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Queridos hijos:
Desde la cúspide más elevada del Universo, en el plano del espíritu, hoy su Madre Celeste se encuentra imponiendo Sus manos en dirección al planeta para que la Luz de la Gracia lo colme completamente y todo lo que en él fue creado reciba esa Gracia extraordinaria de Dios, para que las consciencias participen de la redención espiritual de estos tiempos.
De la misma forma, las naciones de Sudamérica hoy son colmadas por la Luz del Amor que brota como una llama del Corazón de la Madre Divina, para que los que gobiernan las naciones no solo sean merecedores de la Misericordia Divina, sino también sean iluminados por la sabiduría y el discernimiento para que puedan tomar decisiones coherentes y benéficas para los pueblos, y que la sana justicia armonice y pacifique a los corazones que viven en los conflictos.
Es así que el planeta hoy es colmado, desde el plano del espíritu, por una Luz especial que proviene de la Fuente más pura de Dios, para que todo tenga la Gracia de ser redimido y rescatado; y la expansión de esa Luz especial se dará a través de las oraciones de todos los hijos que unan su verbo, mente y corazón con la Consciencia Divina de la Madre Celeste porque, así, los ejércitos de la Paz traerán para la Tierra toda la ayuda que en este ciclo es urgente y necesaria.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Peregrino es aquel que, conociendo sus miserias e imperfecciones y, por encima de todo, siendo consciente de las necesidades del mundo, sabe que solo en Dios encontrará la cura para sus males y el alivio para este mundo.
Peregrino es aquel que, aun sin saber, escucha la voz de su alma y va al encuentro del Padre en los lugares sagrados que Él bendijo y consagró como Fuentes de Vida para todos los seres.
Peregrino es aquel que, siendo simple de corazón, sabe que su morada no está en este mundo, sino en el Corazón de Dios, en su origen celestial de donde surgió toda la vida.
Peregrino es aquel que llega rendido a la Casa del Padre y permite que su corazón no solo beba de las Fuentes de Paz que el Creador abrió para el mundo, sino que también se dispone a ser portador de esa paz para los que la necesitan.
Peregrino es aquel que camina en dirección a Dios y, a cada paso, vacía su corazón un poco más, para que, al estar delante de Dios, encuentre un espacio en su interior para que el Padre deposite allí los dones y las dádivas que el peregrino debe llevarle al mundo.
Sean peregrinos en este tiempo, portadores y sembradores de la nueva vida. Busquen en las Fuentes de los Centros Marianos las gracias que el mundo necesita y distribuyan esas gracias en su caminar.
Hoy bendigo la Casa del Peregrino y la consagro para que aquí aprendan a ser peregrinos.
Que los que lleguen a este lugar reciban de Dios Su Misericordia, Su Paz y Sus Gracias, y que, saliendo de aquí, sientan en sus corazones la aspiración y la necesidad de que muchas otras almas puedan recibir lo que ustedes recibieron.
Sean peregrinos, sembradores y multiplicadores de las Gracias de Dios. Dejen que las Gracias del Padre los transformen y, a través de ustedes, transformen el mundo.
Abro aquí, por Voluntad del Padre Creador, una Fuente inagotable de Su Paz y de Su Gracia que fluirá a través de este altar hacia todos los corazones que, con fe, lleguen aquí para beber de esta Fuente.
Recuerden siempre que peregrino es aquel que llega a los lugares sagrados no solo para buscar algo para sí, sino para llevarle al mundo lo que él verdaderamente necesita.
Las almas están muriendo en vida, pereciendo por la sed de Dios, porque no lo conocen y no lo buscan, no perciben Su Presencia. Por eso, hijos, sean peregrinos de Mi Casto Corazón y llévenle al mundo el despertar, las Gracias de Dios, Su Misericordia y Su Presencia. Eso se dará por medio de los ejemplos de sus corazones.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Como un Ave de Luz penetro en los espacios más profundos de la consciencia humana para poder transformarla. En ese lugar derramo la Gracia que emana de los Rayos de Mis Alas, para que Mis hijos se reencuentren con el Padre Celestial.
Allí todo es removido, para que las almas estén libres del cautiverio y de las prisiones de la vida.
El Ave de Luz ingresa en lo profundo de la consciencia para mostrarle al ser humano el tiempo y el momento de su purificación. En todo ese camino, el Ave de Luz disipa y disuelve los abismos de la consciencia, para que los seres de la superficie de la Tierra puedan reencontrar el camino espiritual que los lleva a ingresar en la paz.
Podría ser doloroso desterrar y romper con viejas estructuras, por eso el Ave de Luz ingresa en los espacios de la consciencia profunda, para no dejar ningún rincón oculto dentro del ser, sino que todo sea revelado para que pase por la transformación.
Mientras oran, el Ave de Luz puede llegar a lo más profundo y desconocido; mientras oran y tienen fe, la tarea de su Madre Celeste puede ampliarse.
De esa forma, llegará el día en el que ya no existirán, en Mis hijos, todos los atavismos y reinará la sagrada energía divina del Amor, la que nutrirá al espíritu con un eterno gozo, en una espléndida vida unida al Creador.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
¿Por qué temen, si están esperando la llegada del Reino de los Cielos?
¿Qué más esperan, sino a Mi Luz brillando en sus corazones?
¿Por qué razón vendrían a Mi encuentro, sino es para formar parte de este ejército de paz que Yo estoy construyendo en el mundo, ejército que tendrá su verdadera misión más allá de esta Tierra, entre los universos?
Lo que vivirán en este planeta, hijos Míos, es un aprendizaje único que los preparará y los formará para servir mejor a Dios cuando ya no estén en este mundo.
La verdadera repercusión de la vida sobre la Tierra se debe reflejar en el universo. La redención de sus almas y de sus espíritus debe ser anunciada al cosmos como un triunfo del Plan de Dios en el corazón humano.
Es la certeza de la perfección de Su Creación que tendrá como ejemplo a cada una de sus vidas.
Este mundo agoniza, y hasta los más ciegos e ignorantes pueden percibirlo. No hay criatura sobre esta Tierra que no sienta, en lo profundo de su interior, que un tiempo agudo de tribulación se aproxima. Porque el caos ya no batalla solo contra la Luz, también batalla contra el mal. Y la oscuridad, que reina en el interior de muchos seres, lucha entre sí por la conquista de las almas.
Es por eso, hijos Míos, que incluso aquellos que ignoran la Luz no dejan de percibir la opresión de las tinieblas. Les digo estas cosas, porque deben ser conscientes de lo que acontece en este planeta donde viven; porque al menos algunos seres humanos deben vencer la indiferencia conscientemente para establecer la paz en el propio interior y, a partir de sí mismos, reflejar esa paz sobre el mundo.
Si no escuchan ahora Mis Palabras y si no buscan practicarlas en su día a día, poco adelantará que estén delante de Mí durante todas Mis Apariciones; porque si no Me escuchan y si no viven lo que les digo, no podré construir la fortaleza en su interior para que transiten por los tiempos de transición con seguridad, con certeza, con valentía, no solo por ustedes mismos, sino también por los que buscarán auxilio en aquellos que creen que tienen cierta fortaleza en su interior.
Muchos observarán su vida espiritual, muchos observarán los pasos que están dando en estos tiempos y, aunque teman seguir sus ejemplos, en el momento en el que este mundo tiemble y que el piso bajo sus pies ya no estuviera estable, recordarán aquel ejemplo, aquel ser orante, y buscarán en ustedes el auxilio y la paz que no encontrarán en otro lugar.
Hijos, las superficialidades en sus vidas aún son mayores que la vida del espíritu. Cuando están ante un día de Aparición, sus consciencias aún están envueltas mucho más con las cosas materiales que en Mi Presencia. Pocos son los que despiertan y recuerdan que Yo estaré aquí. La mayoría piensa en el evento, en lo que cantará, cómo lo organizará.
Deben recordar, todos los días, que forman parte de una Misión Mariana. Deben sentir cada Aparición como si fuera a última, porque un día ya no estaré aquí entre ustedes. Querrán escuchar Mis Palabras y ellas resonarán solo en su interior.
Por eso, únanse a Mí, únanse a Mi Propósito de Paz. Consoliden una unión verdadera con Mi Inmaculado Espíritu. ¡Den valor, hijos Míos, den valor a lo que viven hoy! Busquen meditar y reflexionar todos los días en la inconmensurable Gracia que reciben de sentir la Paz de Dios en sus corazones, mientras muchos padecen en las guerras, persecuciones; mientras muchos no pueden proclamar su fe y ya no conocen la paz.
Muchas veces les pedí que no se acostumbraran a estar delante de Mí, sino que, en humildad, reconocieran que nada saben sobre este misterio de Mi Presencia y que, aunque hayan estado delante de Mí tantas veces, desconocen el verdadero origen de Mi Consciencia. Desconocen la grandeza de este momento, porque ni sus mentes ni sus corazones son capaces de comprenderme.
Yo también reconozco la limitación de los seres humanos. Es por eso que siempre retorno al mundo. Reconozco el esfuerzo de cada uno, pero también sé de su potencial. Por eso, no permito que se acomoden en lo que ya alcanzaron, porque es muy poco ante todo lo que recibieron. Ustedes son las almas más agraciadas de este planeta en este momento. ¿Cuánto les pido frente a todo lo que reciben?
¿Será mucho, hijos Míos, pedirles que sean más obedientes y humildes, más caritativos y fraternos, más verdaderos, transparentes, simples de corazón?
¿Será mucho pedirles que, cuando se sienten para orar, no oren solo con la palabra, oren con el corazón?
¿Será mucho, hijos Míos, pedirles que no dejen morir este Centro Mariano por el cansancio y por la inercia de sus corazones?
¿Será mucho si les pido que no dejen apagar las liturgias que aquí acontecen, sino que se esfuercen día a día para mantener viva la presencia de los Mensajeros Divinos en cada una de las oraciones que aquí realizan?
Este Centro Mariano, así como todos los Centros Marianos que fundé en nombre de Dios, deben ser usinas de liberación para el planeta, una puerta de transformación para las almas que encuentran aquí la plena unión con Dios.
¿Quién entregará su vida para que este canal permanezca abierto y para que Mi Corazón no contemple el mundo y encuentre las puertas cerradas para derramar Mis Gracias?
¿Quién sentirá a Nuestro Señor, hijos Míos, cuando tenga en Su Corazón y en Sus Manos un manantial de Misericordia para derramar sobre las almas de este planeta y los encuentre durmiendo?
¿Él sentirá que están haciendo valer cada gota derramada de Su Sangre?
Quiero que estén prontos para recibir con amor a todas las almas que lleguen aquí, así como a todos los Centros Marianos, porque si no fuera así, hijos Míos, ¿cómo podré enviar a Mis hijos que necesitan redención, a que lleguen a este lugar?
Hoy les hablo de esta forma porque necesito que despierten. Les hablo a ustedes como a todos Mis hijos de este mundo. Necesito soldados preparados, dispuestos a entregar la propia vida, a no tener descanso, a no dormir, a pasar hambre para entregar a otro aquel alimento que reciben.
¿Quién estará dispuesto a construir la plena unión con Cristo y a beber de la Fuente de Su Divina Misericordia cuando sea necesario padecer alguna carencia para entregar todo lo que tiene al prójimo? Pues eso les pediré. Les pediré, hijos Míos, que oren sin cesar, porque el mundo lo necesita.
Ustedes solo ven lo que sucede en la Tierra cuando leen algunas noticias tan imperfectas, en los medios de comunicación de este mundo. Pero mi Inmaculado Corazón contempla todos los abismos de la Tierra y conoce a aquella alma más olvidada, aquella alma que ninguna cámara fotográfica puede encontrar, pero que padece tanto terror y tanto abandono como aquellas que están en las guerras.
Es por eso que les digo que ya no se duerman espiritualmente, que ya no sean indiferentes ante la situación planetaria, porque si creen que es grave lo que conocen, imaginen cuánto hay que desconocen en este mundo.
El planeta está agonizando mucho más de lo que imaginan. Solo el poder de la oración, hijos Míos, del sacrificio, de la entrega, del amor, son capaces de equilibrar lo que sucede en la Tierra. Y es en los pequeños esfuerzos de su día a día que podrán encontrar ese camino de equilibrio y de paz.
No piensen que es poco lo que pueden hacer, porque la humanidad no está haciendo nada ante el gran caos del mundo.
Los que se consideran más conscientes deben vivir mayores sacrificios, mayores grados de amor, deben corresponder a lo que reciben mientras oran, deben orar de corazón, deben orar Conmigo como Yo les pedí, como Yo les enseñé. ¿O acaso no creen que Mi atención jamás sale de este planeta, que Mis ojos están fijos sobre el mundo y que Mi Corazón recibe un aliento cuando oran verdaderamente?, porque así es, hijos Míos.
Mi mayor alegría es encontrar un corazón orante, simple, puro, que, a pesar de ser tan pequeño, genera grandes méritos para la salvación de la Tierra.
Mi mayor alegría es encontrar un corazón que se dispone a consagrarse a Mí y que, aun sin saber porqué, responde a Mis pedidos y lo hace sinceramente.
Mi mayor alegría es cuando, a pesar del cansancio, colocan las rodillas en el piso y claman al Padre por Su Divina Misericordia.
Mi mayor alegría es cuando antes de dormir se acuerdan de Mí, recuerdan a Dios y piden al Padre un poco de paz para este mundo,
Mi mayor alegría es cuando un hijo Mío percibe la necesidad del prójimo y deja de pensar en sí mismo para ayudar a aquel que más lo necesita.
Mi mayor alegría es cuando un hijo Mío puede detener un pensamiento que busca juzgar a otro, porque recordó que Yo les pedí que comprendieran al prójimo.
Mi mayor alegría, hijos Míos, es cuando intentan todos los días vivir alguna cosa que les pedí, alguna Bienaventuranza de Mi Hijo, así como Él una vez les dijo.
No es mucho lo que espero. Espero solo lo mínimo que pueden ofrecer en nombre de Dios, venciendo la propia indiferencia para generar méritos para la salvación de esta humanidad.
En esta noche, hijos Míos, delante de todo lo que sucede en el mundo, de tantos hijos que no tienen en donde dormir, tantos que mueren de hambre, tantos que padecen de miedo, tantos que en este momento están emigrando de sus casas, de sus naciones; Mi Corazón recibe un aliento, un simple aliento que, por ser verdadero, podrá transformar muchas cosas tanto en la humanidad como en la consciencia planetaria.
Si estos cinco hijos Míos que hoy se consagran multiplicaran sus oraciones, la consagración de sus almas podrá valer por muchas, podrá generar méritos para la redención y para la salvación de seres que desconocen. Por eso, vengan a Mi encuentro con sinceridad en sus corazones. Vengan como niños buscando vivir la pureza. Vengan al encuentro de Dios.
Pero esa no es la única alegría de Mi Corazón; también Me alegro, hijos Míos, cuando Mis hijos Me proponen que consagre una imagen para expandir así Mi Paz por otras naciones.
Sé que fue con el silencio de sus corazones que colocaron esta imagen aquí, en Mi altar. No necesitan decir nada para que Yo reconozca su voluntad y haga de ella la Voluntad de Dios, porque cuando son sinceros y cuando tienen como propósito el establecimiento de la paz, Dios siempre vive en sus intenciones. Por eso consagraré esta imagen.
Consagraré esta imagen para Mis hijos de Ecuador, para que así, Mi Inmaculado Corazón triunfe una vez más en esta nación. Que se multipliquen los fieles y los simples de corazón que orarán ante Mí, que buscarán Mi auxilio no solo para sí mismos, sino para toda la humanidad.
Deposito aquí, hijos Míos, Mi Paz, Mi Corazón Inmaculado, para que lo lleven a todos los hogares que se dispongan a recibirme. Que Mis Gracias y Bendiciones sean derramadas sobre los puros de intención que estén delante de esta imagen. Que la redención y la salvación sean realidades para los espíritus que estén ante esta imagen puros de intención. Que la Paz y el Triunfo de Dios sean una realidad para aquellos corazones que estén delante de esta imagen puros de intención.
Así como consagré esta imagen, consagro todas las imágenes que colocaron en Mi altar. Deposito, en cada una de ellas, aquellas Gracias que necesitarán recibir para que puedan caminar con más fe, para que multipliquen la paz y la esperanza en sus corazones.
Que sean multiplicadoras de Mi Amor y de Mi Paz en esta nación que Yo ya consagré hace mucho tiempo, pero que renovaré Mi compromiso con ella a través de la consagración de sus vidas.
Ahora, hijos Míos, les pediré que canten con alegría y que no se olviden de Mis Palabras.
Yo los consagro, los bendigo y, sobre todo, les agradezco por haber respondido a Mi llamado; por estar, a pesar de la indiferencia humana, delante de Mí como representantes de la humanidad que, con mucha dificultad, aspiran a vencerse a sí mismos.
Yo los ayudaré siempre y cuando sean verdaderos. Busquen Mi auxilio. Yo soy su Santa Madre y estoy aquí para ayudarlos. Por eso, vengo al mundo todos los días, pero después de pedir Mi ayuda, escuchen Mis Palabras y vivan cada una de ellas.
Yo los amo y los bendigo por el Poder de Dios Padre, por el Poder del Hijo, por el Poder del Espíritu Santo, que vive y reina en Mi Inmaculado Corazón. Que este Santo Espíritu de Dios pueda vivir en el interior de todas las criaturas que dicen sí a la gran transformación.
Les agradezco
Hijos Míos:
Mientras las guerras se expanden por el mundo y en muchas mentes reina el deseo de un gran conflicto mundial, Mi Inmaculado Corazón los llama a difundir el Espíritu de la Paz, a hacer del gran caos, que se expande a diario, la razón para que maduren inmediatamente y asuman rápidamente el lugar que les corresponde en el Ejército de la Paz y del Amor, guiado por Mi Corazón.
Los llamo a hacer de la sangre derramada por los cristianos del mundo, el motivo para fortalecer su propia fe y proclamar aún más alto que Cristo reina en su interior.
La batalla ya está en curso: no hay reglas, no hay límites.
Así como no hay límites para las maldades que suceden en el mundo, ustedes tampoco deben colocar límites en su capacidad de amar. Amen sin límites, sin condiciones. Lleven esperanza hacia los corazones que perdieron la fe.
No es que serán ingenuos delante de lo que ocurre en el mundo o indiferentes a las guerras y a los sufrimientos del prójimo, pero sí serán conscientes de la batalla y participarán en ella, proclamando la paz, venciendo la astucia del enemigo con actos de amor.
Frente a las guerras religiosas, vivan la paz entre las diferentes religiones. Difundan el respeto por el camino escogido por cada uno, para llegar al Único Dios.
Cuando el enemigo los derrumbe y los lleve a la perdición, no se desanimen: confíen en la Misericordia que los congregó en este mundo y perseveren una y otra vez en la vivencia de la perfección, hasta que sus consciencias comprendan que es tiempo de crecer y dejar de lado las infantilidades, para que sean verdaderos apóstoles de Cristo en este mundo en tinieblas.
Hijos Míos, para que la humanidad reconozca los tiempos que vive, deben difundir la Misericordia y la Paz. Abran los ojos de los que están dormidos, den a conocer los tiempos de tribulación, el Armagedón espiritual y físico que ya comenzó en el mundo y que poco a poco purifica la Tierra, para que ustedes aprendan a buscar a Dios.
Para que la humanidad despierte, necesitan actuar y no callar más, aunque sí anunciar al mundo la posibilidad de actuar por la oración y por los actos de perdón y de reconciliación pedidos por San José, así como también por los actos de servicio.
El mundo necesita equilibrio y paz, pero esto les será concedido por los méritos alcanzados por el corazón humano.
Hoy, les pediré que sus corazones sean uno con los corazones de los misioneros, tanto los de Medio Oriente como los de Argentina. Deseo establecer la paz, pero para eso es necesario que generen méritos por la oración y por la acción consciente en sus vidas.
Mis amados, si supieran del mal que se precipita en el planeta, no perderían tiempo consigo mismos y con sus propias aspiraciones, sino que se encaminarían hacia el cumplimiento del Plan Superior, para suplir las mayores necesidades de este mundo.
Lo que Dios más necesita de todos en este momento es de su madurez, de su verdadera consciencia de los tiempos que viven, que sean consecuentes con todo lo que saben y que no solo estén en Mis Apariciones, creyendo que es suficiente escuchar Mis Palabras.
Cuando dicen ser apóstoles de la paz y dicen querer establecer la paz en el mundo, pero no consiguen comprender al prójimo y vencer su propio orgullo para disolver los conflictos con aquellos que tienen a su lado, su despertar jamás será verdadero y no podrán decirse soldados de Mi Ejército de la Paz, pues aquel que es un soldado en este Ejército, vive la paz en las pequeñas cosas de la vida, ama al prójimo en los pequeños detalles, comienza el servicio con aquellos que tiene a su lado, y así, poco a poco, irradia la paz hacia el mundo.
Que Mi Paz sea una realidad en las vidas de los que dicen proclamarla.
Sean verdaderos consigo mismos y con Dios, porque el enemigo se servirá de sus máscaras para vencer sus corazones con los orgullos y las vanidades que aún viven.
Hijos, busquen tener corazones humildes para vencer el orgullo que causa las guerras en el mundo entero.
Los amo y siempre los bendigo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy despierten a la esencia de Mi Plan de Amor. Que hoy comprendan la grandeza del camino en el que coloqué vuestros pies, para que sus almas no se perdiesen de Dios.
Mi manto de luz se teje en lo invisible de este mundo y Mi Corazón une las diferentes expresiones del Reino de Dios en la Tierra.
Hijos queridos, aunque vuestros ojos no puedan ver, ábranse para comprender con el corazón que Yo soy la misma en todas Mis manifestaciones en el mundo y, si bien para cada uno de Mis ejércitos tengo un plan perfecto, en estos tiempos, vengo para unir en esencia y en corazón a todos aquellos que responden a Mi llamado, no importa donde estén. Porque llegará el tiempo en que las circunstancias de esta vida necesitarán encontrar corazones fortalecidos por el espíritu de unidad; de otra manera hijos Míos, Mis planes no podrán cumplirse.
Yo los reúno en este tiempo, como en todos los otros, por un propósito mayor, por un propósito universal, pero muy pocos pudieron comprender lo que Yo les traje como Mensaje de Salvación y de despertar.
En Medjugorje, vine para instaurar el espíritu de paz y de conversión en el mundo entero. Aquí en América, vine para despertar a la humanidad para la concepción verdadera de Dios y que toda la Sabiduría que proviene de Su Espíritu Sacratísimo pudiera ser entregada al corazón humano. Como Rosa de la Paz, vengo para entregar al mundo lo más puro que existe en Mi interior, como última tabla de salvación para las almas.
Les digo todo esto, Mis queridos hijos, porque hoy en este día de conmemoración, tanto en el Cielo como en la Tierra, no pediré solo que vuestros corazones se alegren y oren con gratitud y con regocijo. Hoy les pediré que reflexionen profundamente sobre Mi presencia en el mundo, sobre todo lo que transformé en vuestras vidas y en las vidas de tantas almas.
Quiero que descubran en lo profundo de vuestros corazones la verdadera razón de Mi presencia entre ustedes. Quiero que se abran para unirse a Mis diferentes hijos en el mundo entero, no solo con Medjugorje, deberán estar unidos, en fraternidad y amor, a todos los corazones orantes donde quiera que se encuentren.
Porque es por medio de aquellos que pueden estar más conscientes de Mi Plan que Yo construiré el Reino de Dios y prepararé para Su Hijo el camino perfecto, con las preciosas oraciones de los seres de este mundo.
Hijos, si viven en el espíritu de la unidad, podrán dar y recibir los códigos de luz que deposité en Mis diferentes soldados. Podrán unir este rompecabezas que construí en el mundo, con piezas esparcidas por los cuatro rincones de la Tierra y que, solamente por el espíritu de Absoluta Unidad, se podrán unir y formar el diseño perfecto de Dios para la raza humana.
Mis amados, conmemoren este día con oraciones y alabanzas, con gracia y con regocijo. Únanse a Mi Reino que se enciende en luz en Medjugorje, para redimir y salvar muchas almas, pero también despierten un poco más a la esencia de Mis palabras y no dejen que pasé un año más, sin que puedan vivirlas plenamente.
Yo los amo, los bendigo y los reúno en este cenáculo de redención universal.
Su Madre María, Reina de la Paz, Rosa de la Paz, Madre del Mundo, Madre Universal
Antes de que María apareciera, Padre Pio se manifestó delante de nosotros. Él traía en las manos una corona de flores y otras flores sueltas. Rezaba el rosario esperando a Nuestra Señora y, cuando los portales se comenzaron a abrir, colocó en el camino de María las flores que tenía en las manos y, en el lugar donde Ella colocaría los pies, la corona de flores. Cuando María apareció, Padre Pio se arrodilló y tocó con su cabeza los pies de la Madre, permaneciendo así durante todo el tiempo en el que Ella estuvo presente. En el final de la Aparición, él se despidió y se fue junto con María.
Yo soy la Madre de los perdidos y de los desamparados.
Yo soy la Madre de los arrepentidos, de los redimidos, de los rescatados.
Vengan a Mí los pecadores y Yo los santificaré.
Vengan a Mí los incrédulos y Yo les daré la fe absoluta.
Vengan a Mí los valerosos, porque construiré sobre ellos una fortaleza y los congregaré en Mi ejército de paz, que vencerá el mal a través de la oración y del amor al Creador de todas las cosas.
Vengan a Mí los imperfectos, pero valientes, pues se dejarán moldear en Mis santas manos y permitirán que Yo los conduzca en Mis brazos al Corazón del Universo, al Rey de reyes, al Cristo Redentor.
Hijos queridos, no llamo a Mi encuentro a los perfectos, porque Este ya se encuentra en el Reino de los Cielos a la derecha de Dios. Llamo a Mi lado a aquellos que permitirán ser transformados y purificados por el fuego de la oración, y por Mi presencia sacratísima en este mundo.
Hoy traigo a vuestro encuentro a San Pio de Pietrelcina para que vuestros corazones encuentren en él un ejemplo a seguir. Este Mi amado santo, hijos Míos, fue capaz de confiar en Cristo, en San José y en Mi Inmaculado Corazón, sobre todas las cosas. Él estuvo dispuesto a comprender los misterios del Cielo y a vivir en sí los dolores de la Pasión de Mi Hijo, aún cuando todo el mal que existía en el mundo fuera contrario a la misión que estaba recibiendo.
Como a Padre Pio, invito a cada uno de ustedes a entregarse a los Misterios del Reino de Dios, a no permanecer en la ilusión de los días de este mundo, atrapados en la vida común.
Los invito a trascender la comprensión humana y a comprender los milagros celestiales, porque los vivirán en sí mismos.
Pero sepan, Mis queridos, que aquellos que se disponen a seguirme, deberán estar dispuestos también a enfrentar al mundo y a sí mismos. Deberán vencer el miedo que habita en vuestras células, miedo de no ser aceptados por los demás, miedo de no ser amados por los seres de este mundo, miedo de no ser comprendidos, miedo de ser perseguidos.
Hoy les digo que la Gracia que les ofrezco es puramente interior, sin embargo aquel que la viva plenamente no dudará en negar la gloria del mundo y abrazar el sacrificio y la renuncia, por toda la Gloria que vivirá en los Cielos.
Mis amados, Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida y dio el ejemplo a todos de cómo se llega al Reino de los Cielos: amando sin ser amado, donando sin recibir nada a cambio, sufriendo por los que los persiguen, vertiendo sobre los injustos y pecadores la Misericordia que se imprimió en Su propia sangre.
Y aquellos que siguieron Su ejemplo, nuevamente dieron muestras al mundo de que es posible vivir la transformación en Cristo y fundirse con Él, incluso viviendo en sí mismos los misterios de Su Pasión.
Vengan a Mí los pecadores y Yo los santificaré.
Vengan a Mí los que, con coraje, abandonarán el mundo y sobre todo a sí mismos, porque Yo les mostraré el Reino de Dios.
Vengan a Mí los que no temen renunciar y que aprenderán a amar el sacrificio, porque Yo les mostraré el Rostro de Dios.
Esta, Mis amados, es Mi única promesa: sacrificio, renuncia y oración, para que aprendan a amar y perdonar, para que vivan la redención.
¿Quién extenderá las manos para aceptar lo que Yo les entrego?
¿Quién vendrá a Mí todos los días?
¿Quién se dejará guiar al Corazón de Cristo, más allá de la purificación de este mundo?
Los aguardo, los amo y los conduzco siempre.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Que se establezca Mi Paz en el mundo, y que esta Paz reine en los corazones de todos los hombres y en la esencia de todos los Reinos de la Naturaleza.
Hijos Míos, los invito a la profunda pacificación interior para vencer, así, a todas las adversidades de estos tiempos. Solo la paz guardada en el interior de las criaturas les permitirá vivir los tiempos de mayor tribulación en el mundo.
Sepan, Mis amados, que deben aprender a vencer a los propios conflictos internos por medio de la paz; aprender a dejar que el reinado de Mi Paz sea mayor que cualquier tribulación que les puedan causar las purificaciones y asedios de estos tiempos.
Quiero que sepan que los planes contrarios a los Planes de Dios siempre buscarán desestabilizar a Mis soldados y vencerlos por medio de la tensión, del conflicto y del cansancio de sus corazones.
Este es un tiempo en el cual aún cabrán las etapas de aprendizaje, en las cuales podrán caer y levantarse, una y otra vez. Por eso, no se cansen de vencer las propias tribulaciones para establecer la paz en su interior y, así, dejar que ella llegue a los corazones de los demás seres de este mundo; porque, en el tiempo que llegará, esta paz ya deberá estar establecida dentro de cada uno de ustedes, para que así vivan una mayor prueba, que es establecer Mi Paz en los momentos de caos planetario.
No permitan, Mis amados, que las confrontaciones los retiren de Mi refugio de Paz, pues mayores que cualquier confrontación que puedan vivir en este mundo son el poder absoluto de Mi Amor y la fuerza imperiosa de Mi Santa Paz.
Como Rosa de la Paz y como Madre de Jesús, quiero enseñarles a ser pacificadores frente a cualquier situación de sus vidas.
Acuérdense, hijos Míos, del ejemplo que les entregué al ver a Mi Hijo siendo flagelado y crucificado; pues aun sabiendo que ultrajar al Hijo de Dios era la mayor injusticia que se daba en este universo, Mi Corazón jamás perdió la paz, porque jamás perdió la confianza en el Creador de todas las cosas, que nos llamó por el nombre para cumplir Su Plan y que nos garantizará siempre que cada acontecimiento de nuestras vidas nos traerá el aprendizaje justo que debemos vivir.
Para estos tiempos y para los tiempos que vendrán, recuerden que Mi Paz debe reinar dentro de cada uno de Mis hijos y que, por medio de ellos, esta Paz debe expandirse por el mundo.
Hoy están bajo Mi Manto. Yo los protegeré y los acogeré siempre, los resguardaré del mal y curaré sus espíritus y sus corazones cuando estén fatigados en esta batalla para establecer el Reinado del Señor en el mundo.
Mis amados, no desistan, sigan en confianza. Comprendan el calvario que muchos viven como el camino único para el restablecimiento de la Misericordia entre los seres. Pero, para eso, deberán recorrer ese camino, sin perder de vista la Voluntad de Dios y Su grandioso Plan de Amor que deberá reflejarse en sus esencias como amor puro.
Los amo y los bendigo.
Yo les doy Mi Paz, llévenla al mundo entero.
Su Madre María, Rosa de la Paz, Reina de la Paz y del mundo
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
El mundo vive su propia perdición y no se da cuenta. Por eso, Yo vengo a rescatarlo, a advertirle y a socorrerlo.
Como en otros tiempos lo he hecho, queridos hijos, Yo los llamo a prestar atención en estos tiempos finales. Deben medir cada paso que dan en estos tiempos, cada actitud interior y cada expresión. Eso definirá, en ustedes, los próximos caminos; pero si ustedes se mantienen unidos a Mí, a través de la oración, nada les podrá pasar; solo podrán aprender y crecer, así como Dios lo prevé en cada una de sus vidas.
El mundo sufre, a lo largo y a lo ancho de este planeta, y Yo vengo a socorrerlo, día a día, a través de Mi oración. Si ustedes son perseverantes Conmigo, en la tarea mariana, podría seguir derramando Mis Gracias sobre aquellos que no las merecerían.
Yo necesito de ustedes corazones plenos y dispuestos a servirme, para que todos puedan cruzar el umbral de esta gran transición. Yo Me pongo delante de ese gran umbral para que ustedes puedan recogerse dentro de Mi Corazón Inmaculado, Aquel que está siendo llagado y herido por el mundo, Aquel que se oferta a ustedes todos los días de la vida como Espíritu pleno de Dios manifestado, como el Amor de Dios entre ustedes, y para que sus caminos sean caminos que los lleven al encuentro del Señor Jesús. Así, queridos hijos, ustedes construirán los nuevos puentes que muchos están rasgando y quebrando por acción de su propia voluntad.
Yo vengo aquí, queridos hijos, para que ustedes entren en comunión con el mundo espiritual, que está muy olvidado, en el que muchos no colocan su corazón y no pueden recibir las Gracias que tanto necesitan. El puente para llegar a ese gran mundo espiritual será la perseverancia y la constancia en su oración. Así, podrán encarnar, en ustedes, los atributos del Espíritu Santo; aquellos que aguardan estar vivos en ustedes para que el fuego los pueda iluminar, los pueda curar y convertir.
Queridos hijos, Yo pongo a disposición de ustedes al Espíritu Santo de Dios, Aquel que debe ser buscado en estos tiempos porque muchos lo olvidan, cambiándolo por otras cosas, por las cosas materiales y mundanas. Por eso, Yo emito Mi último eco, para que los oídos del corazón lo puedan escuchar y de esa forma se puedan preparar ardientemente con el fuego de la oración y de la devoción, que los mantendrá firmes y seguros en el camino de la paz, en el camino de la redención.
Hijos Míos, Yo vengo a buscar en ustedes aquello que nunca han querido darle a Dios. Sí, Yo vengo a buscar sus miserias y Me dispongo, como Madre Universal, a transformar sus miserias en Luz y en Amor. Por eso, Yo bajo a estos mundos para poder convertir a las almas y hacerles recordar que deben estar en Dios antes del gran ciclo de la transmutación del planeta. Por eso, a través de la unión con Mi Hijo Jesús, Yo los preparo, Yo los uno con Su Corazón Sagrado y no dejo que se separen ni un momento de Él; pero ustedes deben permitirlo para que todo se pueda curar y redimir.
Queridos hijos, Yo les repito en esta noche todas estas cosas porque sus corazones no las han escuchado bien y ustedes deben ser Mis apóstoles, apóstoles de Mi Hijo, apóstoles del Redentor, que representen en esta era tan definitiva la llama viva del Corazón de Cristo, Corazón que se redime y se purifica, que se transforma y se entrega plenamente a Dios.
Yo vengo a traerles, queridos hijos, la oportunidad que nunca habían recibido en sus vidas, de que retornen a Dios Padre, el Poderoso; que Me imiten como Yo lo hice en otros tiempos, de una forma simple, humilde y verdadera, viviendo a Dios en el corazón y en el alma, buscando Su Infinito y Su Cosmos para estar dentro de Su Universo Mayor.
Queridos hijos, la humanidad está caída y enferma. Muchos están ultrajando el Corazón de Mi Hijo; día a día, lo hieren profundamente con sus acciones y pensamientos. Por eso, Yo vengo a esta parte de América para poder restablecer la devoción a Su Sagrado Corazón; y esa devoción se alcanzará, queridos hijos, cuando ustedes den su sí verdadero a Dios, que les permitirá cambiar este mundo tan enfermo.
Yo vengo a advertirles, vengo a invitarlos a subir a esta barca salvadora; pues esta es la última vez que Yo paso por este mundo en Espíritu Inmaculado y en Espíritu de Pureza, intentando poder elevar sus células y átomos hacia una iluminación mayor, hacia una transformación rápida de cada partícula de sus pequeños cuerpos. Ustedes deben buscar todos los días vibrar en Dios, aspirar a fundirse en esa vida universal que está muy olvidada por esta humanidad.
Es tan fuerte esto, queridos hijos, que muchos se olvidan de mirar al Cielo e identificar su propia estrella. Como la Gran Estrella del Universo, Yo vengo a encender sus soles, fuego que Dios necesita en estos tiempos, en la misión de poder desterrar el mal de este mundo.
Queridos hijos, grande es la misión de todos ustedes y de los que Me escuchan. Este es Mi último llamado y en sus memorias lo guardarán hasta el fin de sus días.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy los invito, en humildad, a observar el ejemplo de aquellos que vienen a Mi encuentro por primera vez, porque vencieron el miedo de descubrir aquello que por tanto tiempo sabían que existía, porque finalmente confiaron en el amor que les fue entregado al corazón.
Hijos Míos, en estos tiempos definitivos, los invito a la humildad, a la aventura del espíritu, para que puedan lanzarse como niños al descubrimiento del Amor Universal. A aquellos que quieren seguir a Cristo, los invito a profundizar en Mis Palabras, porque transmitidas a lo largo de los últimos años, guardan el Propósito Divino para esta humanidad.
Muchos no escucharon lo que les fue dicho, otros no supieron el valor verdadero y hallaron que las Palabras de la Reina del Cielo eran muy simples y siempre iguales. Pero hoy, les digo, hijos Míos, que un tesoro infinito está guardado en cada una de esas Palabras, y aquel que, realmente sepa escucharlas, encontrará, paso a paso, cómo hacer para llegar al Reino de Dios y traer este Reino al mundo.
Hoy, los llamo, hijos Míos, a la renovación permanente de sus espíritus, para que no vean pasar el tiempo delante de sus ojos y al mundo transformarse en un mundo nuevo sin que lo puedan acompañar.
Hijos Míos, vivan la transformación junto con la transformación de este planeta para que puedan ver, delante de sus ojos, como también dentro de sus corazones, nacer la nueva raza redimida.
Mis queridos, muchas veces hablo cosas que no comprenden, pero solo les pido que abran el corazón, que guarden Mis Palabras en lo profundo de sus seres, porque allí ellas obrarán y, poco a poco, construirán en cada uno de ustedes esta morada perfecta, esta plena fortaleza; y, sin que lo perciban, vivirán el Plan de Dios, porque en realidad, hijos Míos, Él estará viviendo dentro de cada uno de ustedes.
Todas las oportunidades les están siendo entregadas. Solo abran sus brazos y reciban cada una de las dádivas que desciende de los Cielos. Aquel que realmente quiera dar este paso, rumbo al infinito y rumbo a lo desconocido, lo hará; porque, Mis queridos, hoy les digo que las puertas del universo están abiertas delante de sus ojos y de sus pequeños corazones, que mundos que desconocen pueden ser revelados a la humanidad a partir del sí de sus corazones. Pues, como representantes de este mundo, pueden escoger no pertenecer solo a él y decir un sí verdadero a Dios, para que Él revele otros universos, otras realidades celestiales que viven en este mundo y en muchos otros.
Hijos Míos, abran sus ojos, porque este momento planetario necesita encontrarlos despiertos. Hoy, delante de esta puerta universal, eleven sus ofertas a Dios, porque este camino los conducirá a los Pies del Creador, que escuchará sus súplicas y también las súplicas de toda la humanidad, que están guardadas en sus corazones.
Pero no se olviden, Mis queridos, que, ante esta oportunidad de estar frente al portal del Cielo, deben ser intercesores por toda la humanidad, por los Reinos de la Naturaleza, por los que padecen en el infierno y en el purgatorio y que aguardan sus oraciones.
Este es un momento único en el que las almas pueden ser auxiliadas, en el que aquellos que no generaron méritos para su salvación, sí, puedan ser salvados por el poder verdadero de sus oraciones.
Escucho el clamor de sus corazones en esta noche y dejo dentro de cada uno de ellos Mi respuesta maternal, para que ya no sufran por los acontecimientos de sus vidas y de este mundo, sino que aprendan a través de las pruebas que viven, y que maduren, porque verdaderamente les digo que todo lo que viven es solo el inicio de la purificación de este planeta.
Mucho aún está por venir, pero en ese momento ya estarán preparados suficientemente para vivirlo. Por eso, no teman, solo fortalézcanse a través de la oración, a través de la fraternidad y, sobre todo, a través de la unidad entre sus corazones.
Jamás permitan, hijos Míos, que la unidad que Yo construí en sus almas se pueda disolver. A través de Mi Manto, Yo siempre los uno y los protejo, para que nada pueda separar lo que fue unido por el Amor de Dios; para que, como un único ejército de Paz, puedan atraer esa Paz al mundo y disolver definitivamente todo el mal que desea apagar la esencia de Mis hijos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
En la Pasión de Cristo, encontrarán el testimonio vivo para su conversión y el aliento para seguir adelante frente a las pruebas; porque nada es tan importante, queridos hijos, en sus vidas. En este momento, queridos hijos, deben buscar estar en Dios todo el tiempo; esa será la señal de su salvación para el Cielo.
En esta noche de Gracias y bendiciones, en la que se congregan todos los universos, he venido especialmente para bendecir a Mis queridos hijos, aquellos que en la perseverancia dieron sus pasos y están siendo testimonios para otros, testimonios de conversión, de amor y de perdón.
También vine a bendecir esta sagrada ermita, que representará la Luz de Cristo Redentor en estos tiempos.
La ermita es el Corazón de Mi Hijo vivo, adonde todos podrán entrar para sentirlo y reconocerlo. Cuando esa ermita palpite en la Luz de Cristo, será por la acción de sus obras. Me refiero, queridos hijos, a sus oraciones, que podrán llegar al Cielo para poder ser recibidas, como muchas veces Yo lo he hecho con ustedes y con muchas personas.
Por eso, con alegría, cantando y en alabanza, vayamos en procesión hasta la ermita para que Yo la bendiga. Que sus velas sean la señal de la luz de sus espíritus.
Canción: “Ave, Ave, Ave María”.
Queridos hijos Míos, en gloria a Dios y a Su Hijo primogénito, bendigo esta ermita que representará al Sagrado Corazón de Cristo vivo para todos, el puente que los unirá con el Universo Celestial, la Fuente de las Gracias y de la Redención.
Aquel que, en humildad, ingrese a este lugar, será tocado por el soplo del Espíritu de Cristo y deberá confiar plenamente que su vida cambiará, y todos sus seres queridos serán tocados por esa llama crística en esta noche de consagración en la que el Cielo y la Tierra comulgan y todas las almas se congregan alrededor del Gran Corazón de Dios para recibir Sus Dones y Sus Virtudes.
Honremos al Creador por esta gran oportunidad y enviemos a todo el mundo, como buenos corazones, un mensaje de paz y de unión que circule por esta Tierra y unifique a todos los espíritus dentro del Gran Propósito de Dios.
¡Clamemos al Dios de las Alturas! Que canten los coros celestiales, que los corazones se alegren, se rediman y se unan a la única Fuente de Dios que es el Amor eterno, la Unidad eterna y la Sabiduría eterna para todo lo que fue creado.
Unan sus corazones y mentes al Pensamiento Divino de Dios; y capten en esta noche las señales verdaderas de Su Voluntad que los hará renacer y resurgir como servidores valientes, como apóstoles del nuevo tiempo, como siervos del Creador que lucharán hasta el fin de los días por la redención de este mundo, por la salvación de esta belleza que representa este planeta y de todos los que lo integran, en este gran universo local, en comunión con el infinito, con la vida universal y con el espíritu de la paz.
¡Que así sea! ¡Que así sea! ¡Que así sea!
Repitamos la siguiente oración:
¡Oh Sagrado Centro de la Luz de Cristo!
irrádiate sobre el mundo,
convierte a todas las almas,
para que en el tiempo que llegará,
reconozcamos, ahora y siempre,
Tu Venida Gloriosa a esta humanidad.
En victoria a Ti, Rey de los Reyes,
Supremo Amor,
Te imploramos, Te suplicamos y Te rogamos:
regresa pronto a este mundo!
para que todo sea curado,
para que las almas se liberen
y Tu Infinita Misericordia se proclame
por los siglos que vendrán.
Amén.
En esta unión con el Infinito, les agradezco por responder a Mi llamado. Hoy, Mi Amor es entregado especialmente a todos los peregrinos que, con esperanza y regocijo, vinieron a recibir una parte de Mi Cielo Universal.
Yo los bendigo a todos, a aquellos que se consagran y también a aquellos que se consagrarán a Mi Corazón, pues todos son hijos del mismo Padre y provienen de la misma Fuente, la Fuente del Amor.
Gracias a todos. Vayan en paz, en Cristo. No se olviden de elevar sus corazones a Dios, Él los escuchará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nuevamente vengo a vuestro encuentro como Madre y Señora de Kibeho, Señora del Verbo Divino, para que sepan que en este tiempo aspiro ardientemente concretar Mis Planes de Paz en el mundo. Planes que la humanidad no fue capaz de seguir, pero que ya llegó la hora de la madurez espiritual donde podrán reconocer verdades que antes no comprendían.
Mis queridos, Mi presencia en el mundo no es solo un milagro que les trae paz y alivio en las necesidades diarias. Quiero construir en este mundo el espejo del Reino de Dios y en vuestras almas las imitaciones perfectas del Alma Gloriosa de Cristo, de Su Sacratísimo Amor y Unidad.
Mis amados, Mi Corazón viene al mundo, con un motivo mayor de lo que pueden imaginar con vuestras pequeñísimas mentes. Hay un Propósito que manifestar, una inspiración divina, que proviene de la mente de Dios, para este planeta, con la finalidad de volverlo sagrado.
Ya muchas veces y en diferentes partes del mundo, Mi voz se hizo escuchar y Mi Inmaculado Corazón se mostró a distintos hijos Míos, que tenían un compromiso Conmigo: entregar sus vidas, para llevar al mundo Mi mensaje y, más que las palabras, llevar el despertar del Espíritu Crístico, presente en cada una de ellas.
Estuve en Guadalupe, en Japón, en Egipto, en Portugal, en Ruanda, en España, en Francia, en Bosnia; de todas formas intenté que las almas despertaran a Mi Llamado.
Estuve entre los Incas, entre los pueblos originarios, entre los cristianos, entre los ateos, para que no hubiese quien quedara sin escuchar Mi Llamado.
Ahora, Mis Amados, estoy aquí intentando otra vez que las consciencias del mundo puedan abrir los ojos y despertar definitivamente.
A través de este grupo de almas que convoqué para difundir Mi Llamado, reúno todas Mis manifestaciones en el mundo, para depositar por última vez, todos los códigos que el Creador Me permitió traer al mundo y a cada una de vuestras vidas.
Por un pedido Mío, este grupo tiene como religión la Esencia Crística presente en todas las cosas, para que no exista ningún alma que, por credo o religión, no pueda escuchar Mi Llamado.
Estos son tiempos de emergencia; por ese motivo, tamaña es la Gracia que desciende desde el Cielo.
Hoy los convoco con amor, para que se unan a este ejército de Paz, que a través de la oración recorre el mundo aliviando la sed de las almas y generando méritos, para que la Justicia Divina no descienda sobre la humanidad como ella merecería por sus acciones.
Mis queridos, lo que les ofrezco es entrega y sacrificio, mas también Paz y Fraternidad.
No será simple llevar Mis palabras al mundo. No todos creerán en lo que les puedo mostrar, cuando retire los velos que cubren vuestros ojos. Pero el ejemplo de conversión y de vida será la herramienta más poderosa con la que podrán contar en este tiempo.
No importa lo que les suceda en este mundo. Yo les prometo vida eterna en el Paraíso de Dios, donde el Amor es el tesoro más grande, la espada más poderosa y el escudo de mayor protección, con los que lucha el ejército celestial.
Mis amados, que Dios ilumine cada una de vuestras almas, para que puedan finalmente vivir la redención y el despertar.
Yo los amo profundamente y les agradezco, una vez más por responder a Mi Llamado y por recorrer esta senda de conversión.
María, Nuestra Señora de Kibeho
Para que el Verbo Divino impregne vuestras almas y vuestras vidas eternamente.
Bienaventurados serán llamados, en el Reino de los Cielos, aquellos que en la Tierra hacen florecer las semillas de la vida que recibieron.
Bienaventurados serán proclamados, en el Reino de los Cielos, aquellos que en vida sufrieron las dificultades del mundo y, con alegría, supieron superar los obstáculos para cruzar el umbral de una nueva raza.
Bienaventurados serán conocidos, en el Reino de los Cielos, los que se esforzaron hasta el fin de los días, para superar los códigos materiales e instaurar los códigos divinos en su ser.
Bienaventurados serán los que hoy se autoconvocaron para servir en un ejército de paz e, incansablemente, confiar en la Mujer Vestida de Sol, que los tiene en Sus brazos y bajo Su Manto de Luz.
Bienaventurados serán, en Mi Reino, los que ya son bienaventurados en la Tierra, porque conocieron la Palabra de Vida, la amaron, la expandieron y la pronunciaron para que hiciera eco en todos los corazones del mundo.
Bienaventurados serán los que hoy están delante de Mis ojos, los que reconocen Mi Presencia y la Divina Presencia de Mi Hijo, sin temer los juicios de esta Tierra.
Bienaventurados se tornarán ante Dios Padre los que hoy maduran en el silencio los frutos de la salvación y, con valentía, crecen en la fe y en el amor al Plan de Dios.
Hijos Míos, los imperfectos de hoy, si persisten en el Propósito Divino, serán Mis bienaventurados de mañana. Porque cumplirán, sin percibir, con el Plan de Dios y, aunque muchas veces sea en el secreto del propio mundo interior, harán florecer una nueva raza a imagen y semejanza de Dios, de Su Divino Amor y de Su Unidad.
Todos los esfuerzos de hoy culminarán con la gloriosa victoria del mañana. Por eso, no miren hacia el pasado ni detengan la atención en lo que son hoy, sino coloquen toda la fe y la confianza en las promesas de Aquel que es perfecto y que prometió que, en los que se entregan de corazón, operará milagros de transformación y de conversión eterna.
Permítanse ver a través de Mis ojos y sentir a través de Mi Corazón; así, encontrarán la perfección que duerme en el interior de cada ser y podrán ver Conmigo el nacimiento de nuevos soles que brillarán más allá de esta Tierra.
Mis pequeños, vengo al mundo para hacerlos despertar y para darles a todos la oportunidad de convertir y redimir el pasado, transformándolo en un presente de Gloria de servicio al Altísimo. Por eso, solo abran sus corazones y sus consciencias y, así, los Mensajeros que descienden de los Cielos, a pedido del Gran Señor, obrarán en todos los espacios de la materia y de la vida sobre la Tierra.
Pueden no confiar en lo que conocen de sí mismos y serles costoso creer en la transformación de una materia tan corrupta, pero su confianza no debe estar en sí mismos, sino en Dios y en Aquellos que están delante de ustedes y que descienden del Trono del Creador con un Propósito enviado por Él para Sus criaturas.
Dios los conoce con perfección a cada uno de ustedes y sabe del potencial oculto que deben desarrollar. Por eso, solo digan sí diariamente y, como buenos niños, déjense conducir por su amada Madre Celestial.
Que el Niño Rey, nacido en sus esencias, ahora crezca sin detenerse y madure la vida divina que nace sobre la Tierra.
Yo los amo y los conduzco, haciendo crecer en sus corazones el Poder del Espíritu de Dios.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más