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Queridos hijos:
Hoy los acompaño en esta jornada en la que retornan a casa para descansar en Mis brazos.
Les he preparado un lugar dentro de Mi Corazón, para que encuentren el reposo que necesitan, donde recuperarán las fuerzas para seguir junto a Mí en la tarea planetaria de rescate de almas.
He observado con Mis ojos de amor cada detalle de vuestra entrega; sé cuándo están totalmente dispuestos y activos en la tarea y me ofrecen todo vuestro ser. También observo cuando vuestros cuerpos se cansan y caen en la inercia, desfalleciendo.
Hijos queridos, vivan en Mí todo el tiempo; recurran a esta Madre que siempre los socorrerá y a través de Su amor impulsará vuestros seres, para que siempre estén vitales y disponibles para la tarea.
¿Les he dicho alguna vez cómo responden vuestras mentes y cuerpos al impulso de Mi Amor?
Cada vez que están Conmigo, a solas o en grupo, a través de la oración, todo Mi impulso de amor se derrama sobre ustedes y códigos de luz celestial ingresan en vuestras células. Ellas se encienden rápidamente y se revitalizan, encontrando así la fuerza que los levanta y los hace seguir.
La oración fervorosa, aparta de vuestras consciencias toda pesadez, toda perturbación.
Observen, queridos hijos, cómo vuestros seres reaccionan al Amor de Mi Corazón; Amor que atraen hacia ustedes cada vez que entran en oración.
Quédense en paz; Mis ángeles los esperan en vuestro lugar de reposo para guardar vuestro descanso.
Los espero en la próxima oración hecha con el Corazón.
Gracias por estar Conmigo en este día, respondiendo a Mi llamado,
María, Reina de la Paz
Hijos Míos:
El Señor Me envía en este día para unir en el Corazón de Salta a todos los Grupos Marianos con un propósito Redentor y Salvador.
Quiero que cada uno de Mis orantes y peregrinos estén unidos, como un solo corazón, a Mi Santuario de Salta. Para que desde allí, Yo pueda abrir la Puerta de la Salvación para las almas que Me aguardan.
Cada uno de sus corazones, hijos Míos, deberá estar listo y dispuesto para acompañarme en abismos profundos de sufrimiento, para rescatar las almas que hace siglos están presas en esas realidades.
Quiero hoy realizar con Mis hijos una Misión de Paz y Misericordia, que confirmará la victoria gloriosa del Señor y plasmará Su Misericordia sobre esta ciudad de Salta y sobre todo el Norte Argentino.
Los convido hoy a encender sus corazones en una oración que se renueva en cada cuenta. Y, de esta forma, Me ayudarán a mantener vivas y encendidas las esencias de muchos de Mis hijos que se están apagando.
Como Señora de Guadalupe vengo a colocar en Mis brazos todas las razas, sobretodo a Mis amados hijos indígenas. A través del amor de Mis pequeños peregrinos, quiero liberar el sufrimiento y la incomprensión que viven en los corazones de muchos pueblos indígenas de este planeta.
Como Reina de la Paz vengo a derramar Mi Paz sobre el mundo. Y a través de cada Grupo Mariano unido a Mi Corazón en esta hora, encontraré una puerta para ingresar en cada nación de este planeta.
Por eso, donde estén, hijos Míos, sepan que ahí Yo llegaré y siempre que oren con amor, estarán abriendo las puertas de sus ciudades, naciones y continentes, para el ingreso de Mi Paz.
Como Madre de la Divina Concepción de la Trinidad vengo a gestar en el interior de cada nación, el Espíritu Trino. Vengo a anunciar el descenso del Espíritu Santo sobre las vidas de cada ser de esta Tierra, siempre y cuando permitan que el Santo Espíritu de Dios viva en sus corazones.
Este es el tiempo correcto. El Señor ya preparó Sus Huestes y Su Santo Espíritu ya sobrevuela la periferia de sus corazones y de las conciencias, aguardando el momento de poder entrar y fundirse en las criaturas de Dios.
Por eso hoy oren con especial devoción unidos a Mí. Yo los acompañaré en este triunfar de la Luz Divina.
Les agradezco, pequeños hijos, por responder a Mi llamado todos los días.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Adoren las misiones de San José en el mundo a través de sus corazones.
Lleven en ustedes el amor al servicio pleno por Dios y por Sus planes predilectos para las almas.
Quiero que hoy puedan servir para reparar las causas que oprimen a muchos corazones que están olvidados hace mucho tiempo.
Elevo, con Mi Corazón, las ofertas sinceras de todos los peregrinos que se animen a obrar por amor a la Misericordia de Mi Hijo.
Queridos hijos, hoy estoy aquí para agradecerles por su respuesta de estar aquí en Salta.
Ahora, a partir del nuevo ciclo anunciado por San José Castísimo, preparen el instrumento que representa al corazón de cada uno de ustedes, porque el Señor los está llamando a obrar a través de los medios de servicio, de fraternidad y de humildad, atributos que deberán nacer primero en ustedes para después vivirlos como luz en otros hijos Míos.
Detengo hoy Mi mirada para observar la sinceridad de sus corazones. Es hora de seguir caminando en la fe del corazón.
¡Les agradezco, hijos, por responder a Mi llamado en Salta!
María, Reina de la Paz
Oración de San José transmitida durante la vigilia de oración del 26 de febrero de 2013 en la ciudad de Salta, Argentina. Oración que deberá ser repetida siete veces al comienzo y al final del Devocionario al Castísimo Corazón de San José.
Oración de San José Castísimo
¡Oh, amado mediador e intercesor San José!,
pide por nosotros ante Cristo
por toda la eternidad.
Amén.
Yo Soy la Estrella de la Mañana anunciando al Sol que despunta en la vida de todos Mis hijos.
Yo Soy la que una vez gestó al Hijo Primogénito de Dios y que ahora viene una vez más, antes del Señor, anunciando Su Venida sobre la Tierra.
Yo Soy Aquella que vivió de la Fe, para que Cristo encontrase aliento y fuerza para renovarse en Dios, durante Su Pasión. Cuando Él era niño lo alimenté con la leche que brotaba de Mi Corazón y, en Su Pasión, lo alimenté con la Fe que salía de Mi interior, tan intensamente que sentía que no podría aguantar estar allí.
Hoy vengo acompañada por Mi Hijo Glorificado, para que juntos alimentemos de Fe a toda la humanidad, en esta caminada de dolorosa ascensión.
Si bien la Pasión el Señor ya la vivió por todos nosotros, deberemos alcanzar esta misma Fe y este mismo poder de levantarse, levantarse y levantarse después de cada caída.
Mi Presencia, acompañando el trayecto de la humanidad, es para alimentar y fortalecer siempre sus corazones. Apenas necesito que, así como lo hizo Mi Hijo Jesús, cada uno de ustedes pueda ver en Mis ojos y sentir el amor que les traigo.
Confíen en Mí, como confió Jesús, y luego percibirán que Yo estoy siempre al lado de todos ustedes. Y cuando sientan soledad y desaliento, solo búsquenme. Miren para el lado y Me verán. Mis brazos están aquí siempre abiertos. Mi Misericordia es el infinito Poder de Renovación.
Yo estoy con el Padre y con el Hijo y los conduzco a Nuestro Reino, al Reino de los Cielos al cual pertenecen todas las almas de este mundo.
Vengan, vengan sin demora para Mis brazos. En Mí no habrá cansancio, apenas fe y eterno sacrificio.
Como Madre de cada uno de ustedes, los aguardo día y noche, para que retornen a Nuestra Casa. Y no dormiré ni descansaré en cuanto no los vea llegar.
Confirmen la Gloria de Dios en la alegría de servirlo.
Los acompaño como Madre Peregrina, durante todo el día de hoy para mostrarles las señales en todo lo que les pido. Y para que aprendan lo que Dios necesita que aprendan en este día y en toda la vida.
Adoro a todos Mis hijos y estoy a su lado siempre.
María, Reina de la Paz
Después de la transmisión del Mensaje diario de Cristo Jesús, la Santísima Virgen María nos transmite Su Mensaje:
Ahora, Mis queridos hijos, que han ingresado en el Corazón Santísimo de Mi Hijo, veneren por más tiempo este misterio de Amor infinito que derrama el Sagrado Corazón de Jesús.
Queridos hijos peregrinos, con Mis brazos abiertos y Mi Corazón pulsante de gozo y alegría, les agradezco también a todos los orantes del mundo, y en especial a los peregrinos que están en Salta, por responder a los Mandamientos de Nuestro Señor Dios, el Altísimo.
Hijos Míos, como Madre de las Gracias, acompañé durante este día 25 de febrero, cada uno de los pasos que ustedes dieron en dirección a la Ermita de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús.
Después de erguir la Ermita que le solicité a la vidente de Salta, esta peregrinación amorosa de devoción, realizada por Mis peregrinos, cumplió con un propósito importante pedido por Dios Padre.
Hijos amados, este propósito se refiere a que, después de consagrar el Santuario Mariano en Salta a Mi Inmaculado Corazón y la tarea cumplida hoy por su peregrinación, despertó la Gracia sublime de la salvación de millones de seres de pueblos indígenas que esperaban una oportunidad de salvación.
Queridos hijos, quiero revelarles que, a través del Santuario y de la peregrinación, la obra de la Inmaculada Madre de Salta estará cumplida a partir del próximo año, en el que otros eventos espirituales importantes abrazarán, como Gracia, a otras consciencias en el mundo.
La unión honesta y verdadera de su oración y peregrinación durante estos dos últimos días, permitió que las obras de la Virgen María en Argentina, en Uruguay y en Brasil quedaran unidas en los Planos Celestiales sublimes.
Ahora, después de está Gracia derramada por Dios, el próximo camino será unirse a Mi tarea mariana de Medjugorje.
Queridos hijos, ustedes verán así que la Mujer Vestida de Sol, con la Corona de doce Estrellas y la Luna debajo de Sus pies, estará dando el signo visible de un venidero tiempo de Gracias y de conversiones mayores para todos Mis hijos.
Mis pequeños, que Mi Corazón Inmaculado en este día pueda pulsar en sus corazones para que puedan sentir Mi Amor y Mi Gloria, porque los amo, los amo tanto que si lo supieran reconocerían el Paraíso.
Les agradezco por responder a Mi llamado que ha sido cumplido.
¡Gracias Mis amados siervos y peregrinos!
María, Reina de la Paz
Queridos hijos Míos:
Que, en este día de oración por las naciones del mundo, juntos y unidos al Padre Eterno, oremos especialmente por la nación Argentina, la cual definitivamente deberá ingresar en la cuenta de la salvación y de la redención.
Queridos hijos, por eso Mi Corazón materno se anuncia día a día a sus vidas, para recordarles la importancia de rezar el Rosario todos los días, en espíritu de conversión y de paz, en el mundo entero. Cuantos más grupos de oración cumplan con los simples, pero magníficos pedidos divinos, muchas circunstancias en la humanidad podrán evitarse, muchas almas encontrarán la paz y la conversión que tanto buscan.
Como Madre del universo, les traigo todos los días la única Estrella guía que los llevará a encontrar el amor y la paz. Esta Estrella guía se llama Cristo Jesús, el Rey salvador y redentor del universo.
Busquen a Jesús, aspiren a estar en el Corazón amadísimo de Mi Hijo, Él tiene Su divino Corazón de Luz abierto perpetuamente y eternamente para aquellos que digan sí y se animen a ingresar en el Templo redentor del Corazón Sacratísimo de Jesús.
Hijos Míos, por este motivo, hoy los llamo a convertirse en verdaderos difusores de Mi llamado por la paz y por la redención, el camino más correcto será a través de sus corazones que podrán transmitir el amor que muchos no poseen, la paz que tantas almas buscan en el mundo, la serenidad y la fe que muchos corazones han perdido en este tiempo.
A través de sus puros, humildes y simples corazones, Jesús, el Rey salvador, podrá irradiar Sus Dones porque, hijos Míos, una vez Él dijo: “Por el poder del Amor de Dios, Mi Espíritu salvador estará presente entre Mis compañeros, obreros y servidores de la Misericordia”.
Entonces, Mis queridos, que este encuentro en Salta con la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, los aproxime al encuentro con el Salvador, con Mi amado Hijo, Jesús de Nazaret, ahora el Rey Jesús del universo.
Queridos hijos, como Madre peregrina, acompañaré sus pasos todos los días de sus vidas. Por eso, podrán unirse a Mí a través del Santo Rosario y de todas las oraciones que proclamen la Luz y la Paz del Señor.
Que, en este día, sus corazones se renueven a través de la oración del corazón, porque desde sus corazones puede brotar la llama de vida y de paz que representa a Mi Hijo, el Salvador del mundo, Cristo Jesús.
¡Les agradezco por escuchar con atención Mi nuevo llamado!
Los adora siempre, desde el Cielo,
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos:
En esta mañana, vengo a anunciarles que Mi Corazón estará entre ustedes durante todo el día, acompañando la vigilia y la oración que harán Conmigo. Por eso, espero de sus corazones una total apertura al Señor, a fin de que Su Reino pueda llegar a la Tierra y permanecer en ella para el rescate y la salvación de las almas.
Esta es una semana de especial Misericordia, porque el Señor Me permitió estar aun más próxima de Mis hijos y, junto con ellos, trabajar por la salvación de las almas.
En este día, recojo la oferta de todos, para que coloquen a Mis pies, no solo los talentos de sus corazones, sino también las miserias. Y, para encontrar Conmigo y a través de Mí el camino de la conversión, les digo que el camino más corto es el del servicio, de la oración, de la confesión y del ayuno.
Cuando oran por las almas con el mismo fervor con el que oran por sí mismos, cuando claman por el mundo con un verbo que emerge de lo más profundo del ser, el Señor vuelve Sus Ojos hacia la Tierra y envía en su auxilio a Sus Huestes, portadoras de la redención y de la Misericordia.
Cuando sirven con gratitud, con paz y con reverencia a las almas, la Misericordia Divina encuentra espacio en sus corazones para que, a través de ellos, sea vertida en las almas.
Cuando se confiesan con Dios y con Cristo, liberando el pecado y las amarguras del corazón, cuando son capaces así de perdonar al prójimo y a sí mismos, están liberando el pecado del mundo e impulsando a las almas que no consiguen hacerlo.
Cuando ayunan con sinceridad y sienten hambre en nombre de todos los que verdaderamente no tienen que comer, equilibran el mal del mundo y dan una oportunidad a los que nada tienen para que un día reciban lo que necesitan.
Es necesario que sepan ejercitar lo que les pido con la consciencia más amplia, con la intención en los beneficios que el mundo recibirá, mucho más allá de lo que podrán recibir cada uno de ustedes.
Si actúan de esta forma, procediendo por el bien del mundo, el bien en sus seres será una consecuencia, y estarán caminando a pasos largos rumbo al Paraíso y muy pronto estarán a Mi lado.
Cuenten con Mi Presencia, Mi auxilio y Mi maternidad.
Oigan Mis Palabras con amor. Vengo a instruirlos y a acompañarlos, trazando para sus corazones un camino de humildad.
Amo a cada uno de Mis hijos.
María, Reina de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestra Señora escucharemos el Ave María en quechua y también la Señora dijo que Ella orará en quechua.
Podemos comenzar, dice la Señora.
Oración: Ave María en quechua (dos veces).
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Todos los pueblos del verdadero origen están en Mi Corazón Inmaculado.
¡Alabado sea Cristo, hijos Míos!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: Ave Luminosa.
Madre María Shimani de Montserrat:
Vamos a compartir algunas indicaciones que nos dio Nuestra Señora y después vamos a hacer algunos comentarios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hoy, sentimos que la Madre Divina vino de una forma diferente y Ella nos explicó cuál era el motivo de venir de esa forma diferente.
Ella hoy apareció como la Reina de la Paz, como en el día de ayer y Ella nos dijo que hoy no venía específicamente a transmitirnos un Mensaje, porque el Padre consideraba, en este momento, que Ella ya nos había dicho bastante, que ya nos había transmitido muchas instrucciones ayer y hoy.
En ese momento, la Madre comienza a dialogar con nosotros a través de algunas preguntas y respuestas que Ella nos transmitía.
Una de las preguntas que le hicimos a la Madre Divina fue con respecto al Vía Crucis. Ella nos explicaba y nos transmitía que de la misma manera que Ella nos había pedido algunos ejercicios espirituales como por ejemplo el ayuno, ahora Ella nos pedía que nosotros ejercitáramos el Vía Crucis.
Nuestra Señora explicó cuál era la finalidad de que nosotros viviéramos el Vía Crucis. Ella nos dijo: “Quiero que en el Vía Crucis puedan encontrar a Mi Hijo”.
Ella nos dijo también que el Vía Crucis era un ejercicio importante en estos tiempos, porque no solo a través de ese ejercicio nosotros trabajaríamos en nuestra redención, sino también en la redención de nuestras familias y de otras consciencias.
Ella nos dijo: “En el Vía Crucis ustedes van a encontrar a la humanidad, porque Mi Hijo sufrió y padeció por la humanidad”.
También nos dijo: “En los diferentes pasajes del Vía Crucis ustedes van a encontrar a la humanidad presente y también muchas llaves”.
Algo que nuestra Madre acrecentó fue lo siguiente: “Si Mi Hijo no hubiera vivido Su Pasión, ustedes hoy no estarían aquí y Me refiero también a que ustedes no podrían tener en este momento, por ejemplo, la presencia de la Paz del Señor. Pero eso ahora es posible porque el Vía Crucis marcó muchos pasos para el mundo”.
Ella nos explicó que, a partir de lo que sucedió en la Pasión de Jesús, eso también había llegado a muchas generaciones.
Cuando Ella se refería amorosamente al ejercicio del Vía Crucis, Ella nos pedía que nosotros concentráramos nuestro ser, nuestro corazón en los hechos y en los pasajes, porque allí se encuentran muchas, muchas llaves, muchos atributos para nosotros.
Me acordé de un punto importante de la Aparición: cuando Nuestra Señora pidió que una hermana orara en quechua, escuchamos orar a nuestra Madre el Padre Nuestro en quechua. Ella me dijo, en ese momento: “Aguarda que la hermana ore en quechua y verás qué sucederá”.
Cuando la hermana oró el segundo Ave María en quechua, Nuestra Madre abrió los Brazos y nos mostró algo que había debajo de Su Manto y más allá de Su Manto. Debajo de Su Manto y a la derecha y a la izquierda de Nuestra Señora había muchos niños indígenas de diferentes culturas y lugares del mundo.
Ella comenzó a llamar a otras consciencias y estaban todos reunidos, aparecían muchos pueblos de diferentes culturas; sonriendo y mirando hacia nosotros, nos dijo: “Ellos están en el Cielo”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Nuestra Madre también les pidió a los peregrinos que comparten hoy con nosotros esta tarea, que pudiéramos organizar una vigilia en esta casa, en estos días que vamos a estar aquí, porque Ella necesita rescatar a algunas almas que están aquí, en esta región de Salta. Así, después vamos a organizar esa vigilia.
Y el día martes, que hacemos la vigilia con los grupos de oración, orando el Rosario, la Madre nos pidió permiso para hacer esa tarea en la casa de la hermana que oró en quechua. Entonces, vamos a ver si ella nos da permiso.
Ella nos dijo que quiere ir allí para que todos podamos orar juntos y, no sabemos por qué, pero algo vio en ese lugar.
Muchas gracias a todos, vamos a despedirnos cantando.
Canción: “Madre Divina”.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Queridos hijos peregrinos del mundo entero:
¡Alabado sea Jesús!
En este día Mi llamado se proclama para todos Mis hijos que, mes a mes, en los esfuerzos y en la fe, responden a Mi llamado por la oración y por la paz.
Hijos amados, la Bienaventurada Virgen María, Madre del Cielo, quiere decirles algo en este día. Por la presencia de algunos grupos marianos en la ciudad de Salta, Argentina, Mi tercera casa en el mundo, los estoy llamando para que desde vuestros grupos de oración acompañen al Cielo en una consagrada y especial tarea. La tarea será la que realizarán los peregrinos, presentes aquí en Salta, los días 24 y 25 de febrero de este año 2013.
Ustedes ya han escuchado Mis palabras, que los han invitado en meses pasados a la oración, al ayuno, a la confesión y a la fraternidad.
Ahora, la Reina y Madre del Cielo, los está llamando para que en la humildad y en la fe, y por el Inmaculado Corazón de María, en estos días 24 y 25 de febrero a la hora 10.30 de la mañana, realicen el Vía Crucis. Un ejercicio espiritual de redención que Mis hijos videntes y peregrinos que están en Salta realizarán al subir al Cerrito, donde está la Ermita consagrada a la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús.
Esta peregrinación hasta la Ermita, junto al ejercicio del Vía Crucis, ayudará en la salvación de las almas y en la reparación especial de Argentina, como de otras naciones del mundo. Este ejercicio, de subida al Cerrito de la ciudad de Salta, también será en honra al Inmaculado Corazón de María, al Sagrado Corazón de Jesús y al Castísimo Corazón de San José.
Aquellos peregrinos que, desde donde se encuentren, realicen también este ejercicio espiritual serán colocados en las intenciones misericordiosas de la Virgen María.
Durante esos dos días Mi Inmaculado Corazón derramará una Gracia Mayor y especial, y ustedes, desde el espíritu y desde el corazón, se estarán uniendo a Mi Obra Mariana que se lleva adelante en el norte de Argentina.
Quienes sin juicios ni comentarios, pero con el corazón abierto, realicen el Santo Vía Crucis de Nuestro Señor, serán contemplados por Cristo Jesús a la hora del pasaje hacia el infinito, como también en la vida que viven ustedes sobre la Tierra.
Queridos hijos, ¡les agradezco a todos por unirse a Mi llamado celestial y mediador por todas las almas!
María, Reina de la Paz
Sugerencia para realizar el Vía Crucis, hacer click aquí.
Amados hijos:
Vengo en este día a preparar sus corazones y lo profundo del interior de sus seres para que vivan la Voluntad del Señor para este tiempo.
Agradezco a todos los peregrinos que Me acompañan, Aparición tras Aparición, y les digo que, poco a poco, sus corazones se están consagrando a Nuestro Señor Dios.
Quiero, durante toda esta semana, aproximar a Mis hijos a la Divina Misericordia que trae el Redentor.
Espero que, por medio de la oferta sincera de sus corazones, esa energía, que desciende a partir de una Fuente inagotable del Cielo, pueda vivir en cada uno de ustedes.
Para eso, hijos Míos, es necesario que oren, que oren mucho, que estén unidos en el Corazón Sagrado de Mi Hijo Jesús.
Ya está próximo el día en que el Redentor posará Sus Pies sobre la Tierra.
No habrá mal alguno que resista estar en los corazones de aquellos que miren a los Ojos misericordiosos de Cristo.
Él cruzará el planeta de norte a sur, de este a oeste. Y aquellos que encenderán la llama inextinguible de la Misericordia en sus corazones, lo reconocerán inmediatamente.
También los que no se prepararon, lo reconocerán, pero se lamentarán por no tener los corazones limpios para recibirlo. Entre estos, no deben estar Mis fieles peregrinos.
Por eso, Yo vengo, día a día, para lavar sus corazones de toda tristeza, para despertar el perdón y perdonar lo que debe ser perdonado. Vengo portando en Mis manos la Divina Misericordia, como un caudal infinito para sus vidas.
Cuando oran Conmigo, esa Misericordia puede tocar profundamente sus seres y redimirlos. Cuando Me acompañan, paso a paso Conmigo, el Señor va vertiendo las Gracias que transforman sus vidas y sus corazones. Porque esas Gracias que vienen del Cielo no hacen nada más que sellar el compromiso eterno con Dios.
Lo que el Señor Me pide, cada vez que Me preparo para descender a la Tierra, es que transforme los corazones de Sus criaturas, permitiendo así que puedan algún día volver a ver a Su Creador.
Dios Me pide que despierte del sueño a Sus hijos adormecidos para que caminen de prisa de vuelta al Reino de los Cielos.
Después de Mí, vendrá Su Hijo; y con Él caminarán aquellos que hicieron su elección definitiva.
Caminen, Mis queridos, caminen de prisa, pues ya es hora de despertar.
Los amo siempre,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados hijos de Argentina:
Incansablemente estoy aquí, nuevamente entre ustedes, para traerles Mi Paz, Mi Amor y para que se encuentren con Mi Inmaculado Corazón.
Salta es Mi casa desde hace ya más de veinte años y seguirá siéndolo mientras todos Mis hijos de esta nación y del mundo Me busquen y quieran estar bajo Mi Gracia.
Hoy, traigo hasta aquí a estos hijos Míos que viven dentro de Mi Inmaculado Corazón y que están dispuestos a vivir la unidad, la fraternidad que Mi Hijo enseñó cuando estuvo en la Tierra.
Estoy aquí, cumpliendo un plan de Nuestro Padre, aquel que une Mi Mensaje de Amor y advertencia a la humanidad, para que todos sepan que la Madre de Dios es la Madre de todos en el mundo y que, en este tiempo, tiene la tarea de reunir los rebaños del Gran Pastor para cuando Él llegue en Su esperado Retorno.
Mi voz no se cansará nunca de llamar a Mis hijos en aquellos lugares en donde Dios, Nuestro Señor, Me ha permitido sembrar un espejo del Reino de los Cielos en la Tierra, un lugar de oración y devoción en donde todos Mis hijos del mundo Me puedan encontrar.
Hoy quiero derramar Mi Paz sobre este lugar que me acoge desde hace tanto tiempo y que ninguna dificultad ha logrado empañar.
Cuando Yo ya no aparezca más públicamente para Mis videntes en el mundo, estos lugares santos, Mis amados Centros Marianos, serán los espacios, de amor, paz, oración y devoción, en donde la humanidad encontrará un refugio para sus dudas, conflictos y desesperación.
Oren, hijos Míos, oren por Mis Centros Marianos en el mundo para que, a pesar de lo que vendrá, se mantengan firmes y disponibles para toda la humanidad. Yo estaré siempre allí; Mi Espíritu y Mi Amor maternal siempre los aguardará para cubrirlos con Mi Manto de protección.
Los espero mañana en Mi lugar de devoción, porque juntos crearemos un caudal de luz que podrá rescatar a muchas almas. Quiero que esta nación se consagre definitivamente a Mi Inmaculado corazón, para que Yo pueda interceder frente a Dios en el tiempo de la gran Justicia, que está llegando.
Abran sus corazones para recibirme, amados hijos, y no se cansen de clamar por Mi Presencia en sus vidas.
Los amo profundamente y en gloria los guardo dentro de Mi Corazón. Mi Hijo los espera dentro del Suyo para colmarlos con Su Amor y con Su Luz.
María, Madre de todas las criaturas
Cuando la Madre Divina estableció el contacto cantaba muy suavemente una hermosa melodía y estas palabras:
“….Ora pro nobis.....Ora pro nobis...”
Escuchen Mi Voz que les pide más oración. Escuchen Mi Voz que clama por mas oración del corazón.
Canten, para contemplar el Corazón de Mi Hijo y Mi Inmaculado Corazón.
Canten, para elevar vuestras almas hacia los espacios donde Nosotros, los Mensajeros de Dios estamos, y allí les enseñaremos a contemplar la Consciencia de Dios, para que así descienda la Fuente de la Misericordia y el Perdón para la humanidad.
Canten, para que sus almas lleguen rápidamente a los planos donde la Luz y la Paz comparten con los ángeles que alaban a Nuestro Señor eternamente.
Si hicieran eso, contemplarían con el corazón el Reino de los Cielos.
Canten, junto con los ángeles alaben el Reino de Nuestro Padre y vean convertirse sus consciencias en Luz divina.
Sé que poco comprenden lo que les digo, pero aquellos que procuren cumplir con estos, Mis pedidos como Verbo Divino, pronunciados por Mis pequeñas criaturas, conocerán uno de los misterios universales que siempre han estado disponibles para los Hijos de Dios.
Eleven hacia el Cielo sus plegarias como Música Celestial y el Señor escuchará con inmensa gratitud vuestra canción del corazón.
Ofrezcan vuestro talento, aquel que Dios les ha dado, para que a través del Verbo Creador, las esencias y almas de la humanidad, que sufren en oscuros lugares, sean rescatadas por Mí y por Mis ángeles. Esa melodía de amor abrirá las puertas de los abismos y allí entraré para rescatar a Mis hijos que están perdidos.
Elévense, hijos Míos, elévense a través del Verbo hecho Música Celestial y encuentren en él un instrumento sagrado de amor y redención.
Los espero en el Reino de los Cielos para ejecutar este instrumento sagrado y recorrer junto Conmigo los abismos insoldables, donde Mis otros hijos esperan una oportunidad para volver a casa.
¡Canten, Mis pequeños, canten a través de vuestro espíritu!
Gracias por responder a Mi llamado de hoy.
María, Reina de la Paz y del Sonido Celestial
Querida hija, querido hijo:
Quédate en Mi paz, dentro de Mi Corazón Inmaculado, que yo haré Mías tus angustias, tus tristezas y las convertiré en luz, que den claridad a tus ideas, paz a tus sentimientos y protección a tus acciones.
Ven, sube a Mi Reino a través de la oración y allí descansa junto a Mí. Nada deberás temer, porque ya sabes que unidos somos uno con Dios y en Dios todo es perfecto, amoroso y luminoso.
Ábrete a nuevas posibilidades para que nuevas consciencias puedan llegar, que traigan más oración a este mundo, a todas las regiones del planeta, a todas las ciudades, a todas las familias, a todos los seres.
Abre tu corazón, para que lo nuevo desplace a lo viejo, aquello que ya sabes que no es bueno para tu vida. Abre tu mente, para que nuevos pensamientos puedan sustituir a los que te mantienen en la ilusión del “querer” y del “tener”.
Abre tu consciencia para un nuevo sentir, basado en el equilibrio con la Ley, que pueda ser la protección de todo tu caminar.
Deja que tu alma, unida a Mí y a Mi Hijo, pueda comandar tu vida y llevarte por senderos nuevos y seguros, donde florezcan los dones que el Espíritu Santo te quiere entregar.
Entrega tu vida al Creador y el Espíritu de Dios te compenetrará, y hará de tu ser un servidor pleno de Dios.
Ingresa en este tiempo nuevo con confianza, por entero, y únete a los planes de Dios. Él busca en ti un compañero para Su Hijo, Cristo Jesús, y un hijo amoroso para la Reina de los Cielos y de la Tierra.
Refúgiate en el Corazón de los Mensajeros de Dios cuando lo necesites, y cuando hayas encontrado allí la paz, levántate, toma tu espada de la fe, junto al escudo del amor, yérguete como un Guerrero de la Misericordia y sigue a Mi Hijo con alegría y gratitud allí a donde Él te lleve.
Yo soy la Madre de todos los Servidores de la Paz.
Yo soy la Madre de todos los Soldados del Amor.
Yo soy la Madre de todos los Guerreros de la Misericordia.
Yo soy la Madre de todos los nuevos Apóstoles de Cristo.
Yo soy la Madre de todos los Cristos del Nuevo Tiempo.
Yo soy la Madre Universal, la Madre de todos.
María
Hijos, hoy los guardo a todos en Mi Corazón, y eso significa una victoria de Mi Corazón Inmaculado en sus corazones. Mis brazos se abren para reunir en Mi corazón a los servidores orantes de Mi Hijo Jesús, pues está llegando el momento de compartir la vida de oración y de fraternidad entre todas las almas del mundo.
Queridos hijos, con alegría, los invito de nuevo a la oración del corazón. La oración debe ser su constante trabajo de amor; una oración que resuene en sus corazones, que construya el bien y la paz entre los grupos, las familias y las naciones; una oración que ayude a las almas que día a día desesperan por no encontrar el camino correcto hacia la luz y la paz.
Hijos, como Reina de la Paz, los llamo a estar permanentemente en el Reino de Mi Paz. Este Reino, de victoria y de gloria en los Cielos, está próximo a sus vidas y hogares. Este Reino que Mi corazón ansía tanto que ustedes puedan gestar mediante los ejemplos de bondad y de caridad, de amor y de hermandad.
Hijos, ustedes saben que Mi Corazón de Madre vigila a todos los hijos del mundo y que el mundo está en crisis espiritual por la falta de amor en el corazón de los hombres por los Reinos creados por Mi Padre. Ellos piden auxilio y socorro a la humanidad; las almas, día a día, sufren y se desaniman. Ese es el mal del enemigo que consigue retirar la atención de Mis hijos de la oración.
Por eso, queridos hijos, todavía aparezco aquí, como en Medjugorje y en Salta, para sostener con Mi espíritu materno el caos interno de la humanidad.
Como Madre que consuela a los afligidos y desamparados, Yo les pido que, semana a semana, como lo han hecho ustedes los días martes, Mis pequeños, abracen con amor la vida de oración y en grupos, oren por la concreción de los Planes de Dios en la Tierra, oren por la paz y por la conversión de todos los que necesitan el Amor de Dios.
Constantemente recojo las oraciones de Mis hijos en el mundo entero, día a día. Cuando oran Conmigo Mi espíritu de amor está entre ustedes, dentro de sus hogares, sintiendo el corazón y la necesidad de cada hijo.
¡Ábranme las puertas!, porque quiero reinar en sus corazones, en sus familias, matrimonios y amistades. Yo soy el Sol que desciende desde el universo para curarlos y llevarlos, finalmente, hasta los Brazos de Mi Hijo.
Comparto, en este tiempo de emergencia, la necesidad de todos Mis hijos; pero deberán seguir orando para que el mundo alcance un tiempo más de paz, se eviten las guerras y las persecuciones.
Hijos, el libro profético del ayer ya está abierto y todo puede cambiar a través de su amoroso interés por la vida de la oración del corazón.
Yo los conduzco, los apoyo, los animo a la transformación de sus vidas. Quiero que alcancen, mientras estén en la Tierra, el Reino verdadero del Paraíso. Para que eso suceda, deberán dar el sí a Mi Inmaculado Corazón y al Sacratísimo Corazón de Jesús.
Dios contempla las buenas obras de los que con amor donan sus vidas por la salvación del mundo, por medio de la oración y de la caridad.
Estoy con ustedes y agradezco a todos los grupos por confiar, una vez más, en Mi llamado urgente por la salvación total del mundo.
Los ama, misericordiosamente,
María, Reina de la Paz
Amadísimos hijos,
Este es un día que Mi Corazón aguarda con especial alegría, por ser el encuentro semanal con Mis grupos marianos.
Pedí que se reunieran los martes, Mis queridos, para que el fuego de la oración se mantenga encendido en sus corazones, para que todos Mis grupos marianos encuentren un espacio para renovarse Conmigo y, a través de esta oración, en la cual todos se pueden encontrar, sus corazones sean colmados y sustentados unos por otros, creando la unidad que el Señor tanto espera de los seres humanos.
Este es un mes de grandes impulsos; por eso Mi Corazón desea estar cada vez más cerca de Mis hijos.
El Señor los observa con especial atención en estos tiempos. Por eso, Mis queridos oferten sus vidas al Creador. Entreguen en Sus Manos misericordiosas toda aflicción, angustia y miseria de todos los aspectos que puedan estar viviendo en este tiempo. El universo aguarda que este sea el tiempo de los cambios definitivos en sus corazones. Este deberá ser el momento en que la oración fervorosa comience a hacerse carne en sus seres.
Fue así, a través de la oración fiel al Creador, que el Verbo se hizo carne en Jesús. Tanto Él se elevaba al Padre que, en un momento, el Padre estaba con Él permanentemente.
Este es el verdadero camino de la oración, para que puedan estar en Dios todo el tiempo y convertir así, sus corazones y sus faltas.
Si ayunan con sinceridad, en una oferta verdadera al Creador, si pueden confesarse con Mi Hijo, entregando sin miedo sus miserias en las Manos del Redentor, y si oran diariamente Conmigo, hijos Míos, enseguida encontrarán la transformación definitiva.
Por eso, es necesario oración y persistencia; persistir en el Propósito de Dios y en las aspiraciones verdaderas de sus corazones, aquellas que los conducen a los Brazos del Creador.
Estén orantes y vigilantes siempre. Así podrán percibir Mi Presencia y Mi auxilio en momentos de necesidad.
Estoy con Mis amados hijos.
Les agradezco por responder a Mi llamado a la vida de oración.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados hijos, criaturas de Dios Todopoderoso:
En este día, en que están todos reunidos Conmigo y que Yo puedo llevar sus oraciones como oferta de pétalos perfumados al Creador, veo que algunos de Mis hijos, de Mis soldados marianos, necesitan de Mi auxilio.
Amados pequeños, vengan a Mí, corran a Mis brazos como niños. Yo estoy aquí para abrazarlos y ampararlos, para darles paz y protección. Busquen, dentro de Mí, el refugio de sus almas, de sus mentes.
No vacilen, porque es dentro de Mi Inmaculado Corazón que encontrarán la Luz que los guíe en estos tiempos de pruebas. Perciban cómo un puente de luz se construye entre cada uno de sus corazones y el Mío cuando estamos en oración. Es así, tan simplemente, que podré estar con ustedes en todo momento.
Hagan de la oración, hijos Míos, un precioso encuentro Conmigo, que deje dentro de ustedes la tibieza de Mi maternidad, la caricia de Mi Amor.
No teman, porque siempre me encontrarán. Llámenme por Mi nombre. Clamen: ¡María!, ¡María! Llámenme, ¡Madre!, ¡Madrecita! y sientan Mi Presencia. Dejen de lado las resistencias, los prejuicios, las dudas y lleguen hasta Mí en oración.
En pocos días, estaré con Mis hijos en Salta. Estaré con todos los peregrinos de otras regiones y países, encendiendo el corazón de Argentina una vez más.
Allí, podremos, todos unidos, consagrar a Mi Inmaculado Corazón a aquellas almas que aún no se han animado a conocerme.
Dios Todopoderoso unirá, en los Cielos, Mi Obra mariana en Argentina, esta, Mi amada nación; para que todos siempre encuentren un lugar en todas las regiones del planeta en donde encontrar Mi Presencia, Mi canal de Luz y Mi Amor misericordioso.
Hoy, les dejo como Gracia, amados hijos, Mi profunda Paz; aquella que Mi Consciencia maternal derrama sobre ustedes cada vez que estamos todos unidos, como hoy.
Guarden en sus corazones esta celebración de Mis grupos de oración; y allí, podrán ir a buscar esta experiencia de amor, de amor y de unidad, cuando las pruebas para la humanidad se comiencen a desencadenar.
Estoy con cada uno de ustedes, hijos Míos, con cada grupo, en cada ciudad de cada nación, de norte a sur, de este a oeste.
Los amo, pequeños Míos.
Los bendigo con la Luz que viene de Nuestro Padre Creador y los guardo eternamente en Mi Corazón.
¡Gracias por responder a Mi llamado de Paz!
María, Madre Universal
Mis amados hijos de la Tierra:
Mi manto de protección y luz está sobre ustedes.
En estos días, en los que Mis solados marianos vuelven a peregrinar Conmigo, quiero decirles a todos que se refugien en Mis brazos de Madre, para que no teman al cansancio ni la presión que el enemigo coloca sobre ustedes en este tiempo.
Ahora más que nunca es cuando están Conmigo, dentro de Mi Inmaculado Corazón.
Ustedes hijos, que peregrinan junto a Mí hasta donde el Creador me permite llegar, son como Mis ángeles en la Tierra, los que crean las condiciones para que Yo llegue a todos, como hacen Mis ángeles custodios.
Tanto ellos como ustedes, forman parte de Mi tarea de rescate, la que se lleva adelante en la Tierra y en el Universo.
Ustedes están unidos a Mí por un amor antiguo, que ha crecido con el tiempo y con el trabajo por las almas; nuestros corazones se han fusionado en uno solo, un corazón que ama, y ese amor es el impulso permanente para la salvación de la humanidad.
Estarán Conmigo, recorriendo cada lugar de este mundo que clame por Mi presencia. Preparen vuestros corazones para vivir en Mí, en el refugio de Mi Corazón Inmaculado y en él, recorrerán los lugares más distantes en total paz y protección.
A Mis pequeños hijos, los que me siguen y me aman, Dios Me ha concedido la Gracia infinita de llevarlos directamente al Paraíso, cuando les llegue la hora tan ansiada. Pero Yo espero que conozcan el Reino de los Cielos antes de ese tiempo que está aún muy lejos, que lo conozcan y lo visiten día a día, cuando ingresen a Mi Inmaculado Corazón.
Prepárense, hijos queridos, porque comienza nuestro sendero definitivo antes de la llegada del Redentor.
Los guío, los amo y les agradezco por estar conmigo en el rescate de las almas de esta humanidad.
Gracias por responder siempre a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
En este día, Mi Corazón Inmaculado desea transmitirles un Mensaje reconciliador, para que comprendan la importancia de la unión entre Mis hijos.
Mis queridos, para construir Mi Centro Mariano y cumplir con Mi misión de paz en el mundo es necesario que la Verdad del Señor esté viva en sus corazones.
Para el cumplimiento de Mis planes, la unidad y la humildad deben reinar en todos Mis grupos marianos. Porque de esa forma, hijos Míos, sus oraciones recorrerán el mundo con el poder de Mi Amor y de Mi Verdad.
Como Madre y Mensajera del Señor, vengo a formar a cada corazón que se dispuso a caminar Conmigo. Por eso, permítanse, hijos Míos, aprender por medio de Mi Verbo y déjense impregnar de Mi Luz. Porque, por Mi Presencia, sus corazones podrán purificarse y las intenciones más profundas de sus seres tendrán la pureza de Mi Corazón.
Necesito, en estos tiempos, corazones misericordiosos dispuestos a construir el bien por medio de la oración. Sean simples, hijos Míos, y estén verdaderamente unidos a Mí. Esa unión se reflejará en todas las acciones realizadas en la vida, porque Mis soldados deben, en este tiempo, manifestar la Misericordia y la compasión en la vida diaria.
Cuenten, hijos Míos, con la guía permanente de Mi Corazón. Porque Yo estoy aquí para instruirlos, no solo en la oración, sino también en la conversión, en la caridad y en la reconciliación que todos deben vivir en este tiempo.
Por eso, queridos Míos, vengo a decirles que no teman las transformaciones de este tiempo, sino que caminen valientes rumbo a la conversión de la vida.
Mi Corazón siempre los guiará y los acompañará.
Solo les pido que estén orantes y vigilantes para no caer en las trampas del enemigo. Y, cuando estén fortalecidos, jamás se olviden de acompañar con el corazón, con las acciones y con la oración, a todos aquellos que están viviendo dificultades.
Estoy unida a cada uno de sus corazones.
Sean siempre fuertes y misericordiosos.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
María, Reina del Mundo
Queridos hijos:
Hoy, con un amplio llamado, les pido la reconciliación entre sus corazones y entre sus sentimientos que, como almas, se generan día a día.
Hoy llevo a todos hacia Mi Reino, como tantas otras veces, para mostrarles que el Amor de Dios es grande y misericordioso.
Como corazones, los quiero ver más humildes todos los días, practicando el bien y la caridad, el amor y la paz que deben brotar desde lo profundo de sus seres hacia el prójimo.
Como Reina de la Paz, les recuerdo hijos Míos, la premisa de vivir el atributo de la Paz para que puedan, en estos tiempos, alcanzar el Reino del Cielo a través de su santidad.
Hoy comparto, con Mis hijos, el consuelo y la adoración de Jesús por ustedes, pero es necesaria la conversión y eso comenzará cuando se unan en oración Conmigo, porque como Madre quiero lo mejor para ustedes, en esta vida tan acelerada que llevan en estos tiempos.
La humanidad necesita mucha oración, sin detenerse en otras cosas, porque en los quehaceres de la vida, en las tareas que son glorificadas para Dios, también vivirán un estado de oración profunda y de unión Conmigo.
Llamo a todos los grupos de oración a que me acompañen en esta misión mariana por Venezuela, que tiene el fin de difundir Mi Mensaje y de fortalecer el espíritu de los grupos a través de la oración.
Hijos, otras misiones vendrán en el final de los tiempos, porque como Madre, alimento con Mi Espíritu a los corazones que pertenecen a Cristo, para formarlos así como discípulos del Nuevo Tiempo. Esta aspiración Mía no está distante de ustedes, sino muy cerca de concretarse en este tiempo.
Aguardo también que todos los grupos en el mundo, que obran a través de la oración, se preparen para recibirme en este año que ya ha comenzado, según los Planes de Dios.
Queridos hijos, necesito de su constancia hasta en el límite, porque así deberán acreditar que Dios, el Corazón de Mi Hijo y Mi Inmaculado Corazón los protegerán.
Muchos fueron llamados, pero pocos respondieron a los Planes del Padre, porque responder a esta magnífica Voluntad Universal significa conversión, redención y mucha oración.
En el Juicio, Mi Corazón intercederá por todos. Como Mediadora entre el Cielo y la Tierra, he recibido la potestad de socorrer a Mis hijos en el fin de los tiempos, pero mientras el Cielo actúa sobre la Tierra para llevar adelante el Propósito del Padre; en esta semana que comenzará, los llamo a profundizar en el sentido de vivir la Voluntad, dejando así la voluntad personal.
Quiero enseñarles a vivir los misterios que Dios le reveló a Mi Corazón cuando estuve entre ustedes, pues ahora como Madre y Reina del Universo, coloco sobre ustedes Mi Corona de Estrellas para que su camino esté lleno de luz y de sabiduría.
Queridos hijos, peregrinos Míos, preparando Mi llegada en algunos días del próximo mes, guarden sus súplicas en Mi Corazón materno, para que las pueda contestar prontamente.
¡Les agradezco, queridos hijos, por responder, en esta semana, a Mi llamado por la paz y la reconciliación entre sus corazones!
María, Reina de la Paz
Queridos Míos:
Ya saben, por Mi instrucción y la de Mi Hijo, que la reconciliación con Dios, Nuestro Señor, es un paso que todos deben dar en este tiempo.
Reconciliarse significa dar ese paso hacia el Corazón de Dios, confiando en que Su Voluntad es lo mejor para todos, aunque al principio no comprendan de qué se trata. Ese es el primer paso para alcanzar la paz.
Esa reconciliación la deben vivir también entre ustedes, porque esa es la Voluntad de Nuestro Padre. Si aspiran a vivir en la Voluntad de Dios y a servir en Su Plan para la Tierra, deben reflexionar en la oportunidad que están recibiendo en este tiempo, de poder estar bajo Mi Manto de protección y bajo el Rayo de Misericordia de Mi Hijo.
¿Acaso piensan que sus ideas y pensamientos valen más que las Gracias que Nuestro Señor les quiere entregar?
¿Acaso en sus mentes encuentran más paz que en Mi Corazón o en el Corazón de Mi Hijo?
Recuerden que Mi Amor de Madre los ha llamado a que se encuentren en suelos sagrados para amarlos y servirlos, donde nada del pasado los perturbe. Entreguen sus seres a la tarea sagrada de servir a la Madre de Dios y al Hijo Primogénito, y abandonen definitivamente sus viejas vestiduras.
Es necesario que conviertan sus corazones en llamas de luz, que alumbren siempre el camino de otros y, para esto, se necesita que sus consciencias estén libres de todo lo que el mundo de la ilusión les ha enseñado.
La hermandad y la fraternidad, queridos hijos, se basa en la pureza del corazón, en la transparencia del pensamiento y en la determinación interior; frente al Plan de la Divinidad para la Tierra todo impulso personal no tiene ningún sentido.
Oren, oren por la reconciliación de todas las almas. Oren por la conversión de todos Mis hijos y estarán orando por cada uno de ustedes y por toda la humanidad.
Los espero dentro de Mi Corazón materno para que reflexionen Conmigo.
Los amo y los guardo dentro de Mi Corazón.
María, Madre de todas las criaturas
En este tiempo, en que se gestan los grandes movimientos del porvenir cercano, es cuando más unidos deberán estar a Mi Inmaculado Corazón en la oración hecha con amor.
Es en este tiempo, queridos hijos, en que se generarán causas positivas que podrán manifestar acciones de bien, las que equilibrarán los próximos acontecimientos. Mi Corazón sufre porque más hijos Míos, que estaban comprometidos con la Luz del Creador, se sienten débiles frente al enemigo. Esa debilidad es causada por la falta de entrega a Mi Corazón Inmaculado y al Sagrado Corazón de Cristo. Si esas almas estuvieran verdaderamente en el Corazón de los Mensajeros de Dios, nada deberían temer.
Oren por aquellos que deberán ser la fortaleza de todos.
Oren por aquellos que, en las pruebas, sienten flaqueza.
Oren por aquellos que sostienen con sus manos las manos de otros hijos Míos.
Oren para que el Espíritu Santo llegue a vuestras vidas y los colme de sabiduría y coraje.
Oren, hijos Míos, oren sin cesar, porque de la oración de hoy dependen los acontecimientos del mañana.
Estoy con ustedes, orando eternamente por todos Mis hijos de este mundo. No duden del poder de la oración sincera, hecha con el corazón, porque de ella dependerá la salvación de la humanidad.
Oren por los comprometidos con el Retorno de Mi Hijo; siempre estén atentos a los movimientos del enemigo y no se dejen engañar.
Oren por todos los ojos que me ven y las consciencias que me siguen en total obediencia, para que el Poder Universal de Dios, Mi Manto Maternal de Luz y el Poder del Amor del Redentor los guarden eternamente.
Cuiden que Mis palabras y las de Mi Hijo sean reverenciadas por todos; sean ejemplos de devoción ante cualquier situación, porque el enemigo está preparado para la calumnia y el descrédito.
Únanse más que nunca a Mí, y el poder del Espíritu Santo descenderá en vuestras vidas para traer paz y luz sobre las consciencias.
¡Adelante, hijos Míos! Permitan que Mi Amor triunfe en vuestras vidas y las conduzca hacia el Corazón del Salvador.
Los encuentro, como hoy, en la oración reparadora del corazón.
María, Reina de la Paz y Madre del Mundo
Queridos hijos:
Vengo, en el inicio de este día, a anunciar Mi Reino para el mundo y a elevar las oraciones de Mis pequeños hijos en oferta a Dios por la Redención de las almas. Vengo a recoger las ofertas sinceras de cada uno de los corazones del mundo y conceder a muchos la Gracia de ser tocados por el Santo Espíritu de Dios.
Mi Corazón sufre profundamente en los últimos días, mas el Amor sincero de Mis hijos podrá aliviar al mundo y a Mi Corazón. Y para que no haya ilusión en los corazones de Mis soldados, les entrego, día a día, los atributos de un alma consagrada a la oración y a la Redención del mundo.
Un alma consagrada a la oración eleva su verbo sin tiempo y sin cansancio. Ora al Señor por Amor a Dios y no por la obligación de orar. No hay momento adecuado para que invoque el Corazón Sagrado de Dios, porque trata de estar en Él todo el tiempo.
Un alma que busca la consagración a través de la oración encuentra, en los espacios de la vida, el momento de estar con Dios y está con Él en todo lo que hace.
Esta alma ofrece al Señor cada trabajo realizado en el mundo, en la propia casa, con la familia y con los necesitados de Dios.
Para consagrar el alma al Universo de la oración es necesario hacer descender el Amor que viene del espíritu, y permitir que él sea el verdadero guía de su vida.
Cada alma que solo aspire a consagrarse a Mi Corazón, al Corazón de Cristo y al Corazón de Dios, aliviará al Reino de los Cielos del sufrimiento que recibe de la Tierra.
Aquella alma que desea ardientemente estar en el Corazón del Señor, que solo alimente su devoción y no trate de evaluarla.
Aquellos de Mis hijos que quieran decirme “si”, aunque no sepan si realmente podrán seguirme, que eleven su verbo al Creador y Yo los tomaré de las manos y los conduciré rumbo a la Voluntad del Señor para sus vidas.
Es el Amor en vuestros corazones, queridos hijos, lo que les mostrará si están verdaderamente en Mí. Y si no pueden sentir este Amor, entreguen sus vidas, como una ofrenda simple a Dios, que Yo los elevaré y los colocaré en un lugar seguro, dentro de Mi Corazón.
Hoy vengo a agradecer la respuesta sincera de Mis hijos y todo el Amor que envían para aliviar Mi Corazón. El Señor escuchó vuestras oraciones y poco a poco el mundo está siendo aliviado.
Les pido que sigan alimentando el fuego de la Devoción, para vencer al poder de la inercia. Alimenten el Amor para salir del sueño que no saben que viven.
Si al oír Mis palabras las toman verdaderamente para sí, encontrarán el motivo de Mi Verbo y descubrirán aquello que quiero transformar en vuestras vidas.
Amo a cada uno de Mis hijos y les agradezco eternamente por responder a Mi Llamado.
María, Reina de la Paz y de todas las almas del Mundo
Queridos hijos:
Como Inmaculada Concepción, Yo Soy vuestro camino y puente para la salvación y redención de vuestros corazones.
Para el mundo, Yo Soy la Estrella de la Mañana que revela los nuevos tiempos de paz para la humanidad entera.
Yo Soy la Estrella Universal que anuncia, como fue escrito, la venida victoriosa del Redentor.
Yo Soy la Madre de las Gracias que prepara a las consciencias mediante el perdón y el amor, para que vivan en el Reino Prometido.
Hijos Míos, en este mes de febrero consagrado a la Señora de la Inmaculada Concepción, les pido que delante de la realidad que vive día a día la humanidad repitan, rezando con el corazón:
¡Oh, Santa Madre Celestial!
¡Oh, Inmaculada Concepción!
que abriste para el mundo
la Fuente del Agua de Vida Curativa,
que brota desde el Bendito Corazón de Jesús,
disipa de nosotros todos los males que nos perturban,
abre nuestros corazones
a través de la Llama de Tu Inmaculado Corazón,
perdona nuestras faltas
y líbranos de los engaños del enemigo.
¡Oh, Santa Madre del Universo!,
quédate con nosotros,
para que bajo Tu Amor Universal,
podamos vivir en Cristo,
Nuestro Señor, eternamente.
Amén
Si recitan esta oración que nace de la Bienaventurada Madre de la Inmaculada Concepción, Mi Espíritu Virginal los socorrerá y los ayudará cuando en verdad lo necesiten, dándoles esperanza, consuelo y librándolos de todo dolor interior.
Queridos hijos, en este día de más oración y devoción, recuerden a la Señora de la Inmaculada Concepción que en Masabielle, Lourdes, apareció para dar el Mensaje de penitencia a la humanidad y para dar la cura espiritual a través del signo visible del agua de la Fuente de Lourdes. Laven sus rostros del pasado y, renovados mediante la oración del corazón, respondan ardientemente al Llamado del Padre para este tiempo.
Esfuércense en no ofender a Dios, porque Él ya es muy ofendido por el mundo entero. Sean caritativos y donen vuestro tiempo para servir a vuestros hermanos. Comulguen todos los días del Amor Misericordioso de Jesús y de esa manera curen vuestros corazones de todo conflicto, sufrimiento o dolor. Recen todos los días el santo rosario por la paz y la conversión del mundo, porque así acompañarán los pasos de la Virgen María.
Abran vuestros corazones todo el tiempo, para que se aproximen los que necesitan de vuestra paz y amor. Imiten a Cristo en la humildad, la entrega y la oración, como en la vigilia. Dejen espacio todos los días para la oración en familia y en los grupos de oración, para que Mi Espíritu Bendito e Inmaculado pueda estar entre ustedes. Sientan la mayor paz posible e irradien este sagrado atributo a todos los que esperan recibirlo.
Vivan y digan la Verdad del Padre, para que borren de ustedes mismos toda mentira e ilusión. Si rezan el rosario con el corazón, Mi Inmaculado Corazón los guiará y Mi promesa será llevarlos a Cristo, hacia el Reino de Su Divina Misericordia.
Queridos hijos, guarden el momento en que la Inmaculada Concepción trajo el mensaje de cura para el mundo. Sean como Santa Bernardita que, en su humildad y en su pureza, alcanzó la Gracia de Dios.
Estoy con ustedes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
María, Madre y Señora de la Inmaculada Concepción
Hijos Mios:
Hoy Mi Corazón Inmaculado desea hacer un especial pedido a vuestros corazones.
Los últimos días fueron de profunda oscuridad en el mundo, y muchas almas eligieron no ingresar en el Reino de los Cielos y, sí, sumergirse en las profundidades de la oscuridad y del sufrimiento, por la ignorancia en la que viven Mis hijos del mundo entero.
Vengo a pedirles la intervención de vuestros corazones para que, a través de una oración verdadera, hecha con amor, las almas puedan recibir un rayo de Luz de Mi Corazón, que pueda hacerlas despertar del sueño en que viven.
Oren, hijos Mios, porque las puertas de la Casa de Dios están abiertas para recibir a aquellos que logren llegar. Mas, las puertas de la casa del falso dios también están abiertas y el enemigo espera a todos Mis pequeños hijos que tienen vendados los ojos y que no pueden ver la verdadera Luz que los quiere guiar.
Oren para que estos puedan ver Mi Luz. Y oren para que los que están entre ustedes no se sumerjan en esta ignorancia, pues el mundo los llama y muchos deciden seguir al mundo y no a Mi Corazón.
Oren con fervor y enciendan vuestros corazones para que la llama de los deseos capitales no venza a la Llama de la oración y de la Paz que les entregué en los últimos años.
Mi Corazón no se cansa de estar con Mis hijos. Mi Paz es vertida como un manantial infinito sobre el mundo. Mas, están aquellos que, ignorantes, prefieren seguir al enemigo. Estos no conocen la grandeza de Mi Reino. Y será por medio del ejemplo vivo de los devotos corazones de Mis hijos que el mundo despertará.
Por eso, les pido que oren, que se confiesen con el alma y con el espiritu, que comulguen diariamente con Mi Hijo. Porque así, poco a poco, la transformación llegará a vuestros corazones y un día, sorpresivamente, mirarán para atrás y no encontrarán ningún vestigio de lo que fueron hace tan poco tiempo.
La oración, hijos Mios, no es solo para ser entregada a Mi, sino también para convertir vuestros corazones; para iluminar cada espacio oculto de la consciencia de Mis hijos que, así, vivirán la verdadera transformación, porque el Espíritu de Dios podrá obrar a través de sus corazones y de sus ejemplos.
Sean fuertes y persistentes, porque grande será en el Cielo la recompensa para los que se venzan a sí mismos en la Tierra.
Que la Gracia de Dios obre en vuestros corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Un llamado extraordinario de la Virgen
Amados hijos:
El Cielo está atento a la voz de las súplicas de todos aquellos orantes que pidan a Dios Altísimo por Misericordia. El Cielo está atento al mundo y en especial al momento espiritual que viven Mis hijos.
Hoy les pido: ¡recen!, ¡recen!, ¡recen mucho con el corazón!, para que la Iglesia que fundó Mi Hijo pueda recibir la ayuda sublime del Espíritu Santo. ¡Recen!, ¡recen sin juzgar ni comprender!, porque si vuestras oraciones brotan como manantial desde el corazón, ellas serán recibidas en el Reino del Padre como una última tabla de salvación y redención.
¡Recen!, ¡recen mucho!, para que las millones de almas que siguen con esfuerzo y fe a la Iglesia de Mi Hijo, ellas puedan ser resguardadas en Mi Corazón Materno. Si rezan con amor y devoción, Dios Padre escuchará vuestras verdaderas súplicas.
Queridos hijos, hoy les pido más que nunca que recen juntos, en unidad, amor y devoción, porque llegó el momento de manifestar el Espíritu Ecuménico entre los hermanos de todo el mundo. Aún el mundo, en gran parte, vive en el pecado, por eso ¡recen hijos Míos!, este es Mi urgente pedido. ¡Recen!, para que el Espíritu Santo los pueda acompañar en este ciclo tan definitorio.
¡Recen!, para que toda la humanidad que confía en la Iglesia de Mi Hijo pueda reconciliar su corazón con el Altísimo Padre del Universo. Mi llamado se proclama para todos, sin distinciones ni diferencias.
Queridos hijos, el mundo día a día cambia rápidamente, por eso les pido que recen juntos para que los planes del Padre, los planes de Cristo se cumplan. ¡Recen!, para que el enemigo no aproveche este momento de prueba y debilidad.
¡Recen!, para que Mi espada de Luz, que liberará a las almas, pueda estar protegiéndolos a todos. ¡Recen en vigilia permanente!, porque Dios les dará la fuerza necesaria para caminar en Su Voluntad y en Su Fe.
Hijos Míos, hoy ustedes pueden ver que estamos en tiempos anormales. Mi Voz quiere manifestarles la gran necesidad que tiene la humanidad de alcanzar la luz, el bien y la redención. Como nunca lo hice antes Yo les pido, queridos hijos, ¡recen con consciencia, verdad y amor!, porque este ciclo de cambios deberá ser apoyado con la colaboración de todos los orantes en el mundo y, en especial, por los Ángeles del Padre.
Hijos Míos, bajo el Poder del Padre, del Hijo Glorificado y del Espíritu Santo, recemos juntos por la Iglesia de Mi Hijo, por el espíritu del evangelio en los corazones de todos Mis hijos.
¡Por la Paz en todos, les agradezco por responder a Mi llamado!
María, Madre y Reina de la Paz
Serénate hijo Mío, hija Mía, que Yo estoy aquí contigo. Entra en el Reino de Mi Paz y allí tu consciencia recibirá toda la luz y claridad que necesita.
No se aparten nunca de Mi Inmaculado Corazón porque en él y a través de él, siempre sabrán qué hacer, dónde estar y qué decir. No teman, porque Mi Amor es más grande y fuerte que toda oposición albergada en el corazón de cualquier hermano.
Cuando sientan que el corazón de un alma hermana está cerrado, invítenlo a orar y clamen por Mi presencia junto a ustedes. Verán que la oración y Mi compañía disuelven toda incomprensión, todo conflicto.
Es en el Reino de Mi Paz, dentro de Mi Inmaculado Corazón donde encontrarán siempre el amor que les hace falta para trascender las pruebas.
No dejen nunca de amarse, más allá de que no se comprendan entre ustedes; recen juntos y la oración traerá la luz, disipará las tinieblas y las trampas que el enemigo quiere tender a Mis amados soldados marianos.
Recuerden que no hay nada más importante en este tiempo que la unidad entre los hermanos, que sobre esa unidad y amor al Propósito del Padre se sustenta el triunfo del Plan de Rescate de las almas de este mundo.
Pase lo que pase, sean fuertes y no permitan que el amor se marchite entre ustedes. Recuerden que Yo estoy aquí, que dentro de Mi Corazón estarán a salvo del enemigo.
Mis planes de paz deben ser vividos por ustedes, primero que todo, en vuestro interior. Sientan, sientan la Voz ardiente del Redentor que los llama por vuestro nombre. No presten atención a nada más, porque solo ese llamado es real.
Recuerden, Guerreros de la Misericordia, que el tiempo del compromiso es ahora. Ya llegó la hora tan esperada por todos. Alégrense, porque Cristo Jesús los ha venido a buscar y, entre tantas ovejas de Su Rebaño, les ha pedido a ustedes que lo acompañen como pequeños pastores, para que lo ayuden a llevar Su Amor y Su Misericordia al mundo.
Dónense por entero, hasta que vuestra consciencia sienta que ya no puede más y allí descubrirán otra parte de ustedes que aún no conocen. Dejen que la semilla de amor que Mi Hijo sembró en cada uno, hace tanto tiempo, brote y se muestre como verdaderamente es.
Los acompaño y los guío en todo momento. Abran vuestro corazón y permitan que pueda irradiar Mi Amor por medio de vuestros seres.
Los amo y los espero en la oración.
María, Reina de la Paz
Queridos hijos:
Alzando Mis ojos hacia Dios intercedo por ustedes y por la humanidad, para que puedan alcanzar la luz del corazón, la paz que tanto necesitan para vivir en la fraternidad, junto a Mi Hijo y Mi Inmaculado Corazón.
Hijos, hoy los espero nuevamente en oración para que juntos, una vez más, podamos establecer el Reino de la Paz del Señor; principalmente en los corazones que están tristes, cansados, que necesitan de Mi Amor Maternal.
Queridas criaturas Mías, oro por ustedes para que alcancen la promesa de la Redención. Oro a Mi Hijo, para que los pueda colocar en el océano de Su Misericordia. Así, hijos, oro por el mundo, pidiendo a Dios por todas las almas, porque como Madre aguardo que Mis servidores marianos puedan alzar sus ojos y mirar la Luz de Dios, el Altísimo, Luz que llega a vuestras vidas a través de Mi Corazón Materno y de los anuncios de Mi Hijo Jesús.
Que para esta próxima semana ejerciten la unión interna con el Santo Espíritu de Dios, así hijitos podrán hallar la respuesta en la sabiduría, el perdón en el discernimiento y el gran milagro para vuestras vidas en la ciencia de Dios. Por eso oro para que puedan convertirse pronto, antes de la llegada de Mi Hijo a vuestros corazones, a vuestro mundo.
¡No teman por nada! Confíen en Mis palabras corredentoras, porque Mi Corazón aspira a que Mis hijos, en este tiempo de muchos cambios, alcancen la paz y puedan vivir el perdón que tanto buscan en el interior. Como Mediadora ante Dios oro por ustedes como humanidad, permitiendo así hacer brillar vuestros corazones para que iluminen a los otros.
Cuando viven los sacramentos, como la Confesión y la Comunión, están ayudando mucho al mundo y en especial a los planes de Dios, el Creador. Por eso cada oración vuestra se convierte en una rosa para la oferta de Mi Corazón a los tronos de Mi Padre. De esta forma vuestros corazones se aproximan a Mi Reino, Reino de Mi Hijo, Reino del Espíritu Santo, Reino del Padre, promesa eterna que deberán alcanzar hasta el fin de vuestros días.
Conduzco vuestros sentimientos y pensamientos hacia la luz de Dios. Eleven ahora las miserias a Mi Hijo, porque él las transformará en puro amor redentor y Yo las elevaré al Padre como una pura oferta de redención.
¡Adelante Mis hijos, es tiempo de Paz, Paz, Paz y Paz! Esto es lo que quiero para ustedes y hoy, delante del Sol Universal, que representa Mi Maternal Consciencia, los amo y los bendigo en la señal luminosa de la Cruz de Mi Hijo.
¡Gracias por contestar Mi llamado por el Bien y por la Paz!
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos:
Vengo en este día a derramar Mi Paz sobre cada uno de sus corazones. Vengo a traerles el anuncio de una vida repleta de Bienaventuranzas. Es el anuncio de una vida desconocida para muchos de Mis hijos y que hoy Yo los convido a vivir.
Mis queridos, Mi Corazón viene hoy a dictar palabras de esperanza a aquellos corazones que valientes, se animen a caminar Conmigo rumbo a la madurez del espíritu. Este es el tiempo en que Mis pequeños hijos dan sus propios pasos.
Para este momento del planeta, hijos Míos, es necesario que cada uno sea impulsado a partir de lo profundo de su propio corazón. Mis impulsos de amor ya llegaron sobre sus almas y espíritus. Mi Hijo Jesús ya dejó una semilla que germina en sus corazones. Por eso, busquen en lo profundo del interior de sus seres el impulso para dar el tan necesario paso para un nuevo tiempo.
Mis anuncios ya no están distantes, hijos Míos. Ya no tendrán que esperar para ver concretizadas Mis palabras, porque el Reino de los Cielos desciende a la Tierra y se aproxima cada vez un poco más de sus vidas.
Hoy les pido que cada uno entre en lo más desconocido de su propio interior y lleven la luz de la oración para que ilumine los abismos internos, preparando así sus seres para los días que ya llegan.
Es tiempo de revisar la propia vida, las propias aspiraciones y las acciones que realizan en este tiempo. Porque hay tiempo para transformarse, para transformar la vida y, principalmente, para renovar y limpiar los abismos internos, lugar donde están guardadas las incomprensiones y las angustias, los miedos y los dolores.
Vengo a liberar sus corazones, hijos Míos, pues es tiempo de perdonar. Y si Me permiten, verdaderamente podré ingresar en la oscuridad, que muchos desconocen que existe en el propio interior. Y lavaré con el Perdón Absoluto ese lugar. Derramaré, entonces, Mi Amor y prepararé ese espacio con la Misericordia.
Porque la Redención que el Señor envía podrá transformar los abismos en templos. Podrá retirar el miedo y convertirlo en Amor. Y aquel lugar, que antes era la perfecta morada para el enemigo, se podrá convertir en Templo donde el Gran Sacerdote del Amor comulgará de la Vida Universal.
Amen estas palabras, hijos Míos, y ellas se podrán tornar realidad en sus corazones.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis amados hijos:
Saben que estoy con ustedes siempre, más allá de vuestros conflictos e indiferencias. Los amo con todo Mi Corazón y es a través de ese amor que les entrego en cada encuentro Mi Paz Celestial, para que vuestros seres se fortalezcan.
Coraje, templanza y amor, esas son las tres columnas que me sostuvieron durante la Pasión de Mi Hijo y la certeza absoluta del propósito del Padre en ese momento.
Quiero que contemplen con vuestro corazón, aquello que me sostuvo a Mí en total fidelidad y determinación. Esas serán las columnas en las cuales ustedes, Mis amados hijos, también se sostendrán.
Apóstoles de Mi Hijo, Guerreros de Su Misericordia:
Al igual que acompañé a los apóstoles de ayer, quiero expresarles, para que lo guarden en vuestras consciencias, que Yo estaré con ustedes hasta el final de vuestros días aquí en la Tierra; y los esperaré luego en el Reino de los Cielos, allí donde Nuestro Padre prepara un lugar predilecto para los siervos de Su Hijo Primogénito.
Quiero que también guarden en vuestro corazón la certeza absoluta de Mi amor por toda la humanidad, porque no descansaré hasta que el último de Mis hijos pueda traspasar el umbral del recinto donde se resguardan a las esencias de todo mal.
Hoy, como hace más de dos mil años, guardo en Mi Corazón un lugar para aquellos que, por ignorancia y miedo, no pudieron creer en las palabras de Mi Hijo. Yo también perdoné a todas esas criaturas de Dios, que hoy tendrán otra oportunidad de recibir la Sagrada Misericordia de Dios.
Hoy guardo, nuevamente, un lugar en Mi Corazón para todos aquellos que los calumniarán y los condenarán con sus ideas y sus voces. No teman por nada, porque Yo estaré allí, para levantar a todo soldado de la luz que responda fielmente al llamado del Cielo.
Coloquen en vuestro corazón Mis palabras maternales y confíen siempre en mi amor de madre protectora y guardiana de todos. Los acompaño hoy y siempre en las definiciones que vuestras consciencias están viviendo, mientras la Voz de Mi Hijo retumba en vuestras almas, trayendo hacia ellas el compromiso universal que cada uno se encamina a concretar.
La Voz ardiente de Cristo Jesús los llama y Mi Voz Maternal los conduce hacia Su Corazón.
Los amo, queridos hijos, con Mi Amor de Madre, Madre del mundo y Señora de vuestras almas.
Gracias por responder a Mi llamado de amor.
María, Reina del Cielo y de la Tierra
Queridísimos hijos peregrinos:
Levantando con Mis manos la bandera de Mi Inmaculado Corazón de la Paz, bendigo a Mis hijos, los peregrinos, y hoy les digo con amor: ¡Gratitud!, ¡Paz! ¡y Bendición para todos! Este es Mi mensaje para ellos.
Con rosas en Mis manos, llevo esta oferta de vuestros corazones hacia Dios contemplando, a través de este sentimiento, el amor de Mis hijos por Mi Corazón y por el Corazón de Jesús. Hoy elevo a Dios este amor que está en vuestros corazones, amor que debe renovarse día a día y llevarlos a encontrar la Paz ante todas las cosas.
Mi Corazón Materno ama los corazones de todas las almas, por eso vivan en ese amor todos los días, esperando que él los nutra en el espíritu y en la consciencia. Ese amor, queridos hijos, es el Amor de Dios, el que debe consagrarlos a Mi Corazón, al Corazón de Cristo y al Plan de Dios para la Tierra. Desde el universo viene esa Fuente de Amor para todos ustedes, y a ese Amor de Dios ustedes deben corresponder, porque así encontrarán la Luz que necesitan, la Sabiduría que buscan y el Amor dentro del amor que desconocen.
Hoy vengo a revelarles esa Fuente de Amor, que muchos hijos Míos sintonizan, pero que todavía deben manifestar con sus hermanos. Yo provengo de ese Amor al igual que Mi Hijo, y ustedes son chispas de la Fuente de ese Amor, por eso vuestros corazones pueden expresarlo y llevar a todos el alivio, aquel que muchos buscan en este tiempo por estar sin Mi Paz.
Hoy, queridos hijos, estas flores que Yo recogí llevan grabadas el amor y la alegría de sus corazones, por haberme respondido a este simple llamado. Recuerden queridos hijos, que en este año Mi Corazón Inmaculado visitará el corazón de sus ciudades, permitiendo así despertar el llamado, en muchos de Mis hijos que están dormidos a la vida de oración.
Vuestro ejercicio de oración irradiará para estos tiempos la nueva Vida, el Espíritu de la Consagración verdadera al Altísimo. Queridos hijos, cada encuentro de oración entre ustedes da nuevos frutos, los que son especialmente observados y contemplados por los ojos de Dios.
Ahora, queridos hijos, ¿comprenden la importancia de vivir en la oración y por la oración? Ese es Mi principal llamado para este tiempo y por la simple respuesta de sus corazones, Mi Plan de Paz y de Salvación, junto a Mi Hijo, se concretará en la Tierra.
Hijos Míos, queridos peregrinos, por estar todos unidos a Mi Corazón Materno, en Mi Corazón de Paz: ¡ánimo, pequeñas almas!, ¡no teman, Yo estoy con ustedes! Soy la Reina de la Paz y de la Fuente del Amor de Dios.
¡Les agradezco en este día por responder a Mi llamado!
María, Madre y Reina de la Paz
Amadísimos hijos:
Vengo en este día para transmitirles un mensaje especial de consagración al Corazón de la Bien-Aventurada Virgen María. Así todos los grupos marianos se renovarán en Mi Corazón. Lo que pido a cada uno de Mis grupos marianos en este día, hijos Míos, es que persistan acompañándome con alegría y fidelidad, abriendo sus corazones a la unión perpetua Conmigo.
De esta forma, hijos Míos, vendré a través de sus corazones para despertar y salvar a todos Mis hijos que se pierden en este tiempo. Vengo, a través de la oración redentora de sus corazones, a rescatar a Mis misioneros que se perdieron durante sus misiones. Vengo a fortalecer a aquellos corazones que se vieron debilitados delante del mundo y delante de cada prueba que la humanidad vive en este tiempo.
Hijos míos, a todos aquellos que decidan persistir unidos a Mi corazón les advierto: no teman vivir las pruebas de este tiempo, pues será necesario que puedan aprender a amar como amó Mi Hijo Jesús, aún en medio de un aparente caos.
Sepan queridos hijos, que cada prueba que sus pequeños corazones viven en este tiempo, por más dura que pueda parecer, es enviada por el Señor para que Mis pequeños hijos puedan verse fortalecidos y maduros.
A todos los grupos de oración que Me acompañan hoy, los consagro y los bendigo. Y les revelo hijos Míos, que Yo estoy con cada uno de Mis grupos marianos. Les pido que, cada vez que se pongan a orar, escuchen Mi voz que guía sus oraciones porque Yo vengo, como una bondadosa madre, a enseñar a cada uno de Mis hijos a orar con amor, con el corazón y a renovarse en cada verbo pronunciado.
En este día, hijos Míos, consagrado a Mis grupos de oración, les pido que ofrezcan vuestro despertar a todos Mis hijos del mundo que no encuentran fuerzas para acompañarme y que día a día bajan los brazos.
Vengo al final de este día para agradecerles profundamente por orar junto Conmigo y por reconocer Mí presencia en sus corazones.
Estoy con cada uno de Mis hijos, en sus corazones y en sus casas compartiendo la sagrada vida diaria de cada uno. Y para que Yo esté aún más cerca de vuestros corazones, hijos Míos, transformen sus vidas en una perpetua oración conducida por la Virgen María. Así cada paso, desde el despertar hasta el adormecer será guiado por Mi Corazón.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
María, Reina de la Paz y de sus vidas
Queridos hijos:
En el día de hoy doy gracias a todos por la respuesta de vuestros seres de amor y bendigo vuestros caminos, aquellos que los llevan hacia el Corazón de Mi Hijo.
Hoy la respuesta amorosa de todos dará más fortaleza aún a Mi obra mariana en esta parte del mundo, la que día a día crece como crece vuestro amor por Mí.
Es en esos momentos, hijos Míos, en que vuestras almas están más cerca de Mí y de la Presencia de Mi Hijo, cuando dan todo por amor, cuando solo se donan por amor a Mí, a la humanidad y al Creador.
Hoy los bendigo con Mi amor de Madre, de Peregrina, de Guardiana de todas las almas. Estaré con ustedes en este año más intensamente que nunca, y sepan Mis amados hijos, que cuanto más se donen a Mi obra de amor en la Tierra, más presente estaré.
Clamen por Mi presencia en vuestras vidas, clamen por Mi presencia en vuestros hogares, en vuestras ciudades y Dios Creador escuchará vuestras súplicas sinceras.
Aquí estoy hijos, junto a cada grupo de oración, junto a cada soldado de Mi Corazón. Mis ángeles custodios se esparcen por todo el mundo acompañándolos como chispas de luz celestial, que solo buscan llevar paz y protección para todos.
Ellos estarán con ustedes siempre que vuestro corazón y vuestra casa se abra para recibirlos.
Con ustedes estoy; junto a Mi Hijo los observo y los acompaño.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de Dios y de todos
Escuchad, Mis amados hijos, escuchad Mi Voz, la que llega desde el Cielo trayendo el anuncio del Creador.
Abrid vuestros corazones, preparad vuestras consciencias, porque los días de Gran Gloria se acercan.
Escuchad la Voz del Redentor, que día a día ingresa en vuestras consciencias sembrando Luz, Paz y Amor Celestial. Escuchad la Voz de vuestro Pastor, que anuncia a Sus Hijos la senda de la Misericordia Divina, la que todavía dispone Dios para la humanidad, antes de que llegue la Justicia.
Ella llegará como un Rayo Celestial que alumbre la oscuridad de los corazones, la que pondrá fin a la desesperación de muchos e iniciará la caída de los velos de la humanidad, la que ha pretendido permanecer dormida a pesar de todos los anuncios de los profetas.
Llegó el tiempo donde los ángeles del cielo comiencen a ser vistos y escuchados por todos aquellos que permitan, que la Voz del Maestro de Maestros penetre en los corazones. Mi Amor los está guiando hacia Él para que ingresen en una nueva etapa de paz, la que llegará después de la purificación.
No temáis, Mis pequeños corazones, porque nada hay que temer, Yo estoy aquí con vosotros, Soy vuestra Madre Protectora, vuestro consuelo en la dificultad y la prueba, Soy la Guardiana de todas las almas, la que pisa la oscuridad que pretende llevar a Mis hijos al error y al desamparo.
¡Yo estoy aquí! ¡Venid a Mí; venid en confianza y en paz!
Hemos recorrido juntos parte del camino, preparándonos para atravesar la etapa que está llegando, esa parte que será muy sinuosa para algunos, peligrosa para otros y que parecerá intransitable para algunos otros.
Pero de Mi mano nada imposible será. Recordad que Yo Soy vuestra Madre Celestial y que si entráis en Mi Corazón, Mis ángeles os elevarán y vuestros pies no tocarán ese camino que parece incierto.
Mi Hijo llegando está a cada bendito corazón que abra en confianza sus puertas para vivir la definitiva liberación, aquella que lleva al reencuentro con el Dios Creador.
Escuchad Mis hijos, escuchad Mi Voz y la Voz del Redentor.
Los espero a todos dentro de Mi Corazón.
Los amo, los amo eternamente.
Gracias por estar Conmigo en esta hora.
María, Reina de la Paz y Madre del Mundo
Queridos hijos:
Diariamente los conduzco hacia el encuentro interno con Mi Hijo Jesús; por este motivo esta semana próxima estaré más cerca de vuestros corazones, para anunciarles el Reino de Mi Inmaculada Paz.
Queridos hijos Míos, hoy vengo hasta ustedes para derramarles el Reinado de Mi Gracia y de Mi Paz, porque aún vuestras almas necesitan de este encuentro maternal Conmigo. Mientras el mundo se moviliza, Yo cargo entre Mis brazos a ese mundo, a cada uno de Mis hijos, los cuales necesitan de Mi Misericordia para poder llegar a la Misericordia de Mi Hijo.
Hoy también estoy aquí para demostrarles la grandeza de Mi Amor Materno por ustedes y a través de este Amor Materno, Yo les pido que se puedan sostener para continuar por el camino que Mi Hijo les está manifestando. Hijos, ese camino se llama redención, conversión, misericordia, paz insondable para vuestros pequeños espíritus.
Queridos, también Mi mirada maternal está sobre aquellos hijos que sufren, en especial sobre aquellos hijos que están en Mi amada nación del Brasil. A todos ellos los llamo de nuevo para fortalecer la oración Conmigo. Si Yo no estoy entre ustedes, como el Inmaculado Corazón: ¿quién los auxiliará, queridos hijos?
Por eso, Mis pequeños, Mi aspiración de tenerlos cerca es profunda a cada momento de la vida, pero encuentro en algunos de Mis hijos tristezas y en otros desesperación. Por eso ¡no teman!, ¡alivien vuestros corazones llamándome! Soy vuestra Inmaculada Madre, la que socorre a todos los que sinceramente me abren las puertas del corazón.
Hijos Míos, ¡no teman!, ¡estoy con ustedes!, oro por ustedes, clamo por ustedes ante Dios todos los días. Ahora, queridos hijos, permitan que Mi Paz los abrace fuertemente, para que vuestros corazones solo se calmen y permanezcan en Mi.
Los amo profundamente.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
María, Reina de la Paz Universal
Queridos hijos:
Mi Corazón desciende de los Cielos en este día para traerles aliento y esperanza, para purificar y liberar sus corazones de cualquier mal que se aproxime.
Pido hoy que Mis hijos estén aquí a Mis pies, de la misma forma que Mis videntes, para que sientan el Poder de Mi Corazón y sepan que Mi manto los acoge a todos.
Los llamé uno a uno en este día, para que reciban la oportunidad de estar aún más próximos al Corazón de la Bienaventurada Virgen, la misma que posó Sus pies sobre la ciudad de Nazaret hace tanto tiempo atrás.
Lo que también espera Mi Corazón es que, a través de la simplicidad, alcancen la pureza. Y con las velas encendidas representen delante de Dios a todos Mis hijos que dejaron apagar la llama interior que los unía a Mí.
Vengan a Mí hijos Míos, por todos aquellos que no se aproximan de Mi Corazón. Estén en confianza junto a Mí para que Yo pueda liberar vuestros corazones y vuestros espíritus.
Quiero hoy, como Reina de la Paz, derramar Mi Paz sobre vuestros corazones para que se renueven en la Fuente de la Gracia que traigo de los Cielos.
Sean siempre misericordiosos para que el Plan de Dios no se pierda en el mundo. Caminen de la mano unos con otros y ayuden siempre a aquellos de Mis hijos que temen seguir adelante.
Estaré siempre aquí junto a sus corazones hijos Míos, como estoy ahora. Solo les pido que sostengan siempre esta señal, una llama encendida en vuestras manos y en vuestros corazones. Porque el enemigo intenta en todo momento apartar a Mis hijos del verdadero propósito de Dios y llevarlos por caminos equivocados, de profunda oscuridad interior.
En este tiempo les advierto: sean fuertes, valientes y audaces. Busquen la fuerza que emana Mi Corazón, pues este Poder que viene de Dios los nutrirá siempre. Oren día a día con fervor y la llama de sus corazones quemará todo el mal que se quiera aproximar.
Mi camino es único: el de la Conversión y la Paz. Caminen juntos rumbo al Creador.
Yo los guiaré siempre.
Adoro y amo a cada uno de Mis hijos.
Que la Paz esté en sus corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hoy los reúno junto a Mí porque quiero acariciar vuestras almas con Mi Amor.
He sentido en Mi Corazón el sufrimiento de algunos por los aprendizajes duros que les está tocando vivir en esta purificación. No temáis, hijos Míos, que aquí estoy Yo para consolarlos y ampararlos, para cuidarlos y liberarlos de todo mal.
Guarden en vuestros corazones, en un lugar seguro, la fe en Dios Creador mas allá de las pruebas y los sufrimientos. No permitan que ninguna experiencia, por más dolorosa que parezca, los aleje del Corazón de Dios y del Corazón de Mi Hijo. Sepan, queridos hijos, que Yo estoy con ustedes y espero que coloquen vuestro corazón dentro del Mío. Este es el lugar de mayor protección que existe, donde será cuidado y protegido de todo mal.
Hoy, Mis queridos, caminan por la senda de la madurez espiritual, aquellas que les permitirá observar con tranquilidad y sin temor el sufrimiento de otros que buscan en Mi presencia un alivio para sus vidas.
Ahora comienza el tiempo en el cual muchos se acercarán a buscar el alivio, la paz y una oportunidad para curar sus vidas. ¿Recuerdan que les anuncié hace algunos años, cuando comenzamos esta tarea, que aquí llegarían muchos de Mis hijos, buscando el consuelo que no encontraban en ningún otro lugar?
¿Recuerdan por qué están aquí?
Abran sus corazones, hijos Míos de Aurora, para recibir en esta Casa el sufrimiento planetario, pues Yo colmaré de Gracia esos corazones como he colmado los vuestros.
Hoy, en este tiempo, tiempo de grandes pruebas para todos, levanto Mi Espada de Luz y clamo a Dios Todopoderoso por Misericordia para el error humano, clamo por Gracia para aquel que abra su corazón, y por Clemencia y Perdón para aquel que ha sido hasta hoy, enemigo de Dios.
Clamo en este día, para que el Amor de los Cielos, el Reino Celestial descienda sobre todos ustedes y sobre este lugar, Mi Casa de Cura Espiritual.
Bienaventurados los que creen sin ver, porque ellos recibirán el Perdón de Dios.
Los amo y los protejo bajo Mi Manto de Luz Celestial.
Gracias Mis valientes por tener fe en Mi Voz y responder a Mi Llamado por la cura y la paz de la humanidad.
María, Reina de la Paz, Señora de todos ustedes
Mis amados hijos:
De corazón a corazón, hoy a Mis amadas almas les digo, que de prisa se pongan a orar ya que mucha es la necesidad del mundo.
Mis planes de paz siguen adelante junto a Mis soldados marianos y este es el tiempo de unirnos codo con codo y corazón con corazón, para que aquellos que siempre negaron a Dios no encuentren cómo plasmar, en el corazón de Mis hijos, la ceguera espiritual que brota de este caos planetario.
Hoy he venido hasta aquí para reforzar en vuestros corazones la fe en Mi Hijo y en Mi Inmaculado Corazón. Vuestro Redentor, día a día, a través de Su Instrucción, envía a todos Sus Códigos de Paz, Misericordia y Amor, códigos que convierten al más duro corazón.
Él prepara amorosamente la morada de cada miembro de Su Rebaño, para que cuando Él llegue todas Sus Ovejas ya estén pastando en Su Pradera.
Hace algún tiempo les dije que Mi Hijo ingresaría con poder en vuestros corazones, que Su Amor Redentor disolvería cualquier duda, cualquier dolor o sufrimiento. Su Amor es tan grande, que ningún miedo podrá existir en aquellos que abracen Su Manto de Amor.
Hoy anuncio para vosotros la buena nueva: que Mi Hijo me acompañará próximamente cuando esté con vosotros, queridos hijos. Él unirá Su Amor al Mío y entregará a todos nuevas señales de Su Retorno.
Anuncien a todos que el Amor del Redentor y de la Madre del Mundo, impregnarán el alma de cada hijo de esta humanidad que abra su corazón y que confíe en el Amor de estos dos Mensajeros de Dios.
Recuerden colocar en el altar que me ofertarán en la próxima aparición, un cirio para el Rey del Universo, que en alma y espíritu llegando está.
Preparen vuestros corazones, para que todo el Amor Universal pueda llegar e ingresar en vuestros seres. Él curará todo dolor, redimirá toda falta y limpiará toda consciencia que en gratitud esté ante Dios Todopoderoso.
Les dejo Mi Paz Celestial a todos. Mi manto de luz los cubre con Protección Divina.
Los amo, los espero.
María, Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más