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Queridos hijos Míos:
Que en vuestro tiempo de purificación solo exista el motivo de servir a Dios y a Su Plan universal por encima de ustedes mismos.
Hoy los invito, pequeños Míos, a ver los brotes que dieron las semillas de luz crística que con tanto amor y esfuerzo fueron colocadas en el tabernáculo de vuestros corazones.
No dejen de mirar la grandeza y la transformación que Mi Hijo ha realizado en ustedes. Con espíritu de fe y determinación vivan el ciclo de vuestra purificación, ofreciendo al Padre Eterno todos vuestros dolores e incomodidades por aquellas almas que están aquí en la Tierra y que no se dignan siquiera mirar a Dios ni recordarlo como algo primordial para este tiempo.
Por eso les digo, hijos Míos, compadézcanse de aquellos corazones que, sometidos por el lujo y la modernidad, pierden el camino que los lleva a creer en Dios. Dios Padre les confía ciertas pruebas para que, entregándolas a Su Corazón de Amor vivo, el mundo pueda ser nuevamente aliviado.
Aquellos corazones que no escuchen a la Madre Celeste solo les restará vivir y padecer el resultado de sus propias elecciones de vida.
Hijos, el camino es único, ya no existen dos; es con Cristo o es en contra de Su Voluntad Mayor. Sean para este ciclo portadores de la Gracia, representen el nuevo apostolado redentor de Mi Hijo y den testimonio de Su próxima y segunda venida al mundo.
Con vuestros pequeños espíritus en lo más alto del Cielo, hoy reciban hijos la consolación y la paz de vivir vuestra purificación como una oferta de constante sacrificio y reparación. No se cansen antes del esperado tiempo, el Cielo espera por vuestra madurez y redención para que el Reino de Dios al menos se establezca en las almas transformadas por Cristo.
En la paz encontrarán las fuerzas internas para enfrentar el término de un tiempo destruido y deteriorado por la consciencia de la humanidad.
Ustedes Mis queridos, volviéndose apóstoles de Mi Hijo y profesando vuestra constante fe, alcanzarán la Gracia de siempre tenerme a vuestro lado, hasta en los momentos de mayor tribulación.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los protege vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En la Hora de la Divina Misericordia, Mi Corazón desciende a la Tierra y la ilumina con infinitas Gracias Reparadoras para todas las almas.
Aquella alma pecadora y ofensiva que se aproxime a Mi Fuente de Prodigios durante esta Hora de Infinita Misericordia podrá reconocer, en Mi Consciencia, el Amor Divino que sana y redime a todas las vidas sobre la Tierra.
Por eso, durante la Hora de la Misericordia, entréguenme sus miserias, que Mi Corazón conoce desde el principio, para que sean liberadas y redimidas por Mi Misericordia.
Yo Soy la Luz para el mundo y para los corazones; aquel que se dirige a Mí encontrará una respuesta y de esta forma unirá su corazón al Mío, y juntos conoceremos en profundidad el Universo Celestial y, en consecuencia, la Fuente de Mis Misericordias.
Pero debe existir en ustedes una confianza absoluta en Mi Presencia y en Mi Obra Redentora. Ella se cumplirá en aquellos que de verdad puedan ser siempre misericordiosos con sus semejantes.
La Fuente de la piedad espera rescatarlos de la perdición y del desvío espiritual que el enemigo propaga como idea y pensamiento. A aquel que busca realmente la respuesta sobre los asuntos de la vida, Yo le digo que la encontrará en la Fuente Insondable de Mi Divina Misericordia.
Quiero que sus almas se decidan a ser rayos de Mi Misericordia para el mundo entero. Para que eso suceda, bastará la confianza en Mi Ser y no temer que Yo remueva lo que está viejo y árido en ustedes, porque siempre Yo les saciaré la sed interior.
Bajo la Gracia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir en Mi Corazón Sacratísimo.
Cristo Jesús Misericordioso
Aquellos que están muy lejos de Mí y se separan por lo que generan sus propias acciones, necesitan de Mi Misericordia.
Aquellos que se apartan de Mi Corazón y dejan de mirarme a los Ojos, son los que más necesitan de Mi Perdón y de Mi Piedad.
Aquellos que niegan Mi Nombre y Me dan la espalda, son los que más necesitan de Mi Misericordia.
Por eso, a las tres de la tarde la puerta de la Redención se abre para liberar del pecado a un número mayor de almas que, por distracción o ignorancia, casi pierden el camino de retorno hacia Mí.
La Hora de la Misericordia es para los más desprotegidos y sedientos de Mi Luz Redentora y Salvadora. Y para que Mi Amor se pueda aproximar a los que más ignoran su verdadero espíritu Me sirvo de los instrumentos que, abriéndome el corazón, transmutan en sacrificio y alegría los males del mundo por amor al gran Amor de Mi Corazón.
Como Yo les he dicho, pocos son los que reman la Barca del Pastor y aún menos son los que siguen la Voluntad Mayor del Capitán que está en los Cielos. Vean qué simple es Mi Misericordia, que a las tres de la tarde Mi Fuente de Prodigios y de Gracias espera llegar a los que más necesitan de perdón.
Aún cuento con pocas manos que Me ayuden a subir a la montaña y a elevar un inmenso número de almas separadas de Dios. En poco tiempo habrá mucho por hacer; recién ahora comienza todo para Mis apóstoles.
La redención será amplia para los corazones rígidos. Sean misericordiosos delante de las miserias del prójimo, así Yo los acompañaré.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús, el Redentor
Vengo todos los días a este mundo para liberarlos del pecado y de la perdición, para llevarlos por el camino de la fe. Vengo al mundo todos los días para entregarles Mi Absoluta e Inmensa Paz, que debe ser vivida como la única esperanza que los fortalecerá y los salvará.
Queridos, con Ojos de bondad y misericordia vengo en este día para anunciarles Mi Camino, Mi Verdad y Mi Vida, que deberán buscar sobre todas las cosas, dejando atrás sus errores y sus pruebas.
Mi Corazón viene para redimir corazones y almas, vidas y experiencias de cuantos pasaron por esta escuela de amor y de perdón. Vengo al mundo no como un juez, sino como el Rey de sus corazones, que espera encontrarlos felices aun en el error, amando incluso la equivocación y caminando hasta en los caminos que les parecerán inciertos.
Yo Soy la Luz para el mundo, Soy el Espíritu Divino que alumbra sus espacios más profundos para redimirlos y consagrarlos todos los días. Conozco el talento de cada uno de Mis hijos, conozco lo que cada uno Me puede dar a pesar de la falta de reconocimiento que les presenta la vida.
Quiero formar en ustedes renovados y amorosos corazones que simplemente aprendan a vivir en Mi Misericordia. Estoy con ustedes todos los días porque sus almas necesitan alimentar las esencias con la Luz de Mi Amor Redentor. Cuando comiencen a vivir en Mi Amor Redentor sus almas saciarán la sed que tienen de estar más tiempo en Mi Paz, en Mi Amor Salvador.
Como Pastor guío sus pasos, incluso los de aquellos que aún no han podido trascenderse a sí mismos por alguna causa. Los quiero ver sonriendo a la vida para aliviar el sufrimiento en el mundo. Los quiero ver despiertos al Espíritu para despertar así a muchas almas dormidas. Los quiero ver amando para que así reconozcan Mi Apostolado.
Bajo el Amor Único de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús
Queridos hijos:
Espero que a lo largo de este último año de Mensajes Diarios ustedes hayan aceptado vivir en la Gracia de Dios. Es una misericordiosa revelación que Mis Maternales Palabras hayan acompañado a cada uno de ustedes en todo este tiempo que pasó, durante el cual vuestros corazones han tenido que crecer y madurar ante la realidad del final de este tiempo.
Hijos Míos, por esto hoy los llamo a profundizar en vuestros corazones la gratitud hacia Dios; gratitud porque, a través de Mi Hijo y Su amorosa intercesión, Dios Me permitió venir a vuestro encuentro, diariamente, por medio de los mensajes.
Queridos hijos, ustedes saben que el mundo está sufriendo mucho y que, cada nuevo día, innumerables almas se pierden condenándose al camino del purgatorio.
Por eso, Yo los llamo a vivir la oración del corazón porque vuestra oración será la única esperanza para la salvación de muchos corazones, sobre todo de aquellos hijos que en la ignorancia de sus vidas ofenden a Dios.
Amorosamente les pido que recen bajo la Luz de Dios y que a Él encomienden a todas las almas que sea posible a través del poder de la oración. Aquellos que aún no oran es porque carecen del Amor Materno y necesitan saciar la sed que sus almas sienten hace mucho tiempo.
Queridos hijos, este es un tiempo definitorio, un tiempo de cambios; por eso, los invito a concientizar vuestra tarea de oración para que más Luz desde el Universo de Dios pueda socorrer y salvar almas condenadas.
Hijos Míos, sostengan en vuestras manos la oración del rosario y que cada nueva oración que ustedes realicen sea una oferta y una súplica a la Misericordia de Jesús.
En Mi Hijo está el camino. En Mi Hijo se encuentra vuestra redención y vuestro perdón.
¡Estén despiertos a la oración!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Por la conmemoración de Mis apariciones mensuales en los días 25 en Medjugorje, hoy los invito y los reúno en nombre de Jesús para que vuestros corazones contemplen la existencia del Centro Mariano de Figueira.
Al cabo de veinticinco años de instrucción, necesaria para vuestras vidas y amorosa para vuestras almas, hoy les anuncio que la Bienaventurada Madre Universal, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, caminó silenciosamente junto a ustedes por esta senda de enseñanzas y aprendizajes.
Queridísimos hijos, quiero que hoy comprendan en vuestros corazones que Dios Padre se manifiesta no solo a través de Mi Inmaculada Voz, sino también a través de todos los que de corazón se donan para concretar el Plan Divino en la Tierra.
Por eso, hijos Míos, Dios Padre es el Gran Árbol de la Sabiduría, sus raíces y sus ramas son la expresión del Infinito Universo y sus hojas son la emanación de las almas sobre este amado planeta.
Queridos hijos, para que eso exista en toda la vida creadora, existe en vuestras vidas la presencia de la Madre Universal, de la Reina de la Paz, de la Estrella de la Mañana que anuncia el nuevo tiempo antes de la llegada de Su Hijo.
Queridos hijos, por eso, vuestras vidas y vuestras esencias siempre están unidas a la esencia del Corazón de Dios. Como Madre del Mundo, como Señora de los Cielos vengo a vuestro encuentro para revelarles el verdadero misterio de vuestra fe y de vuestras vidas; ese misterio se llama Amor al Todo, Amor al Único, Amor a la Voluntad de Dios.
Por eso hoy, con el Rosario de la Paz entre Mis benditas manos, de nuevo los invito a la oración porque, día a día, muchas almas se pierden y no encuentran el camino hacia la Luz.
A ustedes, Mis queridos hijos, que están despiertos a la vida del espíritu, solo les bastará en este tiempo servir: servir al donarse, servir al amar, servir para reparar el Corazón de Mi Hijo.
Mediante vuestra madurez interior y con la oración como ejercicio primordial, ustedes estarán dando pasos seguros hacia la consagración de vuestros pequeños corazones.
Hijos Míos, en este 25 de octubre, y después de muchos acontecimientos ya sucedidos por la presencia de Mi Inmaculado Corazón, los llamo al despertar de vuestra consciencia para que, bajo la Voluntad de Dios, surjan nuevos y donados servidores marianos de la paz. Estos soldados de la paz tienen el espíritu de amar la oración, de estar en servicio interno por las almas y de encontrar, en la Voluntad de Dios, la aspiración de alcanzar la Eternidad.
Hijos Míos, despierten al llamado y escuchen en vuestros corazones la Voz del Único y Gran Señor.
¡Les agradezco!
Gracias por contestar a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
En el advenimiento de un nuevo tiempo para el mundo, tiempo de cambios y aprendizajes, hoy les pido más oración: oración que brote como manantial desde vuestros corazones, oración que socorra al mundo, oración que alivie el gran peso de la humanidad. La oración les traerá siempre claridad, sabiduría y discernimiento en los momentos que llegarán para la humanidad.
Vuestras vidas ya viven un tiempo distinto. Es necesario, queridos hijos, estar atento y vigilante a la consciencia y al corazón.
Mientras el mundo continúa reiterando errores que se vuelven irreparables, Mi Corazón Materno llega a la humanidad para traer Luz y Misericordia.
Sé que algunos de Mis hijos juzgan la veracidad de Mi existencia y de Mis apariciones para ustedes. Por eso, queridos hijos, hoy les digo que la Bienaventurada siempre Virgen María, Madre Universal y Reina de la Paz, está entre ustedes desde hace ya algunos años.
Dios Me dio el permiso de enviar Mi mensaje salvador a todos Mis hijos; por esto, muchos corazones fueron partícipes de Mis apariciones a lo largo del último año.
Queridos hijos, ante el hambre en la humanidad, ante la guerra que despierta entre corazones hermanos, ante la pérdida mayor de niños y adolescentes, ante el camino de perdición que muchos jóvenes están recorriendo y ante muchas cosas más que ahora ustedes desconocen, Yo les digo: ¡Recen! ¡Recen! ¡Recen y recen como si fuera la última vez! y reconozcan desde este día la Gracia Celestial que ustedes están recibiendo a través de la amorosa intercesión de Mi Inmaculado Corazón.
Hijos Míos, ahora ya son adultos en vuestra vida de oración, por eso, con madurez y caridad, oren por la Paz y por la Misericordia para cada rincón de este mundo.
Este es Mi último y definitivo llamado a la humanidad: ¡Oración! ¡Oración y oración! para que más almas puedan ser partícipes de la presencia del Maestro y Salvador.
Queridos hijos, ustedes tienen en vuestras manos y en vuestros labios el camino de la Salvación, de la Gracia y de la Misericordia. Ustedes tienen en vuestras vidas el poder infinito de la oración. Ustedes deben amar la oración y sentirla en lo profundo de vuestras almas.
Queridos hijos, están en Mi Corazón, por eso están siendo despertados del sueño de este mundo por el Amor Universal de la Reina de la Paz.
Están en Mí.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Después de aquel 13 de octubre de 1917, cuando el Sol de Dios mostró Su Verdadera Faz, la vida de muchas almas cambió para bien del Plan Divino; la guerra entre los corazones se detuvo y Mi Espíritu Maternal pudo establecer un tiempo más de paz.
Mis hijos aún necesitan de milagros, pero hoy les digo a todos: que después de tantas Gracias que han sido derramadas desde Jesús, desde Su Sagrado Corazón y desde Mi Inmaculado Corazón, la mayor Gracia para este tiempo es que Yo, la Bienaventurada Virgen María, Reina de la Paz, esté entre vuestros corazones llamándolos en nombre de Mi Hijo a vivir la conversión, el perdón y este tiempo de Misericordia.
Hijos Míos, por eso hoy los invito a recordar y a guardar en vuestros corazones el gran milagro de Amor que Dios manifestó a través de Mi Inmaculado Corazón en la presencia luminosa del Sol. La gran semilla de Luz fue sembrada en el corazón de los que tenían fe y en el corazón de los descreídos. La semilla de Mi Luz Maternal fue sembrada en los creyentes y en los ateos. Nadie quedó sin recibir, una vez más, la Gracia de Dios, Su Perdón y Redención.
Por eso, queridos hijos, hoy los estoy llamando a meditar, mediante la oración, sobre estos misterios que se hicieron visibles una vez en Fátima a los ojos de todos Mis hijos.
Dios Me llamó para derramar Su Infinita Gracia en un tiempo en donde la humanidad otra vez caminaba hacia la perdición. Pero el Amor Misericordioso de la Señora del Santísimo Rosario intervino para armonizar los acontecimientos que se dieron en el mundo.
El Ángel de la Paz trajo para la humanidad la señal de la conversión y de la penitencia. Él preparó el camino de salvación de toda la humanidad y eso sucedió a través de Su intervención espiritual sobre todas las almas.
Así, queridos hijos, después llegó la Señora más brillante que el Sol para difundir al mundo el importante llamado por la paz y el perdón.
Hoy, nuevamente, Yo desciendo desde el Cielo para abrir vuestros corazones a este importante ciclo, en el cual la humanidad deberá consagrarse a la Voluntad de Dios.
Quiero decir, Mis pequeños, que cada alma deberá confirmar el grado de su Amor a Dios, pues eso permitirá que otras Leyes del Creador actúen sobre el mundo. Mediante el ejercicio de oración, los corazones serán irradiados por Mi Amor, como lo fueron en Fátima.
Los invito, queridos hijos, a recordar los hechos de las Apariciones de Fátima porque como se los he dicho, vuestras vidas así entrarán al santuario interior para vivir en la fe y en el amor.
Que el Sol de Dios, que una vez alumbró al mundo a través de Su Fuente Universal, ilumine a vuestros pequeños corazones.
Caminen por la senda de Mi Hijo.
Oremos por la paz.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Corazón Maternal nutre de Luz a todos los corazones. Mi Manto de Paz se extiende sobre el mundo. Mi presencia entre ustedes es posible por el verbo de vuestras oraciones.
Amo a todos Mis hijos, aún más a aquellos que necesitan del perdón absoluto de Dios. Oro por todos los que se separan de Dios. Oro por todos los que niegan a Dios y por los que no creen en la Misericordia de Mi Hijo.
Como Guardiana de todos los corazones, hijos Míos, les digo que no teman por nada, que vean en el brillo de vuestros corazones la Presencia del Reino de Dios. Yo los coloco dentro de Mi Corazón para elevarlos bien cerca del Corazón de Mi Hijo porque vuestras oraciones reparan todas las causas que acontecen en el mundo.
Queridos hijos, que vuestros corazones sean instrumentos de lo bueno y de lo puro, que sean expresión de la vida de Mi Hijo Glorificado aquí sobre esta Tierra. De esa manera, con la oración diaria entre vuestras manos, se volverán obedientes ovejas que aprenderán día a día a amar y a perdonar.
Conviertan vuestro corazón en un corazón que confía y no teman perder nada ni ser juzgados. Recuerden, Mis pequeños, que los verdaderos rebaños son los más tentados.
Por eso, a ustedes que confían en la venida de Mi Hijo, Yo les pido que abracen Su Sagrado Corazón, para que bajo ese espíritu, colaboren en la redención y en la conversión de los que no se han convertido delante del Creador.
Queridos hijos, oro por los que, aún dispersos en la vida del mundo, no encuentran a Dios. Oro por los que, lejos de la Misericordia, son colocados bajo el fuego de la tentación y de la perdición.
Como Madre de la Misericordia, oro a Mi Hijo para que todos, en este último tiempo, encuentren la salvación y la paz en el corazón.
Yo les digo, Mis pequeños: ¡oren Conmigo! ¡Oren por la presencia de la paz!
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos Míos:
Con los brazos abiertos hacia el mundo, derramando inmensa Misericordia, hoy los llamo a contemplar de nuevo el flagelado Corazón de Jesús, el que recibe ofensas de parte de muchas almas negadas a la vida del Gran Espíritu de Dios.
Mis hijos, les pido que oren como todos los días para que Mis demás hijos también puedan recibir la Gracia de la salvación. Ustedes ya están dentro de la Gracia de Dios teniéndome a Mí todos los días a vuestro lado. Pero, queridos hijos, hoy deben saber que muchos corazones se desvían porque son tentados por los embates y por las trampas del enemigo, por lo que, Mi Inmaculado Corazón se dispone a luchar por la salvación de todos antes de que Mi Hijo descienda del Cielo por segunda vez.
Queridos hijos, en esta misión de salvación, ustedes pueden ayudarme orando por los que más necesitan de Luz y de Redención. Ha llegado el momento de auxiliar a todos los corazones que día a día se pierden por las modernidades del mundo.
Hijos Míos, ustedes tienen como alianza y como protección a Cristo, el Redentor; en Él podrán dar los pasos hacia la donación y la caridad por los demás.
Hoy les muestro una realidad del mundo que muchos, por ignorancia, no quieren ver.
Yo los llamo a colaborar con toda la humanidad y con vuestra casa, que es este mundo.
Queridos hijos, abriendo vuestros ojos al llamado serán invadidos por la Luz de Mi Espíritu Maternal, para que, con firmeza, caminen rumbo a la misión orante que Mi Corazón les pide.
Ustedes, los más despiertos, pueden ayudar a consagrar, de nuevo, el mundo al Creador.
Obremos en nombre de la paz.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Un siervo de Mi Hijo Jesús siempre deberá trascender los caminos de la vida para que finalmente vea en su propio horizonte la Luz de Cristo que lo guía. Por este motivo, queridos hijos, hoy los invito a la persistencia del corazón, para que así sus corazones solo busquen estar en Jesús, estar en lo Alto, en la Casa del Padre.
Por eso, queridos Míos, les recuerdo la importancia de despertar el verdadero espíritu de la oración del corazón para que todos los grupos de oración que se han consagrado a Mi Inmaculado Corazón puedan tener como aspiración a Jesús y como guía al Espíritu Santo.
Cada uno de ustedes debe ayudarme, en el final de este año, a que los planes de conversión y de salvación puedan llegar al mayor número de almas. Por eso, hijitos Míos, llévenme en sus corazones para que Mi Luz Maternal los acompañe.
Sepan que Yo estoy con ustedes, caminando a vuestro lado, vigilándolos con Mi Amor Maternal.
Nunca olviden que sus corazones, día a día, deben encender el fuego mariano que Mi Corazón les irradia a través de los mensajes diarios.
De esa manera, participando sus corazones de Mi misión celestial, permitirán que la Gracia del Padre pueda tocar a muchas almas que necesitan de conversión y de perdón.
Sepan, queridos hijos, que Dios Me envía a cada una de sus vidas para que reconozcan que Mi Corazón viene antes de Mi Hijo para rescatarlos y salvarlos de la perdición que muchos viven.
Que Mi Amor Maternal los colme para que en confianza caminen hacia Mi Hijo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
En ese día de Aparición, los participantes llegaron en peregrinación hasta la Casa de Oración y a continuación, respondiendo al pedido, el grupo comenzó a orar para esperar el encuentro con la Madre Divina.
Después de una hora de oración, se percibió la Presencia de la Madre Divina y las hermanas del Monasterio de la Eterna Fe entonaron el cántico “Madre Celestial”.
A las 7:33 h la Madre apareció y Fray Elías se puso de pie. Después de unos minutos de contemplar hacia la copa del árbol, nos hizo el siguiente relato.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cuando la Madre Divina apareció en el Cielo, había tres soles dorados y brillantes sobre Ella, formando una perfecta triangulación, un triángulo de lados iguales. En el centro de ese triángulo, se manifestó una cruz dorada unida a una letra M; la cruz estaba por encima de la M. Ese símbolo comenzó a crecer y a expandirse por toda el área.
Después de algunos instantes la Madre Divina descendió hasta la copa del árbol, acompañada por el Arcángel Miguel que emergió del triángulo formado por los soles que se mantenía en el Cielo. Él la tomó de Su Mano izquierda y la escoltó en Su descenso.
Ya sobre el naranjo, soltaron Sus Manos, y apareció en la mano izquierda del Arcángel Miguel un escudo de plata, en el centro del triángulo de soles, que tenía grabado el símbolo de la letra M y la cruz; también tenía muchas estrellas pequeñas en todo el borde del escudo. En la mano derecha, Miguel llevaba una lanza.
Luego, en Presencia de la Madre Celestial y del Arcángel Miguel, aparecieron algunos seres que vivieron la santidad y que dejaron grandes enseñanzas a la humanidad. A la derecha de la Madre Divina se vio, por unos instantes, a San Expedito que nos saludó y luego desapareció. Enseguida aparecieron Santa Clara y San Francisco, quienes también saludaron y luego desaparecieron.
Después, la Madre Divina pidió que mirara hacia arriba y a través de ese símbolo que permanecía en el Cielo, en el medio del triángulo de soles (la letra M con la cruz), se manifestó un aspecto de la Consciencia de Dios. Del símbolo emergió una gran esfera de Luz que se colocó sobre el lugar donde nos encontrábamos. Percibí que provenía de una dimensión muy superior y que había descendido hacia la nuestra para colmarnos.
Esa imagen duró varios minutos y, a continuación, la Madre Divina caminó sobre los tres árboles que están frente a nosotros, que también forman un triángulo y clavó sobre cada uno de ellos una cruz cristiana, y luego clavó una cuarta cruz sobre este suelo. Parecía que, con ese acto, Ella decretaba y proclamaba la presencia de la Luz sobre este lugar.
Después, Ella se elevó, se ubicó en el Cielo sobre los tres naranjos y con Sus Brazos y Manos bien abiertos irradió Su Luz de forma muy intensa.
Momentos más tarde, permaneciendo en el Cielo, Ella nos mostró que estaba escribiendo un libro. Usaba una ramita de palma para escribir y lo hacía en arameo.
Luego cambió la imagen nuevamente, Ella descendió sobre la copa del árbol de las Apariciones y, en ese momento, comenzó a abrir aún más los Cielos hacia Su izquierda, hacia Su derecha y hacia arriba.
Entonces, nos pidió que nos pusiéramos de pie porque haría una irradiación de Luz a cada uno de nosotros y al mundo entero.
Todos, en silencio, se pusieron de pie y con los ojos cerrados se dispusieron a recibir la Luz de la Madre Divina.
Después de unos minutos, Fray Elías continuó relatando lo que percibía.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los Cielos están abiertos y hay mucha energía Celeste. Hay algunos seres angélicos que tocan trompetas y se escucha un sonido como un trueno profundo que resuena en todo el universo.
La Madre está, en este momento, rodeada de muchos ángeles y se ve con claridad Su Corona de Estrellas muy iluminada y brillante; entre las estrellas se lee la palabra MIRNA HE, también resplandeciente.
La Madre Divina aparece con un Manto celeste y lleva el cinturón de tela dorada en Su cintura. Mientras ora, nos mira con mucha compasión y nos dice:
Sientan y escuchen Mi Voz, Yo Soy la Divina Concepción de la Trinidad.
En ese momento, y por pedido de la Madre Divina, las monjas cantaron una vez el “Ave María”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Madre Divina nos dice:
No teman, Yo Soy la Reina de la Redención que viene a extirpar el mal de los corazones.
El mundo enfrentará una gran enfermedad en el espíritu y en la fe si ustedes no se unen a Mí en oración.
Escuchen Mi Mensaje, los estoy llamando para que se establezca la Paz y el Amor dentro de la oscuridad, para que el mal sea vencido y los corazones se iluminen a través de Mí.
Este es un momento de Paz. Quédense en Paz, pues nada más pasará. Todo pasará por Mí.
Encuentren refugio dentro de Mí, ya se los he dicho una y otra vez. Tengan fe en Mí, sientan el brillo de Mi Corazón, vean la Luz que está descendiendo.
Yo Soy la Reina de la Redención, la Reina de la Divinidad, concebida por el Espíritu Santo, la Madre de los afligidos y de los caídos.
Vengo a anunciarles que, a partir de hoy y durante 33 días, deberán orar Conmigo la oración a la Madre Universal, para que Yo pueda rescatar, a través de esas oraciones, a Mis hijos.
Sientan Mi Paz, Yo Soy la Madre de Nazaret, la Guardiana del silencio orante.
El mundo enfrentará sufrimientos que lo purificarán, y a ustedes, hijos Míos, les corresponderá ser guardianes de la oración Conmigo; así, Mi espada podrá cortar los lazos con lo que no es de la Luz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Madre está pasando una espada en forma horizontal, en todo el espacio, una espada de plata. Oremos.
El grupo oró la oración: “Consagración a la Madre de la Divina Misericordia”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Dijo que hasta ahora hemos orado por el Hijo y por el Espíritu Santo, y que ahora debemos orar por el Padre.
Se cumplió ese pedido orando la misma oración.
El mundo pasará por su perdición, pero Mi Corazón triunfará si oran Conmigo y si Mi Corazón encuentra luces encendidas en sus corazones.
La batalla debe terminar a partir de la llegada del Redentor, el Maestro de los Cielos y de los Tiempos, que se está dejando ver por los que lo escuchan y responden a Su Voz.
Hoy, les entrego el Sagrado Manto que envolvió a Jesús para que se envuelvan con él y se refugien en Su Corazón.
La Misericordia está terminando de fluir y está llegando el momento de que fluya la Justicia Divina.
En ese momento, seré la Madre de todos los que quieran escuchar Mi Voz y Mi llamado.
Sepan que siempre extenderé Mis Brazos hacia ustedes para que encuentren Mi Paz y Mi Corazón, Corazón que está surgiendo una vez más.
Les dejo este Manto para que los proteja y para que se unan al compromiso de Cristo, de ser portavoces de Su Paz y de Su Misericordia provenientes de los Cielos. Son las mismas energías que Me han permeado como Madre de esta Tierra, como Guardiana del Corazón de Jesús, como Discípula de Su Instrucción.
Vean hoy Mis Pies descalzos, que tanto han caminado en busca de las almas para que encuentren resguardo en Mí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Madre está mostrando Sus Pies, que son de Luz, y continúa diciéndonos:
Hoy, les reparto Mis rosas para que sientan Mis aromas sublimes.
La rosa es el misterio del nacimiento de Mi Corazón, que fue glorificado después de haber pasado por esta Tierra y de haber aprendido, como ustedes están aprendiendo, sobre el Amor y el Perdón. La rosa es la esencia resplandeciente de Mi Ser, la Concepción que Me ha dado Dios como Madre de las criaturas en pureza y en ascensión.
Hoy, dejo entre ustedes a Mis ángeles, para que oren junto con ellos por el rescate de las almas, las que están dormidas y las que no encuentran la paz desde hace mucho tiempo.
Estoy llegando aquí como la Madre concebida por el Espíritu Santo, la Mensajera de la Paz, la Guardiana de los corazones, el Alma sincera para cada uno de ustedes, que acoge en Sus brazos las miserias y las transforma en Amor, el mismo Amor con el que sostuve en Mis Brazos a Jesús, el Cristo Redentor.
Él Me entregó a ustedes para que estén en Mis Brazos, como también a todos Mis hijos de todas las formas, creencias y pensamientos. Yo Soy el verdadero movimiento de la Luz, Soy la Llama de Dios que viene a encender sus corazones en este tiempo de caos y de perdición.
Lleven en sus manos Mi bandera de la Paz para que Mi Corona de Estrellas resplandezca en sus corazones y sus almas se eleven hacia Mí, para encontrar los nuevos caminos que parecen estar oscuros por tanta distracción.
Profundicen en la oración contemplativa; están a tiempo, no hay más tiempo que perder.
¿Qué están haciendo con sus vidas, queridos Míos?
Aguardo escuchar en Mi Corazón sus llamados para cumplir con las Gracias que vienen desde lo Alto.
Yo Soy la misma Señora que instauró el Rosario y ahora el Sagrado Orandio, el vínculo interno con los grandes patriarcas que oraban de forma continua para profesar la Voz del Señor en los corazones. Ellos, en ese entonces, no conocían Mi existencia ni la existencia de Mi Hijo, el Redentor.
Pero ahora, todos estamos en la misma escuela, aprendiendo a abrir los corazones que están cerrados. Para eso, Yo he venido aquí, a este país, a anunciar Mi llamado de Paz y de Redención.
Convoco a todos a vivir en la reconciliación antes de que la Justicia Divina llegue, y si esta pasara por ustedes, sus corazones estarán abiertos en oración y la Ley será leve en las criaturas.
Yo vengo a anunciarles, a pedido de Nuestro Altísimo Señor, el Dios Omnipotente, la Resplandeciente Mente Única que nos ha creado a Su imagen y semejanza, a imagen de Su Amor y Perdón, que abran ahora sus corazones para que Mi Corazón triunfe y el legado de la Paz, que proviene de Mis ángeles, pueda instaurarse en todas estas naciones que carecen de amor y de redención.
Yo Soy la Mensajera de la Paz, el Corazón Iluminado de Cristo, que viene como Madre y Protectora de las criaturas, para aquellos que no encuentran refugio en este mundo material y que aguardan elevarse y salir de las ilusiones.
Escuchen Mi Voz, Yo los estoy llamando una vez más, como ya lo he hecho en otras partes del mundo. Sientan Mi eco en Medjugorje, en Fátima, en Lourdes, en Guadalupe y en otros lugares en los que no se ha oficializado Mi Mensaje por carecer de comprensiones celestiales que afirman la presencia de Mi Voz en todos los corazones a los que Yo busco.
Los Reinos de la Naturaleza están en Mi Corazón, ellos también son Mis hijos, que aguardan por las oraciones de ustedes en este tiempo de caos.
¿Quién orará por la planta que está muriendo? ¿Quién tendrá compasión por los animales que mueren? ¿Ustedes saben a dónde van sus almas?
Sí, existe un purgatorio de los Reinos de la Naturaleza que aguardan ser rescatados para que Mi Corazón los sublime y los eleve hacia los esenciales Lagos Celestiales, en donde volverán a nacer como luces para aprender y vivir en esta eterna evolución.
Reciban hoy la Luz de Mi Corazón, escuchen y mediten en Mi llamado, oren Conmigo a través de estas Palabras, porque así encontrarán más llaves para que se unan a Mí y crean en lo que les estoy diciendo.
Como ha dicho una vez el Señor: “Cielo y Tierra pasarán, mas Mis Palabras aquí se quedarán”.
Yo Soy el Ave de la Divina y Compasiva Misericordia para los corazones que están derrumbados por las guerras y la desesperación.
¿Acaso han leído Mis profecías de Fátima?
La tercera guerra está queriendo descender, una guerra en el pensamiento y en el conflicto por la propiedad; propiedad que es una ilusión de los corazones que están caídos y que no escuchan a Dios.
Yo vengo aquí, a este lugar, a establecer Mi Redención, Mi Paz en los corazones, el Amor en todas las consciencias que creen en Mí y también en los que no creen en Mí, que pertenecen a otros lugares y movimientos.
Al final, verán pasar Mi Voz y Mi Luz frente a sus corazones y ahí deberán resguardarse en Mi Amor que es Misericordioso y Divino.
Hoy, los aguardo aquí, en las primeras horas de la noche, para que Conmigo enciendan la Luz en los corazones que ustedes no están viendo, y que están en el sufrimiento y en el dolor.
Yo Soy la Reina de la Paz y quiero establecer Mi Paz, en este día, en más grupos de almas que esperan que Yo extienda Mi Corazón y Mis Brazos hacia ellos, almas que tienen la consciencia y la mente en la oscuridad.
Mi llamado es superior, Mi Voz es predilecta porque Mi anuncio viene de Dios, no viene de Mí. Yo solo cumplo con la Voluntad de esparcir el Amor que Dios Me ha entregado como María la Madre de Jesús, y hoy como la Madre Glorificada entre los ángeles y los arcángeles.
Mi Esencia está abierta a ustedes y a todos aquellos que se animen a cruzar hacia el portal de Mi Corazón, que dará la Paz y la Redención en este tiempo a todos los corazones. Aquí los esperaré, en este Centro de Oración, que a través de Mi Voz y de Mi Presencia Inmaculada les abre las puertas a todos.
No teman por lo que vendrá; aguarden en el silencio orante junto a Mí. Mi Rosa de Luz se derramará sobre sus cabezas para que los pétalos cubran sus cuerpos de luz.
A las 19:30 h iniciarán la primera procesión, con las llamas encendidas y los corazones abiertos.
Ustedes realmente no saben lo que significa Mi Presencia aquí y por qué les estoy diciendo estas Palabras que deben nutrir sus corazones para que encuentren refugio y amparo en Mí.
Esta será la primera procesión para encender los corazones de este mundo. La segunda será el día viernes, la que cerrará el encuentro con Mi Luz Maternal hasta los próximos momentos que vendré a darles Mi Paz.
Por el resplandor de Mi Inmaculado Corazón, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Vayan en paz y oren.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más