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Vacía tu corazón y tu mente de todo concepto de santidad y de vida espiritual, y solo ora, hijo, para que Dios, con Su Gracia y a través de Su Espíritu, madure tu consciencia y te muestre el camino que debes recorrer en tu mundo interior para que cumplas Su Voluntad y seas Su instrumento.
Vacía tu corazón y tu mente de todos los condicionamientos que tú mismo le impusiste a tu consciencia para vivir el camino espiritual y considerarte un ser que recorre verdaderamente este camino.
Uno de los grandes engaños que el enemigo deposita en las almas, en este tiempo, es la insatisfacción con uno mismo, la incapacidad de percibir los frutos del propio esfuerzo y la sensación constante de no conseguir llegar a la meta que Dios les propone, sea material o espiritual.
A lo largo de los tiempos, la humanidad construyó y cultivó el sentido de perfección y de realización, los conceptos que hacen de un ser un verdadero instrumento de Dios. Pero hoy, te digo, hijo, que ningún concepto encajará en la vivencia del final de los tiempos y que los santos de los últimos días serán conocidos no por su perfección, sino por su capacidad de amar y de perseverar, a pesar de todos los asedios que se viven en cada uno de los niveles de la consciencia.
Mientras los ojos de los hombres no sean capaces de ver y percibir los niveles inmateriales de su consciencia, vivirán confundidos por las batallas que se traban en el plano astral, mental y espiritual. Y aunque no las vean ni las perciban, esas batallas seguirán aconteciendo cada vez más intensamente.
Y una de las formas de batallar, que el enemigo encontró en estos tiempos, es haciendo que los seres humanos se distancien cada vez más de su potencial y se sientan incapaces, indignos, imperfectos e insatisfechos con el propio ser, con el propio esfuerzo, con la propia vida.
Y así se va sepultando, día a día, la verdad interior que habita en los seres. Así se sepulta, día a día, su capacidad de superación, su esencia divina, su posibilidad de ir más allá de los engaños del enemigo.
Por eso, hoy te digo, hijo, que para comenzar a recorrer el camino de la victoria de Cristo en tu interior, vacía tu corazón y tu mente de conceptos de perfección y de santidad.
Vacía tu corazón y tu mente de todo aquello que crees que debes ser. No busques una meta para ti en este mundo, mas solo ora para que el Propósito que tiene Dios para ti, único e inmutable, Voluntad Divina inalterable para tu consciencia, descienda sobre ti y, con eso que eres, haga Su milagro y se manifieste por completo.
Deja, hijo, que lo desconocido te abrace y, en tiempos en los que nadie tiene una respuesta o una solución para lo que vendrá sobre el mundo, que el Propósito de Dios, vivo en tu interior, te muestre qué hacer, cómo actuar, cómo vivir y cómo ser un instrumento verdadero en Sus Manos.
Ya no sufras por lo que no eres, por lo que no consigues ser, mas solo deja que Dios construya en ti lo que solo tú puedes manifestar en el mundo, que una partícula del Amor Divino y del Don Divino de Su Creación en la vida se renueven a través de tu ser.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más