- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
A los sacerdotes de América y del mundo, hijos predilectos de la Madre Santísima
Únanse de corazón y en esencia de cristiandad, y hagan propagar Mi llamado de Paz en todo el mundo.
No ocupen su tiempo en difamar Mi Nombre o en hablar si de verdad estoy presente o no con ustedes o en sus semejantes, a los cuales algunos de Mis hijos predilectos sacerdotes los persiguen.
Los estoy llamando a ser pacificadores con todos los credos y a ocuparse de los rebaños de Mi Hijo. No permitan que la cizaña de Mi adversario ingrese en sus mentes y sea más fuerte que el amor y la fe que mueven montañas.
Algunos de Mis hijos predilectos sacerdotes no perciben que están descuidando a Mi Iglesia, aquel verdadero Templo que deben proteger y amparar en cada corazón, como pastores que fueron llamados por Mi Hijo.
La persecución entre los miembros de Mi Santa Iglesia es muy grande y más allá de esto también lo es, no hagan lamentar ni entristecer al Sagrado Corazón de Mi Hijo, abracen con amor su cruz y no hagan más pesada la cruz de sus hermanos.
Necesito que vean más allá de ustedes, de sus ideas y de sus finalidades, en algunos casos destructivas.
La Obra de salvación y de fe que su Madre Celeste desempeña en este tiempo, fuera de la antigua Iglesia, es para que aprendan más allá de todo a abrazar el propósito de la conversión de todos los corazones.
Vigilen sus acciones para no caer en tentación, como ya algunos se encuentran, generando polémica humana y división entre las almas.
No se aferren a las cosas del mundo, que su sacerdocio sea valioso y encomendado todos los días a la Obra del Redentor.
Ya estamos en el tiempo de unificar a la Iglesia con todos los que buscan de alguna forma el Amor de Mi Hijo, porque lo que importa en esta hora es que todos los ángeles conduzcan a las almas a su redención y conversión.
Mi Hijo les enseño cómo hacerlo y no es a través de las palabras torcidas, las que llevan a las almas a dudar del camino que deben recorrer.
Mi Santa Imagen finalmente es honrada fuera de Mi Iglesia, pues si una vez su Madre Celeste huyó a Egipto, por el inminente peligro del rey Herodes, fue no solo para proteger la Obra del Sagrado Hijo, sino también para hacer sentir en lo profundo de los egipcios el poder amoroso de Mi Maternidad.
Vean, en este simple ejemplo, cómo siempre a través de los tiempos Yo estoy llamando a todas las ovejas de Mi Hijo para conducirlas a través de un mismo portal, el portal del Amor.
No dejen, Mis hijos predilectos, que por sus juicios o comentarios se apague la llama de su fe, el Señor espera encontrarlos hermanados los unos con los otros, en el sumo respeto y amor, y esto también debe ser fuera de Mi Iglesia.
Vengo así a liberarlos de sus pecados, para que Mi Hijo les de la absolución y se arrepientan a tiempo; así renovarán sus votos y, con Fe y Misericordia, les darán a todos los Santos Sacramentos para despertar en las almas el amor y la salvación.
Ocupen sus vidas en el sagrado oficio y, al igual que los apóstoles reunidos en el Cenáculo, obedezcan la guía de su Madre Celeste.
Deseo lo mejor para cada hijo Mío, aspiro a que la paz no se pierda entre los sacerdotes de Cristo y el pueblo por obra de Mi adversario.
Ya estamos en el Apocalipsis y quiero guiarlos para que vivan en la bondad y en la compasión por el prójimo. Ya no persigan a las ovejas con sus juicios ni tampoco pierdan tiempo mostrándoles sus consagrados rostros a la difamación y a la revolución pública.
Los amo y quiero que Me ayuden a instituir la paz.
¡Les agradezco por acoger Mi sagrado y último llamado!
Los unifica,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando una batalla se pierde, otra se gana; porque por encima de todo el Amor siempre triunfará.
Es ese poderoso Amor vivo al que le temen las potestades infernales y es ese Amor Divino que las hace débiles y ayuda a transmutarlas.
Es en esta hora, queridos hijos, que todo se está por definir dentro y fuera de los seres, porque llegó el momento en el que, definitivamente, el Plan que una vez vino a cumplir Mi Hijo finalice en esta humanidad a través de Su Retorno.
Como ese Retorno está próximo, el caos y el mal le temen a ese momento, en el que una victoria inminente se dará en la humanidad al golpe del martillo de la Justicia de Dios.
Es en esta hora crucial e impredecible que sus corazones deben estar fuertes, valientes y unidos para evitar que el Plan propuesto fracase.
Queridos hijos, a lo largo de este tiempo de imprevistos y de desafíos, tengan absoluta fe de que finalmente encontrarán la paz y comprenderán que el servicio de Amor por el planeta es más amplio de lo que parece.
En este día, en el que la noche se recoge, queridos hijos, Yo los invito a la mansedumbre y a la fe, los invito a que oren día y noche por los que Mi mano escogió para llevar adelante esta Obra de corredención de la humanidad.
En sus flaquezas se encuentra el mayor sacrificio. En su disposición se halla el amor que todo lo puede. En la entrega a la Voluntad Divina, el alma encuentra su liberación.
Todos los que dicen ser apóstoles de Mi Hijo estarán siendo llamados a realizar cosas imposibles fuera del tiempo y de la hora normal de la humanidad.
Un Plan Mayor está en riesgo, y la Divinidad llamará a la puerta de los que se postularon en otro tiempo para servirla incondicionalmente.
Que su fe crezca y que nadie pierda la paz. Estoy con ustedes en este combate contra la bestia de diez cuernos, su derrota está cerca y el triunfo de Mi Corazón ya es visible para los ángeles del Cielo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En oración,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y a pesar de que no lo parezca, Mi Luz vence el mal y así triunfa Mi Plan en la Tierra, en cada corazón abierto a escucharme y a recibir en esta hora el poderoso caudal de Mi Amor, el que lo transformará completamente y le traerá la vida, la vida espiritual que existe en los Universos y que forma parte de cada ser, cuando él despierta a su verdad.
Esa verdad y ese despertar intenta ser infiltrado por Mi enemigo. Pero el poder de Mi Amor todo lo vence y él le teme a Mi Luz y a Mi Verdad. Cuando se enfrenta a ella queda confuso y no sabe qué hacer, porque no conoce el Amor; en verdad se alejó del Amor, del Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Es ese Amor Trino que les trae la Vida Eterna, la renovación y la paz para estos tiempos.
En esa Santísima Trinidad deben guardar sus corazones y vidas, dentro de ese triángulo de luz que representa la Santísima Trinidad; allí estarán protegidos de todo mal, ayudarán a proteger a sus hermanos y también ayudarán, queridos compañeros, a retirar de la ilusión a cuantos duermen en este momento.
Esa ilusión mundial es creada por Mi adversario todo el tiempo.
Las almas están hipnotizadas y muchas creen en otra vida espiritual que no es la que Yo ofrezco en este tiempo.
Mi adversario confunde a las almas y se muestra con resplandor a través de una falsa luz que hace cegar a los corazones y los hace ingresar en caminos confusos, que los llevan a separarse de Mi Ley.
Porque es la Ley de Mi Amor que les muestra la Verdad.
Si Yo di la Vida por ustedes y ahora doy la Vida por ustedes, en este tiempo, ¿por qué seguirán otros caminos compañeros? Mi adversario solo quiere tentarlos, quiere separarlos de Mi verdadero Corazón de Luz.
Por eso, hoy les traigo un ejemplo fidedigno de esa fidelidad máxima, a través de dos consciencias que dieron la vida por Mí, obedecieron Mis instrucciones y siguieron Mis Pasos con profunda fidelidad y humildad.
Ellas son Santa Teresita de Lisieux y Santa Teresa de Jesús, dos ejemplos para sus vidas que hoy presento ante Mi Altar Celestial. Dos Maestras de la oración, de la consagración y del camino espiritual, que podrán guiar sus pasos cuando tan solo se consagren a sus corazones.
En todos los Santos del Universo que dieron la vida en la Tierra por Mí, también está el ejemplo sagrado, la reverencia, la verdadera devoción ardiente.
En Santa Teresita de Lisieux podrán encontrar el ejemplo de la humildad, del verdadero amor al Niño Jesús y a Su verdadera Maestría Celestial.
En Santa Teresa de Jesús encontrarán vuestra reforma interior, la vida consagrada; cada cual en su diferente grado de amor y en su grado de compromiso Conmigo.
Santa Teresa de Jesús se ofrece como su Instructora en este tiempo, para guiar las almas de los autoconvocados, de aquellos que están despertando en este tiempo a la verdadera Consciencia Espiritual del Universo.
Hoy les encomiendo estas dos grandes consciencias porque han dado un fiel testimonio de la presencia de Mi Palabra en el mundo y, sobre todo, de Mi Sagrado Corazón.
En ambas encontrarán el camino de la perfección.
Todos los caminos que están llenos de amor llevan a Mis Caminos. Es eso que deben intentar recorrer en este tiempo y dejar de ser engañados por sí mismos, como es engañado el mundo.
Hoy les traigo este mensaje, compañeros, porque es importante que crezcan en la Verdad.
Yo los invito a ser humildes, dentro del apostolado espiritual que Yo ofrezco para todas las almas.
Solo necesito que oren Conmigo, que adoren al Hijo de Dios, porque estarán adorando al Padre Celestial. Que contemplen este legado que Yo les entrego para que pueda abrir sus consciencia hacia ese camino de redención.
Todas las almas son llamadas a vivir en Mi camino. El único camino que Yo ofrezco en este tiempo es el camino del amor, que los podrá unir con sus hermanos, con todos los que los rodean, con todos los que buscan la verdad, la verdad del corazón.
Es esa verdad que los hará fuertes para retirar de la consciencia toda mentira, toda ilusión o todo engaño que Mi enemigo articula ocultamente por detrás de cada ser; pero quien vive en Mi Corazón y lo vive verdaderamente, no será engañado por él.
Su hora está cerca y Mis ejércitos se preparan para eso.
Ustedes son llamados a ingresar en ese comando espiritual del fin de los tiempos y del Armagedón, para que se preparen para vivir la batalla, una batalla que no es conocida por el mundo, que fue escrita por Juan, en el Apocalipsis.
Esa hora se está acercando; por eso, los invito a la adoración y a la oración para que estén listos, firmes y seguros, en cada decisión que tomen en sus vidas. Eso determinará sus destinos y a la meta que llegarán después de que todo suceda.
Hoy especialmente, hijos amados, vengo a retirar los velos de la ceguera para que puedan ver más allá de este lugar y de sus consciencias, para que puedan ver el Reino Celestial que se aproxima, con todo el esplendor de su Divina Misericordia, para las almas que más lo necesitan.
Mi Corazón sufre por los ingratos, aún más por aquellos que lastiman y que hieren el Corazón de Dios. Solo el Amor lo puede reparar y el ofrecimiento de cada alma ante el Hijo Celestial.
Si son como son, no deben temer por ser imperfectos. Yo los quiero ver verdaderos, transparentes y limpios de corazón. Porque por más imperfección que exista en la consciencia, y aunque toda prueba aún no se haya superado, Mi consuelo es infinito para aquel que lo clama de verdad.
Repito: verdad, porque es la verdad lo que deben vivir. Es la verdad que pierde el mundo, la verdad que pierden las almas de su verdadero propósito.
En la verdad existe la paz, la calma, el sosiego, la fortaleza interior, la victoria para cada corazón. Es esa verdad que Yo enseñé a Mis apóstoles, que hoy vuelvo a recordar para cada uno de ustedes.
No importa cuánto Me fallen, lo que importa es cuánto Me dejan de vivir. En la vivencia que podemos tener juntos se construye la hermandad entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y Sus criaturas y entre sus semejantes.
Así estarán libres de sí y el pecado desaparecerá del mundo, desde el principio del Génesis hasta el presente, desde que Adán y Eva cometieron el pecado original. Eso puede ser borrado de la historia de este planeta cuando los Nuevos Cristos despierten.
Hoy, uno Mis Manos en oración para pedirle al Padre Celestial fortaleza para los débiles, amor para los duros de corazón, fe para los que perdieron la esperanza, cura para los enfermos, misericordia para los ingratos.
Hoy, vengo aquí para pedirle al Padre por ustedes y el mundo, porque los necesito en esta hora aguda de la Tierra, en donde todo está por suceder, más allá de la capacidad de cada ser.
Cuando todo suceda no habrá retorno porque todo estará cumpliéndose, como fue escrito.
Cristo pide una Biblia.
En estos caminos que Yo los invito a recorrer se encuentra siempre Mi Palabra, la Enseñanza, la Instrucción, que mueve a todos los espíritus para que realicen la Obra del Plan. Si alguno de ellos deja de cumplirla, no será por falta de Palabra, de Enseñanza o de Instrucción, será por inercia, por desobediencia o por indiferencia.
Así están muchas almas del mundo y aún Yo envío a Mi Madre a la Tierra para que Su Espíritu Consolador sea la fuerza motriz que mueve al Universo, generando todas las Gracias posibles para aquellos que no la merecen.
Ustedes, compañeros, sean merecedores de esa Gracia Celestial para que los dones que Yo les entregué en el pasado puedan estar al servicio de Mi Corazón, de Mi Obra Redentora.
En cada paso que dan Yo los acompaño.
En cada respiración que viven se encuentra Mi Espíritu presente cuando el alma está unida en verdad a Mí, y no quiere nada para sí, solo el bien para el mundo, para todo el planeta y la Creación.
Los invito a vivir en confraternidad. Ese será vuestro próximo paso para los próximos meses. Trascender los juicios, las indiferencias, las maldades, los comentarios, las blasfemias y todos los ultrajes que pueden realizar las almas del mundo.
Si buscan el espíritu de la confraternidad, solo lo encontrarán en Mi Corazón Misericordioso, porque Mi Corazón es esa gran usina universal de la cual muchas consciencias se sirven en los Universos.
Si Mi Corazón no se hubiera ofrecido en la Cruz por ustedes, en el presente nada de esto sería posible.
Padecí el dolor más fuerte de la humanidad a través de la indiferencia humana, de la negación y de la soberbia.
Vengo a desterrar en los que Me quieran vivir, todos los patrones del mal que llevan a la decadencia de la humanidad, a la guerra, a la división a través de los tiempos.
Vengo a constituir, en los corazones solitarios, una nueva hermandad para que ya no se sientan más solos y cuenten con cada hermano de camino.
Así Yo podré estar entre ustedes cuando Yo ya no vuelva más, porque se acerca la hora en la que el mundo se purificará y verá la realidad que nunca quiso ver de sí mismo.
Rezo de rodillas delante Mi Padre para que para todos sea liviano ese momento crucial. Por eso les doy todas estas Gracias.
No pierdan este momento Conmigo.
Aprovechen Mi Presencia y no piensen cuándo terminará todo esto. Así no habrán comprendido lo que Yo les digo.
Aunque Yo no Me muestre a todos, Me hago presente en los corazones pacíficos. Así lo han podido ver en esta vida material.
Muchos creen que en este Libro no se encuentra nada y los que escribieron eran retrasados.
Los apóstoles que Me siguieron no tenían ninguna formación espiritual ni mental, pero Yo les enseñé, así como les enseño ahora a ustedes, a escribir las Palabras de Dios a través del corazón.
Por más que existan faltas o poco entendimiento para aquellos que se creen sabios, la verdadera Presencia de Dios, compañeros, está en los corazones simples, que escriben a través de sus ejemplos, que testimonian Mi Presencia en estos tiempos,en donde se necesita de la luz y de la paz.
Aquí se encuentran códigos inexplicables. Esto pertenece a Mi legado espiritual y no a los hombres que Me siguen.
Los hombres deben seguir Mis Mandamientos y no apoderarse de Mis Palabras.
Este Libro, que fue escrito con tanto amor, desde el principio del Génesis, les muestra una parte de la Verdad que aún no fue descubierta por ningún teólogo.
Primero, deben sentir en su corazón el mensaje para que después él sea verdadero y se cumpla en cada uno de ustedes.
Les dejé una Instrucción básica para los tiempos, las parábolas, que aún muchos no pueden vivir, más aún aquellos que las hablan en Mi Nombre.
Yo los invito a ser simples, así como es simple la escritura del corazón.
Porque Dios se manifiesta en tres planos de consciencia: en el espíritu, en la mente y en el humano.
Les vuelvo a dejar este presente de Dios. Aunque la Sagrada Biblia ha sido modificada, no se pierdan en los detalles, sino en la esencia en la Instrucción que da la Jerarquía espiritual para todas las almas del mundo.
En cada parábola existe una llave superior, un portal que se puede abrir ante vuestras consciencias. Serán invitados, de esa forma, a vivir los diferentes grados de amor, así como Yo lo enseñé en el Nuevo Testamento.
Yo coloco Mis Manos sobre la Sagrada Palabra de Dios para que, cuando todo termine, nadie haya perdido ni un solo enunciado de ella.
Que la Instrucción sea reverenciada y valorada por los corazones simples, porque allí estará la paz, en el conocimiento del corazón que ama más allá de lo que piense, porque la Palabra de Dios, la Palabra de la Jerarquía, es testimonio vivo para el mundo, de alcanzar la promesa de la Nueva Humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús va a orar por nosotros en este momento y nos pide que lo acompañemos en silencio y en unión con Él.
Cristo Jesús:
Deposita, Señor, Tu Enseñanza misericordiosa para los que han caído.
Escribe Tu nueva historia en los corazones impuros,
para que toda alma se pueda purificar y encuentre Tu Paz y el consuelo máximo de Tu Corazón.
Señor, no mires las faltas del mundo. Vislumbra el Poder de Tu Palabra, de Tu Sagrada Instrucción
en todos aquellos que la escuchan, mientras sus corazones se transforman en potentes caudales de luz.
A través de Tu Verbo, Señor, todo creaste.
Nací de la Fuente de Tu Corazón y así surgió Tu Divino Espíritu.
Creaste los Universos en siete días e hiciste las cosas a Tu semejanza,
en el gran resplandor de Tu Amor y de Tu Infinita Vida.
Constituye, Adonai ,Tus nuevas Enseñanzas en el mundo,
y que las almas despierten a Tu Amor, que se pronuncia como Palabra Viva en todo lo que has creado.
Transfigura, Señor, todo lo que ha salido de Tu Camino.
Hazte vivo y presente en aquellos que aún no Te escuchan y que niegan el Poder de Tu Verbo.
Padre Amado, Santo Señor de las Alturas, Fuente Única Universal,
nos enseñaste a orar de corazón y a implorar Tu Sagrado Nombre,
para que pudiéramos vivir como Tus dignos hijos, Tus amadas criaturas de esta existencia.
Borra de cada corazón herido las blasfemias cometidas
y todas las palabras que han herido Tu Corazón en la gran indiferencia del mundo.
Reaviva Tus Fuentes de Instrucción como una inspiración divina para las consciencias.
Que cada alma encuentre el camino que lo llevará hacia Ti,
para poder vivificarte por los siglos de los siglos.
Hazte, Señor, presente en todos aquellos que Te claman.
No mires sus faltas sino la bondad con la que Te miran para encontrar Tu Misericordia.
Une Tu Poderoso Corazón con cada ser y destierra el mal espiritual de cada consciencia de la Tierra.
Reagrupa a Tu rebaño, Señor.
Soy Tu Pastor incansable que lleva a las almas a Tu Corazón
para que no se pierdan ni te dejen de encontrar.
Señor, acepta Mi Bondad y el ofrecimiento de todos Tus hijos
que oran a Tu Corazón compasivo, para pedirte una oportunidad.
Prometo llevar a Tu Reino a aquellos que se han transformado,
a través de Tu Santa Palabra, en el sacrificio y el amor, por el bien de toda la Creación.
Que así sea.
Mis oraciones no son escuchadas por el mundo. ¿Quién abrirá su corazón para escuchar lo que digo y no pensarán lo que cada uno quiere para sí?
Pregunten todos los días a vuestro Maestro qué es lo que necesita. El Plan está próximo a ustedes. Recuérdenlo para no perderlo de vista.
Ahora nuevamente los consagraré por tercera vez, para que en los próximos tiempos todo lo que haya sucedido aquí pueda dar sus frutos.
No quiero ver Mis perlas en los establos de los cerdos.
Cada luz que Yo entrego es preciosa para el alma que la sabe venerar.
Yo les traigo el alimento del espíritu y la esperanza para todo el planeta.
Confíen en Mí y nunca cierren sus corazones.
Volveré al mundo para terminar con este horror que todo el Universo está viendo.
Nuestro Silencio trae fortaleza, nuestra Oración trae constancia y nuestra Palabra, Misericordia.
En estos elementos, compañeros, Yo les entrego Mi Vida, Mi Perdón y Mi Amor, hasta que Yo retorne en la Gloria de Mi Padre.
Y con todos Mis ángeles vendré a llamar a Mis rebaños y a todos los que Me siguieron les daré la Vida Eterna y la Gracia de estar Conmigo para siempre.
Mi Corazón les entrego, como una llama de vida que nunca se apagará.
Hoy, elevo hacia Mi Corazón todas las intenciones que Me han ofrecido durante estos dos días.
Sepan que amo sus almas más que sus errores.
Mírenme a los ojos siempre que lo necesiten y quédense en Mí, en Mis Brazos, como Juan se quedó hasta la última hora de Mi entrega. Así también estarán consolándome y la soberbia se alejará para no confundir más a los corazones.
Así les entregaré Mi Paz y Mi Gracia eterna después de esta vida.
Hoy Me quedo más tiempo entre ustedes para que se grabe en sus células este momento Conmigo, porque aunque el mundo Me rechaza con todas las faltas cometidas, Mi Amor nunca fallará, porque Yo soy vuestro Rey, y Soy el Camino.
Vayan en paz. Y por Mí, sean la paz a donde fueren.
Bajo la Gracia de Dios, sean bienaventurados.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
¡Gracias Padre por cuanto nos das!
Oración del Ángel de la Paz
Mi Dios, yo creo en Ti... (x3)
Comulguen de Mí en este momento y adoren al Todopoderoso, porque Él está atento a la voz de todas las súplicas.
He venido nuevamente en Mi Gloria para bendecirlos, pues la hora de este gran encuentro ha llegado para cada uno de sus espíritus y de los espíritus de sus hermanos, que también apelan por este momento de estar unidos a Mi Corazón en esta propuesta evolutiva de concretar el Plan de Dios, en estos tiempos de Armagedón.
Hoy vengo con la Gloria del Padre y del Espíritu Santo, como la manifestación del Hijo Primogénito, para que así recuperen su filiación con Dios; y el mundo también recupere su espiritualidad, que la ha perdido por las guerras.
Hoy vengo a establecer aquí el segundo protocolo de Mi Paz, en unión a la Creación Universal, que rige todas estas cosas, de la cual Yo me sirvo para realizar las Obras de Mi Padre; que también son sus obras, de ustedes, Mis apóstoles.
Hoy vengo en el silencio percibiendo a la humanidad y su gran necesidad de amor, para estos tiempos críticos. Por eso, su esfuerzo debe ser permanente para que Mi Obra se realice en el mundo y en esta humanidad.
Cada uno tiene su papel en este tiempo. Cada uno cumple una parte de este Plan. Todas las piezas de este Plan son importantes para que la Obra se pueda concretar.
En lo profundo de Mi Corazón, sé que aún faltan muchas piezas para que formen parte de ese Plan Universal, que invita a elevar la consciencia y a salir de la superficialidad en la cual la humanidad se ha colocado, olvidándose del Amor de Dios.
Este Plan está regido por el Amor de Dios. Así como el Amor rige a todos los Universos, así el Amor que rige a sus consciencias, rige toda la Creación, todo lo que es vida y manifestación en este Universo material.
Ustedes son parte de esto, compañeros, de un comando mayor al que son invitados a participar; que no es un comando como el la Tierra, que es regido por hombres débiles que buscan su propiedad, la guerra y la separación entre las almas.
El comando del que Yo les hablo, amigos Míos, es el comando de Mi Corazón, de donde brotan todos los Rayos de la Misericordia, donde nacen todas las almas que se congregan espiritualmente Conmigo para servir en el fin de los tiempos.
Ustedes son parte de esa realidad y cada uno de ustedes se posiciona dentro de esta Obra. Cada acción que cometan dentro de esta Obra es importante, así como lo es el discernimiento en la misma.
Todo forma parte de una ciencia espiritual que Yo los estoy invitando a vivir de una forma desconocida, porque aún no está en sus consciencias; pero sí puede estar en sus corazones, cuando ellos vibren junto al Mío, en esta Obra de Redención y de Paz de toda la humanidad.
El Plan se articula en estos tiempos según la necesidad de este Universo, de todas las humanidades que forman parte de esta creación material. Desde allí parten todas las Leyes, en donde todas las criaturas son regidas según un principio mayor, según la Ley del Amor y de la Unidad de Dios.
Quien está fuera de ese Principio no puede estar formando parte de este Universo material ni en espíritu, ni en alma, ni en cuerpo, porque estará fuera de la Ley.
En este punto se encuentra la humanidad, fuera de su verdadera realidad para la cual fue creada en el Principio del Génesis para realizar la Obra de Dios; para concretar este proyecto humano basado en el Amor, en la Verdad y en la Unidad, que muy pocos viven a través de los tiempos.
Esto llevó, compañeros Míos, a la determinación del Padre Celestial y de Sus santos arcángeles para que Yo, el Cristo, el Hijo Primogénito, nacido del Corazón del Padre Celestial, de la Fuente Mayor, encarnara entre ustedes para poder salvarlos y guiarlos, para hacerles recordar las Leyes del Universo a través de las parábolas simples que todos los corazones pueden comprender.
Revivan Mi Mensaje, Mi Evangelio, el Nuevo Testamento, y también únanlo a este Nuevo Testamento, a este Nuevo Mensaje que hoy entrego para el mundo, y a todos los mensajes que ya les entregué, para que sus vidas se pudieran redimir bajo el Principio de Mi Amor Misericordioso.
Vine al mundo y muy pocos comprendieron qué fue lo que hice. Solo a través de los tiempos, muchas consciencias santas y almas inspiradas en Mi Cristiandad consiguieron acceder a Mi Principio de Amor y de Unidad.
Ellos fueron retransmisores de Mi Amor Universal para el mundo; así como ustedes, compañeros, que en esta hora definitiva, dentro de este Plan que los convoca, son llamados a irradiar el Amor de Dios para el mundo, sin olvidar primero que entre ustedes deben estar bien unidos para que eso pueda suceder; de lo contrario, todo sería un fracaso.
Por eso Yo les vengo a decir en esta Maratón, que deben buscar su verdad por encima de los errores y de los aciertos, de los aprendizajes y de las pruebas, de los desafíos, de las calamidades o de las tristezas.
Por encima de todo Yo vengo a entregarles el Principio de Mi Verdad, que está basado en el Amor de Dios, en donde ustedes pueden ingresar en consciencia para descubrir su verdadero propósito, que deben cumplir en esta hora, en honra a Mi Sagrado Corazón.
Por eso vine en el pasado y vine a través de los tiempos realizando milagros y prodigios, testimonios y curaciones, para que todos pudieran creer que Yo Soy el Cristo, el Hijo de Dios, que prepara Su Retorno en esta hora aguda del planeta, en donde las almas deben encontrar el sentido espiritual de sus vidas, el camino a la reconciliación y al perdón, que han perdido entre sus semejantes.
Yo vengo a unir los tiempos: el tiempo en que ustedes viven y el verdadero tiempo del Universo.
Yo vengo a aproximarlos hacia la verdadera dimensión de las cosas, a través de todas las Jerarquías Espirituales y de todos los ángeles que cooperan en esta Obra de Redención y de Paz.
Yo vengo a abrir las puertas a una oportunidad única y definitiva que las almas tendrán en esta última hora; una oportunidad de cruzar el umbral, de cruzar el portal hacia Mi Corazón, de reconocer su propia verdad, su verdadera constitución espiritual para la cual fueron creados a imagen y semejanza del Creador.
La humanidad no podrá autodestruirse, y aunque lo ocasiona todos los días, los Mensajeros Divinos están al servicio del Plan, así como ustedes deben estar al servicio de Dios; deben desterrar del mundo esa idea destructora de apartar la fe de los corazones, de apagar el amor de los corazones, de hacer sufrir al mundo.
Por eso Yo vine aquí para mostrarles el origen, su verdadera filiación con Dios, con el Altísimo, que está tan lastimado por los pecados del mundo, por la guerra y la persecución de hermanos entre hermanos.
Como lo ha dicho Mi Madre en Fátima, vengo a traerles en esta hora un corto tiempo de paz, para que la mayoría de la almas ingresen al Reino de Dios y no pierdan la Gracia de redimirse.
Yo les traigo la consciencia del Plan, porque debe ser bien comprendida; pero primero amada para poder después ser entendida en cada corazón humano que se abre para este Misterio infinito de Amor.
Yo uno a las consciencias cuando las consciencias se unen a Mí de verdad y no quieren nada para sí, sino todo el bien mayor para el mundo, para los que más necesitan encontrar la salvación, así como ustedes la encontraron.
Por eso este Encuentro Conmigo, compañeros, es único y en poco tiempo no se repetirá más, porque el mundo deberá purificarse completamente, dentro y fuera de los seres.
Esa purificación será intensa, pero el corazón que confía en Mí no perecerá.
Yo le daré la renovación, la fuerza para poder soportar su purificación. Porque quien Me ama es protegido por Mí cuando es sincero en su pensamiento, en su sentimiento y acción.
Ésa es la verdad que quiero que vivan por los que no la viven, por los que la ocultan por estar ciegos de sí mismos y estar lejos de Dios, aunque crean no estarlo.
Por eso Yo les muestro, compañeros, Mi verdadera Iglesia Espiritual, que no vive en este mundo, sino en el corazón de quien la busca en la íntima unión con Dios, con el Padre, con el Hijo y el Espíritu Santo.
En esa Santísima Trinidad está Mi Iglesia Espiritual expandida por el mundo, en los templos internos de las almas; porque será su pequeña iglesia interior la que se fundirá con la Mía para formar los nuevos pilares de la Nueva Raza.
Bendeciré y sacramentaré los elementos. Así como en este día los bendeciré nuevamente a pedido de Mi Padre Celestial, por medio de Mi Gracia sublime.
Derramaré las Gracias de Mi Glorificado Corazón para aquellos que sepan contemplarlas en humildad y amor.
Alabemos al Padre que está en los Cielos. Es el Creador que Me ha enviado para salvar al mundo de su total ignorancia e incapacidad de amar.
Apóstoles Míos, siervos de Mi Divina Misericordia, salgan de este santuario interior amándose los unos a los otros. Recuerden esa Ley, porque quien ama de verdad no estará en las garras de Mi adversario.
La bestia le teme al Amor y en consecuencia, a todos los que le siguen.
Mi Corazón es el Poder de Dios manifestado en cada parte de la Tierra. Veneren Mi Gloria, difundan Mi Misericordia y todo estará cumplido.
He venido con Mis ángeles del Universo. Regentes Solares del Universo Celestial que conocen sus almas y el origen de sus espíritus, y les traen la consciencia en este momento, la sagrada oportunidad de poder despertar a la Ciencia del Universo basada en el Amor de Dios, en Su infinita Unidad.
Como los ángeles cantan a Adonai, proclamando Su Sabiduría en este Universo material, así quiero que sus voces canten, proclamando al Padre, al Regente de esta Creación, a Aquel que los ama desde el principio.
Kodoish...
Oración:
Santísimo Corazón de Cristo...
Todos de pie.
Cuando los Sacramentos son bendecidos, las almas son premiadas; no como el premio que el mundo conoce, sino como la Gracia Suprema de Dios, que desciende sobre las consciencias para que puedan dar un nuevo paso.
Este es el verdadero sentido de los que son sacramentados, ser renovados por el Amor y la Unidad de Dios y encontrar el camino, el verdadero camino de su propósito para esta vida, la realización de la Obra de Dios en cada corazón humano, en cada alma que se congrega para poder servirme.
Mi Sagrado Corazón se ennoblece por estar aquí y Él se expande en Amor para todos.
Mi Madre concede estas oportunidades para todos, porque Ella intercede por cada ser que le clama de corazón por la Gracia de Su Amado Hijo.
Ustedes son agraciados en este día especial y les agradezco por acompañarme en esta Comunión eterna Conmigo por el triunfo del Plan.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Mi Dios, yo creo en Tí...(x3)
Te has animado a estar cerca de Mí a pesar de lo que ha sucedido y eso es parte de la victoria de Mi Corazón, del triunfo del Plan de Dios en la Tierra por encima de toda adversidad, perturbación o engaño.
Te has animado hoy a estar hoy aquí, Conmigo, delante de Mi Presencia, a pesar de los pecados o de las imperfecciones, pues Yo no te deseo puro, sino libre de ti, para que camines a Mi lado, en la perfección de Mi Plan que Yo revelo a Mis semejantes, a Mis amigos y apóstoles.
Has confiado en Mí y has venido a encontrarme, a pesar de que todo haya cambiado y que el lugar sea diferente. Eso hace la obediencia de un alma buena que sigue los caminos del Señor en total confianza y entrega para que, por encima de todo, triunfe Mi Luz, que es la luz que proviene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hoy he venido como un Sacerdote, para sacramentarte y renovarte.
He venido a depositar nuevamente Mis Dones, que siempre estuvieron presentes, mas Yo todo renuevo en tu vida para que puedas seguir adelante y como te he dicho, caminar a Mi lado hasta alcanzar la meta que Yo propongo para tu vida y tu consciencia.
Anímate a seguirme y no perderás Mis Pasos, pues yo conduzco a Mis ovejas a ese establo de Mi Corazón, en donde las consuelo, las guardo y las contemplo por medio de Mi amor redentor.
Hoy Soy ese Sacerdote que te renueva la vida, la consciencia y el espíritu. Soy el Sacerdote que da fuerza a tu alma para no desistir ni perder de vista Mi precioso Proyecto, que es convertir tu vida en un instrumento de paz y de bien para el mundo.
Mira tu estrella, viejo peregrino, amado discípulo y siervo de Mi Padre. Mira tu origen y vislumbra tu hermandad, nunca te has apartado de ella a pesar de lo que ha sucedido.
Reencuentra tu existencia, el sentido de tu vida y unifícate con tus hermanos, para poder sobrevivir en estos tiempos difíciles.
Así estará Mi Corazón entre ustedes, como estuvo con los apóstoles para guiarlos hacia la meta final de evangelizar el mundo y de traer la Consciencia Suprema de Dios para los que estaban caídos y perdidos en las tinieblas.
Ve en todo Mi Universo la potencia de Mi Amor, que es esplendoroso y magnífico.
Ve en cada paso que Yo te pido realizar, cómo Yo conduzco tu vida y nutro tu interior con nuevos patrones.
No dejes atrás Mis pasos pero siempre búscame, para que puedas ver en Mis caminos Mi Voluntad, que no es la tuya, sino la Voluntad de Mi Padre a través de Mí, a través de todo lo que Yo expreso para las consciencias.
He venido para agradecerte y para alentarte, para instituir un nuevo ser que deberá seguir siendo moldeado como el barro, hasta que el alfarero alcance la perfección del mismo y le ofrezca a Dios como testimonio de que este Plan se puede cumplir en este mundo.
Ve a mi alrededor a los doce ángeles que me acompañan; potestades supremas, adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico y Santísimo.
Ve en ellos cómo emana el amor por adorarme y honrarme, pues Yo Soy el Hijo, el que está en los cielos y descendí entre ustedes una vez para traerles la paz y la redención, para mostrarles el camino verdadero, el camino simple que recorrió Mi Corazón por medio de la instrucción y de la palabra para todas las almas.
Y así te invito a que asciendas e ingreses a Mi Reino, en donde existe la paz y la unidad, así como existe la paz y la unidad en tus hermanos, tus compañeros.
Porque entre hermanos solo puede existir el amor y la unidad. Dichosos de aquellos que lo viven y que en Mi Nombre lo multiplican sin olvidar que todo dolor se cura a través del amor y de la compasión.
Yo Soy esa Consciencia que les traje la Misericordia, un misterio que aún no es muy conocido y que en este tiempo revelo para ustedes. Porque si Yo Soy la Misericordia misma, es ese misterio que se está revelando a ustedes y a todo el mundo, a la humanidad entera, para que pueda conocer que aún existe la gran compasión de Dios y su infinita Piedad para con sus criaturas, semejantes a Él.
Si esta Misericordia no estuviera entre ustedes, compañeros, ¿cómo sobreviviría el mundo en este tiempo, en donde las acciones comprometen a muchas almas y sumergen a los corazones en los abismos?
Es en eso que necesito que trabajen, en liberar a los corazones, a las almas y a los Reinos de la Naturaleza, porque cada uno tiene una misión Conmigo que no puede dejar de vivir, ni de cumplir.
Si Yo los llamo en este tiempo es porque ya los llamé en otro tiempo y ese compromiso ardiente se mantiene vivo en Mi Corazón. Así Yo vengo a cumplir ante Mi Padre la promesa que le realicé de autoconvocar a Mis compañeros en este tiempo final, en que todo está en juego, hasta la vida espiritual.
Pero si su oración fuera fuerte, perseverante y amorosa, no tendrán qué temer, porque si oran Conmigo y oran con Mi Madre, u oran con San José, Nuestra Luz siempre estará, a pesar de las tinieblas.
Por eso, te digo, compañero: no temas purificarte, porque si el Hijo de Dios se purificó cuando fue entregado en el Templo a los brazos de Dios, toda alma de esta Tierra, por sus deudas y cometidos debe purificarse; pero existe una tabla de salvación que los ayudará a que todo se pueda trascender, y esa es Mi Misericordia.
Por Mi Misericordia hoy están aquí y Yo estoy con ustedes y con el mundo.
Por Mi Misericordia aún caminan a Mi lado y siguen Mis pasos.
Mi Misericordia es más fuerte que todo pecado, que cualquier indiferencia u omisión.
Mi Misericordia todo lo renueva y todo lo restaura.
Fue el Poder de Mi Divina Misericordia que me ayudó a cargar la cruz del mundo y los horrores de la humanidad, para poder liberar a las almas de todos los infiernos.
Por eso establezco este puente de luz con sus corazones y el Mío, para que puedan beber de Mi Fuente y nutrir sus espíritus en el poder de Mi renovación.
Así Yo los estoy sacramentando en esta hora, en donde la mayoría de las almas necesita de Mis Sacramentos, de Mis Dones y de Mis Gracias.
Cuánto dolor Me ocasiona la indiferencia del mundo o la indiferencia de los unos para con los otros, ante la necesidad que es visible delante de sus ojos y corazones.
Si son indiferentes entre ustedes, serán indiferentes Conmigo, y a ustedes no podré llegar. Por eso, hasta ahora y en este tiempo los espero, y aún mantengo Mis Brazos extendidos hacia ustedes, para que tomen Mis Manos y se puedan levantar de este suelo, de todas las piedras que los hacen caer.
Yo los restauro en espíritu y en vida cuando se lastiman a sí mismos o cuando hieren a los otros.
Mi Misericordia los ayuda a ver la verdad en cada corazón y en cada hermano que está a su lado.
En esta simple verdad es que Yo quiero que puedan vivir todos los días. Es la verdad que Yo les enseñé a Mis apóstoles y a Mis seguidores, incluso a aquellos que Me entregaron a la cruz y a la muerte.
Si Yo sufrí por ustedes, compañeros, era para que ustedes no sufrieran, ni hicieran sufrir a los demás, con ninguna acción, o modos que pudieran alterar la paz del corazón que Me busca incesantemente.
Yo hago recordar a todos Mi legado y el compromiso de vivirme todos los días hasta los últimos días de sus vidas, porque se han ofrecido para eso ante Mi Padre y hoy se los vengo a recordar, para que Me puedan vivir a través de sus semejantes, trascendiendo la imperfección y los errores, porque lo perfecto, compañeros, es el amor.
El corazón imperfecto que ama, es un corazón perfecto, porque trae para si el amor, lo comparte y distribuye como panes a los más pobres de espíritu.
Muchas veces, entre ustedes. quise mostrar ese amor, y mandé a distribuir panes como dones y gracias para sus corazones. Y algunas de esas veces no lo pudieron ver, pero Mi Amor los justifica y los salva, los redime y los restaura, hasta que puedan dar el gran paso, según el compromiso de cada ser.
Yo les ofrezco Mi Sacerdocio como un principio de renovación para aquellos que buscan la unión con Dios todo el tiempo, y especialmente, para que no olviden que Dios es misericordioso y piadoso con toda la Creación.
Les doy Mis Gracias para que se purifiquen y testimonien Mi Amor en el mundo, especialmente para los que más lo necesitan en esta hora aguda del planeta.
Llora, recostándote sobre Mi pecho y busca la esencia de Mi perdón que te unificará y te hará libre del pasado.
Llora, y deja que Yo te pueda limpiar profundamente.
Como el agua de los océanos es Mi Misericordia, que todo pacifica y sana en las consciencias.
Llora, y libérate del dolor para que Mi amor ingrese en tu espíritu y Yo haga una nueva morada en gloria a Dios.
Sientan Mi Corazón misericordioso y lleven la paz al mundo que urgentemente la necesita en esta hora crucial de la humanidad.
Las pruebas fortalecen a Mis seguidores. La transformación los une a Mí y la purificación los consagra a Mi Divinidad, para que Yo pueda ser en ellos y ellos en Mí para siempre.
Ante los doce ángeles que Me acompañan celebraremos este viernes de reparación del Sagrado Corazón de vuestro Señor, que se digna en mostrarse a los corazones simples para que puedan ver Mi verdad.
Mientras estoy aquí contemplo el mundo y a todas las almas que abren su corazón para recibirme.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a... Ante la Presencia de Cristo vamos a cantar : "Ven Oh Gran Espíritu" para la bendición de los sacramentos. Y vamos a permitir que ese Espíritu de Cristo ingrese a nosotros. Colocamos nuestras manos en señal de recepción.
Una vez más.
Santísimo Corazón de Cristo,
convierte nuestros corazones
en llamas sagradas de Tu Divina Misericordia,
para que Tu faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria Celestial
redima a todas las consciencias.
En honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
¡Oh Señor amado!, ¡oh Cristo amado!,
acepta nuestra reparación a través de nuestro amor,
nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu corazón flagelado, Señor, sea aliviado
por nuestra devoción a Ti.
Amén. (x3)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
De esta forma compañeros, Yo los he sacramentado en este día para que sus espíritus y almas renazcan en Mi corazón y siempre encuentren la paz bajo la bendición de Dios y de todos sus ángeles.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Si pudieran venir aquí las hermanas que vinieron de Menorca para recibir la bendición del aceite consagrado.
Y así Yo enseñé a todos Mis siervos a amarse los unos a los otros, por medio de la ofrenda de Mi Corazón que fue traspasado por ustedes para que pudieran alcanzar, por encima por todo error y maldad, el Amor de Dios, que es un Amor que triunfa y sustenta a las almas que lo viven.
Agradezcamos al Padre que está en los Cielos, que nos congrega y que nos da la vida, por la presencia de sus ángeles que acompañan la gloria de su Señor en la Sagrada Celebración de la Eucaristía redentora de todos los corazones.
Alabemos, como los ángeles, a Dios, para que Yo pueda elevar a los cielos sus súplicas y las súplicas de todos los que Me escuchan.
Así Yo constituyo a los consagrados, de diferentes formas, como apóstoles en redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos Kodoish melódico junto a los ángeles.
Mantenemos nuestras manos en señal de recepción.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bueno, ahora vamos a compartir un pequeño relato de la Aparición y después, a pedido de Nuestro Señor, vamos a hacer alguna reflexión.
Relato de Fray Elías del Sagrado Corazón:
A veces es difícil memorizar todo lo que sucede, ¿no?, porque son muchos impulsos los que la Jerarquía da para nosotros.
Voy a intentar hacer una síntesis de todo lo que pasó, porque fueron varias cosas, era lo que yo sentía y lo que cada uno de nosotros estaba viviendo, era como si fuéramos pasando por diferentes etapas, por diferentes planos. Y cada vez que pasamos por esas etapas, la experiencia y el encuentro con Él se iba profundizando, no sé si todos pudieron percibirlo, pero fue lo que sucedió.
Pero cuando estábamos en uno de los cánticos, que fue "Cristo, Tú el Amor", no, perdón, me equivoqué, no fue "Cristo, Tú el Amor", fue “Apóstoles del amor”, Él ya estaba aproximándose. Esto fue antes de las últimas cincuenta cuentas que faltaban.
Cuando comenzó a descender, lo que me llamó mucho la atención era lo que mostraba. Por lo general, cuando la Jerarquía desciende, Cristo, María o San José descienden, vienen en una esfera de luz, y es como si Ellos localizaran el lugar donde nosotros nos encontramos.
Entonces Ellos vienen desde el Universo, localizan el sistema solar, localizan el planeta y ahí, localizan el continente en donde estamos, el país donde estamos. Es así como sucede la Aparición, como comienza a acontecer.
Y ahí, Él localizó este lugar en Ávila, en donde estábamos, pero en vez de dirigir la energía hacia nosotros específicamente, Él la expandió por la región y de repente, mostraba las murallas de Ávila, como si fueran canales de liberación, túneles blancos, algo así.
Y por las calles de Ávila comenzaron a levantarse los muertos, o los que estaban muertos en este plano; mucha gente comenzó a salir y Él las llevaba para un lugar, como si fuera un espacio donde las reciclaba, digamos así, las liberaba. Era mucha gente de esa época, ¿no?
Y los ángeles que acompañaron al Maestro lo ayudaron.
Bueno, después que Él concretó esa tarea, que finalizó esa tarea, comenzó a dirigirse a nosotros. Como ustedes percibieron, Él hablaba en primera persona, porque hablaba para cada uno de nosotros; después, en otro momento, percibía que Él hablaba para muchos mundos internos, para muchos seres internos, no solo para los que estamos aquí, sino en otras partes, los hermanos que están coligados con nosotros y los que no lo están también. Él hablaba para todos y depositaba algo dentro de nosotros.
Y como Él dijo, se manifestó como un Sacerdote, todo vestido de blanco, como se viste un sacerdote y tenía en las mangas, en la parte extrema, así, de las mangas, un bordado; y tenía también una estola que era toda como si fuera toda bordada, era como si fuera un formato muy parecido a un bordado griego, como si fuera algo más ortodoxo, no sé bien distinguirlo, porque nunca vi eso. Él lo mostraba así.
Estaba todo de blanco y alrededor de Él, en su Aparición, estaban los doce ángeles, que Él decía que eran ángeles regentes. Y bueno, ahí comenzó a desarrollar esa tarea. Había momentos que Él citaba cuando hablaba y también por lo que mostraba, en los que refería momentos de su vida en Tierra Santa, con todos los que participaron de esos acontecimientos en su pasaje como Jesús.
Y percibía que también algunos de nosotros nos encontrábamos en aquel tiempo con Él.
Él mostraba cómo éramos nosotros en aquel tiempo y qué condición espiritual y humana teníamos; y cómo Él de una forma tan sorprendente, maravillosa, trabajaba con cada una de las almas, según la necesidad que cada uno de nosotros tenía espiritualmente de ayuda.
Él hacia ese puente con ese momento para este presente y a través de ese ejercicio, cuando transmitía el mensaje, daba Su Palabra, Él nos renovaba.
Y entonces en un instante, citó el momento de la Pasión, cuando Él cae, y si ustedes lo recuerdan, Él dice: ”Yo renuevo todas las cosas"; se lo dice a Su Madre, en la cuarta estación del Vía Crucis, cuando se encuentra con María.
Él muestra ese acontecimiento; cita ese hecho cuando Él cae y se golpea muy fuerte, ¿no? Él muestra una situación que era peor a la que conocemos, y cómo, a pesar de estar exhausto, el Maestro se da un golpe muy fuerte en Su Cabeza, cuando cae en esa cuarta estación. Y cuando María va a ayudarlo a levantarse, en ese golpe que Él vive, a pesar de que es un golpe de dolor y de sufrimiento, libera como si fueran muchos Rayos de Misericordia, ¿no?, de Luz, de Amor.
Y a través de la expansión de esos Rayos de Amor y de Misericordia, consigue elevar a muchas almas, a muchos seres caídos, que estaban caídos en ese tiempo, y que en este tiempo también lo están de alguna forma. Según Él lo decía, según lo explicaba, estaba intentando que esos seres reencontraran el camino de la luz. Y ahí nosotros, en todo ese proceso, hasta el final.
Aunque Él pidió hacer la bendición de las hermanas de Menorca, hizo una iniciación, como un Sacramento, una renovación, como un voto de unión de nosotros con Él, en esta tarea a la que nos está convocado para vivir del Plan. Eso fue, más o menos, lo que sucedió.
Madre María Shimani de Montserrat:
Creo que todos hemos podido percibir que la Jerarquía cada día está más cerca, cada día da un paso más hacia nosotros.
La Aparición de hoy fue muy sentida, porque cada uno pudo percibir cómo Cristo le hablaba a su propio corazón, como si estuviéramos solos, Él y nosotros, y no hubiera más nadie en la sala.
Ese acercamiento que Él está haciendo con cada uno, tiene que ver con ese vínculo que quiere construir con el corazón de cada uno, y nos cabrá a nosotros poder darnos cuenta y abrirnos para que Él construya ese vínculo. Porque en ese vínculo es que nosotros vamos a poder pasar por todo lo que hay que pasar, que podemos transformarnos, purificarnos con armonía, estando unidos a Él, bien personalmente.
Entonces no podemos perder de vista ese acercamiento que Él está queriendo realizar con cada uno de nosotros.
Y cada vez que Él está más cerca, más códigos de renovación nosotros recibimos.
¿Qué es un código de renovación?, es aquel impulso espiritual que cambia algo viejo que está dentro de nosotros por algo nuevo, y que como es un código, se puede multiplicar infinitamente dentro de nosotros, quitando lo viejo y colocando dentro de nosotros algo nuevo, espiritualmente.
Y cada vez que nosotros nos vinculemos con Él, amorosamente, esos códigos se multiplican con mucha más velocidad, digamos así.
Nosotros tenemos que hacer que eso que Él deposita en cada uno pueda seguir multiplicándose más y más, cada día.
Entonces una Aparición de Cristo, en este tiempo, no es solo para venir a escuchar palabras bonitas. Es algo que es mucho más profundo y que nosotros tenemos que abrir nuestra consciencia, nuestro corazón, para no desaprovechar ni un solo segundo, ni un solo momento con Él.
Así que coloquemos esto en nuestro corazón, atesoremos esto que recibimos.
No muchas personas tienen la posibilidad de recibir, guardemos esto como el gran tesoro de este tiempo, para nuestras vidas, para nuestros espíritus, para nuestro futuro, para todo lo que vendrá.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Cuando le pides perdón a Dios de verdad y tu corazón se arrepiente, Él que es poderosamente amoroso te concederá Su Misericordia y volverás a estar en el lugar donde Él siempre espera que estés. El Perdón de Dios es concedido cuando el alma abre su corazón al Universo y suplica misericordia.
Este mundo es una escuela para todos, es un camino que los conduce siempre a la definición y a la entrega mayor.
El Padre espera que todas Sus criaturas vivan actos de verdadero arrepentimiento para que la arrogancia y la soberbia espiritual se desvanezcan de la consciencia humana. Por eso, queridos hijos, todos los días los intento llevar lo más cerca posible de Mi Hijo para que sus vidas nunca pierdan la sed de beber de la sagrada fuente de Su Amor.
Si todas las almas supieran cuánto amor y misericordia tenemos por el mundo, la rendición de los corazones sería una realidad en todo el planeta. Es por eso que Yo vengo, como la Madre de los pecadores, para liberarlos del error y del engaño que los habitantes de este planeta han creado.
Hoy los invito a realizar un acto de perdón y de reconciliación para que la mayoría de Mis hijos, algún día al menos, sean tocados por la luz del Universo Celestial, despierten del sueño y acepten la sagrada convocatoria de vivir la redención; así formaré nuevos apóstoles, siervos de Cristo Redentor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Sagrado Corazón de Jesús
Fuente de todos los prodigios
Derrama Tu Misericordia
Sobre los conflictos del mundo
Amén.
(tres veces)
Como el Soplo del Espíritu de Dios, vengo a este lugar para bendecirlo y bendecirlos a todos, en el nombre de la Verdad y del Amor de Dios que se derrama en este momento sobre ustedes y sobre sus hermanos.
Esperé mucho tiempo para poder encontrarnos aquí, nuevamente, en la Alianza con Mi Divino Espíritu; esperé volverlos a encontrar en la Paz que traigo del Universo para cada uno de sus corazones en esta perfecta Comunión Conmigo, con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
Vengo a Europa para erguirla ante los tronos de Dios, por la aceptación profunda que emiten sus corazones de que el Plan se cumpla en esta parte de la humanidad; para esto, las puertas del Universo se abren para poder recibirlos en el Corazón de Dios, Padre Celestial.
Las legiones de los ángeles han llegado aquí, con mucha levedad para poder encontrarlos en la oración que proclama Mi Divina Misericordia.
Abran sus corazones, sientan sus almas, y queden en Mí. Esto es ahora lo que necesitan para poder proseguir, sobre todo Mis apóstoles, a los que Yo he llamado con tanto amor.
Sigan Mis Pasos, sigan Mis Caminos y nunca perderán la paz, porque si sus corazones confían en Mí, estarán confiando en Dios, porque Dios ES a través de Mi Corazón, y Yo Soy a través de ustedes, en la esencia profunda del espíritu y de la hermandad.
Hoy no vengo a ver las conductas malas del mundo, los horrores, las malas acciones y la indignación. Hoy vengo a ver de sus corazones la llama del Espíritu de Dios que encarnó en ustedes, desde sus nacimientos en esta humanidad y a través de los tiempos, una llama que nunca puede apagar Mi adversario porque si el corazón ora y persiste, triunfará.
Hoy están nuevamente ante Mi Misión Celestial, que es la Iglesia a la que muchos esperan ingresar pero que no la conocen.
Hoy están ante Mi Patriarcado, Mi Legado y todo Mi Universo; que es el Universo de Mi Padre, que se congrega en lo invisible de Su Espíritu.
Hoy vengo a traer para ustedes esa presencia que siempre deben aspirar encontrar en estos tiempos de caos y de persecución en el mundo.
Alimenten la llama de sus espíritus y por más que vean la oscuridad a su alrededor, les digo, en verdad, que no perderán la paz.
Pero hoy los invito a ser verdaderos Conmigo, en cada paso de la vida, en cada ejemplo, y en cada pequeña acción. No necesito sus corazones perfectos, sino honestos y simples, abiertos a recibir Mi Instrucción, a través de Mi Santa Palabra, o a través de cada hermano que se encuentre en sus caminos, porque Yo me hago presente de forma inesperada en la vida de ustedes y de todos sus hermanos, compañeros Míos.
La oportunidad que Yo les traigo, es la oportunidad que necesita el planeta y toda la humanidad, como también los Reinos de la Naturaleza que tanto sufren la consecuencia del hombre de superficie.
En cada aspecto de la vida, Mi Corazón y Mi Luz está presente, cuando el alma invoca Mi Presencia universal. Junto a Mis ángeles constituyo entre sus corazones, en esta hora, la presencia de Mi Iglesia Celestial y abro los altares del Cielo para que puedan comulgar, de lo único y verdadero que es el Amor de Dios.
Es el amor de Dios que nunca los decepcionará, que nunca los engañará, como muchos los engañan y se engañan a sí mismos todo el tiempo porque tienen sus corazones endurecidos a Mi Presencia y Energía; pero Mi Misericordia permite traerles el perdón y la expiación que tanto necesitan en esta vida y en este tiempo final.
Si están ante Mi Iglesia Celestial, están ante el Único, el Adonai. Emmanuel, Abba, el Elohim, están ante el Universo, ante toda la Hermandad que se congrega para recibirlos en la Fraternidad del Espíritu y de la Unidad.
Vean en este momento, corazones Míos, cómo emergen desde ustedes las estrellas de la luz, los soles internos, que deben resplandecer en esta hora, para alumbrar a la humanidad que está en las tinieblas; y muchos no creen estar en ellas, pero lo están.
Si piensan estar Conmigo, compañeros, háganlo, y no pierdan tiempo. Busquen la esencia de Mi Corazón que los llevará a la paz y les permitirá realizar el camino que han venido a cumplir en nombre de Mi Padre y de Su Plan.
Los corazones no se animan a amar Mi Corazón profundamente, por temor a lo que Yo les pueda pedir. Pero desde el principio, compañeros, Yo sé lo que cada uno de ustedes Me puede dar y no les pediré aquello que no Me puedan dar, eso sería una gran pérdida de energía para estos tiempos finales.
Necesito que Mi Obra se realice en sus corazones, de la mejor forma posible. Pero en verdad les digo, compañeros, que algunos de ustedes tienen un compromiso marcado Conmigo y que es definitivo y eso no lo pueden omitir, con su propia indiferencia.
Sientan que Mis Palabras forman sus espíritus y moradas internas.
Sientan como sus almas se elevan a Mi Iglesia Celestial, para ingresar al templo y vivificar la unión Conmigo, a través de la Eucaristía.
Adoren Mi Corazón, como los ángeles lo hacen, y confirmen que en esta humanidad es posible alcanzar la Redención y la Paz.
Quisiera que otros soldados Míos estuvieran aquí para escucharme, pero sé que por sus propios medios, espirituales e internos, no lo pueden hacer; pero les pido que no se justifiquen. Mi Sangre y Mi Agua se derramó para justificar sus vidas, sus errores, sus pruebas, omisiones e indiferencias, como todos los ultrajes hasta los tiempos de hoy.
Ahora es momento de no hacerlo más y de abrir los ojos y de mirar hacia el infinito, hacia el Universo, para verme llegar entre las nubes con toda la Gloria del Padre Celestial.
Necesito que estén preparados por los que aún no se han preparado.
Necesito que despierten a Mi Vida Crística por los que aún no despertaron a Mi Vida Crística.
Necesito que sean testigos, incluso en las imperfecciones, porque si sus corazones son verdaderos y sus mentes son puras, siempre estarán en Mi Corazón.
No vengo a pedirles lo imposible porque sé que la humanidad ahora no lo puede dar.
Necesito que sus vidas se transformen, así como Yo transformo el barro con Mis Manos y moldeo un nuevo odre para la Gloria de Dios; odre que recibe los Códigos de Mi Gracia y de Mi Misericordia que provienen del Padre Universal.
Entonces, compañeros, reciban en esta hora Mi Gracia, y Mi Misericordia, por aquellos que no la quieren recibir y que se omiten para no querer conocerme.
Hay tanto amor en Mi Corazón que muchos no creen que Yo pueda transformar sus vidas completamente.
Mi Corazón explota de tanto amor para entregar al mundo y a todas las almas, aún a las que omiten Mi Presencia. Es este el Amor que Yo viví por ustedes, que Yo trabajé por ustedes, que Yo entregué para salvarlos, una vez cuando estuve en la Cruz.
Cada Llaga de Mi Cuerpo, cada señal marcada en Mi Santo Cuerpo Glorificado, fue para testimoniar la Salvación, el Perdón y el Amor por cada uno de ustedes.
No quiero que en Mi Corazón se multipliquen las espinas de la ingratitud de los apóstoles Míos que no han comprendido lo que les he pedido en esta hora.
Sean parte de Mis Rayos, de los Rayos de Mi Corazón Glorificado, Sagrado y Bendito. Sean esos Rayos que se transforman de la noche a la mañana, que viajan como el viento; que viajan como el viento por todos los lugares del mundo, para llevar la Paz y la Misericordia de Dios.
Sean ese sol que nace todos los días en el horizonte y ya no vivan más a oscuras. Confíen plenamente en ustedes, en que pueden dar los pasos, al menos por Mí, por Mi Santa Madre y por Mi Padre Celestial.
Vivan todo el tiempo en Nuestra Santísima Trinidad y serán premiados con los Dones de Mi Espíritu: tendrán fuerzas para caminar, aliento para seguir adelante y esperanza por donde ver en cada parte de la Tierra.
Y a pesar de que el mundo está a oscuras y los corazones están cerrados,Yo vengo a dar, en esta tarde, el Testimonio de Mi Amor en ustedes y por cada uno de sus hermanos en este mundo.
Reciban la Unión con Mi Sagrado Corazón y vivan Mi Camino como la puerta de salida a su liberación y perdón.
Agradezco que hayan preparado este Altar para Mí, así como preparan sus vidas, en este tiempo y en este ciclo, para recibirme en la plenitud de Mi Espíritu, de Mi Gracia.
No teman por lo que no han conseguido.
No quiero que sufran más, porque Mi Corazón ya sufre por los que son indiferentes, por los que caen, por los que hacen el mal, por los que niegan Mi Amor todo el tiempo.
Necesito de sus corazones un templo de alegría, de regocijo, de verdadero amor y de paz, para que sus pecados se limpien, y las manchas en sus almas se puedan borrar por la Fuente y el Océano de Mi Divina Misericordia.
Así, compañeros, amigos, discípulos y siervos alegrarán Mi Corazón por los horrores que vive el mundo de los que caminan todo el tiempo al abismo.
Si sus corazones no aman, ¿cómo amarán al prójimo? Si no Me aman a Mí, ¿cómo amarán a sus semejantes? Porque si Yo estoy en sus semejantes, escondido en el tabernáculo del corazón, ¿por qué son indiferentes y no Me ven?
Yo estoy en el que está desposeído, triste, perdido, ciego y sordo. Yo golpeo la puerta de esos corazones para que puedan despertar a su verdad y a su misión.
Cada cosa tiene su tiempo, porque está marcado por el Universo de Dios.
Ofrezcan en esta tarde, esta Comunión por toda Europa, por los que están perdidos, por los que están ciegos, por los que están solos, por los que están enfermos, por los que sufren en la ignorancia de sus vidas y de sus caminos, por no encontrar, por los que no encuentran a Mi Sagrado Corazón que hoy está aquí, entre ustedes, para que lo vivan y lo sientan en esta Comunión perfecta, con espíritu de paz y de fraternidad.
Yo los constituyo a todos como una nueva familia, así como fue la familia de Nazaret, junto a María y San José. No está lejos de ustedes formar esa sagrada familia espiritual que debe reinar entre las almas y los corazones que siguen a los Mensajeros Divinos.
En esta hora, compañeros, la Divinidad trabaja en todos los continentes de la Tierra para sembrar Su Luz en el mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar "Estoy contigo, Señor", a pedido de Jesús, para bendecir los elementos que Él hoy consagrará, para todos nosotros.
A través de los tiempos, compañeros, elevo a las almas hacia el Reino de Dios, cuando cada una de ellas comulga, el mayor testimonio de amor en la presencia de Mi Cuerpo Vivo y Mi Preciosa Sangre, en Honor al Padre Celestial y a Su Divino Plan que emana del Universo para todas las criaturas de la Tierra.
En Mi Iglesia Celestial, les vuelvo a enseñar lo que una vez prediqué para todos ustedes: sentados a Mi mesa de Luz y de Amor, los invité en aquel tiempo, a agradecer a Dios por todo, por cuanto Él nos da en el Misterio Infinito de Su Amor. Y para eso, compañeros, en el nombre de la Paz, Yo elevé el pan, di gracias al Padre por el Sacrificio; lo bendije, lo repartí a ustedes y les dije que "siempre comieran de él porque él es el Cuerpo Vivo de Cristo, vuestro Señor".
Una vez terminada la Comunión con el pan, di gracias a Dios por el Cáliz que las almas recibirían en sus esencias, para ser depositarias de Mi Espíritu de Misericordia y Redención. Elevando el Cáliz hacia lo alto, di gracias al Padre, lo pasé a ustedes y les dije una vez: “tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de todas las faltas”.
Y hoy, en Mi Presencia, compañeros, ante Mi Iglesia Celestial, reafirmo la Presencia y el Poder del Amor de Dios. Amén.
Gracias Señor, gracias Señor por tantas bendiciones que siempre nos das, que siempre nos das
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos que todos los que están aquí presentes y a través de la transmisión en vivo para el planeta, por MMTV, nuestros hermanos del monasterio de la Orden, de las comunidades, de los grupos de oración, que están unidos a nosotros, queremos compartir, realmente, cómo fue esta Aparición con Cristo, que en realidad, tal vez, no diga muchas cosas, pero lo que Él hizo hoy con nosotros, así como en los días de la Maratón anterior, en Buenos Aires, en Argentina.
Él nos introdujo en ese misterio que la humanidad todavía no conoce muy bien, que es la Iglesia Celestial de Cristo, y el propio Cristo nos dijo que es algo que intentó instituir para que pudiéramos aprender desde que el tiempo que estuvo aquí, con nosotros, hace dos mil y tantos años atrás.
Hoy, Él realmente vino muy espléndido, maravilloso en su Amor y en Su Misericordia.
Él nos fue introduciendo poco a poco , en ese espacio de la consciencia que llama la Iglesia Celestial, en donde los ángeles y los bienaventurados, de forma verídica, verdadera, celebran continuamente esa adoración, al Cuerpo y a la Sangre de Cristo; y Él nos llevó hacia ese lugar, poco a poco.
A través de Sus Palabras, de Su Mensaje, nos fue introduciendo a todos nosotros, los que estamos aquí y a los que están en sus hogares acompañándonos, quienes también fueron siendo llevados, a través de sus almas hacia ese espacio de la consciencia.
Fue algo bien intenso, muy difícil de poder soportar, porque a pesar de que es una Energía Divina, Celestial, el voltaje vibratorio energético de la Presencia de Cristo, de ese estado de consciencia, de la Iglesia Celestial. es bien alto para nuestras células, para nuestros cuerpos para nuestros átomos; pero como Él sabe que nosotros somos seres terrestres, somos seres humanos, Él cuenta con nuestras almas.
De alguna forma, Él se sirvió de nuestras almas, de nuestra apertura del corazón para quien tuvo el corazón abierto, para ingresar hacia ese estado de consciencia y vivimos, como quien dice, varias iniciaciones, varias purificaciones; pasamos por varios procesos durante toda la Aparición y no solo nosotros fuimos beneficiados espiritualmente, sino también aquí, esta región del continente europeo, que tanto lo necesita.
Y cuando el Maestro repetía que ofreciéramos la Comunión por todo lo que Él dijo, los enfermos, los que son ignorantes, que están ciegos, están sordos, etc., Él fue detrás de cada uno de ellos porque el canal de oración que nosotros abrimos durante la coronilla lo utilizó para esa tarea; de alguna forma encontró los corazones abiertos y consiguió realizar esa tarea.
Entonces entre tan pocos que somos, Él hizo que cosas grandiosas, como una vez lo prometió, que íbamos a hacer cosas más grandes a las que Él hizo, aunque en ese momento Él las comandaba, las llevaba adelante, esa tarea, esa misión, que vino a cumplir aquí, en Barcelona, la hizo a través de nuestro corazón.
Lo que vino a realizar, lo pudo cumplir y eso se expandió para todo el planeta , para toda la consciencia planetaria con la ayuda, gracias a Dios, de los ángeles que estaban bien cerca de nosotros; ángeles muy alados estaban bien cerca de nosotros, y eso también me llamó mucho la atención, el acercamiento de los ángeles, con una sutileza, una bondad, una misericordia inexplicable.
Queríamos dejar este relato con ustedes para que podamos proseguir unidos en esa tarea que los Mensajeros Divinos vienen realizando no solo en América, sino ahora aquí, en Europa, de una forma bien amplia.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Estaré contigo todos los días de tu vida y después de esta vida terrenal, porque ese es el compromiso maternal de Mi puro Corazón con cada criatura de este planeta.
Estaré contigo en la victoria del amor y en el triunfo de la transformación, porque cada consciencia es llamada a dar un paso.
Estaré contigo en la mansedumbre y en el silencio, porque cada ser debe conocer lo más profundo de sí para poder consagrarse al Plan de Dios.
Estaré contigo en la soledad, en el error y en la tristeza, porque cada etapa de la vida que el alma transita es para donarse un poco más, hasta servir completamente.
Estaré contigo en cada paso del espíritu, porque las consciencias hoy son llevadas por las corrientes del universo a vivir intensas experiencias que, cada día, las aproximan más al camino del Amor Crístico.
Estaré contigo en cada momento decisivo, porque en este ciclo la oración colocará a cada alma en el punto necesario para poder cumplir el Plan.
Estaré contigo en cada gesto de amor, porque el mundo se olvidó de amar con Amor Divino y de traer el Universo de Dios al planeta.
Estaré contigo en cada etapa de la vida, porque los apóstoles de Cristo deben despertar y vivir la misión que les fue encomendada.
En toda experiencia humana o espiritual, Mi Hijo estará con ustedes, porque las almas deben aprender a conquistar el Reino Divino para abandonar la condición humana.
Los Tres Sagrados Corazones estaremos con todos los que se animen a decir sí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy, estoy aquí con todos los ángeles del Cielo para bendecirlos y amarlos.
Y aunque las almas estén perdidas espiritualmente, Mi Corazón Inmaculado nunca desiste, porque Mi promesa delante de Dios es continua y victoriosa.
Mi Plan se cumple en todos los que Me escuchan y no dejo de abrir las puertas de Mi Corazón para aquellos que se pierden.
Y aunque ya no esté la confianza de Dios en los perdidos, Yo la recupero a través de Mi Amor, de Mi Gracia y de Mi Luz; por eso, hijos, nunca deben bajar los brazos.
Lo que Yo les ofrezco en este tiempo es único, nunca más se ofrecerá hasta el próximo mundo.
Mi Gracia todo lo permite y la Gracia de los ángeles también.
Por eso Yo Soy esa Aurora que brilla en el corazón de los autoconvocados para seguirme en esta Obra coredentora con Mi Hijo amado.
Yo Soy esa Estrella que nunca deja de brillar en los espíritus que creen en ella y la admiran, porque Yo, queridos hijos, no hago las cosas por Mí, sino que es Dios quien las hace, a través de Su Sierva fiel y de sus peregrinos.
Yo vengo desde las esferas celestiales a encontrarlos y amarlos cada día más.
Yo vengo a construir en ustedes algo nuevo que aún desconocen. Por esa causa Yo estoy aquí, queridos hijos, por ustedes y por Mis hijos del mundo.
Vengo con toda Mi bondad, para acogerlos, para escucharlos y responderles, en la presencia de la Luz de Dios y de Su Reino.
No quisiera, queridos hijos, que nadie perdiera esta sagrada oportunidad. No puedo mostrarme más a ustedes, porque no tengo el permiso.
Mis Gracias ya fueron depositadas físicamente a través de los tiempos y ustedes lo han podido comprobar.
Ahora Mi Espíritu Divino viene a ustedes para llamar a sus espíritus, que tienen una misión especial Conmigo.
No estoy aquí, queridos hijos, para hacerles perder el tiempo. Por eso aún vengo a Aurora, porque Dios Me envía como Su Mensajera, una y otra vez, hasta que consigan escuchar en lo profundo de sus corazones.
Espero que cumplan Mis designios sin demora, porque los tiempos son urgentes para todos y especialmente para los que sufren y no reciben ninguna Gracia.
Será a través de los apóstoles de Mi Hijo, que Yo podré preparar al mundo para la segunda venida del Maestro. Si ustedes no preparan los campos hacia donde Yo los envío a trabajar queridos hijos, ¿cómo brotarán nuevas semillas en los corazones que están cerrados?
Cada uno de ustedes tiene una llave para con Mi Obra y Yo se las entregué. Ella es la oración.
Es la oración que los formará, es la oración que los unirá a Nuestro Padre que está en los cielos y que siempre los espera con Sus brazos abiertos, para recibirlos y hacerlos sentar en Su amado Trono de Luz
¡Cuántas almas no quieren ver esa oportunidad y demoran, demoran mucho, queridos hijos!
¡Cuántos corazones aún no quieren cambiar su forma de vida y no aceptan encontrar el verdadero Amor de Mi Corazón, que viene para auxiliarlos en este tiempo final!
Por eso en este siglo necesito de soldados comprometidos, decididos y fuertes, para responder a Mi llamado.
Vengo para hacerlos crecer en el amor y en la hermandad, en la unidad y en el espíritu de esta sagrada tarea que Yo les encomiendo.
Cada Centro de Luz que Yo he fundado tiene un propósito, aún cumple una misión ante el Plan del Señor.
Así como es en Fátima, lo es aquí en Aurora, como lo es en Medjugorje, o en Guadalupe. Cada nación tiene una llave que Yo le he entregado, a través de Mis diferentes faces, para que los pueblos aprendieran a aceptarme y a recibirme en el amor.
Pero Yo Soy la misma, queridos hijos. Soy la Madre de Jesús, de su Redentor.
Soy Aquella que ascendió a los cielos para implorar a Dios por este mundo y que regresará después de Su Hijo, abriendo las puertas del Reino de Dios para los que han persistido a través de los tiempos.
Soy la que con Mi Hijo ayudaré a resucitar a los muertos, a elevar a los espíritus y a convocar a los que se han perdido para vivir en el Amor de Dios.
Soy la Gobernanta de la nueva raza.
Soy la que enciende la llama en los corazones que invocan Mi Presencia, porque es la Presencia de Dios en Mi aspecto virginal.
¡Necesito que entiendan y comprendan, queridos hijos, a quién están recibiendo!
Yo Soy una portavoz del Universo, que viene a advertir al mundo, para que él no se pierda en la oscuridad.
Ustedes deben ayudarme a que el mal no triunfe en ningún corazón humano.
Cada vez que oran Conmigo una puerta incierta se cierra a la oscuridad y un alma se eleva al Reino de Mi Amor y de Mi Paz.
Así, queridos hijos, Yo peregrino por el mundo para llamar a los que están dormidos; para los que no Me han podido ver, ni sentir en sus corazones.
Aurora tiene una tarea fundamental Conmigo, que es intransferible. Y ella debe cumplirse cueste lo que cueste, porque a pesar de los tiempos de batalla, Yo les daré la fortaleza y la sustentación, por medio de la oración del corazón.
Les entregué, queridos hijos, la gran herramienta de la humildad para las almas y el escudo contra toda adversidad.
Aunque las bestias estén por caminar sobre la humanidad y entre los pueblos, no tengan miedo. Quien se une a Mí, se vuelve un gran Espejo de oración para el mundo e irradia la paz, cuando la acepta vivir de corazón y de verdad.
Yo necesito, queridos hijos, que abran sus corazones para el olvido de sí, porque el mundo está lleno de sí mismo y no quiere aceptar que eso lo hace hundir, día a día.
Necesito que se abran al Amor de Dios, para que puedan conocer la majestad de Su Plan y de Su Obra redentora en estos tiempos.
Cuenten con sus ángeles y llámenlos todo el tiempo. Ellos aún anhelan poder servirlos en este tiempo final. Es hora, queridos hijos, de que perciban que no están solos en este mundo y que cuentan con el Universo Celestial.
Cada vez que vengo aquí, como en cada Aparición, de San José o de Mi amado Hijo o de Mi Corazón, abrimos las puertas del Cosmos para que cada día se puedan elevar y abandonar esta vieja materia, que corroe el espíritu y a los corazones.
Por eso la Aurora los liberará, aunque su presencia sea silenciosa en estos tiempos.
Somos una Hermandad Celestial que los llama a servir al Plan de Dios y a manifestar sus designios en este tiempo, para que más corazones puedan participar conscientemente de su redención y rehabilitación.
Quisiera que pudieran ver el Universo, así como Yo lo veo, todo el tiempo.
Dios no los castigará por no poder responder. Pero sepan hoy, queridos hijos, que saben Mi Verdad, que es la Verdad que Yo deseo para cada hijo Mío, que es el amor que Yo necesito que vivan y que practiquen, para que la humanidad no fracase por su desamor y por su indiferencia.
Mis Ojos los observan en contemplación y en unidad al Padre. Mis manos derraman su Luz a las tinieblas de la Tierra, para poder disiparlas.
Mi Corazón brilla como un escudo protector para los corazones que lo aceptan.
Y el triunfo de Mi obra corredentora junto a Mi Hijo, se establece en los corazones que se redimen y dicen "sí".
Este es el mensaje, queridos hijos, que hoy deseo que escuchen con atención y que lo vuelvan a escuchar en estos próximos días, para poder sentir cada una de Mis Palabras, y más aún, Mi Energía, que es la Energía de Dios, su Padre que está en los cielos y los espera.
Sientan en esta hora el abrazo de los ángeles y de su Gracia y den gracias a Dios todos los días por haber despertado a Mi llamado en este tiempo final, tan crítico.
Hay almas que desesperan y que son torturadas.
Hay almas que sufren en la soledad y en silencio, sin que nadie las contemple.
Hay almas que mueren sin sentir el amor y Reinos de la Naturaleza que sufren las consecuencias de los hombres.
¿Quién aliviará el dolor de su Madre Celeste?
¿Quién aceptará vivir esta aflicción Conmigo y transformarla en amor y en luz para que triunfe el Padre Celestial?
Les pido, hijos del mundo que no cierren las puertas a Dios, porque Él Me envía para que lo escuchen y lo acepten.
No teman a la tribulación, al fracaso. Vivan la penitencia, la oración y el arrepentimiento y alcanzarán, queridos hijos, con Mi ayuda, la santa humildad, en el último día de sus vidas.
Y así, cuando todo termine aquí, en esta amada Aurora, elevaré hacia los cielos los Pergaminos de Luz, donde estará escrita su experiencia Conmigo y la oferta de este sacrificio de amor por la humanidad.
Hay almas que creen que no es necesario esforzarse por este mundo sufriente y perdido. ¿Acaso, hijos Míos, cuando Dios Me envía, Yo no les he demostrado la constancia de Mi Amor, de Mi Misericordia y de Mi bondad para con todos?
Si Yo Soy para ustedes su Gracia plena ¿por qué no hacen lo mismo que Yo hago por cada hijo del planeta?
Solo les pido, como les pidió Mi Hijo, que cada día más aprendan a amarse los unos a los otros, porque quien no pasa por esa Ley, no soportará su purificación.
Los invito a sentirse unidos todo el tiempo, a través de Mi Corazón Inmaculado, que es la casa que se abre para que ustedes puedan entrar y sentir la paz. Así ,queridos hijos, Me agradarán y como en otras Apariciones pasadas a través de los tiempos, podré elevar al Cielo el Cetro del triunfo de los corazones redimidos.
Y nuevamente les digo, que por este esfuerzo sincero, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Les agradezco y bendigo a su Madre, aquí en la Tierra, con el soplo de Mi Amor y de Mi Espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Nuestra Señora vamos a escuchar "Encuentro con María en el corazón".
Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.
Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.
Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.
Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.
Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.
Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.
Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.
Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.
Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.
El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.
Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad.
Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.
Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.
Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.
Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.
Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.
Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.
Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.
Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.
Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.
Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.
Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.
El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.
La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.
El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?
Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.
Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.
Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.
Mi Madre los amparará en esta tarea.
No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.
Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.
Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.
Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.
La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.
En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.
Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.
Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.
Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.
El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.
Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.
Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.
Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.
Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.
Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.
Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.
Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.
No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.
Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.
Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.
Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.
Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.
Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.
La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.
Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.
No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.
Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.
Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.
Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.
Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.
Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.
Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.
Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.
La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.
Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.
A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.
Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.
Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.
En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.
Mi Dios, yo creo en Ti...
Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.
Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.
Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.
Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.
Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.
Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.
En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.
Kodoish...
Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.
En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:
Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)
Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.
Vayan en paz.
Queridos hijos:
En este día en el que su Madre Celeste los congrega para amar el Plan de Dios, Yo los invito a todos los jóvenes de esta ciudad y de todo el Brasil a que sean los precursores de la Campaña de la Juventud por la Paz. Así, Mis queridos hijos, Yo podré acercarme a muchos corazones jóvenes que están engañados y alejados de Dios por las influencias de Mi adversario.
Deseo, hijos Míos, que en esta ciudad nazca la Campaña de la Juventud por la Paz y después que se propague por el Brasil y el mundo entero. Aquí, Yo encuentro jóvenes con potencial de amar el Plan del Creador y de realizarlo por todos los jóvenes del mundo, especialmente por los que viven en el error, en las drogas y en la perdición.
Como soy su Madre Celestial, espero que Me acompañen, Mis queridos jóvenes, en esta misión de llevar la Misericordia de Dios a los más jóvenes, porque ellos son el semillero de la Nueva Humanidad, son los sucesores de los primeros apóstoles de Cristo. Por eso, amados jóvenes, acompáñenme en esta sagrada tarea de llevar la paz al mundo y de poner fin a las guerras, así ustedes construirán en su interior una fortaleza verdadera, plena del Amor de Dios.
Hoy llego a Florianópolis para formar un único rebaño, el rebaño de la juventud, que atraerá por este impulso a más jóvenes que en este tiempo deben encontrar el camino crístico, el que siempre han buscado.
A través de su ofrenda sincera y verdadera, queridos jóvenes de Florianópolis, ustedes permitirán que los corazones más perdidos reencuentren el sentido espiritual en sus vidas. Es por eso, que su Madre Celeste los está convocando a esta Campaña de la Juventud por la Paz para que, en el mes de julio, estén unidos al gran impulso espiritual de la Misericordia en el jubileo del Señor.
Queridos hijos, la campaña que Yo les propongo trabajará en el plano espiritual, esencial y divino de cada joven, porque ellos deben descubrir el camino que hoy le ofrece Mi Hijo a toda la juventud. Así ustedes, hijos Míos, animándose a realizar Mis Planes de Paz, poco a poco, abrirán las puertas del universo para que los ángeles del Universo Celestial intercedan por toda la juventud.
Quisiera que sus consciencias y su pureza se ampliaran y que estuvieran al servicio del Redentor, así las vida de la juventud perdida será redimida, porque Mi Hijo encontrará apóstoles decididos a seguirlo en esta misión por el bien y por la paz.
En esta noche, Mi Corazón brillará en ustedes como el sol y sus almas serán tocadas por Mi Gracia universal; así serán inspirados a construir el nuevo mundo y ayudarán a su Madre Celeste para que las puertas al mal se cierren.
Mis queridos jóvenes, hoy les doy Mi abrazo maternal, les doy Mi Paz y Mi Esperanza divina.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En unión al espíritu de la juventud misionera,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis hijos:
Mientras sus corazones y vidas se purifican, Yo los llamo a vivir el espíritu de la trascendencia interior, acto de amor para superar todas las pruebas y las dificultades internas. Es por eso, queridos hijos, que Yo les ofrezco Mi Inmaculado y Materno Corazón como el refugio seguro durante los ciclos internos de la tempestad.
Mi Gracia los reúne todos los días y vengo para que acepten Mi Corazón Inmaculado como el escudo protector contra todo mal y como la fuente del Amor de Dios para el mundo. Ingresen en Mi Corazón por medio de la oración y vivifiquen en este tiempo la luz de los atributos que Yo les quiero derramar.
Consagrarse a Mi Materno Corazón es el primer paso del alma orante, para después compartir con Vuestra Madre Celeste los Dones de Dios hasta ahora desconocidos por todos.
Mientras cursan en la Tierra la escuela de la autopurificación, queridos hijos, unan sus manos como hermanos e imploren para que Mi Casto Corazón los ayude en esta hora aguda de la Tierra.
Trabajando en su consagración diaria a Mi Inmaculado Corazón, permitirán que Vuestra Madre Celeste interceda en este tiempo por la humanidad.
Así como fue en el principio de los mensajes diarios de paz, después de tanto tiempo Yo les dejo llaves básicas para trabajar hasta el fin de sus días en la consagración al Materno Corazón de María. Estos principios de un buen cristiano, son también considerados para los que se consagran como Hijos de María.
Los siete principios para consagrarse al Inmaculado Corazón de María todos los días son los siguientes:
1. Tener una vida de oración.
2. Ser un pacificador.
3. Comulgar diariamente con Cristo.
4. Realizar un acto de misericordia por día, sea servir, ayudar, cuidar a los enfermos, visitar a los que están presos en la cárcel o ayudar a los perdidos por las drogas.
5. Rezar un misterio del Santo Rosario por la paz.
6. Confesar las faltas regularmente al Sagrado Corazón de Jesús, sea con un sacerdote o en profunda soledad.
7. Acoger al peregrino dándole reposo y morada de paso.
Estos siete principios fueron enseñados a los once apóstoles, después de la Asunción de Vuestra Madre Celeste. Fue el legado misericordioso que María les dejó para vivir el apostolado de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama infinitamente,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Reunidos en el santo Cenáculo después de la Resurrección de Vuestro Señor, veamos los preciosos misterios de Redención y de Misericordia que Mi Amado Hijo fue manifestando durante Sus apariciones a los apóstoles y seguidores.
Sientan en el corazón la alegría de estar sirviendo a Dios, así como Mi Hijo la sintió desde el momento de Su encarnación en el mundo.
Acepten con valentía todo lo que el Señor les envía como Gracia de instrucción y aprendizaje interno para los corazones. Vivan verdaderamente el camino que Mi Amado Hijo les ofrece, vivan el camino de la santidad y de la paz en un tiempo crítico y oscuro.
Vuestro Pastor es esa luz infinita y poderosa que iluminará sus pasos; sigan en obediencia Sus designios y así aprenderán a vivir en la Jerarquía.
Esperen el momento de purificación que les tocará vivir, no como una dificultad sino como el esperado momento de dar un paso en la consciencia.
Hijos Míos, imiten el ejemplo que les ha dado Cristo y crean que, en el fin de este ciclo planetario, la entrega de cada apóstol de Él definirá las Gracias para toda la humanidad.
Yo los acompaño en este sagrado desafío como la Madre de la Humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los reúne en el Sagrado Cenáculo del Señor Jesús,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con regocijo y gratitud en el corazón, hoy recordemos la Resurrección del Señor y la victoria grandiosa que Él alcanzó, en Su santa Humildad, por cada uno de ustedes.
Es hora de que guarden la paz en sus corazones y que vivan los principios de la hermandad que Él enseñó a todos en el inicio.
Celebremos con cantos de aleluya la Resurrección del Redentor en los corazones que, en esta Sagrada Semana, se abrieron para recibir el bálsamo de la paz y de la misericordia.
Hijos Míos, veamos el Sepulcro del Señor resplandecer en luz despertando el amor y la verdad en los corazones que nunca los vivieron. Veamos la esencia de este gran misterio de trascender y vencer a la muerte por amor y por la salvación de la humanidad.
Estén como las santas mujeres a la espera del gran momento en que Vuestro Señor reaparece para mostrar el infinito Amor de Dios y traer la Buena Nueva de la redención para todos.
Estén abiertos de corazón para recibir el misterio de amor que entregó todo por ustedes hasta los días de hoy y que vendrá de nuevo entre las nubes para retirar al mundo del cautiverio y liberarlo de todo mal.
Sean apóstoles de Cristo, sean seguidores y ejemplos de Su santa palabra.
Sean testigos de Su Misericordia para que los que aún duermen tengan la dicha de conocer la gloria de Mi Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva al Reino de Dios en celebración y paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Gloria
Por la lanza que traspasó el Corazón de Jesús
y derramó Misericordia para el mundo,
perdónanos Señor.
(x 6)
Estoy en silencio, así como lo estuve en el Sepulcro, contemplando al mundo.
Quisiera ver el fruto de la trayectoria de estos días, y Mi Corazón se ennoblece por encontrarlo en los más simples y en los abiertos de corazón, porque aún Mis Llagas están abiertas y se muestran a ustedes en este día: Mis Llagas de Luz y de Misericordia.
Beban de la Fuente correcta que Yo les ofrezco y no beban de lo que ustedes más gustan, sino de lo que Dios ha preparado para ustedes.
Hoy estoy en el silencio de Mi Espíritu, hablándole a sus mundos internos, porque es en donde las verdaderas cosas se construyen.
Por eso, hoy estoy aquí, en el silencio de Mi Sepulcro, preparándome para resucitar, en el día de mañana, en aquellos que supieron ofrecerme lo mejor desde su interior.
Ya no tiraré de las cuerdas de los ingratos para que se salven. Si caen de Mi barca deberán aprender a nadar porque todo les fue dado, y eso es irrefutable. Mis tesoros no pueden caer en manos impuras, ni injustas.
Yo vengo a entregarles algo, compañeros, que servirá para la próxima vida. Pero algunos de ustedes aún no Me entienden, no viven Mi deseo y menos Mi Voluntad.
Creen seguir Mis pasos, pero no lo hacen. Ya no se engañen, abran sus ojos a la Luz que Yo les traigo, la Luz de la Verdad y de la transformación.
Si Yo Me ofrecí por ustedes, quisiera que ustedes se ofrecieran por Mí, verdaderamente y sin mentiras. Porque podrán mentir a sus semejantes, pero a Mi Padre no, y menos a Mi Corazón que se dona a ustedes por completo.
Quisiera en verdad, compañeros, que abandonaran sus abismos mezquinos, en donde solo pierden el tiempo por sus propias ideas. Yo no vengo a activar el poder de su pensamiento ni de su decisión. Yo vengo a despertar Cristos del Nuevo Tiempo en corazones que acepten Mis designios, así como Yo los escribo en sus espíritus.
Ya no podré esperar, compañeros, para que puedan cambiar. No serán sus hermanos que los quitarán del camino, sino sus propias decisiones y sus propios caminos que, a veces, no son los Míos.
Hoy vengo nuevamente a mostrarles la Llaga de Mi Costado, el último y gran sacrificio que Yo viví por ustedes, aun cuando estaba muerto en la Cruz. Si Yo Me dejé martirizar y flagelar por los injustos, ¿será compañeros, que habrán aprendido la lección de Mi Amor por todo el mundo?
No quisiera, compañeros, que después de esta Sagrada Semana vivieran en los mismos caminos de sus voluntades. Todo lo que Yo les he entregado en estos últimos días ha sido una preparación para este momento, más aun para aquellos que se consagraron a Mí e hicieron votos ante Mi Corazón, que a veces no los cumplen.
Pero hoy no vengo a darles Mi Justicia, porque no la soportarían. El mundo siempre busca su propia derrota y el hombre de superficie así lo hace.
Ustedes son igual que los Apóstoles del pasado, los que tuvieron que enfrentar su propio destierro, su propia ignorancia y falta de fe. Pero Dios mora en todos los corazones que lo siguen, pero no en los corazones que son soberbios y creen vivir en Dios. Dios no se restringe a almas injustas. ¿Cómo el Corazón de Dios puede estar en un corazón cerrado, cuando está ciego y no quiere ver lo que el Universo le muestra?
Para ser Mi discípulo no deben existir preferencias ni dudas, sino confianza, obediencia y amor. Si no viven en el amor compañeros, no podrán soportar la purificación, y en eso nadie tendrá la culpa, porque la Ley como es arriba es abajo, y Ella responde, así como ustedes responden, a la vida material.
Quisiera que sus corazones reflexionaran con el Mío, sin olvidarse de lo que Yo les digo, con tanto Amor.
No quiero que observen sus miserias con desprecio, sino que las destierren con amor y voluntad, al menos por Mí. No puedo construir Mi Obra en columnas frágiles y tibias. Les he dado todos los materiales para que su columna sea fuerte y victoriosa.
Les he dado a los Padres Creadores para que los conocieran por Su Faz oculta y profunda.
Les he dado a Mi Madre para que los consolara y los guiara en el camino de la fe y de la obediencia. Cada uno sabrá, compañeros, que es lo que no está haciendo bien aún.
Yo no vengo a desenmascararlos ni hacerlos sentir pecadores.
Yo vengo a mostrarles lo que en verdad es y la urgencia de que sus corazones sean cristalinos y menos falsos. Pero aún, Mi Corazón derrama Sus prodigios sobre los injustos, porque Mi aspiración es muy grande por cada uno de ellos, algo que nunca comprenderían en esta vida.
Yo les traje con amor durante todo este tiempo, el Reino de los Cielos para que sus vidas se levantaran del suelo, así como han caído tantas veces. Pero ya no es hora de juzgar. Les dije una vez que se quitaran la paja del ojo y no del de sus hermanos.
Nadie es perfecto en este tiempo ni en esta vieja humanidad, sino en la próxima que vivirán la resplandescencia de Mi Espíritu para aquellos que hayan dado el "sí" total a Mi llamado y no a su voluntad.
Así, como hoy Yo les enseño, compañeros, les he enseñado a Mis apóstoles la verdadera transparencia de las cosas y de los caminos. No quisiera que salieran de aquí pensando que está todo bien. Verdaderamente, compañeros, es hora de enfrentar lo que se debe enfrentar y no de ser tibios ante esos acontecimientos.
Quisiera hoy, de esta forma, que vivieran esta comunión Conmigo, porque así como los amo también los instruyo para que no se engañen nunca más. Si no aceptan lo que Yo les digo, porque sé que no lo aceptan, no podrán amar Mi Corazón. Pero Mi infinita Misericordia permite revelar estas cosas para que sus corazones maduren en consciencia y en amor.
A los doce Yo les pedí todo, y a ustedes compañeros, y todos los que Me escuchan, también les pido todo ¿Cómo pensarán que se reunirán los 144.000 si aún no aceptan Mi convocatoria? Yo los escogí para este momento y no pueden negarlo.
Pero sus pies son tan libres de caminar, así como sus corazones de sentir, meditar y reflexionar. No quisiera que hoy se afligieran, sino que sintieran todo con más neutralidad para poder crecer, verdaderamente, sin emociones.
Yo vengo a pedir algo muy exigente de cada uno, sobre todo de los que se han consagrado y que por la Misericordia de Mi Madre hoy están aquí de nuevo, para no olvidar Mi Camino y para no olvidar en el camino que Yo los coloqué en unidad con sus semejantes.
Como una muestra de Mi Amor los volveré a bendecir en el Nombre de la Santísima Trinidad, para que sus consciencias se abran a lo nuevo y al camino que Yo los invito a recorrer todos los días.
Cuántas ofrendas han dejado aquí en Mi Altar para agradarme. Que eso siempre enriquezca sus espíritus en unión a Mi Corazón.
Yo purifico todas las cosas cuando los corazones se abren para recibirme. Yo consagro lo imposible y transformo lo imperfecto. Yo enciendo en los corazones la luz que siempre estuvo a oscuras.
En el nombre del Cielo y de la Tierra, pido a Dios por su salvación y la salvación de la humanidad. Que a través de este ejemplo vivo del Cuerpo y la Sangre de Mi Corazón, las almas encuentren la Paz.
Hoy daré Mi Santo Cuerpo a los que se esfuerzan Conmigo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Los hermanos de la TV pudieran venir aquí. Abel y Anita también.
No pierdan la conexión Conmigo, estoy presente.
(Oración del Ángel de la Paz)
(Padre Nuestro en Arameo)
Y por el poder del Amor y de la Verdad, compañeros, Yo los bendigo a ustedes y al mundo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora pueden ir en Paz siguiendo Mis caminos.
Canción: "Em Teu Olhar"
Queridos hijos:
Contemplemos en este día el silencio de Nuestro Señor en profunda preparación para lo que Él vivirá en Su Pasión. Para eso, hijos Míos, así como los apóstoles, sigan los pasos del Redentor y comulguen de este sagrado momento.
Yo los animo a vivir la Pasión de Cristo como un hecho de transformación y de amor para todos. Yo espero, hijos Míos, que sus corazones se pacifiquen así como se pacificó Jesús desde el día en el que supo que la injusta muerte lo esperaba. Él venció a la muerte y a todas las tinieblas.
Preparen sus seres internos para participar, junto al Amor de Mi Hijo Celestial, de estos días de reflexión y de vivencia de la Pasión de Cristo. Permitan, Mis amados, que el fuego del Corazón de Mi Hijo los transforme para que pierdan su condición humana y así se consagren al apostolado del Hijo Universal.
Queridos hijos, en estos días iremos preparando sus consciencias para que despierten a importantes realidades del plano espiritual.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los encamina por el sendero de la Pasión del Señor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Calvario
Mientras las almas Me viven, sus corazones se encienden en Misericordia y eso es algo verdadero, eso es algo que Yo siempre busco de todos los corazones de la Tierra.
Hoy Me muestro a ustedes en Gloria.
Así como Yo Soy en el Cielo, así Yo Soy ante Mi Padre, quien merece gloria y alabanza.
Hoy vengo de un lugar del Universo muy especial, hacia donde podrán ir, algún día, después de que se cumpla Mi Obra en esta humanidad.
Quisiera que hoy no solo contemplaran Mi Corazón, sino también que lo sintieran aquí, presente entre ustedes, comulgando con la esencia de la unidad y de la hermandad entre todos los espíritus de buena voluntad que, a través de los tiempos, se congregan para escucharme, así como una vez Me escucharon en Tierra Santa.
Por eso, Mi Padre los ha colocado aquí, en esta parte del planeta, para que volvieran a vivificar Mis Principios de instrucción y de transformación.
Hoy sí puedo extender Mi Mano sobre ustedes y posarla sobre sus cabezas, como lo ha pedido Mi Madre en Sus oraciones perpetuas.
Hoy sí puedo decir que el Amor de Dios vence y que todo lo transforma, cuando Él es reconocido de verdad, por las almas que lo claman sinceramente.
Hoy, Mi Gracia se aproxima al mundo oscuro para volver a iluminarlo en Mi Espíritu; en Mi Espíritu de Paz y de Misericordia.
Pero hoy, compañeros, no solo estoy con ustedes sino también con aquellos que abren sus corazones y sus hogares para recibirme en esta comunión espiritual, con el Corazón que los ama permanentemente, sin restricciones ni condiciones; con el Corazón que sufrió por ustedes los martirios de la Pasión y de la Cruz; y que, en el momento culminante, dijo: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Pero hoy no quiero que piensen quiénes fueron en ese momento, sino que Me vivan en este eterno presente, del cual Yo los hago partícipes, a cada nuevo encuentro.
Hoy, muchos de los que están aquí representan a las naciones del planeta, sus deudas y sus compromisos. Yo necesito, compañeros, que sus corazones sean Mis misioneros de la paz, como lo han sido los que Me han servido en Medio Oriente, en medio de la tribulación y del caos, confiando plenamente en los pasos de Mi Santa Madre, que se regocija en los corazones que aman Mi Corazón y Mi Misericordia.
Hoy, vengo a entregarles lo que necesita el mundo para este último tiempo, que es el Amor de Dios que debe renovar todas las cosas y que debe redimir a los corazones que aún están cerrados a Mi Llamado.
Pero Yo espero, como esperé en el Huerto Getsemaní, en la absoluta soledad del Corazón y de la Consciencia, con la asistencia suprema de los ángeles del Cielo, que consolaron Mi ofrecimiento en la Cruz y en la Pasión.
Ya no los quiero ver dormidos.
Mis Palabras son códigos de vida para todos.
Mi Amor es el bálsamo para sus espíritus, es la consolación para las almas, es la cura profunda para los que se han herido con sus propias acciones.
Pero sepan, compañeros, que aún no puedo retornar en Gloria, porque los corazones que Yo he escogido deben estar preparados para recibirme en ese momento, para poder reconocerme y abrirme las puertas de sus almas, para abrazarme fuertemente y saber quién Soy.
Quisiera que no solo Me pudieran ver, sino que Me reconocieran cuando fuera el momento, ustedes y sus hermanos del mundo, que aún duermen en el sueño de la ilusión, de la realización personal y del poder propio.
Hoy estoy aquí, en Gloria, ante los corazones que Me han dicho “sí” a la redención. Por eso, iré primero a bendecirlos con Mi Espíritu, que es el Espíritu de Dios, que ilumina a todas las formas y exalta los buenos sentimientos de las almas que se reconcilian con Dios todos los días de la vida.
Ustedes Me adoran, Me esperan y Me aman. Yo también los espero, también adoro lo verdadero que son y amo lo que en verdad existe en ustedes, que es lo más bello que Dios creó para este Universo: la Unidad.
Si sus corazones no estuvieran unidos cuando Yo ya no esté aquí, presente entre ustedes, ¿qué harán?
¿Cómo Me esperarán cuando Yo golpee la puerta de sus moradas?
¿Cómo transmitirán Mi Palabra a los que la deben escuchar en esta hora tan aguda?
No tienen por qué perturbarse, eso es cosa de Mi adversario.
Quien acongoja su corazón es porque no Me ama, o aún no sabe cómo vivirme; pero si Yo vengo en Gloria para los que Me corresponden y para los que aún deben despertar en cada parte de esta Tierra, ¿qué tienen que temer, si están en Mi Luz, si creen vivir en Mi Corazón que todo lo puede?
Cuando Yo caí con la Cruz por segunda vez, Mi Madre se acercó, viviendo Mi Dolor, porque era algo compartido bajo el Propósito de Dios, compartir el dolor del mundo y de los pecadores pervertidos.
Ella misma Me elevó, Me levantó del suelo cuando Mi Cuerpo estaba muy cansado; porque era el cansancio de Dios sufriendo en Mi Cuerpo por las almas ingratas, por los pecados del mundo; pero era el amor lo que Me hacía fuerte, no era Mi Voluntad; porque Mi Voluntad estaba en Mi Padre.
Mi Padre estaba en Mi, haciendo Su Voluntad. Es eso lo que ustedes deben vivir, así como Yo lo viví, cada uno en su proporción y en su grado.
En ese momento, en la segunda caída, pensé que iba a morir en el camino del calvario. Y la mirada de Mi Madre fue lo que Me salvó; una mirada de amor, de consolación y de amparo. Allí fue cuando el Arcángel Miguel Me dio fuerzas para erguirme y continuar, y dije en aquel tiempo: Madre, Yo renuevo todas las cosas, porque es Mi Padre el que las renueva en Mí y en Ti.
Deben dejarse renovar por Mi Corazón, que está en oferta para los que quieran recibirlo; porque no habrá para dónde seguir, compañeros, cuando el caos se manifieste; no habrá refugio, casa o persona que los ayude. Mi Corazón es su salvación y su fe eterna.
Así, Yo podré ayudar a Mis hijos cuando esté en sus corazones todo el tiempo, y no solo por algunos momentos.
Necesito que Mi Existencia se expanda en ustedes por más tiempo. Ustedes, compañeros, son depositarios de una gracia inexplicable, de una oportunidad incalculable delante de la deuda del planeta y de la humanidad; por eso, Yo insisto con ustedes hasta alcanzar lo que quiero.
En perpetua Adoración deberemos estar para los tiempos difíciles. Fue así como Yo se lo pedí a Faustina en el Santísimo Cuerpo de Cristo.
En el Sagrario está la Fuerza renovadora para todos los que la busquen.
Los bendeciré e iré con ustedes. Peregrinen a Mi Corazón, y no se cansen de hacerlo; así entenderán muchas cosas en el próximo tiempo.
Ahora, Yo he venido aquí para que todos se sientan purificados, pues Mi Luz se expande como moléculas en todos aquellos que abren sus corazones para recibirla, en gratitud y amor.
Recuesten, en silencio, sus cabezas sobre Mi Pecho, y sientan Mi Corazón Glorificado que consuela y sana todas las heridas, sin importar cual sea, porque para el Hijo de Dios no hay nada imposible.
Si su fe es fuerte, Mi Amor será fuerte en ustedes y se sentirá en los corazones que se aproximen para reconocerme en Mis hermanos.
Esta agua hoy los bendecirá a todos, como símbolo de la renovación de su primer bautismo; y aquellos que no fueron bautizados como Yo, en el río Jordán, recibirán esta primera bendición que los preparará para su primer bautismo, en donde todo mal se disipará, y la Luz de Mi Gloria se establecerá sobre las almas que se regocijarán en Mi Espíritu.
Oremos como el Padre lo enseñó a través de Su Hijo, para que, en Gloria, el Espíritu Santo descienda y santifique esta agua que es la primera señal de la Creación de Dios en este planeta y en todo el Universo, el agua que sacia la sed de las almas.
Alabado sea Dios, glorioso Su Reino. Aleluya, Aleluya, Amén.
Con esta bendición, compañeros, que los Dones de Mi Padre se puedan manifestar en ustedes, a través de la vivencia de los Sacramentos y de la renovación de sus votos con el Proyecto Altísimo de Dios.
Que sus almas se alegren y que nunca dejen de hacerlo, viviendo todos los sacrificios por la humanidad y el planeta, para la redención final del mal.
Mi Corazón hoy triunfó nuevamente en el mundo por su respuesta.
Que Mi Paz se establezca en aquellos que no la tienen.
Que Mi Fe se propague como el aroma sutil del Universo.
Que Mi Amor se expanda como la brisa del viento y que todos sientan la esperanza de vivir en Dios, para siempre.
Yo los bendigo a ustedes y a los que más lo necesitan en este mundo, como lo hice en el Monte de las Bienaventuranzas, elevando Mi Mano derecha hacia Mi Padre, colocando Mi Mano izquierda sobre Mi Corazón, que es el Corazón de Dios, abriendo los Cielos, he invocado al Espíritu Santo.
Así, Yo los bendigo en el nombre Santo de Mi Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He venido a la orilla, para llamarlos, como a los apóstoles.
Ayer escuché esa canción y quisiera que hoy la hicieran en gratitud a Mi Padre.
Pueden ir en paz.
Ríndanse a Mí, pues este ya es Mi último tiempo.
Las horas pasan para este mundo y las almas se pierden. Dichosos de ustedes por recibirme y por ser dignos en el Señor, aunque no lo merezcan. Pues si no se rinden, ¿cómo Yo podré estar en ustedes y ustedes en Mí?
Mi Sagrado Corazón derrama Su Sangre sobre los horrores del mundo, sobre todos los pecados. ¿Quién será digno de recoger Mi Sangre así como lo hicieron Mi Madre y María Magdalena? ¿Quién será como Juan y estará hasta la última hora en la Cruz sin temor alguno?
Lo que Yo les he dado en su vida es lo mejor que les pude dar; no hay otra cosa mejor que les pueda entregar. Cada uno tiene lo que es justo y lo que merece ante la Ley de Mi Padre. Pero, ¿por qué no se rinden? ¿Qué mal Yo les puedo hacer si, aun en medio de la tribulación, vengo a ustedes en esta noche bendita para derramar los códigos de Mi Sangre y renovarlos en el Espíritu de Dios?
Hay muchos que dicen estar Conmigo, pero no lo están. Necesito de apóstoles verdaderos, no apóstoles de barro que se puedan romper con un solo golpe. Así como les dije a Mis apóstoles en el pasado, ustedes no conocen Mi Justicia. No vengo a castigarlos, vengo a traerles la verdad, aquella verdad que puede estar en ustedes si ustedes están en Mí y no Me rechazan en sus hermanos.
Si no viven las pruebas, ¿cómo aprenderán? Sin las pruebas, ¿creen que van a alcanzar el Cielo y la Divinidad? No estoy hablando de cosas imposibles compañeros, pues hoy vengo a dedicar este mensaje a ustedes, aunque la necesidad del mundo es más grande que la de ustedes mismos.
Hoy les muestro Mi dolor, que es el dolor del mundo, e invito a que cada uno de ustedes lo conozca, lo acepte y lo viva en la oración. Pero sé que algunos de ustedes no aceptan ese dolor porque temen conocerlo. Entregué ese dolor a todos los santos y a las personas simples de corazón a través de los tiempos. El dolor es más grande que Mi Misericordia, y eso Yo no lo puedo ocultar. ¿Quién cargará con esta pesada Cruz y no solo vivirá de Mis Prodigios? Los que son llamados por el Pastor deben vivir todas las cosas que Yo les entrego de tiempo en tiempo.
Pero aún Mi Sagrado Corazón espera de cada uno de ustedes que, en esta ofrenda misericordiosa de oración, ya no sean los mismos porque ya no hay tiempo que perder. El mundo se oscurece poco a poco y el fervor no puede apagarse en los corazones. ¿Cómo podrán ser depositarios de Mis Gracias si a veces sus corazones se cierran ante Mí y ante sus hermanos?
Yo no vengo a prometerles una vida magnífica en este mundo, pero sí vengo a prometerles la vida eterna en el próximo mundo. Si se separan entre ustedes, ustedes se separan de Mí y Mi Mano no puede acercarse a ustedes porque ustedes se alejan. Se alejan de Mi Luz, de Mi Amor insondable, de Mi Paz, de Mi Esperanza.
Hoy no quiero dejarles un mensaje de dolor, sino una realidad. Todas las almas están en su Juicio y esto recién ha comenzado. El Juicio de ustedes podrá ser leve si su amor es más grande. El amor por lo que aún no sienten, el amor por lo que no aceptan, el amor por lo que rechazan, el amor por lo que niegan delante de todo lo que han recibido a Mi derecha y a Mi izquierda.
Hoy no puedo abrir Mis Brazos y extender Mis Manos hacia ustedes porque no veo el amor del mundo. Son muy pocas las llamas que se encienden para glorificarme, pero aún están a tiempo, compañeros, de dar un paso más en la confianza a Mi Sagrado Corazón.
Deseo verlos en plenitud y no con amargura. Mi Corazón derrama Su Sangre para renovarlos, para vivificarlos en el Espíritu de Mi Padre que está en los Cielos y que los contempla día y noche. Si ustedes no aceptan lo que Yo les doy no podrán vivificar a Mi Padre Eterno; pues Mi Padre está lleno de Dones para todas las almas, pero las almas no permiten que se derramen los Dones en sus corazones.
Desearía hablarles de lo que en verdad necesita el mundo pero primero debo cuidar de los que Yo he escogido con Mi Mano a través de los tiempos y he señalado con Mi Luz en este último ciclo.
Los apóstoles estuvieron separados para predicar, pero nunca dejaron de unirse, así como Yo les enseñé en la oración, en la Adoración a Dios. Ustedes creen adorar Mi Corazón pero no saben. Es una conquista para sus espíritus adorar a Mi Corazón cuando tengan confianza en Mí por todo lo que viven. Nada es casualidad. Ustedes viven lo que han sembrado y están cosechando lo que han plantado. No hay ningún error en todo esto. El Cielo sabe que las almas se equivocan, pero deben comenzar de nuevo todos los días, en la absoluta certeza de que servirán al Pastor a pesar de las consecuencias.
¿Qué más quieren de Mí? Esto es todo lo que Yo les puedo dar y ya es una Gracia máxima que lo puedan vivir en estos tiempos difíciles. Eleven al Padre sus errores porque son los errores del mundo, la indiferencia de los corazones que sufren por no poder reconocer el Propósito que ha pasado muchas veces frente a ellos de diferentes formas y con distintas señales.
Acojan Mi dolor por la indiferencia humana y transfórmenlo en amor y en compasión; acojan la indiferencia de sus hermanos, que sufren por rechazarme inconscientemente; acojan el dolor ajeno y así Me ayudarán a cumplir el Plan. Que esta Maratón sea asumir el dolor del mundo, que la mayoría no quiere vivir. Pues si el dolor no se asume, el mundo sufrirá por no haber escuchado el Mensaje.
Hoy Mis ángeles custodios adoran sus esencias que es lo verdadero y sublime ante los Ojos de Dios. Ellos no ven sus defectos y sus imperfecciones, ellos ven lo que en verdad son y no se cansan de hacerlo. Es algo que ustedes deben aprender en sí mismos y en sus hermanos; así se liberarán de las influencias de Mi adversario que tritura las mentes, así como el trigo se hace polvo.
Sean misericordiosos aunque no lo sean. Renueven sus votos ante Mi Corazón todos los días y no teman vivir su cruz, porque si Yo llevé la Cruz por ustedes y por el mundo, ¿por qué ustedes no compartirán la Cruz que hoy cargo por esta humanidad? Aunque sea un ser ascendido, que Mi humildad los humille, que Mi verdad los purifique, que Mi Corazón los limpie de toda mancha, de toda adversidad.
Si ustedes creen que Yo Soy la Luz entre las tinieblas, ¿por qué no Me siguen en lo que Yo he colocado en sus caminos?
Mi Rostro se dibuja en los corazones que son verdaderos y en los que son honestos en su transformación, a pesar de las caídas. Yo no dejo de ayudar a los que claman por Mí, pero no puedo ayudar a los que se enorgullecen por sus propias virtudes. Destierren aquello que ya no sirve más para Mi Padre, así Yo podré entrar en ustedes como Yo entré en el Padre Pío dejando la señal visible de Mi Presencia por cincuenta años. Tengo algo especial para cada uno, pero aún no lo he podido entregar. En el sacrificio se encuentra la confianza en Dios, en la humildad y en la humillación se encuentran el despojamiento de sí y se trascienden todas las barreras de la materia.
Quiero que en esta Maratón sean verdaderos Conmigo y que no solo lo sean en las palabras. Que sus verbos pronuncien lo que verdaderamente sienten ante Mi Corazón Misericordioso, porque mientras gran parte del mundo sufre la persecución y la guerra y no pueden recibirme, ustedes, ¿qué harán con todo lo que Yo les he dado con tanto Amor y Misericordia? Sean honestos ante los Cielos y renuncien no con soberbia, sino con humildad, con paz, con esfuerzo y sacrificio. Renuncien verdaderamente a lo que creen que es mejor o a lo que podrían mejorar. Mis apóstoles pasaron por esa prueba hasta el final de sus días.
No dejen dormir sus consciencias cuando Yo estoy hablando. Yo Soy su Rey y su salvación.
Necesito que crezcan en consciencia y no en vanidad. Mis perlas preciosas no pueden perderse en este mundo. Adoren a Mi Corazón para que nada malo suceda, pues el tiempo de Mi Justicia se aproxima para toda la humanidad.
Salgan de sí mismos y vean a los que mueren, a los que la televisión muestra como si fueran una victoria. ¡Oh compañeros Míos! aún no saben lo que siente Dios cuando un corazón es indiferente a lo que se le ha dado por Misericordia.
A todos los estoy llevando a una evaluación interior, porque cuando Yo retorne no podré ver en sus túnicas ninguna mancha, y si hubiera algunas manchas no podré reconocerlos porque hasta ahora Yo les enseñé a lavar sus vestiduras con el agua de Mi Misericordia y de Mi Gloria.
Intenten amar un poco más, aunque no puedan. Mi Corazón se ofrece para eso y sus hermanos también se ofrecen para ser amados de verdad. Recemos a Dios por los que no pueden amar a Mi Padre ni a Mí. Recemos con fervor y con Misericordia, así como Yo les enseñé en el principio.
Oración: Padre Nuestro.
No quisiera verlos con caras largas en esta Maratón, porque el mundo precisa alegría, verdadera alegría para poder trascender todos los males y las indiferencias que las almas cometen diariamente ante el Reino Celestial.
Hoy podré bendecir, por compasión, estos elementos que han puesto ante Mi altar, que está en el Cielo y está en la Tierra, para que sus corazones sean lavados por Mi Sangre y sus espíritus sean purificados por Mi Cuerpo, dos señales visibles de la redención y de la entrega a Mi Corazón que siempre los espera.
Hace dos mil años Yo les dejé un tesoro universal, una insignia perpetua para sus corazones y almas. Les dejé el tesoro vivo del universo, el Terafín de Dios manifestado en cuerpo y sangre para toda la humanidad. ¿Cuántas veces ya comulgaron Conmigo?, ¿lo hicieron de verdad o solo con apuros? ¿Cuántas veces Me ofrecí a la mesa de todas las almas para que Me vivieran en la Pasión y en la Cruz?
Mi Corazón Sagrado hoy derrama Su Sangre por las almas indiferentes, por los que no se animan a confesarse Conmigo, ante Mi divina Humildad y ante Mi Paz.
Hoy preparo con esta comunión a toda esta parte de la Tierra que debe consagrarse a Mi Divinidad antes de que Yo vuelva al mundo por segunda vez. Para llegar a Mi Divinidad deberán limpiarse y purificarse todos los días. Por eso les pido que se rindan a Mí para que sus corazones superen todas las pruebas, en el nombre de Dios y de Su infinito Proyecto.
Ante los Ángeles Custodios del universo, ante los Arcángeles que glorifican a Mi Padre perpetuamente, ante el santísimo Espíritu de Dios, ante Su Hijo amado, ante el Padre Celestial que unifica todo lo creado y que vivifica a los espíritus que le responden con sinceridad y ante la majestad de la Madre del Mundo, Yo los absuelvo y los perdono en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cuando cometan una indiferencia laven sus pies, así como Yo se los lavé a los apóstoles para que reconocieran que Dios se hace tan pequeño ante las almas más orgullosas. No ofendan más a Dios, el mundo lo ha ofendido mucho.
Vivan Mis Tesoros celestiales y alcanzarán la vida eterna. Amén.
Cristo Jesús Glorificado
Queridos hijos Míos:
La esperanza de los apóstoles de Cristo debe ser lo que renueve a todo el planeta. Es por eso que las misiones humanitarias a regiones tan necesitadas tienen el motivo predilecto de reparar a través de la esperanza interior, de la fe y del amor a Dios, las consecuencias generadas por el mal.
Queridos hijos, la tónica para estos tiempos, es una actitud interior del alma que verdaderamente confía en el Señor y que Mi adversario desconoce.
Hijos Míos, la misión humanitaria en Turquía intentará una vez más recuperar la fe y la esperanza que Mis hijos de Medio Oriente perdieron.
La esperanza y la fe son una actitud espiritual interior que fluye en el corazón de los seres, así como fluyen las Leyes del Universo. La esperanza de los apóstoles y de los seguidores de Mi Hijo es algo que no puede ser quitado, porque es la esencia de una convicción profunda unida al Corazón del Padre Celestial.
Turquía es una nación que podría gestar en la consciencia el vórtice de la esperanza, algo que podría ayudar mucho a Siria, que se encuentra en una batalla sin precedentes.
La cristiandad es la confirmación de la fe de las buenas almas, por eso, queridos hijos, viviendo esa cristiandad interior sin necesidad de proclamarla, estarán en el camino de la confianza en Dios, una virtud infinita del Padre Celestial.
Queridos hijos, en este momento Mis misioneros de la paz están siendo guiados para establecer ese espíritu de fe y de esperanza en la esencia de los que quedaron atrás por las crueldades del mundo. Es por eso que en este día los invito a renovar el sacramento de la fe, para que así Vuestra Madre Celeste tenga la dicha de expandir Su obra de paz en el mundo.
Queridos hijos, sepan que nunca los abandono y que en estos tiempos estoy con quien Me abre su corazón para que Yo lo pueda curar; aún Mis últimas Gracias están siendo derramadas.
¿Quién las aceptará en profunda fe?
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!.
Los renueva en el sacramento de la Fe,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Hijos Míos:
Mientras las guerras se expanden por el mundo y en muchas mentes reina el deseo de un gran conflicto mundial, Mi Inmaculado Corazón los llama a difundir el Espíritu de la Paz, a hacer del gran caos, que se expande a diario, la razón para que maduren inmediatamente y asuman rápidamente el lugar que les corresponde en el Ejército de la Paz y del Amor, guiado por Mi Corazón.
Los llamo a hacer de la sangre derramada por los cristianos del mundo, el motivo para fortalecer su propia fe y proclamar aún más alto que Cristo reina en su interior.
La batalla ya está en curso: no hay reglas, no hay límites.
Así como no hay límites para las maldades que suceden en el mundo, ustedes tampoco deben colocar límites en su capacidad de amar. Amen sin límites, sin condiciones. Lleven esperanza hacia los corazones que perdieron la fe.
No es que serán ingenuos delante de lo que ocurre en el mundo o indiferentes a las guerras y a los sufrimientos del prójimo, pero sí serán conscientes de la batalla y participarán en ella, proclamando la paz, venciendo la astucia del enemigo con actos de amor.
Frente a las guerras religiosas, vivan la paz entre las diferentes religiones. Difundan el respeto por el camino escogido por cada uno, para llegar al Único Dios.
Cuando el enemigo los derrumbe y los lleve a la perdición, no se desanimen: confíen en la Misericordia que los congregó en este mundo y perseveren una y otra vez en la vivencia de la perfección, hasta que sus consciencias comprendan que es tiempo de crecer y dejar de lado las infantilidades, para que sean verdaderos apóstoles de Cristo en este mundo en tinieblas.
Hijos Míos, para que la humanidad reconozca los tiempos que vive, deben difundir la Misericordia y la Paz. Abran los ojos de los que están dormidos, den a conocer los tiempos de tribulación, el Armagedón espiritual y físico que ya comenzó en el mundo y que poco a poco purifica la Tierra, para que ustedes aprendan a buscar a Dios.
Para que la humanidad despierte, necesitan actuar y no callar más, aunque sí anunciar al mundo la posibilidad de actuar por la oración y por los actos de perdón y de reconciliación pedidos por San José, así como también por los actos de servicio.
El mundo necesita equilibrio y paz, pero esto les será concedido por los méritos alcanzados por el corazón humano.
Hoy, les pediré que sus corazones sean uno con los corazones de los misioneros, tanto los de Medio Oriente como los de Argentina. Deseo establecer la paz, pero para eso es necesario que generen méritos por la oración y por la acción consciente en sus vidas.
Mis amados, si supieran del mal que se precipita en el planeta, no perderían tiempo consigo mismos y con sus propias aspiraciones, sino que se encaminarían hacia el cumplimiento del Plan Superior, para suplir las mayores necesidades de este mundo.
Lo que Dios más necesita de todos en este momento es de su madurez, de su verdadera consciencia de los tiempos que viven, que sean consecuentes con todo lo que saben y que no solo estén en Mis Apariciones, creyendo que es suficiente escuchar Mis Palabras.
Cuando dicen ser apóstoles de la paz y dicen querer establecer la paz en el mundo, pero no consiguen comprender al prójimo y vencer su propio orgullo para disolver los conflictos con aquellos que tienen a su lado, su despertar jamás será verdadero y no podrán decirse soldados de Mi Ejército de la Paz, pues aquel que es un soldado en este Ejército, vive la paz en las pequeñas cosas de la vida, ama al prójimo en los pequeños detalles, comienza el servicio con aquellos que tiene a su lado, y así, poco a poco, irradia la paz hacia el mundo.
Que Mi Paz sea una realidad en las vidas de los que dicen proclamarla.
Sean verdaderos consigo mismos y con Dios, porque el enemigo se servirá de sus máscaras para vencer sus corazones con los orgullos y las vanidades que aún viven.
Hijos, busquen tener corazones humildes para vencer el orgullo que causa las guerras en el mundo entero.
Los amo y siempre los bendigo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más