Viernes, 5 de octubre de 2018

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 63ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Al fin llegué al lugar donde tanto tiempo esperaba. 

Lleven en su pecho la señal de Mi Retorno, porque esa señal vendrá del Universo y nadie podrá decir que no la verá.

Vendré para los justos y para los que han sido injustos, y a partir de allí reconfiguraré la Tierra, repoblaré el planeta de nuevos dones, de algo que aún no ha descendido desde el Universo y que llegará cuando Yo retorne al mundo por segunda vez.

Pero para que Me puedan volver a ver en Gloria, primero deben sentirme en su divinidad.

Debo construir lo nuevo en ustedes, debo sembrar lo nuevo en ustedes, para que así estén preparados para recibirme por segunda vez.

Hoy estoy aquí con la alegría del Espíritu de Dios debido a la receptividad de sus almas y corazones, porque por más que no comprendan Mi Misterio, muchos de ustedes se adhirieron a él y eso es lo que permite ampliar la Obra de Mi Misericordia en el mundo.

Mientras les hablo, los purifico. Mientras sienten, Yo los consagro y elevo sus espíritus hacia el Reino de Dios para poder retirarlos de la superficialidad de estos tiempos e ingresarlos de lleno al Reino de Mi Corazón.

Todo lo que han hecho hoy, compañeros, ha servido para que Yo esté aquí entre ustedes, acompañándolos. 

Recuerden lo que les dije la última vez cuando estuve en Mendoza: que la Argentina viviría una gran prueba de fe. Esa prueba ya está sucediendo, pero Yo los invito a no coligarse con la prueba en sí sino con su enseñanza, para que puedan crecer interiormente y demostrar al Padre Celestial que están comprendiendo los tiempos definitivos, más allá de los acontecimientos y de las experiencias.

Yo necesito que cultiven dentro de ustedes, el bálsamo perfecto de Mi Amor, el que los llevará a la Divina Misericordia y a la Paz, para que estén libres de cualquier perturbación y agonía, y aprendan a atravesar los tiempos en esta transición final.

Así podrán ser verdaderos instrumentos de la Jerarquía Espiritual, presente en la Tierra, así podrán ayudar a sus hermanos de camino y a todos los que desconocen, para que aprendan a vivir también esta transición final.

Por eso deben recordar su compromiso Conmigo. Aunque hayan creído que nunca lo tuvieron, sus almas hoy los trajeron aquí para recordarles ese compromiso con Mi Corazón Eterno; para cumplir en esta hora, lo que está escrito en el Corazón del Padre dentro del Universo de Su Divina Voluntad.

Mientras Mi Gracia desciende a la Tierra, sus espíritus son elevados al Reino de Dios para que puedan despertar en ustedes los sagrados talentos que Yo les traje hace más de dos mil años; talentos que necesitaré en estos tiempos para llevar Mi Obra a los cuatro puntos de la Tierra.

Que sus espíritus puedan sentir el gozo de este sagrado reencuentro, de poder estar participando del Cenáculo de Mi Amor, en Comunión con Mi Espíritu y con Mi Esencia; Esencia que disuelve los errores y las culpas, los miedos y los fracasos; Esencia que disuelve las dudas y los malos entendidos.

Siéntanse parte de una nueva familia espiritual, aquella que vive en el Universo celestial, porque a pesar de que estén en la Tierra todavía, podrán formar parte de ella en la comunión de sus almas con el Espíritu de Dios, en donde se construye la Sagrada Unidad.

Argentina deberá ser repoblada de valientes ejércitos de la Luz, incondicionales colaboradores del Plan de evolución, que se animen a despertar en sí mismos la Sagrada Estrella de la Hermandad en su interior, para que toda su consciencia esté presente en estos tiempos y participe junto a los comandos de la Jerarquía espiritual en este plan de rescate del fin de los tiempos, que opera silenciosamente, que trabaja de forma invisible en lo más profundo de los mundos internos de los seres. 

Que sus consciencias en esta tarde se sigan elevando.

Asciendan de plano la Consciencia de la Argentina para que el plano espiritual sea purificado, no solo en esta ciudad sino en todo su país, en todos sus hermanos, que también son merecedores de la Divina e Insondable Misericordia, porque ellos sufren al igual que ustedes sufren, porque ellos esperan al igual que ustedes, la esperanza.

Que en esta comunión en donde sus espíritus son elevados de plano y de consciencia, se cree este gran círculo de la fraternidad que une los orígenes y los tiempos, las esencias y las almas con el gran Gobierno sideral, el que ha impulsado la manifestación en este plano material y la vida a través de los tiempos.

Que se vuelva a constituir en el espíritu de la Argentina el amor a la vida, para que los que vayan a nacer en los próximos tiempos tengan un lugar de reposo y de amor, de regocijo y de esperanza, así como ustedes lo han tenido.

Eso permitirá aliviar el sufrimiento de Argentina, la crisis social y las incertidumbres en los corazones.

La nueva Misericordia trae la nueva esperanza.

Las ovejas de Dios son llamadas a seguir al Gran Pastor del fin de los tiempos, El que en Su segunda venida al mundo, revelará Su verdadera Faz, así como fue revelada en lo alto del Monte Tabor, a algunos de Mis apóstoles.

El tiempo de la mayor tribulación pasará, pero persistan, vivan en la fe y practiquen la esperanza, a fin de que todo sea trascendido y los espacios más difíciles del planeta sean colmados por la Luz Crística.

Vengo también por los que realmente más necesitan de Mí, para los que esta es su única y última oportunidad.

Tal vez no comprenderán lo que les digo con esto, pero tengan confianza en Mi Corazón Misericordioso, porque la puerta a Mi Divina Misericordia aún está abierta para los que se han condenado de espíritu y de alma. 

Yo no vengo a buscar de ustedes lo que es imperfecto. Vengo a despertar en ustedes las virtudes de Dios, para que sus seres superiores cumplan su misión en la Tierra y aprendan a purificarse y a transformarse día a día, sabiendo que la sublimación y la elevación de la consciencia es un trabajo incansable del verdadero apóstol de Cristo. 

Si sus vidas se convierten por medio de Mi Amor, si Argentina acogiera Mi Llamado, más lugares del mundo se transformarán, muchas catástrofes se evitarán y no será necesario que las almas aprendan a través del sufrimiento.

Mi Misericordia es inagotable e inextinguible.

A veces no sé donde colocar tanta Misericordia de Mi Corazón en las almas, porque la mayoría no la clama, ni la vive.

Hoy puedo derramar Mi Divina Misericordia, porque ustedes la han clamado, y eso repercutirá en sus vidas hasta el próximo mundo. Así se manifestará la Divina Voluntad y serán partícipes de la eternidad después de esta experiencia en la Tierra.

Son sus espíritus que deben volar hacia lo alto mientras transforman su materia, purifican su mente y elevan sus sentimientos.

Sigan adelante confiando en el afluente de Mi Misericordia y no se cansen de llamar por Mí; porque por más que no esté en el próximo tiempo con ustedes, Mi Omnipresencia se cumple en donde las almas llaman al Señor.

La Consciencia del Hijo de Dios se elevó a los Cielos para seguir adelante con Su Misión y Tarea, para convocar a todos los que se han autoconvocado para el fin de los tiempos, para llevar adelante la Obra del Retorno de Cristo y el descenso de su Divina e Infinita Misericordia.

Crean que en los planos invisibles suceden muchas cosas. Es hacia allí donde deben colocar su atención.

Deben aprender a percibir, deben aprender a intuir lo que está en los planos superiores de la consciencia y todos los tesoros celestiales, que no solo pueden descender en sus vidas, sino también en el planeta.

Por eso no teman abrazar su cruz y seguirme, porque Yo puedo aliviar su cruz, puedo disolver su sufrimiento, transmutar su agonía cuando sus corazones son sinceros con el Mío y se abren, de verdad, a Mis Leyes Divinas, para que sobre la superficie de este planeta se cumpla la Divina Voluntad.

Ahora los invito, compañeros de Argentina, y colocando su mano sobre el pecho, a que sientan y encuentren en ustedes el Reino de Dios, más allá de lo que han vivido y lo que han sentido, de lo que han sufrido o experimentado.

Confíen en el Reino de Dios que está dentro de ustedes y háganlo parte de sus vidas a cada momento, para que ese Reino interior que está en lo profundo de sus esencias se pueda irradiar al mundo entero, y especialmente a su país, merecedor de una Gracia extraordinaria.

Sientan esa Luz que puede emerger desde dentro de ustedes y sientan el Amor de Dios y Su Confianza.

Fortalezcan este momento como el único momento para sus vidas.

Sírvanse del Espíritu de Dios que desciende a través de la Voz de Su Hijo para fortalecer los corazones, para unir a las almas al poderoso Reino de Dios.

Mientras las puertas del Cielo se siguen abriendo sobre la Argentina, sus espíritus son colmados por Leyes cósmicas.

Sientan el descenso de la Luz Divina y la bendición del Sagrado Espíritu de Dios, tan semejante a su Bautismo o a su Primera Comunión.

Arrodillados delante de los Tronos del Padre clamemos por Piedad, Misericordia y Redención, para que más almas sean llevadas al Cielo; para que más espíritus vivan el gozo de permanecer en el Reino de Dios y en Su Gloria, por los siglos de los siglos.

Y ahora que conocen lo que en verdad está dentro de ustedes y es eterno, recuerden su origen, la Fuente de la cual provienen, la Fuente de la cual surgieron para vivir esta escuela de amor y de perdón en la Tierra.

Y por más que tengan los velos en la consciencia, hoy los retiro, para que puedan recordar y nutrirse del Conocimiento Sagrado de las Estrellas; impulso divino que en el nombre de la Luz viene a reconstruir la consciencia planetaria y a curar a los espíritus heridos por los errores del pasado.

Y ahora que Mi Iglesia Celestial se ha presentado en la Tierra; la verdadera Iglesia de Dios que solo vive en el Universo Celestial delante de las Puertas del Cielo, que sus esencias se entreguen y se donen de una forma tan incondicional, así como Yo Me doné y Me entregué por ustedes en la Cruz, sufriendo Llaga por Llaga, gota de Sangre por gota de Sangre, para que triunfara el Amor de Dios.

En ese Amor los invito a sumergirse. En ese Océano Infinito de Amor los invito a permanecer y a vivir, porque será ese Amor Eterno que proviene de la Fuente de la Creación el que los ayudará a seguir adelante, a pesar de lo que suceda o de lo que vivan. 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Iniciando esta ceremonia de consagración ante la Iglesia Celestial de Cristo y de las puertas del Cielo, vamos a entonar los nombres de Dios, para que el Cielo descienda a la Tierra por medio del Amor de Nuestro Maestro.

Nos podemos poner de pie. 

Cada uno de nosotros en este momento, a pedido de Cristo, en el silencio de su corazón, realizará su ofertorio a Dios, no solo por sí mismo sino por Argentina, y colocará a los Pies de Cristo su petición para que sea contemplada y escuchada por el Padre Eterno. 

Que los elementos que el Padre creó para este Universo material sean bendecidos, y sublimen las energías a fin de que se cumpla el Propósito.

Cantan los Nombres de Dios

Hace dos mil años enseñé algo muy simple: era lavar los pies los unos a los otros, para que no solo fueran purificados de su sufrimiento y dolor, sino para que la humildad encarnara en las almas, a fin de poder reconocer la Faz Sagrada de Dios.

Que hoy, los que lavarán sus pies y también purificarán sus almas, puedan reconocer en sí mismos la Faz Misericordiosa de Dios, la que aplaca toda justicia. Amén. 

En el río Jordán, Mi Primo Juan los bendecía con agua, pero Yo los bendigo con el Espíritu de Dios, para que sus consciencias se consagren y se eleven en constante sacrificio y reparación. 

Que estos elementos sean impregnados por la Luz del Amor, a fin de que el alma se santifique, reencuentre la paz y el alivio que tanto busca. Que así sea.

Cristo llama a una hermana auxiliadora.

He esperado este momento para que recibieras Mi Bendición, porque para Dios todo tiene Su momento.

Quien confía y persiste, reconoce la Voluntad de Dios, forma parte de Su Divina Gracia.

Hoy Mi Espíritu te bendice junto a los ángeles del cielo por tu incondicional servicio a la humanidad. 

Hace más de dos mil años Yo les enseñé a compartir el pan para que tuvieran vida eterna. Les enseñé a compartir de Mi Sangre para que aprendieran a purificar sus vidas.

Hoy el Señor del Universo realiza este ofrecimiento por Argentina, para que su propósito se vuelva a restablecer y encuentre en el fin de los tiempos el gozo de vivir en el sublime Espíritu de Dios. 

En aquel tiempo tomé el pan, di gracias a Dios y Él lo bendijo. Enseguida lo entregué a Mis Apóstoles diciéndoles: Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados.

Tomé el Cáliz de la Salvación y en aquel tiempo les dije: Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por los hombres para el perdón de los pecados. Siempre celebren esto en Mi Memoria, hasta que Yo retorne al mundo.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo sean motivo de reparación y de cura en las almas, alegría y esperanza para los próximos tiempos.

Nos tomamos de las manos.

Padrenuestro...

Alabado sea Dios, Glorioso Su Reino. ¡Aleluya, aleluya!

Vamos a repetir: 

Alabado sea Dios, Glorioso Su Reino. ¡Aleluya, aleluya!

También Yo les enseñé en aquel tiempo a amar a través de un gesto tan simple pero profundo para la vida del Espíritu. 

Hoy en Mi Ascenso a los Cielos les pido que fraternalmente se den el saludo de la paz.

¡Les agradezco!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.