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La Responsabilidad de hacer el Bien
Haz el bien en todo momento y comprométete a realizarlo en cada pequeño detalle, porque así atraerás desde el Universo la Corriente de la Hermandad.
Haz el bien así como lo ha hecho Cristo, porque, a pesar de haber sido negado, repudiado y crucificado, hasta antes de morir por ti en la Cruz, Jesús hizo el Bien y ese Bien que Él emanó salvó a toda la humanidad.
Por eso, hijo, que el bien impregne tu consciencia, tus sentidos, tus sentimientos y tus pensamientos.
A pesar de lo que suceda dentro o fuera de ti, haz el bien y practícalo con inmenso gozo, porque con cada acto de bien que realices por el semejante estarás ingresando en la Escuela del Amor y de la Unidad.
Retira de tus profundas entrañas las raíces de la división y de la permanente indiferencia.
Declara, para ti mismo, que eres parte de la Corriente del Bien y cumple de esa forma con las Leyes divinas.
Cada nuevo paso que des, hazlo en nombre del bien, porque así la maldad humana, que tiene raíces en la ilusión y en la soberbia, será extirpada.
Querido hijo, sigue los ejemplos del Redentor, vive del bien y haz el bien a cada momento. Destierra de tu consciencia todo acto de omisión, porque si así lo hicieras verás a Mi Hijo reflejado en el sufrimiento de tus hermanos.
Ayuda a tu Madre Celestial a reconstruir esta Tierra en la Corriente del Bien y así se disolverán las formas más terribles de maldad.
Cumple, vive y ejercita el Bien de Cristo, y sé parte de Su Divina y Omnipotente Consciencia Celestial.
Haz el bien con el fin de curar, dentro de ti mismo, la ausencia de vivir una vida de servicio a Dios.
Haz el bien con el fin de desterrar de la consciencia humana toda forma de actuar mezquinamente.
Llena tu espíritu y corazón del Bien Mayor, y confírmate en esta hora ante el Padre Celestial como un espíritu y una persona pacífica, bondadosa y misericordiosa.
Deja que la Corriente del Bien de Cristo mueva tus estructuras, desarme tus personajes y establezca el espíritu de la divina e insondable caridad; así, serás piadoso y considerado, abnegado y servicial, ante toda misión de amor que se presente en tus caminos.
Pero recuerda, hijo Mío, comienza a vivir y a practicar la Corriente del Bien primero en quien tienes alrededor todos los días, así permitirás que desaparezca de ti cualquier indiferencia o rechazo.
Permitirás que el Fuego del Bien de Cristo purifique tu consciencia y la convierta en una consciencia incondicional.
¡Anímate a decirle "sí" a la Corriente del Bien!
Ya es hora de asumir la responsabilidad de hacer el bien en cada detalle, así como a cada hermano. Es hora de desprenderse de la competencia, de los juicios y de todas las críticas.
Que tu ser sea un ser de bien, de esa forma, el planeta y su humanidad enferma se curarán al encontrar, en esta larga trayectoria terrenal, espíritus, almas y apóstoles del bien, seres que sembrarán la Tierra de nuevos Principios y de valores de Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cuando el Padre decide cumplir Su Voluntad, el universo responde y esa Suprema Voluntad se cumple por encima de todas las cosas.
Por eso, deben confiar en que si es Voluntad de Dios que se haga el bien, se hará y nada podrá oponerse a ello.
Hijos Míos, sientan en sus corazones, cómo los Principios Sagrados del Padre se manifiestan en las criaturas por medio de la Voluntad de Dios, y esos Principios se expresan a través del amor que surge de sus corazones y vidas.
La Voluntad de Dios es irrefutable y Él la presenta por medio de los Ángeles de Dios que cumplen Sus Designios.
Los animo a aferrarse a la Voluntad del Creador porque así nada, dentro o fuera de ustedes, los podrá lastimar.
Anímense a ser semejantes a los Ángeles del Cielo, anímense a imitarme y vivan en este tiempo la Voluntad de Dios así como Yo la viví ante el Arcángel Gabriel.
Los bendigo en este día y les doy las gracias a todos los que colaboraron e hicieron posible, una vez más, Mi Peregrinación por la Paz en Argentina y en Chile. Gracias extraordinarias fueron depositadas en los corazones que se abrieron en esta bendita Peregrinación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy, los llevo a todos al momento del exilio de la Sagrada Familia en Egipto, momento en que el Divino Hijo encarnado trajo para la humanidad de aquella época la fe en un solo y único Dios.
Por medio del exilio de la Sagrada Familia en Egipto, la consciencia humana aprendió a reconocer a través de Cristo la presencia de la sagrada Voluntad del Creador, la que debe ser irrefutable y ampliamente aceptada por todos los seres humanos. De esa forma, la consciencia humana estará libre de los constantes errores y plena de la Voluntad de Dios.
Fue así que el Divino Hijo, con Su Presencia en Egipto, trajo a aquel tiempo la disolución del ateísmo y el establecimiento, por medio de la energía crística, de la unión interna y sacramental con el Todopoderoso.
La presencia de la Sagrada Familia en Egipto marcó un antes y un después para ese pueblo milenariamente acostumbrado a una forma de creencia superficial y pagana.
El Divino Hijo en Egipto, aun siendo silenciosamente pequeño, le trajo a el mundo la posibilidad de comprender y de vivir la visión espiritual en un sentido evolutivo y no de apropiación, como los egipcios concebían a los astros del universo.
La Presencia del pequeño Niño Jesús ordenó el sistema de creencias y también la visión cósmica universal; porque Él, en aquel tiempo, manifestaba el correcto alineamiento con las Leyes y los Rayos.
Jesús abrió la fuente de la renovación sobre el planeta, para que las consciencias fueran curadas y aliviadas de su sufrimiento.
Él reunió a todas las consciencias de diversos caminos y las colocó en las Manos del Padre Eterno, para que tuvieran la oportunidad de sentir el Amor de Dios y así recuperaran su filiación con la Creación.
La presencia de la Sagrada Familia generó el renacimiento espiritual de los orígenes de este Proyecto, para que la raza humana de aquellos tiempos recuperase los principios de esta escuela de amor y de perdón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy, queridos hijos, los llevo a todos hasta el Monte de las Bienaventuranzas, en donde Mi Amado Hijo, entre las multitudes que lo seguían, enseñó la más importante oración de todos los tiempos: El Padre Nuestro en arameo.
Desde ese momento la humanidad tuvo conciencia de que podía tener una filiación perfecta y plena con el Creador y Su Creación y que, a partir de la revelación celestial del Padre Nuestro, ella nunca más estaría inmersa en sí misma o en su realidad, sino que podría mirar a su alrededor y comprender que existen necesidades mayores y verdaderas que deben ser suplidas por medio de la misericordia y del servicio al prójimo.
La segunda enseñanza que Mi Hijo dejó a las multitudes en el Monte de las Bienaventuranzas es que la humanidad es parte de un macrocosmos, que el Universo es dinámico, constante y cambiante, y que las conciencias humanas forman parte de un sistema de evolución capaz de generar el proceso de la redención y de la rehabilitación.
Las Revelaciones celestiales y universales traídas por Él mismo en aquel tiempo, permitieron despertar a la humanidad a su verdadero espíritu y consciencia mayor.
A partir de aquel momento, las Bienaventuranzas mostraron las reglas más básicas para que cualquier ser humano en la superficie de este planeta supiera cómo estar en contacto interno con las Leyes cósmicas y divinas, las que actúan en regiones del Universo Material, Mental y Espiritual.
Las Bienaventuranzas reveladas por Cristo dejaron uno de los legados más importantes para aprender a ingresar en el verdadero y único sistema de evolución, en el cual todo ser humano de este planeta, bajo cualquier condición, podría ser merecedor de tesoros celestiales cumpliendo, viviendo y practicando los Principios ocultos que guardan cada una de ellas.
Esta será una de las formas de poder revertir, en este tiempo, situaciones planetarias y así dar continuidad a la historia universal de esta humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vendré con el Cetro de la Luz de Dios en una mano y con la poderosa Espada de fuego de los Arcángeles en la otra para separar la luz de la oscuridad, para rescatar a las almas perdidas en los abismos y en la ilusión del misticismo espiritual.
Vendré con la Espada de fuego de los santos Arcángeles para que se disipen algunas tinieblas a fin de que los espíritus que vagan por esta parte del mundo sean expulsados y encaminados hacia otros espacios del universo.
Vendré, en estos días, con la Espada de fuego de los Arcángeles para cerrar con Mis propias manos los abismos espirituales abiertos por la búsqueda desmedida de una espiritualidad basada en el beneficio de muy pocos.
Vendré con la Espada de fuego de los Arcángeles para reunir a los autoconvocados del Plan y para crear las futuras bases de una nueva Arca de Dios, en donde no solo los Reinos se verán ayudados, sino también las consciencias que deberán ser retiradas de una constante ilusión espiritual y mística.
Vendré con la Espada de fuego de los Arcángeles de Dios para traerles de nuevo la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy las caricias de Mis Manos toquen tu rostro, para que sientas el calor profundo de Mi Corazón que todo restaura, que todo cura, que todo purifica, así como Dios lo necesita.
Que hoy sientas el abrazo de tu Madre Celestial, para que tu espíritu se conforte, para que tu alma se fortalezca, para que cada rincón de tu ser finalmente Me diga sí.
Que hoy sientas el latido de Mi Corazón Materno, que puedas alcanzar la santidad y la consagración total a través de pequeños, pero seguros pasos.
Que hoy sientas la protección maternal de Mi Manto, para que tu ser sienta el abrigo de Dios y el amparo de todo Su Reino Celestial.
Que, de todos estos gestos de amor, recibas la esencia de la compasión, para que tu ser pueda ser completamente curado y luego se redima.
Recibe hoy del Cielo la caricia perfecta de los ángeles del amor y de todo el afluente espiritual de Mi Corazón Inmaculado, para que todos los días te renueves hasta alcanzar un estado inamovible de paz, de serenidad y de calma.
Hoy, el universo está aquí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los santifica,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Como una Guerrera de la Luz, hoy visto Mi potente Armadura de plata y llevo sobre Mi Corona de Estrellas los cristales que irradian toda la Luz del universo.
Estoy pronta para socorrer a Mis hijos y a todas las necesidades que se presenten.
Por más que Mi adversario les tienda trampas, Yo les indicaré el camino y la forma de salir de ellas para no caer en tentación.
Llevo en Mi mano la poderosa Espada oro rubí que manifiesta la Voluntad del Altísimo para toda la Creación. Nadie podrá oponerse a que los designios se cumplan.
Vengo vestida con Mi Armadura de plata para demostrarle a Mis hijos que aún estamos en tiempos de batalla, en los que todo está en juego.
Por eso, estén atentos a todos los movimientos, sus vidas están sobre el tablero, así como lo está el planeta, y en esta batalla espiritual del fin de los tiempos todo está permitido.
Recuerden que si están Conmigo nada les sucederá. Estén atentos para no caer en la distracción, en la indiferencia o en la omisión.
Todo está al alcance de todos. Por eso, para que todo fluya correctamente dentro del espíritu de la protección, la atención ardiente será la llave para desviar batallas, así como también el silencio y la oración serán escudos que los harán invisibles.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He venido al mundo, atravesando todos los tiempos y épocas, para pedirle a la humanidad un verdadero y sincero arrepentimiento.
Ahora, vengo fuera de la Iglesia de Mi Hijo, porque como Madre de la humanidad, vengo a llamar y a salvar a los que se distanciaron de Dios y de Su eterna Gracia.
Por eso, he decidido, bajo la autoridad celestial y la obediencia divina, llegar a cada una de las naciones del mundo, para recuperar los verdaderos valores de las culturas y los sagrados principios espirituales que hacen de cada raza o de cada pueblo, una única cultura universal.
En las últimas décadas, Mi adversario consiguió confundir y apartar a las almas de lo sagrado, inspirando la innovación en las mentes arcaicas y los progresos nefastos en continentes enteros, por medio del abuso incontrolable de los Reinos de la Naturaleza y de su propia humanidad.
Con esta realidad planetaria, su Madre y Gobernanta de los Espejos Sublimes de la Creación, juega en el tablero de la definición de los tiempos, a fin de poder retirar del mal camino a todos los pueblos, culturas y religiones que están siendo llevadas al olvido absoluto del camino del bien y de los Mandamientos. Así, las Leyes son ultrajadas en forma permanente y cada esencia pierde su inocencia original.
Es por eso, que he escogido, a pedido del Altísimo, a su grupo de almas para que, en la humildad, en la entrega y en el sacrificio por Nuestro Señor Jesucristo, represente en estos tiempos la síntesis de todas las religiones cristianas y no cristianas del mundo, a fin de que en esta civilización no se pierda el espíritu de la fe y de la religación con Dios.
Esta es una de las misiones más complejas en el fin de los tiempos. Por eso, he conseguido en todos los medios de esta sociedad humana, que las almas sintieran Mi Obra, a través de ustedes, de una forma ecuménica, basada en el Amor de Cristo.
En este sentido, aún queda mucho por hacer, hasta que esta Obra sea presentada en forma neutral y autónoma en las grandes organizaciones internacionales, con el fin de llevar el Mensaje de Paz sin citar religión ni creencia.
Después de que la Iglesia de Mi Hijo le abra las puertas a esta Obra, el Padre cumplirá la última parte de Su Propósito.
Es así, que la Obra de los Mensajeros Divinos se presentará a las organizaciones internacionales como un mensaje del universo para toda la raza humana, llamándola a la reflexión y no a la autodestrucción humana.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Vengo aquí por un mundo herido, y traigo entre Mis manos la mayor causa de Dios que es el cumplimiento de Su Plan de Amor y de Redención en la superficie.
Oro por ese preciado Proyecto y revivo todos los días las Palabras del Creador, Quien Me ha dicho en Su Reino:
“Querida Madre Universal, supremo y humilde Espejo del Amor, Tu Padre y Señor del Universo te pide que vayas incansablemente al encuentro de las almas y de los más simples; porque por intermedio de ellos, podré curar al planeta y a su humanidad, repoblaré el mundo con cientos de soles, muchos más de los que Yo he creado en los universos.
Haré de cada sol una emanación prodigiosa de Mi Fuente y, a través de ellos, derramaré los Códigos Divinos de Mi Corazón paternal.
Ve, dulcísima Señora de la Luz, Gobernanta de todas las estrellas caídas y no caídas. Ve, aparece y anuncia a la raza que los amo profundamente y que Me están ofendiendo al apartarse del universo de Mi Amor.
Haz todo lo que esté a Tu alcance, no tienes fronteras, sino miles de ángeles y devas para revertir en este planeta la falta de amor y para transmutar la indiferencia.
Tú siempre tendrás en el Corazón la sabiduría inextinguible de Mis Palabras, porque a través de Tu Gracia, haré de los corazones trofeos luminosos de redención para colocarlos a los pies del altar celestial”.
Escucho hijos, en Mi silencio, todos los días esta proclamación. Y podré ser la Madre de la humanidad y de toda la Tierra siempre que Me lo permitan. Así triunfará Mi Inmaculado Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Carta de María Santísima a los que dicen sí…
Mis amados hijos:
Es a través de ustedes, de sus oraciones sinceras y de sus actos de amor, que Yo puedo traer a la Tierra todo lo que existe en el Universo.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede mostrar al mundo el camino de la redención y de la pureza.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede expresar en todo el mundo Su más cálida obra de amor por las almas y por los Reinos.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede sumergirse con toda Su Consciencia, en los más profundos abismos de la Tierra y rescatar lo irrescatable.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre puede enseñarles a través de la oración a redimir los aspectos más arcaicos de la vida, para que sus almas estén libres de expresar lo que verdaderamente son.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre, en cada nueva Vigilia de Oración, ofrece al Padre Eterno la posibilidad de desarmar grandes planes de Mi adversario.
Es a través de su más sincero sí, que su Madre tiene el permiso de actuar en el planeta y en la humanidad más dormida por medio de la devoción ardiente y del gozo interno de los corazones simples.
Queridos hijos, aunque no lo parezca, el sí de la humanidad podría cambiar los acontecimientos de este mundo, y sus efectos llegarían más allá de las naciones, de los pueblos y hasta de los continentes.
Cada nuevo sí pronunciado por las almas y expresado mediante la presencia física en las Vigilias de Oración por la Paz en las Naciones, significa para el Universo la oportunidad de actuar de forma operativa en la humanidad por intermedio de sus ángeles y de las Jerarquías de la Luz, con el fin de desactivar de la consciencia humana ciertos aspectos corruptos que la hacen retroceder espiritualmente de tiempo en tiempo.
Un verdadero y sincero sí de un hijo Mío, en este ciclo, haría la diferencia para que la Jerarquía espiritual pueda ayudar o no a la humanidad y a todo lo que ella genera por medio de sus acciones y de sus actos.
En este tiempo un sincero sí, permite al Padre Eterno llevar adelante Sus Designios en las criaturas más inferiores y perdidas de la humanidad.
Aún más, si este sí está compuesto por un espíritu de servicio desinteresado, por una oración hecha de corazón y por un amor desconocido, su repercusión en la consciencia humana será mucho más grande de lo que parece.
Por eso, hijos Míos, un sí sincero permite que el Universo actúe a través de las Leyes de la Misericordia y de la Gracia, y que casos imposibles de resolver en la humanidad, puedan ser equilibrados y aliviados.
Los invito a pensar, sentir y meditar en el poder del sí, del mismo sí que una vez dio su Madre Celeste para ser el Tabernáculo espiritual, el vientre humilde y purísimo que recibiría la Luz Universal y el Amor invencible a través de la llegada de Cristo.
Que este sincero sí que puede brotar de sus corazones les permita trascender los tiempos, superar las pruebas más difíciles dentro y fuera de ustedes, que les abra la puerta segura para llegar a encontrar a través de ella la Presencia del Rey Universal, de Jesucristo.
Queridos hijos, será el sí de esta actual humanidad el que hará purificar y elevar al planeta, ayudándolo a liberarse del peso generado por la propia humanidad.
Será el sí de las almas lo que hará de esta humanidad una consciencia más elevada y madura.
Será el sí de los corazones al Plan Divino, el que cambiará para siempre el curso de todos los acontecimientos venideros.
Será el sí de todos Mis amados hijos, el que vencerá a la bestia de todos los tiempos.
Será el sí de Mis hijos, de los hijos de María, el que abrirá las puertas del Universo para el Retorno de Cristo.
Anímense a decir sí al Universo y no se reconocerán.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo soy la Madre del Mundo, la Madre Universal. Soy aquella cuya autoridad no proviene de esta Tierra, sino solo del Corazón de Dios.
Yo soy la Señora de todos los tiempos, Aquella que conduce a las criaturas desde el principio hasta el fin; no solo de sus vidas en este mundo, sino de toda su evolución, del origen hasta el origen.
Yo soy la Señora del Universo y también la Madre Celestial, parte viva de la Consciencia Divina, que viene a la Tierra en estos tiempos para hacerlos despertar.
Hoy los traje al desierto para que ingresen en el desierto de sus corazones y allí encuentren la esencia de la Hermandad.
Este nuevo ciclo, hijos Míos, marcará una etapa definitiva en el que los corazones deberán unirse al Cosmos y descubrir los misterios universales, como aquellos misterios que se guardan en el interior del planeta.
Hoy los traje al desierto porque este es el refugio a donde llevo a Mis hijos cuando ellos más lo necesitan.
Es en el desierto interior en donde las consciencias pueden vivir la síntesis para estos tiempos, en donde pueden asimilar los aprendizajes del pasado y construir las nuevas bases para el futuro.
Es en el desierto, en la aparente soledad, en donde parece que no existe nada, en donde sus corazones se unen con la Hermandad, con el Cielo y con la Tierra, con el verdadero tiempo que existe más allá de las ilusiones de este mundo.
Es encontrando la “nada” en su interior que volverán a Dios, si se abren para eso.
Hoy, el Universo se detiene y pone sus ojos sobre la Tierra, en los cuatro rincones de este mundo, en lo invisible del planeta.
Aquellos que vinieron a servir desde el principio, a este Proyecto humano, hoy se encuentran en oración, porque ha llegado el tiempo, hijos Míos, de que la humanidad crezca y encuentre su verdadero origen en el Universo, como en el Corazón de Dios.
Hoy, los Portales del Cosmos se abren hacia la Tierra y los mundos invisibles se muestran al corazón humano.
El Cielo se viste de fiesta, de júbilo, de regocijo espiritual, para impulsar a las criaturas a encontrar el propósito de su evolución en el cumplimiento de este Plan.
Hoy, su Madre Celestial, en el desierto, enciende todos los Espejos del Cielo como de la Tierra, enciende los Espejos de los corazones de Sus hijos, para así, construir el camino, el puente, que une todas las expresiones de la Vida.
Mi Corazón llega al mundo para abrir un nuevo ciclo en el que quiero ver a Mis hijos viviendo en fraternidad entre sí y con el Universo.
Quiero ver los Espejos de sus corazones irradiando la nueva vida que emerge desde su interior y que se refleja en la consciencia humana.
Los traigo al desierto para que encuentren la verdad sobre sí mismos, y vivan con base en esa verdad y no en las ilusiones del mundo.
Dejen que Mi Espejo Mayor se refleje en sus corazones.
Permitan, hijos, que lo más puro que existe en ustedes pueda emerger y que en este reencuentro con el Universo, no contemplen sus errores, no piensen en los desvíos que vivieron hace tanto tiempo; sino que reencuentren aquel Estanque universal, aquella vibración más pura que, como un dulce sonido, oí resonar en Mi Inmaculado Corazón, en el momento en el que sus esencias fueron creadas.
Ingresen en el desierto de su mundo interior, en donde pueden desmitificar la condición humana para llegar al vacío y allí reencontrar el Todo, del cual aparentemente salieron hace tanto tiempo.
Hoy Yo los llamo a la madurez interior, al despertar y a la unión con Mi Inmaculado Corazón, para que encuentren en Mí, la esencia de la Vida.
Hoy, en este desierto, se revela un misterio, la verdadera vida que existe en la Tierra y que se esconde en los lugares más simples, más puros, más humildes.
Es en el interior de este planeta, invisible a los ojos humanos, en donde la Voluntad de Dios se expresa. Allí, donde la Naturaleza es silenciosa y la comunión existe entre todos los Reinos, es donde la Voluntad de Dios se expresa.
Es en la humildad de aquellos que ya no buscan ser conocidos por la humanidad, que sirven en silencio a este planeta, en donde la Voluntad de Dios se expresa.
Es en la entrega incondicional de consciencias que podrían estar evolucionando a lo largo de las dimensiones y que, sin embargo, continúan en la Tierra para guiar y conducir a la humanidad, aunque muchos no lo sepan; es allí en donde la Voluntad de Dios se expresa.
Es en la perseverancia de aquellos que no contemplan las miserias humanas, sino el potencial de amor que existe en sus esencias, en donde la Voluntad de Dios se expresa.
Hoy, hijos, contemplen en su interior a todos los Seres de Luz que vinieron a la Tierra, desde el principio, a todos los Centros de Amor que se esconden en el interior del planeta, con la esperanza de que los ojos humanos un día los puedan ver.
Encuentren en el sacrificio de estos Centros de Amor, en su humildad y en su silencio, el verdadero sentido de sus vidas y cuando todo les parezca difícil, recuerden que existen aquellos que sirven incansablemente y que entregan su evolución para que la humanidad pueda dar un pequeño paso en este mundo.
Hoy, el Espejo de Mi Corazón refleja en ustedes el sacrificio del Cosmos, de aquellos que responden al Llamado de Dios, más allá de las dimensiones para que, en este nuevo ciclo, se sientan inspirados a vivir este mismo sacrificio por amor a otros, a olvidarse de sí mismos y a vivir en humildad la renuncia, la entrega, en lo más profundo de su interior.
Siéntanse inspirados por el desierto para que, en ese estado, vivan los tiempos que llegarán.
La fortaleza de los Centros de Amor se guarda en el silencio y es allí también en donde Mis hijos deben encontrarla.
Sean como ese desierto, silencioso, pero pleno del Poder de Dios, humilde y vacío, pero llevando dentro de sí, el mayor tesoro de este planeta.
Que en estos diez años, hijos Míos, en los que Yo he estado a su lado, sus consciencias caminen.
Que en este aniversario se definan a seguir Conmigo, reflejando Mi humildad en su interior, amando a este planeta como Yo lo amo y sirviendo a la humanidad como Yo la sirvo.
Yo soy la Sierva incansable de Dios y los llamo a ser incansables junto Conmigo.
En este día de júbilo, en este día de Gloria, los invito a construir, para el nuevo tiempo, un camino de esperanza en el que las almas vean reflejadas en ustedes, hijos Míos, Mi sagrada Presencia.
Que el Corazón de Dios encuentre, a través de sus pasos, una esperanza en la evolución humana.
Que todo el Universo sienta que valió la pena el sacrificio vivido desde el Origen por el triunfo del Proyecto humano y, en consecuencia, el triunfo de la Vida universal, de la unidad de cada criatura con el Corazón de Dios.
Con estas palabras los impulso y los bendigo.
Infinitamente les agradezco por responder a Mi llamado y espero, hijos, que no solo se pasen diez años más, sino que Yo pueda venir por toda la eternidad, y que ustedes estén a Mi lado.
Yo los bendigo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Sexto día de la novena:
“Por recibir de la Fuente todo el conocimiento del universo, plasmado por medio de la instrucción y de la formación de los servidores de Dios”.
En estos tiempos, queridos hijos, la instrucción que proviene del Universo de Dios ayudará en la concientización y el despertar inmediato de la humanidad.
Cuando existe receptividad ante la instrucción recibida, la Jerarquía Espiritual puede llevar adelante la Obra de redención de la humanidad.
Es por esa causa que la instrucción, en estos tiempos, tiene un carácter profundo de definición y coloca a la humanidad en otro grado de consciencia y de evolución.
Por eso, queridos hijos, el conocimiento sagrado así como la sagrada palabra son fuentes de transformación y de renovación para las almas.
Sentir el conocimiento divino en el interior significa despertar a nuevas posibilidades de redimensionar la vida planetaria en otra escala.
La formación de los servidores de Dios proviene del conocimiento espiritual que es entregado y que forma a la consciencia para su misión y su propósito interior.
Cuanto más reconozcan el conocimiento del universo, más se podrían reducir los efectos de la purificación planetaria; sabemos que, en estos tiempos, las almas tienen su atención más en el mundo y menos en su interior.
Ese conocimiento es decisivo porque promete erradicar de la consciencia todo lo que es superfluo y mezquino.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy emito Mi Divino Pensamiento desde los lagos más elevados de los Himalayas.
Desde lo más alto de estas montañas, el cóndor, ave sagrada, sobrevuela los espacios del planeta, para depositar sobre los lagos los nuevos atributos que deberán gestarse en la consciencia de la humanidad que despierta.
En lo más alto de las montañas y sobre los lagos, su Madre Celeste ora, contempla y decreta en silencio todas las afirmaciones divinas que ayudarán, en los próximos tiempos, a concretar en las almas de los seres humanos nuevos principios de rehabilitación y de cura, que hasta ahora nunca fueron recibidos.
A través de los lagos, en lo más alto de los Himalayas, su Madre Celeste moviliza sus mundos internos, para que las almas orantes, que se vuelven espejos con la oración, capten interiormente las señales que provienen del Divino Pensamiento de la Creación.
Es así, que el Universo Mayor intenta espejar, sobre los lagos, los impulsos que harán, de esta humanidad en transición, una raza de discípulos de la Jerarquía Espiritual.
Captando estos impulsos que provienen del universo, la consciencia humana, que se abre para despertar por medio del conocimiento, podrá recibir lo que necesita para dar nuevos pasos en el amor y en la consagración interior.
Desde lo alto de los lagos de los Himalayas, su Madre de la oración trabaja incansablemente para equilibrar el interior del mundo y de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo soy la Señora de la Luz y con esta Luz, que proviene de Dios, ilumino los caminos de Mis hijos.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz guío los caminos de los servidores de Cristo.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz deposito y derramo los Dones de Dios en las almas más necesitadas del mundo.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz establezco el Reino de los Cielos, primero en el mundo interno de cada ser y luego en la consciencia del mundo.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz les indico a Mis hijos el camino de ascensión y de redención, porque así las consciencias se liberarán del pasado.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz cumplo la promesa del surgimiento de la Nueva Humanidad.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz atraigo desde el Universo Celeste lo que más necesita la humanidad, con el fin de que surjan los nuevos patrones que harán cambiar la consciencia del mundo.
Soy la Señora de la Luz y elevo a Mis hijos hacia la Fuente del Amor. Esa Fuente puede estar más próxima del mundo cuando los corazones se rinden a Mí.
Soy la Señora de la Luz y con esta Luz decreto el comienzo de un nuevo ciclo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que se construyan los puentes de unión y de amor entre el Cielo y la Tierra para que las almas ingresen al Reino de Dios.
Que, ingresando en el Reino Sublime, los corazones comulguen de la Presencia de Dios y de Su Divina Fuente.
Que las almas, siendo santificadas, perciban la necesidad de amar más en estos tiempos y de atraer al planeta la restauración espiritual e interna que él necesita.
Que, siendo colmados por la Fuente Creadora, los corazones respondan a la gran convocatoria y que todos participen, en este tiempo, de la Gran Hermandad Celestial.
Que nadie pierda la oportunidad de alcanzar nuevos universos, para que la consciencia interior se pueda ampliar y así pueda construirse un nuevo mundo y una nueva humanidad consecuentes con su propósito y lejos de la constante indiferencia.
De esa forma, cuando todos tomen consciencia sobre la verdadera necesidad de estos tiempos, las almas se colocarán al servicio de los semejantes y el Plan de Dios finalmente se podrá ir cumpliendo, así como fue escrito.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Coloca tu fe en Dios y no en los hombres, porque la carne es débil y puede fallar.
Coloca tu fe en lo Alto y Supremo, en lo que es inmaterial y proviene de lo Divino, para que así tu consciencia se pueda ampliar.
Coloca tu fe en los Reinos y en la belleza de la Creación, en los universos, estrellas, soles y planetas, porque así hallarás la paz.
Coloca tu fe en lo desconocido, en el misterio y en el conocimiento, porque así crecerá tu espíritu.
Coloca tu fe en el servicio, en el amor y en lo incondicional, porque así conocerás la humildad.
Coloca tu fe en lo infinito, en lo puro y en lo que es bueno, porque así nunca perderás la paz.
Coloca tu fe en el silencio, en lo interno y en la perpetua oración, porque así estarás en Dios.
No coloques tus expectativas ni resultados en lo que es humano, mortal o semejante a ti. Coloca tu fe en lo que es de Cristo, en lo que irradia amor, transparencia y verdad, porque así no estarás sufriendo ni decepcionándote de todo lo que te rodea.
Coloca tu fe en la Llamada de Dios, en el camino del apostolado, en la entrega mayor y en la esperanza del surgimiento de una nueva y consagrada humanidad.
Coloca tu fe en el amor del corazón y así ayudarás a los que no viven estos principios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cada vez que oran de corazón, una espina de dolor es retirada del Corazón de Dios y una flor de luz se abre en Su Reino.
Por eso, sigan orando el Rosario todos los días para que se establezca la paz y el fin de las guerras.
Sigan orando todos los días con la fe que sus corazones pueden expresar porque, de esa forma, estarán ayudando en la liberación de todos los males del mundo.
Sigan orando con la pureza de sus corazones, para que las situaciones del planeta se reviertan y así más almas alcancen la Misericordia de Dios.
Cada oración, que es pronunciada con amor, abre las puertas para que las almas se puedan sumergir en el océano del perdón y recibir así la reconciliación con el universo.
En esta tarde, la oración del corazón alcanzó amplias esferas celestiales y la ayuda vino en auxilio de los más simples.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El mundo se preguntará: ¿por qué tendría Yo que venir a un lugar en el cual ya estuve, en donde la fe está viva y las almas buscan Mi Inmaculado Corazón?
Aquí estoy, hijos Míos, para renovar los corazones de los hombres y reorientar sus metas, volver a encender su fe y traerles una cura que va más allá del cuerpo.
Mi Inmaculado Corazón llega para instituir una cura universal, celestial y divina, que llega a lo profundo de los seres y se refleja en sus almas y corazones como un despertar a la vida superior.
La humanidad aún está muy presa de sí misma, hijos; y las cosas de Dios solo le interesan a los hombres si les traen algún beneficio.
Vengo porque Francia necesita despertar. El agua que hice brotar aquí, proviene de Dios, para lavar sus espíritus y sus corazones, no solo sus cuerpos.
La mayor cura que aquí hice nacer, es la cura de la consciencia de una humanidad que estaba ciega a la Presencia Divina. Y retorno aquí porque nuevamente los hombres pusieron vendas en sus ojos y le cerraron las puertas a Dios.
Contemplen a un Dios que está más allá de las acciones humanas, y que se encuentra dentro de sus propios corazones. Un Dios que se muestra a los ojos de Sus hijos en la fortaleza de las montañas, en la pureza de las aguas, en el Espejo del corazón.
Contemplen a un Dios que les habla al espíritu y que despierta en sus interiores el potencial del verdadero amor. Un Dios que está más allá de las instituciones y creencias, y que las une a todas, si se abren a la Verdad y a la Unidad divina.
Contemplen a un Dios que está más allá de este mundo y también más allá de las estrellas. Un Dios que está, al mismo tiempo, en lo Alto y dentro de Sus criaturas. Él muestra, de esta forma, que lo Infinito que Él es, se guarda dentro de Sus hijos.
Contemplen al Dios de la Verdad, que no se limita a la mente humana y a su comprensión. Un Dios que está en los Libros Sagrados, pero que no se encierra en ellos, pues abarca a toda la vida y a lo que desconocen de ella.
Contemplen a un Dios infinito, Único y poderoso, que por Su bondad se hizo pequeño para habitar en el interior de las criaturas. Un Dios que se alegra con poco y que guarda silencio ante los grandes errores de Sus hijos, sin perder la esperanza de que ellos un día puedan retornar a Su Corazón.
Hijos Míos, contemplen con el alma a un Dios verdadero, su Padre Celestial, del cual provienen todas las cosas, y no solo este mundo.
Vean en el horizonte, el firmamento por donde Él espera que un día puedan caminar con sus espíritus redimidos y despiertos a la vida universal.
Contemplen a un Dios tan lleno de misterios como la consciencia humana. Lo que conocen de Él es tan poco como lo que conocen sobre sí mismos. Develen la presencia divina y encuentren en ella la verdad sobre su propio ser. Dejen que el corazón se eleve más allá de las fronteras espirituales y que en una oración verdadera, sienta y sepa aquello que no consigue explicar, pero que puede vivir. Esa verdad es la cura para el mundo. Este despertar a la unión con Dios, es lo que los llevará a conocer la paz.
Mis hijos están enfermos en el espíritu, en la mente y en el cuerpo, porque no conocen a Dios, y así tampoco se conocen a sí mismos ni su propio destino, ni al verdadero potencial que se oculta en su interior.
Aquí estoy, hijos amados, para revelarles que la verdad se encuentra en las cosas simples y sinceras del corazón. Vine para pedirles que aprendan a perdonar y a comprender al prójimo, para que no aparten al Creador de sus vidas, por estar vacías de amor y de sentido.
Vengo por los más jóvenes, que no consiguen encontrar a Dios, porque vinieron al mundo para traer lo nuevo y no consiguen expresarse cuando la fe no se renueva y no les muestra la puerta hacia un camino verdadero. Vengo para mostrarles ese camino, que no es una nueva religión, sino la renovación de la fe en el corazón humano, para que encuentren la Verdad y la vida universal.
Hijos Míos, más allá de todo, estoy aquí por sus esencias, porque una nación sin Dios es una nación sin vida y sin sentido espiritual. Abran los ojos, porque el Creador no se retiró de sus vidas, son los hombres los que cierran los ojos para no verlo.
Abran sus corazones y descubran en lo profundo de estas montañas la presencia divina y, en la pureza de sus aguas, escuchen a Dios que los llama para que retornen a Su Corazón.
Si escuchan Mi llamado, habrá un tiempo de paz para que los corazones se fortalezcan ante la Justicia.
Yo los amo y los bendigo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz e Inmaculada Concepción
Hoy vengo con el Cetro de Dios en Mis manos, para aplacar nuevamente las injusticias del mundo, revelando la verdad a los corazones de los hombres, renovando su fe y lavando sus almas para que puedan restablecer su vínculo con el Padre.
He aquí, hijos Míos, a la Señora Vestida de Sol, que nuevamente posa Sus pies sobre el mundo, apartando de él, el mal y la falsedad, que ciegan los ojos de aquellos que vinieron para vivir el Amor.
El Universo entero se detiene para contemplar la Presencia de Su Divina Señora en la Tierra, la que, en humildad, viene a advertirles a Sus hijos que ya no es tiempo de intentar engañar a Dios ni a sí mismos, proclamando una falsa fe, que engrandece a los hombres y no al Creador de todas las cosas.
Vengo a ayudar a erguir a los justos y a los simples con Mis santas manos, para devolverles la paz que perdieron por no encontrar en la Tierra un ejemplo que fortalezca su fe.
Vengo, hijos, para colocar sus ojos nuevamente ante el ejemplo de Cristo y a buscar en Él, que hoy está más allá de las estrellas y los contempla desde el Infinito, el único Camino, Verdad y Vida.
Vengo a renovar el Evangelio de Mi Hijo, con las Palabras que Dios le entrega a Sus criaturas a través de Sus Mensajeros, porque es hora de que sean guiados por Dios y no más por los hombres.
Es tiempo de renovar la fe, retirar las barreras que los estancaron en el tiempo, aprisionados en la limitación de la mente humana. Yo vengo, amados hijos, para retirarlos de los muros de la ignorancia, y que ya no encierren las palabras y designios divinos en una comprensión humana.
No limiten a Dios a una doctrina, no encierren su propia fe en las palabras humanas. Busquen la renovación constante que proviene de la unidad con el Todo, de la unidad de los unos con los otros y con toda la Vida, con el Universo que los aguarda más allá de este mundo.
Hoy vengo con el Cetro de Dios en Mis manos, porque el Creador Me pidió que sea Su Intercesora en este tiempo y en este lugar. Me concedió Su Poder de Renovación para que la humanidad despierte y vea en el horizonte el verdadero sentido de su existencia.
Hijos, el Evangelio de Cristo no terminó en la Cruz y en la Resurrección. Él sigue escribiendo en el Universo la vivencia de las Nuevas Leyes. Él sigue construyendo, más allá de las dimensiones, un Reino que existe no solo para transformar a la Tierra y a la vida humana, sino a toda la Creación.
Nuestro Señor vino al mundo por un Propósito mucho mayor, y les habló en símbolos y parábolas, que muy pocos pudieron comprender, y mucho de lo que Él dijo no se encuentra en los Libros Sagrados, sino solo en la memoria, en la consciencia y en el corazón humano.
El Evangelio universal se está escribiendo, y Dios invita a los hombres a leer, en el Cielo, las Nuevas Leyes de la vida, que en verdad son la vivencia pura de lo que Cristo les enseñó en la Tierra.
Si vivieran lo que Él les enseñó, lo poco que saben de lo que Él dejó en el mundo, podrán encontrar la puerta que se abre hacia el Cosmos. Porque, aquel que verdaderamente vive la Enseñanza de Cristo, no puede permanecer encerrado en la comprensión y en la limitación humana; su consciencia se expande y su corazón tiene sed de una verdad que desconoce.
Vengo para revelarles, en este tiempo, esta verdad, para todos aquellos que, en los cuatro puntos del mundo, están sedientos y confusos, están buscando una respuesta y no encuentran en este mundo nada que los sacie, nada que les responda.
Aquí estoy, hijos Míos, con el Cetro de Dios en Mis manos, que es el Cetro de la unidad y no de la separatividad. Es el Cetro que les revela la verdad sobre el corazón humano y los invita a ingresar en este misterio universal; es el Cetro que une las religiones, las culturas y las naciones en un único propósito, que es la vivencia del Amor y el retorno al Origen.
Déjense tocar hoy por el Cetro de Dios, que desvanece la mentira y la vanidad, y los torna cristalinos delante del Padre. Este Cetro los purifica y los eleva de los abismos, de los abismos del mundo, para que encuentren en Dios el sentido de su existencia.
Con el Cetro de Dios en Mis manos, Yo los bendigo y los renuevo, para que caminen Conmigo rumbo a un nuevo despertar, que no busca otra cosa, si no devolverles la paz y la verdad.
Los amo hoy y siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si la naturaleza fuera más amada y respetada, tal vez el mundo no se purificaría ni tampoco la humanidad. Eso evitaría que la Creación fuera alterada todo el tiempo por la mano del hombre.
Si la naturaleza fuera más amada y cuidada por la humanidad, reinaría la paz y habría más tiempos de gozo, de alegría y de júbilo.
Si la naturaleza fuera más amada y no destruida, no habría causa ni motivo de que hayan ideas de guerras ni de llevarlas adelante, porque no sería necesario sufrir ni padecer.
Si la naturaleza y los Reinos menores fueran amados y contemplados, tal vez no sería necesario vivir la transición de la Tierra y no tendría sentido comenzar una nueva humanidad.
Si en verdad esta humanidad actual no sacrificara tanto a los Reinos, si la naturaleza fuera más amada y los Reinos más protegidos, no sería necesario vivir una definición porque todo estaría en armonía y en unidad con la vida creada.
Si la naturaleza y los Reinos fueran verdaderamente amados, no habría necesidad de sufrir, de aprender ni de morir porque todo estaría en equilibrio con el universo.
Si la naturaleza y los Reinos fueran considerados parte de la Consciencia Divina, el mal no estaría en el mundo y tampoco actuaría en la mente humana porque cualquier criatura podría estar unida a la Fuente del Creador.
Pero la humanidad ya escogió lo contrario y ha decidido continuar por el camino del dolor y no por el camino del amor. Por eso, el cambio en la humanidad será tan semejante y grande a la deuda impagable que la raza ha generado con los Reinos de la Naturaleza. Es así que ese movimiento universal destrabará la cadena de evolución espiritual de los últimos tiempos.
¡Les agradezco por contemplar con amor a los Reinos de la Creación!
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más