APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Por qué temen, si están esperando la llegada del Reino de los Cielos?

¿Qué más esperan, sino a Mi Luz brillando en sus corazones?

¿Por qué razón vendrían a Mi encuentro, sino es para formar parte de este ejército de paz que Yo estoy construyendo en el mundo, ejército que tendrá su verdadera misión más allá de esta Tierra, entre los universos?

Lo que vivirán en este planeta, hijos Míos, es un aprendizaje único que los preparará y los formará para servir mejor a Dios cuando ya no estén en este mundo.

La verdadera repercusión de la vida sobre la Tierra se debe reflejar en el universo. La redención de sus almas y de sus espíritus debe ser anunciada al cosmos como un triunfo del Plan de Dios en el corazón humano.

Es la certeza de la perfección de Su Creación que tendrá como ejemplo a cada una de sus vidas.

Este mundo agoniza, y hasta los más ciegos e ignorantes pueden percibirlo. No hay criatura sobre esta Tierra que no sienta, en lo profundo de su interior, que un tiempo agudo de tribulación se aproxima. Porque el caos ya no batalla solo contra la Luz, también batalla contra el mal. Y la oscuridad, que reina en el interior de muchos seres, lucha entre sí por la conquista de las almas.

Es por eso, hijos Míos, que incluso aquellos que ignoran la Luz no dejan de percibir la opresión de las tinieblas. Les digo estas cosas, porque deben ser conscientes de lo que acontece en este planeta donde viven; porque al menos algunos seres humanos deben vencer la indiferencia conscientemente para establecer la paz en el propio interior y, a partir de sí mismos, reflejar esa paz sobre el mundo.

Si no escuchan ahora Mis Palabras y si no buscan practicarlas en su día a día, poco adelantará que estén delante de Mí durante todas Mis Apariciones; porque si no Me escuchan y si no viven lo que les digo, no podré construir la fortaleza en su interior para que transiten por los tiempos de transición con seguridad, con certeza, con valentía, no solo por ustedes mismos, sino también por los que buscarán auxilio en aquellos que creen que tienen cierta fortaleza en su interior. 

Muchos observarán su vida espiritual, muchos observarán los pasos que están dando en estos tiempos y, aunque teman seguir sus ejemplos, en el momento en el que este mundo tiemble y que el piso bajo sus pies ya no estuviera estable, recordarán aquel ejemplo, aquel ser orante, y buscarán en ustedes el auxilio y la paz que no encontrarán en otro lugar. 

Hijos, las superficialidades en sus vidas aún son mayores que la vida del espíritu. Cuando están ante un día de Aparición, sus consciencias aún están envueltas mucho más con las cosas materiales que en Mi Presencia. Pocos son los que despiertan y recuerdan que Yo estaré aquí. La mayoría piensa en el evento, en lo que cantará, cómo lo organizará.

Deben recordar, todos los días, que forman parte de una Misión Mariana. Deben sentir cada Aparición como si fuera a última, porque un día ya no estaré aquí entre ustedes. Querrán escuchar Mis Palabras y ellas resonarán solo en su interior.

Por eso, únanse a Mí, únanse a Mi Propósito de Paz. Consoliden una unión verdadera con Mi Inmaculado Espíritu. ¡Den valor, hijos Míos, den valor a lo que viven hoy! Busquen meditar y reflexionar todos los días en la inconmensurable Gracia que reciben de sentir la Paz de Dios en sus corazones, mientras muchos padecen en las guerras, persecuciones; mientras muchos no pueden proclamar su fe y ya no conocen la paz.

Muchas veces les pedí que no se acostumbraran a estar delante de Mí, sino que, en humildad, reconocieran que nada saben sobre este misterio de Mi Presencia y que, aunque hayan estado delante de Mí tantas veces, desconocen el verdadero origen de Mi Consciencia. Desconocen la grandeza de este momento, porque ni sus mentes ni sus corazones son capaces de comprenderme. 

Yo también reconozco la limitación de los seres humanos. Es por eso que siempre retorno al mundo. Reconozco el esfuerzo de cada uno, pero también sé de su potencial. Por eso, no permito que se acomoden en lo que ya alcanzaron, porque es muy poco ante todo lo que recibieron. Ustedes son las almas más agraciadas de este planeta en este momento. ¿Cuánto les pido frente a todo lo que reciben?

¿Será mucho, hijos Míos, pedirles que sean más obedientes y humildes, más caritativos y fraternos, más verdaderos, transparentes, simples de corazón?

¿Será mucho pedirles que, cuando se sienten para orar, no oren solo con la palabra, oren con el corazón?

¿Será mucho, hijos Míos, pedirles que no dejen morir este Centro Mariano por el cansancio y por la inercia de sus corazones?

¿Será mucho si les pido que no dejen apagar las liturgias que aquí acontecen, sino que se esfuercen día a día para mantener viva la presencia de los Mensajeros Divinos en cada una de las oraciones que aquí realizan?

Este Centro Mariano, así como todos los Centros Marianos que fundé en nombre de Dios, deben ser usinas de liberación para el planeta, una puerta de transformación para las almas que encuentran aquí la plena unión con Dios.

¿Quién entregará su vida para que este canal permanezca abierto y para que Mi Corazón no contemple el mundo y encuentre las puertas cerradas para derramar Mis Gracias?

¿Quién sentirá a Nuestro Señor, hijos Míos, cuando tenga en Su Corazón y en Sus Manos un manantial de Misericordia para derramar sobre las almas de este planeta y los encuentre durmiendo?

¿Él sentirá que están haciendo valer cada gota derramada de Su Sangre?

Quiero que estén prontos para recibir con amor a todas las almas que lleguen aquí, así como a todos los Centros Marianos, porque si no fuera así, hijos Míos, ¿cómo podré enviar a Mis hijos que necesitan redención, a que lleguen a este lugar?

Hoy les hablo de esta forma porque necesito que despierten. Les hablo a ustedes como a todos Mis hijos de este mundo. Necesito soldados preparados, dispuestos a entregar la propia vida, a no tener descanso, a no dormir, a pasar hambre para entregar a otro aquel alimento que reciben.

¿Quién estará dispuesto a construir la plena unión con Cristo y a beber de la Fuente de Su Divina Misericordia cuando sea necesario padecer alguna carencia para entregar todo lo que tiene al prójimo? Pues eso les pediré. Les pediré, hijos Míos, que oren sin cesar, porque el mundo lo necesita.

Ustedes solo ven lo que sucede en la Tierra cuando leen algunas noticias tan imperfectas, en los medios de comunicación de este mundo. Pero mi Inmaculado Corazón contempla todos los abismos de la Tierra y conoce a aquella alma más olvidada, aquella alma que ninguna cámara fotográfica puede encontrar, pero que padece tanto terror y tanto abandono como aquellas que están en las guerras. 

Es por eso que les digo que ya no se duerman espiritualmente, que ya no sean indiferentes ante la situación planetaria, porque si creen que es grave lo que conocen, imaginen cuánto hay que desconocen en este mundo.

El planeta está agonizando mucho más de lo que imaginan. Solo el poder de la oración, hijos Míos, del sacrificio, de la entrega, del amor, son capaces de equilibrar lo que sucede en la Tierra. Y es en los pequeños esfuerzos de su día a día que podrán encontrar ese camino de equilibrio y de paz. 

No piensen que es poco lo que pueden hacer, porque la humanidad no está haciendo nada ante el gran caos del mundo.

Los que se consideran más conscientes deben vivir mayores sacrificios, mayores grados de amor, deben corresponder a lo que reciben mientras oran, deben orar de corazón, deben orar Conmigo como Yo les pedí, como Yo les enseñé. ¿O acaso no creen que Mi atención jamás sale de este planeta, que Mis ojos están fijos sobre el mundo y que Mi Corazón recibe un aliento cuando oran verdaderamente?, porque así es, hijos Míos.

Mi mayor alegría es encontrar un corazón orante, simple, puro, que, a pesar de ser tan pequeño, genera grandes méritos para la salvación de la Tierra.

Mi mayor alegría es encontrar un corazón que se dispone a consagrarse a Mí y que, aun sin saber porqué, responde a Mis pedidos y lo hace sinceramente.

Mi mayor alegría es cuando, a pesar del cansancio, colocan las rodillas en el piso y claman al Padre por Su Divina Misericordia.

Mi mayor alegría es cuando antes de dormir se acuerdan de Mí, recuerdan a Dios y piden al Padre un poco de paz para este mundo,

Mi mayor alegría es cuando un hijo Mío percibe la necesidad del prójimo y deja de pensar en sí mismo para ayudar a aquel que más lo necesita.

Mi mayor alegría es cuando un hijo Mío puede detener un pensamiento que busca juzgar a otro, porque recordó que Yo les pedí que comprendieran al prójimo.

Mi mayor alegría, hijos Míos, es cuando intentan todos los días vivir alguna cosa que les pedí, alguna Bienaventuranza de Mi Hijo, así como Él una vez les dijo.

No es mucho lo que espero. Espero solo lo mínimo que pueden ofrecer en nombre de Dios, venciendo la propia indiferencia para generar méritos para la salvación de esta humanidad.

En esta noche, hijos Míos, delante de todo lo que sucede en el mundo, de tantos hijos que no tienen en donde dormir, tantos que mueren de hambre, tantos que padecen de miedo, tantos que en este momento están emigrando de sus casas, de sus naciones; Mi Corazón recibe un aliento, un simple aliento que, por ser verdadero, podrá transformar muchas cosas tanto en la humanidad como en la consciencia planetaria.

Si estos cinco hijos Míos que hoy se consagran multiplicaran sus oraciones, la consagración de sus almas podrá valer por muchas, podrá generar méritos para la redención y para la salvación de seres que desconocen. Por eso, vengan a Mi encuentro con sinceridad en sus corazones. Vengan como niños buscando vivir la pureza. Vengan al encuentro de Dios.

Pero esa no es la única alegría de Mi Corazón; también Me alegro, hijos Míos, cuando Mis hijos Me proponen que consagre una imagen para expandir así Mi Paz por otras naciones.

Sé que fue con el silencio de sus corazones que colocaron esta imagen aquí, en Mi altar. No necesitan decir nada para que Yo reconozca su voluntad y haga de ella la Voluntad de Dios, porque cuando son sinceros y cuando tienen como propósito el establecimiento de la paz, Dios siempre vive en sus intenciones. Por eso consagraré esta imagen.

Consagraré esta imagen para Mis hijos de Ecuador, para que así, Mi Inmaculado Corazón triunfe una vez más en esta nación. Que se multipliquen los fieles y los simples de corazón que orarán ante Mí, que buscarán Mi auxilio no solo para sí mismos, sino para toda la humanidad. 

Deposito aquí, hijos Míos, Mi Paz, Mi Corazón Inmaculado, para que lo lleven a todos los hogares que se dispongan a recibirme. Que Mis Gracias y Bendiciones sean derramadas sobre los puros de intención que estén delante de esta imagen. Que la redención y la salvación sean realidades para los espíritus que estén ante esta imagen puros de intención. Que la Paz y el Triunfo de Dios sean una realidad para aquellos corazones que estén delante de esta imagen puros de intención. 

Así como consagré esta imagen, consagro todas las imágenes que colocaron en Mi altar. Deposito, en cada una de ellas, aquellas Gracias que necesitarán recibir para que puedan caminar con más fe, para que multipliquen la paz y la esperanza en sus corazones. 

Que sean multiplicadoras de Mi Amor y de Mi Paz en esta nación que Yo ya consagré hace mucho tiempo, pero que renovaré Mi compromiso con ella a través de la consagración de sus vidas.

Ahora, hijos Míos, les pediré que canten con alegría y que no se olviden de Mis Palabras. 

Yo los consagro, los bendigo y, sobre todo, les agradezco por haber respondido a Mi llamado; por estar, a pesar de la indiferencia humana, delante de Mí como representantes de la humanidad que, con mucha dificultad, aspiran a vencerse a sí mismos. 

Yo los ayudaré siempre y cuando sean verdaderos. Busquen Mi auxilio. Yo soy su Santa Madre y estoy aquí para ayudarlos. Por eso, vengo al mundo todos los días, pero después de pedir Mi ayuda, escuchen Mis Palabras y vivan cada una de ellas. 

Yo los amo y los bendigo por el Poder de Dios Padre, por el Poder del Hijo, por el Poder del Espíritu Santo, que vive y reina en Mi Inmaculado Corazón. Que este Santo Espíritu de Dios pueda vivir en el interior de todas las criaturas que dicen sí a la gran transformación.

Les agradezco

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

El mundo vive su propia perdición y no se da cuenta. Por eso, Yo vengo a rescatarlo, a advertirle y a socorrerlo.

Como en otros tiempos lo he hecho, queridos hijos, Yo los llamo a prestar atención en estos tiempos finales. Deben medir cada paso que dan en estos tiempos, cada actitud interior y cada expresión. Eso definirá, en ustedes, los próximos caminos; pero si ustedes se mantienen unidos a Mí, a través de la oración, nada les podrá pasar; solo podrán aprender y crecer, así como Dios lo prevé en cada una de sus vidas.

El mundo sufre, a lo largo y a lo ancho de este planeta, y Yo vengo a socorrerlo, día a día, a través de Mi oración. Si ustedes son perseverantes Conmigo, en la tarea mariana, podría seguir derramando Mis Gracias sobre aquellos que no las merecerían.

Yo necesito de ustedes corazones plenos y dispuestos a servirme, para que todos puedan cruzar el umbral de esta gran transición. Yo Me pongo delante de ese gran umbral para que ustedes puedan recogerse dentro de Mi Corazón Inmaculado, Aquel que está siendo llagado y herido por el mundo, Aquel que se oferta a ustedes todos los días de la vida como Espíritu pleno de Dios manifestado, como el Amor de Dios entre ustedes, y para que sus caminos sean caminos que los lleven al encuentro del Señor Jesús. Así, queridos hijos, ustedes construirán los nuevos puentes que muchos están rasgando y quebrando por acción de su propia voluntad.

Yo vengo aquí, queridos hijos, para que ustedes entren en comunión con el mundo espiritual, que está muy olvidado, en el que muchos no colocan su corazón y no pueden recibir las Gracias que tanto necesitan. El puente para llegar a ese gran mundo espiritual será la perseverancia y la constancia en su oración. Así, podrán encarnar, en ustedes, los atributos del Espíritu Santo; aquellos que aguardan estar vivos en ustedes para que el fuego los pueda iluminar, los pueda curar y convertir.

Queridos hijos, Yo pongo a disposición de ustedes al Espíritu Santo de Dios, Aquel que debe ser buscado en estos tiempos porque muchos lo olvidan, cambiándolo por otras cosas, por las cosas materiales y mundanas. Por eso, Yo emito Mi último eco, para que los oídos del corazón lo puedan escuchar y de esa forma se puedan preparar ardientemente con el fuego de la oración y de la devoción, que los mantendrá firmes y seguros en el camino de la paz, en el camino de la redención.

Hijos Míos, Yo vengo a buscar en ustedes aquello que nunca han querido darle a Dios. Sí, Yo vengo a buscar sus miserias y Me dispongo, como Madre Universal, a transformar sus miserias en Luz y en Amor. Por eso, Yo bajo a estos mundos para poder convertir a las almas y hacerles recordar que deben estar en Dios antes del gran ciclo de la transmutación del planeta. Por eso, a través de la unión con Mi Hijo Jesús, Yo los preparo, Yo los uno con Su Corazón Sagrado y no dejo que se separen ni un momento de Él; pero ustedes deben permitirlo para que todo se pueda curar y redimir.

Queridos hijos, Yo les repito en esta noche todas estas cosas porque sus corazones no las han escuchado bien y ustedes deben ser Mis apóstoles, apóstoles de Mi Hijo, apóstoles del Redentor, que representen en esta era tan definitiva la llama viva del Corazón de Cristo, Corazón que se redime y se purifica, que se transforma y se entrega plenamente a Dios.

Yo vengo a traerles, queridos hijos, la oportunidad que nunca habían recibido en sus vidas, de que retornen a Dios Padre, el Poderoso; que Me imiten como Yo lo hice en otros tiempos, de una forma simple, humilde y verdadera, viviendo a Dios en el corazón y en el alma, buscando Su Infinito y Su Cosmos para estar dentro de Su Universo Mayor.

Queridos hijos, la humanidad está caída y enferma. Muchos están ultrajando el Corazón de Mi Hijo; día a día, lo hieren profundamente con sus acciones y pensamientos. Por eso, Yo vengo a esta parte de América para poder restablecer la devoción a Su Sagrado Corazón; y esa devoción se alcanzará, queridos hijos, cuando ustedes den su sí verdadero a Dios, que les permitirá cambiar este mundo tan enfermo.

Yo vengo a advertirles, vengo a invitarlos a subir a esta barca salvadora; pues esta es la última vez que Yo paso por este mundo en Espíritu Inmaculado y en Espíritu de Pureza, intentando poder elevar sus células y átomos hacia una iluminación mayor, hacia una transformación rápida de cada partícula de sus pequeños cuerpos. Ustedes deben buscar todos los días vibrar en Dios, aspirar a fundirse en esa vida universal que está muy olvidada por esta humanidad.

Es tan fuerte esto, queridos hijos, que muchos se olvidan de mirar al Cielo e identificar su propia estrella. Como la Gran Estrella del Universo, Yo vengo a encender sus soles, fuego que Dios necesita en estos tiempos, en la misión de poder desterrar el mal de este mundo.

Queridos hijos, grande es la misión de todos ustedes y de los que Me escuchan. Este es Mi último llamado y en sus memorias lo guardarán hasta el fin de sus días.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Hoy los invito, en humildad, a observar el ejemplo de aquellos que vienen a Mi encuentro por primera vez, porque vencieron el miedo de descubrir aquello que por tanto tiempo sabían que existía, porque finalmente confiaron en el amor que les fue entregado al corazón.

Hijos Míos, en estos tiempos definitivos, los invito a la humildad, a la aventura del espíritu, para que puedan lanzarse como niños al descubrimiento del Amor Universal. A aquellos que quieren seguir a Cristo, los invito a profundizar en Mis Palabras, porque transmitidas a lo largo de los últimos años, guardan el Propósito Divino para esta humanidad.

Muchos no escucharon lo que les fue dicho, otros no supieron el valor verdadero y hallaron que las Palabras de la Reina del Cielo eran muy simples y siempre iguales. Pero hoy, les digo, hijos Míos, que un tesoro infinito está guardado en cada una de esas Palabras, y aquel que, realmente sepa escucharlas, encontrará, paso a paso, cómo hacer para llegar al Reino de Dios y traer este Reino al mundo.

Hoy, los llamo, hijos Míos, a la renovación permanente de sus espíritus, para que no vean pasar el tiempo delante de sus ojos y al mundo transformarse en un mundo nuevo sin que lo puedan acompañar. 

Hijos Míos, vivan la transformación junto con la transformación de este planeta para que puedan ver, delante de sus ojos, como también dentro de sus corazones, nacer la nueva raza redimida.

Mis queridos, muchas veces hablo cosas que no comprenden, pero solo les pido que abran el corazón, que guarden Mis Palabras en lo profundo de sus seres, porque allí ellas obrarán y, poco a poco, construirán en cada uno de ustedes esta morada perfecta, esta plena fortaleza; y, sin que lo perciban, vivirán el Plan de Dios, porque en realidad, hijos Míos, Él estará viviendo dentro de cada uno de ustedes. 

Todas las oportunidades les están siendo entregadas. Solo abran sus brazos y reciban cada una de las dádivas que desciende de los Cielos. Aquel que realmente quiera dar este paso, rumbo al infinito y rumbo a lo desconocido, lo hará; porque, Mis queridos, hoy les digo que las puertas del universo están abiertas delante de sus ojos y de sus pequeños corazones, que mundos que desconocen pueden ser revelados a la humanidad a partir del sí de sus corazones. Pues, como representantes de este mundo, pueden escoger no pertenecer solo a él y decir un sí verdadero a Dios, para que Él revele otros universos, otras realidades celestiales que viven en este mundo y en muchos otros.

Hijos Míos, abran sus ojos, porque este momento planetario necesita encontrarlos despiertos. Hoy, delante de esta puerta universal, eleven sus ofertas a Dios, porque este camino los conducirá a los Pies del Creador, que escuchará sus súplicas y también las súplicas de toda la humanidad, que están guardadas en sus corazones. 

Pero no se olviden, Mis queridos, que, ante esta oportunidad de estar frente al portal del Cielo, deben ser intercesores por toda la humanidad, por los Reinos de la Naturaleza, por los que padecen en el infierno y en el purgatorio y que aguardan sus oraciones. 

Este es un momento único en el que las almas pueden ser auxiliadas, en el que aquellos que no generaron méritos para su salvación, sí, puedan ser salvados por el poder verdadero de sus oraciones.

Escucho el clamor de sus corazones en esta noche y dejo dentro de cada uno de ellos Mi respuesta maternal, para que ya no sufran por los acontecimientos de sus vidas y de este mundo, sino que aprendan a través de las pruebas que viven, y que maduren, porque verdaderamente les digo que todo lo que viven es solo el inicio de la purificación de este planeta. 

Mucho aún está por venir, pero en ese momento ya estarán preparados suficientemente para vivirlo. Por eso, no teman, solo fortalézcanse a través de la oración, a través de la fraternidad y, sobre todo, a través de la unidad entre sus corazones.

Jamás permitan, hijos Míos, que la unidad que Yo construí en sus almas se pueda disolver. A través de Mi Manto, Yo siempre los uno y los protejo, para que nada pueda separar lo que fue unido por el Amor de Dios; para que, como un único ejército de Paz, puedan atraer esa Paz al mundo y disolver definitivamente todo el mal que desea apagar la esencia de Mis hijos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

En la Pasión de Cristo, encontrarán el testimonio vivo para su conversión y el aliento para seguir adelante frente a las pruebas; porque nada es tan importante, queridos hijos, en sus vidas. En este momento, queridos hijos, deben buscar estar en Dios todo el tiempo; esa será la señal de su salvación para el Cielo.

En esta noche de Gracias y bendiciones, en la que se congregan todos los universos, he venido especialmente para bendecir a Mis queridos hijos, aquellos que en la perseverancia dieron sus pasos y están siendo testimonios para otros, testimonios de conversión, de amor y de perdón. 

También vine a bendecir esta sagrada ermita, que representará la Luz de Cristo Redentor en estos tiempos.

La ermita es el Corazón de Mi Hijo vivo, adonde todos podrán entrar para sentirlo y reconocerlo. Cuando esa ermita palpite en la Luz de Cristo, será por la acción de sus obras.  Me refiero, queridos hijos, a sus oraciones, que podrán llegar al Cielo para poder ser recibidas, como muchas veces Yo lo he hecho con ustedes y con muchas personas.

Por eso, con alegría, cantando y en alabanza, vayamos en procesión hasta la ermita para que Yo la bendiga. Que sus velas sean la señal de la luz de sus espíritus.
 

Canción: “Ave, Ave, Ave María”.
 

Queridos hijos Míos, en gloria a Dios y a Su Hijo primogénito, bendigo esta ermita que representará al Sagrado Corazón de Cristo vivo para todos, el puente que los unirá con el Universo Celestial, la Fuente de las Gracias y de la Redención.

Aquel que, en humildad, ingrese a este lugar, será tocado por el soplo del Espíritu de Cristo y deberá confiar plenamente que su vida cambiará, y todos sus seres queridos serán tocados por esa llama crística en esta noche de consagración en la que el Cielo y la Tierra comulgan y todas las almas se congregan alrededor del Gran Corazón de Dios para recibir Sus Dones y Sus Virtudes.

Honremos al Creador por esta gran oportunidad y enviemos a todo el mundo, como buenos corazones, un mensaje de paz y de unión que circule por esta Tierra y unifique a todos los espíritus dentro del Gran Propósito de Dios.

¡Clamemos al Dios de las Alturas! Que canten los coros celestiales, que los corazones se alegren, se rediman y se unan a la única Fuente de Dios que es el Amor eterno, la Unidad eterna y la Sabiduría eterna para todo lo que fue creado.

Unan sus corazones y mentes al Pensamiento Divino de Dios; y capten en esta noche las señales verdaderas de Su Voluntad que los hará renacer y resurgir como servidores valientes, como apóstoles del nuevo tiempo, como siervos del Creador que lucharán hasta el fin de los días por la redención de este mundo, por la salvación de esta belleza que representa este planeta y de todos los que lo integran, en este gran universo local, en comunión con el infinito, con la vida universal y con el espíritu de la paz.

¡Que así sea! ¡Que así sea! ¡Que así sea!

 

Repitamos la siguiente oración:

 

¡Oh Sagrado Centro de la Luz de Cristo!
irrádiate sobre el mundo,
convierte a todas las almas,
para que en el tiempo que llegará,
reconozcamos, ahora y siempre,
Tu Venida Gloriosa a esta humanidad.

En victoria a Ti, Rey de los Reyes,
Supremo Amor,
Te imploramos, Te suplicamos y Te rogamos:
regresa pronto a este mundo!
para que todo sea curado,
para que las almas se liberen
y Tu Infinita Misericordia se proclame 
por los siglos que vendrán.
Amén.

 

En esta unión con el Infinito, les agradezco por responder a Mi llamado. Hoy, Mi Amor es entregado especialmente a todos los peregrinos que, con esperanza y regocijo, vinieron a recibir una parte de Mi Cielo Universal.

Yo los bendigo a todos, a aquellos que se consagran y también a aquellos que se consagrarán a Mi Corazón, pues todos son hijos del mismo Padre y provienen de la misma Fuente, la Fuente del Amor.

Gracias a todos. Vayan en paz, en Cristo. No se olviden de elevar sus corazones a Dios, Él los escuchará.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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