Sábado, 9 de abril de 2022

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mientras el mundo está dividido entre la guerra y el dolor, Yo vengo con la Luz de los Cielos a bendecirlos a todos para poder elevar a la mayor cantidad de almas ante la Presencia del Padre Celestial, y para que Él, en Su Misericordia y en Su Infinita Gracia, pueda ayudar a todas las almas posibles.

Después de más de cien años de haber estado en Fátima para poder detener la mayor crueldad de todos los tiempos, hoy estoy aquí, en este Centro de Amor, junto a cada uno de Mis hijos, para cumplir la profecía que una vez anuncié en Fátima: que en Sudamérica navegaría la Barca de Dios reuniendo a todas las consciencias que prepararían el Retorno de Cristo. Porque desde Sudamérica debe emerger el impulso de la renovación y de la paz, desde Sudamérica debe volver a restablecerse la unión entre el Cielo y la Tierra, entre la humanidad y Dios.

Por esa razón, hoy, Yo estoy aquí para volver a decirles que las puertas de los Centros Marianos ya están abiertas y que su Madre Celeste sigue atentamente estos próximos acontecimientos de la humanidad, después de la Llegada de Mi Hijo durante esta Semana Santa, en la que Él restablecerá muchos códigos en la consciencia planetaria. Y, al restablecer esos códigos en todas las almas posibles, Mi Hijo despertará a los Nuevos Cristos, a todos aquellos que ustedes ni se imaginan, que han venido en este tiempo para poder servirlo en este plan de rescate de la humanidad.

Por eso también, Mi Hijo, como lo ha anunciado en el Evangelio en el momento de Su Ascensión a los Cielos, Él viene en este tiempo a cumplir Sus Promesas, pero también viene a pedir los talentos de los corazones, que son imprescindibles y fundamentales para preparar el planeta y la humanidad para Su esperado Retorno.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús: 

Nuestra Señora, en este momento, está abriendo Su Manto y mostrando Su Corazón Inmaculado. Y, hoy, ese Corazón Inmaculado tiene espinas que sobresalen de Él y hacen derramar la Sangre del Corazón de María.

Y, Nuestra Señora nos enseñó la siguiente oración:

 

¡Oh, Corazón ensangrentado de María!,
perdona todas las faltas de la humanidad.

Amén.

 

Repitamos juntos esta oración, con Nuestra Señora.

 

Esa Sangre del Corazón de María, mientras orábamos, fue desapareciendo. Y las espinas en el Corazón de María representan los gravísimos ultrajes de las guerras y de los conflictos en las naciones y, especialmente, la sangre inocente que ha sido derramada, desde los niños hasta los ancianos, de los refugiados y exiliados, no solo de Europa del Este, sino también del mundo entero. Nuestra Señora dice que también de Yemen, Etiopía, Sudán y Siria.

Nuestra Madre nos dice: 
 

Recen al Corazón de María para que Él no sea traspasado por las graves ofensas de los hombres que hacen las guerras y los conflictos. Recen al Corazón de María para que Ella no derrame Su Sangre, porque es la sangre de los inocentes, de los desprotegidos y desamparados.

Hoy, estoy aquí para entregarles este sacrificio y aliviar el Corazón de la Madre de Dios, para que sea aliviado el corazón de muchas consciencias.

Y ahora que ya están prontos para volver a cruzar el desierto, así como Mi Hijo les ha enseñado, los desiertos de la vida que llegarán en los próximos tiempos, sean valientes y tengan coraje. No bajen los brazos y sigan adelante, porque deben tener presente en este tiempo, que todo lo que viven no es solo por ustedes, sino también por el mundo entero.

Por esa razón, desde hace trece años, estamos cerca de ustedes, trayendo el Mensaje del Cielo y del Universo, trayendo el Llamado de Dios a todas las almas y consciencias, y reconsagrando a la humanidad, una y otra vez, para que lo peor no pueda llegar.

Me alegra encontrarlos aquí, en familia, en una familia que ha aprendido a soportar su propia purificación, esforzándose todos los días en olvidarse de sí mismos para colocar en sus caminos el Plan de Dios, aquel Plan que debe cumplirse y realizarse en cada una de sus vidas. Y esto los hará seguir creciendo en la madurez espiritual, en la responsabilidad de responderle a Mi Hijo en estos tiempos en todo lo que Él necesita realizar en este momento.

Sepan que la puerta del Retorno de Mi Hijo ya está abierta, a través de este humilde y simple momento que comparten Conmigo en esta casa, porque es así como Dios los quiere ver, unidos y próximos unos a otros, así como su Madre estuvo con los apóstoles y hoy está con ustedes, Mis amados hijos.

Que la cercanía sea la tónica de estos tiempos para aliviar los corazones, para liberar las presiones espirituales; que el sentimiento de la compasión brote en sus corazones, para que en sus vidas ya no esté la crítica, sino el espíritu compasivo del amor, que los hará crecer en caridad aceptando a sus semejantes como son, así como Dios los acepta a ustedes como son.

Ahora, con alegría, como en todos los momentos compartidos en los días sábado Conmigo, finalizaremos este encuentro en Presencia de la Madre de Dios con la consagración de la Eucaristía; para que, a través del Inmaculado Corazón de María, no solo sean ofrecidos estos elementos por la redención de la humanidad, sino que la redención y la transformación de sus vidas, a través de Nuestros Sagrados Corazones, sean el testimonio que el Padre necesita para derramar Su Misericordia y no Su Justicia.

Sepan que, en este momento, a las puertas de la Sagrada Semana, muchas almas están siendo asistidas en los planos internos. Y esto es posible porque he llamado a sus Ángeles de la Guarda, que presentes en este mismo momento, sirven junto a la Madre de Dios.

Celebremos en Cristo y por Cristo.