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Queridos hijos:
En este día, nos situamos en oración e introspección en las proximidades de la ciudad de Jerusalén, en preparación para acompañar a Nuestro Señor en el importante momento de Su entrada triunfal en Jerusalén.
Así como siervos despojados y apóstoles de Cristo, nos colocamos a los Pies del Maestro, para expresarle nuestro amor y apoyo incondicional ante la tarea espiritual y divina que será realizada durante la Semana Santa.
Con una actitud madura y adulta, nos comprometemos a seguir las huellas del Pastor para que, desde cerca, podamos acompañar la dolorosa Pasión del Señor y, unidos a Él espiritualmente, seamos llevados a encontrar el sentido espiritual y oculto de toda Su experiencia vivida en aquellos tiempos.
Mediante un acto de devoción, reconozcamos nuestra filiación con el Padre Eterno a través de la Presencia de Su Hijo y así afirmemos, dentro y fuera de nosotros, el cumplimiento de la Obra Redentora de Cristo en la Tierra, para que más almas y corazones sean retirados de la ilusión mundial y alcancen la gran consciencia del despertar.
Recemos para que el amado Señor lleve adelante Su Plan de Salvación y de Misericordia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con el corazón abierto prepárense para ingresar en la Semana Santa, a fin de que conscientemente revivan la dolorosa Pasión del Redentor.
Así, en este momento, sus vidas volverán a ser colmadas de los códigos de Luz alcanzados por Cristo en cada pasaje y en cada hecho de la Pasión.
Hijos Míos, los invito para que con un corazón abierto se sirvan de todo lo que Mi Hijo realizará durante los ocho días de la Semana Santa, en la que ustedes serán acompañados por Su Instrucción Celestial y serán colmados de Su insondable Misericordia.
De esa forma, ustedes, Mis queridos hijos, saldrán de esa Semana Santa más fortalecidos y, como parte de la humanidad, estarán preparados para vivir la última fase del fin de los tiempos, así como Mi Hijo vivió la última fase del Calvario, en silencio, entrega y dolor.
Yo los llamo a tomar consciencia de todo esto para que sus consciencias no estén distraídas y pierdan los divinos impulsos de Cristo.
Desde ahora, su Madre Celeste se prepara, junto a los nuevos apóstoles de Cristo, para ingresar en la Semana Santa y así revivir la dolorosa Pasión del Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Es a través del esfuerzo y de la persistencia que se construye el guerrero de corazón que es capaz de superar todos los días un poco más las propias dificultades y miserias y, sobre todo, de seguir adelante por amor a Dios y a Su Plan.
Así, surgen los nuevos apóstoles, los apóstoles del servicio y de la constante disposición a construir todo aquello que la Jerarquía necesita y aspira para las diferentes fases del Plan.
Es en ese esfuerzo y persistencia que Dios alivia el corazón oprimido del servidor y lo hace sentir, todas las veces que sea necesario, que está cumpliendo con Su Voluntad y no con la propia.
Para alcanzar ese momento, solo el esfuerzo y la persistencia tornan consciente la posibilidad de siempre participar de lo nuevo, de los impulsos que vienen del propio Universo y que traen para la consciencia la expresión de la humildad y del servicio por los demás.
En todo eso, Yo contemplo a Mis apóstoles, porque sus errores son errores, pero los triunfos son victorias que ustedes Me pueden dar con su constante transformación.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Como un sol que nace en el horizonte, hoy les traigo el resplandor de Mi Consciencia Universal para iluminar sus caminos y sus corazones.
Vengo bajo la autoridad maternal y divina que el Padre Celestial Me concedió desde el primer momento en el que Su Sierva le dijo “sí” al cumplimiento de Su Plan sobre la superficie de la Tierra.
Bajo toda la luz del Universo, hoy vengo a su amoroso encuentro para disipar y transmutar aquellas fuerzas del mal que aprisionan y condenan a las naciones y a sus pueblos.
Vengo para rendir honor y poder al Nombre de Dios en cada uno de Sus siervos y discípulos de Cristo. Bajo esa poderosa autoridad divina vengo a encontrarlos y hacerlos partícipes de la Verdad que brota del Corazón del Padre Eterno para cada uno de Mis hijos que dijeron “sí” a Su Voluntad.
Es así, queridos hijos, que los vengo a sostener y a consolar.
Vengo para animarlos a renovarse en Cristo, para que ustedes puedan presenciar en el semejante la existencia de Cristo, más allá de lo humano y de lo que es mortal.
Vengo para que le den valor a su mundo interior y a todo lo que ese mundo interno recibió de parte del Universo y de las experiencias de la vida.
Hijos, estos tiempos colocarán a cada hijo Mío frente a la verdad, a su propia y clara verdad interna y personal para que, antes del momento más culminante del Armagedón planetario, ustedes ya hayan resuelto, dentro de sí, todo aquello que los separa de Dios.
Por eso, los invitamos no solo a orar por las naciones sufridas del mundo, los llamamos para sostener un tiempo que nunca vivieron ni atravesaron.
Los estamos conduciendo hacia el camino del Amor y de la sólida Hermandad.
Por eso, todas sus noches oscuras pueden ser momentos de luz, en los que la llama de la fe y de la confianza, por más pequeña que parezca dentro de ustedes, los ayudará a cambiar y a trascender los difíciles momentos que enfrenta el ser humano.
Pero no se olviden, hijos, que Yo estoy aquí en silencio, esperándolos, aguardando que cada uno de ustedes Me llame y Me pida lo que necesite.
Pero sepan que ya dejaron de ser Mis niños, ahora son los nuevos apóstoles de Cristo, los que con esfuerzo y sinceridad asumen responsabilidades y situaciones mayores.
Anímense todos los días a morir para sí mismos, por más que duela, por más que parezca difícil. Mueran para sí mismos todos los días, así Mi Hijo estará en ustedes y ustedes estarán en Él, ayudando a cumplir Sus más profundas aspiraciones, ayudando a redimir a esta humanidad enferma a través de su redención personal y colectiva.
Sé que no es fácil mirarse a sí mismo, pero vean la Luz Divina que Dios concibió en ustedes y en esa Luz poderosa e inextinguible busquen la unión y la Paz de Dios.
Yo estoy a su lado, soy la Madre que los ampara y que los comprende.
¡Les agradezco por escuchar de corazón Mis palabras!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He aquí a la Señora de todos los pueblos y de todas las razas que viene a su encuentro con la potestad del Cetro de Dios en Sus manos, con el amor de las estrellas del cielo en Su Corazón.
He aquí a la Madre y Señora de todos los pueblos del Cielo y de la Tierra, Madre de los hombres, de los ángeles y del Hijo de Dios que viene a su encuentro, trayendo la paz en Su Corazón, derramando Gracias de Sus manos.
Mi Corona de Estrellas derrama Misericordia sobre el mundo. El Cetro de Dios, en Mis manos, detiene a la Justicia que desciende sobre las almas; porque, a pesar de la indiferencia y de la ignorancia de los hombres ante las cosas celestiales, el Amor de Dios por Sus hijos no tiene fin.
Hoy vengo, hijos, por un pueblo que debe recobrar su fe en Dios y su espiritualidad, arrancando de la consciencia las raíces del mal, de la separatividad, de la injusticia y del desamor.
Vengo a mostrarles las puertas de la Iglesia Celestial de su Padre Creador y el camino a través del cual llegarán a ella, independientemente de su cultura, raza o credo en esta Tierra.
Vengo a conducirlos a la conversión del corazón, de la consciencia y de la vida; no para mostrarles una nueva religión, sino para llevarlos a un nuevo patrón de vida, en el que sus corazones se unen a Dios a través de la transparencia, de la verdad y del amor y expresan esta unidad con sus hermanos a través del servicio, de la fraternidad y del amor al prójimo.
Vengo unir el Cielo y la Tierra, en un sacerdocio de perdón y de cura que Mi Hijo Me concedió en la Cruz.
Vengo a guiar a los apóstoles de los últimos tiempos y a los santos de los últimos días; despertándolos y congregándolos, dentro y fuera de la Iglesia, porque no es solo en las Iglesias de la Tierra en donde están los hijos de Dios y los compañeros de Cristo. Yo vengo a buscarlos en los cuatro puntos del mundo porque llegó la hora de despertar.
Mi Corazón prepara la llegada del Mesías al mundo y, así como una vez lo gesté en Mi Vientre y abrí las puertas para que Su Espíritu, Su Alma, Su Cuerpo y Su Divinidad estuvieran en la Tierra entre los suyos; hoy, hijos, vengo a preparar Su Retorno junto a ustedes. Vengo a anunciar la buena nueva de Su llegada al mundo y a preparar a los rebaños que acompañarán al Pastor en la institución de una Nueva Vida.
Él vendrá más brillante que mil soles, con el resplandor de Dios en Su Corazón. Su Faz se mostrará a todos con verdad y poder, más transparente que lo que Él se mostró a Sus apóstoles en Su Transfiguración. Su Presencia hará visible las miserias y las virtudes de los hombres y, con una simple mirada, derribará las estructuras de las falsas espiritualidades de la Tierra. Y los que no supieron amar comprenderán sus errores y se arrepentirán, pero para algunos ya será tarde.
Por eso, hijos Míos, el Redentor envía al mundo a Su Sierva, no para amedrentar a los corazones, sino para despertarlos, para mostrarles el camino de la Misericordia y de la Gracia de Dios.
Vengo para que sus corazones reconozcan los desvíos de sus vidas y se reconcilien con Dios, mientras hay tiempo.
Vengo para que haya amor en los corazones de los hombres y para que este mismo amor pueda curar las manchas y las heridas más profundas de la consciencia de las naciones.
Vengo a decirles y a mostrarles que, a través de la oración, curarán a sus corazones y a sus naciones de todos los errores del pasado.
Vengo para que se arrepientan, hijos, en nombre de la humanidad y que clamen a Dios, de corazón, por una Gracia mayor, porque ella ya está en Sus Manos, pronta para derramarse sobre el mundo, solo basta que le digan "sí".
Hoy reciban con amor Mis palabras y oren Conmigo por un bien mayor. Sientan Mi Presencia en sus corazones. Que Mi Amor les revele un hombre nuevo en su interior para que, a partir de hoy y para siempre, no sean los mismos, sino que estén perpetuamente unidos en amor a su Padre Celestial.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Su Madre María, Rosa de la Paz
Vigila en oración con tu Señor para que, en estos tiempos, Él encuentre a Sus compañeros y apóstoles despiertos, conscientes de la agonía y de la pasión del planeta, dispuestos verdaderamente a entregar sus vidas por Cristo a través de los pequeños y grandes sacrificios que los aproximan a Dios.
Esfuérzate todos los días para ofrecer algo más de ti al Padre, en nombre de toda la humanidad. Que tu oración, tu canto y tu entrega se profundicen y se tornen cada día más sinceros e incondicionales, por ser los instrumentos y los vehículos de tu unión con Cristo, de tu servicio a Su Plan de rescate en este mundo.
Ora y vigila con el Señor porque así estarás acompañando Sus pasos. Es así que corresponderás a Su presencia espiritual en este mundo. Es así que prepararás Su camino de retorno a la Tierra y serás digno de estar con Él en la institución de Su Reino.
Haz de la oración el agua sin la cual tu alma no puede vivir y del sacrificio el alimento de tu espíritu. Así, hijo, estarás cada día más cerca de Dios y, en consecuencia, elevarás contigo a este mundo y a su humanidad.
Tienes mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Soy el Señor de los Siete Cálices Sagrados, y en ellos derramo los principios y atributos que, en este tiempo, Europa necesitará para llevar adelante su gran momento de redención, de perdón y de renovación.
Soy el Señor de los Siete Cálices Sagrados y, a través de ellos, represento a las siete poderosas Voluntades del Padre Creador no solo para Europa, sino también para el mundo entero.
Soy el Señor de los Siete Cálices Sagrados y, a través de ellos, vengo a depositar en la consciencia de Europa la oportunidad de amar a Dios verdaderamente y de encontrarme en el semejante.
Soy el Señor de los Siete Cálices Sagrados y, a través de ellos, instituyo los Dones de Dios, los siete principios creadores que descenderán en este próximo ciclo al planeta para revertir la situación crítica de la humanidad.
Soy el Señor de los Siete Cálices y, desde el Reino de Fátima, hoy les traigo esta revelación: el Señor de los Siete Cálices estará llegando para anunciarle a Europa que su tiempo de redención y de perdón se aproxima.
Vendrá el Señor de los Siete Cálices para volver a despertar a Sus doce apóstoles del último tiempo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Yo los hago apóstoles del fin de los tiempos para que puedan testimoniar dentro de ustedes los frutos de la Divina Palabra.
Yo los hago apóstoles del fin de los tiempos para que representen a su Redentor en este ciclo crítico y agudo del planeta.
Yo los hago Mis apóstoles para que vivan Mi Voluntad y para que la manifiesten más allá de sus posibilidades y miedos. Porque viviendo Mi Voluntad alcanzarán la libertad espiritual que necesitan para poder seguir dando los pasos rumbo al cumplimiento del Divino Propósito.
Yo los hago Mis apóstoles del fin de los tiempos para que vivan en caridad y en servicio, para que en ese ejercicio de entrega puedan experimentar el Amor Crístico y lo puedan manifestar en la Tierra.
Los hago Mis apóstoles del fin de los tiempos para que se arriesguen, cada día más, a vivir en el vacío de sí y con absoluta confianza de que todo se cumplirá conforme a lo designado por Mi Padre.
Los hago Mis apóstoles del fin de los tiempos a fin de que preparen internamente Mi Segundo Retorno.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A través de los tiempos reúno, en torno de Mí, a los apóstoles de los últimos tiempos.
A todos los convoco, más allá de su preparación interior, para que puedan vivir la experiencia del amor universal y de la redención máxima.
Por esa razón, de tiempo en tiempo, no solo los bendigo y los absuelvo para que puedan caminar a Mi lado, sino también los renuevo y los consagro como Mis apóstoles de los últimos tiempos.
Es en este sentido que su Maestro y Señor viene para prepararlos en el amor y en el servicio incondicional.
Yo los llamo “los Míos” porque sé que Me pueden corresponder en este tiempo.
Por esa razón, Yo traigo del Universo todos los impulsos que necesitan para que aprendan a evolucionar y a vivir lo que Yo tanto espero de cada uno.
Compañeros, este ya es el tiempo del apostolado, de la dedicación absoluta a las Leyes Superiores para que, finalmente, el mundo se pueda transformar.
Les dejo Mi necesidad de que vivan siempre a través de Mí y no a través de los acontecimientos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Y en el silencio del corazón, su Maestro y Pastor está finalizando Su jornada diaria de estar con ustedes; pero, en la Omnipresencia de Mi Padre, seguiré estando con ustedes hasta el fin de los tiempos.
Llegó el momento de que Mis últimos apóstoles den testimonio de Mi Palabra; que den a conocer el poder de Mi Amor; que bendigan, sacramenten, confiesen y perdonen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Llegó el momento de que Mi Iglesia en toda la Tierra sea purificada y restaurada. Para ese momento y acontecimiento los preparé hasta ahora.
Entonces, vayan y hagan todo lo que les enseñé. Sean el Amor vivo de Mi Corazón por donde anden. Sean compasión, verdad y pureza. Cumplan con los designios del Señor. Construyan de nuevo las bases de Mi Iglesia Celestial en los corazones para que las almas que fueron profanadas y abusadas por Mi Iglesia ya no sientan dolor, miedo ni resistencia; que todas ellas puedan recuperar su fe y su contacto interior Conmigo.
Dichosos serán los que en este último tiempo hayan seguido y escuchado Mis mensajes diariamente.
Infelices serán los que no hayan dado importancia a Mis mensajes porque no tendrán muchas herramientas para atravesar el fin de los tiempos.
Nada, absolutamente nada se desperdicia. La Palabra del Señor es bendita y misericordiosa.
Ahora es el tiempo de vivir el apostolado del Señor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Quisiera poder ver a Mis apóstoles del último tiempo unidos a Mí en la esencia del Propósito y no en sus preferencias.
Quisiera poder ver los frutos de los tesoros que Yo les entregué en estos últimos tiempos, tesoros que están al servicio de la humanidad.
Quisiera poder ver los resultados de todos los impulsos que construyó la Jerarquía con esfuerzo y con amor en las almas.
Quisiera poder ver la madurez de Mis amigos, en el sentido de poderse colocar por encima de sí mismos para que reine la unidad y la hermandad.
Quisiera poder ver la fidelidad y la generosidad de los que se comprometieron a ser compañeros de Mis compañeros, hermanos de Mis hermanos, dentro de este sendero de amor y de perdón.
Quisiera saber si Mis amigos más cercanos son capaces de confiar, plenamente, en los instrumentos que Yo escogí para llevar adelante la Obra preparatoria del retorno de su Señor.
Quisiera poder ver manifestado el Pensamiento Divino en la Tierra y el sendero de la salvación para todos los que están perdidos.
Quisiera poder ver que Mis amigos Me reconozcan, más allá de las apariencias, cuando Yo regrese al mundo.
Quisiera poder confiar en todos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Hoy envío Mi Mensaje de paz a todos Mis hermanos de Sudamérica y especialmente dirijo Mis Palabras a Mis hermanos de Venezuela y de toda la región adyacente, espacios en donde las almas buscan sobrevivir a esta batalla final que recién comenzó.
Pero no teman, el triunfo del amor está próximo.
Quien viva en el amor no perecerá.
Quien viva en el amor siempre encontrará el camino de salida.
Quien actúa a través del amor no fracasará.
Porque el Amor que Yo les enseñé es invencible, es capaz de derrotar cualquier situación y vencer cualquier obstáculo.
Por eso, no favorezcan las oposiciones; que las naciones no se levanten las unas contras las otras, porque la humanidad ya sufrió lo suficiente para aprender que se salió del camino muchas veces y que siempre le costó retornar al Corazón de Dios.
Mientras estoy aquí estoy con todo el pueblo de Venezuela, acompañando a cada ser, a cada consciencia, a cada alma; viviendo junto a cada hermano Mío su sufrimiento y su dolor, su agonía o su desespero. Pero aún no llegó el momento de que Yo retorne a la Tierra.
Que por medio de Mi Amor puedan encontrar la paz, la paz que falta en el mundo y en el corazón de muchos seres.
No es tiempo de batallar, sí es tiempo de obrar con amor, aunque exista el mal y oprima. Porque la liberación del cautiverio está cerca, y las cadenas de la maldad se romperán para dar paso al ingreso de la luz, de la victoria, del triunfo del Reino de Dios, que debe expresarse dentro de cada uno de ustedes, en cada paso, así como en cada acción.
Hoy estoy con Mi Escudo para defenderlos de las fuerzas del caos.
Hoy estoy con Mi Espada para disipar las tinieblas, trayendo el Poder de Dios a la Tierra y la manifestación de Su Voluntad en este tiempo final.
Que se estabilicen los espacios, que se equilibren las energías, que la armonía se pueda expresar para que las criaturas encuentren en su interior el equilibrio que les hará percibir la necesidad de estos tiempos y el llamado que proclama el Universo a viva voz.
Que sus corazones se refugien en Mi Corazón, que sus lamentos y sus dolores se disuelvan en Mi Misericordia, porque Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos para acompañarlos a llevar esta cruz que los librará en el calvario que es el escenario de esta humanidad.
No habrá triunfadores ni ganadores, conquistadores o poderosos.
Busquen en el silencio de sí esa llave que abre todas las puertas y que trasciende todos los tiempos.
Lleven a las almas hacia Mi Corazón, porque es en el único lugar en donde todos estarán seguros en estos tiempos.
La última batalla llegará y todo se definirá. Todos deberán estar a la altura de esos acontecimientos; ese será el momento más agudo de la humanidad, momento en el cual las almas definirán sus caminos y conocerán su próximo destino, dependiendo de lo que hayan elegido.
Pero la Tierra Prometida surgirá, por más pequeña que ella sea, y la promesa del Reino de Dios se cumplirá en los que hayan creído en el advenimiento de lo nuevo y en todo lo que descenderá del Universo como un tesoro espiritual para enriquecer a las almas en el conocimiento y en la Verdad.
Yo estoy aquí como el Gobernante de su pueblo, como el Dirigente de sus almas, como el Pastor de todos los rebaños.
Les entrego el don de la fuerza interior que necesitan para poder seguir adelante, atravesando los acontecimientos de estos tiempos, por más difíciles que parezcan.
Recuerden que Cielo y Tierra pasarán, pero Mi Palabra quedará en los corazones que sepan reconocerla, porque así vivirán Mi Mensaje.
No desistan, sí persistan. La fe les redoblará la fortaleza espiritual que necesitan para caminar hacia un nuevo tiempo.
Todo llegará a su fin, porque el fin también tiene su tiempo y su hora.
Refuercen su compromiso con el Padre Celestial y permitan que Él pueda obrar en los acontecimientos, aunque Su Presencia sea silenciosa.
No teman enfrentar el fin de los tiempos, aún hay mucho que atravesar y que vivir.
Aunque esté recogido estoy con ustedes y regresaré para darles Mi último impulso, aquel impulso que finalmente los colocará en el cumplimiento de su tarea y de su misión en este planeta; misión que los hará representarme en la Tierra como Mis apóstoles y como Mis compañeros, aquellos que estarán Conmigo bajo cualquier circunstancia y de manera incondicional.
Yo Me sirvo de sus sufrimientos para aliviar el sufrimiento de la humanidad. Todo lo que toco lo transformo en bien y lo transfiguro en luz para todas las almas, llevando hacia ellas el Amor de Mi Corazón.
Desde Aurora daré Mi gran impulso de amor para el planeta en el mes de marzo, momento en el cual Mi tarea con ustedes estará finalizando. Pero ese será un momento muy importante porque podrán poner en práctica todo lo que Yo les dije una vez y podrán hacerlo mejor de lo que Yo lo hice en los tiempos pasados; solo deben ser obedientes a Mí y confiar.
En marzo se abrirá la última Fuente de Mi Divina Misericordia para que sus espíritus se terminen de formar en este Comando que Yo dirijo desde el Universo.
Recen todos los días con más fervor y que la oración brote del corazón, así como brota su amor por Mí.
Los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Consciencia no proviene de este mundo, Yo surgí de una Fuente tan semejante a un estanque de luz. Vine a la Tierra por un propósito que fue cumplido y retornaré a ella por una misión aún por realizar.
Por esa razón, debo tener apóstoles en los últimos tiempos para que sean testigos del advenimiento de Cristo; en ellos forjo la vida crística, basada en el amor incondicional a los demás.
Yo les enseño a amar la vida y a aceptarla conforme el débito de cada uno.
Yo les ofrezco una vida libre de opresiones y de calvarios, Yo ya atravesé esa escuela por cada uno de ustedes. Ahora llegó el momento de que sus corazones atraviesen, con coraje, el fin de los tiempos; así aprenderán a amar mucho más de lo que Yo amé.
Siempre tendrán un Padre que los guiará y los protegerá, por eso Él entregó a Su Hijo para que la experiencia del amor y del perdón fuera una realidad viva en toda la Tierra.
Ahora les toca a Mis discípulos ser testigos hasta el final.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Vengo al mundo para llamar a los que prepararán conscientemente Mi segundo retorno a la humanidad.
Por esa razón, vengo en búsqueda de los más imperfectos.
Vengo en búsqueda de los más pecadores, de los más ingratos e infieles para que algún día, a través del vasto ofrecimiento de Mi Amor, aprendan a ser personas buenas, justas, caritativas y misericordiosas.
Nunca Me verán en los palacios, entre los ricos, con los que se dicen poderosos o los que dicen saberlo todo. A ellos, espero que la propia Ley les muestre la Verdad y dejen de ver los espejismos de su propio yo.
Yo vengo a buscar a los que se decidan a seguirme hasta el final, a pesar de cargar todos los días con sus defectos, imperfecciones y pecados.
No vengo a buscar almas realizadas o diestras, no.
Así como vine una vez hace más de dos mil años, Yo vengo desde el Universo a formar nuevos apóstoles, aquellos que, con todas sus miserias, quejas e incomprensiones se dejarán llevar por la guía de Mi Amor, un Amor inmutable, incondicional y fiel, que todo lo comprende, que todo lo acepta, que todo lo soporta.
Deseo que esos nuevos y últimos apóstoles, que se formarán para servirme y vivirme, sean como Yo, o mejores de lo que Yo Soy; que sean capaces de no vender al Maestro como fue vendido por treinta y tres monedas; que se animen a aprender de la fidelidad, así como Mi Padre les enseña a ser fieles.
Para alcanzar ese grado de unión Conmigo, solo deben ser obedientes y no engañarse más a ustedes mismos, porque la obediencia los protegerá de ustedes. Así Yo los podré colocar, a pesar de lo que suceda, en situaciones extremas de riesgo o de emergencia para que testimonien Mi Amor Consolador.
Los que hoy no están aquí, entre ustedes, es porque no fueron obedientes y, en consecuencia, no consiguieron ser fieles a Mí.
La obediencia no es hacer solo las cosas perfectas para Mí, sino es ser verdadero y transparente con uno mismo, con la vida, con el prójimo; es decir: “no entiendo”, pero también es aceptar y renunciar.
Hoy les digo esto porque vendrán tiempos difíciles, así como llegaron para los apóstoles.
Es hora de que se pregunten, sinceramente, todo lo que hoy les digo, así Yo encontraré más refugio en sus corazones.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Al fin llegué al lugar donde tanto tiempo esperaba.
Lleven en su pecho la señal de Mi Retorno, porque esa señal vendrá del Universo y nadie podrá decir que no la verá.
Vendré para los justos y para los que han sido injustos, y a partir de allí reconfiguraré la Tierra, repoblaré el planeta de nuevos dones, de algo que aún no ha descendido desde el Universo y que llegará cuando Yo retorne al mundo por segunda vez.
Pero para que Me puedan volver a ver en Gloria, primero deben sentirme en su divinidad.
Debo construir lo nuevo en ustedes, debo sembrar lo nuevo en ustedes, para que así estén preparados para recibirme por segunda vez.
Hoy estoy aquí con la alegría del Espíritu de Dios debido a la receptividad de sus almas y corazones, porque por más que no comprendan Mi Misterio, muchos de ustedes se adhirieron a él y eso es lo que permite ampliar la Obra de Mi Misericordia en el mundo.
Mientras les hablo, los purifico. Mientras sienten, Yo los consagro y elevo sus espíritus hacia el Reino de Dios para poder retirarlos de la superficialidad de estos tiempos e ingresarlos de lleno al Reino de Mi Corazón.
Todo lo que han hecho hoy, compañeros, ha servido para que Yo esté aquí entre ustedes, acompañándolos.
Recuerden lo que les dije la última vez cuando estuve en Mendoza: que la Argentina viviría una gran prueba de fe. Esa prueba ya está sucediendo, pero Yo los invito a no coligarse con la prueba en sí sino con su enseñanza, para que puedan crecer interiormente y demostrar al Padre Celestial que están comprendiendo los tiempos definitivos, más allá de los acontecimientos y de las experiencias.
Yo necesito que cultiven dentro de ustedes, el bálsamo perfecto de Mi Amor, el que los llevará a la Divina Misericordia y a la Paz, para que estén libres de cualquier perturbación y agonía, y aprendan a atravesar los tiempos en esta transición final.
Así podrán ser verdaderos instrumentos de la Jerarquía Espiritual, presente en la Tierra, así podrán ayudar a sus hermanos de camino y a todos los que desconocen, para que aprendan a vivir también esta transición final.
Por eso deben recordar su compromiso Conmigo. Aunque hayan creído que nunca lo tuvieron, sus almas hoy los trajeron aquí para recordarles ese compromiso con Mi Corazón Eterno; para cumplir en esta hora, lo que está escrito en el Corazón del Padre dentro del Universo de Su Divina Voluntad.
Mientras Mi Gracia desciende a la Tierra, sus espíritus son elevados al Reino de Dios para que puedan despertar en ustedes los sagrados talentos que Yo les traje hace más de dos mil años; talentos que necesitaré en estos tiempos para llevar Mi Obra a los cuatro puntos de la Tierra.
Que sus espíritus puedan sentir el gozo de este sagrado reencuentro, de poder estar participando del Cenáculo de Mi Amor, en Comunión con Mi Espíritu y con Mi Esencia; Esencia que disuelve los errores y las culpas, los miedos y los fracasos; Esencia que disuelve las dudas y los malos entendidos.
Siéntanse parte de una nueva familia espiritual, aquella que vive en el Universo celestial, porque a pesar de que estén en la Tierra todavía, podrán formar parte de ella en la comunión de sus almas con el Espíritu de Dios, en donde se construye la Sagrada Unidad.
Argentina deberá ser repoblada de valientes ejércitos de la Luz, incondicionales colaboradores del Plan de evolución, que se animen a despertar en sí mismos la Sagrada Estrella de la Hermandad en su interior, para que toda su consciencia esté presente en estos tiempos y participe junto a los comandos de la Jerarquía espiritual en este plan de rescate del fin de los tiempos, que opera silenciosamente, que trabaja de forma invisible en lo más profundo de los mundos internos de los seres.
Que sus consciencias en esta tarde se sigan elevando.
Asciendan de plano la Consciencia de la Argentina para que el plano espiritual sea purificado, no solo en esta ciudad sino en todo su país, en todos sus hermanos, que también son merecedores de la Divina e Insondable Misericordia, porque ellos sufren al igual que ustedes sufren, porque ellos esperan al igual que ustedes, la esperanza.
Que en esta comunión en donde sus espíritus son elevados de plano y de consciencia, se cree este gran círculo de la fraternidad que une los orígenes y los tiempos, las esencias y las almas con el gran Gobierno sideral, el que ha impulsado la manifestación en este plano material y la vida a través de los tiempos.
Que se vuelva a constituir en el espíritu de la Argentina el amor a la vida, para que los que vayan a nacer en los próximos tiempos tengan un lugar de reposo y de amor, de regocijo y de esperanza, así como ustedes lo han tenido.
Eso permitirá aliviar el sufrimiento de Argentina, la crisis social y las incertidumbres en los corazones.
La nueva Misericordia trae la nueva esperanza.
Las ovejas de Dios son llamadas a seguir al Gran Pastor del fin de los tiempos, El que en Su segunda venida al mundo, revelará Su verdadera Faz, así como fue revelada en lo alto del Monte Tabor, a algunos de Mis apóstoles.
El tiempo de la mayor tribulación pasará, pero persistan, vivan en la fe y practiquen la esperanza, a fin de que todo sea trascendido y los espacios más difíciles del planeta sean colmados por la Luz Crística.
Vengo también por los que realmente más necesitan de Mí, para los que esta es su única y última oportunidad.
Tal vez no comprenderán lo que les digo con esto, pero tengan confianza en Mi Corazón Misericordioso, porque la puerta a Mi Divina Misericordia aún está abierta para los que se han condenado de espíritu y de alma.
Yo no vengo a buscar de ustedes lo que es imperfecto. Vengo a despertar en ustedes las virtudes de Dios, para que sus seres superiores cumplan su misión en la Tierra y aprendan a purificarse y a transformarse día a día, sabiendo que la sublimación y la elevación de la consciencia es un trabajo incansable del verdadero apóstol de Cristo.
Si sus vidas se convierten por medio de Mi Amor, si Argentina acogiera Mi Llamado, más lugares del mundo se transformarán, muchas catástrofes se evitarán y no será necesario que las almas aprendan a través del sufrimiento.
Mi Misericordia es inagotable e inextinguible.
A veces no sé donde colocar tanta Misericordia de Mi Corazón en las almas, porque la mayoría no la clama, ni la vive.
Hoy puedo derramar Mi Divina Misericordia, porque ustedes la han clamado, y eso repercutirá en sus vidas hasta el próximo mundo. Así se manifestará la Divina Voluntad y serán partícipes de la eternidad después de esta experiencia en la Tierra.
Son sus espíritus que deben volar hacia lo alto mientras transforman su materia, purifican su mente y elevan sus sentimientos.
Sigan adelante confiando en el afluente de Mi Misericordia y no se cansen de llamar por Mí; porque por más que no esté en el próximo tiempo con ustedes, Mi Omnipresencia se cumple en donde las almas llaman al Señor.
La Consciencia del Hijo de Dios se elevó a los Cielos para seguir adelante con Su Misión y Tarea, para convocar a todos los que se han autoconvocado para el fin de los tiempos, para llevar adelante la Obra del Retorno de Cristo y el descenso de su Divina e Infinita Misericordia.
Crean que en los planos invisibles suceden muchas cosas. Es hacia allí donde deben colocar su atención.
Deben aprender a percibir, deben aprender a intuir lo que está en los planos superiores de la consciencia y todos los tesoros celestiales, que no solo pueden descender en sus vidas, sino también en el planeta.
Por eso no teman abrazar su cruz y seguirme, porque Yo puedo aliviar su cruz, puedo disolver su sufrimiento, transmutar su agonía cuando sus corazones son sinceros con el Mío y se abren, de verdad, a Mis Leyes Divinas, para que sobre la superficie de este planeta se cumpla la Divina Voluntad.
Ahora los invito, compañeros de Argentina, y colocando su mano sobre el pecho, a que sientan y encuentren en ustedes el Reino de Dios, más allá de lo que han vivido y lo que han sentido, de lo que han sufrido o experimentado.
Confíen en el Reino de Dios que está dentro de ustedes y háganlo parte de sus vidas a cada momento, para que ese Reino interior que está en lo profundo de sus esencias se pueda irradiar al mundo entero, y especialmente a su país, merecedor de una Gracia extraordinaria.
Sientan esa Luz que puede emerger desde dentro de ustedes y sientan el Amor de Dios y Su Confianza.
Fortalezcan este momento como el único momento para sus vidas.
Sírvanse del Espíritu de Dios que desciende a través de la Voz de Su Hijo para fortalecer los corazones, para unir a las almas al poderoso Reino de Dios.
Mientras las puertas del Cielo se siguen abriendo sobre la Argentina, sus espíritus son colmados por Leyes cósmicas.
Sientan el descenso de la Luz Divina y la bendición del Sagrado Espíritu de Dios, tan semejante a su Bautismo o a su Primera Comunión.
Arrodillados delante de los Tronos del Padre clamemos por Piedad, Misericordia y Redención, para que más almas sean llevadas al Cielo; para que más espíritus vivan el gozo de permanecer en el Reino de Dios y en Su Gloria, por los siglos de los siglos.
Y ahora que conocen lo que en verdad está dentro de ustedes y es eterno, recuerden su origen, la Fuente de la cual provienen, la Fuente de la cual surgieron para vivir esta escuela de amor y de perdón en la Tierra.
Y por más que tengan los velos en la consciencia, hoy los retiro, para que puedan recordar y nutrirse del Conocimiento Sagrado de las Estrellas; impulso divino que en el nombre de la Luz viene a reconstruir la consciencia planetaria y a curar a los espíritus heridos por los errores del pasado.
Y ahora que Mi Iglesia Celestial se ha presentado en la Tierra; la verdadera Iglesia de Dios que solo vive en el Universo Celestial delante de las Puertas del Cielo, que sus esencias se entreguen y se donen de una forma tan incondicional, así como Yo Me doné y Me entregué por ustedes en la Cruz, sufriendo Llaga por Llaga, gota de Sangre por gota de Sangre, para que triunfara el Amor de Dios.
En ese Amor los invito a sumergirse. En ese Océano Infinito de Amor los invito a permanecer y a vivir, porque será ese Amor Eterno que proviene de la Fuente de la Creación el que los ayudará a seguir adelante, a pesar de lo que suceda o de lo que vivan.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Iniciando esta ceremonia de consagración ante la Iglesia Celestial de Cristo y de las puertas del Cielo, vamos a entonar los nombres de Dios, para que el Cielo descienda a la Tierra por medio del Amor de Nuestro Maestro.
Nos podemos poner de pie.
Cada uno de nosotros en este momento, a pedido de Cristo, en el silencio de su corazón, realizará su ofertorio a Dios, no solo por sí mismo sino por Argentina, y colocará a los Pies de Cristo su petición para que sea contemplada y escuchada por el Padre Eterno.
Que los elementos que el Padre creó para este Universo material sean bendecidos, y sublimen las energías a fin de que se cumpla el Propósito.
Cantan los Nombres de Dios
Hace dos mil años enseñé algo muy simple: era lavar los pies los unos a los otros, para que no solo fueran purificados de su sufrimiento y dolor, sino para que la humildad encarnara en las almas, a fin de poder reconocer la Faz Sagrada de Dios.
Que hoy, los que lavarán sus pies y también purificarán sus almas, puedan reconocer en sí mismos la Faz Misericordiosa de Dios, la que aplaca toda justicia. Amén.
En el río Jordán, Mi Primo Juan los bendecía con agua, pero Yo los bendigo con el Espíritu de Dios, para que sus consciencias se consagren y se eleven en constante sacrificio y reparación.
Que estos elementos sean impregnados por la Luz del Amor, a fin de que el alma se santifique, reencuentre la paz y el alivio que tanto busca. Que así sea.
Cristo llama a una hermana auxiliadora.
He esperado este momento para que recibieras Mi Bendición, porque para Dios todo tiene Su momento.
Quien confía y persiste, reconoce la Voluntad de Dios, forma parte de Su Divina Gracia.
Hoy Mi Espíritu te bendice junto a los ángeles del cielo por tu incondicional servicio a la humanidad.
Hace más de dos mil años Yo les enseñé a compartir el pan para que tuvieran vida eterna. Les enseñé a compartir de Mi Sangre para que aprendieran a purificar sus vidas.
Hoy el Señor del Universo realiza este ofrecimiento por Argentina, para que su propósito se vuelva a restablecer y encuentre en el fin de los tiempos el gozo de vivir en el sublime Espíritu de Dios.
En aquel tiempo tomé el pan, di gracias a Dios y Él lo bendijo. Enseguida lo entregué a Mis Apóstoles diciéndoles: Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados.
Tomé el Cáliz de la Salvación y en aquel tiempo les dije: Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por los hombres para el perdón de los pecados. Siempre celebren esto en Mi Memoria, hasta que Yo retorne al mundo.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo sean motivo de reparación y de cura en las almas, alegría y esperanza para los próximos tiempos.
Nos tomamos de las manos.
Padrenuestro...
Alabado sea Dios, Glorioso Su Reino. ¡Aleluya, aleluya!
Vamos a repetir:
Alabado sea Dios, Glorioso Su Reino. ¡Aleluya, aleluya!
También Yo les enseñé en aquel tiempo a amar a través de un gesto tan simple pero profundo para la vida del Espíritu.
Hoy en Mi Ascenso a los Cielos les pido que fraternalmente se den el saludo de la paz.
¡Les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vivir el Amor de Dios públicamente es simple y es parte de la misión de los apóstoles de Cristo en este y en todos los tiempos, porque ellos deben anunciarle al mundo los Dones y las Dádivas de la presencia divina. Pero hoy, hijo, vengo para enseñarte a estar con Dios secretamente y a construir las bases de tu transformación y la consolidación de tu entrega, porque, siendo así, tu simple presencia será el anuncio de la presencia divina, será el testimonio de los Dones y de las Dádivas del Creador.
Hoy vengo para enseñarte a amar estar con Dios y a buscar todos los espacios posibles en tu vida para encontrarlo, para conversar con Él, para estar en Él y Él en el mundo a través de ti.
Que estar con Dios no sea para ti una obligación, sino una necesidad.
Se están aproximando a la prueba final de esta humanidad y a la última definición de las almas. Tu Padre y Señor aspira a construir en ti una fortaleza, a depositar en tu interior Su Sabiduría y a hacer de tu corazón una puerta a través de la cual Él llegará al mundo.
Por eso, llegó el momento de estrechar tus lazos con Dios, de aprender a amar la manifestación de Su Plan más dentro de ti que fuera, porque, si el Plan de Dios no se cumple en ti, no podrás exteriorizarlo en la manifestación de Su Obra.
Crece en Dios, para que Su Obra también crezca a través de ti y la redención que Él manifiesta en tu vida se extienda al mundo entero.
Ama descubrir y conocer a Dios, profundamente, en el secreto y en el silencio de tu corazón. Conviértete en la piedra fundamental de esta construcción del nuevo tiempo, del nuevo mundo, del Nuevo Hombre.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Yo los hago apóstoles de las naciones, aquellos que deben ir hacia algún lugar de la Tierra para llevar Mi Amor, Mi Paz y Mi Mensaje.
Yo los hago apóstoles de los pueblos para que lleven Mi ejemplo, Mi Verdad y muestren el camino que Yo les ofrezco a todos por intermedio de Mi Corazón.
Yo los hago apóstoles de las razas para que lleven en sus corazones Mi energía crística y ayuden a los moribundos de espíritu para que aprendan a beber de Mi Fuente de Amor.
Yo los hago apóstoles del Camino para que, al igual que los Doce, lleven Mi confianza y plenitud a los que la necesitan.
Yo los hago apóstoles de la Verdad para que, más allá de sus vidas imperfectas, consigan transmitir y entregarle al mundo Mi solemne energía de Amor-Sabiduría, porque ella protegerá a los últimos Cristos que surgirán para socorrer a la humanidad.
Yo los hago apóstoles de la transparencia y del bien para que en sus actos, sentimientos y deberes se refleje lo que Yo necesito construir en ustedes.
Yo los hago apóstoles de la Misericordia, a fin de que, en este último tiempo que resta, le den a conocer al mundo la infinita y piadosa Misericordia de Mi Corazón.
Yo los hago apóstoles del fin de los tiempos para que aprendan a atravesar el ciclo final y para que ayuden a las almas en su transición espiritual y física.
Yo los hago Mis apóstoles cuando Me lo permiten, porque aún espero que todos los atributos de los apóstoles de Cristo se cumplan en el fin de los tiempos.
¡Les agradezco por ser apóstoles de Mi Verdad!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La Revelación de Dios a los hombres
La Revelación de Dios a los hombres, hijos Míos, es eterna y comienza cuando el corazón humano va madurando y despertando, más que a la sabiduría, a la humildad.
La Revelación de Dios a los hombres sucede cuando el corazón es simple y reconoce la propia pequeñez, sin limitar la sabiduría y la existencia divina a su comprensión y a todo lo que ya fue revelado.
La Revelación de Dios a los hombres no se detiene, sino que, desde los Patriarcas hasta los días actuales, se profundiza y culmina solamente en la unidad plena del ser con Dios, en su retorno al origen.
El hombre en sí es la Revelación de Dios.
El verdadero autoconocimiento, que no es una ciencia humana, sino una ciencia espiritual y divina, es el que los conduce a la revelación del propio Dios.
Los seres humanos son, al mismo tiempo, las criaturas más próximas y más distantes de Dios.
La Presencia Divina en su interior y la unidad que guardan como potencial silencioso en su esencia, los hacen próximos a Dios.
Sin embargo, hijos Míos, la ignorancia y la indiferencia alejan a los hombres de sí mismos, de lo que verdaderamente son y, en consecuencia, los alejan de Dios y de la Verdad.
La Revelación de Dios a los hombres sucede con el despertar de la sed por la vida superior, con el descontento del espíritu con todo lo que la vida en la materia le ofrece, con el descontento del espíritu con su propia expresión de vida.
Cuando el espíritu se ve descontento consigo mismo y con el mundo, se mueve dentro de los seres para que ese descontento espiritual impulse a la consciencia a buscar la vida superior, a profundizar el despertar y el autoconocimiento que, en verdad, es el conocimiento de Dios en sí.
La Revelación de Dios a los hombres se profundiza a medida que la consciencia humana evoluciona y aquello que para los Patriarcas era un sentir inexplicable e incomprensible de Dios, solo una experiencia de Dios sin explicaciones, en este tiempo puede tornarse una revelación profunda y científica de la existencia humana y de la existencia de Dios.
El Padre Creador es simple y en Su Simplicidad guarda Sus misterios. Pero la mente humana coloca barrera tras barrera para conocer a Dios y pocos son los que profundizan en Su Presencia.
Este, hijos Míos, es el tiempo de la Revelación de Dios a los hombres porque está llegando un nuevo ciclo culminante para la consciencia humana.
Ha llegado el tiempo de renovar la historia.
Ha llegado el tiempo de los nuevos profetas, de los nuevos apóstoles, de la renovación de la santidad y de la fe en el corazón humano.
Porque, así como Dios despertó y levantó a los profetas y pueblos en la pura fe en el pasado para preparar el Nacimiento y la llegada de Su Hijo al mundo, también hoy, hijos Míos, levantará pueblos y naciones, corazones y espíritus para que preparen nuevamente la llegada de Cristo al mundo.
El retorno de su Señor será definitivo y marcará el fin de un tiempo, porque las últimas palabras de las Escrituras se cumplirán y el Evangelio que Él dejó en el mundo se renovará por las nuevas revelaciones que el Hijo del Hombre traerá a la Tierra.
Su Palabra será Vida y le revelará al mundo la verdad superior frente a la cual muchos estuvieron ciegos, a pesar de que ella siempre estuvo aquí.
Antes de la llegada de Cristo, así como en el pasado, la Revelación de Dios comenzará para los profetas del nuevo tiempo y el Evangelio Universal de Cristo se comenzará a escribir con la verdad que ya está emergiendo en el corazón de los hombres.
El Nuevo Testamento se está cumpliendo al mismo tiempo que la Revelación de Dios a los hombres se está profundizando, para que puedan escribir las Nuevas Escrituras, las Leyes que dictarán la nueva vida.
Abran sus corazones a la Revelación de Dios porque todo está siendo dicho para despertar y preparar a los corazones y a los espíritus de los hombres para este nuevo y definitivo ciclo.
Yo los amo y los bendigo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Primera Serie de Poemas
Séptimo poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Amado Jesús,
que mi confianza, aunque sea pobre, se una a la Tuya,
para que Tu Presencia fortalezca mi corazón
en las pruebas que pronto viviré.
Amado Hijo de Dios,
Siervo del Padre Inmutable,
hazme pequeño y simple en todo,
déjame conocer los misterios
más profundos de Tu Corazón.
Revélame, Señor,
la intimidad de Tu Alma
y la grandeza de Tu Amor redentor.
¡Oh, Señor del Universo!,
que en el vacío de mi ser
encuentre la entrega absoluta de mi alma,
para que alguna parte de este imperfecto ser
pueda representarte en la Tierra
como un nuevo apóstol de Tu Corazón.
Amado Jesús,
hazme querer y amar a los semejantes
así como Tú me amas de forma incondicional y eterna.
No me dejes estancado en los defectos del prójimo.
Más bien, Señor, muéstrame mis defectos
para que según Tu Palabra y energía
yo los pueda transformar.
Deseo, Señor,
verte reflejado en el corazón que sufre,
en el alma que desespera.
En todo lugar deseo verte
y, así, poder participar de Ti,
para que, hasta el más pequeño gesto de mi caridad,
pueda saciar la sed que Tú sientes
por las almas que no te aceptan.
Dame valentía
y me abandonaré en Tus Brazos.
Hazme el instrumento que Tú necesitas.
Hazme el proyecto que tanto esperas
para que en nada yo interfiera, Señor,
sino que seas Tú, Cristo,
quien obre a través de esta pequeña vida.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
A los que una vez despertaron a Dios
Mírate y con fe observa lo que ha sucedido en tu vida después de estos últimos y largos años.
Mira con amor y fervor todo lo que de a poco ha cambiado, cuántas cosas ya se disolvieron y cuánto hay aún por sublimar y entregar.
Reconoce que eres un milagro de Dios y que tu consciencia fue bendecida por el Padre Celestial.
Después de tantos esfuerzos, pruebas y desafíos, mira con gratitud dónde te encuentras hoy y quiénes te rodean. Ellos son tus amigos, tus compañeros y tus apóstoles, los apóstoles del camino.
No pierdas la esperanza y vislumbra con alegría las maravillas que el Señor ha hecho en tu vida.
Mira el pasado transformado y convertido, y contempla el presente consagrado a la Voluntad de Dios.
Todo en la vida tiene un porqué. Todo en la vida tiene un sentido y una meta. Todo lo que sucede tiene un motivo y es parte de un principio infinito y eterno.
Alégrate y vuelve a confirmarte en el camino del amor, de la constancia, de la perseverancia, de la fe.
El mundo necesita un alma valiosa como la tuya, que pueda ser receptáculo de todas las Gracias y aliento para los que más sufren.
Escucha, escucha de nuevo el llamado del Señor y deja que sea Él el que guíe tu vida hacia la próxima etapa.
Ha llegado la hora de que reconozcas la divinidad en ti, siendo un alma pobre, despojada y libre a los Pies del Redentor.
Recuerda, día y noche, cuántas cosas ha hecho el Señor de la Vida en tu vida. Penetra, finalmente, el Gran Misterio y sé parte de la Creación, estando en comunión interna con el Cielo y la Tierra.
Solo agradece, una y otra vez; agradece para que el espíritu de la gratitud reconstruya el planeta y, sobre todo, a la humanidad; que la gratitud te lleve a comprenderlo todo y a amarlo todo sin condiciones y sin expectativas.
Y ahora, después de tantos años de bendiciones y de instrucciones, celebra con el Cielo la victoria del Rey en tu pequeñísima vida.
Comparte con el mundo el sentimiento profundo del Amor de Jesús, para que hasta la más pequeña partícula de vida sea renovada. Celebra el Sacramento de la fe y de la esperanza.
Deja que el Santo Espíritu impulse tu vida hacia los nuevos cambios y que, por muchos años más, seas el ejemplo de una conversión alcanzada, de un milagro sucedido, de una obra realizada en lo más íntimo de tu corazón.
Todo es parte de la Gracia y del Amor de Dios.
Todo es parte de una Voluntad Suprema, inalterable e irrefutable.
Todo es parte de la Obra de la redención y de la paz.
Sigue siendo el ejemplo de la persistencia; sigue siendo el ejemplo de la fe y del servicio por la humanidad.
Que toda tu consciencia, alma y vida hoy sean bendecidas, a fin de que se cumpla lo que está escrito.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más