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Eleva, hijo, tu corazón a Dios y, todos los días, bajo cualquier condición interior o exterior, sé parte de Su Reino de Misericordia.
Eleva, hijo, tu corazón para que el Don de la Gracia haga de ti, en este tiempo, un nuevo ser.
Eleva, hijo, tu corazón a Dios, para que el mundo reciba mucha más Misericordia.
Eleva, hijo, tu corazón a Dios, para que el mal sea disipado y las almas alcancen la redención.
Eleva, hijo, tu pequeño corazón a Dios, porque el mundo necesita de almas buenas que puedan, en este tiempo, ayudar a curar el planeta con la gran vertiente de la oración.
Eleva, hijo, tu corazón a Dios, porque en esta hora definitiva en que todo está en juego, Mi Hijo debe estar entre ustedes para poder convertir esta raza en lo que verdaderamente debe ser.
Eleva, hijo, tu corazón a Dios, y el universo estará atento a cada súplica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Querido hijo:
Que tu corazón se pacifique para que siempre alcance la mansedumbre y la luz interior que permitirán, en estos tiempos, atraer hacia este planeta la máxima Gracia de Dios.
Por eso, busca ese espíritu pacificador mediante el Corazón de Mi Hijo, porque así construirás dentro de tu consciencia una fortaleza inquebrantable, que también ayudará a que otras almas se animen a dar los mismos pasos que tu consciencia es invitada a dar.
Camina en dirección al Corazón de Mi Hijo, allí también encontrarás los Dones que harán de esta humanidad una posible humanidad santificada en el espíritu, en el alma y en el cuerpo.
De esa forma, todo estará bajo la guía y la compañía de Jesús, Quien te resguardará a cada nuevo paso.
El espíritu pacificador permitirá volver a erguir, en este planeta y dentro de esta humanidad, los valores espirituales que la propia raza humana está perdiendo en este tiempo. Así, se podrá abrir aún más el camino para que la consciencia crística actúe en los mundos internos de las esencias que, en este ciclo, deben despertar a mayores expresiones de amor y de unidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
En el Universo Celestial Nuestros Sagrados Corazones, el Inmaculado Corazón de María y el Castísimo Corazón de San José, guardan en el centro de Sus Seres una réplica espiritual del Sagrario de Jesús con la Santísima y Divina Eucaristía.
Este Sagrario de Jesús, tanto en San José como en Su Madre Celeste, irradia al mundo y a la humanidad los Códigos divinos de la Redención, códigos que permitirán formar la consciencia de la nueva humanidad.
Es así que los Sagrados Corazones de San José y de Santa María, traen al mundo este Divino Sagrario como si la Madre del Redentor trajera en Sus Brazos al Niño Jesús.
La importancia de este Divino Sagrario es que las almas pueden encontrar en él, la puerta segura hacia la redención y hacia la liberación de sí.
La devoción permanente a Mi Inmaculado Corazón y al Castísimo Corazón de San José, le permite a cualquier corazón del planeta tomar contacto con ese misterio oculto en el centro espiritual de su Madre Celeste y del Casto Corazón de San José.
Las almas que dediquen su devoción al Divino Sagrario de Jesús a través de María Santísima y de San José Obrero, adquirirán, espiritualmente, todos los méritos necesarios, los mismos Méritos alcanzados por Jesucristo durante Su Vida pública, Su Pasión, Su Muerte y Su Resurrección.
Todas las almas que le dediquen tan solo quince minutos, que oren, mediten y contemplen delante de sí el poder de este Misterio del Divino Sagrario de Jesús a través de María y de San José, recibirán la Gracia de una vida bendecida por Dios, la Gracia de una divina protección a la hora de la muerte, la posibilidad de la celestial expiación de todas las faltas cometidas contra el Sagrado Corazón de Jesús, así como la Gracia de estar en comunión perpetua con el Divino Hijo del Universo.
Por eso, en este día vengo a entregarles el Sagrado Devocionario de la Unión Trina de los Castos y Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José, para que las almas y todo el planeta, sean merecedores de los divinos Méritos alcanzados por Jesús durante Su Pasaje por la Tierra.
Sagrado Devocionario de la Unión Trina de los
Castos y Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José
Cuenta de unión
Por la invencible Trinidad de los Sagrados Corazones,
Padre Eterno, concédenos la Gracia de la plenitud y de la redención.
Amén.
Primera decena
Por el Divino Sagrario Eucarístico,
presente en los Sagrados Corazones de María y de San José,
Padre Misericordioso, concédenos la Gracia de la santidad eterna.
Amén.
Segunda decena
Por el Divino Sagrario Eucarístico,
presente en los Sagrados Corazones de María y de San José,
Padre Misericordioso, concédenos la Gracia de la redención.
Amén.
Tercera decena
Por el Divino Sagrario Eucarístico,
presente en los Sagrados Corazones de María y de San José,
Padre Misericordioso, concédenos la Gracia del amor eterno.
Amén.
Cuarta decena
Por el Divino Sagrario Eucarístico,
presente en los Sagrados Corazones de María y de San José,
Padre Misericordioso, concédenos la Gracia de la perpetua protección.
Amén.
Quinta decena
Por el Divino Sagrario Eucarístico,
presente en los Sagrados Corazones de María y de San José,
Padre Misericordioso, ábrenos las Puertas a Tu Divino Reino.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy despierten en sus almas los Dones de Dios y que en sus corazones se abran las rosas internas que expresan el amor infinito por el Creador y Su Creación; a fin de que en sus vidas, consagradas a la eterna oración, se puedan realizar los divinos prodigios que el Padre espera revelarles a sus vidas en redención, por medio de este encuentro.
Que la caricia de Mis Manos Maternales santifique a cada uno de ustedes y los bendiga en este momento sagrado, para que en estos tiempos difíciles vivan y recuerden su transformación, como un paso importante por la humanidad y su sufrido planeta azul.
Entonces, Mis amados, que se abran las puertas de sus mundos internos, para que puedan concebir en sus esencias el Propósito que Dios les Ha destinado en este tiempo a sus vidas.
Tomados de Mis Manos para que Yo los pueda guiar, queridos hijos, caminen en confianza a Mi lado, porque así Yo los fortaleceré en la senda del sacrificio y de la eterna esperanza, que deberán ver reflejada en sus rostros, para que Dios deposite Sus Gracias en toda la humanidad.
Hoy, los bendigo desde el Cielo y el Cielo de Dios les traigo, para que al fin se establezca en sus vidas el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
La pequeña Flor de Carmo
He aquí la pequeña Flor de Carmo da Cachoeira, flor que despunta y se abre al sentir el amor de sus más simples hijos.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que emana los aromas más sutiles de la Gracia de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que expresa, para todos, la belleza de la Creación.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que muestra, a todos, la Simplicidad y la Pureza de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que irradia, como un sol, los rayos sutiles del Amor.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor presente en los espacios y jardines de los peregrinos de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que está en las manos de sus hijos, hijos dignos del Señor.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que adorna y bendice los altares y los hogares que reciben la Presencia de la Madre de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que atrae a los más simples y humildes hacia la Gloria de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que espeja, en sí misma, la devoción por el amado Señor.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que dona a todos el Amor simple del Señor.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, que se encuentra en las calles, en los valles y colinas de este pueblo en redención.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que atrae desde el Universo la Omnipotencia de Dios, para que todo ser viviente despierte al espíritu de la Divina Compasión.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que concibe en su simplicidad los Dones internos de Dios, flor que cura las heridas de los corazones y de las almas necesitadas de perdón.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que abre los portales a la Misericordia de Dios para que toda criatura, en el Cielo o en la Tierra, sea merecedora de la Gracia de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que une y consolida lo que está dividido; flor que congrega y fortalece la hermandad en la familia, el amor profundo y sabio entre todos los seres de la Tierra.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que espeja el Propósito de Dios para el mundo, la esencia de la misión para cada ser de este planeta.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que despierta, en los puros de corazón, las Virtudes Santas de Dios.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor de cada corazón misionero, flor del guardián de la Voluntad de Dios, flor que muestra, a todos, la devoción ardiente por lo Superior.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor que abunda en la ciudad, en los rincones de este pueblo, para que las almas recuerden que Dios las ama y las espera, abiertos de corazón, para realizar en sus vidas el Propósito infinito de Su Divino Corazón.
He aquí la pequeña Flor de Carmo, flor de María Santísima, flor que se manifiesta desde los Cielos para emanar todas las Gracias que precisan, con el fin de hacer de sus vidas instrumentos en las Manos de Dios.
Les agradezco por hoy recibirme en este lugar con tanto amor.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy los invito a ser receptáculos vivos de Dios. Los invito a ser receptáculos de Cristo. Los invito a ser moradas simples para Mi Materno Corazón.
Hoy los invito a ser receptáculos de los dones del Cielo y de los tesoros que son entregados espiritualmente a la humanidad, por medio de sus actos, de gestos fraternos y de acciones de caridad; así mantendrán en ustedes esos tesoros y no perderán las reliquias celestiales que hoy les entrega el Universo a través de la Instrucción.
Queridos hijos, que sus almas, como receptáculos de lo Divino, sean las esencias mediadoras para que se realice el Plan en la Tierra.
Deseo que muchas almas más se animen, en estos tiempos, a ser receptáculos vivos de lo Divino por medio de la consagración interior y de una vida de oración y de servicio a la actual humanidad; así permitirán que la Gracia Divina llegue al planeta y a todo lo que necesitará de conversión y de redención.
No se cansen de ser receptáculos de lo Divino, porque así recrearán esta Creación, con su ejemplo vivo de redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Querido hijo:
El silencio, la oración y la perseverancia harán de tu vida un nuevo ser, porque tu ser recibirá los Dones del Cielo que necesita para vivir en la Voluntad de Dios.
Recibe entonces, todo lo que hará de tu consciencia una consciencia nueva que será impulsada a superar barreras, trascender obstáculos y alcanzar el infinito.
Que en este tiempo todo sea transformado, desde lo más interno hasta lo más externo, con el fin de atraer hacia este mundo las Gracias que el planeta y su humanidad necesitan.
Ten coraje, valentía y empeño. El Señor, que es tu Dios, y Nuestros Sagrados Corazones te ayudarán a dar el gran paso, paso que influenciará a todos los demás hermanos que en algún momento se animarán a dar el paso por toda la humanidad.
Que tu corazón resplandezca de alegría, júbilo y gratitud; porque así la Tierra entera se transformará y, a tiempo, el mal será vencido y disipado de esta preciada raza.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuarto día de la novena.
Cuando fui llamado al Templo para desposar a una Virgen Santa y Pura, Mi Corazón estuvo ante un desafío y una prueba interior.
Había planeado para Mi vida, una vida de silencio, castidad y soledad. No había pensado en casarme, constituir una familia y compartir con ella Mi experiencia en la Tierra, porque pensaba que Mi misión no podría ser comprendida por nadie, ya que hasta para Mí, era un gran misterio.
Cuando vi a María Santísima, se despertó en Mi interior un profundo Amor por Dios, y ese Amor se reflejó en Mí como una pureza nunca antes experimentada.
Yo era un solitario en este mundo, como la vara de nardo seca que traía en Mis manos, y la Pureza de María Santísima, reflejada en Mí, hizo que la vara floreciera. Entonces, comprendí la Voluntad de Dios y renuncié a todo lo que había pensado para Mi vida.
Cuando la Voluntad de Dios los llame a renunciar a sus propios planes, aunque ellos parezcan espirituales, para que vivan algo que jamás pensaron vivir, vacíense de sí mismos y oren al Padre, en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
Tú, que despertaste a la Pureza en el Casto Corazón de San José
y lo hiciste renunciar a Su voluntad humana,
danos la Gracia de ser puros y simples,
para que renunciemos a nuestra voluntad
y vivamos solo la Tuya.
Amén.
No hay dádiva mayor que vivir la Voluntad de Dios y verla manifestada en la propia vida. Por eso, pierdan el temor de rasgar sus propios planes y de abrir las manos para recibir el Pergamino de la Voluntad Divina.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Tercer día de la novena
Aún era joven cuando conocí al pueblo Esenio en el desierto. Dios colocó delante de Mí un gran misterio que, al mismo tiempo, era absolutamente diferente de todo lo que Yo conocía, como cultura, como vida espiritual y como forma de vida social; pero que también era conocido en Mi interior. Era como un espejo de todo lo que Yo guardaba dentro de Mí, como una vida oculta que no podía expresarse por no encontrar un espacio.
Aunque estaba ante algo nuevo y desconocido, una enseñanza que trascendía los Libros Sagrados y que se renovaba a cada instante, como la vida, Yo Me lancé a esa experiencia y dejé que Mi Mundo interior encontrara aquel espacio seguro que tanto buscaba para expresarse.
Cuando estén ante una enseñanza nueva o una nueva forma de comprender la vida, cuando estén ante algo que los llama a la renovación, mediten en Mi ejemplo y oren a Dios en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
así como San José reconocía
Tus Impulsos y Tu Verdad en Su Vida,
enseñanos a estar ante lo nuevo
y sin temor, permítenos ser renovados por la Verdad Universal.
Amén.
Estos serán tiempos de muchas pruebas, pero también de muchas revelaciones. Ustedes estarán frente a Verdades que no conocían y también podrán comprender más ampliamente lo que les fue enseñado por medio de símbolos y de parábolas.
Por eso, hijos, oren y preparen sus corazones para que no teman estar ante lo nuevo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el segundo día de la novena, meditarán en Mi juventud, cuando Mi Corazón estuvo ante todos los estímulos mundanos, ante todos los impulsos que Me llamaban a ser como los demás jóvenes de Mi época, cuando estuve frente al rechazo, la humillación y la incomprensión de Mis hermanos y amigos, porque Dios Me llamaba a una vida de entrega, de castidad y de silencio.
En una época en que la condición humana era grosera y sobresalía más allá de cualquier aspiración espiritual, Mi Corazón prevaleció delante de los estímulos del cuerpo y pude ofrecer a Dios un instrumento Suyo en el mundo, por medio de Mi Vida.
Cuando estén ante los estímulos mundanos, las energías capitales, la humillación, el rechazo y la incomprensión del mundo, orarán a Dios en Mi Nombre:
Señor,
por la superación de San José
y por Su entrega absoluta, que venció a la condición humana,
ayúdanos a superar los atavismos, las concupiscencias
y la superficialidad de este mundo.
Amén.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy, comenzaré a entregarles una novena para iniciar un nuevo ciclo, no solo entre Mi Casto Corazón y la humanidad, sino para que cada ser pueda encontrar, dentro de sí, la forma de renovarse, de dar pasos y de abrazar los ciclos que llegan con alegría, con el corazón libre y en paz.
Cada día representará un impulso vivido por Mí, por medio de la humildad, de la constancia y de la persistencia, para trascender la condición humana y abrazar los nuevos ciclos espirituales que se presentan.
Que estos impulsos lleguen a sus corazones y los fortalezcan, por la Gracia de la oración y de la unidad con Mi Casto y simple Corazón.
En el primer día, meditarán en Mi infancia, como niño pobre y simple, delante del Misterio de Dios, que Me llamaba para dar pasos que Me parecían imposibles frente a Mi pequeñez e infantilidad. Abrazado por el espíritu de la fe, respondía al llamado de Dios y, aún siendo tan pequeño, permití que Él Me hiciera grande.
Cuando estén ante desafíos que les parezcan imposibles de sobrepasar, orarán a Dios en Mi Nombre:
Señor,
como a San José Castísimo,
concédenos la Gracia de la Fe, para vivir Tu Voluntad,
aunque ella nos parezca inalcanzable y a veces, imposible.
Transforma nuestra pequeñez en la Gracia de Tu Grandeza;
nuestra debilidad, en Tu Fortaleza.
Amén.
Podrán orar por 14, 33 o 72 veces, conforme a la necesidad que sientan en sus almas.
Con Mi bendición en sus vidas, reciban de Dios la Gracia para seguir adelante, cumpliendo con Su Voluntad y manifestando Su Propósito de Amor.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Recibe en esta hora toda la Fuerza y el Amor de Dios, para poder superar las pruebas, las definiciones y los imprevistos.
Recibe en esta hora toda la Confianza y la Gracia de Dios, para poder llevar adelante Su Plan, en un mundo de caos y de abismos.
Recibe en esta hora toda la Fe y la Sabiduría de Dios, para poder concretar, paso a paso, los Divinos Designios y hacer de cada momento una oportunidad de redención.
Recibe en esta hora toda la Inteligencia y la Ciencia de Dios, para poder manifestar, en cada etapa, la Voluntad del Creador y así permitir que cientos de almas sean beneficiadas por esa acción de servicio y de caridad.
Recibe en esta hora toda la Vida y la Regeneración de Dios, para poder expresar la cura espiritual e interna que esta raza tanto necesita.
Recibe en esta hora toda la Misericordia y la Paz de Dios, para poder reunir a los autoconvocados de diferentes escuelas, experiencias y caminos y así manifestar el nuevo rebaño del Señor en estos tiempos de definición.
Recibe en esta hora la Unidad y la Fraternidad de Dios, para que se pueda llevar adelante el Plan de Redención para este mundo y para toda la humanidad, a fin de que se viva el Amor superior y la unión interna y definitiva con la Consciencia del Padre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los protege siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quien haya perdido su fe o haya sido lastimada por alguna causa humana, siempre dudará de la acción o del misterio de Dios.
Esa forma de fe debe ser curada por una Gracia mayor, capaz de restaurar y de disolver esa herida.
En estos tiempos, la acción del adversario intenta alterar la fe de las almas, a través de situaciones o de experiencias desagradables que modifiquen en el alma todo lo que ella creía.
Por eso, la oración y la confesión regular con Cristo permiten que ciertos acontecimientos o experiencias, que hacen debilitar la fe de una consciencia, puedan ser curados.
De esa forma, viviendo la cura profunda de la fe de la humanidad, el carisma de la oración, por ejemplo, solventará las carencias que el alma pueda tener después de haber pasado por ciertos acontecimientos.
En este sentido, existiendo esa posibilidad de curar la fe herida o lastimada por los hombres; el alma, que ha pasado por esa experiencia, se librará de colocar obstáculos u objeciones en donde no existen o en otros lugares que se asemejan a la realidad.
En estos tiempos es necesario que las almas coloquen su fe viva en los espacios sublimes del Cielo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Escribe en tu corazón Mis Palabras y que ellas no desaparezcan, porque serán Palabras necesarias para los tiempos que vendrán.
Yo Soy tan semejante a esta Luz, que quien Me sigue nunca estará en tinieblas. Feliz será el que siga Mi Luz y la reconozca dentro de sí, porque no perderá la oportunidad de sentir el poder y la fuerza de Mi Amor.
Cuando Mi Luz está presente, no hay tinieblas. Los tenebrosos y los demonios caen a los infiernos, porque Mi Santo Padre, el Arcángel Miguel, los ha derrotado uno a uno. Es por eso que ahora no deben temer por nada, sino por no convertir a sus corazones; conversión que debe ser consecuente con Mi pedido, en este tiempo final, en el que todo se define dentro y fuera de los seres.
Quien busca esta Luz, no perecerá. Quien vive en Mi Luz será luz en las tinieblas en los tres días de oscuridad.
Mi Luz es la esencia del amor y Mi Amor es la esencia de la vida; la vida que Dios nos ha dado desde el principio, a todas Sus criaturas. Bellísima es Su Luz en el universo, porque es triunfadora y no se puede derrotar.
Verán moverse los infiernos. Sentirán la Tierra temblar. Podrán ver cosas espantosas en los tiempos que llegarán, pero sepan que será el momento de la gran definición y estará en ustedes la decisión y la libertad de hacerlo, porque necesito almas que resplandezcan ante Mi Llamado. Necesito guerreros que luchen contra cosas inmensas, contra las cuales nunca lucharon. Por eso, los integro a todos en Mi Luz, que es la Luz eterna de Dios; es la unidad, es la omnipresencia y la ciencia universal.
¡Ay! de aquellos que no entren en la Luz de Mi Corazón. ¿Cómo podrán persistir en estos tiempos agudos?
Yo vengo a dar algo al mundo, en lo que la mayoría no pone atención, sino en lo superficial y mezquino. Verán hombres y mujeres golpearse su pecho por no haberlo hecho, por no haber buscado Mi Luz, la Luz eterna del Creador.
Hasta la última gota de Mi Esencia está siendo entregada. Estoy dando cuenta ante Mi Padre por ustedes y por el mundo. No rechacen ni pierdan esta oportunidad, porque es de las últimas y en ustedes deberán estar vivos todos los tesoros, que mes a mes y de tiempo en tiempo, les he entregado a través de este simple encuentro de oración.
Es hora de que coloquen las llaves del Cielo sobre la mesa y que contemplen con gratitud las Gracias que Mi Padre les ha entregado a través de Mi Glorificado Corazón. Ustedes, si son Mis seguidores, tienen las llaves para abrir las nuevas puertas y no para cerrarlas a los que necesitan cruzar a la nueva vida, a la renovación y a la esperanza. Definan sus caminos, pues el tiempo se aproxima y los invito a ser parte de Mi Luz para que, estando ustedes en Mí, Yo pueda estar en ustedes en cada momento como en cada hora.
Y si Mi Luz está en ustedes, Mi enemigo no triunfará. Él no podrá derrotar a ninguna de Mis almas, a las que a través de los tiempos Yo he convocado para formar parte de los ejércitos del tiempo final, de la preparación del Retorno de vuestro Rey.
Beban de la Fuente de la Luz que hoy les traigo, pues en esencia es Adonai quien con inmensa Misericordia se está donando a sus espíritus, a sus almas y a sus consciencias, por los que no lo aceptan, por los que lo engañan y, especialmente, por los que no lo viven.
Los invito todo el tiempo a ser verdaderos, para que Mi Luz pueda estar en ustedes, porque nada les pertenece. Sus vidas son parte de un Proyecto original que se ha desvirtuado a través de los tiempos y de los siglos.
Vengo a completar, en esta hora, lo que no pude hacer hace dos mil años atrás, porque Mi Padre Me llamó y tuve que ascender a los Cielos para escucharlo, como un buen hijo escucha a su padre y se regocija por sus palabras de sabiduría y de amor.
Quisiera que, de la misma forma, Mis compañeros y Mis amigos, Mis servidores y Mis siervos, escucharan las Palabras de su Señor, de su Maestro, de su Pastor y de su Padre, como si fueran las últimas para esta última era, porque deberán dar testimonio de lo que han vivido Conmigo y podrán ser testigos o no de esta Verdad que Yo les traigo.
Hoy colocarán sus rostros frente a sus enemigos para testimoniar que Yo he estado aquí, en estos últimos años, con ustedes y con todos los que han acogido Mi Llamado en la humanidad.
Por eso, llegó la hora de comulgar no solo con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, que es el mayor regalo de Mi Amor y de Mi Sacrificio por el mundo, sino que llegó la hora de que se fundan en Mi Luz y que nunca más salgan de ella, para no perderse en la tribulación que vivirá este mundo y que enfrentará en estos tiempos.
Con toda la Gloria del Cielo les traigo esta Luz que no pertenece a nadie, sino solo a la Fuente Primordial, en donde reina la Unidad y el Amor en todas las criaturas. Que esta Luz resplandezca en los espacios oscuros. Que esta Luz destierre las insignias del mal. Que esta Luz triunfe en los corazones puros y que puedan nacer finalmente los Nuevos Cristos, los nuevos apóstoles, los pacificadores del Redentor.
Esta Luz, que hoy les traigo, proviene de un lugar profundo y sublime, de una dimensión de consciencia desconocida, desde donde su Señor y Maestro del Amor surgió, al igual que Su Santa y Virgen Madre, así como todos los arcángeles y los ángeles que existen en el Cielo y en los universos, y que alaban eternamente a Adonai.
Ustedes son hijos de esta Luz. Despierten, despierten a sus hermanos del hipnotismo mundial. Recuerden que son hijos de la Fuente y que son esencias que vienen aquí a vivir el principio de la redención y del perdón por todo lo que ha sucedido más allá de este plano.
Esta Luz de Mi Corazón les trae la Gracia. Esta Luz los bendice y los renueva, porque les trae la Misericordia y les concede la indulgencia a sus corazones que tanto lo necesitan en todo el mundo.
Si están alrededor de esta Luz, de la Luz de Mi Corazón, no tienen que temer. Difícil será la purificación de sus consciencias, la rendición de sus aspectos humanos y la liberación de sus atavismos. Pero quien está cerca de Mi Luz nunca perecerá, porque será contemplado por el universo al haber sido contemplado por el Hijo de Dios, que cree y tiene esperanza en una Nueva Humanidad curada y redimida de sus errores eternos.
Alcen a los Cielos y espiritualmente, la Luz que existe en sus corazones y esencias. Ofrezcan a Dios esta Luz como reparación y reconozcan que sin esa Luz no pueden hacer nada y nunca podrán ser guiados hasta la meta final.
Dignifiquen sus consciencias y reciban, a través de esta Luz, el bautismo del Espíritu Santo, que debe expandirse por el mundo para las almas que caen en los infiernos de esta superficie planetaria. Y aún más, les digo que esta Luz es concebida también por los ángeles del universo.
Hoy, a pedido de Mi Padre, detengo las acciones del mal en la humanidad y ya no dejaré que los inocentes sufran los ataques del infierno, porque Mi Luz, que es invencible, triunfará.
Dichosos serán los que crean en este misterio porque, tan solo por creer, estarán dentro de Mi Luz sin percibirlo; y en verdad les digo que comulgarán con Mi Corazón hasta el fin de los días, hasta que Me vean venir entre las nubes, en la Gloria de Dios.
Es así que en esta hora detengo la perdición de las almas, la agitación de los infiernos, la injusticia humana y el pecado en los hombres de superficie. Esta Luz concede, en este momento, una instancia de paz para los que más lo necesitan, para los que más sufren, para los que se desesperan y no han encontrado aún ninguna salida.
Hoy han comulgado con el Sacramento de Mi Luz, misterio que le estoy revelando a la Iglesia de la Tierra porque, más allá de la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, pueden comulgar con Mi Luz, y así estarán comulgando con Mi Divinidad.
Escuchen ahora la oración de su Maestro, que se arrodilla ante los altares de Adonai, así como todos los ángeles del Cielo se postran ante la Fuente Primordial. Y de esa forma, con esta oración, ya bendeciré todos los elementos, porque mientras hablo, Mi Energía Divina, que es la Energía de Dios, magnetiza todas las cosas y las transforma en algo sagrado y en culto. Todo se transforma en una gran ceremonia cuando la Luz de Mi Corazón se proyecta en la humanidad.
“Escucha, Padre Eterno, la Voz de Tu Siervo, de Tu Esencia, de un inconmensurable Amor, que se postra ante Tu Trono para suplicarte, para convertir este momento en algo sagrado, puro e inmaculado.
A los Pies de los Padres Creadores, de los Arcángeles, suplicamos con los ángeles del Cielo por el surgimiento de una Nueva Humanidad libre de errores, libre de sufrimientos, libre de amarguras, libre de tristezas, libre de agonías, libre de incertidumbres, libre de fracasos.
Que Tu Divina Luz, Señor, que impregna y vive en todos los universos, descienda ahora sobre aquellos que escuchan Tu Sagrada Palabra, a través del amadísimo Verbo de Tu Hijo.
Que las almas siempre encuentren refugio en Mi Corazón para que Yo las pueda llevar hacia Ti y Tú, Padre, las tengas entre Tus Brazos para protegerlas y contemplarlas con la dulcísima mirada de Tu infinito Amor.
Así, Padre, a pedido de Tu Hijo, destierra lo que ocasiona la indiferencia. Ábrele los ojos a los que están ciegos espiritualmente. Hazte sentir como un Rayo poderoso en los corazones más cerrados, para que todos puedan vivir el resplandor de Tu Reino Celestial.
Prometo, Señor, hasta el fin de los días de este mundo, socorrer a Tus hijos de Tu Santa Justicia, para que todos puedan sumergirse en el océano de Mi Misericordia y así encuentren la paz, la esperanza de vivirte y de participar Contigo en eterna Comunión.
Envío ahora a los ejércitos angélicos para que colmen de Tu Luz toda la Tierra, y que los más pecadores puedan ser liberados de la perdición, para que también vivan en la Fuente de Tu Amor y de Tu Verdad.
Bendice, Señor, este momento con Tu eterna Luz y haz sumergir en Tu Fuente de Vida a Tus criaturas, a las que has concebido según Tu Divino Pensamiento y Tu Proyecto; porque así, con la entrega de Tu Hijo en la Cruz y con la cruz de los Nuevos Cristos, Mi eterno rival será vencido, porque su derrota está cerca. El triunfo de Tu Reino descenderá a la Tierra, la Nueva Humanidad nacerá y ya no será indiferente a Tus Palabras y Designios.
Cree, Padre, y observa con la mirada de Tu Amor lo que he hecho en Tus hijos a través de los tiempos.
Escucha las alabanzas de los santos.
Recibe la honra, Padre, de los bienaventurados.
Escucha, Padre, el canto de los ángeles, porque Tú siempre eres Nuestra Luz, Nuestra guía y Nuestra Verdad.
Ofrezco la Luz que has concebido en Mi Corazón, humilde y pobre, por aquellos que aún no Te viven y ni siquiera Te buscan.
Señor, ten Misericordia y que ningún alma deje de poder encender su luz interior ante Tu Presencia, ante Tu omnipotencia y omnisciencia.
Que se cumpla, Señor, Tu Voluntad en los corazones que hoy la reciben y que sean conscientes por siempre de este sagrado compromiso con Tu eterno Corazón.
Hoy Te pido, Padre, que por Tu Gracia infinita y por Tu Amor mayor, sucumban los infiernos en sus infiernos y que cierres las puertas a la maldad, así como Te lo implora Tu Hijo, con todo lo que Tú has concebido en esencia, en vida y en divinidad, en Mi Sagrado Corazón.
Que Tus Rayos de Gracia lleguen a los que más lo necesitan.
Que Tú concedas la cura de las consciencias y que la alegría retorne a todos los que la perdieron por alguna causa.
Que Tus hijos, Señor, Tus criaturas, se animen a vivir en Tu Reino Celestial, porque Tu Paraíso se aproxima y al fin, Señor, al fin se cumplirán los mil años de paz.
Hoy se han elevado a Tu Reino las luces internas de Tus criaturas. Hoy Tus altares se encienden por esa Luz. Que Tu divina Luz, Señor, haga humildes, simples y mansos a los que siguen Mi Camino con fe, esperanza y confianza.
Se regocija Mi Corazón en Ti, Padre, así como Mi Corazón se regocijó, a pesar de todo, en el Huerto Getsemaní, al saber que este tiempo llegaría y que todos conocerían, a través de estos medios, el poder de Tus Palabras, el decreto que existe en los Cielos.
Que la Luz de Dios purifique a Tus hijos y que cada hijo, que proviene de Ti, cumpla con alegría, Tu Voluntad”.
Bautizo con esta Luz a todos los que Me han seguido a través de los tiempos e instituyo en este día, entre todos, la nueva Congregación de la Fe, bajo la guía de su Señor Jesucristo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que los pacificadores alcen sus voces a los Cielos, porque los oídos del Padre escucharán sus melodías. Que los pacificadores del Redentor se proclamen en los cuatro puntos de la Tierra, sin ningún temor de decir que son cristianos hasta el fin, hasta que su Maestro retorne para instaurar el nuevo tiempo en la humanidad.
Oremos al Padre con gratitud y regocijo.
Oración: Padre Celestial.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de nuestro Señor vamos juntos a entonar “Pacificadores de Cristo Redentor” y vamos a invitar a nuestros hermanos de los Monasterios, de las Comunidades, a los grupos de la Red-Luz y a todos los seres orantes de buena voluntad.
Ofrezcamos a Dios esta Luz que nos ha concedido en nuestro interior como un oferta de reparación y cura para la humanidad.
Con el amor de Mis hijos, Yo podré llevar siempre adelante las Obras del Creador.
Con el amor de Mis hijos, Yo podré finalmente traer la paz al mundo.
Con el amor de Mis hijos, aunque imperfecto e inmaduro, Yo podré llevar adelante todo lo que Me pide Dios.
Con el amor de Mis hijos, Yo puedo gestar en Mí la Nueva Humanidad y así, verla nacer en un tiempo cercano.
Con el amor de Mis hijos, Yo puedo redimir al mundo y derramar Mis Gracias sobre aquellos corazones y vidas que más lo necesitan.
Con el amor de Mis hijos, Yo puedo ayudar a la esencia divina de los Reinos de la Naturaleza, a fin de que se lleve adelante la restauración y la cura de todas las secuelas ocasionadas a ellos desde el principio de la Creación.
Con el amor de Mis hijos, Yo tengo el permiso de ingresar en los infiernos de este mundo herido y sometido por la guerra, la indiferencia y la omisión.
Con el amor de Mis hijos, Yo puedo acoger en Mi Corazón materno el alma de las naciones y todo lo que en ellas habita.De esa forma, su Madre Celeste puede llevar adelante la Operación Rescate.
Con el amor de Mis hijos, Yo puedo vivenciar en los corazones simples la existencia del Proyecto de Dios y en los corazones humildes, puedo revivir todos los días la Presencia misericordiosa de Mi Hijo.
Ya no importa cuántas veces caigan o se equivoquen, lo que importa, hijos Míos, es que aprendan todos los días a ser perseverantes y buenos. Eso ayudará a que Yo pueda seguir sirviéndome del amor de Mis hijos, porque lo que debe redimirse, en ustedes, el amor que Me tienen lo transformará.
En el amor de Mis hijos, veo la Tierra Prometida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los consagra,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos
Mi Amor y Mi Gracia son como una lluvia que moja la tierra para tornar la vida de los hombres más fértil y fructífera.
Esa lluvia de Gracias, que proviene de Mi Corazón, es derramada sobre la humanidad más necesitada de perdón y de redención.
Por eso, la lluvia de Gracias que Yo traigo permite renovar todas las cosas y hacer de cada momento una oportunidad de reencuentro con Dios.
La lluvia de Gracias de Mi Corazón espera convertir al mundo y despertara las consciencias a su verdadera realidad.
Esa lluvia de Gracias puede curar a un ser o a todo el planeta, porque está basada en el Amor de Dios, el Amor que Él tiene por Sus Hijos.
Busquen esta Gracia de estar en Dios, porque permitirá que todo se renueve y que todo se transforme.
Que la Gracia de Dios sea su compañía.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón transmite las Palabras de la Virgen María:
Vengo aquí a traer la paz que necesita esta ciudad y este pueblo.
Vengo con todos Mis ángeles a este encuentro, para que ellos también los puedan bendecir, porque son enviados del Padre para cerrar las puertas inciertas y abrir los corazones al amor.
Es por eso que he escogido venir aquí, queridos hijos, para estar más cerca de ustedes y traerles una buena nueva, el momento que se aproxima, tan esperado por toda la humanidad: la segunda venida de Cristo. Por eso, ustedes deben tener sus corazones prontos, no solo en la confesión, sino también en la comunión con Mi Hijo. Esas serán las llaves que prepararán sus corazones para lo que vendrá.
Me aproximo a ustedes, queridos hijos, para poder sanar sus corazones, para traerles nuevamente la alegría de saber que la Sierva fiel, la Madre del Altísimo, la Señora de los Pobres, estará aquí entre ustedes todos los meses, hasta que se cumpla Mi misión de tornar esta ciudad un punto de Luz y de oración para el mundo.
Por eso, he fundado esta casa con todo Mi Amor maternal, para que aquí se preparen y se gesten las bases del servicio y de la oración, de la fraternidad y del amor entre los seres, y así se lleve adelante esta obra, que no solo abraza al mundo entero, sino que también volverá aquí como punto final, como punto culminante de Mi obra en estos tiempos, pedida por Mi Hijo a través de Mi Inmaculado Corazón y de la unión de todos sus corazones con el Mío.
Hoy vengo aquí con los Santos Arcángeles para que su vida espiritual pueda revivir, para que sus caminos estén purificados. Y al final, en el horizonte, vuelvan a ver la Luz de Mi Hijo, Su Corazón Glorificado que se aproxima a esta región de Brasil para que, durante la Sagrada Semana, Él los bendiga y los sacramente a todos con la señal luminosa de Su Santa Cruz.
Queridos hijos, necesito en este tiempo de sus corazones simples. Así, con esa simplicidad que hoy sus corazones Me han donado por medio de su filiación Conmigo y de su presencia en este lugar, permitirán a Mi Inmaculado Corazón que Yo pueda seguir viniendo a esta casa para visitarlos todos los meses y nuevamente traerles Mis Gracias celestiales que serán la fuente de su reparación y conversión. Así encontrarán la reconciliación con Dios, en una profunda comunión interna de cada una de sus almas con Mi Alma y el Alma de Mi Hijo, y así con todo el Reino Celestial.
Yo les traigo, queridos hijos, siete llaves importantes que los ayudarán a llevar adelante esta misión que hoy les encomiendo, de poder tornar esta ciudad un punto de Luz para el mundo. Cada uno de ustedes, queridos hijos, será un referente para los peregrinos que vendrán del mundo entero. En sus ojos y en sus labios deben reflejarse Mi sonrisa celestial y en sus corazones, libres del sufrimiento y del dolor, debe estar la paz; porque Mi aspiración es curar a cada uno de ustedes para que puedan ingresar en el universo de Mi Amor maternal, en donde solo encontrarán alegría, esperanza y regocijo de poder estar en Cristo, Nuestro Señor.
Para que todo eso sea posible y los milagros se realicen en sus vidas, en un tiempo de gran desigualdad, Yo los invito a orar Conmigo todos los días. Quiero que esta ciudad se torne un gran Rosario de Luz para todo el mundo, y que cada cuenta de este Rosario de Luz, que será construido por ustedes, represente a un grupo de oración, un núcleo orante, en donde las bases de la Sagrada Familia se podrán expresar en sus corazones y vidas por medio de los Dones del Espíritu Santo.
Quiero volver a erguir a Nuestra Señora del Carmelo. Que esta ciudad sea bendecida por ese santo nombre. Que Nuestra Señora de los Pobres esté en el corazón de cada uno de Mis hijos y en cada lugar donde exista una necesidad.
Por eso, Yo les entregué, queridos hijos, en esta ciudad, la sagrada Casa de San José, en donde viven Mis misioneros de la paz; en donde podrán aprender a construir una verdadera vida fraterna, una vida grupal basada en la fraternidad y en el amor entre los seres, encontrando en cada lugar el servicio y una posibilidad de vivir la oración del corazón.
Es de esa forma, queridos hijos, que Yo los invito a ser una gran familia espiritual. Invito a sus familias a que sean renovadas por medio del servicio, de la oración y de la comunión.
Les traigo desde el Cielo todos estos dones para que la Iglesia Celestial que, en ustedes, habita en lo profundo de sus almas, pueda volver a ser erguida; y Mi Hijo, cuando retorne durante la Sagrada Semana, encuentre un refugio, un lugar de alivio y de oración, en donde Él pueda entrar en sus corazones y vidas.
Como Señora de los Pobres, Yo los invito a reconstruir esta ciudad a través de ejemplos y actos simples. Si su oración es poderosa y la viven diariamente, les aseguro, queridos hijos, con la autoridad que Me ha dado Cristo, que muchas cosas terminarán y la esperanza será recuperada en muchas consciencias.
Para que eso suceda, a todos ustedes, queridos hijos, en la humildad y en la simplicidad de sus corazones, los invito a dar el paso, a que acompañen a su Madre Celeste en esta misión y en este propósito que hoy vengo a presentarles a cada uno de ustedes.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Así como hoy consagro esta casa, espero consagrar cada una de sus casas, para que esta ciudad, hijos Míos, sea semejante a Mi Reino y aquellos que lleguen aquí, de los cuatro puntos de este mundo, buscando la paz y la reconciliación con Dios, puedan encontrar, en cada uno de ustedes, este camino que lleva a Mi Inmaculado Corazón.
Por eso, hoy les pediré que, mes a mes, anuncien Mi Presencia en este lugar; que lleven a sus familias, sobre todo a los más jóvenes, a Mi Centro Mariano para que Yo pueda curarlos poco a poco, para que reencuentren un sentido en sus vidas, porque los más jóvenes, hijos Míos, se están perdiendo por las ilusiones e influencias de este mundo y el deseo del Creador es que Sus hijos lo encuentren, que puedan expresar en este tiempo la unidad y la semejanza con Él, así como lo expresó Mi Hijo Jesús.
Quiero, hijos Míos, que fortalezcan su fe, que fortalezcan la unidad Conmigo; porque Yo solo los llevo hacia Jesús para que lo encuentren cuando Él retorne al mundo, para que lo reconozcan entre los hombres, para que lo reconozcan caminando por las calles, convirtiendo a los corazones y recordándoles el compromiso de ustedes con Dios.
En esta noche, hijos Míos, establezco la paz en sus vidas y les pido que Me abran las puertas de sus corazones para que, con Mis ángeles, Yo pueda liberarlos, curarlos y colocarlos en un camino de paz y de crecimiento espiritual.
No vengo aquí para fundar una nueva religión ni una nueva iglesia. Vengo para fortalecer la fe que ya existe en sus corazones.
Sé que muchos Me aman y son devotos de Mi Divino Espíritu. Ahora, hijos Míos, deben dar testimonio de Mi Presencia en sus vidas, porque Yo estoy aquí para decir que escuché sus oraciones. Yo soy la respuesta a sus plegarias, todas aquellas súplicas que enviaron a Dios para que esta ciudad fuera diferente, para que sus hijos pudieran encontrar la paz. Yo estoy aquí, hijos, como un manantial único de paz. Solo les pido que abran sus casas y sus corazones, que tomen con sus manos sus rosarios y oren Conmigo para que, por la potestad que Dios Me concedió, Yo pueda transformar sus vidas.
Confíen en el poder de la oración cuando unen sus corazones al Mío. Confíen en que, junto a Mí, el destino de esta ciudad puede ser diferente y ella podrá ser reconocida en el mundo entero como una fuente de paz para los que tienen sed, como una fuente de vida para los que mueren en espíritu.
Vengo a convertir este suelo para que se torne sagrado y anuncie al mundo Mi Presencia Maternal; para que dé el ejemplo a la humanidad de corazones que verdaderamente preparan el Retorno de Cristo, porque Él vendrá y no será solo en espíritu. Todos los ojos lo verán, todas las rodillas se curvarán ante Él porque no podrán, hijos, resistirse a Su Amor y a Su Poder.
Aquellos que son Sus compañeros, lo seguirán y establecerán con Él el Reino de Su Padre. La Nueva Jerusalén, que los pueblos antiguos tanto esperaban, será visible para los ojos humanos, porque la Voluntad de Dios se establecerá y Sus promesas se tornarán vida.
Confíen en lo que les digo, hijos Míos, porque el mundo temblará y los corazones se arrepentirán de no haber despertado a tiempo.
Hoy los llamo por el nombre para que estén ante Mi Presencia. Hoy los consagro y les ofrezco Mi Paz para que conviertan sus vidas y sean llamados verdaderamente Hijos de María.
El Reino de Dios se aproxima a sus vidas. El Creador les ofrece Su Amor y solo es necesario, hijos Míos, que le digan sí al Dios Supremo.
Fray Elías del Sagrado Corazón transmite las Palabras de la Virgen María:
Vengo a sacarlos del infierno para que ingresen a Mi Paraíso. Por eso, hoy estoy aquí, entre ustedes, muy feliz. No podrían imaginar, queridos hijos, cuán grande es Mi felicidad al estar consagrando a nuevos Hijos de María y en consecuencia, a cada uno de ustedes, que son permeados por los rayos de Mi Amor y de Mi Gracia.
Quisiera que, en el próximo mes, fueran el doble de los presentes. Abran las puertas de esta ciudad para que los ángeles puedan reinar y las almas, que han muerto espiritualmente, puedan resucitar, ante la venida gloriosa de Cristo.
Ahora, quiero que se aproximen los que se consagrarán como Hijos de María, a este escenario, para que Yo los pueda bendecir. Vengan a Mí, queridos hijos, estén cerca de Mi Corazón Inmaculado, no deben temer. Yo les traigo la paz y la felicidad celestial que tanto necesitan sus vidas, para poder cumplir el Propósito de Dios que, en este tiempo, se está llevando adelante a través de esta Obra.
Quisiera que todos los sacerdotes abrieran sus corazones a Mi llamado. Yo soy la Madre del ecumenismo y conduzco a todos Mis hijos hacia Cristo. Todos son merecedores de la Misericordia de Dios. Todos son merecedores de la Gracia de Dios. Todos son dignos hijos de Dios y merecedores de la salvación que Mi Corazón Inmaculado le concede a todas las almas.
Hoy no solo bendeciré a los Hijos de María, estos sesenta nuevos hijos que formarán los primeros grupos de oración en los diferentes puntos de esta ciudad. Serán los que sembrarán para que nuevas almas puedan surgir, por medio de este impulso de orar el Santo Rosario por la paz todos los días, con el fin de que esta ciudad se consagre a Mi Inmaculado Corazón.
También vengo a consagrar sus objetos sagrados, como todas estas flores que han colocado en Mi altar, en el sagrado altar de la Señora de los Pobres. Ustedes llevarán una flor como recuerdo de Mi Presencia en sus vidas. También bendeciré sus rosarios, bajo la autoridad que Dios Me concedió.
Ahora, que los nuevos hijos, que se consagran ante esta casa de la Señora de los Pobres, coloquen su mano izquierda sobre el corazón y sustentando la luz de su vela, confirmen la Presencia Divina en este lugar; la Presencia del Padre, la Presencia del Hijo y la Presencia del Espíritu Santo.
Hoy desato un gran nudo para que se puedan liberar y así reencontrar la paz, porque si la paz está en ustedes, la paz estará en esta ciudad, los corazones se convertirán, los enfermos se curarán y todos se sentirán más amados porque Yo estaré aquí presente. Cada vez que crucen la puerta de esta casa, sepan que la Señora de los Pobres siempre los observa y los acompaña con Su Amor.
Vengo a cicatrizar sus corazones, retirando las espinas de la vida. Vengo a sanar sus almas, para que se enciendan a través de Mi Espíritu Divino. Vengo a reencender, en sus vidas, la llama poderosa de la oración del corazón.
Hoy vengo a entregarles Mi Amor y toda Mi Gracia para que sean benditos, sean dignos merecedores de la Misericordia de Dios por todos aquellos que no la viven y que se apartan del Reino de Dios, alejándose del Amor y de la Verdad que vive en el universo.
Yo los consagro. Yo los bendigo. Yo los abrazo como buena Madre, como Madre de todos y Madre de la Nueva Humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Canten María de Nazaret y eleven sus rosarios para que Yo los pueda bendecir.
El Señor bendiga estos objetos sagrados que simbolizan la apertura de las puertas del Cielo en lo más íntimo de cada una de las almas. Que estas cuentas de oración sean permeadas por Mi Gracia y por Mi Luz. Que las almas se aferren a este instrumento celestial, para que siempre encuentren el amor y el camino que los llevará hacia Mi Hijo, hasta Su Sagrado Corazón.
Bendigo estos rosarios, para que sea bendecida esta ciudad, bajo la autoridad que el universo Me concedió, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Lleven sus rosarios sobre el corazón para que el Cielo ingrese en sus vidas.
Les agradezco.
Los esperaré el próximo mes y estoy feliz por poder reencontrarlos en el espíritu de la fe y de la unidad.
Que así sea.
Renuncia a tus imperfecciones y virtudes por todos los que no lo hacen.
Renuncia a las grandes aspiraciones y a los fracasos por todos los que no lo hacen.
Renuncia a las pruebas y a los desafíos por todos los que no lo hacen.
Renuncia a las expectativas y a los desánimos por todos los que no lo hacen.
Porque renunciando a todo lo que les ofrece el mundo, se logra estar en la Misericordia de Dios.
No temas encontrar lo que aún no ha muerto dentro de ti o lo que aún no has purificado.
Sé valiente y recibirás la fuerza interior necesaria para dar los pasos hacia Mi Hijo. Él tiene gran compasión por los miserables y también justicia para con ellos.
Elévate, elévate y solo elévate por todos los que no lo hacen; y atrae hacia la Tierra la Gracia de Dios.
Es hora de encontrarse con uno mismo, pero también es hora de espejar la Misericordia de Dios por encima de todas las cosas.
¡Adelante!, y triunfarás en Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los anima,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Siente Mi Corazón como la única fortaleza para tu alma y espíritu.
Siente cómo en Mi Corazón se puede encontrar a Dios y Él puede estar contigo.
Siente cómo todo es perfecto cuando contemplas la humildad de Mi Corazón y cómo todo se renueva desde el momento en que se le dice sí a Dios.
Siente Mi Corazón como el refugio y también como el amparo ante toda adversidad y peligro.
Es este Corazón Puro que Yo ofrezco a Mis hijos, con el motivo de que reciban toda la Gracia de Dios.
Este es el Corazón Inmaculado que intercede por las almas y por el planeta, es el Corazón que se abre para que toda la humanidad pueda ingresar en la Fuente de la Cura.
Este Corazón se ofrece todo el tiempo para poder remediar los errores y para traer al mundo un rayo de esperanza.
Quien vive en Mi Corazón siempre podrá corresponder al Creador y así la Voluntad Divina se estará realizando en las almas.
Mira a este Corazón que ha sufrido por Sus hijos y que aún debe ser reparado con el amor de los que perseveran en el camino de Mi Amado Hijo.
Este es el Corazón que hará de tu vida el momento del triunfo interior y la expresión de la redención.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy su Madre del Mundo contempla con serenidad y compasión a la humanidad. Con Mis ojos llenos de lágrimas y de angustia, veo a muchos de Mis queridos hijos en la ceguera mundial e hipnotizados por la indiferencia. ¿Dónde está el Cristo que nació hace algunos días dentro de ustedes? Les pido, Mis amados, no lo olviden ni le den la espalda, porque ese Cristo que mora en ustedes espera pacientemente ser atendido y colmado de mucho amor.
A todos los que hoy elevan el pensamiento y el corazón al Cielo les pido: recen, recen y adoren en el Santísimo a Mi Hijo. Que este año que termina, un año lleno de desgracias e inconsciencia, pueda ser liberado para que el próximo sea un año de más luz y de más misericordia. Por eso les pido a todos Mis hijos del mundo que tengan presente a Dios, al menos háganlo por todos los que se apartarán durante esta noche de su verdadera y más pura inocencia.
Quisiera que celebraran Conmigo el triunfo de los Sagrados Corazones, más que el cambio de un año y el término de un ciclo. Recemos, hijos queridos, porque el año que se aproxima será más duro que el pasado y veo cómo muchas consciencias se deciden por otras cosas y se resisten cada día más. Regalen, no como lo hace el mundo, sino regálenle una linda sonrisa a la Madre de Dios, regalen amor, misericordia y compasión para que la ignorancia mundial sea equilibrada.
Ámense y compréndanse un poco más todos los días y ya, ya no cierren sus corazones. A todos Mis servidores les estoy enseñando a amar el sacrificio para que este sacrificio sea al menos semejante al que Mi Hijo ofreció en soledad, abandono y silencio.
Queridos hijos, recemos para que en el próximo año su Santa Madre de la Luz no tenga que llorar, aunque Mis súplicas y Mis peticiones sean continuas, alivien Mi Corazón de los pecados graves que veo que se cometen todos los días a lo largo y a lo ancho del mundo.
Por último, perdónense y serán perdonados, y la humanidad será milagrosamente perdonada cuando en esta noche alguien se anime a decirme “Sí Madre mía, hoy Contigo estaré cueste lo que cueste, por el triunfo de Tu Inmaculado Corazón”. Así Dios tendrá infinita piedad por todas las naciones, por todos los continentes y por todas las consciencias que en esta noche confirmarán espiritualmente su alianza con el mal. Pero sepan que a pesar de todo, hijos amados, son sus vidas y sus actos los que hacen que día a día Mi Corazón triunfe.
Y si hasta aquí llegaron peregrinando Conmigo con la oración y en todas las naciones es porque solo la Gracia de Dios permite algunas cosas, solo el amor sincero concibe y genera una sagrada oportunidad para las almas.
Queridos hijos, disculpen esta declaración que hoy les traigo, pero solo prometí desde Mi Asunción decirle la verdad al mundo.
Por todos los esfuerzos y por todas las renuncias, les agradezco por acompañarme en este calvario planetario.
Los ama y los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más