y la encontraron, como un corazón que pulsa en el infinito, siguieron sus pasos y llegaron hasta donde los llamaba la Voz y la Voluntad del Padre Celestial.
El silencio de la Estrella de Belén guarda su profundo e insondable misterio.
Los corazones pueden seguirla, porque Ella se refleja en el Cielo, así como en el interior de los que se abren a sus señales.
Siguiendo a la Estrella de Belén lleguen al Portal de la humildad, de la pobreza de sí, del misterio, del vacío. Allí podrán encontrar lo que Yo vengo gestando para cada uno de Mis hijos.
Sigan hacia el Portal de la humildad de Belén que guardan en su interior. Allí, Yo los aguardo con todo el Universo, en la Presencia de su Padre Creador, para dar a luz a un nuevo ser, a un nuevo tiempo.
Gracia infinita, hijos Míos, es abrirse al Misterio de la Natividad de su Señor, cuando la memoria del perdón de los pecados humanos vuelve a perdonar y a limpiar los corazones de los hombres que se abren, al menos un poco, para el Camino de la Redención.
Gracia infinita es la Natividad de su Señor, cuando la memoria de la entrega y de la Humildad de Dios le da a los hombres la posibilidad de entregarse y de caminar por una nueva senda, en la que las vanidades, las mentiras y el orgullo quedarán del lado de afuera, pues, tan pequeña y simple es la Gruta de Belén que solo caben en ella la Humildad de Dios y de Sus siervos.
Gracia insondable es el Misterio de la Natividad de su Señor, cuando delante de la memoria viva del momento en el que toda la Creación se detuvo para contemplar a la Tierra, nuevamente el Creador detiene la atención del Infinito, para que, por menor que sea la apertura de las almas, Su Misericordia pueda inundar los corazones.
Pocos conocen la verdadera Gracia de la Natividad del Señor.
Pocos saben todo lo que su Dios y Creador realiza en lo invisible de este mundo y en lo profundo de las almas, cuando los corazones se dejan tocar por la pureza de este momento.
El Nacimiento de Cristo, así como su eterna memoria, hijos Míos, es un misterio aún insondable para los corazones del mundo, pero para vivirlo basta que permitan que sus corazones sean tocados por Su Pureza, lavados por Su Misericordia y renovados por la sagrada humildad que se guarda en este momento, tan santo y único, para toda la Creación.
Cielos y Tierra se detienen para contemplar la Natividad del Señor, porque desde que Dios se hizo carne entre los hombres, una Gracia desconocida se vive en toda la Creación.
Allí, hijos, Dios, dio inicio a un Plan de redención que aún está por cumplirse y que, año tras año, se renueva para la Tierra, a través de los corazones que creen en este misterio y que, sin comprenderlo, se abren para recibir sus Gracias.
Hoy les pediré que oren.
Oren por los que no creen en la esencia de la Natividad y olvidan el verdadero sentido que la humanidad se une para celebrar.
Oren por los que están solitarios, abandonados e infelices, porque no conocen a Dios, no se abren a Su infinito Amor y más que eso, Hijos Míos, porque no tienen en la Tierra quien les dé la dádiva de ser verdaderamente amados.
Oren por las guerras que no se detienen ante este acontecimiento Celestial y dejen que las Gracias que hoy reciben, por abrir las puertas para Dios, lleguen a los cuatro puntos de este mundo.
Oren para que los que se comprometieron con Cristo, desde el principio, se fortalezcan y se renueven en su humildad y en su entrega, por los méritos del Nacimiento del Señor entre los hombres.
Y oren, hijos Míos, para que así como conmemoran la alegría del Nacimiento de Cristo, conmemoren un día la Gracia Mayor de Su Retorno y estén preparados para ese momento, porque pronto llegará.
Yo los amo y bendigo,
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Querido hijo, querida hija:
Vacía completamente todo tu ser de expectativas, resultados y miedos, porque en este tiempo la hora de la purificación consciente se aproxima.
Vacía todo tu ser de elucubraciones y de ideas maravillosas, para que, buscando el Vacío de Dios, encuentres el universo de la nada, de la entrega y de lo incondicional.
Vacía tu mente de proyectos, de ideales y de cualquier duda, para que cuando estés delante de la Voluntad del Padre, tu consciencia no pierda la oportunidad de lanzarse en plenitud y en confianza al Plan de Dios.
Vacía tu mundo interior de lo que es perfecto o imperfecto, de lo que es débil o tiene solidez o fortaleza espiritual, para que ante cada nueva prueba tu corazón pueda vivir todo en paz.
Vacíate sin miedo, vacíate, para que pueda surgir en ti la semilla poderosa de la humildad y de la renuncia, y así, en cada nuevo aprendizaje puedas estar libre de ti.
Tienes que vaciarte completamente de ti para que puedas escuchar las enseñanzas y las correcciones que llegarán a tu camino a fin de moldear tu espíritu y de transformar en tu consciencia todo lo que es arcaico.
Vacíate y solo di "sí" a la Creación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Arte de ser humilde para llegar a Dios y a Sus Misterios
Ser humilde, hijos, a pesar de ser simple, no es algo fácil para la condición humana.
La humanidad aprendió, a lo largo de su evolución en la Tierra, a ambicionar siempre algo: conocimientos, bienes materiales y dones que engrandecieran la propia consciencia y la autoafirmaran.
El hombre, hasta hoy, a pesar de los ejemplos que recibió, aún no aprendió a amar la esencia de la vida en la Tierra.
No les digo que él no la conozca, porque sí, la conoce y sabe que la Voluntad de Dios se expresó en Su Hijo y que Su ejemplo fue como una barca que remó contra la corriente de la condición humana y le demostró que los esfuerzos de la humanidad estaban yendo por el camino contrario a su verdadera evolución.
A pesar de saber la esencia del propósito de su existencia, la humanidad no ama a este propósito más que a sí misma, y allí radican todas las raíces de las resistencias y dificultades para manifestar verdaderamente ese propósito.
Amar la Voluntad de Dios más que a sí mismo es lanzarse en un abismo en donde el control propio no existe, en donde las propias ideas y voluntades son siempre una opción mas no una verdad.
No les digo que ser humilde es ser indiferente, no pensar, no opinar, no participar de la vida con discernimiento propio.
La humildad está en saber que siempre hay una verdad que trasciende las capacidades humanas de pensar, saber y discernir.
Siempre hay una verdad que está más allá de lo que los seres pueden saber y el camino es la búsqueda constante, el eterno intento de encontrar el camino correcto, pero siempre dispuestos a ser corregidos e iluminados para salir de la ignorancia y de la equivocación.
La humildad es la consciencia de que por más que actúen, piensen y sientan lo mejor que pueden, siempre habrá algo más, una realidad que trasciende sus posibilidades, y que, por sí mismos, siempre tendrán grados de ignorancia que serán colmados en la medida en que se permitan ser corregidos, se abran para aprender y reconozcan que cada ser recibe una parte del Conocimiento Divino y que pueden aprender y dejarse complementar con todos.
No hay nadie sobre la Tierra que sea portador de una sabiduría absoluta.
El gran misterio de Dios es que Su Legado se repartió entre todos Sus hijos y, desde los más miserables a los más santos, todos tienen una pieza para completar el cuadro de la plenitud.
Reconozcan, entonces, la propia ignorancia y dejen que sus seres ingresen en un nuevo ciclo de mayor humildad, porque dispuestos a aprender podrán enseñarle al mundo, en silencio, y valdrá más el propio ejemplo que mil sermones y palabras dichas sin vida.
La vanidad no se oculta y no se silencia por más que sus bocas estén cerradas y las mentiras circulen por sus pensamientos.
Todo está visible.
Solo sean puros en lo que hacen, piensan y sienten.
Busquen la consciencia de que no saben nada y podrán estar verdaderamente aptos, no solo para escuchar las Palabras que provienen de Dios, sino también para vivirlas. Y ya no las guardarán en sus libros o en sus mentes, sino que las escribirán con sus propias vidas en la historia de la redención humana.
Yo los amo y los llamo a un nuevo y verdadero ciclo de vacío de sí y de entrega absoluta.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más