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Que hoy todas las voces se unan en sagrada invocación a la Presencia Misericordiosa de Cristo; para que, en este momento, las causas urgentes sean asistidas por las más honestas y verdaderas oraciones del corazón.
Que la Red Suplicante abrace a todas las almas bajo la Luz del Santo Espíritu y que los corazones reciban la bendición que tanto esperan.
Que, en estos días de perpetua oración, los corazones misericordiosos justifiquen las amenazas que vive el mundo para que, por intermedio del ofrecimiento de los apóstoles de Cristo, la humanidad vuelva a recuperar la paz universal.
Queridos hijos, como Madre de Misericordia, también contemplo y acompaño sus necesidades internas.
Que la oración, ofrecida en estos días, sea ese sagrado templo interno que permita recibir las ofertas de los corazones para que el Padre Celestial las contemple a través de la bondadosa mirada de la Madre de Dios.
Que el don de la Unidad Divina impregne los espacios, las consciencias y los corazones, para que en la unidad triunfe el Amor de Cristo y en Cristo, a pesar de todo, las almas aprendan a reerguirse en caridad, amor y hermandad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aunque la oscuridad abrace a gran parte del planeta, Yo ya estoy retornando.
Aunque las tribulaciones agobien y perturben a los corazones, Yo ya estoy retornando.
Aunque intenten derribar a Mis compañeros, Yo ya estoy retornando.
Aunque la noche oscura parezca muy larga, Yo ya estoy retornando.
Aunque la división se vea en las familias, Yo ya estoy retornando.
Aunque muchos ya vivan su propio desierto espiritual, Yo ya estoy retornando; porque no hay nada que pueda detener la Venida del Señor.
He aquí su Maestro y Amigo. He aquí el Señor de la Paz y de la Misericordia que tiene la Gracia, una vez más, de reunirlos en este huerto de Aljustrel; lugar predilecto para Mí y para Mi Santísima Madre, en donde las almas que buscan hace tanto tiempo la paz, aquí la pueden encontrar una y otra vez.
Así como estuve tan cerca de Mis apóstoles, hoy estoy cerca de ustedes para entregarles, una vez más, Mi Vida, la fuerza de Mi Espíritu, el Amor de Mi Corazón que viene a colocar la mansedumbre y la serenidad en donde más se necesita.
Acompañen ahora la senda que el Maestro les está mostrando. Esta es la senda de los próximos pasos en este mes de agosto; porque espero, en este tiempo culminante, que Mis compañeros y compañeras se terminen de preparar para la Venida del Redentor.
Mientras el mundo agoniza, Yo ya estoy retornando.
Mientras mueren inocentes, Yo ya estoy retornando.
Mientras la impunidad es noticia en todas las partes del mundo, Yo ya estoy retornando. El Señor reaparecerá como un Humilde Siervo, así como apareció en las orillas del Mar de Galilea para llamar por su nombre a los discípulos, así como hoy los llamo a ustedes para seguirme y servir al Señor.
Así como lo hicieron las santas mujeres en aquel tiempo, hoy Mis santas mujeres del final de los tiempos son llamadas a acompañar al Señor en esta agonía del planeta, para que cada acto, cada gesto y cada oración sea un ofrecimiento de reparación y de cura de la humanidad, principalmente de los que hoy aún están prisioneros de su propia vida.
Es así que Yo vengo a disolver, con Mis propias Manos, los grilletes de la perdición. Vengo a retirar de los infiernos del planeta a cuantos están sumergidos en ellos, porque Yo ya estoy retornando. Y así, como fue escrito por Nuestro Dios, se cumplirá por intercesión de los santos profetas y patriarcas.
He aquí, una vez más ante ustedes, el Señor de Israel, que no solo ve derramar sangre en Su tierra sagrada, sino que también ve la esclavitud en muchas partes del mundo, la impunidad y la agonía que muchas consciencias hoy viven por estar presas a través de las rejas de la sociedad; pero Yo vengo a liberarlos de las prisiones espirituales y materiales.
No hay oscuridad que se pueda oponer a Mi Amor, no hay miedo que se pueda oponer a Mi Luz, no hay sufrimiento que no pueda ser disuelto por Mi Misericordia; porque Yo les di Mi Vida en la Cruz, así como hoy les doy Mi Vida eternamente para que tengan vida en abundancia a través de Mí.
Compañeros, este es el tiempo del apostolado, como ya fue anunciado muchas veces. Es tiempo de que cada uno asuma su parte junto Conmigo, así como lo hicieron los apóstoles y las santas mujeres en aquel tiempo.
La historia, que ya fue escrita por la Mano de Dios, vuelve a cumplirse. Otro es el momento, pero igual es la coyuntura, porque la Omnipresencia del Señor es ininterrumpida e irrefutable, porque es una Presencia Eterna e Inextinguible que, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, viene a dar Su Vida, Su Amor y Su Misericordia por aquellos que le dicen sí y le responden.
Con una mirada de esperanza vean internamente, delante de ustedes y en su camino espiritual, el Propósito cumpliéndose, aquel Propósito que fue pensado desde el origen de sus existencias en los estanques del Amor de Dios del Universo.
Ahora, anímense a caminar con sus propios pies; y ustedes y sus hermanos no tengan miedo, Yo Soy el Señor de la próxima meta, el Señor de la Ardiente Aspiración de Dios para cada una de las almas, para cada uno de los corazones.
Así en esta noche, en la que Me reciben y en la que se preparan para la última Maratón de la Misericordia junto al Redentor, vuelvan a recibir Mi Unción Espiritual a través de la poderosa Señal de la Cruz que libera a las almas, que disuelve el sufrimiento, que libera las prisiones, que cura a los corazones, que hace renacer la vida y la consciencia de cada ser.
Reciban Mi poderosa Señal de la Cruz, Cruz en la que fui erguido en lo alto del Monte Calvario como Árbol de la Vida que entregó Su propia Sangre y Su propia Agua en cada momento del Calvario para la remisión de todos los pecados, para la liberación de la humanidad.
Quiero que sacien Mi sed.
El Señor tiene sed por todos los que sufren en el mundo, principalmente por los que están olvidados y descartados, por los que están prisioneros en las cárceles.
El Señor tiene sed por las mujeres que venden sus cuerpos en las calles, por las madres que abortan a sus hijos en las clínicas, transgrediendo la ley de la vida y el amor maternal.
Tengo sed por los que están perdidos en las guerras, por los soldados que luchan engañados para conquistar una ilusión que no existe y que es irreal.
El Señor tiene sed por los que están enfermos en sus casas y hospitales, por los que están desahuciados.
El Señor tiene sed por los ancianos olvidados, por los discapacitados que son ofendidos y distanciados.
El Señor tiene sed por los pequeños niños huérfanos, por los que han perdido a sus familias, por los que luchan y buscan una oportunidad en otras naciones del mundo, cruzando desiertos, mares y océanos, y muchos de ellos perdiendo su vida.
¿Quién le quitará esa sed del Señor a través de sus buenos actos de misericordia, a través de las obras de caridad y de perdón?
¿Quién se arrepentirá por los que no se arrepienten?
¿Quién se confesará por los que no se confiesan y mienten?
¿Quién será capaz de proteger Mi Obra de sí mismo, a través de la verdad, de la transparencia y de la justicia?
A través de la verdad, de la transparencia y de la justicia, el Señor del Universo lo ve todo, nada está oculto para Dios a través de Su Amadísimo Hijo.
Por eso, están a tiempo de enmendar sus actos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus pensamientos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus sentimientos y todas sus intenciones, por aquellos que no los enmiendan; porque Mi deseo ardiente y profundo es que todos vuelvan a estar en la Ley.
Por eso, Yo les recuerdo que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre sino a través de Mí. Esto siempre será así porque es una Ley Divina.
Por eso, en este mes de agosto, que sus corazones y vidas se enmienden ante Dios para que la humanidad pueda ser reparada, curada y redimida algún día.
Dichosos los que son verdaderos consigo mismos y con sus hermanos, porque nunca les faltará la felicidad espiritual.
Dichosos los que reconocen sus propias faltas y no las ocultan, porque serán llamados hijos del Redentor.
Dichosos los que lo intentan todos los días, aunque caigan y se levanten, porque serán llamados siervos del Señor.
Dichosos los que, en esta hora del recogimiento de Cristo y de todas las Jerarquías, reconocen las Gracias y los tesoros espirituales que recibieron a lo largo de los tiempos y los llevan a la práctica a través del ejemplo de una vida digna, porque serán llamados colaboradores del Plan.
Dichosos los que se acercan al Sacramento de la Confesión y no se resisten, porque serán bendecidos por Mi Espíritu y no habrá mancha ni pecado que los agobie o los atormente, porque a través de la autoridad sacerdotal universal sus pecados y faltas serán perdonados, y serán llamados bienaventurados del Señor.
Que esta Maratón de la Misericordia no sea una Maratón de oración más, sino que cada uno de ustedes coloque sobre su propia mesa, así como lo hace la Jerarquía, las difíciles y graves situaciones del planeta para que sean iluminadas y colmadas por la luz de la oración, y así también sus vidas y la vida de sus familias serán colmadas por la luz de la oración.
Estaré atento una vez más a la voz de sus súplicas, porque el mundo las necesita, y todos las necesitan.
Sientan Mi abrazo espiritual. Sientan el latir de Mi Corazón, la Presencia de Mi Alma y Divinidad, y el poder del Amor de Mi Espíritu.
En profundidad les agradezco, y reciban Mi Paz, la Paz del Reino de los Cielos y de los ángeles aquí presentes, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Querido hijo, querida hija:
Levántate del suelo con Mi ayuda, así como Yo lo hice con Jesús en el camino del Calvario.
Levántate del suelo con Mi ayuda y te indicaré el nuevo camino a seguir.
Levántate del suelo con Mi ayuda y así tus heridas se sanarán.
Levántate del suelo con Mi ayuda y así aprenderás a aceptar tu cruz, como la aceptó Jesús en perpetua resignación.
Levántate del suelo con Mi ayuda y recuperarás la alegría de servir a Cristo.
Levántate del suelo con Mi ayuda y superarás todos los traumas que fueron vividos.
Levántate del suelo con Mi ayuda y conseguirás comprender el significado de la cruz.
Levántate del suelo con Mi ayuda y sabrás atravesar los desafíos de estos tiempos.
Levántate del suelo con Mi ayuda y reconocerás en ti al Cristo sufriente de la humanidad.
Levántate del suelo con Mi ayuda y recibirás la fuerza sobrenatural para atravesar los obstáculos y los límites de tu propia consciencia.
Levántate del suelo con Mi ayuda, para que el resto de la humanidad sea liberada.
Acepta que existen caídas y que existen derrotas propias, pero levántate del suelo con Mi ayuda y en el camino encontrarás la Gracia y la Misericordia de Mi Hijo.
Aprende de Jesús, que superó todas las dificultades y trascendió todos los errores, y que en ningún momento retrocedió ni dejó de avanzar, sino que como un Cristo se levantó, renovó y redimió a todo el género humano, dejándonos en Su lugar al Espíritu Santo para que, a través de Sus dones, guiara a los seguidores y apóstoles de Cristo.
Levántate del suelo, así como lo hizo Jesús las tres veces que cayó en el Calvario.
Acepta la puerta que te ofrezco para la cristificación de la consciencia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Un Rey es el mayor esclavo de Dios en el universo. No hay corona que lo engrandezca, no hay poder que lo vanaglorie, no hay autoridad que lo sostenga, porque un verdadero Rey es un rey donado de corazón.
¿Ahora, comprenden cuál es Mi Gobierno?
Aunque Yo morí en la Cruz por muchos de ustedes e inclusive morí por los que sabía que no serían consecuentes Conmigo, el Rey en Su gloria celestial no fue coronado por poderes o riquezas, sino fue recibido por los ángeles del Cielo, con la misma humildad humana que su Maestro Jesús pudo vivir aún encarnado en el mundo y entre ustedes.
Es tan humilde el Poder de Dios que envió a Su Hijo a la Tierra para que todas Sus Criaturas en esta superficie del planeta, más allá de cualquier condición o situación, aprendieran sobre el poder de la Humildad de Dios.
Porque Él no podría estar presente en Tres Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, si Su Humildad no fuera la premisa de Su Existencia. Y es la propia Humildad de Dios que expresa Su Ley, centro de la vida universal y divina, regido por el Amor y la Unidad, Fuente y manifestación de todo lo creado, Luz infinita que guía a las consciencias más allá de cualquier condición.
Por eso, busquen en este tiempo, a través de Mi ejemplo y el ejemplo vivo de Dios, la humildad de la vida, porque el mundo ha perdido la simplicidad y la inocencia para aprender a amar bajo cualquier condición.
Así, Yo los llevo a través del camino que siempre espero, el camino de los Cristos del Nuevo Tiempo; de los que, a pesar de todo, tienen claro cuál es la propuesta de vida que Yo les ofrezco en este momento planetario, en el que todo está en peligro.
¿Ahora, comprenden la importancia de las almas para Mí?
Cada una trae algo precioso de Dios para aportar en esta experiencia de la Tierra. Y eso precioso que trae cada alma, que es un don y una Gracia, no puede quedar en vano, no se puede desperdiciar o perder.
Por eso, Mi silencio se hace presente cuando Mis escogidos no comprenden Mis Caminos y Mi Voluntad; porque tienen que recordar, todos los días, que Yo les ofrezco el camino de la santidad, no como ustedes tal vez la comprenden o la entienden.
El camino de la santidad es el camino de la simplicidad, de estar libres de cualquier o toda arrogancia, de cualquier o toda soberbia, de cualquier o toda ambición que puedan tener en esta vida.
En el final de esta escalera espiritual y celestial que les presenté, verán mostrarse la puerta estrecha, puerta a la que le ha llegado el tiempo de presentarse espiritualmente a la humanidad para que las almas decidan qué harán de sus vidas.
Mi aspiración es que todos puedan atravesar esa puerta estrecha, la que nada personal podrá atravesar ni tampoco nada espiritual, sino un absoluto y único vacío de ustedes mismos para que, después de atravesar esa puerta estrecha, en el universo de lo desconocido, ustedes puedan recibir lo que Dios tiene guardado para cada uno, que no es nada material, sino profundamente espiritual, anónimo y secreto. Esos tesoros que celan los santos ángeles hasta que las almas encuentren en sus caminos esa sagrada puerta estrecha que los libera de sus propias ambiciones y arrogancias, la puerta estrecha de Dios que los convierte en nada.
A medida en que se acerca el final de los tiempos, la aproximación de la puerta estrecha de Dios será más evidente en la vida de las almas. No pasará mucho tiempo hasta que las almas encuentren, delante de sí mismas, esa puerta estrecha de Dios. En ese momento y en esa hora, cada uno de ustedes ante Dios y el infinito tendrá la chance de dar el paso y de decidir el próximo paso.
¿Será que delante de este momento de la humanidad y de todo lo que el planeta está sufriendo, las almas se dan cuenta que están delante de la puerta estrecha de Dios?
¿Cómo retroceder ante un maravilloso misterio que los espera? Misterio que espera dejar de ser un misterio para ser una revelación a través de la fuerza de la fe que sostiene la vida y la existencia.
Quiero que sepan que su Maestro y Señor, Jesús Cristo, en el Huerto Getsemaní, en la hora de Su más crucial y profunda agonía como un ser humano al igual que ustedes, como un ser de carne y hueso al igual que ustedes, como un alma al igual que ustedes y como un espíritu al igual que ustedes, estuvo delante de la puerta estrecha de Dios.
¿Cómo es que Dios se coloca ante Su propio misterio? ¿El propio Dios Vivo, a través de Su Hijo, delante de Su propia puerta estrecha?
¿Cómo entender esta grandiosidad del Amor de Dios que solo intenta impulsar a las almas y a las consciencias de la Tierra a aumentar los grados de su amor y de su perdón?
¿Dios acaso se miró a Sí mismo, delante de la puerta estrecha en el Huerto Getsemaní?
¿Cómo era que el propio Dios bebiera de un Cáliz que no le correspondía, pero era el propio Dios a través de Sus ángeles que le ofrecía a Su Hijo en la Presencia del Dios Vivo?
¿Cuál es ese misterio de la Eucaristía? ¿Por qué comulgar de un pan y de un vino transustanciados? ¿Por qué es necesario servirse de un sacrificio que ya fue?
¿Por qué Dios se dio a todos ustedes a través del Cuerpo y de la Sangre de Su Hijo?
¿Por qué Dios, a través de Su Hijo, justificó todos los errores del mundo hasta el final de los tiempos?
¿Para qué un Ángel Celador de Su Cuerpo Eucarístico en los niveles eternos de la Vida Divina?
¿Por qué Dios perdonó lo que Él creó a Su imagen y semejanza?
¿Cuál es la esencia de Su misterio eucarístico?
¿Por qué Él vino a enseñarles, a través de Su Hijo, sobre el Amor y el Perdón?
Yo tengo la respuesta, compañeros, el misterio de la Eucaristía, de la Última Cena, pasando por el Huerto Getsemaní, la Vía Dolorosa y la Muerte y agonía en la Cruz, es la gran clave de la donación de las almas por algo que desconocen absolutamente y que, por sí mismas, las almas y las vidas de las personas no pueden controlar.
He aquí el misterio de amar lo absoluto y desconocido. He aquí el misterio que deja de ser misterio para que la vida de las almas sea regida por la Santa Voluntad.
Es así que todas las señales fueron dadas, desde el Nacimiento de Cristo hasta Su Muerte y Resurrección, así como hoy las señales les son dadas a las almas que buscan a Cristo.
En el Cielo no existe lo que para ustedes es ideal; en el Cielo solo existe Amor, Unidad y Sacrificio. Es en donde el Amor del Padre se vivifica, se amplia y se multiplica infinitamente para los que buscan la Verdad.
Por eso, siempre les dije y les vuelvo a decir que la Verdad los hará libres. He aquí la Verdad de Dios viva, materializada en Consciencia Divina y Espiritual a través del Sagrado Corazón del Señor.
Esto es lo que tengo para ofrecerles en este momento, que sus seres, y sobre todo sus almas, sepan beber de esta Fuente y no desperdiciarla; porque, así como la Fuente de la expiación brota de la Tierra como un manantial inagotable, así también se puede secar y desaparecer para que las almas vivan la etapa de su desierto espiritual, así como su Maestro y Señor, el Cristo, lo vivió en cada paso del Calvario.
Canadá debe ser el país del renacimiento, el renacimiento espiritual para la Nueva Humanidad. Sé que esto hoy no lo comprenderán, pero está escrito en el Corazón del Padre, así como está escrito en el Corazón del Hijo y así como fue escrito en el corazón del ángel de este país, el Ángel Sariel, el ángel guardián de los elementos creadores de la vida, el ángel protector de la Creación que rige a Canadá.
Espero que todas Mis Palabras no se disuelvan de sus consciencias y que no escuchen como siempre han escuchado, porque ha llegado el tiempo y la hora de cerrar Mi tarea con todos ustedes.
Y en esa hora y en ese momento será el gran tiempo de los apóstoles, de los que a través de su propio Cristo Interno caminarán para cumplir la Voluntad de Dios, así como Yo les enseñé con paciencia en estos tiempos.
Les agradezco por escuchar atentamente Mis Palabras.
Dios los bendiga en este camino de constante transformación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración interna de Padre Pío
para cada momento de tomar una decisión
Amado Señor,
que mi mirada, mis oídos y mi alma
estén atentos a las señales que Tú me envías,
porque sabiendo cuán imperfecto
y pequeño soy ante Ti,
sé que, si Te imploro de corazón y de espíritu,
Tu Amor Inagotable me guiará.
Hazme, Señor, en este mundo,
un espejo fiel de Tu Presencia;
destierra de mi ser toda arrogancia, soberbia y orgullo;
convierte mi corazón según Tu Voluntad.
Que mi alma pueda ser
como un cántaro de agua fresca,
entre Tus Santas Manos,
para que Tú, Señor, derrames mi espíritu y mi ser
en donde Tú más lo necesites
y a fin de que, en perpetua donación y servicio,
yo pueda cumplir en cada paso Tu Obra de Amor.
Te pido, Señor,
que al igual que Tu Hijo con los santos apóstoles,
laves mi cabeza y la purifiques
de todo pensamiento contrario a Ti.
Te pido, Señor,
que laves mis manos, me liberes de todo el pasado
y especialmente me despojes del mal uso
del poder y de toda autoridad.
Te pido, Señor,
que laves mis pies del polvo del pasado,
de los traumas adquiridos, de todo sufrimiento o marca
que yo haya provocado en algún corazón.
Te pido que me purifiques,
así como Tu Amado Hijo
fue purificado en el Templo.
Hazme libre de mí mismo
para que, con otra consciencia
y bajo una segura condición,
yo pueda decidir conforme a Tu Voluntad
y a Tu Santa Aspiración.
Por último, Señor,
vacíame, humíllame, hazme nada
para que Tú, Padre Amado, lo seas todo,
porque al fin de esta peregrinación en la Tierra,
se cumplirá Tu sabia y amorosa decisión.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo con el anuncio de una noche iluminada por las estrellas, pero también por el Sol. Vengo como la Aurora Universal a cumplir lo que les prometí a Mis hijos de la Tierra: despertar a las Criaturas de Dios en el tiempo final.
Todas las señales posibles están siendo entregadas. La Jerarquía Espiritual trabaja en esto; por eso, significa un movimiento planetario, pero también cósmico.
Los propios elementos del universo, la fuerza y la unión de los planetas y de las estrellas, preanuncian el tiempo de la llegada de Mi Hijo. Así como les fue dicho a todos, señales habrá en el Cielo, señales habrá en la luna, señales habrá en el Sol, señales habrá en su interior.
Y es tiempo de que esto se cumpla, queridos hijos, porque el Padre Celestial lo permitió ante el sensible y grave momento planetario. El Padre Celestial quiere salvar a Su predilecto Proyecto: la humanidad.
Por eso, las sabias y donadas Jerarquías trabajan incansablemente para cumplir con este fin y este propósito. Por eso, hoy Yo Me presento ante el mundo como la Aurora Universal, como la Sagrada Energía Femenina que lleva a Sus hijos hacia Dios, guardándolos a todos en Su Inmaculado Corazón para que las almas dejen de sufrir y de padecer.
Hijos amados, a pesar de las señales del universo, en el final de estos tiempos que preanuncian la llegada y Retorno de Cristo, sé que aún para muchos hijos Míos es difícil comprender y aceptar que aún vivan experiencias dolorosas y hasta inexplicables, que las almas vivan esas experiencias, siendo muchas de ellas orantes y servidoras.
¿Será que esto representa un castigo de Dios para ustedes?
En Garabandal, Yo les anuncié algo semejante; pero nunca les dije que Dios los castigaría, porque Dios no es un juez, sino un Padre de eterna e infinita Misericordia.
Yo les anuncié en Garabandal que el tiempo estaba terminando para la humanidad, así como les anuncié en Fátima, Portugal, que la humanidad de la superficie de la Tierra se había desviado del amor y de la paz.
Por eso, hijos Míos, dentro de todos los grupos de almas, en el final de estos tiempos, de forma desconocida y diría inexplicable, hay almas que se han ofrecido a padecer por muchas almas más. Y esto no significa un castigo, sino un silencioso y anónimo servicio; así como lo hizo Mi Amado Hijo por ustedes hasta morir en la Cruz.
Esto es algo inexplicable para las almas de este tiempo. Por eso, para algunas almas se podría volver algo doloroso. Pero entiendan, queridos hijos, que Mi Amadísimo Hijo cuenta con muy pocos y verdaderos apóstoles.
Esta es una realidad y no quiero incomodarlos, Mis hijos. Así, como Cristo llevó adelante Su importante tarea en la Tierra con tan pocos apóstoles, en este tiempo, de forma semejante, Mi Hijo lleva adelante Su tarea con pocos apóstoles.
Pero esto no significa que no pueda haber más apóstoles en el mundo; significa, hijos Míos, que los apóstoles deben estar decididos y entregados a Cristo, para que Él pueda llevar adelante Su tarea espiritual y sobre todo Su misión de retorno a la Tierra, a través de corazones depositarios de Su Amor redentor y consolador.
Hoy, Mis amados hijos, ustedes dedicaron sus oraciones por la paz en las naciones. Una y otra vez les diré, y no Me cansaré de decirles, que la oración por las naciones del mundo y por sus ángeles, por el ángel de cada nación de este mundo, en este tiempo es fundamental y diría esencial de que muchos corazones y muchas almas, como las de ustedes, se unan a este propósito.
Porque desde el primer día que Yo les pedí la fundación de la Oración por la Paz en las Naciones y que aprendieran a orar en diferentes idiomas la amorosa declaración del Arcángel Gabriel a Mi Inmaculado Corazón, la causa principal de esa tarea espiritual e interna ha sido aplacar la ira de los elementos de la naturaleza, el descontrol del planeta, el equilibrio del eje de la Tierra y principalmente el fin de las guerras; para que se establezca el tiempo de la paz, del amor y de la unidad entre las criaturas de un mismo proyecto y de un mismo fin.
Por eso, recuerden esta causa de la Vigilia de Oración por la Paz en las Naciones, porque no solo ustedes o sus familias estarán protegidos al rezar el Santo Rosario por esta causa de la Santísima Madre, sino también ayudarán con sus plegarias y súplicas a que el mundo ya no se agite, a que las guerras ya no se agraven, a que los conflictos ya no se realicen, a que la paz se establezca, a que la fe no desaparezca, a que el amor no se disuelva, a que la unidad permita el descenso de la Gracia en las almas y en los corazones y, sobre todo, para que el alma y la consciencia de este planeta se mantengan en su equilibrio.
Ahora, comprenden, Mis queridos hijos, ¿en cuántas causas trabaja la Madre de Dios?
Es por eso que Yo vuelvo aquí, una y otra vez, al encuentro de Mis amados y queridos hijos que ya dejaron la escuela de los niños pequeños para ingresar en la escuela de la adultez y de la madurez espiritual, lugar y espacio en donde todas las Jerarquías los necesitan tener en este tiempo, en este ciclo definitivo.
Por eso, Yo los animo y los impulso, Mis hijos, como les pedí en el último Mensaje, a que se decidan a crecer interiormente, para que los pilares de la Obra de la Jerarquía en el planeta no solo se fortalezcan en los corazones y en las almas que sirven a Dios, sino también que estos pilares sean una realidad en esta herida y ultrajada superficie con el fin de que todo, absolutamente todo, se pueda curar y regenerar.
Ahora, ¿entienden por qué hoy vengo como la Aurora Universal?
A través de las señales de la noche, a través de las señales del día, a través de las señales en cada corazón; vengo a recordarles, hijos Míos, que la humanidad necesita urgentemente de cura y de paz, y esta cura y esta paz se completarán en el Retorno de Cristo a la Tierra.
Hoy, les abro a todos el Templo de Mi Corazón Espejo, así como este lago se abre espiritualmente como un espejo en donación para captar los impulsos de la Madre Celeste e irradiarlos al mundo entero.
Y quiero, a través de este simple pero bello lugar, hijos Míos, que sus almas se vean reflejadas en este espejo para que puedan reencontrar en ustedes mismos sus orígenes y puedan comenzar de cero a partir de allí, reviviendo los Valores y los Principios de Dios que tanto necesita el mundo para vivir la cura y la redención.
Que la Luz Espiritual, que desciende para el mundo a través de Monte Shasta, alivie a las almas sufridas que viven las catástrofes climáticas, vuelva a erguir a los corazones que perdieron la fe por el sufrimiento y unifique a las esencias con Nuestro Padre-Madre Creador.
¡Cuán simple pero profunda es la belleza de la Creación de Dios! Él nos dio todo, absolutamente todo, para que fuéramos felices desde el principio de este Proyecto.
Para que alcancen esa felicidad espiritual y esa alegría celestial, amados hijos, sean obedientes por los que no son obedientes. Así el mundo, bajo el amparo de la Ley del Amor, encontrará la paz.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Que todos puedan estar en Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Les entrego la bendición de Mi Hijo y del Todopoderoso, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Treinta y tres fueron las señales que Dios Me entregó en el desierto.
Treinta y tres fueron los milagros que realicé.
Treinta y tres fueron las locuciones internas de San Miguel Arcángel.
Treinta y tres fueron las principales Instrucciones que Yo les dejé a Mis apóstoles antes de la Ascensión.
Treinta y tres fueron los golpes más difíciles que Yo recibí por amor a la humanidad y por su pronta redención.
Treinta y tres son los pasos de la vida de todos los iniciados en el apostolado de Cristo.
Treinta y tres son las Aspiraciones de Dios que Yo cumpliré cuando retorne al mundo.
Treinta y tres son los ciclos de los que aprenden a caminar a través de los aprendizajes y de los que se abren al camino de la redención.
Hoy, se cumplen para Mí los treinta y tres principales impulsos espirituales que el Señor de Israel, Cristo Jesús, le entregó en los últimos tiempos a cada uno de los apóstoles del tiempo final.
Ahora, caminen en la búsqueda incesante del espíritu inmortal que yace en lo más profundo de cada uno.
Yo siempre los esperaré, a pesar de las demoras o de los avances. A pesar de todo, Yo estoy aquí y Soy su Señor, el Dios del Amor".
Cristo Jesús
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Coloca tus pies dentro de Mi océano de Misericordia, las aguas más profundas de las entrañas de Mi Misericordia te purificarán.
Ahora, coloca tus manos y tu cabeza para que, al igual que con los santos apóstoles, Yo purifique tus intenciones, expectativas y cualquier ambición.
Entrégame tu ser para que, renovado por los códigos de Mi Amor Redentor, seas a partir de ahora un servidor abnegado y entregado en confianza a la Luz del Propósito Divino.
Después de purificado, recapacita para que no retornes al mismo estado o situación anterior. Los vicios de la vida están para ser trascendidos y redimidos.
Mira, he aquí el horizonte de Mi Corazón. Busca en Mí tu sostén, el motivo y la razón de vivir en la Tierra".
Cristo Jesús
Primer Mensaje
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me alegra el sagrado reencuentro con Mi familia espiritual de Aurora.
A pesar de las situaciones críticas del planeta, a pesar de los tiempos de tribulación; hoy, Mi Presencia está aquí para bendecirlos, una vez más, a través de Mi Luz y de Mi Paz.
¡Cuántas tempestades internas atravesaron en estos últimos tres años! Y, ¡cuántas tribulaciones enfrenta hoy la humanidad!
Y hoy, en el nombre de Mi Amor están aquí, así como son, así como Yo los puedo contemplar y conocer, más allá de toda imperfección, más allá de todo gran desierto espiritual o interno.
Hoy, están aquí en el nombre de Mi Amor, y así Yo los congrego en torno a Mi Divino Espíritu, al Divino Espíritu Consolador de Dios, que en este tiempo final intenta inundar a las almas con Su Amor; pero las almas no escuchan el Llamado de Dios, las almas escuchan el sonido de las guerras y de las bombas, de las catástrofes de la naturaleza.
Este es el tiempo que estaba previsto que la humanidad viviera, un tiempo muy desconocido para todos, pero un tiempo lleno de oportunidades y de Gracias para los corazones que se abran a la transformación interior para alcanzar la redención.
Hoy, estoy sobre un suelo sagrado, el suelo que ha sido testigo del descenso de la Madre de Dios, que trajo Su Mensaje de Cura al mundo entero. Y hoy, Yo también Soy testigo de esto, de todo el Legado que les ha impartido la Jerarquía a través de los tiempos, un Legado al que le ha llegado el tiempo de vivir su síntesis.
Por eso ustedes, compañeros, también son llamados a vivir esa síntesis espiritual, en la que deben meditar, por un momento, sobre todo lo que ha hecho la Jerarquía en estos últimos años, preparándolos para este tiempo de tribulación y para ayudar a atravesar la tribulación a muchos de sus hermanos.
Si les trajera otra promesa no sería real, Yo les traigo la verdad de estos tiempos que a muchos de Mis compañeros les cuesta atravesar. Pero no se olviden de que Yo les otorgué el don de la fe para que puedan seguir siendo Mis testigos del Amor, de esa Verdad Crística que puede emerger de cada corazón y de cada espíritu. Esto los ayudará a vivir este ciclo de definición, porque cada ciclo les traerá una nueva definición y un nuevo paso.
Y ahora, después de todo lo aprendido y de todo lo vivido a través de Nuestros Sagrados Corazones, ha llegado el tiempo, compañeros, de que finalmente cada uno viva la misión que vino a cumplir a la Tierra; que ya no solo sea una promesa, sino una realidad, la realidad de vivir la Voluntad de Dios, así como está escrita para cada esencia del planeta.
A pesar de estos tiempos dolorosos que atraviesa la humanidad, este es el momento de que se aferren a Mí, que puedan ser instrumentos de Mi Misericordia para que Mi Divina e Insondable Misericordia, tan necesaria en todas partes del mundo, pueda brotar como una inagotable Fuente para todos los corazones sedientos y necesitados, para todas las naciones del mundo que atraviesan su propia tribulación, para los pueblos, culturas y religiones que también atraviesan su tribulación.
Este es Mi Mensaje de madurez que Yo le entrego al mundo. Ya les dije, una vez y no hace tanto tiempo, que están en el mismo momento en el cual estuvieron los santos apóstoles, tiempo después de Mi Ascensión a los Cielos. Este es el momento que cada uno de ustedes estará enfrentando, de hacer lo que Yo necesito que hagan, de vivir lo que Yo necesito que vivan, de manifestar lo que Yo necesito que manifiesten y concreten en este plano material.
Porque Mis Palabras, que son las Palabras de Dios, no pueden quedar guardadas en la memoria. Mis Palabras deben ser vida en ustedes, para que sus vidas sean en Mí y Yo sea en ustedes, aun a pesar del tiempo de la gran purificación planetaria, en el que, por sus propios ojos, ustedes ven la realidad de la humanidad, realidades muy dolorosas y traumáticas, en las que cientos de almas corren peligro espiritual y material.
Por eso, ahora más que nunca, sus corazones deben unirse a la Red Suplicante. Sus vidas deben ser propiamente una oración, en sus actos, en sus pensamientos y en sus sentimientos, y en lo más profundo de la esencia de cada ser.
Esto equilibrará la balanza de la Justicia del planeta ante tantos desequilibrios, maldades y ultrajes en el mundo, en el que aún la sangre de los más inocentes y puros sigue siendo derramada y esto tiene un gran peso ante la Ley.
Por eso, Yo les digo, una vez más, que su vida debe ser una oración, una conquista incansable en el día a día, intentándolo en cada momento y en cada paso. Así, la Ley de Mi Gracia estará más presente en el mundo y Mi Insondable e Infinita Misericordia actuará e intercederá ante los graves errores del mundo y de la humanidad.
Unirse a la Red Suplicante es la premisa de los apóstoles de los últimos tiempos.
Unirse a la Red de Adoración de Mi Cuerpo Eucarístico es la prioridad de los apóstoles de los últimos tiempos.
Porque las malas energías que circulan en el planeta y que hacen sucumbir a naciones y pueblos enteros, que desestabilizan a los elementos de la naturaleza, todas esas interferencias deben ser expulsadas para que el equilibrio reine en la humanidad y, sobre todo, en la consciencia del planeta.
Yo vengo a hablarles de todo esto por última vez, porque las enseñanzas ya fueron transmitidas y compartidas, y ahora es el tiempo de que Mis apóstoles sean mediadores entre la humanidad y Dios, así como Mi Corazón Misericordioso es mediador entre sus almas y Dios. Mientras esto no suceda, las almas inocentes seguirán sufriendo, las guerras seguirán aconteciendo y el desequilibrio será más grande.
Pero, aunque en el final de los tiempos vean cosas que nunca imaginaron y que nunca pensaron, no se amedrenten, no se perturben, porque ya está escrita la hora del Retorno del Rey. Esto se cumplirá y Yo ya les dije que no está muy lejos.
Y, a través de estos últimos encuentros Conmigo, Yo los preparo para que, en el gran momento del planeta, en la hora más definitiva y culminante de la humanidad, ustedes recuerden todo lo que Yo les dije a través de los tiempos y de los años.
Por Amor, quiero decirles que Mi Divinidad, Mi Alma y Mi Espíritu siempre los bendecirán, pero no forzarán su propia transformación, la necesidad del cambio que Yo preciso en sus vidas. Porque si hoy están aquí escuchándome no es una casualidad; eso no existe para Dios, lo que sí existe es una causa que, a pesar de ser desconocida para ustedes, esa causa tiene un Propósito Mayor, un Propósito Superior e Infinito.
Aurora, a través de los tiempos, se ha ofrecido en nombre del planeta y de la humanidad para ser la Gran Consciencia Espiritual e Interior que impulsa la revelación en los últimos tiempos, que impulsa la definición de los corazones, que impulsa la revelación de las profecías y de las últimas Palabras de las Jerarquías.
Por eso, Aurora ha llegado muy lejos y, en esta última fase del final de los tiempos, completará esta última etapa de su tarea universal y planetaria. Las Jerarquías se preparan para esto.
Yo deseo que siempre vivan en el bien y en la paz, en la confianza absoluta de Mi Corazón, sabiendo que es un tiempo de grandes esfuerzos no solo materiales, sino también espirituales; sabiendo que es un tiempo de que cada uno de ustedes se enfrente a su propia realidad, que no le tema ni retroceda, sino que la atraviese con valentía y con coraje, con un toque de Esperanza Divina para que la agonía no se establezca, sino que el gran impulso superior de la transformación pueda suceder en la mayor cantidad de almas posibles, rumbo al encuentro de la redención para vivir el encuentro de la cura interior, de la liberación de las amarras y de las cadenas de la opresión, aceptando profundamente Mi Misericordia.
Esto es lo que Yo les puedo entregar, Mi Misericordia, todas las veces que la necesiten y que la invoquen; porque la promesa de Mi Misericordia es salvar al mundo y liberar a la humanidad de su propio cautiverio.
Por eso, Mi deseo ardiente es que, en esta Maratón de la Divina Misericordia, sus corazones se conviertan en corazones suplicantes que se unan a la Red de los Espejos del Universo, para que las grandes Jerarquías Espirituales puedan volver a interceder por esta grave situación planetaria, para que la Luz y el Amor de Cristo triunfen, y las almas ya no sufran, porque hacen sufrir a Mi Corazón.
Como les ha dicho Mi Madre, la última vez, la puerta de la cristificación está abierta para quien quiera atravesarla, sin saber qué será esa cristificación.
Y que, a través de esta Maratón de la Misericordia, las armas puedan ser calladas para que se establezca la paz, especialmente donde ya no existe, especialmente donde ya no se siente y donde ya no se vive; porque quien está en paz y vive en paz, está en el Reino de los Cielos, aun estando en la Tierra.
Ahora, Me recojo en los corazones que abren las puertas de sus almas para que Yo pueda entrar, vivir y gobernar por medio de la santa celebración de la Eucaristía que hoy celebrarán, en Mi Nombre y por Mi Nombre, por la paz de los que ya no la tienen y en nombre de la Luz en los lugares en donde ya no existe, sobre todo la Luz que se ha disipado de muchos corazones.
Celebraremos para que la Divina Esperanza descienda y para que esta Maratón sea una Maratón de súplica y de gloria, en la que todos los ángeles de la guarda puedan interceder y obrar para unir a las consciencias, para reconciliar a los corazones, para proteger a todas las familias bajo el Manto del Padre Celestial.
Aurora,
que Tu Luz reine a pesar de las tinieblas.
Aurora,
que Tu Sagrada Espada corte los vínculos con el mal,
para que las almas del mundo
sean liberadas del cautiverio espiritual.
Aurora,
que Tu Luz renazca en los corazones sedientos.
Aurora,
que Tu Cura se cumpla en aquellos que aspiran a encontrarla.
Aurora,
abre las puertas de la consciencia,
para que todos alcancen el alivio y la paz.
¡Salve, Aurora del Señor!
Amén.
Les agradezco por este amoroso y simple recibimiento. Y les agradezco a todos los servidores que viven aquí y que sostienen, día a día, este Centro de Amor a través del esfuerzo de sus corazones, a través de la donación de sus vidas, a través de la entrega de sus manos para construir un Plan Divino y Mayor que muchos aún no comprenden.
Por eso, bendigo la valentía y el coraje de los consecuentes de Aurora.
Y no se olviden de que, a pesar de todo, Yo siempre estoy allí, en el silencio de las estrellas, en el nacer del sol, en el corazón orante y adorador. Allí, Yo estoy, porque Soy el que Soy.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Coloquen sus manos en señal de recepción para recibir la bendición y la Luz de Cristo, Nuestro Señor, y así entrar en comunión con Su Divina Consciencia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con la ternura de una Madre, que reina en los Cielos, vengo a su encuentro para que sepan y recuerden que la Luz Infinita de Cristo siempre triunfará en ustedes cuando confíen en ella, más allá de los errores, más allá de las pruebas, más allá de toda incertidumbre.
La Luz de Cristo es inextinguible y eterna, y es esta Luz que ustedes deben buscar incesantemente en estos tiempos en los que la humanidad, sumergida en la oscuridad, se olvida de que en su esencia profunda y eterna está Dios.
Como una tierna Madre, que viene a encender la Luz interna de todos Sus hijos para que el Amor de Cristo triunfe en las criaturas, así Yo vengo a encender, en diferentes regiones del planeta, la Luz de Cristo, especialmente en las almas que han vivido la tragedia de la guerra y de la persecución.
Nuestros Sagrados y Benditos Corazones, que están en el Cielo y que están presentes en la Tierra a través de la vida de todos los seres de buena voluntad, no se cansarán de repetirles, hijos Míos, que Nuestras Consciencias Divinas vienen a cumplir el Sagrado Plan de Rescate, aquel que fue visto por Juan, el apóstol, en sus últimos días, en las revelaciones del Apocalipsis y del Armagedón.
Pero hoy, quisiera, hijos Míos, que después de todo lo que aprendieron y escucharon de Mí, después de haber convertido sus vidas en una bendición, si así ustedes lo creen, quisiera que colocaran su mirada interior en los Cielos por todos aquellos que están perdidos en las tinieblas, que no saben lo que es el verdadero Amor, el Amor de una Madre que los ama profundamente y los consuela.
Este es el Mensaje que hoy quiero dejar aquí, en Figueira, para todos. Porque no sé en este momento, hijos Míos, cuándo podré retornar aquí, a Mi sagrada y bendita Figueira, Árbol Sagrado de los frutos de la redención; porque nos espera, hijos Míos, a Nuestros Sagrados Corazones y también a sus vidas, tiempos muy decisivos y definitivos, en los que todo lo que aprendieron a través de estos últimos dieciséis años deberán colocarlo finalmente en práctica; pues Nuestras Palabras, Nuestros Mensajes, Nuestras Gracias y bendiciones, Nuestra lluvia de Amor, deberán florecer en ustedes como virtudes y dones, como gestos cada vez más amplios de caridad y de amor, de aceptación sin condiciones del error del semejante o aun de los problemas que creen que él tiene.
Hoy, Mi Inmaculado Corazón les deja aquí la puerta abierta hacia la cristificación. No le teman a algo que no les hará mal, no le teman a algo que le hará bien al espíritu, al alma y a la esencia. Atraviesen la puerta hacia lo desconocido y no se conocerán.
Y aunque en estos tiempos descubran en sí mismos muchas más miserias, ya no se amedrenten, porque el mundo ya está muy amedrentado y castigado por las guerras. Coloquen sus miserias lejos de sus vidas, entréguenselas a Mi Hijo, que tanto las espera para transformarlas en Misericordia.
Y cuando piensen que su purificación es mayor o aun insoportable, recuerden a los que sufren verdaderamente en el mundo, de hambre y por las guerras y las enfermedades, recuerden cuántos hijos Míos están muy perdidos en el mundo, pero también recuerden cuántas Gracias recibieron, aunque la mayoría no fuera merecedora de ellas.
Les traigo la prueba de Nuestro inconmensurable Amor, de un Amor que no condiciona ni castiga; de un Amor que acepta, que entiende y que renueva, de un Amor que es capaz de darle una oportunidad a quien no la merece, porque todos, hijos Míos, aún están en el tiempo de la redención.
Abran sus corazones a las familias, que son la célula principal de este amado Proyecto de Dios en la Tierra. No las cuestionen, sino acéptenlas, porque es el amor y la cercanía que transforma todo. La condena y el juicio de las familias es un acto insensato de perdición y de desamor.
Muden la frecuencia de sus consciencias, contemplen a las familias y a la realidad planetaria, así como Nosotros las contemplamos. Imiten Nuestra mirada de Amor y de cercanía hacia las familias y hacia todos los que sufren; porque en verdad les digo, hijos Míos, que ninguno de ustedes sabe quién es en su esencia profunda y en su espíritu.
Pero desde los primeros pasos de la Cruz, desde las primeras Estaciones de la Vía Sacra, en cuanto Mi Hijo cargaba la Cruz de todo este mundo, Dios Me dio la Gracia de poder conocer en profundidad lo mismo que Él veía en cada uno de Sus Hijos, aunque muchos en ese tiempo ya estuvieran rebelados y repudiando a Mi propio Hijo, que dio la vida por ustedes y siempre la dará.
Esta es la esencia de quien quiere ser un apóstol, vivir estos principios y estos códigos tan simples, porque en verdad esto es lo que el mundo necesita.
Ya basta de guerras y de juicios, basta de divisiones y de separaciones; que sus vidas sean parte de la Fuente del Amor de Cristo, que cada hermano y hermana que se acerque a ustedes sienta el Amor de Mi Hijo; porque, si así lo fuera, se cumplirá.
Yo les traigo por última vez estas bases espirituales porque, en los tiempos que llegarán, no las pueden olvidar.
Mi Hijo vendrá al mundo para que rindan cuenta de todo lo que les entregó. Pero no se olviden de que Él vendrá como un Ser de Misericordia y no como un juez, Él vendrá a buscar los talentos que les otorgó. Y vivir Sus talentos es colocarlos en práctica en el día a día, en una vida profunda de oración y de súplica, en una vida de eterno e incansable servicio como de momentos de adoración.
Como una tierna Madre, vengo a enseñarles sobre el bien, porque el bien es lo que quiero para ustedes y para sus hermanos. Si las almas se sumergieran en la esencia del bien, la vida de las personas ya sería otra. Por eso, en esta superficie y en esta escuela, tendrán que aprender a amar todos los días, una y otra vez, porque el Padre Eterno es tan perfecto y bondadoso que nunca les permitirá que se salteen las reglas de la evolución. Porque Nuestros propios Sagrados Corazones también atravesaron esas reglas y las vivieron, aunque, en el mayor silencio y anonimato, Nuestras Consciencias ya fueran Divinas.
Nuestro Espíritu y Nuestra Consciencia, el Espíritu y la Consciencia de cada Sagrado Corazón, de Cristo, de María y de San José, reflejaban en la vida material la simplicidad del espíritu y la confianza plena en el Proyecto de Dios, a pesar del aparente fracaso que muchos creían que Mi Hijo estaba viviendo en el Calvario.
Por eso, Su triunfo se dio a través del silencio, Su triunfo se dio a través de la aceptación de todo lo que vivió. Aunque Su Sagrado Corazón no lo mereciera, el Dios Vivo, a través de Su Hijo Encarnado, aceptó y asumió todos los errores y pecados del mundo; así como Nosotros, los Mensajeros Divinos, lo seguimos haciendo.
Porque les confieso, hijos Míos, que no hay otra salida; tarde o temprano sus vidas deberán rendirse al Creador, más allá de las experiencias, de las idas y vueltas. Por eso, no se demoren porque ya no hay tiempo; acepten, a través de la vida más simple y profunda, vivir el voto honesto de la consagración, para que el mundo también sea consagrado.
Y, una vez más, les traigo el Reino de la Paz, para que la Paz no solo se establezca en ustedes, en sus familias y naciones, sino para que aspiren ardientemente a esta Paz, a través de la Luz Crística que hoy los bendice y congrega.
Yo nunca los condenaré. Mi Mano siempre se aproximará a ustedes, así como Mi Corazón Inmaculado se aproxima a ustedes, tornando la vida espiritual de cada ser en una caricia de Dios.
Si no pueden estar arrodillados, mientras estoy presente, no se preocupen; porque es el alma que debe estar postrada ante Dios, así como Su Sierva y Esclava está postrada en este momento ante el Trono.
Mis amados, ¿será que algún día, podrán ver a sus almas postradas junto a Mí ante el Trono de Dios, así como todos los coros del Cielo se postran ante el Padre?, para cantar perpetuamente Sus Nombres Sagrados y Benditos, para sentir en lo más profundo la felicidad de pertenecer a Su Reino Celestial, Reino Infinito y Universal al que todas las almas deberían ansiar y buscar incesantemente.
En este último día, de esta primera parte de la peregrinación, en Brasil, vengo a despedirme de Mis hijos de Figueira.
Por eso, les vuelvo a decir, hijos Míos, no le teman a lo desconocido, vuelen alto como las aves, alcancen la Fuente ardiente de Dios, que emana impulsos constantes de Luz y de Misericordia. Ya no se sientan amarrados a este mundo, crean en el Poder liberador de Cristo, Mi Amado Hijo.
Hoy, vengo a otorgarles, a todos ustedes y a los que escuchan en este momento, un paso más en la confianza de la consagración.
Tengan fe, Mi Hijo cumplirá Su promesa. Su hora ya se acerca. El tiempo del reencuentro, de tener al Maestro frente a ustedes, se aproxima; tienen que estar prontos para eso, porque será en la hora que menos piensen.
Es el tiempo de Su reaparecimiento, tiempo que se cumple a través de los Libros de los Maestros de Oriente, así como les fue anunciado a muchos instrumentos de Dios, que llegaría el tiempo del reaparecimiento de Cristo.
Hoy, quiero que Me puedan sentir como la Madre tierna de la Paz, que confíen sus almas a Mi Corazón, que confíen sus vidas en Mis Brazos, que se sientan seguros en cada caminar y en cada paso, que se puedan desprender del pasado, porque el pasado ya pasó, hijos, que puedan caminar confiados en el eterno presente y que puedan mirar al futuro con esperanza renovadora en el cumplimiento del tiempo de cura y de redención, del Advenimiento de Cristo, Mi Hijo.
A través de Mi Corazón, que aún dejaré abierto por un momento al Trono de Dios, Su Conciencia Cósmica e Infinita, Inmaterial y Eterna, los contempla y contempla al universo.
¿Cuántos, en este momento, se ven beneficiados de esto?
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cantar la canción que ha pedido nuestra Madre para despedirla, en amor, gratitud y reverencia. Ella escuchará atentamente esta canción como una oferta de Sus queridos hijos: "Mirarte a ti".
Les agradezco por responder a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Canten, dice nuestra Madre, desde lo profundo del alma y del corazón, como si le cantáramos a María por primera vez y tuviéramos la Gracia de expresarle todo lo que sentimos por Ella, así como Ella en Su inconmensurable Amor expresa todo lo que siente por Sus hijos.
Los que quieran consagrarse como Hijos de María pueden venir. Aunque aún no tengan el Manto de María, pueden venir, porque Ella les colocará su Manto Espiritual para consagrarlos como Sus hijos.
Cantemos.
Cantemos para María de verdad, entregando nuestra vida a Ella.
Que todos se acerquen al palco.
Nos consagramos a los pies de Su Altar.
La Señora de Luján tocará con Sus Pies a la Argentina y peregrinará en fe con Sus hijos para renovar el Propósito de esa amada nación.
Que así sea.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Para terminar, vamos a orar, ante nuestra Madre Divina, el “Ave María”, en portugués, en español y en inglés, para que ofrezcamos este momento por la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María.
Oremos.
Y vamos a agradecerle, todos juntos y como una sola voz, a nuestra Madre:
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mantengan la paz mientras estoy presente, porque el mundo necesita de paz.
Agradezco la respuesta de Mis hijos, la respuesta inmediata y sensata de todos los que se reúnen en este momento alrededor de la Madre de Dios, así como los ángeles de Dios están reunidos en este momento.
Regreso a Mi amada y predilecta Casa de Figueira, porque este lugar, bendecido por Mi Padre que está en los Cielos, Me ha abierto las puertas para que Yo pudiera llegar al mundo entero.
Por eso hoy, vengo a aliviar sus heridas; vengo a hacer desaparecer sus tristezas; vengo a hacer desaparecer sus agonías, para que de este mundo y de esta humanidad desaparezca el sufrimiento, que se ha agravado en estos tiempos.
Por eso, les vuelvo a decir, una y otra vez, que no pierdan la fe. Yo estoy aquí y Soy su Madre, que los guía y que siempre los guiará al camino seguro, el camino bendito hacia el Corazón de Dios.
A pesar de que este tiempo sea desconocido, a pesar de las dudas o aun de las incertidumbres, es hora de que confíen en el Supremo; porque Yo estoy aquí para abrirles la puerta hacia el Supremo. Yo estoy aquí para conducirlos hacia la Verdad y no Me cansaré de hacerlo, hijos Míos.
Por eso, llego aquí de forma incansable para que Mis hijos se restauren en Mi Corazón, para que siempre sepan que habrá un destello de la Esperanza de Dios que podrá brillar más allá de la oscuridad del mundo, más allá de la propia oscuridad interior.
Sean valientes, y decididos sigan los pasos de Mi Hijo. Él necesita construir el nuevo tiempo, a través de Sus apóstoles y servidores. Él necesita, de forma imperiosa en este momento, que haya testigos de Su Amor; porque el mundo no puede vivir sin el Amor de Dios, las almas no pueden vivir sin el Amor de la Fuente.
Ustedes saben que esto es así, hijos Míos. Por eso, Yo vengo aquí en el nombre de ese Amor Mayor, de ese Amor de Dios que los reunió a todos desde el principio para construir las bases de esta Obra Espiritual, formada por el Cuerpo Místico de Cristo, por medio de todas las almas que se congregan y que se autoconvocan, para que en este tiempo sean parte del ejército de Cristo, sin miedo a nada.
Hijos, mientras estoy aquí, en la alegría de este reencuentro con cada uno de ustedes, Yo les pido: confíen y despójense, para que la humanidad pueda ser despojada de sus conflictos, ambiciones y guerras.
El primer paso lo deberán dar ustedes mismos, porque son más conscientes que los demás, porque han sido agraciados por los tesoros del Cielo y de la Tierra. Solo eso es lo que les pide Mi Hijo, que den los pasos que Él necesita que ustedes den; porque es urgente que, en la superficie de la Tierra, estén presentes los Nuevos Cristos. Y esto no es para mañana, esta aspiración de Cristo es para ahora.
Sus espíritus fueron formados a través de la Palabra del Señor, pero sus consciencias también fueron forjadas para vivir la transformación, la purificación y luego la redención.
¿Por qué le temen a lo que están viviendo y atravesando en este tiempo, si están viviendo lo que ya estaba escrito?
El Amor de Dios siempre será mayor que todas las cosas. Ese Amor Mayor y Divino siempre los abrazará y los colmará, y si fuera necesario, Mis amados, el Amor de Dios les permitirá que Yo tenga a sus almas en Mis Brazos para enseñarles aún más sobre el Amor de Dios, el Amor de Dios que besa y que consuela, así como una buena madre besa y consuela a sus hijos.
Esto es lo que el mundo necesita en este tiempo, no puede perder el sentido y el camino del Amor Mayor; porque el Amor Mayor les hará comprender al semejante, los ayudará a aceptar todas las situaciones y todas las condiciones, por más difíciles que sean. El Amor de Dios siempre los ayudará a superarse a ustedes mismos, porque el Amor del Padre es el fiel testimonio de Su Presencia.
Lo que hoy sucede aquí, es obra del Amor de Dios; es Gracia de Mi Hijo, el Cristo; es Amor maternal de Mi Corazón por Mis hijos.
Por eso hoy, Yo vengo a prepararlos no solo para los próximos tiempos, sino también vengo a prepararlos para que vivan en estos días los encuentros con Mi Hijo, sabiendo que ya son los últimos encuentros, en los que sus almas y espíritus podrán beber de esa Fuente del Amor Consolador y Misericordioso, que disolverá todo mal y que los renovará por dentro para que puedan tener vida en abundancia.
Hagan esto por la humanidad, den los pasos por aquellos que no los dan, oren por los que necesitan de oración, vivan y tengan un gesto de amor y de misericordia por el prójimo.
Porque Mi ardiente deseo de Madre es que ya se sientan apóstoles del Cristo Redentor, viviendo la vida del apostolado, de la misión y del servicio; y no buscando ser apóstoles, aun en estos tiempos críticos, porque en sus corazones están todas las llaves que Mi Hijo les entregó para abrir las puertas al conocimiento mayor, para entender la existencia y la condición humana, para que esa condición humana no sea juzgada ni condenada, sino comprendida y aceptada a través del Amor de Dios que puede vivir perpetuamente en ustedes y se puede renovar a través de cada nuevo Sacramento.
Sepan que, cada vez que reciban un Sacramento, estarán delante de las puertas del Paraíso; porque los Sacramentos que Mi Hijo instituyó no solo son Gracias reparadoras, sino son oportunidades para que las almas se reencuentren consigo mismas y retomen el camino hacia el infinito Propósito.
Lo último que quiero decirles en esta noche, en la que puedo sentir un poco del amor de cada uno de Mis hijos, es que confíen en las virtudes y en los dones que Dios les regaló, porque cada vez que escuchen la Palabra de la Divina Jerarquía, cada vez que sean capaces de repasar Nuestros Mensajes para comprender un poco más lo que les decimos y todo en lo que los instruimos, están recibiendo la oportunidad de vivir los Dones de Dios.
Y la primera escuela para poder vivir los Dones de Dios es que puedan vivir ustedes mismos el Amor de Cristo, que los unge y los santifica en cada momento, cuando se arriesgan a colocar sus rodillas sobre el suelo para pedir Perdón y Misericordia, no solo por ustedes mismos, sino también por el mundo.
Que, a las puertas de la próxima Maratón de la Divina Misericordia, Mis hijos recuerden que siempre son agraciados y bendecidos, ante la emergencia de estos tiempos, ante millones de almas que, viviendo en la oscuridad, en el sufrimiento y en la guerra, no consiguen ver la Luz y el Amor de Dios.
Por eso, sus ofrecimientos son importantes en estos tiempos para que las almas se puedan salvar, especialmente las que más necesitan de la Misericordia de Cristo. Y eso no es solo con los que están lejos de aquí, sufriendo de una forma verdadera y, hasta diría, inexplicable, sino también con las almas que necesitan de salvación que podrían estar aquí entre ustedes, sin que lo perciban.
Por eso, amen lo que viven, amen cada nuevo ofrecimiento. Esto es lo que el Padre Celestial necesita para que Su Misericordia descienda al planeta y la Nueva Humanidad pueda ser una realidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nos colocamos de pie.
La Madre nos va a enseñar una simple oración, para que nos animemos a imitar a María.
Repetimos:
Divina Madre,
consagra mi corazón,
para que pueda sentir
como siente Tu Corazón.
Divina Madre,
consagra mis ojos,
para que mis ojos puedan ver
como ven Tus Ojos.
Divina Madre,
consagra mis labios,
para que mis labios sean como Tus Labios,
que oran perpetuamente
por las almas y por la Creación.
Divina Madre,
consagra mis manos,
para que mis manos sirvan
con caridad y misericordia,
así como Tus Manos sirven
con caridad y misericordia,
marcando en cada paso un gesto de Amor.
Divina Madre,
consagra mis pies,
para que mis pies caminen
así como caminan Tus Pies,
buscando incesantemente la senda de Cristo, Nuestro Señor,
y confiando plenamente
en el Propósito de Nuestro Creador.
Divina Madre,
consagra mi alma,
para que mi alma viva
el mismo júbilo que vive Tu Alma
al responder en cada paso al Llamado de Dios.
Divina Madre,
consagra mi espíritu,
para que mi espíritu esté unido a Dios,
así como Tu Espíritu está unido al Padre eternamente.
Divina Madre,
despoja mi ser completamente,
así como Tú Te despojaste ante Dios,
siendo una Esclava perpetua de Su Proyecto.
Amén.
Vamos a pedirles a los sacerdotes que traigan los elementos aquí, para la consagración de la Eucaristía, que haremos junto con la Madre Divina.
Mientras tanto, vamos a entonar los Nombres de Dios y a intentar que esta oración, que María nos enseñó, pueda resonar en cada parte de nuestro ser, así como resuena en cada parte de nuestra Madre, en Su Espíritu, en Su Alma y en todo Su Ser.
Así, vamos a hacer nuestro ofertorio, el ofertorio más profundo de nuestro corazón, para que Cristo pueda estar entre nosotros en este momento; así como María nos trae a Su Hijo en este momento, en Divinidad y en Espíritu.
Vamos a cantar estos Nombres de Dios junto a la Madre Divina, invocando la presencia de los ángeles.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por Mis Llagas fueron curados. Por Mi flagelación fueron liberados. Por Mi agonía fueron consagrados. Por cada uno de Mis padecimientos fueron redimidos.
Pero hoy, no puedo sonreírle al mundo porque el mundo sufre en este momento, porque muchos corazones en el mundo no consiguen alcanzar los méritos de Mi Pasión.
Por eso, contemplo un escenario desolador, que invito a Mis apóstoles a atravesarlo, aunque por ustedes mismos crean que no podrán hacerlo. Pero, Yo vine a este mundo a enseñarles el camino, vine a demostrarles la Sagrada Escuela de la Cristificación.
Por esa razón hoy, llevo en Mis Manos el Libro de Dios, en el que algunos nombres aún faltan postularse para la Escuela de la Cristificación. Y esto, compañeros, no es algo solamente espiritual, es algo concreto, porque después del último 8 de agosto todo cambió y sus oídos no pueden escuchar a la Jerarquía como lo hicieron hasta hace poco tiempo.
El escenario del planeta seguirá cambiando y esa será la hora de Mis apóstoles, que irán decididos hacia donde Yo los necesite, no importando el tiempo o el lugar; porque, recuerden que Mi Iglesia en la Tierra está sostenida por un finísimo hilo de Luz, tan frágil que podría romperse en cualquier momento.
¿Ahora, comprenden por qué en este Libro aún Me faltan muchos nombres?
Mi Proyecto se cumplirá con quienes quieran seguirme hasta el final; porque no serán las multitudes que redimirán el planeta, será la poderosa invocación a la Red Suplicante de las almas orantes y honestas, la que paralizará los graves acontecimientos que llegarán al mundo; aunque vean en este tiempo un escenario de destrucción no solo material, sino también espiritual y moral, porque el lenguaje en este mundo está cambiando rápidamente.
Las almas más pequeñas y más inocentes, los niños de este tiempo, ya no aprenden lo que ustedes aprendieron en otros tiempos. ¿Se han dado cuenta de que el lenguaje de la humanidad ha sido tergiversado?
Por eso la importancia, compañeros, de primero proteger de ustedes mismos los valores que Dios le enseñó al sagrado pueblo de Israel. Sin estos valores, la humanidad no podrá reconstruirse.
Los valores y los principios son los Dones de Dios que la humanidad necesita en este tiempo final para saber dónde colocar sus pies, un lugar seguro y protegido, en donde espiritualmente no corra riesgo ni peligro.
Esto significa que, con los pocos que Me responden y Me obedecen, intentaré hacer algo en este mundo, antes de Mi Retorno a la humanidad.
Pero hoy les digo, verdaderamente, que hay una parte que ustedes deberán asumir, aunque no les corresponda, así como su Maestro y Señor la asumió en silencio y en obediencia, sin quejas y sin reclamos.
Porque este sagrado espíritu de fidelidad y de lealtad, que cada corazón humano puede expresar en este tiempo, es la garantía que la Jerarquía Espiritual tendrá para poder intervenir en la humanidad en estos tiempos de emergencia.
Yo no vengo a ofrecerles un jardín de rosas; Yo vengo a ofrecerles un camino de desafíos, de metas, el camino del Propósito que todos deben tener presente en su corazón. Porque aún la humanidad no comprendió el Mensaje de Dios; por esa razón son necesarios los esfuerzos, la determinación imperiosa de servir, la incansable donación de cada servidor.
No quiero que teman lo que les digo, porque aquí hoy se cumple un atributo: solo tener un lugar de reposo, pero no una morada. Porque la morada de cada compañero Mío es en el Corazón de Dios, lugar en donde siempre conocerán y comprenderán los misterios de la Creación, en donde siempre serán colocados para servir en el lugar y en la hora que sean necesarios.
Ahora llegó el momento de que se cumpla el tiempo del apostolado. Que esto no solo sea una necesidad, sino también una realidad que cada uno podrá vivir según le corresponda, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Por eso, abracen la Voluntad Divina, aunque les parezca imposible o inalcanzable; porque cuando abracen la Voluntad Divina, entre ustedes y Dios, no habrá miedos, sino concreciones de Sus Deseos más ardientes y profundos para con cada uno de Sus Hijos.
Es así que Yo vengo a prepararlos para el próximo tiempo, así como preparé a Mis apóstoles antes de Mi Ascensión a los Cielos. Tengan muy presente, compañeros, que estamos en ese importante momento. Por eso, pregúntense si están dispuestos a vivir este momento que Yo les presento.
¿Serán capaces de ir a donde Yo los necesite, en las condiciones que Yo necesite, no aferrándose a un lugar o a una tarea?
Porque las almas que son de Dios no tienen propiedades ni tampoco tienen deseos. Las almas que son de Dios tienen la aspiración de servirlo y, en este tiempo final, tienen la ardiente aspiración de preparar el Retorno de Cristo; primero, purificándose a ustedes mismos, para que el mundo sea purificado de la crueldad, de la indiferencia y de la maldad.
Yo deberé dar testimonio, ante Mi Padre, del Amor que Yo les He entregado a través de los tiempos; porque ese Amor que Yo les di en confianza, Mi Sagrado Amor que es el Amor de Dios por todas Sus Criaturas, es el Amor que Yo necesito utilizar en este momento, ante la emergencia del planeta; para que, en lugares recónditos y lejanos como también en lugares cercanos, se cierren las puertas inciertas que sumergen a las naciones y a los pueblos en este momento.
Necesito que Mi Luz llegue a través de Mis apóstoles. Crean que esto es posible, porque Yo cuidaré la purificación de quien confíe en Mí. Pero no se amedrenten, ya no se precipiten, porque son agraciados y benditos ante Mi Padre y esto no lo pueden olvidar.
Todo lo que Yo hago no es en vano. Todo lo que Yo hago tiene un Propósito y Mi Propósito son las almas, Mi Propósito es vivir en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra.
Por eso, ¿qué temerán?, si Yo ya lo tengo todo previsto, si Yo ya conozco el camino de sus almas. Yo ya sé cuál es el destino de sus vidas.
Para que la humanidad no se destruya a sí misma, Yo vengo a pedirles más. Es la única chance que tengo en este momento, ante el desequilibrio de las Leyes en el planeta.
Por eso, la importancia en este momento de los corazones suplicantes que tendrán como premisa, en este tiempo, suplicar y solo suplicar, para que un niño o aun una familia no se vuelvan mártires a causa de la impunidad.
Por eso, Yo les ofrezco este camino crístico, porque ya están en el tiempo de asumir una responsabilidad y de no tener que ser asumidos por nadie; pues Mis Gracias, en estos tiempos, fueron abundantes.
Ahora es el tiempo de romper con la inercia del planeta, antes de que sea demasiado tarde. No quiero ver lo mismo que en Ruanda; que, por no escuchar a la Madre de Dios, se lamentaron.
Nuestra fraterna cercanía, con ustedes y con toda la humanidad, viene a auxiliarlos, a alentarlos y a impulsarlos a seguir adelante, porque aún hay mucho por hacer y ustedes ya tienen las herramientas para poder hacerlo.
Por eso, Yo vengo a pedir al lugar correcto. Vengo a pedir al lugar en donde Me quieren escuchar y saben que Mi tiempo es precioso en este momento, ante las emergencias de la humanidad, ante la imperiosa necesidad de que los valores de la fraternidad humana, del respeto, de la tolerancia y de la paz, no desaparezcan del mundo.
Yo vengo a pedirles, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, un voto consecuente de responsabilidad. Esto delineará lo que la Jerarquía podrá hacer; porque ustedes lo harán en nombre de la humanidad, en nombre de las desgracias de estos tiempos que todos estamos viendo y sobre todo lo harán en nombre de Mi Amor, para que Mi Amor triunfe en el mundo y especialmente en donde más se necesite.
Es así que, al igual que a los santos apóstoles, Yo vengo a derramarles el Espíritu Consolador para que sigan caminando al encuentro del Propósito, en la búsqueda incesante de una solución espiritual para esta situación planetaria.
Yo vengo a dejarles Mi Paz y a animarlos para que esta nueva Maratón de oración abra las puertas de los Cielos, toque el Corazón del Padre para que Él derrame Su Misericordia y no Su Justicia, para que todos puedan estar en esta ocasión especial bajo los Rayos de Mi Misericordia, de Mi Sangre y de Mi Agua.
Que esta nueva Maratón de la Misericordia sea un ofertorio, que el templo del corazón de cada compañero Mío esté abierto para poder recibirme y para poder consolarme. Porque vengo a buscar, debajo de esta “Figueira”, un lugar para reposar y para volver a respirar profundo, para seguir adelante junto a los que Me quieran acompañar en este tiempo en el que se debe alcanzar la redención. Esa es Mi aspiración.
Agradezco por las respuestas de los que atendieron a Mi apelo y se dispusieron a servirme.
Ahora, vamos a construir durante estos próximos meses lo que deberá llegar a la humanidad: la fuerza de la esperanza y de la fe para que la cura se establezca, para que la paz se infunda en el mundo.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, por responder a las Aspiraciones de Dios.
En estos tiempos de tristeza nunca dejen de sonreírle a la vida, para que todo se pueda reparar. La sonrisa es el espejo de Mis apóstoles.
Les agradezco y así los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A Mis amados hijos de Argentina
Queridos hijos:
En estos últimos tiempos, Mi Materno e Inmaculado Corazón acompañó paso a paso la situación social y espiritual de Mi amada Argentina.
Hoy, quiero decirles que, en cada momento, he sufrido con ustedes el retroceso que el país vivió en los últimos años y, sobre todo, he contemplado las necesidades que han vivido los más vulnerables, así como las familias enteras que se vieron forzadas a abandonar Mi querida Argentina por efecto de la inseguridad y de la falta de futuro.
Pero muchos de ustedes permanecieron en el país y como los apóstoles, en el Mar de Galilea, enfrentaron la dura tempestad del país y de todo su pueblo.
Argentina es el semillero del mundo y eso nunca podrá cambiar. Por eso, en este día de decisiones para cada uno de Mis hijos argentinos, quiero decirles que, a pesar de las situaciones de guerras y de emergencias que atiende la Divinidad, Mi Corazón de Madre estará con cada uno de ustedes, porque en estos últimos sufridos cuatro años para Mis hijos e hijas de Argentina, su Madre Celeste acompañó de cerca la experiencia y la angustia de cada hijo e hija Mía.
Por eso, una vez más, Mis amados, Yo los llamo en este día no solo a invocar el Discernimiento del Espíritu Santo, sino también los llamo a orar Conmigo.
Por eso, este domingo de forma extraordinaria, invito a todos los orantes y en especial a Mis hijos de Argentina, de la Red-Luz de ese país, para que se unan en oración, orando un Misterio del Santo Rosario junto con los videntes de esta Obra.
De esta forma, Mi apelo a Dios será para que la Argentina y todo su pueblo pueda vivir un mayor tiempo de Paz, de Justicia y de Gracia, a fin de que el ángel de Argentina tenga la fortaleza necesaria y el apoyo de todos Mis hijos de Argentina para que el país se vuelva a erguir espiritual y materialmente, para que la concordia, el bien común y la fraternidad sean las bases que le permitan al país recuperar la esperanza y la paz que perdió.
Hoy, más que nunca, queridos hijos, estaré unida en oración y en súplica con todos Mis hijos argentinos, porque no se olviden de que Yo los amo y que los llevaré a Jesús para que vivan bajo Su Divina Voluntad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Queridos hijos:
Yo Soy la Señora del Camino, la Madre que camina al lado de Sus hijos para guiarlos y conducirlos hacia Dios.
Soy la Señora del Camino, la Madre que ilumina los senderos de los Hijos de Dios.
Soy la Señora del Camino, la Madre que va abriendo las puertas y los corazones para que sean tocados por el Amor de Dios.
Soy la Señora del Camino, la Madre que protege la senda de los que siguen las Huellas de Cristo.
Soy la Señora del Camino, Soy la Madre que auxilia y da socorro a quien Me lo pide, Soy la que acompaña, internamente, el camino de los apóstoles y servidores de Cristo.
Soy la Señora del Camino, Soy la Madre que sostiene en silencio la transformación del corazón humano, Soy la Madre que contempla cada paso honesto y verdadero de los que se rinden a Mi Amado Hijo.
Soy la Señora del Camino, Soy la Madre de los pies descalzos. Soy la Esclava del Señor, Soy la que se ofrece perpetuamente para guiar a los rebaños de Cristo.
Soy la Señora del Camino, Soy la Madre que desvía de Sus hijos los abismos y las trampas del enemigo, Soy la que disipa las tinieblas del camino de Mis hijos a través del Amor de Cristo.
Soy la Señora del Camino, Soy la Madre que, con paciencia y en oración, espera que todos los compañeros de Cristo lleguen a la meta de su senda interior.
Soy la Señora del Camino, Soy la Madre que los acompaña en cada momento de la vida, porque Mi deseo es que todos a través de sus caminos lleguen a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
A Mis hijos jóvenes, potenciales pacificadores de Cristo
Queridos hijos:
Que, en este día, toda la juventud del planeta, que se reúne para honrar y alabar a Mi Hijo, sea un potencial pacificador de Cristo.
Un joven pacificador es un puente que une las diferencias entre sus hermanos.
Un joven pacificador es un potencial apóstol de Cristo.
Un joven pacificador reconoce en sí mismo su naturaleza humana y la transmuta a través de su sensata unión con la naturaleza.
Un joven pacificador nunca pierde sus sueños y aspiraciones, los que todos los días debe ofrecer a la Creación.
Un joven pacificador aprende a asumir grandes responsabilidades, sin temer equivocarse, porque un joven pacificador, sirviendo, aprenderá a crecer interiormente.
Un joven pacificador no lucha, sino defiende, de sí mismo y del mundo, los valores de la paz, del respeto y de la tolerancia; para que en cada lugar, que el joven pacificador atraviese, se refleje la armonía.
Un joven pacificador abre su consciencia todos los días, para transformar sus miedos en fortalezas, sus aprendizajes en riquezas espirituales, sus destrezas en actos honestos de donación.
Un joven pacificador nunca retrocede, sino avanza. Él camina decidido para poder cumplir sus metas, que deben ser entregadas a los Pies del Creador.
Un joven pacificador es un potencial puro de consagración, sea en la vida del espíritu, sea en la familia o en el Sagrado Sacramento del Matrimonio.
Un joven pacificador no se defiende, no agrede física y verbalmente, porque su esencia es la paz, que habita en el centro de su alma, de su consciencia y de su espíritu.
Un joven pacificador es un escalador de sus sueños, es capaz de animarse a atravesar sus propios abismos, es un guardián de su propio Propósito Espiritual.
Un joven pacificador es un amigo honesto de Cristo, es quien asume cargar con la cruz del mundo, más allá de sí mismo, es una expresión constante de alegría y de renovación.
Un joven pacificador es un alma misionera, que encarnó en este mundo por un Propósito Mayor.
A los jóvenes postulantes a pacificadores, hoy les doy Mi bendición maternal, porque sé que para cada uno de ellos es un desafío vivir por entero la vida del espíritu.
Por eso, agradezco por los valientes jóvenes pacificadores, que hasta ahora fueron capaces de ir más allá de sí mismos y de traspasar sus propias barreras y límites.
A los jóvenes pacificadores, hoy reunidos en el Festival de la Juventud por la Paz en Brasil, les pido que sean fuente de renovación, que sean impulsores del cambio, de la alegría que este mundo tanto necesita.
Yo estoy con ustedes, y una vez más les agradezco por animarse a responder a Mi llamado.
Los ama y los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Estrella Guía de la Juventud
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
La familia es un bien precioso para Dios, es un tesoro irrefutable e inextinguible que forma parte de Su Proyecto Creador desde el principio.
Después que Mi Hijo descendió de los Cielos y encarnó en este mundo, Él llamó a los apóstoles para que lo siguieran y lo imitaran, para que siguieran Sus pasos de Voluntad y de Amor. Ese pedido estaba impregnado de la Voluntad Mayor de Dios.
Pero, tanto para Sus apóstoles como para Sus seguidores, dejar la familia para vivir el Plan era algo muy doloroso. La llave que Mi Hijo les entregaba era la plena confianza en Su Corazón y en Su Presencia. Lo que Él les podía legar a Sus compañeros era que, a través de la confianza de cada uno de los Suyos en Él, se estableciera una comunión y unidad perpetua entre los apóstoles y las familias que ellos dejarían.
Hoy, vengo con este Mensaje muy peculiar y al mismo tiempo profundo, porque su Madre Celeste ha traído una familia que estuvo aquí encarnada en la Tierra y que hoy no lo está; que está presente en los planos internos, acompañando silenciosamente la expresión y la emanación de los Centros de Luz.
Estas almas, que hoy tengo a Mi lado, son los padres de la Madre María Shimani; y, a través de estas presencias que hoy Me acompañan aquí, de forma especial, vengo a testimoniar como la Esclava del Señor que todo esfuerzo verdadero en la vida de esta materia, sobre todo el esfuerzo de dar la vida por Dios y por su Plan, tiene un mérito especial para el Padre Eterno que Él les otorga a todos los seguidores de Cristo que le entregan su mayor y mejor bien de la vida: sus familias.
Por eso, vengo aquí a testimoniar, en nombre de Mi Hijo, que cuando el alma sirve a Cristo verdaderamente, y deja a su familia para servir a un Plan Mayor y desconocido, esa alma y las almas que forman su familia nunca estarán desamparadas, a pesar de la distancia o aun a pesar de la separación espiritual; porque Mi Hijo sabe lo que significa para un alma encarnada apartarse de su familia para responder a un llamado que ni siquiera sabe si resultará.
Pero es ese don de la confianza en Cristo que anima a las almas que sirven a Dios a seguir los caminos de la transformación con valentía y coraje, porque todo esto posteriormente dará frutos de conversión y de redención, en los que la familia está contemplada.
Es así que todas las almas que entregan sus familias, en el nombre de Mi Hijo, abren la puerta para la conversión de sus seres queridos, aunque en esta vida no quieran escuchar el llamado; porque el verdadero llamado comienza, hijos Míos, en su mundo interior. Es allí donde Mi Hijo siembra Sus dones, es allí donde Mi Hijo deposita Sus tesoros, por lo que debemos orar incansablemente; porque cada ser de este planeta tiene su hora para poder escuchar el llamado y despertar, aunque haya negado a Dios toda su vida.
Por eso hoy, les traigo como testimonio a los padres de la Madre, como un ejemplo de conversión y también como un ejemplo de despertar espiritual después de esta vida; porque ustedes saben, hijos amados, que la vida no termina aquí y que del otro lado está la verdadera vida espiritual, en la que todos se encontrarán algún día, no solo como una familia que estuvo encarnada en este planeta para aprender del amor y del perdón, sino también como una familia que puede evolucionar espiritualmente y reunirse con los bienaventurados y santos en la Iglesia Celestial.
Esta debe ser la finalidad de la entrega de cada uno de ustedes, no solo su propia transformación y conversión, sino también que cada paso que den en el camino espiritual beneficia ampliamente a sus seres queridos, aun a aquellos que tienen la puerta cerrada a la Misericordia.
Un acto sincero y verdadero de entrega por Mi Hijo le abre la puerta a la oportunidad de toda la familia.
Como Madre de todas las familias del mundo, vengo a agradecerles a las almas que han sido perseverantes en orar por las familias del mundo entero.
Vengo a renovar esta oración que ofrecen semanalmente y a decirles a todos Mis hijos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, que deberían tener muy presente esa oración; porque ustedes saben, Mis amados hijos, que la familia que es el Proyecto principal de Dios para este planeta está siendo muy atacada, dividida y separada de lo que es verdadero y esencial.
Porque, si no sabían, Mis amados hijos, cada familia debe expresar en esta Tierra un Atributo de Dios; experiencia que está siendo boicoteada por Mi enemigo, por la falta de oración en las familias y por no saber comprender profundamente la razón por la que están reunidos y unidos en esta encarnación.
Así, Yo los invito a renovar esta oración por las familias a través del arquetipo y del principio de la Sagrada Familia de Nazaret; para que las familias se consagren a la Sagrada Familia de Nazaret y, en estos tiempos de tribulación y de persecución por medio de las modernidades, las almas no pierdan de vista su Propósito interior, porque cada alma de la familia tiene un Propósito para Dios.
Hoy, Me tomo este tiempo para darles este Mensaje; porque Mis Ojos lloran, de noche y de día, al ver a las familias tan separadas y divididas por perder su sagrada comunión con Dios.
Por eso, el Padre Eterno todo lo ha pensado desde su origen, desde antes del surgimiento de las primeras familias en este planeta, a través de Adán y Eva. El Padre pensó que la forma de renovar Su Proyecto era a través de las familias que se animen a vivir la experiencia de su propia consagración a través de las Islas de Salvación.
Por eso, vengo a ampliar el Mensaje que Mi Hijo les entregó en estos últimos tiempos y en esta última Maratón, porque para recibir a las familias deben tener la mente muy abierta y, sobre todo, el corazón. Las familias no cambiarán de la noche a la mañana, es el amor de ustedes que les hará cambiar a las familias de actitud.
El Sagrado Proyecto de la familia de Israel precisa ser renovado y su Santísima Madre es responsable, ante el Creador, de que ese Proyecto se cumpla. Cuando una familia no es sostenida dentro de una Isla de Salvación, eso tiene una repercusión que desconocen.
Yo los llamo a colocar al diálogo en primer lugar, para comprender el lenguaje de cada familia, para apoyar sus pasos y decisiones; pero sin amor, esto no es posible.
Así, espiritualmente, las diferentes familias que encontrarán su lugar dentro de las Islas de Salvación y que deben tener su lugar dentro de las Islas de Salvación para expresar su proyecto familiar de amor, ayudarán a las demás familias del mundo, porque muchas familias se están perdiendo velozmente.
¿Cuántas familias se han perdido mientras Yo estoy aquí, hablándoles?
Las influencias de estos tiempos dejan a las familias en caminos sin salida, hipnotizadas e interferidas por las cosas del mundo; y así, se alejan del amor y de la verdad, del verdadero Propósito de cada familia en este planeta.
Por eso, Mi Hijo también retornará. Vendrá a buscar a las familias del mundo para que el sagrado pueblo de Israel se pueda renovar y, finalmente, pueda vivir en la Tierra Prometida, en aquel espacio que Mi Hijo les Ha prometido desde el principio a todos.
En cada día que pasa, en este tiempo final, su Obra y sobre todo sus corazones encontrarán en sus caminos el llamado y el pedido de ayuda de muchas familias, de familias numerosas y de familias separadas, de madres solteras o de madres casadas.
Todas las familias de la Tierra gritan pidiendo ayuda, y los Sagrados Corazones, conociendo la importancia del Proyecto principal de Dios que es la familia, siempre intercederán e intervendrán para que la mayoría de las familias del mundo, que están siendo modificadas genéticamente, despierten a tiempo, se vuelvan a Dios. Pidan de corazón, en la oración interior, para que reciban la ayuda y la Gracia que necesitan, para que las puertas que Mi enemigo abre hacia lo incierto se cierren, y las familias puedan estar protegidas, bajo el amparo de la Sagrada Familia de Nazaret.
Por eso, los invito a mirar con mayor profundidad lo que sucede a su alrededor, especialmente en las familias que están cerca de ustedes o en las familias que los llaman pidiéndoles ayuda. Vayan, así como siempre fue Mi Hijo Jesús, al encuentro de las familias, sin conceptos, sin ideas propias, sin prejuicios, sin nada que pueda condicionar el dolor y el sufrimiento de las familias.
Lo que más sufre Mi Corazón es la modificación genética que hoy viven las familias y las formas más horrorosas con las que crean al ser humano. Eso es ir en contra de la Ley de la Vida, de la Ley del Amor y del sagrado arquetipo de la familia.
¿Ahora comprenden la necesidad de prestar atención a la Oración por las Familias?
En un mundo con más de ocho mil millones de personas, no puede ser que solamente oren cuarenta personas por las familias.
¿Será que están comprendiendo lo que Yo les digo por amor?
¿Qué está sucediendo, hijos Míos? ¿Se lo preguntaron?
Me tomo este tiempo porque Mi Hijo Me lo pidió, porque Él Me lo permitió.
Nuestros Corazones revelan las cosas más profundas para los corazones que están verdaderamente abiertos. ¡A no justificarse más!
Hoy, las oraciones que llevo en Mi Corazón ayudarán a muchas familias de África y de Asia, golpeadas por los conflictos en las naciones y en los pueblos, por la impunidad que acorrala a las familias en un lugar sin salida.
Quiero que en la Oración por las Familias incluyan una intención especial para Mí, que oren por las familias inmigrantes, olvidadas en las calles de este mundo, no escuchadas por la indiferencia, por la falta de la fraternidad y del amor; también por las familias que mueren en los océanos del mundo.
Quisiera preguntarle a la humanidad:
¿Alguna vez se preguntaron qué es lo que siente la Madre de Dios, la Madre de la humanidad, cuando las familias desaparecen en los mares del mundo, cuando los niños no son ayudados en su naufragio?
¿Cómo el mundo puede dormir con su consciencia tranquila, cuando los cuerpos flotan en los océanos?
¿Qué le está pasando a la humanidad de hoy, que es capaz de abortar y de ultrajar la Ley de la Vida, sin ningún sentimiento?
¿Ahora comprenden por qué el mundo está como está?
Mis Palabras no darían para describir todo lo que verdaderamente sucede en este mundo. Por eso, Mi Hijo los Ha llamado a una definición inmediata. El tiempo es ahora, no habrá otro.
Yo les agradezco por estar abiertos a escuchar la verdad y por hacer algo, verdaderamente, para que esto cambie. Esto comenzará en ustedes mismos y no en los demás, observando todos los días lo que tienen que mejorar.
En este lugar ni en ningún otro lugar de esta Obra, concebida por Nuestros Sagrados Corazones, ya no puede haber espacio para reclamar. Si así lo hicieran, no estarán comprendiendo la Misericordia. El primer esfuerzo es el de ustedes, para que después el esfuerzo se viva en el mundo entero.
No se olviden de seguir rezando por los no nacidos. Necesito que se hagan corresponsables de esas almas, por el perdón de los pecadores, de los que promueven ese ultraje al Corazón de Dios.
Para que este llamado resuene en lo más profundo de la consciencia, en los cuatro puntos de este mundo, vengo a pedirles una canción para que mediten mientras escuchan esa melodía y que revivan este Mensaje cuantas veces sea necesario, cuantas más veces, mejor será su respuesta.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a escuchar, en Presencia de la Virgen María: "Encuentro con María en el corazón".
Los bendigo y los animo a seguir adelante por Cristo, renovando cada paso de sus vidas, en gratitud y amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Encuentro con María en el corazón".
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el pasado, llegué a estar delante de la antigua Jerusalén, por la cual lloré al vislumbrar su destrucción. Era el símbolo real, pero también interno, de la destrucción de la condición humana a través de la soberbia, de la arrogancia y de la indiferencia de los hombres y mujeres de la Tierra que no creían en la Presencia del Mesías.
Pero hoy, estoy ante la Nueva Jerusalén, la sagrada ciudad espiritual que descenderá en los próximos tiempos al planeta, junto con el Retorno de Cristo, para anunciar un nuevo tiempo, para establecer una Nueva Humanidad, libre de esas energías capitales que hacen sepultar, una y otra vez, a la consciencia humana.
Pero, en este tiempo actual, vemos una destrucción planetaria no solo de los valores que el Padre Eterno les Ha enseñado a través de los tiempos, sino también de los principios sagrados que fueron violados y ultrajados por el hombre, perdiendo el verdadero sentido y el objetivo del Propósito Espiritual, de la razón por la cual están aquí, en este planeta y sobre esta superficie.
Aunque el propio Dios encarnó a través de Su Amadísimo Hijo, y después se entregó en la Cruz, aun después de todos estos hechos y acontecimientos vividos aquí, en Israel, el hombre actual de esta superficie perdió el Propósito Espiritual.
Pero Yo vengo aquí, una vez más y a las puertas de esta nueva Sagrada Semana, para anunciarle al mundo Mi cercano Retorno.
Mas, para que esto suceda de manera concreta, aún necesito que las almas Me abran la puerta del corazón, para que Yo pueda morar y hacer nuevas todas las cosas, pudiendo purificar sus consciencias y almas de las corrientes contrarias de estos tiempos, pudiendo abrir la puerta definitiva de la redención para toda la humanidad.
Por esa razón, Yo estoy aquí, abriendo esta nueva Sagrada Semana para el mundo entero.
Aún estoy aquí, por un motivo desconocido para muchos, para poder depositar en la consciencia humana y, a través de la consciencia humana, en todo el planeta, los Códigos Crísticos que Yo alcancé aquí con tanto esfuerzo y esmero. Porque, por más que sea el Hijo de Dios, Yo Soy parte de ustedes, Soy un ser humano que se transfiguró y se iluminó, que se trascendió a Sí mismo a través del Amor que, en cada paso vivido sobre la superficie de este planeta, Yo sentí por el Padre Eterno.
Yo necesito que, algunos de los Míos, aprendan de la misma escuela. Mis Palabras no pueden quedar perdidas en el espacio de este mundo ni pueden quedar perdidas en el olvido.
Este es el tiempo en el que Yo llamo a Mis apóstoles y seguidores para que ingresen en el primer paso de la escuela de la cristificación. Pero, para que esto sea posible, primero dependerá de que cada uno de ustedes haga un profundo examen de consciencia y de reflexión, preguntándose a sí mismos:
¿Estoy dispuesto a dar la vida por Cristo, a pesar de lo que signifique o a pesar de lo que represente?
¿Estoy disponible para llevar adelante el Plan del Redentor?
¿Ante los embates del fin de los tiempos, yo fracasaré?
¿Me dejaré arrastrar por aquello que no tiene consistencia dentro de mí?
¿Cuál será mi actitud delante de la batalla del final de los tiempos?
Todas estas preguntas deberían ser parte de una profunda reflexión para cada uno de Mis compañeros y seguidores, especialmente para aquellos que dicen ser Mis apóstoles, los últimos apóstoles del fin de los tiempos.
Con esto, quiero decirles que ya pasó el tiempo de solo escuchar Mi Mensaje y de no hacer nada. Este es el tiempo, el último tiempo antes de Mi Retorno al mundo, de que Mis apóstoles vivan Mi Palabra y sean Mi propio Mensaje; amando cada día más el sagrado sacrificio que el Padre les ofrece, para hacer triunfar Mi Sagrado Corazón en este mundo; para que, a la Sangre derramada por su Maestro y Señor, sobre este suelo de Israel, se le dé el valor que ella tiene y que reverbere este Sagrado Código del Redentor hasta la próxima humanidad.
Pero, para que esto sea posible, deberán estar presentes Mis últimos apóstoles, sosteniendo con firmeza y dedicación el final de los tiempos, atendiendo a las emergencias del planeta y de la humanidad con convicción y fe, sin dejar que nada opuesto a Mi Plan les haga enfriar el corazón; porque Yo los necesito más conscientes, los necesito más sensibles y más disponibles.
¿Acaso cuando la cruz pese un poco sobre sus espaldas, ustedes retrocederán?
¿Qué fue lo que Yo hice por ustedes hasta lo alto del Monte Calvario?
¿Acaso Mi Cuerpo ya no estaba desfigurado?
¿Acaso en Mi Cuerpo ya no se guardaba ni una gota más de Sangre o partes de Mi Cuerpo no cayeron por el camino del Calvario?
¿Cuál es la profundidad del Amor Superior que es capaz de ir más allá de la ley física?
Porque cuando fui crucificado, estuve solo como hombre y como consciencia; por eso, dije: “Elí, Elí, ¿por qué Me has abandonado?”.
El Señor nunca Me abandonó. Él dejó que Yo Me cristificara como hombre encarnado en esta humanidad y en este planeta, nacido de una Purísima y Humilde Virgen, gestado a través de una Ley Suprema y desconocida aún para el mundo.
Yo los hago meditar sobre todas estas cosas porque ya no hay tiempo y, antes de Mi Retorno, aún hay mucho por hacer a través de Mis apóstoles y seguidores.
A través de su llegada a esta Tierra Santa, en este primer día de la Sagrada Semana, Mis Ojos contemplan a un grupo de consciencias representativo de la humanidad, proveniente de los continentes del mundo, representando a las diferentes razas, culturas y etnias; para que así, el Proyecto Genético sea renovado a través de los que se adhieren al camino crístico, a través de los que se unen al Corazón del Maestro.
Sé que, en este momento, no comprenderán todo lo que les He dicho; pero en esta Sagrada Semana sigan orando de corazón y dejen que Mi Mensaje se profundice en el espíritu de cada uno de ustedes, porque la Nueva Jerusalén hoy desciende junto con el Rey del Universo y abre sus puertas celestiales para que las almas ingresen en Mi Iglesia Celestial y, una vez más, comulguen conscientemente de los Códigos Crísticos que Yo alcancé en esta nación, a través del sagrado pueblo de Israel.
En este día, el primer día de la Sagrada Semana, cuando el Señor entra triunfante en Jerusalén, todas las Jerarquías, y ustedes también, viven una síntesis espiritual de la historia de esta humanidad, a través de las diferentes civilizaciones, pueblos y culturas que han pasado por este planeta.
¿Cómo todo este misterio transfigurará a la humanidad?
¿Cómo todo este misterio convertirá a los hombres y mujeres del planeta?
A través de una única y noble Ley, la Ley del Amor Crístico que, en cada pasaje por esta Tierra Santa, Yo les revelaré y les presentaré con alegría, gozo y júbilo, a través de la celebración de esta nueva Sagrada Semana.
Por eso, que sus corazones y consciencias ya no retengan nada más; que los oídos del corazón se abran para escuchar el sagrado canto de los ángeles de Israel, de los ángeles que anunciaron la Encarnación del Mesías, de los ángeles que anunciaron la Resurrección de Cristo, y que muchos de los Míos escucharon conscientemente en este lugar.
¿Acaso se han dado cuenta, en este momento que, en los planos internos de este país, del sagrado pueblo de Israel, están delante del Retiro Espiritual de Cristo Jesús, donde las Reliquias más preciosas y espirituales se guardan en este lugar?
Retiro concebido por la Sangre del Señor derramada a través del Camino del Calvario, al cargar con la Cruz de los pecados del mundo, para que ustedes no perdieran la oportunidad de recibir el Amor de Dios, y tuvieran la Gracia de aprender a amar, así como Yo los amo.
Con estas primeras Palabras, en este primer día triunfante de la Sagrada Semana, a las puertas de la antigua Jerusalén y ante el descenso de la Nueva Jerusalén, su Maestro y Señor los prepara para que todos conscientemente sigan los mismos pasos que Yo di en Tierra Santa; y así, recojan, a través de la simple y humilde oración del corazón, los Códigos Crísticos que Yo deposité en este lugar.
Para que puedan vivir esto, verdaderamente, Yo debo bendecirlos una vez más a ustedes y a todos sus hermanos. Y pidan la Gracia al Universo de Dios de que, después de todos estos impulsos que recibirán en esta Sagrada Semana, sean consecuentes con lo que han recibido de Mi Corazón Misericordioso y Redentor.
Abriendo las puertas a este sagrado evento de la Semana Santa, que el Padre Eterno los renueve y los bendiga a través de Su Amadísimo Hijo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos predilectos sacerdotes:
En este día, en el que una vez más tienen la dicha de encontrarse, cara a cara, con su Madre Celeste; en el nombre de Mi Hijo, vengo a pedirles que en esta Cuaresma continúen preparando su ser interior para la llegada de la Pascua.
Les pido que ayuden a las almas, a todas las almas que puedan, a que comprendan el verdadero significado espiritual de esta Cuaresma preparatoria; porque, en este tiempo final, los corazones necesitan estar bajo el Manto Protector de Mi Amadísimo Hijo, a fin de que los mundos internos sean protegidos de las sofisticadas interferencias de estos tiempos.
Mi Hijo vendrá antes de la Pascua como el Sagrado y Último Cordero; a entregarse, una vez más, en sacrificio por los sacerdotes, Sus predilectos seguidores y apóstoles. Y, a través de ustedes, Mis hijos, Cristo se volverá a entregar a la humanidad.
Como Madre del Sagrado Cenáculo, quisiera que sus rostros reflejen la alegría de esta Comunión con Cristo, el júbilo del Pan consagrado y transustanciado que se parte una vez más y se comparte plenamente por amor a todas las criaturas.
Que, a través de las almas orantes, que secretamente oran por los sacerdotes y profesan la luz de su ministerio sacerdotal, ustedes, Mis hijos predilectos, representen a Cristo en la Tierra, un Cristo en ustedes, con los Brazos abiertos para acoger a los que sufren y padecen los males de estos tiempos.
Como Madre de la Sagrada Cuaresma, los acompañaré en cada paso para que, al igual que Mi Hijo, la oferta de Mis sacerdotes en el mundo sea profunda, amplia y madura; madura en el Amor del Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Tengan fe y nunca duden, porque los Sagrados Planes de Mi Hijo nunca podrán ser interrumpidos; pero cuando sucede algo semejante es señal de que el Plan está cerca, pero muy cerca de concretarse.
Aprendan de Mi Hijo que, junto a Sus apóstoles, ante la tempestad, la barca parecía que iba a naufragar y Mi Hijo, a través de la mansedumbre y de la paz de Su Sacratísimo Corazón, dio la orden de que los vientos y el mar se detuvieran.
No pierdan el ánimo y que cada aprendizaje sea un nuevo impulso de crecimiento.
Si Mi Hijo los envía en Su Sagrado Nombre, ¡alabado sea el Señor!, porque las puertas y los corazones se abrirán en la hora cierta y todos ustedes podrán ser testigos de esto.
Queridos hijos, este es el camino del apostolado.
Este es el camino del servidor que nunca duda ante las dificultades ni tampoco se aflige ante las adversidades porque, antes de todo, cree en Cristo y en Su Voluntad.
Este es el camino de los apóstoles, de aquellos que no retroceden, sino que avanzan; de los apóstoles que están prontos para responderle y servirle al Señor del Universo; porque en el corazón de los apóstoles de Cristo está primero la confianza que erradica la duda y la mediocridad.
Hijos Míos, Mi Hijo les entregó el Espíritu Santo y con Su Espíritu los bendijo a todos, porque Él sabía que Sus compañeros estarían yendo al encuentro de las inocentes ovejas entre los lobos feroces.
Véanse debajo de los Rayos del Corazón de Jesús. Allí nunca sucederá algo contrario a Su Divina Voluntad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Deja que la Misericordia de Dios colme tu corazón y tu vida, para que puedas ser un testigo de la redención a través de Mi Amor.
Deja que la Misericordia de Dios sea parte de tu vida, para que algún día aprendas a comprender Mi Voluntad.
Pero hoy, Yo te pregunto:
¿Cuál es el misterio de la Misericordia?
¿En qué estás pensando cuando invocas Mi Misericordia?
¿La Misericordia de Dios es solo un acto de piedad, de compasión o de perdón?
La Misericordia de Dios no es solo eso. Debes abrirte a descubrir este misterio que no solo surgió de la Cruz, de la entrega total del Hijo del Padre, sino que fue la Misericordia de Dios lo que permitió, a través de Su Amor, la Creación y la existencia de la vida.
Ahora, con este ejemplo, ¿puedes comprender un poco más sobre la Misericordia?
Es importante que, en este tiempo crucial de la humanidad en el que todo se precipita rápidamente, tú comprendas qué significa la Misericordia Divina, porque ella no es solo un acto de compasión, de amor inconmensurable o de piedad inextinguible; la Misericordia es una manifestación del Cosmos, sostenida por la Fuente Creadora.
Para que los Ángeles del Padre pudieran crear las dimensiones y planos, tuvieron que ser colmados por la Misericordia de Dios para que pudieran sentir, a través del amor, la importancia de manifestar la Voluntad del Padre, así como Él la sintió en Su Corazón en el principio, así como Él la pensó en el origen para todas Sus Criaturas.
Esto es un poco de la Misericordia de Dios, la que Yo vine a establecer aquí, en Polonia y, a través de Polonia, en el mundo entero. Pero aún Mi Misericordia sigue siendo un misterio para muchos. Por esa razón, hoy estoy aquí nuevamente, así como lo estuve hace mucho tiempo atrás para revelar Mi Faz Misericordiosa.
No es solo a través del misterio de Mi Amor que ustedes se pueden aproximar a Mi Misericordia, estar debajo de Mis Rayos, de la Luz de la Sangre y del Agua; sino también sus consciencias y esencias, por intermedio de Mi Divina Misericordia, no solo se pueden aproximar a la expiación que necesitan, después de tantos errores y experiencias vividas; sino que, a través del poder de Mi Insondable Misericordia, sus consciencias se pueden expandir en Mi Amor. Porque será siempre a través de Mi Amor que comprenderán lo que es ser piadoso y misericordioso y, así, sus actos y sus entregas ya no estarán vacías, sino serán completadas por el fuego de Mi Misericordia.
Esta tabla de expiación que les traigo a todos, aún sigue brotando de lo profundo de Mi Corazón, no solo de Mi Corazón de carne, sino también de Mi Corazón espiritual y cósmico que ha ampliado Su tarea de Misericordia a toda la Creación y a todo el universo.
A través de Mi Insondable y Divina Misericordia no solo pueden recordar los tres hechos más importantes de Mi Vida en la Tierra, que fueron la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús, sino que a través de esos tres hechos, pueden penetrar en las entrañas de Mi Misericordia, y no solo su vida de superficie se convertirá y se redimirá, sino que también sus espíritus se convertirán y se redimirán hasta que puedan volver a alcanzar el origen que perdieron como humanidad, como planeta y como Proyecto del Padre.
A través de Mi Insondable Misericordia, Yo vengo no solo a fortalecer la manifestación de este potente canal que abrí una vez en Polonia, sino que también vengo a ofrecerles por última vez la puerta de Mi Divina Misericordia para que la anuncien al mundo, no solo como Mis apóstoles y servidores, sino también como los testigos de la Misericordia de Dios, del milagro que Dios pudo hacer en sus vidas hasta los días de hoy.
Ahora comprenden por qué le pregunto a cada uno de ustedes: ¿Sabes cuál es el misterio de Mi Misericordia?
No es solo la purificación y la expiación de las faltas, de los errores o de los pecados, es concederle al mundo y a la humanidad, a todas las almas y corazones, la oportunidad de reintegrarse al Proyecto del Padre a través del potente canal de la Misericordia de Dios, que los colocará en el lugar que perdieron al cometer sus errores.
De esa forma, estarán delante de la Presencia Divina y se abrirán sus caminos para que cumplan la Voluntad de Dios. Una Voluntad Suprema que está siendo olvidada y sustituida por la voluntad propia de los hombres y mujeres de la Tierra, aun en aquellos que viven la espiritualidad.
En Mi Misericordia está la puerta para su resignación. En Mi Misericordia está la puerta para su humillación. En Mi Misericordia está la puerta para su humildad y consagración total de la consciencia a Dios.
Yo vengo a despertar en ustedes ese principio cósmico, porque Mi Corazón de carne y Mi Corazón espiritual necesitan tener consciencias depositarias de Mi Misericordia que sean capaces de olvidarse de sí mismas, para entregarse a cumplir y a servir en todas las necesidades, desde las más pequeñas hasta las más grandes.
Si eso no sucediera con muchas más almas que sean canales de Mi Misericordia, a través de los actos de la Misericordia Divina que pueden vivir en su día a día; hoy, con pesar en Mi Corazón, vengo a decirles una vez más la verdad que deben escuchar y la verdad que deben recibir en su interior para aprender a vivir Mi Palabra: si no existen más almas que sean partícipes de Mi Misericordia y si la Misericordia Divina no dejara de ser una teoría en la mente y una frialdad en el servicio, puedo decirles que el mundo se sumergirá en una profunda guerra, peor que la que existe en Ucrania.
Por eso, Mi Divina Misericordia ha traído a cada uno de ustedes, en los planos internos y espirituales, hacia el vórtice mayor de Mi canal de Misericordia, instituido preciosamente aquí en Polonia por Mi propia Consciencia Divina, para que las almas recuerden la importancia de vivir en la Misericordia y no en breves momentos de Misericordia.
Ya tienen la capacidad de darse cuenta, por sí mismos, cuándo no son misericordiosos, cuándo no son piadosos, cuándo sus obras están vacías de amor y de luz.
Recapaciten y, delante de este misterio de la Misericordia que hoy les traigo, renueven sus votos Conmigo, porque pocos son los rebaños que hoy tengo disponibles para que sean verdaderos partícipes de Mi Insondable Misericordia.
La Misericordia no es una teología, tampoco es un concepto mental; la Misericordia de Mi Corazón, abierta en lo alto de la Cruz del Calvario, es una acción concreta y sostenible.
Hoy, los invito, en el fin de estos tiempos, a que la Divina Misericordia sea permanente y constante en ustedes, para que sus actos de amor y de misericordia no oscilen ni se enfríen tanto, como alejando la mirada de la luz del sol.
Entren en el calor de Mi Corazón Misericordioso y sus vidas estarán en el lugar donde deben estar y cumplirán la tarea que vinieron a cumplir, sin demorar tanto los pasos que deben dar hacia Mí.
Hoy, lo que pasa en Europa del Este no es solo una tragedia, una falta de consciencia, una gran ausencia de Misericordia; sino también lo que pasa en Europa del Este es un mal universal que, a través de Mi Gobierno Espiritual, Yo vengo a ponerle fin, especialmente por las almas inocentes no solo de Ucrania, sino también de otros lugares del mundo que son afectados e interferidos por las guerras y los conflictos.
No podemos permitir, compañeros, que se fortalezcan en el mundo los pilares del mal; debemos trabajar arduamente, con toda la fuerza del corazón y de la vida, teniendo presente que ya no tenemos tiempo y que son necesarios más canales de Misericordia, expresados a través de las almas en la superficie de la Tierra.
Yo vengo con este Mensaje porque hay corazones que se alejan de Mi Misericordia y se dejan abrazar por sus problemas o hasta por sus propias pruebas; porque se alejan de Mi Misericordia y creen más en la culpa y en la justicia en vez de creer en la expiación que les trae Mi Divina Misericordia.
Ya existen suficientes víctimas en el mundo que verdaderamente necesitan de manos misericordiosas, de miradas misericordiosas, de corazones misericordiosos, de servidores misericordiosos. El mundo ya no necesita, el universo no necesita más víctimas en esta humanidad, sobre todo aquellas que creen ser víctimas de algo y no lo son, que dan disculpas por todo lo que hacen y que no cambian absolutamente en nada.
Allí, Mi canal de Misericordia no se puede expresar, porque las Gracias que tengo que derramar son tantas y las Gracias que les he entregado fueron tantas, que ahora puedo ver con Mis propios Ojos y escuchar con Mi propio Corazón cómo se habitúan a Mis Palabras, y eso no puede suceder porque Mi tarea no es mecánica y tampoco es una tarea estática.
El dinamismo de Mi Misericordia es muy amplio y Mi Corriente Universal y Divina solo los puede impulsar a la ascensión. Cuando estén estancados, den el paso para salir del propio pozo y entrar en la Corriente Crística de Mi Corazón; porque los tiempos son urgentes, las necesidades son urgentes y el planeta corre el riesgo de perderse en la ignorancia, en la ilusión, en la guerra y en el conflicto.
Hoy, puedo decir todo esto porque tengo a todos dentro de Mi canal de Misericordia. Si estuviéramos fuera de ese canal no sería posible decirlo, porque a través del canal de Mi Misericordia Yo los llevo a la madurez de la consciencia y de la vida, a ser capaces de vaciarse todos los días un poco más; para que el compromiso que tienen Conmigo sea real y no ilusorio, sea un compromiso capaz de asumir con responsabilidad lo que a cada uno le pertenece; para no demorar a la Jerarquía hacia donde la Jerarquía quiere llegar en estos tiempos, hacia los espacios en donde necesita ingresar y penetrar con su consciencia, necesita de consciencias maduras y no mediocres, de corazones calientes y encendidos por el fuego de Mi Amor, de Mi Gobierno Espiritual, y no de corazones tibios o fríos que no consiguen dar ni un solo paso.
Hoy, les puedo hablar así porque ya es hora de crecer interiormente. Hay mucho por hacer y hay pocos que lo puedan hacer. Si ustedes crecen y maduran para que Yo Me sirva de sus instrumentos, más consciencias llegarán y se aproximarán, y serán testigos de cuánta ayuda podrán recibir para cumplir con Mi Voluntad.
Vengo a cerrar muchas puertas inciertas y a reerguir a las almas hacia el universo de Mi Misericordia.
Por eso, desde ahora les agradezco la valentía de vivir Mis Palabras y la decisión de asumir este momento a través de la oración misericordiosa; sabiendo que estamos corriendo detrás del tiempo, de un tiempo en la humanidad que se precipita, día a día, por el avance de la ignorancia en el mundo que deja a la mayoría de Mis hijos en la ilusión.
Que puedan volver a despertar a través de este impulso para que puedan seguir Mis Pasos.
Agradezco que todos internamente hayan llegado hasta aquí para ser parte de este Comando de su Maestro y Señor, por Polonia y por el mundo entero.
Les agradezco por caminar en la fe.
¡Adelante, guerreros de la Misericordia!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más