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Queridos hijos:
Hace más de 102 años, el 13 de julio de 1917, en Fátima revelé a los pequeños pastores el tercer y desconocido secreto. Ahora, continuando con esa revelación dada y aún no conocida totalmente por los hombres, vengo en este día a revelarles lo que ustedes están preparados para saber y conocer.
Por esta razón, hijos Míos, su Madre Celeste llega con el impulso de que puedan conocer y abrazar, con toda la fuerza de sus corazones, lo que representa el Universo y su vida infinita.
Llegó el tiempo de que el hombre de superficie ya no permanezca solo con la visión de su nación, continente o planeta. Es tiempo de que, por medio de la oración y de la fe, puedan ampliar su consciencia a fin de que no existan fronteras mentales, sino conocimiento, reverencia y devoción por lo desconocido; por todo aquello que está en las moradas de los Cielos y que no puede ser controlado ni manipulado por nadie.
En Fátima, los pequeños pastores conocieron esas revelaciones, además del tercer secreto que recibieron, porque el Ángel de la Paz los preparó para ese período en el que, a través de la Madre Santísima, estarían ante la magnitud de Dios y de todo Su Universo. Todo eso fue posible por el grado espontáneo de pureza que ellos vivieron.
Ahora, queridos hijos, es el tiempo de dar el salto al conocimiento del Universo y de acceder a la realidad que ninguna tecnología humana alcanzó en toda la historia de la Tierra. Porque, en verdad, el conocimiento infinito del Universo es revelado a los humildes de corazón y a los simples de consciencia. En ellos no existe ambición de poder ni de control en ningún sentido.
Eso fue, hijos Míos, lo que los pequeños pastores de Fátima vivieron, pero llegó el momento de que la Jerarquía Celestial amplíe esa oportunidad a todos los que aspiren a postularse como humildes servidores de Dios.
Eso ayudará a que, en la superficie de la Tierra, hayan consciencias que sean instrumentos que propaguen la devoción al Padre Eterno y así exista más gratitud y reverencia, en compensación por todas las equivocaciones que comete el hombre de hoy, al apartarse de la Verdad Divina, por sus propios medios y modos de vida.
Es así, Mis hijos, que en este día y a través de la Aparición, Yo como su Madre e Intercesora los colocaré ante esa Gracia de que sus corazones crezcan en la fe y en el amor al conocimiento de lo Alto, del Universo y así, el Amor Crístico esté presente en la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo Mío:
Imagina por un instante las tres cuartas partes del mundo en los días de oscuridad; porque, en verdad, lo que el mundo está provocando es atraer más oscuridad a la Tierra.
Muchos piensan que el sol se ocultará por tres días, pero, en verdad, si las naciones no dejan de provocar las guerras y sobre todo no dejan de promoverlas como si fuera la última moda de estos tiempos, situaciones peores sucederán, cosas que nadie jamás esperaría; diría, resultados violentos.
Hoy, un ángel de Dios retira una espina dolorosa de Mi Corazón Inmaculado y, aunque las oraciones por las naciones son permanentes y eso protege a América del Sur, por otro lado, Mi adversario conquista cada vez más el poder y la ostentación de sus aliados en la Tierra.
Si las armas no dejan de ser activadas, como una vez lo dije en Fátima, una tercera guerra peor se desencadenaría de la noche a la mañana.
Esa posible oscuridad que podría reinar en el planeta y ocultar sus tres cuartas partes, sería el efecto de las armas químicas, gaseosas y bélicas; algo sin precedentes.
El efecto de la autodestrucción de una parte de la humanidad sería tan violento que después de que los provocadores de las guerras activen sus armas, tarde se darían cuenta que el poder se les fue de las manos, no pudiendo detener los efectos y las consecuencias.
Hoy, a través del dolor de Mi Corazón, traigo esta realidad para que por todos los medios, ofertas y sacrificios, sea evitada.
Vuélvelo a imaginar, el planeta sumergido en una oscuridad provocada por el efecto nocivo de las armas nucleares.
Los hombres, por sus intereses, están jugando con la humanidad. Y, a pesar de que la promesa del retorno de Cristo se cumplirá, todavía falta atravesar el momento más definitivo de la raza; y ese momento está por suceder.
Mientras tanto, no dejen de rezar, porque así su Madre Celeste seguirá obrando en el plano espiritual contra Su adversario, para retirar de las mentes débiles la idea de la activación de las armas.
Ahora llegó el momento de que, más que nunca, se unan a sus ángeles de la guarda, para que su vida espiritual esté protegida de la repercusión invasiva que está generando la guerra en Medio Oriente.
Esa es la razón por la cual su Madre Celeste desea llegar pronto al hemisferio Norte, no solo para intervenir a los que provocan las guerras, sino también para proteger a los millones de almas europeas que serían testigos de una destrucción sin límites, como efecto de lo que sus representantes hacen en Medio Oriente.
Por eso, duerman y restauren la consciencia, pero siempre tengan una parte de su ser bien despierto, porque de forma inesperada todo se podría desencadenar.
Recen aún más, de corazón, para que su Madre Celeste y todos los ángeles puedan interceder y evitar desastres irreparables.
Mientras Mi Corazón duele, Me sostengo con las oraciones amorosas de los que se unen a Mí en este ciclo difícil.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos, no quisiera que perdieran la paz, porque la paz es valiosa en estos tiempos.
Mientras escucho el llanto de Mis hijos de la República de Venezuela, Yo los invito a renovar el Espíritu de la Caridad en nombre del amor de Mi Hijo y por el establecimiento de la paz en ese país.
Con ojos de misericordia, Yo los invito a mirar los acontecimientos con madurez y consciencia, en cooperación y fraternidad, para que las almas alivien su sufrimiento.
Abran las fronteras de sus corazones para que el pueblo de Dios pueda ingresar en ustedes y finalmente sentirse amado y consolado por todos.
A través de este misterio que hoy les revelo, Yo les doy a conocer, queridos hijos, el potencial de sus corazones que es muy desconocido por la humanidad, al estar apartada de Dios y de Su infinito Amor.
Con manos de caridad, Yo los invito, queridos hijos, a servir a todos los que desconocen, especialmente a Mis hijos de Venezuela, que en este ciclo final necesitan de su ayuda y caridad, así como otros pueblos también lo necesitarán en este tiempo de purificación y transición.
Pero Yo no vengo a traerles el miedo; sino que vengo a traerles consciencia sobre la necesidad de mantener el equilibrio en la humanidad.
Que en su identidad ya no exista país, ni nación, lengua, religión o sociedad.
Yo los invito a ser uno solo en el espíritu de la paz, porque así podrán percibir, queridos hijos, donde está el llamado de Dios para derramar la caridad y el bien hacia los que más lo necesitan.
Ustedes, que son un pueblo amado por Mí, y que tienen en su advocación a la Señora de Aparecida, los invito al igual que la Señora de Guadalupe, a unir sus consciencias en una sola humanidad, en un profundo acto de amor y de misericordia por todos aquellos que padecen el caos.
A ustedes que son un pueblo amado por Mí, y que también enfrentan sus pruebas como sociedad y como pueblo, Yo los invito a superar todos los limites, a abandonar en la vida toda crítica, todo juicio de valor, toda palabra que pueda destruir al semejante.
Yo los invito, queridos hijos, a dejar de culpar a los demás y a tener misericordia, así como Yo la tengo con toda la humanidad. Los invito a sentir como siente Mi corazón, porque Mi Corazón fue humano y ahora es un Corazón Glorificado.
Si Mi Corazón es glorificado, queridos hijos, sus vidas se pueden glorificar en Dios, así como en este día que ustedes Me ofrecieron sus oraciones y cánticos para que el espíritu y la fuente de la paz se establezcan en los que más lo necesitan.
En esta nueva etapa, queridos hijos, en donde los Sagrados Corazones peregrinarán por Centroamérica y México, cerrando puertas inciertas y abriendo oportunidades para las almas que más lo necesitan, Yo los invito, queridos hijos del Brasil, a llevar adelante esa gran misión por Venezuela; únanse como una sola consciencia de amor, porque deben crear en estos tiempos fuertes lazos de amor y de hermandad, atributos que Mi adversario desconoce completamente, porque donde está el amor queridos hijos, no está el mal.
Yo les agradezco, hijos Míos, porque han ampliado su consciencia y especialmente sus corazones, en la colaboración y en la cooperación de la Obra y de los Planes de su Madre Celeste.
No imaginan, queridos hijos, qué gratitud infinita siente Mi corazón, porque sus espíritus dan un paso a la consciencia de la Verdad.
Unidos a Mi Corazón Inmaculado, establecemos poco a poco, por medio de la oración y del silencio, el Reino de Dios en la Tierra; un Reino Divino que a todos los espera y que está olvidado por la mayoría de los hombres.
Yo los invito, queridos hijos, a salir de ustedes, así como siempre lo intentan todos los días.
Yo los invito a seguir esforzándose, porque su Madre Santísima los ayudará y San José Castísimo les dará el apoyo que tanto necesitan.
Yo sé que muchas de sus vidas se están purificando y cosas inimaginables están saliendo de dentro de ustedes.
No coloquen la atención en la imperfección de la vida, sino en la perfección que les da la oración, porque así, sus vidas se iluminarán y se santificarán siempre y cuando crean que todo esto es posible.
Si San José, Mi fiel esposo, era un simple hombre de Nazareth, sus vidas siendo simples, ¿ya no podrían ser grandiosas?
Sigan orando con fe y de corazón para que su Madre desatadora de nudos, pueda seguir liberando a la humanidad del pecado y llevando la consciencia del planeta hacia su verdadera filiación con Dios, con la Fuente del Amor y de la Unidad.
En este testimonio que hoy les traigo, queridos hijos, se guardan las palabras de Mi Hijo y de San José.
Con amor y misericordia calmo sus corazones de toda dolencia espiritual, mental o emocional. Traigo la Luz de Mi Reino, para que sus vidas se vivifiquen en Cristo y dando ese "sí" al Universo, mantengan la fe en ustedes y en todas sus amadas familias.
Hoy uno lazos de amor con sus semejantes, con sus seres queridos, con todos aquellos que me niegan una y otra vez.
Establezco la verdadera y única religión, que es la religión del amor y de la paz que los Sagrados Corazones vivieron en la Tierra.
Vivan nuestro modelo de vida y siempre estarán en la paz. Imiten aquello que pueden imitar y no se perturben, queridos hijos, pues Mi Corazón de Madre les enseñará a vivir la caridad simple y la fraternidad humilde, con cada uno de sus hermanos.
Hoy abro Mis brazos sobre este lugar y aproximo Mis manos a cada uno de ustedes.
Sustentando entre Mis manos el Santo Rosario de Luz, rezo por la redención de todas las vidas sobre la Tierra, y también por todos los pacificadores, para que se mantengan firmes en el momento de su purificación y no se aparten de Mí por nada; porque en la transformación, queridos hijos, en la purificación de sus vidas y de sus consciencias, se encuentra la liberación de sí y la ascensión de sus espíritus al Reino de Dios.
Crean que es posible, queridos hijos, dar esos pasos. Hoy ustedes Me entregan sus súplicas, y Yo les entrego Mis Gracias, en esa infinita comunión de sus corazones con el Mío, haciendo triunfar el Plan de Dios en la Tierra.
Hoy vengo acompañada por un gran ángel del cielo, por el Ángel de la Paz, aquel que fue conocido en Fátima por los pastores.
Vean en el pecho de este sagrado ángel, la Llama de la Santísima Trinidad.
Vean ahora en sus corazones, la Llama de la Santísima Trinidad y las Tres Personas de Dios en una sola, y guarden este sagrado conocimiento para la transición que vivirán, de morir para ustedes y de nacer a la vida eterna, así como los ángeles lo hacen todo el tiempo, por el sagrado servicio a Dios en el cumplimiento de Su Divina y Santa Voluntad.
Como les dije en el mensaje transmitido a Mi hija Lucía de Jesús, hoy no vengo a ver sus imperfecciones, queridos hijos, quiero que esa Llama de la Santísima Trinidad en ustedes se encienda en sus esencias profundamente; por eso los invito a colocar su mano izquierda sobre el corazón y a sentir esa Gracia que los colma, completamente.
De la misma forma coloco Mi mano sobre Mi Inmaculado Corazón y con Mi mano derecha les ofrezco Mi Rosa de Luz para que alcancen la pureza original que se guarda en este planeta, en sus más divinos recintos sagrados.
Busquen esa pureza esencial por encima de todo, no importa que caigan, queridos hijos, comiencen todos los días aferrados a la Mano de Nuestro Señor Jesús.
Él los levantará, así como levantó a María Magdalena del suelo; porque Él vio en sus ojos, no los pecados, sino su verdadero amor por haberse rendido ante el Rey.
Queridos hijos, con esta llama que los fortalece y los une a Dios, en la sagrada presencia del Ángel de la Paz, nuevamente los invito a orar por el Ángel de Venezuela, unidos a todos los ángeles de las naciones en esta propuesta de atraer desde Universo el Reino de Dios, la paz y el amor que muchos necesitan en este momento.
Y ahora, en Mi Omnipresencia Celestial, Me encuentro en la frontera entre Brasil y Venezuela, rezando por Mis hijos que escapan del peligro y observando cómo ellos cruzan los caminos, buscando una oportunidad y una esperanza de luz.
Quisiera que el Brasil entero diera esa asistencia humanitaria. Para eso les doy los treinta días de noviembre, porque los quiero ver Conmigo, junto a los grupos de oración sirviendo por la paz, dando alimento a los que lo necesitan y principalmente transmitiendo la Misericordia del Corazón de Jesús, para que esos espíritus que sufren se puedan calmar.
Si ustedes como nación dan ese paso, queridos hijos, muchas naciones más también lo darán.
Cuando enfrenten su purificación y transición planetaria, no temerán por los acontecimientos; porque si ustedes creen en la Llama de la Santísima Trinidad que hoy recibe cada uno de sus corazones, nada perderán, sino que ganarán, queridos hijos, el Cielo con sus obras de servicio y de amor.
Y así, juntos, disiparemos el mal y colocaré Mi Cetro de Luz sobre las naciones de América, para que ellas constituyan en la Sagrada Obra de Dios, en el cumplimiento sagrado de Su Voluntad.
Les enseñaré una oración para que se unan a la Santísima Trinidad; una oración muy simple que me enseñó el Arcángel Gabriel cuando nació Jesús, en el pesebre de Belén, cuando la Estrella de Belén brillaba en todo el Universo local, trayendo los atributos de la Redención y del Amor para el mundo.
Repitamos frase por frase, orando con su Madre Celeste por las Américas:
Llama de Mi Corazón que todo iluminas,
úneme a la Santísima Trinidad,
para que se establezca el Plan de la Paz. (x3)
Ahora, queridos hijos, recemos junto al Ángel de Portugal para que la pureza original emerja en las almas de Venezuela y de toda América.
Llama de Mi Corazón que todo iluminas,
úneme a la Santísima Trinidad,
para que se establezca el Plan de la Paz.(x3)
A continuación: "Oración del Ángel de la Paz" (x5)
En esta comunión con el Ángel de la Paz, establezco la reconciliación en sus corazones y en cada una de sus familias, para que saliendo de este lugar, recuerden todos los días este momento divino y sublime con la Santísima Trinidad, cuando enfrenten las pruebas y los desafíos del fin de los tiempos.
Antes de reaccionar queridos hijos, piensen primero en la paz y recuerden este momento sagrado Conmigo. Así cortarán la cadena del mal.
Hoy el Ángel de la Paz ha venido a consagrar a los Hijos de María; cuarenta hijos que se unen a Mí en este momento para renovar sus votos con Mi Corazón Inmaculado y con la Santísima Trinidad.
Que vengan aquí para que Yo les pueda entregar los Dones de Dios, y bendecirlos como Mis pequeños, Mis pequeños hijos.
Que estos niños que hoy están a Mis pies, sean una chispa de Jesús, por todos los niños de Venezuela y del mundo entero que sufren las consecuencias del hombre de superficie.
Que estos niños, como los pastores de Fátima, representen la nueva humanidad, la gran siembra del amor y del bien, por toda la humanidad y el planeta.
Y ustedes, Mis hijos adultos, también sean niños en este momento; pero no recuerden sus sufrimientos del pasado, sino la alegría de haber nacido en este planeta, para renacer y renacer en el Corazón de Dios.
Que esta Fuente de Amor que hoy nos une a través de la Llama de la Santísima Trinidad, los fortalezca en esta nueva misión de vivir Conmigo el llamado de Dios, de responder a Mis peticiones y a todas Mis solicitaciones, siempre y cuando les sea posible.
Al menos les pido a los más pequeños que hoy están a Mis pies, que recen un Ave María todos los días, por los niños de Venezuela y por los niños que sufren la enfermedad y que están huérfanos, que no tienen quien los consuele y los ame.
Si ustedes dieran un Ave María a Mi Corazón Inmaculado, Yo podré estar con sus hermanos más pequeños y ellos también se consagrarán recibiendo la Gracia de la Redención y de la Liberación.
Al igual que pedí a los pastores en Fátima, hoy les pido a ustedes queridos hijos, que recuerden su pureza original para que acabe la guerra y se establezca la paz.
Colocando Mis manos sobre ustedes, mientras el Ángel de la Paz derrama el agua de vida, espiritual y divina, sobre sus consciencias, repitamos:
Padre Nuestro...
Y también bajo la bendición del Ángel de México, aquel que aparece a los pies de la Virgen de Guadalupe, Yo preparo a todos los niños de Centroamérica y de México, para que nuevamente reciban Mi maternidad y Mi amor, y cumplan su sagrada misión, en este fin de tiempo.
Con alegría, devoción y regocijo, junto al Ángel de la Paz, y a los ángeles de todas las naciones de América, Yo los bendigo y los consagro como Mis hijos eternamente:
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy canten por Venezuela y por América, el Himno de los Hijos de María.
Hoy Me retiro de aquí agradecida, por todo lo que han hecho, por el estado de San Pablo y por todo lo que deberán hacer para que triunfe el Amor y la Unidad, en nombre de Cristo, vuestro Señor.
Les Agradezco.
El divino diálogo entre María Santísima y el Ángel de Portugal
Ángel de Portugal: Dulce Reina de las Estrellas, Gobernanta Espiritual de todas las almas perdidas y no perdidas, dígnate, Majestad Celestial, elevar a cada uno de Tus hijos a los Brazos del Padre Celestial.
Virgen Santa y Adorable, haz resplandecer con Tu Amor Divino a cada esencia para que finalmente encuentre a Dios, el Supremo Señor.
María Santísima: Cálido Ángel de Portugal, legionario y siervo de San Rafael Arcángel, Te envío a ti y a todos tus benditos ejércitos, para que liberes en honor de San Miguel Arcángel, a todas las consciencias que están encadenadas por Mi adversario.
Disipa con tu paz, Ángel de Portugal, toda ilusión de la consciencia y Te pido, servicial ángel de Dios, que reces por todos Mis hijos, especialmente por aquellos que creen vivir su espiritualidad y no tienen a Dios, por su gran soberbia.
Ángel de la Paz, protege sin descanso a Mi amada Portugal, como también hazle saber interiormente que todo ese pueblo aún debe saldar las faltas cometidas contra Mis pueblos originarios.
Ángel de Portugal: Sí, Señora Mía, Piadosísima Madre que consuelas a los afligidos, que traes esperanza y renovación a los que están hambrientos espiritualmente.
Sí, Madre, esa es Mi humilde respuesta ante Tu precioso pedido de misericordia. Recuerda, Santa Madre Celestial, a los que blasfeman el Corazón de Tu Amado Hijo; implora, Virgen Santa, por cada consciencia de este mundo, para que nadie pierda la Paz del Señor.
María Santísima: Siervo de Mi Padre, que estás al servicio de los Universos Superiores, apreciado Ángel de Portugal, responderé a tus santas peticiones, pediré a Mi Amado Hijo que aplaque la Justicia de Dios y que Su Sagrado Corazón ayude a disolver la indiferencia humana, actitud que hace cometer todos los errores del mundo.
¡Oh Santo Ángel de la Paz!, ayuda a los ángeles de todas las naciones, impulsa al ángel regente de cada nación para que se muestre al mundo. Santo Ángel de Portugal, consciencia que adora el Cuerpo Santo de Mi Hijo en la eucaristía, irradia los códigos de luz que brotan del incansable Corazón de Cristo y haz conocer a cada alma la dulzura del Amor de Mi Hijo.
Hazlo conocer en la perfecta comunión con Su Cuerpo y Su Sangre, hazlo amar en primer lugar en la vida de cada ser, para que así Mis hijos abandonen el abismo de su gran ignorancia.
Ángel de Portugal: Amada Madre y Reina del Júbilo de Cristo, haremos conocer la majestad piadosísima de Tu Hijo, para que los corazones encuentren a Cristo y nunca más se separen de Él.
Enviaré a los ejércitos de San Rafael Arcángel, para que trabajen en la cura de todas las almas y especialmente de los corazones omisos que todavía niegan el poder de Tu Hijo.
¡No llores, Santa Estrella de la Paz!. De Tus lágrimas brota el apelo de una misericordiosa salvación para cada uno de Tus hijos. Déjame, Madre del Sol, secar con mis lienzos de luz cada lágrima de Tu purísimo rostro, para ofrecerlas al Padre Amado como pétalos de flores eternas de Tu Corazón.
María Santísima: Si las almas supieran, amado Ángel de la Paz, lo que siente Mi Corazón bondadoso, no dejarían de estar en Mis brazos, así como lo estuvo Jesús.
No dejaré ni un segundo de tender Mis brazos hacia el mundo y de ofrecer Mis consoladoras manos, como cura y remedio para cualquier dolor.
Me agrada escuchar de tu boca, Santo Ángel de Portugal, la ofrenda de tu consciencia angélica. Así aliviaremos al Padre, viviendo por todos el dolor del mundo. Así los corazones ofendidos podrán encontrar el camino de la esperanza.
Ángel de Portugal: Sabes, Madre Piadosa y Reina de la Paz, que estamos a Tu eterno servicio, pues Tu nombre, que es santo, resuena en nuestros corazones como una melodía de amor y de redención.
Escucharemos Tu llamado y responderemos de inmediato; todos los ángeles de la guarda de Tus hijos te ayudarán para que los hombres y mujeres de la Tierra respondan a la voz de Tus súplicas.
María Santísima: Entonces, Ángel de la Paz, emite desde tu corazón ese don de la Gracia, que la paz no solo abrace a Portugal para que algún día se redima, sino que la Paz de Dios, del Altísimo, llegue a todos los que la necesitan.
Invocaré tu nombre y tú, santo ángel, darás a conocer al mundo la falta de su inocencia. Refúgiate en la oración de todos Mis hijos y así, junto a tus legiones, redimirás a la Tierra, preparándola para el retorno de Cristo.
Ángel de Portugal: Sí, Madre Misericordiosa, cumpliremos con Tus dulcísimas peticiones, que Tu Santo e Inmaculado Corazón sea el refugio para cada ángel. Elevamos junto a Ti, Madre Adorable, todas las súplicas para que esta humanidad ciega despierte de su sueño profundo.
Te agradecemos y te alabamos, Madre Universal.
María Santísima: Es así, Ángel de la Paz, que en este día haré conocer nuestro divino diálogo a todo el mundo, para que las almas se conmuevan y sientan la verdad y el clamor de Mis benditas palabras. Por eso hoy lo revelo a todos Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En unión al Ángel de Portugal,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El triunfo de Mi Sagrado Corazón también se dará en la memoria de este planeta.
Dichosos de aquellos que participan de esta jornada, para que la historia sea escrita en los Libros de Dios y la Nueva Raza la pueda ver como un triunfo resplandeciente.
Todo es posible, hijos de Mi Padre, por la intercesión del Inmaculado Corazón y del Casto Corazón de San José, que en esta Sagrada Trilogía se unieron Conmigo, para que podamos vencer el mal y disipar las tinieblas de los corazones, que renacerán en Mí y en Mi Gloria.
Cuando las puertas son cerradas al enemigo, la derrota está establecida y las Leyes restablecen un principio del cual la humanidad anteriormente se había distanciado, por estar ciega y sorda.
Esta Ley que Yo les traigo y que ha triunfado en Mi Pasión, en Mi Muerte y en Mi Resurrección, es la Ley del Amor, de la Unidad y de la Luz, y hoy los invito a todos a comulgar de ella, para que sus almas sean vistas por Dios en plena redención.
Adoren en esta tarde Mi Sagrado Corazón que se vuelve a descubrir a ustedes, para sentir alivio de las ofensas del mundo y de la indiferencia humana. Corazón que se descubre a ustedes, para mostrarles el Amor que nutre la vida y el Espíritu de cada ser.
Adoren Mi Sagrado Corazón, que en este momento está expuesto ante todos, para la Gloria de Dios.
Adoren Mi Corazón, por los que no lo adoran y por los que lo niegan; por los que se han alejado de Mi Padre en la corrupción y en los vicios, en la tentación y en el olvido del Plan de Dios.
Adoren Mi Corazón, que es un Portal que traspasa al Nuevo Tiempo, al Nuevo Tiempo de las almas, en su vida real y verdadera, en el Universo de Dios.
Mistifiquen este momento como un testimonio y no lo olviden.
Adoren Mi Santísimo Corazón, que viene al mundo para complacerlos y amarlos en el espíritu y en la unión perfecta con Dios, el Todopoderoso.
Quien se postra en el suelo, Me adora y quien no puede hacerlo también, porque cada acto es visto por Dios en la humildad de los corazones que le sirven en este tiempo.
Mientras Me adoran, reciban Mis Rayos del Universo, que descienden sobre ustedes en Gloria y en Luz, en Omnipresencia y en Omnipotencia, en resplandecencia espiritual y en vida, para los que estaban muertos.
Adoren Mi Corazón, como lo adoran Mis ángeles en este mismo momento, ante los Portales del Cielo, sobre una ciudad que no se puede olvidar de Mí en ningún momento; para que se pueda salvar con la ayuda de Mis nuevos apóstoles, en esta Obra de Redención y de Paz.
El mundo se purifica y no adora Mi Corazón. ¿Cómo podrá ser digno de Mi Gracia, si no la busca? ¿Cómo se levantarán las naciones en medio de las tinieblas?
Si Yo Soy la Victoria para ustedes, adoren Mi Corazón e ingresen en Él, para que todo pase pronto y nunca más duela nada en ninguna parte de sus seres.
Mantengan la calma, pues Mi Corazón está expuesto ante un mundo indiferente y las Legiones de la Luz de todo el Universo se reúnen para adorar Mi Corazón, que es el Corazón de Dios, que está vivo en este momento en cada uno de ustedes, en cada plano de sus consciencias, si así lo vivifican a través de esta adoración.
Sientan que sus amarras se liberan y el peso se hace cada vez más leve, y todo se puede curar por la presencia de Mi Sagrado Corazón, que es la llama ardiente para este mundo, que está a oscuras.
Dejen que Mi Fuente se derrame a través de Mi Sagrado Corazón en sus esencias y en sus vidas.
Este es el mayor Sacramento para su fe, para su sostén, para este tiempo final que se acerca al mundo.
Quien quiera reconocer que Yo estoy aquí que lo acepte, porque Yo concreto lo que es imposible en medio del caos y abro las puertas del Universo, para que todos los hijos de Dios puedan entrar y se salven.
En esta Comunión que hoy establezco, revivan este momento todos los días de la vida y adoren Mi Corazón para que el mundo pueda recibir la Gracia que tanto necesita y que tan poco merece.
Lleven estampado Mi Sagrado Corazón en sus seres y enciendan este Proyecto de Mi Corazón en cada acto de la vida, en cada gesto de amor, en cada obra y solidaridad para con el prójimo, porque también allí Yo estoy presente, sufriendo en el silencio de los que se apagan por no tener Luz.
Quería compartir con ustedes, compañeros, este ejercicio espiritual, para que siempre lo recuerden y aún más, lo busquen en los momentos difíciles del planeta y de la humanidad.
Imiten a los pastores de Fátima, que adoraron el Corazón de Dios a través de Mi Sagrado Corazón, presente en la potente Eucaristía que les fue dada por el Ángel de la Paz.
Es así, compañeros, que hoy les entrego esa misma Eucaristía espiritual con Mi Sagrado Corazón, esa Comunión con lo eterno y lo divino.
Quiero que sus voces alaben a Dios, porque Mi Padre Me ha dicho, que ustedes, sin ninguna indiferencia pero con simplicidad, tocaron Su Corazón, Su Corazón eterno y misericordioso.
Sean como niños y busquen su niñez, la pureza que fue cultivada en el nacimiento de sus almas, en el estanque de Mi Corazón.
Alabado sea Dios por esta Gracia y bienaventurados los misericordiosos, porque no solo alcanzarán Mi Misericordia, sino que serán torres de luz para los tiempos de oscuridad, luceros para el mundo y la humanidad en los cuatro puntos de la Tierra.
Hoy, los ángeles comparten con ustedes esta Comunión, para quien así lo quiera vivir, en plenitud y humildad.
Beban de esta Fuente. Beban de esta Fuente y salgan renovados, porque el pasado ya es pasado y hoy están en Mi Eterno Presente.
Que así sea.
Hoy, bendigo con Mi Amor todas estas imágenes y símbolos que han traído a Mi altar, para que siempre recuerden que estoy con ustedes, no solo en la alegría sino también en la tristeza, en los desafíos y en la confirmación de su fe ante el Todopoderoso.
Que estos objetos sagrados sirvan de estandarte y de luz para sus vidas, sus hogares y por donde los lleven, recordando que Yo los bendije, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras aún estoy presente, compañeros, exponiendo Mi Corazón Sagrado para el mundo entero, quisiera también que los consagrados y orantes del mundo Me adoraran, como lo hicieron hoy sus hermanos, para así concretar el Proyecto del Creador.
Bendeciré en esta tarde los elementos que constituirán la renovación de las vidas de Mis nuevos apóstoles, a través del lavado de los pies, porque recuerden que así como Yo lo hice con Mis apóstoles, hoy Me postraré en el suelo en Espíritu y en Divinidad, para borrar sus huellas del pasado y todo sufrimiento interior, en honra a la Divina Misericordia de Dios.
Quien hoy comulgue, recibirá una expiación anual, lo que significa para Mi Sacratísimo Corazón que en esta misma fecha y en el próximo año, deberán volver a repetirlo, para que esta expiación se expanda hacia sus semejantes, hermanos y amigos, y así triunfe Mi Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Cristo Jesús, vamos a cantar "Adonai, Espíritu Santo".
Nos preparamos interiormente para la bendición espiritual.
Vamos a orar, junto con el Maestro, la oración de la "Sagrada Unidad", mientras Él va a consagrar el agua para el Sacramento del Lava pies y también la Comunión. Vamos a orar juntos, con Él, unidos a Su Sagrado Corazón.
Sagrada Unidad de Dios... (x5)
Gracias por estar hoy Conmigo, compañeros, y que la Fe haga eco en sus vidas para siempre.
Sigamos cantando a Dios en plenitud y amor.
¡Les agradezco!
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, el Maestro nos está pidiendo que en esta Maratón especial, aquí, en Buenos Aires, que compartamos con ustedes, brevemente, el relato de cada Aparición.
Y hoy, cuando El Maestro nos hizo ingresar a todos, en esa adoración profunda, al interior de Su Sagrado Corazón, queremos compartir con ustedes que Él reveló, lo que Él denominó “la Iglesia Celestial”, un espacio en donde Su Cuerpo Santísimo, dentro de una Custodia de Luz, es adorado perpetuamente por los ángeles, para poder equilibrar los errores y las acciones que acontecen en este planeta, en este Universo local.
En ese estado de consciencia, en ese plano, en ese lugar celestial, el Maestro nos convocó a todos. Y para aquellos que tuvieron la oportunidad, de alguna forma simple, pero verdadera, de ingresar a Su Corazón en esa adoración, Él realizó una amnistía, lo que Él llamó una "expiación anual”, que durará, de parte de nosotros, si la cuidamos, hasta el próximo año, hasta el 5 de junio de 2017, donde Él nos pidió nuevamente, que cada uno, en el lugar en donde se encuentre o como se encuentre, que realice nuevamente esa comunión, para renovar esta amnistía, esta expiación.
Que no es solamente para nosotros, para la Argentina en este caso, sino también para el planeta y para las miles de consciencias que están detrás de nosotros en esa fila infinita, esperando que se les abra la puerta para ingresar en el Corazón de Dios y tener una oportunidad de redención y de rehabilitación.
Así que era eso lo que queríamos compartir con ustedes, porque fue un momento muy intenso, como ustedes pudieron percibir.
Él realmente hizo un acto y un trabajo de comunión espiritual con cada uno de nosotros y con la consciencia planetaria.
Madre María Shimani de Monserrat:
Una de las cosas que escuchamos de Nuestro Señor, es que lleváramos Su Corazón en cada cosa que hacemos. Y con todo nuestro amor, nosotros podemos imaginar a Su Corazón dentro del nuestro, unido al nuestro y podemos, cada día, en cada tarea que realizamos, sentir el Corazón de Cristo junto al nuestro.
Necesitamos prepararnos, entrenarnos, para que cuando las cosas se pongan un poco más intensas o difíciles, nosotros podamos vivir con ese Corazón dentro del nuestro.
Es un ejercicio importante que todos tenemos que aprender, porque eso también lo vamos a llevar a donde podamos ir; a nuestros familiares, a nuestros conocidos, a nuestro trabajo, a todas nuestras tareas; llevar el Corazón de Cristo dentro de nosotros, junto al nuestro, es algo que todos podemos hacer.
Así que los invitamos a profundizar en las Palabras de Nuestro Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Y eso no termina hoy, hermanos. Continúa mañana, porque son tres días de bendiciones.
Él encontró nuestros corazones muy abiertos. Esperamos que cada uno cuide esa apertura de Su Corazón, en esta tarea de la Maratón de la Divina MIsericordia y que mañana realmente podamos dar un broche de oro, para esta tarea de paz que realiza Cristo y los Mensajeros Divinos en la Argentina.
Madre María Shimani de Monserrat:
Así que nos vamos a ver en el día de mañana, en la transmisión de las 8:00. Los esperamos a todos.
Buen trabajo de corazón a corazón, para todos. Buenas tardes.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.
Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.
Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.
Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.
Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.
Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.
Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.
Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.
Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.
El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.
Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad.
Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.
Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.
Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.
Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.
Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.
Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.
Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.
Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.
Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.
Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.
Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.
El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.
La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.
El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?
Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.
Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.
Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.
Mi Madre los amparará en esta tarea.
No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.
Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.
Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.
Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.
La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.
En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.
Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.
Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.
Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.
El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.
Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.
Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.
Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.
Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.
Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.
Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.
Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.
No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.
Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.
Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.
Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.
Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.
Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.
La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.
Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.
No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.
Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.
Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.
Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.
Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.
Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.
Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.
Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.
La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.
Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.
A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.
Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.
Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.
En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.
Mi Dios, yo creo en Ti...
Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.
Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.
Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.
Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.
Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.
Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.
En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.
Kodoish...
Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.
En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:
Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)
Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.
Vayan en paz.
Queridos hijos:
Mi Corazón de Madre aún se acongoja por la falta de consciencia y de amor de los pecadores del mundo.
Les pido que no se confundan con los falsos mensajes que solo intentan desviar a las almas de Mi propósito de Paz.
Escuchen con atención Mis palabras y solo crean en lo que vuestra Madre Celeste les dicta diariamente. Mi adversario usará las medias verdades para confundir a los orantes, traer pena y desasosiego interior.
Yo deseo que solo compartan Conmigo el dolor de Mi Inmaculado Corazón, Corazón que todavía sigue siendo ofendido por todos los hombres cuando ultrajan la consciencia femenina de la humanidad.
Les pido a todas las madres del mundo, a los orantes, a los creyentes y a los devotos de los Sacratísimos Corazones, que Me oferten durante nueve días una novena a la Poderosa Madre del Perpetuo Socorro para que vuestra Madre del Cielo tenga la Gracia de proteger el espíritu de la maternidad en el mundo, el que está desapareciendo del seno maternal de las madres de Oriente.
Madres: si ustedes también se unen a Mí mediante los dos Misterios del Santo Rosario, el Ángel de la Paz promete proteger a los ángeles de la guarda de todas las buenas almas.
Para impedir que los ángeles de la guarda de Medio Oriente desaparezcan de las naciones, amorosamente vengo a pedir la novena a todas las madres del mundo.
Si todas las madres se unieran a Mí, podré establecer un tiempo más de paz en las Américas, que es el próximo foco de Mi adversario.
Para establecer la Misericordia de Dios, cada alma de la Tierra deberá hacer su parte hasta el fin de los días. Si los pedidos de oración cayeran de sus manos, así como caen los frutos de un árbol, una gran prueba espiritual deberá enfrentar la humanidad.
Es por esto que el Cielo está descendiendo al caos del planeta, para evitar que más inocentes sean condenados y la cristiandad desaparezca del corazón de los seres por miedo, terror o perturbación.
Desearía que todos Mis hijos orantes tomaran consciencia de la realidad planetaria y que cada alma asuma la misión que vino a realizar.
Ahora, no solo Mi Corazón está lastimado, sino que Mis túnicas puras fueron rasgadas por los hombres que ultrajan a las madres de Oriente.
Acudan a Jesús e imploren, no dejen de implorar; ya estamos en la última y definitiva hora mundial.
Yo les agradezco por orar a Mi Materno Corazón.
Que la paz no desaparezca del seno de la humanidad.
Vuestra madre María, Rosa de la Paz
Vean Mi Corazón, altamente ultrajado por las injurias del mundo, y reveréncienlo, Él es el Corazón, el manantial predilecto de todos. De Mi Corazón brotan los Rayos de la Piedad y las causas justas para todos los seres. Bienaventurados aquellos que beben de la Fuente de Mi Corazón, porque resucitarán.
Mientras hoy estoy aquí, también estoy en África con todos, acompañándolos, siguiendo vuestros pasos y guiándolos en el silencio de Mi Corazón misericordioso.
Porque a través de vuestras manos y del caminar de vuestros pies al encuentro del servicio y de la caridad, Yo puedo actuar en omnipresencia y llevar Conmigo a las almas, a las que más sufren desde hace mucho tiempo, a las cuales nadie recuerda en su oración.
El tiempo de la oportunidad ha llegado, antes de que descienda la Justicia de Dios, por eso prepárense con coraje y valentía. No tengan miedo de desterrar aquello que vive dentro de ustedes y que ya no pertenece más a los Planes del Creador.
Mientras viven vuestra purificación alegren vuestros corazones, compañeros, porque la hora de vuestra rendición está llegando y estarán, al igual que muchas almas, a las puertas de la redención para que crucen los umbrales hacia Mi Corazón y, definitivamente, se fundan en Mi Espíritu de Luz y, ahí, en ese momento, sean Mis apóstoles, los apóstoles del nuevo tiempo.
Hoy traigo entre Mis manos las oraciones de muchos hijos Míos para ofertarlas, a través de Mi intercesión, a vuestro Padre Creador Adonai, que está atento a las súplicas de todos cuando estas son verdaderas, simples y responden a la necesidad de la Voluntad Mayor.
De esa forma, compañeros, las Gracias son derramadas, primero en los corazones más necesitados y, después de todos, en ustedes, en la última fila de Mi ejército recibirán la parte que les cabe, aquella que Dios ha pensado desde el principio.
Ya algunos de Mis compañeros recibieron muchas Gracias de parte de Mi Corazón. De la misma forma, Yo espero que puedan responder a Mi Llamado Mayor y, delante de los tiempos de crisis y de caos, ustedes puedan estar dispuestos a servirme independientemente de lo que suceda dentro o fuera de ustedes, en donde se encuentren. En cualquier parte del mundo Yo estaré ahí presente, en omnipresencia, cuando Me invoquen a través de Mi Divina Misericordia.
Mientras Mis Palabras hoy se pronuncian al mundo, Mi Luz y Mi Amor van borrando de vuestros corazones todas las secuelas del mal y los vínculos que realizaron con él, para que puedan renacer en espíritu y, purificados por Mi Amor misericordioso, se coloquen en las filas de Mi ejército celestial, porque la hora de la congregación está llegando y todos los soldados se unirán durante la hora más difícil para poder servir al Creador, en este tiempo de transición.
Mientras algunos caminan hacia su purificación, no vean a vuestro alrededor la oscuridad que los está circundando.
Miren hacia los cielos, porque Mi Luz llegará a ustedes y los envolveré dentro de Mi Manto como un buen pastor lo hace con sus ovejas y prontamente, compañeros, estarán residiendo en el establo de Mi Corazón.
Ahora, reciban con gratitud Mi Mensaje mensual.
A continuación, Fray Elías del Sagrado Corazón recibe el Mensaje mensual de Cristo del 17 de abril de 2015.
En esta noche, consagraré lo más preciado que tengo para todos, que son Mi Cuerpo y Mi Sangre, motivos perfectos para vuestra redención. Dichosos aquellos que comulgan Conmigo y aceptan el camino de la rehabilitación.
En este momento, compañeros, bajo la autoridad que Dios Me concedió, como vuestro Maestro y Pastor, celebraremos la consagración cantándole a Dios.
Que los ángeles se congreguen, que los Ángeles de la Guarda participen de esta oportunidad de ofertorio que podrá ser realizada por cada uno de ustedes y, nuevamente, Mi Corazón sea reparado.
Oración:
Señor amado, oh Cristo amado,
acepta nuestra reparación
a través de nuestro amor, nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu Corazón flagelado, Señor,
sea aliviado por nuestra devoción a Ti.
Amén.
(tres veces)
Canción: “Adonai, Espíritu Santo”.
Recen Conmigo la oración del Ángel de la Paz:
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente, y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presentes en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido,
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Mientras Me despido de este Centro de Amor, elevando al Padre Eterno vuestras súplicas, derramando sobre las almas pecadoras Mi Misericordia, en honra al Dios del Amor, de la Unidad y de la Justicia, deseo en esta noche que se encienda, nuevamente, el carbón para dar con el incienso la bendición a estas almas presentes, a las que también con predilección Yo he bendecido.
Les agradezco por compartir Conmigo, en esta noche, el océano de Mi Misericordia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Queremos compartir con todos que hoy el Maestro vino como Jesús Glorificado, Aquel que conocimos en la Faz que nos reveló el 5 de enero de 2013, y que hoy llegó hasta aquí, al Reino de Aurora, mostrando Su Corazón lastimado. Pero, dentro de ese Corazón había un portal infinito, en donde se encontraba un gran océano, que Él nos decía que era el océano de Su Amor. Y después de eso, dirigió Sus Palabras a todos los presentes y nos trasmitió este Mensaje. Él dijo que es una revelación interior que hace para cada uno de nosotros.
Y a pedido de Nuestro Señor, vamos a escuchar una reflexión de Madre María Shimani sobre este Mensaje, ya que Nuestro Señor considera que es importante que entendamos bien lo que Él nos quiso decir.
Madre María Shimani:
Para todos nosotros debería ser bien clara la oportunidad que estamos recibiendo como representantes de la humanidad.
Nunca antes, en la historia de esta civilización, la Jerarquía Divina habló tan directamente con nosotros, guiándonos paso a paso para vivir esta transición final.
Nuestro Señor nos está explicando que, a través de nuestros encuentros con Él, de alma a Alma, de alma a Divinidad, hemos estado recibiendo directamente desde Su Consciencia códigos de muy alto valor que nos van a proteger de aquí hasta que finalice este proceso de transición en este mundo. Y que Él nos está dando una Gracia especial a través de los pedidos que nos realiza, que nos permiten, al obedecer con amor y con alegría, saldar las deudas que esta humanidad tiene y permitir que algunos acontecimientos que, serían muy difíciles para nuestra humanidad, se puedan evitar.
Porque si bien todos sabemos que este mundo merecería vivir algunos ajustes importantes a través de esos movimientos que el planeta podría vivir, muchos inocentes padecerían algo que no merecen, y la Divinidad con Su amor no solamente piensa y siente a esos inocentes, sino que también siente a todos aquellos que han pecado gravemente en contra de la humanidad, porque nunca nos tenemos que olvidar que, para Nuestro Señor, el más perdido de los pecadores es esa victoria que le quiere ofrecer a Su Padre. Para Su Corazón, Su Amor y Su Misericordia, nada está perdido.
Entonces nosotros, a través de esto que estamos viviendo y compartiendo juntos, estamos teniendo una gran oportunidad para todos y para toda la humanidad, algo que para nosotros sería inimaginable.
Cuando el ser humano aprende a hacer la Voluntad de Dios, cuando se despide de su propia voluntad y con alegría obedece a la Voluntad Suprema, pueden pasar cosas inimaginables, algo tan simple como haber ido a África, que catorce hermanos estén recorriendo África haciendo obras de caridad, en total obediencia y en total servicio, unidos a nuestra oración y que ese evento haya podido evitar muchas dificultades para este planeta.
Es importante que podamos comprender qué pasaría si, como decían hoy nuestros hermanos en el programa del Sagrado Llamado, todos nos reuniéramos a las tres de la tarde a orar por la Misericordia.
Si todos los seres humanos reverenciaran a Dios, este planeta sería un paraíso lleno de vida y de felicidad para todos. Porque eso fue lo que nuestro Padre pensó para esta civilización.
Con estas insignificantes cosas que nosotros hacemos, cuando en rendición amamos y servimos a Dios, pueden cambiar todos los acontecimientos que están previstos.
Por eso Nuestro Señor nos revela que, cuando nosotros estamos unidos en Dios, el Reino de los Cielos puede descender a la Tierra.
Por eso, nosotros intentamos siempre invitarlos a que se unan a orar por este mundo, a hacerlo de corazón como dijo Nuestro Señor, sin arrogancia, en la simpleza del corazón, y así cambiar definitivamente el destino de este mundo.
Virgen María:
Yo Soy la Santísima Virgen María, Reina y Señora del Perpetuo Socorro, una buena madre que sigue a Sus hijos y nunca pierde la consagración de un alma a Dios.
Los Cielos responden a aquellos que escuchan el llamado.
Celebren y alégrense, Dios está descendiendo a la Tierra con Su Misericordia. La Reina del Cielo abre las puertas del Universo Mayor para que desde los Tronos Mayores descienda el Hijo de Dios.
Ángeles y Arcángeles celebran esta Comunión y encuentro. Que vuestros corazones celebren este momento.
¡Gloria en las Alturas! ¡Aleluya a todos los que escuchan el llamado del Señor!
Estoy aquí, extraordinariamente, para bendecirlos, aguardando la llegada de Jesús desde el séptimo universo. Esperémoslo.
Recemos, queridos hijos, la oración que Yo le enseñé en Fátima a la humanidad, enviada al mundo por el Ángel de la Paz.
Oración del Ángel de la Paz (en portugués).
Queridos hijos, sigan rezando todos los días el Rosario por la paz. Dios está atento a la voz de vuestras súplicas, a las oraciones humildes de Sus hijos y siervos. Dios se alegra por aquellos que se reencuentran en el Corazón del Señor.
Venezuela tendrá un tiempo más de paz, pero deberán seguir orando para que el mundo entero tenga paz, en todos los corazones que sufren.
Jesús está llegando, ¡alegrémonos!
Queridos hijos, estoy presente aguardando, junto a ustedes, la Presencia de Jesús.
Canten y abran los cielos.
Canción: “Cristo Redentor, Cristo de la Luz”.
Cristo Jesús:
Los Sagrados Corazones honran y alaban a aquellos que sirven por sacrificio a Dios.
Glorifiquen a Dios en este momento, glorifiquen Su Presencia, la Fuente de la Unidad y del Amor para el mundo, a la cual todos deben retornar después de esta vida, para fundirse con Dios y con Mi Corazón Sacratísimo.
Yo Soy vuestro Pastor, quien los bendice y los ama.
En esta tarde, he venido al mundo para dar testimonio de una conversión, porque quien vive en Mí, vive la conversión, la liberación de la vida y del pasado, y la reconciliación profunda con Dios, vuestro Padre Eterno.
Por la autoridad que Dios Me ha dado, como parte de Dios y Célula de Su Presencia Eterna en todos los universos; por la cristificación que Yo he vivido en la Pasión; por la Sangre y el Agua derramada sobre ustedes por amor y conversión, redención y liberación de todas las faltas; y por el precioso pasaje de Mi Bautismo en el río Jordán; Mi Espíritu paternal y crístico bendice esta agua para consagrar esta nueva alma, que se reencuentra con Mi Corazón Sagrado después de mucho tiempo.
Por eso, en esta tarde, Yo instituyo, en esta congregación, el Bautismo como un don espiritual para lavar las faltas y el pasado, y volver a renacer en Mi océano de Vida, en Mi infinita Misericordia.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Cuando Juan el Bautista bautizaba a las vidas, Él traía el Espíritu Santo hacia cada una de las almas. El agua que representa, en este mundo, la pureza y la compasión para todos los espíritus sobre la Tierra, es el mayor ejemplo de simplicidad y de castidad para cada uno de ustedes.
Por eso, que este ejercicio de Bautismo sea a través del estado de simplicidad, del sentimiento profundo del corazón, del amor que los une a Dios y así, Dios vendrá a la Tierra a través de vuestras esencias y corazones.
Yo les enseño, queridos compañeros, a lavar vuestros pecados a través de Mi Misericordia y a renacer en la Luz Mayor que existe en el infinito.
Mi Mensaje para este día, es recordarles el Bautismo como un don de cura y de restauración; para poder instituir, nuevamente, Mis Rayos de Misericordia y de Piedad sobre las almas que han estado distantes de Mi Corazón.
Por eso, en este momento, también bauticen vuestras vidas y espíritus y reciban, de Mi Corazón Sagrado, la Paz y la absolución para comenzar, en este día, un nuevo camino de Luz, el camino del apostolado, del servicio y de la caridad por amor y por la redención de toda la Humanidad.
¡Que canten los Cielos y se alegren los seres en la Tierra!
El Espíritu Santo viene a vuestro encuentro.
Queridos compañeros, que el Espíritu Santo, en este momento, sea un verdadero Don de paz y de conversión en vuestras vidas. Que vuestras almas puedan renacer en Mi Corazón Sagrado y encontrar, en este camino nuevo, la esperanza y la fe, dones de fortaleza y de unidad perfecta con Dios.
He bendecido también, en esta tarde, Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan reparar el Corazón de Dios y entender, ante todas estas cosas, que existe algo mayor para cada uno de ustedes, que es el Amor de Mi Reino, la eternidad, el Paraíso.
El alma que se consagra a Cristo se postra a los pies de Mi Cruz para que Yo la pueda bendecir y santificar. De esta forma, esta bendición llega para todos, principalmente para aquellos que abren su corazón a Mi Luz eterna, Mi Luz redentora.
Mi Corazón Sacratísimo está todavía presente entre ustedes para derramar Su Misericordia, Su alegría y Su bondad sobre vuestras almas.
¡Alejandrino, levántate y anda! Sigue Mis pasos y Mis caminos. Muchas almas necesitan de Mí y para que Yo pueda llegar a todas ellas necesito de Mis siervos, para cumplir con Mi Plan Mayor en la Tierra.
Vayan en paz.
¡Argentina! Prepárense para recibirme. Querré ver vuestros corazones más abiertos que los que Yo ya he visto.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Madre María Shimani:
Bien, vamos a hacer un pequeño relato de lo que sucedió hoy y a trasmitir algunas indicaciones que los Sacratísimos Corazones nos dieron.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hoy tuvimos la visita extraordinaria de nuestra Madre María, como la Señora del Perpetuo Socorro.
Realmente para nosotros fue una sorpresa haberla recibido y la manifestación de Ella era bien contundente junto a Sus ángeles y la visita de un Arcángel, esperando la venida del Maestro.
En ese momento, sentimos y vimos que nuestra Madre María hizo un trabajo planetario en cuestión de minutos. Fue abrazando a todo el planeta con Su Presencia y Su energía. Ella se aproximó también muy cerca de nosotros para que tuviéramos seguridad de que en verdad era Ella quien estaba presente.
Compartió ese momento de oración en el que Ella nos pidió orar la oración del Ángel de la Paz. En ese momento, el Santuario de Fátima se unió con el Centro Mariano de Figueira como un solo canal mariano que se fue expandiendo por el mundo.
Después llegó nuestro Maestro. Todavía estaba la Presencia de nuestra Madre María que compartió este momento de consagración.
También fue una sorpresa para nosotros el momento en que el Maestro nos pidió traer una vasija de agua para hacer la bendición, el Bautismo.
Al principio no entendíamos lo que Él nos quería decir con eso. Pero hoy, también nos trajo el momento de Su Bautismo en el Río Jordán. Ese hecho lo trajo hasta ahora, hasta este presente; y muchas almas fueron bendecidas, principalmente las que hoy no están aquí. Pero también fueron bendecidos todos ustedes por la Energía de Cristo, y se mostraba nuestra alma limpia y pura del pecado, de las faltas, a través de ese acto que Cristo realizó con Su Presencia.
Él también pidió que el hermano se colocara a los pies del cuadro del Cristo Misericordioso. Y en un momento del Bautismo, Él dijo: "Muchos querrán bautizarse".
Le preguntamos: ¿Qué vamos a hacer?
Hagan lo que Yo les he enseñado, lo que Juan el Bautista enseñó, que sea simple y humilde, porque Yo en el momento del Bautismo estaré intercediendo por esa alma que recibe el bautismo y ustedes solo serán instrumentos para que eso pueda suceder.
Y después nuestro Maestro y nuestra Madre María nos dieron algunas indicaciones sobre los próximos trabajos y tareas que realizaremos en estos meses.
Hace un poco más de dos mil años de vuestro tiempo que la Gran Estrella de Belén guio el camino de los iniciados Reyes Magos, los que recibieron la bendición original del Hijo de Dios.
Este especial encuentro en Belén, con los Santos y Sabios Reyes del Espíritu, marcó un antes y un después en la vida y la evolución de la humanidad; ellos prepararon desde el corazón la venida gloriosa del Rey de las Estrellas.
Los Reyes que llegaron de diferentes partes de Medio Oriente y del Lejano Oriente eran más de tres. Recuerdo que Mi Amada Madre María, cuando yo tenía tan solo seis años de edad, me dijo que los Santos Reyes habían sido enviados por el Espíritu de Dios para ungir, por medio de las sagradas ofrendas, al Hijo de Dios.
Fue así que en aquel tiempo los Reyes reabrieron el camino de la cura y la redención espiritual de toda la humanidad perdida. En verdad ellos fueron los que prepararon el camino para el Mesías junto a la misión que cumplió Juan el Bautista.
Muchos de los corazones en esa época, muchas de las almas fueron bendecidas por la acción amorosa de los Reyes y, como buenos y humildes iniciados, sostuvieron el Plan que Dios quería implantar desde el nacimiento de Jesús.
También, en aquella noche, los pastores de Belén recibieron la visita del Ángel de la Paz, el cual anunció la Gloria y la Salvación por el nacimiento del Mesías. María y José, regocijados por el Espíritu Santo, fueron llevados en los planos internos frente a los Altares del Creador. Aunque hacía pocos días que Mi Sagrada Madre había dado a luz, Ella fue coronada y bendecida por el Espíritu de Dios.
Hoy les revelo este misterio, porque para este año que comienza Mi Corazón Misericordioso vendrá en búsqueda de los nuevos apóstoles; ya es hora de abrir las puertas para la liberación interior y para el camino de la paz.
Imiten el ejemplo sagrado de los Santos Reyes de Oriente, porque será necesario rescatar la reverencia y lo sagrado en la humanidad. Agradezco a todos los presentes por compartir Conmigo estos días de oración y de paz por la humanidad. Dios está alegre por vuestros esfuerzos.
Los ama siempre y los protege,
Vuestro Santo Rey, Cristo Jesús
Queridos hijos:
El día sábado es considerado por los Cielos como un día de profunda y misericordiosa adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo.
Desde hace siglos, vengo pidiendo la adoración al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, debido a la gran necesidad de equilibrio y de armonía espiritual en el mundo entero. Mi Hijo Me ha pedido repetir y difundir por los cuatro puntos de la Tierra esta verdadera necesidad de Su Corazón Sagrado.
Jesús espera que Él también sea venerado y amado en la adoración a Su Místico Cuerpo Glorificado, porque los días sábados, en el mundo entero, se han convertido en un portal de perdición absoluta para las almas de la Tierra a través de las acciones del pecado, de las costumbres, de las festividades populares y de la muerte inocente de jóvenes y mujeres.
Mi Hijo quiere que al menos una parte de esta humanidad lo adore de corazón y de alma. Aunque ya existe este ejercicio espiritual entre muchos adoradores de Mi Hijo, el Cielo necesita que esta acción de adorar a Jesús en el Santísimo, sea real y sincera.
El Señor solo les pide que, por medio de la adoración, se curen y así se conviertan los planes que el enemigo siembra en muchas almas, las que son separadas del Corazón de Jesús. Por eso hoy, Mi Inmaculado Corazón los invita a asumir este camino de reparación y de redención por medio de la adoración.
El Señor necesita que Su Místico Cuerpo sea más importante para vuestros espíritus que las realidades que difunden los medios de comunicación.
En la adoración a Cristo Vivo en la Eucaristía, se encuentra la llave que los ayudará a mantener el equilibrio mental y emocional para este fin de tiempo. Cristo desea retirar del sufrimiento a muchos de Mis hijos, que sábado a sábado se condenan a sí mismos y que sobre todo pierden las fuerzas internas de sus corazones.
Respondiendo a este llamado, recibirán sabiduría y como lo ha dicho el Santo Ángel de la Paz, ustedes adorarán por los que no adoran, no aman, ni buscan a Dios.
Queridos hijos, así podrán ver que los tiempos son urgentes y que vuestro refugio siempre será el Corazón Amado de Mi Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Que la Paz y el Bien los guíen.
Vuestra Madre María, Guardiana de la Sagrada Adoración
Queridísimos hijos en Cristo:
Me alegra ver, en este día, a los peregrinos simples y dispuestos a seguirme por el camino de la oración y de la paz. Hoy quiero agradecer por el encuentro divino que cada uno de ellos tendrá Conmigo en sus corazones, porque un peregrino es la luz que circunda los espacios para llevar la paz.
Un peregrino es como una estrella incandescente que irradia el amor inmaculado de la Madre Celestial. Un peregrino es como un sol ante la oscuridad, porque su principal instrumento es el rosario. Un peregrino es como un discípulo que acompaña las instrucciones con amor.
Todos los peregrinos tienen diversos fuegos. El fuego de cada peregrino se enciende con la oración y este se complementa con los otros fuegos. Así cada peregrino manifiesta como orante una parte del Plan de Dios. Todos los peregrinos son un solo espíritu crístico que fortalece el caminar y los pasos de sus semejantes.
Por eso, aquel que quiera consagrarse como peregrino, solo deberá orar y afirmar que es un discípulo de Cristo en el mundo; porque peregrino no es solo aquel que vive el Mensaje Divino, sino que también es un puente al servicio abnegado y a la caridad por los más necesitados.
Existen muchos peregrinos en el mundo que, en este tiempo, pasarán a consagrarse internamente a Mi Inmaculado Corazón como nuevos apóstoles de Cristo, como apóstoles de Dios. Así nacerán los nuevos soldados de María que estarán dispuestos a seguir las enseñanzas del nuevo Evangelio de Cristo, Evangelio que preparará la venida de Mi Hijo Jesús.
Hoy quiero irradiar Mi Amor materno y único a todos los peregrinos, porque es a través de todos ellos que Mi Plan mariano se llevará adelante, cuando de corazón y de verdad colaboren para que esta Obra de salvación y de Misericordia sea posible.
Queridos hijos, estoy en oración por ustedes, para proteger a los peregrinos que estarán dispuestos a seguir el camino hacia Mi Hijo Jesús.
Hijos Míos, en este día de alegría y de regocijo para ustedes en Mi materno Corazón, Yo los animo nuevamente a vivir el ecumenismo de Cristo. Esto significa ver que todos los peregrinos son portadores del Amor de Mi Hijo, un Amor que une, un Amor que alivia, un Amor que cura, un Amor que libera, un Amor que no condena, un Amor transfigurador y redentor.
Queridos hijos, la Madre del Cielo los llama a fraternizar a través de la oración por la paz en el mundo y por la unión espiritual entre todos los seres de la Tierra. Aquellos que se dispongan a ser ecuménicos, ayudarán a que los acontecimientos también cambien y a que la paz reine entre los hombres y Dios.
Amados hijos, Mi Espíritu infinito de Amor, hoy ayudará a los más necesitados de alma, de corazón y de cuerpo, ayudará a los que esperan desde hace tiempo un alivio interior.
Oremos para que los nuevos apóstoles de Mi Hijo se presenten y para que la obra mariana se cumpla en el mundo entero, principalmente en las queridas familias de América.
Ayunen, adoren y comulguen de Mi Hijo. Él siempre será vuestro único y fiel sustento para este tiempo.
Ahora, después de cada decena del Santo Rosario y al término de la Oración del Ángel de la Paz, ustedes deberán repetir con devoción:
“Es todo por Ti Jesús, por Tu insondable Misericordia. Amén”.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice en el eterno Amor,
María, Vuestra Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos Míos:
Hoy Mi Corazón materno retorna a sus vidas para animarlos a caminar en la consagración de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón. Hoy el Sagrado Corazón de Jesús los reúne en torno a Su Sierva fiel, la Virgen María, para que muchos hijos se confirmen como soldados de la Luz.
Hijos Míos, hoy el Cielo congrega almas y corazones que deberán estar dispuestos a caminar en Dios por las almas que no caminan en Dios, a sacrificarse por las almas que no se donan al Padre y a amar por las almas que no aman a Dios.
Como lo hizo una vez el Ángel de la Paz, antes de Mi llegada a Fátima durante el siglo pasado, los Ángeles del Señor hoy preparan, junto con los Ángeles de la Guarda, el esperado regreso de la Señora del Cielo, mes a mes.
Mi Voz maternal se anunció por primera vez en Fátima el 13 de mayo del año 1917. Ahora, Mi Mensaje, en este tiempo, retorna más fuerte y preciso, porque Mis hijos deberán despertar al llamado de la conversión.
En este día, descenderán Conmigo los ángeles del Reino de Fátima, las mismas resplandecientes consciencias de Luz, que junto con el Inmaculado Corazón, redimieron a toda la humanidad a través de la pureza y de la oración.
Hoy los invito a ingresar al Reino de Fátima, al Reino Angelical que fue manifestado cuando Mi Corazón se anunció en Fátima al mundo, con el fin de alcanzar la paz en toda la Tierra.
Queridos hijos, por esto les pido que en sus oraciones protejan con el amor a todos los Centros Marianos que fueron fundados por la Virgen María, la Reina del Cielo. Como en cada Centro Mariano, en el Centro Mariano de Fátima, el Reino Angelical de Fátima cumplirá con una tarea importante en la salvación de las esencias de la humanidad.
El Centro Mariano de Fátima socorrerá espiritualmente a las almas para que, en los momentos culminantes, sean conducidas hacia la Luz. Los Centros Marianos no solo son Santuarios de devoción, también son puntos celestiales en donde Dios, a través de la Madre del Cielo, sembró la Luz para el mundo.
Vean que, a través del Reino de Fátima, podrán despertar a la pureza del alma y del corazón. Vean que, en el Reino de Fátima, sus caminos se podrán enderezar y la sabiduría de los ángeles podrá guiar sus pasos.
En el Reino de Fátima, Mi Inmaculado Corazón alcanzó a reunir, por medio de la oración, a todas las almas del mundo y así, una vez más, la paz se expandió por todos los confines de la Tierra.
Queridos hijos, recordando este día 13 de abril, Mi llegada a Fátima el 13 de mayo de 1917, Yo los invito a gestar en sus corazones un amor profundo por el Reino de Fátima, permitiendo así que los Ángeles de la Guarda los conduzcan por los senderos seguros del camino espiritual.
Vean la grandeza de Mi Obra Mariana a través de los Centros Marianos y sean partícipes, junto a Mí, del Reino de la Paz.
Quiero que más hijos Míos puedan reencontrar el camino hacia Dios, a través de cada Centro Mariano y ustedes, los peregrinos, deberán ser los guardianes de los Portales de Luz que Mi Corazón abrió en cada Centro de devoción, a través de la oración.
Que el Reino de Fátima pueda despertar Mi Pureza Virginal en sus esencias y que descubran a su lado la presencia angelical.
¡Les agradezco a todos Mis hijos por responder a Mi llamado!
Los ama y los bendice,
Vuestra Madre María, Reina de la Paz y Señora del Santo Rosario
Queridos hijos:
Después de aquel 13 de octubre de 1917, cuando el Sol de Dios mostró Su Verdadera Faz, la vida de muchas almas cambió para bien del Plan Divino; la guerra entre los corazones se detuvo y Mi Espíritu Maternal pudo establecer un tiempo más de paz.
Mis hijos aún necesitan de milagros, pero hoy les digo a todos: que después de tantas Gracias que han sido derramadas desde Jesús, desde Su Sagrado Corazón y desde Mi Inmaculado Corazón, la mayor Gracia para este tiempo es que Yo, la Bienaventurada Virgen María, Reina de la Paz, esté entre vuestros corazones llamándolos en nombre de Mi Hijo a vivir la conversión, el perdón y este tiempo de Misericordia.
Hijos Míos, por eso hoy los invito a recordar y a guardar en vuestros corazones el gran milagro de Amor que Dios manifestó a través de Mi Inmaculado Corazón en la presencia luminosa del Sol. La gran semilla de Luz fue sembrada en el corazón de los que tenían fe y en el corazón de los descreídos. La semilla de Mi Luz Maternal fue sembrada en los creyentes y en los ateos. Nadie quedó sin recibir, una vez más, la Gracia de Dios, Su Perdón y Redención.
Por eso, queridos hijos, hoy los estoy llamando a meditar, mediante la oración, sobre estos misterios que se hicieron visibles una vez en Fátima a los ojos de todos Mis hijos.
Dios Me llamó para derramar Su Infinita Gracia en un tiempo en donde la humanidad otra vez caminaba hacia la perdición. Pero el Amor Misericordioso de la Señora del Santísimo Rosario intervino para armonizar los acontecimientos que se dieron en el mundo.
El Ángel de la Paz trajo para la humanidad la señal de la conversión y de la penitencia. Él preparó el camino de salvación de toda la humanidad y eso sucedió a través de Su intervención espiritual sobre todas las almas.
Así, queridos hijos, después llegó la Señora más brillante que el Sol para difundir al mundo el importante llamado por la paz y el perdón.
Hoy, nuevamente, Yo desciendo desde el Cielo para abrir vuestros corazones a este importante ciclo, en el cual la humanidad deberá consagrarse a la Voluntad de Dios.
Quiero decir, Mis pequeños, que cada alma deberá confirmar el grado de su Amor a Dios, pues eso permitirá que otras Leyes del Creador actúen sobre el mundo. Mediante el ejercicio de oración, los corazones serán irradiados por Mi Amor, como lo fueron en Fátima.
Los invito, queridos hijos, a recordar los hechos de las Apariciones de Fátima porque como se los he dicho, vuestras vidas así entrarán al santuario interior para vivir en la fe y en el amor.
Que el Sol de Dios, que una vez alumbró al mundo a través de Su Fuente Universal, ilumine a vuestros pequeños corazones.
Caminen por la senda de Mi Hijo.
Oremos por la paz.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Con inmenso regocijo preparo Mi llegada a cada uno de vuestros corazoncitos en el mes de mayo en Portugal y en junio en Argentina. Hoy los invito a acompañarme en los Planes de Paz y de Reconciliación que Dios tiene para cada criatura.
Como el Inmaculado Corazón, queridos hijos, los acerco diariamente hacia Mi Hijo porque en Él fortalecerán el Don del Amor.
Hijos Míos, en los días de encuentro en Portugal y en Argentina, Yo los invito, como grupos de oración, a colmar los Cielos de plegarias. Eso ayudará a que estas naciones reciban la Gracia del Perdón que Mis hijos necesitan.
Quiero pedirles, también, que en cada encuentro de los grupos de oración, clamen con vuestras oraciones y vuestros corazones por la presencia del Ángel de la Paz. De esta manera, hijitos, vuestras vidas se prepararán para recibirme durante los meses de mayo y de junio, y juntos podremos renovar la Divina Misericordia en cada hijo amado.
Queridos hijos, vivan hoy la presencia de Mi Paz Universal a través de la unión de cada alma con el Ángel de la Paz, así vuestros corazones prepararán Mi llegada con inmensa alegría.
Sepan, hijos Míos, que Mi Corazón llega hacia ustedes a Portugal y a Argentina por segunda vez para que, como humanidad, renueven la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Quiero que en los próximos meses puedan vivir en Mi Paz como una preparación para los tiempos que llegarán.
Caminen en la vida de oración; Mi Corazón está con ustedes y con todo el mundo. Yo los abrazo con Mi Luz Maternal y los coloco bajo Mi Manto.
Que para esos meses que vendrán, sus corazones vivan en un solo corazón grupal de caridad y servicio por las almas, y por las almas de aquellos que están dispersos por el mundo.
Los aguardo a todos en oración por la Misión de la Paz de Dios en todos Mis hijos de esta humanidad.
Alegren sus vidas para poder recibirme.
Los ama desde el Infinito Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más