- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengan a Mi Océano de Misericordia y en fe caminen sobre las aguas, así como Yo le dije a Pedro. Antes de que su fe se debilitara, él caminó sobre las aguas, sin percibirlo.
Esto es lo que hoy los invito a hacer nuevamente. Necesito que el mundo camine hacia lo desconocido, para aprender a superar los miedos de todo aquello que no puede controlar o retener.
Yo vengo a enseñarles el camino, porque Yo Soy el Camino. Yo ya estuve con ustedes en Tierra Santa y ustedes estuvieron Conmigo, más cerca de lo que se pueden imaginar.
¿Cuántas veces tocaron Mi túnica? ¿Cuántas veces, en Tierra Santa, rogaron por Mi bendición? ¿En cuántas oportunidades escucharon Mi Voz, predicando y enseñando el Evangelio? ¿Cuántos de ustedes siguieron los pasos de la Cruz del Señor, hasta lo alto del Monte Calvario?
Recuerden todo lo que una vez vivieron Conmigo y tengan fe, porque Cielo y Tierra pasarán, mas Mis Palabras permanecerán en los corazones que creen en Mí.
Y hoy, estoy aquí, sobre los mares de Uruguay, porque vengo a cumplir con Mi promesa, el Señor está retornando y con Él retornarán todas las estrellas, todos los soles y todo el firmamento.
Felices serán los que caminen Conmigo hasta el final, superando sus propios miedos, transcendiendo sus propios obstáculos, confiando plenamente en el Amor de Mi Corazón.
He aquí el Corazón Vivo del Maestro, que palpita de Amor por las almas; es un Corazón sediento de los que están perdidos y agonizando. Pero, Mi Misericordia y el Océano de Mi Amor son más grandes que todo este océano.
Yo nací por ustedes, Yo viví por ustedes y por ustedes morí en la Cruz, por ustedes resucité al tercer día y por ustedes ascendí a los Cielos para poder retornar en algún momento al mundo.
En sus almas está escrita la historia que nos une, que nos hace reencontrar una y otra vez, a través de los tiempos. Yo estoy al lado de los que caminan en Mi Camino y Mi Mano se extiende para bendecirlos con el Amor de Mi Padre.
Hoy, vengo con un Mensaje de gratitud para todos los uruguayos; para los que trabajan, día a día, preparando Mi Retorno; para los que esperan encontrarme, cara a cara, como Santa María Magdalena Me encontró en el huerto del Sepulcro.
Hoy, los llamo por su nombre, así como llamé a María Magdalena, para decirles que aquí estoy.
Mi Presencia es inmutable. Mi Amor es inextinguible. Mi Consciencia no cambia, sino evoluciona. Así como ustedes pueden evolucionar, dando los pasos que son necesarios en estos tiempos, ante un mundo herido y ultrajado por el conflicto y la guerra, por la crueldad y la maldad.
Pero, Yo vengo a traerles, a ustedes y a sus hermanos, toda la esperanza que hay en el Reino de los Cielos y toda la alegría de servir a Dios incansablemente, haciendo lo mejor hasta el fin.
A través de este momento, Yo vengo a estar con ustedes para que Me puedan sentir y reconocer como su Maestro, como Aquel a Quien le fueron lavados los Pies con las lágrimas de las santas mujeres, como Aquel que fue ungido por el aceite santo de las santas mujeres.
Mi sostén estaba en ellas y el sostén de las santas mujeres estaba en Mí, y así se manifestaba la Fraternidad Blanca. Hoy, ustedes forman parte de esa misma Fraternidad, porque ya nos conocemos y nos sabemos. Por eso, no se detengan en lo que es material y concreto ni tampoco en lo que es mental.
Dejen y permitan que sus corazones crezcan en el amor, en la bondad y en la misericordia. Que sus vidas sean Mi gesto de Amor para el mundo, a pesar de las ofensas, a pesar de los agravios y a pesar de las indiferencias que puedan vivir.
Hagan todo en nombre de Mi Amor, para que el Amor reine en el mundo y en la humanidad; para que el Amor retorne a los corazones que lo están perdiendo por el sufrimiento, el vacío, la angustia y la desesperación.
Que sus vidas sean Mi ejemplo en el mundo, el ejemplo de la Presencia incansable del Señor, que no se detiene, que no descansa; porque el Pastor trabaja por Sus rebaños para que todos alcancen la meta espiritual que está escrita en la esencia profunda de cada ser.
Deseo que este año que comienza sea un año de mayor concordia, esperanza y paz. Que se puedan reconocer, los unos a los otros, como hermanos de un mismo camino y de un mismo Padre que está en los Cielos; porque Yo Soy el Señor de Israel y vengo a recordarle el Llamado de Dios al mundo entero.
Detengan el caos, detengan los conflictos, disuelvan las discordias.
Ámense, así como Yo los amo.
Vivan, así como Yo vivo, y la Verdad los liberará para siempre.
Sobre estos océanos y, más aún, en sus corazones, el Señor hoy encuentra reposo. Porque Yo quiero estar en ustedes, así como espero que ustedes quieran estar en Mí, en comunión con la vida infinita, en unión con todo el universo.
En esta Maratón, recemos, compañeros, para que sea un año de más esperanza, paz y justicia, para que el amor sustituya a la venganza, para que la paz sustituya al odio, para que el bien sustituya al mal, para que la unidad sustituya a la indiferencia, para que el perdón sustituya al error.
Oremos para que se alcance la paz en el mundo y el fin de la guerra, de todas las guerras en sus diferentes manifestaciones y formas; a fin de que las almas alcancen el alivio, la cura y la redención.
Yo los reúno en el nombre de la Gracia.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, en la simplicidad y en la humildad del espíritu; porque allí está Dios, en la simplicidad y en la humildad del espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi tiempo se acaba en el mundo antes de preparar Mi Retorno definitivo a la humanidad. El reloj marca el gran momento, aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por redimir, aún hay mucho por convertir.
¿Quién se ha definido antes de que esa gran hora se aproxime y marque el punto final y el comienzo de otra etapa, la etapa más culminante para la humanidad y el planeta?
Por esa razón, Yo vengo del Cielo una vez más, para reunirlos en Mi Nombre y para que a través de Mi Corazón lleguen a Dios, al Padre Celestial, que en Su Silencio aún aguarda la respuesta madura de Sus Hijos.
El Plan que Yo les ofrezco a las almas es un Plan que no pertenece a este mundo, es un Plan que no puede ser razonado con la mente, que solo puede ser comprendido con el corazón, con el corazón que ama a Dios, sin excepciones; con el corazón que se ofrece por los demás, sin nada a cambio; con el corazón que sabe profundamente lo que significa la Voluntad de Dios y no la rechaza.
Es este corazón el que Yo busco en muchos de los Míos, sobre todo en esta hora, en la que ustedes deberán caminar con sus propios pies a través de la senda que Yo les He abierto, a través del Propósito que Yo ya les He mostrado, a través del compromiso que ya firmaron Conmigo.
He aquí la muestra de un Corazón maduro, de un Corazón que se sacrificó por ustedes hasta la Cruz, de un Corazón que no negó su salvación y la salvación del planeta, de un Corazón que sigue derramando Sangre y Agua por el mundo y por la humanidad, aunque muchos no lo sientan ni lo perciban.
He aquí el Corazón que es una Fuente inagotable de Amor para el mundo entero, de un Amor maduro que precisa ser imitado, que precisa tener su ejemplo en esta superficie, que precisa reflejarse en las almas que Me dicen sí.
Este es el tiempo de que el corazón maduro de Mis compañeros asuma el Plan, de que no retrocedan ante los desafíos, de que no le teman a la oscuridad, porque quien está Conmigo está en Mi Luz y no perecerá.
Pero ahora es el tiempo de que ustedes hagan su parte definitiva y Yo solo los acompañe como un Buen Pastor, como un Pastor que cuida de todo Su rebaño, más allá de las respuestas de cada uno.
Por eso, es importante que el amor sea el centro de su meta y no tanto sus destrezas. Por eso, es importante que el amor sea el centro de su propósito y no tanto sus ideas.
Porque en el Amor de Dios, y a través del Amor de Dios, llegarán muy lejos si realmente se abren a vivirlo, no de la forma que ustedes desean o pretenden, sino de la forma que Dios lo Ha pensado, que Dios lo Ha determinado, así como el Padre lo determinó a través de Su Hijo.
Ante la Agonía del Huerto Getsemaní, Él Me ofreció el Cáliz del Amor y de la Renuncia. Nunca podría haberlo negado; porque hoy, ustedes y sus hermanos, no estarían aquí.
Ahora, ¿comprenden cuán importante es entender la inmensidad de ese Amor, que no tiene límites ni fronteras en ningún plano ni en ninguna consciencia, en ninguna dimensión ni en ningún espacio?
El Amor de Dios es una Fuente que nunca acaba y que nunca termina. El Padre tiene tanto para darles, a través de Mí, que Sus Brazos aún están abiertos para que más almas puedan llegar a Él sin nada a cambio.
A partir de este mes de agosto es el momento de demostrarle a Dios que quieren vivir de Su Amor Mayor e Infinito; que quieren dar sus pasos a través de Su Amor Misericordioso y Eterno; que están dispuestos a asumir, por amor, la parte del Plan que les corresponde; para que así, su Maestro y Señor pueda obrar en este mundo y en esta humanidad, en este tiempo definitivo en el que muchas situaciones están en juego y en el que millones de almas están bajo esa condición vulnerable.
Por eso, este es el tiempo de la acción de los apóstoles; es el tiempo definitivo de abandonar la mediocridad, la culpa o la negación. Este es el tiempo de que se liberen de ustedes mismos y de que permitan que el espíritu vuele alto hasta poder unirse a Dios en comunión eterna, así como Su Hijo se unió en comunión eterna con Dios, durante Su última espiración en la Cruz, cuando le dije: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Y ustedes, ¿encomiendan su espíritu todos los días al Señor?
Él pretende hacer obras de Misericordia a través de las almas y a través de los apóstoles de Cristo, decididos a ser un lucero en este mundo de oscuridad y en este mar de hostilidad y de terror.
Ya no son momentos de emociones. Estos son momentos de decisiones, de una decisión madura y pacífica, de una decisión que sea capaz de estar en entrega a Dios sin condiciones, con sus corazones prontos para lo que sea, para lo que tenga que ser según está escrito.
En este mes de agosto, mediten y reflexionen:
¿Hacia dónde se dirige la barca de mi alma?
¿Estoy viendo a lo lejos el puerto seguro del Corazón de Dios?
¿Aspiro a alcanzar ese puerto a pesar de la tempestad o de las tribulaciones?
¿Tengo claro dentro de mi corazón lo que he decidido para mi vida y para el resto de mi evolución?
¿Tengo mis pies en un solo camino, en el Camino del Señor?
Ahora, ¿dónde está la barca de mi alma?, ¿por dónde ella navega?
¿Me he detenido por alguna causa? ¿Me he demorado? ¿Qué estoy haciendo?
Pregúntense, compañeros, así podrán entrar al nuevo ciclo, después de agosto, con una visión más amplia y no restringida, con una sabiduría más profunda y no limitada, con un propósito más claro y no confundidos.
Porque la Llama de Mi Corazón es la antorcha que ilumina sus caminos, es la Luz que los llevará al Corazón de Dios; porque Yo Soy la Verdad y la Vida, Yo Soy el Camino y el Amor para Mis compañeros.
La decisión está dentro de ustedes y no en sus palabras. La decisión está en el centro de sus almas y no en sus mentes.
Denle espacio a su universo interior para que se expanda y el Espíritu Santo pueda obrar a través de Sus Dones y Gracias en las almas que con fe siguen a Cristo, paso a paso, más allá de sus imperfecciones o más allá de sus errores. Porque Yo vengo a buscar lo que en verdad Me pueden dar y no lo que Me prometen.
Pedro, el apóstol, muchas cosas Me prometió y pocas cumplió por él mismo; hasta que un día, se dio cuenta que lo que Yo necesitaba era su corazón y su vida para que fuera la piedra fundamental de Mi Iglesia Espiritual en este mundo; así como cada una de las almas es para Mí una piedra preciosa, es un cristal brillante que Yo pulo con Mis propias Manos cuando Me lo permiten y cuando no se resisten, para presentar Mi ofertorio a Dios a través de sus corazones.
Quiero dejarles este Mensaje, no como un Mensaje más, sino como la gran y última reflexión de sus consciencias a las puertas de este mes de agosto de la Hermandad.
A pesar de que este mundo esté en tinieblas, guerra y dolor, que despierte la esperanza, la fe y el amor en los que creen en Mí. Porque Yo les prometí en Pentecostés que vendría el Consolador, el Eterno, el Santo Espíritu de Dios, para bendecirlos y guiarlos hasta el fin de los tiempos.
Y enviaré una vez más el Espíritu de Dios para que preparen Mi Retorno a través de sus caminos, para que preparen Mi Retorno a través de sus definiciones, para que preparen Mi Llegada a través de la donación de sus corazones. Así se seguirá cumpliendo lo que está escrito, más allá de lo que viva el mundo en este momento.
Sean valientes y no se desanimen, la fuerza de Mi Amor todo lo puede en ustedes y en sus hermanos.
He aquí el Corazón Misericordioso del Señor, que se dejó traspasar por la lanza en Su Costado para derramar Fuente de Vida en todas las almas.
Así, en el comienzo de este importante mes de agosto, Yo los bendigo y les vuelvo a entregar Mi Paz para que esta Maratón le conceda al mundo una paz justa y equilibrada; una paz que dé alivio al sufrimiento de muchos corazones y familias; una paz que retire la culpa de muchas consciencias; una paz que les demuestre a todos Mi Verdad, la Verdad de que los amo más de lo que ustedes imaginan, porque Mi Amor no cambia.
Les deseo a todos una reflexiva Maratón de oración, porque estaré a su lado para escuchar cada una de las cuentas, cada una de las oraciones, cuando le digan a Mi Padre que entregue Su Misericordia por Mi Dolorosa Pasión, por la Pasión Dolorosa de Cristo que salvó y salvará al mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo los invito, una vez más, a caminar sobre las aguas y a seguir Mis Pasos sin temer que sus pies puedan fallar; porque por donde Yo los invito a caminar es sobre la Consciencia Sublime del universo, en donde sus seres se podrán expandir y realizar, a través de la honesta unión Conmigo.
Por eso, hoy, vengo caminando sobre las aguas, para que tengan fe en el momento de caminar sobre los océanos, sin temor a fallar o a hundirse, porque Yo los vengo a rescatar en este tiempo. Vengo a llamarlos por su nombre para que sigan Mi Camino hacia la Luz de Dios.
Porque después de toda esta trayectoria vivida y realizada en el planeta, como ya les dije una vez, sus almas y consciencias deberán fundirse en la Fuente Inmaterial para que, finalmente, este Proyecto Humano se pueda renovar, y así la Nueva Tierra se pueda concretar en la superficie, libre del pecado, de la indiferencia y de la soberbia.
Por eso, caminen sobre las aguas, así como Pedro también caminó, siendo el apóstol más imperfecto de todos y, aun así, él se superó al ver al Maestro caminando sobre las aguas.
¿Qué fue lo que sostuvo a Pedro sobre el océano?
No solo fue ver al Señor de la Noche, sino fue haber despertado su fe profunda e interna, que lo ayudó a superar sus propios límites de la consciencia y de la vida material. Su fe, impregnada del amor por el Maestro, fue lo que le permitió a Pedro, el apóstol, llegar hacia Mí sobre las aguas. Por eso, Yo le dije: “Ten fe”.
Y hoy, les digo a ustedes que tengan fe y que confíen en todo lo que Yo les digo y les pido, porque llegarán tiempos en los que no solo deberán aprender a caminar sobre las aguas de la consciencia para aprender a sostenerse y a no hundirse, sino que también llegará el tiempo de que ustedes aprendan a sostener a sus seres queridos y familias; a fin de que al menos un grupo menor de consciencias y de almas resguarde el Sagrado Proyecto de la familia universal en este planeta.
La misión de esta Obra, fundada por Mí, a través de las familias es la más importante, porque ustedes no deben ayudar a cambiar los modos de las familias, sino deben expresar a través de sus ejemplos los valores de la familia espiritual; valores que en las familias se están perdiendo en este tiempo final por diferentes razones y motivos, por la interferencia de las modernidades y por las almas vivir alejadas de Dios.
Yo, como miembro de la Sagrada Familia de Nazaret, los invito a rezar Conmigo, para esta próxima Semana Santa, por las familias; para que la célula principal del Proyecto de Dios en este planeta se pueda seguir expresando a través de una familia evolutiva, que estará en comunión con la Creación y con la naturaleza.
Por eso, hoy, les traigo los valores de la Sagrada Familia de Nazaret porque los necesitan, los hechos más importantes que Yo viví junto con Mi Madre y San José, intentando dejar expresados en esta superficie los valores de la Espiritualidad Divina.
Si esta situación espiritual no es atendida, ante la necesidad que tienen las familias en este tiempo, el Proyecto Humano no se podrá realizar.
Por eso, cuando Yo retorne al mundo también llamaré a sus familias y a las familias del mundo entero, que estén presentes físicamente en Mi Retorno, para que reciban Mi Mensaje y también Mi Bendición Paternal, para que el núcleo más profundo de las familias del mundo sea liberado de la esclavitud espiritual y, así, cada miembro de la familia pueda realizar finalmente su Propósito, la misión que cada miembro de la familia vino a vivir en el fin de estos tiempos.
Para que todas esas aspiraciones se cumplan, ustedes deberán animarse a caminar sobre las aguas, superar los propios límites de su consciencia, disolviendo sus miedos y angustias, renaciendo una y otra vez, a través de Mi Llamado.
Por eso, hoy, los coloco una vez más ante el Universo de la Consciencia de Dios, a través de este Mar Mediterráneo, para que las heridas más profundas sean cicatrizadas, especialmente en aquellos que vivieron el naufragio y que, como familia de esta humanidad, no fueron ayudados, fueron descartados.
Vengo a colocarme ante ustedes y Dios como Mediador y Juez Espiritual, para que las faltas que aquí se cometieron sean enmendadas a través del paso que darán Mis apóstoles sobre las aguas, sin olvidarse de que esta humanidad necesita una imperiosa redención.
Por eso, sobre este Mar Mediterráneo y como Pescador de almas y corazones, así como les dije a Mis apóstoles en el Mar de Galilea, hoy les digo a ustedes, ante este Mar Mediterráneo, que suban a Mi barca espiritual porque aún deben conocer universos de amor que no conocen, deben conocer universos de servicio que aún no conocen, y deberán alcanzar el puerto seguro en el Corazón de Dios, porque cuando lleguen a este Puerto Espiritual y Sublime todo estará consumado, así como el Hijo de Dios tuvo Su consumación en la Cruz, en el momento de Su Expiración.
Quiero que Mi Mensaje no solo resuene en este océano, sino que Mi Mensaje y Mi Palabra reverbere en sus corazones y vidas para que tengan bien presente que es tiempo de que sean otros, y que, despojados y vacíos de ustedes mismos, sin ninguna carga sobre sus espaldas o consciencias, caminen libres sobre los océanos, así como Yo les pido, sintiendo la elevación del espíritu, la comunión con el alma, la unión predilecta con Mi Corazón.
Hoy, les dejo este Mensaje a los valientes.
Hoy, les dejo este Mensaje para impulsar a los tibios.
Hoy, les entrego este impulso a los que tienen coraje de seguirme y de reconocerme como su Único y Gran Maestro entre los Maestros, como el Camino, la Verdad y la Vida.
Hoy, permaneceré en oración sobre los océanos, ayudando a su gran consciencia espiritual, a la consciencia espiritual de los océanos, testigos fieles de los errores y las indiferencias del mundo, que ahora es reparado y reconstruido espiritualmente.
Por eso, caminen con fe sobre los océanos y no se desanimen. Ya no se consideren miserables o pecadores, considérense parte de Mi Cuerpo Místico y Espiritual, células del Gran Cuerpo de Luz de Cristo en redención. Así, vivirán con más amplitud lo que Yo les pido y, en esta hora de inflexión planetaria, sus espíritus los ayudarán a cumplir Mis aspiraciones en este plano material, así como Yo lo espero hace tanto tiempo.
Mi barca tiene un lugar para cada uno de ustedes. Los espero siempre para navegar en la Consciencia de Dios, a través del absoluto vacío y del encuentro con el Todo.
Por último, les quisiera agradecer a los hermanos que están aquí, que vinieron de diferentes lugares de Europa a encontrarse Conmigo, cara a cara, a reafirmar a través de ellos la unión Conmigo, a decirme:
“Maestro, aquí estoy
y aquí está mi corazón por Ti.
Mi corazón, Señor, es Tuyo
y Te lo entrego en confianza
para que Tú lo conviertas, Señor,
en un instrumento de la paz,
en la emanación profunda que siento de Tu Amor,
a fin de que ese Amor, Maestro, se irradie al mundo
y a todos los que tengo a mi alrededor,
para que Tu Amor, Señor, libere a las almas
y todos celebremos, en esta hora,
la comunión con Tu Amor,
el Flameante Amor de Tu Corazón Misericordioso”.
Eso es lo que escucho de los corazones honestos, de los que no le temen a la transformación y de los que se arriesgan a decirme sí en cada nuevo paso.
Con este sentimiento de sus corazones, Yo Me retiro y Me recojo en oración, cumpliendo en esta tercera Aparición con lo que el Padre Me pidió; dejándolos prontos para ingresar en Israel, en donde podrán sentirme muy cerca, para que también sus hermanos Me sientan cerca a pesar de la distancia, para que sigamos comulgando del Amor del Creador.
Ahora, los invito, una vez más, a prepararse para la Comunión Espiritual y a ofrecer esta Comunión por los refugiados y descartados del mundo; a fin de que el insondable universo de la Misericordia de Cristo justifique los graves errores de la guerra, de la destrucción, del aborto, del descarte y de la indiferencia humana, para que todo sea convertido, así como Mi Corazón los convirtió en cada paso de la Cruz, renovando la vida planetaria.
Me despido en gratitud, amor y fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este tiempo de Armagedón, compañeros, Yo los llamo a cruzar con sus pies los océanos desconocidos para que los límites de la ignorancia sean superados, para que la voz de Mi Corazón resuene en cada uno de ustedes.
Al igual que el apóstol Pedro, pisen con sus pies los océanos desconocidos que hoy les presento, así descubrirán dentro de sí lo que verdaderamente son y lo que vinieron a cumplir en el nombre de Mi Padre.
Yo Soy el Pescador que llama a sus compañeros a altamar, a los profundos océanos del infinito, para que se sumerjan en la esencia de la vida, para que dentro de la Fuente de Luz encuentren la Verdad, aquella Verdad que le falta al mundo por su indiferencia e ignorancia, por la falta de búsqueda de la Verdad superior.
Yo Soy el Señor de los Océanos, los invito a caminar sobre las aguas y, en este tiempo de Armagedón, su fe será la que les permitirá cruzar los océanos tan extensos que hoy les presento.
Así ustedes también, con su oferta, elevarán la consciencia de la humanidad y ayudarán a retirarla de los grandes abismos de estos tiempos, en donde el sufrimiento y la desolación reinan en los corazones.
Yo los llamo a cruzar los océanos desconocidos del infinito, en confianza, encendiendo la llama de la fe en este momento planetario, porque la fe y la confianza les permitirá comprenderlo todo, aceptarlo todo y no sufrir más.
Yo los invito a cruzar los océanos desconocidos con coraje, con la valentía de un servidor de Cristo, con un alma en desapego y en abnegación al servicio de los demás, al encuentro de la gran necesidad planetaria.
Cuando pisen sobre los océanos con sus propios pies no duden, porque si dudan se hundirán. Y allí su fe estará debilitada, será una fe pobre por no creer.
Si Yo los llamo a cruzar los océanos es porque pueden creer en Mí. Yo sigo siendo el Camino, la Verdad y la Vida. Soy el Camino para llegar a Dios. Soy la Verdad para encontrarla dentro de cada uno de ustedes. Soy la Vida que nunca morirá porque es una Vida Eterna, la Vida del Espíritu.
Ahora crucen los océanos sobre las aguas, sintiendo la firmeza de lo que les digo. ¿Saben cómo podrán cruzar estos océanos desconocidos e infinitos? No mirando hacia sus pies, hacia su imperfección ni hacia sus dudas, sino mirando hacia el horizonte en donde Yo Me encuentro, esperándolos como el Sol Eucarístico de la Adoración. Hacia allí deben mirar.
Sus ojos deben penetrar el misterio para poder cruzar los grandes océanos de la consciencia y traspasar los umbrales de la ignorancia y de la indiferencia para encontrar, más allá de ustedes mismos, Mi Espíritu de la Verdad.
Hoy, estoy sobre los océanos del mundo e invito a cada uno de ustedes a estarlo también, porque es en los grandes océanos en donde encontrarán su vacío interior y estarán libres de las expectativas del fin de estos tiempos, de todo lo que podría suceder.
Aunque el panorama mundial sea algo más que una crisis grave y dolorosa, como Mis apóstoles del fin de los tiempos, los llamo para cruzar los océanos desconocidos del infinito con sus propios pies, pisando fuerte sobre las aguas, sintiendo la elevación de la consciencia, saliendo de lo material y de lo terrenal, de lo superfluo y de lo mezquino; caminando sobre la base de la fe y de la confianza, de la dignidad espiritual y de la oración hasta que encuentren en el horizonte de los océanos a Mi Consciencia solar y cósmica abriéndoles Sus brazos para recibirlos y acogerlos en el Corazón.
Si las almas se animaran a atravesar los océanos que Yo les ofrezco, esos océanos desconocidos e infinitos, el mundo entero no estaría en esta situación.
Los océanos, que deben pisar con sus propios pies, los invitan a superar sus propios miedos, sus inseguridades y sus dudas.
Sé que pasarán por esos sentimientos y pensamientos, porque caminar sobre los océanos no solo significa tener un espíritu de determinación y de confianza, sino ir más allá de la fe, de lo que está más allá de la fe y de lo que viene desde lo eterno, desde lo inmutable, desde lo incondicional.
Los océanos desconocidos de la Consciencia Crística se abren ante ustedes para que los puedan cruzar en este momento crítico de la humanidad, ya que será a través del camino de los océanos que podrán encontrar la paz y la serenidad emocional que necesitan en este momento, ante toda la situación planetaria.
Pero si en el transcurso de su caminata sobre los océanos llegaran a sentir dudas, incertidumbre o inseguridad, sepan que Yo estaré allí para ayudarlos. Yo los ayudaré a caminar sobre las aguas de la turbulencia propia de estos tiempos.
Confíen, más allá de lo que viven y de lo que saben. Confíen, porque Yo les extenderé Mi Mano, se tomarán fuerte y si llegaran a caer en los océanos que desconocen por ignorancia, Yo los elevaré y los llevaré Conmigo hasta el final del camino, en donde Mi Padre los necesita en este momento.
Si muchos más se dejaran conducir por Mí y guiar por Mí no vivirían este momento que hoy vive la humanidad.
Aunque estén en este planeta y dentro de esta escuela que el universo les ha dado para aprender a amar y a servir, Yo tengo tesoros preciosos para cada una de las almas, pero esos tesoros están atravesando los grandes océanos de la consciencia interior y espiritual.
Si su confianza estuviera fortalecida y no tibia, cruzarán con sus propios pies los océanos que Yo les ofrezco y no le temerán a lo que es desconocido, porque al final, en el horizonte, encontrarán el portal, un umbral que los llevará hacia algo más profundo que aún no conocen.
Es así que, cuando lleguen a ese momento, percibirán que estarán perdiendo el control y el poder que creen tener desde siempre. Por eso, les hablo de la confianza y de la fe en este momento planetario.
No teman cruzar los océanos que desconocen, porque ellos nunca les harán daño.
Hoy véanse ante los océanos que Yo les ofrezco, a la orilla del mar, sobre la arena, escuchando Mi Mensaje, oyendo Mis Palabras, viendo Mi Presencia en el horizonte sideral.
Yo los llamo a cruzar los océanos con sus propios pies, sin temer a poder fallar. Atrás quedará su historia y su pasado, el viento de los océanos de Mi Consciencia Crística los impulsará para llegar a la meta que hoy les propongo, que es una meta interna.
Si cruzan los océanos con sus propios pies podrán tomar consciencia de los talentos que les deposité en sus corazones, en sus almas y espíritus.
Este es el tiempo de lanzarse hacia lo desconocido, a lo que no pueden controlar ni dirigir con el poder, sino a lo que pueden vivir en el despojamiento y en vacío, en la humildad y en la entrega.
Aún muchos se encuentran en la orilla del mar, descalzos sobre la arena, pensando si cruzarán o no los océanos que Yo les ofrezco hacia lo desconocido e infinito; pero ellos Me ven, muchos Me ven en el horizonte de los océanos. Escuchan el ruido de las aguas, ven el movimiento de las olas, sienten la brisa del viento en sus rostros, pero aún no dieron el último paso. Porque no habrá una barca que los lleve, su propia barca será la confianza y la fe que los sostendrá en este momento y en este tiempo.
Y cuando crucen los océanos con sus propios pies y pisen sobre las aguas, si confían, sabrán quiénes son y de dónde han venido, qué fue lo que vivieron y hace cuánto tiempo que están aquí, esperando este gran momento del reencuentro con su Señor; el Señor de los Océanos, el Señor del Camino, de la Verdad y de la Vida.
Mientras tanto, Yo rezo por ustedes y por el mundo para que el océano de la ignorancia ya no los abarque ni los haga naufragar; para que el océano de la indiferencia no los arrastre hacia lugares desconocidos, sin un puerto seguro, sin una tierra firme.
Rezo por el mundo y por ustedes, para que los pueda inundar el Océano de Mi Amor y de Mi Misericordia; y para que algún día, libres de sus prisiones internas y externas, corporales y espirituales, pueda renacer el verdadero ser que una vez surgió de la Fuente, de los sagrados Lagos de Luz del universo, para cumplir con la Divina Voluntad.
Los océanos preparan el Retorno de Cristo.
Este es el tiempo de superar sus propios miedos. Es el tiempo de no temerle a lo desconocido.
Es el momento de perder el control y el poder, que creen tener, por medio del vacío y del despojamiento.
Yo los llamo a pisar con sus pies sobre las aguas, en donde la duda, la inseguridad o la falta de fe no pueden hacerlos fallar.
Yo estoy allí para ayudarlos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nunca te permitas perder la fe en los momentos más difíciles.
Recuerda a Pedro cuando tuvo que caminar entre las aguas sosteniéndose solamente de un acto de fe. Fue la fe que lo mantuvo en pie y que lo llevó, más allá de todo, a confiar en la Divina Presencia del Señor.
De la misma forma hoy Cristo llama a Sus siervos para caminar y atravesar estos tiempos críticos mediante el fuego de la fe. Porque será la propia fe y la confianza de tu corazón las que concederán los verdaderos milagros de la vida.
Que en la fe puedas sostenerte, realizarte y donarte, porque quien de verdad está en la fe no le teme a nada.
Que en la fe encuentres la Fe Divina de Cristo, la misma Fe que lo sostuvo en cada etapa de Su Vida, así como de Su entrega de amor por los demás.
Si en Mi Hijo no hubiera estado presente la fe desde el comienzo de todo, no le hubiera sido posible haber atravesado y vivido todo lo que experimentó.
La fe es inmutable, constante y neutra; ella se nutre de la Fuente Divina y repele las malas influencias.
El camino de la fe nos da la paz y en la paz se puede estar capacitado para discernir y tener sabiduría.
La fe de cada creyente en Dios será la gran llave que salvará al mundo, porque tener fe es tener amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
En el día de San Pedro y de San Pablo, festividad de los primeros misioneros de Cristo, he venido a Ginebra en nombre de la paz y de la unidad para confirmar la alianza ecuménica entre todos los cristianos.
Esa es la razón por la cual la siempre Virgen María y Madre de la Iglesia ha pedido en este día, 29 de junio, un encuentro especial en Ginebra, sede de muchos órganos estatales, para poder unir en los planos internos a todos los creyentes de Cristo, por medio del ecumenismo hermanado entre Sus servidores.
La misión de cada cristiano es amar el Propósito de Dios y llevarlo adelante mediante la igualdad de condiciones y bajo el espíritu sagrado de la comprensión de las diferentes manifestaciones cristianas de la fe.
En este siglo XXI, en el que el mundo enfrenta desafíos grandes y también desigualdades sociales y globales, que la Llama del Amor de Cristo sea el punto de unión entre todos los cristianos, basados en el principio de la fe y en el Sagrado Evangelio de Cristo.
Como Madre de la Iglesia y de la humanidad, Mi Hijo Me envía para conceder la Gracia profunda del entendimiento, del conocimiento y de la sabiduría para que todos los que abran su corazón al llamado del ecumenismo puedan, juntos y en unidad, solventar y responder a las urgentes necesidades de la humanidad, de todo el Pueblo de Dios.
Este ecumenismo interreligioso permitirá que todos los cristianos, bajo un mismo fin y amparados por la Gracia Divina, puedan alcanzar la visión total de las diferentes carencias y necesidades de la humanidad, sabiendo que es urgente e inmediato disolver juntos la maldad, las guerras y los conflictos que abrazan a muchos pueblos en el mundo y rescatar de esos durísimos abismos a los que más sufren: a los inocentes.
Mediante la unidad ecuménica y cristiana, Cristo obrará más ampliamente, porque en todo lugar Sus discípulos de estos tiempos deberán ser testigos del Evangelio, para poder sembrar las semillas de la fe, del amor y de la unidad en los suelos más áridos de este mundo.
Y Cristo, el Agua Viva, será el que regará y cultivará lo que Sus allegados realizarán en el mundo.
La unión ecuménica y cristiana generará el espíritu del respeto y, sobre todo, una verdadera solidaridad entre los cristianos que acompañan, con su sentimiento y a través de su fe y de su confianza en las enseñanzas del Evangelio, al mismo Dios, Único y Omnipresente.
En el día de los Apóstoles Pedro y Pablo, que vuelva a surgir en todas las Iglesias cristianas el espíritu misionero, el que impulsará la revelación de la vida del apostolado en Cristo, tan necesario para aliviar el sufrimiento y llevar la cura y el amor a los corazones marginados.
Cristo es para todos.
Él vino por todos y para todos.
El esfuerzo de los testigos de Cristo será, mediante la unión ecuménica, llevar adelante la preparación de Su gloriosa segunda venida, preparando en las almas las bases de su unión con Dios y con todos los atributos que despierta la fe.
Al fin despuntará el ardiente deseo del Señor de que Sus seguidores y compañeros de camino misionero y apostólico se unan para atender la actual crisis mundial.
Por eso vengo a Ginebra para darles la bendición a todos y para estimularlos a llevar adelante la anunciación de la Palabra y del Amor de Cristo, por medio de las obras y de la unidad ecuménica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Virgen de La Salette
Que nada te sorprenda en el fin de este tiempo, porque a los que Me abandonan después de haberles dado todo, todo les será quitado y nadie podrá reclamar porque estará obrando la Divina Justicia.
A veces las consciencias humanas piensan que Mi Plan es un proyecto, que tiene por motivo a unos pocos y que es pasajero; pero en verdad les digo que conocerán la realidad de Mi Obra.
Ya no podré poner Mi confianza en los corazones tibios; la renovación solo promete más transformación y más esfuerzo.
Y si con lo poco que les pido que hagan ya se sienten cansados, ¿quién protegerá la espalda del Maestro cuando llegue la hora de vencer con Mi Espada al adversario?
¿Dormirán a los pies del árbol como lo hizo Pedro? ¿Quién vigilará Conmigo en la hora más culminante?
Ya basta de lamentarse y de justificarse por no saber encontrar la salida al estado de bloqueo o de resistencia.
Yo solo les pido que amen lo que hacen, porque de lo contrario tendré ante Mí un número incontable de ingratos.
¿Dónde están Mis apóstoles de los últimos tiempos?, ¿solo están presentes cuando Me necesitan?
No puedo volver perder los tesoros, como una vez se perdieron en todos los que antes Me honraron y después Me crucificaron.
¿Tendré que volver a sentir sus clavos en Mis Manos?, ¿dónde está su misericordia por Mí?, ¿acaso no les he dado todo lo que Soy y todo lo que tengo?
Mis hermanos, reflexionen, ya no es hora de abandonar la barca, porque la tempestad de estos tiempos podría hacerlos perder.
Antes de decidir, recen, recen y solo recen.
No se puede vivir Mi Obra de Redención con los pies en dos caminos, los quiero fríos o calientes.
No pierdan la oportunidad de hacer un esfuerzo más. Si al menos no lo hacen por sus hermanos, háganlo por Mí, de verdad, y así estaré aliviado.
Desmientan ahora su fantasiosa realidad; la Vida Mayor los llama a amar de verdad.
¡Les agradezco por respetar y por considerar Mis Proyectos!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Por medio de la formación espiritual, educacional y académica de Mi Orden, consagrada hace ya casi nueve años, Yo podré civilizadamente ser aceptado por el mundo y por los hombres cultos, los que no creen que en Mis nuevos apóstoles exista fuente de instrucción.
Cuando le pedí a Pedro que fundara Mi Iglesia para los tiempos futuros, también le pedí que se formara, eso fue con el propósito de que Me representara en la Tierra como sucesor de Cristo.
Hoy, en estos tiempos tan acelerados, vengo para pedir la continuidad de la formación espiritual, educacional y académica de toda la Orden, a fin de que cuando Yo ya no pueda estar más presente entre ustedes, las naciones, los gobiernos, los diplomáticos, los presidentes y las religiones del mundo den un espacio espiritual y físico para que los Míos puedan testimoniar Mi Presencia y que exista, dentro de las leyes de la Tierra, una real aceptación de la misión espiritual que Yo he venido a cumplir durante estos años entre ustedes.
Por eso, es de gran importancia para Mí, que Mis fieles colaboradores y seguidores ayuden en este tiempo en la formación de los consagrados y, sobre todo, faciliten los medios y los recursos materiales para que estos hermanos suyos puedan representarme dignamente en el futuro que llegará.
Eso ayudará de gran manera para que la Obra de la Misericordia que llevo adelante en este lugar del mundo, y por medio de los Centros Marianos, pueda ser reconocida como un lugar propicio y seguro para la devoción, la oración y la comunión de las almas con Mi Sagrado y Glorificado Corazón.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Retira toda angustia y pesar de tu corazón, y ya no pienses que no lo conseguirás.
Anímate, aunque parezca desconocido, a dar el “sí” al Universo con una total confianza.
Da tus pasos en dirección a Cristo. Aún en los momentos de mayor tribulación, deja que Mi Mano maternal se aproxime a ti para poder guiarte.
Deja que lo más viejo de ti vaya muriendo mientras que en tu esencia despierta lo que en verdad eres y lo que has venido a cumplir en este planeta azul.
Confía en que podrás seguir caminando. Deja que la Llama Sagrada de Mi Corazón ilumine tu camino y así puedas llevar adelante el propósito interior que el Padre te confió.
Mientras tanto, hijo Mío, recupera tu esperanza desde el origen de tu despertar, desde el momento en el que tu corazón sintió seguir este sagrado, pero desconocido camino. Desde allí, tú debes tomar coraje y fuerza interior para aprender a trascenderte, para aprender a elevarte y a encontrar el sentido justificable de tener que estar aquí.
Ahora tu vida es tan semejante a aquel momento en el que Pedro, el Apóstol, tuvo que confirmarse si estaba o no con Jesús, ya que, a pesar de su negación, en la esencia de Pedro existía esa confianza escondida por el miedo.
Abre tu corazón y atraviesa ese umbral del miedo que no existe y dile “sí” al Sagrado Corazón. Siempre di “sí” por más que no comprendas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo entrego, para los que más necesiten, Mis Sagrados tesoros y entregando esos tesoros, puedo renovar todas las cosas. Por eso todo lo que reciben en este tiempo es único. Desde lo que proviene del espíritu, hasta lo que recibe la materia, todo puede ser bendecido por Dios, cuando tan solo abren sus corazones.
Mi Poder puede expandirse y llegar a los lugares más lejanos de la Tierra.
Con esto vuelvo a repetirles de la importancia de Mis seguidores en este tiempo dentro de la Obra de la Divina Misericordia.
Esta Obra es formada por el Cuerpo Místico del pueblo de Dios y puede expandirse cuando sus corazones están receptivos a la convocatoria que proviene del Universo.
Hoy, de nuevo el mundo recibió una gran ayuda, porque cuando sus corazones se unen en la verdad, Yo puedo hacer muchas más cosas de las que pensaba; puedo llegar hacia aquellos espacios en donde no habita ni siquiera una gota de luz.
Quiero que comprendan con esto el significado de la Obra de Mi Misericordia, que viene para abrazar al mundo y transformarlo completamente, así como Mi Padre lo desea.
Hoy han hecho sentir a Mi Corazón algo inexplicable, que brota y que nace de las esencias cuando invocan en unidad y amor el nombre del Hijo de Dios; esto recrea a la Creación porque las vibraciones sutiles llegan al planeta, penetran en la consciencia espiritual de la humanidad y las almas se liberan de sus opresiones y sufrimientos.
Por eso nunca teman expandir sus corazones. Es eso lo que Mi Padre les pide a través de Mi Corazón, porque en la expansión del corazón se encuentra la libertad y ya no será necesario que busquen la verdad, porque la estarán viviendo cuando sus corazones se expandan, cada día más.
La expansión del corazón es como un nuevo sacramento que las almas pueden vivir cuando tan solo se entregan en absoluta confianza a los brazos de su Creador. No se imaginan, compañeros cómo Mi rival es derrotado y sus planes más impuros se rompen, se desvanecen, y desaparecen del consciente de la humanidad.
Mi nombre, que fue entregado por el Arcángel Gabriel, no tiene obstáculos, ni barreras. Quien invoca Mi nombre está dentro de Mí, y Yo puedo estar dentro de él, en profunda comunión con la Creación.
Mi nombre es bendito porque emanó de la Fuente. Ustedes también guardan en su interior, sus verdaderos nombres sagrados, aquellos nombres que en el principio de sus esencias emanaron de la Fuente de la Creación, y ustedes se tornaron vida, consciencia y energía.
Quien invoca Mi nombre, encontrará su nombre sagrado; sabrá que es lo que ha venido a hacer en este tiempo, lo que ha venido a cumplir como absoluto servicio a Dios.
Sus nombres sagrados guardan una historia, que en este momento los velos de sus consciencias no ven. Pero esos velos serán retirados y la humanidad entera sabrá en verdad quién ha sido; no habrá misterios, todo será develado,pero si trabajan para Dios de corazón, todo se cumplirá, todo tiene su tiempo, su momento y su lugar.
Sigan propagando la fe en el mundo, y el bendito nombre de su Señor, Jesucristo, para que la Tierra pueda seguir siendo repoblada de los designios de Dios, los cuales necesita para alcanzar su libertad y poner fin al cautiverio.
Hoy he llamado a siete de los doce Padres Creadores para que estuvieran aquí, junto Conmigo, en alabanza y adoración a nuestro Padre que está en los cielos, que trae la buena nueva por medio del Verbo Divino y de la Sagrada Palabra de Su Unigénito.
Los siete Padres Creadores representan el ciclo de la renovación, cada uno de ellos aporta para la humanidad, una nueva experiencia y una nueva misión que el mundo descubrirá en los próximos ciclos que vendrán. Por eso la importancia de expandir sus corazones, para que no pierdan estos impulsos que vienen del Universo y que intentarán hacer de las almas el verdadero ejemplo de la redención y de la paz, energías sublimes que el mundo necesita en este tiempo.
Cada Padre Creador, cada Arcángel de Dios, llega para evitar algo en el mundo.
Ustedes pueden, con sus corazones, y aun más con la expansión de sus corazones, cambiar la historia de esta humanidad, por el servicio incondicional, por la caridad verdadera, por las obras de la misericordia. Todo estará siendo ofrecido para todos.
Quien quiera dar el próximo paso que lo haga. Mi Corazón que es Misericordioso y Glorificado, tiene Sus puertas abiertas para acoger, en Su interior, sus aspiraciones, las cuales Yo revestiré de nuevas formas, para que aprendan, en este ciclo, a vivir de Mi Voluntad.
El planeta, su humanidad y este tiempo, necesitan de servidores plenos, llenos de un espíritu incondicional que siempre los transformará, que no los atará a la vida terrestre ni tampoco a las formas arcaicas.
Ese espíritu, que es transformador, es uno de los Dones que ayer Yo les entregué a sus corazones. Recuerden ese impulso y vivifíquenlo, para que la Obra de Mi Misericordia pueda seguir expandiéndose en el mundo.
Dedico este mensaje a Mis seguidores, para que sientan y sepan que están siguiendo el camino correcto cuando pueden ser abrazados solamente por Mi Voluntad, así renunciarán a su voluntad para que los designios del Padre se manifiesten sobre la superficie de este planeta y formen parte de la nueva comunidad esenia, la comunidad esenia de la paz, la que dará continuidad a la obra de la misericordia y de la redención que los primeros esenios cumplieron en los tiempos antiguos.
Ser un esenio de la paz es vivir lejos de las formas terrestres, de todos los ideales que quieran constituir su propia voluntad. Sé que en ese punto aun deberán trabajar compañeros, por eso les vuelvo a repetir de la importancia de expandir sus corazones para que la Obra no se detenga.
Quien abre su corazón a Dios comprenderá lo que es desconocido, así como lo hicieron los antiguos apóstoles, que en su más grande ignorancia, recibieron en su interior la sabiduría de todas las cosas, aunque no las hayan comprendido.
Trabajar para el Señor Jesús, es un desafío. Por eso vengo a llevarlos hacia un nuevo rumbo, hacia un nuevo destino que nunca vivieron, que nunca aprendieron. Entréguense a ese nuevo proyecto que está dibujando Mi Corazón, para que puedan ser partícipes de Mi Obra de redención.
No teman renunciar, porque descubrirán en ustedes mismos, que podrán hacer muchas cosas más de las que hacen y así se librarán de las cadenas de estos tiempos.
Cuando sus corazones se expanden, el amor se expande; por eso las súplicas, las oraciones, la adoración y la alabanza expanden los corazones de los hombres, para que reciban en su interior el Reino de Dios, que es lo que en este tiempo, y en esta era, los alimentará espiritualmente y tendrán fuerza, coraje y valentía como las han tenido hasta ahora, para seguir Mis pasos.
Aceptan forjar aún más sus espíritus para la transformación?
- Si
No saben lo que dicen (Jesús está sonriendo).
Lo mismo le pregunté a Mis apóstoles, y Pedro creía que lo podía todo, hasta que se dio cuenta, que sin Mí, sin estar en Mí, nunca podría nada. Por eso le entregué la llave de los cielos, porque cuando él comprendió de lo que Yo le hablaba, le entregué Mi legado, para que a través de los tiempos diera a conocer la buena nueva y el evangelio del Hijo de Dios.
En Mi piedra más dura construí Mi nueva Iglesia, y ustedes que ya se quebraron algunas veces por dentro, Yo he construido nuevas cosas, tengan fe en eso. No piensen que la vida solo es una lamentación. No solo los llamo a vivir el sacrificio, sino también la alegría de estar sirviendo en la obra de la redención, y de expandir ese amor al mundo que tanto lo necesita.
En esta hora, abriendo las puertas a la Iglesia Celestial, ingresemos, apóstoles Míos, al templo de la adoración, al templo de la alabanza, al templo mayor de la gratitud. Porque Dios los ha convocado, y Su amado Hijo los visitó para recordarles ese compromiso.
Que cada uno cumpla con su parte en este Plan de Amor por la humanidad.
Que se enciendan en su interior los Cristos del nuevo tiempo, y que la tierra prometida, la que será impregnada, por los mil años de paz, pueda ser vista y descubierta por todos los hombres, bajo el espíritu de la fe, de la sabiduría y del amor.
Agradezcamos a Dios por este momento y por todas las gracias que Él aun derrama en el mundo, a pesar de los errores de los hombres y de las naciones. Bienaventurados son los que expanden sus corazones, porque estarán atrayendo para sí el Reino de Dios.
Que el planeta sea hoy nuevamente irradiado por la alabanza, la adoración, y la gratitud a Dios.
Que el santo nombre del Hijo del Padre sea escuchado en los cuatro puntos de la Tierra, para que las almas despierten, a la redención y al amor y se establezca la Sagrada Familia Universal.
En Mi Iglesia Celestial se reciben todas las alabanzas, y esta oferta es respondida por las Gracias de Dios.
Que se abran las puertas de Mi Iglesia Celestial, (y) que los ángeles reciban de sus manos este ofertorio.
Que sus corazones se expandan, para que el amor pueda crecer y ya no existan obstáculos, sino lazos de amor entre los hombres, la naturaleza y el planeta.
Yo Soy la Portera del Universo y en Mi Corazón Inmaculado guardo las llaves de los Cielos, las mismas llaves que Pedro recibió como legado interior y espiritual de parte de Mi Amado Hijo.
Estas llaves, que están bañadas del Amor de Mi Corazón por todos los hijos del mundo, son las que Me permiten, como Madre y Mediadora, interceder por la salvación de las almas y por la redención de los corazones.
De la misma forma, puedo desatar con Mis propias Manos los nudos y las amarras más duras de la humanidad, y tan solo con la apertura de un corazón valiente, Yo puedo interceder por esa consciencia y liberarla de su constante cautiverio.
Hoy vengo como la Portera de los Cielos, porque en algún momento de sus vidas se depararán con ese misterio, que será revelado y será necesario de su atención para poder reconocerlo.
Soy la Portera de los Cielos, porque deseo que muchos más corazones puedan ingresar al Reino de los Cielos y así vivir la Comunión con lo Alto para que finalmente se establezca la redención.
Soy la Portera de los Cielos e intento llevar a Mis hijos hacia la verdad del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Libera tu corazón de todo elcansancio y entrégate en confianza a Mis brazos, para que tu espíritu incansable pueda reposar en Mí.
Deja atrás toda amargura y desprende de tu interior todo lo que no sea amor, porque padeciendo Mi Amado Hijo todos los martirios, el Señor te ha mostrado el camino incondicional para encontrar fortaleza.
Vengo para pedirte que te entregues a Mí y Me permitas que Mi Corazón pueda obrar a través de ti, porque aún debo calmar la desesperación del mundo.
Sumérgete pronto en el océano de Mi Gracia y podrás estar cerca de Mi Hijo, sintiendo Su insondable Corazón y viviendo plenamente Su Divina Consciencia.
Entrégate a Mis brazos y sabrás qué hacer, con sabiduría y discernimiento.
Apártate del miedo y acércate, día a día, al Amor que nace de la Fuente Primordial.
El triunfo de Mi Hijo está en la redención de tu vida y en la conquista de tu corazón, para que así Él pueda morar en ti.
Fecunda un espíritu de mansedumbre y así recibirás desde lo Alto las llaves del Cielo, así como las recibió Pedro cuando entregó su vida en confianza en las Manos del Señor. Y ya no solo serás parte del Pescador de hombres, sino también serás parte de una comunidad fraterna formada por la Jerarquía Espiritual.
¡Adelante! Y deja los desánimos atrás, por Mí. La esperanza es posible.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras las santas mujeres ya estaban próximas a Jerusalén, por otro lado, el Divino Hijo también ya se acercaba a la ciudad en la cual Él sería repudiado y moriría por todos.
Por un acto de amor infinito e incomprensible para la mente humana, Mi Amado Hijo entregaría toda Su Vida y Divinidad por la salvación de la humanidad y del planeta.
Durante el viaje a Jerusalén, que Mi Amado Hijo realizaba junto a Sus apóstoles, Pedro le preguntó por qué Él, siendo el Mesías y el Salvador de Israel, debía pasar por esa experiencia.
Jesús, atento al movimiento de Su adversario, declaró a viva voz que la Voluntad de Dios se cumpliría en este Universo y en este planeta y que nada ni nadie podría tentar o alterar esa Divina Voluntad.
De esa forma, Jesús despertó en Sus apóstoles la fortaleza y la fe para que en los momentos difíciles de la Pasión de Cristo, sus consciencias se mantuviesen serenas y no llenas de temor por creer que todo había sido un fracaso.
La entrega de Jesús posibilitó probar la confianza de Sus seguidores en algo que es Mayor y Divino. La Pasión de Jesús permitió revelar al mundo en la condición inferior que, en aquel tiempo, se encontraba toda la consciencia humana.
Jesús, antes de ingresar en Jerusalén, vertió sobre los Suyos los códigos lumínicos más elevados como para que, en el momento crucial, los apóstoles se resguardasen espiritualmente ante todas la fuerzas y energías que se moverían.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Para que un corazón aprenda a ser instrumento de la Humildad de Dios, el Señor le permite que viva la experiencia que necesita, aunque ponga en riesgo un Proyecto de Él.
Cuando Pedro negó a Jesús por tres veces, el Señor le permitió que cometiese ese error y no le advirtió en el momento en que lo cometería, porque Pedro necesitaba aprender a ser humilde.
Sobre Pedro el Señor aspiraba a construir una gran fortaleza. De las palabras que procederían de su boca, surgirían el don del Espíritu de Dios, la conversión y el despertar de muchas almas. Pedro debería proclamar el Reino de Dios no solo con palabras, sino con su propia existencia, con el ejemplo de su vida, de su conversión y transformación.
Si Pedro no hubiese negado a Jesús, jamás habría atraído hacia sí el don de la humildad y jamás habría descubierto la esencia del Perdón de Cristo.
Cada aprendizaje que Dios les envía tiene una finalidad espiritual superior.
Sepan que Dios aspira a transformar a muchos de ustedes en los “Pedros” de este tiempo, construyendo Su Fortaleza en aquellos que deberán llevar adelante una transformación verdadera y una unión perfecta con el espíritu crístico.
Acepten con humildad los aprendizajes de la vida y, al percibir un error, observen lo que Dios les enseña por medio de él, aprendan y crezcan de corazón.
Yo los amo y los guío para que se manifieste la fortaleza interior de todos los seres.
San José Castísimo, siervo humilde de Dios
Queridos Míos:
Un importante movimiento universal y celestial está sucediendo hoy porque se cumplen seis meses de que Mi Consciencia Sacerdotal ha descendido, desde el Cielo de Mi Padre, para encontrarse día a día con ustedes, Mi pequeño y amado rebaño en redención. Por este motivo, hoy estoy misericordiosamente presente junto a Mi primer representante en la Tierra y embajador de la Paz: el Apóstol San Pedro.
Hoy quiero que, después de estos seis meses de infinitas misericordias, cada uno de Mis compañeros medite, reflexione desde la consciencia, los pasos maduros de entrega y fe que han dado en dirección a Mi Sagrado Corazón; quiero que mediten respecto de su amoroso interés por Mis Instrucciones diarias.
Al cabo de los próximos seis meses, durante los que continuarán viendo Mi Presencia Amorosa, se cumplirá un último ciclo de Apariciones diarias.
Después de su estudio interno de consciencia, quiero que perciban y comprendan qué es lo que ha sucedido con cada uno de ustedes, y cuáles fueron los verdaderos frutos que nacieron en sus corazones.
Hoy no les llamo la atención, sino que los llamo a despertar a la madurez espiritual.
Ustedes saben, Mis amigos, que el mundo está transitando por una grave crisis espiritual, que cada día que pasa repercute en todos los seres y en las decisiones definitivas de sus vidas. Es el camino al Gran Juicio Universal que llegará para toda la humanidad. Este Juicio es Misericordia y Gracia, porque a través de la piedad y el servicio, causas por las que ustedes trabajan, muchos alcanzarán misericordia.
De esta manera, hoy les revelo Mi Corazón dolorido por los grandes pecados del mundo, los que crecen más rápido que la cantidad de oraciones que se ofrecen.
Después de estos seis meses de mensajes diarios, estoy retirando del jardín de infantes a Mis niños y los estoy llevando a los primeros pasos de la madurez y de la verdadera sabiduría para sus espíritus.
En este día, que la consciencia se detenga para meditar sobre este importante llamado crístico a cruzar el portal, con madurez, rumbo a Mi Sagrado Corazón.
Dios espera que Sus hijos crezcan en la fe y en la esperanza para que despierte la reverencia en sus seres cada vez que oren Conmigo a las tres de la tarde.
Es momento de alcanzar la misericordia y dejar de aspirar a ella, es momento de avanzar como un maduro discípulo. Esmomento de estar despiertos en vida y en consciencia, para que puedan reconocer la diferencia entre Mi venida y la de aquel que usará Mi vestimenta para convencer a Mis rebaños.
Estamos en un tiempo de batalla espiritual, y es desde espíritus maduros que se definirá la victoria del Reino de los Cielos sobre toda la faz de la Tierra.
Ahora llegó el momento interior; Yo los contengo por sobre todas las cosas, porque en pocos nacerán los Nuevos Cristos y muchos se perderán en el camino por sus propias ideas. Solo se deberá obedecer a la Gran Luz Interior del Señor.
Bajo la Misericordia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por persistir y vivir Mis Instrucciones desde el corazón.
Cristo Jesús, el Salvador
Queridos hermanos en María Santísima:
Estoy aquí, sobre este centro de oración y devoción para compartir con ustedes Mi Gracia y Mi Piedad, Méritos Divinos que fueron entregados a lo largo de estos días por su honesta respuesta a Mi Corazón.
Queridos compañeros, no Me separo de ustedes ni por un momento; por eso, mantengan la puerta abierta del corazón para que Mi Santo Espíritu los pueda visitar en honor y en alabanza al único Dios del Amor.
Queridas y pequeñas ovejas Mías, el rebaño de ustedes, el de Mi predilección, deberá crecer en el amor, en la unidad y en la fe para que sus vidas sean depositarias de nuevos dones y de nuevas ovejas que querrán encontrar una salida por medio de la Instrucción que Yo les entrego a ustedes.
Mi nuevo ciclo sobre la Tierra y con la humanidad se aproxima. Mediante la oración y la unidad de sus consciencias Conmigo en esta Sagrada Semana, no solo existió la oportunidad superior de libertación de almas encarceladas por su propio sufrimiento, sino que también Mi Misericordia y Mi Gracia Mayor se derramaron sobre aquellos dirigentes que necesitarán de la Luz del Padre para tomar decisiones sobre Mi amada humanidad.
Con esto les digo, Mis queridos amigos, que Mi Corazón bendijo al nuevo Santo Padre con el fin de que él pueda representar en fidelidad a Mi amado Apóstol Pedro, el guardián de las puertas del Cielo.
Así podrán sentir en sus corazones, cómo Mi Luz se irradió esta vez sobre el mundo, luz que tocó especialmente a todos los misioneros que desde hace tiempo Me sirven en el mundo entero, los llamados misioneros del amor y de la caridad.
Mi Corazón de Luz abrazó con tanta compasión a los desamparados y desprotegidos en los llamados campos de refugiados, que Mi Espíritu acogió en el Reino a todos aquellos que podrían haber ido al Infierno.
Queridos, perciban con el corazón la grandeza de su Padre que está en los Universos. Contemplen la inmensidad del Manantial de la Misericordia y de la Piedad que Él derrama por intermedio de Su Santo Hijo Amado.
Hermanos Míos, han agradado Mi Corazón con los buenos actos que han profesado mediante el ejercicio diario de vivir Mi Pasión. Como gloria definitiva, Mi Alma pudo volver a tocar con Su Amor el corazón de algunas familias y jóvenes que, divididos entre alma y cuerpo, retomaron el camino de la reconciliación y de la conversión, pudiendo así perdonar las faltas cometidas al Dios del Amor.
Por todo esto, Mi Consciencia, que fue contemplada y adorada en toda la Tierra, trajo consigo los Dones del Espíritu Santo; Dones que fueron vertidos sobre aquellos que se dispusieron a vivir el estado interno de Mi Pasión, recordando el camino de experiencia y de vida que Mi Corazón dejó como legado para todos Mis seguidores y no seguidores.
Queridos Míos, vean qué infinita es Mi Misericordia; nuevamente, en este día, Mi Corazón los absuelve, los perdona y los hace reencontrar el camino de la redención.
Aguardo que en la Semana Santa del año 2014 los pueda encontrar tan unidos a Mí como lo han estado hoy, pues las Obras del Cielo se cumplen por medio de los fieles y obedientes servidores que están en Cristo sobre la faz de la Tierra.
Bajo el Poder Misericordioso de Dios, sean bienaventurados y alegres.
Gracias por cumplir con Mis Pedidos desde el corazón.
Vuestro amado Cristo Jesús, el Pastor Redentor
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más