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Hijo:
Que tu vida sea para la concretización de un Plan superior. Que tus acciones, tu verbo, tu pensamiento y tu sentimiento estén impregnados de un sentido verdadero; sentido que te conduzca al Plan divino, al encuentro con el Creador.
Haz que tu vida sea impregnada por lo sagrado, con acciones conscientes que te lleven a la transformación no solo personal, sino también de los viejos patrones humanos.
Recibe de Dios, con alegría, la gracia de ser consciente de la realidad planetaria y de la vida superior, consciente de la purificación y del caos que se extiende por el mundo. Porque, al mismo tiempo en que tú estás aquí delante de estas palabras, existen muchos hermanos tuyos en el mundo que no comprenden lo que viven, que no aceptan sus enfermedades y que no saben cómo revertirlas; no comprenden los movimientos de la Naturaleza y no comprenden el odio en el corazón de los hombres, que causa las guerras y los conflictos; no saben cómo ni en dónde encontrar la paz.
Que tu vida sea una ofrenda permanente al Creador, en reparaciónde lo que ocurre en el mundo.
Hijo, nunca vivas solo para ti, porque sino las Gracias del Padre en tu vida no tendrían sentido. Cuanto más recibes de Dios, tanto más debes atraer un nuevo principio de vida hacia la Tierra; debes preparar, en ti y a tu alrededor, la llegada del Reino Celestial.
Debes cada día trascender aunque sea algo la condición humana, para que otros que están del otro lado del planeta puedan recibir el reflejo de tu transformación y, así, recibir una oportunidad.
Hijo Mío, sea lo que sea que hagas, hazlo con alegría. No dejes que el caos ni la opresión del mundo desanimen tu corazón. No dejes que la purificación que vives y la purificación de la Tierra te hagan desistir de encontrar lo que existe de más maravilloso en el universo.
Detrás de todo el lodo de la consciencia existe algo puro y límpido escondido en todos los seres. Por eso, hijo, acuérdate del tesoro que hay dentro de ti y, aunque te cause dolor o incomodidad, no te entristezcas al purificarte.
Busca recursos para encontrar la paz y para aliviarte, en la certeza de que un día todo eso pasará, y la luz volverá a brillar dentro de ti, venciendo las sombras en tu interior. Esa misma luz, que primero brillará en ti con toda su potencia y majestad, brillará en la oscuridad del mundo, en el retorno de Cristo, consolidando la unidad y la semejanza con Dios en el corazón humano.
Aquel que te anima y que te abraza para que no desistas nunca, tu padre y amigo,
San José Castísimo
Ser Humano sin ser humano
La ciencia de estos tiempos, hijos, es la trascendencia del viejo hombre y el nacimiento del nuevo. Nacer sin morir en el cuerpo. Hacer renacer la materia, trascendiendo lo que estaba corrupto.
El nuevo hombre nace dentro de la consciencia. Es fruto de la purificación interior, del acto de expurgar lo viejo para que lo verdadero pueda surgir.
El nuevo hombre, hijos, en verdad no es nuevo; él siempre estuvo dentro de cada ser humano; es el principio, la realidad, el inicio de todo y también el fin, la meta hacia la cual ustedes caminan.
El viejo hombre se apoderó de la verdad y construyó sobre la esencia una vida de ilusiones; creó, por encima de lo que es, algo que no existía y ocultó el Pensamiento Divino con el pensamiento humano.
La humanidad, hijos, es una raza semejante al Padre en muchos aspectos que los hombres desconocen. Uno de ellos es la capacidad de crear con el pensamiento, con el sentimiento y con el corazón, capacidad hasta entonces concedida solo a los ángeles. Pero, como una gran paradoja universal, esa semejanza con Dios los apartó del Creador porque, en vez de aprender con el amor, crearon con el pensamiento un falso hombre y una falsa evolución, que los llevaba más hacia el abismo que a los Cielos.
Influenciados por la ilusión del tiempo en que vivían, los seres humanos fueron distanciándose cada vez más del Todo e ingresando en sí mismos. Fueron perdiendo la capacidad de estar en todo, lo que la semejanza con Dios les ofrecía, y perdieron la consciencia de la unidad, fortaleciendo, como una ley humana, la individualidad.
Hijos, ¿cómo puede un ser, que fue creado para vivir la unidad, competir con sus semejantes, crear trampas a la evolución del prójimo, querer ser mejor o peor que los demás?
La respuesta a esas preguntas está, no solo en la dualidad propia de este mundo, sino también en toda la ilusión en la cual se colocó la humanidad como consciencia.
Reconozco, hijos, que, después de tantos ciclos evolutivos como raza, es más fuerte la ilusión que la verdad; es más fácil permanecer en lo viejo que arrancarlo de sí mismos para que lo original pueda surgir. Sin embargo, es necesario que todos sean conscientes de lo que viven y de la batalla interior, individual y humana que deberán vivir en estos tiempos, para volver a los orígenes, al Plan Original de Dios.
Cuando oran de corazón y cuando se permiten vivir virtudes espirituales, como la humildad, la fraternidad, la compasión y el perdón, ustedes están viviendo desde la verdad, del hombre original o del nuevo hombre y, poco a poco, podrán ir destituyendo el reinado de lo viejo sin que eso les cause una gran desestabilización o sufrimiento.
La vivencia de la verdad, de una forma armoniosa, solo depende de la rendición de cada ser.
Todo lo que les digo hoy es para que se inspiren en buscar dentro de ustedes la verdad, y no permanezcan en lo viejo, en lo ilusorio.
Que Mis palabras los lleven a buscar, dentro de sí mismos, esa semejanza con lo Divino, que quedó oculta por las capas de la ilusión y que es ignorada por la gran mayoría de los seres humanos.
Ahora, hijos, es momento de ser Humano, sin ser humano, y descubrir la verdad sobre sí mismos.
Las llaves para todas las puertas que los llevan al Camino de la Luz se guardan en la oración y en la práctica de las virtudes.
Yo los amo y les dejo Mi paz.
Que así como Yo pude descubrir la verdad y la semejanza con Dios, que todos los que Me escuchan puedan hacerlo. Esfuércense y perseveren.
San José Castísimo
Hijo:
Cumple con alegría la misión que Dios te encomendó, la misión de vivir en la Tierra principios que provienen del Cielo y manifestar en el mundo una Nueva Humanidad.
Muchos se preguntan todos los días, si están haciendo lo que deben hacer como almas y como espíritus; se preguntan, en dónde deberían estar, con quién y haciendo qué. Pero pocos, muy pocos están esforzándose para verdaderamente abrir el corazón y atraer un arquetipo de la vida que aún no existe en la superficie del planeta.
Si quieres vivir lo que Dios pensó para ti, comienza por disponer tu corazón para algo nuevo. Busca dentro de ti lo que debe ser perdonado y lo que debes perdonar. Busca dentro de ti la fuerza para vencerte a ti mismo y ser más manso, más humilde, más servicial y pacificador.
Trata de romper dentro de ti las barreras que te separan del prójimo y trabaja en ti todo aquello que juzgas en los demás. Permanece todos los días con el espejo del corazón dirigido hacia ti mismo y, antes de irritarte o de criticar algo que ves en el otro, observa el espejo del corazón y mírate a ti mismo reflejado en aquel defecto que no puedes soportar.
Trata de comprender al otro como te comprendes a ti mismo: así como sabes que tienes infinitas dificultades y miserias, los otros también las tienen. Así como intentas dar los pasos y te esfuerzas de buen corazón, el otro también lo hace.
Solo la comprensión mutua abre el corazón para la vivencia del amor.
Si no consigues controlar las reacciones de tu mente ni de tus emociones, no te preocupes tanto; pero que ellas duren poco y que energías como la ira, la envidia, la codicia o aun el sentimiento de superioridad no tengan tu permiso para permanecer dentro de ti.
Si amas al Plan de Dios, hijo, o por lo menos quieres amarlo, reflexiona siempre que el Creador necesita de una raza de Cristos y no de uno solo, y que no será suficiente que tú te cristifiques. Recuerda que no necesitas ser mejor ni peor que nadie, pero que tanto tú como aquel que tienes al lado deben llegar a la meta de la unión con Dios.
Ese es el gran misterio de la existencia humana y, por eso, vienes como espíritu hasta aquí, para curar los errores del pasado en el universo.
Para que el Plan de Dios se cumpla, los seres humanos deben ayudarse mutuamente. Recuerda esto hijo, todos los días y, antes de colocar trampas en tu camino, deseando que este o aquel desaparezca de la Tierra, acuérdate de que sin ellos tu vida tampoco tiene sentido.
Acuérdate de que no importa cuán imperfecto seas tú o el otro, pues existe algo dentro de cada ser que lo asemeja a Dios y que abre los portales entre las dimensiones para que toda la Creación se una al Padre.
Si quieres que tu espíritu se aproxime y que tu alma te conduzca por el camino de la Voluntad del Creador, ábrete primero a la transformación, a la vivencia del amor y de la fraternidad, y después el propio universo conducirá tus pasos y no tendrás que andar tan preocupado contigo mismo.
Escucha con atención Mis palabras y vuelve a escucharlas una y otra vez, porque es mucho más fácil olvidarlas que ser verdaderamente transformado por ellas, ya que tu humanidad no está acostumbrada a buscar lo Divino, sino solo aquello que la engrandece y la afirma como materia.
Ilusión de ilusiones es no buscar ser nada como hombre, creyendo que la vida comienza y termina en ti. No conoces lo que es ser en verdad un ser humano semejante al Padre, pues para eso, hijo, debes vivir la unidad con Él: morir para ti y nacer de novo dentro del Creador.
Te dejo Mi paz y Mi bendición, para que descubras la verdad sobre ti mismo, olvidando lo que piensas ser.
Ábrete para ser nada y ahí encontrarás Todo.
San José Castísimo
Hijo:
El hombre, por sí solo, es débil y no puede soportar los asedios ni las pruebas de este mundo. Sin embargo, el hombre que se une a Dios es invencible, porque comparte con Él Su Gloria y Grandeza.
Cuando el corazón humano de Cristo dijo: “Padre, aparta de Mí este cáliz”, fue el miedo de Sus células que lo llevó a pronunciar estas palabras. Pero de inmediato, unido a Dios, Él dijo: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la Mía”. Y fue en la perfecta unión con el Creador que Jesús soportó los insultos, las humillaciones, las traiciones, la flagelación y la muerte en la Cruz.
Únete a Dios, hijo, para que Su Voluntad se cumpla. No quieras vivir en este tiempo con tus propias fuerzas, porque tu corazón humano es material y débil y puede morir incluso de susto.
Aférrate al espíritu y sé Uno con el Espíritu Divino. No pienses que el Creador te encomienda una grandiosa misión y te deja solo. Todo lo que el Señor te pide es que cumplas con Él, por Él y en Él.
El Creador nunca abandona a Sus criaturas, pero es necesario vencer el miedo y aceptar Su Voluntad, teniendo siempre fe en que Él te acompañará.
Reconoce tu debilidad, así como el Señor, quien representa para ti el Camino, reconoció la Suya cuando se confesó al Padre y dijo: “Aparta de Mí este cáliz”.
Pero, reconoce enseguida, hijo, que esta misión no es solo tuya, sino sobre todo de Dios, pues este proyecto humano le pertenece y, unido a Él, afirma: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la mía”.
Hijo, ni siquiera Dios te condenará por tu debilidad, como no lo hizo con Su Primogénito. El Señor te colocará en Sus Brazos, unirá Su Santo Espíritu al tuyo y te hará invencible frente a los desafíos de esta vida. Él es quien te abrirá los portales que unen las dimensiones y elevará tu ser a la vivencia del verdadero amor. Pero, ante todo, vence tu débil humanidad y reconócete como hijo de un Creador majestuoso que, de forma misteriosa y desconocida para ti, te hace semejante a Él en lo profundo de tu ser.
Descubre tu semejanza con Dios, aceptando Su Voluntad y comprende el camino por el cual el Señor te conduce a medida que das los pasos en él. No siempre el Creador te llevará por un camino de flores, pues aun a Su Hijo amado Él lo condujo por el camino de la Cruz, de la renuncia, del sacrificio, de la humillación, del martirio y, finalmente, del Amor absoluto y de la Misericordia, que se perpetuó en la Tierra y que hasta los días de hoy intercede por las almas.
Es por la obra de esa Misericordia alcanzada por el Hijo del Altísimo que tú estás hoy escuchando Mis palabras.
¿Serás tú, hijo, capaz de abrir otro manantial, semejante a este, para que otras almas que vendrán detrás de ti tengan una oportunidad de redención?
El Creador te llama y aguarda que des un paso para trascender el miedo y que, unido a Él, digas: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la mía”.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Renuévate todos los días, aunque la vida parezca pasar y los años se reflejen en la apariencia de tu rostro.
Renuévate en un tiempo que no pasa, en el fluir de leyes que se transforman solo para generar nuevas posibilidades de evolución para las criaturas.
Renuévate en espíritu y permite que tu ser redescubra cada día el sentido de la vida, para que cada vez más te aproximes a la Voluntad de Dios para ti.
Sirviendo a un Dios que es movimiento constante, cambio y renacimiento permanentes, no puedes quedar aprisionado a una idea, a un viejo pensamiento ni reflejo de lo que es la Voluntad del Creador para tu vida. Por eso, hijo, renuévate; lánzate a lo nuevo y renueva tus planes de acuerdo con el fluir de las Leyes divinas.
No te apegues a las metas que tenías cuando eras un niño, en cuerpo y en espíritu. Todo lo que es vivo cambia; la transformación y la renovación en el Creador son una ley.
Renuévate como criatura, como alma, como hijo de Dios. Disuelve en tu corazón las imposibilidades y busca dentro de ti la posible y alcanzable perfección en Cristo.
Si te reconoces tan hijo de Dios como Su Primogénito, vive como Él, bajo leyes que pertenecen al Padre y no al mundo.
Renuévate comenzando todos los días como un pequeño niño; mira al mundo como si nunca lo hubieses visto; mira a cada ser humano como si no supieses nada sobre él y permite que tu corazón supere los errores del pasado, las ideas fijas sobre la conducta del prójimo y ame a cada uno de una forma nueva todos los días.
Renuévate respirando el aire como si fuera la primera vez; viendo la lluvia, el sol, los Reinos de la Naturaleza como si fuera la primera vez. Por un instante, permite que tu ser encuentre un estado de renovación desconocido para ti y, aunque te parezca loco o imposible, renuévate.
Olvida el tiempo, el pasado, las metas del futuro y también el presente. Entra por un instante en el tiempo del no tiempo y renuévate. Di: “Señor, hazme de nuevo”.
Si no te renuevas, hijo, los patrones del viejo hombre envejecerán tu consciencia y morirás en vida, sin saber de la existencia de la eternidad. Vivirás para cumplir una meta que la sociedad colocó dentro de ti cuando aún eras un niño, mientras la vida del espíritu, que es la verdad, será siempre para ti una ilusión, el segundo plano, el universo paralelo.
Por eso, renuévate y redescubre la vida todos los días. Hazte hijo de Dios y no de los hombres. Vive bajo las leyes que provienen del Padre y no solo del mundo.
Aquel que te impulsa a la renovación,
San José Castísimo
Miseria mayor que la miseria de la materia es la de la falta de compasión y de unidad entre los hombres.
Carecer de lo necesario es consecuencia de una carencia aún mayor, una carencia que no es individual, sino que es humana: la carencia de amor en los corazones.
Ser pobre y miserable materialmente, hijos, no es el mayor de los males. Ser pobre de virtudes y miserable en el espíritu es lo que le impide al hombre repartir el pan para el cuerpo.
En donde no hay compasión, no hay igualdad. En donde hay indiferencia, no puede haber fraternidad ni equilibrio.
No se indignen con la miseria inhumana en la que viven sus hermanos, si aún les falta compasión y fraternidad y, con eso, colaboran con el crecimiento de la indiferencia y de la desigualdad social que viven hoy como civilización.
Hijos, que haya más acción y menos emoción en sus vidas. Que estén más listos para actuar y que no se dejen envolver por sentimientos que no hacen crecer el espíritu.
Si estuvieran delante de la miseria de sus hermanos, no les den solo un pan; además del pan, denles también la propia vida, ofreciendo su transformación en reparación de la carencia que hay en la consciencia humana y que resulta en esa miseria que ven plasmada en la materia.
Amen, sientan al prójimo por medio de la compasión, sean fraternos, venzan la indiferencia, venzan el egoísmo, ríndanse
a la fraternidad y borren de su consciencia el miedo de carecer de algo en el futuro; ese miedo que hace que guarden todo para sí mismos.
Son esos códigos, hijos, los que, cuando son depositados en la consciencia humana, hacen la diferencia.
¿Por qué reclaman tanto de los sistemas de gobierno y se indignan con la miseria social, si nada hacen para que la consciencia humana sea otra, e incluso, alimentan los viejos patrones que la mantienen en ese punto de involución?
Es hora de crecer y de forma muy neutra dar los pasos, comprendiendo el punto en el que ustedes se encuentran y esforzándose todos los días para que la humanidad reciba nuevos principios divinos.
No busquen virtudes para sí, para afirmar la miseria ajena y resaltarse a sí mismos; intenten ser virtuosos para que la humanidad entera lo sea. De esa forma, hijos, es como alcanzarán virtudes verdaderas.
Sirvan y sientan en el corazón el pesar por la miseria material e interior de sus hermanos, pero ¡no permanezcan allí! Cambien, crezcan, alcen vuelo y lleven consigo cada corazón humano.
La meta no es solo la propia santificación, la meta es la conversión de toda la humanidad y la cristificación de una raza entera, que sea capaz de amar al prójimo como a sí misma y a Dios sobre todas las cosas.
Que la paz y la unidad estén en sus corazones.
San José Castísimo
Hijos:
Cada misión les ofrecerá un nuevo aprendizaje y una nueva forma de comprender la vida.
La verdadera razón de la existencia del grupo de misioneros no es tanto el servicio material que prestan, sino el acto de ir en dirección a la necesidad del prójimo para curar las raíces de los males que lo colocaron en esa condición de necesitado.
Lo más importante es la acción con el corazón y la experiencia que depositan en la consciencia humana de ese aprendizaje de servicio.
Con sus hermanos indígenas, aprendieron la mansedumbre; mansedumbre que trasciende la realidad material en que ellos viven.
Esos, sus hermanos, tenían todo, porque estaban unidos a todas las cosas, a toda la vida, al Creador, y todo les fue quitado, porque perdieron casi toda posibilidad de expresarse y, en muchos casos, ya no tienen un vehículo para unirse a Dios, o sea, un ambiente natural, preservado y armonioso; solo tienen el propio mundo interior.
La consciencia indígena, a pesar de todo, no deja de enseñar alguna cosa al corazón humano; pues en este tiempo, hijos, aun sin poder expresarse como pueblo, como cultura y como esencia, ellos están colocando en la consciencia de la humanidad, los principios de la perseverancia, de la fortaleza y de la paz, independientemente del estado en que se encuentra el mundo alrededor.
No les digo, con esto, que sus hermanos no sufren con el estado de degradación del planeta, porque el pesar de esos corazones, lo que cargan como dolor en la esencia indígena, no es comprensible para el hombre moderno de hoy.
Lo que les digo es que la paz interior de ellos, a pesar del sufrimiento, de la miseria y de la opresión, es algo que permanece. La lucha para no ser corrompidos por las fuerzas de hoy es constante y dura para todos, pero ellos no pierden la fe en que permanecerán como pueblo en la Tierra, e incluso, que un día podrán volver a los orígenes y recobrar la pureza que están perdiendo.
Aprendan de esa fe para que, cuando llegue la hora de reconstruir la Tierra, ustedes no pierdan la paz ni la certeza de ser capaces de mantenerse en pie y de recobrar la semejanza con Dios, la que perdieron por tantos desvíos.
Les dejo Mi paz y Mis votos para que nuevas misiones puedan surgir. Que despierten aquellos que se comprometieron con el servicio y con la vivencia de la caridad crística.
Su padre y compañero en las misiones,
San José Castísimo
Cura tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu, renovando en Cristo todo tu ser.
La enfermedad, hijo, tanto la espiritual como la física, es fruto de la desunión con Dios en algún nivel de la consciencia y viene para demostrar que debe existir un mayor equilibrio en ti. Trata de estar unido al Padre y renacer en espíritu internamente.
La vida comienza en la esencia y en la consciencia. Todos los hechos que se plasman en la materia tienen su origen en niveles más sutiles y ocultos para la mente humana adormecida. Por eso, es en la consciencia donde se revierten los acontecimientos, y es en la esencia de todas las cosas donde surgen los nuevos códigos que convertirán lo que está viciado.
Si te sientes enfermo en el corazón, en el cuerpo, en la mente, en el alma, en el espíritu o incluso como humanidad, trata de transformar en la consciencia ese desequilibrio. Busca en la oración la claridad para vivir la transformación y para saber conducir tus propios pasos. Busca en la oración la fortaleza para vencer tu condición humana y vivir principios que este mundo no está acostumbrado a experimentar. Pacifica tu interior y, desde él, a todos los niveles del ser, desde el espíritu hasta la materia.
Si tienes fe no habrá desequilibrio que no pueda ser revertido; sin embargo, tu esfuerzo y tu dedicación para ser otro, deben ser permanentes.
Aquiétate, respira, reflexiona antes de actuar, ora antes de dar un paso, pregúntate internamente cuál es la dirección correcta para seguir. Deja el desequilibrio para los que no pudieron conocer la paz. Sé tú un portavoz de un nuevo patrón de vida: una vida sana, de unión con el Creador.
Hijo, serena al corazón en este tiempo y busca un contacto más profundo e interno con Dios y contigo mismo. Aquellos que permanezcan en las superficialidades se confundirán mucho y no podrán sostenerse. Por eso, afírmate en Dios y, frente a cualquier adversidad, no te dejes influenciar por el temor, por la desesperación ni por la impulsividad.
Busca la paz y encuentra en ella todo lo que necesitas.
Por el equilibrio interior de cada corazón humano,
San José Castísimo
A Mis hijos misioneros
Hijos:
Como síntesis interior de la misión en el Paraguay, reconozcan todo aquello que en los últimos días se fue transformando en cada uno de ustedes y ofrézcanlo a Dios.
Ofrezcan al Padre sus expectativas, sus aspiraciones de haber realizado más de lo que hicieron, de llevar a sus hermanos un auxilio más concreto que les trajese una vida más digna y más sana.
Ofrezcan al Padre la aspiración de haber enseñado y de haber aprendido con los pueblos originarios, de entregarles el amor y la caridad y de recibir de ellos el aprendizaje de la simplicidad y de la pureza.
Ofrezcan al Padre todo lo que, en los últimos días, fue curado y transmutado en la consciencia humana, como los errores del pasado.
Ofrezcan al Padre sus esfuerzos diarios por seguir lo que Yo les dije y también ofrezcan todas las veces en las que olvidaron Mis palabras.
Quisiera que esa misión marcara una profundización interior de la tarea misionera, una mayor disposición de los aprendices de la caridad crística para cumplir con un papel espiritual y no solo material. Que la misión, que sucede en el espíritu, sea cada día más la prioridad en sus vidas.
Cada vez que ustedes aprenden a valorar lo que ocurre en los mundos invisibles y comprenden que es allí donde la verdadera misión tiene su resultado, como Divinidad podemos abrir otros caminos en la consciencia humana y liberar situaciones cada vez más profundas y arraigadas, antiguas e inconscientes para la humanidad actual.
Hijos, no son muchos los misioneros que hoy sirven en la materia y que son conscientes del reflejo espiritual de su misión.
Por eso, el Creador está tan atento a sus movimientos y con tanto amor los acompaña por medio de Nuestra presencia y de Nuestras palabras.
Que el espíritu misionero pueda expandirse en la consciencia humana y que su disposición para profundizar en la transformación interior, como forma de prestar un servicio cada día más cristalino, sea como un código que impulse a la humanidad, un ejemplo que dé a otros servidores un sentido espiritual para el propio servicio.
Si ustedes se disponen a vivir la transformación y asumen dar pasos en su redención, ayudarán a muchos que deambulan por el mundo sin saber qué hacer y que, por sus ejemplos, descubrirán la esencia del servicio, que más que una acción social es un camino hacia la vida crística.
Les agradezco por proseguir y nunca desistir de la transformación. Crean, hijos, que la redención está al alcance de aquel que dice sí. Y si al mismo tiempo que caminan hacia la redención del espíritu prestan un servicio verdadero, abrirán las puertas para la redención de los ciegos y de los indiferentes.
Yo animo a toda la Red Misionera Planetaria a continuar profundizando en la esencia del servicio y a tomar contacto con los pueblos indígenas, como forma de reparar todo lo que ellos vivieron en todos los rincones del mundo.
Su padre y compañero en las misiones,
San José Castísimo
Para que la vida divina encuentre en tu corazón una puerta para ingresar en la humanidad, debes tener como prioridad la manifestación de esta vida.
Cuando seas consciente de que lo más importante es la unión con Dios, busca esa unión a cada instante y no necesitarás estar encerrado en una capilla para eso, porque existen muchas formas de unirse al Padre, y una de ellas es siendo Su obrero y construyendo en el mundo Su Obra, para que no solo tú, hijo, sino que muchos otros se unan a Él.
No necesitarías perder la oportunidad de contemplar el Corazón de Dios y de estar perfectamente unido a Él; pero en tanto tus obras aún sean para ti, ellas te separarán de Dios y, aunque creas que son para Él, no conseguirás encontrar en tu labor esa unión.
La profundidad de la consciencia de cada uno solo es conocida por sí mismo y, si buscas dentro de ti, sabrás si tu intención es construir algo para Dios o si estás buscando engrandecerte a ti mismo y recibir los méritos por la concreción de dichas obras que ayudas a manifestar.
¿Por qué Santa Teresa de Jesús alcanzaba la contemplación si tantos días y tantas horas se ocupaba de fundaciones, construcciones, de formar consagrados, de contactos con la sociedad?
Porque ella sabía que aquello que estaba haciendo no tenía otra finalidad sino la de manifestar una obra que permitiera la unión del corazón humano con Dios.
¿Cómo podría el padre Pío contemplar si estaba tan ocupado en confesiones, en administrar la construcción de un hospital, con el dolor que le causaban las llagas de su cuerpo y también las llagas de su corazón, causadas por la incomprensión de los hombres?
Porque él sabía que todo lo que hacía no tenía otra finalidad sino expandir un reinado divino cuyo rey no era él, era Cristo.
Hijo, si quieres crecer como alma, como consciencia y como siervo de Dios y si quieres ser un verdadero instrumento de Dios y constructor de Su Obra en el mundo, olvida desde ya los méritos que deseas para ti.
Si estás haciendo algo y en el fondo te gratificas por manifestarlo, medita y pide misericordia por tu ignorancia y por querer ser reconocido por una obra que no es tuya. En cada instante medita en tus intenciones y todo lo que hagas, hazlo para Dios y no para ti.
Si en tus actividades practicas lo que te digo y en todo estás tratando de agradar al Señor y crear condiciones para que la humanidad tenga una forma de unirse a Él, cuando llegue el momento de orar, no te costará tanto encontrar al Padre, porque en ningún momento te apartaste de Él.
Así, hijo, tu vida dejará de ser un eterno caer y levantarse, un eterno distanciarse y aproximarse a Dios, y cada día, en cada liturgia, tendrás la oportunidad de unirte aún más a Él.
En tus manos está la posibilidad de evolucionar y de alzar vuelo a mundos sublimes o permanecer en ti mismo, con los ilusorios méritos de una obra que no es tuya.
Por el crecimiento interior de la humanidad y por su unión con Dios es que te digo estas cosas.
Te dejo Mi bendición.
San José Castísimo
Así como la miseria y el abandono de la consciencia indígena son frutos de un error milenario, también otras situaciones que están sobre la superficie de la Tierra y en los mundos invisibles a los ojos humanos son consecuencias de esos y de otros errores.
Hijos:
El hombre aún no se abrió a su verdadero potencial y está ciego y sordo por el bienestar en el que viven unos pocos a través de las ilusiones materiales.
La vida humana de hoy es como una “fábrica de ilusiones”, que tendrá como consecuencia de sus productos la degradación absoluta del planeta.
Para tener consciencia de la situación humana es necesario ir al servicio, encontrar y ver con los propios ojos la miseria espiritual y moral a la que llegaron sus hermanos.
Para despertar, es necesario salir de sí mismos una y otra vez, porque es tanta la indiferencia de los corazones, que ver en un noticiero un pequeño porcentaje de las tragedias que viven como humanidad no los retira del punto en que se encuentran.
Hijos, no puedo colocar Mis ojos en los suyos para que vean el mundo como Yo lo veo, pero sí puedo colocar sus corazones en el Mío, para que sientan como Yo siento y, así, vivan un pocola realidad.
La miseria física que conocen en parte es mínima delante de lo que sucede espiritualmente. Si, además de servir, oraran con el corazón, descubrirían que hay un infinito campo de servicio escondido en el éter planetario.
Profundicen en la oración, de verdad, y por sí mismos entenderán lo que les digo.
No oren por querer saber, por querer hacer o por querer ser alguien; oren para hablar con Dios; oren porque ese es el idioma del corazón y del espíritu, y es en ese diálogo con lo Divino que el Creador les hará comprender lo que sea de Su Voluntad.
Para equilibrar los males del mundo, oren, transfórmense, sirvan y sean verdaderos pacificadores y apóstoles de Cristo.
Abandonen sus puestos en las “fábricas de ilusiones” y no cometan más los mismos errores de un pasado que generó el presente. Vivan la transformación que prepara el futuro y quetrae para la vida planetaria la redención y la reconciliación con Dios.
No lean estos mensajes como bellas palabras ni las tomen como simples impulsos. La mirada humana aún está turbia para los asuntos superiores. Si quieren encontrar en lo que les digo una verdad absoluta y alcanzable para sí mismos, lean y relean lo que ya les dije, oren, sirvan, y, así, laven sus ojos, para que puedan ver con el potencial de un hijo de Dios.
Traigo en Mis manos el agua que los lava y la coloco en estas palabras de lenguaje humano, para que puedan servirse de ella. Laven sus rostros y despierten. Vivan lo que les digo.
Yo los amo y los bendigo, para que sigan adelante y no se detengan.
San José Castísimo
Para curar el presente y preparar una nueva vida para el futuro, deben perdonar el pasado, y es solo el amor, hijos, el que ingresa en lo profundo de la consciencia humana y borra los registros de los errores cometidos.
Las palabras, las acciones, e incluso los actos de caridad y de servicio, son solo vehículos para la vivencia de ese amor, que debe emerger de lo profundo del corazón.
La oración es el lenguaje del amor, es la puerta que se abre en el interior de cada ser para que el amor fluya de Dios a cada consciencia y de sus consciencias a las necesidades planetarias.
Buscar un resultado externo de las propias acciones es cerrar las puertas al amor, porque el retorno no es algo buscado por quien verdaderamente ama. Quien ama solo dona y no espera recibir nada.
Para que sean vehículos del Amor divino y superior para la consciencia planetaria, deben ser más humildes y simples, sin querer ser aquel que transforma y redime todas las cosas, porque lo que transforma y lo que redime es el amor, amor que no proviene de ustedes, sino de Dios.
Hijos, al servir, sepan que lo más importante no es el servicio en sí, sino el amor con el cual sirven. Al estar en contacto con alguien y ofrecerle una palabra de aliento y de esperanza, sepan que lo importante no es lo que dicen o cuán bien se expresan, pero sí con qué grado de amor y de unión con Dios lo hacen.
Antes de servir, e incluso diariamente, como primer ejercicio del día, únanse a Dios y díganle: “Señor, haz de mí un vehículo de Tu Amor”.
Si son sinceros y verdaderos al pronunciar esas palabras y permiten que el verbo sea el vehículo de una intención pura para que ellas lleguen al Padre, eso será suficiente para que el Creador dé un sentido a sus vidas y haga valer cada momento de las mismas para el triunfo de Su Plan.
Que sus acciones, sus pensamientos, sus sentimientos y sus palabras estén impregnados de algo más que de ustedes mismos. Que todo sea por la manifestación del amor, y que el amor, por sí solo, sea el resultado de su servicio y de su vida.
Por la cura de la consciencia humana y planetaria, láncense al descubrimiento del amor divino y permitan que el Creador los haga portadores de ese amor.
Yo los bendigo y los conduzco al verdadero servicio, que ya saben, no comienza ni termina en sus acciones, sino que tiene su verdadera acción en la vida del espíritu y debe tener allí su esencia y su principio.
Su padre y compañero, en el servicio y en la oración,
San José Castísimo
Ante la miseria, clama por Misericordia.
Ante el sufrimiento, clama por Compasión.
Ante la ignorancia, clama por la Gracia.
Ante el abandono, clama por Piedad.
Ante la desesperación, clama por la Fe.
Ante el dolor, clama por la Cura.
Ante las consecuencias del pasado, clama por Perdón.
Hijo, colócate frente a cada situación como un siervo de Dios, como un puente hacia Su Divina Consciencia. Sé aquel que une las criaturas al Creador y, por medio de ese servicio, unirás tu propia consciencia a Dios.
Mucho no te diré en este día, porque Mi silencio es algo que también necesitas.
Ante una duda o incomprensión, silencia.
Ante algo que no sabes cómo solucionar, observa y, en silencio, busca la respuesta. No todas las soluciones vendrán de ti, pero si te colocas en la postura correcta, el Señor, que creó todas las cosas, encauzará lo que tú no sabes resolver.
Esta, hijo, es la era de la fe, porque solo por medio de ella te sustentarás.
Esta también es la era de la madurez y del olvido de sí, porque es solo creciendo y dando pasos firmes que podrás consolidar tu fortaleza interior.
Que no te hagan temblar los vientos contrarios ni te confundan las tempestades.
Mantén encendido en ti, como un secreto, el sol del nuevo tiempo e ilumina tu interior, aunque el mundo esté en tinieblas.
Recibe cada símbolo que te traigo y desarróllalos en tu interior.
Ellos se convertirán en llaves que abrirán las puertas de tu consciencia a la vida superior.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Hijos:
Hoy les pediré nuevamente que oren por los pueblos originarios, por la consciencia indígena de hoy y de ayer.
Que por medio de sus oraciones pidan perdón por los errores cometidos en el pasado y que día a día revisen si aún existen, en sus consciencias, las raíces de un mal milenario que impide la unión entre los seres a pesar de sus diferencias.
Un servicio es verdadero cuando es realizado con el corazón. Sin embargo, tiene una repercusión planetaria cuando son conscientes de ese servicio en la vida invisible del planeta y cuando observan en sí mismos lo que debe ser transformado y trascendido para que la situación en la que están sirviendo reciba un auxilio más profundo.
Por ejemplo: si al servir a los pueblos originarios buscan dentro de ustedes lo que los llevó a esa situación de pobreza, de abandono y de indiferencia por parte de la mayoría de los seres humanos; si buscan en sí mismos cortar las raíces del poder y de la necesidad de transformar todo y a todos adaptando situaciones y consciencias a las propias necesidades, darán profundidad a ese servicio.
Hijos, el hombre que colonizaba tenía una idea propia sobre lo que debía ser la civilización humana y creía que todo debía adaptarse a esa idea y aquello que no encajaba en su pensamiento debía ser extirpado.
A pesar de transcurrir tantos siglos, esta forma de pensar y de sentir aún está presente en el corazón humano y la mayoría, por más que crea que sí, aún no aprendió a descubrir lo que el otro tiene para aportar, no aprendió a transformar la propia idea y a abrirse para compartir un pensamiento diferente que viene del prójimo.
Las raíces de un poder humano e ignorante aún están vivas en las consciencias de todos y se alimentan de pequeñas y grandes acciones, de pensamientos y de sentimientos que se manifiestan muchas veces impulsivamente.
Para transformar la actual condición humana, deben observarse a sí mismos e intentar arrancar de raíz, los viejos patrones de una raza degenerada, para que den lugar a lo nuevo.
Que la coyuntura de esa misión en hermandad con los pueblos originarios, los lleve a revisar en el propio interior lo que les dije. De esta forma, harán de este servicio un acto profundo y verdadero que trasciende una acción social e incluso la caridad de este mundo.
Si la oración y el servicio siempre fuesen acompañados por la transformación, pronto verían asomar un nuevo sol en el horizonte, anunciando un ciclo de más claridad para la consciencia humana.
Los amo y por eso, los conduzco día a día.
San José Castísimo
Hijos:
Mientras haya experiencias negativas en la consciencia humana, habrá que vivir purificación. El viejo hombre está siendo expurgado de sus mundos internos y más que eso, de sus células.
Muchos quieren transformarse y no soportan ver en los otros los propios errores. Esa incapacidad de verse en un espejo genera ira, indignación y tristeza. Pero les digo, compañeros, que esta reacción humana frente a la purificación es fruto de una vieja manera de lidiar con los aspectos inferiores.
El nuevo hombre debe comenzar a surgir al mismo tiempo que el viejo es expurgado, o sea, que los patrones de conducta de una nueva vida deben ir ocupando el lugar de los viejos patrones humanos. Esto significa, hijos, que, al verse en un espejo, por los errores y aspectos del otro, deberán amarlo y ser compasivos.
Colóquense riendas y frenos a sí mismos por medio de la comprensión y del amor al Plan, que supera al amor propio y a la voluntad de controlar y guiar todas las cosas.
Cuando reaccionan ante el error ajeno, quieren reparar un error cometiendo otro. Ese es el mismo principio que causa las guerras y los conflictos en el mundo; el odio al prójimo es un combustible que enciende el odio en el propio interior, el mismo odio que muchas veces está oculto y subconsciente.
Para no entrar en esa rueda que genera ira y oscuridad, controlen el propio comburente y sustitúyanlo por la pacificación interior.
Sé que muchos tienen dificultad para controlarse a sí mismos y a sus aspectos inferiores, pero deben intentarlo todos los días, hasta que la consciencia comprenda definitivamente la pequeñez de lo que vive frente a la vastedad universal y pueda dar pasos más concretos.
Quisiera hablarles de cosas universales, pero ¿cómo voy a llevarlos al universo si sus pies permanecen tan presos al mundo por las apariencias terrenas y sus consciencias no abarcan la esencia de los seres, sino solo sus defectos y las condiciones humanas?
Todos están en la misma escuela, y cada uno en su grado debe escuchar lo que hoy les digo y trabajar conscientemente sobre la incapacidad de amar y de autocontrolarse.
Hijos, cuando al menos comiencen a lidiar consigo mismos con más madurez, podré llevarlos al cosmos para que profundicen en las raíces universales. Pero primero necesitan crecer, todos necesitan crecer, incluso aquellos que se consideran adultos y ancianos. Crezcan en espíritu y en virtud.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Mientras claman por la paz, hijos, clamen por la consciencia de los pueblos originarios.
Sobre todo en la región donde hoy ustedes trabajan en la misión humanitaria, sentirán el sufrimiento por el sometimiento que esos pueblos padecieron durante años y que continúa impregnando los éteres del Paraguay, del sur del Brasil y del nordeste de la Argentina.
Hijos, las misiones con la consciencia indígena son de suma importancia en estos tiempos, porque es impagable la deuda de la humanidad con estos pueblos, como también lo es con la consciencia de África.
Hoy les pediré que oren de forma especial por sus hermanos de la consciencia indígena, sobre todo por aquellos que no están más en este mundo, pero que continúan aprisionados en los dolores de un pasado que no pudieron superar.
Los dolores del pasado todavía pesan en el corazón de sus hermanos indígenas y, muchas veces, se multiplican por la pobreza, por los prejuicios y por la lucha constante que viven para conservar la propia cultura.
Hijos, muchos sienten que mantener la cultura indígena en el planeta es intentar preservar algo superado, que ya no tiene ningún sentido en este tiempo. Ese pensamiento, sumamente ignorante, es fruto de una consciencia materialista y poco espiritual, que permitió que los seres humanos no supiesen respetarse unos a otros y que, en tiempos pasados, quisiesen imponer su cultura, en vez de aprender de lo sagrado y de lo puro que había en la cultura de los pueblos originarios.
Mientras no aprendan a respetar las diferentes culturas y no se abran para ver lo mejor en el prójimo, siempre habrá guerra y siempre habrá caos. La rueda de las encarnaciones nunca terminará si no aprenden a compartir y a respetar las diferencias.
Hijos, es tiempo de sembrar el bien y el amor y de extirpar de la consciencia humana lo que denominan venganza y que se esconde detrás de la justicia de la Tierra.
La falta de igualdad entre los hombres y la imposibilidad de una vida digna no permiten que sus hermanos remanentes de los pueblos originarios de América puedan vivir la paz en sus corazones.
Clamen por esta paz y por misericordia y estén con sus corazones abiertos mientras sirven, velen para no sentirse mejores que ellos, sino reconozcan que mucho de lo que ellos tienen para enseñarles ustedes lo ignoran y que, si el servicio no es mutuo, no habrá Presencia divina.
Oren, hijos, oren por los pueblos originarios de ayer, de hoy y de siempre. Que su pureza y simplicidad no se pierdan. Que su contribución al espíritu de unidad de la consciencia humana sea verdadera.
Su padre y servidor de Dios,
San José Castísimo
En el principio de todo, existía solo el Creador: consciencia omniabarcante, sin materia, solo vibración en diferentes escalas que se expresaban en luz, color y sonido.
De la luz nació el espíritu, del color nació la vida ultraterrestre y del sonido nació la materia.
El Soplo de Dios se hizo oír, y la vibración descendió a las dimensiones hasta tornarse palpable en una nota, en un verbo: el Verbo Divino.
Del sonido nacieron los elementos; de los elementos, las criaturas.
Emitir un sonido es volver a Dios. Cantar Su Verbo sagrado es como construir un camino inverso al que hicieron hasta que existiera la vida de cada individuo.
Cuando cantan con el corazón, sutilizan al verbo y lo hacen cruzar las dimensiones, convirtiéndolo en vibraciones cada vez más elevadas. Este verbo, sutilizado por el amor, retorna al origen de la vida, a la Consciencia de Dios.
Quien canta con el alma, con el espíritu, con el corazón y con la consciencia reconstruye el puente entre la humanidad y el Creador; disuelve la densidad de la materia y la reconvierte en el sonido de Dios; vuelve a ser Soplo del Espíritu Divino.
Lo que ustedes llaman Soplo del Espíritu Divino es el inicio; es la vibración que se emitió antes de que el sonido se hiciese oír.
Del soplo nació el sonido; del sonido nació la vida; de la vida, el espíritu; del espíritu, la humanidad; de la humanidad nacerá el amor; del amor nacerá un nuevo soplo, un nuevo sonido, una nueva vida, un nuevo espíritu, un nuevo hombre. Y, así, el Creador se recrea en Sus criaturas.
Es por el sonido que la vida se une al origen y el origen impregna la vida, renovando a las criaturas. Es por el sonido que los corazones retornan a Dios, sin que necesiten dejar de existir como individuos, pues en la vida del espíritu es donde la individualidad da lugar a la unidad; es en la consciencia donde la vida se separa y se vuelve a unir.
Canten con la intención verdadera de elevar a la humanidad. Canten sutilizando el propio sonido, convirtiéndolo en vibración y soplo divino. Creen un puente que muchas veces no existe más entre la humanidad y su origen. Sean verdaderos cocreadores de la nueva vida.
Multipliquen la presencia de Dios por el verbo que los vuelve semejantes a Él.
Traten de develar los misterios que existen en Mis palabras y crezcan, para que sus acciones sean verdaderamente espirituales y para que su vida en la Tierra tenga un propósito universal y divino para manifestar.
Yo los amo y les agradezco por intentar comprender lo que les digo y por practicar Mis palabras.
Que en esta noche sea creado un nuevo puente con el Reino de Dios y un nuevo principio de vida divina pueda nacer en la consciencia planetaria.
San José Castísimo
Donde haya amor, unidad y fraternidad, habrá paz.Donde haya disposición y esfuerzo en superarse a sí mismo, para no verter sobre el prójimo el desequilibrio interior, habrá armonía y hermandad.
Hijos:
La gran batalla de estos tiempos será por la pacificación interior y por la construcción de una fortaleza interna que los sustente y los ayude a soportar la propia purificación y la purificación del planeta.
Traten todos los días de donar un poco más de sí mismos al prójimo. Traten de construir la hermandad y la fraternidad como prioridad en sus vidas, porque en estos tiempos es la fortaleza grupal la que los sustentará y mantendrá en pie.
A lo largo de los años los impulsamos a la experiencia de la vida grupal en las Comunidades-Luz, porque es en la vida grupal donde ustedes tienen la oportunidad de desarrollar el olvido de sí, el amor al prójimo tal como él es, la paciencia, el perdón, la autotrascendencia, la transformación, la fraternidad y lo más importante: la unidad.
Es viviendo la unidad que se aproximarán al propósito de la existencia humana. Experimentando ese principio divino y tornándolo cada vez más vivo, podrán llevar a la raza humana al cumplimiento de los Planes divinos.
La transición planetaria, la propia purificación y todas las pruebas de estos tiempos tienen la finalidad de llevarlos a la vivencia de la unidad, porque cuando estén frente a esas situaciones, solo la unidad verdadera les permitirá sobrevivir. La unidad será para el espíritu como el agua y el aire son para el cuerpo. Si no hay unidad, no habrá vida.
Ustedes podrán creer que están en el camino correcto, pero sin unidad con el prójimo ni con Dios perderán el sentido de la existencia y caminarán por el mundo como cuerpos vacíos de espíritu y de esencia, como muertos en vida.
¿Comprenden la importancia de superarse a sí mismos para amar al otro?
¿Comprenden la importancia de dejar de lado los propios conceptos e ideas sobre cómo debe ser el ser humano, para aceptar al prójimo tal como es?
El amor es lo que transforma y si no aman al prójimo, él jamás saldrá del punto en el que se encuentra y jamás expresará lo que verdaderamente es, porque para llegar a la Verdad deben transformarse y para transformarse deben vivir el amor, dar y recibir amor verdadero.
Hijos, ingresen en la esencia y en el corazón y permitan que ellos sean los comandantes de sus vidas. Es de esa forma que los nuevos principios y las nuevas leyes actuarán en ellas y podrán fluir con las corrientes del nuevo tiempo, para que estas no los arrastren ni los desestabilicen por sus resistencias.
Ese camino es simple y no necesita incluir el sufrimiento, sin embargo cada uno elige la forma de aprender, según el propio esfuerzo y la propia consciencia.
Yo los amo y por eso les digo todas estas cosas.
Los bendigo,
San José Castísimo
La era de la desestabilización de la mente
Hijos, esta es la era de la desestabilización de la mente, porque es en el nivel mental donde se encuentran las mayores resistencias de los seres. Es en el nivel mental donde se encuentran las energías del poder, de la propiedad, del control, de la competición; fuerzas que deberán ser extirpadas de la consciencia humana.
El hombre que se resista al Poder de Dios perderá el discernimiento, porque el corazón intentará hablar más alto y al ser suprimido por la mente, causará al alma un estado de desánimo, un sentimiento de ausencia de sentido de vida.
Las resistencias de la mente se reflejarán en todos los niveles del ser. Llevada por el flujo de las energías del nuevo tiempo, el alma ejercerá sobre la mente resistente una presión que la desestabilizará, causando lo que se conoce como locura.
Esa locura, que será como una epidemia en la humanidad actual, es la consecuencia de las resistencias mentales de los seres; es cuando la mente ya no consigue controlar la consciencia ni tampoco se rinde ni se abre al comando y a la guía del alma, del espíritu y del corazón. Esa será la locura mundial.
Hijos, no les digo esto para que juzguen a los que se desestabilizan en este tiempo, sino para que los comprendan y también se comprendan a sí mismos, en caso de que esto les sucediera.
Para no desestabilizarse es necesario fluir en las Leyes divinas, dejarse guiar, obedecer, tener fe, no creer que se sabe todo, reconocer la propia ignorancia y abrirse para aprender.
Muchas veces la resistencia de la mente será la consecuencia de una resistencia superior y, en ese caso, a los seres les costará mucho más ser conscientes de lo que les ocurre y colaborar con ellos mismos. Por eso, hijos, frente a la inconsciencia del proceso espiritual, mental o físico, permítanse ser conducidos por los que aún viven en equilibrio.
Para que no entren en ese circuito de resistencias, pidan auxilio al Padre, al propio mundo interior y al prójimo. Oren, mediten sobre los tiempos que viven, respiren correctamente para atraer el equilibrio desde los niveles espirituales hacia el plano físico y confíen en que el Creador los ayudará.
Hagan la parte que les corresponde en relación al amor, a la obediencia, a la fraternidad, a la oración, a la vigilia, y no teman. Aunque sientan que solos no podrán salir de las pruebas que viven no teman; solo pidan auxilio y busquen la paz.
La unidad de unos con otros les dará fortaleza. La vida fraterna los resguardará. Los códigos de un nuevo mundo trasmutarán, por sí solos, los viejos patrones de consciencia y, si se esfuerzan por ser otros, no necesitarán entrar en esa epidemia de locura y de resistencia de la cual les hablo.
Sean humildes para reconocer el punto en el que se encuentran y no vacilen en pedir ayuda y permitir ser ayudados. La humildad será una gran llave para el resguardo interior.
Para que comprendan estos tiempos y para que sepan lidiar con ustedes mismos y con el prójimo les digo estas cosas. Como padre les advierto.
San José Castísimo
Hijos:
Lo que más necesita el planeta es paz, por la que claman todos los días mientras esperan Mi llegada. Sin embargo, para recibir la Paz verdadera y celestial es necesario abrirse a ella, pedir que se aproxime a sus vidas y también crear condiciones para que ella se manifieste.
Muchos se sienten hoy intentando retirar arena de un desierto, cuando trabajan para terminar con el caos y el mal de este mundo. Se sienten solos frente a la situación planetaria, que es la consecuencia de una degradación milenaria, y es como si todo lo que hiciesen fuese poco.
Hijos, Nosotros siempre les agradecemos cuando llegamos a la Tierra porque son como niños frente a la realidad: no ven ni saben lo que ocurre en el mundo espiritual ni físicamente, ni tampoco saben lo que sucede cuando oran de corazón, abriendo las puertas para que los Mensajeros de Dios lleguen hasta aquí.
Así como conocen solo una pequeña parte de la realidad planetaria y de la magnitud del caos que vive el planeta, también conocen solo una pequeña parte de lo que realizamos con amor y de la apertura de sus corazones.
Lo más importante en estos tiempos es el rescate espiritual de la vida en la Tierra; es el rescate de la consciencia de los Reinos de la Naturaleza, de las almas y de los espíritus de todos los seres; el rescate de las consciencias de las naciones, de sus ángeles, de sus guardianes y de toda la vida invisible que las sustentan, porque la materia es parte de una ilusión, de un tiempo y de un espacio que están fuera de la realidad, aislados de la Creación Divina en su conjunto.
Lo que hoy intento decirles es que no estén pendientes de los resultados materiales de las Obras Divinas, porque el desarrollo de la fe y la transformación de las consciencias son el mayor testimonio de la veracidad de esta Obra.
Ustedes no podrán impedir que la humanidad mate a los animales, explote a los vegetales y a los minerales ni que ultraje a sus semejantes, porque el caos, en el plano material, ya se instaló en algunas consciencias y en algunas partes del planeta, las que deberán vivir su purificación como la única forma de detener esas acciones.
Lo que sí pueden hacer es cuidar a los Reinos que los rodean y orar por los que no tienen amor, no conocen la paz y no cuentan con la ayuda de la consciencia humana en su evolución.
Lo que sí pueden hacer es dar un motivo al Creador para que Él sustente la consciencia espiritual de los Reinos de la Naturaleza en el planeta, demostrándole que están dispuestos a aprender con los Reinos y, con el propio ejemplo, colaborar en su evolución.
Lo que pueden hacer por la humanidad es vivir, como miembros del corazón humano, la propia evolución, unirse al Padre y orar por los que no lo encuentran. Lleven la Luz del Reino Divino hacia aquellos que, más que sufrir en el cuerpo, están sufriendo en el alma, en el espíritu, y cuyas esencias se están apagando por las acciones del mal.
Hijos, habrá días en los que sus oraciones no podrán detener los acontecimientos del mundo, pero podrán salvar almas, no permitiendo que se pierdan las esencias y, en el caso de los Reinos de la Naturaleza, que no se pierdan conscienciasgrupo enteras.
No intenten acabar con el caos del mundo tratando de retirar solos la arena del desierto de la oscuridad. Oren y tengan fe.
Sirvan y siembren los principios del bien. Sepan que en la vida del espíritu se encuentra la Verdad y es allí donde deben cortarse las raíces del mal, para que germinen nuevas semillas que después serán plantadas en el suelo de la Tierra.
Desarrollen la fe, la perseverancia y la confianza en Dios por encima de todas las cosas.
Les agradezco hoy y siempre, por formar parte de esta Obra de Amor.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más