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Mis queridos hijos:
Para que el odio, la impunidad y la venganza no acaben con el mundo, y en especial con algunas naciones desamparadas, Yo vengo a pedirles que se unan a la Madre Desatadora de Nudos a través de una novena especial e importante para Mí, a ser realizada entre el 30 de octubre y el 7 de noviembre de 2023, a fin de que la Santísima Madre pueda desatar los nueve principales nudos que amarran a la humanidad.
Para eso, hijos Míos, orando siete veces durante nueve días la oración a la Señora Desatadora de Nudos, se unirán a Mí y tomarán consigo la pesada soga de la condición humana para que, a través del fervor y del amor de sus oraciones, el mundo se libere de los principales nueve nudos, por los cuales ustedes orarán Conmigo:
1. El nudo de la impunidad.
2. El nudo de la injusticia.
3. El nudo de la negligencia.
4. El nudo de la soberbia.
5. El nudo de los no nacidos y abortados.
6. El nudo de la indiferencia.
7. El nudo de la crueldad humana.
8. El nudo de las guerras.
9. El nudo del mal.
Orando Conmigo durante los nueve días, permitirán que su Madre Celeste ampare, proteja e interceda por los desamparados e inocentes, a fin de que la Ira de Dios no descienda sobre las regiones del mundo ni sobre las consciencias que están fuera de la Ley. Por eso, Mis queridos hijos, Yo vengo a pedirles este favor por amor.
Estaré una vez más atenta a la voz de los orantes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de los desamparados
Mis queridos hijos:
A pesar de los conflictos y de las guerras en el mundo, que dividen y perturban a las familias; hoy, Mi Centro de Luz de Medjugorje se enciende para transmitir internamente Mi Mensaje de Paz.
Yo Soy la Reina de la Paz y quiero a todos Mis hijos en el Reino de Dios, para que el mundo ya no siga perdiendo la inocencia y la luz que, una vez, Dios depositó en cada corazón humano.
Por esa razón, hoy, Medjugorje se enciende en luz y en esperanza, porque deseo detener el caos y la venganza que muchos corazones viven en estos tiempos, olvidándose de que todos son hermanos de un mismo Padre.
Por eso, una vez más, Él Me envía como Su Mensajera de la Paz para decirle al mundo que, si no detiene la guerra, algo peor se desatará.
Para evitar que más sangre inocente se derrame en el mundo, en este momento, cuento con las fervorosas oraciones de todos Mis hijos. Esto evita que la ira del Ángel de Dios se precipite sobre el mundo y la humanidad pierda el estado de rescatable.
Por eso, este es el gran momento para todos, en el que, a pesar de las pruebas o de las dificultades, Mis hijos se deben aferrar a Mi Manto y tomarse de Mi Mano, para que Yo, como Madre de todos, los pueda seguir guiando y conduciendo hacia Mi Amado Hijo.
Que hoy, desde Medjugorje, los corazones sientan la paz que les trae la esperanza y la fe, que todos necesitan en este momento.
Recuerden que estoy aquí y Soy su Madre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras las tinieblas hacen sucumbir al planeta, hoy vengo como la Gran Consciencia Solar a dar vida y renovación a las almas, a detener a los infiernos de este mundo.
Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar para que las almas se vuelvan hacia Dios, para que los corazones que no se arrepintieron, se arrepientan.
Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar a traerles cura a los corazones heridos, a darles abrigo a los exiliados y refugiados, a calmar el llanto de los inocentes, de todos los niños de la guerra.
Yo vengo como la Gran Consciencia Solar a despertar a los corazones dormidos, a traer sabiduría a las mentes cerradas, a nutrir con Mi Luz Solar a los espíritus.
Hoy, vengo como la Gran Consciencia Solar a traer esperanza a los que la perdieron, a entregar Mi Amor a los que no lo tienen, a entregar Mi Misericordia a aquellos que no la merecen. Porque Yo Soy la Gran Consciencia Solar que proviene del corazón del universo y que, cruzando dimensiones y planos de consciencia, hoy llega a Europa y al mundo entero para decirles a todos: ¡persistan!, porque el triunfo de Mi Corazón está cerca, aunque en este momento no lo parezca.
Por eso, este es el tiempo de los apóstoles, este es el tiempo de aquellos que darán la vida por Mí, no solo dando testimonio de Mi Palabra y de Mi Presencia, sino dando la vida por Mí donde sea necesario, en el lugar y en el momento que Yo los necesite, porque hay mucho que ayudar en esta humanidad.
Y mientras los conflictos y las guerras se desatan, muchos Ángeles de las Naciones ya no pueden hacer nada. Y el Ángel de la Ira de Dios se quiere precipitar sobre el mundo con más de miles de rayos, trayendo la fuerza de los elementos cósmicos y solares para poder corregir al mundo. Pero, las oraciones de los consecuentes y justos, el servicio de los abnegados e incondicionales, aplacan la furia de ese Ángel del Universo.
Pero este Ángel no quiere imponer un castigo, sino una severa corrección, ya que el mundo no ha escuchado el Mensaje ni la advertencia del Cielo y las almas siguen viviendo de la misma forma, con los mismos modos y hábitos, como si lo espiritual y lo divino ya no importaran.
Por esa razón, Mi Madre Celestial, como ha sido en estos últimos días, se coloca entre el Ángel y ustedes para poder intervenir. De esa forma, se desata un Juicio Universal, la primera etapa de este Juicio que ya comenzó a vivir la humanidad.
Pero mientras las armas y las ideas de destrucción y de conquista se lleven adelante, ¿quién podrá detener a este Ángel de la Ira de Dios? Porque el mundo, y sobre todo la humanidad, ya vive fuera de la Ley desde hace más de dos mil años, y para muchos Ángeles Creadores, el precio de Mi Sangre derramada parece que no lo justifica.
Por eso, a través de los ángeles que hoy Me acompañan, y en especial el Ángel de Portugal, vengo a implorarle al mundo un cambio en la consciencia y sobre todo en la actitud, porque no conoce las Leyes Superiores y menos conoce las Leyes Divinas.
Necesito que este Mensaje sea difundido en el mundo y que puedan escuchar muchas veces lo que hoy les digo, porque cielo y tierra pasarán, pero Mis Palabras permanecerán en los corazones abiertos y adheridos para ofrecerse a construir el Retorno de Cristo.
Con estos ángeles que hoy Me acompañan, junto con el Ángel de la Paz, imploramos al Padre Celestial para que los méritos de la Misericordia de Cristo sean contemplados, en honor al sufrimiento que Yo padecí por ustedes en la Cruz.
Para aplacar el poder del Ángel de la Ira de Dios, hoy vengo a exponerles Mi Corazón Espinado, gravemente ultrajado por las guerras y conflictos del mundo y, en especial, por las almas que generan las guerras y que se han condenado al fuego del infierno, aliándose a Mi enemigo.
¿Quién hará lo mismo que Yo hice por ustedes?
¿Quién dará la vida por los amigos como Yo lo hice por ustedes?
¿Quién será capaz no solo de tener el corazón pronto para lo que sea o de entregarle algo más al Señor, sino quién será capaz de vivir algo que no merece por amor, por la salvación de la humanidad?
Pero sí les digo una cosa: no sean ingenuos para que no sean ignorantes. El ofrecimiento que Yo les hago es en lo más pequeño y hasta en lo más simple, en los lugares donde a veces sus corazones se resisten a colaborar Conmigo, aunque no se den cuenta de que Me están sirviendo a través de sus hermanos.
Uniendo los esfuerzos que se necesitan en estos tiempos de tribulación, Mi Consciencia Solar podrá ayudar más al mundo y a la humanidad para que la Ley de la Divina Misericordia se perpetúe y se cumpla en las almas más necesitadas de Luz.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia, que en estos días están orando Conmigo a las puertas de la reapertura de los Centros Marianos, sea una Maratón de súplica, de ruego y de intervención junto con los Ángeles de la Guarda de cada uno de ustedes, a fin de que esta situación en Europa del Este no se precipite por un absurdo egoísmo de los hombres, por una impunidad que ya no tiene lugar en estos tiempos y que deberá ser erradicada de la consciencia humana para siempre.
Porque cuando Yo retorne al mundo, en este próximo tiempo, podrán comprender y ver lo que es el verdadero Poder de Dios, que no está basado en la imposición ni en la autoridad; el Poder de Dios que es nutrido en su centro por el Amor Universal que, como una sublime esfera de consciencia, emana sabiduría y discernimiento a todas las dimensiones y planos.
Hoy, estoy en un lugar diferente al que se han acostumbrado a verme. Estoy en otro espacio de la Comunidad Flor de Lys, que es el más importante para Mí, porque representa la casa de la vida consagrada. Por esa razón, les pido, en esta íntima analogía, que recen por todos los misioneros consagrados a Mi Plan de Redención, porque tanto en África como en Medio Oriente y en Europa, algunas almas de esta Obra, que Yo he formado y fundado a través del esfuerzo, se ofrecerán a dar la vida por Mí, más allá de lo que signifique y represente el servicio que Me ofrecerán para el alivio y la paz de los corazones afligidos.
Desde hace dos mil años, cuando era solo un niño en los brazos de la Madre Celeste, cuando fui llevado a Egipto para ser protegido, no solo Nuestra Familia fue la primera familia refugiada del mundo, sino que también Mi Corazón, desde ese momento hasta el presente, siente pesar por el sufrimiento y el dolor de África, que es la próxima etapa, es la próxima misión que, a pesar de la distancia o del momento, invitaré a vivir a cada uno de ustedes para que la deuda espiritual de África sea aliviada y para que nunca más ningún ser humano, en África o en ninguna otra parte del mundo, sea capaz de tirar una vida a la basura, porque el género humano ha llegado a desmerecer la vida hasta ese punto, por su gran ignorancia y hasta por su gran maldad, por no conocer la esencia de la vida.
Quisiera que tuvieran presente Mi aspiración de que cuando se abran las puertas para las misiones en África, existan manos, brazos y piernas que se ofrezcan a caminar por ese continente para rescatar a los inocentes y perdidos, a los que son descartados en los basurales del mundo.
Si supieran qué es lo que siente el Padre cuando una vida es descartada o abortada, les aseguro que nadie sería capaz de hacerlo, porque desafiaría su evolución y hasta su destino, desviando su propósito del Camino de Dios y asumiendo una deuda espiritual impagable, que solo Mi Divina e Insondable Misericordia puede curar.
Teniendo consciencia de esto y colocando esta situación en esta Maratón de la Divina Misericordia, los invito una vez más a abandonar sus pequeñas miserias, a dejar atrás sus resistencias e incomprensiones y a colocar la consciencia madura en donde verdaderamente existen el sufrimiento y el dolor en el mundo, para que puedan crecer como apóstoles conscientes y disponibles para servir donde sea necesario y cuando sea necesario.
Yo les aseguro, como la Gran Consciencia Solar, que si más almas pusieran atención en todo esto, no habría razón de que existieran guerras, exilios, hambre, sufrimiento, locura o hasta adversidad, porque todos serían más fraternos, unos con otros, y siempre serían impulsados por el Amor de Dios que a través de los tiempos ha golpeado la puerta de sus corazones, ha llamado a sus almas innumerables veces para poderlos despertar a la Verdad, una Verdad que ha sido sepultada en la consciencia del mundo.
Por esa razón, solo con Mi Retorno muchas situaciones serán reparadas y exorcizadas, y un nuevo Gobierno Espiritual emergerá del corazón de todos los que tuvieran fe en Mí hasta el fin de los días, para que aprendan a vivir en comunión con el universo y con la Confraternidad, sin necesidad de seguir perdiendo el tiempo y la oportunidad de elevar la consciencia de todo este planeta hacia la cuarta dimensión.
Porque cuando tengan la Gracia de ver en la cuarta dimensión, no solo comprenderán la Pasión de Cristo, sino también comprenderán en qué punto se encuentra la humanidad en este momento, un punto de inflexión que se vuelve irreversible.
Por eso, no dejen de orar; que sus labios no se cansen de orar y de pedir a los ángeles del Cielo que intervengan todo el tiempo, porque no solo las almas deberán ser protegidas de la guerra, de la impunidad y del asedio, sino también los más inocentes y pequeños deberán ser protegidos y amparados de ser descartados por sus propios padres en los basurales del mundo.
Si muchas más naciones en el mundo se aferran al ideal de la ley del aborto, ¿cómo se justificará que más guerras no deban suceder o que bombas nucleares no deban activarse?
Después de 1945, con la gravísima deuda espiritual de los Estados Unidos a través de la bomba atómica, la humanidad demostró al universo que sabe autodestruirse y que impuso a través de sistemas corruptos la comercialización e instrumentalización de las armas, para justificar la supuesta libertad de los pueblos y de las naciones.
Pero, compañeros, despierten, estamos en el fin de los tiempos. Desde el Huerto Getsemaní, cuando bebí el cáliz por ustedes y por la humanidad, no esperaba, se los confieso, que el mundo llegara a este momento y que fuera capaz de ir tan lejos, más lejos de lo que fue hace más de dos mil años atrás, crucificando a su Mesías, martirizando al propio Dios, Aquel que los creó desde el origen.
Por eso, una vez más, ese propio Dios, que se hizo carne y se hizo hombre a través de Su Hijo, vuelve a decirle al Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Es hora de estar en las filas del Armagedón, porque mientras pasa el tiempo, no solo el tiempo termina, sino que los acontecimientos se precipitan y las personas no cambian.
Que la Verdad Suprema penetre todos los espacios y consciencias, a fin de que el sacrificio del Hijo de Dios y toda Su Sangre derramada en el camino del Calvario hasta la Cruz justifiquen las atrocidades de estos tiempos, alivien el llanto de los niños y, especialmente, de los no nacidos, para que la Santísima Virgen María restablezca el espíritu del amor maternal en las consciencias que hoy ya no saben amar, para que la vida sea respetada y amada, para que la vida de los inocentes ya no sea descartada, para que la pobreza en muchos lugares del mundo ya no sea la causa de desesperación y de falta de paz.
Que la verdadera Justicia, que proviene de la Fuente Divina, equilibre la balanza de la desigualdad. Porque Mi gran deseo es no escuchar ya el llanto de los niños de la guerra, el llanto de los inocentes descartados en los basurales del mundo.
Aprendan a amar la vida y algún día aprenderán a apreciarla. Mientras la vida sea utilizada como justificación para generar la muerte o la impunidad, el mundo no alcanzará la cura de todas sus enfermedades. Por eso, agradezco a los que han sido conscientes hasta ahora y, semana a semana, han rezado por los no nacidos. Allí está la respuesta de por qué el mundo está como está.
Y, aunque Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre se desgarren por dentro, así como Mi Corazón fue desgarrado en lo alto de la Cruz, Nuestro Amor es inconmensurable e incomprensible, porque viene a dar vida a lo que está muerto en aquellos que creen estar vivos.
Oremos al Padre Celestial.
Que cada uno haga su oración al Padre, en lo más íntimo de su ser, en el silencio del corazón. Los escucho.
Que sus almas oren al Padre Celestial para que todos los errores reciban la expiación que necesitan.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Repitamos la oración que Jesús nos enseñó:
Ángel de la Ira de Dios,
calma Tu corazón dolido,
recibe el fuego de nuestro amor
y establece la paz.
Amén.
Vayan en paz, meditando sobre Mis Palabras y concretando Mis aspiraciones.
Sean bien conscientes de esto, para que no sea un Mensaje más, sino la proyección de una próxima etapa que todos son llamados a vivir.
Les agradezco por tener el coraje de escucharme.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy vengo con el pequeño Niño Jesús en Mis brazos para llevarlos a un nuevo estado de consciencia, un estado en el que pueden ver el mundo, no con las limitaciones de los hombres, sino con la perfección de Dios, contemplando la verdadera necesidad de estos tiempos, contemplando las Leyes que se mueven, que ingresan en la Tierra, Leyes que nunca antes actuaron en el planeta.
Muchos creen que ya conocieron la Justicia Divina, cuando en la era de los patriarcas Dios les hablaba con Justicia.
A lo largo de los siglos, esa Justicia se fue desarrollando, profundizándose y, a medida que la consciencia humana se transformaba, toda la Creación se transformaba.
Las Leyes y los Rayos ya no son los mismos de los primeros tiempos de la Tierra o de los primeros tiempos de esta Creación. Cada ciclo es nuevo y, por más que traiga semejanzas con tiempos anteriores, todo se renueva.
Llegó el tiempo de la Misericordia, la Nueva Alianza entre Dios y los hombres, sellada por Cristo en Su Cruz, confirmada por Él en Su Ascensión a los Cielos. Y a pesar de que esa Alianza sea eterna, para vivirla se deben corresponder con ella.
Para que puedan estar bajo una ley, deben atraer esa ley a sus vidas. Cuando no lo hacen, hijos, no justifican la Sangre derramada en la Cruz y por más que esa Sangre esté disponible, eternamente entregada a todas las criaturas, si sus corazones no están abiertos, ella fluye del Corazón de Cristo y no transforma sus vidas.
Los ciclos continúan pasando, y llegó la Ley de la Justicia, una Justicia que no es la misma de los primeros tiempos. Ella no viene con la ira de Dios, porque Dios solo se silencia. Las Leyes trabajan por sí solas, porque llegó el tiempo en el que la propia humanidad, como potencial cocreadora ante Dios, puede ser también responsable por su propia evolución.
En eras pasadas, Dios les hablaba a los hombres, les hablaba con Justicia y con lo que conocen como ira, que en verdad es el Rayo profundo de la Voluntad Divina que la humanidad no podía comprender. Ese Rayo descendía a la Tierra con toda su potencia, para romper las estructuras más duras y arcaicas de la humanidad. Pero cuando los seres humanos comenzaron a abrirse al amor, las Leyes comenzaron a actuar de una forma diferente, y el Creador encontró un espacio para transformar el mundo de otra forma, a través de un Amor mayor que trascendía todas las leyes, todas las formas, toda la vida.
Ese fue el Amor de Dios en Su Hijo.
Ese Amor aún permanece resonando en los cuatro puntos de este mundo y en toda la vida. Muchas veces se derrama sobre la Tierra sin que sean conscientes de él.
Dios constantemente le entrega oportunidades a cada ser. Les entrega lo mejor, lo que de más perfecto hay en el universo, las mejores oportunidades de evolución para aquellos que menos lo merecerían, porque Su Amor no actúa de acuerdo con la justicia de los hombres, sino con la Misericordia que nace de Su Corazón.
Hoy vengo con el Niño Jesús en Mis brazos para que, ante Su Presencia, comprendan este nuevo ciclo.
Su Misericordia continúa resonando, Su Sangre continúa derramándose sobre el mundo, Dios continúa entregando oportunidades a la humanidad, pero cada ser debe escoger en estos tiempos el camino que seguirá.
Siendo así, hijos, esta es una nueva era de Justicia. La Misericordia no dejará de existir, pero el Creador ya no intercederá por Sus hijos como antes. Él se mantendrá en silencio, un silencio que hablará profundamente a toda la Creación, porque el silencio de Dios significa una oración profunda, desconocida para todos los seres, inclusive para aquellos que, en las dimensiones de los ángeles y de los arcángeles, están constantemente a los Pies del Creador.
En el silencio de Dios, Su Amor por las criaturas se expande, y aquellos que se abren para escucharlo, para dejar que Su silencio resuene en el propio interior, que se abren a ese Amor infinito, ingresan en las dimensiones de ese Amor y viven una experiencia de transformación única, reconociendo el verdadero potencial de los seres humanos, reconociendo la unidad que sucede entre el Creador y Sus criaturas, comprendiendo lo que significa abrir las puertas entre las dimensiones y vivir la semejanza con Dios.
Todo eso ocurre cuando simplemente los seres corresponden al Amor del Creador, dejan de lado su pequeñez, sus aparentes imperfecciones y, con esfuerzo, buscan trascenderse cada día para abandonar la condición humana y conocer la condición de hijos de Dios.
De esa forma, atraen hacia sus vidas las Leyes sublimes y, dando un único paso, esas Leyes los conducen y los elevan a pasos cada vez mayores, más amplios y más profundos.
Pero, cuando los seres saben que Dios está en silencio, cuando ya conocen Su Misericordia e ignoran todas las oportunidades que Él les da, otras son las leyes que atraen hacia sus vidas: la ley de la justicia, la ley del sufrimiento, la ley de la soledad, del abandono, de la angustia y de la desesperanza.
Quiero que así comprendan, hijos, que no es Dios quien está diseñando sus vidas, sino ustedes mismos.
Este es el ciclo de la definición de la humanidad. Ya no pueden vivir como criaturas comunes, cuando fueron diseñados para ser hijos de Dios, semejantes a Él, cocreadores que traen en su interior, en su esencia más profunda, una posibilidad de transformar la Creación, como ni siquiera los Arcángeles lo pueden hacer.
Comprendan, así, la responsabilidad que tienen ante toda la vida y, de esa forma, ya no permanezcan en las cosas pequeñas, aquellas que los atan y los prenden a este mundo. Mediten sobre lo que les digo y en lo que Dios les habla a través de cada Mensajero Divino.
Nosotros llegamos al mundo como eco de la Voz del Creador, que se está pronunciando por última vez en este ciclo de la humanidad. No porque Él no ame a Sus criaturas y no desee hablarles eternamente, pero, si no fuera de esa forma, jamás descubrirán quiénes son y esta Tierra se autodestruiría por la ignorancia de los hombres.
Es posible reparar el sufrimiento, es posible despertar a los seres a través del amor, del servicio y de la oración constante; pero no es posible ingresar en la consciencia del otro para definir sus pasos según la Voluntad Divina. Cada ser debe vivir su propia definición.
El mayor servicio que pueden prestar hoy, en nombre de toda la humanidad y por la elevación de las almas que viven en la ignorancia, es dar sus propios pasos en dirección al Padre, es vivir ese Amor infinito, descubrir ese misterio que se esconde en su interior, dejar que ese Amor se expanda y transforme todo aquello que está a su alrededor. Y así, entregar un ejemplo al mundo a través de la propia vida, porque de esa forma estarán generando una oportunidad de redención, no solo para las propias almas, sino para toda la Creación, para mundos y universos que desconocen.
Ustedes son una gota de agua en el océano infinito, pero no cualquier agua. Un agua viva que cuando ingresa en ese océano es capaz de transformarlo, de transformar a todas las otras gotas, mares y a toda la vida que habita en él.
Sé que muchos no creen en lo que les digo y ni siquiera creen que Yo estoy aquí; pero Yo no vengo para que crean en Mí, vengo a entregarles una instrucción para que ustedes mismos vivan la experiencia de atraer hacia las propias vidas las Leyes divinas o las leyes humanas.
Hagan la experiencia, hijos, de dejarse transformar por el Amor de Dios que desciende sobre ustedes cuando oran, cuando sirven, cuando se silencian ante algo que les causa angustia, que hiere sus egos humanos y contraría a sus personalidades.
Cuando permiten que el otro se exprese, que el otro crezca, ustedes crecen desde adentro hacia afuera, porque cuando renuncian a los protagonismos del mundo es Dios quien encuentra un espacio para ser protagonista dentro de ustedes, y nadie los verá, pero es allí en donde el verdadero sentido de la vida se cumple.
Den gracias por todo lo que recibieron. Agradezcan al Creador permanentemente y eleven sus consciencias más allá de las necesidades humanas, más allá de sus aspiraciones y de sus voluntades, más allá de sus planes y metas para la vida en este planeta. Elévense a través de la gratitud.
Hoy el Niño Jesús, en Mis brazos, señala el infinito, y en él pulsa el Corazón de Dios que los llama a retornar, a retornar en esencia, a retornar a Él sin dejar de existir, a retornar a Dios, estando en el mundo y haciendo de este planeta una parte de Su Corazón.
Eso es lo que son llamados a vivir.
Hoy, sobre este altar, un misterio más de Dios les es revelado. Un misterio poco comprendido, porque muchos no saben lo que significa un objeto sagrado. Muchos cuestionan e ignoran las diferentes Gracias que Dios les concede a los hombres.
Un objeto sagrado, imantado por el Creador, es algo que les recuerda constantemente cuál es su verdadera misión, la que son llamados a vivir y cuál es el camino para hacerlo.
Un objeto sagrado es como un sello que los torna reconocibles ante los ángeles y arcángeles.
Es como una señal, una señal de luz que en la oscuridad del mundo hará que las almas los reconozcan y sepan el camino.
Es un símbolo de protección y de Gracia, un símbolo de adhesión y de fe. Él fortalece su fe cada vez que se lo colocan y creen en todas las promesas que les entregamos.
Un objeto sagrado es un símbolo de cura, de reconciliación con Dios, cuando un alma perdida, enferma, lo recibe y cree que recibió un presente divino de las Manos de su Creador, para recordarle cuanto Él la ama.
Un objeto sagrado es un misterioso símbolo de la aproximación de Dios a los corazones de Sus hijos. Él está allí, silenciosamente, en cada pequeña medalla, en cada pequeño escapulario, hablándoles a sus corazones, recordándoles a sus esencias de dónde ellas partieron y para dónde ellas deben retornar. Eso, hijos, es un objeto sagrado.
Por eso hoy, aquí en Mi altar, se encuentran las medallas de Mi Castísimo Corazón, estas que, junto a Mi pequeño Hijo, Yo vengo a bendecir.
Esta bendición resonará y permanecerá, por los siglos de los siglos, en cada medalla acuñada en honor a Mi Castísimo Corazón, y el misterio que hoy les traigo permanecerá en ellas y en todas las que vendrán, fortaleciendo la fe de los que creen que el Amor de Dios está allí.
Con Mi pequeño Hijo Jesús, impongo Mis manos sobre estas medallas y decreto, en nombre de Cristo y por la potestad que Dios Me entregó, que los Dones de Su Santo Espíritu permanezcan en ellas.
Que todas las bendiciones y promesas que Yo les entregué se cumplan. Que todas aquellas almas que las reciban se fortalezcan, despierten y se reconcilien con el Padre, que encuentren el camino en la oscuridad y ya no estén más perdidas. Que su sufrimiento se convierta en esperanza, que su dolor se convierta en reparación del dolor mayor y profundo que siente el Corazón de Dios al contemplar al mundo en estos tiempos.
Que las almas que las reciban escuchen el silencio del Creador, sientan su profundo amor y elijan vivir bajo la Ley de la Misericordia y no de la Justicia.
Que las almas que las reciban atraigan hacia sus vidas los rayos de la Gracia, de la cura y de la compasión, y sean consecuentes con ellos en todas sus acciones y pensamientos.
Por la Gracia de Mi Hijo, hoy en Mis brazos, entrego la paz a todos aquellos que lleven consigo esta pequeña medalla.
Escuchando Mis palabras, sé que algunas almas se preguntarán cómo hacer para atraer lo que Yo les dije hacia sus vidas para no vivir bajo la ley de la justicia, del sufrimiento o del dolor, pero sí de la Misericordia, de la Gracia y del Amor Divino.
Y Yo solo les respondo que sirvan, que sean agradecidos, que vivan cada palabra que ya les entregamos, que estudien lo que les dijimos, porque con una simple lectura cada día, la vibración de nuestras palabras por sí solas los transforma. Adoren el Corazón Eucarístico de Cristo y abran las puertas para que Él se exprese dentro de ustedes.
No busquen cosas para sí, no quieran acumular los tesoros del mundo, pero, en el silencio de sus almas, en lo profundo de sus corazones, en un diálogo y en un contacto con Dios, dejen que sus tesoros celestiales se manifiesten.
Nosotros ya les enseñamos qué hacer, ya derramamos bendiciones, Gracias como lluvias sobre sus vidas.
Solo deben crear las condiciones, cada día, para que ellas se manifiesten, y no les digo que sean perfectos, pero que se observen y siempre que estuvieran saliéndose del camino de la fraternidad y del amor, deténganse, pidan perdón e intenten hacerlo de nuevo de forma correcta, y no importa que caigan muchas veces, porque el calvario de estos tiempos también tiene muchas caídas, ustedes necesitan levantarse de ellas y continuar caminando hacia esta meta de superarse en el amor cada día.
Eso es lo que Yo tengo para decirles hoy, pero también debo cumplir un pedido del Creador, que Sus hijos comulguen espiritualmente para que reciban Sus Gracias y se fortalezcan, que sientan Su Presencia y que comulguen con el Cuerpo y con la Sangre de Cristo que se manifiestan en todas sus células en ese momento.
Pueden traer hasta aquí el altar y que venga Fray Yesua.
Cien de estas medallas quiero que lleguen a una hija Mía que, confiando en Mi llamado, día a día, atrae la Ley de la Gracia, no solo para el país en donde vive hoy, sino también para toda África.
Doscientas de estas medallas quiero que lleguen a la Casa Santa Isabel, llevando no solo Mi protección, sino el Amor de Dios para aquellos que generan méritos para la salvación de tantos niños en este mundo, a través de sus oraciones y de su pureza.
Quiero que los miembros de la Comunidad-Luz Fraternidad también reciban Mis medallas, porque, en su silencio y esfuerzo, a pesar de su imperfección, también generan méritos para la transformación de la humanidad. Y, poco a poco, que cada uno de los devotos que aspira a responder a este llamado y a recibir este terafín de Mi Casto Corazón también pueda recibirlo. Esto es lo que Yo más quiero para estas medallas y para todas las que vendrán.
Así como Dios Me concedió la potestad de derramar Gracias sobre el mundo, también se la concedió a cada sacerdote consagrado por Él. Es así que en Mi presencia y por la consagración de esta Eucaristía, orarán por todos los sacerdotes del mundo, por todos aquellos que se sienten desesperanzados por no poder repartir las Gracias de Dios y por todos aquellos que ignoran la Presencia del Creador en su vocación y la posibilidad que tienen de atraer las Gracias de Dios al mundo.
Comulgando espiritualmente con el Cuerpo y con la Sangre de Cristo, permitan que la Misericordia de Cristo llegue no solo a los que comulgan, sino también a los que reparten el pan y el vino transformados en el altar, para que esta vida abundante que se revela en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo pueda impregnar primero a sus corazones sacerdotales. Amén.
Fray Yesua:
En unión al Corazón de San José y al Corazón de Nuestro Señor, nos unimos a la Iglesia Celestial de Cristo y ofrecemos humildemente esta Comunión por todas las almas del mundo, por todos nuestros hermanos que en este momento necesitan el Amor y la Presencia de Nuestro Señor.
Recordamos aquel momento en el que Nuestro Señor tomó el pan, lo elevó al Padre dando gracias, lo partió y lo entregó a Sus discípulos diciéndoles: "Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por cada uno de ustedes, por el perdón de todos los pecados".
Escuchamos las tres campanadas, consumando la consagración del pan en el Cuerpo de Nuestro Señor.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y, del mismo modo, Nuestro Señor tomó el Cáliz y elevándolo al Padre, se lo pasó a Sus apóstoles, diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y eterna Alianza, que será derramada por el perdón de todos los pecados y por la salvación de todos los mortales. Hagan esto en Mi memoria hasta el final de los tiempos, hasta que Yo retorne".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Y reverenciamos juntos la Presencia del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Señor y, en profunda unión con Su Corazón, oramos juntos el Padre Nuestro en arameo.
Padre Nuestro (en arameo).
Que la Paz y la Misericordia de Nuestro Señor desciendan a la Tierra en este momento.
Y Te pedimos, Señor, que a través de esta Comunión nuestros hermanos en el mundo puedan también comulgar con Tu Cuerpo y con Tu Sangre. Amén.
Hermana Lucía de Jesús:
Y vamos a visualizar, en este momento, a todos aquellos que están en sus casas, a San José con el pequeño Niño en Sus brazos y, de las pequeñas Manos del Niño Jesús, vamos a recibir la Eucaristía, con la cual nuestras almas comulgan en nombre de toda la humanidad.
Que la Paz de Mi Casto Corazón, todas las Gracias y el Amor que nace del Corazón de Mi pequeño Hijo, el Hijo de Dios, puedan llegar a todas las almas, transformando y curando los corazones, los espíritus, y los cuerpos enfermos, para que encuentren la paz.
Con Mis palabras los bendigo y les agradezco por reflexionar de corazón todo lo que Yo les dije.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y con la intención de que la Cura de Dios llegue a los cuatro puntos de este mundo, vamos a finalizar esta oración con un cántico que atrae las Leyes divinas, la Gracia y las bendiciones de Dios al planeta.
Vamos a cantar, a pedido de San José, “Lluvias de Amor”. Muy agradecida a todos.
Mi Tierra Sagrada
Mi Tierra, que era Santa, está siendo atacada. El precio de la sangre derramada no es valorado ni apreciado y esto provoca la Ira de Dios y Su Justicia.
Aún hermanos lastiman a sus hermanos y en medio de ellos está la guerra entre las religiones, algo que desde el Huerto Getsemaní ya era de esperar.
Pero, ahora no existen valores porque ya no existen los atributos, y al no haber atributos no hay paz.
¿Cómo se enmendará la ofensa ocasionada al Corazón del Padre con estos acontecimientos de hoy?
Ni el mismísimo Dios, que derramó Su Sangre y entregó Su Amor, consiguió calmar la ira y el desorden de Sus hijos del ayer.
Este es el momento en el que todo se volverá a destruir, y cuando todo esté destruido, recién entonces, los hermanos que hirieron a sus hermanos percibirán que el odio y el rencor los alejó de Dios.
Por eso, no expondré a las pocas y buenas ovejas que tengo, porque el lobo feroz, la bestia de la guerra, querrá lastimarlas y esto no son solo palabras, podrían ser hechos.
Debo proteger con Mis comandos lo más precioso y simple que tengo.
Yo podré, nuevamente, enviar Mi Paz hacia ese lugar desde otro punto de la Tierra.
¡Oh, Israel, el Día del Juicio llegará y todos testimoniarán tu fracaso!
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
La voz interna de Mi Corazón hoy habla con ustedes para que puedan sentir la profundidad de Mis Palabras y la importancia de Mi Mensaje.
Lo que hoy quiero decirles es algo simple, pero lleno de amor, especialmente a los que, por diferentes circunstancias y motivos, abandonaron la participación en la Obra redentora de Mi Hijo.
Quiero decirles a todas esas almas que todavía les queda un tiempo para poder arrepentirse y para corregir sus caminos, les queda un tiempo para percibir lo opuesto que han generado para sí mismos con sus acciones y emociones.
Antes de que el planeta siga purificándose violentamente, quiero decirles a esos hijos que recapaciten, que no desafíen la Voluntad de Dios y menos que modifiquen los Proyectos de Mi Hijo, porque lo que antes era plena Misericordia sobre ustedes podría convertirse en un afluente inagotable de Justicia.
Quiero decirles, a esos hijos rebeldes, que no ostenten algo que no les pertenece y que tampoco busquen aliados en este momento planetario en el que la realidad de las naciones es más grave. Les pido que salgan de lo mezquino, que no sigan condenando a sus almas a los abismos terrestres ni tampoco comprometan la mente y la vida espiritual de sus hermanos por medio de sus comentarios, acciones y desacuerdos.
Como Madre, les pido a todos los hijos rebeldes que se detengan, están provocando la ira de Dios. Ustedes no la conocen ni tampoco la saben. Arrepiéntanse de corazón y abandonen esa rebeldía e indiferencia que los ha consumido como el fuego.
No sigan ensuciando los caminos ni las almas de sus hermanos. No se dejen engañar por Mi adversario. Si hoy están en esta situación, hijos, no es por causa de nadie, la responsabilidad es de ustedes mismos. Ustedes se apartaron del Amor de Dios y no lo quieren reconocer. Sostienen más a sus sentimientos que al propio Plan de Dios.
Ya no lastimen más el Corazón de Mi Hijo. Él está en silencio, así como Dios está en silencio, pero el Padre Celestial, en algún momento, les responderá de la forma que menos esperan. Por eso, no ultrajen más el Plan de Salvación. Dejen en paz a sus hermanos, a todos los que sí escogieron por sabiduría seguir a Cristo y no a las resistencias de los que se rebelaron.
Les pido que no culpen más a nadie. Reconozcan sus errores y arrepiéntanse. No quiero verlos en el purgatorio.
No busquen más justificaciones. No abusen del poder que creen tener en manos. Sé que pensarán que la Santísima Virgen nunca les diría todo esto, pero aquí estoy como su Abogada, porque ya no tienen más méritos para poder salvarse.
Por esa razón, también vengo por los miserables de espíritu, por los que creen saber la Verdad y no la tienen, porque sus corazones están vacíos de Amor Divino.
Retrocedan, retrocedan a tiempo. Humíllense y pidan perdón, aún la Misericordia de Mi Hijo los puede amparar. Sean humildes para poder escuchar.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo a traer Mi Misericordia en donde no hay justicia religiosa, ni social.
Vengo a traer algo que los hombres aún no tienen, por el poco valor que le dan.
Pero no importa la formación que tengan, sino su corazón, que es lo que vale para Dios, porque siempre se perpetuará, siempre dará testimonio del Amor de Dios entre todos los hombres y mujeres de la Tierra.
Pongan su mirada, queridos hijos, en el corazón y allí encontrarán a Dios, más que a los hombres. Si Dios está en ustedes, Mi Hijo estará en ustedes y nadie podrá alterar esa unión interior.
Nadie podrá decir, hijos Míos, que Dios no está presente en el corazón de los hombres, que Dios no está vivo en aquellos que creen en Él por encima de todo, por encima de todo acontecimiento.
Yo vengo a enseñarles el camino del amor, porque en el Amor de Dios siempre encontrarán la salida; siempre existirá el entendimiento y la sabiduría para comprender los designios de Dios y sobre todo Su máxima Voluntad.
Hoy vengo a traer pacificación a los hombres que despiertan la ira incontrolable.
Hoy vengo a amansar los corazones, para que sientan la paz y sepan que todo se está cumpliendo, más allá de todo entendimiento o de toda filosofía.
Lo que Dios necesita, queridos hijos, es que los hombres aprendan a amar y que no se olviden del camino del amor, porque quien no esté en el camino del amor verdadero, no estará en el camino del Paraíso, por más que profese el Nombre de Mi Hijo, por más que realice la Eucaristía ante el pueblo de Dios.
El amor lo es todo. Es la ciencia primera. En el amor comprenderán la vida, así como comprenderán el sufrimiento.
Únanse en el amor y no en la separación de sus ideas o de sus pensamientos. El Reino de Dios está para todos, no tiene religión ni doctrina. El Universo de Dios es libre y amplio. Y Él viene a señalar a los hijos que ha escogido, para llevar adelante Su Obra de redención en el fin de estos tiempos.
Les digo a los hombres que dicen ser sabios, que no tienten la ira de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios; que vivan el Don del Temor de Dios para que no estén separados del Padre y para que no separen a los rebaños de Mi Hijo del Corazón de Dios.
No son tiempos de divisiones. Es el tiempo de la gran unidad celestial. Será esa unidad que salvará al planeta y a la humanidad, sobre todo a los más miserables de espíritu, que no solo se encuentran en la vida, sino también en las religiones.
Mi Hijo viene a dar oportunidad para todas las almas. Su Misericordia no se limita a los hombres. Su Misericordia es universal e infinita.
Necesito, queridos hijos, que abran sus corazones al gran entendimiento divino, que no se dejen envolver por lo que los hombres hablan de este mundo, por lo que los hombres señalan en sus semejantes.
Abran sus ojos del corazón y encontrarán la Verdad, la Verdad que yace en ustedes, la Verdad que nace del corazón, que todo acepta y que todo entiende; de un corazón incondicional y vivo, que no teme abrazar lo desconocido y decirle sí al Universo todos los días.
Me lamento, queridos hijos, por aquellos que no comprenden la Voluntad de Dios y que dicen vivirla plenamente pero que no es verdad.
Busquen la unión entre sus corazones y estarán preparados para recibir la segunda venida de Cristo.
Dios Me ha pedido que venga a buscar a todas las esencias del mundo y no solo a aquellas que creen en Mi Hijo. Recuerden que Mi Hijo es el Señor de las religiones, porque es el Señor del Amor. Y si es el Señor del Amor, es el Señor de la Verdad, de la Voluntad Divina y de la Justicia, del bien que Él quiera profesar para todos los seres de la Tierra.
Entonces, queridos hijos, no se confundan. Sientan Mi mensaje en el corazón, más que el mensaje de los hombres vacíos, que están vacíos del amor, de la verdad, del verdadero entendimiento que solo lo da el Espíritu Santo.
Llegará un momento, queridos hijos, en donde todas las religiones deberán comprenderse y entenderse. Porque si esto no sucede, ¿quién le abrirá la puerta a Cristo para que Él retorne?
Es necesario rezar de corazón y de alma, para que en estos tiempos los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario escoger al Santísimo Sacramento, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Es necesario vivir la vida del servicio, para que los hombres de la Tierra no los confundan.
Así se fortalecerá su fe, que es una fe que no tiene propiedad en nadie, ni en ninguna persona. Es una fe que pertenece a Dios y a sus corazones íntimamente.
Revivan esa fe con los buenos ejemplos y abran los ojos al conocimiento divino que viene del Universo. Así darán los pasos seguros hacia la redención y acogerán plenamente el llamado de Dios, sin pensar qué dirán los demás.
Queridos hijos, como Madre de Dios y Madre de Mi Hijo, Yo vengo a religarlos con el camino del amor, porque es un camino que no está siendo practicado por los hombres de la Tierra. La ilusión y todo lo que es superfluo separa a los hombres de ese camino verdadero.
Vivan los Mandamientos y estarán en la verdadera libertad espiritual.
Yo vengo, queridos hijos, a hacerles el bien, a enseñarles el camino del Amor y de la Verdad, a pedido de Mi Amado Hijo, Jesucristo. Eso nadie se los podrá quitar, la vivencia de su fe y su devoción al llamado de Dios en estos tiempos, fuera de la Iglesia de Mi Hijo.
Vean la importancia del despertar de los corazones en estos tiempos y no se dejen invadir por los comentarios de los hombres. Es necesario unirse y fortalecerse. Es necesario unir las fuerzas del corazón con las fuerzas del corazón del hermano, para llevar adelante el Plan de estos tiempos, delante de una realidad planetaria caótica y difícil.
Que sus corazones, en esta noche, sientan la verdad de Mi Corazón y que no se arrepientan ni tampoco abandonen su consagración como hijos de Mi Corazón Inmaculado, porque lo que Yo les traigo, queridos hijos, nadie se los dará, ni siquiera la máxima jerarquía de las religiones. Todo proviene del Corazón del Padre, de Su Fuente inmaterial y eterna. De eso deben aprender a alimentarse espiritualmente todos los días; no solo del Evangelio, que es el camino básico para su despertar y redención.
Encuentren sentido en su camino espiritual, en lo que es superior y divino y así, estarán en el Padre y el Padre en ustedes. Sus corazones no sentirán duda ni desconfianza, sino que darán el paso seguro y firme en el camino del Amor y de la alegría de servir a Dios.
Recuerden que deben volver a reintegrar su dignidad espiritual para con el Padre.
Las religiones son el puente para eso, pero no es lo definitivo. Hay algo, queridos hijos, que debe comenzar desde ustedes, que debe nacer de su corazón, para poder estar en Cristo y en Su Divina Presencia.
Vengo a evangelizar con una Nueva Palabra, una Palabra que los hombres no conocen, porque la Palabra que Yo pronuncio es una Palabra que viene de la Fuente del Amor. Es una Palabra que no se desperdicia. Es una Palabra que sirve y ayuda a las almas para su conversión.
Cuando los tiempos están más difíciles y las rebeliones de los hombres se presentan, es señal, queridos hijos, que es el triunfo de Mi Inmaculado Corazón y la derrota de la bestia, que confunde a los corazones, a pesar de sus creencias.
Yo vengo a darles el testimonio que les dio Cristo cuando Él estuvo presente en este planeta. Vuelvo a reintegrarles este testimonio del amor para que no olviden, queridos hijos, que en el amor está la respuesta, la sabiduría y la salida para los grandes obstáculos.
Como no Me cansaré, queridos hijos, de decir que Yo estoy aquí, aunque muchos lo desmientan públicamente, vengo a consagrar a nuevos hijos para reafirmar ese testimonio del amor, ese testimonio del Amor Infinito de Dios y del Cristo, que une cada vez más a las consciencias con la Esencia de la Fuente Primordial.
Por eso no dejaré de dar bendiciones, por más que hablen, por más que mientan y que no digan la verdad.
Recen por los que no comprenden, porque son muy miserables y enfermos de espíritu y no lo saben, así como Yo rezo por ustedes para curar su enfermedad espiritual. Los invito, queridos hijos, a orar por los miserables de espíritu y de alma, porque no lo saben, para que reciban la Gracia de algún día darse cuenta de eso y de pedir verdadera misericordia a Dios, más que pronunciar palabras vanas.
Sean misericordiosos como Yo lo Soy y el planeta tendrá más oportunidades, más almas se curarán y más corazones se reconciliarán con el Dios Vivo.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán, ante la Fuente del Amor de Dios, para que sean testigos de lo que Yo les pido, para que defiendan su consagración y no teman decir que creen en Mi Presencia, como un precioso llamado de Dios para estos tiempos.
Quisiera decirles a todos los Hijos de María que recuerden su compromiso Conmigo, porque Yo nada puedo desperdiciar, ni una mínima energía de la Gracia. Todo lo que Yo les entrego es porque lo necesitan, aunque no lo comprendan o no lo sepan; todo es un motivo de un Proyecto especial en sus vidas, en sus consciencias y en sus espíritus. Yo les doy algo que nadie les puede dar, que debe ser valorado y respetado, reverenciado, y deben rezar para que ese Don que Yo les entrego persista en el fin de estos tiempos.
Escuchando el himno de su consagración, Yo vengo a bendecirlos, queridos hijos, a fin de reconsagrar a los que ya se consagraron como Hijos de María, para ser testigos de la Palabra de Dios y del retorno de Cristo, sin nada que temer, porque el amor que puede estar en sus corazones es invencible.
El amor que puede estar en sus consciencias, es imborrable. Ningún hombre ni ningún ser de esta Tierra puede borrar el Amor de Dios. Nunca vencerá, porque el amor es el que vence; es el Amor de Cristo que venció la muerte en la Cruz y que les viene a enseñar que en el amor, todo es posible, hasta el fin de los días.
Padre Amado, desciende Tu Fuego en los corazones simples y humildes.
Desciende Tu Consciencia Divina en aquellos que predican Tu Palabra y que en la simplicidad del corazón testimonian Tu Presencia en el mundo.
Desciende Tu Sabiduría y Tu Gracia en los corazones que se deben convertir a la vida crística del servicio y del amor por los semejantes.
¡Oh, Padre Amado! Escucha la voz de Tu Sierva Fiel,
desciende Tu Amor sobre los miserables,
sobre los que no comprenden y los que no aceptan Tu llamado,
sobre todos aquellos que provocan la separación de Tu pueblo
de Tu Amadísimo e Íntimo Corazón.
¡Oh, Padre Amado! Perdónalos, perdónalos para que encuentren una nueva oportunidad, por intermedio de Tu Divina Compasión y de Tu Gracia.
Perdona Señor a los que ofenden a sus semejantes.
Perdónalos Señor, para que encuentren la Luz de Tu Corazón
en el gran Universo de Tu Amor Universal.
Hoy bendigo y establezco Mi Paz entre los hombres de la Tierra,
sabiendo que aún estaré aquí,
cumpliendo Tu Divina Voluntad y Tu Llamado,
en unión a todos Mis Hijos, especialmente a los que se consagran
para ser el ejemplo de Tu Vida en el Universo.
Que el Señor los bendiga, los redima y los consagre, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora canten, porque ya están consagrados a la Madre de Dios.
Les agradezco por responder a Mi llamado, en confianza.
Si el Padre, que está en los Cielos, se recoge en Su Silencio, también Su Hija y Sierva lo acompañará, así como todos los ángeles de la guarda.
Ese silencio es el único ejercicio de premeditación ante los acontecimientos que se avecinan.
Ese silencio habla en lo profundo de las consciencias, especialmente de aquellos que defraudaron el Plan de Dios y fueron muy injustos.
Ese silencio hará descender una justicia desconocida sobre el mundo y sobre aquellas almas que, con desprecio, tentaron a la ira de Dios.
El motivo de ese silencio hablará en el corazón de los humildes y fortalecerá el espíritu de los pacificadores.
Nada de lo que ha sucedido quedará sin Justicia, por el contrario, ahora, en este momento, los ángeles del Juicio serán los que actuarán según lo indicado por el Padre Eterno, al haber un gran desequilibrio por el fraude de aquellos a los que antes se les había confiado el Reino.
El Padre sabe que el ser humano es débil, pero también sabe que puede ser sincero y justo, a pesar de los pecados, y cuando ambas situaciones se contraponen debido a la voluntad del ser humano, se debe aplicar la Ley de la Justicia Divina y solo nos restará rezar para que sea suave y justa.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María Rosa de la Paz
Entra en Mi Corazón y encontrarás tu casa, tu origen y tu principio, tu camino y tu verdad.
Entra en Mi Corazón y encontrarás lo nuevo, lo que más buscas, lo que más necesita tu alma y tu espíritu, para que en este ciclo agudo vivas el Plan de Dios.
Entra en Mi Corazón y vacíate de todo, hasta el punto de saber quién eres y todo lo que deberás perder para que Yo pueda obrar en ti.
Entra en Mi Corazón y cálmate. Ya he visto tus lágrimas y tus llantos, pues vengo con Mi Misericordia para curar lo impenetrable.
Entra en Mi Corazón y silénciate. Busca dentro de Mí el gran refugio de Dios, la morada que muchos no buscan, por sus preferencias, por sus deseos, por la vida externa.
Entra en Mi Corazón y sáciame. Tengo sed de tu amor y de tu verdad, para que finalmente te fundas en Mí.
Entra en Mi Corazón y no te preocupes. Allí se guarda un tesoro pensado por el Padre para ti; el principio de tu esencia, en el momento en que fuiste creado en el Vientre de tu Madre.
Vengo con Mi Misericordia para borrar el pasado, no solo en sus consciencias, sino también en España y más allá de ella.
Entra en Mi Corazón y comulga Conmigo. Ya conozco tus defectos, tus pruebas, tus miserias y tus dificultades. Sonrío a cada una de ellas, porque tú piensas que no las puedes superar.
Entra en Mi Corazón y ríndete, porque así Yo te enseñaré a encontrar el sentido a la vida, al camino espiritual, a la meta de tu alma y de tu espíritu.
Entra en Mi Corazón y te refugiarás en Dios, porque allí, en Mi Corazón, nada más importa que solo tú te unas a Dios, el Creador, porque lo estarás haciendo por aquellos que no lo hacen, por los que no lo viven y también por los que no lo buscan.
Entra en Mi Corazón y encontrarás la salida, la liberación de tu infierno, la rendición de tus amarras, la elevación de tu espíritu y la redención de todo tu ser.
Solo entra en Mi Corazón y déjame actuar por un momento, porque así no conocerás tu vida, de aquí en adelante.
Cuantas veces tú entres en Mi Corazón, Yo podré estar en ti, gobernaré tu consciencia, tus sentimientos, tus pensamientos y todos tus sentidos. Y percibirás en cada momento todo lo que no está bien para Mí, y unido a Mí, transformarás cada aspecto de tu ser, al punto de no poder reconocerte en poco tiempo.
Si tan solo entras en Mi Corazón, conocerás tus virtudes; también conocerás tus miserias, para que las puedas trascender una a una.
Si consigo que muchos más entren en Mi Corazón, todo el planeta no estará perdido. Encontraré instrumentos y servidores totalmente entregados a Mí, para que Yo pueda actuar a través de sus vidas y hacer de cada etapa un nuevo camino y una nueva oportunidad, que aún no has vivido en esta vida.
Entra en Mi Corazón, porque allí se encuentra la Puerta hacia Dios.
En el corazón existe el amor vivo, en la mente solo existen ideas huecas. Si entras en Mi Corazón, Yo podré darte sabiduría y plenitud.
Mi Corazón fue traspasado por la lanza de la humanidad, por el pecado, por la impunidad, por el falso poder, y Mi Corazón derramó agua y sangre, virtudes de misericordia y de divinidad para todas las almas.
Cuando las almas no entran en Mi Corazón, Yo no puedo hacer nada, tan solo contemplarlas, orar por ellas para que encuentren el camino hacia el templo de Mi Corazón.
Hoy los rebaños están dispersos. Pocos quieren saber quiénes son en verdad y qué han venido a cumplir en nombre de Mi Padre.
Si entran en Mi Corazón, todo este conocimiento será revelado y serán libres de la ignorancia, de la ilusión y de todo lo que no es real. Percibirán la vida diferente, encontrarán sentido a sus caminos y podrán vivir el Don del Temor a Dios, porque podrán sentir cuando se estarán alejando de Él y cuando deberán retornar pronto a Su Corazón Divino.
Si ustedes entran en Mi Corazón y se vacían completamente, Yo podré llegar a más corazones que están perturbados, que están enfermos y que se sienten perdidos con una gran falta de amor y con ausencia de misericordia.
Hoy vengo a entregar, como ha dicho Mi Santa Madre, las últimas llaves de la salvación de la humanidad, porque aún los portales a Mi Divina Misericordia están abiertos. Y será en esa Fuente que sus pecados serán disueltos, que sus faltas serán perdonadas y que todo error que hayan cometido, en contra del amor y de la unidad, pueda ser liberado. Y alcanzarán la expiación que necesitan para poder dar nuevos pasos en esta obra, que estoy decretando para el fin de los tiempos.
Podrán entrar más fácilmente en Mi Corazón si son humildes, si sus almas se resignan a la Voluntad que Yo les traigo y que hasta ahora nunca han vivido.
Con todo este mensaje, hoy quiero decirles que nuevamente hoy ha terminado un ciclo. Hoy deben cerrarse las puertas a la dificultad planetaria, a todo lo que es deuda a nivel espiritual, dentro y fuera de los seres.
Es así que hoy instauro un nuevo ciclo más exigente, más arriesgado, por la victoria de Mi Sagrado Corazón en los caídos de la humanidad, en las estrellas perdidas, en los soles que se han apagado, en los espíritus que no han llegado al Corazón del Creador.
Las almas que hoy están aquí, ante Mi Presencia Celestial, son todas preciosas para Mí.
Deseo que busquen sus virtudes, porque en verdad las necesitarán para los tiempos que llegarán. Serán muy necesarias y urgentes para sus hermanos de camino y para todos los seres que los rodean en esta vida que hoy viven.
La virtud de la fortaleza, la virtud de la fe, la virtud de la unidad, la virtud de la sabiduría, la virtud del discernimiento, la virtud de la ciencia y principalmente la virtud del amor, que une a todas las restantes a través de Mi Corazón Misericordioso.
Ejercítenlas con esfuerzo y determinación, porque si entran en Mi Corazón, las podrán conocer una a una y estarán cerca de sus vidas en los momentos en donde deberán tomar grandes decisiones, que podrían cambiar el rumbo de sus vidas para siempre.
Con estas virtudes, almas de Mi Corazón, los invito a no tomar decisiones precipitadas, a que pregunten a su mundo interior qué es lo que verdaderamente deben hacer para poder seguir el camino que Mi Mano está indicando en esta recta final, en esta última parte de la transición, en los últimos cinco años.
En la hora más crucial del mundo deberán recordar estas palabras y cuántas veces Yo los invité a ingresar dentro de Mi Corazón de Luz. Porque si no lo hacen ahora, en el próximo tiempo se arrepentirán, por ustedes, por sus familias y sus conocidos. Lleven a todos hacia Mi Corazón.
No quiero tener más espinas en Mi Espíritu. Los horrores del mundo me angustian, la sangre que cae sobre el planeta también. El sacrificio a los Reinos y a la Creación, todo eso acongoja Mi Corazón.
Si ustedes ingresan en Mi Corazón, a pesar de lo que suceda, Yo me sentiré pleno de estar más cerca de ustedes y de sus hermanos. Porque si están en Mi Corazón, se darán cuenta cuán lejos están de Mí, muchas veces.
No vengo aquí a reclamarles nada, vengo a restablecer la alianza de sus almas con Mi Alma, la unión de sus corazones con Mi Corazón.
No pierdan el sentido de lo que les estoy diciendo.
Entren en Mi Corazón y estarán en el camino correcto. No perderán la escuela que vengo a presentarles, para que en esta época ustedes la puedan vivir.
Si muchos más entran en Mi Corazón, el mundo no deberá sufrir tanto.
La humanidad hoy provoca la ira de Dios; desde las cosas más insignificantes hasta las situaciones más graves, como es la guerra, los refugiados, la sangre que corre en el mundo y el sacrificio de los animales.
Mientras el mundo no cambie esas actitudes, haga penitencia y se arrepienta de corazón, faltará mucho la paz, y Yo estaré solo en los consecuentes, hasta que se cumpla lo que Yo deseo.
Los tiempos han cambiado mucho y las almas no quieren verlo. Muchos piensan que todo sigue igual: en la sociedad, las naciones y hasta en las religiones.
Cuando Yo retorne, así que Mi Padre Me lo pida, deberé romper muchas estructuras, desde la vida humana hasta en las religiones.
Dios se encuentra en lo que es simple y no poderoso.
Podrán haberme hecho muchas iglesias, pero Yo estoy en una sola y es en el corazón de Mis compañeros.
Cuiden de esa Iglesia verdadera. Que sus sentimientos sean cada vez más fraternos, que sus actitudes sean cada vez más pacíficas, porque así Yo podré contar con ustedes en cualquier momento o en cualquier lugar, no importa lo que sea o todo lo que cueste.
La Obra de Dios, a través de los Sagrados Corazones, es la más difícil de materializar en esta superficie. Por eso venimos al encuentro, en este último tiempo, de aquello que está en llamas, que arde en el fuego de la fricción y lo que es impuro y es injusto.
De esa forma, vengo a entregar el último tesoro que me resta, el más preciado por Mi Padre: es Mi Corazón que ha padecido por ustedes, que sufrió por ustedes, que fue traspasado por ustedes y que resucitó para demostrar al mundo la vida eterna.
El arrepentimiento nace de una verdadera honestidad, de una transparencia que no tiene límites en esta vida material.
Vengo a entregar estas palabras para aquellos que amorosamente, las quieran recibir, meditarlas y reflexionar sobre cada decreto que hoy les he entregado.
Ahora, con sus corazones más mansos y sus consciencias más abiertas, celebremos en este día la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre; un acto de reparación, de penitencia y de entrega a Mi Corazón Misericordioso.
En estos simples elementos se encuentra la renovación de la vida, lo que nutre al espíritu y hace mostrar en ustedes la esencia de Mi Divinidad.
Hoy vengo a renovar la Iglesia en toda la Tierra y a todos los que se unen a ella bajo Mi Universo Celestial.
Que ahora desciendan los ángeles y purifiquen los elementos, que se convertirán en Mi Cuerpo y en Mi Sangre, para todos los seres de buena voluntad.
Encuentren en este Sacramento lo que es simple, humilde y puro a los ojos del Creador.
Como en Jerusalén y Emaús, antes y después de haber resucitado, me reuní con los apóstoles y después con los pastores, para que sintieran y vieran Mi verdadero Ser, que era el Dios vivo en cada partícula de Mi Consciencia y en todo el ser terrenal y humano que viviría la Pasión por ustedes, con el fin de redimir a la humanidad y liberar el mal del planeta.
Después de dos mil años, Mi enemigo se ha afianzado en el mundo, pero su cetro será quebrado por el golpe de la espada de San Miguel.
Todo lo que él retiene en su mano, a través de los siglos y de los tiempos será derrotado por la fuerza del amor de la Fuente, cuando Yo retorne al mundo y cuando vuelva a buscar a todos los que Me pertenecen, a través de los siglos y de los tiempos.
Verán entonces a aquellos que resucitarán de la nada. Todos se asombrarán por lo que verán a su alrededor. En esa hora nada estará oculto, todo será evidente para todos y ya no existirá lo blanco y lo oscuro, sino que cuando Yo retorne existirá lo eterno, Dios.
En aquel tiempo, tomé el pan y le di gracias al Padre por este sacrificio. Él lo bendijo y decreté a Mis apóstoles: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Del mismo modo tomé el cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, Él lo bendijo con la luz de sus ángeles y lo entregué a Mis apóstoles decretando: "Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre de la Alianza nueva y eterna, Sangre que será derramada por todos los hombres para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en Mi Memoria".
Este es el Sacramento de la Renovación. Dichosos son los llamados a vivirlo. Bienaventurados son los que lo reciben para vivir su redención y conversión, hasta que se cumpla Mi Retorno al mundo. Amén
Lleven entonces Mis Palabras al corazón y que el Padre, a través de Su Hijo y del Espíritu Santo siempre los bendiga, para que encuentren en sus caminos Mi Camino de Luz, que hoy les indico, invitándolos a retornar a Mi Corazón, y así podremos ser uno para siempre.
España vivifique Mi Misterio. Los corazones heridos a Mi Iglesia se abran y que sientan en su interior la verdad que les traigo, porque lo que está vivo es lo que hay dentro de los seres y se llama amor del corazón. Que ese amor brote en los que no lo tienen y que muchos más se animen a encontrarlo, sanando a las heridas de la incomprensión.
La fe, la unidad y la hermandad los ilumine. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y a todos lo que lo han estado a través de este medio de comunicación.
Hoy emito una irradiación para todos Mis amigos.
Crean que es posible que el Reino de Dios se aproxime hacia una humanidad enferma que tanto necesita de amor, de perdón y de reconciliación.
Que hoy canten sus corazones sinceros y que se unan a esta Obra que debe abrazar a toda la humanidad, a todas las lenguas, a todos los pueblos y a todas las creencias que buscan vivir el amor y la solidaridad. Que así sea. Amén.
Canción: "Corazón Sincero"
Contemplen, queridos hijos, Mi Materno Corazón flagelado por todos los errores del mundo y por todos los pecados de indiferencia y omisión.
Contemplen, queridos hijos, Mi Materno Corazón flagelado y vean cuánto peso carga para ayudar a transmutar a la humanidad.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado y alívienlo de todas las ofensas que cometen las almas del mundo para con Dios.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado al ver a los sacerdotes de Mi Hijo en una profunda indiferencia y soberbia.
¿Quiénes guiarán a los rebaños de Mi Hijo?
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado por todos los malos pensamientos emanados por aquellos que cerraron su corazón al Amor de Dios.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado lleno de espinas de ingratitud y de maldad generadas por las almas que se comprometen día a día con Mi adversario.
Contemplen, Mis hijos, Mi Materno Corazón flagelado por las acciones de poder sobre la vida, realizadas injustamente por la humanidad y por los más conscientes.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado, cargando con el peso del error de todos los que en su ilusión espiritual creen estar haciendo lo correcto y se olvidan de lo imprescindible, de Cristo.
Contemplen con amor Mi Materno Corazón flagelado y repárenlo en esta hora en donde será necesaria mucha misericordia para no despertar la Ira de Dios sobre las consciencias. En esa hora, queridos hijos, entremos en oración para que todo sea aliviado.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado y compartan Mi dolor, para que Mi llanto se detenga y Mis lágrimas puedan ser el más puro ofrecimiento de reparación por todas las malas acciones cometidas.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado y no se olviden de estar en Mí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Yo Soy la Madre de los refugiados porque guardo en Mi Corazón a todos los que se desesperan.
Hijos Míos, hoy los invito para que como Vuestra Madre Celeste, coloquen en sus corazones a cada una de las almas de Siria, las que se exilian hacia un destino impredecible, sin refugio y sin donde poder vivir.
Queridos hijos, el mundo tiene condiciones para abrigar a los desamparados por mucho tiempo, si esto no se hace realmente, es por falta de amor en la consciencia y de verdadera caridad.
Necesito que todos los días piensen en esas familias y que a través de ellos vean a la Sagrada Familia de Nazaret, escapando del Herodes de los tiempos de hoy y buscando refugio lejos de la maldad humana y de la soberbia.
Queridos hijos, abran las puertas de sus corazones y recapaciten, que la llama del constante sacrificio los anime a trabajar por la paz como soldados de Mi Corazón.
Aún la Ira de Dios está siendo provocada, y el mundo no ha visto la Justicia Divina. Por eso los alerto, para que al menos entre ustedes, como miembros del Plan y dichosos de haber recibido Mi Gracia, tengan buenas actitudes fraternas y de unidad entre hermanos de un mismo propósito. Si ustedes, que fueron llamados por Mi Corazón para vivir la conversión de la vida y del corazón, no cambian sus patrones de conducta, nadie en la humanidad lo hará, y en el futuro esto pesará mucho sobre ustedes, porque fueron conscientes.
Estén atentos a sus actitudes y a sus acciones humanas, todo está siendo observado.
Reconozcan la Gracia que recibieron y así vean los hechos que suceden en Medio Oriente. Les pido amorosamente que no entorpezcan el Plan, sino que con una mirada madura asuman el lugar que les fue confiado para este Armagedón, así estarán aptos para esperar el retorno de Cristo en sus vidas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los despierta a la Fraternidad,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras el mundo provoca sin consciencia la Ira de Dios, la voz de los inocentes y de sus familias es escuchada por Vuestro Dios, y el Corazón del Padre Eterno se estremece al ver los horrores que genera el hombre de superficie.
Sin embargo, las súplicas de los justos podrían revertir las constantes agresiones que los hombres generan entre sí para obtener poder y beneficio propio.
Dios necesita que los más despiertos tomen consciencia sobre el final de los tiempos que está atravesando la humanidad y sobre la falta de preparación y de oración que existe en la mayoría de las almas del mundo. Esa falta de consciencia y de preparación despierta el miedo y aumenta la desunión entre las criaturas.
Vuestra Madre que está en el Cielo ruega para que toda esta transgresión moral y social termine. Ella desea profundamente que todos los grupos de oración se conviertan en verdaderas islas de salvación para las almas, que deberán ser acogidas por medio del poderoso caudal de oración y de paz que debe establecerse en la vida de cada uno de ellos.
Queridos hijos, los tiempos están degenerándose más rápido de lo que parece, y esto es provocado por los horrores sangrientos que hoy vive la humanidad.
Queridos hijos, la sagrada vida que Dios les dio está siendo quebrantada por las acciones precipitadas que se están tomando. Si en verdad, hijos, la fuerza de la oración no fuera más intensa que todo lo que sucede, el mundo entero ingresaría en su gran fracaso espiritual y planetario.
Para evitar las consecuencias de los desastres que la propia humanidad genera, Vuestra Madre Celeste viene desde el Universo para pedirles que vivan en paz y que consideren esta situación mundial con la importancia que ella merece.
Queridos hijos, recemos para que los núcleos internos de todos los grupos de oración puedan corresponder y de esa forma revertir esta actual y maléfica crisis planetaria.
Que la misericordia interna despierte en ustedes, pues muchas almas deberán ser atendidas y acogidas por la oración y el corazón de cada uno, así al menos abrirán una pequeñísima puerta para que la Luz de Dios ingrese en un mundo lleno de tinieblas y de espantos.
Por todos los que sufren, reza continuamente,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras el mundo padece las consecuencias de una gran maldad humana, hoy vengo con San José para elevar hacia los Cielos a los que sufrieron y murieron en los últimos acontecimientos mundiales.
Deposito Mi esperanza en todos los corazones que en el final de los tiempos tendrán entre sus manos la bandera de la paz.
La ira de Dios es provocada por tanta injusticia que recae sobre los inocentes y
hace creer que los poderosos son más fuertes.
Pero esto no perdurará. Para evitar una catástrofe en la vida humana y para impedir que toda la raza se degenere, pido nuevamente que Me dediquen al menos un misterio del Santo Rosario por día para así aliviar la amargura que siente Dios al ver a Sus hijos lastimándose los unos a los otros.
Para que los Sagrados Corazones consigan disipar las corrientes del mal que se expanden como veneno en el corazón de los hombres, vengo a implorarles, Mis amados hijos, que Me ofrezcan la más pura oración del corazón para que Yo pueda transmutar la arrogancia y el poder humanos.
Quisiera pedirles en nombre de Mi Amado Hijo, que oren Conmigo durante sesenta días, para que en ese ciclo la Gracia de Dios y el poder insondable de la Misericordia impidan el inicio de una tercera guerra mundial. Si esto llegara a suceder el mundo entero perdería la poca paz que existe, y los más inocentes pagarían el precio de la crueldad humana.
Para que por encima de todo reinen el Amor y la Justicia de Dios, vengo a pedirles que rueguen a Dios Todopoderoso, porque la humanidad se está desviando cada día más de su verdadera coherencia mental y emocional.
A pesar de que Mi llanto no se ha calmado deseo, hijos Míos, que imploren a Jesús Misericordioso que Su intervención divina se establezca en el seno de esta enferma humanidad. Si más de dos orantes se unieran en este sagrado propósito, se evitarán tragedias, y la paz reinará por un tiempo más.
Pido a Dios que todos Mis hijos tomen seria consciencia para que atraviesen este Armagedón en paz y armonía.
¡Les agradezco por aliviar el llanto de los Sagrados Corazones!
En la paz que el mundo necesita, ora por ustedes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Observación: El misterio del rosario comienza el 19 de noviembre de 2015 por 60 días
Queridos hijos:
El mundo aún no sabe como es la Ira de Dios; las agresiones y las lesiones físicas y espirituales que viven las almas de Oriente no permiten aplacar la Justicia de Dios.
Amorosamente vengo para pedirles que a través de la oración, sus vidas justifiquen ante el Reino de los Cielos que es posible vivir un cambio. Delante de los tiempos de caos y de error, vengo a pedirles que sus vidas testimonien un ejemplo de consagración al Corazón de Mi Hijo, para que así Su infinita y última Misericordia descienda sobre el mundo.
Queridos hijos Míos, ¡despierten! Existen problemas más graves que los suyos; Mi Corazón, flagelado por los errores y horrores del mundo de hoy, necesita que de ahora y para siempre se posicionen dentro de Mis ejércitos de luz, los que lucharán día y noche para que la paz se establezca.
Por eso, Mis amados hijos, recen todos los días de corazón, sintiendo en lo profundo de sus espíritus cada palabra decretada, así vuestra petición y súplica será escuchada.
Queridos hijos, hoy vengo para implorarles que sigan trabajando por la paz del mundo; la Tierra entera está sacudida por el error y por la sangre que corre incesantemente sin compasión ni perdón.
Queridos hijos, acepten Mi llamado de forma verdadera, si no oran de corazón, unidos a sus almas, ¿cómo Mi Plan se cumplirá? En verdad vengo para pedir lo imposible: que sus vidas no dejen de renacer y de aceptar amorosamente los sacrificios y las pruebas que el Señor, Vuestro Dios, derrama sobre ustedes.
¡Llegó la hora, hijos! Es tiempo de confirmación y de desafíos; nadie podrá quedarse atrás, por eso vengo a traerles la consciencia infinita de la real necesidad de que al menos, una mínima parte de la humanidad escuche y responda a Mi llamado.
La humanidad traspasó todos los límites y muchos se arrepentirán eternamente por haber sacrificado a sus semejantes; este es el principal dolor de Mi Corazón de Madre. Necesito que Me alivien y que alivien con sus esfuerzos al mundo entero, la Luz no puede desvanecerse.
¡Es hora de luchar en esta guerra espiritual con el rosario de la paz!
¡Les agradezco por consolar Mi ultrajado Corazón!
En el Bien que muchas almas inocentes merecen,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quisiera decirles, hijos Míos, que las situaciones del mundo se precipitan y no tienen límites, porque la propia humanidad genera las condiciones para que eso suceda.
Pero existe una parte de las almas que luchan espiritualmente para reparar los graves ultrajes que la mayoría comete y, aunque todo esto no sea suficiente, la Divinidad ayuda a los consecuentes para que al menos una parte de la humanidad se torne rescatable y redimible.
El peso de la deuda espiritual de la humanidad es muy grande y las almas en estos momentos están padeciendo las consecuencias de lo que la mayoría hace. Eso despierta la ira de Dios, que no es castigo, sino una suprema tensión ardiente que intenta impedir el descenso de la Ley y que la mayoría de los hombres ignora.
Los acontecimientos de estos últimos tiempos demarcan el cambio futuro, moral y espiritual, de la humanidad y lo que potencia más la ira de Dios es la inconsciencia y la forma de cómo se lleva adelante la vida planetaria.
En toda esta realidad, los Reinos de la Naturaleza sufren también las consecuencias de la humanidad. Ellos, como parte de un mismo fin, tendrán una acción dentro del ciclo de la gran purificación.
La Madre Naturaleza, que es sabia y pura, mostrará su poder a la humanidad. Todo esto no sería necesario si desde el principio se hubiera respetado la dignidad humana y los Reinos creados.
La consciencia de la humanidad, hijos Míos, está más retrasada que los primeros pobladores de la Tierra. Eso hace estremecer el Corazón de Dios al ver que el discernimiento y la sabiduría desaparecen de la consciencia de los que dicen ordenar las naciones.
Por eso, el Amor de Dios podrá traspasar las barreras de esta precariedad que el hombre de hoy creó por sus acciones.
El nuevo paraíso, la Nueva Tierra, estará libre de todas estas influencias, porque el proyecto era que esta raza fuese fraterna y equitativa en todos los estados del ser; lo que fue cambiado. Esa es la preocupación del universo delante de la realidad de esta humanidad.
No existen valores y si los hay, todos son manipulados, lo que hace perder el verdadero propósito de la vida del alma y del espíritu, y muchas almas son presas del adversario que es el principal gobernante de algunas regiones.
Oremos sin cesar y sin pensar, algo deberá cambiar, el tiempo lo indica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Portavoz del Universo
Queridos hijos:
Hoy he venido a pedirles que continúen rezando el Santo Rosario todos los días porque, así como lo dije en Fátima, la ira de Dios podrá ser aplacada por la amorosa oración de todos.
En este tiempo, hijos Míos, eso no evitará que la humanidad entera sea purificada, porque aún muchos de Mis hijos en el mundo se vinculan con los caminos del mal. Es por esta causa extraordinaria de salvación que su Madre Celeste padece el dolor y la ingratitud del mundo y, a la vez, estos sentimientos de perdición son transmutados por los instrumentos que la Madre de Dios escogió, así como lo fue en todas las Apariciones del pasado.
Nuevamente, vengo a Brasil a recoger, de los corazones mansos, todas las oraciones y novenas que humildemente Me puedan ofrecer. Será a través de ese ofrecimiento sincero de todos Mis queridos hijos que Yo podré interceder o al menos aliviar el miedo a la muerte que muchas consciencias están padeciendo en estos tiempos sin paz.
Por eso, hijos Míos de Brasil, su Madre Celeste, así como en Fátima, desciende del Cielo a despertar a través de la oración del Santo Rosario los rayos de la devoción y de la paz.
Hijos, en este ciclo, que sus vidas sean oración, porque si son pura oración, ustedes serán devoción y a través de la santa devoción el mundo alcanzará la esencia de la paz.
Con la mano derecha sobre Mi Corazón Inmaculado y Mi mano izquierda tendida hacia el mundo, vengo a ofrecer simplemente a todos Mis hijos orantes, el camino del rayo de la devoción. Sus corazones pueden expresar esa devoción, así como una flor que se abre para recibir los rayos del sol.
Queridos hijos, deseo que a través del Rosario, sus vidas ya sean otras, colmadas por las vertientes de este rayo de la devoción; vertientes que brotan del Corazón de su Madre Celeste, así como la compasión, la paz, la elevación, la esperanza y la cura.
Hijos Míos, no teman a las cosas del mundo, llegó la hora de que sean Mis verdaderos siervos de la oración, así al menos una parte de la humanidad no perecerá.
Sigamos orando, siempre orando, la Gracia y la Misericordia son urgentes para el mundo.
Yo los amo. Yo los contemplo. Yo les agradezco por rezar a Mi Corazón lastimado.
La Paz sea en sus seres,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Con Mis ojos celestes de Luz colocados sobre el mundo, rezo profundamente por toda la humanidad, por los consecuentes y por los inconscientes, para que pronto, a través de la Gracia Suprema, todos Mis hijos consigan atravesar el tiempo definitivo de la aguda purificación.
La Gracia de Dios será la fortaleza para aquellos corazones que recen humildemente de corazón y se unan por encima de todo a Mis planes de Paz.
Queridos hijos, aún su Madre Celeste, desde el Cielo, sigue viendo el error esparcirse como un veneno en el corazón de los corazones ingratos, los que buscan saciar sus voluntades y satisfacer sus deseos. Pero esto pronto terminará.
La oración del Santo Rosario proclamada por Mis hijos del mundo está evitando que la ira de Dios se precipite, y a pesar de todo continuar igual, una especie de conciliación universal está sucediendo entre las almas buenas y las almas sometidas.
Es a través del Espíritu de Mi Amor materno que las puertas del Universo Celestial se están abriendo para ayudar al mundo enfermo.
Hijos Míos, sigan rezando, ahora con más esfuerzo, porque en la repetición del Ave María se encuentra la fórmula celestial de Luz que permite aplacar el poder de las Leyes y abrir el manantial de Misericordia de su Madre Santísima.
Es a través del poderoso decreto del Ave María que las palabras del Arcángel Gabriel se vuelven vibraciones sutiles, capaces de relacionar el universo material con el universo espiritual.
Es a través de esta antigua fórmula que la Pureza y la Gracia de la Madre de Dios descienden sobre el mundo, sobre una región o incluso sobre una consciencia pecadora, para despertar la compasión de Dios y abrir el camino sincero al arrepentimiento y a la contrición como acto de redención.
Queridos hijos, hoy les dejo estas llaves porque sé que muchos de ustedes necesitan de más comprensiones.
Que a través del Ave María se reconozcan como pecadores no significa que volverán a pecar, sino que les recuerda la importancia de vivir las Leyes Universales y de no transgredirlas nunca.
Hijos amados, cuando reconocen sus pecados o deudas, están afirmando la necesidad de revertir sus miedos al fracaso, a la perdición o al abandono del camino espiritual.
Es a través de Mi intercesión divina que sus ojos se abrirán para ver claramente el camino de la transformación y de la fusión con la paz.
Si la humanidad viera las oraciones con espíritu universal, en verdad los efectos de las palabras sustituirían los errores y transformarían las pruebas en grandes aprendizajes.
Por eso, les pido que recen de verdad y sin apremios, así sus sagradas invocaciones a Mi Corazón Inmaculado harán triunfar Mis planes de Paz y de Misericordia.
¡Les agradezco por rezar a Mi materno Corazón!
Los eleva a la consciencia de la oración,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Vengo a rezar con ustedes, por ustedes y el mundo.
Hoy, vengo a quedarme cerca de sus corazones y en silencio, para que puedan sentir y puedan comprender lo que su Madre ve en este mundo, que no se detiene a pensar y a buscar a Dios, en primer lugar, para que todo sea remediado.
Los llamo a que vivan en Mi silencio, en este mismo momento espiritual, en el que el Cielo se une a la Tierra.
El universo les muestra lo que sucede en este mundo a los corazones que en verdad quieran ver la indignación de la Madre de Dios por las almas que no escuchan, que están detrás de cada uno de ustedes, sin camino y sin dirección.
Yo vengo a profesar este silencio en nombre del Amor de Dios; para que no solo Me escuchen, sino que también aprendan a sentir que Yo estoy aquí, en cada parte de este mundo que necesita de la Luz, de la Luz de Dios.
Yo Soy la Reina de la Paz, y vengo a invitarlos al silencio profundo, porque si están en silencio podrán entender lo que les digo.
Queridos hijos, el mundo está a punto de colapsar y nadie cree que eso sea posible.
Vengo a detener la Ira de Dios sobre sus cabezas, pues como su Madre, los amo y deseo lo mejor para ustedes.
Por una vez más, vengo a dar el mismo Mensaje; ahora a través de Mi silencio; porque es necesario, hijos Míos, que crezcan en la Verdad.
El mundo no lo soportará si en verdad no busca cambiar en las pequeñas cosas de la vida.
¿Quién formará parte de la Nueva Tierra si Mis corazones solo Me entregan la mitad de sus vidas?
Yo necesito que busquen la Verdad y no teman encontrarla. Por eso, vengo a rezar por ustedes y por todos Mis hijos, principalmente por aquellos que no escuchan la Palabra de Dios.
Ahora, ¿entienden, queridos hijos, la necesidad de que Mis Centros Sagrados estén manifestados por ustedes?
Yo no vengo a retirar de sus bolsillos ninguna moneda. Vengo a llamarlos para que formen parte de la manifestación de Dios; así sus corazones se reconciliarán con el Único y todas las deudas cometidas a lo largo de la historia de la humanidad serán aliviada por la Gracia de Dios.
Mi silencio, hijos Míos, es una Gracia. Necesito que busquen el silencio.
¿Cómo entenderán lo que Mi Corazón sufre? ¿Cómo sentirán Mis entrañas profundas y Mi Vientre Purísimo que es ultrajado cuando cada madre hace perder una vida? Yo estoy en los pequeños, pero también estoy en ustedes. Cada vez que retiran una vida es un dolor para Dios.
La deuda se vuelve cada vez más grande. ¿Quién la pagará? ¿Quién será digno de sufrir por amor a los otros y entregar su corazón en las Manos de Dios, para que la Reina del Cielo haga su oferta en la última intervención que Dios le concede?
Yo vengo a mostrarles el mundo a través de Mi Corazón lastimado. Mi Vida no es solamente gloria, sino también sufrimiento ajeno, el sufrimiento que Yo asumo de este mundo.
Mi Corazón vivió entre ustedes desde el principio; y a través de los tiempos se ha mostrado a todos, intentando revelar el sagrado secreto, el secreto del Amor de Dios que puede transformar sus vidas completamente.
Hoy, Mi cálida voz se pronuncia con tristeza; porque mientras el mundo corre rápido sin detenerse, las almas se condenan al fuego del abismo y se vuelven brazas en los pies de Mi adversario. ¿Quién las rescatará? ¿Quién Me ayudará?
No solo vengo a bendecirlos porque son Mis hijos, deben ser Mis soldados del fin de los tiempos, que respondan a cualquier llamado sin interés, sin condición y sin ninguna indiferencia. Así, Mis obras podrán cumplirse a través de sus corazones. Pero sé que es difícil que salgan de este mundo; él está conquistando a muchos corazones, principalmente a aquellos que no oran de corazón y que solo lo hacen como un compromiso, sin dar nada de amor.
Yo les vengo a enseñar, hijos Míos, las cosas simples. Es necesario que crezcan a tiempo. Las cosas no son las mismas que las de ayer. El mundo cambia día a día sin percibirlo y los Reinos de la Naturaleza Madre son los que más sufren las consecuencias de esta humanidad. ¿Han pensado en los mares sin ballenas, en las tierras sin árboles, en los desiertos cada vez con menos agua? ¿Han pensado en aquellos que viven de lo que Dios les dio?
Una criatura sin agua, es un alma que muere. Un animal sin paz, es un espíritu perturbado. Un árbol que es cortado, es un espíritu que no se eleva. ¿Cómo Dios podrá llegar a ustedes, si ustedes le cortan Sus Manos? ¿Cómo Él podrá abrazarlos a través de Su bendita Creación si ultrajan todos los principios de la Ley?
Pero Mi Mensaje es para todas las consciencias que, en verdad, quieran despertar a un gran cambio.
Estas ya son Mis últimas Palabras para el fin de estos tiempos. La Madre Naturaleza pide socorro y pocos la están escuchando. No solo necesito que sirvan a los demás, sino que sirvan a la Creación.
Hoy, Mi Manto está revestido de la Naturaleza de Dios. Conmigo están, en Mi Corazón, el Reino de los minerales, la devoción de los vegetales, el amor de los animales y el Reino de los Ángeles que han dado todo por este mundo.
Tal vez lo que ustedes escuchan, no es lo que desean saber. Bienaventurados sean los corazones humildes que reconocen la Palabra de Dios, porque no se perderán a sí mismos, mas sí serán guiados por el Espíritu de Dios hacia el Reino de Cristo.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis Palabras son simples y siempre lo fueron, a lo largo de la historia de la humanidad. Por eso, pocos pudieron comprender la grandeza de Mi Corazón, pudieron comprender que era Dios, que descendía a este mundo para decirles Su Voluntad, para revelarles a Sus criaturas el camino a la perfección del corazón y de la esencia humana.
Aquellos que reconocen Mi Presencia y que buscan profundamente a Quién está delante de sus corazones, pueden sentir, en su interior, que es la Madre de Dios, la Señora del Verbo Divino, que trae este Sagrado Verbo al mundo.
Quiero que aprendan de la simplicidad de Mi Corazón y que jamás se cansen de escucharme, por más que Mis Palabras no sean las que quisieran escuchar.
¿Saben por qué tantas veces se desinteresan por lo que les digo? Porque, si Me escucharan con atención, serían llevados a transformarse completamente.
La Voluntad de Dios, hijos Míos, no se asemeja a lo que viven en su día a día. ¿Por casualidad, envían una simple mirada al pasar al lado de un animal?
¿Sienten la devoción de los árboles, que en todo instante intentan inspirar a la humanidad a su elevación?
¿Por casualidad, sintieron la belleza de los minerales, que sustentan a este mundo, que atraen a los Rayos del Universo para la cura y la redención de todas las criaturas?
¿Quién de ustedes, un día, se dispuso a atraer del Universo los Rayos de Dios, no para sí, sino para este mundo enfermo, para que cada criatura pueda alcanzar la perfección del Pensamiento Divino?
Los Reinos de la Naturaleza se donan permanentemente a la humanidad, mostrándole, a través de diferentes atributos, cuál es el camino de la manifestación del Reino humano. Y este Reino, hijos Míos, que se expresa en cada uno de sus corazones, debería manifestar el atributo máximo del Reino de Dios, que es el Amor, que todo lo cura, que todo lo perdona y que a todo redime.
Si observaran a los Reinos y se dispusieran a aprender con ellos, podrían llegar a esta expresión.
Pero, al ser Mis Palabras tan simples, a veces no quieren escucharme. Desconocen, hijos Míos, a Quien les habla; desconocen que el Reino de Dios desciende a este mundo y una oportunidad única es entregada a la humanidad, no solo a los que están presentes aquí, sino también a todos aquellos que pueden despertar al escuchar Mis Palabras.
Hoy, les muestro la realidad de este mundo, pero también les traigo la grandeza de los Cielos para que sepan que pueden entregar todo lo que son, porque todo lo que son es muy poco ante la grandeza del Universo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
¡Cuánto los amo, queridos hijos!, y sé todo lo que ustedes Me pueden dar en la simplicidad de la oración, en el amor de sus corazones que se donan completamente al Mío, para concretar así las Obras de Dios en este mundo.
Recemos, queridos hijos. Recemos, así el Señor lo indica; y mientras rezamos, que vengan aquí los hijos que hoy se consagrarán para que Yo los bendiga con Mi maternidad.
Estoy aquí presente, rezando con ustedes.
Madre del Cielo, Madre Tierra,
intercede por nosotros y por los Reinos.
Amén.
(trece veces)
Y así, hoy Me llevo sus oraciones para suplicarle a Dios por esta humanidad.
A través de la Gracia bendita que Dios Me concedió en Mi Concepción, vengo a bendecirlos para que el Espíritu de Dios manifieste en sus vidas el principio de Su Voluntad.
Vengo a consagrarlos en el Nombre Santo del Hijo, para que Él manifieste en sus vidas el sendero seguro hacia la redención.
Vengo a bendecirlos a través del Espíritu Santo; para que Sus Dones, verdaderos y profundos, se siembren en sus espíritus; y así, como los apóstoles del pasado, sean los nuevos apóstoles de Cristo guiados por la simplicidad del Amor de Dios.
Que esta misión se cumpla en sus vidas y que puedan alcanzar a vivir en la Voluntad de Dios y en la máxima expresión de Su Amor infinito.
A través de la Gracia que derrama Mi Corazón Inmaculado, Mis queridos hijos, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Haremos dos veces más la Señal de la Cruz, a pedido de Nuestra Señora.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
En la Presencia de Adonai, Me elevo al Cielo, como fue en la Asunción de Mi Cuerpo y de Mi Alma, en honor a todos Mis hijos del mundo y por la salvación de toda la Creación.
Canten y alégrense en humildad, son hijos de Mi Corazón.
Les agradezco.
Un llamado universal por la paz y el bien en el mundo
Desde el centro del universo, en el Corazón de Luz de Nuestro Padre Eterno, Mi voz hoy proclama un pedido a todas las almas: que escuchen con atención las Palabras de la Madre del Cielo.
El 8 de agosto ya marcó el cambio de un ciclo. Este gran cambio que incluye a su pequeño planeta está siendo guiado desde el Universo Espiritual. Todo el universo, todas las galaxias, las estrellas y los soles de este y de otros universos están ingresando en la nueva puerta que los llevará a encontrar el último y profundo despertar. Esto le exigirá a su mundo el bálsamo de la serenidad, de la mansedumbre y principalmente de la paz, cuando ustedes participen de su purificación.
La perversidad será purificada por la Justicia Divina. La mentira será purificada por el Poder de Dios. La aniquilación de almas inocentes y la subversión serán purificadas por la Ira de Dios. La destrucción de la vida fecunda, en este y en otros Reinos de la Creación, será purificada por la Redención.
Todas las causas que alteran el equilibrio de la humanidad, y las que se volvieron moda y control de regiones enteras, serán purificadas por los Rayos del universo y por todas sus energías raíces como la Liberación, la Transmutación, la Redención, la Trascendencia, la Transfiguración y la Luz como síntesis autónoma de todas.
El nuevo ciclo que ya comenzó le exigirá a los corazones una vida medianamente consagrada, una vida totalmente entregada y de un espíritu de unidad y no de egoísmo, si en verdad alguien se quiere salvar de la imperiosa luz de los rayos del Sol Central.
A través de la Verdad omnipotente vengo a prepararlos para todo lo que nunca vieron, para lo que nunca creyeron y para lo que nunca conocieron en su realidad del mundo. Por eso, su Madre del Mundo dará las últimas señales que indicarán el momento culminante de su preparación ante los tiempos de purificación que transcurrirán.
Lo que fue ocultado durante décadas será conocido. Lo que fue secreto de pocos será revelado por la propia Ley. Lo que fue mal realizado será noticia en todo lugar. Nada quedará igual que antes. Para quien no haya buscado el Reino de Dios, será demasiado tarde.
Quien haya perseguido e injuriado a los Siervos de Cristo temerá ver la gran Mano de Dios. Quien haya calumniado y maldecido a los Hijos de Dios no tendrá cueva ni rincón en donde esconderse. Quien haya amado la vida material y haya descreído de la existencia de la vida espiritual no podrá estar presente en ese tiempo. Quien haya dudado creerá por lo que verá. Quien haya inculcado normas o reglamentos condicionando la unión de los fieles con Dios será sacado del trono en el que se ha sentado.
No habrá nadie ni nada que pueda detener el descenso de la verdadera realidad. Los lamentos serán de los falsos, porque se lamentarán por no haber escuchado. Las lágrimas serán de los perversos por haber injuriado la vida de tantos.
El único dogma será el de la Venida de Cristo y los mansos verán al Gran Señor. Los indiferentes serán apartados hacia otro universo y la Tierra será restaurada durante los mil años de paz.
Por eso, hijos Míos, purifiquen lo que son, no guarden nada que los haga falsamente fuertes ni sean incrédulos, porque la Ira de Dios será justa. La copa ya no está rebasando, sino que está desbordando tanto que hasta la Sangre del Cáliz es despreciada por la humanidad.
No bastará en este tiempo solamente tener una buena fe, ir a la iglesia y confesarse; quien en verdad no busque una vida pulcra, digna y fraterna no podrá ser feliz. Dichosos los pacificadores, porque heredarán la Tierra Prometida, y esto dejará de ser un emblema para pasar a ser verdad y realidad en todos los que repoblarán la Nueva Tierra.
No hay tiempo que perder, acepten que nunca cambiaron y que su humanidad prefirió envejecer rápido a querer cambiar en nombre del Amor.
Yo vengo a entregarles el Designio de Dios, pero también vengo a que recapaciten antes del nuevo tiempo que ya comenzó.
Yo soy su Madre y deseo que Me escuchen con los oídos del corazón, así comprenderán la esencia de todo y pronto serán columnas de Luz en un tiempo de grandes cambios.
¡Les agradezco por acompañar Mi llamado!
Les revela el libro del Apocalipsis,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más