- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En ese día de Aparición, los participantes llegaron en peregrinación hasta la Casa de Oración y a continuación, respondiendo al pedido, el grupo comenzó a orar para esperar el encuentro con la Madre Divina.
Después de una hora de oración, se percibió la Presencia de la Madre Divina y las hermanas del Monasterio de la Eterna Fe entonaron el cántico “Madre Celestial”.
A las 7:33 h la Madre apareció y Fray Elías se puso de pie. Después de unos minutos de contemplar hacia la copa del árbol, nos hizo el siguiente relato.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cuando la Madre Divina apareció en el Cielo, había tres soles dorados y brillantes sobre Ella, formando una perfecta triangulación, un triángulo de lados iguales. En el centro de ese triángulo, se manifestó una cruz dorada unida a una letra M; la cruz estaba por encima de la M. Ese símbolo comenzó a crecer y a expandirse por toda el área.
Después de algunos instantes la Madre Divina descendió hasta la copa del árbol, acompañada por el Arcángel Miguel que emergió del triángulo formado por los soles que se mantenía en el Cielo. Él la tomó de Su Mano izquierda y la escoltó en Su descenso.
Ya sobre el naranjo, soltaron Sus Manos, y apareció en la mano izquierda del Arcángel Miguel un escudo de plata, en el centro del triángulo de soles, que tenía grabado el símbolo de la letra M y la cruz; también tenía muchas estrellas pequeñas en todo el borde del escudo. En la mano derecha, Miguel llevaba una lanza.
Luego, en Presencia de la Madre Celestial y del Arcángel Miguel, aparecieron algunos seres que vivieron la santidad y que dejaron grandes enseñanzas a la humanidad. A la derecha de la Madre Divina se vio, por unos instantes, a San Expedito que nos saludó y luego desapareció. Enseguida aparecieron Santa Clara y San Francisco, quienes también saludaron y luego desaparecieron.
Después, la Madre Divina pidió que mirara hacia arriba y a través de ese símbolo que permanecía en el Cielo, en el medio del triángulo de soles (la letra M con la cruz), se manifestó un aspecto de la Consciencia de Dios. Del símbolo emergió una gran esfera de Luz que se colocó sobre el lugar donde nos encontrábamos. Percibí que provenía de una dimensión muy superior y que había descendido hacia la nuestra para colmarnos.
Esa imagen duró varios minutos y, a continuación, la Madre Divina caminó sobre los tres árboles que están frente a nosotros, que también forman un triángulo y clavó sobre cada uno de ellos una cruz cristiana, y luego clavó una cuarta cruz sobre este suelo. Parecía que, con ese acto, Ella decretaba y proclamaba la presencia de la Luz sobre este lugar.
Después, Ella se elevó, se ubicó en el Cielo sobre los tres naranjos y con Sus Brazos y Manos bien abiertos irradió Su Luz de forma muy intensa.
Momentos más tarde, permaneciendo en el Cielo, Ella nos mostró que estaba escribiendo un libro. Usaba una ramita de palma para escribir y lo hacía en arameo.
Luego cambió la imagen nuevamente, Ella descendió sobre la copa del árbol de las Apariciones y, en ese momento, comenzó a abrir aún más los Cielos hacia Su izquierda, hacia Su derecha y hacia arriba.
Entonces, nos pidió que nos pusiéramos de pie porque haría una irradiación de Luz a cada uno de nosotros y al mundo entero.
Todos, en silencio, se pusieron de pie y con los ojos cerrados se dispusieron a recibir la Luz de la Madre Divina.
Después de unos minutos, Fray Elías continuó relatando lo que percibía.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Los Cielos están abiertos y hay mucha energía Celeste. Hay algunos seres angélicos que tocan trompetas y se escucha un sonido como un trueno profundo que resuena en todo el universo.
La Madre está, en este momento, rodeada de muchos ángeles y se ve con claridad Su Corona de Estrellas muy iluminada y brillante; entre las estrellas se lee la palabra MIRNA HE, también resplandeciente.
La Madre Divina aparece con un Manto celeste y lleva el cinturón de tela dorada en Su cintura. Mientras ora, nos mira con mucha compasión y nos dice:
Sientan y escuchen Mi Voz, Yo Soy la Divina Concepción de la Trinidad.
En ese momento, y por pedido de la Madre Divina, las monjas cantaron una vez el “Ave María”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Madre Divina nos dice:
No teman, Yo Soy la Reina de la Redención que viene a extirpar el mal de los corazones.
El mundo enfrentará una gran enfermedad en el espíritu y en la fe si ustedes no se unen a Mí en oración.
Escuchen Mi Mensaje, los estoy llamando para que se establezca la Paz y el Amor dentro de la oscuridad, para que el mal sea vencido y los corazones se iluminen a través de Mí.
Este es un momento de Paz. Quédense en Paz, pues nada más pasará. Todo pasará por Mí.
Encuentren refugio dentro de Mí, ya se los he dicho una y otra vez. Tengan fe en Mí, sientan el brillo de Mi Corazón, vean la Luz que está descendiendo.
Yo Soy la Reina de la Redención, la Reina de la Divinidad, concebida por el Espíritu Santo, la Madre de los afligidos y de los caídos.
Vengo a anunciarles que, a partir de hoy y durante 33 días, deberán orar Conmigo la oración a la Madre Universal, para que Yo pueda rescatar, a través de esas oraciones, a Mis hijos.
Sientan Mi Paz, Yo Soy la Madre de Nazaret, la Guardiana del silencio orante.
El mundo enfrentará sufrimientos que lo purificarán, y a ustedes, hijos Míos, les corresponderá ser guardianes de la oración Conmigo; así, Mi espada podrá cortar los lazos con lo que no es de la Luz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Madre está pasando una espada en forma horizontal, en todo el espacio, una espada de plata. Oremos.
El grupo oró la oración: “Consagración a la Madre de la Divina Misericordia”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Dijo que hasta ahora hemos orado por el Hijo y por el Espíritu Santo, y que ahora debemos orar por el Padre.
Se cumplió ese pedido orando la misma oración.
El mundo pasará por su perdición, pero Mi Corazón triunfará si oran Conmigo y si Mi Corazón encuentra luces encendidas en sus corazones.
La batalla debe terminar a partir de la llegada del Redentor, el Maestro de los Cielos y de los Tiempos, que se está dejando ver por los que lo escuchan y responden a Su Voz.
Hoy, les entrego el Sagrado Manto que envolvió a Jesús para que se envuelvan con él y se refugien en Su Corazón.
La Misericordia está terminando de fluir y está llegando el momento de que fluya la Justicia Divina.
En ese momento, seré la Madre de todos los que quieran escuchar Mi Voz y Mi llamado.
Sepan que siempre extenderé Mis Brazos hacia ustedes para que encuentren Mi Paz y Mi Corazón, Corazón que está surgiendo una vez más.
Les dejo este Manto para que los proteja y para que se unan al compromiso de Cristo, de ser portavoces de Su Paz y de Su Misericordia provenientes de los Cielos. Son las mismas energías que Me han permeado como Madre de esta Tierra, como Guardiana del Corazón de Jesús, como Discípula de Su Instrucción.
Vean hoy Mis Pies descalzos, que tanto han caminado en busca de las almas para que encuentren resguardo en Mí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
La Madre está mostrando Sus Pies, que son de Luz, y continúa diciéndonos:
Hoy, les reparto Mis rosas para que sientan Mis aromas sublimes.
La rosa es el misterio del nacimiento de Mi Corazón, que fue glorificado después de haber pasado por esta Tierra y de haber aprendido, como ustedes están aprendiendo, sobre el Amor y el Perdón. La rosa es la esencia resplandeciente de Mi Ser, la Concepción que Me ha dado Dios como Madre de las criaturas en pureza y en ascensión.
Hoy, dejo entre ustedes a Mis ángeles, para que oren junto con ellos por el rescate de las almas, las que están dormidas y las que no encuentran la paz desde hace mucho tiempo.
Estoy llegando aquí como la Madre concebida por el Espíritu Santo, la Mensajera de la Paz, la Guardiana de los corazones, el Alma sincera para cada uno de ustedes, que acoge en Sus brazos las miserias y las transforma en Amor, el mismo Amor con el que sostuve en Mis Brazos a Jesús, el Cristo Redentor.
Él Me entregó a ustedes para que estén en Mis Brazos, como también a todos Mis hijos de todas las formas, creencias y pensamientos. Yo Soy el verdadero movimiento de la Luz, Soy la Llama de Dios que viene a encender sus corazones en este tiempo de caos y de perdición.
Lleven en sus manos Mi bandera de la Paz para que Mi Corona de Estrellas resplandezca en sus corazones y sus almas se eleven hacia Mí, para encontrar los nuevos caminos que parecen estar oscuros por tanta distracción.
Profundicen en la oración contemplativa; están a tiempo, no hay más tiempo que perder.
¿Qué están haciendo con sus vidas, queridos Míos?
Aguardo escuchar en Mi Corazón sus llamados para cumplir con las Gracias que vienen desde lo Alto.
Yo Soy la misma Señora que instauró el Rosario y ahora el Sagrado Orandio, el vínculo interno con los grandes patriarcas que oraban de forma continua para profesar la Voz del Señor en los corazones. Ellos, en ese entonces, no conocían Mi existencia ni la existencia de Mi Hijo, el Redentor.
Pero ahora, todos estamos en la misma escuela, aprendiendo a abrir los corazones que están cerrados. Para eso, Yo he venido aquí, a este país, a anunciar Mi llamado de Paz y de Redención.
Convoco a todos a vivir en la reconciliación antes de que la Justicia Divina llegue, y si esta pasara por ustedes, sus corazones estarán abiertos en oración y la Ley será leve en las criaturas.
Yo vengo a anunciarles, a pedido de Nuestro Altísimo Señor, el Dios Omnipotente, la Resplandeciente Mente Única que nos ha creado a Su imagen y semejanza, a imagen de Su Amor y Perdón, que abran ahora sus corazones para que Mi Corazón triunfe y el legado de la Paz, que proviene de Mis ángeles, pueda instaurarse en todas estas naciones que carecen de amor y de redención.
Yo Soy la Mensajera de la Paz, el Corazón Iluminado de Cristo, que viene como Madre y Protectora de las criaturas, para aquellos que no encuentran refugio en este mundo material y que aguardan elevarse y salir de las ilusiones.
Escuchen Mi Voz, Yo los estoy llamando una vez más, como ya lo he hecho en otras partes del mundo. Sientan Mi eco en Medjugorje, en Fátima, en Lourdes, en Guadalupe y en otros lugares en los que no se ha oficializado Mi Mensaje por carecer de comprensiones celestiales que afirman la presencia de Mi Voz en todos los corazones a los que Yo busco.
Los Reinos de la Naturaleza están en Mi Corazón, ellos también son Mis hijos, que aguardan por las oraciones de ustedes en este tiempo de caos.
¿Quién orará por la planta que está muriendo? ¿Quién tendrá compasión por los animales que mueren? ¿Ustedes saben a dónde van sus almas?
Sí, existe un purgatorio de los Reinos de la Naturaleza que aguardan ser rescatados para que Mi Corazón los sublime y los eleve hacia los esenciales Lagos Celestiales, en donde volverán a nacer como luces para aprender y vivir en esta eterna evolución.
Reciban hoy la Luz de Mi Corazón, escuchen y mediten en Mi llamado, oren Conmigo a través de estas Palabras, porque así encontrarán más llaves para que se unan a Mí y crean en lo que les estoy diciendo.
Como ha dicho una vez el Señor: “Cielo y Tierra pasarán, mas Mis Palabras aquí se quedarán”.
Yo Soy el Ave de la Divina y Compasiva Misericordia para los corazones que están derrumbados por las guerras y la desesperación.
¿Acaso han leído Mis profecías de Fátima?
La tercera guerra está queriendo descender, una guerra en el pensamiento y en el conflicto por la propiedad; propiedad que es una ilusión de los corazones que están caídos y que no escuchan a Dios.
Yo vengo aquí, a este lugar, a establecer Mi Redención, Mi Paz en los corazones, el Amor en todas las consciencias que creen en Mí y también en los que no creen en Mí, que pertenecen a otros lugares y movimientos.
Al final, verán pasar Mi Voz y Mi Luz frente a sus corazones y ahí deberán resguardarse en Mi Amor que es Misericordioso y Divino.
Hoy, los aguardo aquí, en las primeras horas de la noche, para que Conmigo enciendan la Luz en los corazones que ustedes no están viendo, y que están en el sufrimiento y en el dolor.
Yo Soy la Reina de la Paz y quiero establecer Mi Paz, en este día, en más grupos de almas que esperan que Yo extienda Mi Corazón y Mis Brazos hacia ellos, almas que tienen la consciencia y la mente en la oscuridad.
Mi llamado es superior, Mi Voz es predilecta porque Mi anuncio viene de Dios, no viene de Mí. Yo solo cumplo con la Voluntad de esparcir el Amor que Dios Me ha entregado como María la Madre de Jesús, y hoy como la Madre Glorificada entre los ángeles y los arcángeles.
Mi Esencia está abierta a ustedes y a todos aquellos que se animen a cruzar hacia el portal de Mi Corazón, que dará la Paz y la Redención en este tiempo a todos los corazones. Aquí los esperaré, en este Centro de Oración, que a través de Mi Voz y de Mi Presencia Inmaculada les abre las puertas a todos.
No teman por lo que vendrá; aguarden en el silencio orante junto a Mí. Mi Rosa de Luz se derramará sobre sus cabezas para que los pétalos cubran sus cuerpos de luz.
A las 19:30 h iniciarán la primera procesión, con las llamas encendidas y los corazones abiertos.
Ustedes realmente no saben lo que significa Mi Presencia aquí y por qué les estoy diciendo estas Palabras que deben nutrir sus corazones para que encuentren refugio y amparo en Mí.
Esta será la primera procesión para encender los corazones de este mundo. La segunda será el día viernes, la que cerrará el encuentro con Mi Luz Maternal hasta los próximos momentos que vendré a darles Mi Paz.
Por el resplandor de Mi Inmaculado Corazón, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Vayan en paz y oren.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más