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A lo largo de la historia de la humanidad, pocos fueron los corazones que se abrieron para descubrir la verdad de la vida superior, porque la humildad siempre fue un atributo raras veces encontrado en el corazón humano.
Por eso, muchos prefirieron creer que no existía nada más allá de la propia existencia, e incluso que Dios era un mito para los corazones, tan grande era su ignorancia, su orgullo y su arrogancia. Muchas veces, aquellos pocos que pudieron encontrar un rayo de luz de este gran Sol, que es Dios, cayeron en el orgullo y en la ignorancia de creerse conocedores de todas las verdades. Tan grande fue el orgullo de esos seres, que se separaron de Dios, creyendo que vivían plenamente dentro de Su Corazón.
Es por este motivo que hoy los Mensajeros Divinos vienen a hablar a los humildes, a los mansos y a los simples. Es por ese motivo que nos acercamos a ustedes, hablándoles como si habláramos a niños pequeños, porque así deberían ser para estar ante la Enseñanza que traeríamos en el final de los tiempos.
Los arrogantes creyeron que ya sabían todo lo que les decíamos y no percibieron que podrían saber el camino, pero, al llegar a las puertas del Cielo, no tendrían las llaves para abrirlas, porque la humildad es la llave maestra que une los corazones a Dios.
Comprendan que sin humildad ustedes jamás podrán seguir los Planes de Dios, porque solo un corazón humilde puede seguir indicaciones que él no comprende, no acepta y que, a veces, van en contra de todo lo que siempre creyó.
Ahora que muchos ya fueron fieles a las indicaciones celestiales, podrán comenzar a comprender algunas verdades y el rompecabezas se irá armando delante de sus ojos, para que así fortalezcan la confianza en Dios. Pruebas mayores de fe llegarán a sus vidas y los pequeños test que experimentaron hasta hoy los prepararán para los días que vendrán.
Nunca se olviden de que deben ser como niños, que jamás pueden perder el espíritu de humildad, pues así podremos revelarles grandes misterios de esta Creación Divina.
Yo los amo y los bendigo siempre,
San José Castísimo
Para que un corazón aprenda a ser instrumento de la Humildad de Dios, el Señor le permite que viva la experiencia que necesita, aunque ponga en riesgo un Proyecto de Él.
Cuando Pedro negó a Jesús por tres veces, el Señor le permitió que cometiese ese error y no le advirtió en el momento en que lo cometería, porque Pedro necesitaba aprender a ser humilde.
Sobre Pedro el Señor aspiraba a construir una gran fortaleza. De las palabras que procederían de su boca, surgirían el don del Espíritu de Dios, la conversión y el despertar de muchas almas. Pedro debería proclamar el Reino de Dios no solo con palabras, sino con su propia existencia, con el ejemplo de su vida, de su conversión y transformación.
Si Pedro no hubiese negado a Jesús, jamás habría atraído hacia sí el don de la humildad y jamás habría descubierto la esencia del Perdón de Cristo.
Cada aprendizaje que Dios les envía tiene una finalidad espiritual superior.
Sepan que Dios aspira a transformar a muchos de ustedes en los “Pedros” de este tiempo, construyendo Su Fortaleza en aquellos que deberán llevar adelante una transformación verdadera y una unión perfecta con el espíritu crístico.
Acepten con humildad los aprendizajes de la vida y, al percibir un error, observen lo que Dios les enseña por medio de él, aprendan y crezcan de corazón.
Yo los amo y los guío para que se manifieste la fortaleza interior de todos los seres.
San José Castísimo, siervo humilde de Dios
En los pequeños sacrificios se encuentra la solución para los graves problemas de la humanidad.
El sacrificio es un acto de renuncia y al mismo tiempo de liberación de las formas que oprimen la consciencia de la humanidad. Por los sacrificios, las Leyes Universales actúan y lo que parecía imposible de revertirse, cambia por la realización de un pequeño sacrificio.
El acto del sacrificio debe estar bañado por la humildad de aceptar algo que va más allá de las capacidades de cada ser. El ayuno es el camino que los lleva a encontrar el sacrificio que la humanidad olvidó vivir para poder reparar las faltas.
El sacrificio es una ley de liberación y al mismo tiempo permite tomar consciencia sobre la gratitud y el bien.
Queridos hijos, los desajustes de la humanidad en estos tiempos son por la falta de sacrificio, lo que no significa omisión, severidad ni castigo. Un gran sacrificio que el mundo podría hacer es quedarse en silencio para que todos comprendan cómo la vida humana está descontrolada, violenta y pervertida.
Si se hiciera silencio, mucho se resolvería, todo se curaría, el mundo podría desvanecer el constante ruido que habita en la consciencia de Mis hijos y todo se volvería a reconstruir como en el principio.
Una de las causas de Mi llanto es por la falta de silencio dentro de los seres; eso los aparta de la fuerza interior, fuerza que les permite orar de verdad, ya que la ausencia de silencio lleva a la falta de paz.
Queridos hijos, aún Mi Corazón continúa lastimado. La copa ya no solo está hasta el borde, sino que ahora está rebasando. De todo lo que hoy sucede en el mundo, algo hay que aprender interiormente.
Queridos hijos, Yo les abro las puertas al Corazón de Dios para que puedan entrar.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva a la Consciencia de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Fui creado en el espíritu de la humildad en el Reino de los Cielos, teniendo ese atributo como primordial para la historia que escribiría en el mundo. Así como traigo este atributo divino, cada alma y cada esencia contienen en su interior un atributo para manifestar.
Mi creación no fue diferente de la de ustedes; solo tuve la misión de ser un ejemplo para la humanidad y, a lo largo de Mi existencia en el mundo, fui ayudado para eso.
Desde niño, sabía que algo dentro de Mí no podía vivir la misma vida que vislumbraban Mis hermanos. Muchas veces, esa búsqueda del propósito que el Creador tenía para Mí, Me hizo apartar del mundo e incluso de aquellos a quienes Yo amaba.
Viví muchos momentos de soledad, intentando encontrar el sentido de la vida y, cuando lo encontré en la unión con Dios, descubrí que en Mi soledad se encontraban todos aquellos a quienes amaba.
A pesar de no haber sido comprendido por muchos, Me sustenté en la fe y en la confianza en que aquella vida era vivida por el bien y por la evolución de todos los que estaban a Mi alrededor y que, sin saber exactamente cómo, lo que Yo vivía los estaba ayudando.
Cuando tenía doce años, en el silencio fui a buscar lo que Dios tenía para Mí, y que no encontraba en la vida cotidiana que llevaba junto a Mis hermanos. En silencio y en oración, comencé a crecer en espíritu y a descubrir que la madurez no estaba en la edad que Yo tenía, y que, a pesar de ser tan pequeño, encontraba en el espíritu todas las explicaciones que necesitaba para crecer.
Fue así como consagré Mi existencia a Dios. Él Me escuchó y aceptó Mi ofrenda, mostrándome el Plan que tenía para Mí, en esta y en otras vidas. En aquel momento, Yo aún no sabía la magnitud de la misión que Me esperaba, y fue sólo delante de Jesús Niño que pude comprender y superar pruebas mayores.
Les cuento todo esto porque Dios también vino al encuentro de ustedes, los colocó delante de todos los absurdos de este mundo y los impulsó a buscar el verdadero sentido de la vida. Los llevó al camino de la consagración del alma; a algunos, del espíritu; y a otros, de todos los aspectos de su ser.
Por medio de Su Espíritu Trino, les reveló una misión: preparar el retorno de Cristo y volverse un ejemplo para las almas que no tendrán rumbo en tiempos de tanta confusión.
Si se sumergen en el propio mundo interior, encontrarán toda la madurez del espíritu y crecerán rápidamente, mucho más allá de los cuerpos materiales. Comprenderán lo que es incomprensible para la mente humana que no está unida al espíritu y, aunque no sepan realizar grandes tesis ni explicaciones científicas sobre lo que viven, conocerán a Dios y lo vivirán. Manifestarán Su Propósito y pasarán por muchas pruebas, hasta que cumplan con la misión primordial, encomendada por Él.
Sin embargo, delante del Cristo Vivo, todos los pesares se volverán pequeños y pasajeros. No habrá sufrimiento ni tribulación que no sean recompensados delante de la grandeza de Su Amor y de la Gloria de Su Espíritu Resplandeciente.
Es por eso que vengo al mundo: para enseñarles a repetir lo que viví como José de Nazaret; para que comprendan que la esencia de la trayectoria humana es la misma y que, con la misma naturalidad con la que tantas veces repetimos los errores, la gloria también se repite, la santidad se repite, el nacimiento y el retorno de Cristo se repetirán. Así como resucitó en Espíritu y abrió los Cielos para Su Ascensión, Él retornará y abrirá los Cielos para posar Sus Pies en el suelo de este mundo.
Yo los bendigo y los guío en el cumplimiento de la misión espiritual del corazón humano.
San José, siervo seguro y fiel de Dios
Queridos hijos:
En tiempos de crisis espiritual mundial, en la mayoría de las almas, les pido que busquen la armonía de Mi Corazón materno.
Para encontrar la armonía de Mi Corazón materno, hijos, deben ejercitar el silencio para que sus corazones y consciencias perciban la diferencia de estar cerca o lejos del Reino Celestial.
Hijos, ustedes son una humanidad con el potencial de poder desarrollar muchas cosas dentro de la Ley sagrada de Dios.
La armonía es lo que está faltando en toda la humanidad, lo que le hace perder la paz y, en poco tiempo, el camino de una humildad verdadera.
Mientras los corazones coloquen sus vidas en las cosas materiales del mundo, el camino de la armonía, que es universal, no podrá ser visto por la mayoría.
El silencio y la práctica del mismo le exige a la consciencia detenerse en lo que irá a hablar y a repensar las acciones que antes eran precipitadas.
Si al menos una parte de la humanidad no viviera la búsqueda del silencio, será difícil que todos en algún momento puedan escuchar la Voz del Altísimo anunciando al mundo la gloriosa Venida de Cristo al corazón de los simples.
Queridos hijos, están delante de una realidad que ya no se pueda ocultar más, la falta de armonía no permite la aproximación de las leyes de la cura y las almas quedan sin recibir nada.
Asuman, hijos crecidos, que una parte de todo este Proyecto está en sus manos, así como la responsabilidad del planeta y especialmente de los Reinos.
Su unión con Dios y con Su Voluntad Divina definirá el fin de los tiempos. Sigan adelante, en compañía de su Madre Celeste.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los congrega el Espíritu Divino de Dios en la sagrada armonía,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos:
Vuestra verdadera fusión para estos tiempos será la unión perfecta con Mi Hijo y enseguida con Dios Padre. Esta fusión interna y espiritual será la que los fortalecerá en los momentos culminantes de la purificación de la Tierra.
Queridos hijos, la tarea de buscar a Dios y a Mi Hijo todo el tiempo ya comenzó, por eso no permitan que las cosas superficiales los conquisten y les hagan cambiar el destino de ese gran encuentro con el Creador.
Queridos hijos, por eso será importante que renuncien, que renuncien a lo que no son y a lo que nunca serán. Renuncien con alegría y sin desasosiego, renuncien por amor a Mi Hijo y así reconstruirán la Tierra entera.
Renuncien por aquellos que se aprisionan por la acción de la vida material e ilusoria. Renuncien todo lo que puedan para que en vuestros actos de amor, Dios vea que es posible derramar Su Misericordia. Renuncien sin castigarse y sin incomodarse.
Les pido que renuncien a lo que ustedes creen de sí mismos, ese acto pequeño de humildad ayudará a disipar la soberbia de los corazones empobrecidos de espíritu. Si renuncian, háganlo por amor a la humanidad. No teman renunciar a ustedes mismos porque por detrás de cada renuncia una nueva puerta se abrirá para la liberación del mundo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
¿En dónde buscar la esencia de la humildad? En medio de la degradación humana, ¿cómo encontrar la pureza y la simplicidad que Dios espera de Sus criaturas?
Cuando les decimos “sean humildes”, los corazones se preguntan: ¿Cómo?
La humildad nace del amor al prójimo y a Dios; de la reverencia que surge de este amor, porque el corazón que ama reconoce lo sagrado y la esencia divina presente en cada cosa.
Los seres humanos perdieron la referencia de lo sagrado y banalizan la grandeza de la Creación, por la arrogancia y por la ignorancia que impregnaron el corazón de los hombres.
Volver a lo sagrado es como incursionar en un universo que desconocen casi por completo y, al intentar buscarlo y vivirlo, muchos sienten que están fantaseando o viviendo algo que no corresponde a su realidad en este mundo.
Sin embargo hoy les digo, queridos compañeros, que ustedes sienten todo eso por cuán impregnadas están sus células de la oscuridad del mundo y por cuán separada está de Dios esta humanidad, y que, como ya les dije, este camino de transformación es para los valientes de espíritu.
Será necesario vencer al mundo y, sobre todo, vencerse a sí mismos. Pídanle a sus almas y a sus espíritus que les enseñen a vivir en lo sagrado y que los ayuden a encontrar el camino para vivir el atributo de la reverencia.
La humildad solo se encuentra cuando la consciencia es capaz de reconocer la Presencia de Dios en cada ser y, al sentir así, ustedes estarán ofreciendo al prójimo siempre lo mejor. ¿Qué no merecerá Dios presente en él?
Como ejercicio de humildad, intenten encontrar al Creador en todas las cosas y en todo busquen lo mejor: el mejor atributo que expresa un hermano, un Reino de la Naturaleza o cualquier expresión de la Creación.
No intenten buscar en el prójimo las miserias para regocijarse por ser mejores que los demás. Busquen en el prójimo aquel atributo que aún no alcanzaron. Encuentren al Creador en Sus criaturas y ámenlas, como si tuviesen al mismo Dios delante de sus ojos. Sirvan a ese Dios, entréguenle lo mejor y haciendo así, en la esencia de la simplicidad, encontrarán puertas abiertas a la humildad, a la reverencia y al amor. Así, poco a poco, desterrarán del interior al viejo hombre que solo intenta establecer el propio reinado, la conquista de las ventajas y la seguridad de ser mejor que los demás.
Con claves simples para la consciencia humana, quienes venzan el orgullo e intenten seguir lo que les digo florecerán en los jardines de la Creación, como una flor que expresa los Principios de Dios.
Que la paz y la humildad sean esencias vivas en el corazón humano.
San José, siervo incansable de Dios
Yo soy el Águila del Sol y protejo a todos Mis hijos bajo el manto sagrado de Mis alas de luz. A todos los envuelvo en Mi Espíritu Materno y derramo sobre los seres el Amor de Dios.
Yo soy el Águila del Sol, Mis rayos provienen del Cosmos y Mi Amor interno reúne a todas las estrellas para que vivan la redención.
Yo soy el Águila del Sol y guío con Mi mirada de paz a todos los rebaños de Cristo hasta que alcancen la unión con el Hijo de Dios.
Yo soy el Águila del Sol, porque Mi Espíritu obra en los corazones que buscan la simplicidad de las formas y la humildad de sus corazones.
Yo soy el Águila del Sol, Me reflejo en la mirada de los puros y Mi obra se manifiesta en las vidas que se han redimido.
Yo soy el Águila del Sol, soy la Madre que congrega a las almas y les recuerda su unión con Dios, para que de una vez y para siempre se sientan dignos hijos de Dios.
Yo soy el Águila del Sol, con Mi canto en las montañas elevo a todos los corazones y les hago descubrir su verdadero origen y su filiación con Adonai.
Yo soy el Águila del Sol, alrededor de Mi manto sagrado están todas las estrellas que reúno para que vivan la redención a través del amor y de la verdad.
Yo soy el Águila del Sol, hago renacer al corazón que Me reconoce como su Madre y Guardiana de todas las vidas.
Yo soy el Águila del Sol, soy la Madre de la humanidad. Soy el gran Rayo del Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva al Cielo y al Gran Sol,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En tiempos de crisis que reine la consolación y la reconciliación. Que sus corazones sigan esforzándose todos los días para encontrar la paz del corazón.
Yo soy vuestra Madre y estoy en todo lugar y momento, contemplando desde Mi Corazón Purísimo cada paso que ustedes dan hacia la redención de la vida y de la consciencia.
Queridos hijos, hoy sus corazones están descubriendo el poder que tiene un acto de humildad y cómo él abre las puertas para que las almas reformen sus vidas y así se cumpla el propósito mayor.
Conocerán en el camino de la purificación muchos aspectos internos de ustedes, algunos serán conscientes y otros los irán conociendo poco a poco, ya que para el Plan de vuestro Padre Celestial es imprescindible que la humanidad viva la redención de todo a través del amor. Un acto de reconciliación es un hecho que marca la redención y la conciliación con las Leyes de lo Alto.
Hijos, así vuestra Madre Celeste sigue sus pasos, por este camino hacia la santidad que algunos de ustedes están comenzando a recorrer. Recuerden en este día la llegada de San José Castísimo y el sendero que Su Corazón abrió para el mundo en la esperanza de que algo cambie verdaderamente.
Lean Sus palabras y así verán la obra bendita de los Mensajeros Celestes. En verdad estas ya son las últimas para la humanidad que quiera salvarse espiritualmente. La humildad derramada por San José será la llave maestra para cruzar el fin de los tiempos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En unión a la obra casta de San José Obrero de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis amados compañeros de camino:
Hoy llego a este sagrado lugar, Reino de la Madre Universal y del Hijo Primogénito, para traer a todos la humildad y simplicidad que aprendí durante el tiempo que estuve aquí en esta Tierra, como San José, y que Me han acompañado desde entonces.
Fue esa humildad y esa simplicidad las que Me permitieron vivir la santidad, pero, sobre todas las cosas, permitieron que Me dejara guiar por Dios, por Mi Hijo Jesús y por Mi amada esposa María. Ella, con Su amoroso silencio, guiaba Mis pasos internos, silencio que Yo amé y veneré en ese tiempo, como ejemplo de servicio a Dios.
Hoy vengo a decirles que para superar esta purificación que ustedes, Mis amados discípulos, están comenzando a vivir, solo el camino de la humildad y de la simplicidad y el amor al silencio los llevarán a superar todas las pruebas; pruebas que enfrentarán para dejar atrás al viejo hombre y a la vieja mujer, que no deberán existir más para que el odre que Mi Hijo debe llenar con Sus códigos nuevos de luz pueda estar vacío y listo para Él.
Les hablo a todos por igual, sin embargo, hoy quiero hacer un especial llamado a aquellos que están confusos. A estos hijos les pido que el silencio interior sea el que les permita escuchar la voz del corazón, y que la humildad les permita aceptar la guía de la instrucción dejada por Nosotros, los Mensajeros Divinos.
También, hoy, hablo especialmente para aquellos que siempre han estado seguros de sí mismos porque son fuertes y sienten claridad en su interior. Quiero que sepan que todos vivirán el derrumbe de aquellas estructuras que no los dejan dar pasos en dirección a la plena fraternidad y humildad que el Padre Altísimo diseñó para el destino de cada uno de ustedes.
Abran sus corazones y, así dispuestos, estudien Mis instrucciones, las que les doy desde que los visito; en ellas se guardan muchas claves que deberán ser las que los ayudarán en estos tiempos tan sublimes y esperados por sus almas. Sean fuertes y perseverantes y no se dejen amedrentar por el adversario de este Plan de Dios, que siempre querrá utilizar las destrezas de ustedes en su favor, sin que lo puedan percibir.
Colóquense siempre por debajo de los demás; vivan para servir a sus hermanos sin protagonismo y, así, la virtud que está guardada en sus esencias, aquella que el Creador colocó en sus seres, se derramará dentro y fuera de ustedes para conducir este camino de esfuerzo que deben recorrer hacia la santidad.
Yo estaré allí para guiarlos, para ampararlos y para protegerlos de ustedes mismos. Solo Me deben aceptar como su compañero de camino.
Hoy bendigo esta casa, cuna de la Nueva Humanidad, y a todos ustedes, hijos del Altísimo.
Dios esté siempre en sus vidas.
Mi Casto Corazón los protege.
San José, obrero humilde de Dios
Hoy he venido al mundo por segunda vez en Gloria para que la puedan conocer, para que puedan conocer el poder de Mi Gracia.
Ante vuestros corazones está el Trono de Dios, dichosos de aquellos que ingresan en él, con humildad en el corazón.
Ahora, escuchen Mis Palabras.
Hace dos años, en este simple lugar, les pedí que se reunieran en Mi Santo Nombre, para orar durante dos días la Coronilla a Mi Divina Misericordia.
Las almas que Me seguían y las que no Me seguían se fueron congregando como Mi nuevo rebaño para responder así a Mis Pedidos.
A lo largo de estos meses, vuestras vidas conocieron los poderes de la oración, encontraron en la fe el sentido verdadero de la vida y transmitieron esta invitación espiritual de hermandad a aquellos que no conocían a Jesús ni a Su insondable Misericordia.
Después, fueron llamados a participar de la unión perfecta y reparadora a través de Mi Sangre. Oraron a Mi lado cada una de las cuentas de la Coronilla y colocaron su esperanza en el océano misericordioso de Mi Corazón.
Más tarde, compañeros, abrieron las puertas de vuestros corazones y de vuestros hogares para darme a conocer, pero tal vez no encontraron grandes resultados ni profundos cambios. Pero sepan, Mis orantes, que por vuestra fidelidad Yo estuve entre los suyos, y así Mi Corazón comenzó a resplandecer en la consciencia de todos. Tomaron conocimiento de la verdadera vida del espíritu y más tarde tomaron consciencia de cada una de vuestras deudas.
En esos momentos, Mi Corazón estuvo entre ustedes para ayudarlos a caminar en la sagrada confirmación de Mi Camino Crístico.
Ustedes cayeron y se levantaron, Me abandonaron y retornaron a buscarme una y otra vez. Murieron muchas veces a través de Mi redención y resucitaron de la tumba de este mundo infiel.
Ustedes pasaron a ser Mis discípulos, se consagraron y Me llevaron a vuestras familias, a vuestros trabajos y amigos; llamaron a todos para que regresaran a Mi Corazón. Y así, por vuestra oración misericordiosa Me glorificaron humildemente.
Ahora que hoy están de nuevo frente a vuestro Guía y Pastor del Amor, ¿han visto los sagrados resultados de esta fusión eterna con Mi Amor? Sí, muchos los vieron y los seguirán viendo. Así, abandonarán vuestras raíces y saldrán de este eterno cautiverio que representa la vida material.
Entonces, hijos de Mi Padre, ya más despiertos, son invitados a meditar sobre vuestras vidas, son llamados por Mí para tornar vuestros corazones en templos dignos del Señor, porque la señal de Mi Retorno, para mañana, 5 de agosto de este año definitivo, estará presente ante vuestros ojos.
Yo Soy Cristo resucitado. Yo Soy Cristo ascendido. Yo Soy Cristo misericordioso y ahora Soy vuestro Rey glorificado, que viene antes de que todo suceda para recordarles que no deben olvidar a Dios en estos tiempos ni tampoco Sus Planes que cada uno deberá cumplir ante el Universo Divino.
Queridos compañeros, extiendan vuestros brazos hacia Mí y acojan a Mi Corazón manso y pacífico.
Vengo a través de esta Maratón de oración para revelarles el poder de Mi Gloria, que es el siguiente paso después de Mi Divina Misericordia.
Les dejo Mi Paz y les doy la Paz.
No miraré vuestras deudas, sino todo lo que Me podrán ofrecer durante estos próximos días.
Dichosos de aquellos que ingresarán al Reino de Dios, porque Él estará abierto para todos sobre este lugar santo.
Asuman vuestras misiones y así Me agradarán siempre.
Los convoco a la alegría y a la paz.
Sean en Mí, en estos días.
Bajo la Gracia que proviene de Dios, sean bienaventurados.
Les agradezco por haber llegado aquí, al encuentro de Mi insondable Corazón.
Cristo Jesús Glorificado, ante ustedes y el mundo entero
Entregaré hasta el último pétalo de la rosa que guardo en Mi interior, para que se disipe la ignorancia de los hombres.
Como Amor puro y materno que nace en la esencia de Dios, vengo al mundo para curar lo que es incurable, vencer lo que es invencible, derrumbar lo que es inquebrantable y que separa a las creaturas de su Creador.
En este último tiempo, no mediré esfuerzos, ni palabras para despertar el corazón humano y sacarlo definitivamente de la oscuridad, de la ignorancia en la cual vive permanentemente.
Hijos, moveré todo, dentro y fuera de los corazones, para que los orgullosos vivan la humildad, los soberbios la renuncia, los egoístas el servicio y para que aquellos que ignoran y niegan la existencia de Dios disipen todo el mal de sus ojos y de sus corazones.
Mientras exista la intercesión de los corazones del mundo, Yo siempre actuaré. Mientras exista un solo corazón que ore de verdad, Yo siempre estaré aquí.
Se acerca el día del fin de la oscuridad del mundo, y todas las raíces del mal, que habita en el interior de los seres, serán arrancadas por el Poder de Mi Amor y de la Justicia Divina. Sentirán que el suelo tiembla, que el interior no se sostiene, que el espíritu se conmueve y el alma no soporta la claridad de Mi Luz, mas sean persistentes y confíen en Mi Corazón.
Verán que muchos de los que parecían soldados valientes entregarán sus armaduras; otros lucharán para ejércitos contrarios. Que ningún ejemplo de los que no Me siguen sea motivo para alterar sus caminos.
Verán surgir, en el propio interior, un mal que no sabían que existía. Solo aférrense a Mis divinas manos y reafirmen la consagración a Mi Corazón. Yo los sostendré en esta purificación y, aunque permita que sean probados y que se confirmen en este camino rumbo a la luz, los acompañaré silenciosamente, siempre.
Pronunciaré palabras intensas que harán que el enemigo pierda su reinado dentro del corazón humano. Derribaré al espíritu arrogante y orgulloso, no para maltratarlo, sino para que aprenda, de una vez por todas, el camino hacia la humildad.
Permitiré que vivan grandes pérdidas a los ojos humanos, que para Dios serán oportunidades únicas de despojarse de sí y seguir un solo camino. Desterraré la ilusión de Mis soldados y los volveré maduros ante los Planes del Creador.
A Mi lado, quedarán pocos que responderán completamente a Mi llamado, pero con esos mantendré abierta la puerta de la redención para toda la humanidad.
Es hora de definir sus caminos, sabiendo que las consecuencias de sus elecciones no se verán en este mundo, aunque sí después de esta vida.
Para muchos, el final de todo parecerá un gran fracaso y aquellos que disfrutaron de las ilusiones de la materia se jactarán por haber escogido el camino de los placeres del mundo. Pero cuando el Cielo se abra ante las puertas del infierno y la Justicia Divina señale los nuevos caminos, será cuando sentirán los méritos de todo el sacrificio y de toda la renuncia alcanzada en esta vida.
No quiero causarles temor, pero ya es hora de que sean verdaderos, para que vivan el despertar.
Maduren en los tiempos que se aproximan.
Yo los guiaré en cuanto Me digan sí y, con las decisiones de la vida, demuestren que responden a Mi llamado.
Mi bendición se perpetuará en este sagrado suelo de la Nueva Tierra, Tierra que deberá vivir un nuevo ciclo de madurez y decisión interior. Así demostrarán al mundo el milagro del Poder del Amor y de la Redención.
Yo confió en sus corazones y sé que seguirán Mis pasos.
Vuestra Madre Santísima, María, Rosa de la Paz
Mis amados compañeros de camino:
Hoy llego a este sagrado lugar, Reino del Hijo Primogénito y de la Madre Universal, a traer para todos aquella simplicidad y aquella humildad que aprendí durante el tiempo que estuve aquí, en esta Tierra, como San José, humildad y simplicidad que Me han acompañado desde entonces.
Es esa humildad y esa simplicidad las que Me permitieron vivir la santidad, pero por sobre todas las cosas Me permitieron dejarme guiar por Dios, por Mi Hijo Jesús y por Mi amada esposa María.
Ella, con Su amoroso silencio, guiaba Mis pasos internos; silencio que Yo amé y veneré en ese tiempo como servicio a Dios.
Hoy vengo a decirles que para superar esta purificación que ustedes, Mis amados discípulos, están comenzando a vivir, solo el camino de la humildad, de la simplicidad y del amor al silencio, los llevará a superar todas las pruebas que enfrentarán para dejar atrás al viejo hombre y a la vieja mujer, aquellos que ya no deberán existir para que el odre que Mi Hijo debe llenar con Sus Códigos nuevos de Luz pueda estar preparado y vacío para Él.
Les hablo a todos por igual, pero hoy quiero hacer un especial llamado a aquellos que están confusos. A estos hijos les pido que ese silencio interior sea el que les permita escuchar la voz del corazón y que la humildad les permita aceptar la guía de la Instrucción dejada por Nosotros, los Mensajeros Divinos de Dios.
También hoy les hablo especialmente a aquellos que siempre han estado tan seguros de sí mismos, porque son fuertes y sienten claridad en su interior. Quiero que sepan que todos vivirán el derrumbe de aquellas estructuras que no los dejan dar pasos en dirección a la plena fraternidad y humildad que esta humanidad debe vivir.
Llegará el día en el que la energía de este final de ciclo toque por Ley esas estructuras, y ellas comiencen a temblar. Será en ese momento que la arrogancia y la soberbia, que han cultivado junto a lo que construyeron de ustedes mismos, comenzarán a caer para dar paso a la verdad de vuestras esencias, aquello que el Padre Altísimo diseñó para vuestros destinos.
Abran sus corazones y, así dispuestos, estudien Mis instrucciones, aquellas que les he dado desde que los visito. En ellas se guardan muchas llaves que deben ser las que los ayuden en estos tiempos tan sublimes y tan esperados por vuestras almas.
Sean fuertes y perseverantes y no se dejen amedrentar por el adversario de este Plan de Dios, que siempre querrá utilizar vuestras destrezas en su favor sin que lo puedan percibir.
Colóquense siempre por debajo de los demás, vivan para servir a sus hermanos, sin protagonismos, y así la virtud que hay guardada en vuestras esencias, aquella que el Creador colocó en sus seres, se derramará dentro y fuera de ustedes para conducir este camino de esfuerzo que deben recorrer hacia la santidad.
Yo estaré allí para guiarlos, para ampararlos y para cuidarlos de ustedes mismos. Solo Me deben aceptar como vuestro Compañero de camino.
Hoy bendigo esta casa, cuna de la Nueva Humanidad y a todos ustedes, hijos del Altísimo. Dios esté siempre en sus vidas.
Mi Casto Corazón los guarda.
San José, Obrero humilde de Dios
Yo soy ese océano infinito de Gracia que se muestra al mundo para que las almas más pecadoras puedan ingresar en él y convertir sus vidas para siempre.
Yo soy ese océano infinito de Gracia que se muestra al universo para que todo lo que fue creado por Dios sea consagrado al Amor de Mi Corazón.
Yo soy ese océano infinito de Gracia que se muestra a las almas para que sacien su sed de amor, de cura y de perdón; porque a través del océano infinito de Mi Gracia los corazones del mundo pueden revertir todos sus males, y así alcanzar el estado del perdón, tan necesario en estos tiempos.
Soy ese océano infinito de Gracia que se muestra a los corazones para que recuerden el compromiso de retornar a Dios y encuentren en sus caminos la Faz Gloriosa de Cristo.
Soy ese océano infinito de Gracia para que la humanidad recapacite a través del Don de la Sabiduría, y así corrija el desvío de sus caminos sin Dios.
Soy ese océano infinito de Gracia para que los más simples enseñen a los más soberbios sobre la esencia de la humildad; es por medio del espíritu de la simplicidad que Mi Corazón transforma el corazón más endurecido.
Yo soy ese océano infinito de Gracia para que recuerden que su Madre del Sol es el fuego divino que despertará el origen de su existencia, para que caminen con confianza esta trayectoria interna que es la escuela de la Tierra.
Soy ese océano infinito de Gracia para que aprendan a amar de verdad y sin prejuicios; pues Mi Gracia todo lo permite.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce al océano infinito de la Gracia de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El triunfo del corazón es el resultado visible de un ser arrepentido ante el Señor y es ese arrepentimiento que lleva a ingresar en el camino de la rehabilitación. Mientras en las almas no emerja el espíritu del arrepentimiento, el Cielo y todo el Universo no tendrán cómo auxiliar a los corazones.
El acto del arrepentimiento no puede ser forzado ni fingido, el verdadero arrepentimiento nace de una expansión de amor que es capaz de mover, ante el Universo Celestial, el estado y el principio de todas las Leyes que lo rigen.
El triunfo del corazón es el efecto de una humillación consciente, que tiene el resultado inmediato de cambiar una justicia severa por una Misericordia reparadora y redentora.
Por eso hijos, el arrepentimiento de cada ser podrá ser la puerta segura para que triunfe una vez más el amor del corazón. Son invitados a vivir este acto de arrepentimiento para que la condición espiritual precaria de la humanidad al menos encuentre un nuevo camino para poder vivir el surgimiento de la nueva humanidad.
Hijos amados, que el triunfo del corazón no sea una teoría o un deseo, sino que sea un acto de consciencia y de reflexión, capaz de colocar en primer lugar el amor como emblema de redención y de perdón.
Como vuestra Madre Celeste piadosamente deseo conducirlos por los caminos de la rehabilitación de la vida y de toda la consciencia; las Puertas del Cielo no se cerrarán cuando tan simplemente confíen en Mi llamado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los convierte a través del Amor de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Vengo para pedirle al mundo que se convierta en un verdadero espejo de oración que refleje la paz para él y para las almas perdidas.
¿Quién aceptará Mi oferta?
¿Quién comprenderá la emergencia de Mi mensaje?
Que vuestras vidas sean un espejo de Oración, de Misericordia, de Piedad. Permitan que, en estos tiempos y a través de la oración, las esferas celestiales de los espejos de Mi Corazón las irradien todo el tiempo.
La hora definitiva se acerca, y debo entrenar a Mis espejos orantes para que reflejen el verdadero principio de la humildad, de la pureza y de la simplicidad.
Mi Corazón los congrega a través de las sagradas vigilias de oración para que, después de casi tres años de continua oración, ustedes Mis hijos, aprendan a trabajar a nivel planetario. Por eso, todos los meses Yo les pido que se reúnan para orar con el corazón, más que con las palabras; la verdadera habilidad de la oración se encuentra en el arte de saber amarla, más allá de saber o no la lengua en la que se está orando.
Hijos, un verdadero espejo puede ser la propia alma, que es la que primero recibe el impulso del espíritu y el espíritu es colmado por las esferas celestes de la oración.
Todos los meses, como vuestra Madre y Gobernanta Universal, he intentado que aprendan correctamente sobre esta escuela de los espejos de la oración; escuela que está basada en la unidad, en la no competencia y, principalmente, está libre de arrogancia y de orgullo humano, porque son estas vertientes de la superficial vida humana las que envenenan la vida de un alma espejo orante.
Esta escuela en la cual ya muchos participan, es formada por los más simples y donados para buscar todo el tiempo el camino de la oración del corazón que es la primera escuela para el discipulado crístico. Ser un espejo no significa tener destrezas o ímpetus propios; ser espejo es estar en permanente vacío interno, porque la propia fuerza interior para reflejar buenas cosas es dada por el Amor del Padre Celestial que vive en ustedes, ya que Él es el Mayor Espejo de la Misericordia Creadora.
Queridos hijos, ¿por qué les digo estas cosas?
Porque para cumplir la misión encomendada por vuestra Madre Celeste llegó el momento de que, a través de la instrucción que recibieron, puedan reflejar buenos principios y actitudes fraternas. Mientras vuestras vidas estén bajo el propio control y la propia determinación, en verdad les digo, hijos Míos, que no podrán alcanzar el estado de un verdadero y puro espejo interior.
El planeta necesita de verdaderas emanaciones de Misericordia y eso será posible cuando ustedes suelten las riendas del poder personal y de la soberbia que los ciega.
Vengo para conducirlos hacia Mi Reino de los Espejos Mayores, donde existen fuentes de vida y de energía lumínica que irradian a todo el universo, el que es la primera escuela de vuestro gran aprendizaje.
Si algún día deciden entregarse a Mi Corazón, Yo podré contarlos como parte del ejército orante de los Espejos de la Misericordia de Dios. Yo los aguardo y les pido que reflejen buenas acciones. Abandonen el viejo ser y aprovechen la última Gracia que les traigo.
¡Paz y Redención!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva al Espejo de la Cura Interior en el Reino de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos:
El enojo es la semilla de la frustración y ese sentimiento impuro nace de no sentirse amado. La frustración es la raíz de la mentira y de la soberbia; de la soberbia nace la necedad y de allí el abandono de la vida espiritual.
El principio que contrarresta esos estados es la Misericordia, que tiene como base la Piedad y la Compasión, que posibilitan entenderlo todo.
La frustración es un veneno que disuelve la paz, porque ese sentimiento tiene origen en la crítica y en el juicio de valor. La paz permite superar esas dificultades; la frustración se disipa con la verdad y, especialmente con la tolerancia y la paciencia, estados que pueden generar armonía y equilibrio interior a pesar de las pruebas recurrentes.
La esencia de la frustración es la vergüenza de reconocerse incapaz, sobre todo mantiene su ímpetu en el falso poder y en la propia creencia, lo que genera más inseguridad y falta de fe.
Aquella alma que se rinde a Mis brazos dejará de vivir esas cosas porque le enseñaré a perdonar de corazón, a amar a través de la vida y a establecer la fe como un emblema interior. Es desde allí, mediante la oración y la humillación, que se disolverán todas esos malos sentimientos. Así, Dios retornará al corazón que confía en Su Plan y vivirá en comunión interna con todos Sus hijos.
Reconocerse como uno es, es una escuela para los valientes. Pero reconocerse en Cristo, es una aspiración de poder vivir esa escuela.
Ya no frustren vuestras vidas, reconozcan ahora todo lo que no son capaces, porque quien no está en Cristo, no será nada. Él desea entrar y gobernar; el destierro de las ambiciones sucederá cuando, tomada la determinación, ya no se quiera ser la misma consciencia de siempre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los lleva a la Única Consciencia de la Verdad,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Guarda Mi Corazón en tu pequeño corazón. Que esta pueda ser una aspiración profunda en tu vida.
Nútrete a través de Mi Amor. Que esta sea la meta permanente para que encuentres el Reino de Dios.
Busca la Luz de Mi Corazón, para que ella se irradie en tu vida, renueve tus caminos y venza las acciones del mal.
Déjame entrar en tu corazón, para que sientas las cosas verdaderas que te harán comprender lo que nunca comprendiste y que te harán saber lo que nunca has sabido.
Para eso, no necesito nada de ti, solo tu fidelidad absoluta de saber que estás donde tienes que estar y que vives lo que debes vivir, así como el Padre lo ha pensado.
Para reconocer lo que te digo, es importante vivir y escuchar humildemente. Así, los universos de la sabiduría y de la fe colmarán tu vida y ya no serás tú quien vive, sino Cristo quien obra simplemente a través de ti.
Deja, en este día, el espíritu de trabajo por el vacío interior. Quien no esté vacío de sí, podrá entender muy poco de la Voluntad de Dios, porque en verdad no la conocerá.
Los ejércitos se forman en la obediencia a los comandos y es esto lo que construye las bases de la manifestación de la vida espiritual y crística.
Arriésguense ya a no ser nada y en poco tiempo se darán cuenta de que perdieron tiempo en asuntos superficiales, por el simple hecho de controlar algo que no los colmaba.
La vida y sus vidas le pertenecen a Dios y, en ellas, Él puede diseñar nuevos caminos.
Estén atentos para cultivar la humildad, así también se salvarán de sus errores y serán las verdaderas columnas del Plan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los educa en la ciencia espiritual del corazón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Amados hijos Nuestros:
Hoy, estamos reunidos en la Aurora del Amor para renovar los votos de todos aquellos que se han comprometido con Nuestro Hijo, Cristo el Redentor, para que en este final del tiempo desciendan sobre este planeta la Gracia y la Misericordia que llegan desde el Corazón de Dios.
Hoy aquí se reflexionó sobre la humildad, aquella que Nosotros dos aprendimos con Nuestro pequeño Hijo Jesús.
Saben, amados Nuestros, que cuando Jesús tenía tres años y nos reuníamos a orar, Dios ya hablaba a través de Él. Y era por medio de ese Verbo pequeñito y suave que el Creador instruía a la Sagrada Familia, casi a diario.
Así, aprendimos a escuchar a Dios, también a través de Nuestro pequeño Hijo que, en total inocencia y amor, contaba a Sus Padres de la Tierra lo que Su Padre del Cielo le mostraba sobre los mundos, sobre el universo y sobre Sus otros hijos del Cosmos.
Nuestros oídos y Nuestros Corazones aprendieron a escuchar en humildad y a reconocer la Sabiduría infinita que Dios depositaba en Nosotros, a través del pequeño Jesús.
Y ustedes, hijos amados, ¿escuchan con humildad y de corazón lo que viene del Corazón de Dios?
¿Creen verdaderamente que es posible que el Padre Eterno hable por medio de Sus Mensajeros?
¿Viven, en humildad y fraternidad, toda la Sabiduría que Nosotros, sus Padres del Amor, transmitimos por medio de algunos de sus hermanos que se están donando para repetir Nuestras Palabras?
Para que todos podamos construir esta nueva y sagrada familia entre todos, debemos abrirnos y confiar en el Mensaje de Amor y Humildad que hoy Nosotros traemos al mundo.
Para que la fraternidad sea la tónica de sus vidas, deben dejar de ser lo que eran e imitar la vida de la Sagrada Familia. Al principio solo la podrán imitar, pero a medida que experimenten la paz y el sentir profundo del corazón, al unirse a Dios, llegará el tiempo en que todo se convertirá en una extraordinaria experiencia. Esa experiencia será la cuna de la Nueva Humanidad.
No sientan temor a experimentar la humildad, no sientan reparo en ser menos que los demás porque en realidad nada son, solo representan unas pequeñas piedritas en un gran desierto.
Hoy, les damos un impulso de amor y de unidad, y reunidos en el Amor de Dios los invitamos a realizar una oferta a Nuestro Hijo, Quien los visitará al caer la noche de hoy.
Pídanle que les enseñe sobre la humildad, aquella que Él nos enseñó desde bien pequeño a Nosotros dos, Sus Padres del Amor.
Hoy, dejamos Nuestra Gracia en este lugar bendito y Nuestro Amor a todos Nuestros hijos del mundo.
Los aman y los acompañan siempre,
María, Rosa de la Paz, y el Casto Corazón de San José
Amados hijos Nuestros:
Hoy, estamos reunidos en la Aurora del Amor para renovar los votos de todos aquellos que se han comprometido con Nuestro Hijo, Cristo el Redentor, para que en este final del tiempo desciendan sobre este planeta la Gracia y la Misericordia que llegan desde el Corazón de Dios.
Hoy aquí se reflexionó sobre la humildad, aquella que Nosotros dos aprendimos con Nuestro pequeño Hijo Jesús.
Saben, amados Nuestros, que cuando Jesús tenía tres años y nos reuníamos a orar, Dios ya hablaba a través de Él. Y era por medio de ese Verbo pequeñito y suave que el Creador instruía a la Sagrada Familia, casi a diario.
Así, aprendimos a escuchar a Dios, también a través de Nuestro pequeño Hijo que, en total inocencia y amor, contaba a Sus Padres de la Tierra lo que Su Padre del Cielo le mostraba sobre los mundos, sobre el universo y sobre Sus otros hijos del Cosmos.
Nuestros oídos y Nuestros Corazones aprendieron a escuchar en humildad y a reconocer la Sabiduría infinita que Dios depositaba en Nosotros, a través del pequeño Jesús.
Y ustedes, hijos amados, ¿escuchan con humildad y de corazón lo que viene del Corazón de Dios?
¿Creen verdaderamente que es posible que el Padre Eterno hable por medio de Sus Mensajeros?
¿Viven, en humildad y fraternidad, toda la Sabiduría que Nosotros, sus Padres del Amor, transmitimos por medio de algunos de sus hermanos que se están donando para repetir Nuestras Palabras?
Para que todos podamos construir esta nueva y sagrada familia entre todos, debemos abrirnos y confiar en el Mensaje de Amor y Humildad que hoy Nosotros traemos al mundo.
Para que la fraternidad sea la tónica de sus vidas, deben dejar de ser lo que eran e imitar la vida de la Sagrada Familia. Al principio solo la podrán imitar, pero a medida que experimenten la paz y el sentir profundo del corazón, al unirse a Dios, llegará el tiempo en que todo se convertirá en una extraordinaria experiencia. Esa experiencia será la cuna de la Nueva Humanidad.
No sientan temor a experimentar la humildad, no sientan reparo en ser menos que los demás porque en realidad nada son, solo representan unas pequeñas piedritas en un gran desierto.
Hoy, les damos un impulso de amor y de unidad, y reunidos en el Amor de Dios los invitamos a realizar una oferta a Nuestro Hijo, Quien los visitará al caer la noche de hoy.
Pídanle que les enseñe sobre la humildad, aquella que Él nos enseñó desde bien pequeño a Nosotros dos, Sus Padres del Amor.
Hoy, dejamos Nuestra Gracia en este lugar bendito y Nuestro Amor a todos Nuestros hijos del mundo.
Los aman y los acompañan siempre,
María, Rosa de la Paz, y el Casto Corazón de San José
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más