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Nunca te permitas perder la fe en los momentos más difíciles.
Recuerda a Pedro cuando tuvo que caminar entre las aguas sosteniéndose solamente de un acto de fe. Fue la fe que lo mantuvo en pie y que lo llevó, más allá de todo, a confiar en la Divina Presencia del Señor.
De la misma forma hoy Cristo llama a Sus siervos para caminar y atravesar estos tiempos críticos mediante el fuego de la fe. Porque será la propia fe y la confianza de tu corazón las que concederán los verdaderos milagros de la vida.
Que en la fe puedas sostenerte, realizarte y donarte, porque quien de verdad está en la fe no le teme a nada.
Que en la fe encuentres la Fe Divina de Cristo, la misma Fe que lo sostuvo en cada etapa de Su Vida, así como de Su entrega de amor por los demás.
Si en Mi Hijo no hubiera estado presente la fe desde el comienzo de todo, no le hubiera sido posible haber atravesado y vivido todo lo que experimentó.
La fe es inmutable, constante y neutra; ella se nutre de la Fuente Divina y repele las malas influencias.
El camino de la fe nos da la paz y en la paz se puede estar capacitado para discernir y tener sabiduría.
La fe de cada creyente en Dios será la gran llave que salvará al mundo, porque tener fe es tener amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
En el día de San Pedro y de San Pablo, festividad de los primeros misioneros de Cristo, he venido a Ginebra en nombre de la paz y de la unidad para confirmar la alianza ecuménica entre todos los cristianos.
Esa es la razón por la cual la siempre Virgen María y Madre de la Iglesia ha pedido en este día, 29 de junio, un encuentro especial en Ginebra, sede de muchos órganos estatales, para poder unir en los planos internos a todos los creyentes de Cristo, por medio del ecumenismo hermanado entre Sus servidores.
La misión de cada cristiano es amar el Propósito de Dios y llevarlo adelante mediante la igualdad de condiciones y bajo el espíritu sagrado de la comprensión de las diferentes manifestaciones cristianas de la fe.
En este siglo XXI, en el que el mundo enfrenta desafíos grandes y también desigualdades sociales y globales, que la Llama del Amor de Cristo sea el punto de unión entre todos los cristianos, basados en el principio de la fe y en el Sagrado Evangelio de Cristo.
Como Madre de la Iglesia y de la humanidad, Mi Hijo Me envía para conceder la Gracia profunda del entendimiento, del conocimiento y de la sabiduría para que todos los que abran su corazón al llamado del ecumenismo puedan, juntos y en unidad, solventar y responder a las urgentes necesidades de la humanidad, de todo el Pueblo de Dios.
Este ecumenismo interreligioso permitirá que todos los cristianos, bajo un mismo fin y amparados por la Gracia Divina, puedan alcanzar la visión total de las diferentes carencias y necesidades de la humanidad, sabiendo que es urgente e inmediato disolver juntos la maldad, las guerras y los conflictos que abrazan a muchos pueblos en el mundo y rescatar de esos durísimos abismos a los que más sufren: a los inocentes.
Mediante la unidad ecuménica y cristiana, Cristo obrará más ampliamente, porque en todo lugar Sus discípulos de estos tiempos deberán ser testigos del Evangelio, para poder sembrar las semillas de la fe, del amor y de la unidad en los suelos más áridos de este mundo.
Y Cristo, el Agua Viva, será el que regará y cultivará lo que Sus allegados realizarán en el mundo.
La unión ecuménica y cristiana generará el espíritu del respeto y, sobre todo, una verdadera solidaridad entre los cristianos que acompañan, con su sentimiento y a través de su fe y de su confianza en las enseñanzas del Evangelio, al mismo Dios, Único y Omnipresente.
En el día de los Apóstoles Pedro y Pablo, que vuelva a surgir en todas las Iglesias cristianas el espíritu misionero, el que impulsará la revelación de la vida del apostolado en Cristo, tan necesario para aliviar el sufrimiento y llevar la cura y el amor a los corazones marginados.
Cristo es para todos.
Él vino por todos y para todos.
El esfuerzo de los testigos de Cristo será, mediante la unión ecuménica, llevar adelante la preparación de Su gloriosa segunda venida, preparando en las almas las bases de su unión con Dios y con todos los atributos que despierta la fe.
Al fin despuntará el ardiente deseo del Señor de que Sus seguidores y compañeros de camino misionero y apostólico se unan para atender la actual crisis mundial.
Por eso vengo a Ginebra para darles la bendición a todos y para estimularlos a llevar adelante la anunciación de la Palabra y del Amor de Cristo, por medio de las obras y de la unidad ecuménica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Virgen de La Salette
Retira toda angustia y pesar de tu corazón, y ya no pienses que no lo conseguirás.
Anímate, aunque parezca desconocido, a dar el “sí” al Universo con una total confianza.
Da tus pasos en dirección a Cristo. Aún en los momentos de mayor tribulación, deja que Mi Mano maternal se aproxime a ti para poder guiarte.
Deja que lo más viejo de ti vaya muriendo mientras que en tu esencia despierta lo que en verdad eres y lo que has venido a cumplir en este planeta azul.
Confía en que podrás seguir caminando. Deja que la Llama Sagrada de Mi Corazón ilumine tu camino y así puedas llevar adelante el propósito interior que el Padre te confió.
Mientras tanto, hijo Mío, recupera tu esperanza desde el origen de tu despertar, desde el momento en el que tu corazón sintió seguir este sagrado, pero desconocido camino. Desde allí, tú debes tomar coraje y fuerza interior para aprender a trascenderte, para aprender a elevarte y a encontrar el sentido justificable de tener que estar aquí.
Ahora tu vida es tan semejante a aquel momento en el que Pedro, el Apóstol, tuvo que confirmarse si estaba o no con Jesús, ya que, a pesar de su negación, en la esencia de Pedro existía esa confianza escondida por el miedo.
Abre tu corazón y atraviesa ese umbral del miedo que no existe y dile “sí” al Sagrado Corazón. Siempre di “sí” por más que no comprendas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo Soy la Portera del Universo y en Mi Corazón Inmaculado guardo las llaves de los Cielos, las mismas llaves que Pedro recibió como legado interior y espiritual de parte de Mi Amado Hijo.
Estas llaves, que están bañadas del Amor de Mi Corazón por todos los hijos del mundo, son las que Me permiten, como Madre y Mediadora, interceder por la salvación de las almas y por la redención de los corazones.
De la misma forma, puedo desatar con Mis propias Manos los nudos y las amarras más duras de la humanidad, y tan solo con la apertura de un corazón valiente, Yo puedo interceder por esa consciencia y liberarla de su constante cautiverio.
Hoy vengo como la Portera de los Cielos, porque en algún momento de sus vidas se depararán con ese misterio, que será revelado y será necesario de su atención para poder reconocerlo.
Soy la Portera de los Cielos, porque deseo que muchos más corazones puedan ingresar al Reino de los Cielos y así vivir la Comunión con lo Alto para que finalmente se establezca la redención.
Soy la Portera de los Cielos e intento llevar a Mis hijos hacia la verdad del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Libera tu corazón de todo elcansancio y entrégate en confianza a Mis brazos, para que tu espíritu incansable pueda reposar en Mí.
Deja atrás toda amargura y desprende de tu interior todo lo que no sea amor, porque padeciendo Mi Amado Hijo todos los martirios, el Señor te ha mostrado el camino incondicional para encontrar fortaleza.
Vengo para pedirte que te entregues a Mí y Me permitas que Mi Corazón pueda obrar a través de ti, porque aún debo calmar la desesperación del mundo.
Sumérgete pronto en el océano de Mi Gracia y podrás estar cerca de Mi Hijo, sintiendo Su insondable Corazón y viviendo plenamente Su Divina Consciencia.
Entrégate a Mis brazos y sabrás qué hacer, con sabiduría y discernimiento.
Apártate del miedo y acércate, día a día, al Amor que nace de la Fuente Primordial.
El triunfo de Mi Hijo está en la redención de tu vida y en la conquista de tu corazón, para que así Él pueda morar en ti.
Fecunda un espíritu de mansedumbre y así recibirás desde lo Alto las llaves del Cielo, así como las recibió Pedro cuando entregó su vida en confianza en las Manos del Señor. Y ya no solo serás parte del Pescador de hombres, sino también serás parte de una comunidad fraterna formada por la Jerarquía Espiritual.
¡Adelante! Y deja los desánimos atrás, por Mí. La esperanza es posible.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras las santas mujeres ya estaban próximas a Jerusalén, por otro lado, el Divino Hijo también ya se acercaba a la ciudad en la cual Él sería repudiado y moriría por todos.
Por un acto de amor infinito e incomprensible para la mente humana, Mi Amado Hijo entregaría toda Su Vida y Divinidad por la salvación de la humanidad y del planeta.
Durante el viaje a Jerusalén, que Mi Amado Hijo realizaba junto a Sus apóstoles, Pedro le preguntó por qué Él, siendo el Mesías y el Salvador de Israel, debía pasar por esa experiencia.
Jesús, atento al movimiento de Su adversario, declaró a viva voz que la Voluntad de Dios se cumpliría en este Universo y en este planeta y que nada ni nadie podría tentar o alterar esa Divina Voluntad.
De esa forma, Jesús despertó en Sus apóstoles la fortaleza y la fe para que en los momentos difíciles de la Pasión de Cristo, sus consciencias se mantuviesen serenas y no llenas de temor por creer que todo había sido un fracaso.
La entrega de Jesús posibilitó probar la confianza de Sus seguidores en algo que es Mayor y Divino. La Pasión de Jesús permitió revelar al mundo en la condición inferior que, en aquel tiempo, se encontraba toda la consciencia humana.
Jesús, antes de ingresar en Jerusalén, vertió sobre los Suyos los códigos lumínicos más elevados como para que, en el momento crucial, los apóstoles se resguardasen espiritualmente ante todas la fuerzas y energías que se moverían.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más