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La Comandante Celestial
He aquí la Comandante Celestial, quien lleva estampada sobre Su Corazón Maternal la Sagrada Estrella de la Hermandad.
He aquí la Comandante Celestial, la que comanda ejércitos de ángeles y de almas en este Universo, para poder establecer largos periodos de paz.
He aquí la Comandante Celestial, la que lleva adelante junto a Su Amado Hijo el Plan de Rescate; la que construye, por medio de las oraciones de todos Sus hijos, los puentes de luz y los lazos fraternos de amor.
He aquí la Comandante Celestial, la que obra silenciosamente en este Universo, la que enciende los Espejos de los corazones para que las almas sientan el ardor del Amor de Cristo.
He aquí la Comandante Celestial, la que busca el bien de Sus hijos, la que promueve la oración redentora, la Madre que siempre los aproximará a Dios.
He aquí la Comandante Celestial, la que desciende del Reino de los Cielos para conceder a los corazones una Gracia, la que acompaña, ayuda y comprende a Sus semejantes.
He aquí la Comandante Celestial, la que lleva consigo la Espada de Luz de los Arcángeles del Cielo, con el fin de expulsar los espíritus invasores para apartar a las almas del camino de la perdición.
He aquí la Comandante Celestial, la que lleva entre Sus Manos el Escudo del Arcángel Miguel para poder defender a Sus hijos durante las batallas, la que protege y ampara a las almas inocentes.
He aquí la Comandante Celestial, la que intercede por las causas imposibles, la que defiende a las almas durante su juicio, la que concede a los corazones momentos de paz.
He aquí la Comandante Celestial, la que eleva a las consciencias hacia lo que es verdadero, la que impide en este mundo la destrucción, la que guía y acompaña el despertar interior de las almas.
He aquí la Comandante Celestial, la que trae del Universo los Dones de Dios para derramarlos sobre el mundo como infinitas Gracias, la Madre que presenta las ofrendas de Sus hijos a Dios.
He aquí la Comandante Celestial, la que interrelaciona los Universos para que los Rayos transfiguren, de tiempo en tiempo, al planeta; la Comandante que transmuta, de ciclo en ciclo, el caos de la humanidad.
He aquí la Comandante Celestial, la que gesta en Su Vientre purísimo el surgimiento de una nueva humanidad, la que mostrará al mundo la puerta por donde retornará Cristo.
He aquí la incansable Comandante Celestial, la que bautiza a Sus hijos con el Espíritu Santo, la Madre que concede la reconciliación interior.
He aquí la Comandante Celestial, la que hoy desciende en Gloria sobre este Centro Mariano para poder abrir los ojos de Sus hijos y mostrarles el verdadero camino del espíritu, el camino de la perpetua oración.
He aquí la Comandante Celestial, la Patrona del Brasil, la Señora Aparecida, la Madre Bondadosa que protege el espíritu de las naciones.
Que hoy, en el día de Su fiesta celestial, las almas reciban de la Señora Aparecida, la fuerza suficiente del amor para poder vivir los cambios que llegarán.
He aquí la Comandante Celestial, la que prepara a las almas para el Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Repitamos:
Ven, Humildad de Dios
y fortalece mi vida.
Ven, Humildad de Dios
y hazme nada en Tu Esencia Divina.
Amén.
Y ahora, a pedido de Cristo, la haremos juntos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo con todos los Rayos de Mi Gloria hacia ustedes, Rayos más brillantes y dorados que todo este altar, que todos los soles que existen en el Universo; más brillantes que todas las estrellas, que toda la vida y que toda la esencia.
Esta es la Humildad de Dios en Mi Corazón, que hace posible lo imposible, que convierte el pecado en amor y que disuelve el error por medio de la Divina Misericordia.
Estos son los Rayos de la Divina Humildad de Dios, que los formarán, que los fortalecerán y que los animarán a seguir, en estos tiempos, el camino del apostolado que hoy les indico, al cual se han ofrecido por medio de sus intenciones en esta simple cesta.
Vengo a traerles el Don de la Humildad de Dios, el que ha permitido toda la existencia; porque en la Humildad de Dios está el amor y en el amor está la Sagrada Unidad, que es la Fuente de expresión de todas las cosas.
Vengo con Mi Corazón resplandeciente en este día, sintiendo el gozo profundo de sus almas por estar abriéndome los caminos para que Yo los pueda recorrer, junto a ustedes, en esta sagrada misión planetaria.
Vengo a entregar el Don de la Divina Humildad de Dios a todas las almas, especialmente a las buscadoras de la Verdad, a aquellas que aún no se sienten plenas en el Señor.
Hoy vengo a pedirles, amados compañeros, que no miren más sus errores; que miren en ustedes las virtudes, las santas virtudes de la transformación interior, no para vanagloriarse ni tampoco para engrandecerse.
El Don de la Divina Humildad de Dios les permitirá realizar Mi Obra y cumplirla en cada etapa, así como lo tiene previsto Mi Sagrado Corazón.
En esta Sagrada Humildad de Dios, en esta Divina Humildad del Padre, se encuentra la renovación de sus vidas.
Porque si viven en la Humildad de Dios mientras estén en esta superficie del planeta y ante estos tiempos caóticos, nada más importará.
Que sus corazones y vidas puedan ser fuentes e instrumentos de esa Divina Humildad.
Hoy, he decidido venir antes del tiempo previsto, porque la Gracia Me lo ha permitido y porque sus corazones aspiraron a encontrarme en su interior, pleno y vivo.
Los invito, compañeros, a buscar, en estos tiempos, la Divina Humildad de Dios.
Recuerden que, en el día de ayer, Yo les dije que depositaría en sus manos Mis Designios; este es el primero y el fundamental, porque en la Divina Humildad de Dios siempre encontrarán la salida ante las dificultades y todas las pruebas que puedan atravesar y vivir en este tiempo.
Los animo a no tener miedo, sino a fortalecer su confianza en Mi Corazón misericordioso.
Estoy viendo en sus vidas, finalmente, las Virtudes de Dios, el espíritu de la realización de Mi Obra en las almas más imperfectas de este planeta y en los espíritus que estuvieron muy lejos de Dios, hace mucho tiempo.
Por eso, les vengo a demostrar que es posible vivir en la Divina Humildad de Dios. Eso siempre los unificará como hermanos y Mi adversario no colocará su mano para intentar destruir Mis Planes en ustedes.
Ya han construido en ustedes, en estos últimos cincuenta encuentros, el Don de la Fortaleza, que los lleva siempre a tener más sabiduría en el momento de tomar decisiones importantes en sus vidas.
Un ejemplo de todo esto son los Adoradores de Mi Santísimo Cuerpo Eucarístico.
Vean cómo Yo no he hecho nada, sino cómo ustedes lo hicieron todo por medio de su constancia, de su perseverancia, de su fe; superando obstáculos, internos y externos; superando barreras, límites y todas las perturbaciones posibles, para poder finalmente unirse a Mí en la Sagrada Fuente de la Eucaristía de Mi Corazón.
Es así, que hoy vengo como Sacerdote Mayor, para celebrar este momento con cada uno de ustedes, por la humanidad, por todos los pueblos y todas las razas, por todas las naciones del mundo; más aún por aquellos que están lejos de Dios, en su profunda oscuridad.
Hoy, quiero que sus corazones sean relicarios, que se conviertan en tabernáculos, para que Yo pueda depositar la Eucaristía de Mi Corazón en la más perfecta unidad con sus esencias.
Vengo así, a tejer, simbólicamente, con hilos de oro, desde Mi Corazón hacia cada uno de sus corazones; trayéndoles los Dones del Espíritu Santo, que se han mostrado verdaderamente en sus almas, en cada grupo de oración y en cada grupo de servicio, que sostiene, perpetuamente, Mi estandarte de la Paz.
Vendrán tempestades, la Tierra temblará, el universo gritará y se escucharán cosas espantosas, pero les pido que, en este encuentro número cincuenta, sus corazones no vacilen, sino que pongan en práctica las virtudes espirituales que han adquirido por medio de la oración, de la comunión y de la Adoración a Mi Sagrado Corazón. Eso los hará invencibles, a pesar de cualquier locura. Eso los hará fuertes, a pesar de cualquier embate.
Aunque Cielo y Tierra pasen, Mis Palabras se perpetuarán en aquellos que han creído en ellas, porque serán victoriosos como es victorioso Su Rey del Universo y cada esencia divina que vibra en este universo sideral.
Vengo a darles fuerza, coraje, valentía, entusiasmo y una inextinguible motivación para los tiempos difíciles que llegarán.
No puedo negarles los tres días de oscuridad. Ustedes deberán ser Mi Luz en el mundo, más brillante que el Sol y que todas las estrellas porque así, serán faroles en el mundo que iluminarán en la noche a todas las esencias caídas y a los ángeles del universo que vendrán en auxilio de la humanidad para retirarla de su abismo y de su derrota.
Enviaré, entonces, al Arcángel Rafael para que Él los cure, todavía en este tiempo que resta.
Enviaré al Arcángel Gabriel para que en sus mundos internos se anuncie la Palabra de Dios y sepan estar, actuar y proceder en donde Yo lo necesite.
Enviaré al Arcángel Miguel para que sus almas se conviertan en una luminosa espada que cortará las tempestades, disolverá los abismos e iluminará los caminos de los que están en tribulación.
Por eso, Mi Madre Santísima se anuncia en este tiempo para dar el mensaje de Mi Retorno.
La última fase que vivirá la humanidad será un servicio mayor y exigente, hasta que todo suceda.
Esa será la hora de que se refugien en Mi Corazón, para que el Señor, el Todopoderoso, los ampare y los guarde de todo mal.
Pero les pediré una última cosa en ese momento, que oren por los que permanecerán en la oscuridad y que partirán de este mundo en tinieblas, porque han buscado ese destino para sus vidas.
Nadie podrá salvarse del Juicio Universal. Será necesario pasar por eso porque de lo contrario no podrá existir una Nueva Humanidad.
Yo los preparo para que sean parte de esa Nueva Humanidad, para que crean que podrán serlo por encima de todas las cosas y, principalmente, para que dejen de sentirse como estrellas caídas porque ahora ya son estrellas redimidas por la Gloria de Mi Corazón.
Acepten entonces, en esta tarde, esta Comunión Conmigo para que podamos prepararnos para ese próximo tiempo con total consciencia y discernimiento.
Hoy vengo a oficiar, a través de los Sacerdotes, estos sagrados Sacramentos que servirán de impulso espiritual para las almas, de cura y de renovación para todos los que los vivan interiormente.
Hoy no quiero hablarles del mal que hace el mundo, por mayor que sea. Hoy quiero quedarme en el regocijo de sus corazones al haber confiado en Mi santa Palabra; por más que no Me vean, por más que no realice grandes fenómenos o milagros ante ustedes, porque el verdadero milagro es la conversión y la redención de sus corazones; así se cumplirá Mi Voluntad.
Celebremos entonces, hijos de Mi Padre, esta coyuntura especial en la que Mi Corazón es el Portal hacia el Cielo para cada uno de ustedes, el Cielo atraviesa Mi Corazón para llegar hasta aquí y unirse a sus almas.
Entremos, entonces, en el júbilo de Mi Reino Celestial, en donde he preparado una morada para cada uno de ustedes, después de esta vida.
¿Aceptan esa Morada de Dios?
¿Aceptan ir Conmigo al Paraíso?
Entonces Mi Obra se cumplirá aún más, contaré con ustedes, paso a paso, en todo lo que necesite para realizar el Proyecto Redentor.
En esta tarde, sientan el gozo de estar Conmigo y, a través de esta unión, disuelvan el mal de la humanidad.
Ustedes son almas al servicio del Padre, vivan en el espíritu de Su Santa Humildad y la Tierra será repoblada de Nuevos Cristos.
Ahora consagraré los elementos y también a los que hoy se consagrarán, después de haber vivido este ejercicio de Adoración, a Mi Corazón Eucarístico y Divino.
Que este ejercicio se cumpla hasta el fin de sus vidas, para que más almas sientan el magnetismo de vivir, como ustedes, la sagrada Adoración, trayendo el Universo de Dios a la Tierra con una simple mirada a Mi Eucarístico Corazón, lleno de bondad, de Misericordia y de un profundo amor que he sentido de ustedes en muchos momentos.
Esto es lo que Me hace retornar aquí, porque ya no sería posible por todo lo que hace el mundo y su humanidad, por todo lo que promueve esta raza de superficie en la Creación y en los Reinos de la Naturaleza.
Finalmente, compañeros, con Mi Mano sobre Mi Corazón, puedo decir que ustedes ya son parte de Mis Manos y de Mis Pies, y Yo Soy en ustedes, en esta Obra de redención planetaria, por medio de los grupos de oración, de los peregrinos y de los miembros que forman parte de Mi Red-Luz universal.
Brillen como soles todo el tiempo.
Brillen como almas y como esencias, y sus dificultades se disolverán.
Brillen como han brillado los Adoradores y sigan haciéndolo para que Me superen en el Amor y en todo lo que Yo he vivido por ustedes durante Mi Sagrada Pasión, porque creo que es posible que Me puedan superar en el Amor.
En el Nombre de Mi Padre, ¡aleluya!
No seguiré emanando más Amor porque podrían ahogarse.
Soy exigente, pero amo todo lo que contemplo, todo lo que busco y a quien llamo para servirme.
Celebremos esta alianza entre el Cielo y la Tierra. Celebremos esta alianza entre Dios y Sus pacificadores a fin de que exista un mayor tiempo de paz en este planeta.
Ahora, para que los ángeles transubstancien los elementos entonaremos el cántico Aleluya, así como lo han entonado con el gozo de sus corazones ante Mi Presencia sacerdotal. Los escucho.
Me siento feliz cuando las almas se consagran y el Plan de Mi Padre se realiza y se manifiesta en las cosas más simples y humildes. Este es el fiel ejemplo de que siempre allí, encontrarán el Reino de Dios.
Todos pueden ser Adoradores de Mi Corazón siguiendo los principios de la Orden que Yo he fundado, en estricta obediencia. Eso testimonia que Yo estoy aquí presente, obrando y trabajando por medio de sus corazones y vidas. Esto es lo que hará siempre que Mi Obra en la humanidad sea eterna.
Les agradezco ante la presencia de los ángeles y de los coros de Dios.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Antes de irme de aquí, también quiero que glorifiquen este momento por medio de una simple canción para que, a través de ella, Yo pueda hacer llover mucho más amor en el mundo.
Les agradezco.
Canción: Lluvia de Amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Muestro, en los planos internos, Mi experiencia de la Pasión, porque necesito que las fuerzas más contrarias de este planeta aprendan a redimirse y a convertirse en Luz. Y aunque esto parezca imposible para el mundo, cuando el Cetro de Dios sea tomado por Mi Mano y su Maestro descienda al mundo, terminará la oscuridad.
Ya no verán más rostros con lágrimas, ni personas en sufrimiento, porque el planeta ya se habrá purificado, ya habrá pasado por la última fase, la más aguda para la humanidad. Y así verán en el Cielo las señales que otras veces les he revelado; señales que indicarán un nuevo tiempo para el despertar de una nueva consciencia.
El Nuevo Testamento se cumplirá, porque en estos tiempos Yo he reescrito la historia en las almas que Me escuchan, en los corazones que están en Mí en solemnidad, en los espíritus que Me adoran perpetuamente.
El Arcángel Gabriel vendrá, trayendo las Tablas de la Ley; y así, lo que nunca ha conocido la humanidad, será revelado al mundo: son las Tablas de Dios, las Leyes eternas que se viven en Su Universo Celestial.
Ese será el momento en el que el mundo entrará en juicio y su Maestro y Pastor presenciará este acontecimiento.
Pero de un lugar muy desconocido vendrá la Mujer vestida de Sol, trayendo debajo de Su manto millones de estrellas caídas, las cuales, como esencias, depositará a los Pies del Creador.
Y ante los Santos Arcángeles, en un cierto momento, verán una señal muy fuerte, como cientos de tormentas juntas, que explotan en los Cielos para emanar la Luz.
Este será San Miguel Arcángel, quien enterrará Su Espada de Luz en el planeta, quemando las últimas entrañas de la perdición; y todo lo que fue su rival será vencido por el testimonio de Su Infinito Amor a la Fuente Suprema.
En ese tiempo, las almas ya no se sentirán perdidas, ni tampoco con falta de guía, porque su Rey estará aquí para encomendarles nuevos desafíos, para cumplir nuevas metas, para manifestar la Nueva Humanidad, que estará llena de gratitudes, que será vivificada por el Amor, el Amor que siempre ha vencido a través de todos los tiempos.
Y la Mujer vestida de Sol intercederá por última vez, después de haber escapado, al desierto, de la gran bestia que busca a Sus hijos.
Pero el tenebroso se confundirá, porque sus estrellas caídas, las últimas estrellas rescatadas, se volverán parte de Su Corona de Luz, de la Corona de Luz de la Gran Señora de todos los tiempos.
Esa Corona iluminará al planeta, iluminará a las naciones, colmará de Gracia a los espíritus que nunca recibieron una oportunidad.
Su Maestro también será testigo de esto. Él escribirá con Su propia Mano en el Libro de Dios este gran acontecimiento, en donde la Dama de la Luz habrá triunfado sobre el mal.
Los que han sido marcados por el Sello de Dios serán reconocidos en este próximo tiempo y muchos no creerán que esto es posible. Por eso, el Hijo del Hombre viene de nuevo a su encuentro, para gestar en las esencias este momento, momento que es inmaterial y que se volverá material en todo este mundo.
Cuando el Arcángel Gabriel llegue con las Tablas de la Ley, muchas cosas terminarán y los que han vivido el martirio de los tiempos, serán liberados de su cautiverio.
Ya no habrá hombre o mujer en este mundo que pueda gobernar el planeta, porque el Todopoderoso se mostrará a través de la Resplandecencia de Su Divino Hijo.
Todas las culturas y los pueblos lo reconocerán, porque sabrán que Él proviene de la Fuente del Amor, de donde todo ha surgido y comenzado.
Por eso, están siendo sacramentados en este tiempo. No piensen que un Sacramento es un sacramento más, porque si sus hermanos lo viven, también ustedes lo estarán viviendo.
Los invito a entrar en Comunión eterna, para poder comprender el Conocimiento Divino.
Éstas ya son Mis últimas Palabras para el mundo, Mi tarea está finalizando, y cuando ella finalice, deberán entrar en vigilia, porque a partir de allí, todo sucederá.
Hoy les estoy diciendo esto, de verdad, no para que teman, sino para que crezcan en consciencia y siempre, siempre salgan de sí. Y así podrán ver cuál es la verdadera realidad.
Muchos vendrán a golpear a sus puertas de diversas formas, para preguntar ¿qué es lo que han vivido aquí? Algunos buscarán auxilio y otros buscarán hacerles perder la fe que viven en Mí.
Ese será el momento en donde el mundo estará en prueba, y si Juan, el que Me bautizó en el río Jordán, dio su cabeza por Mí, ¿quién la dará ahora por Mí?
Mi Proyecto en este tiempo es osado, pero Mi Victoria es desconocida por Mi eterno rival.
Vengo a hacer de sus vidas una nueva morada, para que puedan estar fortalecidos. Y aunque a veces sientan que muchas veces he dicho estas palabras, pregúntense a sí mismos si en verdad las han escuchado con atención. Yo vengo a repetir lo que la humanidad aún no ha aprendido, porque es necesario crecer interiormente, para ser un soldado de la Luz en el fin de los tiempos.
No piensen ahora quién dará la cabeza por Mí, porque no dejaré que eso suceda. Ya mucha sangre corre en este mundo a través de las guerras y muchos inocentes padecen todas las cosas inimaginables de los que quieren gobernar.
Yo les traigo el verdadero Gobierno del Universo, el que está lejos de la mentira y del engaño, de la ilusión o de la apariencia, del materialismo y de la impunidad.
Yo quisiera que pudieran entrar en este Gobierno Universal, el que está formado por muchas Consciencias de la Luz.
Ha llegado el momento para que en este mes de agosto, ingresen en el ámbito de la Hermandad y que sus vidas, en la superficie de esta Tierra, sean espejos de los Centros de Amor, de todas las islas de salvación que iré activando en el fin de estos tiempos.
Por eso, todo lo que vivan ofrézcanlo a Mí, como un sacrificio, como una oportunidad de madurar en el amor y de expandir la consciencia, más allá de las estrellas.
No quisiera que salgan de aquí distraídos, sintiendo y pensando lo mismo, sino creciendo en la Verdad que los hará libres, así como la humanidad necesita estar libre de su propia enfermedad espiritual.
Vengo a darles la cura que necesitan, pero también vengo a ofrecerles la entrega que necesitan, porque eso los hará más misericordiosos, plenos en la Unidad y en la Gracia.
No todos estarán cuando el Juicio Universal acontezca. Eso no significa que demore, porque los primeros pasos de ese Juicio ya comenzaron. Pero, sí, todos serán llamados, independientemente del lugar en donde se encuentren, o el plano de consciencia en que habiten.
Todos, absolutamente todos, serán llamados por Mí; los creyentes y los no creyentes, los ateos, los humildes, los pacificadores y también los que han engañado, a través de los tiempos, a esta humanidad.
Gabriel Arcángel los llamará a todos y Miguel Arcángel ordenará las filas de este Juicio Universal. A través de Su espada y de la emanación de Su Luz, indicará a los diferentes contingentes en donde deberán estar, para declarar ante el Universo.
En ese momento, será la amorosa Justicia Divina la que actuará y nadie1, nadie escapará de esa Justicia.
Dichosos serán los que hayan seguido a la Dama de la Luz, porque estarán en los caminos correctos, en los senderos que los llevarán al Reino de Dios.
El último que será llamado es el padre que ha caído, uno de los doce arcángeles, pero la Tierra en ese momento estará un poco más elevada; cosas inimaginables se verán, porque es su propio infierno, el que se verá en la superficie.
El planeta estará en un fuego oro rubí, mil veces más que un atardecer. Eso llamará la atención de la humanidad, porque todos ya sabrán que estarán siendo juzgados, no como un castigo, sino como una oportunidad de cambiar, y de vivir nuevas instrucciones, en otros puntos del Universo.
Sé que no todos comprenden lo que hoy estoy diciendo.
Para que puedan comprender lo que les digo, a través de tantos símbolos, repasen Mis Palabras cuantas veces sea necesario, porque recuerden que Mis Palabras no se desperdician y si ellas se pierden de ustedes, es porque no están atentos, para poder crecer en consciencia.
Les confieso que cuento con una sola Mano los que leen todos Mis Mensajes.
No estoy reclamando su falta de amor a Mi eterno Plan, a la Instrucción Divina y al Sagrado Conocimiento. Lo más importante para Mí es que sus corazones crezcan y se expandan en el Amor, así como hoy lo han demostrado, trayendo al mundo la esperanza.
No se sientan juzgados. Soy el Señor de la Divina Misericordia y en Mis Palabras está la Misericordia, por más directas que parezcan.
Abro Mi Corazón de Luz en esta tarde de este mes de agosto, para revelarles los Misterios que están muy distantes de las almas, muy lejos de la verdadera consciencia. Pero sus oraciones han permitido esto.
Después de cuarenta y nueve encuentros, hoy les puedo decir todas estas cosas, porque sus corazones están más blandos, más flexibles, para escuchar la Palabra de su Señor. Si Yo les hubiera dicho esto en la primera Maratón de la Divina Misericordia, ya me hubieran dejado atrás, o habrían pensado que todo esto era una gran mentira.
Vean, a través de Mi Presencia, la Presencia de Dios, la Paciencia del Padre, el Amor del Hijo y la Sabiduría del Espíritu Santo.
Ustedes tienen la llave, a través de la oración, para cambiar el mundo. Por eso Mi Santa Madre, a través de los tiempos, les ha repetido: oren con el corazón y no se cansen de hacerlo, porque si oran, no se equivocarán ni tampoco saldrán de la Ley, así como sale el mundo todos los días, abandonando el Amor del Universo y la Misericordia del Padre.
Sus corazones misioneros ya están listos para saber la Verdad y saber, con consciencia, difundirla, sin alterar Mis Palabras, sin modificar Mi Mensaje, porque podría ser letal.
Escojo cada palabra con amor, para poder pronunciarla a Mis compañeros. Porque cada palabra que sale de Mis Labios es Agua Viva.
Si Yo vengo de la Fuente, ustedes deben saciarse a través de Mí, no porque Yo sea mejor que ustedes.
Yo Soy el Gran Esclavo de Dios, aquel que se ha entregado para redimir al mundo.
Yo Soy Jesús, el Nazareno, pero también Soy el Cristo Universal.
Mi Consciencia se ha elevado al Padre para que en el fin de estos tiempos, Yo pueda elevar a la humanidad de su desvío permanente.
Sientan gozo con todo lo que les digo, porque están despertando a una realidad que es desconocida por la mayoría del mundo.
Vengo así, a entregarles a través de estas palabras, las revelaciones del Cristo Glorificado para el fin de estos tiempos.
Recuerden que ustedes firmaron el compromiso de estar aquí, en este tiempo, y en esta humanidad, viviendo esta transición de todo el planeta.
De ustedes podrá surgir la posibilidad de cambiarlo todo.
De ustedes podrá surgir la Gracia de poder amar más allá de lo que ama este mundo, así como ama el Padre.
A través de Mis Llagas, vengo a dejar las señales para los últimos tiempos.
A través de Mi Corazón, vengo a entregarles el símbolo para su despertar.
Nunca dejen de ser corazones sinceros, porque así estarán protegidos de ustedes mismos.
Sean como Mi Corazón sincero que viene, en este tiempo, para transformarlo todo, para hacer de esta humanidad una civilización rescatable de las más profundas miserias, de los más extensos abismos, en donde Mi Amor triunfará.
Quiero escuchar sus corazones sinceros a través de esta Gloria que está descendiendo, para que muchos más corazones despierten a la definición de estos tiempos, de estar en el amor, o en la indiferencia.
Quiero escuchar sus corazones sinceros, como si le cantaran a un niño que debe aprender a sobrevivir en estos tiempos.
Canten esta canción suavemente, mientras sus corazones se sinceran con el Mío; porque la gran definición está llegando para este mundo en llamas, en donde los pacificadores deberán alcanzar la meta para que se establezca el Reino de Dios.
Los escucho.
Nos ponemos de pie.
Ora por el mundo...
https://mensajerosdivinos.org/sites/default/files/eps_canticos_cj_mayo_2... canto No. 93
Desde lo más íntimo de Mi Corazón dejo la Paz para ustedes, para todo el mundo. Amén.
Que el Señor siempre los bendiga, los guarde y los haga felices en Su Reino Celestial.
Que sus pies estén libres para caminar hacia el futuro cercano, en donde los nuevos cristos repoblarán el Planeta. Que así sea.
Colocamos nuestras manos en señal de recepción.
Reciban de lo más sublime de Mi Consciencia los dones de la Luz, los que harán de los siervos de Cristo almas comprometidas con Mi Plan de Amor y de Redención.
Que esta Luz que hoy deposito sobre sus manos sea preciosamente cuidada.
Llamen por esta Luz cuando estén en prueba, o en algún conflicto, porque sepan que Mi Luz, es la Luz de Mi Padre, es el Amor de la Fuente para toda esta Creación.
Ahora, guárdenla.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y por haber tenido coraje para escuchar Mis Revelaciones del fin de estos tiempos.
Recuerden ser celadores de Mis Palabras y de Mis Mensajes, porque las almas que más necesitan vendrán a su encuentro para buscar lo que ustedes encontraron. Vendrán con la esperanza de recuperar la paz, y esto es tarea de todos.
Les agradezco.
¡Gracias Señor, por cuánto nos das!
En este encuentro, te honramos Señor.
Vamos por última vez cantar Corazón Sincero ofreciendo en gratitud este cántico como una oración.
* Jesús ha bajado Sus Ojos, mira al suelo.
Fray Elías del Sagrado Corazón transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy, vengo del Cielo como la Señora del Apocalipsis, para decretar a través de Mis Palabras que el tiempo final se está aproximando y, nuevamente, el fin de un ciclo en el que la humanidad deberá estar aún más despierta para poder percibir los cambios, que no solo llegarán a la consciencia, sino también a la vida planetaria.
Soy la Señora del Apocalipsis, soy la que antecede al final del Omega, porque a partir de allí todo sucederá y nada más estará oculto.
Por eso, deben estar preparados para ese momento, con otra actitud a partir de la consciencia, porque así, esa actitud se reflejará en la vida material, y sabrán actuar con discernimiento y cautela en el momento de tomar decisiones y de llevar adelante el Plan de Mi Hijo.
No teman si ven a su alrededor a las fuerzas del caos moviéndose, actuando o interviniendo; es señal de que el fin está llegando y de que su neutralidad será importante para que, sin indiferencia, puedan hacer lo que deben hacer.
Este momento marca un tiempo inesperado para todos. La humanidad nunca pasó por esta transición y tampoco conoce de qué se trata.
Por eso, vengo a anunciar, como Señora del Apocalipsis, que todos Mis hijos deben estar despiertos en esta hora crucial para que, junto con sus Ángeles de la Guarda, puedan atravesar estos desiertos que se aproximan a la consciencia planetaria, en donde será muy necesaria la Misericordia de Dios.
Ya no teman por lo que se mueve dentro o fuera de ustedes, por lo que es impuro, imperfecto o infiel.
Aférrense a Mi Manto Solar, Yo los levantaré del suelo para que caminen junto con su Madre del Apocalipsis hacia la finalización de una etapa que recién ha comenzado.
Mientras tanto, mantengan un espíritu de esperanza y proyecten hacia el futuro todo lo bueno que podrá suceder cuando muchas más almas se rediman en Cristo y encuentren el sentido de sus vidas, para dejar de estar ciegas espiritualmente y encarceladas álmicamente.
Necesito que sustenten este Cetro que Yo les estoy entregando hoy, el Cetro de Dios, que moverá en este planeta todas las cosas antes de que retorne Mi amado Hijo, el Cristo.
Por eso, los apóstoles no pueden estar dispersos, perturbados ni tampoco alarmados por lo que sucede a su alrededor.
En estos tiempos, deben mantener un espíritu de fe, de confianza y de amor para superar las pruebas que llegarán.
Sé que se han preguntado interiormente: ¿por qué Dios permite ciertas cosas, al punto de que las almas deban sufrir y pasar por duras pruebas?
Dios no es Quien causa el caos, sino la humanidad que es indiferente y está apartada del amor.
Ustedes, que ya han conocido cómo llegar a la Fuente, deben llegar a esa Fuente todos los días, porque si no sus espíritus se secarán y no estarán nutridos por el agua de vida que representa Mi Hijo en Su Divinidad.
Necesito que sean valientes y que aún sustenten con una mano el estandarte de Mi Paz y con la otra mano la espada redentora de Cristo; porque aún habrá que seguir luchando por un Plan que, en muchas mentes, no tiene más sentido.
Si Mi Hijo no hubiera permitido que lo derrotaran, aunque aparentemente haya sido así, Su Amor no hubiera triunfado.
Su entrega, Su incondicionalidad y Su Amor derrotaron a los enemigos; y venció el Plan, triunfando la Luz por encima de todas las tinieblas.
Abran sus ojos internos y sientan en sus corazones, profundamente, que están atravesando el momento más crucial de la pasión que vive la consciencia del planeta, que está agonizando al sentir que sus criaturas aún no viven el cambio.
Por eso, las corrientes del universo están actuando, y algunas llegan físicamente a ciertos lugares, para movilizar el estado de resistencia y del no cambio que viven algunas almas.
No piensen que están siendo castigados o que el Juicio de la Divinidad ya llegó, porque aún no se ha aproximado al mundo.
El propio caos lucha contra el propio caos; el mal se traga a sí mismo, luchando, batallando y debatiendo para saber quién tiene el primer puesto.
No permitan que los tiempos los atormenten, no dejen de mirar al sol que verdaderamente son, porque será necesario que él brille en estos tiempos de purificación y de pruebas.
Yo vengo a preparar el camino para la llegada de Mi Hijo, para el momento en el que todo estará permitido.
Realmente serán dichosos aquellos que, con suma confianza, se coloquen debajo de Mi Manto, para que su Madre Universal los pueda proteger.
Y ahora, vean a través de lo que viven en estos tiempos, que es necesario realizar un cambio interior.
No se sorprendan por lo que ven dentro de ustedes y a su alrededor. Es hora de que todo se expurgue hacia afuera a fin de que se cumpla el Proyecto de Cristo en la humanidad, y los nuevos rebaños se congreguen en la nueva Cena que celebrará el Señor.
Yo soy la Señora del Apocalipsis; y hoy vengo como Madre y Sacerdotisa de las almas que espejan, con sus oraciones, el Amor de Dios y que, tomadas de las manos junto a Mí, en un sagrado oratorio, proclaman la victoria de Cristo y Su Retorno al mundo en estos tiempos que llegarán.
Que sus labios nunca se cansen de proclamar la fe, que su camino sea pleno de Gracias y que abran sus sentidos internos para poder percibir la realidad que acongoja al mundo y lo sumerge en un profundo dolor.
No teman, ya no teman. Yo estoy aquí y soy su Madre. Es momento de que confirmen su confianza en Mi Corazón Inmaculado.
Cuando las aguas de los mares están turbulentas es señal de que todos deben estar unidos bajo el mismo propósito. Y es ese propósito y ese fin que los protegerá, porque el propósito siempre debe ser amor, servicio y entrega para que muchos más se beneficien con esto.
Hoy tengo entre Mis manos el Libro del Apocalipsis, y su Madre Celeste lee las revelaciones que en él se encuentran y que aún la humanidad no ha conocido, que son las revelaciones escritas con las palabras de Juan.
Son las señales que él ha visto hace tanto tiempo y que se están manifestando en la humanidad, en esta era para que, finalmente, surja el cambio y todos puedan llegar a la Fuente y comulgar de Dios.
Sientan que estas escrituras se están proyectando en la humanidad y que el dragón de fuego está saliendo de su abismo. Esto indica que Cristo está retornando, aunque no lo parezca.
En seguida verán a San Gabriel Arcángel abriendo el último sello, de los siete que existen, para mostrarle al mundo que la última etapa de la redención se aproxima y que todo lo que está en el abismo será colocado en juicio ante el Creador. Mientras tanto, mantengan su neutralidad permanente e invoquen el poder del Amor para que sepan socorrer a sus semejantes.
Mientras el último sello se abre no dejen de orar ni siquiera por un momento. Llegó la hora de que su pensamiento esté elevado de forma continua y constante. Llegó la hora de que sus sentimientos, pensamientos y acciones sean pura oración, porque así estarán siempre protegidos por el Manto de su Madre Celeste.
Si algunas cosas hoy suceden a su alrededor, recuerden que por detrás de todo existe un Propósito.
Abracen el cambio y esas cosas terminarán; el sufrimiento se disolverá de la nada; florecerá la fortaleza, la sabiduría y la esperanza que muchos necesitan; y podrán caminar libres de sus amarras y cadenas. Sus pies llegarán hacia lo más alto de la montaña, donde Cristo posará Sus Pies como Luz Solar, para declarar al mundo que Él ya ha llegado a poner fin a todo lo que se ha destruido.
Y Sus Arcángeles elevarán los Cálices a Dios, ofreciendo este nuevo sacrificio por la humanidad.
Los que han sido mártires, corderos, los que han sido desterrados de su patria o de su misión serán reconocidos.
Cristo Jesús, a través de Su Corazón, entregará Su gran Estrella al mundo para sembrar en la Tierra los nuevos principios de Luz, los cristales de la redención que sustentarán a la nueva raza en el surgimiento de una Nueva Humanidad. Para que todo eso se cumpla, deben pasar por este ciclo, queridos hijos.
Cuando el lobo esté queriendo cazar a las ovejas del Pastor será señal de que el Redentor estará llegando con pasos firmes y silentes al mundo para derrotar a su enemigo y disolverlo en la Fuente del Amor.
Que sus ojos no dejen de mirar al cielo e implorar con oraciones.
Que sus actos sean verdaderos y no mezquinos.
Que su sentimiento sea, cada vez más, amar, amar y amar hasta que sus seres se rindan en la energía crística.
Y así, los que han venido del universo, enviados por los Señores de la Ley, finalmente, se redimirán. Entregarán sus cascos, espadas y estrellas a los Pies de Cristo; y ya no será necesario batallar para conquistar la Verdad y el Amor de la Fuente; porque su Señor, el Maestro entre los maestros, los liberará del pasado y sus esencias se encenderán cuando reconozcan la Presencia de Cristo.
Esto es todo lo que está en el Libro del Apocalipsis, algo que Juan no ha escrito, por más que lo haya visto, porque no era momento de que la humanidad lo conociera.
Pero ahora, Yo que soy su Profetisa y Sacerdotisa, al servicio eterno de Mi amado Hijo, vengo a anunciar los nuevos tiempos, las nuevas metas y los nuevos principios, para que las almas se aferren a ellos y no se dejen llevar por la tribulación, porque San Miguel retornará.
San Miguel Arcángel retornará en su estado de resplandecencia para que, con su espada de Justicia y de Luz, extirpe lo que ha ocasionado el dolor y el sufrimiento en la humanidad; y las ilusiones del mundo se disolverán, las almas sentirán un amor crístico desconocido y, finalmente, los soles en la Tierra brillarán para formar parte, junto con este mundo, de la Confraternidad Universal.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Todo lo que les revelo, en este día, es parte de una Voluntad Celestial, Divina, de Aquel que Me envió al mundo.
Llego con el Libro del Apocalipsis, hijos Míos, para fortalecer la fe y la esperanza en sus corazones; porque el mundo se purifica y aún se purificará más intensamente, y todos Mis hijos habrán de vivir esa purificación.
Sin embargo, en su interior Mis palabras resonarán como una fortaleza y una esperanza que estarán en el horizonte de sus vidas, como algo que se cumplirá, una Verdad que se manifestará después de que el caos y el mal emerjan en este mundo con todo su falso poder.
Hoy, vengo a enseñarles a no observar los acontecimientos del mundo solo con ojos humanos, sino que los ojos de sus espíritus y de sus corazones estén abiertos para comprender los acontecimientos y para hacer que otros comprendan que la Justicia de Dios no es un castigo, que la purificación del planeta no es el fin de la humanidad, sino el fin de la degeneración humana.
Es el comienzo de un nuevo ciclo, de una nueva era, en donde la indiferencia y la falta de amor ya no podrán existir en las consciencias. Y aquellos que no puedan vivir la Ley, manifestarla y expresarla en sus vidas, serán conducidos a otros mundos, a otros espacios, en donde podrán aprender según su consciencia y sus elecciones en esta Tierra.
Todo será encaminado hacia donde deberá estar. Nada quedará fuera de lugar, porque la Ley de Dios vendrá a enderezar los caminos de los hombres, para que ellos encuentren la senda para retornar.
Cuando el caos y el mal emerjan delante de sus ojos, recuerden Mis palabras, recuerden su misión y su propósito en esta Tierra. Porque lo que construí dentro de ustedes se transformará en herramientas para que puedan actuar en estos tiempos. Herramientas que se expresan a través de la paz, de la neutralidad, de la compasión y de la Misericordia para los que están perdidos y distantes de Dios.
Fortalezcan, hijos Míos, todo lo que les entregué. Descubran, dentro de ustedes, estas herramientas de Luz que se expresan a través de las virtudes para que, en el momento correcto, sepan encontrarlas en su interior.
Hoy, pensarán que su transformación es rigurosa y que los cambios son intensos para que la consciencia acompañe al ciclo del planeta. Pero pronto comprenderán que todo lo que Dios les pide tiene un principio y una finalidad superior, que verán manifestarse cuando llegue la hora de que Mi Hijo los encuentre prontos, dispuestos a unirse a Él, para que tenga compañeros con los cuales contar cuando llegue al mundo.
Su resplandecencia será absoluta y Su brillo será visible para todos los ojos humanos.
Sin embargo, muchos hijos Míos temerán mirarlo, seguirlo y recibirlo en este mundo; porque no se sentirán dignos de recibir Su perdón, porque verán emerger sus errores y las consecuencias de su indiferencia.
Por eso, hoy les pido que, comprometidos con el Plan Superior, preparen sus corazones y los fortalezcan, no solo para cruzar los tiempos de mayor tribulación, sino para que tengan el valor y la humildad de mirar a los Ojos de Cristo, cuando Sus Pies pisen la Tierra.
Que tengan la humildad de recibir Su perdón y de ser colmados por Su Misericordia, para que Él los transforme definitivamente y les muestre su verdadera faz, aquello que ustedes son como parte de una Voluntad Divina y que, de esa forma, hijos Míos, una molécula de la Consciencia de Cristo ingrese en su interior y los haga partícipes de un nuevo tiempo, de una nueva raza que se construirá con esfuerzo, con renuncia y con un profundo amor que no proviene de esta Tierra, sino de lo más íntimo del Corazón de Dios.
Quiero hoy, renovar a todos Mis hijos, a todos los Hijos de María, para que jamás teman vestir Mi Manto, para que den testimonio de Mi Presencia; que jamás nieguen que son consagrados a Mi Inmaculado Corazón, que venzan el miedo con la potencia del amor y que den testimonio de la transformación que la oración hizo en sus vidas.
Con esto, hijos, les dejo una advertencia, pero también una Gracia para que perseveren y sean dignos de ver cumplirse cada una de Mis Palabras.
Fray Elías del Sagrado Corazón transmite las Palabras de la Virgen María:
Súplica de la Sagrada Madre y Señora del Apocalipsis al Padre Celestial
Escucha, Señor, la voz de Tu Sierva y Esclava,
que quiere amorosamente interceder por Tus hijos más perdidos.
Escucha la voz de los que claman por una oportunidad
y que, en estos tiempos, nada reciben en su mundo interior.
Vengo a ofrecerme como un Sol para iluminar los abismos
y elevar a Tus estrellas caídas hacia el Universo Celestial.
Derramo Mis Rayos de Gracia sobre el mundo,
para que las almas capten Mis sentimientos más profundos
de amor y maternidad.
Hoy, coloco en Mis brazos, Señor, a los que más necesitan de Ti.
Hoy, contemplo a través de Mis ojos
las heridas internas de todos Mis hijos,
y con la caricia que Yo les doy a través de Mis manos,
calmo y sereno a todo lo que perturba y trae tribulación.
A través de Mi abrazo, los coloco cerca de Mi pecho
para que sientan el calor de una buena y humilde Madre,
para que sientan Su Corazón Inmaculado palpitar infinitamente,
así como vibra todo el universo, en su creación y existencia.
Hoy, disuelvo las amarguras de los corazones y establezco Mi Paz
en aquellos que la han pedido con tanto fervor y oración.
Construyo las bases de una nueva vida,
traigo a esta civilización la oportunidad de amar
hasta que todos se sientan uno,
y Cristo los encuentre en comunión eterna.
Amén.
Escribe en tu corazón Mis Palabras y que ellas no desaparezcan, porque serán Palabras necesarias para los tiempos que vendrán.
Yo Soy tan semejante a esta Luz, que quien Me sigue nunca estará en tinieblas. Feliz será el que siga Mi Luz y la reconozca dentro de sí, porque no perderá la oportunidad de sentir el poder y la fuerza de Mi Amor.
Cuando Mi Luz está presente, no hay tinieblas. Los tenebrosos y los demonios caen a los infiernos, porque Mi Santo Padre, el Arcángel Miguel, los ha derrotado uno a uno. Es por eso que ahora no deben temer por nada, sino por no convertir a sus corazones; conversión que debe ser consecuente con Mi pedido, en este tiempo final, en el que todo se define dentro y fuera de los seres.
Quien busca esta Luz, no perecerá. Quien vive en Mi Luz será luz en las tinieblas en los tres días de oscuridad.
Mi Luz es la esencia del amor y Mi Amor es la esencia de la vida; la vida que Dios nos ha dado desde el principio, a todas Sus criaturas. Bellísima es Su Luz en el universo, porque es triunfadora y no se puede derrotar.
Verán moverse los infiernos. Sentirán la Tierra temblar. Podrán ver cosas espantosas en los tiempos que llegarán, pero sepan que será el momento de la gran definición y estará en ustedes la decisión y la libertad de hacerlo, porque necesito almas que resplandezcan ante Mi Llamado. Necesito guerreros que luchen contra cosas inmensas, contra las cuales nunca lucharon. Por eso, los integro a todos en Mi Luz, que es la Luz eterna de Dios; es la unidad, es la omnipresencia y la ciencia universal.
¡Ay! de aquellos que no entren en la Luz de Mi Corazón. ¿Cómo podrán persistir en estos tiempos agudos?
Yo vengo a dar algo al mundo, en lo que la mayoría no pone atención, sino en lo superficial y mezquino. Verán hombres y mujeres golpearse su pecho por no haberlo hecho, por no haber buscado Mi Luz, la Luz eterna del Creador.
Hasta la última gota de Mi Esencia está siendo entregada. Estoy dando cuenta ante Mi Padre por ustedes y por el mundo. No rechacen ni pierdan esta oportunidad, porque es de las últimas y en ustedes deberán estar vivos todos los tesoros, que mes a mes y de tiempo en tiempo, les he entregado a través de este simple encuentro de oración.
Es hora de que coloquen las llaves del Cielo sobre la mesa y que contemplen con gratitud las Gracias que Mi Padre les ha entregado a través de Mi Glorificado Corazón. Ustedes, si son Mis seguidores, tienen las llaves para abrir las nuevas puertas y no para cerrarlas a los que necesitan cruzar a la nueva vida, a la renovación y a la esperanza. Definan sus caminos, pues el tiempo se aproxima y los invito a ser parte de Mi Luz para que, estando ustedes en Mí, Yo pueda estar en ustedes en cada momento como en cada hora.
Y si Mi Luz está en ustedes, Mi enemigo no triunfará. Él no podrá derrotar a ninguna de Mis almas, a las que a través de los tiempos Yo he convocado para formar parte de los ejércitos del tiempo final, de la preparación del Retorno de vuestro Rey.
Beban de la Fuente de la Luz que hoy les traigo, pues en esencia es Adonai quien con inmensa Misericordia se está donando a sus espíritus, a sus almas y a sus consciencias, por los que no lo aceptan, por los que lo engañan y, especialmente, por los que no lo viven.
Los invito todo el tiempo a ser verdaderos, para que Mi Luz pueda estar en ustedes, porque nada les pertenece. Sus vidas son parte de un Proyecto original que se ha desvirtuado a través de los tiempos y de los siglos.
Vengo a completar, en esta hora, lo que no pude hacer hace dos mil años atrás, porque Mi Padre Me llamó y tuve que ascender a los Cielos para escucharlo, como un buen hijo escucha a su padre y se regocija por sus palabras de sabiduría y de amor.
Quisiera que, de la misma forma, Mis compañeros y Mis amigos, Mis servidores y Mis siervos, escucharan las Palabras de su Señor, de su Maestro, de su Pastor y de su Padre, como si fueran las últimas para esta última era, porque deberán dar testimonio de lo que han vivido Conmigo y podrán ser testigos o no de esta Verdad que Yo les traigo.
Hoy colocarán sus rostros frente a sus enemigos para testimoniar que Yo he estado aquí, en estos últimos años, con ustedes y con todos los que han acogido Mi Llamado en la humanidad.
Por eso, llegó la hora de comulgar no solo con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, que es el mayor regalo de Mi Amor y de Mi Sacrificio por el mundo, sino que llegó la hora de que se fundan en Mi Luz y que nunca más salgan de ella, para no perderse en la tribulación que vivirá este mundo y que enfrentará en estos tiempos.
Con toda la Gloria del Cielo les traigo esta Luz que no pertenece a nadie, sino solo a la Fuente Primordial, en donde reina la Unidad y el Amor en todas las criaturas. Que esta Luz resplandezca en los espacios oscuros. Que esta Luz destierre las insignias del mal. Que esta Luz triunfe en los corazones puros y que puedan nacer finalmente los Nuevos Cristos, los nuevos apóstoles, los pacificadores del Redentor.
Esta Luz, que hoy les traigo, proviene de un lugar profundo y sublime, de una dimensión de consciencia desconocida, desde donde su Señor y Maestro del Amor surgió, al igual que Su Santa y Virgen Madre, así como todos los arcángeles y los ángeles que existen en el Cielo y en los universos, y que alaban eternamente a Adonai.
Ustedes son hijos de esta Luz. Despierten, despierten a sus hermanos del hipnotismo mundial. Recuerden que son hijos de la Fuente y que son esencias que vienen aquí a vivir el principio de la redención y del perdón por todo lo que ha sucedido más allá de este plano.
Esta Luz de Mi Corazón les trae la Gracia. Esta Luz los bendice y los renueva, porque les trae la Misericordia y les concede la indulgencia a sus corazones que tanto lo necesitan en todo el mundo.
Si están alrededor de esta Luz, de la Luz de Mi Corazón, no tienen que temer. Difícil será la purificación de sus consciencias, la rendición de sus aspectos humanos y la liberación de sus atavismos. Pero quien está cerca de Mi Luz nunca perecerá, porque será contemplado por el universo al haber sido contemplado por el Hijo de Dios, que cree y tiene esperanza en una Nueva Humanidad curada y redimida de sus errores eternos.
Alcen a los Cielos y espiritualmente, la Luz que existe en sus corazones y esencias. Ofrezcan a Dios esta Luz como reparación y reconozcan que sin esa Luz no pueden hacer nada y nunca podrán ser guiados hasta la meta final.
Dignifiquen sus consciencias y reciban, a través de esta Luz, el bautismo del Espíritu Santo, que debe expandirse por el mundo para las almas que caen en los infiernos de esta superficie planetaria. Y aún más, les digo que esta Luz es concebida también por los ángeles del universo.
Hoy, a pedido de Mi Padre, detengo las acciones del mal en la humanidad y ya no dejaré que los inocentes sufran los ataques del infierno, porque Mi Luz, que es invencible, triunfará.
Dichosos serán los que crean en este misterio porque, tan solo por creer, estarán dentro de Mi Luz sin percibirlo; y en verdad les digo que comulgarán con Mi Corazón hasta el fin de los días, hasta que Me vean venir entre las nubes, en la Gloria de Dios.
Es así que en esta hora detengo la perdición de las almas, la agitación de los infiernos, la injusticia humana y el pecado en los hombres de superficie. Esta Luz concede, en este momento, una instancia de paz para los que más lo necesitan, para los que más sufren, para los que se desesperan y no han encontrado aún ninguna salida.
Hoy han comulgado con el Sacramento de Mi Luz, misterio que le estoy revelando a la Iglesia de la Tierra porque, más allá de la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, pueden comulgar con Mi Luz, y así estarán comulgando con Mi Divinidad.
Escuchen ahora la oración de su Maestro, que se arrodilla ante los altares de Adonai, así como todos los ángeles del Cielo se postran ante la Fuente Primordial. Y de esa forma, con esta oración, ya bendeciré todos los elementos, porque mientras hablo, Mi Energía Divina, que es la Energía de Dios, magnetiza todas las cosas y las transforma en algo sagrado y en culto. Todo se transforma en una gran ceremonia cuando la Luz de Mi Corazón se proyecta en la humanidad.
“Escucha, Padre Eterno, la Voz de Tu Siervo, de Tu Esencia, de un inconmensurable Amor, que se postra ante Tu Trono para suplicarte, para convertir este momento en algo sagrado, puro e inmaculado.
A los Pies de los Padres Creadores, de los Arcángeles, suplicamos con los ángeles del Cielo por el surgimiento de una Nueva Humanidad libre de errores, libre de sufrimientos, libre de amarguras, libre de tristezas, libre de agonías, libre de incertidumbres, libre de fracasos.
Que Tu Divina Luz, Señor, que impregna y vive en todos los universos, descienda ahora sobre aquellos que escuchan Tu Sagrada Palabra, a través del amadísimo Verbo de Tu Hijo.
Que las almas siempre encuentren refugio en Mi Corazón para que Yo las pueda llevar hacia Ti y Tú, Padre, las tengas entre Tus Brazos para protegerlas y contemplarlas con la dulcísima mirada de Tu infinito Amor.
Así, Padre, a pedido de Tu Hijo, destierra lo que ocasiona la indiferencia. Ábrele los ojos a los que están ciegos espiritualmente. Hazte sentir como un Rayo poderoso en los corazones más cerrados, para que todos puedan vivir el resplandor de Tu Reino Celestial.
Prometo, Señor, hasta el fin de los días de este mundo, socorrer a Tus hijos de Tu Santa Justicia, para que todos puedan sumergirse en el océano de Mi Misericordia y así encuentren la paz, la esperanza de vivirte y de participar Contigo en eterna Comunión.
Envío ahora a los ejércitos angélicos para que colmen de Tu Luz toda la Tierra, y que los más pecadores puedan ser liberados de la perdición, para que también vivan en la Fuente de Tu Amor y de Tu Verdad.
Bendice, Señor, este momento con Tu eterna Luz y haz sumergir en Tu Fuente de Vida a Tus criaturas, a las que has concebido según Tu Divino Pensamiento y Tu Proyecto; porque así, con la entrega de Tu Hijo en la Cruz y con la cruz de los Nuevos Cristos, Mi eterno rival será vencido, porque su derrota está cerca. El triunfo de Tu Reino descenderá a la Tierra, la Nueva Humanidad nacerá y ya no será indiferente a Tus Palabras y Designios.
Cree, Padre, y observa con la mirada de Tu Amor lo que he hecho en Tus hijos a través de los tiempos.
Escucha las alabanzas de los santos.
Recibe la honra, Padre, de los bienaventurados.
Escucha, Padre, el canto de los ángeles, porque Tú siempre eres Nuestra Luz, Nuestra guía y Nuestra Verdad.
Ofrezco la Luz que has concebido en Mi Corazón, humilde y pobre, por aquellos que aún no Te viven y ni siquiera Te buscan.
Señor, ten Misericordia y que ningún alma deje de poder encender su luz interior ante Tu Presencia, ante Tu omnipotencia y omnisciencia.
Que se cumpla, Señor, Tu Voluntad en los corazones que hoy la reciben y que sean conscientes por siempre de este sagrado compromiso con Tu eterno Corazón.
Hoy Te pido, Padre, que por Tu Gracia infinita y por Tu Amor mayor, sucumban los infiernos en sus infiernos y que cierres las puertas a la maldad, así como Te lo implora Tu Hijo, con todo lo que Tú has concebido en esencia, en vida y en divinidad, en Mi Sagrado Corazón.
Que Tus Rayos de Gracia lleguen a los que más lo necesitan.
Que Tú concedas la cura de las consciencias y que la alegría retorne a todos los que la perdieron por alguna causa.
Que Tus hijos, Señor, Tus criaturas, se animen a vivir en Tu Reino Celestial, porque Tu Paraíso se aproxima y al fin, Señor, al fin se cumplirán los mil años de paz.
Hoy se han elevado a Tu Reino las luces internas de Tus criaturas. Hoy Tus altares se encienden por esa Luz. Que Tu divina Luz, Señor, haga humildes, simples y mansos a los que siguen Mi Camino con fe, esperanza y confianza.
Se regocija Mi Corazón en Ti, Padre, así como Mi Corazón se regocijó, a pesar de todo, en el Huerto Getsemaní, al saber que este tiempo llegaría y que todos conocerían, a través de estos medios, el poder de Tus Palabras, el decreto que existe en los Cielos.
Que la Luz de Dios purifique a Tus hijos y que cada hijo, que proviene de Ti, cumpla con alegría, Tu Voluntad”.
Bautizo con esta Luz a todos los que Me han seguido a través de los tiempos e instituyo en este día, entre todos, la nueva Congregación de la Fe, bajo la guía de su Señor Jesucristo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que los pacificadores alcen sus voces a los Cielos, porque los oídos del Padre escucharán sus melodías. Que los pacificadores del Redentor se proclamen en los cuatro puntos de la Tierra, sin ningún temor de decir que son cristianos hasta el fin, hasta que su Maestro retorne para instaurar el nuevo tiempo en la humanidad.
Oremos al Padre con gratitud y regocijo.
Oración: Padre Celestial.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de nuestro Señor vamos juntos a entonar “Pacificadores de Cristo Redentor” y vamos a invitar a nuestros hermanos de los Monasterios, de las Comunidades, a los grupos de la Red-Luz y a todos los seres orantes de buena voluntad.
Ofrezcamos a Dios esta Luz que nos ha concedido en nuestro interior como un oferta de reparación y cura para la humanidad.
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
Cierren sus ojos y sientan el amor de Mi Glorificado Corazón por las almas del mundo y, especialmente, por todas las almas perdidas.
Hoy les muestro en Mi Pecho, abriendo Mis Brazos y extendiendo Mis Manos, Mi Corazón Eucarístico y, debajo de Él, el Santo Cáliz del Señor, elementos sagrados, que a través del Pastor, junto a Sus ovejas, viene a renovar el misterio de la Cena Pascual.
Hoy, ante un mundo en tinieblas, en guerras y en destrucción, su amado Rey viene a renovar la Cena Pascual, para que sus corazones y almas, a través de este Sacramento, solo sientan el amor; amor que penetra en lo más profundo de la consciencia, llegando hasta las células y hasta los átomos de quien lo permite. Este es el verdadero misterio de la Santa Eucaristía, convertida en el Cuerpo y en la Sangre de su Señor.
Les pido que cierren sus ojos, para sentir las palabras del Amor de Dios, que vienen a sanar las heridas; que vienen a liberar las amarras; que vienen a renovarlos una vez más, porque el mundo lo necesita.
Hoy los invito compañeros, sacerdotes, madres y amigos, a compartir esta Cena Pascual Conmigo, con el fin de ejercer y de poder generar la reconciliación de todas las almas con Dios, con Su Divina Fuente de Gracias.
Hoy no estoy aquí con los doce apóstoles, como lo estuve en el pasado. Hoy vengo a cumplir Mi Promesa y vengo aquí, a este recinto sagrado, para estar entre las multitudes, para que todos sean partícipes de la renovación de esta Cena Pascual, concedida por obra y gracia del Espíritu Santo. Es este Santo Espíritu de Dios ha hecho aproximar a su Maestro y Señor, para que Él pudiera contemplar su fe y no sus pecados; para que Él pudiera reencender la llama de amor en todos los corazones que así lo acepten.
Este Corazón Eucarístico, que aquí hoy resplandece, viene a irradiar la paz para el mundo. Este es el mayor símbolo de unidad entre los hombres y Dios, entre el Cielo y la Tierra, entre los ángeles y las almas. Felices serán por siempre los que vienen aquí, a celebrar Conmigo la renovación de esta Cena Pascual.
Esta Comunión que hoy ofreceré para ustedes, brotará de lo más íntimo de Mi Espíritu. Por eso, compañeros, no pierdan la oportunidad y la Gracia de poder beber de este misterio de Amor que brota de Mi Corazón Eucarístico, hoy expuesto desde el Universo Celestial para todo el planeta, para todas las razas y para todos los pueblos del mundo.
Hoy llamo, en los planos internos, a todas las tribus de Israel, de Oriente a Occidente, desde el Norte hasta el Sur. Los llamo a todos, a todas las ovejas, para que vengan a participar de esta Cena, de esta Comunión espiritual con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Muchas de las cosas que se cuentan sobre la última Cena son ciertas, pero muy pocos saben lo que verdaderamente sucedió en aquel tiempo, cuando Yo reuní a Mis apóstoles para que pudieran adorar a Mi Corazón Eucarístico, en la presencia del Padre, de la primera Persona de la Santísima Trinidad.
Es eso mismo que hoy les traigo hasta aquí y expongo ante sus ojos internos, porque son sus corazones los que deben beber de la Fuente de este misterio. No hay pecado, no hay dolor ni tampoco angustia que pueda prevalecer mientras estoy presente aquí, renovando esta Cena Pascual en cada uno de sus corazones y especialmente en sus almas, las que hoy vengo a curar de muchas enfermedades internas.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor se está arrodillando.
Preguntarán ¿por qué hago esto? ¿Acaso Dios no es más fuerte que todos los hombres? Santa sea Su Humildad y Misericordia que viene a entregar a Su pequeño Hijo, para que las almas se puedan salvar, antes que la puerta de la Misericordia se cierre en el mundo.
Ustedes, hoy, en esta Cena Pascual junto a Mí, serán testigos de este legado espiritual que hoy entrego a sus espíritus; el cual se revelará como un sentimiento, como una verdad, como un talento y un don en el fin de estos tiempos.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Ahora Nuestro Señor está elevando Sus Ojos a lo Alto. Extendiendo Sus Brazos y Sus Manos hacia lo Alto, aún expone, con más fuerza y poder, Su Corazón Eucarístico. Está invocando a los Universos Celestiales.
"Adonai, no mires la injusticia de la humanidad; no mires los errores, las indiferencias y los ultrajes, los sacrilegios y el orgullo de los hombres.
Adonai, abre la puerta de Tu Corazón para que todas las almas ingresen en Tu Fuente de Amor.
Hoy Me ofrezco, Padre Mío, por la dolorosa pasión vivida, por el sacrificio de la Cruz, por cada uno de los presentes que representan a muchas almas más en el mundo.
Adonai, que cada una de ellas pueda ser testigo del Amor que Yo les entrego; Amor que proviene de Tu Corazón Santo, de Tu Gloria y del poder de Tu Gracia.
Hoy ofrezco, Padre Mío, la sublime compasión de Mi Corazón, aquella que estuvo viva y pulsante en los momentos de Mi mayor agonía.
Vengo a renovar en toda iglesia de la Tierra y en todos los cristianos del mundo, ésta, Tu Sagrada Cena Pascual. Que los ángeles desciendan de Tu Gloria para ofrecer el Sacramento de la Reconciliación y la confirmación de las almas, al Plan de Redención".
Dios habla con los más simples de corazón. Imiten Mi Corazón simple y siempre serán portadores de la paz.
Renovemos ahora el Sacramento del altar, para que las almas beban de la Fuente y ninguna se quede atrás. Que todos tengan la oportunidad de cristificarse en algún momento de sus vidas.
Quiero que nazcan los Nuevos Cristos, siervos predilectos de Mi Corazón. Quiero que despierten los dones y que los talentos se muestren para honrar y glorificar al Creador. Si esto sucede así, gran parte de la humanidad se salvará y muchos no deberán sufrir el caos de estos tiempos.
Con esta renovación de la Cena Pascual, compañeros, su Maestro y Señor, Siervo del Altísimo, viene a renovar la última Cena para hacerles recordar el misterio que viví en aquellos tiempos y con el fin primordial de apartar las fuerzas del caos de este planeta, con la sagrada intercesión de San Miguel Arcángel.
Estén atentos a esta ceremonia, porque Cielo y Tierra pasarán; Mis Palabras quedarán en los corazones humildes, en aquellos que acepten ser lavados por el Agua de Vida.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres pueden aproximarse, por favor.
Los que sientan pueden sentarse.
Nos estamos preparando en este momento, para comulgar con Universo Celestial y poder revivir la última Cena de Nuestro Señor.
Yo traeré aquí, compañeros, lo que viví con Mis apóstoles en el pasado para que puedan revivir los códigos de Mi Pasión, profundamente permeados por la esencia del Amor y de la Divina Compasión.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Colocamos las palmas de nuestras manos hacia arriba, en señal de recepción, mientras Nuestro Señor prepara esta Cena.
Que el Señor santifique estos elementos, a través de las manos de todos Sus ángeles, para que la materia se transforme en un divino instrumento de Dios. Que así sea.
El agua, que es nuevamente bendecida, recibe más fuerza y poder para transubstanciar todas las partículas de la vida material.
En aquel tiempo, su Señor pidió a Sus apóstoles que colocaran en la mesa varias jarras de agua, para que después de haber lavado sus pies, antes de sentarse a la mesa para comulgar del Cordero Pascual, sus manos estuvieran purificadas, así como sus almas.
Mientras las almas Me sirven, para que Mi Gracia sea posible en todos, entren en oración interior para poder sentir aún más al Maestro, en esta Sagrada Cena.
En cuanto su Maestro y Señor estaba con los apóstoles, y con muchos más reunidos en el plano del espíritu, para celebrar este misterio pascual, en donde la Misericordia vencería a la muerte y todos los pecados del mundo, las santas mujeres, siervas predilectas de María Santísima, también estaban en comunión, en adoración y en oración, esperando por la Pasión de su Esposo Celestial para así poder acompañarlo en esta tarea de emanación del Amor Universal hacia todo el planeta, por medio del sacrificio de su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres podrían hacer una fila y aproximarse.
Que esta luz sea testigo de Mi retorno al mundo. Que el amor nunca se apague. Que la confianza sea eterna, para que los corazones escuchen a su Señor y encuentren en todo el Amor que siempre vence, sin dejar de contemplar las necesidades de las almas; porque los corazones son frágiles y necesitan de refugio para que puedan vivir su cura, en este tiempo de redención.
Es necesario construir una nueva Tierra, llena de corazones puros que puedan vivificar a su Señor, y así alabarlo por siempre, porque en todo está el Amor que busca encenderse en las almas cuando los corazones abren las puertas para poder reconocer la paz.
Todos deben curarse para liberar sus miedos y formas, y encontrar consuelo cuando se lo piden a su Señor, porque Él es más que una llama; Él es un Sol, que todo alumbra.
Después que las santas mujeres encendieron sus velas para vigilar en oración los misterios de la Pasión de su Señor, ellas estaban atentas a todo lo que les decía Mi Madre María.
Por otra parte, en el sagrado Cenáculo, su Señor y Rey, sintiendo aproximarse Su Pasión, con un semblante de paz y una mirada de Misericordia por el mundo, comenzó a lavar las manos de Sus compañeros para que fueran dignos de este misterio pascual.
Yo lavaba para purificar y hacer renacer a los corazones.
Lavaba para cicatrizar y también para renovar la esperanza de todos los que creían en Mí.
Lavaba para pacificar y disolver los miedos de todas las consciencias.
Lavaba para santificar a todas las almas a través del Amor que Dios hacía emanar de Mi Corazón.
Lavaba para hacer más humildes a los humildes, porque son portadores del Reino Celestial.
Lavaba para que ellos alabaran a Dios a través de Su Hijo, viviendo con Él los misterios de Su Pasión.
Lavaba para que aprendieran a instruir, difundiendo la buena nueva en todos los que precisarían reconstruir sus caminos de luz.
Lavaba para revivir, en cada corazón, el Amor del Padre.
Lavaba para aliviar a los corazones de sus profundas heridas y de sus miedos más internos.
Lavaba para que imitaran Mi ejemplo de la sagrada humildad ante sus semejantes.
Lavaba para que ellos aprendieran a traer el universo hacia este planeta.
Lavaba para poder redimir los profundos aspectos de la consciencia.
Lavaba para despertar los talentos en aquellos que Me escuchaban de corazón.
Lavaba para que ellos fueran alegres y semejantes a su Redentor.
Lavaba para despertar en cada apóstol el mensaje de Dios.
También lavaba las manos para cicatrizar lo que todos desconocen.
Lavaba para despertar la renuncia de todos los que Me seguirían.
Lavaba, solo lavaba las manos, para demostrar el poder de Mi Silencio.
Lavaba para aquellos que debían conocer Mi Santa Iglesia.
Lavaba para liberar todas las angustias, para que todos fueran merecedores y dignos hijos de Dios.
Lavaba para que ellos llevaran Mi mensaje al mundo, como ejemplos de amor y de verdad.
Y a algunos les daba Mis Llagas para que las revivieran espiritualmente, para que fueran vigilantes y guardianes de Mi Plan hasta el fin de los días, y así reconocieran Quién era su único Amor.
Cerraba las puertas a los que se podrían perder, y encontraba, en los que Me seguían, los caminos de la oportunidad de amar.
Llegó el momento esperado, en el que todos, sentados alrededor de la mesa del Señor, se ofrecieron por la humanidad para vivir junto a su Maestro este sacrificio.
Escuchando las Palabras solemnes de Mi Corazón, colocaron sus manos sobre la mesa, en perfecta receptividad a la Voz amorosa de su Señor. Y sintieron, en nombre de la humanidad y del poder de este sacrificio de amor, el descenso de los ángeles y arcángeles del Cielo.
Jerusalén estaba recogida, en una noche de gran silencio y de gran expectativa, en la que el Hijo del Hombre, después de celebrar Su Cena con aquellos a los cuales Él había llamado, para proclamar la Palabra de Dios. Ellos escucharon en sus corazones y observaron y contemplaron, con sus almas, la realización de este sagrado misterio a través de la Cena Pascual.
Y las santas mujeres, en un profundo éxtasis y entrega, postradas en el suelo, vivían esta Comunión espiritual con su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres se pueden arrodillar y todos aquellos que lo sientan también.
Es así que, abriendo las puertas del universo, el arcángel Miguel presenció la revelación de este misterio, en donde el amor sería la premisa para generar la salvación y la redención de la humanidad.
Después de que la mesa fue santificada por el incienso y por el agua, Nuestro Señor les pidió a los primeros Sacerdotes, los que serían precursores de Su Santa Iglesia Celestial, que acercaran a su Señor, un aceite.
Y así, María Santísima, compenetrada por este misterio de amor y viviendo en Su propia carne, en Su propio espíritu, la Pasión de Su Hijo, Su Señor, también hizo lo mismo.
Su Señor tomó entre Sus Manos este aceite, así como lo hizo Su Sierva fiel. Pidió que los ángeles lo santificaran y lo consagraran en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y María señaló a Sus discípulas con una cruz en la frente, para que también ellas fuesen testigos del principio y del surgimiento de una Nueva Humanidad, despierta, activa y solemne, por medio de los cristos internos de cada corazón y de cada alma.
De esa forma, el Padre instituía, a través de Su Santo Hijo y de Su Santa Madre, la primera legión de discípulas que serían las guardianas de los signos de la Pasión de Nuestro Señor.
Las santas mujeres se comprometieron, en aquel tiempo, a padecer por su Señor con el fin de aliviar todos Sus dolores y ultrajes hasta el fin de sus días.
Mientras Jesús revelaba el misterio de esta última Cena, pidió a Sus apóstoles, y a todos los seres internos que allí se encontraban, que con el santo aceite consagrado por Miguel Arcángel se hicieran una señal de la Cruz en su frente, para confirmar la confianza en este misterio de Amor de la Sagrada Pasión de su Señor y en poder ser portavoces de Su Evangelio en el mundo.
Después que todos fueron señalados con la energía de San Miguel, el Señor continuó con la ceremonia. Tomó el pan sin levadura y elevando Sus Ojos al Cielo, su Señor imploró a Su Padre, lo bendijo y este elemento se convirtió en el Cuerpo de Cristo; hoy bendecido por Mi Corazón Eucarístico. Partió el pan y los ángeles se postraron, aún más en el suelo, cuando Nuestro Señor instituyó por primera vez la Eucaristía con el fin de vencer en el Amor para liberar del mal a este planeta.
Él dijo a Sus apóstoles: "Coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los pecadores para la salvación del mundo y de todas las razas del planeta".
Juan y Pedro se desmayaron al sentir tanto Amor del Señor. Y la Santa Madre recibió el Cuerpo de Su Hijo, así como las santas mujeres, que confirmaron la Pasión de su Señor.
Después de que todos comulgaron, retornaron el pan a la cesta y preciosamente fue cubierto, para proteger el Santo Cuerpo de su Señor.
Jesús le pidió a Sus apóstoles que vertieran el vino en los cálices. Le pidió a Juan que aproximara el agua, pues Su Sangre y Agua sería derramada sobre el mundo.
En ese momento, su Señor pidió que elevaran los pequeños cálices al Cielo, como representación del ejercicio que su Maestro realizaba. Y a todos los ángeles del Cielo les pidió que convirtieran el vino en Su Sangre.
Después de esta bendición, se manifestó el primer paso de la Misericordia de Dios, a través de su Redentor.
Colocando el Cáliz cerca de Su Corazón, les dijo a Sus apóstoles: "Tomen todos de Él, porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza entre los pacificadores y Dios".
Del mismo modo, la Santa Madre, en comunión espiritual, recibió de San Miguel Arcángel la Divina Sangre de Su Hijo. Y las santas mujeres, en un profundo gozo, se postraron al recibir la Santa Alianza de su Señor.
Del mismo modo, el Santo Cuerpo y la Divina Sangre llegaron hasta José de Arimatea. Y todos tomaron de lo que restaba.
De esta forma, se constituía y se confirmaba, a través del Cuerpo y de la Sangre de su Señor, el perdón concedido por el Padre para esta humanidad.
Que hoy todos se alegren, porque han recibido la primera Comunión espiritual con su Soberano Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Pater Noster".
Verán en el cielo una gran señal: una Mujer vestida de Sol, coronada con doce estrellas, con la Luna a Sus pies, trayendo el anuncio de la próxima venida de su Redentor.
A Su derecha, verán al profeta Juan Bautista volver a proclamar la Palabra de Dios, para que los mil años de paz se cumplan en toda la esfera de la Tierra y en este universo local.
Después verán venir entre las nubes, con un gran estruendo de luz, a su Señor y Maestro, el Redentor, rodeado de muchas legiones de ángeles que proclamarán con sus trompetas el despertar de la Nueva Humanidad.
Pero antes de que esto suceda, vendrá vuestro Padre Eterno, a través de Su Hijo Amado, con todo Su Poder, con toda Su Ciencia y con toda Su Sabiduría hará resplandecer Su pequeño Corazón, porque ese Corazón que Él hará resplandecer, será más fuerte que cinco millones de soles.
Verán así a la Divinidad del Padre en Su amadísimo Hijo y en Su amada Señora, acompañada por San Gabriel Arcángel y por San Miguel Arcángel, quien colocará Su espada en el centro de este mundo, en dirección a la Tierra y señalará a las tribus en dónde deberán congregarse para poder escuchar nuevamente, en consciencia y en despertar, la Palabra de vuestro Señor Dios Todopoderoso, a través de Su amadísimo Hijo, el Redentor.
Después vendrá el Juicio, el Juicio Universal, en el que las almas serán juzgadas según los méritos alcanzados en su vida terrenal y, por todos los sacrificios ofrecidos a Dios, muchas de las almas que hoy viven sobre el planeta esta experiencia de amor y de perdón, se tornarán bienaventuradas y simples, tan, pero tan semejantes a Dios, que esa sensación y ese sentimiento será reconocido por todos los universos y más allá de estos.
Después verán el juicio de Lucifer, que hará el Santo Arcángel Gabriel, reuniendo a los Señores del Juicio Universal, él vivirá su juicio ante el mundo y la humanidad.
Y el Padre, con todo el poder de Su Misericordia y Amor, a través de San Miguel Arcángel, hará descender Su Trono y le entregará al Santo Arcángel Miguel, en una de Sus manos, el Cetro de Luz de Su Poder, que será utilizado para vencer el mal para siempre.
Verán así, a la Santa Señora de Dios llamar a Sus hijos que están en el desierto, para que puedan volver a encontrar la paz. En ellos brillará una luz desconocida que será entregada por el Santo Padre a través de las manos del Arcángel Rafael. Esta luz, que será derramada como una lluvia de Gracias, será tan potente e infinita que será vista desde el universo.
Con toda la fuerza del Amor del Padre, verán brillar en esas criaturas a los nuevos redimidos, grandes espejos de luz que darán la señal, en ese momento, de que estará completándose el último ciclo de la humanidad.
No se preocupen por las interferencias, Dios las permite para que el mundo pueda saber y, sobre todo las tinieblas, que ya les está llegando la última hora de rendirse ante el Poder del Todopoderoso, como lo fue en la victoria de Cristo en la Cruz. Si Yo Soy su Señor y Rey, nada deberán temer.
Yo les entrego las profecías para que las escuchen y no las coloquen en sus mentes, sino en sus corazones. Dejen que Mis Palabras broten como un nuevo manantial en sus seres. Y así, con el pasar del tiempo, podrán comprender Mis Misterios que todavía son desconocidos por la humanidad. Por eso, hoy he traído aquí a Mi Divina Madre y Santa Señora, y a Mi amado primo Juan el Bautista. Ellos representan para ustedes la señal de un nuevo anuncio que llega, junto con su Rey, para ser proclamado en la humanidad.
Las profecías no existen para ser comprendidas, sino para ser aceptadas humildemente, porque así las almas comprenden el Reino de Dios y Su próximo Proyecto en la humanidad. Vigilen por estas enseñanzas para que, saliendo de esta Sagrada Semana, ellas no se desvanezcan de sus memorias cuando vuelvan a enfrentar el mal, el que aún debe ser vencido en esta batalla final.
Después de que los hijos de la Divina Señora sean sacados del desierto, habiendo encendido en sí el espejo del amor y el sol interior, descenderá a la Tierra el amado Hijo, acompañado por los Arcángeles, que traerán entre Sus manos el Arca de la Santa Alianza. Así, el planeta será renovado y los impulsos espirituales y crísticos serán vividos
La paja será separada del trigo y las almas serán como flores, como flores redimidas, en Mi Jardín celestial, que Yo cultivaré en este planeta y en los continentes, con Mis propias Manos.
Verán así a su Jardinero fiel sembrar la Nueva Tierra con nuevas leyes y principios. Los ángeles y arcángeles ayudarán a las tribus, a las tribus de Israel, hoy esparcidas por todo el mundo, para que se puedan congregar en la nueva ceremonia, en la nueva Comunión de la Paz, que será instaurada e instituida después del Juicio Final.
El padre infiel, el ángel caído, será sacado del planeta. Con gran solemnidad y reverencia, los ángeles más resplandecientes postrarán su rostro sobre el suelo para pedir la Misericordia de Dios y la expiación universal y cósmica, interna, espiritual y álmica por todos los pecados, por todos los ultrajes y por todas las maldades cometidas.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor está pidiendo al coral tocar "Así habló el Maestro".
Cuando llegue la hora de la expulsión de Lucifer del mundo, todas sus tropas caídas serán colocadas en bellos diamantes de luz que los ángeles elevarán con su canto y alabanza hacia universos muy semejantes a este.
El Ojo vivo de Dios, en esa hora definitiva, estará mirando y contemplando a la humanidad, mientras las tribus se reunirán en torno de la Divina Señora y Gloriosa Madre. Se prepararán para recibir a su Maestro y Rey, en Su Retorno al mundo. Se encenderán luces desconocidas sobre el planeta, que serán vistas en Oriente y en Occidente.
Los antiguos patriarcas del desierto y los profetas, reaparecerán en la humanidad como seres vivos y resplandecientes. Todos los concejos antiguos de esta humanidad seguirán el caminar de su Glorioso Rey y con una mirada serena y paciente, fija en el horizonte, verán venir al Señor entre las nubes. Escucharán en su interior la Palabra y el Llamado de Adonai.
Todos estarán atentos en ese momento, porque el planeta estará en un gran movimiento universal. Será la hora marcada y definitiva en la que el real tiempo, aquel tiempo esperado por todas las legiones de la Tierra, por todos los pueblos del desierto y por todos los seres de buena voluntad, ingresará en la consciencia planetaria. Una nueva señal se dará en el universo; una estrella más brillante que el Sol, en la esencia del Espíritu Santo, brillará en el firmamento, muy cerca de la Cruz de Sur.
Escucharán así, los consecuentes, primero en su interior, las palabras sobre el retorno de su Rey. Todos abrirán sus oídos internos y así podrán reconocer en su interior que la esperada hora está llegando.
Los señalados por la Santa Madre de Dios sentirán un gozo y una alegría inexplicables. Después de haber encendido el espejo de sus corazones, estarán en absoluta y en definitiva unidad con el Rey. Así se dará una profunda comunión con la Nueva Humanidad.
El Rey, en compañía de los sabios y de los profetas, mostrará para el mundo las Tablas de la nueva Ley; aquellas Leyes que harán repoblar el nuevo planeta. Todos escucharán con atención los nuevos Mandamientos, que tendrán como base fundamental, amar a Dios sobre todas las cosas como también amar a sus semejantes.
La Santa Trinidad descenderá. Finalmente, después de tantos errores y de tantos cometidos, las almas, en total plenitud y confianza, estarán en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Amén.
La última trompeta, que por indicación del Arcángel Gabriel sonará en el plano espiritual de las consciencias, traerá una nueva consciencia en la humanidad y muchos reconocerán sus pecados, sus acciones e indiferencias y, sobre todo, los ultrajes cometidos a los sagrados Reinos de la Naturaleza.
Como de la nada, las almas escucharán la esencia de los Reinos. El alma grupo de cada Reino hablará por sí sola. Y esa comunicación, que nunca se ha podido dar entre los hombres y los Reinos, será concedida por el propio Dios. En el momento en que esto suceda, la Nueva Humanidad tomará consciencia de todo el sufrimiento ocasionado a través de los tiempos y de los siglos.
En ese momento, las puertas de los más sagrados recintos se abrirán. Lo que antes era invisible y oculto, se tornará visible y material para todos. Nadie podrá creer lo que verá y esa humanidad nueva tomará consciencia de quiénes, en verdad, han acompañado al mundo desde los principios de este Proyecto humano. Ellos tendrán escritos en sus pechos, como letras de fuego, las leyendas de los más grandes sabios que acompañaron a la humanidad a través de los tiempos y que hicieron posible que esta humanidad, la humanidad de hoy, todavía no se autodestruya.
Las almas que han sido congregadas por la Madre del Mundo y por el Amor de la divina Señora, se postrarán en el suelo, colocarán sus manos sobre sus rostros y llorarán, porque el mundo y la vieja civilización no tomaron consciencia de esto, de la presencia de los más grandes sabios, en los recintos más internos de la Tierra.
En el desierto de Mongolia se proclamará una voz, que ha estado muy silenciosa a través de los tiempos. Un antiguo y gran Patriarca se mostrará a la humanidad y en su más cálido y expresivo amor, mostrará para las almas consecuentes un divino y sagrado legado, bien guardado en sus corazones de oro; porque las almas verán brillar como el oro el corazón de ese gran sabio, y así comprenderán que un sagrado conocimiento guardado en los mundos internos, será entregado como llave para los que repoblarán la Tierra.
Durante los mil años de paz no será necesario sufrir, porque en verdad les digo que la Nueva Humanidad finalmente habrá aprendido que no era necesario seguir por ese camino y estar apartado del Amor de Dios.
En aquel tiempo, la santa Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo estarán presentes sobre la humanidad. El Hijo de Dios visitará la Tierra muchas veces, y en esa hora muchos conocerán Su verdadera Faz. No solo verán al Nazareno, sino al Hijo de Dios Glorificado en Su más simple humildad y Misericordia. Los corazones sentirán en aquel momento, la grandeza del Amor de Dios y Su infinita Piedad.
En esos tiempos que llegarán, todo será más pacífico. Ninguna nación se opondrá a otra nación. Las humanidades no estarán en contra de las Leyes de Dios ni tampoco de los principios que rigen los universos. De esta forma, la Tierra prometida llegará, saldrá viva de las Escrituras y estará materializada en este planeta, en los nuevos congregados por la paz.
Y cuando los recintos más sagrados estén abiertos, como puertas de luz y de gran consciencia, a los ojos de todos los merecedores de esto, el Hijo de Dios, más brillante que un sol y que cientos de estrellas, hará la Comunión con Su nuevo pueblo. Las fallas cometidas en el pasado serán borradas. Habrá un corte en el tiempo y en el espacio de toda la historia de la humanidad, desde el principio de Adán hasta antes del Nacimiento de Cristo, y después de la Ascensión de Cristo hasta el presente. Esos tiempos serán extirpados y en la memoria de los más humildes prevalecerá el recuerdo de su Maestro y Señor, en Israel.
Cuando las Santa Comunión de la Nueva Alianza entre los consecuentes y Nuestro Padre Dios sea entregada, se fundirá en cada consciencia la esencia de la Divina Trinidad y todos estarán en un gran gozo; una alegría inmensa los colmará, alegría, gozo y gloria que durará mil años.
Y finalmente, después de esa Santa Comunión y de esa nueva alianza con el Glorificado Rey, el Pastor de las multitudes y de todas las razas, hará que todos los pueblos, que todas las naciones y todas las lenguas se comprendan, como nunca antes se comprendieron, porque vivirán finalmente en el amor.
Las armas más peligrosas serán retiradas del mundo. No habrá arma más potente que la que tiene Dios a través de Su Corazón, que es el poder de Su Amor.
La Tierra, en los días del Juicio Final, se librará de muchas cosas. La Tierra ya no temblará, los mares ya no se agitarán, cuando el Hijo de Dios venga entre las nubes, encendiendo todo el universo sobre la humanidad dormida.
Vengo así en este día, a dar continuidad a la profecía que una vez prediqué en el Templo. Dichosos de aquellos que creen en lo que les digo, porque los tiempos pasarán, mas Mis Palabras se sembrarán en los corazones simples. Que así sea.
Jerarquía Divina de Ángeles y Arcángeles
te abrimos la puerta, que ingrese la Luz.
En nombre de la humanidad,
invocamos ahora Tu Cósmica intervención. Amén.
(en portugués, tres veces)
Escuchen la Voz del Maestro con amor, para que los nuevos códigos que están siendo sembrados ingresen en la consciencia de todos y de aquí a seis meses de su tiempo, no se reconocerán.
Hoy Dios quiere, que el Hijo de Dios sea nuevamente el Sacerdote Mayor para todas las criaturas de la Tierra y para todos Sus seguidores.
Que las almas sean ungidas por el espíritu sagrado de la Cura, para que en ella se cumplan los Designios de Dios. Amén.
Estoy vertiendo los Rayos de Mi Gracia sobre todos los elementos ahora expuestos, para que así Mi Gracia se multiplique en toda la humanidad. Y ahora no son solo ustedes los que reciben Mi Misericordia, sino todas las razas y culturas de la Tierra, a las que Yo iré a su encuentro, en poco tiempo.
Es así como a través del misterio de la Comunión, de todos los panes y vinos ofrecidos en Mi Altar, es que Yo multiplico, en esta hora, todos los Rayos de Mi Gracia para que lleguen a todas las culturas del mundo y Mi Voz sea escuchada en todos los continentes y en todas las lenguas. Recuerden que aún tengo esa aspiración. No demoren, porque muchas almas agonizan sin poder reencontrar al Señor y ni siquiera poder comprenderlo en su propia lengua.
Mi Mensaje de Paz en esta Sagrada Semana, se extiende al mundo entero y, sobre todo, a aquellas regiones del planeta que no viven la paz, sino solo la guerra y la destrucción.
Hoy he reunido a sacerdotes y adoradores, porque Mis Sacerdotes representan a Mis discípulos y los Adoradores representan al pueblo de Dios, a aquellos que escuchan la Palabra Viva que proviene del Corazón de su Maestro.
Es así que a través de estos elementos, compañeros, estoy confirmando que este es Mi Cuerpo y esta es Mi Sangre, y que también Mi Palabra, la Palabra de Dios, llegará a los lugares más lejanos del mundo, por la obra y la acción de sus seres en este Plan, unidos a su Redentor.
Europa deberá reabrir las puertas para que los Sagrados Corazones lleguen a Asia y Oceanía en un próximo ciclo.
Hoy Mi Corazón les muestra el deseo ardiente de visitar Japón, Tailandia, Corea del Sur y Australia, en donde Mi Mensaje se multiplicará para el mundo y para todas las almas que allí se encuentran.
Eleven su oferta a Dios.
Padre Nuestro (en arameo).
Padre Nuestro (en portugués y español).
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor está pidiendo que un hermano, de habla inglesa, venga aquí para hacer el Padre Nuestro en inglés, por favor, para completar esta consagración.
Padre Nuestro (en inglés).
Quédate en paz, hijo Mío, Mi Gracia está sobre ti. Te agradezco.
Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco queridos compañeros, por haberme acompañado hoy en esta sagrada proclamación de la divina Profecía de Dios.
Les agradezco.
Y verán venir, como un Sol, al Poderoso Hijo de todos los universos, estrellas y planetas.
Y verán en Su Mano Derecha el Cetro de la Divina Justicia, que aplacará la furia de los injustos y la indignación de los sufridores.
En aquel día, verán a los doce coros angélicos, siendo guiados por el Santo Arcángel Miguel; y como un haz de Luz, verán mover a Su Divina Espada, de oeste a este y de norte a sur, marcando en el cielo la señal de la Venida Gloriosa de Cristo.
Todos se levantarán de sus lechos por lo que verán: el Hijo del Hombre erguir el estandarte de la victoria de los redimidos que han cumplido los Designios de Su Sagrado Corazón; y el Gran Soplo del Espíritu Santo soplará como una corriente mayor que mil vientos, moviendo la barca que flameará irradiando las virtudes alcanzadas por los autoconvocados.
En aquella hora, el Señor Dios, el Todopoderoso, contemplará la inmensidad del mundo y el vasto universo colmado de seres y de estrellas descenderá en Misericordia para restablecer los Mil Años de Paz.
Ningún alma o consciencia quedará atrás, porque el Prodigioso Hijo, con el esplendor de más de mil soles, brillará para derramar Su Soberana Paz.
En ese momento, todo sufrimiento, decadencia y perdición desaparecerá de la faz de la Tierra y lo que ha oprimido durante eras, desde los Adanes y las Evas, será aprisionado y vivirá su redención final; porque el gran ángel caído no soportará el Amor Infinito del Hijo de Dios, se postrará con su cabeza en el suelo con todos sus ejércitos caídos, se convertirá y abandonará el planeta, y los nuevos apóstoles gobernarán la Nueva Tierra.
Cristo posará Sus Pies sobre la tierra en donde Él derramó Su Preciosa Sangre, el Sagrado Cáliz saldrá a la superficie y la humanidad vivirá su última expansión de consciencia.
Los malos serán derrotados. Los prisioneros de sí mismos serán liberados y ya no existirán más angustia ni dolor.
Después que el planeta se haya purificado, los ángeles creadores descenderán y harán de todos los lagos de la Tierra los nuevos estanques de la humanidad.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Les revela la verdad del corazón,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
He venido del Universo para volver a darles la paz, porque en la paz todo se alcanzará, sobre todo para aquellos que nunca la han tenido. Es esta paz la que los conforta, la que los anima a seguir adelante a pesar de los tiempos que viven y de todo lo que sucede en el mundo.
Hoy vengo como una Consciencia Mayor, mayor a vuestro entendimiento y a toda la comprensión que han adquirido sobre Mí.
Yo Soy más que Jesús, más que el Rey de reyes, más que el Pastor de las almas y de Aquél que gobierna este Universo y otros.
Es con este humilde poder que Me presento ante ustedes, para decirle a la humanidad que no está sola en la transición que hoy está viviendo y que aún no ha aprendido a cruzar.
Todas sus consciencias vivirán una transición. Cada alma tendrá su tiempo para poder vivirla.
Es por eso que Yo muestro Mi Corazón para el mundo; un Corazón humilde y paciente que se ofrece en comunión para todas las almas, especialmente para aquellas que necesitan de paz y que aún no conocen el verdadero Amor que surge de la Fuente de Mis Gracias, de la misma Fuente de la cual se sirve Mi amada Madre para poder derramarla sobre esta raza.
Hoy vengo a traerles un mensaje para sus consciencias, un mensaje para despertar la consciencia de la humanidad, porque es allí donde se vivirán los grandes cambios que después se reflejarán en todas las actitudes y las acciones de los seres humanos.
Es lo que vengo a trabajar aquí, en Miami: primero el plano espiritual de esta parte de la humanidad, para que después esto se pueda reflejar en la materia, porque la vida material será lo último que se transformará durante esta transición planetaria.
Es así que hoy Mi Corazón les muestra Su mansedumbre y serenidad, atributos que les ayudarán a todos a saber cómo cruzar el fin de los tiempos, preparando la consciencia para lo que llegará y se mostrará a toda la humanidad, independientemente de su creencia o religión.
Así es que se revelará el Hijo de Dios al mundo, trayendo el gobierno de Su Gracia y de Su Misericordia para aplicarlo sobre los gobiernos que hoy no funcionan en el mundo.
Intentaré, por encima de todo, mostrar la soberanía de Mi Padre a la humanidad por medio del reconocimiento de las Leyes que harán de esta raza una posible Nueva Humanidad, que no deberá cometer los mismos errores que en el pasado, sino que deberá tener nuevas actitudes que puedan imprimir en la consciencia planetaria nuevos atributos de luz y de hermandad.
Hoy vengo a ustedes, compañeros, con Mi Corazón manso y humilde para que lo puedan adoptar en sus vidas y que sea este manso Corazón el que los anime siempre a buscar la paz, por encima de todo lo que suceda en sus vidas y en el mundo.
Muestro esta gran y última oportunidad para todos de adoptar Mi Corazón Glorificado como el Terafín de cada alma, como el símbolo de la reconciliación y de la redención de los corazones, como el símbolo de unidad entre las consciencias del planeta y el Padre Celestial.
Con esto Yo les demuestro que todavía queda un tiempo de Misericordia para el mundo.
No teman quebrar sus resistencias para que pueda surgir el verdadero y único Espíritu, Aquel que vino desde el Cosmos para aportar algo a este proyecto de la humanidad, y principalmente para servir a este Planeta-Escuela, en donde en verdad, se puede aprender sobre el amor, el perdón y la redención; algo que Yo les enseñé en el pasado cuando estuve entre ustedes como el Maestro Jesús, revelándoles la importancia del Mensaje de Dios por medio del Evangelio, de la Divina Palabra.
Quiero construir en ustedes compañeros, puentes que se unan con el Universo, con todos los Dones que Él guarda, y de los cuales la humanidad debe conocer en este tiempo.
Deseo que sus consciencias se eleven día a día, para que encuentren un sentido para sus vidas, una dirección para sus espíritus, un propósito para sus corazones. Y eso comenzará, compañeros, cuando adopten Mi Corazón manso y humilde, que es el mayor símbolo del Amor para todos los Universos, especialmente para el planeta.
Una vez encarné aquí, entre ustedes, para enseñarles sobre el Amor y la Verdad, sobre la posibilidad de renovación que sus consciencias superiores pueden vivir cuando se unen a Mí, de corazón y de alma.
Vine a Miami para llegar a los abismos más profundos, en donde las almas no son atendidas ni siquiera por las oraciones de los que viven aquí.
Esto no es un juicio, compañeros, es una realidad que les presento delante del gran desequilibrio que vive esta raza. Ustedes deben ser el otro plato de la balanza, para equilibrar el que está lleno de muchas deudas.
Yo los invito a encontrar un equilibrio en todo lo que existe; por eso les hablo con palabras espirituales, para que por intermedio de ellas se puedan elevar a la verdadera vibración que hoy les presento. Porque cada encuentro Conmigo es diferente y único, es una oportunidad de cerrar puertas hacia el pasado, de curar la consciencia profunda y de renovar sus espíritus ante Mi Presencia Divina y Celestial.
Quiero que le ofrezcan a todos este manso y humilde Corazón, este Corazón que ha vivido el sufrimientos por ustedes y que ha padecido la Cruz para derramar de Él Su Divina e Infinita Misericordia.
Quiero de ustedes, compañeros, corazones confiados, serenos y pacíficos. Que delante de los errores y de los movimientos de esta humanidad, siempre pueda prevalecer la verdad y el amor que hará fuertes los corazones para llevar adelante Mi Obra planetaria en la humanidad.
Después de esta larga peregrinación, Orlando cerrará una etapa dentro del Plan Divino de Dios. Y a partir de allí, compañeros, la síntesis esperada se completará para la Consciencia de sus Mensajeros Divinos, que han llevado adelante estos impulsos para todas las naciones de América.
Es este mismo impulso de Luz y de Amor, el que después de Orlando, preparará todas sus consciencias, independientemente que peregrinen o no Conmigo, para poder atender a la otra parte del planeta que necesita de la Divina Misericordia de Mi Corazón.
Hablo de Asia y del lejano Oriente, en donde una vez ustedes llegaron para encontrar en su interior la esencia de Shambala.
Fue ese recinto sagrado en Mongolia, al igual que los monjes que allí habitan en sus monasterios de silencio, el que los preparó para este ciclo, en donde se cumple una síntesis de transmutación y de purificación que los llevará a poder cumplir con Mi Propósito.
En verdad, es Mi más ardiente deseo el llegar a los países de Asia, en donde debe completarse el Plan del Redentor y de Su Divina Madre.
Cuando eso suceda, tiempo que no está muy lejos, el planeta ingresará en su fase final.
Es la razón por la cual, compañeros, nuevamente les ofrezco de forma verdadera y consciente, Mi Corazón humilde y manso; para que por Mí, puedan llevar adelante esas grandes tareas, así como las que han cumplido en estos últimos meses en unión a todos sus hermanos de camino, que han generado las condiciones para que la Divinidad pudiera obrar en Costa Rica, Nicaragua, México y Estados Unidos.
Quisiera escuchar de los países de Asia el pedido de Misericordia, el pedido de la Misericordia de Mi Corazón.
En esta tarde, en donde un poco de gloria desciende sobre Miami para curar a las esencias heridas, deseo que las almas de los países de Asia que buscan la Fuente de Mi Misericordia, declaren a su Maestro del Amor dónde quieren que Me aproxime, a qué nación quieren que Yo visite para llevar adelante una expansión de redención en los países asiáticos, en donde aún falta la Gracia que les concederá la redención y la paz delante de todo lo que allí ha sucedido a través de los tiempos.
En esos lugares, en esa parte del mundo, se guarda una consciencia indígena sagrada, que en su espíritu guarda los valores de la hermandad y del amor, tan semejantes al de los pueblos de Norteamérica, que con nuestro pasaje por Norteamérica, recuperaron un poco de lo que perdieron.
Eso significa, compañeros, el triunfo de Mi Corazón, del Corazón de Mi Madre y de Mi Padre, San José.
Quiero mostrar para el mundo que Mi Mensaje se multiplica en todas las consciencias, independiente de su raza, de su pueblo o de su creencia, o aún de su condición social.
Yo vengo a tratar asuntos que están por encima de esas situaciones. Es por eso que en este día declaro este mensaje:
Desde el primer día en que llegué a Aurora para pisar con Mis Pies ese suelo sagrado, donde aún brilla la Luz de Mi Padre, la Luz curadora para las almas en redención, Aurora está abierta para todos. Ella aún vive allí.
Es ese eterno amanecer que sus almas pueden vivir en los suelos de Aurora, y hay un alma a la cual Yo le he confiado ese lugar, mientras peregrinamos por el mundo.
¿Por qué digo esto?
Porque hoy intento unir a todos a la esencia de la cura y de la redención de Aurora, en donde el Santo Arcángel Rafael tocó con Su mano ese lugar para abrir la Fuente de la Restauración de la consciencia y de la Redención de todos los errores, desde el origen, hasta el planeta.
Yo adoro mucho a la consciencia a la cual he confiado la tarea, porque ha sido fiel a Mí, hasta los límites; los límites extremos y podría decir, muy agudos.
Hablo de un alma que siempre Me ha servido a través de los tiempos y de todo lo que le he pedido a su interior.
Hoy quiero dar gloria a esa alma en nombre de este aniversario que hoy viven Conmigo, desde el momento en que dieron el “sí” a Mi Madre para asumir esta tarea planetaria, que es de todos.
Así los llevo al encuentro de la fraternidad, independientemente de sus temperamentos y aprendizajes; porque en Aurora siempre ha triunfado el amor y es ese amor que hay en los corazones que están sobre Aurora el que ha permitido que Yo llegara aquí, ¿comprenden?
Todo lo que construye la Jerarquía Espiritual tiene un sentido.
Aunque a veces no se comprenda, las almas deben confiar en ese propósito que la Divinidad presenta al mundo como un objetivo para alcanzar grandes esferas de consciencia, en donde todos los corazones puedan estar incluidos en ese Reino de Luz y de Amor, que es Aurora.
Pero volveré a estar allí en algún momento, para que vivan Conmigo una Maratón de oración.
Aurora salió al mundo para liberarlo del error, para llamar a los corazones, a las vidas que se autoconvocaron a ingresar en Aurora como un acto de redención y de perdón.
Es así, que Mi Corazón Glorificado y vivo retornará a Aurora para proclamar el Gobierno Celestial del Padre, sobre una consciencia, sobre la nación de Uruguay, que aún deberá re-erguirse para encontrarle un sentido a su propósito espiritual y a su camino de redención.
Dejo Mi gratitud a los hermanos de Aurora por su perseverancia y constancia, porque a pesar de que estemos lejos, aparentemente lejos para muchos, Mi Corazón Misericordioso nunca se ha separado de ellos.
Aurora vive en el corazón que cree en Ella. Tan simplemente eso. Hace curar la vida de todo ser y lo reintegra al Plan de Mi Padre.
Hoy Mi Corazón manso y humilde les trae a Aurora, porque Yo Soy el Alfa y el Omega. Aurora es el principio de un todo y es el fin de un todo.
Espero que reciban la Luz de Aurora con gratitud y amor, porque sé que muchos la necesitan para continuar adelante.
En honor a ese Centro de Oración que brilla en las tinieblas de la humanidad, quiero que le dediquen un canto que es muy especial para Mí, que siempre Me aproxima a sus consciencias y Me hace unir a todos los hermanos de Sudamérica.
Es así que con ese cántico bendeciré los elementos que se convertirán en Fuente de Gracia para las almas que los recibirán en este día como una oportunidad de renovación.
Preparémonos para la bendición.
Incienso.
Hoy les pido a los hermanos de Aurora que celebran Conmigo este día, que pidan desde su interior por un continente de este planeta, para que el Padre conceda la Gracia que Yo lo pueda visitar, así como los he visitado a ustedes en todos estos años.
¡Salve Aurora!
Y hoy, compañeros, los hago comulgar con el Don de la Cura de Dios, a través de Aurora.
En este símbolo se encuentra la Vida, la Vida que se entregó por ustedes y que padeció por ustedes todos los pecados, para que las almas se pudieran salvar y así, ser renovadas por el gran Espíritu del Redentor.
En aquel tiempo, momentos antes de la Pasión, sentado a la mesa, tomé el pan frente a Mis apóstoles y todos los que Me seguían en esencia y alma. Di gracias a Dios por haber llegado al planeta y por poder estar entre los más necesitados.
Partí el pan, así como se repartieron los Centros de Amor en toda América, para encender a las almas con los Dones de Mi Resurrección.
Fué así que en aquel tiempo les dije: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por todos para el perdón de los pecados”.
Comulguen de este Cuerpo, compañeros, que les trae la sanación y la luz para sus células.
Del mismo modo tomé el Cáliz, aquel que hoy brilla en espíritu sobre Monte Shasta. Di gracias a Dios y les dije, como hoy les digo: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Alianza Nueva, y de la renovación para todos los espíritus de la Tierra”.
Dichosos de los que beben de este Cáliz porque serán curados en espíritu y en alma por todo lo que han hecho en contra de Mi Creador.
Este es el Cáliz que brilla en los Centros de Amor que guardan la esencia de Mi Vida Crística.
Que se alegren todos los corazones del mundo, porque hoy han reencontrado la Luz, la Luz salvadora, la Luz redentora, la Luz curadora de Aurora.
Hoy estoy aquí, en Miami, con todos los que Me llamaron, con Mis queridos compañeros, pero también estoy en Aurora, como lo estuve hace cuatro años para anunciarles Mi tarea planetaria y la preparación espiritual de Mi Retorno al mundo.
Hoy todos ustedes son conscientes que están preparando Mi Retorno a la humanidad.
Este es el testimonio que les traigo, es una confirmación que les proclamo como el momento de dar el paso hacia el Universo de Mi Amor.
Que los Padres Creadores se sirvan de estos elementos para derramar los Dones sobre las almas del mundo.
Que el Santo Arcángel Miguel coloque Su Espada de Amor sobre los espíritus caídos, para que Miami vuelva a re-erguirse como una civilización bendecida por el Amor de Dios.
Que el Santo Arcángel Metatrón expanda la llama de fuego del Espíritu Santo, para que las consciencias sean tocadas en el profundo despertar del Amor.
Que el Santo Arcángel Rafael cure las heridas de los hombres y las mujeres de la Tierra, para que las almas resuciten al sentido de sus caminos.
Que el Santo Arcángel Uriel despierte los mundos internos a las realidades sublimes del Universo Celestial.
De esa forma, y en conmemoración de este encuentro por todos estos años compartidos, Yo bendigo estos elementos que se convierten en Mi Cuerpo y en Mi Sangre.
Por la autoridad concedida por Adonai, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy todos fueron sacramentados por Mi Divinidad.
Sé que no comprenderán lo que eso significa, pero solo les pido que lo recuerden y lo vivan hasta los últimos días de su vida.
Alabado sea Dios.
Glorioso Su Reino.
Aleluya, Aleluya.
Entonemos.
Les agradezco por acompañarme y por intentar vivirme todos los días. Así Yo estoy Presente en los corazones que se determinan a vivirme y en todos los que se esfuerzan para que Yo sea una verdad en cada interior.
Paz para todos. Gracia y Misericordia para las almas.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
El Santo Grial: Instrumento de la Divinidad y de una Legendaria Hermandad
Desde el momento en que Cristo tomó en Sus Manos el Santo Grial, para que el mismo fuera el depositario de todos los códigos crísticos de la redención, desde ese momento la Consciencia Arcangélica de Miguel estableció de manera definitiva entre las almas y Dios, una unión espiritual, capaz de sostenerse interiormente a lo largo de los tiempos, sin poder ser quebrantada por ninguna otra fuerza contraria.
Esta alianza espiritual, esta comunión celestial, que fue celebrada por el propio Arcángel Miguel con todas las almas a través del potentísimo Hijo Primogénito, cerró un ciclo decadente e involutivo de la humanidad.
Fue así que a través del Santo Grial se establecieron en la Última Cena siete nuevos principios que todas las almas en redención, y sobre todo las que buscarían esta comunión con Cristo, podrían vivir conscientemente.
El primer principio que el Santo Arcángel Miguel estableció fue el principio de la Reparación, que es la Gracia de poder restaurar, por medio de la comunión, la alianza de las almas con Dios.
Segundo, el principio de la Redención, la oportunidad de saldar todos los pecados a través de una confesión sincera con Cristo.
Tercero, el principio de la Liberación, oportunidad de desprenderse para siempre de todas las cadenas que atan a las almas a los abismos de la Tierra y a todos los infiernos.
Cuarto, el principio de la Cura, el momento culminante para restaurarse espiritualmente a través del amor y de la unidad con Dios.
Quinto, el principio de la Ascensión, la oportunidad de elevar la consciencia de dimensión y de vibración por medio de la fusión interior con el Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.
Sexto, el principio del Perdón, la posibilidad de cerrar ciclos pasados y de permanecer en el eterno presente para vivir la reconciliación de la propia consciencia con el Universo Celestial.
Séptimo, el principio de la Rehabilitación, la capacidad de aceptar por completo el servicio al Plan Divino y el cumplimiento por medio de todas las fases del Propósito Mayor.
A través de estos siete principios, el Arcángel Miguel por medio del Santo Grial que fue transfigurado con la Sangre Preciosa de Cristo, Sangre que fue derramada en aquel momento. El Arcángel quiso mostrarle a la humanidad el valor incalculable que tendría la Pasión de Jesús y todos los beneficios espirituales que el mismo acontecimiento le aportaría a través de los tiempos.
Es así que el Santo Grial es un instrumento universal, un símbolo cósmico y divino, capaz de despertar en nosotros los códigos crísticos, aquellas emanaciones de amor-sabiduría que surgieron de la Fuente de donde provienen todas las criaturas del Universo.
Es hacia esa poderosa Fuente que el Santo Grial, este poderoso instrumento, nos conduce y nos comunica en esencia y que, en este momento, los santos ángeles y las elevadas consciencias del Universo Espiritual lo están transportando reverentemente por cada una de las naciones de América, hasta llegar a los Estados Unidos; con el fin de atraer hacia la humanidad el recuerdo de retornar a los principios de la cristiandad y de la pacificación, delante de los acontecimientos planetarios que la raza humana está viviendo.
El Santo Grial que es divino y espiritual, es trasladado amorosamente por una Hermandad Angélica, la misma que en el momento culminante de la Última Cena de Jesús con Sus apóstoles, presenció la tarea oculta y positiva que el Santo Arcángel Miguel realizó en el propio Jesús.
Esto le proporcionó al mundo, desde aquel momento, la oportunidad de recuperar la comunión con todos los santos y ángeles, para que un equilibrio mayor se estableciera en la consciencia de la humanidad.
El Santo Grial trae esos tipos de corrientes celestiales para una humanidad que en estos tiempos despertará de forma intensa por lo que le tocará vivir.
El Santo Grial nos recuerda que debemos ser como Espejos capaces de reflejar, en el planeta y en toda la raza humana, los principios que la Fuente Divina proporciona a la humanidad.
El Santo Grial continúa desde hace algunos días, en una sagrada peregrinación espiritual por las Américas, para que algunos sucesos no se precipiten y todo se pueda equilibrar.
Este acontecimiento, que no solo es universal sino también divino, permitirá abrir las puertas para que los estados corruptos de la consciencia puedan ser liberados, curados y redimidos, y así la consciencia planetaria pueda recuperar ciertos valores que ya están perdidos.
En su totalidad este acontecimiento puramente espiritual e interior es amparado por el Santo Arcángel Miguel.
Y ahora que los Mensajeros Celestiales esperan la llegada del Santo Grial a los Estados Unidos, los corazones de esta nación se preparan para recibir este último y gran impulso de Luz y Redención.
Su Madre Santísima agradece la comunión que las almas han tenido en estos últimos días con este Santo Instrumento de la Hermandad.
En Unidad y Amor, les agradece por responder al llamado final,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo en esta noche a celebrar la Comunión con ustedes, bajo el Espíritu poderoso de Mi Padre, que los reúne en esta fraternidad para que Mi Plan, que es el Plan de Mi Padre, se cumpla en esta humanidad y en este planeta, tan necesitado de amor y de misericordia.
Como han dicho compañeros, abro los Brazos hacia ustedes, para darles Mi Paz y entregarles Mi Corazón como un símbolo de Redención para sus consciencias y las consciencias de todos sus hermanos.
Con todos los ángeles que hoy están Conmigo, hoy vengo a traerles una buena nueva, por haberse cumplido en esta tercera etapa la llegada de la Madre de Dios a México y Centroamérica.
Quiero decirles compañeros, que la sagrada tarea de los Mensajeros de Dios que hoy vienen a su encuentro, se está cumpliendo así como lo escribió Dios en el Libro de Oro de Su Reino Celestial.
Cada acontecimiento vivido está siendo escrito por el propio Padre Eterno, para que el destino de este planeta pueda cambiar a tiempo y muchas almas se puedan salvar, al solo despertar a Mi Corazón Glorificado, que es el Corazón vivo de Dios, que puede estar presente en cada uno de ustedes, así como lo han hecho en esta oración que han plroclamado a Mi Corazón Misericordioso.
Es una alegría estar en esta tierra después de dos mil dieciséis años. Pero en verdad les digo, compañeros, que Mi Corazón, en lo profundo de Su silencio, sabía que esta humanidad existía aquí .
Por eso, en aquel tiempo, le pedí a la Madre de Dios una Gracia especial para ustedes: Que dejara estampado en esta nación Su Presencia Celestial, para que todas las naciones del mundo la conocieran y tuvieran total conocimiento de la Ciencia Divina estampada en la tilma.
Por eso, compañeros, con todas las estrellas del Cielo y las Divinas Consciencias que hoy se congregan en este lugar para derramar la Misericordia de Dios por medio de la oferta de Mi Glorificado Corazón, Yo les vuelvo a decir, compañeros, que la paz es posible en este tiempo.
No deben temer por lo que vivirán. El hombre de superficie debe redimirse. Debe alcanzar la transformación de su consciencia, para que los nuevos códigos que llegarán del Universo Celestial a través de cada oración ejercitada, puedan estar presentes en esta última fase de la humanidad.
Mi Corazón hoy palpita por México, por cada una de las criaturas de Dios, que debe alcanzar la Luz que hoy les ofrece Mi Corazón Misericordioso.
Reciban desde Mis Manos los Rayos de la Misericordia de Dios que hoy vengo a depositar sobre esta nación amada y muy protegida y cuidada por Mi Madre Celestial.
Queridos compañeros, Yo los invito en esta noche, en la simplicidad del corazón y del alma, a ser los apóstoles de Mi Amor en este último ciclo planetario, en donde será necesario de almas decididas a vivirme y a sentirme. Porque es a través de sus almas y corazones que Yo podré retransmitir los dones celestiales, para todas las criaturas que más lo necesitan.
También vengo hoy, en este día, a aliviar el sufrimiento que fue generado en esta nación desde el principio de la colonización hasta el presente.
Por eso, he abierto las puertas del Universo, las catorce principales, para que el dolor fuera liberado, en obediencia a Mi Padre Celestial y al servicio de todos los ángeles, por las huestes de San Miguel Arcángel que han venido a retirar el sufrimiento del espíritu de la consciencia de muchos seres.
Es en esta hora, compañeros, en donde Yo los invito a vivificarme por medio de la Comunión que hoy consagraré para ustedes.
Porque Yo Soy el mismo Jesús de Nazareth, que viene a reencontrarlos para que recuerden su compromiso Conmigo, el compromiso de ser Mis embajadores de la Paz en esta hora crucial de la humanidad.
Vengo a depositar en ustedes algo que florecerá en el futuro. Por eso deben ser perseverantes, aún más aquellos que se encuentran en Mi camino, porque al final de la meta se encuentra la eternidad, que es hacia donde Yo los quiero llevar después de que Me hayan servido en esta humanidad y por este planeta, que tanto agoniza por la ignorancia de esta raza.
Es así que Yo vengo a abrir los ojos de sus corazones y a expandir la consciencia de sus almas para que puedan estar en Mí.
Es una victoria que Nuestros Sagrados Corazones, el de María Santísima, el de San José y Mi propio Corazón Vivo, estén descendiendo sobre esta nación.
Yo vengo a traerles los códigos de la Rehabilitación, algo que para muchos es un misterio, pero que forma parte de la Ciencia Divina.
Estos códigos descienden a través de sus espíritus y por último se materializarán en sus propias vidas por medio de la transformación y de la redención.
Yo vengo así, compañeros, a curar la gran herida de la consciencia indígena y a recuperar la pureza que ella alcanzó cuando todo este pueblo mejicano, su pueblo originario, vivía en la felicidad de Dios y de los Reinos de la Naturaleza.
Vengo así a hacer un corte en el tiempo y el espacio. Vengo a reconectarlos con lo verdadero que son, con aquello que alcanzaron a través de las generaciones por medio de la devoción viva que emerge de sus corazones para con Mi Corazón, que hoy recibe esta gratitud de cada una de sus almas.
Esto es lo que Me anima a seguir viniendo al mundo por todas aquellas almas perdidas, que día tras día se sumergen en los infiernos de la humanidad. Es que Yo quiero llegar a través de ustedes a cada uno de ellos.
Ábranme las puertas de sus corazones así como lo hicieron hoy, para que Yo les pueda indicar el camino y el servicio que deben cumplir para con Mi Corazón.
Es así que Yo vengo a sembrar semillas de Luz en esta hora sufrida de la humanidad.
Y mientras estoy con ustedes, compañeros, estoy con las naciones del mundo, principalmente con América, que no debe perder la oportunidad de ser la cuna de la nueva humanidad.
No teman por lo que hacen los hombres de superficie. Recuerden en humildad, que el poder lo tiene Dios y que es Él quien permite todas las cosas, incluso que Mi adversario esté presente en la humanidad, los corazones que Me viven no temblarán.
Yo Soy esa Fuente que todo lo renueva cada vez que comulgan Conmigo en amor y gratitud. Es este amor y gratitud de todas las almas que Me siguen, de las naciones de América y del mundo, lo que Me ha permitido llegar aquí, a México.
Es a través de Mis servidores de la paz, de cada grupo orante, de cada alma servidora, que Me permite llegar aquí, porque eso genera, no solamente para México sino también para el mundo, una expiación inexplicable, que hoy se derrama sobre este lugar.
Ustedes Me llamaron una vez y hoy Yo estoy aquí entre ustedes para darles Mi Paz, Mi Consuelo y Mi Gracia, algo que se vive profundamente en el espíritu de cada ser.
Vengo a darles el descanso, la pacificación de la consciencia y la elevación del espíritu hacia el Gran Portal de Dios, a través de Mi Corazón Vivo.
Quiero que sientan en esta hora la oportunidad de amarme así como Yo los amo, más allá de la imperfección y del error.
Vean a vuestro alrededor en los ojos de sus hermanos el brillo de Mi Espíritu, por las almas que se redimieron por solo decirme "sí". Y es así que aquí Yo estoy para bendecirlos.
Recemos al Padre para que México no pierda la paz y no sea conquistado por las ideas de los hombres tenebrosos.
Es así que primero viene Mi Divina Misericordia para impedir el caos y establecer la paz en todos los corazones que se abren para recibir Mi Luz y Mi Amor. Esto impedirá el desajuste del planeta.
Los invito a vivir los cambios en pacificación. Confíen en lo que les decimos y nunca se desviarán de Mi camino.
Los invito a sentir las cosas en el amor, porque así estarán en la Verdad y sus corazones también serán vivos, vivos en la Fuente de Dios por medio de Su Gloria. Y Su Gloria estará en ustedes y en sus hermanos y Mi Reino cada vez más se aproximará para que Yo pueda retornar pronto y poner fin a muchas cosas.
Quiero que sean felices por estar Conmigo y que ofrezcan cada pequeño sacrificio por la humanidad, para que muchos más que ustedes sean beneficiados por Mi última expiación, que preparará a una parte de la humanidad para Mi segunda venida, cumpliendo así las profecías de Juan.
Sabemos que ese momento se acerca inesperadamente. No se olviden de estar en vigilia. Aléjense de la distracción y no perderán la sabiduría. Los tiempos exigen concentración y vigilancia, para que todos puedan estar resguardados en Mi Espíritu, y a pesar de lo que suceda, sepan qué hacer y dónde estar.
Cuando todo suceda no tengan miedo ni piensen en lo que sucederá. Vivan en Mí y podrán estar en el eterno presente y así actuarán según la Voluntad de Dios, que es simple y amorosa.
Ahora quiero ver en sus rostros una sonrisa por volver a encontrarme y persistir; porque en la persistencia encuentra el triunfo el Plan del Amor en cada una de las almas.
Celebremos esta Comunión en unión a todos los hermanos del planeta, a todos los orantes y espejos que reflejan el Amor de Mi Corazón al mundo.
Sonrían, sonrían a Dios. Él también debe ser consolado por Sus hijos, así Él les derramará la Fuente de Su Providencia y de toda Su Gracia, y muchas almas más serán tocadas por este impulso de Luz.
Ahora adoren Mi Corazón cantándome “Vine a adorarte”.
Y como hace dos mil años, vuelvo a repetir:
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia.
Bienaventurados los mansos de corazón, porque heredarán la tierra prometida.
Bienaventurados los humildes de corazón, porque siempre encontrarán la paz.
Bienaventurados los simples de espíritu, porque siempre verán a Dios.
Bienaventurados los que Me viven, porque siempre Me encontrarán.
Bienaventurados los que Me adoran en el Santísimo Sacramento,
porque los esperaré en el Reino de Dios para llevarlos Conmigo a la Eternidad.
Les agradezco por haberme recibido, por haberme escuchado y por haberme sentido por tan solo un minuto, por haberme alabado, por haberme honrado, porque todo no llegará para Mí sino para el Creador, que es quien los ama desde el principio hasta el fin. Desde lo más pequeño de ustedes hasta lo más grande, Él lo ama todo, porque en Su Amor está la paz y su bendición.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la paz esté en ustedes y sean la paz para el mundo.
Sigan cantando.
Oremos:
Padre Nuestro... (x3)
Gloria al Padre... (x3)
Queridos hijos:
La oración los unifica y los eleva al Reino de Dios; y será en ese estado de consciencia que sus corazones comprenderán todo lo que les digo, no solo por el bien de ustedes sino también por la humanidad, que necesita despertar a la Verdad que ha sido sagradamente guardada de todos los ojos curiosos y de los ingratos.
Pero hoy, y en este tiempo, Yo les traigo esta Verdad para que sus corazones puedan crecer y definitivamente encontrar el camino hacia Cristo, en esa perfecta comunión con Su Corazón Sacratísimo.
Yo les abro las puertas al conocimiento elevado para que no solamente lo puedan conocer, sino también practicarlo en sus vidas.
El Señor espera poder hacerse presente en sus corazones y almas para expresar los talentos sagrados que serán de auxilio para la humanidad en este tiempo y en el momento más agudo del caos de la Tierra.
Los ángeles del Universo, los que acompañan Mi Corazón y toda Mi Obra, permitieron que esto sucediera; aunque no hay méritos para tan gran revelación, sé que alcanzar la vida crística para la mayoría ya deja de ser una meta imposible y es una realidad próxima para todos.
Quienes verdaderamente vivan las llaves que Yo les entregué en este día, y a través del mensaje para esta Aparición, podrán alcanzar lo que tanto espera Mi Hijo y Él los encontrará preparados cuando retorne a la Tierra, con el poder de Su Gloria y de Su Majestad.
Pero mientras eso está por suceder, el mundo aún se purificará y sufrirá.
Yo intento fundar por medio de Mi Maternidad, las bases crísticas para la nueva era, que ya comenzó; las bases que fundarán espiritualmente la Nueva Humanidad, en esa esperada Tierra Prometida que el pueblo de Israel siempre quiso ver.
Moisés, como maestro e instructor, como enviado de Dios al mundo, fue la primera experiencia de ese proyecto de la Nueva Humanidad.
A través de los tiempos y de la Sagrada Familia, se guardaron esos códigos preciosos, para que pudieran estar disponibles en este ciclo de la humanidad y los autoconvocados despertaran a la verdad del conocimiento.
Eso no solamente ennoblece sus espíritus, queridos hijos, sino también la consciencia planetaria que se está auto destruyendo, día a día.
Podría pasar la noche entera contándoles lo que veo del mundo, a través de la pureza de Mis ojos y de la imploración de Mis manos a Dios, para que muchas más almas puedan ser rescatadas en este último ciclo.
Pero todo dependerá hijos Míos, de los que se auto convoquen para esta sagrada tarea, que dejará de ser para niños y pasará a ser para adultos, en esta gran academia de la redención de la humanidad.
Los ciclos cambiaron a partir del ocho de agosto pasado.
Para este próximo ocho de agosto un nuevo ciclo comenzará y será imprescindible, no solo para ustedes sino también para Aurora, que todos estén presentes para esas fechas, en donde una nueva revelación será entregada como preparación de sus corazones para la venida de Cristo.
Mientras Mis planes construyen las bases de la verdadera familia, Yo veo, aún en el mundo muchos hijos perdidos, que no solo no quieren escuchar, sino que tampoco quieren despertar a lo que verdaderamente son esencialmente, como almas y seres humanos.
El ego de la humanidad ha tomado la potestad de toda la Tierra.
Ustedes, hijos Míos, por medio de la oración podrán percibir qué es lo que está sucediendo en este tiempo y cuánto sufren los Reinos de la Naturaleza, las consecuencias de todos los hombres.
Mientras los corazones no se arrepientan y se humillen ante el Creador, Jesús todavía no retornará y las almas deberán sufrir las consecuencias de sus acciones.
Pero si los corazones hacen un acto de contrición ante el Dios Creador, las cosas podrían cambiar precipitadamente y Leyes de Gracia podrían actuar en los corazones aún no redimidos.
Queridos hijos, aún hay mucho por hacer y no solamente cuento con sus corazones, sino también con sus manos, para poder servir al Creador.
Los tiempos son difíciles por donde se mire.
Ustedes saben, queridos hijos, que la prontitud de sus corazones podría modificar los acontecimientos y no estoy aquí, en este día, despertando su soberbia espiritual, ni su arrogancia.
El Señor necesita que estén libres de todo para poder servirlo en plenitud; y así, sus verdaderos seres descenderán y realizarán la tarea que tanto han esperado desde el principio, sus seres espirituales, sus seres de origen del Universo.
Mientras algunas cosas no maduren dentro de ustedes y se definan pronto, aún muchos seres espirituales del Universo esperarán la hora de poder aproximarse y realizar junto a Mi Hijo, esa gran obra corredentora de toda esta raza, aún no redimida.
Así como fue con Moisés y el pueblo en el pasado, queridos hijos, lo será con ustedes; el proyecto está en la Mente de Dios, aún por realizarse.
Una parte la cumplió Mi Hijo al estar presente entre ustedes en esta decadente humanidad y les enseñó que a través del Amor y de la Misericordia, todo se redime y todo se consigue.
Son las bases de su Fe, poder vivir en Cristo y corresponderle.
Yo les traigo el Conocimiento Sagrado del Universo que está guardado en los Libros de Dios para que finalmente lo puedan conocer y crecer a Mi lado, así como Yo siempre los tengo, entre Mis brazos y en Mi Corazón.
Sabemos que toda la humanidad no será consecuente con lo que estamos pidiendo en este ciclo, pero la mayoría podría hacerlo si solo se dispusiera a vivirlo en simplicidad y Amor.
Dios pidió fundar Comunidades-Luz, para erguir las bases de la Nueva Era, de la Nueva Familia y de la Nueva Humanidad.
Este proyecto debe expandirse para aquellos que quieran unirse a esta gran hermandad que está siendo construida espiritualmente desde hace mucho tiempo.
Porque ustedes saben que el Universo no los abandonará, mas tampoco dejará de corregirlos para que puedan seguir el único camino que propone la Jerarquía en este tiempo final.
Estamos trabajando espiritualmente por toda la humanidad, por este Universo en el cual ustedes se encuentran, por toda esta Galaxia que se expande con su Luz, cuando es vista desde otras esferas.
¡Cuán grande es la belleza que Dios creó para ustedes, hijos Míos, y pocos la consiguen percibir!
Mirar una estrella no significa rebajarse, ni ser menos, sino apuntar con su misión y con su visión al propósito que les espera encontrar en esta vida.
Todos los presentes en este mundo son seres en redención, algunos en rehabilitación y la mayoría aún no redimidos.
Las almas después de esta vida, toman consciencia de lo que no hicieron ante los Señores de la Ley y viven su juicio.
Pero no es necesario, hijos Míos, que pasen por esa prueba, y que pierdan una vida entera en la normalidad y en la superficialidad de las cosas, de todo lo que ofrece este mundo infiel.
Si Nosotros, como sus Corazones Amados encarnamos en esta humanidad, fue para testimoniar la Presencia del Amor de Dios y de Su Sagrado Proyecto que aún debe continuar hasta el fin de los tiempos y después del retorno de Cristo.
Pero cuando Mi Hijo vuelva, las cosas ya serán bien diferentes y los tiempos habrán cambiado.
Aún muchos corazones dormidos también en la vida espiritual que hoy llevan, están siendo llamados a dar un paso en la verdad y en la entrega a Dios.
Muchos sirvieron a través de los tiempos y de los años a este proyecto de las Comunidades-Luz, pero aún debe despertar en ustedes la semilla y el talento que dejó Mi Hijo.
Yo les traigo las llaves para que puedan vivirlo; en esa unión perfecta con Cristo podrán cumplir con el Proyecto de Dios, y se sentirán merecedores de ingresar al Reino de los Cielos, cuando Él vuelva en Su Gloria, a través de Cristo.
A través de Mi oración y de Mi imploración por todos, pedí al Arcángel Miguel, que se hiciera cargo de esta humanidad, porque Él es su Regente, Él es el Comandante de la Huestes de Luz y de este Proyecto Universal.
Él es el que piensa por ustedes y el que obra a través del Amor de Dios y de Su poder.
Él es el que destierra a los espíritus que impiden la realización del Proyecto del Creador y Él es el mismo que rehabilita a los que están caídos.
La potestad del Arcángel Miguel no es conocida por la humanidad, siempre ha sido un secreto. En este perdido lugar del mundo y del Uruguay, Él descendió aquí en un siete de agosto pasado, para comenzar a revelar lo que muchos desconocen de Su Consciencia.
Él ha estado cerca de ustedes por mucho tiempo y no lo han percibido.
El Arcángel Miguel fue quien estuvo con Jesús desde los primeros años de Su vida para prepararlo para ese gran momento de entrega y de sacrificio por la humanidad.
Él ahora está aquí, con ustedes, para conducirlos por el camino de la rehabilitación y de la cura que ofrece Aurora.
Si realmente Aurora fuera aceptada y comprendida, las almas andarían por aquí, de rodillas, para agradecer tan inmensa gracia recibida, en un país que no la merece.
Pero Dios no solo ve la nación, sino ve el potencial de los corazones que se resignan para vivir su redención.
Las estrellas caídas serán vistas en el juicio final y contempladas por todos, lo que ustedes llaman "la paja y el trigo".
Aún la hora máxima queridos hijos, está por realizarse y ustedes están escribiendo una historia para esta humanidad.
Una historia que se escribe en el Corazón de Dios cuando las almas corresponden a Su llamado y lo aceptan en prontitud y acción.
Verán los frutos de todo lo que hemos hecho a través de los años cuando todo esté próximo para suceder.
Mientras tanto, queridos hijos, aprovechen el tiempo para su preparación y unión con Cristo.
Porque en Mi Hijo siempre se encontrará la fortaleza y aun cuando ustedes no puedan levantarse del suelo Él los levantará, porque quien lo sigue, no perecerá.
Y en los ejércitos de luz y de oración que Yo voy fundando, aparición tras aparición, a través de los Hijos de María, constituyo un potente epicentro de Luz que sirve a las necesidades del planeta y de la humanidad.
Las oraciones de todos Mis hijos del planeta son utilizadas para realizar las grandes operaciones de rescate y eso deben saberlo, no para hacer crecer sus egos, sino para servir en simplicidad y humildad para todo lo que Dios necesita en este Proyecto de Amor y de Redención.
A través de los Hijos de María que se consagran, voy formando nuevas vidas, voy formando peregrinos; después formo colaboradores, por último servidores y quien se anima a seguirme lo formo como instrumento del Plan de Dios.
Queridos hijos, eso es todo lo que hoy quiero compartir y decirles que puedan repasar Mis palabras, será de agrado para sus espíritus y para Dios, porque en el Universo nada se pierde.
Que vengan aquí Mis hijos que hoy, con Amor, se consagrarán.
Ave María... (en latín, x3)
Elevando sus almas como luz al Universo queridos hijos, contemplen este momento de consagración como una renovación de sus corazones y vidas, ante los Planes del Creador y así mientras les hablo, sus vidas son redimidas por el poder del Verbo divino y por el amor de Mi Corazón Inmaculado.
Reciban el bálsamo de Mi Gracia y el abrazo divino de Mi maternidad, para que saliendo de aquí formen nuevas vidas y ayuden a todos Mis hijos a reencontrar el camino hacia Cristo, al menos hacia Dios, que está muy olvidado.
Oren Conmigo todos los días y construyan las bases de esta Nueva Humanidad que debe nacer primero en sus corazones, para que después se pueda expresar y manifestar para el nuevo tiempo de la humanidad.
Hoy Mis ángeles bendicen sus cabezas para que ingrese el Espíritu de Dios y Su Sacra Bendición.
Hoy Mi mano toca sus corazones para que se puedan curar y sanar y renacer en el perdón y la reconciliación. Porque el amor queridos hijos, es mayor y más fuerte que el pecado, el pecado es ilusión y perdición para las almas.
El Amor de Dios los renueva.
El Amor de Mi Hijo los sana y los redime.
Mi Amor Inmaculado los eleva al corazón del Padre Celestial.
Hoy escribo en sus almas una nueva historia de Luz que deberá ser cuidada por cada uno de ustedes; así, en el juicio final, queridos hijos, darán testimonio de lo que han recibido de Mi Corazón Sacratísimo.
Yo los amo y les digo las cosas por amor y verdad, para que puedan crecer en consciencia y en adultez, la adultez del espíritu.
Les agradezco queridos hijos porque hoy hayan llegado aquí, a este Centro Mariano, no solo para honrarme, sino para encontrarme en sus corazones, porque quien Me llama, Me encuentra; una Madre del Cielo nunca olvida a sus hijos.
Lleven estampados en sus pechos el escudo del Arcángel Miguel y sustenten la poderosa espada de la oración para los tiempos críticos.
Sepan que sus familias también deben renovarse y encontrar el camino hacia Cristo, hacia la redención y la paz.
No esperen resultados semejantes en sus seres queridos, solo oren por cada una de sus almas hermanas para que Yo me pueda aproximar y auxiliarlos en la hora indicada.
Mi Rosario de Luz ora por ustedes.
La Madre Universal los congrega, en Adoración a Cristo, Nuestro Señor.
Mientras Me elevo al Cielo, queridos hijos, escucharé sus voces cantando a Dios, el Creador y agradezco desde ahora y antes de tiempo, la ayuda de todos los peregrinos y devotos, para que Mis Planes de Paz se cumplan no solo en América, sino también en Europa.
Porque sepan, queridos hijos, que el Corazón de Lys, debe seguir pulsando en los corazones europeos; ellos también deben tener la Gracia y la oportunidad de concretar el Plan de Dios y la ayuda fraterna y la cooperación entre hermanos lo podrá conseguir.
En cada pedido que Yo hago, simple o difícil que parezca, existe el Propósito de Dios que finalmente es comprendido, después de que es realizado.
Amen las cosas del Cielo sin antes conocerlas, así serán humildes en la verdad y el bien.
Los amo y les agradezco por responder a Mi Llamado.
Bendigo a todos los presentes y a todos los que acompañaron este encuentro durante Mayo.
Mi peregrinar sigue para Argentina, pues Mis amados hijos también recibirán de Cristo la bendición celestial y la Gracia de seguir adelante, pase lo que pase.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cantemos:
"Somos hijos de María…"
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, para terminar este encuentro tan especial con María esta noche, queríamos contarles brevemente cómo fue la Aparición y también la consagración de los Hijos de María, pues sentimos que cada vez que se consagra un nuevo hijo y una nueva alma asume un voto con María un compromiso, Ella va profundizando en la tarea espiritual de esas consciencias.
Primero, agradecer la adhesión y la unión que todos tuvieron, la concentración posible, para lo que María estaba revelando hoy, que fue bien importante. Ella decía que era una información, un conocimiento complementario a los que escuchamos hoy al principio de la transmisión y después, durante el trabajo del mensaje, cuando ella iba transmitiendo las palabras.
Por ejemplo, cuando habló de Moisés, Ella citaba pasajes de la vida de Moisés y del pueblo del desierto y todo lo que ellos fueron viviendo cuando fueron llamados por Dios a vivir ese proyecto del Padre, en aquel tiempo.
Y a medida que María iba hablando, iba mostrando a Su lado como una pantalla, como si fuera una tela, una pantalla; iba mostrando todo lo que fue sucediendo en aquel tiempo y todos los códigos crísticos positivos del Amor que fueron siendo alcanzados no solamente por Moisés, sino también por todos aquellos que lo siguieron en aquel momento.
Y a través de eso, María fue haciendo un puente de Luz, uniendo esa historia con la historia de hoy, con todo lo que Ella vino hablando como instrucción en los últimos ocho años y todo lo que ha ido preparando dentro de nosotros y también a través de nuestro trabajo de oración, el que hemos asumido ya hace algunos años como consciencia grupal.
Al final, Ella llamó a los Hijos de María para consagrar, que también dice que forman parte de ese Proyecto de Dios, de ese Pensamiento Único que quiere manifestar Su Amor en la humanidad, en este momento crítico del planeta.
Y mientras María los iba consagrando, iba dirigiendo Sus palabras para los hermanos que hoy se consagraron. En cierto momento, Ella revela, digamos así, el alma de cada uno de ellos; el alma de cada uno de los que se consagraron se presenta delante de María para vivir esa consagración. Y en consecuencia, el espíritu profundo de cada uno de esos seres.
Entonces María hace la consagración, le pide a los ángeles que bendigan primero a esos hermanos y después desciende un poco donde hoy aparecía aquí, en la Casa de Oración, bien cerca de ellos para hacerles la bendición, imponiendo Su mano santísima sobre el corazón de cada uno de ellos.
Y allí Ella purifica, limpia, sana, cura, restaura e ilumina, creando una nueva historia en la vida de cada uno de ellos.
Dejamos esto para ustedes, para que podamos unirnos y comprender que la tarea de María en este momento, en este ciclo es bien profunda y que la oportunidad que cada uno de nosotros recibe a pesar de las deudas que tenemos es única, y que Ella con todo Su Amor y con toda Su Gracia nos libera del pasado y nos renueva para caminar en Cristo.
Madre María Shimani de Montserrat:
Todas estas Gracias que recibimos de Nuestra Señora es algo que nosotros vamos a tener que cuidar con mucho esfuerzo, sabiendo que cada día vamos a construir una vida nueva gracias a Su Purísima Misericordia.
Nosotros les agradecemos por habernos acompañado, enviamos desde Aurora un abrazo de Cura para todo este planeta.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
¡Alabado sea el Dios del Universo! Honrado sea Su Nombre santo, porque Su Presencia y Su Misericordia los salvarán.
Mientras el Padre Me envía todos los días para retirarlos de la ilusión y enseñarles pacientemente a aceptar la transformación y vivirla, por otro lado, Mi adversario intenta destruir los núcleos de luz que Yo he construido en las consciencias que ya definieron seguir de por vida Mi llamado y Mi camino hacia Jesús.
Es así, queridos hijos, que la perversión, la obstinación y el descontrol de los deseos humanos golpearán la puerta de todos los discípulos, pero no les abran y solo reconozcan que llegó el tiempo de la purificación intensiva.
Mientras los corazones definen su vida espiritual y su evolución, pidan al Universo los poderes de la Gracia, de la Misericordia y los dones benditos que hicieron de la Sagrada Familia un proyecto único para la humanidad.
Mientras los valores de la espiritualidad y de la familia se pierden al ser sustituidos por acciones y decisiones impulsivas, el adversario aprovecha el momento para debilitar en las consciencias la importancia de vivir la santidad y así cambiarla por una vida liberal.
En ese estado se encuentra la humanidad y la mayoría de las almas que todavía deben definir sus pasos hacia Cristo. Por eso, una primera y gran batalla se dará dentro de cada ser, para confirmarse o para perder la posibilidad de seguir el Proyecto de Dios antes del Apocalipsis.
Queridos hijos, con todas las legiones de Miguel Arcángel estamos en oración, pidiendo que las almas perciban que todo el planeta está en una dura y constante batalla.
Para salvaguardar sus caminos, y para que estén más protegidos de toda adversidad y tentación, les pido que Me invoquen y que llamen a sus ángeles de la guarda con determinación para que las corrientes contrarias sean disueltas con el ingreso de la Luz de Dios.
Rezo continuamente para que todos Mis soldados luchen Conmigo en la liberación y la redención de todo el mal planetario; esta batalla es el preámbulo del triunfo de Mi Corazón Inmaculado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Ora con ustedes y por ustedes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.
Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.
Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.
Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.
Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.
Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.
Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.
Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.
Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.
El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.
Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad.
Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.
Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.
Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.
Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.
Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.
Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.
Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.
Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.
Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.
Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.
Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.
El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.
La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.
El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?
Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.
Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.
Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.
Mi Madre los amparará en esta tarea.
No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.
Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.
Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.
Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.
La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.
En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.
Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.
Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.
Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.
El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.
Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.
Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.
Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.
Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.
Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.
Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.
Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.
No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.
Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.
Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.
Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.
Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.
Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.
La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.
Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.
No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.
Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.
Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.
Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.
Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.
Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.
Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.
Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.
La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.
Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.
A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.
Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.
Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.
En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.
Mi Dios, yo creo en Ti...
Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.
Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.
Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.
Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.
Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.
Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.
En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.
Kodoish...
Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.
En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:
Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)
Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.
Vayan en paz.
Mi Silencio no es por ustedes, sino por el mundo que no quiere escuchar.
El silencio habla de la Voluntad de Dios y de su destino, de una decisión celestial para este mundo y para los que persisten en la fe.
No quiero que intenten saber lo que he revelado hasta este momento. Es suficiente para ustedes, compañeros, que Yo esté presente para derramarles Mi Gracia y Mi Piedad.
Recemos para que los Planes de Dios se cumplan hasta el último momento. Eso es lo que necesito en este momento, lo que he recibido de sus corazones a través de este encuentro de oración Conmigo.
Reciban Mi Paz y Mi Misericordia. Eso es lo que los hará libres para poder llegar a Dios.
Quien lava sus pies reconoce que aún debe ser purificado por Mi Luz. Y después de su purificación, encontrar la calma en su vida para poder vivir en la paz.
Santifico esta agua creada por Mi Padre, porque de Mi Padre proviene y a Mi Padre volverá, sanando todas las heridas de las consciencias.
Padre Santo, lava y purifica a Tus hijos con el agua que has creado a imagen y semejanza de todos los elementos de la Tierra.
Que a través del lavado de los pies, las almas se consagren a Tu Corazón y los ángeles derramen sus Rayos de Misericordia en cada gota que es vertida sobre los pies de Tus hijos.
Que ellos vivifiquen su redención y que encuentren en este tiempo la alianza definitiva Contigo, hasta que Yo retorne al mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y hoy vuelvo a entregar para ustedes el símbolo perfecto de Mi Amor por todas las esencias creadas a imagen y semejanza de Mi Padre.
Hoy vengo a verter, especialmente sobre ustedes, los códigos divinos de Mi Sangre; Sangre derramada por el mundo y la humanidad, y por cada ser de este planeta.
Reciban esta Gracia y vívanme hasta que Yo retorne.
Padre Nuestro...
Me elevo hoy al Cielo, al corazón de este Universo, contemplando sus oraciones.
Espero que mañana ya tengan más luz y devoción, más esperanza y renovación, por todos los que no Me escuchan.
¡Les agradezco!
Bajo la bendición de todo el Universo, los absuelvo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y hoy cantarán el Pater Noster (Padre Nuestro), para glorificar a Mi Padre, porque Él Me ha enviado entre ustedes y en ustedes, para poder llegar a los demás.
Sean chispas de luz en estos tiempos, para que las tinieblas no oscurezcan el mundo.
Sean consciencias verdaderas que espejan la paz y el amor al mundo.
Recuerden al Arcángel Miguel, su Padre fiel y compañero durante las batallas. Que Su Espada de Luz los encomiende a Dios y Su reinado descienda sobre aquellos que lo invocan en honor a Dios y a Su Trono celestial.
Paz para el mundo y redención para los que no escuchan, pues éstos, que serán los últimos, abrirán los ojos muy tarde.
Canción: Confiemos todo al Señor...
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, es una alegría haber compartido este día con ustedes, y como dijo Cristo, mañana estaremos con más devoción, con más fe, elevando nuestras oraciones al Cielo por ese propósito del Maestro.
Queremos compartir con ustedes, antes de cerrar, un breve relato de lo que pasó durante la Aparición de hoy, porque muchos de ustedes quisieran preguntar qué fue lo que sucedió.
Hoy, el Maestro cuando llegó de una forma bastante especial e inusitada, reveló un secreto.
A veces, como también lo hace María cuando viene, nos visita y nos muestra algunas cosas de las que deberíamos tener consciencia para poder ayudar a cambiar.
Pero como son algunas cosas de las que nosotros no podemos tener consciencia porque son un secreto, Él usó esta Aparición, por decirlo de alguna forma, para hacernos un llamado de atención sobre algo que el Universo está sabiendo que podría suceder.
Como los Mensajeros Divinos a veces hacen, nos advierten, nos llaman la atención, nos informan de que nosotros tenemos que seguir un cierto camino para que algunas cosas no sucedan.
Entonces, durante toda la Aparición de hoy, el Maestro durante el mayor tiempo posible, mostró muchas cosas, infinitas, tantas, que muchas no quedan grabadas en nuestra consciencia pero que Él fue dejando impresas con Su Presencia, con Su Energía.
Los ángeles que acompañaron al Maestro lo apoyaron y ayudaron a hacer esa revelación, que duró bastante tiempo. Y después, lo que Él hizo fue dirigir esas palabras hacia nosotros.
Y algo que sí puedo decir de todo ese secreto, que Él permitió y autorizó, fue: ¿Qué es lo que sucede, por ejemplo, cuando una consciencia no quiere dar el paso? Cómo eso repercute, por ejemplo, no solo en la vida de una consciencia, y de todas las vidas que están por detrás de esa consciencia, como decía hoy la Madre María Shimani al principio, sino también, por ejemplo, en una nación. Y cómo eso, nuestra consciencia, en nuestra vida diaria, no está encarnado.
Era algo así que Él nos intentaba explicar. Cómo ese llamado que hace la Jerarquía es tan importante y tan determinante para que algunas cosas puedan cambiar a tiempo, muchas cosas de la humanidad se puedan salvaguardar por intervención de la Jerarquía, y muchas otras se pueden evitar.
Y Él sabe que la respuesta de la humanidad, de la mayoría, no es suficiente. Ese era el pesar hoy de Cristo, en la Aparición.
Algo que tal vez uno podría preguntarse es: ¿Pero por qué el Maestro revela cosas que no son buenas, si Él es un ser de luz, no? ¿Por qué viene con esa insistencia? Porque muchos podemos preguntarnos eso. A veces también la Madre Divina muestra cosas que tienen relación con ese asunto.
Es porque realmente ellos están haciendo hasta lo imposible con nosotros y con la humanidad para que algunas cosas puedan ser evitadas y no sea necesario que debamos sufrir; porque Dios quiere que no suframos, que nadie sufra.
Pero la humanidad está tomando una determinación. Las naciones, las consciencias, según la Jerarquía Divina, está tomando una determinación, una actitud, una respuesta, para con el Universo, que no es positiva.
Por eso Él decía hoy en la Aparición, también decía, nos hacía recordar que nos llamaba a ese recogimiento, para que nosotros, cuando Él está presente podamos percibir cuál es la urgencia de lo que Él nos llama a vivir, de lo que nos llama a atender como humanidad, como hermanos.
Así que más o menos eso fue lo que sucedió, lo que les puedo compartir.
Madre María Shimani de Montserrat:
Creo que toda la humanidad sabe, ha estado escrito en todos los libros sagrados, lo que está previsto si es que nosotros no cambiamos de actitud. Y algunos podrán sentir: "pero yo estoy aquí, estoy cumpliendo con mi parte, ¿por qué voy a tener que pasar por algunas cosas?"
Nunca hay que arrepentirse de estar con la Jerarquía; porque cuando uno trabaja para Dios, trabaja sin esperar ningún resultado, lo hace por amor. Y bajo ese amor y en esa protección, siempre estará.
Porque nosotros somos representantes de esta humanidad, pero no somos toda la humanidad. Nosotros estamos representando, algunos a este país, pero no somos todo este país.
Pero nunca tenemos que hacer las cosas esperando un retorno, una recompensa o que las cosas sean como nosotros las necesitamos, porque entonces estaríamos trabajando para nosotros y no para Dios. Aquel que trabaja para Dios nada espera, solo poder servirlo y amarlo, y tener la certeza absoluta que está en Su Mano y en Su Corazón.
Entonces, sigamos adelante hasta el último momento, haciendo todo lo que debemos hacer; porque esa paz que vamos a tener en nuestro corazón, solo eso nos lo podrá dar.
Así que sigamos todos adelante, porque los milagros... es el momento de los milagros. Es el momento de que todo pueda acontecer porque todo está permitido. Y uno no sabe cuándo un corazón va a despertar, cuándo algo que suceda va a hacer que una consciencia se de cuenta de que puede hacer mucho más.
Así que nosotros los invitamos a luchar hasta el final, sin bajar los brazos, porque eso es lo que Dios necesita.
Nos vamos a ver mañana, vamos a orar como nos pidió el Señor, con más devoción, más fuego, y vamos a esperar Sus Palabras, ese Amor incalculable y toda esa Luz que Él está derramando aquí, en este lugar, en este Reino de Aurora y en todos nosotros.
Queridos hijos presentes:
Con el Arcángel Miguel ante la presencia de ustedes, Me dirijo hoy especialmente a aquellos que nunca tuvieron la Gracia de conocerme porque, en este día, Vuestra Madre del Universo viene a su encuentro para abrir el camino a la conversión, a la misericordia y al perdón.
Cada uno de ustedes, hijos presentes, hasta ahora ha vivido una trayectoria en esta vida; ahora, el Padre de todo el Universo, los llama al despertar interior y al reencuentro de la verdadera vida espiritual a través de los impulsos sublimes de la oración, del servicio y de la fraternidad.
En este día, Mi Gracia de Madre los reúne para enseñarles el camino de su verdadera libertad y así, ustedes, ante el Sagrado Hijo del Universo, aprenderán a amar y a sonreír nuevamente a la vida, lejos del sufrimiento interior.
Es por eso, Mis hijos, que Vuestra Madre los ha escogido a cada uno de ustedes para que se consagren a Mi Inmaculado Corazón; Corazón puro y bondadoso que se dona a ustedes para sacarlos de la prisión de la vida material, del engaño y del error.
Hijos amados, en este día en donde el Universo abrió una puerta de liberación y de paz en este lugar, los llamo a dar ese sagrado paso en nombre de todos los jóvenes del mundo que son llevados al camino de la perdición y de la falsa realidad.
Yo los adoro a todos como almas, Mis amados jóvenes; permitan en esta hora aguda de la Tierra que despierte en ustedes definitivamente la semilla crística del amor y de la redención.
Ustedes, dando este primer paso que Yo les pido, conocerán la verdadera luz del Cielo que hoy amorosamente ha tocado este lugar por bendita y plena Misericordia.
No quiero convertirlos, hijos Míos, Yo deseo llevarlos a la verdad, al servicio y a la entrega por la humanidad.
Mi consuelo esté sobre ustedes para que, animados por Mí, alcancen la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz.
Al final del mensaje, la Madre Divina en la presencia de San José, pidió que en este lugar llamado “Pedra Branca” se levante dentro de la floresta una pequeña gruta con la imagen de la Reina de la Paz. También la Madre Divina pidió que se construya el piso de este lugar de oración con la ayuda de la Red-Luz y que la propia Red- Luz continúe apoyando la tarea de oración con los grupos de jóvenes.
Nuestra Señora les dijo a los jóvenes presentes:
“Queridos hijos, aquí Yo seré la Madre de todos los perdidos. Deseo tener aquí mediadores de la oración entre el Cielo y la Tierra”.
Veneren y adoren al Señor Crucificado.
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
(x 3 veces)
Hoy vine aquí, mostrando Mi Costado para el mundo, desde donde brotó lo más insondable para todos y desde donde sigue brotando para toda la humanidad, hasta los últimos días de la Tierra.
Vean al Señor en recogimiento, preparando su momento para poder resucitar en más corazones que están muertos y que no me viven.
Vean al Señor junto a Sus Coros, penetrando los abismos de la Tierra a través del recuerdo de Su Crucifixión, para la salvación de la humanidad y la liberación de todos sus pecados.
Vean, a los pies del Sepulcro, a los Ángeles Custodios en adoración, para que pronto retorne el Hijo de Dios hacia la humanidad.
Los invito a todos a venerar Mi Cruz como una victoria, como la realización de la Obra del Altísimo en aquellos que saben distinguir los prodigios del Mesías, de su Señor.
A Mi derecha, el Arcángel Metatrón, disipando hoy los abismos del mundo y a las tinieblas que abrazan a los corazones dormidos.
Su Fuego violeta todo renueva.
Su Luz ilumina lo que está oscuro, en unión al Hijo Predilecto, su Señor Jesucristo.
Dejen, compañeros, que esa llama se vierta en sus consciencias y almas.
Llamo a los que se han consagrado a Metatrón para esta tarea planetaria de liberación.
Vean los Aspectos de Dios manifestados en Resplandecencia y Luz sobre el mundo.
En esta hora de crueldad humana y de profunda indiferencia, retiren de sus corazones cualquier desunión con ustedes mismos, o con sus semejantes.
Dejen que este Fuego de Metatrón descienda en sus espíritus para que los purifique y los eleve a Mi Reino.
Vean la lanza ardiente de Metatrón en Su sagrada mano, que decreta los poderes del Cielo y los unifica con todas las almas.
Vean ese Fuego Solar y violeta que desciende sobre el mundo, en esta hora de conflicto y de falta de Paz.
Vean los prodigios que el Santo Padre Metatrón realizó a través de Mi Cruz contra los demonios del mundo y las bestias infernales que sucumben a los corazones perdidos.
Él es el transformador de la materia corrupta.
Él es el fuego que sublima las fricciones entre los corazones.
Él es el Unificador del pensamiento entre las consciencias y el Patriarca de los elegidos.
Él es el portador del mensaje universal de la Llama Trina, el fuego incandescente del fuego liberador de todas las formas.
Hoy vean a Mi Cruz como una gran victoria y no como un fracaso, como muchos lo creen en la inmensidad de su ignorancia.
Vean al Hijo de Dios en el Sepulcro siendo exaltado, restaurado y transfigurado por los ángeles de la Luz y las legiones de los Padres Creadores que vivieron este Misterio junto Conmigo durante Mi Muerte y aun, cuando descendí a los infiernos para desterrar a los ambiciosos, a los perseguidores e infieles a la Ley.
¡A cuántos Yo retiré del abismo durante Mis días de sepultura!
Mientras Mi Padre Me tenía en brazos y mientras las mujeres santas oraban en adoración a las afueras del Sepulcro, no dejé de trabajar por el mundo ni un solo minuto, esperando Mi Resurrección en el silencio.
Repitamos:
Arcángel Metatrón,
Patriarca y Portavoz del Fuego Divino,
trasciende la materia en liberación.
Amén.
(x 3 veces)
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús dice ahora que tenemos que hacerlo con un poco más de fe interior.
Arcángel Metatrón... (x 6 veces)
Y así, compañeros, podrán liberar los malos espíritus que corroen a las almas y a los corazones dormidos que aún no aceptan a Dios en el verdadero testimonio de la resurrección de Su Hijo y de Su segundo retorno al mundo, en el momento más crucial de la humanidad.
Cuando sientan falta de fe imploren y decreten, por esa oración, al Arcángel Metatrón, el Padre que transforma a través de Su Fuego Divino y que eleva a las almas por medio de la liberación.
Así podrán ver, queridos compañeros, cómo la Obra de los Padres Creadores es única y Omnisciente, cómo todas esas sublimes Consciencias intercedieron durante Mi Pasión por la salvación de los pecadores y de todos los mortales.
¿Cuál fue el gran misterio que reveló el Sepulcro durante los tres días en un profundo silencio? Fue la liberación que el Amado Hijo de Dios, Jesucristo, junto a Metatrón y Miguel realizaron de todos los infiernos de la Tierra por un ciclo de dos mil años.
Y aunque el mal aún esté presente en los corazones y en la superficie del planeta, deben creer, compañeros, que su cautiverio terminará y que su libertad estará cerca, para el próximo mundo.
No esperen ver resultados con prontitud, pero sí, sacrifiquen sus vidas para que la Nueva Tierra pueda nacer en la victoria y el triunfo de Mi Sagrado Corazón.
¡Cuántos ángeles del Cielo hoy visitan sus moradas y las moradas de sus hermanos que hoy no están aquí, pero sí presentes en Mi Corazón Sacratísimo!
Tomen su cruz con coraje y valentía, y trabajen todos los días por su redención, así como Yo se los he enseñado amorosamente por medio de la paz, la compasión y la misericordia.
No sean más indiferentes con sus semejantes.
Quiebren y rasguen sus estructuras para que el verdadero espíritu del Cristo interior pueda nacer cuando Yo ya no esté más aquí, entre ustedes, dirigiendo Mis Palabras para el mundo.
Sean consecuentes con el Universo, y vivan su cruz como una perfecta alegría de poder servir a Dios hasta el fin de sus días.
Al menos, compañeros, háganlo por Mí y no me fallen.
Esta Obra, que hoy reúno en ustedes y entre ustedes, fue escogida por Mí con mucho amor después de Mi Pasión, de Mi Resurrección, de Mi Aparición a través de los tiempos y de la revelación de Mis íconos Sagrados de la Faz de Mi Misericordia y de Mi Gloria hasta los tiempos de hoy.
En este presente, la Obra continúa en unión a su Santísima Madre María.
Si ustedes compañeros, no apoyan este Plan, ¿quién lo cumplirá?
Nosotros venimos del Cielo con Metatrón para traerles la Gracia y la Piedad.
Ustedes, remanguen sus vestimentas y trabajen en los caminos que Yo construyo para que la Obra se cumpla, así como está previsto en el Corazón de Dios.
Si la Obra no se cumple en cada parte del mundo que nosotros amorosamente visitamos, ¿cómo se salvará la otra parte de la humanidad y despertará?
Podría enviar millones de ángeles para el despertar de los corazones sin su ayuda, pero, ¿cómo, compañeros, serán Cristos en colaboración al Plan de Mi Padre?
No se olviden de todo lo que están recibiendo.
Deberán dar testimonio y juicio en el último día de la Tierra, y así sabrán que Yo he dicho la verdad y que aún separaré la paja del trigo.
Manténganse firmes, en oración y vigilia Conmigo, porque al fin verán su gloria en el Paraíso.
Incienso...
Padre Nuestro en arameo.
Y ahora purifiqué sus faltas para que, renovados por Mi Espíritu, carguen con la cruz de la redención y de la paz, que traerá la oportunidad para muchos corazones de la Tierra en la constitución que Yo hago y en la efusión que Yo construyo a través de esta Orden, con Mi Espíritu Sagrado.
En Presencia Amadísima del Arcángel Metatrón, entonemos Su nombre sagrado, para que Sus legiones auxilien y acudan a los corazones más necesitados, en esta hora de la Pasión del Señor en lo alto del calvario espiritual de todo el planeta.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de nuestro Señor Jesucristo nos ponemos de pie.
Quien tenga cruz, de los peregrinos presentes, el Señor pide que coloque esa cruz sobre el pecho para que Él la pueda bendecir también, en la Presencia de Metatrón, mientras cantamos e invocamos Su nombre.
Vamos a cantar Kodoish melódico y cuando el Señor diga, Nuestro Señor, comenzaremos a cantar.
Kodoish...
Metatrón...
Kodoish...
Que este recuerdo nunca se borre de sus vidas, y deben saber que cuentan con una intercesión divina que viene en auxilio de la humanidad en esta época, al igual que los demás Padres Creadores.
Que la confirmación de su cruz sea la entrega absoluta al Creador para esta sagrada tarea.
En nombre de los Cielos, den la paz para el mundo, Yo los bendigo a ustedes, a sus hermanos, familiares, necesitados y a todos los objetos sagrados que representan la presencia de la fe en los corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Jerarquía Divina de Ángeles y Arcángeles... (x 3 veces)
Este es el aceite de la simplicidad para los que viven la consagración monástica a Mi Corazón.
Hoy a todos señalaré con una cruz para que el Padre, en Su Misericordia, a pesar de lo que suceda en el fin de los tiempos, los recuerde y los ayude.
Canción: "Cristo del Calvario".
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Canción: "Escúchame, Redentor"
Contemplen Mi Gloria. Cuando Yo estoy presente todo es perfecto y nada hiere.
Hoy, les ofrezco nuevamente la cruz del mundo para que la carguen Conmigo en esta Sagrada Semana que se aproxima; porque después de tantas Gracias todo ya es diferente y nada puede ser igual.
Hoy, están aquí por Mi Misericordia, que es la Misericordia de Dios; la que los ha reunido a través de Mí y alrededor de Mí, para honrarme.
Hoy, estoy con ustedes y estoy con el mundo, con las necesidades de cada corazón y de cada alma, sin dejar de atender las peticiones de Mi Padre, para que se haga Su Voluntad.
Hoy, les muestro las llagas de Mis Manos para que las veneren durante toda esta próxima semana, donde daré señales precisas para estos tiempos finales, para que las almas continúen en Mi camino y en ascensión a Mi Sagrado Corazón.
Yo sé que es difícil vivir el caos del mundo, el caos de las almas y de las consciencias que se resisten purificar. Pero no puedo hacer más nada.
Sus corazones y el corazón de sus hermanos debe estar abierto para que Yo pueda obrar y así ayudarlos hasta el final. Porque es la Voluntad de Mi Padre que vivan en Mi Gracia y es el sentimiento de Mi Corazón que se regocijen en Mí todos los días de la vida, para que así conozcan Mi Voluntad, que es invisible ante sus ojos y perceptible para la intuición de los puros.
Yo necesito alcanzar en ustedes la santa humildad, la pacificación, la entrega y la mansedumbre. Pero sé que todo es por grados. Deben alcanzarlo a través del esfuerzo y de la dedicación que viven por Mí Corazón y por la Voluntad de Mi Padre que está en el Universo y que siempre los contempla con mucha compasión. Porque si de Él no brotara la compasión por ustedes y por las almas del mundo, ya no habría humanidad.
La tónica de estos tiempos es la intercesión de los Sagrados Corazones, de María, de San José y de Mi Corazón, de lo contrario nada sería posible, compañeros.
No vengo aquí para traerles decepciones sino la verdad; verdad que deben amar todos los días para poder alcanzarla y para que sus corazones sean cristalinos al igual que el Mío, sin soberbia, sin negación, sin indiferencia.
Deben persistir como Yo persistí por ustedes en la Cruz.
Deben madurar en el amor, como Yo entregué el Amor de Dios por ustedes en cada etapa de la Pasión, así como Mi Madre entregó el Amor por cada uno de Sus hijos que negaban y rechazaban al Rey del Universo.
Necesito que en esta Sagrada Semana, sus corazones vivan en humildad Mi Pasión. Que sientan Mi Pasión como la gran victoria y como la gran promesa para aquellos que aún no han despertado y que se separan de Dios día a día.
Necesito, compañeros, que a través de esta Sagrada Semana vivan Mi Pasión, para que sus almas confirmen que Yo estoy aquí presente todavía acompañándolos, así como también Yo acompaño a aquellos que más necesitan en esta hora aguda del mundo.
Necesito, compañeros, que en esta Sagrada Semana no solo vean Mi sacrificio, sino la victoria del Arcángel Miguel a través de Mi Corazón y de Mi Consciencia, que en el momento más culminante dejó Mi Ser para que Yo Me cristificara, así como en estos tiempos Yo los invito a vivir la cristificación del corazón a través de la entrega y de la oración perpetua.
Si no hubieran almas como ustedes en el mundo, así como hay otras almas que aman Mi Corazón insondable y misericordioso, Yo ya no estaría aquí y eso no sería una negación porque no tendría dónde derramar Mi Gracia y Mi Misericordia sobre aquellos que la claman de verdad por sus hermanos y por toda la humanidad, como por los Reinos menores creados por Dios, vuestro Señor, vuestro Padre Eterno.
Así Yo necesito, compañeros, que en esta Sagrada Semana, multipliquen Mi Misericordia por todos los lugares donde vayan y que ella se multiplique aún más cuando se retiren de aquí, de este Centro sagrado, después de haber recibido Mi impulso espiritual de amor y de compasión.
No necesito que se martiricen con Mi Pasión. Hubieron mujeres santas en el pasado que vivieron eso por Mí a través de los tiempos y sobre todo al lado de Mi Cruz, junto a María, Mi Madre.
Yo los invito, compañeros, en esa Sagrada Semana a ser santas consciencias que veneran Mi Sagrado Corazón a través de la Pasión y de la cruz y de cada paso que Yo di por ustedes desde la última Cena hasta Mi resurrección.
En esos pasos que hoy Yo les encomiendo meditar día a día, encontrarán la fortaleza para estos tiempos, la fuerza interior para superar sus problemas, la disipación de todas las dudas y de la falta de confianza al Corazón del Creador.
Necesito, compañeros, que revivan Mi Pasión por aquellos que no lo hacen y sobre todo por aquellos que nunca lo hicieron y que menos Me conocen en las diferentes partes del mundo, por vivir su propia idolatría.
Eso pesa para Mi Corazón, porque Yo vengo con Mi Gracia para todas las almas, para todos los que a pesar de todo continúan en Mi camino, como es en el día de hoy ante Mi presencia.
Así verán, compañeros, cómo es la Misericordia de Mi Corazón, cómo es el sustento y el apoyo que Yo puedo dar para sus espíritus cuando confían en Mí y lo decretan.
Yo no solo les traigo la revelación de Mi Gracia sino también la presencia de Mi Gloria celestial alcanzada después de Mi ascensión al Universo, a las moradas de Dios.
Necesito que se purifiquen en Mi confianza y que acepten la tarea que Yo, con tanto Amor, les he encomendado para estos tiempos desde el principio de sus nacimientos.
Así como Mi Corazón infinito agradeció el apoyo de Mi Santa Madre durante la Pasión y desde el principio de Mi vida en este mundo por cada uno de ustedes, así espero, compañeros, que ustedes agradezcan a sus madres por su existencia y presencia en este momento tan especial Conmigo. ¿Qué sería de ustedes sin sus madres?
Aunque sus madres no parezcan lo que ustedes desean, ellas son el modelo perfecto de la transformación para sus corazones y vidas. No podrán seguir caminando en Mi sendero sin antes recordar a sus madres por todo lo que han dado, aunque hayan sido errores, pruebas o conflictos.
Dios, a través de sus madres, quería quebrar sus corazones endurecidos para que sintieran el verdadero amor que nace de la maternidad de todas las santas mujeres que conciben ante la Creación y dan a luz, como Mi Madre dio a luz por cada uno de ustedes.
Necesito que amen la fuerza maternal y que no la rechacen, porque en la fuerza maternal se encuentra la salida a las posibles dificultades del camino.
Entre Mi Pasión para esta Sagrada Semana y el espíritu de la maternidad, encontrarán dos grandes puertas para alcanzar también el perdón y la reconciliación entre sus seres queridos.
No necesito, compañeros, que juzguen sino que amen lo que Dios les entregó a través de sus madres y también de sus madres espirituales que Yo he colocado en el camino, para trabajar el sendero de perfección y de santidad en ustedes.
Descubran en el misterio de Mi Pasión y de la maternidad el camino para la conversión y para dar los pasos en la simplicidad del espíritu y del alma que se dona al Padre celestial, abriendo su corazón y comprendiendo todas las cosas que llegan a la escuela del aprendizaje.
Les dejo en esta noche, compañeros, el símbolo de las llagas de Mis Manos, de las Manos que se donaron por ustedes, de las Manos que curaron, que sanaron, que multiplicaron los panes y los peces, de las Manos que derramaron gracias y prodigios, que resucitaron a los muertos, de las Manos que hicieron levantar a los paralíticos, que curaron a los ciegos y que redimieron a los corazones endurecidos por su propia voluntad.
Estas son Mis Manos, las Manos de Dios a través de Su Hijo amado, que nuevamente para esta Sagrada Semana se donan a ustedes y al mundo para santificarlo por la efusión del Espíritu.
Que sus manos imiten Mis manos. Que sus seres se donen en confianza y sin resistencia, porque Yo conozco, compañeros, la pasión de cada corazón, la pasión interior, los miedos y las incertidumbres.
Espero que en cada uno ustedes y de sus hermanos, Yo pueda hacer brotar lo que vengo a buscar hace tanto tiempo y después de tantas veces y de tantos intentos.
Ahora, compañeros, que saben todas estas cosas, anímense a dar el paso y a no retroceder, porque Mis pies caminan descalzos frente a los suyos, marcándoles el camino hacia la paz y la transformación.
Un pedido más para los que escuchan Mi voz. Quisiera verlos arreglados y limpios todos los días para recibirme. Así como Yo mandé a bañar a los pozos de Betsaida, de Samaria a los enfermos para que se purificaran, Yo los invito a prepararse todos los días para el encuentro Conmigo a las tres de la tarde, en armonía y orden, interior y exterior. No necesito que se embellezcan por Mí, sino que comprendan y sientan la importancia de la ceremonia en cada detalle, porque eso forma parte a la Ley de la Jerarquía.
Y ahora, compañeros, en esta víspera de preparación que sus corazones ya pulsen y sientan la Sagrada Semana latiendo en su interior como una llama viva que se moldea y se prepara para recibirme en confianza.
Y la síntesis de toda esta Sagrada Semana que viviremos por una humanidad enferma, separada e indiferente; por aquellos que no pueden vivir esto Conmigo y que aún no lo conocen, les recuerdo el misterio infinito del sacramento de la Comunión, del pan hecho carne de Cristo y de la Sangre preciosa del Maestro como fuentes de salvación y conversión para las almas que comulgan en la fe con la divinidad de Mi Espíritu ante el Padre Universal.
En gloria a Dios por esta gracia concedida para realizar la Sagrada Semana aquí, y en espera de todo el Cielo, que su colaboración sea eficiente para los próximos encuentros en esta orden material de la obra de la Jerarquía.
Espero que Mis Gracias no caigan en vano, sino que sean la multiplicación permanente del servicio y de la donación por esta obra redentora y corredentora junto a Mi Madre y San José.
Espero que sus corazones, compañeros, despierten a la importancia de la colaboración en este proyecto de los Mensajeros Divinos en este plano material. Eso definirá después de esta Sagrada Semana la continuidad de ese proyecto sagrado de conversión y de paz para el mundo.
Que cada uno cumpla con su parte para que así se manifieste la Voluntad de Dios.
Mi último pedido, compañeros: recen por los corazones que se cerraron. Deseo ver en estas cuentas la persistencia de los consagrados. Que cada cuenta que oren represente la oportunidad y la gracia para una nueva alma que debe ser rescatada por la trinidad de los sagrados corazones.
En este sacramento, compañeros, Yo les dejo el modelo para su conversión, para que sean pacificadores, mansos de corazón y humildes de espíritu.
Yo les agradezco, compañeros, por compartir este momento Conmigo en nombre de la Luz y de la Redención.
Y así a los presentes Yo los bendigo preparándolos para vivir este sagrado momento Conmigo, en esta Sagrada Semana que se aproxima, donde los Cielos estarán abiertos durante siete días sobre este lugar para que las almas se eleven en espíritu a través de Mi Corazón a la Casa del Padre Celestial.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar, a pedido de Cristo, “Pacificadores de Cristo Redentor”.
Mientras las almas Me viven, sus corazones se encienden en Misericordia y eso es algo verdadero, eso es algo que Yo siempre busco de todos los corazones de la Tierra.
Hoy Me muestro a ustedes en Gloria.
Así como Yo Soy en el Cielo, así Yo Soy ante Mi Padre, quien merece gloria y alabanza.
Hoy vengo de un lugar del Universo muy especial, hacia donde podrán ir, algún día, después de que se cumpla Mi Obra en esta humanidad.
Quisiera que hoy no solo contemplaran Mi Corazón, sino también que lo sintieran aquí, presente entre ustedes, comulgando con la esencia de la unidad y de la hermandad entre todos los espíritus de buena voluntad que, a través de los tiempos, se congregan para escucharme, así como una vez Me escucharon en Tierra Santa.
Por eso, Mi Padre los ha colocado aquí, en esta parte del planeta, para que volvieran a vivificar Mis Principios de instrucción y de transformación.
Hoy sí puedo extender Mi Mano sobre ustedes y posarla sobre sus cabezas, como lo ha pedido Mi Madre en Sus oraciones perpetuas.
Hoy sí puedo decir que el Amor de Dios vence y que todo lo transforma, cuando Él es reconocido de verdad, por las almas que lo claman sinceramente.
Hoy, Mi Gracia se aproxima al mundo oscuro para volver a iluminarlo en Mi Espíritu; en Mi Espíritu de Paz y de Misericordia.
Pero hoy, compañeros, no solo estoy con ustedes sino también con aquellos que abren sus corazones y sus hogares para recibirme en esta comunión espiritual, con el Corazón que los ama permanentemente, sin restricciones ni condiciones; con el Corazón que sufrió por ustedes los martirios de la Pasión y de la Cruz; y que, en el momento culminante, dijo: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Pero hoy no quiero que piensen quiénes fueron en ese momento, sino que Me vivan en este eterno presente, del cual Yo los hago partícipes, a cada nuevo encuentro.
Hoy, muchos de los que están aquí representan a las naciones del planeta, sus deudas y sus compromisos. Yo necesito, compañeros, que sus corazones sean Mis misioneros de la paz, como lo han sido los que Me han servido en Medio Oriente, en medio de la tribulación y del caos, confiando plenamente en los pasos de Mi Santa Madre, que se regocija en los corazones que aman Mi Corazón y Mi Misericordia.
Hoy, vengo a entregarles lo que necesita el mundo para este último tiempo, que es el Amor de Dios que debe renovar todas las cosas y que debe redimir a los corazones que aún están cerrados a Mi Llamado.
Pero Yo espero, como esperé en el Huerto Getsemaní, en la absoluta soledad del Corazón y de la Consciencia, con la asistencia suprema de los ángeles del Cielo, que consolaron Mi ofrecimiento en la Cruz y en la Pasión.
Ya no los quiero ver dormidos.
Mis Palabras son códigos de vida para todos.
Mi Amor es el bálsamo para sus espíritus, es la consolación para las almas, es la cura profunda para los que se han herido con sus propias acciones.
Pero sepan, compañeros, que aún no puedo retornar en Gloria, porque los corazones que Yo he escogido deben estar preparados para recibirme en ese momento, para poder reconocerme y abrirme las puertas de sus almas, para abrazarme fuertemente y saber quién Soy.
Quisiera que no solo Me pudieran ver, sino que Me reconocieran cuando fuera el momento, ustedes y sus hermanos del mundo, que aún duermen en el sueño de la ilusión, de la realización personal y del poder propio.
Hoy estoy aquí, en Gloria, ante los corazones que Me han dicho “sí” a la redención. Por eso, iré primero a bendecirlos con Mi Espíritu, que es el Espíritu de Dios, que ilumina a todas las formas y exalta los buenos sentimientos de las almas que se reconcilian con Dios todos los días de la vida.
Ustedes Me adoran, Me esperan y Me aman. Yo también los espero, también adoro lo verdadero que son y amo lo que en verdad existe en ustedes, que es lo más bello que Dios creó para este Universo: la Unidad.
Si sus corazones no estuvieran unidos cuando Yo ya no esté aquí, presente entre ustedes, ¿qué harán?
¿Cómo Me esperarán cuando Yo golpee la puerta de sus moradas?
¿Cómo transmitirán Mi Palabra a los que la deben escuchar en esta hora tan aguda?
No tienen por qué perturbarse, eso es cosa de Mi adversario.
Quien acongoja su corazón es porque no Me ama, o aún no sabe cómo vivirme; pero si Yo vengo en Gloria para los que Me corresponden y para los que aún deben despertar en cada parte de esta Tierra, ¿qué tienen que temer, si están en Mi Luz, si creen vivir en Mi Corazón que todo lo puede?
Cuando Yo caí con la Cruz por segunda vez, Mi Madre se acercó, viviendo Mi Dolor, porque era algo compartido bajo el Propósito de Dios, compartir el dolor del mundo y de los pecadores pervertidos.
Ella misma Me elevó, Me levantó del suelo cuando Mi Cuerpo estaba muy cansado; porque era el cansancio de Dios sufriendo en Mi Cuerpo por las almas ingratas, por los pecados del mundo; pero era el amor lo que Me hacía fuerte, no era Mi Voluntad; porque Mi Voluntad estaba en Mi Padre.
Mi Padre estaba en Mi, haciendo Su Voluntad. Es eso lo que ustedes deben vivir, así como Yo lo viví, cada uno en su proporción y en su grado.
En ese momento, en la segunda caída, pensé que iba a morir en el camino del calvario. Y la mirada de Mi Madre fue lo que Me salvó; una mirada de amor, de consolación y de amparo. Allí fue cuando el Arcángel Miguel Me dio fuerzas para erguirme y continuar, y dije en aquel tiempo: Madre, Yo renuevo todas las cosas, porque es Mi Padre el que las renueva en Mí y en Ti.
Deben dejarse renovar por Mi Corazón, que está en oferta para los que quieran recibirlo; porque no habrá para dónde seguir, compañeros, cuando el caos se manifieste; no habrá refugio, casa o persona que los ayude. Mi Corazón es su salvación y su fe eterna.
Así, Yo podré ayudar a Mis hijos cuando esté en sus corazones todo el tiempo, y no solo por algunos momentos.
Necesito que Mi Existencia se expanda en ustedes por más tiempo. Ustedes, compañeros, son depositarios de una gracia inexplicable, de una oportunidad incalculable delante de la deuda del planeta y de la humanidad; por eso, Yo insisto con ustedes hasta alcanzar lo que quiero.
En perpetua Adoración deberemos estar para los tiempos difíciles. Fue así como Yo se lo pedí a Faustina en el Santísimo Cuerpo de Cristo.
En el Sagrario está la Fuerza renovadora para todos los que la busquen.
Los bendeciré e iré con ustedes. Peregrinen a Mi Corazón, y no se cansen de hacerlo; así entenderán muchas cosas en el próximo tiempo.
Ahora, Yo he venido aquí para que todos se sientan purificados, pues Mi Luz se expande como moléculas en todos aquellos que abren sus corazones para recibirla, en gratitud y amor.
Recuesten, en silencio, sus cabezas sobre Mi Pecho, y sientan Mi Corazón Glorificado que consuela y sana todas las heridas, sin importar cual sea, porque para el Hijo de Dios no hay nada imposible.
Si su fe es fuerte, Mi Amor será fuerte en ustedes y se sentirá en los corazones que se aproximen para reconocerme en Mis hermanos.
Esta agua hoy los bendecirá a todos, como símbolo de la renovación de su primer bautismo; y aquellos que no fueron bautizados como Yo, en el río Jordán, recibirán esta primera bendición que los preparará para su primer bautismo, en donde todo mal se disipará, y la Luz de Mi Gloria se establecerá sobre las almas que se regocijarán en Mi Espíritu.
Oremos como el Padre lo enseñó a través de Su Hijo, para que, en Gloria, el Espíritu Santo descienda y santifique esta agua que es la primera señal de la Creación de Dios en este planeta y en todo el Universo, el agua que sacia la sed de las almas.
Alabado sea Dios, glorioso Su Reino. Aleluya, Aleluya, Amén.
Con esta bendición, compañeros, que los Dones de Mi Padre se puedan manifestar en ustedes, a través de la vivencia de los Sacramentos y de la renovación de sus votos con el Proyecto Altísimo de Dios.
Que sus almas se alegren y que nunca dejen de hacerlo, viviendo todos los sacrificios por la humanidad y el planeta, para la redención final del mal.
Mi Corazón hoy triunfó nuevamente en el mundo por su respuesta.
Que Mi Paz se establezca en aquellos que no la tienen.
Que Mi Fe se propague como el aroma sutil del Universo.
Que Mi Amor se expanda como la brisa del viento y que todos sientan la esperanza de vivir en Dios, para siempre.
Yo los bendigo a ustedes y a los que más lo necesitan en este mundo, como lo hice en el Monte de las Bienaventuranzas, elevando Mi Mano derecha hacia Mi Padre, colocando Mi Mano izquierda sobre Mi Corazón, que es el Corazón de Dios, abriendo los Cielos, he invocado al Espíritu Santo.
Así, Yo los bendigo en el nombre Santo de Mi Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He venido a la orilla, para llamarlos, como a los apóstoles.
Ayer escuché esa canción y quisiera que hoy la hicieran en gratitud a Mi Padre.
Pueden ir en paz.
Cuando estábamos orando la última decena del Misterio del Rosario, vimos a Nuestra Señora ayudando y trabajando en una región de Medio Oriente. Momentos más tarde, cuando Ella apareció, nos dijo que estábamos viendo un lugar en Turquía. Señaló con Su mano izquierda a un número infinito de ángeles alados reunidos trabajando y sobrevolando el área.
La Madre Divina nos dijo que había encomendado a un cierto número de ejércitos angélicos que se unieran a un determinado grupo de almas presentes en el planeta, para colaborar con ellas y ayudarlas a que se pudiera establecer uno de los más importantes Propósitos de Dios: la Paz. Ella nos dijo que esas almas, encarnadas en la Tierra para estos tiempos, eran almas servidoras del Plan de Dios que ayudarían en los tiempos de mayor emergencia mundial.
Nuestra Madre del Cielo mostró que los ángeles y las almas servidoras estaban trabajando intensamente en la contraparte física del camino que hoy recorren los refugiados, dentro de Turquía en el exilio hacia Europa. Ella nos dijo que los ángeles y las almas servidoras intentaban contener esa situación de forma armoniosa y pacífica, trabajando para generar alivio espiritual e interno en cada uno de los hermanos exiliados de Medio Oriente.
Queridos hijos:
La convocatoria de colaboración y cooperación para la misión de Medio Oriente, ya fue realizada por la Federación Humanitaria Internacional y todos están espiritualmente en los últimos preparativos para embarcar hacia esa importante tarea. Y así como fue en África Vuestra Madre Celeste, junto a las instrucciones de San José, guiará desde cerca esta arriesgada misión humanitaria.
Mis misioneros de la paz ya se encuentran trabajando junto a algunos ángeles en todo el territorio turco. Esta nación hermana se encuentra en medio de dos realidades que son opuestas, del lado de la guerra árabe y del lado de la puerta de entrada hacia los países de Europa Oriental.
Turquía es la principal ruta para todos los refugiados. Pero no solo Mis misioneros de la paz encontrarán necesidades en esa nación, sino también ellos verán la realidad de los pueblos de Siria en busca de una nueva forma de vida.
El principal efecto de la guerra recae en los niños, en los más pequeños, los que deben trascender las consecuencias del hambre y de la falta de agua. Es por eso que los tres Sagrados Corazones ya se encuentran en la región espiritual del conflicto, preparando el camino para que la ayuda humanitaria y orante llegue al mayor número de personas posible.
Mis misioneros de la paz se encontrarán con otros misioneros y, en el nombre de la paz y del servicio voluntario, unirán fuerzas internas de amor y de trabajo por todos los refugiados.
Las principales carencias que están presentes en los rostros de Mis hijos de Medio Oriente son el miedo, el exilio, el hambre y la falta de amor humano. Es por eso, queridos hijos, que esta próxima misión humanitaria colocará no solo a los misioneros sino a todo el trabajo en la realidad del verdadero Armagedón, al que espiritualmente se intenta detener para que no se expanda por todo el mundo.
La guerra no es solo la causa de la precariedad de la humanidad, el planeta como totalidad está inmerso en varios conflictos, que primero se gestan en las familias y después en toda la humanidad, llegando a grandes naciones.
La Justicia Divina está actuando, pero también el tiempo de la Misericordia está vigente. Es por eso que esta próxima misión humanitaria a Turquía es considerada, por el Plan de Dios, como una misión de Misericordia. Será a través del servicio, y de cualquier necesidad que se deberá cubrir, que la energía de la Divina Misericordia será la fuente principal para la transmutación de las corrientes negativas contrarias, las que se alimentan de las guerras.
Mis catorce misioneros, en nombre de Dios, conscientemente estarán ingresando con el amparo del Arcángel Miguel en un área mundial de gran conflicto mental y espiritual. Será como ingresar en una gran tempestad, que está ocurriendo de forma precipitada y desmedida.
El lema para los misioneros de esta nueva misión será: “La Gracia de Dios es nuestra fortaleza”. La Misericordia secreta que deberá ser difundida a través de cada acto y servicio revertirá la desesperación humana y podrá traer un poco de paz a los corazones.
La misión humanitaria a Medio Oriente abrirá otras puertas, para que el Proyecto de la Jerarquía sea solicitado en otras regiones del planeta, en donde existen necesidades de ayuda también muy complejas.
La unión de cada misionero y de cada orante con los tres Sagrados Corazones, de forma verdadera, fiel y amorosa permitirá que no se corran ciertos peligros.
Que en tiempos de Armagedón, la fe y la confianza en Cristo sean el escudo y la fuerza mayor que genere la entrega absoluta al Plan del Padre para que Su preciosa Voluntad se cumpla.
Mi Hijo los reunió a todos en estos tiempos, por eso cada alma es llamada para formar parte de esta obra de redención, sin apegos ni formas.
Nuestra Luz esté presente en cada misionero. Nuestro Amor los colme para que reine la Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En preparación y vigilia,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más