Viernes, 26 de abril de 2024

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aprendan, hijos, a separar los impulsos que provienen de sus propias almas de los que provienen del Reino Celestial y del Universo Superior de consciencia.

Escuchar a la propia alma es un paso importante para la consciencia humana, sin el que no podría haber evolución. La evolución es un camino de ascensión, de comunicación y de unión con los diferentes niveles de la existencia, hasta que el ser retorne finalmente al Corazón del Padre Celestial, portando en sí códigos renovadores de la vida manifestada.

A lo largo de los tiempos, los seres que buscaron recorrer el camino espiritual aprendieron a escuchar a sus almas y muchas veces a sus espíritus, sus mónadas, para recorrer así el camino de la vida sobre la Tierra con la seguridad de los impulsos superiores.

Sin embargo, ahora es el momento de ir más allá. Ahora es el momento de escuchar a la propia alma, pero sin permanecer allí, creyendo que los todos los impulsos de la vida evolutiva provienen de este único contacto interno.

Ahora es el momento de ir más allá, de aprender a distinguir el contacto con los niveles superiores para que, tocando las dimensiones de sus almas, puedan ir más allá y llevar consigo a las almas hacia un estado más profundo y silencioso, más transparente y pleno, el contacto con los Universos Superiores, donde no deben buscar nada, sino la pura y simple unidad.

Cuando sus consciencias profundizan en la oración sincera y, entre un verbo y otro, pueden silenciarse, entonces serán capaces de escuchar a sus propias almas, sentirlas y percibirlas tal como ellas necesitan que las perciban. Sin embargo, si persisten en esta elevación, en alabanzas y silencios, en concentración y vacío, sin nada querer para sí, solamente la unidad con Dios, podrán ir más allá y permitir que sus almas también puedan mirar hacia arriba y hacia adentro, que también puedan entrar en el ejercicio de la contemplación.

Cuando las almas contemplan, las mentes se silencian y solamente observan; la personalidad no opina, no analiza y no busca respuestas, solamente observa. Los aspectos de la consciencia humana no confunden el contacto interno con lo que viven en la materia, solamente observan. El alma no busca guiar y conducir nada, no está recorriendo ningún camino, solamente es llevada como un imán a su fuente de vibración.

Ella es atraída por la Consciencia Divina y, con la rendición de su parte planetaria, ella solamente va al encuentro de la vivencia de la unidad; y, en esa experiencia, hijos, puede haber pleno silencio, no necesitan palabras ni intenciones, pensamientos ni acciones, solamente ser.

Entonces, recibirán de Dios el saber de la unidad y, con él, una sabiduría que no se adquiere con la mente, sino con la esencia.

Hacia esa experiencia, deben caminar porque, en este tiempo de caos y confusión, de profundas purificaciones y desafíos, sus seres deben profundizar en Universos seguros, donde ni la mente ni la personalidad y ni siquiera sus almas, pueden interferir, sino solamente vivir.

Y, del principio de la Unidad que emana del Corazón de Dios, del profundo Amor del Padre al estar ante Sus Criaturas, brotará la esencia de la sabiduría que los fortalecerá y les traerá respuestas a las cuestiones más profundas, que no sabrán explicar, sino solamente ser.

Y aquellos que se aproximen a ustedes no necesitarán oír ni preguntar, solamente sentir y observar el ejemplo y la presencia que transforma la condición humana.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo