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Compañeros:
No solo en Colombia, sino también en otras naciones del mundo, una parte de la humanidad, de los seguidores de Cristo, deberá agruparse y congregarse para esperar el momento definitivo de la humanidad, el llamado Juicio de los juicios.
Esos espacios y lugares, para el encuentro ecuménico de Mis seguidores, serán las Comunidades-Luz, en donde estarán libres y protegidos de peligros inminentes que la propia raza humana generará por sus desacuerdos con la vida social y política de las naciones.
Porque en verdad, la humanidad desenmascarará a aquellos que solo difundieron promesas vacías y nunca existió un cambio ni una mejora en ningún sentido, solo existieron palabras bonitas revestidas de discursos emotivos y convincentes.
Al menos una parte de la humanidad recurrirá a la Jerarquía Espiritual, a donde se encuentre, para poder tener guía y protección en los momentos cruciales.
Por eso, compañeros, estén atentos porque esos momentos no están tan lejos y no deberán pasar cincuenta años para esperar el fin de los tiempos, porque el fin está ahí.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En la Hora de Mi Misericordia tengo mucho para darle a las almas, pero la mayoría no se anima a beber de Mis prodigios, de la Fuente de Agua Viva, porque en muchos casos ellas colocan su atención en otro lugar y no en Mí.
Las almas del mundo a veces se preguntan la razón y el motivo de su sufrimiento, y lo primero que hacen es culpar a Dios por las consecuencias que viven, cuando, en realidad, son el resultado de sus propios actos.
Pero en la Hora de la Misericordia Mi Corazón prodigioso tiene el poder para revertir muchos males y desencuentros, siempre que las almas se confíen a Mi Corazón Misericordioso.
Animo a Mis verdaderos seguidores a difundir la Obra redentora de Mi Misericordia, para que las almas aprendan a no tomar decisiones precipitadas que afecten a la humanidad.
Yo los invito a buscar la humildad dentro de sus seres para que la Verdad, algún día, los pueda liberar.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Primer Mensaje
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como el agua de la lluvia, hoy traigo Mis Gracias para el mundo y revelo Mi Corazón Confederado para toda la humanidad.
Desde la Nebulosa de Orión traigo Mi Mensaje y hago vibrar las Palabras de Dios en todo el Universo. Que también vibren sus corazones con estas Palabras y así se puedan renovar los tiempos.
Desde Orión envío Mi Energía Espiritual para la humanidad, para todos los representantes de Cristo en la Tierra.
Que Mi Verbo se refleje en los corazones simples y humildes.
Que Mi Propósito se cumpla en los que aspiran a alcanzarme algún día y también llegue a todos los que aspirarán a superarme en el amor viviendo Mi Verdad.
Desde esa constelación envío Mi Mensaje para todos, para que en sus espíritus también se conforme la Hermandad, esa sagrada Fraternidad de todos los tiempos que ha permitido proteger y amparar a este planeta y a este Proyecto humano, desde el Génesis hasta los días de hoy, pasando por tantas civilizaciones, razas y experiencias, viviendo tantos aprendizajes y pruebas a través de todos los tiempos y de todas las eras.
Y a pesar de tantos embates y después de Mi venida al mundo hace más de dos mil años, el Proyecto de Mi Padre aún sigue en pie en esta humanidad y llamo a todos los seres de la Tierra para que lo sigan recreando, para que puedan seguir constituyendo en ustedes ese Proyecto de Amor que va más allá de la dualidad y de toda diferencia.
Yo traje para todos, hace más de dos mil años, el Código Crístico Celular.
Mi Divinidad, Mi Alma y Mi Consciencia se ofrecieron para eso, a fin de testimoniar para el mundo que es posible vivir grandes grados de amor, más allá de todos los errores cometidos.
Hoy estoy desde la Nebulosa de Orión enviando Mi Mensaje de paz a la humanidad para este nuevo ciclo que ha comenzado después del último 8 de agosto, en donde nuevos acontecimientos llegarán para que la humanidad pueda aprender a vivir aún más el amor y el perdón, concibiendo en sí la redención.
Hoy el Universo envía su bendición para todos, su más cordial mensaje de paz y de fraternidad, porque ya no bastará que su Maestro esté solo en el planeta o en algún lugar de él para enviar Su Mensaje.
Hoy estoy desde la Nebulosa de Orión para que todos puedan participar de esa universalidad en el fin de estos tiempos; universalidad que deberán alcanzar a través del amor al Plan y el servicio incondicional a la Jerarquía.
Sean partícipes, entonces, compañeros, del fin de este último tiempo en donde enseñanzas más importantes llegarán, aprendizajes más profundos se vivirán.
Revelaciones muy desconocidas llegarán para que al menos una parte de la consciencia de la humanidad se eleve y encuentre la puerta de salida hacia el Infinito, en nombre de toda esta civilización milenaria que viene caminando en este mundo hace mucho tiempo.
Hemos llegado en el tiempo en donde se vivirá esa gran síntesis, desde el principio del Génesis, pasando por los grandes patriarcas, profetas y apóstoles y todos los mártires de Cristo.
Toda la historia de los que dieron la vida por Mí será reunida para llevarla como experiencia y ofertorio a los Pies del Padre Eterno, y he escogido a la Nebulosa de Orión para que prepare ese acontecimiento.
¿Por qué un lugar tan distante a ustedes debería reunir todas esas informaciones y experiencias?
Ustedes saben, compañeros, que no están solos en este Universo.
Ya es hora de aprender a percibir las realidades superiores que los llaman a través de la Voz del Infinito, la Voz que siempre clama y llama a sus hijos, la Voz del Padre Eterno, la Voz de la Hermandad.
Ustedes entrarán en este tiempo dentro de la cuenta de su ofertorio. Será importante que sus experiencias de amor y de servicio sean verdaderas y que se dispongan a darme más de lo que pueden, aunque a veces duela.
Ese será el verdadero legado que podré entregarle a Mi Padre de parte de la humanidad, así Él Me concederá una Gracia tan expiatoria e importante para este ciclo final en el que todo está en juego.
Las últimas partidas se juegan en el tablero. Estamos en el momento culminante de la definición interior para que después suceda la definición exterior.
Las Jerarquías oran sin detenimiento, reúnen sus principios y aspiraciones para que la voz de todos los Hermanos sea escuchada por el Padre Eterno.
El Universo Material y, especialmente, el planeta se prepara para su último y gran parto.
Es hora de dar a luz al nuevo hombre, a la nueva consciencia, libre de los pecados capitales, libre de las amarras, de las ataduras, de la perdición.
Para eso serán llamados todos los que fueron ungidos alguna vez por Mi Espíritu. Y todos los que una vez fueron sacramentados participarán de esa comunión con Mi Espíritu y con Mi Divinidad.
Cuando ustedes estén compartiendo Conmigo los últimos encuentros ese será el momento en que el Universo realizará su gran ofertorio a la Creación, y sus aspiraciones deberán llegar a lo Alto, así como sus corazones, para que se reúna la síntesis de todo lo vivido desde el principio de esta Creación, especialmente desde el Génesis.
Al fin la caída de Adán y Eva será borrada de la consciencia del Universo y las almas ya no deberán venir al mundo y a la Nueva Humanidad con el pecado original, porque estarán libres de esas consecuencias y de esos errores.
Orión se ha ofrecido para concebir, como Consciencia Universal, a la Nueva Humanidad, haciendo su gran sacrificio después de millones de años.
La Nebulosa de Orión brillará como nunca antes ha brillado y un nuevo tiempo comenzará después de que todo se haya purificado, dentro y fuera de los seres.
Por eso, compañeros, no bajen los brazos, elévenlos hacia Mí para que Yo los pueda tomar de las manos y subirlos a Mi Barca de salvación y de esperanza, la que alcanzará el nuevo puerto hacia el Corazón de Dios.
Porque cuando llegue ese tiempo la Nueva Humanidad no recordará el pasado ni el sufrimiento ni tampoco el dolor, porque Orión habrá donado sus Rayos y Principios para poder formar al nuevo ser y al Nuevo Hombre.
Orión estará tan cercano como la Luna lo está de su planeta.
Reciban este Mensaje con gratitud, por más que no lo comprendan, porque lo que Yo les digo es algo que sucederá en los próximos tiempos.
Tengan dentro de sus aspiraciones este propósito de su Maestro y Señor, y trabajen por él todos los días, incansablemente.
Ya no importará si caen a Mi derecha o a Mi izquierda, si quedan atrás o si están adelantados. Yo necesito el amor de sus corazones para concebir espiritualmente ese ofertorio que Orión elevará a lo más alto del Universo y de la Creación.
Y ya no luchará espada contra espada ni guerrero contra guerrero, porque de los nuevos hombres que repoblarán la Tierra, que en el próximo tiempo llegará, se forjará el espíritu de los valientes, de los curadores, de los silentes y de los contemplativos; de todos los que han trabajado en esta vida en el servicio para espejar en esta humanidad la Voluntad de Dios.
Entonces, compañeros, que se escriba en ustedes este nuevo propósito que hoy les revelo.
Mantengan su corazón en Orión y todo lo comprenderán. Así su luz azul los irradiará y sus espíritus conseguirán la fuerza para seguir adelante siguiendo los principios de la Jerarquía, bajo el espíritu de la fe y de la confianza.
¡Que se levanten los guerreros de la Nebulosa azul!
¡Que los guerreros del amor participen de esta convocatoria y que en la Tierra esta convocatoria se haga realidad!
Amén.
Hoy les hablo así como le hablo al Universo, porque es tiempo que los que creen en el retorno de Cristo escuchen al Maestro así como Él es y siempre lo será, que escuchen la Voz de quien fue recibido en la Casa de Su Padre para llevar adelante, en el Universo, el Proyecto final de la humanidad.
Que esta Maratón represente la oportunidad de forjar el guerrero del amor en cada ser, el luchador incansable de la Jerarquía que ama sin condiciones y que sirve sin obligaciones, que escucha con su corazón y siente lo que es verdadero, que comulga con la Hermandad y que cada encuentro lo hace parte de sí como si fuera el último de estos tiempos.
Quiero ver a los guerreros del amor encendidos en la oración.
Quiero ver a los autoconvocados del gran Maestro felices por vivir cada nuevo encuentro, en ese sagrado cónclave del Universo Creador que envía sus impulsos celestiales en todos los encuentros de oración en donde los espíritus se reúnen para servir al Infinito y para que el Infinito sea parte de sí, eternamente.
Quiero ver sus corazones de fuego.
Quiero su oferta mayor y acojo sus aspiraciones.
Deseo sentir aún más el amor de los que Me aceptan y de los que se convocan en Mi Nombre, porque desde allí reconstruiré a la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos Míos:
Nada de lo que está sucediendo está fuera de la Voluntad de Dios.
En este tiempo y en este momento, las almas están teniendo la Gracia, aunque no lo sepan, de poder definir sus vidas para el próximo ciclo.
Esa es la razón por la cual el Padre Celestial vuelve a quedar en un profundo silencio ante la humanidad entera, especialmente ante los seguidores de Cristo, porque después de tantas Gracias recibidas los corazones ya deberían poder reconocer la Voluntad de Dios para sus vidas y, sobre todo, en sus caminos.
Están llegando momentos decisivos para la vida de las almas, en los que estarán frente a dos caminos y solo uno deberán seguir. Solo espero, como Madre, que sea el camino de Cristo.
Rezo día y noche; imploro en cada nuevo amanecer por Mis hijos, para que tomen, en este tiempo, una decisión correcta que no esté basada en impulsos humanos ni en emociones desajustadas.
Es necesario, hijos, orar más por las almas que están ante su gran definición; respuesta que repercutirá en el resto de su existencia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
En el día de San Pedro y de San Pablo, festividad de los primeros misioneros de Cristo, he venido a Ginebra en nombre de la paz y de la unidad para confirmar la alianza ecuménica entre todos los cristianos.
Esa es la razón por la cual la siempre Virgen María y Madre de la Iglesia ha pedido en este día, 29 de junio, un encuentro especial en Ginebra, sede de muchos órganos estatales, para poder unir en los planos internos a todos los creyentes de Cristo, por medio del ecumenismo hermanado entre Sus servidores.
La misión de cada cristiano es amar el Propósito de Dios y llevarlo adelante mediante la igualdad de condiciones y bajo el espíritu sagrado de la comprensión de las diferentes manifestaciones cristianas de la fe.
En este siglo XXI, en el que el mundo enfrenta desafíos grandes y también desigualdades sociales y globales, que la Llama del Amor de Cristo sea el punto de unión entre todos los cristianos, basados en el principio de la fe y en el Sagrado Evangelio de Cristo.
Como Madre de la Iglesia y de la humanidad, Mi Hijo Me envía para conceder la Gracia profunda del entendimiento, del conocimiento y de la sabiduría para que todos los que abran su corazón al llamado del ecumenismo puedan, juntos y en unidad, solventar y responder a las urgentes necesidades de la humanidad, de todo el Pueblo de Dios.
Este ecumenismo interreligioso permitirá que todos los cristianos, bajo un mismo fin y amparados por la Gracia Divina, puedan alcanzar la visión total de las diferentes carencias y necesidades de la humanidad, sabiendo que es urgente e inmediato disolver juntos la maldad, las guerras y los conflictos que abrazan a muchos pueblos en el mundo y rescatar de esos durísimos abismos a los que más sufren: a los inocentes.
Mediante la unidad ecuménica y cristiana, Cristo obrará más ampliamente, porque en todo lugar Sus discípulos de estos tiempos deberán ser testigos del Evangelio, para poder sembrar las semillas de la fe, del amor y de la unidad en los suelos más áridos de este mundo.
Y Cristo, el Agua Viva, será el que regará y cultivará lo que Sus allegados realizarán en el mundo.
La unión ecuménica y cristiana generará el espíritu del respeto y, sobre todo, una verdadera solidaridad entre los cristianos que acompañan, con su sentimiento y a través de su fe y de su confianza en las enseñanzas del Evangelio, al mismo Dios, Único y Omnipresente.
En el día de los Apóstoles Pedro y Pablo, que vuelva a surgir en todas las Iglesias cristianas el espíritu misionero, el que impulsará la revelación de la vida del apostolado en Cristo, tan necesario para aliviar el sufrimiento y llevar la cura y el amor a los corazones marginados.
Cristo es para todos.
Él vino por todos y para todos.
El esfuerzo de los testigos de Cristo será, mediante la unión ecuménica, llevar adelante la preparación de Su gloriosa segunda venida, preparando en las almas las bases de su unión con Dios y con todos los atributos que despierta la fe.
Al fin despuntará el ardiente deseo del Señor de que Sus seguidores y compañeros de camino misionero y apostólico se unan para atender la actual crisis mundial.
Por eso vengo a Ginebra para darles la bendición a todos y para estimularlos a llevar adelante la anunciación de la Palabra y del Amor de Cristo, por medio de las obras y de la unidad ecuménica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Virgen de La Salette
Alabado sea su Santo Dios en las Alturas, porque santos serán aquellos que en humildad colaboren con el cumplimiento de la promesa de Mi Regreso, aquella que está escrita en el Libro Sagrado, la Biblia.
Que se alegren los que en sinceridad se consagran a Mi Corazón, porque ellos siempre tendrán un espacio seguro en el Reino de Mi Padre.
Que se alegren los que colaboran Conmigo, para que Mi Tarea encarne en los que Yo he escogido desde el principio. Sin la ayuda de Mis colaboradores de la Divina Misericordia, las Órdenes unidas a Mi Espíritu no podrían existir.
Yo les doy de beber de Mi Fuente, y de Mi Fuente emana el Gran Espíritu para todo el Universo. Quien se dirige a Mí nada perderá porque encontrará el camino infinito que tanto busca.
Quienes sustentan todas las Órdenes son los que viven, en el mundo, el gran sacrificio; en ellos Mi Corazón se respalda porque, en Amor y en Gracia, permiten que Mis apóstoles caminen en dirección a la misión que Mi Padre les confió.
Alabados sean todos los que forman parte de Mi Cuerpo Místico, porque una célula de Mi Luz se implantó en quienes Me dijeron sí.
Nunca olviden la vida del espíritu; su espíritu será como los tiempos, se adecuará a los cambios finales y la humanidad podrá sostenerse por la fe inquebrantable de todos Mis seguidores de la Misericordia.
Ahora vayan de dos en dos y digan que Yo los he consagrado de cuerpo, mente y corazón y digan que Yo los he resucitado en espíritu y que nuevamente han visto Mi Luz Interior.
Sean puentes firmes para quienes deberán cruzar.
Hoy les entrego tres llaves que los protegerán de ustedes mismos y del enemigo. Estas llaves son la humildad, la pureza y el amor. Que estas tres fuentes broten en sus corazones; así aquellos que tienen sed podrán beber y salir del desierto en el cual viven.
Antes de Mi Regreso, ciertas Órdenes a las cuales Yo he confiado Mi Legado servirán de salvación y de rescate para los necesitados de Mi Amor Absoluto. Vayan y digan que los amo siempre y que estoy con ustedes.
Bajo la Gloria del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir Mis Palabras de corazón y de espíritu.
Cristo Jesús, vuestro Humilde Rey
Mensaje recibido durante el 6.° Encuentro de Oración en el Centro Mariano de Aurora
Nunca olviden que Yo Soy el Señor de la Piedad y que permanezco todo el tiempo al lado de ustedes para socorrer a sus consciencias en el camino.
Nunca se arrepentirán de haberse encontrado Conmigo.
Aquel que se une a Mí se salvará; esta es la Ley del Amor para los que se animan fervorosamente a seguirme sin importarles nada más. Por eso, hoy les contaré la historia de una de Mis discípulas.
Hubo una vez, en una ciudad de este país² no muy lejana de aquí, una servidora que aún estaba dormida para el camino espiritual. Ella despertó de la noche a la mañana porque Yo visité su corazón.
Su vida estaba entregada al mundo y Yo le pedí que Me entregara su existencia. Cuando Yo Me anuncié le dije al igual que a Mis Apóstoles: “Deja todo lo que eres y sígueme, sin mirar atrás y confía en Mí”.
Su vida cambió porque su corazón, pobre y solitario, fue colmado por Mi Amor Fiel. Desde aquel día ella lo entregó todo por el Todo solo por vivir la experiencia inquebrantable de Mi Amor Divino.
Fue ese Amor Mío que le dio sabiduría para dar los pasos en el vacío que Yo le estaba marcando. Fue el Amor de Mi Corazón que la guio a pesar de las vendas en sus ojos y la llevó a encontrar el camino que Yo tanto le deseaba en Mi Espíritu. Fueron el amor y la piedad que la redimieron; se abandonó por entero en Mis Brazos y descansó en Mi Regazo sin ningún miedo interior.
El gran momento para su vida fue cruzar el umbral desconocido para vivir Mi Eterna Voluntad. Cuando eso sucedió, se abrieron las puertas y el mundo dejó de ser su esposo, para que Yo Me convirtiera en su eterno y fiel Esposo.
Desde allí, el Reino y el Universo le hablaron y la formaron como una parte de Mi Corazón, y Mi Consciencia le entregó, eternamente, varios rebaños a su cargo e instrucción.
Después de eso, el Señor le entregó todo por la confianza que ella Me había demostrado desde el principio. Y así nacieron, bajo su manto maternal, nuevas ovejas que ingresaron en Mi Discipulado y Apostolado.
Por eso hoy les quiero demostrar el poder de Mi Piedad y de Mi Confianza, Confianza que proviene del Universo manifestado.
¿Por qué les transmito esta historia?
Para que crean, desde ahora, que Mi Proyecto para ustedes tiene un principio y un fin, y aquel que se deje guiar por Mí no padecerá, sino que recibirá el soplo del Pensamiento de Dios para decidir hasta en las cosas más simples.
Este es Mi Ejemplo Divino, el de una discípula que solo Me dijo: “Sí, Maestro, quiero estar en Ti”.
Sus corazones son posibles puertas de luz para que otros corazones y otras almas ingresen en Mi Universo, en Mi Verdadero Universo de Amor Superior.
Bajo la Luz y el Perdón de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por vivir Mis Palabras desde el corazón.
Cristo Jesús de la Divina Piedad
2. Este mensaje fue transmitido en la ciudad de Paysandú, Uruguay.
Los Rayos Misericordiosos de Mi Corazón son vertidos principalmente sobre aquellos que más necesitan Mi Redención y Mi Compasión. Por eso todos los días Yo cuento con aquellos servidores que, dispuestos a todo, lanzan las redes para que otros también se salven.
Ustedes, Conmigo, viven en un tiempo diferente del que presencian día a día, porque el tiempo que irradia Mi Corazón sobre Mis seguidores es un tiempo que prepara, redime y adelanta los pasos de los que están menos preparados.
Busquen el tiempo de estar Conmigo, porque así Mi Corazón se servirá de la espontaneidad de los que, arriesgándolo todo, aman a aquellos que necesitan más de Mi Paz y Amor. Solo quiero que en este tiempo que viven Conmigo sean transmisores de Mi Voz y de Mi Palabra, de Mi Amor y de Mi Paz.
Eso es solo lo que Yo les pido porque, si así lo hacen, el mundo como totalidad se verá más aliviado y los corazones de todas las almas se liberarán del camino que los lleva al constante pecado y perdición.
Necesito, en Mi Tiempo Especial, de soldados neutros que puedan lidiar con la realidad de las consciencias que más necesitarán de ayuda en estos tiempos y que tienen como llave primordial el amor y la oración, porque el amor y la oración son un único camino inseparable; camino que sus consciencias deben fortalecer en el interior, así aprenderán a vivir Mis Leyes y corresponderán a las necesidades que Mi Padre les revelará momento a momento a cada una de las almas.
Lleven en su corazón un espíritu humilde y noble, que irradie verdaderamente lo que él es, porque los conozco muy bien y sé qué es lo que cada discípulo Mío necesita.
Sepan que los amo como son y los guío desde el corazón.
Bajo la Misericordia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por meditar sobre Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús
Me alegra ver que Mis seguidores se esfuerzan por estar unidos y reunidos en Mi Nombre.
Para aquellos que en estos tiempos están perdiendo la fe y la confianza en Mi Plan de Rescate les digo: que cada uno tome su propia cruz y Me siga por el camino que silenciosamente estoy trazando para las almas.
Ahora algunos de Mis seguidores se encuentran casi en la cima de su calvario, preparados para superar el último tramo de la batalla que los agobia, que los cansa y que les quita la fuerza necesaria, intentando hacerlos desistir de que Me sigan hasta el final.
El camino de la Gloria aún no será para muchos, pero Mi Misericordia es tan bondadosa que Yo podré hacer avanzar a los que están muchos pasos atrás. Vengo hoy hacia ustedes para darles Mi aliento, Mi aspiración, Mi consuelo. No hay nada más importante, Mis queridos, que seguir adelante sin mirar atrás, dejando de lado los errores, los enojos y las incomprensiones.
Permitan una vez más que Mis Rayos Universales los transformen y los purifiquen para que, resplandeciendo como una nueva perla, pueda entregarlos cristalinos y puros en las Manos de Mi Padre. Ya no hay nada para hacer, ya no hay que mirar atrás, los conozco tanto que Yo sé qué es lo que necesitan en cada segundo de sus vidas.
No es momento de permitirse bajar los brazos ni de descansar como si fueran tiempos normales porque la batalla aún no se inició. Sean transparentes como el agua y cristalinos como la lluvia para que nada que provenga de este mundo los pueda enturbiar. Intenten estar unidos a Mi Propósito, dejen atrás las ideas que los engrandecen, es momento de estar vacíos como odre nuevo para que Mi Sangre nueva y que transfigura los pueda consagrar como siervos de Mi Mensaje.
Queridos, es la hora de sostener con fervor la antorcha de la fe y de la luz; no permitan que el enemigo despierte astutas discordias entre sus corazones, y estén atentos a las únicas y últimas señales que Mi Corazón pronunciará en breve tiempo. Sobre todas las cosas, Mi Espíritu Paternal los sostiene en tiempos muy difíciles y en situaciones irreversibles.
Quien esté dispuesto a seguirme que Me siga y se renueve Conmigo, día a día, en la fe infinita del corazón. Estoy a su lado sin descanso, espero ardientemente a los nuevos apóstoles.
Bajo la Gloria de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar y meditar sobre Mis Palabras desde el corazón.
Cristo Jesús, el Redentor
Mis palabras de paz deben estar en sus corazones para que en ellos brote el Amor de Mi Hijo.
Queridos hijos:
Cada ciclo que viven es un momento de renovación para el sentimiento del corazón. También quiero decirles que sus vidas son preciosas delante del Reino del Señor.
Hijos Míos, recuerden que la oración que nace desde la fuente del corazón los acercará hacia el Reino de Dios.
Como Madre del Auxilio de todos los seguidores y no seguidores de Cristo, hoy, de nuevo les doy Mi Paz para que, recibiéndola en sus corazones, ella pueda ser una llama de Luz y de Verdad para todos.
En el inmenso gozo de la Gloria de Dios, hoy les pido que eleven al Cielo todas las plegarias que son urgentes para los corazones en los que, día a día, su llama interior se apaga.
Queridos hijos, ya estamos en la conmemoración de los siete meses de mensajes diarios de instrucción. Por eso, les pido que mediten e ingresen a cada uno de los anuncios y que, en oración, vivan la grandeza de Mi Amor por todos ustedes.
Si así lo fuera, pequeños hijos, los caminos de la humanidad podrían ser impregnados por la Gracia.
Hijitos Míos, sonrían a la vida que Dios Padre les entregó. Que dentro del Reino de la Divina Misericordia de Jesús todas las almas puedan nacer de nuevo bajo Mi Manto de Paz.
En oración estamos por todas las causas.
Mi Corazón Inmaculado los acompaña en cada paso que ustedes dan hacia el Señor del Amor.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más