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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras el mundo está dividido entre la guerra y el dolor, Yo vengo con la Luz de los Cielos a bendecirlos a todos para poder elevar a la mayor cantidad de almas ante la Presencia del Padre Celestial, y para que Él, en Su Misericordia y en Su Infinita Gracia, pueda ayudar a todas las almas posibles.
Después de más de cien años de haber estado en Fátima para poder detener la mayor crueldad de todos los tiempos, hoy estoy aquí, en este Centro de Amor, junto a cada uno de Mis hijos, para cumplir la profecía que una vez anuncié en Fátima: que en Sudamérica navegaría la Barca de Dios reuniendo a todas las consciencias que prepararían el Retorno de Cristo. Porque desde Sudamérica debe emerger el impulso de la renovación y de la paz, desde Sudamérica debe volver a restablecerse la unión entre el Cielo y la Tierra, entre la humanidad y Dios.
Por esa razón, hoy, Yo estoy aquí para volver a decirles que las puertas de los Centros Marianos ya están abiertas y que su Madre Celeste sigue atentamente estos próximos acontecimientos de la humanidad, después de la Llegada de Mi Hijo durante esta Semana Santa, en la que Él restablecerá muchos códigos en la consciencia planetaria. Y, al restablecer esos códigos en todas las almas posibles, Mi Hijo despertará a los Nuevos Cristos, a todos aquellos que ustedes ni se imaginan, que han venido en este tiempo para poder servirlo en este plan de rescate de la humanidad.
Por eso también, Mi Hijo, como lo ha anunciado en el Evangelio en el momento de Su Ascensión a los Cielos, Él viene en este tiempo a cumplir Sus Promesas, pero también viene a pedir los talentos de los corazones, que son imprescindibles y fundamentales para preparar el planeta y la humanidad para Su esperado Retorno.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora, en este momento, está abriendo Su Manto y mostrando Su Corazón Inmaculado. Y, hoy, ese Corazón Inmaculado tiene espinas que sobresalen de Él y hacen derramar la Sangre del Corazón de María.
Y, Nuestra Señora nos enseñó la siguiente oración:
¡Oh, Corazón ensangrentado de María!,
perdona todas las faltas de la humanidad.
Amén.
Repitamos juntos esta oración, con Nuestra Señora.
Esa Sangre del Corazón de María, mientras orábamos, fue desapareciendo. Y las espinas en el Corazón de María representan los gravísimos ultrajes de las guerras y de los conflictos en las naciones y, especialmente, la sangre inocente que ha sido derramada, desde los niños hasta los ancianos, de los refugiados y exiliados, no solo de Europa del Este, sino también del mundo entero. Nuestra Señora dice que también de Yemen, Etiopía, Sudán y Siria.
Nuestra Madre nos dice:
Recen al Corazón de María para que Él no sea traspasado por las graves ofensas de los hombres que hacen las guerras y los conflictos. Recen al Corazón de María para que Ella no derrame Su Sangre, porque es la sangre de los inocentes, de los desprotegidos y desamparados.
Hoy, estoy aquí para entregarles este sacrificio y aliviar el Corazón de la Madre de Dios, para que sea aliviado el corazón de muchas consciencias.
Y ahora que ya están prontos para volver a cruzar el desierto, así como Mi Hijo les ha enseñado, los desiertos de la vida que llegarán en los próximos tiempos, sean valientes y tengan coraje. No bajen los brazos y sigan adelante, porque deben tener presente en este tiempo, que todo lo que viven no es solo por ustedes, sino también por el mundo entero.
Por esa razón, desde hace trece años, estamos cerca de ustedes, trayendo el Mensaje del Cielo y del Universo, trayendo el Llamado de Dios a todas las almas y consciencias, y reconsagrando a la humanidad, una y otra vez, para que lo peor no pueda llegar.
Me alegra encontrarlos aquí, en familia, en una familia que ha aprendido a soportar su propia purificación, esforzándose todos los días en olvidarse de sí mismos para colocar en sus caminos el Plan de Dios, aquel Plan que debe cumplirse y realizarse en cada una de sus vidas. Y esto los hará seguir creciendo en la madurez espiritual, en la responsabilidad de responderle a Mi Hijo en estos tiempos en todo lo que Él necesita realizar en este momento.
Sepan que la puerta del Retorno de Mi Hijo ya está abierta, a través de este humilde y simple momento que comparten Conmigo en esta casa, porque es así como Dios los quiere ver, unidos y próximos unos a otros, así como su Madre estuvo con los apóstoles y hoy está con ustedes, Mis amados hijos.
Que la cercanía sea la tónica de estos tiempos para aliviar los corazones, para liberar las presiones espirituales; que el sentimiento de la compasión brote en sus corazones, para que en sus vidas ya no esté la crítica, sino el espíritu compasivo del amor, que los hará crecer en caridad aceptando a sus semejantes como son, así como Dios los acepta a ustedes como son.
Ahora, con alegría, como en todos los momentos compartidos en los días sábado Conmigo, finalizaremos este encuentro en Presencia de la Madre de Dios con la consagración de la Eucaristía; para que, a través del Inmaculado Corazón de María, no solo sean ofrecidos estos elementos por la redención de la humanidad, sino que la redención y la transformación de sus vidas, a través de Nuestros Sagrados Corazones, sean el testimonio que el Padre necesita para derramar Su Misericordia y no Su Justicia.
Sepan que, en este momento, a las puertas de la Sagrada Semana, muchas almas están siendo asistidas en los planos internos. Y esto es posible porque he llamado a sus Ángeles de la Guarda, que presentes en este mismo momento, sirven junto a la Madre de Dios.
Celebremos en Cristo y por Cristo.
Mis queridos hijos:
Que la profunda e inmutable Paz de Jesús esté en sus corazones.
Sé que este tiempo es el más difícil para todos Mis hijos, es el tiempo del dolor y del sufrimiento.
Yo los llamo a penetrar en el misterio del Amor de Mi Hijo en esta Semana Santa.
Les pido que, en esta próxima semana, ofrezcan todo como algo sagrado, sus actos, sus pensamientos y sus sentimientos, así como pequeñas obras de Misericordia, para que Mi Hijo tenga la autoridad de interceder por todos, ante el caos mundial.
Cada gesto que se vuelve sagrado, por más concreto que parezca, santifica la vida y la hace más próxima del Reino de Dios.
Imploro por Mis hijos para que, en esta Semana Santa, por el poder de la Sangre de Cristo, muchas más situaciones que parecen irreversibles sean aliviadas y contempladas por la Gracia Divina.
Mis hijos, deseo ardientemente que cada uno de ustedes recoja los códigos de la victoria de Jesús, esos códigos de fortaleza y de fe que harán de sus vidas espejos que reflejarán la Voluntad del Padre.
En este duro desierto que atraviesa la humanidad, Yo los llamo a buscar la paz dentro de sí mismos y a no esperar resultados externos.
Sepan que, día y noche, estoy en oración con ustedes y por ustedes.
Cristo me confío sus vidas a los pies de la Cruz y hoy nuevamente estoy aquí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Después de la Semana Santa, en la que juntos revivimos la entrega de Amor de Nuestro Señor, Yo los invito a que cristifiquen sus vidas, a que puedan vivir en Cristo para que, a partir de ahora, alcancen la misión y el apostolado que Dios tanto espera de cada uno de Sus hijos.
Yo los llamo a colocar en práctica todo lo que aprendieron durante estos últimos días para que, siendo renovados por el Amor del Redentor, en el mundo haya almas dispuestas a darlo todo por el Señor, a ser víctimas perpetuas de Mi amado Hijo.
Para eso, queridos hijos, que los principios de la caridad, del bien y de la Misericordia sean ejemplos que hagan de la humanidad una civilización curada y fraterna para estos tiempos.
Que la bendición de Mi Corazón los lleve a vivir los tiempos que vendrán.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Sentados a la Mesa de la Redención, que en este día de celebración de los misterios de Amor de Cristo, sus almas se abran nuevamente para recibir todo lo que, como Luz, Amor y Sabiduría, Mi Hijo dejó plasmado en aquel tiempo para la humanidad.
Así, ante ese escenario crístico de Luz y de Amor, llamen a sus Cristos internos para que ellos participen de este acontecimiento, en el que cada ser interno tiene la oportunidad de ser transfigurado por la Luz Crística que concederá la redención.
En este día, postrados ante ese importantísimo momento de Mi Hijo que se entrega en Cuerpo y Sangre por la humanidad, prepárense para ingresar en la dolorosa Pasión de Cristo, la que nuevamente marcará un antes y un después en la vida de la actual humanidad, porque a través de la unión sincera que está sucediendo en esta Semana Santa, muchas tareas espirituales están aconteciendo para fortalecer el espíritu de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras que en los mundos internos las almas reciben los impulsos de la Fuente de Amor del Universo directamente, por otro lado, los seres humanos están siendo preparados para poder asumir de forma definitiva el Plan de Amor en la humanidad a fin de que se establezca, sobre la superficie de la Tierra, el Divino Propósito Creador.
A través de la unión de las almas durante los encuentros con Mi Amado Hijo, en esta Semana Santa, su Madre Celeste acompaña de cerca a cada uno de Sus hijos para que, en todos los planos de consciencia, los corazones se sientan contenidos y así, sin demora, se animen a dar el paso hacia Cristo.
De esa forma, queridos hijos, si eso sucede, la humanidad podrá colocarse sin demora ante la realidad que ella generó y transgredió durante décadas. En esa consciencia de la verdad, los pueblos se animarán a vivir el arrepentimiento y la redención, y ya no será necesario que las Escrituras o las profecías se cumplan.
Por eso, este es el momento en el que cada uno de Mis hijos dé el paso hacia todo lo que Dios espera realizar, finalmente, a través de Sus criaturas.
Por ese motivo, todas las ayudas necesarias y urgentes están siendo ofrecidas y entregadas durante esta Semana Santa para que, cuando termine este ciclo de impulsos espirituales, las almas ya se encuentren en otro escalón de su compromiso individual y grupal con el Plan de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
En este día, en el que seguiremos reviviendo la Pasión del Señor, continúen abriéndose internamente para que Dios Padre pueda seguir obrando milagros en muchas almas del mundo, especialmente en las que escuchan el Llamado de Mi Hijo.
En adoración y con devoción, ofrezcan sus vidas como un testimonio de amor y de fe por Cristo, para que en el mundo se establezca la cura en toda la humanidad.
En ese ofrecimiento, queridos hijos, ustedes le demostrarán al Padre que es posible continuar con Su Proyecto Divino en la Tierra.
Por eso, hijos amados, sírvanse de los méritos de Cristo, los que en cada nueva Semana Santa se ofrecen por la conversión de los pecadores.
Su alianza espiritual con Cristo mantiene abierta la Fuente de la Gracia. Y si esa alianza interior se profundiza en este tiempo, más Gracia y Misericordia la humanidad necesitada recibirá, para que el arrepentimiento se viva en cada uno de Mis hijos.
Como Madre, los acompaño en estos días para que, luego de haber pasado la Semana Santa, estén más fortalecidos para aprender a atravesar los nuevos desafíos, los que los impulsarán a dar un nuevo paso, hasta que puedan llegar a estar en la Presencia misericordiosa de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día, nos situamos en oración e introspección en las proximidades de la ciudad de Jerusalén, en preparación para acompañar a Nuestro Señor en el importante momento de Su entrada triunfal en Jerusalén.
Así como siervos despojados y apóstoles de Cristo, nos colocamos a los Pies del Maestro, para expresarle nuestro amor y apoyo incondicional ante la tarea espiritual y divina que será realizada durante la Semana Santa.
Con una actitud madura y adulta, nos comprometemos a seguir las huellas del Pastor para que, desde cerca, podamos acompañar la dolorosa Pasión del Señor y, unidos a Él espiritualmente, seamos llevados a encontrar el sentido espiritual y oculto de toda Su experiencia vivida en aquellos tiempos.
Mediante un acto de devoción, reconozcamos nuestra filiación con el Padre Eterno a través de la Presencia de Su Hijo y así afirmemos, dentro y fuera de nosotros, el cumplimiento de la Obra Redentora de Cristo en la Tierra, para que más almas y corazones sean retirados de la ilusión mundial y alcancen la gran consciencia del despertar.
Recemos para que el amado Señor lleve adelante Su Plan de Salvación y de Misericordia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con el corazón abierto prepárense para ingresar en la Semana Santa, a fin de que conscientemente revivan la dolorosa Pasión del Redentor.
Así, en este momento, sus vidas volverán a ser colmadas de los códigos de Luz alcanzados por Cristo en cada pasaje y en cada hecho de la Pasión.
Hijos Míos, los invito para que con un corazón abierto se sirvan de todo lo que Mi Hijo realizará durante los ocho días de la Semana Santa, en la que ustedes serán acompañados por Su Instrucción Celestial y serán colmados de Su insondable Misericordia.
De esa forma, ustedes, Mis queridos hijos, saldrán de esa Semana Santa más fortalecidos y, como parte de la humanidad, estarán preparados para vivir la última fase del fin de los tiempos, así como Mi Hijo vivió la última fase del Calvario, en silencio, entrega y dolor.
Yo los llamo a tomar consciencia de todo esto para que sus consciencias no estén distraídas y pierdan los divinos impulsos de Cristo.
Desde ahora, su Madre Celeste se prepara, junto a los nuevos apóstoles de Cristo, para ingresar en la Semana Santa y así revivir la dolorosa Pasión del Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más