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Dejen que Mi Espíritu los invada completamente, para que puedan comprender lo que hoy necesito.
Dejen que Mi Corazón los colme y los transforme, a fin de que en ustedes se pueda crear un nuevo ser.
Yo vengo a estar sobre Argentina porque lo necesita para este tiempo final y sus corazones también lo necesitan, para que puedan aprender a vivir en Dios y así saber cumplir Su Propósito, que llega en estos tiempos a llamar a todos los corazones, a todas las vidas que se abran para unificarse Conmigo en el Amor y en la Verdad.
Pero hoy, no solo vengo por ustedes, compañeros; también vengo por los que ya Me siguen, por los que están viviendo sus pruebas, por los que están enfrentando su transformación.
Pero sepan que todo está en su lugar, tanto lo que vive el mundo como lo que ahora viven ustedes en este tiempo de transición, en donde las almas y los corazones deben aprender a amar, como nunca antes han amado.
Por eso sean fuertes, sean valientes y den los pasos definitivos hacia Mi Corazón, Yo los ayudaré compañeros.
Yo estoy aquí extendiéndoles Mi Mano para que la tomen fuerte y sepan caminar Conmigo en este tiempo de tinieblas, en este tiempo de desafíos; en el que ni siquiera ustedes saben que es lo que sucederá de aquí a un segundo.
Por eso vivan en la Fe, vivan en el Amor y aspiren todos lo días por la Divina Unidad, para que Mi Padre los pueda recibir con Sus Brazos abiertos; para que Él les pueda entregar sus Gracias y para que en este tiempo se forje en ustedes el nuevo hombre, aquel hombre que está libre de amarras, de cadenas y de prisiones.
Permitan que el Fuego de Mi Corazón los traspase profundamente.
Permitan que Mi Luz los compenetre desde la esencia, hasta el espíritu: que todo sea modificado, que nada se cristalice, que todo se transfigure y que todo se polarice hacia la Luz, para que puedan conocer en el próximo tiempo Mi Reino; aquel Reino que Yo he hablado en tiempos pasados a los apóstoles y a todos los que tuvieron la Gracia de escuchar Mi Voz en el Nombre de Dios.
Vengo para entregarles lo mismo, Vengo para darles Mi Legado.
Necesitan aprender a vivir en la Ley y a no salir de ella. Si están en la Ley, estarán protegidos y no tendrán que sufrir compañeros.
Acepten este tiempo de transformación como algo único y ya no hagan sufrir a sus hermanos; al contrario, que ellos puedan sentir su amor, su transparencia y su humildad que deben hacer de sus corazones, que debe surgir de sus esencias, para que el viejo hombre muera y surja el verdadero espíritu; aquel espíritu que recibirá los dones de Dios, aquel espíritu que formará parte de la nueva humanidad y de la nueva Tierra.
Mientras tanto, transfórmense, transfórmense mucho, pero de verdad, háganlo por Mí y por sus hermanos.
Demuestren a Dios que están comprendiendo y ya no pierdan tiempo, porque Mi Retorno está próximo y Yo los necesitaré verdaderos; tan verdaderos, tan cristalinos como el agua que surge de las entrañas de la tierra y que les da beber de la vida, que les quita la sed, que los cura y los redime.
Compañeros Míos, sean el bálsamo de Dios; sean curadores del nuevo tiempo por medio de la oración y no de las palabras; sean servidores del ejemplo y de la caridad; que los corazones del mundo puedan sentir las expresiones de su amor, para que todo se vivifique y se redima como Dios, nuestro Padre, que está en los Cielos lo necesita.
Atraviesen, compañeros, el puente sobre los abismos y únanse en lazos de amor y de unidad para que puedan atravesarlo sin miedo y sin dudas.
Porque si su Fe es fuerte, nada les atormentará, y tendrán firmeza y coraje para poder atravesar muchos puentes más; puentes que los esperan mas adelante, en el próximo tiempo, cuando todo termine de definirse.
Hoy vengo aquí por ustedes y por el mundo, con este mensaje para despertar en cada corazón humano la consciencia del Amor; un Amor que los hará libres, un Amor que los quitará y los sacará del cautiverio en el cual puedan estar en este tiempo.
Pero sigan confiando en Mi Divina Misericordia porque así Yo siempre los ayudaré.
Mientras les hablo vengo a liberarlos de las prisiones de aquello que los acongoja, de todo lo que perturba el corazón. El tiempo que se aproxima no será fácil. No puedo prometerles la vida eterna sobre este planeta en llamas y en tribulación; pero puedo prometerles Mi Reino, mientras estén aquí, sirviéndome incansablemente.
Les pido que crezcan no solo de corazón, sino también en consciencia, sabiendo en este tiempo discernir con sabiduría; para que cada prueba que vivan compañeros, la sepan superar y no se coloquen ustedes mismos en un constante naufragio que no existe, que solo vive en la mente.
Permitan en este tiempo que la Jerarquía espiritual abra las puertas a lo desconocido y los secretos puedan ser develados, porque así sus espíritus se elevarán y no estarán tan inmersos en esta materia que los ata a la perdición y que no les permite dar el paso a la verdadera entrega.
Como a Mis apóstoles, Yo les vengo a pedir lo que es simple, lo que nace del corazón; por eso crean en lo que les digo, porque así se cumplirá.
Ya no se dejen engañar, abran los ojos para poder mirar hacia el infinito y encontrar así su verdadero origen.
Vinieron aquí a este mundo para experimentar el amor y el perdón, la aceptación, la compasión, la entrega y la consideración con el semejante.
Si el mundo no se une en este tiempo, no podrá sobrevivir; así como ustedes hoy se unieron en Mí y Yo me puedo unir a ustedes compañeros.
Hagan vivir este ejemplo a sus hermanos y a sus familias, porque lo necesitarán. En esa hora ya no podrán existir divisiones, conflictos, ni dudas. En la hora más culminante de la Tierra, deberá prevalecer la Sagrada Unidad. Eso los hará fuertes los hará invencibles y sabrán de esa forma esperarme, hasta el último segundo cuando Yo ponga Mis pies sobre este planeta.
Vengo a Argentina porque la amo y necesito de su respuesta incondicional, para poder llevar adelante Mi Obra Redentora en esta parte del mundo.
Les envié a la Mensajera fiel de Dios, para que la pudieran escuchar, ahora Yo vengo a su encuentro para que también Me escuchen con el sagrado ardor del corazón y con la devoción plena de Dios.
Vengo a traerles lo nuevo y lo que aún no conocen, Vengo a traerles lo que nunca han vivido en esta vida. Les ofrezco la comunión con Mi Sagrado Corazón, para que se animen todos los días a amar un poco más de lo que creen que aman.
Sean compasivos con los que sufren y no le reclamen, sean compasivos con los que sustentan Mi Obra y no les reclamen; porque en ellos He puesto el peso de Mi Cruz, para que la carguen Conmigo hasta el final, aunque nadie lo comprenda.
Pero Yo no dejaré solos a los que les he confiado Mi Reino, así como hoy les confío a ustedes el Reino, compañeros Míos.
Vivir para Dios es una responsabilidad máxima, pero en su fondo está lleno de Su Gloria , de Su felicidad celestial.
No quiero que en este tiempo, pierdan la oportunidad de crecer interiormente y de hacer todas las cosas por amor y no por fuerza humana. Unan sus manos y sean una sola familia, para que Nuestros Sagrados Corazones puedan estar aquí, entre ustedes, todo el tiempo.
Quisiera que fueran un espejo de Mi Corazón sobre este planeta que está agonizando y muchos no lo quieren ver.
Salgan de sus casas, crucen las puertas de sus hogares y encontrarán la realidad de la cual Yo les hablo en este mismo momento. El sufrimiento y el dolor se ha expandido sobre el mundo y en todos los seres.
Ustedes deben ayudarme a aliviarlo y a no generarlo. Ustedes deben ayudarme a extirparlo y a no crearlo. Sean generadores en este tiempo de la Divina Misericordia de Mi Corazón para que Yo pueda estar presente en los que más necesitan de la Cura y de la Redención.
A los que ya Me siguen desde hace tiempo les digo: Usen las herramientas que Dios les entregó y podrán superar todos los tiempos y todas las pruebas.
Honren el Legado que les fue entregado en sus manos durante tantos años y pónganlo en práctica, así Me ayudarán a que Mi Obra y Mi Misión se expanda en el mundo y no se restrinja por sus formas.
Beban en esta hora, de la fuente del conocimiento que les traigo y se podrán transformar; pero permítanme compañeros, que Yo pueda entrar en sus corazones y vidas y así Yo podré borrar lo que los hace sufrir y lo que los perturba.
Si el mundo escuchara Mis Palabras ya sería otro. Si el mundo viviera Mis Palabras, ya sería otro. Pero sé que eso dependerá de Mis compañeros y de Mis servidores.
Que esta misma Gracia que Yo les traigo, de forma incondicional pueda llegar a los que más la necesitan.
Hoy tendré la Gracia de bendecir una familia, en nombre de muchas más, para que la cura de Mi Sagrado Corazón se establezca en los que aspiran algún día encontrar la paz.
Hoy las ungiré con el aceite de la reparación, de la misma forma que las santas mujeres ungieron Mi Cuerpo en el sepulcro, para dar honra y gloria a su Redentor.
Hoy consagrando a esta familia, consagraré a las familias del mundo para esta Natividad; para que esta misma oportunidad de redención, de perdón y de reconciliación compañeros, llegue a las almas que desesperan y que no tienen Luz interior.
Que se puedan abrir las puertas para la cura de las almas y que todo se pueda renovar.
Que se puedan abrir las puertas a la reconciliación y que todos se puedan perdonar.
Porque Mi deseo es poder vivirlos plenamente y sin restricciones; así como lo pude vivir en muchos corazones de hombres y mujeres imperfectos, pero santos, que vivieron Mi dolorosa Pasión.
Hoy establezco, por intermedio de este aceite, la consagración divina de esta familia que he escogido a pedido de Mi Padre, para que muchas familias más despierten al verdadero amor y al perdón.
Ofrezco esta consagración por la gran familia de la Comunidad de la Nueva Tierra, y deseo, que este aceite pueda ungir a los que están enfermos en ese lugar; y deseo que sepan que no Me he olvidado de nadie y que llegaré hacia ellos a su tiempo, para llevarlos Conmigo a una nueva vida, libres de sufrimiento, libres de la perturbación, del dolor y de la angustia.
Que las alas de esas almas que están enfermas en la Comunidad Nueva Tierra se puedan abrir, porque les ha llegado la hora de dar grandes vuelos hasta Dios, el Creador.
Mi último deseo compañeros, antes de esta unción especial por las familias del mundo y por los niños, es que sepan que esperaré a Mis compañeros, a Mis seguidores y a las familias en el Reino de Aurora durante este mes de diciembre; para que puedan ver a su Señor caminando entre los naranjos, viviendo y sintiendo en los corazones que creen en la cura interior y en la redención; para que brote en ellos la Nueva Aurora, el nuevo amanecer en cada ser.
Señor Todopoderoso, que te dignaste estar presente en el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, por medio de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, Te pido, Padre, en esta noche que bendigas a la Argentina para que ella ingrese en el proyecto de Tu Tierra Prometida. Amén.
Yo les doy la paz para que la vivan, la experimenten, y la den todo el tiempo a sus hermanos.
Deseo que también lleven medallas de Mi Glorificado Corazón para la Comunidad Nueva Tierra; porque Mi aspiración es estar sobre el pecho y los corazones de Mis hijos para protegerlos y acompañarlos más de cerca.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Y les agradezco en esta noche por haber buscado Mi paz y Mi consuelo.
Yo entrego, para los que más necesiten, Mis Sagrados tesoros y entregando esos tesoros, puedo renovar todas las cosas. Por eso todo lo que reciben en este tiempo es único. Desde lo que proviene del espíritu, hasta lo que recibe la materia, todo puede ser bendecido por Dios, cuando tan solo abren sus corazones.
Mi Poder puede expandirse y llegar a los lugares más lejanos de la Tierra.
Con esto vuelvo a repetirles de la importancia de Mis seguidores en este tiempo dentro de la Obra de la Divina Misericordia.
Esta Obra es formada por el Cuerpo Místico del pueblo de Dios y puede expandirse cuando sus corazones están receptivos a la convocatoria que proviene del Universo.
Hoy, de nuevo el mundo recibió una gran ayuda, porque cuando sus corazones se unen en la verdad, Yo puedo hacer muchas más cosas de las que pensaba; puedo llegar hacia aquellos espacios en donde no habita ni siquiera una gota de luz.
Quiero que comprendan con esto el significado de la Obra de Mi Misericordia, que viene para abrazar al mundo y transformarlo completamente, así como Mi Padre lo desea.
Hoy han hecho sentir a Mi Corazón algo inexplicable, que brota y que nace de las esencias cuando invocan en unidad y amor el nombre del Hijo de Dios; esto recrea a la Creación porque las vibraciones sutiles llegan al planeta, penetran en la consciencia espiritual de la humanidad y las almas se liberan de sus opresiones y sufrimientos.
Por eso nunca teman expandir sus corazones. Es eso lo que Mi Padre les pide a través de Mi Corazón, porque en la expansión del corazón se encuentra la libertad y ya no será necesario que busquen la verdad, porque la estarán viviendo cuando sus corazones se expandan, cada día más.
La expansión del corazón es como un nuevo sacramento que las almas pueden vivir cuando tan solo se entregan en absoluta confianza a los brazos de su Creador. No se imaginan, compañeros cómo Mi rival es derrotado y sus planes más impuros se rompen, se desvanecen, y desaparecen del consciente de la humanidad.
Mi nombre, que fue entregado por el Arcángel Gabriel, no tiene obstáculos, ni barreras. Quien invoca Mi nombre está dentro de Mí, y Yo puedo estar dentro de él, en profunda comunión con la Creación.
Mi nombre es bendito porque emanó de la Fuente. Ustedes también guardan en su interior, sus verdaderos nombres sagrados, aquellos nombres que en el principio de sus esencias emanaron de la Fuente de la Creación, y ustedes se tornaron vida, consciencia y energía.
Quien invoca Mi nombre, encontrará su nombre sagrado; sabrá que es lo que ha venido a hacer en este tiempo, lo que ha venido a cumplir como absoluto servicio a Dios.
Sus nombres sagrados guardan una historia, que en este momento los velos de sus consciencias no ven. Pero esos velos serán retirados y la humanidad entera sabrá en verdad quién ha sido; no habrá misterios, todo será develado,pero si trabajan para Dios de corazón, todo se cumplirá, todo tiene su tiempo, su momento y su lugar.
Sigan propagando la fe en el mundo, y el bendito nombre de su Señor, Jesucristo, para que la Tierra pueda seguir siendo repoblada de los designios de Dios, los cuales necesita para alcanzar su libertad y poner fin al cautiverio.
Hoy he llamado a siete de los doce Padres Creadores para que estuvieran aquí, junto Conmigo, en alabanza y adoración a nuestro Padre que está en los cielos, que trae la buena nueva por medio del Verbo Divino y de la Sagrada Palabra de Su Unigénito.
Los siete Padres Creadores representan el ciclo de la renovación, cada uno de ellos aporta para la humanidad, una nueva experiencia y una nueva misión que el mundo descubrirá en los próximos ciclos que vendrán. Por eso la importancia de expandir sus corazones, para que no pierdan estos impulsos que vienen del Universo y que intentarán hacer de las almas el verdadero ejemplo de la redención y de la paz, energías sublimes que el mundo necesita en este tiempo.
Cada Padre Creador, cada Arcángel de Dios, llega para evitar algo en el mundo.
Ustedes pueden, con sus corazones, y aun más con la expansión de sus corazones, cambiar la historia de esta humanidad, por el servicio incondicional, por la caridad verdadera, por las obras de la misericordia. Todo estará siendo ofrecido para todos.
Quien quiera dar el próximo paso que lo haga. Mi Corazón que es Misericordioso y Glorificado, tiene Sus puertas abiertas para acoger, en Su interior, sus aspiraciones, las cuales Yo revestiré de nuevas formas, para que aprendan, en este ciclo, a vivir de Mi Voluntad.
El planeta, su humanidad y este tiempo, necesitan de servidores plenos, llenos de un espíritu incondicional que siempre los transformará, que no los atará a la vida terrestre ni tampoco a las formas arcaicas.
Ese espíritu, que es transformador, es uno de los Dones que ayer Yo les entregué a sus corazones. Recuerden ese impulso y vivifíquenlo, para que la Obra de Mi Misericordia pueda seguir expandiéndose en el mundo.
Dedico este mensaje a Mis seguidores, para que sientan y sepan que están siguiendo el camino correcto cuando pueden ser abrazados solamente por Mi Voluntad, así renunciarán a su voluntad para que los designios del Padre se manifiesten sobre la superficie de este planeta y formen parte de la nueva comunidad esenia, la comunidad esenia de la paz, la que dará continuidad a la obra de la misericordia y de la redención que los primeros esenios cumplieron en los tiempos antiguos.
Ser un esenio de la paz es vivir lejos de las formas terrestres, de todos los ideales que quieran constituir su propia voluntad. Sé que en ese punto aun deberán trabajar compañeros, por eso les vuelvo a repetir de la importancia de expandir sus corazones para que la Obra no se detenga.
Quien abre su corazón a Dios comprenderá lo que es desconocido, así como lo hicieron los antiguos apóstoles, que en su más grande ignorancia, recibieron en su interior la sabiduría de todas las cosas, aunque no las hayan comprendido.
Trabajar para el Señor Jesús, es un desafío. Por eso vengo a llevarlos hacia un nuevo rumbo, hacia un nuevo destino que nunca vivieron, que nunca aprendieron. Entréguense a ese nuevo proyecto que está dibujando Mi Corazón, para que puedan ser partícipes de Mi Obra de redención.
No teman renunciar, porque descubrirán en ustedes mismos, que podrán hacer muchas cosas más de las que hacen y así se librarán de las cadenas de estos tiempos.
Cuando sus corazones se expanden, el amor se expande; por eso las súplicas, las oraciones, la adoración y la alabanza expanden los corazones de los hombres, para que reciban en su interior el Reino de Dios, que es lo que en este tiempo, y en esta era, los alimentará espiritualmente y tendrán fuerza, coraje y valentía como las han tenido hasta ahora, para seguir Mis pasos.
Aceptan forjar aún más sus espíritus para la transformación?
- Si
No saben lo que dicen (Jesús está sonriendo).
Lo mismo le pregunté a Mis apóstoles, y Pedro creía que lo podía todo, hasta que se dio cuenta, que sin Mí, sin estar en Mí, nunca podría nada. Por eso le entregué la llave de los cielos, porque cuando él comprendió de lo que Yo le hablaba, le entregué Mi legado, para que a través de los tiempos diera a conocer la buena nueva y el evangelio del Hijo de Dios.
En Mi piedra más dura construí Mi nueva Iglesia, y ustedes que ya se quebraron algunas veces por dentro, Yo he construido nuevas cosas, tengan fe en eso. No piensen que la vida solo es una lamentación. No solo los llamo a vivir el sacrificio, sino también la alegría de estar sirviendo en la obra de la redención, y de expandir ese amor al mundo que tanto lo necesita.
En esta hora, abriendo las puertas a la Iglesia Celestial, ingresemos, apóstoles Míos, al templo de la adoración, al templo de la alabanza, al templo mayor de la gratitud. Porque Dios los ha convocado, y Su amado Hijo los visitó para recordarles ese compromiso.
Que cada uno cumpla con su parte en este Plan de Amor por la humanidad.
Que se enciendan en su interior los Cristos del nuevo tiempo, y que la tierra prometida, la que será impregnada, por los mil años de paz, pueda ser vista y descubierta por todos los hombres, bajo el espíritu de la fe, de la sabiduría y del amor.
Agradezcamos a Dios por este momento y por todas las gracias que Él aun derrama en el mundo, a pesar de los errores de los hombres y de las naciones. Bienaventurados son los que expanden sus corazones, porque estarán atrayendo para sí el Reino de Dios.
Que el planeta sea hoy nuevamente irradiado por la alabanza, la adoración, y la gratitud a Dios.
Que el santo nombre del Hijo del Padre sea escuchado en los cuatro puntos de la Tierra, para que las almas despierten, a la redención y al amor y se establezca la Sagrada Familia Universal.
En Mi Iglesia Celestial se reciben todas las alabanzas, y esta oferta es respondida por las Gracias de Dios.
Que se abran las puertas de Mi Iglesia Celestial, (y) que los ángeles reciban de sus manos este ofertorio.
Que sus corazones se expandan, para que el amor pueda crecer y ya no existan obstáculos, sino lazos de amor entre los hombres, la naturaleza y el planeta.
En el mundo tengo muchos seguidores y a todos los coloco a Mis Pies. Provienen de diferentes historias, de diversas experiencias y son retirados por Mi humilde Mano del abismo y del error, llevando a cada uno de ellos cerca de Mi Corazón.
Por eso, en el mundo muchos Me adoran; pero en verdad les digo, compañeros, que a Quien adoran es a Dios, por medio del Corazón de Su amado Hijo que viene a proporcionarles y entregarles las virtudes divinas que los tornarán libres y podrán así alabar mucho más a Dios.
Por eso, cada uno de ustedes, como cada uno de Mis seguidores en el mundo, cumple un papel importante en este tiempo, diría una sagrada tarea que viene a fusionar y a instituir, en este ciclo, Mi Proyecto Redentor.
Por eso, Yo estoy con todos los que Me siguen, porque Mi Corazón no tiene religión. En verdad les digo, compañeros, que su única religión es el Señor, el Todopoderoso. Diría, la religión del Amor, de la Compasión y la Misericordia.
Por eso, en esta tarde tan especial, en la que Mi Corazón misericordioso ha latido tan fuerte al escuchar la última canción, que sus células y almas también participaron, especialmente, de una comunión mística Conmigo que regularmente no sucedía desde hace más de dos mil años.
Crean en este acontecimiento, porque a través de Mi Corazón y de Mi Consciencia Divina y por medio de Mi servicio humilde a Dios, hoy les traigo la revelación del universo, en la que ustedes también algún día participarán dentro de ese universo de Amor y de Unidad, que Nuestro Padre El Shaddai ha creado desde el principio de todos los mundos, de todos los soles, de todas las estrellas.
Vengo a traerles, compañeros, el impulso que los llevará a vivir una adoración verdadera, una comunión verdadera, en estos tiempos críticos, en los que será necesario poder expresar el mayor grado de amor para que este mundo se transforme y se cure de todas sus heridas.
Todos Mis seguidores son importantes en este tiempo. Por eso, estoy presente en muchas religiones y credos; en los que tienen religión y en los que no la tienen, como también en aquellos que solo creen en el amor y en la infinita Consciencia del Padre, que es un sentimiento interno emanado de sus corazones y que también es verdadero en este tiempo final.
Con esto, quiero decirles, compañeros, que por medio de la puerta de la adoración, de la alabanza y de la glorificación de Dios, ustedes abren las puertas a Mi Divina Misericordia y Yo puedo llegar a aquellos lugares del mundo en donde, en este mismo momento y en este tiempo, las almas sufren por no encontrar la Luz, el Amor y la Unidad que ustedes también pueden expresar en este momento.
Cada alabanza hecha de corazón, cada adoración que es entregada desde sus espíritus al Espíritu Divino de Dios permite recrear esta Creación, permite atraer hacia este planeta cosas maravillosas que aún son desconocidas por el mundo y por toda la humanidad.
Hablo de nuevo de esas virtudes y dones que harán de las almas, almas transformadas en Dios, almas transformadas por Mi Corazón misericordioso.
Mientras les hablo, compañeros, que sus células se enciendan al recibir los códigos crísticos de Mi Corazón, que sus corazones resplandezcan de amor y de alegría por estar viviendo la oportunidad de la redención y de la cristificación.
Quiero traerles, en esta tarde, algo que nunca he podido entregar a Mis compañeros. Algo que es profundamente interno, que no solo los liberará de cualquier angustia o de cualquier pesar que en estos tiempos estén atravesando, sino que también los renovará.
Pero dependerá de ustedes, apóstoles Míos, de que ese legado que les entregaré, como el que les entregué a los apóstoles por medio del Espíritu Santo, puedan cuidarlo, cultivarlo y hacerlo florecer para que muchas almas, además de las suyas, puedan recibir este mismo impulso en este tiempo de caos y de oscuridad.
Vengo a colocar sobre sus espíritus la Llama del Espíritu Santo.
Su Maestro y Señor, Jesucristo, abre las puertas de la Iglesia Celestial para que los santos ángeles y arcángeles, a través de la donación de sus manos y de su incondicional servicio, depositen sobre sus consciencias y sobre cada cuerpo, la Llama del Espíritu Santo.
Así, compañeros, en estos tiempos venideros, en los que florecerán los nuevos Cristos, podrán reconocer su sagrada tarea, su importante misión, no importando cuál sea, sino solamente servir a Dios con la plenitud del corazón y del alma.
¿Están dispuestos a ser otros?
Los apóstoles renunciaron para poder recibir este importante Legado. Los apóstoles, en aquel tiempo, no comprendieron de qué se trataba hasta que Yo reaparecí para revelarles ese misterio, así como hoy se lo revelo a ustedes, trayéndolo a todo el mundo, a las almas seguidoras de Mi Corazón.
Arrodíllense.
Colocando sus manos en señal de recepción, dirán al Padre Todopoderoso:
“No soy digno de recibir Tus Gracias, pero las necesito para saber sobrevivir en este tiempo final.
Renuncio a lo que me apetece, a lo que me satisface, a lo que despierta en mi consciencia todo lo que me separa de Ti.
Hoy me confirmo como Tu apóstol, Señor, de la paz, del servicio y de la oración para que, en Mí, Tú establezcas Tus Misericordias que harán cultivar en Mi espíritu los dones para la Nueva Humanidad.
Y aunque no esté presente en este planeta durante los tiempos que vendrán, sentiré gozo en mi espíritu, gratitud en mi alma y amor en mi corazón al celebrar junto a Ti, Señor, el descenso y la gloria de Tu Reino en esta humanidad. Amén”.
Lleven las manos hacia el corazón.
Señor, yo que nada soy, me entrego a Ti,
para que hagas de mí, Tu morada.
Amén.
(tres veces, en portugués)
Pueden sentarse y mantener la mano sobre el corazón, para seguir en comunión con el Espíritu Santo y en adoración a la Vida Divina que proviene del universo y de la Fuente, que les permitirá abrir sus corazones para poder vivir nuevas cosas.
Por eso, entrego estas Gracias al mundo, aunque sean internas e inmateriales, porque Mis seguidores las necesitarán para tornarse dignos y merecedores del Reino de Dios y de la victoria de vuestro Maestro y Señor, el Cristo, en Su Retorno.
Hoy expando esta Gracia hacia los cinco continentes y sientan en sus corazones el recibimiento del Amor de Dios por medio de Su Tercera Persona, el Espíritu Santo.
Ahora vean sobre sus cabezas a la flameante Llama de Fuego, tan semejante a la que recibió Mi Santa Madre y los apóstoles.
Repitamos:
Ven Espíritu Santo, unifica nuestros corazones,
para que podamos vivir Tu Divino Plan.
Amén.
(tres veces)
Cuando encuentren dificultades en sus caminos para vivir el Plan de Dios, reciten esta simple oración que fue emanada del Corazón de Mi Madre, durante el Sagrado Cenáculo, en Jerusalén.
Revivan la comunión con la Vida Divina, con el Santo Espíritu de Dios, borrando el pasado, aliviando el sufrimiento y reconciliando sus seres con el Amor.
Ahora tómense de las manos.
“Padre, que siempre haces nuevas todas las cosas, santifica a Tus hijos, santifica la vida que Tú creaste.
Glorifica las esencias que emanaron de Tu Fuente inmaterial y despierta con Mi súplica a los Nuevos Cristos, para que esta Tierra, en este planeta y en los cinco continentes despierte el amor en toda la humanidad y las heridas sean curadas, Señor; los errores sean perdonados, Señor.
Que el Fuego de Tu Espíritu todo lo impregne para que las almas resplandezcan en la Sagrada Fuente de Tu Divina Unidad”.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Llevemos las manos hacia el corazón.
He santificado también todo lo que hoy han traído a Mi altar, porque si sus corazones están abiertos, como hoy lo están, todo se renueva, todo se cura, todo se puede reconciliar por la presencia del Amor de Dios y de Su Divina Unidad.
Que, desde este Centro Mariano, el mundo sea irradiado por el sagrado Rayo del Amor, por el sagrado Rayo de la Gratitud y que la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo abunde sobre la Tierra. Que así sea.
A los que Me adoran, Me esperan y Me aman quiero decirles que, por medio de esta canción ecuménica, las puertas del Cielo unificaron a Oriente y a Occidente, cerrando así el ciclo y el Proyecto de los mil años de paz.
Aunque no comprendan lo que esto significa, bienaventurados serán los que ya lo vivan, porque saldrán de aquí sintiendo el Fuego de la renovación y de la cura de sus almas.
Sepan que Yo vendré aquí mientras el Padre Me lo pida. No desaprovechen ninguna oportunidad, porque el mundo deberá vivir su transición para que finalmente aprenda a amar, así como Yo los amo incansablemente.
Quiero que eleven sus corazones por medio del Fuego de la adoración y de la alabanza, como lo hicieron en la última canción, repitiendo esas palabras no por Mí, sino por Aquél que los creó, para que aún más en esta hora, Su Fuente de Luz, de Gracia y de Redención se derramen sobre los cinco continentes. Y el amor, que hoy pueden emanar sus corazones con esta canción, llegue a aquellos corazones que en la soledad y en el sufrimiento, en la amargura y en la perdición, no tienen nada.
Que esta canción active los Cristos del nuevo tiempo, porque quien alaba a Dios, lo agrada dos veces.
Antes de retirarme, recuerden que las sagradas medallas y las promesas de Mi Glorificado Corazón deben llegar a Asia, Medio Oriente, Venezuela y África.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y unidos a Mi Corazón. En este momento, alabemos a Dios para que el mundo despierte, en gloria y en alabanza.
Los bendigo, compañeros y apóstoles de Mi Corazón, bajo la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie.
Seguimos conectados con Cristo, porque Él está presente.
Viendo en nosotros esa Llama, sobre nosotros la Llama del Espíritu Santo, la vamos a activar en adoración.
Segundo Mensaje
¡Qué dulzura siente Mi Corazón cuando las Auxiliadoras preparan con tanto amor Mis Altares para que su Humilde Pastor pueda posar Sus Pies aquí y bendecirlos a todos!
La dulzura que siente Mi Corazón cuando todo es preparado con amor es muy grande, indescriptible.
Por eso hoy puedo decirles, apóstoles Míos, que he visto en muchos de ustedes, los pasos hacia la redención, sabiendo atravesar las pruebas, los desafíos y todas las dificultades tan solo por abrirse a la experiencia del amor, que es lo que hace vivas a las almas. Es lo que trae el espíritu de la Fuente hacia sus corazones.
Que el amor que hoy encuentro en este altar, preparado por las manos bondadosas de Mis Auxiliadoras, que ese amor se multiplique en el mundo.
Porque ustedes saben, compañeros, que hace falta ese amor para aprender a soportarlo todo.
El mundo carece de ese amor infinito y grande que proviene del Padre y que siempre debe descender a la Tierra, a través de sus corazones y experiencias de caridad y de bondad.
Ayer vine como el Señor de la Noche, hoy vengo como el Sol del Amor de Dios para que sepan que siempre estoy en todo, más aún en los pequeños detalles, cuando hacen todo en el nombre del Amor de Dios y por su Señor, el Redentor.
Hemos llegado a un momento especial en estos tiempos, en los que Me es imprescindible la ayuda de las almas que se entregan a vivir Mi Divina Misericordia.
Hoy no quiero que sientan tristeza ni sufrimiento, sino el gozo profundo que proviene de Mi Corazón al poder ver cumplirse, sobre este planeta, lo que una vez el Padre Me mostró en el Huerto Getsemaní durante la Agonía.
¿Por qué les hago mención a la experiencia del pasado que vivió su Maestro y Señor?
Porque ustedes necesitan, compañeros, día a día, recuperar los códigos de Luz que por el sufrimiento, la agonía, el dolor y la angustia se van perdiendo.
En la experiencia del pasado de su Señor está la Vida. Se encuentra el motivo para que ustedes puedan estar aquí, acompañándome en este ciclo como futuros Nuevos Cristos.
Respiren la energía espiritual de Mi Amor para que todo se pueda confortar y, en esta hora, todo se renueve.
Hoy emito silencio entre Mis Palabras para que puedan profundizar en Mi Mensaje y las vibraciones sutiles puedan hacer su trabajo en sus consciencias.
Hoy regreso aquí para entregarles Mi último legado a través de la Sagrada Medalla de Cristo, el Glorificado Corazón, símbolo que, si es vivido con fe, transformará las vidas y curará a los corazones heridos; símbolo que traerá sabiduría y caridad para las almas.
Por medio de esa Medalla Yo depositaré una experiencia vivida por Mí, y la dejaré impresa junto a todos los atributos que ese símbolo de redención representa para las almas.
Quiero que, en espíritu y en alma, ahora vayan Conmigo hacia el Mar de Galilea, al momento en que su Maestro y Señor llamó a los Doce por su nombre, así como Yo los he llamado a ustedes por sus almas.
Caminen junto Conmigo hacia el margen de ese mar y vean sobre las barcas a los pescadores, trabajando para sobrevivir. Yo he llegado allí para lanzar redes espirituales y atraer a las almas hacia Mi Corazón.
Vean las multitudes trabajando en la pesca, haciendo sus labores con el fin de agradar a Dios en cada tarea diaria.
Intenten llegar junto Conmigo hacia ese momento y recuerden cuando a algunos de ustedes los llamé por su nombre, así como llamé a Pedro para que Me acompañara en esa gran misión que Dios Me colocó en aquellos tiempos.
Vean cómo el Pastor estaba en búsqueda de Sus nueva ovejas, llamándolas, agrupándolas, congregándolas bajo el Espíritu de Dios para esa gran misión de la redención del planeta.
Recuerden ese llamado interior y revívanlo como si fuera hoy.
Recuerden a su Maestro acercándose a los pescadores, subiendo con ellos en una barca para navegar mar adentro y multiplicar las Gracias.
Cuando lancen las redes al mar para pescar, confíen y tengan fe, porque las almas que Yo necesito rescatar de este mundo son muchas y ustedes son Mis pescadores de almas, son los corazones de los que Yo Me puedo servir para aproximar hacia sus semejantes la Misericordia de Dios.
Sientan ese llamado que una vez Yo les hice y renueven hoy sus votos con su Maestro y Señor, porque aún precisaré que sus vidas se confirmen para que Yo pueda llevar adelante el Plan de la Redención de este mundo en este tiempo final.
Así como Me ofrecen preciosos altares, necesito que Me ofrezcan preciosas vidas, adheridas a Mi convocatoria y a Mi llamado, eso Me permitirá obrar y llevar adelante los Designios que Mi Padre le ha dictado a Mi Corazón.
En el Mar de Galilea comenzó la redención del planeta, allí se abrió el portal de la salvación para todas las almas, especialmente para aquellas que estaban en la perdición.
Allí comenzó la derrota de Mi enemigo y el triunfo del Amor de Dios por medio de los corazones que se abrieron a Mi llamado.
Compañeros, renueven el voto de la fidelidad Conmigo para que Yo pueda contar, aún más, con ustedes en estos tiempos críticos, en los que solo el amor es lo que los tornará libres de las amarras, de las prisiones, de las cadenas, del sufrimiento.
Quisiera que dediquen esta Maratón por los que no viven el compromiso Conmigo, o por los que lo abandonaron por diferentes causas. Por ellos aún tengo Misericordia y piedad, así como la tengo por ustedes todos los días.
Que esta Maratón sea un momento de renovar el compromiso para que su Maestro y Señor pueda seguir abriendo las puertas en la expansión de Su Obra por el planeta, porque aún hay almas que Me esperan, como las de ustedes, para recibir Mi Perdón y Mi Gracia.
Todo dependerá de que ese voto y ese compromiso sean renovados.
No les pido hacer más de lo que pueden, sino que lo hagan de verdad para que Yo encuentre reposo en sus corazones.
Quiero que se alegren porque el día de su renovación ha llegado y el fin del cautiverio está próximo.
Pero hay una parte que les corresponde a ustedes, dentro de este tiempo y dentro de esta transición del planeta.
Vengo como ese Sol del Amor de Dios para que recuerden que Mi Gracia siempre está allí.
Por eso, durante esta Maratón bendeciré todas esas Medallas que han colocado a los pies de Mi Altar, porque estas primeras Medallas llegarán a África, antes que a sus manos.
Las próximas Medallas llegarán a Asia y a Medio Oriente.
Aún hay almas que necesitan encontrar consuelo, y renovando en esta Maratón ese compromiso Conmigo, permitirán que sus corazones se puedan donar, más que recibir.
¿Aceptan dar lo mejor que tienen a sus hermanos?
¿Aceptan que la Sagrada Medalla llegue a los que más necesitan en el mundo?
Entonces puedo considerarlos difusores de Mi Gloria y de Mi Misericordia.
Ustedes, en verdad, lo tienen todo porque necesitan darlo todo.
Este ha sido Mi trabajo durante estas últimas 50 Maratones, darles todo para que lo den todo, a los que no conocen, a los que no ven, a los que padecen el sufrimiento en este mundo y en esta humanidad.
Pero podrán tener Sagradas Medallas para ustedes, Yo las bendeciré a su tiempo.
Necesito que Me acompañen como hasta ahora, con madurez, ante esta crisis del planeta y de su humanidad.
Hay lugares en el mundo en donde las situaciones se precipitan, por eso la importancia de que Nuestros Sagrados Corazones ayuden a las naciones por medio de la Peregrinación, para evitar grandes conflictos, para socorrer a las almas, para llevar el mismo alivio que han recibido sus corazones en otros encuentros Conmigo durante este tiempo.
Deseo que sean tan semejantes como Yo lo Soy, en donación, en misericordia y en bondad.
Reguemos entonces con las Virtudes de Dios esta Sagrada Figueira porque aún el mundo está esperando llegar aquí, cuando las puertas de sus corazones estén bien abiertas. Y en ese momento no habrá que temer porque mientras Yo esté aquí, y especialmente en ustedes, se cumplirá Mi Voluntad.
Agradezco a las Auxiliadoras de Mi Misericordia por haber colocado a Mis Pies estas Medallas que irán para África, y sé que no serán suficientes, pero multiplicaré, a través de ellas, todas las Gracias para que Mis hijos de África reciban el mismo consuelo que hoy ustedes reciben, y sean aliviados de las guerras, de la enfermedad, del hambre y de la persecución.
Que estas Medallas lleguen a los niños que necesitan de un Padre como el que está en los Cielos; que necesitan de una Madre como la que está en los Cielos; que necesitan de apóstoles como los que están aquí.
El cuarto grupo de Medallas, después de Asia y de Medio Oriente, serán enviadas a Venezuela, para que los venezolanos no crean que Me he olvidado de ellos.
Recuerden que el mal, que no tiene amor, en algún momento se derrota a sí mismo y se tira al abismo de su propia perdición e ilusión y, en ese momento, es cuando Dios envía a Sus grandes Arcángeles para reconstruir a las almas que están heridas y perdidas como en Venezuela.
Donde esa Medalla esté, estará la Justicia.
Bienaventurado será quien crea en su poder inmaterial y no físico, porque estará en Dios.
Bienaventurado será quien la entregue con amor porque estará donando, en las manos de sus hermanos, Mi Corazón Misericordioso.
Que se alegren sus corazones y que sonrían sus almas porque el Señor, Jesucristo, enviará de dos en dos a los apóstoles para que lleven estas Medallas Sagradas hacia donde he dicho.
¿Lo aceptan?
Es hora de compartir el amor, para que el Amor de Dios abunde sobre la Tierra.
Bendeciré ahora este altar y estas Medallas bajo la efusión del Espíritu Santo para que los que la reciban sean bendecidos por la Divina Gracia.
Señor, santifica los elementos que Tú mismo creaste para la elevación de las consciencias y de todos los mundos.
Santifica, Señor, cada elemento creado, a fin de que las almas y todos los espacios de este planeta reciban la Fuente poderosa de Tu Luz. Amén.
Santifica, Señor, el agua que Tú mismo creaste, nacida de Tu Fuente inmaterial de Luz, a fin de que los espacios y todas las almas reciban Tu Gracia. Amén.
Santifica Señor, este aceite, nacido de la creación de los árboles para que restaure a las almas y alivie a los corazones que necesitan de Ti. Amén.
Padre amado, santifica la Sangre de Tu Hijo para que Sus códigos de Luz se viertan en las almas y ellas participen de la redención. Amén.
Santifica, Señor, el Cuerpo de Tu Hijo para que los corazones reciban Mi Esencia Divina y en ellos se construya la nueva humanidad. Amén.
Y hoy el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús santifica y bendice estos tres pequeños corazones que serán depositados como luz y como vida en las almas que los recibirán, a fin de que auxilien, por medio de Mi Sagrado Corazón, a las almas que necesitarán de cura y de consuelo. Amén.
Padre, con esta agua que Tú has creado, bendice a las almas que Me servirán en otros tiempos.
Vamos a pedirle al Padre ahora, que bendiga este momento para que más corazones en el mundo reciban la Gracia de Mi Glorificado Corazón.
Padre, concede, a todos los que necesitan, la poderosa Misericordia de Tu Corazón y recibe de Tus criaturas este sagrado ofertorio de oración durante los próximos dos días para que el planeta como consciencia sea ayudado y la humanidad despierte a la redención.
Que así sea.
Los bendigo, en el nombre del Todopoderoso y Señor de las Alturas.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por estar en la Misericordia de Mi Corazón.
Primer Mensaje
Hoy vengo como el Señor de la Noche para iluminar sus vidas, para retirarlos de los abismos de la consciencia y del miedo.
Hoy vengo como el Señor de la Noche porque Soy el Señor de la Luna y de todas las estrellas, de todo lo que brilla en el Universo y forma parte de la Creación de Nuestro Señor, Adonai.
Hoy vengo como el Señor de la Noche para caminar a su lado por este tiempo de tinieblas y de pruebas, por esta transición que los llevará a los desafíos y a vivir cosas inexplicables, cosas que nunca antes vivieron, en esta vida ni en otra.
Pero Yo vengo como el Señor de la Noche, el Señor de Emmanuel, para que conozcan, del Padre, la Fuente grandiosa de Su Amor que nunca se acaba, que nunca se termina, la Fuente del Amor que los tornará libres de ustedes mismos y de sus amarras.
Entren en esta noche oscura del planeta, sin miedo, porque Yo todavía estoy aquí para hacerlos vivir en Dios y en Su infinita Unidad.
Que en esta noche oscura sus almas no se desesperen, que sus internos no se perturben, porque en este tiempo lo que están viviendo, lo que están transitando, es Voluntad de Dios y Dios lo sabe, Dios lo conoce profundamente y Él sabe qué es lo mejor para ustedes en este momento.
No teman cruzar esta noche junto a Mí, porque Yo estoy aquí para ayudarles pero también para mostrarles la verdad, verdad que se oculta en lo más íntimo de sus corazones, verdad que se esconde en lo profundo de la consciencia y que, muchas veces, no pueden ver.
Esa verdad que Yo les digo les mostrará cómo en verdad son y qué es lo que Yo necesito extirpar de ustedes para que sean Mis verdaderos apóstoles.
Esta es la hora en la que el nuevo ser está siendo construido espiritualmente.
Esta es la hora en la que muchas cosas deben morir para que puedan nacer otras, y así se vuelvan libres.
Yo vengo como el Señor de la Noche para tomarlos de la mano y conducirlos por la misma senda que Yo una vez atravesé, desde Jerusalén al Huerto de los Olivos.
Esta noche que vive el planeta es tan semejante a la que Yo viví, hace más de dos mil años, cuando tuve que dar todo por todos, cuando tuve que vencer Mis miedos para que sus miedos pudieran ser vencidos en el amor.
Yo vengo en esta noche para retirar a las almas de los abismos y de la ilusión.
Necesito que sus ojos se abran para poder ver lo que existe internamente, en sus mundos interiores. Es lo que Yo necesito para poder hacer Mi Obra en este mundo y con esta humanidad.
La noche más difícil de todos los tiempos está siendo atravesada por esta humanidad y por este planeta.
Pero, en la noche así como en el día, Dios nunca los abandonará, tan solo confíen en Él y amen lo desconocido de las pruebas que Él les presenta, de ciclo en ciclo, para que las puedan vivir y así se puedan transformar.
Que en esta noche que atraviesa el planeta sus corazones no se endurezcan como las piedras.
Ablanden sus sentimientos y sentirán cosas positivas que nunca antes han sentido, al permitir que el Fuego de Mi Amor todo lo penetre y todo lo transforme.
Vengo como el Señor de la Noche para anunciar el fin de los tiempos; porque ha llegado la hora de definir la próxima etapa de esta humanidad, en la que la nueva humanidad estará libre de las cadenas del mal y de los lazos con el error y la indiferencia.
Que en esta noche sus corazones busquen al Señor de la Luna, que ilumina, silenciosamente, a los mundos internos con una sagrada energía espiritual proveniente de Emmanuel. Que ese bálsamo de luz azul los lave, los vivifique y así los purifique de todas las manchas y de todos los pecados a fin de que sean libres de ustedes mismos, para que Yo pueda estar allí, en sus corazones, y revelarles el camino de la redención por medio del amor.
En esta noche oscura que viven el planeta y la humanidad, compañeros, en esta noche que muchos temen atravesar por temor a caer en la tentación, les pido, amorosamente, que sean misericordiosos, tan misericordiosos como Yo lo Soy con ustedes durante sus tiempos difíciles en los que, a veces, Mi Palabra no puede entrar en lo más íntimo de sus corazones.
Los invito a estar en la noche del Huerto Getsemaní para que puedan comprender, apóstoles Míos, lo que el Padre Me hizo comprender en aquellos tiempos, cuando una oscuridad mayor tuvo que ser vencida por medio del amor, y una gran indiferencia tuvo que ser derrotada por medio de la Misericordia.
Les vuelvo a decir, compañeros, que no duerman como durmieron los Apóstoles en el Huerto Getsemaní, olvidándose durante un tiempo de la Pasión de su Señor; hasta en esos momentos tuve que renunciar y amar más de lo que Yo podía amar a todos ustedes.
La Gracia de Dios nunca Me faltó.
La Protección de San Miguel Arcángel nunca dejó de ampararme, aunque fui hombre como ustedes y fui humano como ustedes.
Vine a recrear este Proyecto por medio de la fuerza y del poder del Amor de Dios, que también vive en ustedes cuando solo le dan atención y lo dejan florecer, lo hacen emanar como una fuente.
Si no se afirman en ese Amor, que no es propio ni personal sino eterno, no conseguirán atravesar esta noche oscura, porque en algún momento del camino, durante la noche oscura, tendré que dejarlos solos para que vivan su confirmación así como Yo la viví en la soledad del Huerto Getsemaní, en donde tuve que vencerme a Mí mismo, trayendo hacia Mi Corazón la Luz y el consuelo del Divino Espíritu.
Los propios Ángeles de Dios descendieron en el Huerto Getsemaní para consolarme; así hoy Yo desciendo para consolarlos en esta noche oscura, imitando a los Ángeles de Emmanuel.
No dejen que Mi Proyecto sea derrotado por sus aspectos de la vida; ámense, ámense aunque no lo consigan y no lo puedan hacer. Si solo dan el primer paso, apóstoles Míos, Yo los ayudaré a encontrar el sentido en el amor y en la unidad.
Eso cerrará las puertas para que Mi adversario no entre en sus corazones y mentes.
Háganlo por Mi Dolorosa Pasión y, durante esta Maratón, ofrezcan todas las oraciones por las naciones del mundo que viven su propia noche oscura y por las almas que están sumergidas en el error.
Ofrezcan esta Maratón por los que tienen a su lado diariamente, por lo que no pueden aceptar del otro, por aquella alma o aquel corazón humano que en sí mismos les despiertan ira, maldad o indiferencia.
No sigan dentro de la misma cadena de errores de esta humanidad actual, venzan ese atavismo por medio del amor y de la constancia.
Hoy Yo vengo como el Señor de la Noche para enseñarles a encarnar la trascendencia de sí y el ímpetu de amar cada día más, por encima de ustedes y de toda la Creación.
Vigilen Conmigo durante esta noche oscura porque aún estamos en batalla, aún todo está permitido y la humanidad es libre de poder escoger el camino de la salvación o el camino
de la perdición.
En estos últimos tiempos Me estoy recogiendo cada día más para que puedan vivir, compañeros, su soledad como su Maestro y Señor la vivió en el Monte de los Olivos, a la luz de la Luna pero sin estrellas que lo irradiaran.
Los invito a superar en sí mismos los abismos de la consciencia, esos infiernos tan impenetrables y recalcitrantes que solo atormentan a las almas que buscan Mi Amor.
Si Yo vencí la muerte tan solo amándolos, ustedes podrán vencer cosas más grandes a las que Yo vencí en la Cruz.
No se olviden compañeros, apóstoles Míos, de superarme en el amor durante la vida diaria, cerca de sus hermanos de camino, cerca de todos aquellos que se aproximan a sus vidas.
En esta noche oscura que vive el mundo, vengo a entregarles el consuelo universal que Dios le concedió a Mi Sagrado Corazón durante la Agonía del Huerto Getsemaní. Allí comenzó, compañeros, la superación de toda la gran indiferencia humana hasta los días de hoy, hasta el presente; por eso sufrí tanto, en silencio y en entrega.
Recuerden Mi Cuerpo llagado por los hombres y por su soberbia.
Yo fui ese Cordero que fue llevado al matadero para que ustedes, en este tiempo, tuvieran una última oportunidad.
Yo sé que cada uno Me ama como puede.
Yo sé que cada uno Me da lo que Me puede dar, pero aún necesito más.
Necesito que el mundo, durante esta Maratón, sea inundado de un grandioso amor para que los horrores que veo en esta humanidad sean liberados, para que toda opresión termine y las almas se rediman.
No aparten la cruz de ustedes; cárguenla, como nunca antes la han cargado.
No dejen que Mi fuego se aparte de ustedes, sino que, al contrario, los pueda abrazar para volverlos como llamas tan semejantes a las del Espíritu Santo.
Los he traído aquí, a esta Ermita de Mi Glorificado Corazón, para que recuerden que he pedido que la construyeran a fin de que las almas la visiten, a fin de que las almas reciban de Mi Corazón las Gracias que necesitan.
Que el Soplo del Espíritu de Emmanuel los bendiga y les conceda la paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más