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Llego en este día, queridos hijos, para recordarles que todavía su Madre Celeste se encuentra orando por la justa causa de la peregrinación a Centroamérica y México.
Es así, que su Padre Eterno envía a Su Sierva Fiel para declararle a la humanidad que llegó el momento de dar el gran paso hacia la vida grupal y hacia la fraternidad.
Será con esas dos grandes virtudes que las consciencias percibirán que deben salir de sí para poder estar en todo con sus semejantes.
Necesito, Mis queridos hijos, que adopten en este tiempo esa actitud interior y exterior para que, de esa forma, el Plan de Dios alcance mayores planos de consciencia y sea una realidad para todos.
Los invito a fraternizar, a cooperar, a donarse a la Obra del Padre Celestial para que se puedan crear las bases necesarias para la nueva humanidad, porque viviendo en ese camino de igualdad y de equilibrio aprenderán a saldar sus faltas y, al mismo tiempo, serán llevados por los ángeles a encontrar la necesidad verdadera para poder suplirla.
Abracen esta convocatoria de su Madre Celeste, porque así ustedes, seres orantes, verán que el Plan de Dios debe cumplirse en toda la esfera planetaria para que la perdida humanidad reciba una Gracia y una oportunidad.
Piensen en lo que les digo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día jueves en donde recordamos la Última Cena del Señor, vengo para pedirles que a través de su ofrecimiento sincero y simple, el Corazón de Mi Hijo sea reparado de todo lo que Él ve de este mundo infiel.
Es así, Mis hijos, que estando ustedes postrados como los ángeles a los pies del altar de la Última Cena, rememoren ese momento dando gracias a Dios por Su insondable e infinita Misericordia.
Queridos hijos, les pido que en este acto coloquen al mundo entero, sin olvidarse de cada consciencia que necesita de la Gracia de Mi Hijo.
Con sus ojos en Mi Corazón vean a través de él cómo se encuentra el mundo, totalmente olvidado de la Faz de Dios, la que mira todos los días a la Tierra para encontrar algún corazón receptivo a Su sagrada convocatoria.
Los invito, a pesar de todo, a buscar a Dios y a Su bendito Reino, para que sus almas sean partícipes de esa perfecta comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Mis amados, tengo esperanza de que con cada acto de reparación el Padre derrame Su inmaculada Gracia sobre todo el planeta y sobre quien necesita en esta hora de amor y de salvación.
Los acompaño, en adoración a Mi Hijo, en este día en donde junto al Señor del Universo celebramos la memoria de la Última Cena.
El Padre por siempre y para siempre sea alabado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los contempla,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Responder a la convocatoria de Cristo significa unirse a Su Corazón y concretar Su Plan de Redención en la superficie de la Tierra.
Esa convocatoria, que Cristo realiza, abraza muchos propósitos, en los cuales la mayoría de las almas son invitadas a participar.
En este tiempo, en el que todo se define, los rebaños de Mi Hijo son llamados a pastar en nuevos campos, en donde sus consciencias y misiones se pueden realizar y expandir, así como lo pensó el Santo Creador.
Es así, queridos hijos, que aquellos que responden a la convocatoria de Cristo consiguen descubrir el propósito interior que vinieron a cumplir, por esta humanidad y por este planeta.
La convocatoria que hace Cristo, en este tiempo, abre las puertas a la Gracia y a la Misericordia; y las consciencias que lo siguen logran revertir todos sus errores y vivir una expiación extraordinaria que disuelve todos los vínculos anteriores con el mal.
Hoy, El Señor de la Misericordia golpea a la puerta de cada alma para llamar a Sus nuevos apóstoles, para que lo acompañen en esta misión preparatoria de Su esperado Retorno.
Es así, hijos Míos, que Cristo llega a la vida de cada discípulo con determinación para que la consciencia interior se active, vislumbre su misión principal y haga de ella la antorcha que iluminará sus caminos hasta el Reino de Dios.
Como su Madre, acompaño este momento, en el que los que despiertan a esta verdad descubren esencialmente que siempre estuvieron aquí para dar un gran paso, el paso hacia el Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El divino diálogo entre María Santísima y Jesucristo, Su Hijo Amado
María Santísima: Hijo, sabes que las almas en su naufragio necesitan de Tu ayuda. Te pido, Adorable Hijo de Dios, que Te aproximes a los más débiles, que por sus errores y faltas pierden la Gracia de conocerte.
Mira, Querido Hijo, cuántos siguen Tus caminos y se esfuerzan por vivirlos.
Jesucristo: Clementísima Madre, escucho con atención y gracia Tu dulce y amorosa voz, así como la escuchaba cuando aún era muy pequeño y estaba en Tus brazos.
¿Cuándo será el momento en que los hombres se abrirán para conocer el poder de Tu Amor?
Mi Corazón se avergüenza cuando las almas no son dignas de proclamarte y reconocerte como la Madre del Mesías y la Corredentora, porque en este misterio, Tú siempre fuiste la silenciosa mujer de Nazaret que soportó todos los martirios junto a Su Hijo, en profundo silencio.
María Santísima: Sí, Hijo Amado, en Tus palabras se trasluce la verdad y la importancia del mensaje. Mi Paz todo lo alcanza, y no Te aflijas, Santo Rey, porque aún existen corazones verdaderos y santos que Me viven y Me glorifican; en ellos están las bases de la obra que el Padre Me ha confiado, en ellos edifico la verdadera iglesia celestial, libre de bienes y de poderes humanos.
Jesucristo: Es esa iglesia interior que Yo espero proclamar en honor a Mi Padre y por cada criatura de la Tierra que día a día pierde su filiación con Dios.
Santísima Reina de los Cielos, es por esa divina causa que Te he confiado, en Tus manos y Corazón, a toda la humanidad para que Tú, Arca Sagrada del Espíritu Santo, seas el portal por donde todos Tus hijos puedan pasar.
María Santísima: Por eso te ruego, Divino Hijo, que ayudes a Tus rebaños dispersos por el mundo, para que se unifiquen y solo exista un único propósito en cada corazón humano.
Desearía, Amable Señor, que Tú pudieras erguir en cada espíritu Tu verdadera iglesia celestial para que, fundando miles de ellas en los corazones, las criaturas reconozcan que Tú eres el Rey del Universo.
Jesucristo: Amada Madre del Mundo, Tus súplicas son para Mí caricias y ternuras celestiales de una Madre bondadosa e incansable, que nunca descansará hasta ver a todas las almas en el Paraíso.
Tu divina intercesión, Querida Madre, es motivo de Gracia, de Misericordia y de Gloria. Responderé al llamado de Tu Corazón Purísimo, pues Tus santos ángeles Me han hecho saber que en la Tierra tienes ejércitos orantes que están despertando por Tu Amor.
María Santísima: Sí, Glorioso Hijo, en la Tierra están despertando nuevos ejércitos, rebaños Tuyos que estoy congregando para que finalmente sigan un único camino: el camino del amor.
Por eso, Precioso Rey, estoy pidiendo a todos los ángeles y, especialmente al Ángel de Portugal, que reúnan a todas las consciencias angélicas para que la divina obra de redención se realice en todos los corazones aún no redimidos.
Por eso, revisto con Mi manto celeste a cuantos aceptan Mi convocatoria, pues Mi más íntimo deseo es que Tu Corazón sea glorificado para que el Padre sea glorificado y los acontecimientos cambien.
Jesucristo: Comprendo, Santísima Madre, el propósito que llevas adelante, por eso reforzaré Tus ejércitos angélicos para que las almas sean retiradas de la ilusión y del engaño terrenal.
Enviaré a más consciencias ultraterrestres para que los corazones despierten y sean portadores del Proyecto de Dios, el que Nuestro Amado Padre ha pedido que sea realizado en este tiempo.
María Santísima: Por eso, Hijo Primogénito, sembraré flores en jardines internos para que las almas sientan la existencia de su pureza original.
Verteré gracias inexplicables en corazones que no las merecerían, para que ellos se reconozcan dignos hijos de Dios. No dejaré, Bendito Hijo, que nadie parta de este mundo sin tener consciencia de que el amor todo lo puede cuando el corazón se abre para experimentarlo.
Jesucristo: Es ese misericordioso amor, Divina Madre del Cielo y del Universo, que aún no es vivido ni aceptado. Es el amor de Mi Corazón manso, que derrama Su Sangre de luz sobre el planeta y que todavía espera ser apreciado por todos los hombres.
Es ese amor celestial que espera ser aceptado por cada consciencia, especialmente por aquellas almas que nunca conocieron el amor. Mi Corazón se glorifica cuando los corazones viven los sacramentos y, más aún, Mi Corazón se llena de gratitud cuando las criaturas responden al llamado del Cielo, sea cual sea.
María Santísima: En Tu divina plenitud, Amado Jesús, las almas encuentran su fortaleza y las puertas a la redención se abren tantas veces intentando que las consciencias terrestres las puedan cruzar.
Por eso te ruego, Queridísimo Hijo de Dios, que ayudes con Tu bondad y Misericordia a todos los que las necesitan, para que se animen a dar el paso y ya no pierdan tiempo ni espacio en la superficialidad de la vida.
Prometo, Santo Hijo, que Mi donación y amor abrirán los caminos para que Tus rebaños puedan pasar.
Jesucristo: Es una infinita gracia escuchar Tu casta y dulce voz, la que proclama sin cansancio el triunfo de la esperanza y del amor que tanto necesita el mundo.
Tu Corazón amoroso se entrega por entero en las manos de los imperfectos y Él no teme ser rechazado porque Tu confianza en el Padre no tiene límites ni barreras.
Haz, Santa Madre Mía, que cada hijo Tuyo se anime a cruzar el portal, para que finalmente Yo encuentre en Tu regazo a los que tienen sed de Mí. Calma cada corazón y resucita en espíritu a los que aún deben elevarse al resplandor del Reino de Dios.
María Santísima: Apreciado y honrado Hijo Mío, es una gracia cumplir con Tus designios, porque en Tu Corazón se guarda la máxima Voluntad de Dios, la que los corazones de la Tierra deben aprender a vivir para que el Propósito divino se cumpla.
Por último Te suplico, Amado Hijo, que cada criatura de este enfermo planeta pueda despertar al Propósito, que los velos caigan de la consciencia y que todos los que están ciegos espiritualmente puedan ver y así cumplir con Tus sagradas peticiones.
Jesucristo: Haz saber al mundo, Madre Querida, que ya estoy retornando y que Mi hora se aproxima. Haz saber que las almas deben arrepentirse y perdonarse las unas a las otras, para que abandonen la soberbia y la indiferencia humana.
Haz saber que Me complazco, Santa Madre, en los que se esfuerzan y cumplen en obediencia Mis pedidos, porque así Yo construyo Mi iglesia interior en los corazones.
Haz saber al mundo, que el gran y esperado Juicio de la humanidad está cerca y que todos deben rezar por las agresiones causadas en el transcurso de los tiempos a toda la raza y a los Reinos de la Naturaleza.
Haz saber, Madre Celestial, que pondré fin a muchas cosas.
Queridos hijos, este segundo diálogo fue vivido en el Reino Celestial con Mi Amado Hijo y hoy lo comparto con todos para que lo estudien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Agradezco la pronta respuesta de todos a Mi llamado maternal. Ustedes ya saben que, como la Madre de la humanidad, ansío lo mejor para cada uno de Mis hijos, pues Mi deseo ardiente es que ninguno pierda la oportunidad de reencontrarse con Dios y de conocer Su verdadero Amor.
En los próximos seis meses de oración ustedes podrán, sí lo asumieran en la consciencia, encontrar un camino que Yo les haré conocer, el camino para estar en Cristo permanentemente y no salir de él.
Queridos hijos, este ciclo de oración continua que Yo los estoy llamando a vivir es para desterrar la inercia planetaria y todo lo que lleva constantemente a la perdición de las almas.
Quisiera, hijos Míos, que sus corazones encontraran en este ciclo la llama de la fe que los ayudará a vivir las pruebas y a enfrentar los desafíos por el Plan de Dios.
Hijos Míos, en los próximos seis meses estaré con ustedes orando diariamente en cada lugar que se encuentren, sin dejar ni un momento de llevarlos hacia Mi Corazón para que sientan la paz. Si el mundo respondiera con prontitud así como ustedes responden a Mi llamado, muchas situaciones planetarias y humanas serían evitadas por los ángeles del Universo.
Queridos hijos, cuando un corazón o más de uno responde a Mi convocatoria Yo puedo obrar a través de él, no solo en la oración sino también en la caridad, en la humildad y en la Misericordia Divina.
Despierten en esta hora a los que aún duermen, y díganles que existe una grandiosa Madre Celestial que los ama y que espera tenerlos entre Sus brazos para derramarles todo el amor del Universo.
Díganles que tengan determinación y valentía para abandonar el pecado, la indiferencia humana y la omisión.
Díganles a los que duermen, que se animen a escuchar a Cristo en su interior y que permitan que la oración los cure y los redima.
Díganles, hijos Míos, que aún la Divina Misericordia está disponible para todos aquellos que quieran buscarla y descubrirla en la fuente del Corazón de Jesús.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado por la paz mundial!
Los ama y los acompaña siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Un urgente llamado a la oración por la Paz
Mis muy queridos hijos del mundo, siervos predilectos de Mi Corazón:
Hoy en nombre del Bien Mayor y de la Misericordia de Dios vengo para pedirles nuevamente que recen un misterio del Santo Rosario todos los días durante los próximos seis meses, para evitar la propagación infernal de una cruel guerra entre las naciones de Medio Oriente. De no ser respondido este llamado como parte de la súplica de Vuestra Madre Celeste, ustedes verán con sus propios ojos mucha sangre correr, desesperación entre los pueblos y más atentados que afectarán a más almas inocentes.
Quisiera, hijos Míos, que esta convocatoria a la oración fuera expandida por los cinco continentes y en todos los idiomas posibles, porque sé que aún hay almas que esperan escuchar Mis palabras y reconocer Mi voz en ellas.
Hijos Míos, el tirano moviliza sus más de cuatro mil ejércitos de ángeles caídos para dominar la consciencia frustrada e inocente de Mis hijos de Medio Oriente.
Pido que los que puedan, ofrezcan en los próximos seis meses el misterio del rosario en lengua árabe y hebrea, para que así los poderes de la oración abracen a más corazones y a más planos de consciencia.
Les digo, Mis pequeños hijos, que la humanidad que ya está perdida, ostenta una conquista del planeta que no es real y que es impulsada por los demonios.
Como Mi adversario sabe que Yo estoy caminando por Europa para evitar que la guerra de todos contra todos se expanda por esta parte del hemisferio, él utiliza todos sus armamentos explosivos y a todas las almas que están comprometidas con esa realidad y que quedan condenadas al infierno terrestre, del que no consiguen salir.
Queridos hijos, ya llegó el momento de que corran junto con Vuestra Madre al desierto interior en donde nos refugiaremos, con la oración, de todo mal y estaremos a salvo.
En esta hora en la que la batalla definirá el momento del retorno de Cristo, Yo los invito a tener un corazón perseverante, humilde y sincero. Si ustedes, hijos Míos, se aman los unos a los otros, iremos desarmando el plan de Mi adversario de disipar la fe y el amor verdadero entre las consciencias. Yo los despierto en esta hora a una verdad que quiere ser ocultada por muchos.
Oremos con la firmeza del corazón y en confianza de que todos los ángeles del Cielo los auxiliarán en esta batalla final donde la Mujer Vestida de Sol vencerá a Su eterno enemigo a través del potentísimo caudal del amor.
Difundan Mi llamado y háganle saber al mundo que todo el Universo está atento a lo que en él sucede.
Que los corazones recuperen su inocencia y su pureza para que así triunfe Mi Inmaculado Corazón.
¡Les agradezco por acompañarme en esta misión de redención!
Los ama y los comprende,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más