- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Bienaventurados serán los que comprendan Mi Presencia, los que confíen en Mis Palabras y los que sigan a Mi Corazón.
A los que aspiran a alcanzar el Reino de los Cielos, Yo les digo que esta es la hora de la conversión, de entregar todas las faltas a Dios y de recibir en humildad el perdón que Él les envía.
Hijos Míos, una vez más les digo que despierten. Despierten a tiempo para recibir la Misericordia que brota como un manantial infinito del Reino de Dios. Despierten a tiempo para ver que las Manos del Señor se extienden en dirección a sus manos; que el Corazón del Señor se abre para recibir a sus corazones; que el Perdón del Señor esta pronto para borrar definitivamente todas las deudas que tienen con Dios.
Amados hijos, aún hay tiempo de tomar una decisión correcta en sus vidas. Hay tiempo de ser verdaderos servidores, dispuestos a manifestar la Voluntad de Dios. Aún hay tiempo para equilibrar la parte que les cabe de este mundo a través de la oración, del ayuno y de la confesión sincera con Cristo.
Cuando les digo que hay tiempo, es porque hay tiempo para actuar, para decidirse a responder ahora al llamado de los Cielos. Cuando les digo que están a tiempo, quiero mostrarles la oportunidad de reconversión que el Señor coloca delante de sus vidas, para que aún los que se creen despiertos puedan despertar realmente al último llamado de Dios.
Hijos Míos, el Señor ya les envió todas las Gracias, les ofertó a Su Hijo, a Su Reino, a Su Sierva fiel, a Sus huestes de ángeles. ¿Qué más esperan para aceptar el llamado de Dios? ¿Qué más podemos hacer para que la voluntad de despertar sea mayor que el sueño que sienten?
El mundo duerme, hijos queridos, ante la existencia de una vida mayor. Hay muchos que escogieron no despertar y cerraron los ojos a la existencia de Dios. Hay muchos que creen servir al Señor y no percibieron que hace mucho tiempo le cerraron las puertas. Hay muchos que dan muy poco de sí, cuando el mundo necesita que cada uno de todo de sí.
Es tiempo de donarse, pequeños hijos, donarse al Creador de todas las cosas, Quien es la propia donación que les donó la vida y que les oferta la eternidad.
Tan inmensa es la Misericordia de Dios que Él no se cansa de llamar a los que más le faltan y se olvidan de Su existencia; Él no se cansa de llamarlos y, de todas las maneras, intenta traer de vuelta a Sus hijos que se perdieron en el camino.
Por eso, estoy aquí, hijos Míos. Soy la Madre de sus corazones, enviada por el Señor Supremo para despertar a sus consciencias, para tornarlas activas y orantes. Yo estoy aquí, pues ya es la hora del rescate y Mis soldados deben estar prontos, pues mucho trabajo les aguarda.
Si conocieran el mundo como Yo lo conozco, jamás habría quejas en sus vidas y, de una vez por todas, decidirían acompañarme.
Por eso, Mis queridos, coloquen a Mis pies todas sus dificultades y permítanme ser la Guía de sus vidas, a través de la oración permanente.
Vengan Conmigo, no teman acompañarme. Yo los aguardo hace mucho tiempo. Hace siglos que la humanidad se prepara, es hora de comenzar a actuar.
Si quieren saber por dónde comenzar, dónde estar y qué hacer, oren, oren y oren. Ayunen de verdad, comulguen con Mi Hijo y escuchen Sus Palabras diarias.
Caminen, caminen, pues están a tiempo.
Les gradezco por escuchar Mi urgente llamado con el corazón.
María, Madre del Mundo y Reina de la Paz
Por el Poder del Espíritu Santo, alabado sea Jesucristo.
Hijos Míos:
En Gloria eterna, el Señor Me envía para bendecir esta ciudad y esta nación. Hoy Mis pies se posan sobre la Tierra para confirmar Mi Reinado en el corazón de Mis hijos y para demostrar cuán infinita es la Misericordia del Señor, que envía a Su Sierva para anunciar el Retorno glorioso de Su Hijo y para preparar el rebaño de este gran Pastor de almas.
Queridos hijos, agradezco eternamente el esfuerzo hecho por cada uno de sus corazones para recibirme en este día. Agradezco el amor y la alegría con los cuales prepararon Mi llegada y les digo, a partir de lo profundo de Mi Inmaculado Corazón, que hoy el Cielo observa la Tierra con especial atención.
Los ángeles de Mi Reino se detuvieron para acompañar Mi tarea materna. Los santos y los bienaventurados, que tienen su morada en el Reino de los Cielos, oran con fervor por la conversión de las almas que Me encuentran por primera vez.
Acojo bajo Mi Manto a todos los que se aproximan a Mi Corazón y Me permitan tocar, con Amor, sus esencias.
Hijos Míos, no teman estar delante de la Bienaventurada y Santísima Madre de Dios. Yo soy la misma de Nazaret, que retorna en espíritu, de época en época, para renovar a los corazones humanos. Este es el ciclo de Mi último llamado.
Vengo a despertar a aquellos que todavía no oyeron Mi Voz que los llama. Abro Mis brazos para que todos puedan encontrar refugio en Mi Corazón. Yo soy la Madre de todas las criaturas de esta Tierra y estoy aquí, en este tiempo, delante de los que Me ven y Me sienten en sus corazones, para que todos Mis hijos del mundo reciban la oportunidad de conocer Mi llamado a la conversión y a la oración.
No les pido nada más, solo que oren con amor, que confiesen con sinceridad sus faltas para con Dios, que comulguen diariamente con Mi Hijo Cristo Jesús y que abran sus corazones para que Yo pueda reinar en sus vidas.
¡Es tan simple lo que les pido y es tan grande la repercusión que acontece en el Cielo y en la Tierra cuando responden a este llamado!
Cada uno de Mis pedidos, hijos Míos, tienen la única finalidad de salvar a las almas que padecen en la oscuridad y de preparar a aquellos que caminarán al lado del Cristo vivo que retornará en Cuerpo, Alma y Divinidad para redimir definitivamente al mundo.
Mi Voz resuena en los corazones que Me reconocen, porque fueron convocados por Dios para formar parte de Mi ejército mariano de oración y para trabajar incansablemente Conmigo por la salvación de las almas.
A los que acepten seguir este simple, pero grandioso llamado, los aguardo en oración. Porque, de la misma forma que Me presento hoy a los que Me llaman con el corazón; aspiro a llegar a sus casas, ciudades y naciones siempre que Me llamen con sinceridad, para que Mi Paz se expanda por el mundo.
Como Madre y Reina de la Paz, vengo a difundir Mi pedido de Paz; pues el mundo necesita, hijos Míos, encontrar la paz en los corazones de los hombres.
Dejo en sus corazones este pedido y este llamado, para que acompañen a la Bienaventurada Virgen María en el rescate de las almas más perdidas.
Aún hay mucho por hacer, y Mis hijos aguardan sus oraciones.
Por la Gracia eterna que Dios derrama sobre el mundo, Yo los bendigo siempre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
María, su Madre y Reina de la Paz
Hoy quiero ver brotar en Mis hijos la alegría maternal de Mi Corazón por todo lo que Dios, a lo largo de este tiempo, Me encomendó entregarles con amor y devoción.
Es importante que sus corazones reverencien al Creador, a Mi Hijo que retornará y al Espíritu Santo porque, si así fuere, todos ustedes estarán dentro del Gran Espíritu de la Santísima Trinidad.
Hijos Míos, este simple acto de amor y reverencia los mantendrá firmes delante del nuevo tiempo que llegará.
Yo los invito a orar con el corazón porque en cada día de oración sus vidas deben profundizar más en el Reino del Señor.
Para que cada una de sus almas encuentre reposo en Dios, solo deben decirle “sí” diariamente para que Su Amor Misericordioso los guíe y los acompañe, en especial, durante esta hora.
Quiero que sus vidas puedan ser partícipes del Reino en el cual Mi Inmaculado Corazón se encuentra, por eso, hoy les hablo de la importancia de vivir una vida de oración como un servicio para toda esta humanidad.
Como almas que son, están a tiempo de llegar a los brazos de Mi Hijo que, como Buen Pastor, quiere hacerles conocer la esencia de la Paz Celestial. Vivan y sean partícipes de cada una de las promesas de Cristo mediante el acto de la oración del corazón como también recordando el pasaje de las bienaventuranzas.
Cuando Mi Hijo les habló de los bienaventurados, él los invitaba a santificar sus vidas en el Señor. Por eso, pequeños niños, si todos ustedes dan ejemplo de humildad y de caridad, caminarán hacia el estado de la verdadera consagración.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
El triunfo de Mi Inmaculado Corazón podrá acontecer a través de la respuesta inmediata de todos Mis bienaventurados hijos en el mundo.
El triunfo de Mi Corazón es la Presencia de Dios Padre en la vida de cada alma. Es el reencuentro prometido por Mi Hijo. Es el Reino venidero sobre la faz de la Tierra.
Mi Inmaculado Corazón, queridos hijos, es la Fuente de las Gracias que a lo largo del tiempo he derramado por amor a Mis hijos.
Ahora, hijos Míos, Yo los invito a que puedan hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón a través del constante ejercicio de la oración del corazón, como también en todas las obras de caridad y servicio al prójimo.
Queridos hijos, es inmenso el Propósito de Dios para cada una de Sus pequeñas criaturas; por eso, los llamo a todos para que testimonien la Presencia de Cristo en los corazones y Su venida. Y esto sucederá cuando cada alma de esta humanidad acepte entrar al verdadero y único Reino de Dios.
Por eso, queridos hijos, la tarea en los grupos de oración será más constante porque cada uno de ustedes deberá ser, en la oración, un vigía que guarda y que protege el llamado de Dios. En esta hora y en el auxilio a la humanidad está la presencia de Mi Inmaculado Corazón. A través del triunfo del Corazón de Dios en María, los podré llevar hacia los brazos de Mi Hijo, el amado Pastor del Perdón que los aguarda en oración y en comunión desde los Cielos.
Queridos hijos, para ser soldado mariano de la oración solo basta dar el “sí” y persistir en el propósito de responder al llamado divino. En este camino de servicio y donación a la Voluntad de Dios, vuestros corazones se irán consagrando a Mi Corazón y el triunfo del Plan de la Paz será único para el mundo.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz, solo Paz para estos tiempos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más