Lunes, 20 de junio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE ENTRE EL CENTRO MARIANO DEL ESPÍRITU SANTO Y EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Lo que más necesita el planeta es paz, por la que claman todos los días mientras esperan Mi llegada. Sin embargo, para recibir la Paz verdadera y celestial es necesario abrirse a ella, pedir que se aproxime a sus vidas y también crear condiciones para que ella se manifieste.

Muchos se sienten hoy intentando retirar arena de un desierto, cuando trabajan para terminar con el caos y el mal de este mundo. Se sienten solos frente a la situación planetaria, que es la consecuencia de una degradación milenaria, y es como si todo lo que hiciesen fuese poco.

Hijos, Nosotros siempre les agradecemos cuando llegamos a la Tierra porque son como niños frente a la realidad: no ven ni saben lo que ocurre en el mundo espiritual ni físicamente, ni tampoco saben lo que sucede cuando oran de corazón, abriendo las puertas para que los Mensajeros de Dios lleguen hasta aquí.

Así como conocen solo una pequeña parte de la realidad planetaria y de la magnitud del caos que vive el planeta, también conocen solo una pequeña parte de lo que realizamos con amor y de la apertura de sus corazones.

Lo más importante en estos tiempos es el rescate espiritual de la vida en la Tierra; es el rescate de la consciencia de los Reinos de la Naturaleza, de las almas y de los espíritus de todos los seres; el rescate de las consciencias de las naciones, de sus ángeles, de sus guardianes y de toda la vida invisible que las sustentan, porque la materia es parte de una ilusión, de un tiempo y de un espacio que están fuera de la realidad, aislados de la Creación Divina en su conjunto.

Lo que hoy intento decirles es que no estén pendientes de los resultados materiales de las Obras Divinas, porque el desarrollo de la fe y la transformación de las consciencias son el mayor testimonio de la veracidad de esta Obra.

Ustedes no podrán impedir que la humanidad mate a los animales, explote a los vegetales y a los minerales ni que ultraje a sus semejantes, porque el caos, en el plano material, ya se instaló en algunas consciencias y en algunas partes del planeta, las que deberán vivir su purificación como la única forma de detener esas acciones.

Lo que sí pueden hacer es cuidar a los Reinos que los rodean y orar por los que no tienen amor, no conocen la paz y no cuentan con la ayuda de la consciencia humana en su evolución.

Lo que sí pueden hacer es dar un motivo al Creador para que Él sustente la consciencia espiritual de los Reinos de la Naturaleza en el planeta, demostrándole que están dispuestos a aprender con los Reinos y, con el propio ejemplo, colaborar en su evolución.

Lo que pueden hacer por la humanidad es vivir, como miembros del corazón humano, la propia evolución, unirse al Padre y orar por los que no lo encuentran. Lleven la Luz del Reino Divino hacia aquellos que, más que sufrir en el cuerpo, están sufriendo en el alma, en el espíritu, y cuyas esencias se están apagando por las acciones del mal.

Hijos, habrá días en los que sus oraciones no podrán detener los acontecimientos del mundo, pero podrán salvar almas, no permitiendo que se pierdan las esencias y, en el caso de los Reinos de la Naturaleza, que no se pierdan conscienciasgrupo enteras.

No intenten acabar con el caos del mundo tratando de retirar solos la arena del desierto de la oscuridad. Oren y tengan fe.

Sirvan y siembren los principios del bien. Sepan que en la vida del espíritu se encuentra la Verdad y es allí donde deben cortarse las raíces del mal, para que germinen nuevas semillas que después serán plantadas en el suelo de la Tierra.

Desarrollen la fe, la perseverancia y la confianza en Dios por encima de todas las cosas.

Les agradezco hoy y siempre, por formar parte de esta Obra de Amor.

San José Castísimo