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Hijo:
Para tener parte en los misterios de Cristo, tendrás que descubrir también los misterios de Su Cruz.
El Señor sella el compromiso con Sus compañeros ofreciéndoles beber del mismo Cáliz de Su Sangre derramada: Cáliz de la Voluntad Celestial que trasciende todo, la carne, la condición y la vida humana.
Para tener parte en la Gloria de Cristo, habrás de tener parte en Su Cruz, aceptando de Dios las renuncias y los sacrificios que Él te invita a vivir en este tiempo; no para hacerte sufrir, sino para que descubras la Gracia que se esconde en la renuncia hecha con amor y en el sacrificio vivido en paz por la reparación de los pecados del mundo.
Cristo vino a este mundo como parte viva de la Consciencia Divina y, siendo Él el mismo Dios, experimentó y vivió profundamente la condición humana. Fue tentado por todo el mal que rodeaba la Tierra; fue probado en el miedo que habitaba en Sus huesos de hombre, en Su íntima fragilidad humana. Padeció lo que el ser humano más teme, el sufrimiento, y convirtió el mayor pesar de Sus criaturas en un acto de Amor que transformó la historia de este Universo, así como el de toda su creación.
Después de haber vivido todo eso, dejó abierto para mundo el camino del calvario espiritual, de la entrega absoluta, del Amor superior. Y al haber vivido todo lo que ninguna criatura podría soportar, ahora solo te llama a cumplir con tu parte.
Tu cruz no pesa tanto como la Cruz de Dios; tu calvario no es tan largo como aquel por el cual pasaron los Pies del Señor; no tienes una corona de espinas clavadas en tu rostro; no te insultan ni te humillan los hombres, tus hermanos. Tienes al Padre que te tiende las Manos; tienes al Hijo que viene a tu encuentro y tienes al Espíritu Santo de Dios esperando en la puerta de tu casa interior para hacerte renacer como consciencia, como corazón.
Él quiere darte un corazón nuevo, digno de ser habitado por Aquel que te creó; y todo lo que tienes que hacer es seguir la Ley primera, el mandamiento sobre los mandamientos, en la cual se reúnen todos los designios del Padre: amar al prójimo como a ti mismo y a Dios por encima de todas las cosas.
En el camino hacia el Amor se encuentra tu calvario. No tienes más obstáculos que aquellos que tú mismo colocas en tu camino.
Decídete a darle más a Dios, porque Él, teniendo todas las cosas, lo dejó todo para ti.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la agonía del mundo encuentre la Paz del Corazón de Dios.
En la fidelidad a Su Camino y a Su Voluntad se encuentra la fortaleza para superar los asedios de Getsemaní. Y podrán rugir las fieras y los truenos, podrá temblar el suelo bajo los pies de los elegidos, pero estos no titubearán. Su fortaleza se encuentra en la memoria de la superación vivida por el mismo Dios, por intermedio de Su Hijo.
Ha llegado la hora de la confirmación, así como llegó para Cristo en el Getsemaní y para todos aquellos que se comprometieron con Él a lo largo de la historia de la humanidad.
Dios les ofrece beber del Cáliz del sacrificio y de la entrega, del esfuerzo y de la superación, de la comprensión, del perdón y del amor sin límites. Pero en ese Cáliz, hijos, también se encuentran la fe, la fidelidad y la fortaleza. Se encuentran la paz y la llama de la compasión, que inflama los espíritus y los ayuda a perseverar.
El Cáliz de Dios no está colmado solamente de pruebas, sino también de Dones. Sus instrumentos tienen todo lo que necesitan para cumplir con Su Plan; basta con que cada uno se disponga a hacer su parte y descubrir en sí mismo el potencial de amor y de entrega que aún está oculto en la condición humana.
Ese es el Getsemaní de estos tiempos, en donde las almas se confirman, aceptan el Cáliz que desciende desde los Cielos en las Manos de Dios, y beben de Su ofrenda. Inflamados por el Amor que proviene del propio Creador, toman su cruz y lo siguen.
Siéntanse parte de la Consciencia de Dios, que se renueva. Permitan que emerja de ustedes el potencial que desconocen. Dejen que la monotonía de sus vidas dé lugar a un Misterio Universal y permítanse ser llamados por Dios como Sus elegidos, Sus apóstoles y, verdaderamente, Sus hijos.
Que cada principio vivido por el Unigénito se manifieste y se renueve en sus vidas.
Tienen las puertas abiertas para eso.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Si quieren ser probados, transformados en aquello que Dios espera de ustedes; Él los probará, pero les entregará todo para que cada prueba tenga Su Gracia, Sus méritos y Su razón de existir.
Yo no fui solo probado por Dios; recibí de Él el mayor tesoro de Su Creación, que fue Su Hijo y Su Sierva que Me enseñaron a ser incansable, así como hoy le enseño a cada uno de ustedes. Ella también Me enseñó el amor, así como les enseña a ustedes; abrió Mi Corazón a una verdad que Yo desconocía, a pesar de que sabía que Dios Me preparaba para alguna cosa desde el inicio de Mi vida en este mundo.
Dios los probará, purificará sus consciencias y hará emerger en ustedes ese tan esperado y nuevo hombre, por el cual claman todos los días en sus oraciones. Yo también clamé por un hombre nuevo, porque no Me sentía digno de ser parte de esa Familia tan Sagrada, Divina, en esta Tierra.
Pero Yo aprendí, hijos, que la dignidad humana no proviene de su condición, no proviene de lo que el hombre construyó en esta Tierra. Eso no es ser un ser humano.
El ser humano es aquel profetizado en las Escrituras, barro que parte de Dios, profundamente semejante a Su Corazón, a Su Fuente Divina. Y eso es lo que, poco a poco, Yo vengo a darles a conocer.
Hoy humildemente les revelo Mi Faz para que también Me puedan ver, así como Yo quiero expresarme al mundo en estos tiempos. Yo no vengo para ser adorado. Esta imagen existe para que unan sus corazones al Mío, para que reconozcan ese momento en el que Mi imperfección quedó a un lado para dar lugar a la perfección de Dios. Esta imagen existe para que comprendan la esencia de la existencia humana y el camino que deben seguir en este final de los tiempos.
Yo no soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo estoy en el Camino, en la Verdad y en la Vida. Me siento parte del Corazón de Mi Hijo porque Su Misericordia Me abrió las puertas para que Yo ingresara en Su Corazón. Esa misma Misericordia se presenta en sus vidas, ese mismo Camino, esa misma Verdad, esa misma Vida que trasciende la vida en este mundo está también aquí, disponible para sus corazones, para sus espíritus, para su condición humana.
Esta imagen representa lo que es imposible; el momento en el que este báculo, seco y muerto, floreció. Así también es la humanidad; parece estar muerta, seca, pero en verdad, hijos, semillas únicas de flores, que aún se desconocen en el universo, se guardan dentro de ustedes para que florezcan en una verdad que ya no les debe ser desconocida. Que esta imagen sea el agua derramada sobre las semillas de sus corazones, para que delante de ella florezca la verdad y cada uno de ustedes conozca su verdadero ser.
Que este Relicario, así, pequeño y simple delante de la grandeza de la Creación, sea el símbolo, hijos, del tesoro que se guarda dentro de cada uno de ustedes.
Hoy les traigo los patrones de una nueva vida que, en verdad, es aquella que Dios pensó desde el principio. Hoy el Creador los observa con regocijo, con profunda alegría, porque podrá despertar Sus Dones en el interior de aquellos que le dicen sí.
Su Corazón se extiende al mundo a través del Relicario humilde de Mi Casto Corazón. Esta madera que se dejó transformar, a pesar de sus imperfecciones, dio la vida para algo perfecto, para una vida nueva que resucitará a aquellos que murieron aunque caminen sobre la Tierra, porque sus espíritus están vacíos y sus vidas no tienen sentido.
Del mundo entero vendrán a contemplar este Relicario, porque sus Gracias hablarán a través del testimonio de la transformación de los seres y aquello que parecía imposible se manifestará.
El Creador Me concedió la Gracia de colocar parte de Mi Corazón en este pequeño Relicario, porque todo lo que Yo recibí le pertenece a Dios y hoy Él quiere entregarlo a los hombres, a Sus hijos, para crear un puente con Su Divino Corazón.
El Creador Me entregó parte del Corazón de María y parte del Corazón de Jesús para que Yo trascendiera Mi condición humana, creciera en espíritu, manifestara Su Voluntad, multiplicara Sus Gracias y hoy pudiera estar aquí, uniendo estas tres partes en un Corazón único que, en verdad, es Su Corazón que hoy se guarda como un tesoro en este pequeño Relicario.
Crean en esto. Crean que este Corazón es un puente hacia el Corazón de Dios y oren delante de Él por el mundo, por la paz, por el fin de las guerras, por la unión de las religiones, por la comprensión entre las culturas, por el respeto entre los seres, por el amor. Oren para que los niños de todo este planeta cumplan su misión en este tiempo y no pierdan su pureza. Recojan de este sagrado Relicario la pureza de Mi Corazón para que ella llegue hasta aquellos que la perdieron por algún motivo.
Dejen que el servicio se multiplique a través de la oración sincera, el Padre se los agradecerá.
Yo les pediré ahora que, por un instante, vuelvan a cantar esta pequeña canción que, con mucha alegría, Me prepararon para honrar el Relicario de Mi Corazón. Si cantan con amor, demostrarán al mundo y a Dios que comprendieron la grandeza de la Gracia que Él les concede a través de la intercesión de Mi Casto Corazón.
Así como las pruebas de este mundo serán desconocidas, las Gracias también lo serán. Así como no creerán en las atrocidades que verán en esta Tierra, también será ilimitada la grandeza de Dios que se expresa entre los hombres.
Por eso, no piensen que es mucho si el Padre desea colocar Su Corazón en un pequeño Relicario, en esta Tierra, a través de la intercesión de Mi Casto Corazón. Dejen que Dios exprese Su grandeza, porque Él puede todas las cosas, así como pudo entregar a Su Hijo en una Cruz, en el calvario de este mundo.
Canten y dejen que los portales se abran hacia el Corazón de Dios, de María y de Cristo, porque Yo soy una pequeña parte de cada uno de Ellos, y es con esos rayos que provienen de los Sagrados Corazones que completo esta Gracia, que hoy le entrego al mundo.
Escucho muchas mentes que a veces piensan en cómo es posible que la grandeza de Dios se coloque en cosas materiales como imágenes, como este Relicario. ¿Acaso dudan de que Dios están en todas las cosas?
Yo, a veces los ayudo en cosas tan simples, diarias, no por esas cosas en sí, sino porque aprendí con el Niño Jesús a transformar esta vida material y a despertar la fe con pequeños servicios, con pequeñas cosas. Él abría Mi Corazón cuando me ayudaba en la carpintería. Él, que era un niño, Me enseñaba a ser carpintero, mientras parecía que Yo era el que estaba enseñándole a Él.
De esa misma forma, Yo vengo al mundo a traerles esas Gracias y, enseñándoles cosas materiales, estando en su día a día, voy transformando sus vidas como Cristo y María Santísima transformaron la Mía.
Quien sabe si un día, hijos, en la Nueva Humanidad, ustedes estarán ayudando a otros, estarán aprendiendo sobre la vida, sobre la renovación de la Consciencia Divina y recordarán este momento, cuando eran pequeños niños en la evolución humana y Yo tenía que venir al mundo para enseñarles estas cosas.
En la simplicidad de Mi Corazón se guarda una grandeza que es la misma grandeza que se esconde dentro de ustedes.
Déjense guiar por Mis Palabras simples. Déjense guiar por Mi silencio, así como Yo lo hacía con María Santísima.
Hoy les traigo la memoria de Mi vida como San José Castísimo para colocarla tanto en este Relicario como en esta imagen y en la multiplicación de ella en todos los hogares de este mundo. La misma Gracia que les concedo, la multiplicaré cada vez que multipliquen esta imagen. Crean en esto.
Hoy les hice comprender, con el sol y con la lluvia, que necesito que amplíen Mi casa. Espero que hayan entendido Mi Mensaje. Quiero que en Ella entren muchos más de los que están hoy, porque ellos llegarán hasta aquí como peregrinos y necesitarán ser acogidos. Ellos transformarán sus vidas, tanto como que Yo las transformé. Algún día, entre ellos, Yo también llegaré. Espero que Me acojan como Yo los acogí.
Den gracias a Dios por enviar al mundo a Sus Mensajeros. No sean como la humanidad de Mi tiempo, cuya mayoría no comprendía la Gracia que estaba recibiendo. La indiferencia humana fue tan grande que hoy el mundo está como está, adormecido.
Déjense tornar nuevos apóstoles, renovados en su fe; en una fe que se construyó en el silencio, en lo invisible; una fe profundamente espiritual cuyo único milagro es la transformación de la consciencia.
Les agradezco por expresar la devoción a Mi Corazón. Que esa devoción se transforme en una fuente de redención y de salvación para las almas que hoy son retiradas de los abismos de este mundo, aunque nadie lo vea.
Guarden en sus corazones un pequeño Relicario de Mi Casto Corazón, una Gracia que nace de la gratitud que Yo siento por ustedes, por estar aquí y por escucharme en los cuatro puntos de este mundo. Reciban esta Gracia con fe, porque la gratitud de Mi Espíritu Me une a Dios, y esta Gracia que les entrego, Yo la recibí de Su Corazón.
Guarden en su interior Mis Palabras, como también todos los impulsos que hoy Yo les traje. Y como si no fuera suficiente, les concedo algo mayor: la Comunión y la unión con Cristo por la intercesión sacerdotal de mi Espíritu.
Vamos a orar juntos el Padre Nuestro en arameo, ofreciendo al Padre no solo estos elementos, sino también cada una de las Gracias que Él hoy les entregó por la intercesión sacerdotal de Mi Casto Corazón. Que los Ángeles de la Presencia vengan hasta aquí para convertir estos elementos, frutos de la Tierra y del trabajo del hombre, la verdadera perfección del corazón humano en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.
Padre Nuestro en arameo
(transliterado al español)
Abbun debashmaia
Netkadesh eshmoj
Teite malkutaj
Nejuei sevianaj aikana
Debashmaia af ba-arja
Jav-lan lajma teesunkanan iagmana
Washpocklan jaubein wajtagein
Aikana daf jenan shoaken oljaiaben
Wela tajlan letnesiuna
Ela patsan men bisha
Metul delaje malkuta
Wajela wateshpurjta
Laj-lam almin
Aamein.
Que a través de sus espíritus, la paz llegue a este mundo. Con esto les agradezco por estar aquí, por escuchar Mi Voz, por volver viva Mi Presencia.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Multipliquen estas Gracias en el mundo y canten para que Yo Me eleve a los Cielos.
Que el Relicario de Mi Corazón se expanda tanto que no quepa en la Tierra y llegue a los cuatro puntos de este universo.
Les agradezco.
La Imagen del Casto Corazón de San José
La Imagen de Mi Casto Corazón debe ser contemplada por aquellos que buscan la humildad, la simplicidad, la madurez de espíritu y el despertar del espíritu de servicio y de caridad.
Esta Imagen representa el momento en que Mi Casto Corazón pronunció Su "sí" a Dios y aceptó, a pesar de Sus imperfecciones, cumplir con la Misión que Dios le había encomendado.
Esta Imagen es el símbolo de que, para servir a Dios, hijos, no es necesario ser perfecto, porque la Perfección, que proviene del Padre, se va manifestando en el alma y en el corazón en la medida en que el ser se decide a caminar.
Delante de esta Imagen deben pedirle al Padre la Gracia de saber decir "sí" a pesar de la aparente osadía de Sus Planes. Porque hoy les digo: no es Dios el que les pide grandes cosas, son ustedes los que no conocen el propio potencial, no saben de sí mismos y piensan que no pueden dar lo que Dios les pide.
Delante de esta Imagen oren la "Novena para comenzar los Nuevos Ciclos Espirituales" y dejen que Mi Corazón los inspire para que puedan decir "sí" y conocer de ustedes mismos lo que hasta hoy está oculto y les es desconocido.
El Relicario de Mi Corazón representa el Plan de Dios consumado en la imperfección humana. En él colocaré todas las Gracias que el Padre Me concedió para cumplir con Su Voluntad y delante de él, hijos, orarán no sólo por sí mismos, sino por toda la humanidad para que esos Dones de la Entrega y de la Rendición, que hicieron que este Corazón se tornara un triunfo Divino, puedan llegar a cada uno de sus hermanos en todos los rincones del mundo.
Por medio de la Imagen de Mi Casto Corazón y del Relicario de Mi Corazón, el Creador les concede dos nuevas y únicas Gracias para que sepan que todo lo que necesitan para tornarse una victoria celestial está al alcance de ustedes.
Les pido, hoy, una pequeña réplica del Relicario de Mi Casto Corazón para que él peregrine por el mundo y esté en todos los altares de Mis Apariciones. Porque en ese Relicario colocaré los Dones que la humanidad necesita para renovarse, patrones de conducta de una nueva vida que se irradiarán a las naciones y a los continentes como un terafín de la Nueva Humanidad, para que aquellos que lo contemplen y oren delante de él, alcancen la Gracia de saber y de vivir lo que realmente son.
Yo los amo, los bendigo y les agradezco por manifestar esta Obra de Milagros y de Gracias en este mundo.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Hijo Mío:
Encuentra en tu corazón la esencia de estos tiempos y tu fortaleza.
Comprende las pruebas del planeta no con pesar, sino con paz. Finalmente se cumple en la Tierra, así como fue profetizado desde el principio.
Que tu fe esté en los Planes de Dios y en nada más. Que Su Victoria sea una certeza profunda en tu corazón, a pesar de las aparentes derrotas que están por venir.
La Victoria Divina no se manifiesta como la victoria humana y, para saber comprender los Planes de Dios y dejarse conducir por Él, es necesario amarlo por sobre todas las cosas.
Recuerda lo que hoy te digo, para que no te lamentes ante la cruz. Así como el Hijo del Hombre conoció todo lo que padecería antes de que esos hechos se manifestasen en Su Vida, del mismo modo Dios te da a conocer las pruebas de este planeta por medio de las palabras de Sus Mensajeros Divinos.
Coloca estas palabras en tu corazón y deja que ellas forjen en ti aquella fortaleza que necesitarás, no solo para soportar los tiempos que vendrán, sino para que puedas hacer de cada prueba el motivo para multiplicar el amor dentro de tu corazón.
De nada vale solo soportar la cruz, porque muchos fueron los que murieron en la cruz a lo largo de la evolución humana. El sentido de tu entrega debe ser siempre el amor. Allí también radica la razón de tu existencia y el misterio de la Creación humana.
Ama, a pesar de todas las cosas, y en todo ve la oportunidad de servir y de entregarte por amor a Dios. No pierdas ni un solo segundo de la escuela de este mundo. Que todo sea para hacer valer la pena la Gracia que el Creador te concedió de estar sobre la Tierra.
Aunque la vida sea para ti un misterio a ser develado, abraza con gratitud las circunstancias de tu vida y todo se cumplirá.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijo, deja que en tu corazón se muestre el Corazón de Dios, para que sepas que no eres solo esa pequeñez humana en la cual te enredas todos los días sin saber cómo salir.
Deja que se muestre en tu corazón el Corazón Vivo de Dios, no solo para que vivas una experiencia espiritual, sino por una necesidad de emergencia que necesitas suplir para lograr estar sobre la Tierra.
¿Qué temes purificar, si para eso fuiste llamado a este mundo? ¿Por qué temes reconocer la verdad sobre ti mismo, si para este momento viviste toda tu evolución sobre la Tierra?
Viniste al mundo para curar tu espíritu, crecer y ser un milagro de conversión, no solo según los conceptos de la Tierra, sino para todo el Universo.
Ya sabes que el Infinito te aguarda. Ya sabes que debes tornarte algo nuevo y desconocido. ¿Por qué, entonces, no te rindes a lo que Dios tiene para ti?
Pequeño hijo Mío, alma en redención, deja que se cumpla en ti lo que Dios pensó. Ya sea en la humillación o en el engrandecimiento, ya sea en la soledad o entre las multitudes, abraza lo que Él diseñó para tu vida, porque todo es para que Su Voluntad se cumpla.
Ya sea entre los hombres o solo, contigo mismo, deja que emerja de tu corazón el Corazón de Dios que habita en ti. Haz el ejercicio y vive la Gracia de sentir la Presencia de Dios en tu interior, porque Él es quien te dará la fuerza para estar entre las multitudes o en la prueba del Getsemaní. Él es quien te dará la humildad para cuando seas aclamado y honrado, y para cargar la cruz con el mismo amor y el mismo vacío interior.
Es Dios, hijo, en tu corazón, quien vivirá cada prueba, así como cada triunfo. Él es quien se renovará a sí mismo por medio de tu corazón. Pero si tú no crees y no vives eso, estarás solo en este mundo con tu condición humana, sin saber a dónde ir, aunque el camino se revele en tu propio interior.
No quieras estar solo contigo, sino con Dios. No quieras ser tú mismo, sino una expresión del Padre.
Cristo, hijo, alcanzó todo lo que alcanzó porque Él era Uno con el Padre y lo sabía, lo vivía y lo proclamaba. Él experimentó ser parte viva de Dios y te dijo que ese era el Camino, la Verdad y la Vida. No hay Camino, Verdad y Vida fuera de Dios.
Tú no estés muerto, caminando por este mundo sin saber hacia dónde ir. Nace para la Vida; deja que Dios, que es la propia Vida, se exprese en ti. Entrégale al Padre el lugar que le corresponde en tu corazón. Sé un simple siervo, instrumento Suyo en este mundo.
Yo te bendigo y te invito a rendir el corazón a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más