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Aprendan, hijos, a separar los impulsos que provienen de sus propias almas de los que provienen del Reino Celestial y del Universo Superior de consciencia.
Escuchar a la propia alma es un paso importante para la consciencia humana, sin el que no podría haber evolución. La evolución es un camino de ascensión, de comunicación y de unión con los diferentes niveles de la existencia, hasta que el ser retorne finalmente al Corazón del Padre Celestial, portando en sí códigos renovadores de la vida manifestada.
A lo largo de los tiempos, los seres que buscaron recorrer el camino espiritual aprendieron a escuchar a sus almas y muchas veces a sus espíritus, sus mónadas, para recorrer así el camino de la vida sobre la Tierra con la seguridad de los impulsos superiores.
Sin embargo, ahora es el momento de ir más allá. Ahora es el momento de escuchar a la propia alma, pero sin permanecer allí, creyendo que los todos los impulsos de la vida evolutiva provienen de este único contacto interno.
Ahora es el momento de ir más allá, de aprender a distinguir el contacto con los niveles superiores para que, tocando las dimensiones de sus almas, puedan ir más allá y llevar consigo a las almas hacia un estado más profundo y silencioso, más transparente y pleno, el contacto con los Universos Superiores, donde no deben buscar nada, sino la pura y simple unidad.
Cuando sus consciencias profundizan en la oración sincera y, entre un verbo y otro, pueden silenciarse, entonces serán capaces de escuchar a sus propias almas, sentirlas y percibirlas tal como ellas necesitan que las perciban. Sin embargo, si persisten en esta elevación, en alabanzas y silencios, en concentración y vacío, sin nada querer para sí, solamente la unidad con Dios, podrán ir más allá y permitir que sus almas también puedan mirar hacia arriba y hacia adentro, que también puedan entrar en el ejercicio de la contemplación.
Cuando las almas contemplan, las mentes se silencian y solamente observan; la personalidad no opina, no analiza y no busca respuestas, solamente observa. Los aspectos de la consciencia humana no confunden el contacto interno con lo que viven en la materia, solamente observan. El alma no busca guiar y conducir nada, no está recorriendo ningún camino, solamente es llevada como un imán a su fuente de vibración.
Ella es atraída por la Consciencia Divina y, con la rendición de su parte planetaria, ella solamente va al encuentro de la vivencia de la unidad; y, en esa experiencia, hijos, puede haber pleno silencio, no necesitan palabras ni intenciones, pensamientos ni acciones, solamente ser.
Entonces, recibirán de Dios el saber de la unidad y, con él, una sabiduría que no se adquiere con la mente, sino con la esencia.
Hacia esa experiencia, deben caminar porque, en este tiempo de caos y confusión, de profundas purificaciones y desafíos, sus seres deben profundizar en Universos seguros, donde ni la mente ni la personalidad y ni siquiera sus almas, pueden interferir, sino solamente vivir.
Y, del principio de la Unidad que emana del Corazón de Dios, del profundo Amor del Padre al estar ante Sus Criaturas, brotará la esencia de la sabiduría que los fortalecerá y les traerá respuestas a las cuestiones más profundas, que no sabrán explicar, sino solamente ser.
Y aquellos que se aproximen a ustedes no necesitarán oír ni preguntar, solamente sentir y observar el ejemplo y la presencia que transforma la condición humana.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Hijo:
La única cosa que Dios espera de ti es que tu vida esté impregnada de transparencia y de verdad.
Que cuando ores lo hagas de verdad, pronunciando cada palabra con todo tu ser y, aunque no comprendas los misterios celestiales y las Leyes Divinas que se mueven en una oración sincera, que lo hagas simplemente por saber que el mundo lo necesita.
Que cuando cantes lo hagas de verdad, emanando cada nota con la simple intención de alabar a Dios como lo hacen los ángeles y los arcángeles, que no cantan para sí ni tampoco por la armonía o el bienestar que se genera al cantar, sino simplemente por saber que el canto abre las Puertas del Cielo y aproxima a las criaturas más necesitadas a Dios.
Que cuando sirvas lo hagas de verdad, reconociendo tus limitaciones, pero siempre dispuesto a superar limites, para que cada día descubras que eres capaz de dar un poco más de ti y así, en esa superación constante, descubrirás el verdadero potencial del ser humano.
Que cuando te esfuerces para transformar algo, que tu esfuerzo sea de verdad y que no importe el resultado de tu transformación, sino tu esfuerzo verdadero en la dirección correcta. Si así lo hicieras, será la propia Misericordia Divina la que ingresará en tu interior y transformará aquello que te parecía imposible. Así, sabrás lo que es ser hijo de la Misericordia y vivir permanentemente en la Gracia.
Que cuando mires hacia el universo en busca de tu origen lo hagas de verdad, abriendo tu consciencia hacia lo desconocido, y no limitando la existencia a tu pequeña comprensión humana. Así, estarás permitiendo que una realidad sublime sea revelada para ti y para el mundo.
Vive cada instante de la vida inspirado por la verdad, rompiendo con la mentira y la ilusión humana, consagrando tu espíritu, mente y corazón con transparencia, con esfuerzo, con valentía y humildad, siempre dispuesto a transponer obstáculos y, al mismo tiempo, siempre abierto a recibir el auxilio que llega, por muchas vías y formas, enviado por Dios.
Si todo lo hicieras de verdad, permanecerás en la Verdad Divina y aun en un tiempo de locura y de incertidumbres para la humanidad, en el que el caos impregna el mundo con nubes de confusión, cuando los hombres estuvieran ciegos por esta oscuridad, tus ojos estarán más allá de las nubes, viendo el sol que se oculta por encima de las tinieblas y sabiendo que la luz siempre permanece, mucho más allá de la aparente oscuridad.
Por eso, hijo, mantén tu corazón en la verdad.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
No existe mayor fuerza espiritual que la Fe de Mi Corazón, porque en Mi Fe Yo los sostengo, los guío y los protejo de todo mal o adversidad.
La Fe de Mi Corazón, en ustedes, es capaz de disipar cualquier situación que se oponga a la Voluntad del Padre porque la Fe de Mi Corazón, en ustedes, fue lo que Me permitió llegar hasta lo alto del Monte Calvario y sobrevivir por el poder humilde que Me daba la Fe.
Sea la Fe de Mi Corazón el portal que los conduzca a Dios y así podrán, con confianza, dar los pasos en la Escuela del Amor y del Servicio.
Que la Fe de Mi Corazón, en ustedes, ilumine los espacios, consciencias y lugares por donde vayan, para que el Amor Crístico colme a los corazones que sufren y que perdieron la fe.
Que la Fe de Mi Corazón, en ustedes, les demuestre la fuerza poderosa que tiene la devoción y que, en alabanza a Dios, lo más profundo de ustedes pueda ser curado para que la humanidad también sea curada de todo lo que vive.
Por la fuerza de la Fe de Mi Corazón los bendigo y les doy la Paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Canta, porque el canto es el alivio del alma y la reparación del Corazón de Dios. El canto es la manifestación sagrada del Soplo del Creador. El sonido, que surge de lo profundo de los seres, encuentra su eco en toda la vida.
Todo lo que fue creado por el Padre responde al sonido del alma que canta con amor. Por eso, canta y eleva tu voz a Dios como una alabanza sincera, para que las criaturas encuentren el camino de retorno al Corazón del Padre.
El canto sustenta el peso de la cruz de este tiempo. El canto alivia el cambio de la transición de los tiempos. El canto abre el camino para el nuevo ser, para la expresión original del corazón humano.
Por eso, canta, hijo, con la sinceridad de tu corazón, con la pureza de tu alma. Canta para que el mundo, finalmente, alcance la paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Acto de Reverencia y de Amor a los Reinos de la Naturaleza
Quisiera ser como un pájaro
para solo alabar y cantarle a Dios.
Quisiera ser como el agua de los océanos
para solo espejar la Paz de Dios.
Quisiera ser como un árbol
que se eleva hasta lo alto para alcanzar el Reino de Dios.
Quisiera ser como una flor
que se abre cada mañana para mostrar su devoción por Dios.
Quisiera ser como una planta
que adorna los ambientes para dejarlos llenos de armonía y de luz.
Quisiera ser como un delfín
que entre las olas se supera para alcanzar a Dios.
Quisiera ser como un girasol
que se abre todos los días para recibir la luz del Sol.
Quisiera ser como un cristal
que guarda lo más bello que tiene
para expresar su amor por la Creación.
Quisiera ser como el viento
que sopla fuerte y constante para llegar con el amor
a todos los rincones de la Tierra.
Quisiera ser como el fuego
para iluminar los días de oscuridad.
Quisiera ser como la tierra
que se dona incansablemente para ser el vientre
que gesta una y otra vez a la Creación.
Solo quisiera que no se cortaran los árboles
para no dejar al planeta sin seres que se elevan hacia Dios.
Solo quisiera que no se cazaran las aves
para que la Tierra no quedara sin seres que alaban a Dios con plenitud.
Solo quisiera que no se transgrediera más la tierra con tóxicos y químicos
para que la humanidad no se quedara sin alimentos vivos.
Solo quisiera que ya no se contaminaran más los océanos
para que la vida marina no muriera pronto
y los mares ya no espejaran la paz.
Solo quisiera que el ser humano tomara consciencia
de que el planeta es nuestra casa y que de él dependemos para poder vivir.
Solo aspiro a que todos estemos en comunión con los Reinos
para que, por un instante, podamos sentir su constante sufrimiento
y así los aliviemos, sin transgredir más a la Creación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Restáurate en la fuente de la oración que, cuando es ofrecida sinceramente, genera méritos para la redención de las almas.
Restáurate en la fuente de la oración y renuévate en la certeza de que tu esfuerzo no es en vano y que todo lo que ofreces se convierte en reparación para el Corazón de Dios.
Restáurate en la fuente de la oración y deja que tu alma le ofrezca todo de sí a Dios y a Su Hijo, Aquel que, a lo largo de toda la evolución humana, ha ofrecido Su Corazón en sacrificio y renuncia por cada ser de esta Tierra.
Restáurate en la fuente de la oración y acuérdate de las almas sin esperanza en las guerras, en los barrios pobres y en los palacios de este mundo. Deja que tu voz, a veces sin fuerza, pueda llegar a lo profundo de esos seres como un impulso para que también ellos no desistan de encontrar a Dios.
Restáurate en la fuente de la oración y no te canses de pronunciarle al Padre tus alabanzas. Sabe que el Corazón de Dios siempre te espera y que, por más pequeña que sea tu oferta, cuando ella es sincera, sus méritos se multiplican infinitamente y la redención que nace de ella es eterna.
Restáurate, hijo amado, en la fuente de la oración y hasta el último de tus días ora para que el Padre jamás se aparte de ti.
Si no tuvieras fuerza o voz para orar, ora en silencio. Si tu corazón estuviera débil como para emitir amor, ora en la quietud. Si tu mente no consiguiera pronunciar siquiera un pensamiento, ora en el vacío. Y si tu alma estuviera en el desierto y no sintiera nada, solo ora esperando que allí Dios te alcance. Nunca le cierres la puerta al Corazón del Padre.
Persiste y sé firme, aunque sea en lo más íntimo de tu ser.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Fiesta Anual de Corpus Christi
Queridos hijos:
Que hoy los sagrados monasterios de la Orden fundada por Mi Hijo dediquen un espacio dentro del día de las liturgias para celebrar y honrar el día de Corpus Christi.
Es así, hijos, que ante el Santísimo expuesto ofrecerán juntos, como comunidad religiosa, un momento de alabanza especial al Rey de reyes, por medio de la oración, de las canciones y de la devoción, a fin de que el Cuerpo Divino de Cristo sea preciosamente reparado de todos los ultrajes que el mismo recibe de la humanidad, pero también para que la Divina Persona de Cristo, como Cordero Inmolado, derrame en este día Su Misericordia al mundo entero.
El día de Corpus Christi deberá ser incluido en el calendario litúrgico de su Orden como un gran día de reparación y de expiación universal, ya que en el Universo Celestial se celebra la memoria de la entrega del Cordero Pascual por medio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Todos los que celebren este día podrán recibir también la ayuda espiritual que necesitan para estos importantes momentos de definición.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si tus pies te duelen por estar cansados, solo repite: “Alabado seas Señor”.
Si tus manos pesan por tanto trabajar, del amanecer hasta el anochecer, solo repite: “Alabado seas Señor”.
Si tus ojos están cansados y solo quieren cerrarse para dormir, solo repite: “Alabado seas Señor”.
Si eres el primero que madrugas y el último que te acuestas cuando cada hermano ya está descansando y confirmes que todo está en su lugar, sin reclamos, repite: “Alabado seas Señor”.
Si estás enfermo o si estás en agonía, si puedes sonreír o solo llorar, solo repite: “Alabado seas Señor”.
Si te dan la tarea más esforzada o si solo puedes estar en oración por tu imposibilidad de trabajar, solo repite: “Alabado seas Señor”.
Si quieres superarte pero no lo consigues, si te quieres trascender todos los días pero siempre tropiezas con la misma piedra, sin justificarte, repite: “Alabado seas Señor”.
Si estás cansado porque el día se hizo largo y ya no quieres ni escuchar una palabra más, sin odio, repite: “Alabado seas Señor”.
Porque todo lo que Dios nos coloca en el camino es solo para que aprendamos a amar más y más, y así alabar a Dios.
Nada está fuera de su lugar. Al contrario, cada prueba o desafío es para que nos resignemos diciendo: “Alabado seas Señor”.
Porque en el Cielo los servidores serán premiados por sus esfuerzos a fin de que, en cada momento como en cada paso, se manifieste la Voluntad de Dios.
Que el Señor sea siempre alabado para que Su eterna confianza esté en ustedes y así todo se renueve.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La Flor del Festival de la Juventud por la Paz
Queridos jóvenes Míos:
Cada Festival que se concreta en este ciclo es como una flor que se manifiesta para alabar al Creador.
Ahora, a través de este nuevo Festival en Belo Horizonte, su Madre Celeste ya les puede decir que están ingresando, como consciencias, en un tiempo de mayor madurez, en el que cada uno de los jóvenes responsables por la concreción de los Festivales tendrá la oportunidad de asumir conscientemente esta misión y esta tarea espiritual.
Hasta este momento los Festivales fueron preciosos y esforzados, fueron entrenamientos para aprender a asumir con responsabilidad una parte del Plan que les presenta la Jerarquía.
Por eso, la Campaña de la Juventud por la Paz deberá seguir expandiéndose y también deberá seguir siendo ampliada en los Festivales que vendrán.
Es así que en los últimos tiempos les entregué preciosos atributos que espiritualmente trabajarán la consciencia de los próximos Festivales. Teniendo presente lo que cada nuevo Festival deberá expresar, ayudarán a que su creatividad y sintonía con la esencia de cada encuentro se profundice en ustedes.
Cada nuevo Festival será una meta a alcanzar.
Cada esfuerzo y la dedicación que coloquen, como lo han hecho en los últimos tiempos, ayudarán a madurar aún más sus principios y sobre todo sus consciencias.
La Campaña de la Juventud por la Paz, que alberga uno de sus principios que es el Festival de la Juventud por la Paz, en este nuevo ciclo y después de aquí, de Belo Horizonte, deberá comenzar a trabajar dentro de las universidades, facultades y áreas comerciales para que la mayor cantidad de jóvenes conozcan la Campaña de la Juventud por la Paz.
La tarea orante de los jóvenes está contribuyendo para que la esencia de la juventud del planeta tenga la Gracia de despertar y de proteger los nuevos patrones de conducta que formarán la consciencia de la Nueva Humanidad.
Es así que la participación de más jóvenes en la Campaña de la Juventud por la Paz, ampliará el campo operativo de trabajo y lo más importante es que, como hermanos, aprenderán a despertar una consciencia de mayor amor por la Naturaleza y por el planeta.
Cada nuevo Festival que se realiza en una ciudad indicada por su Madre Celeste, es una red espiritual que se construye en las consciencias para que ciertos espacios del planeta estén protegidos de interferencias y de explotaciones.
Por eso, cada nuevo Festival, cada Campaña de la Juventud por la Paz que se realiza y se difunde, ayudan a elevar la consciencia humana para que algún día encuentre la cura interior en su ser.
Animo a todos Mis queridos jóvenes a que algunos representen la Campaña de la Juventud por la Paz participando, fraternalmente, en la próxima Jornada Mundial de la Juventud a realizarse en Panamá en la compañía de Mi amado hijo, el Papa Francisco.
Así se unirán a otros jóvenes del mundo que también buscan la elevación de la consciencia y, sobre todo, la paz para aprender a superar los obstáculos de estos tiempos.
Entre los jóvenes que forman la Campaña de la Juventud por la Paz se reunirán, orarán y sentirán, de forma espontánea, quiénes los representarán en Panamá.
Que esa unidad fraterna, entre hermanos, construya la nueva consciencia.
Que el Festival, hoy con sede en Belo Horizonte, pueda dar sus frutos de madurez para así llevar el próximo Festival hacia Buenos Aires y unir la juventud de las diferentes naciones.
No olviden, hijos, invitar a los jóvenes de Chile para la próxima tarea en Argentina.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice en este día,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En el mundo tengo muchos seguidores y a todos los coloco a Mis Pies. Provienen de diferentes historias, de diversas experiencias y son retirados por Mi humilde Mano del abismo y del error, llevando a cada uno de ellos cerca de Mi Corazón.
Por eso, en el mundo muchos Me adoran; pero en verdad les digo, compañeros, que a Quien adoran es a Dios, por medio del Corazón de Su amado Hijo que viene a proporcionarles y entregarles las virtudes divinas que los tornarán libres y podrán así alabar mucho más a Dios.
Por eso, cada uno de ustedes, como cada uno de Mis seguidores en el mundo, cumple un papel importante en este tiempo, diría una sagrada tarea que viene a fusionar y a instituir, en este ciclo, Mi Proyecto Redentor.
Por eso, Yo estoy con todos los que Me siguen, porque Mi Corazón no tiene religión. En verdad les digo, compañeros, que su única religión es el Señor, el Todopoderoso. Diría, la religión del Amor, de la Compasión y la Misericordia.
Por eso, en esta tarde tan especial, en la que Mi Corazón misericordioso ha latido tan fuerte al escuchar la última canción, que sus células y almas también participaron, especialmente, de una comunión mística Conmigo que regularmente no sucedía desde hace más de dos mil años.
Crean en este acontecimiento, porque a través de Mi Corazón y de Mi Consciencia Divina y por medio de Mi servicio humilde a Dios, hoy les traigo la revelación del universo, en la que ustedes también algún día participarán dentro de ese universo de Amor y de Unidad, que Nuestro Padre El Shaddai ha creado desde el principio de todos los mundos, de todos los soles, de todas las estrellas.
Vengo a traerles, compañeros, el impulso que los llevará a vivir una adoración verdadera, una comunión verdadera, en estos tiempos críticos, en los que será necesario poder expresar el mayor grado de amor para que este mundo se transforme y se cure de todas sus heridas.
Todos Mis seguidores son importantes en este tiempo. Por eso, estoy presente en muchas religiones y credos; en los que tienen religión y en los que no la tienen, como también en aquellos que solo creen en el amor y en la infinita Consciencia del Padre, que es un sentimiento interno emanado de sus corazones y que también es verdadero en este tiempo final.
Con esto, quiero decirles, compañeros, que por medio de la puerta de la adoración, de la alabanza y de la glorificación de Dios, ustedes abren las puertas a Mi Divina Misericordia y Yo puedo llegar a aquellos lugares del mundo en donde, en este mismo momento y en este tiempo, las almas sufren por no encontrar la Luz, el Amor y la Unidad que ustedes también pueden expresar en este momento.
Cada alabanza hecha de corazón, cada adoración que es entregada desde sus espíritus al Espíritu Divino de Dios permite recrear esta Creación, permite atraer hacia este planeta cosas maravillosas que aún son desconocidas por el mundo y por toda la humanidad.
Hablo de nuevo de esas virtudes y dones que harán de las almas, almas transformadas en Dios, almas transformadas por Mi Corazón misericordioso.
Mientras les hablo, compañeros, que sus células se enciendan al recibir los códigos crísticos de Mi Corazón, que sus corazones resplandezcan de amor y de alegría por estar viviendo la oportunidad de la redención y de la cristificación.
Quiero traerles, en esta tarde, algo que nunca he podido entregar a Mis compañeros. Algo que es profundamente interno, que no solo los liberará de cualquier angustia o de cualquier pesar que en estos tiempos estén atravesando, sino que también los renovará.
Pero dependerá de ustedes, apóstoles Míos, de que ese legado que les entregaré, como el que les entregué a los apóstoles por medio del Espíritu Santo, puedan cuidarlo, cultivarlo y hacerlo florecer para que muchas almas, además de las suyas, puedan recibir este mismo impulso en este tiempo de caos y de oscuridad.
Vengo a colocar sobre sus espíritus la Llama del Espíritu Santo.
Su Maestro y Señor, Jesucristo, abre las puertas de la Iglesia Celestial para que los santos ángeles y arcángeles, a través de la donación de sus manos y de su incondicional servicio, depositen sobre sus consciencias y sobre cada cuerpo, la Llama del Espíritu Santo.
Así, compañeros, en estos tiempos venideros, en los que florecerán los nuevos Cristos, podrán reconocer su sagrada tarea, su importante misión, no importando cuál sea, sino solamente servir a Dios con la plenitud del corazón y del alma.
¿Están dispuestos a ser otros?
Los apóstoles renunciaron para poder recibir este importante Legado. Los apóstoles, en aquel tiempo, no comprendieron de qué se trataba hasta que Yo reaparecí para revelarles ese misterio, así como hoy se lo revelo a ustedes, trayéndolo a todo el mundo, a las almas seguidoras de Mi Corazón.
Arrodíllense.
Colocando sus manos en señal de recepción, dirán al Padre Todopoderoso:
“No soy digno de recibir Tus Gracias, pero las necesito para saber sobrevivir en este tiempo final.
Renuncio a lo que me apetece, a lo que me satisface, a lo que despierta en mi consciencia todo lo que me separa de Ti.
Hoy me confirmo como Tu apóstol, Señor, de la paz, del servicio y de la oración para que, en Mí, Tú establezcas Tus Misericordias que harán cultivar en Mi espíritu los dones para la Nueva Humanidad.
Y aunque no estés presente en este planeta durante los tiempos que vendrán, sentiré gozo en Mi Espíritu, gratitud en Mi Alma y amor en Mi Corazón al celebrar junto a Ti, Señor, el descenso y la gloria de Tu Reino en esta humanidad. Amén”.
Lleven las manos hacia el corazón.
Señor, yo que nada soy, me entrego a Ti,
para que hagas de mí, Tu morada.
Amén.
(tres veces, en portugués)
Pueden sentarse y mantener la mano sobre el corazón, para seguir en comunión con el Espíritu Santo y en adoración a la Vida Divina que proviene del universo y de la Fuente, que les permitirá abrir sus corazones para poder vivir nuevas cosas.
Por eso, entrego estas Gracias al mundo, aunque sean internas e inmateriales, porque Mis seguidores las necesitarán para tornarse dignos y merecedores del Reino de Dios y de la victoria de vuestro Maestro y Señor, el Cristo, en Su Retorno.
Hoy expando esta Gracia hacia los cinco continentes y sientan en sus corazones el recibimiento del Amor de Dios por medio de Su Tercera Persona, el Espíritu Santo.
Ahora vean sobre sus cabezas a la flameante Llama de Fuego, tan semejante a la que recibió Mi Santa Madre y los apóstoles.
Repitamos:
Ven Espíritu Santo, unifica nuestros corazones,
para que podamos vivir Tu Divino Plan.
Amén.
(tres veces)
Cuando encuentren dificultades en sus caminos para vivir el Plan de Dios, reciten esta simple oración que fue emanada del Corazón de Mi Madre, durante el Sagrado Cenáculo, en Jerusalén.
Revivan la comunión con la Vida Divina, con el Santo Espíritu de Dios, borrando el pasado, aliviando el sufrimiento y reconciliando sus seres con el Amor.
Ahora tómense de las manos.
“Padre, que siempre haces nuevas todas las cosas, santifica a Tus hijos, santifica la vida que Tú creaste.
Glorifica las esencias que emanaron de Tu Fuente inmaterial y despierta con Mi súplica a los Nuevos Cristos, para que esta Tierra, en este planeta y en los cinco continentes despierte el amor en toda la humanidad y las heridas sean curadas, Señor; los errores sean perdonados, Señor.
Que el Fuego de Tu Espíritu todo lo impregne para que las almas resplandezcan en la Sagrada Fuente de Tu Divina Unidad”.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Llevemos las manos hacia el corazón.
He santificado también todo lo que hoy han traído a Mi altar, porque si sus corazones están abiertos, como hoy lo están, todo se renueva, todo se cura, todo se puede reconciliar por la presencia del Amor de Dios y de Su Divina Unidad.
Que, desde este Centro Mariano, el mundo sea irradiado por el sagrado Rayo del Amor, por el sagrado Rayo de la Gratitud y que la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo abunde sobre la Tierra. Que así sea.
A los que Me adoran, Me esperan y Me aman quiero decirles que, por medio de esta canción ecuménica, las puertas del Cielo unificaron a Oriente y a Occidente, cerrando así el ciclo y el Proyecto de los mil años de paz.
Aunque no comprendan lo que esto significa, bienaventurados serán los que ya lo vivan, porque saldrán de aquí sintiendo el Fuego de la renovación y de la cura de sus almas.
Sepan que Yo vendré aquí mientras el Padre Me lo pida. No desaprovechen ninguna oportunidad, porque el mundo deberá vivir su transición para que finalmente aprenda a amar, así como Yo los amo incansablemente.
Quiero que eleven sus corazones por medio del Fuego de la adoración y de la alabanza, como lo hicieron en la última canción, repitiendo esas palabras no por Mí, sino por Aquél que los creó, para que aún más en esta hora, Su Fuente de Luz, de Gracia y de Redención se derramen sobre los cinco continentes. Y el amor, que hoy pueden emanar sus corazones con esta canción, llegue a aquellos corazones que en la soledad y en el sufrimiento, en la amargura y en la perdición, no tienen nada.
Que esta canción active los Cristos del nuevo tiempo, porque quien alaba a Dios, lo agrada dos veces.
Antes de retirarme, recuerden que las sagradas medallas y las promesas de Mi Glorificado Corazón deben llegar a Asia, Medio Oriente, Venezuela y África.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y unidos a Mi Corazón. En este momento, alabemos a Dios para que el mundo despierte, en gloria y en alabanza.
Los bendigo, compañeros y apóstoles de Mi Corazón, bajo la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie.
Seguimos conectados con Cristo, porque Él está presente.
Viendo en nosotros esa Llama, sobre nosotros la Llama del Espíritu Santo, la vamos a activar en adoración.
Queridos hijos:
En la víspera de esta Natividad del Señor, quisiera que todos Mis hijos trabajasen, todos los días, bajo el espíritu de la alegría y del amor por estar sirviendo a Dios.
Quisiera que en sus rostros se reflejase su sonrisa por recibir esta próxima Natividad como algo especial y único, para que así también el espíritu de las familias siga siendo ayudado.
Para eso, hijos, los invito día a día a renovarse, a estar en Cristo y por Cristo, viviendo cada momento como algo primordial, sabiendo que todo lo que hagan repercutirá en el mundo.
Quisiera que sus labios no se cansaran de alabar al Señor, por que grande es Su Gloria y Su Misericordia para con el mundo; mundo que necesita en este tiempo de infinitas intervenciones y gracias.
Celebren todos los días y no se cansen de hacerlo; celebren de corazón y háganlo por sus hermanos del mundo que pierden el sentido de vivir y la oportunidad de amar, así como Yo les enseño todos los días.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Alabado sea Jesús por Él estar presente en sus vidas en Cuerpo y Sangre en la Eucaristía.
Alabado sea Dios por permitir que Nuestros Corazones y Voces se hagan presentes en estos tiempos críticos.
Alabada sea la vida y el aprendizaje que cada uno recibe, porque es lo mejor que el Universo y la Divina Misericordia les pueden entregar.
Alabado sea cada momento que será vivido, porque detrás de él existirá una llave y un aprendizaje para vivir.
Todo sea alabado, desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde lo insignificante hasta lo que es grandioso en el Universo. Porque todo forma parte de la Creación y todo es semejante entre sí.
Alabemos y, en esa alabanza, agradezcamos por todo lo que se nos da, porque en la gratitud que pueden expresar sus corazones nunca faltará lo que sea verdaderamente necesario.
Demos gracias a Dios por todos los que no lo hacen y se olvidan de lo fundamental, que es ser agradecido en cada etapa de la vida.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Yo soy Santa María del Rosal, porque en Mi jardín hago florecer toda la vida y las esencias renacen a su sagrada tarea.
Soy Santa María del Rosal, porque en Mi jardín hago renovar todas las cosas y las almas reciben la Gracia de estar Conmigo.
Yo hago rebrotar sus corazones, así como hago rebrotar las rosas de Mi jardín, para que toda la devoción esté dirigida al Creador.
Soy Santa María del Rosal y cuido de cada detalle, de cada flor que nace en alabanza a Dios.
Soy Santa María del Rosal y guío a todas las consciencias que siempre oran Conmigo, para que así expresen su belleza interior.
Soy Santa María del Rosal y acompaño cada paso que dan Mis hijos, que es una hermosa rosa que se ofrece a los altares de Dios para confirmar el triunfo de Su Voluntad.
Soy Santa María del Rosal y protejo a Mis hijos de toda adversidad, no dejo que nada malo se aproxime cuando tan solo existe en ellos el camino y la escuela de la oración.
Soy Santa María del Rosal y presento ante Dios todas sus intenciones, para que así el Padre derrame Sus Gracias sobre todos Sus hijos.
Soy Santa María del Rosal y espero de todos los discípulos de Cristo la vivencia profunda del Amor redentor de Jesús.
Soy Santa María del Rosal y tengo a Mis cuidados a todas las almas que Me esperan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Rosal
¡Siempre sea alabado Jesucristo en ustedes y en todo el mundo!
Después de la venida del Hijo de Dios, viene hoy a vuestro encuentro interno Mi Casto y Humilde Corazón para anunciar Mi fraterna y amorosa compañía espiritual a todos los misioneros, que a causa de las leyes terrestres no han podido embarcar en la misión importantísima que la Virgen María les encomendó.
Por eso, hoy más que nunca, pequeños hermanos Míos, Yo les pido a todos los grupos orantes que oren para que los planes celestiales de paz y redención que imparten los Tres Sagrados Corazones de Jesús, María y San José puedan sembrarse en todos los necesitados corazones del mundo.
Hoy me anuncio a ustedes para instruirlos al respecto de que, si dicha misión a India demorara más allá de lo previsto, es decir, más allá del próximo mes de agosto, les anuncio que existirán también otras misiones que estaban esperando madurar en vuestras consciencias, misiones hacia naciones como Tailandia, Sri Lanka, Nueva Zelanda y los países asiáticos, que en este tiempo son los que más necesitan de piedad, de amor, de servicio abnegado y de Misericordia.
Sepan, Mis misioneros, que cuando una puerta del mundo se cierra, otra puerta divina se abre para el mundo entero trayendo Gracias y bendiciones para todos.
Desde el Cielo, en lo profundo de Mi Casto Corazón, Yo los bendigo, animándolos a vivir en la fe y en la esperanza de que los planes de Dios son perfectos y precisos para estos tiempos. Sigan Mis pasos humildes en silencio y en oración.
Les agradece por vuestra oferta y dedicación,
Vuestro Padre Misionero,
San José Castísimo
Al término del mensaje, San José nos envió el siguiente impulso orante, especialmente para todos Sus hijos misioneros:
Oración de protección y luz para los misioneros de Dios
Dios Padre,
que por medio de San José Castísimo
tocaste nuestro simple corazón,
y nosotros en humildad y fe
respondimos a Tu misión celestial.
Te pedimos, en reverencia y amor,
amado San José, misionero fiel,
cúbrenos con Tu manto violeta de protección,
para que nuestros pasos sean invisibles.
Entréganos Tu santo Cetro,
para que podamos corresponder a la misión de amor y de paz.
Entréganos Tus poderosos siete lirios del Cielo,
para que bajo esta Gracia,
que proviene de Tu santo Corazón
nosotros podamos vivir ahora y siempre:
la pureza de alma,
el amor a la donación,
el servicio sin demora y sin tiempo,
la humildad como fuente de fe absoluta,
la entrega total a la Voluntad del Padre,
el rescate de los más necesitados,
la unión perfecta con todos los Reinos Creados.
¡Oh Humilde y Casto Corazón!,
que bajo Tu poder de amor y humildad,
se cumpla la gran misión de paz
en toda la humanidad.
Amén.
Queridos hijos:
Que vuestros labios nunca se cansen de pronunciar alabanzas y bienaventuranzas al Corazón de Dios porque así, ustedes, en nombre de la humanidad, estarán alabando a toda la Creación.
Hijos Míos, que en este día vuestros corazones se regocijen porque Mi Hijo está presente en vuestras vidas, y Él, en esta hora, necesita de todo vuestro Verdadero Amor.
Pequeños Míos, lleven, en este día, Mi estandarte de la Paz en vuestras manos para que la llama poderosa de vuestros corazones irradie fe y devoción a aquellos hijos que la han perdido.
En tiempos de conversión, Yo los necesito firmes y valientes para que los que aún no creen en Mi llamado puedan retornar a los brazos de Dios a través de Mi Corazón. La hora de la salvación definitiva es para todos, y ustedes, como Mis amados hijos, cuentan con Mi Ayuda Maternal.
Queridos hijos, sepan que, después de haber caminado tanto junto a Mí a lo largo de todo este tiempo, existe una única y preciosa oportunidad para que todas las almas encuentren a Dios en esta última hora. Así como llevé a Jesús hacia el Templo de Dios en Mis brazos, hoy los presento a todos para que Mi Padre derrame Su Misericordia y Su Piedad sobre ustedes. Cada paso que dan en esta vida significa muchos pasos para otras tantas almas que deben unirse al Dios Creador.
Queridos hijos, por eso, eleven incansablemente sus oraciones hacia lo Alto y que vuestros corazones abiertos sean receptores de Mi Amor Inmaculado.
Pequeños Míos, con Mis ojos de Misericordia los contemplo porque, desde la Eternidad, en el Reino de los Cielos, Mi tarea es por amor, tarea de llevarlos al encuentro con Mi Hijo.
Les agradezco nuevamente en este día por estar caminando a Mi lado. Mi Corazón ya camina a vuestro lado desde hace mucho tiempo.
Ahora, Mi Luz llegó a vuestros corazones para despertarlos a la realidad celestial.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Por la protección de Cristo, Mi Hijo Amado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, Mis Brazos les traen regocijo, maternidad y amor, pero Mi Corazón también les trae dolor de parte de este mundo; y eso, queridos hijos, es lo que hoy, en este día trece, les vengo a anunciar.
Tantos años han pasado de Mi Presencia en Fátima, y aún Mi Corazón sigue triunfando en este mundo. Por eso, hoy les pido, queridos hijos, que tengan presente estas Palabras en sus corazones, porque en el fin del tiempo las comprenderán.
Necesito perpetuamente de todos ustedes, de sus corazones y de sus acciones. Todas las oraciones son bienvenidas en el fin de este tiempo.
Sepan, queridos hijos, que Mi gran dolor hoy se ve, ya que observa la gran condenación de almas que existe en este mundo; aunque estén aquí, en esta vida, sobre esta Tierra de Dios, ellas se condenan al fuego del infierno.
Por eso, hoy Yo los invito, queridos hijos, a que reparen sinceramente el Corazón de Mi Hijo a través de las buenas acciones de paz y de amor, porque está cerca un nuevo tiempo en el que muchas cosas serán reveladas a la humanidad.
Todos los secretos que Yo he derramado a lo largo de los años, algunos en Medjugorje y otros aquí, serán revelados a su debido tiempo, Mis queridos hijos.
Para que todo se pueda reparar con rapidez y con amor, es necesaria la oración del corazón. Deben coligar sus espíritus con el Altísimo, con el Único Padre, para que puedan estar dentro de Su Protección y de Su Paz.
Hoy, también les digo, queridos hijos, que Mi última llamada está siendo pronunciada en este tiempo; y cuando Yo repito esta frase, tantas veces, es para que sus pequeños corazones Me puedan escuchar.
Por eso, es necesario, queridos hijos, que vivan la reconciliación y el perdón. Yo les digo verdaderamente, hijos Míos, que están a tiempo de poder vivir estos atributos.
Algunos de Mis hijos de esta humanidad deben vivir esos principios en este fin de tiempo. Ustedes deben llenar el Cáliz en el Corazón del Señor, el Cáliz que representa al Corazón de Mi Hijo, a través de la oración y de su entrega, porque Su Corazón está siendo muy flagelado.
¿Quién sacará las espinas de Su Corazón, que son generadas día a día, tiempo tras tiempo?
Por eso hoy, queridos hijos, les digo nuevamente que están a tiempo de poder mudar su condición de vida mediante la oración y la activación de su fe; porque todas las Palabras que ya han sido derramadas tienen un motivo especial para sus corazones: la conversión.
Cada movimiento que hagan en su vida debe ser donado a Dios; porque así, Él contemplará desde ustedes las buenas obras de paz y de caridad. De esa forma, queridos hijos, sus corazones estarán iluminados y guiados, y podrán seguir el camino hacia Mi Hijo.
Porque hoy, en verdad, les digo, queridos hijos, que muy pocos creen en la Venida del Redentor; pero ese tiempo está cerca y los templos, que son Mis hijos, los corazones de todos Mis hijos, deben estar preparados.
Cuando Yo les hablo que están a tiempo, es que están a tiempo de donar amor y paz, dejando de lado cualquier crítica que nazca desde su corazón. En este tiempo, deben buscar la pureza; porque así, Yo podré decir, queridos hijos, que sus corazones están iluminados. Ellos serán un templo cristalino para el Altísimo, para Mi Dios.
Muchas cosas están mudando dentro de Mis hijos; por eso, diariamente los invito a la oración. La oración debe llegar hasta los sueños, debe repetirse perpetuamente desde el corazón. Porque en este tiempo, hijos Míos, ustedes deben crear barreras de luz para que puedan estar protegidos de todo, durante las horas de su vida y más allá de su vida. De esa forma, queridos hijos, Yo solo les pido que estén unidos al Reino Celestial del Creador.
Yo también les pido, queridos hijos, que no bajen más los brazos, sino que alcen sus ojos hacia la Misericordia de Mi Hijo. El manantial aún está abierto y aquel que aún no bebió de esa fuente prodigiosa, es invitado a beber para saciar la sed que Yo veo en muchos corazones.
Mi Hijo espera derramar Sus Rayos, pero ¿dónde están los instrumentos del Creador? ¿Qué están haciendo de su vida? ¿Cuánto tiempo le dedican al Señor?
Queridos hijos, estamos en los tiempos finales. Lo que escribió Juan, hace mucho tiempo, en la Biblia, ya está pronto para revelarse.
No son tiempos normales, queridos hijos, abran vuestros ojos a la Luz de Mi Corazón y eleven sus súplicas hacia Mi Ser, porque Mi Corazón todo lo siente y todo lo sabe.
Y si hoy Yo no Me muestro a todos ustedes, es porque estoy respondiendo a Dios. Yo los estoy invitando a amar los misterios que comienzan a vivirse a través de la fe y de la devoción a Mi Inmaculado Corazón.
Por eso, en este tiempo, queridos hijos, la propuesta primordial es la paz, la conversión y la oración.
Nuevamente, les digo que se animen a vivir estos principios y no se dejen superar por los conflictos en sus internos. Eleven todo a través de la oración, porque así Mi Inmaculado Corazón los guiará.
En este tiempo tan definitivo, en ustedes, queridos hijos, está la llave para abrirme la puerta y así Yo los podré llevar hacia Mi Hijo, que los necesita y los espera silenciosamente.
Como Reina de la Paz, hoy también les digo que están siendo muy bendecidos a lo largo de este tiempo y, ustedes, Mis queridos hijos, deberán responder por todo lo que están recibiendo.
La primera respuesta es la paz en el corazón.
La segunda respuesta es el amor a sus hermanos.
No quiero ver en sus corazones ninguna disociación porque Mi Luz, la Luz del Altísimo, está viniendo a su encuentro.
¿Será que Mis pequeños han percibido esto?
¿Dónde está su pensamiento?, ¿está unido al sentimiento del corazón?
Deben encontrar la paz que Yo les estoy prometiendo, a través de su sincera unidad Conmigo.
Como Madre, como Reina de la Paz, como la Madre de Nazaret, al igual que como lo hice con Jesús, quiero llevarlos en Mis Brazos para que estén dentro de la eternidad del Señor y sepan que Él es Misericordia.
Por eso, hoy también, queridos hijos, los invito a ser pacificadores de Mi Misión, aquí en la Tierra. Sus corazones deben ser espejos de luz en el mundo, códigos de amor y de paz que transformen a los corazones heridos.
Es necesario, hijos Míos, tener servidores y seguidores donados a Mi Inmaculado Corazón, para que Mi Paz se pueda difundir a través de la armonía y de la unidad. Así, brotará de ustedes la fraternidad, porque el Corazón de Mi Hijo estará en ustedes y sus almas estarán en Mi Hijo, en una unión perfecta de amor y de grandes prodigios en este tiempo.
Es necesario, queridos hijos, tener legiones de amor; almas donadas a Mi Corazón que puedan obrar Conmigo para alcanzar la paz.
Mi único pedido, en este fin de tiempo, es que ustedes hagan triunfar Mi Inmaculado Corazón, porque a través de Mi Corazón los Rayos de Mi Hijo estarán presentes como fuente de Paz para el mundo y de mucha Misericordia; sobre todo, queridos hijos, para los que la necesitan, los que han caído delante de Dios.
Dios escucha la canción del corazón de ustedes, que nace del alma y que les permite mantener una unidad con la Fuente del Amor. A ese ejercicio, queridos hijos, ustedes deben retornar para estar dentro de Mi Paz, muy importante para sus corazones.
Mi Alma fue glorificada por el Señor cuando el Espíritu de Dios entró en Mi Corazón.
Por eso, Yo los invito, hijos Míos, a elevar la mayor plegaria del corazón a través de la alabanza al Altísimo, para que los Cielos, a través de Mi Corazón, puedan expandirse sobre el mundo y muchas almas puedan ser tocadas por Mi Luz, sobre todo aquellas que esperan hace mucho tiempo el perdón.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Que suenen las campanas, dice Nuestra Señora, para alabar a Dios.
Canción: “Magnificat”.
Mi alma bendice al Señor y a todos Mis hijos que se unen a Mi Corazón.
En este momento, a través del Espíritu Santo, de la verdadera señal de Luz para todos Mis hijos, los bendeciré y bendeciré este arquetipo de Mi Inmaculado Corazón. También bendeciré, en este momento, queridos hijos, en nombre de la humanidad y del Poder del Amor de Mi Hijo, cada uno de sus orandios; por eso, Yo les pido que los eleven hacia Mí.
Que la Gracia Eterna del Padre, el Poder Misericordioso de Cristo, y el Amor y la Sabiduría del Espíritu Santo bendigan a Mis pequeños hijos y a estos pequeños instrumentos de paz para que, a través de la simplicidad y la humildad de sus corazones, todos estén unidos al Único Dios, al Poder del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo por todos los siglos y la eternidad; con la misión de que se concrete, en este plano, el Plan Divino de Dios y la conversión, como la salvación, despierte en cada uno de Mis hijos.
Como Señora de las Gracias y Madre de todos los hijos del mundo les doy también Mi bendición maternal, el poder de Mi Amor, la fuerza de Mi Espíritu, la humildad de Mi Corazón, para que sean principios activos en sus corazones.
Que la Misericordia de Dios, Su Compasión, Su Amor y Su Perdón, difundidos por todo el universo, alcancen la luz de sus corazones y que todos Mis hijos se unan a Dios por toda la eternidad. Amén.
Les agradezco por contestar a Mi llamado, en este día trece.
Que el recuerdo de Mi Presencia, en este día, quede en sus corazones para siempre.
¡Les agradezco!
Madre María Shimani de Montserrat:
Vamos a hacer un breve relato, porque las Palabras de Nuestra Madre ya fueron más que suficientes para todos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a relatar, ahora, algunos hechos que se fueron dando durante la preparación de la oración y que hablan sobre un pedido que nos hizo nuestra Madre a todos nosotros; un pedido muy importante para el fin de este tiempo, que Ella nombró como Comunión Reparadora de Jesús.
Cuando estábamos en la preparación, Ella nos mostró algunas escenas que vamos a compartir; escenas que se fueron dando frente al Altar de nuestra Madre, como si fueran escenas en el plano físico y que se fueron desarrollando a medida que íbamos orando.
En un momento apareció un Hombre con una túnica blanca hasta Sus Pies, Él estaba encorvado hacia abajo, como si cargara algo en Sus Espaldas. Y lo que cargaba sobre Sus Hombros y Espaldas, mostraba que era el planeta. Ese Hombre llevaba una Corona de Espinas en Su Cabeza. Muchos hilos de Luz que salían de abajo del planeta, lo sustentaban.
Esos hilos de Luz eran sustentados por muchos ángeles y esa escena mostraba que el planeta estaba siendo sustentado por esa Luz. Aun así, ese Hombre seguía llevando el planeta en Sus Espaldas con mucho esfuerzo. En un momento, la imagen se acercó y nos mostró a Jesús, que estaba trabajando junto con los ángeles por el planeta. Jesús lloraba sangre.
Luego la imagen se desvaneció y apareció otra, la imagen muy luminosa de Nuestra Señora que estaba muy resplandeciente, muy viva.
Después, Jesús estaba sentado sobre un monte y Nuestra Señora se le aproximó como Madre. Jesús tenía en varias partes de Su Rostro gotas de Sangre. En ese momento, ya no tenía la Corona de Espinas, Él estaba en un estado de total silencio, de contemplación, irradiaba también dolor y mostraba Su Corazón que estaba rodeado de pequeñas espinas que, poco a poco, se iban profundizando en Su Corazón, y eso generaba dolor en el Maestro.
Cuando Nuestra Señora se acercó, hizo un movimiento muy particular. Comenzó a sacar, de adentro de Su Manto, muchos pétalos de rosas; y en ese momento, Ella nos observó y nos dijo: “Estas son las oraciones de Mis hijos”.
Ella se las ofertó a Jesús y comenzó a tomar cada uno de esos pétalos, que eran pétalos de luz, y a colocarlo sobre cada gota de Sangre, y cada pétalo secaba la Sangre en Jesús.
Luego, también esa imagen se desvaneció hasta antes de la Aparición.
Después, el Maestro, al que conocemos como Jesús Misericordioso, se acercó fuertemente, a dentro de esta casa y ya no tenía espinas ni Sangre en Su Rostro.
Él se colocó por encima de la imagen que está aquí, en nuestra frente, y detrás de Él había mucha luz celeste y coros de ángeles que lo acompañaban. Eran siete coros, siete ejércitos que acompañaban a la Misericordia de Cristo.
En ese momento, Él emanó, como ya conocemos, los Rayos de Su Misericordia sobre nosotros. Él tenía Sus Brazos y Manos abiertas en señal de cruz e irradiaba Luz desde las palmas de Sus Manos hacia esta sala. En ese momento, nos dijo: “Ahora les diré qué es lo que acontece en este tiempo”.
Los Rayos comenzaron a iluminar cada vez más fuertemente, irradiándose desde Su Corazón. Y, debajo de Sus Pies, Él nos mostró una escena: el Rayo rojo, derramándose como si fuera un río de Sangre y el Rayo azul creó también un río celeste de Luz.
En ese momento, a los Pies del Cristo, aparecieron dos imágenes diferentes. Una eran muchas almas que estaban cerca de las márgenes de ese río de Sangre, almas que estaban en sufrimiento y con mucho dolor, y que irradiaban también mucha incomprensión. A su izquierda, apareció otra imagen con un grupo de almas aproximándose a ese río celeste de Luz. Esas almas eran más luminosas, más leves, más cristalinas.
En ese momento, el Maestro nos dijo: “El Rayo rojo es el que purifica a las almas. Todas esas almas están siendo muy condenadas”. Luego continuó diciendo que aun aquellas que están en esta vida, son almas que se están perdiendo y que necesitaban de mucha oración. Luego nos dijo: “Muchas almas que están en diferentes partes de este mundo, y Yo Estoy derramando este Rayo rojo sobre ellas, Mi Sangre, para poder salvarlas”.
En ese momento, el Maestro habló sobre las almas que estaban en el río celeste: “Estas almas son todos ustedes, una parte de la humanidad que está siendo purificada por Mi Agua, pero que está caminando en el Señor”.
Luego, el Maestro nos dijo: “¿Ven estas dos realidades?, la condenación y la salvación. ¿Será que ayudarán a aliviar Mi Corazón que está flagelado?”.
En ese momento, Él nos mostró cómo las espinas se desprendían del Corazón de Jesús; y luego, esa imagen desapareció.
Cuando llegó Nuestra Señora, como la Reina de la Paz, habló mucho sobre la reparación del Corazón de Su Hijo. Y, entonces, nos hizo un pedido que ya les dijimos al comienzo: la Comunión Reparadora.
Luego, dijo Nuestra Señora: “Necesito, en este tiempo, que el Corazón de Mi Hijo sea aliviado para que la Fuente de Su Misericordia pueda seguir derramándose y sus oraciones permitan que la Justicia sea leve en los corazones de todo el mundo. Ustedes pueden detener esto mediante la oración. Por eso, Yo les pido realizar la Comunión Reparadora todos los días viernes, por un tiempo”. Pero no nos dijo qué tiempo era ese, sin embargo, sabíamos que sería mucho tiempo. También nos dijo que era muy necesario realizar ese ejercicio de Comunión.
Luego, le preguntamos cómo acontecería esa Comunión Reparadora.
“Mi principal pedido es que todos comulguen para reparar el Corazón de Jesús. No solo necesito que ustedes estén en una buena sintonía, sino también en una verdadera oración”. Ella nos dijo que eso ayudaría y que esa Comunión sería realizada abiertamente para todos.
Después le preguntamos cómo acontecería esa Comunión.
Ella nos respondió: “Primero, ustedes deben tener la intercesión de un sacerdote que les brindará esa Comunión. También pueden hacer la Comunión en las Comunidades, de una forma muy simple, ofertándosela a Mi Hijo, porque de esa manera también estarán reparando el Corazón de Jesús”.
Eso fue la primera parte. Después, en la segunda parte, Ella nos transmitió Su Mensaje.
Después de todo lo que nos dijo, al comienzo de la Aparición, Ella también nos dijo que recibió el permiso de estar sobre Sus hijos. Por eso, nosotros nos dimos vuelta para verla y Ella comenzó a transmitir el Mensaje. Mientras transmitía el Mensaje, también imprimía Su Luz sobre todos nosotros.
Cuando rezamos la oración por los Centros Marianos, cada Centro Mariano iba siendo tocado por Nuestra Señora y entonces pudimos ver cómo era el efecto poderoso que tenía la oración, porque Ella en Su Corazón concentraba cada Centro Mariano.
Así, finalmente, llegó el momento en el que Ella hizo la bendición y trajo en Su Presencia a Dios, que también derramó como Energía sobre nosotros.
Madre María Shimani de Montserrat:
Ahora nosotros finalizaremos nuestra transmisión por Internet, cantando “Revelaciones de Aurora”.
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Solo encuentren el refugio en la Casa de Dios.
Solo esperen con alegría la llegada de Mi Hijo.
Solo aguarden en oración para encontrar la paz.
Queridos hijos:
Hoy los llamo a reverenciar a Dios, el Gran Creador del Universo. Cada nuevo día debe ser una alabanza para el Señor porque así, vuestras vidas serán partícipes de Su Ley de Amor y de Perdón.
Mis hijos olvidan al Padre Eterno. Hoy les recuerdo que siempre deben volver al universo elevados, como almas, a través de la oración. Esperen con alegría la llegada del Enviado de Dios, el Rey del Amor Redentor, Mi Hijo Glorificado, porque en esa espera ustedes estarán abriendo sus corazones para lo nuevo que viene de Jesús.
Reverencien al Creador como Camino de Consagración de sus vidas a la Voluntad del Padre. Sepan, hijos Míos, que en cada acto de reverencia estarán alabando a Dios y, así, formarán parte de la armonía que el mundo tanto necesita y que ha perdido porque olvidó reverenciar al Creador.
Hoy los invito a recordar este acto de reverencia que los llevará a vivir en la devoción del corazón, sendero que se abre para el encuentro de la fe.
Queridos hijos, si la humanidad amara a Dios Creador, los planes ya serían otros. Como Mediadora, les quiero hacer descubrir Su Amor en cada uno de vuestros corazones. Es tiempo de reconocer que sin Jesús, poco podrán ver el camino. Jesús es la visión que, como Luz, ilumina la vida para redimirla. Y para que eso suceda, es importante orar con el corazón.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Que hoy canten las voces de sus corazones para que los Cielos irradien Luz hacia la Tierra y para que, junto a ustedes, los Ángeles del Señor alaben toda Su maravillosa Creación!
Queridos hijos:
Alcen sus corazones hacia la Luz del Señor y encuentren reposo en Mi Inmaculado Corazón para que sus vidas siempre puedan encontrar el camino hacia la consagración.
Hijos Míos, la alabanza a Dios engrandece la hermosura y la belleza de las Alturas. Así, todos los corazones son partícipes del Glorioso Reino de Dios a través de la paz en el corazón y del Amor que brota como una Fuente Inagotable de Gracias. La alabanza que emana de sus corazones hacia el Dios del Universo los hará partícipes del Don Misericordioso de Mi Hijo y así la Luz, que es necesaria en muchos lugares, se esparcirá sobre el mundo para los corazones que se han alejado del Único Padre.
Hijos amados, el canto de alabanza hecho con el corazón repara y restaura las faltas cometidas contra Mi Inmaculado Corazón. La alabanza hecha con amor y gratitud penetra el Reino de los Cielos, y Dios, en Su Omnipotencia, se sirve del canto de todos los hombres cuando ellos con sinceridad y reverencia claman la Presencia de Dios.
Queridos hijos, cuando llaman a Mi Hijo Su Corazón Misericordioso responde, a través de las Gracias que fueron prometidas para el mundo. Por eso, hijos amados, cuando llaman a Cristo también están llamando a una parte de Dios.
El mundo necesita curar sus heridas a través de la alabanza a nuestro poderosísimo Señor de las Alturas porque, de esta manera, el mundo es aliviado. Cuando las almas se reúnen por amor a Dios y alaban a la Creación, un Rayo de Piedad y Compasión desciende desde el centro del Corazón del Padre. Ese Rayo se vuelve un Manantial de Misericordia que los Ángeles del Señor llevan hacia el corazón de cada criatura. Así el destino de la humanidad puede transformarse por el absoluto Amor de Dios.
En estos tiempos de cambios, alaben con sus corazones para que, a través de la oración, sus almas brillen delante del Padre.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz para todos Mis hijos del mundo.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Para el Señor es importante que sus corazones se conviertan en llamas de paz. Para convertir el corazón es necesario orar en el nombre de Mi Inmaculado Corazón de la Paz, así Yo los guiaré como Madre de todos los corazones.
Hoy los invito, Mis pequeños, a orar Conmigo sin nada más que esperar; así sus pequeños corazones serán invadidos por la Voluntad Suprema del Señor. Hoy los llamo a interiorizar el ejercicio de la oración como una alabanza a Dios. Él quiere ver a Sus hijos entregados y puros como lo es el agua cristalina de los ríos.
Yo les aseguro que cuando sus corazones sean cristalinos a través de la oración, en cada una de sus vidas comenzará el camino de la pureza. La pureza protegerá sus corazones para que ellos no se unan a todas las acciones humanas que en este mundo han distanciado a la humanidad del Corazón amado de Dios.
Por eso, en cada aparición Yo vengo a irradiarles, desde los Cielos, Mi esperanza por la verdadera transformación y conversión de todos los corazones que, en esta última hora, deberán desafiar sus pasos y encaminarlos hacia la consagración al Señor. Pero si sus corazones están en Mí, y no en ustedes mismos, podrán reconocer el Amor Divino de Mi Corazón y así comprenderán la adoración que Yo tengo hacia cada uno de ustedes.
Solo les pido, Mis queridos hijos, que coloquen sus corazones y sus sentimientos en la oración universal a Mi Corazón Inmaculado. De esta manera y en este ejercicio, ustedes, Mis pequeños, estarán dedicando la vida por Amor y por la Redención del mundo. Recuerden, Mis pequeños, que todos están dentro de Mi Corazón y que Yo aguardo que en cada nuevo día, sus corazones irradien paz y pureza.
Muchos corazones y almas carecen de pureza por haber sido invadidos por la voluntad de los hombres; así se fueron distanciando de la Voluntad Divina. Por eso, Mis pequeños niños, para poder ayudar al mundo y a la conversión espiritual, los invito a que se vuelvan hacia Mi Corazón como pequeños niños. De esta manera, en oración y en amor, el Padre Celestial derramará Su Misericordia sobre el mundo.
Sus corazones deberán ser aquello que nunca fueron para poder vivir en otra ley y bajo una Voluntad Infinita.
Oremos por la paz en cada corazón.
Los guía,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más