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Para que comprendas verdaderamente la urgencia de los tiempos y encuentres un camino real para la vivencia de lo que te digo, es necesario que te permitas profundizar en tu mundo interior. Si no fuera así, siempre tendrás las instrucciones e informaciones sobre estos tiempos, sabrás mentalmente que esas instrucciones son ciertas y no las cuestionarás. Sin embargo, hijo, tu corazón no vivirá conforme lo indica la necesidad y no te tornarás el instrumento que el Creador necesita de ti.
Podrás, hoy, hacer muchas cosas que son de ayuda para la humanidad, pero Dios necesita, por tu intermedio, convertir patrones milenarios degradados en la consciencia humana, para que a partir de ti nuevos principios vivan dentro de los hombres y una Nueva Raza despunte en el horizonte de este mundo.
Ese pensamiento de Dios no es solo un ideal, es una necesidad urgente. Muchos lo saben y concuerdan con eso, sin embargo no comprendieron que también deben transformar en sí esos patrones degradados.
Si la consciencia humana no ve un ejemplo delante de los propios ojos, ella no se transforma ni se despierta. Es por eso, hijo, que te llamé para cumplir con esa misión, porque sé que puedo hacerlo. Yo conozco el Poder de Dios latente en tu interior, mientras que tú apenas conoces la fuerza de tu personalidad y, tal vez, de tu alma.
Sé que escuchas estas palabras y sientes que pesa sobre ti una responsabilidad que la humanidad no quiso asumir. Ahora debes comprender que tu compromiso es con Dios y que no debes esperar que otros hagan por ti lo que a ti te corresponde hacer.
Si lees estas palabras y sabes lo que Yo te digo, entonces, hijo, no es a quien tienes al lado al que Yo Me refiero. Mientras la mayoría retrocede, te llamo a la evolución. Tú deberás ser como una lanza que no solo rompe las barreras de los viejos patrones, sino que también soporta las corrientes contrarias y supera esos patrones en sí misma.
Trata de estar más con Dios, hijo. Acepta con alegría la soledad espiritual. Esa es la única forma de que comprendas y vivas lo que te digo.
No te preocupes tanto en cómo responderán los que están a tu alrededor. Vívelo tú primero, y detrás de ti se abrirán los caminos.
Te dejo Mi bendición.
Aquel que le habla a cada uno y a todos los que saben oír,
San José Castísimo
Encuentros con el Castísimo Corazón de San José
Que la paz sea concedida al corazón humano, a la consciencia de cada Reino de la Naturaleza y al corazón de este planeta; porque, cuando claman por la paz, el Creador, que es bondad infinita, les concede la Gracia de sentir Su Paz en sus pequeños corazones.
Hoy, quiero que reconozcan el potencial del amor que existe dentro de cada uno de ustedes.
¡Cuán diferente sería el mundo, compañeros, si clamaran así todos los días, si de sus corazones brotara la alegría que sintieron hoy por cumplir con los Planes del Altísimo!
Lo que sintieron esta noche y que los hace cantar con la verdad de sus corazones es el Propósito de Dios, es Su Amor que se manifiesta en sus corazones. Un amor que siempre existió dentro de ustedes desde el principio, pero que muchos, Misqueridos, no quieren vivir.
¿Por qué será que se niegan a vivir la plenitud? ¿Acaso hoysintieron algo que no les hizo bien?
Muchos, por primera vez, se sintieron plenos en Dios, porque el Creador se manifiesta entre los hombres siempre que le abren una puerta sincera.
Quisiera que oraran así todos los días. Si así fuera, los Mensajeros Divinos estarían en sus hogares, acompañarían a sus grupos de oración, completarían las sillas que quedaron vacías, porque Nos habrían abierto la puerta.
La humanidad, hijos, no vive ese amor que hoy experimentaron; y es por eso que venimos al mundo tantas veces; es por eso que descendemos todos los días y que le hablamos a la humanidad como nunca antes lo hicimos.
La urgencia de los tiempos es tanta y tan grande la necesidad que Nuestros Corazones se ofrecen a estar entre ustedes y entre los más necesitados.
Cuando oran de corazón, no solo estamos con ustedes, sino que, en Omnipresencia, estamos con aquellos que más necesitan de Nosotros: recorremos el planeta, auxiliando a los corazones de los hombres y también a los Reinos de la Naturaleza, cada vez más ultrajados por los ignorantes, por los ciegos de espíritu.
Ya no hay equilibrio en este mundo, porque el amor está escondido, está preso dentro de las consciencias. Muchos creen que aman, y entre tanto, hijos Míos, buscan la posesión y apropiarse de los demás.
Aquel que ama, ama con libertad, ama para que el prójimo pueda vivir en sí la Voluntad de Dios y no la suya. Amar, queridos, no es querer manifestar en los otros la propia voluntad, aunque crean que es una buena voluntad, que ellos se volverán buenas personas si fueran como ustedes piensan.
Amar es crear las condiciones para que Dios se manifieste en el mundo y que, de esa forma, Su Voluntad pueda plasmarse en cada corazón. El amor no hace elecciones; el verdadero amor, que proviene del Corazón del Padre, desciende al mundo para todas las criaturas, así como descendió en esta noche. Solo no lo sienten aquellos corazones que no se abren para recibirlo.
Quisiera, hijos Míos, que aquellos que caminan ciegos por las calles de esta ciudad pudieran escuchar Mi voz, así como la dulce voz de María, así como la sagrada voz de Cristo. Pero los corazones no buscan la paz, no la conocen. Para que ellos la conozcan, necesitan de un ejemplo vivo, un testimonio verdadero que los transforme por completo.
Así como Cristo caminó por las calles de este mundo, siendo un testigo vivo de la Presencia de Dios, es así como el Creador espera que cada uno de ustedes camine. Muchos piensan que es imposible, pero ¿para qué, entonces, estarían en esta Tierra, sino para seguir el ejemplo de Cristo? Él no vino al mundo solo para fundar una iglesia. Él vino al mundo para ser el ejemplo de cada criatura que vive en la Tierra. Él entregó Su Cuerpo y Su Sangre en la Cruz y también se hizo Vida por medio del pan y del vino, para perpetuar Su ejemplo, para que aquellos que vinieran después de Él, a lo largo de los siglos, jamás se olvidaran de que deben seguir Sus pasos.
La urgencia de los tiempos dicta la verdadera necesidad de sus vidas. La prioridad de sus corazones debe ser la transformación, la vivencia del amor que se da sin buscar resultados, que ama sin querer un retorno, sin ser amado, porque ustedes estarán delante de muchos que incluso los odiarán, pero que necesitarán del amor de ustedes para tener una oportunidad.
La Luz vive dentro de muy pocos, mientras que la oscuridad habita en casi todas las criaturas; sin embargo, la Ley es el triunfo de la Luz y no el establecimiento de la oscuridad.
Aquel que vive en la Luz vive en el Poder de Dios; por eso tiene la potestad, entregada por el Padre, de transformar todas las cosas. Pero para vivir el Poder de Dios ustedes necesitan estar en Él, seguir el ejemplo de Su Hijo y, así como Él transformaba a las tinieblas con una simple mirada, que también sus ejemplos puedan transformar a este mundo.
Si les digo estas cosas, ellas no son imposibles de ser vividas; pero ustedes necesitan tener fe, así como el Hijo de Dios, que, cuando estuvo en un corazón humano, jamás perdió la fe en la unión con Su Padre y, aun cuando se sintió solo y abandonado en la Cruz, no desistió de cumplir los Planes de Dios y amó aún más Su Voluntad.
Escuchen Mis palabras y sientan también lo que deposito en sus corazones. No estoy aquí para convencerlos de nada. Estoy aquí para transformarlos, para que ustedes transformen a los demás.
Quiero, en esta noche, agradecer el esfuerzo de cada uno de Mis hijos; digo que son Mis hijos porque aprendí que la paternidad, cuando es verdadera, no tiene límites. Yo me sentí padre de Jesús, aunque sabía que Él provenía del Espíritu Santo. Ustedes provienen de Dios, pero Yo Me siento padre de cada una de sus esencias porque los amo y quiero educarlos y hacerlos crecer, no como un crecimiento de este mundo, sino como un crecimiento espiritual y verdadero. Por eso, agradezco a todos Mis hijos, a todos aquellos que Me abrieron las puertas para que Yo estuviera aquí, curando el corazón de esta ciudad y del mundo entero.
Sepan, hijos Míos, que los Sagrados Corazones tenían un propósito específico al llegar a este lugar, propósito de curar cada una de sus almas y, desde ustedes, a muchas otras.
Ahora, les pediré que oren con el mismo amor con el cual oraron hoy por todos los cristianos del mundo y también por los que no son cristianos, pero que viven el amor y que deben permanecer en él, independientemente de las persecuciones, del caos y del mal.
Oren para que aquellos que un día encontraron el camino de la paz puedan permanecer en ella y no la pierdan, por más que a su alrededor ella parezca haber desaparecido.
Si oran todos los días y viven la paz del corazón, descubrirán que la verdadera paz se encuentra en Dios y que el camino a ella está dentro de cada uno de ustedes; por eso no la buscarán afuera. Y aunque un día el mundo parezca estar en pleno caos, sabrán, hijos Míos, que la paz jamás dejó de existir.
Para despedirme, en cuanto Me elevo a los Cielos, desearía recorrer este mundo, colocar Mis manos sobre Mis hijos de Nigeria, de Siria, de Turquía, de Brasil, del mundo entero, para que sientan la paz de Mi Castísimo Corazón. Desearía llevar el amor de cada ser orante a aquellos que perdieron la esperanza.
Si abro, en este lugar, una puerta de paz, ¿Me acompañarán con su canto?
Canten Conmigo, porque Yo también clamo por la paz.
Yo les agradezco por estar con los Mensajeros Divinos y les pido que esta no sea la última vez.
Oración de Confianza en los Designios de Dios
Confío en la Voluntad del Creador de todas las cosas,
que me hizo nacer como esencia en el corazón del Universo
y me hace renacer cada día
en lo íntimo de Su Sacratísimo Corazón.
Confío en Su Justicia, como en Su Misericordia,
y sé que siempre me guiará por el camino de la luz y del bien
para mi crecimiento interior.
Confío en la fidelidad de los Sagrados Corazones
para con la humanidad y sé que,
correspondiendo a la Gracia de la guía permanente
de los Mensajeros de Dios,
mi vida siempre será una manifestación
de la Voluntad del Divino.
Confío en el Poder de Dios
y sé que de mi fe nacerá la perseverancia
para comprender los tiempos futuros,
el presente y las experiencias del pasado.
Confío en el Retorno de Cristo
y me dispongo a ser un instrumento Suyo en el mundo,
un corazón que, a pesar de ser pequeño,
se permitirá tornarse en un milagro vivo,
fruto de la Presencia espiritual
del Redentor entre los hombres.
Confío en que la Gracia es verdadera y desciende sobre mí
cada vez que dispongo mi corazón para recibirla.
Por eso, repito y, con amor, anuncio al mundo
que confío en los Designios del Creador,
confío en Su Obra y sé que hará mis días
plenos de Su Presencia.
En la prueba o en la Gracia,
en la Misericordia o en la Justicia,
en el regocijo o en la rendición,
confío, Señor, en que Tú estás conmigo
y que yo seré siempre Tu fiel servidor.
Amén.
Confíen en que, a pesar de los acontecimientos del mundo, el Señor guiará sus pasos.
Confíen en que todas las pruebas llegan para su crecimiento. Confíen en que la rendición y la derrota son las puertas para la humildad, porque el corazón que no es derrotado muchas veces no se deja colmar por Cristo.
No permitan frustrarse, entristecer ni desfallecer porque los acontecimientos no fluyen como ustedes esperan. Si hicieran lo que les decimos y siguieran las directrices de Aquellos que ven todas las cosas, aunque vivan en la misma escuela de todos los seres humanos, ustedes las comprenderán de una forma diferente. Y podrán vivir la misma prueba que otros miles de hermanos suyos, aunque con el espíritu pleno de Dios y el corazón colmado de fe.
Para muchos, ustedes parecerán locos y obtendrán fuerza de la debilidad humana no solo para levantarse a sí mismos del suelo, sino también a otros millones de semejantes que se olvidaron de estar en Dios.
Confíen en el Creador y, si siguen Sus Designios, no teman nada. Teman en todo caso a sí mismos y cuídense para no dejarse engañar.
Quien tiene fe perseverará. Quien no la tiene, pero quiere encontrarla, la descubrirá. Y aquellos que no quieren escuchar a Dios esperarán en el suelo una mano que los ayude.
Hijos, ¿ustedes querrán estar con la mano alzada para que los levanten del suelo, o estarán con Nosotros en lo Alto, con las manos extendidas hacia abajo, ayudando al prójimo?
Cada uno se colocará en el nivel que decida estar. El destino de cada ser es trazado primero por él mismo, después por Dios, porque hasta el mismo Creador respeta el libre albedrío de los hombres.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Hijos:
El falso poder de este mundo ciega y enferma el corazón de los hombres. Aquellos que buscan el poder para si pierden la fe, porque desconocen el Poder de Dios.
Cada día, Mis amados, están delante de sus ojos las señales visibles de la decadencia de la humanidad, pero aquellos que no están con la consciencia en el Propósito Divino poco pueden percibir sobre la verdad y se dejan engañar por los estímulos superficiales y oscuros que los influencian de todos lados.
La única forma de no perder la paz ni la fe en sus corazones es con la oración. La única forma de mantenerse sanos y equilibrados, en todos los niveles de su ser, es dejando que la consciencia cruce los umbrales de las dimensiones de la materia para que, en el nivel del espíritu, pueda comprender el verdadero sentido de los acontecimientos del mundo y no se deje confundir.
La oración, hijos, es más que un instrumento para alcanzar personalmente la paz. La oración es lo que sustentará la vida espiritual del planeta y evitará el colapso de la consciencia humana. Por eso les pido que oren, oren mucho por este momento que viven.
Oren por América, para que la nube de ilusión y de confusión que hoy oscurece las mentes y los corazones pueda dar espacio a la claridad de Dios.
Oren, hijos, por la unidad entre los seres y para que el ansia de poder no los prive de la posibilidad de amar. Reconozcan que el verdadero poder solo proviene del Creador y, para que sean partícipes de Su Reino, ustedes deben vivir el amor y la unidad, siempre.
En pocas palabras, Yo los despierto. Escuchen con el corazón Nuestro llamado.
Que el temor de un futuro incierto no los confunda. Ustedes no deben temer, solo deben permanecer en Dios.
Aquel que esté en el Padre manifestará Sus Designios a cada instante de su vida.
Yo los amo y los bendigo.
San José Castísimo
No tengas miedo del asedio del enemigo; antes sé consecuente con la propia fe y equilibrarás el mal que la oscuridad imprime en el mundo con la potencia del Amor de Cristo en tu corazón.
No tengas miedo de las amenazas que te hace el enemigo, porque tu perseverancia en Cristo hará de tu destino una victoria de Dios, sin importar cuál sea.
Hijo, ocúpate de ser verdadero. Ocúpate de profundizar tu unión con el Padre. Ocúpate de crecer rápidamente para que seas digno de heredar la instauración del Reino de Dios en el mundo. Ocúpate de hacer de tu vida un testimonio del verdadero milagro de Cristo, que es la transformación de las esencias y la redención de las consciencias.
Tu protección radica en la unión con Dios. La victoria de Cristo en ti solo depende de tu entrega y de tu perseverancia, porque el Señor está con los brazos abiertos delante de tu corazón y te ofrece todo, para que seas como Él fue, para que ames como Él amó y para que descubras la verdad sobre ti, así como Él la descubrió en Su Transfiguración.
Reconoce que el mal existe y sé vigilante, pero sabe que, sobre todo tu atención debe estar en el triunfo del Creador y en tu esfuerzo para que ese triunfo sea verdadero.
Debes tener el corazón puro como el de un niño, pero sabio como el de un anciano. Todo depende de dónde colocarás la consciencia.
Haz como Mi Casto Corazón: delante de las atrocidades del mundo y de la grandeza de los misterios celestiales que vivía al lado de Mi Hijo y de Mi Santa Esposa María, elegí la humildad,
para que las atrocidades se convirtieran por la grandeza del amor y los misterios se revelaran en la pasividad del silencio.
Tu corazón debe estar tanto en los males como en los misterios, sin embargo, tratarás a cada uno con la virtud que le corresponde.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Hijos:
Ya los instruí mucho sobre el camino espiritual y la forma de llegar a la plenitud en él. Ustedes ya tienen muchas instrucciones, incluso casi prácticas, de cómo recorrer ese camino. Ahora, Mis amados, depende de la elección de cada uno la vivencia de esos principios.
Lo que los apartará del enemigo es la humildad y el profundo amor que sean capaces de vivir. Hoy el adversario de Dios está muy cerca de los corazones que buscan la luz y él intentará de todas formas apagar la llama que ilumina sus pasos, su camino.
Por eso, hijos, no hay más tiempo para ingenuidades. No confundan ser ingenuos con ser puros, porque la pureza está plena de sabiduría, mientras que la ingenuidad es fruto de la inmadurez, incluso espiritual, de los seres. Aquel que es sabio vive en sí los principios de Dios y vence a la oscuridad, siendo él mismo portador de la luz.
En estos tiempos en el que todo está permitido para la prueba final de las consciencias, la única fortaleza y el único refugio de todos será la vivencia de la Verdad.
Cuando viven en Dios y lo translucen, ustedes desarman los planes del adversario por la potencia propia del amor. Pero si aún se resisten y se dejan llevar por las influencias de este mundo, con pequeñas intenciones de engrandecerse a sí mismos, caerán una y otra vez en las trampas y confusiones del enemigo.
Acuérdense, hijos: su fortaleza debe ser la vivencia de la Enseñanza; su testimonio debe ser vivo.
Sé del esfuerzo y de la voluntad de todos en persistir y por eso les digo esas cosas, porque aún hay mucho que desconocen sobre ustedes mismos.
El potencial está en el interior de todos, pero, para encontrarlo y desarrollarlo, necesitan decidir despojarse de todo lo que los colma de sí mismos y de las cosas del mundo, porque es siendo nada, incluso invisibles para ustedes mismos, que tendrán verdadero eco en el mundo.
En una tierra de orgullos y vanidades, el corazón humilde resplandece sin percibirlo.
Guarden en el corazón lo que les digo y desenvuelvan Mi enseñanza en la consciencia.
Su padre e instructor,
San José Castísimo
Hijos,
Con sus corazones dentro de Mi Corazón Castísimo, contemplen hoy la gran necesidad del mundo.
Siempre debo recordarles el inmenso padecimiento de Dios por todo lo que aún sucede en la Tierra. Y en este día, les pediré una oración especial por todos los cristianos del mundo, todos aquellos que, en sus corazones, fueron llamados a unirse al sacrificio de Cristo y renovarlo con acciones de amor y de paz.
Hijos, ese amor se está perdiendo en los corazones de muchos de los que dicen seguir a Cristo y, nuevamente, los seres se rinden al odio y al temor para, en nombre del Señor, librar batallas y responder a las guerras que acontecen en el mundo.
Cuanto más se pierde el espíritu cristiano en una parte del mundo, mayor debe ser el esfuerzo consciente de los que están despiertos. Porque les digo, Mis amados, que mucho peor que la guerra en la materia es la guerra sin precedentes que se vive en el espíritu, en los niveles invisibles, donde las fuerzas del caos actúan libremente incentivando a las almas a la perdición y llevándolas al abismo.
Hijos, un corazón que no puede vivir el amor y responde a una guerra en nombre de Cristo, ya perdió sus posibilidades de seguir los Planes de Dios porque sus acciones demuestran la oscuridad en la cual se encuentra su corazón.
Oren para que otros cristianos no sean incentivados a participar de las guerras y del caos en el mundo. Que aquellos que tienen la misión de seguir los pasos de Cristo no se pierdan, porque los nuevos Cristos deben ser una realidad y el amor debe prevalecer en la consciencia humana.
Vean, Mis hijos, los acontecimientos del mundo y sientan en su propio interior la urgencia de estos tiempos. Sientan la urgencia de ser otros, sientan la urgencia de transformar el mundo desde el propio interior.
Aquellos que son más conscientes deberán vivir un sacrificio mayor. Háganlo conscientemente, con libertad de corazón y con amor al Propósito Divino.
El Creador los necesita despiertos.
Oren, oren por los cristianos del mundo entero y por todos aquellos que deben despertar al principio del amor verdadero.
Que el propósito de amar permanezca vigente en el corazón humano.
Su Padre y Compañero, Este que los despierta a la urgencia de los tiempos,
San José Castísimo
Hijos:
Para encontrar la verdadera paz, deben aspirar a vivirla y buscarla más allá de sí mismos, de las propias tendencias y de los propios estímulos. Porque en estos tiempos, la consciencia humana es impulsada a vivir la búsqueda del poder, de la competencia, de la victoria por encima de los demás en todo, sin importar la vía para llegar a la propia meta. En estos tiempos, las mentes quieren tener razón, quieren prevalecer y sobresalir. Todo eso dificulta que se establezca la paz porque genera, constantemente, dentro y fuera de los seres, estímulos para el conflicto.
Para vivir la paz en estos tiempos, deberán renunciar, renunciar a tener razón, a sobresalir, a imponer las opiniones personales, a concretar sus ideas.
Para estar en paz, deberán vivir en el espíritu de la humildad. Eso no significa que estarán inertes, indiferentes o sin actuar en los Planes de Dios. Renunciarán a lo que viene de ustedes mismos, porque lo que viene de Dios abrirá las puertas de la manifestación, sin que sea necesario imponer nada.
Lo que viene de Dios se manifiesta también bajo el espíritu de la humildad y, cuando dan un ejemplo de renuncia y viven la paz, están disolviendo los obstáculos impuestos por el adversario para la manifestación de los Planes del Altísimo.
La vida superior se basa en otras Leyes, diferentes de las leyes de este mundo. Para vivirlas, deberán ser humildes y pacíficos.
Aquel que los ama y los llama a la pacificación del corazón,
San José Castísimo
Hijo:
Une tu corazón al Corazón de Dios, para que Él eleve tu pequeño ser a la Verdad, te revele la razón de los acontecimientos de tu vida, te muestre Sus Misterios y te permita comprender por qué guía tus pasos de determinada forma.
En estos tiempos, el Creador está ávido de revelarse, Él mismo, a los corazones de los hombres, porque cuanto más se aproxima la purificación planetaria mayor es la necesidad de la consciencia humana de ingresar en la comprensión de la Verdad y poder ser consciente de las fases espirituales de los acontecimientos venideros, para que la incomprensión y la duda no tengan lugar en los corazones de los autoconvocados.
Es por eso, hijo, que te llamo a profundizar en tu camino espiritual, en tu unión con Dios, como un servicio para prestar a toda la consciencia humana.
Ahora es tiempo de que los autoconvocados profundicen en el camino espiritual, porque lo que vivieron hasta hoy fue parte de una preparación y de un crecimiento interior; pero los próximos acontecimientos traerán, para todos, pruebas que los llevarán a la madurez inmediata y que no permitirán más que haya lugar para energías que los confundan ni los distraigan en el camino.
Hoy le hablo a cada corazón de la Tierra que se disponga a vivir la Verdad. Te hablo a ti, que te abriste de corazón y de espíritu a la guía de Mi Casto Corazón, porque sabes que Mi ejemplo es verdadero y que Mis palabras, cuando se las vive, te conducirán a Dios.
Hijo, te llamo a que seas un ejemplo para los demás, porque cada día la confusión en la mente humana crece y a los que están despertando ahora les costará mucho unirse a Dios, de verdad, y trascender los límites de la consciencia humana para lograrlo.
Si Me escuchas y Me comprendes en este momento es porque, en algún punto de tu evolución, ya viviste la unión con Dios y ahora debes recordarla.
Muchas almas quieren despertar y dar pasos, pero los conceptos y las instrucciones espirituales no son suficientes; ellas necesitan de un ejemplo vivo, así como tú, hijo, necesitaste delejemplo vivo de Cristo para despertar.
Así como el Señor renunció a todo para ser un ejemplo de unión con Dios para tu corazón y para aquellos que supieron verlo, ahora llegó tu hora, como siervo consciente del Creador, de renunciar y entregar a los Pies del Creador lo que aún te impide vivir Su santa Voluntad, para que así te conviertas en un verdadero instrumento de Dios en este mundo cada día más perdido.
Hijo, si te digo eso ahora es porque llegó la hora.
Medita con consciencia en lo que te digo y haz, tú mismo, tus elecciones, porque no podemos detener más los acontecimientos de la Tierra y ellos, después de todo lo que recibiste, exigirán de ti un ejemplo fiel, una unión verdadera con el Padre, un corazón dispuesto a ser un instrumento del Señor, ojos abiertos que reconocerán al Maestro entre las nubes y lo mostrarán a los demás que lo buscaban entre los hombres.
Únete, entonces, al Padre; intenta estar despierto para que Él deposite sobre ti Sus Dones, y disponte a la transformación absoluta, más de lo que te dispusiste hasta hoy.
Mi Casto Corazón te acompañará.
San José Castísimo
Hijos:
En estos tiempos de caos, la necesidad de vivir el amor y la paz unirá religiones y culturas, razas, pueblos y corazones para proclamar la victoria de la Luz.
En los más jóvenes se gesta el espíritu del ecumenismo, porque aquellos que llegan al mundo en estos tiempos tienen la misión de vivir la unidad con el prójimo y de todos con Dios, para que, desde esa unión de las criaturas con el Criador, la ilusión se disuelva, los velos caigan de los ojos humanos y el tiempo del Universo se una al tiempo de la Tierra, atrayendo hacia la consciencia humana la veracidad de la vida superior.
Al no haber cultivado ustedes un camino de oración ni de comunión con Dios, muchas veces la misión ecuménica de los jóvenes de hoy se confunde con las experiencias que realizan por diferentes vías de perdición en los abismos del mundo, creyendo que están abriendo sus consciencias a lo nuevo.
Los errores y la rigidez del pasado, propios de la forma de pulir la consciencia humana de aquella época, apartaron muchos corazones de Dios. Y ahora, hijos, llegó el momento de que los más jóvenes puedan despertar a la vida del espíritu y, para que eso suceda aquellos que están adormecidos y confundidos necesitan el ejemplo de los que ya despertaron. Es por este motivo que les pedimos que los mismos jóvenes se impulsen unos a otros.
Con el tiempo, la propia energía espiritual hará que ustedes crezcan, maduren y se vuelvan verdaderos instrumentos de Dios. La vida espiritual es muy amplia e infinita, y tan grande es la ignorancia humana en relación a esa vida, que aquellos que se decidan a caminar jamás vivirán el tedio o el desánimo, porque siempre tendrán algo nuevo por vivir.
En estos tiempos, hijos, la humanidad necesita salir de un patrón degradado de consciencia para dar al menos los primeros pasos en la vida consagrada al Propósito Divino y, poco a poco, instituir los principios de la Nueva Humanidad.
Confíen en que los más jóvenes tienen esa posibilidad, que no depende de las apariencias, pues la apariencia es fruto de la ilusión en la cual aún viven, superficialmente, las criaturas. La Verdad solo se hace visible cuando el espíritu despierta. Hasta entonces, hijos, deben intentar contemplar la esencia de los seres y no lo que ellos aparentan ser.
Mi Corazón hoy agradece el impulso recibido por todos los jóvenes que aceptaron internamente vivir el despertar.
Como padre y compañero de todos, Yo los guiaré y estaré siempre al lado de cada uno.
Los bendigo hoy y siempre,
San José Castísimo
Hijos:
El despertar del alma comienza cuando el corazón se abre para descubrir la verdad sobre sí mismo.
Cuando se les presente un camino hacia la redención, no teman ni tengan recelo, pero sepan que jamás serán los mismos desde el momento en que digan sí a la propuesta que Dios tiene para sus vidas.
En la vastedad del universo, el Creador se multiplicó en Sus criaturas, aquellas esencias que le dan una oportunidad de desarrollar el Amor y la Unidad de Su Sagrado Corazón.
Desde la creación de sus esencias en el cosmos, ustedes recibieron de Dios un propósito para manifestar, un atributo espiritual y divino, que proporciona para toda la Creación la posibilidad de seguir evolucionando.
Desde que fueron creados, ya vivieron muchas experiencias en el universo y, de muchas formas, intentaron expresar el Pensamiento Divino para cada uno de ustedes.
El mundo en el cual viven es una gran escuela de amor, pero también una oportunidad de definición para sus espíritus.
Aunque no comprendan lo que les digo en este momento, dejen que Mis palabras les abran los ojos y que los despierten a una verdad que está latente dentro de cada uno.
Yo les digo que este planeta es una escuela de definición porque a partir de sus experiencias en este mundo es que determinarán el curso de su evolución. Aquí hijos, tienen la mayor oportunidad de amar de todo el cosmos, pero también tienen todos los abismos en los cuales hundir el propio espíritu; porque así como es la intensidad de la Luz, también es la intensidad de la oscuridad. Y, de una forma muy misteriosa para la mente humana, aquí se diseña un grandioso Proyecto Divino.
Hoy, hijos, vengo para congregar nuevos espíritus en el propósito de vivir la paz y el amor, porque los tiempos de experimentar ya están acabando y, poco a poco, las leyes del caos se apropian de la vida interna y externa de los seres de este mundo.
Sé que para muchos el despertar es brusco y, tal vez, el salto que les pedimos sea grande, pero aquel que pudiera ver con el corazón los acontecimientos del mundo sabrá que les pedimos muy poco y que multiplicamos las respuestas sinceras y las oraciones verdaderas para interceder por este planeta.
Es por eso, hijos, que los llamamos a dar un paso y a descubrir el vasto universo que los espera. Nosotros los llamamos a dar un sentido a la propia existencia y a descubrir que, transformando sus espíritus, pueden cambiar el destino de la Tierra, porque lo que más necesitan en estos tiempos no son soluciones materiales, sino la Misericordia de Dios y la unidad con el Padre, porque sin alimento del espíritu este mundo perecerá.
Les dejo Mi impulso de paz y de amor y los invito a seguir adelante.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Hijos:
Mientras el mundo vive sus primeras contracciones en este parto planetario, Yo los llamo a contemplar con amor lo que nacerá después de todo el esfuerzo que harán como humanidad en este nacimiento, porque el parto será doloroso y exigirá de todos esfuerzo, valentía y perseverancia constantes; sin embargo, solo Dios conoce la Gracia que sobreviene a ese doloroso parto planetario.
Hoy, y por algún tiempo, verán mucho sufrimiento y desesperanza en los corazones que no encontraron a Dios. Sentirán en su corazón el pesar del Creador por no triunfar en todas Sus criaturas, pero, a pesar de todo, deben contemplar el propósito y la meta de sus vidas, meta entregada por Dios Padre.
Sentirán la furia del enemigo en cada victoria que alcancen, en cada alma que despierte, en cada paso que decidan dar, porque él sabe que lo que para los ojos humanos es muy poco, parael Creador significa la manifestación de Su Plan y del triunfo de Su Sagrado Corazón.
Hoy les diré algo que deben conocer: Dios, hijos, compuso el espíritu humano con Su Esencia más pura, con Su Amor y con Su Verdad; sin embargo, la materia que sus seres cargan está compuesta también de partes oscuras, que representan la dualidad y la necesidad de redención de sus consciencias.
Esa parte impura de la materia es la que los anima a caminar, muchas veces, contra los Planes de Dios; es lo que les impide estar enteros ante el Propósito Divino, y eso también será curado en este tiempo. No obstante, ustedes necesitarán afirmar las bases de la consciencia en aquello que los asemeja a Dios, que es la esencia que guardan en el interior, y no en aquello que los sujeta al mundo, que son las vibraciones capitales que componen sus células. Para eso, hijos, siempre deben buscar la paz del corazón por medio de la oración, de la gratitud y de la unidad con el prójimo.
Por saber que esa batalla que viven y que vivirán no solo es con el mundo, sino también consigo mismos, Nosotros retornamos todos los días a la Tierra y los alentamos a seguir adelante, dictándoles los pasos que deben dar.
Hoy estoy aquí para fortalecerlos y entregarles, en la simplicidad de Mi Corazón, la valentía que necesitan para dar los pasos que el Creador espera de cada uno.
Sé que las batallas de este mundo son duras, porque Yo mismo las viví y sigo viviéndolas por todos ustedes. Por eso, hijos, les dejo en sus corazones Mi aliento y, en sus esencias, Mi Luz.
No desistan y no teman, porque cuanto mayor son el embate y el asedio del enemigo, mayor es la Luz de Dios en sus vidas.
Yo los amo y los renuevo en Mi corazón.
San José Castísimo
Queridos compañeros de Mi Casto Corazón:
Aquel que aspira a transitar con sabiduría por los tiempos que vendrán debe observar, desde ya, los acontecimientos planetarios y tratar de aprender con todo, tratar de encontrar la paz en las situaciones de dolor y de caos.
Hijos, la mayoría de ustedes tiene la gracia de profundizar primero en la propia transformación antes de enfrentar los procesos de purificación planetaria. Esto es así porque deben preparar las bases para que otros puedan vivirlos con armonía. Ustedes están creando las condiciones para que sus hermanos, que aún viven en la ignorancia, puedan despertar.
Mientras tanto, el Creador permite que otros de Sus soldados ya vivan las consecuencias del caos. Pero deben vivirlas, hijos, como un aprendizaje único que ayudará a otros en el futuro. Deben utilizar las obras del caos para fortalecer el propio mundo interior y no permitir que el enemigo los venza con sus
planes de desestabilización.
La Misericordia de Cristo está intentando retener al máximo la acción del caos y de la Justicia, pero las naciones en su conjunto no buscan esa Misericordia y no oran para que la paz se establezca; al contrario, la oscuridad reina en muchos corazones que deberían ser embajadores de la paz y de la armonía en las naciones de este planeta. Por eso, Mis queridos, es ahora cuando deben acompañar los acontecimientos planetarios con sabiduría; saber que toda prueba los fortalece y desarrolla en ustedes el potencial de amar que, de otra forma, nunca emergió de su interior.
Sean fuertes y dejen que su fe encienda la fe en los corazones de sus hermanos. Vean en esos acontecimientos que no hay otra salida sino el Corazón del Padre y conduzcan a otras almas para que se nutran de esa fuente. Encontrarán allí cómo suplir toda carencia y descubrirán que, cuando tienen fe, la vida del espíritu puede ofrecer lo que necesitan en la materia.
Hagan de la pobreza la grandeza del espíritu. Dejen que el corazón experimente el perdón y la piedad; que comprenda a
los ignorantes y perdone a los equivocados, que redima a los perdidos y dé vida a los que mueren en espíritu.
Agradezcan a Dios por la oportunidad de practicar las instrucciones de Sus Mensajeros y hagan de la derrota en este mundo la victoria de Cristo.
Lo que el adversario no sabe, hijos, es que el verdadero amor surge también de las flaquezas materiales, y que la Gracia del perdón y de la misericordia trasciende lo que se vivió en la materia. Vean el ejemplo del Maestro y no teman imitarlo.
Dios está a su lado, porque ustedes están del lado de Dios
Aquel que los ama y los guía,
San José Castísimo
Hijos:
Quisiera decirles, en este día, que los acontecimientos planetarios ya están exigiendo de muchos servidores una fortaleza interior y un espíritu decidido a persistir en la paz y en la mansedumbre, independientemente de lo que ocurra a su alrededor. Muchos ya son llamados a trascender lo que piensan y lo que sienten para sustentarse no solo a sí mismos, sino también a otros que no conocen la oración ni viven la paz.
Es por eso que, en este día, con la intercesión que Me fue concedida después del llamado interior de Mis amados hijos de Venezuela, les pido un mayor espíritu de unidad y de fraternidad, y que desde ya se reconozcan como un solo cuerpo de luz, un único ejército que busca el establecimiento de la paz.
Aquellos que aún no están viviendo las purificaciones planetarias tan directamente puedan, de forma consciente, en sus oraciones, sustentar el mundo interno de quienes están viviendo en la piel la actuación de las leyes del caos.
Les pido que oren por el establecimiento de la paz en el interior de los servidores; porque si esos hermanos de Venezuela, que hoy necesitan de su apoyo y unidad, persistieran y alcanzaran la paz, ellos podrán ayudarlos con su experiencia, cuando el caos golpee también a la puerta del mundo interno de ustedes.
Es por ese motivo, hijos, que los llamo a que de verdad se sientan parte de la purificación de Venezuela y, aunque materialmente no puedan interferir en lo que ellos viven allí, por intermedio del clamor de sus hermanos venezolanos la paz puede volver a reinar en los corazones de los seres, y la desesperación no los debilitará, sino que los fortalecerá para ayudar a otros en el futuro.
Que la fraternidad sea una virtud viva en el corazón de todos los orantes.
Únanse a los Corazones de los Mensajeros Divinos para que podamos nutrir, con paz y esperanza, a Nuestros hijos que no la conocen y que, día a día, padecen por la purificación planetaria que, poco a poco, ingresa en el continente americano.
Oren, Mis amados, oren mucho y despierten nuevos corazones para el camino de la oración.
La unidad los hará fuertes, la unidad manifestará el Poder de Dios, porque serán dignos de vivirlo.
Su padre y compañero, el que se dispone a sustentar, en el corazón, a los más necesitados en estos tiempos,
San José Castísimo
Para que otras almas despierten, ustedes deben ser y vivir lo que ya saben.
Después de haber sido hijos de la Divina Misericordia, ahora deben vivirla y multiplicarla, propagando esta Misericordia en el planeta.
Sean misericordiosos no solo consigo mismos, sino también con los demás. Si no saben cómo hacerlo, busquen el ejemplo de Jesús tanto en Su pasaje sobre la Tierra como en Su acción en la vida de cada ser despierto en este tiempo.
Cristo siempre les da lo que no merecen y no coloca sobre ustedes la Justicia que, muchas veces, deberían recibir.
Así como para llegar al amor verdadero antes necesitan ser humildes, así también es para que sean misericordiosos.
La Misericordia no puede vivir en el corazón de los orgullosos porque, si juzgan que saben lo que cada uno necesita y quieren ser más jueces que el Juez Celestial, ¿cómo podrán dar al prójimo una oportunidad de transformación y evolución por la Divina Misericordia? ¿Cómo se tornarán canales de ese Manantial Divino si están llenos de sí mismos y de sus pareceres?
Muchos se creen misericordiosos, pero la mayoría está solo en el camino del discipulado de la Divina Misericordia. Porque les digo, hijos, que para expresar la verdadera Misericordia deben ser como el Creador, que entregó lo mejor de sí para ser destruido y rechazado por la humanidad, solo para seguir dando la oportunidad de que Sus criaturas aprendan sobre el amor.
A lo largo de la existencia humana muchos hicieron valer el sacrificio de Cristo, porque comprendieron y vivieron en sí la esencia de Su Amor. Y ahora, hijos, en el ápice de la manifestación del caos, ustedes deben volver a expresar esa Esencia Crística, profundizarla y multiplicarla entre las almas más perdidas.
El amor misericordioso vence el terror y vence el caos, pero deben vivirlo plena y verdaderamente.
Comiencen por buscar el camino de la humildad, de la paciencia y de la mansedumbre. Poco a poco, esos atributos se convertirán en comprensión, amor y misericordia. Deben intentar todos los días e ir construyendo esa fortaleza y ese Arquetipo Divino.
Un atleta no se profesionaliza de un día para el otro; él entrena todos los días, vence las dificultades, muchas veces se golpea, piensa en desistir; pero cuando persiste, se esfuerza y se deja corregir por los entrenadores, enseguida llega a la meta.
Así es para el discípulo de Cristo. Si ustedes permiten que el Maestro los corrija y siguen Sus indicaciones, aunque no sean Cristos de un día para el otro, en algún momento, el Señor alcanzará en ustedes Su Victoria y se asemejarán a Él o incluso harán cosas más grandes que las que Él hizo; así como un joven atleta supera a su entrenador cuando es dedicado, obediente y humilde de corazón, por estar siempre dispuesto a aprender y a dejarse moldear.
¡Adelante, compañeros, rumbo a la vivencia de la Voluntad de Dios!
Aquel que los lleva al gran Maestro Universal,
San José Castísimo
El corazón que ora, aunque no sepa hacerlo, va descubriendo poco a poco los poderes de la oración.
Primero, orarán como la única salida para la ilusión permanente en la cual la consciencia humana en su mayoría está inmersa. Enseguida, encontrarán la paz y orarán por ustedes mismos, por sus amigos y familiares.
La propia oración les abrirá la consciencia a la realidad planetaria, y ya no dedicarán todo el tiempo a ustedes mismos, sino también a los más necesitados. Aquí la oración los impulsa al servicio.
Paso a paso, la oración los unirá un poco más a las realidades sublimes, donde habita la Consciencia Divina. A pesar de saber que todo lo que sienten y viven es real, el mundo interior encontrará muchos conflictos con la vida externa, por la discrepancia y, muchas veces, por la falta de coherencia con lo que viven interna y externamente. Aquí, serán impulsados a grandes cambios en sus vidas y dejarán de hacer muchas cosas que ya no tienen sentido, para dedicarse a otras que los aproximarán un poco más a lo que viven en su interior.
Siguiendo este camino, ustedes se tornarán buenas personas, buenos servidores y hasta buenos consagrados, pero a pesar de todo, la realidad material aún abarcará gran parte de sus consciencias, y el mundo interior buscará su expansión. Otro conflicto surgirá entre lo que viven interna y externamente, llamándolos a dar un paso aún más profundo, a una transformación no solo en su personalidad y en el estilo de vida, sino también en la consciencia.
Poco a poco, serán invitados a reconocer la verdad sobre sí mismos y, comprendiéndose mejor, que sean consecuentes con lo que ya saben.
Cuando se tiene un conocimiento más amplio de la vida superior, mayor es la batalla del alma, porque la vida material se encuentra aún más distante de la verdadera existencia. Pero, mientras el tiempo de las ilusiones no se disuelve en el tiempo real del universo*, deben ser perseverantes y ayudar a que este camino natural de transformación los conduzca a la realidad.
Recuerden, hijos, que toda crisis, toda prueba y toda purificación son impulsos que el alma y el espíritu proporcionan para que la consciencia viva una definición aun más profunda y no se estanque en su evolución, sino que se aproxime cada vez más a la realidad y pueda ser consecuente con ella.
Por eso, confíen en la conducción de los Mensajeros Divinos y déjense elevar a otro escalón, cada vez más alto, en el camino de la ascensión. Así, ustedes comprenderán cómo, de una forma tan simple, la consciencia se amplía y, en algunas circunstancias de verdadera oración y perseverancia en Dios, el corazón se abre como no pudo hacerlo en años de estudios y elucubraciones espirituales.
Es hora de la simplicidad para encontrar la humildad y, por medio de ella, la unión con Dios.
Aquel que los guía por el camino de la oración,
San José Castísimo
Buscar la unión con Dios es un camino arduo, cansador y, para el ego humano, lleno de muchas derrotas. Mientras caminan, despójense de sí mismos y vayan dejando de ser lo que hasta hoy son.
No reconocerse como personalidad humana es para muchos desesperante y angustiante. Por eso les digo, hijos, que si su meta primera no se encuentra en Dios, sino en sí mismos, aunque sea en la propia santidad, ustedes sufrirán mucho cuando el Creador los lleve a la nada.
La veracidad de este camino se encuentra en el amor a Dios. Aunque no sean sabios, no tengan destrezas, ni expresen virtudes, si aman a Dios y a Su Plan, eso es suficiente para cumplir con Su Voluntad.
El Creador no busca en ustedes, hijos, muchas destrezas y virtudes aparentes, Él busca un mundo interior verdadero.
En este mundo, aprendieron el camino inverso al de la transformación porque creen que aparentando ser algo fuera de ustedes será suficiente para alcanzar la meta. Sin embargo, hijos, la verdadera fortaleza es interna. Primero deben consolidar la adhesión interior al Plan sin importarles tanto cómo consigan expresarla; después, poco a poco, harán emerger lo que en verdad son. Si construyen esa fortaleza interior, podrán contar con ella cuando la necesidad planetaria lo dicte. Pero si ustedes se están esforzando solo para aparentar algo, verán cómo ante el primer viento colapsará esa fortaleza. Bastará que los acontecimientos no fluyan de acuerdo con su voluntad y ya verán que no eran tan fuertes como aparentaban ser.
Mis amados, hoy les dejo esta llave: ante todo, la unión interior y verdadera con Dios, aunque ella sea invisible a los ojos del mundo. No quieran demostrar nada, esfuércense antes en serlo.
Su Padre e Instructor,
San José Castísimo
Es tiempo de vivir en el propio corazón el Amor de Dios o, por lo menos, de buscarlo. La búsqueda de ese Amor disolverá de sus consciencias todas las interferencias de la mente, las dudas y las desconfianzas que les impiden constantemente, salir del pensamiento tridimensional humano.
Solo quienes experimentan el Amor de Dios, aunque sea un poco, pueden percibir que cada uno establece los límites para la entrega. De la misma forma, las Dádivas de Dios en la vida de cada ser se manifiestan más o menos, dependiendo de la apertura del proprio ser.
Les digo esas cosas porque el tiempo sigue pasando y, si bien sus corazones se están abriendo a la vida del espíritu, esa apertura aún es muy parcial, y sus consciencias no se rindieron del todo a los misterios celestiales.
Cuando la entrega comienza a ser desconocida y el alma pierde el control de la propia vida, ahí se detiene la consciencia.
Aunque ustedes estén, en varios niveles, consagrados a Dios, hablo de una entrega más profunda. Hablo de aspectos que creen que nadie ve, esos aspectos que continúan aferrándolos a las dudas, a los recelos, a las propias ideas y a sus formas de pensar; esos aspectos que controlan hasta dónde el alma se lanza al abismo de Dios y desde dónde comienza a detener sus pasos. Hablo, hijos, de la vida invisible de cada uno, vida que en verdad piensan que es invisible pero es notorio que les impide verdaderamente dar pasos rumbo a la nueva humanidad.
Las pequeñas transformaciones están sucediendo en muchos, y ustedes ya pueden considerarse buenas personas, pero aquello que se necesita en estos tiempos es de verdaderos soldados. Un soldado sabe seguir las estrategias, sabe cumplir los planes y vive para ellos. Un soldado de estos tiempos debe ser consciente de la verdad, consciente de su misión y de lo que debe hacer para cumplirla.
Ustedes se preguntarán: ¿Cómo seré consciente de todas esas cosas? Yo les responderé: creciendo en espíritu, adhiriendo cada vez más el propio ser a este propósito que el Creador colocó en sus vidas, venciendo las resistencias a la transformación, ingresando en oración en el Corazón de Dios.
No se satisfagan con lo que alcanzaron porque eso los hará retroceder. El camino de la oración es transformación permanente y él solo tiene un destino: la unión con la Consciencia de Dios. Hasta que no lleguen a esa divina unión, deben seguir caminando.
Bienaventurados son los que escucharán con atención Mis palabras y harán de ellas el manual para sus vidas. Ellos comprenderán el motivo de Mi permanencia en este mundo.
Los amo y los bendigo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para amar al prójimo, deben ser humildes de corazón. No hay amor verdadero que no nazca de la Fuente de la Divina Humildad, porque el amor verdadero no busca recompensas ni méritos, no crea posesiones o propiedad, no espera ser amado para amar, no espera que el otro sea perfecto para entonces amarlo.
El amor verdadero es aquel que reconoce la esencia de cada ser, que sabe lo que son y que no se asemeja en nada a lo que aparentan ser. Por eso les digo que para amar deben ser humildes.
No es simple, para una humanidad que siempre cultivó el orgullo, el reconocimiento y la superioridad, vivir un amor que no da retribuciones visibles a los ojos humanos. Ese amor tiene su verdadero mérito en la vida del espíritu. Aun cuando amen a alguien que los odie y que jamás quiera recibir el amor de ustedes, esa experiencia invisible quedará marcada en la consciencia humana.
Sé que todos aspiran a amar como Cristo. Todos aspiran a alcanzar los grados de entrega de Su Sagrado Corazón, aunque son pocos los que creen verdaderamente que lo conseguirán, porque no creen en el propio esfuerzo y valentía, porque no se conocen a sí mismos y creen que con saber de su vida superficial y material ya es suficiente para saber lo que pueden ofrecerle a Dios y lo que no pueden.
Hijos, Mis ojos contemplan a la Tierra y los encuentran transparentes. Yo veo algo en ustedes que jamás conocieron y sé que si vinieron a este mundo no fue solo por un gran error en el Universo, sino también por un gran potencial de amar. Lo que ocurre es que el milenario orgullo humano les impide ser humildes, pedir perdón a los otros y a sí mismos, dar sin nada recibir, entregar todo y no querer nada.
Aquel que se anime a vivir una mínima experiencia de amor y de perdón, como tantas veces les pedí, y que no tema estar vacío de sí para reconocer los propios errores, verá delante de sí la puerta hacia la propia liberación. No hay mayor libertad que el amor sin condiciones, que donar sin necesidad de recibir.
La mayor prisión de la humanidad es la búsqueda permanente de resultados, de reconocimiento y de amor superficial de los otros. Ustedes pasan la mayor parte de la vida luchando para ser alguien cuando en verdad están aquí para ser nadie. Es por eso, Mis amados, que la verdadera alegría es conocida por pocos, y la plenitud por casi nadie.
Cristo, que vino al mundo para darles el ejemplo, era esperado como un rey y vino como un vagabundo. Y aun después de haber realizado muchos prodigios, entregó todo en las Manos de Dios, hasta Su propia Vida al morir en la Cruz.
Hoy les dejo una única llave: para amar de verdad, deberán ser humildes.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Si quieren aprender a servir tendrán que ser mansos, humildes y simples. El verdadero servidor no impone su servicio; el Padre es quien dispone de su entrega para atraer hacia Él a los corazones más necesitados y a las situaciones más urgentes, para ser curadas y resueltas bajo el espíritu del amor y de la paz.
Hijos:
El mayor servicio en estos tiempos es la vivencia del amor y de la unidad entre los soldados que se autoconvocaron.
Cuando sus almas aprendan a amar y a superar los obstáculos impuestos por la propia incapacidad de aceptar las diferencias y limitaciones del prójimo; cuando sean capaces de vivir la unidad y la fraternidad sin miedo, sin competencias, sin ofensas, percibirán que abrirán en el mundo una puerta más amplia que la que abren con un plato de comida a un alma pobre y hambrienta.
No estoy diciendo con esto que no deben servir a los pobres y hambrientos, porque el auxilio a los más necesitados es la base de Mis instrucciones. Pero, hoy, necesito hacerles comprender que en estos tiempos existe un servicio mayor y prioritario que deben prestar; un servicio que para muchos es invisible, un servicio que no se revela a los ojos de los que están distraídos en la propia voluntad.
En estos tiempos deben profundizar en su crecimiento espiritual, pues eso repercutirá, en el futuro, en las vidas de muchos pobres, ciegos y perdidos que necesitarán auxilio no solo para sus cuerpos, sino sobre todo para sus almas; necesitarán un ejemplo de amor verdadero para vivir la propia redención y, si no existiera ese amor en sus corazones, de nada servirá llevar un plato de comida o un remedio para el cuerpo, si los que verdaderamente están enfermos son el alma y el espíritu.
Si los servidores descubrieran que la esencia del servicio son el amor y la unión entre ellos, si construyeran entre sí una fortaleza inquebrantable basada en la unidad y en el amor al Plan Divino, entonces sí serán, en estos tiempos y en los tiempos que vendrán, verdaderos instrumentos de Dios. Por eso todos los días, antes de pensar en servir lejos, piensen en servir cerca, piensen en servir a los que tienen al lado. Sirvan al prójimo comprendiendo sus limitaciones y dificultades, amando sus imperfecciones, para ayudarlo a transformarlas.
Sean verdaderos discípulos de Cristo y, en medio de la humanidad actual, tan ciega e ignorante, no habrá mayor servicio para prestar.
Si viven el amor, todo lo que hagan se volverá caridad.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más