- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Como Madre guardiana de los corazones, los llevo hacia el encuentro diario con el Amadísimo Corazón de Mi Hijo. Este amable y bondadoso Corazón de Amor de Jesús debe ser como el fuego ardiente en vuestros corazones, fuego que les permita crecer y aprender en honor a la Gloria de Dios y por el Divino Amor que el Padre Celestial tiene por cada uno de Sus hijos.
Hoy, hijitos Míos, los invito a considerar la oportunidad que cada una de sus vidas está recibiendo por Mi llegada mensual hacia vuestros corazones a través de Mis anuncios de Paz y de Redención.
Queridos hijos, muchos cambios acontecerán en el mundo, pero ellos serán acogidos si todos se unen bajo el Espíritu de Mi Inmaculado Corazón. Por todo esto, les pido que no se preocupen por lo que Dios no les ha revelado a ustedes como humanidad.
Sí, queridos hijos, les digo que las trampas del enemigo confunden a los corazones que deben seguir el único Propósito de Dios en estos tiempos: la Paz. Ella, hijos amados, será más real y verdadera en cada una de vuestras vidas cuando ejerciten la oración del corazón, la confesión con Mi Hijo y el ayuno por todas las almas que viven lejos de Dios.
Les digo más, Mis queridos hijos: despierten el espíritu de la esperanza para que el Bien de Dios sea un hecho para esta humanidad.
Así, hijitos, sus corazones podrán estar en Dios cuando sus acciones y sus vidas correspondan a los pasos que Mi Hijo y Mi Inmaculado Corazón les marquen en este tiempo de especial definición.
Envuelvan sus corazones con el Manto de Mi Paz para que, resguardados por Mi Rayo Misericordioso que proviene de Mi Hijo Glorificado, los pueda guiar y acompañar desde cerca. Estemos, en esta hora, en vigilia y en oración adorando el Corazón de Cristo para que Él les muestre el siguiente camino antes de Su esperado retorno al mundo.
Todo fue anunciado, solo que ahora los oídos deben abrirse, los oídos internos del corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
Fe en sus corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Un ejercicio verdadero es la oración hecha con el corazón porque así vuestros corazones se iluminan y viven la eterna alegría de Dios. Por eso, hijos Míos, hoy los llamo a la oración hecha con el corazón para que siempre recuerden que ella es el fiel camino para la conversión de la humanidad.
La oración hecha con el corazón es confianza plena en Dios. La oración hecha con el corazón es cura de todo dolor. La oración hecha con el corazón es un encuentro interno con la Luz de Mi Inmaculado Corazón. Mientras Mi llamado intenta despertar a todos Mis hijos para el momento de oración, Yo les pido que vivan la oración hecha con el corazón.
El camino de la oración, en esta escuela, es infinito. El crecimiento espiritual de vuestros corazoncitos comenzará en la oración que sea hecha con el corazón.
Queridos hijos, sepan que los corazones que oran Conmigo son almas que claman por la humanidad porque ella debe alcanzar la redención. Lleven la oración hecha con el corazón como un precioso presente para Dios; así Yo los encontraré por este camino de amor que los invito a recorrer.
Queridos hijos, cada oración unida a Mí permite que un alma sea tocada por el Amor Misericordioso de Mi Hijo. Yo les quiero hacer vivir y comprender que sin la oración del corazón el mundo no puede vivir en paz, pues las almas necesitan diariamente conversar con Dios a través de la oración hecha con el corazón.
¡Vivan la oración Conmigo, porque Mi Corazón los guiará!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Reina y Madre Universal de la Paz quiero que entren al Reino de Dios para que sus corazones encuentren un firme refugio de amor en Mi Inmaculado Corazón. Yo los llevo a todos, como humanidad, en Mis brazos de Misericordia, socorriendo así a cada uno de Mis hijos.
Queridos hijos, quédense en paz porque Mi Reino de Paz está en cada uno de ustedes.
Hijos Míos, el mundo debe con urgencia ir y beber de la Fuente de las Gracias que Mi Corazón está derramando para quienes tienen sed de Mi Hijo. Él, bendito y amoroso, los llevará a la verdadera devoción a Dios Padre, quien es ofendido por la humanidad.
Por eso, queridos hijos, la oración del corazón los guiará en cada paso que deben dar en este final de los tiempos.
Hijos Míos, Mi llamado quiere tener eco en lo profundo de los corazoncitos, más aún en todos Mis hijos que desde hace años se han distanciado del Amor del Dios Vivo. Junto al Sagrado Corazón de Mi Hijo, vuestras vidas podrán reposar en absoluta confianza y el camino que están recorriendo será permeado por la Luz de Su Divino Corazón.
Quiero anunciarles que la llave de la oración les permitirá estar delante del Espíritu Santo. Por eso, este bendito Espíritu de Dios vendrá en auxilio de todos los corazones que en esta última hora se consagran y viven la Paz de Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, la verdadera fraternidad que cada uno de ustedes puede expresar en el día a día, ayudará a disolver la maldad en que muchos corazones viven, por la falta del Amor Misericordioso de Dios.
Por eso, la constancia en la vida de oración ayudará para que todos esos corazones reciban el Don Inmaculado de la Gracia y de la Redención. Mis queridos hijos, en verdad, la Redención es una misión celestial para toda la humanidad.
Gracias por responder a Mi llamado.
Amor Divino para cada uno de Mis niños en el mundo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Que hoy vuestros corazones canten y alaben al Redentor porque Él ha resucitado en cada una de vuestras vidas. Vivan el gozo de la Gloria de Dios y sacien la sed de todas las almas con la oración del corazón.
Queridos hijos, abran los brazos para recibir Mi Paz Inmaculada y difundan el espíritu de colaboración entre los corazones. De esta manera, hijos Míos, vuestros corazones vivirán la caridad de Mi Hijo. Que hoy sea un encuentro de oración, de amor y de alegría porque Mi Hijo llega a cada uno de ustedes para que Lo vivan y Lo amen en fraternidad.
Queridos Míos, que hoy brote desde ustedes el manantial de la gratitud porque Dios ha enviado a Nuestros Corazones para que el mundo esté en el camino de la salvación.
Queridos hijos, liberen de vuestros corazones toda tristeza y vivan en paz este reencuentro con el Corazón Infinito de Jesús. Abran las puertas de vuestras moradas y reciban al Pastor para que sus pequeños corazones se rediman. Entonces podrán estar verdaderamente en Mi Hijo y no olvidarán que Él los espera diariamente para que lo adoren y lo contemplen con el corazón.
Hijos Míos, vuestras vidas hoy están comulgando de un Gran Corazón de Amor que debe tener reposo en cada uno de ustedes. Este gran Corazón de Amor se llama Jesús, Mi Hijo Altísimo, que les trae la Paz y el Amor.
La fuente de oración que vuestros corazones generan día a día, aliviará el dolor del mundo porque Nuestros Corazones podrán interceder por toda la humanidad delante del Padre Amadísimo.
¡Vivan el gozo de la resurrección y celebren porque Mi Hijo quiere estar en vuestras vidas!
Gracias por responder a Mi llamado.
Luz Eterna para el mundo,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Por el inmenso Amor de Mi Hijo, permanezcan en oración por las almas que se distancian de Dios, las almas que se alejan de Dios de una manera rápida.
Queridos hijos, sepan que Mi Inmaculado Corazón los abraza fuerte para que, siguiendo Mis pasos, puedan llegar hasta Mi Hijo. El Redentor los llama para que vivan en Su Perpetua Misericordia; por eso, pequeños hijos, sientan la Misericordia en sus corazones para que después sus vidas la puedan manifestar a sus hermanos.
Queridos hijos, amorosamente los envuelvo con Mi Manto de Paz. Es hora de que todos Mis hijos, por sus oraciones, reciban la misma Gracia.
Hijos Míos, ustedes saben qué importante es perdonar con el corazón. Por eso, hoy los invito a perdonar, de verdad y a cada momento, lo que ustedes estén viviendo en sus vidas. El perdón, queridos hijos, los llevará a encontrar con sinceridad el Reino Celestial de Cristo; de esta manera sus corazones estarán imitando a Mi Hijo.
Queridos hijos, para que el mundo cambie según la Voluntad de Dios y no según la voluntad de los hombres, Yo los invito a ser una oración pura en sus vidas y en sus acciones. Así, a través del acto de la oración, ayudarán diariamente en la redención de muchos de Mis hijos que viven sin Dios.
Yo los conduzco hacia el camino de la consagración de sus corazones; a ustedes les cabe colaborar, Mis hijos, con todos sus hermanos a través de la oración del corazón.
Recuerden, hijos Míos, que son muchas las almas que diariamente caminan por senderos que no son los caminos de Mi Padre.
Por eso, la consciencia de cada uno de ustedes y el amor en la oración podrán reparar lo que muchas almas hacen sin consciencia.
Vivan en la Redención de Mi Hijo; digan “sí” a la Luz de Su Sagrado Corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
Con la devoción infinita de Mi Inmaculado Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
La soledad y la falta del Verdadero Amor a Dios en algunos corazones pueden despertar el miedo. Por eso, queridos hijos, ustedes, como instrumentos de la oración, deben amar a Dios Padre por sobre toda situación, sentimiento y pensamiento, para que así sus consciencias sean guiadas hacia el camino de la perfecta Luz de Dios.
Amados hijos, muchas almas necesitan de paz en la vida y en el corazón. Estas almas, que son Mis hijos, viven confusos, con poca sabiduría para dar sus pasos. Por eso, hijos Míos, los llamo con urgencia a la oración del corazón. Así Mi Hijo los podrá inundar con Su Misericordia y Sus Gracias en este final de los tiempos.
Queridos hijos, el mundo continúa ciego delante del Amor de Dios. Por eso Yo les pido que despierten en sus hermanos la compasión y el perdón tan necesarios para que la humanidad se redima. Todas las almas en estos tiempos están en su ciclo de definición y de juicio. Oren, queridos hijos, con mucho amor para que Dios los escuche y derrame Su Misericordia sobre el mundo.
La humanidad aún vive en la ilusión de que todo continuará igual. Yo les digo, hijos Míos: ¡despierten! Despierten porque Mi Hijo está retornando al mundo y el mundo debe pedir mucho perdón a Dios.
Vivan a diario el amor por el prójimo. Así, la Luz que tantas almas aguardan podrá ser la llama que Mi Hijo entregará a cada uno de sus corazones.
¡Recen! ¡Recen! No se cansen de rezar porque es necesario en esta hora de Juicio.
Gracias por responder a Mi llamado.
Luz para el camino de las almas.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Cada día deberán sentir con sus corazones y decir:
La oración es la fuerza de mi fe, que trae victoria a la vida.
Es mi escudo, es mi Luz, es la fuente que sacia mi sed.
La oración es la esperanza, es la emanación original del Amor.
La oración es la vertiente de Gracias que es derramada sobre el mundo.
La oración es el consejo para el prójimo, es la confesión íntima con Dios.
Ella es el escudo para mi alma, es el emblema de la Nueva Humanidad.
La oración es la contemplación del corazón, es la renovación de la vida.
Es el poder que libera todo mal, porque en la oración se encuentra la salida.
En la oración encuentro la Luz que mi corazón busca para iluminar el camino hacia el Señor.
La oración es el anuncio de la Buena Nueva, es la unidad para cada criatura.
En la oración descubro el Don de la alegría y encuentro la paz para el corazón.
En la oración el alma se expresa a Dios y el Señor nos responde con Su Inmensa Misericordia.
La oración es la columna para toda la existencia, ella es la comunión interna con el Hijo de Dios.
Por la oración retorno a Cristo y en Su Corazón reconcilio la vida.
La oración es una estrella que prenuncia la venida de lo Nuevo para el mundo.
Por la oración me encuentro día a día con el Inmaculado Corazón de María.
El alma alaba con la oración a la Reina de los Ángeles y de los Patriarcas.
Con la oración entrego el corazón para vivir en la paz.
La oración nos acerca a la vida eterna y amorosa de la Reina de la Paz.
En la oración construimos el camino hacia la fraternidad, porque somos dignos hijos del Padre, que en oración se donan a la paz.
La oración es la fortaleza que eleva la humanidad a la Redención.
Con estas afirmaciones, queridos hijos, estarán confirmando la alianza con Mi Hijo a través de la oración. Para que la paz sea vivida en el mundo debemos orar y afirmar nuestra aspiración al camino del bien y de la pureza. El corazón necesita ser oración en vida y en espíritu para que más almas dormidas despierten a la misión de la oración por la paz.
Honremos al Señor, queridos hijos, para que la Gracia de la Reconciliación pueda irradiar a los corazones de los hombres.
Con la respuesta que sus corazones dan a través de la oración, el mundo se torna más pacífico, y un Nuevo Amor, el Amor de Mi Inmaculado Corazón, podrá surgir en la vida de todos los hijos que aspiran a vivirlo.
Gracias por responder a Mi llamado.
La paz en el corazón de todos,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Es así, siempre orando, como cada una de sus almas debe estar, impregnada por la Luz de Mi Corazón.
Día a día, caminando en la confianza en Dios y en Su victoriosa Voluntad, todos ustedes, Mis pequeños, podrán encontrar la paz, porque amando se encuentra la paz y donándose se halla la paz en cada interior.
Queridos hijos, como la humanidad continúa ofendiendo los preceptos de Dios, Yo los invito a realizar y contemplar la oración del corazón. Así sus corazones podrán limpiarse de todo resto de dolor y el mundo será conducido hacia un nuevo rumbo de paz.
El Señor conoce el grado de sus debilidades y de sus imperfecciones; Yo les digo que no teman por eso. Ya llegó la hora de la conversión de las faltas y esto comenzará a partir de la entrega de toda circunstancia interior.
Mis pequeños, la hora de la transformación está llegando para todos Mis hijos. Por eso, pequeños niños, les estoy enseñando cómo deberán dar los primeros pasos en la reconciliación con Dios. Que nadie perturbe su vida si aún le debe mucho a Dios.
Por eso, queridos hijos, el verdadero Juicio comenzará con la renuncia a sus faltas. Si han ofendido por alguna razón a Dios, les digo que caminen hacia Mí para que Yo los presente delante de Mi Hijo. Todo ya fue dado a la humanidad; por eso Yo vengo desde los Cielos trayéndoles Mi Paz Eterna.
Deberán dejar morir todo el pasado para que ya nazca la nueva alma que el Señor espera. Vivan perpetuamente en la Gracia de la Paz. La paz puede curar la vida. La paz brota desde los corazones valientes.
Yo los acompaño desde cerca.
Los protegeré.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
El alivio de todo sufrimiento se alcanza con la oración cuando cada uno de ustedes confía en la Luz que les llegará a través de ella. Así, pequeños niños, podrán reconocer la Voluntad de Dios, una Voluntad que irradia la verdad y la compasión a cada uno de sus corazones.
Queridos hijos, en este tiempo, abracen el poder del amor que tiene la oración cuando se hace con el corazón. Estarán así colaborando en simplicidad en el alivio del dolor de muchas almas que el Señor Me ha pedido ayudar. Todas ellas son almas hermanas que ustedes podrán amar y sentir en la oración. De esta forma estaremos amando a quien desconocemos y a quien tenemos lejos; en todas estas almas comenzará así a gestarse la verdadera fraternidad.
Queridos hijos, prosigamos afirmando la importancia de la oración que eleva en estado y en sentimiento a los corazones. Ya estamos en el tiempo de manifestar el espíritu de la fraternidad. El Señor Misericordioso ha pedido que muchos corazones, todos los posibles, comiencen a vivir con humildad en este espíritu de fraternidad. Si en el mundo fueran más amorosos y fraternos los unos con los otros, los Planes de Dios ya podrían ser diferentes.
Por eso, queridos Míos, Yo llego a sus corazones para entregarles Mi Paz para que todos puedan caminar hacia el espíritu de la fraternidad. El mundo está doliente, pero lo podremos curar cuando cada uno de ustedes, orando, de todo de sí. El Señor contempla la honestidad de sus almas y el amor que irradian al orar.
Vivan en paz para poder vivir en el Amor de Mi Bendito Hijo Jesús.
En el Amor de Dios,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Que la Paz sea en los corazones!
Queridos y amados hijos:
Hoy el Señor les pide amor fraterno del corazón, para que ese amor al prójimo pueda honestamente irradiar a los semejantes. Queridos hijos, Dios los ama a pesar de los acontecimientos que el mundo vive hoy.
Yo los invito, pequeños servidores, a reconocer la Luz de Dios en cada corazón hermano. Así ustedes podrán unirse más en el amor y continuar juntos por los caminos de la verdadera paz.
En este tiempo, Yo los necesito firmes en el poder misericordioso de la oración. Como almas donadas a Cristo podrán ayudar a que algunos acontecimientos, que son generados por la humanidad, no recaigan sobre los corazones.
Para ello, queridos hijos, el Señor les confía el amor a la verdadera oración del corazón, una oración que pueda elevar la realidad del mundo. Junto a Mí, Mis pequeños, ustedes podrán recorrer los senderos de la paz y así, Mi Manto Universal de las Gracias podrá ser colocado sobre los hijos que aún no Me tienen.
Queridos hijos, cada uno de ustedes debe amar la comunión diaria con Mi Hijo; en este tiempo, ni un día podrá faltar en sus vidas. En el camino de fraternidad hacia Cristo, ustedes, a través del acto de la comunión interna, podrán aliviar el Corazón de Mi Hijo que es ultrajado por las vanidades del mundo. En esa unidad con Cristo, el mundo podrá tener al menos un tiempo más de paz.
Dios puede escuchar la voz de sus oraciones. Así Mi Inmaculado Corazón podrá llegar a aquellas almas que más lo necesitan.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Alivio y paz para las almas tibias.
Queridos hijos:
Un misterio divino para cada uno de sus corazones es la oración del corazón. Ella los llevará hacia la Presencia de Dios siempre y cuando ustedes lo necesiten, porque la oración los conducirá hasta los pies del Creador.
Pequeños hijos, hoy los llevo a todos hacia los pies del Divino Padre; por eso, los invito a que sus corazones se conviertan en una plegaria viva, y que cada una de sus almas se exprese como una hermosa flor para el Creador. Así, queridos hijos, conocerán qué fácil es vivir en la paz del corazón y en la paz que les donará la verdadera oración.
Queridos hijos, busquen en Mi Inmaculado Corazón la unión perfecta de sus vidas con Dios. Yo, como la Madre Divina, Madre predilecta para cada uno de ustedes, los llevaré hacia el tiempo venidero de la reconciliación. Para perdonar, queridos hijos, deberán abrirse a amar lo que nunca han amado. Buscando la presencia del Amor Divino de Cristo sabrán dónde verdaderamente iniciar el camino de la conversión de sus corazones.
Cuando Mi voz pronuncia tantas veces: “corazón, corazón, corazón”, es porque estamos, Mis pequeños, en el tiempo del llamado a la conversión de todos los corazones del mundo. Y ustedes son partícipes Conmigo para poder ayudarme en la transformación total de muchas vidas necesitadas de Dios.
Por eso, pequeños Míos, Yo vengo hacia ustedes llamándolos uno a uno para que Dios Padre misericordioso pueda reinar en sus vidas y, así, ustedes puedan conocer la emanación infinita de Su Amor.
En el nombre de Dios Todopoderoso, Yo los estoy invitando a restaurar sus vidas no solo a través de la oración, sino también a través de la confianza plena y absoluta de cada uno de sus corazones en Dios. Él quiere volver a darles Su Paz, la Paz Eterna. Para eso, queridos hijos, Mi Inmaculado Corazón está llegando a cada una de sus vidas.
Prosigamos firmemente por este camino de oración y de paz que juntos estamos construyendo a través de la donación del corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Paz para la Tierra, Amor para los que despiertan, Luz infinita para los que caminan hacia Mí.
Queridos hijos:
Hoy vengo hacia ustedes con la especial Gracia de preparar en cada alma el advenimiento interno de Cristo.
Queridos hijos, hoy los invito a que sus corazones permanezcan bajo los dos rayos misericordiosos que Mi Hijo está irradiando al mundo entero. A pesar de las flaquezas en la fe o del temor en los corazones, Yo los invito a que no se separen del Amadísimo Corazón de Cristo. Si la vida está bajo este glorioso y poderoso Corazón Redentor, ella tomará el camino para su consagración y para sus pasos hacia Dios. El Señor, bueno y amado, les ha entregado una parte amada de Él: Cristo, para que a través de Su Amor ustedes puedan iluminar los pasos en el camino que recorren.
Hoy los llamo a permanecer en la quietud del corazón, así estarán contemplando la Presencia del Altísimo. Mientras el mundo cambia de manera rápida, aquellas almas que son tibias y aquellas que están distantes de la Faz Divina de Cristo, deberán fortalecerse aún más en la oración.
Ustedes, Mis pequeños hijos, ya viven en el día a día la escuela de la oración; por eso, Yo los invito a enseñar a todos sus hermanos la oración del corazón. Como el mundo necesita de sus oraciones, ustedes, queridos hijos, abracen el camino de la oración para que todos los hijos en esta última hora puedan recibir las Gracias que los Cielos aguardan derramar sobre todos. Así estarán caminando a través de la oración hacia la consagración de sus almas a Mi Inmaculado Corazón.
La fe verdadera en cada uno de Mis hijos comenzará con la confianza de ellos mismos en lo que aún es desconocido, pero que es sagrado como los Cielos.
Gracias por responder a Mi llamado.
En Unidad,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Sean como niños y vengan hacia Mí porque Yo los protegeré.
Queridos hijos, hoy los invito a contemplar Mi Inmaculado Corazón. Quiero enseñarles a vivir en la humildad de la vida para que sus corazones se fortalezcan día a día.
Quiero decirles, Mis pequeños, que debemos orar por el mundo y por todas las almas que carecen de la verdadera humildad del corazón. Si ustedes, queridos hijos, oran con el alma y con el corazón, podrán ayudar a que nuestro Padre derrame Su Amor y Su Misericordia sobre este caótico mundo sin paz.
Por eso, pequeños, Yo vengo como la Reina Mensajera de la Paz. Vengo a enseñarles cómo ustedes deben actuar con sus corazones delante de la vida. Quiero que, desde Mi Corazón, recojan Mi vida de Sierva como María, la Madre de Jesús, para que ustedes guarden los momentos gloriosos que Mi Hijo brindó a todas las almas a través de los episodios de cada parábola. Cada una de ellas los ayudará a meditar con el corazón sobre el Amor en las palabras de Cristo. Por eso, Yo los invito a recuperar lo que siempre, desde niños, les enseñaron sobre la vida real de cada Evangelio. Unidos así, en oración, las almas podrán reencontrar un camino de verdadera comunión con Cristo. Ustedes estarán junto a Mí haciendo renacer el espíritu de la lectura en los corazones que deben aprender a amar en cada nuevo día.
Queridos hijos, guarden Mis palabras en sus corazones para que ellas crezcan como flores en cada amanecer. El Señor los llama a reconciliarse con las enseñanzas que Cristo dictó a la humanidad.
Mis pequeños, Yo los acompañaré por esta nueva senda de oración y de comunión con Mi bendito y misericordioso Hijo. Si ustedes abren sus corazones al llamado que viene desde los Cielos, será la señal de que más almas perdidas se podrán reconciliar con Mi Inmaculado Corazón.
Los guía con Divino Amor,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más