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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pesar de Mi despedida, como de la despedida de Mi Amado Hijo, seguiré acompañando los pasos de los que se decidieron a vivir en fidelidad a Dios.
Estamos en un momento semejante al de los apóstoles en el pasado, cuando después de la Ascensión de Nuestro Señor, Él envió al Espíritu Santo, el Gran Consolador, para que, como flameantes lenguas de fuego sobre las cabezas de los apóstoles y de Nuestra Señora, el Espíritu Santo guiara, a partir de ese momento, la Obra Crística de la evangelización y del apostolado.
Quiero decirles, a cada uno de Mis hijos, que después de estos diecisiete años de encuentros, están en ese momento semejante en el que, a partir de cada uno, tomen una decisión interior: si aceptan para el resto de sus vidas este camino que Mi Hijo les ofreció y en el que su Santísima Madre cuidó amorosa y maternalmente a cada una de sus almas hasta el presente, como flores preciosas en los Jardines de Dios.
Por eso estoy aquí, queridos hijos, no solo para celebrar este momento con ustedes, como Madre amorosa, humilde y servicial, sino también estoy aquí en este día, enviada por el propio Dios y a pedido de Nuestro Amadísimo Señor Jesucristo, para apoyarlos en este momento de transición; porque llegó ese momento tan esperado por Cristo desde el principio. Desde el año 2007 hasta el presente todo fue una experiencia preparatoria, en la que hubo aprendizajes, aciertos y errores.
Pero Yo deseo en este día, queridos hijos, amados Míos, que Mi dulce Voz pueda reverberar en sus mundos internos a partir de este día; que, a partir de este momento y por los tiempos que vendrán, puedan seguir estudiando el Nuevo Evangelio de Cristo, que Él dictó desde el año 2013 hasta el presente; así como también cada una de sus vidas no solo se pueda seguir sumergiendo en el poder de la oración del corazón, sino también en las Divinas Instrucciones que Mi Hijo dejó en las parábolas y en la experiencia infinita y profunda de los Sacramentos.
Es así, queridos hijos, que este 8 de agosto, así como lo anunció Mi Hijo en los últimos días, coloca a cada uno de ustedes ante el cierre de un ciclo, pero ahora de un ciclo realmente definitivo, en el que ciertas situaciones ya no se repetirán jamás, no solo en ustedes, sino también en el mundo entero.
Pero también este 8 de agosto, tan definitivo y especial, los coloca delante del camino del futuro, de aquel Proyecto que aún Dios tiene pensado poder realizar a través de las almas, a través de cada corazón que siempre le dijo sí.
Yo vengo a apoyar, como bondadosa Madre, este momento en cada uno de Mis hijos, y también vengo a agradecerle a cada hijo Mío personalmente que se haya animado a responder a Mi llamado hasta los tiempos de hoy, que se haya abierto a escuchar Mi convocatoria espiritual desde el primer momento en que cada uno de ustedes tomó contacto con Mi Divina y Soberana Palabra.
Ahora, ya no es tiempo de más Mensajes. Es tiempo, queridos y amados hijos, de que ustedes sean Mi Mensaje vivo en la Tierra, con todos los atributos, con todos los tesoros espirituales, con todas las Gracias que les fueron concedidas, desde el primer momento, desde el primer día en que cada uno de ustedes tuvo la oportunidad de estar ante Mí en una Aparición.
Quiero que sepan, Mis amados, como también quiero que sepa cada uno de Mis hijos en el mundo, que este momento que hoy les recuerdo de su primer contacto Conmigo no se borrará de sus almas nunca más.
Allí se encuentra el impulso que ustedes necesitaban en sus vidas. Allí se encuentra el puente espiritual que Yo coloqué, a pedido de Mi Amado Hijo, en cada uno de sus caminos para salir de la vida irreal, para ingresar en la vida real del espíritu.
Quiero que tengan esto muy presente en este momento y en este día, 8 de agosto; porque, a partir de ese momento y hasta el presente, comprenderán la Obra de Redención y de Misericordia que Mi Hijo construyó en cada uno de los que llamó por su nombre espiritual.
Hoy, Mis ángeles, que acompañan a su Señora, escriben en sus Libros este momento final, en el que, a través de sus más sensatas y verdaderas decisiones, como lo dijo Mi Hijo, Cristo, comenzarán a escribir esta nueva historia en este nuevo ciclo.
Y, sobre sus espaldas y sobre todo en sus corazones, ya no deberá pesar la agonía por la culpa de lo que no hicieron bien o del paso que aún no se animaron a dar.
Mi Hijo, en este mes de agosto, vino a liberarlos para que definitivamente sean Sus nuevos apóstoles, los Cristos de los últimos tiempos, como está escrito en el Corazón de Dios.
Pero ahora, Mis amados hijos, este camino le exigirá una mayor responsabilidad y honestidad a cada uno. Por eso, Mi Hijo vino a sacar de sus rostros las máscaras que han creado, para que el verdadero ser y la verdadera alma, que habita en cada uno, pueda surgir y emerger.
Permitan definitivamente que el espíritu, en cada uno de ustedes, los gobierne; porque cada uno de sus espíritus, que fue creado a imagen y semejanza de Dios, ya sabe desde el principio qué es lo que vino a hacer aquí, a la Tierra; qué es lo que vino a aprender por amor y por redención; qué es lo que vino a cumplir, conforme la Voluntad de Dios lo determinó.
Ahora, después de diecisiete años, ya los puedo contemplar y observar como adultos en el camino espiritual; los puedo contemplar como personas y sobre todo como almas, que ya no se esconderán en la culpa o en el victimismo, que ya no retrocederán ante el Llamado de Dios, que ya no se esconderán de la necesidad que se colocará en sus caminos, sino que la cumplirán con valentía y con determinación bajo el impulso que el Divino Propósito les proporciona.
Porque les recuerdo que Mi Hijo está preparando Su Retorno a la Tierra y esto no demorará mucho. Todos pueden ver con sus propios ojos el cruel escenario de la superficie, los conflictos, las guerras y la impunidad que se agravan.
Pero este momento ya estaba escrito; y ahora es necesario que, a través de la valentía de cada corazón orante, a través de cada corazón valiente, se pueda enfrentar el final de estos tiempos que está llegando.
Por eso, Mis amados hijos, es imperioso que ustedes vivan la fidelidad y la verdad, porque así sus propios pies no se confundirán de camino y no se desviarán por experiencias innecesarias, sino que en sus mentes y sobre todo en sus corazones, con la fuerza del espíritu en cada ser, deberán visualizar el Divino Propósito frente a sus ojos, la llama flameante del Amor de Dios que fue creada en la Fuente, que es eterna e inextinguible y que impulsa en todo este universo la renovación a través de los ciclos.
¿Ustedes, hijos Míos, ingresarán en este nuevo ciclo que Cristo les está presentando?
No necesito que Me respondan en este momento. Necesito que primero escuchen Mi Palabra y que después la vivan, para poder responderle a Mi Hijo con madurez y discernimiento.
Mis amados, el mundo se está ahogando en sus propias emociones y esto genera confusión y conflicto.
A medida que la Ley de la Armonía se aproxima a la Tierra para corregir a la humanidad por todas las Leyes que abandonó y de las cuales se desvió, es inevitable, Mis amados hijos, que, en este 8 de agosto y a partir de esta fecha especial y espiritual, los acontecimientos se precipiten en el planeta.
Pero no tomen esto como una advertencia o como algo extraordinario, las corrientes del universo existen para poder alinear a las almas con esa trayectoria que Dios creó desde el origen de cada ser.
¿Ahora, comprenden la importancia de esa decisión en este nuevo ciclo?
Muchos impulsos ya fueron recibidos, sus almas acogieron estos impulsos a lo largo de los tiempos. Ahora es momento de que esta Divina Instrucción y este Sagrado Conocimiento Espiritual se hagan carne de su propia carne, se hagan verbo de su propio verbo, se concreten en la vida material y en todos los planos.
Por eso, aún queda un poco de tiempo, como les dijo Mi Hijo, para que puedan enmendar sus vidas y corregirse. Porque grandes serán los acontecimientos que llegarán al mundo y deberán estar fortalecidos en la fe cuando Nosotros ya no estemos aquí; porque oramos y contemplamos ese gran día, en el que por ustedes mismos asumirán el Plan de Dios.
Quiero agradecerles a todos los que se han consagrado a Mi Corazón, a los que vivirán esta consagración día a día y a los que renovarán esta consagración a Mi Inmaculado Corazón a lo largo de los próximos tiempos.
En este día, en el que el Infinito se une a la Tierra, en el que la Fuente Divina se contacta y se acerca a la humanidad para que todos Mis hijos puedan retornar a su pureza original; desde el Sagrado Reino de Lys y desde el corazón insondable de Aurora, en donde su Madre una vez se presentó para llamar al mundo al cambio de la consciencia y al despertar flameante de los corazones, vengo a renovar su acto de consagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón, bajo la bendición espiritual y especial que Mi Hijo le concedió a cada uno de ustedes en este día.
Que esta consagración los plenifique, los renueve y los impulse a seguir caminando en la reconstrucción de esta humanidad, y en el retorno de la fe y de la esperanza en los corazones, para que todos, algún día, en algún plano de sus consciencias, se sientan curados y sanados por la Gracia de Dios.
Les agradezco por estos diecisiete años de tantos momentos compartidos, de tantas súplicas escuchadas, de tanta devoción otorgada por cada uno de Mis hijos; porque todo lo que irradian para Mí, no queda en Mi Corazón, sino que Yo lo devuelvo en Gracias y oportunidades a las almas, porque es a Nuestro Creador que le debemos gratitud y gloria por todo lo recibido.
Los bendigo, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Nuestro Altísimo Creador, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Sagrada Figueira, en este mes de agosto, comienza a mostrar sus primeros brotes del advenimiento de su nuevo ciclo, de su ciclo original y primordial.
Sagrada Figueira,
acoge a todos tus hijos como Madre Espiritual,
a todos los que fueron llamados
a estar debajo de tu copa de Luz,
para ser nutridos por las raíces de tu Instrucción.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
Vamos, a pedido de Nuestra Señora, a cerrar este trabajo, a través de una canción que Ella nos pidió. Vamos a cantar "Mirarte a Ti" y, a través de esta canción, cada uno de nosotros, en este momento, hará su síntesis interna ante el Corazón Inmaculado de María, agradeciendo profundamente por todo lo que fue recibido y confiado.
Desde el Reino de Lys, en Fátima, agradecemos a cada uno de los hermanos que a lo largo de estos diecisiete años ha sostenido esta Obra fielmente; y los invitamos, en nombre de Nuestra Madre, a ingresar confiados en este nuevo ciclo que Cristo, por Amor, nos presenta.
Gracias.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por estar hoy aquí, Conmigo; porque en este lugar, en donde ahora se encuentran, para Mí representa espiritualmente una pequeña Tierra Santa. Y lo más maravilloso de todo esto es poder ver que esa Tierra Santa está formada por las almas, por los corazones que fielmente responden al Llamado; así como muchos de sus hermanos y hermanas, en el mundo o aun dentro de esta Obra, responden fielmente al Llamado de Dios.
Hoy, Me quiero detener, compañeros, en la Mirada de Dios sobre este lugar, que fue fundado y concebido para la manifestación del Plan de Dios en la Tierra. Pero este lugar está vivo espiritualmente por las almas que participan en él, por los servidores que se autoconvocan todos los días, más allá de sus propias experiencias de vida.
La Mirada de Dios sobre este lugar es especial, es una Mirada tierna y pacífica, porque Él puede ver reflejada Su Voluntad en este lugar, aunque tal vez sea un poco desconocida para ustedes y sus hermanos; una Voluntad Suprema y Divina que es palpable en esta vida material, en la experiencia de este Núcleo-Luz, una vida que se refleja a través de la Voluntad, de lo que cada corazón cumple ante Dios día a día.
Esto también es maravilloso para Mí, ante la difícil situación planetaria, en donde hermanos se enfrentan contra hermanos, en donde naciones enteras son destruidas por la impunidad, por la falta de amor al prójimo, por la falta de respeto a la propia vida humana.
¿Ahora, comprenden por qué este lugar es para Mí una maravilla de Dios, como tantos otros lugares de esta Obra?
¿Consiguen apreciar, compañeros, el valor que esto tiene y la continuidad de su expresión en esta superficie?
Expresión unida íntimamente a los Retiros de Amor, fuente inagotable que los impulsa a vivir el Plan de Dios todos los días, aunque no sepan cómo comenzar de cero. Esto es parte de la Grandeza de Dios, de Su Amor inagotable e inextinguible.
Son pocos los lugares en el mundo que, en el tiempo actual, pueden vivir la fidelidad a Dios; pero no hay un misterio en todo esto, porque la fidelidad a Dios es sostenida por la transparencia y el amor ardiente a la Voluntad Divina, que es lo que gesta y crea los pilares de la Obra de Cristo en la Tierra, a través de las almas.
Sin la fidelidad, la transparencia y el ardiente amor a la Voluntad de Dios no sería posible que la Jerarquía trabaje en el planeta. Esto permite, ante la deuda espiritual de la humanidad, que la Divina Jerarquía pueda intervenir en estos tiempos críticos. Porque existen lugares como este, pequeñas Tierras Santas, que atraen hacia sí mismos la Voluntad de Dios a través del servicio incansable por los que sufren y padecen, el servicio por todos aquellos que están bajo la condición humana.
Quisiera que, a partir de hoy, compañeros y amigos Míos, contemplaran y valoraran este lugar y otros lugares de la Obra con la misma Mirada de Dios, Mirada de ternura y de pacificación.
Porque Él, que está en Su Reino y en Su Gloria, junto con todos Sus Hijos, cuida de cada paso y de cada detalle hasta el más insignificante, para que las almas puedan crecer en el amor y en la justicia, para que las almas aprendan todos los días a donarse un poco más y a salir de sí mismas para poder alcanzar la redención.
He aquí Mi pequeña Tierra Santa, la nueva Tierra Santa de Dios, entre tantas otras tierras santificadas por el Padre Eterno en este planeta. Dios desea ardientemente que esta Gracia se multiplique, porque es una Gracia para la humanidad, aun para aquellos que no la merecerían por sus errores o pecados.
Vean, entonces, la maravilla de la Misericordia de Dios, infinita, inagotable e inextinguible, Divina Misericordia que puede abrazar a todos Sus Hijos, Divina Misericordia que puede congregar a todas las almas, Divina Misericordia que puede sanar a todos los corazones.
Rezo, junto al Padre Eterno, para que existan más Tierras Santas; así como espero, en lo más profundo de Mi Corazón, que esto pueda suceder en África, para que los valores más auténticos y verdaderos de los que sufren sean reconocidos. Si el Corazón del Maestro se conmueve de Amor por Sus hijos de África, especialmente por los más pequeños e inocentes, ¿sus corazones serían capaces de conmoverse?
¿Qué hay más allá de lo que está aparentemente miserable?
Dios se esconde en los más pequeños e inocentes; así, Dios derriba del trono a los que se dicen poderosos, porque Su Amor está presente en los que son anónimos, en los que no buscan nada para sí, en los que se apartan de cualquier reconocimiento.
¿Será que el mundo colocará su mirada, de una vez y para siempre, en África, para que la humanidad comprenda, de una vez y para siempre, que desde África surgirá la Nueva Humanidad? ¿Por qué la destruyen? ¿Por qué la colonizan? ¿Por qué abusan de África?
Ya no hay sensibilidad en muchos corazones impunes; pero Yo cumpliré Mi promesa de retornar a África, así como está escrito y como fue escrito que Yo esté hoy aquí entre ustedes.
Por eso necesito, compañeros, que, en el final de estos tiempos críticos, coloquen en sus corazones y oraciones los próximos Proyectos de Cristo; porque mientras estos Proyectos no se manifiestan ni se concretan, muchas almas se siguen perdiendo y son abducidas hacia el fuego del infierno.
¿Ahora, comprenden la importancia de los lugares y espacios bendecidos por Mí, como esta pequeña comunidad que aquí expresan?
Todo les está siendo dado, todo les está siendo permitido y todo se les pedirá, sobre todo una respuesta interior verdadera que justifique los tesoros que están recibiendo, porque la Gracia de Dios es abundante.
Él quiere que esta Gracia se multiplique y se expanda en el mundo para que, a través de esta Obra concebida para el Sagrado Corazón de Jesús, a través de los servidores de Cristo que se confirman en este tiempo, esta Obra pueda llegar a lugares muy lejanos del planeta.
Porque ya les dije una vez, compañeros, no serán muchos los que Me servirán en este tiempo final; pero los que Me sirvan en este tiempo final, aunque sean pocos, tendrán que ser verdaderos; así como esta Verdad que los trajo hasta el presente desde el primer día que se manifestó este sagrado lugar, este punto de Luz para la Jerarquía.
Quiero anunciarles con toda gratitud, con toda reverencia y con toda la aspiración interior que aquí colocaré a algunos sacerdotes para que sustenten, junto con sus hermanos y hermanas, este nuevo ciclo del Núcleo-Luz, a través de su sagrada tarea en la Casa de San Lázaro como también en los demás proyectos de los que participarán en los próximos tiempos; porque el canal espiritual deberá estar bien fortalecido para poder abarcar y abrazar a la mayor cantidad de almas, en este y en otros planos, que a través de la Casa de San Lázaro buscarán el alivio del sufrimiento.
Quiero que sepan que aquí, en esta casa consagrada a Mi Madre Santísima, su Maestro y Señor, Cristo Jesús, en el más profundo y anónimo silencio, encuentra un lugar de reposo y de alivio.
Es tiempo, compañeros, que perciban Mi Presencia Espiritual aquí, que sepan que nunca los abandonaré, pero que siempre los impulsaré a que vuelen con sus propias alas hacia las dimensiones y planos de consciencia en donde debe materializarse la Voluntad de Dios en esta superficie.
Como lo pedí en otro lugar de esta Obra, deseo aquí la Fuente del Cristo Curador, el Insondable y Sagrado Corazón de Jesús, para que los que crucen la sagrada puerta de esta casa encuentren Mi Agua de Vida, que los purifique y los lave, que los alivie y que los renueve para el próximo servicio.
Esta agua de la Fuente del Cristo Curador será bendita no solo para el Santo Sacramento del Bautismo, sino también para los que la quieran beber o la quieran llevar consigo para bendecir sus casas y familias.
Vean, compañeros, cuán simple pero cuán profundo es el Amor de Dios, que se esconde en lo que es silencioso y anónimo, que se aparta de cualquier protagonismo y exposición; porque Dios está presente en la vida de los peregrinos, de los buscadores de la paz y del bien, de los que trabajarán en estos tiempos críticos para que los valores de la dignidad humana, de la fraternidad y, sobre todo, del amor no se disuelvan de las consciencias.
Tendrán Conmigo dos días más de encuentro en esta sagrada casa. Les pido que, en estos días que aún vivimos de Cuaresma y de vacío interior a través de sus propios desiertos, ofrezcan cada tarea y cada servicio en nombre del Señor. Así como también ofrezcan los días de la Maratón de oración a Mi Sagrado Corazón.
Mi Mirada estará atenta a las acciones de Misericordia, para que los graves errores que hoy se cometen, en el mundo y a través de las guerras, puedan ser disueltos y se conceda un tiempo más de paz en el mundo.
Por eso, Mis amigos, la paz debe comenzar primero en ustedes, cuidando sus palabras, cuidando sus gestos, cuidando sus actitudes, cuidando sus pensamientos y sentimientos, cuidando al prójimo antes que a ustedes.
Así, la caridad fraterna, inspirada a través de los tiempos por muchos santos y bienaventurados, no se disolverá en el mundo y concederá la paz; y esta caridad fraterna se reflejará en sus rostros con una hermosa sonrisa por servir a Dios. Así, sus propios sufrimientos y agonías se disolverán, porque quién sirve a Dios se libera para siempre de sí mismo.
Tomen en cuenta todo lo que les digo y guarden Mis Palabras en sus corazones.
Una vez más, les agradezco por estar hoy aquí.
Bendice, Señor,
a los que escuchan Tu Llamado.
Bendice, Señor,
a los que te sirven incansablemente.
Abraza con Tu Amor
a los que invocan Tu Nombre,
y guía los pasos de los consecuentes.
Que las heridas y los agravios de los corazones,
por todas las ofensas que hayan podido recibir
a través de los tiempos,
se sanen.
Glorifica, Señor,
a los que sirven anónimamente;
silencia a los que hablan injustamente.
Porque Tu Poder y Tu Luz estarán
en los que siempre te dicen sí y no retroceden,
porque entregando sus vidas en Tus Manos,
entregando sus consciencias a Tu Corazón, Señor,
el tiempo de la consumación se cumplirá;
así como Tu Amadísimo Hijo lo cumplió
cuando expiró en la Cruz.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos:
Que, en este mes de la Natividad del Señor, ustedes, al igual que los pastores de Belén, reciban con alegría el anuncio de la llegada y del nacimiento del Cristo Interno.
Este acontecimiento, que sucede año tras año, debería ser considerado especial y único por las almas; porque, inclusive las familias se ven en la oportunidad interna y espiritual de renovar sus votos como familia; y también cada miembro de la familia, más allá de la edad, sepa que espiritualmente podrá estar ante su propio Cristo Interno y, a través de Él, más cerca del Propósito espiritual de su vida.
Por ese motivo en el mes de diciembre, la Natividad del Señor les concede también una amnistía por los errores cometidos y a su vez les otorga a las almas la Gracia de poder redimensionar sus perspectivas internas, para que toda aspiración esté bajo el amparo de Dios y de Su Voluntad.
El Nacimiento de Cristo es algo más que un acontecimiento histórico, que es recordado por todos, es un momento en el que el Sagrado Espíritu del Amor y de la Paz de Dios puede traer alivio, aceptación, claridad y entendimiento en todas las situaciones de la vida.
Este es el principal motivo espiritual por el cual las familias del mundo son llamadas a rezar a los pies del Sagrado Pesebre, para que los miembros de cada familia estén bajo la misma protección y resguardo como lo estuvo la Sagrada Familia de Nazaret.
Representa y significa la posibilidad de recibir las mismas Gracias santificantes que la Sagrada Familia recibió; a saber: la Gracia de la fidelidad al Plan de Dios, la Gracia de la unidad, la Gracia del servicio abnegado, la Gracia de la compasión y la Gracia del amor por el semejante.
Estas Gracias obraron en los Corazones de Jesús, de María y de San José, para que nuestras personas pudieran ser el ejemplo de la Presencia Divina en la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por Mis Llagas fueron curados. Por Mi flagelación fueron liberados. Por Mi agonía fueron consagrados. Por cada uno de Mis padecimientos fueron redimidos.
Pero hoy, no puedo sonreírle al mundo porque el mundo sufre en este momento, porque muchos corazones en el mundo no consiguen alcanzar los méritos de Mi Pasión.
Por eso, contemplo un escenario desolador, que invito a Mis apóstoles a atravesarlo, aunque por ustedes mismos crean que no podrán hacerlo. Pero, Yo vine a este mundo a enseñarles el camino, vine a demostrarles la Sagrada Escuela de la Cristificación.
Por esa razón hoy, llevo en Mis Manos el Libro de Dios, en el que algunos nombres aún faltan postularse para la Escuela de la Cristificación. Y esto, compañeros, no es algo solamente espiritual, es algo concreto, porque después del último 8 de agosto todo cambió y sus oídos no pueden escuchar a la Jerarquía como lo hicieron hasta hace poco tiempo.
El escenario del planeta seguirá cambiando y esa será la hora de Mis apóstoles, que irán decididos hacia donde Yo los necesite, no importando el tiempo o el lugar; porque, recuerden que Mi Iglesia en la Tierra está sostenida por un finísimo hilo de Luz, tan frágil que podría romperse en cualquier momento.
¿Ahora, comprenden por qué en este Libro aún Me faltan muchos nombres?
Mi Proyecto se cumplirá con quienes quieran seguirme hasta el final; porque no serán las multitudes que redimirán el planeta, será la poderosa invocación a la Red Suplicante de las almas orantes y honestas, la que paralizará los graves acontecimientos que llegarán al mundo; aunque vean en este tiempo un escenario de destrucción no solo material, sino también espiritual y moral, porque el lenguaje en este mundo está cambiando rápidamente.
Las almas más pequeñas y más inocentes, los niños de este tiempo, ya no aprenden lo que ustedes aprendieron en otros tiempos. ¿Se han dado cuenta de que el lenguaje de la humanidad ha sido tergiversado?
Por eso la importancia, compañeros, de primero proteger de ustedes mismos los valores que Dios le enseñó al sagrado pueblo de Israel. Sin estos valores, la humanidad no podrá reconstruirse.
Los valores y los principios son los Dones de Dios que la humanidad necesita en este tiempo final para saber dónde colocar sus pies, un lugar seguro y protegido, en donde espiritualmente no corra riesgo ni peligro.
Esto significa que, con los pocos que Me responden y Me obedecen, intentaré hacer algo en este mundo, antes de Mi Retorno a la humanidad.
Pero hoy les digo, verdaderamente, que hay una parte que ustedes deberán asumir, aunque no les corresponda, así como su Maestro y Señor la asumió en silencio y en obediencia, sin quejas y sin reclamos.
Porque este sagrado espíritu de fidelidad y de lealtad, que cada corazón humano puede expresar en este tiempo, es la garantía que la Jerarquía Espiritual tendrá para poder intervenir en la humanidad en estos tiempos de emergencia.
Yo no vengo a ofrecerles un jardín de rosas; Yo vengo a ofrecerles un camino de desafíos, de metas, el camino del Propósito que todos deben tener presente en su corazón. Porque aún la humanidad no comprendió el Mensaje de Dios; por esa razón son necesarios los esfuerzos, la determinación imperiosa de servir, la incansable donación de cada servidor.
No quiero que teman lo que les digo, porque aquí hoy se cumple un atributo: solo tener un lugar de reposo, pero no una morada. Porque la morada de cada compañero Mío es en el Corazón de Dios, lugar en donde siempre conocerán y comprenderán los misterios de la Creación, en donde siempre serán colocados para servir en el lugar y en la hora que sean necesarios.
Ahora llegó el momento de que se cumpla el tiempo del apostolado. Que esto no solo sea una necesidad, sino también una realidad que cada uno podrá vivir según le corresponda, así como está escrito en el Corazón de Dios.
Por eso, abracen la Voluntad Divina, aunque les parezca imposible o inalcanzable; porque cuando abracen la Voluntad Divina, entre ustedes y Dios, no habrá miedos, sino concreciones de Sus Deseos más ardientes y profundos para con cada uno de Sus Hijos.
Es así que Yo vengo a prepararlos para el próximo tiempo, así como preparé a Mis apóstoles antes de Mi Ascensión a los Cielos. Tengan muy presente, compañeros, que estamos en ese importante momento. Por eso, pregúntense si están dispuestos a vivir este momento que Yo les presento.
¿Serán capaces de ir a donde Yo los necesite, en las condiciones que Yo necesite, no aferrándose a un lugar o a una tarea?
Porque las almas que son de Dios no tienen propiedades ni tampoco tienen deseos. Las almas que son de Dios tienen la aspiración de servirlo y, en este tiempo final, tienen la ardiente aspiración de preparar el Retorno de Cristo; primero, purificándose a ustedes mismos, para que el mundo sea purificado de la crueldad, de la indiferencia y de la maldad.
Yo deberé dar testimonio, ante Mi Padre, del Amor que Yo les He entregado a través de los tiempos; porque ese Amor que Yo les di en confianza, Mi Sagrado Amor que es el Amor de Dios por todas Sus Criaturas, es el Amor que Yo necesito utilizar en este momento, ante la emergencia del planeta; para que, en lugares recónditos y lejanos como también en lugares cercanos, se cierren las puertas inciertas que sumergen a las naciones y a los pueblos en este momento.
Necesito que Mi Luz llegue a través de Mis apóstoles. Crean que esto es posible, porque Yo cuidaré la purificación de quien confíe en Mí. Pero no se amedrenten, ya no se precipiten, porque son agraciados y benditos ante Mi Padre y esto no lo pueden olvidar.
Todo lo que Yo hago no es en vano. Todo lo que Yo hago tiene un Propósito y Mi Propósito son las almas, Mi Propósito es vivir en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra.
Por eso, ¿qué temerán?, si Yo ya lo tengo todo previsto, si Yo ya conozco el camino de sus almas. Yo ya sé cuál es el destino de sus vidas.
Para que la humanidad no se destruya a sí misma, Yo vengo a pedirles más. Es la única chance que tengo en este momento, ante el desequilibrio de las Leyes en el planeta.
Por eso, la importancia en este momento de los corazones suplicantes que tendrán como premisa, en este tiempo, suplicar y solo suplicar, para que un niño o aun una familia no se vuelvan mártires a causa de la impunidad.
Por eso, Yo les ofrezco este camino crístico, porque ya están en el tiempo de asumir una responsabilidad y de no tener que ser asumidos por nadie; pues Mis Gracias, en estos tiempos, fueron abundantes.
Ahora es el tiempo de romper con la inercia del planeta, antes de que sea demasiado tarde. No quiero ver lo mismo que en Ruanda; que, por no escuchar a la Madre de Dios, se lamentaron.
Nuestra fraterna cercanía, con ustedes y con toda la humanidad, viene a auxiliarlos, a alentarlos y a impulsarlos a seguir adelante, porque aún hay mucho por hacer y ustedes ya tienen las herramientas para poder hacerlo.
Por eso, Yo vengo a pedir al lugar correcto. Vengo a pedir al lugar en donde Me quieren escuchar y saben que Mi tiempo es precioso en este momento, ante las emergencias de la humanidad, ante la imperiosa necesidad de que los valores de la fraternidad humana, del respeto, de la tolerancia y de la paz, no desaparezcan del mundo.
Yo vengo a pedirles, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, un voto consecuente de responsabilidad. Esto delineará lo que la Jerarquía podrá hacer; porque ustedes lo harán en nombre de la humanidad, en nombre de las desgracias de estos tiempos que todos estamos viendo y sobre todo lo harán en nombre de Mi Amor, para que Mi Amor triunfe en el mundo y especialmente en donde más se necesite.
Es así que, al igual que a los santos apóstoles, Yo vengo a derramarles el Espíritu Consolador para que sigan caminando al encuentro del Propósito, en la búsqueda incesante de una solución espiritual para esta situación planetaria.
Yo vengo a dejarles Mi Paz y a animarlos para que esta nueva Maratón de oración abra las puertas de los Cielos, toque el Corazón del Padre para que Él derrame Su Misericordia y no Su Justicia, para que todos puedan estar en esta ocasión especial bajo los Rayos de Mi Misericordia, de Mi Sangre y de Mi Agua.
Que esta nueva Maratón de la Misericordia sea un ofertorio, que el templo del corazón de cada compañero Mío esté abierto para poder recibirme y para poder consolarme. Porque vengo a buscar, debajo de esta “Figueira”, un lugar para reposar y para volver a respirar profundo, para seguir adelante junto a los que Me quieran acompañar en este tiempo en el que se debe alcanzar la redención. Esa es Mi aspiración.
Agradezco por las respuestas de los que atendieron a Mi apelo y se dispusieron a servirme.
Ahora, vamos a construir durante estos próximos meses lo que deberá llegar a la humanidad: la fuerza de la esperanza y de la fe para que la cura se establezca, para que la paz se infunda en el mundo.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, por responder a las Aspiraciones de Dios.
En estos tiempos de tristeza nunca dejen de sonreírle a la vida, para que todo se pueda reparar. La sonrisa es el espejo de Mis apóstoles.
Les agradezco y así los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi Presencia se replica en aquellos que Me aman.
Mi Voz hace eco en aquellos que escuchan Mi Llamado.
Estoy presente en el desierto como en el Paraíso. Estoy presente en las caídas como en los triunfos, pero Mi Silencio es lo que Me hace invisible a los ojos de los que dicen ser poderosos.
Mi Amor es como una lanza que traspasa el corazón humano, lo transverbera y lo ilumina, haciéndolo todo para Mí. Por eso, hoy estoy aquí.
Soy Quien los pensó, pero también Quien los creó.
Mi Palabra reverbera en aquellos que viven Mi Mensaje y, aun siendo imperfectos, Yo los sostengo a través de Mi Vida; porque Mi Alegría está en aquellos que Me buscan, en todos los que confían en Mí.
A cada uno le doy lo que debe aprender, lo que debe soportar y sostener, pero nunca le daré algo que no pueda sobrellevar.
Aprendan a caminar a través de aquello que alcanzaron de mejor.
No vean el universo vacío, sino lleno de experiencias de amor y de perdón.
Yo Soy la Brisa que sopla en la mañana.
Soy el Sol que nace a través de los que viven en Mi Fe.
Soy el triunfo del Amor en aquellos que se transforman.
En lo pequeño, Yo Soy Grande; y en lo grande, Soy Invisible. Esa es la tónica de Mi Humildad.
Mis Señales indican que siempre estoy aquí, y los Rayos de Mi Consciencia abrazan a los que Me invocan; porque en la aparente pérdida está el triunfo, en la resignación está la lealtad, en la obediencia está la fidelidad, en el servicio está la oportunidad de amar y de que Yo pueda gobernar sus vidas para siempre, más allá de las batallas o de las incertidumbres.
Yo necesito que sean otros, así como Mi Hijo lo Es. Él bebió del Cáliz sin temor al fracaso. Él se entregó para que todos fueran rescatados, hasta los días de hoy.
Su Reinado está en la Corona de Espinas. Su Voluntad está en Mi Cetro Divino. Su Infinito Amor está en todos, a los que Él ama incansablemente.
Y, Mis Hijos, ¿harán lo mismo?
Cada uno tiene parte Conmigo en este universo, el cual He creado con perfección para que reconozcan Mi Amor y la felicidad que Yo tengo de estar con Mis Hijos. Esa es la razón de Mi Creación. Ese es el Propósito por el cual obro y manifiesto, concreto y realizo a través de los tiempos.
Han sido llamados a vivir este tiempo. Por eso, están aquí y no en otro lugar. El Universo Creador guía a los que le obedecen.
Aún hay una Obra maravillosa por realizar, aun en estos tiempos críticos, en los que la impunidad y la indiferencia quieren sustituir al amor y a la unidad; pero no lo permitiré.
Mi Nombre está escrito en todas las dimensiones.
Mi Amor está presente en todos los seres, aun en aquellos que están lejos de Mí; porque el Amor de Mi Hijo hará triunfar la cruz de estos tiempos. Y aquellos que se aferren a la Luz Victoriosa de Cristo, no perecerán.
Hoy, los vuelvo a reunir como hace más de 2 000 años, cuando el pueblo de Israel escuchaba a los profetas y seguía las Escrituras.
Pero ahora, sus almas, para Mi Hijo, son el nuevo Libro en el cual Él espera poder escribir el nuevo triunfo de Su Amor, más allá de todas las dimensiones y consciencias, más allá de todo mal.
Él conoce sus verdaderos nombres. Ante Sus Ojos nada está oculto.
Síganlo hacia donde Él los llama a ir, porque este es el tiempo de Su Retorno.
Después de que Él vuelva, volverá Su Padre Celestial. Será más que el árbol ardiente ante Moisés, más que las aguas que se separaron para que Su sagrado pueblo pudiera ser liberado del cautiverio, más que la propia transubstanciación del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
Vendré con el Poder del Amor de los Cielos, más que todas las alabanzas y cantos de los ángeles, más que la propia Presencia de la Hermandad.
Mi Amor, en esa hora, se multiplicará más que los panes y los peces, más que la cura que vivieron los paralíticos y ciegos, más que la propia resurrección de Lázaro y de los muertos.
Mi Amor reestablecerá las Leyes en la Tierra. Más que a todos los elementos, reuniré a todos los Reinos. Más que en el propio Cenáculo de Pentecostés, la lengua será una sola, el entendimiento dará sabiduría y la Justicia Divina reconstruirá a la Tierra, de norte a sur y de este a oeste.
Y, en ese momento, será cuando se plasmará la Cruz de la Nueva Humanidad. La síntesis se completará espiritualmente, y los últimos velos caerán de sus ojos para que puedan ver Quién Soy Yo.
Mi Amor aún sigue siendo desconocido; pero después del Retorno de Mi Hijo, todo se consumará, como lo fue en la Cruz. La ley del sufrimiento ya no existirá, las almas ya no conocerán sus dolores y sus culpas, sino que se les dará a conocer la felicidad del Reino de los Cielos que los ángeles les mostrarán.
En esa hora, resurgirá el nuevo hombre, la nueva consciencia, porque ya no estará unida a la deuda espiritual, sino a la dádiva de los Cielos.
Construyan con esperanza este gran acontecimiento, no lo busquen; espérenlo, porque llegará.
Una vez más, la hora de Mi Hijo se aproxima. Por eso, es tiempo de orar con misericordia y piedad.
Que ya no exista la guerra ni la división entre los seres.
Que ya nadie más promueva la cultura del descarte y de la indiferencia, ni siquiera con el hermano que está a su lado.
Sean merecedores de las dádivas del Cielo, porque cielo y tierra pasarán, pero Mi Mensaje permanecerá vivo en aquellos que confían en Mí.
Mi Corazón está lleno de Gracias para todos. Mis Brazos están abiertos para aquellos que quieran sentir Mi Consuelo.
En el silencio, los escucho en confesión.
Que no haya temor, sino fe.
Que no haya desconsuelo, sino esperanza.
Que no haya sufrimiento, sino liberación.
Que no haya maldad, sino amor.
Este es Mi Mensaje para los que vivirán los próximos encuentros con Mi Hijo, como una oportunidad única de estar ante el Portal de Mi Misericordia, aquel que se muestra como el Agua y la Sangre de Cristo.
Quien se alegra y los bendice, a ustedes y al mundo, por este encuentro,
Adonai
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy oro para que el Inmaculado Corazón de María ampare en Su interior a las almas perdidas, las que no encuentran el sentido de la propia vida, las que están confusas y no saben el motivo de existir, a las que no conocen el Amor y la Gracia de Dios.
Hoy oro para que el Inmaculado Corazón de María acoja en Su interior a las almas frágiles, a las que luchan por ser fieles, pero que sucumben a las tentaciones del mundo, a las que se pierden en los vicios, a las que ceden al caos y al mal.
Oro para que las almas que claman por auxilio vean los brazos de la siempre Virgen Madre de Dios extendidos al mundo. Que tomen esas manos, firmes y delicadas, que cruzan los universos y los Cielos, ante la Ley de la Justicia, y derraman Misericordia sobre el mundo.
Oro para que el Inmaculado Corazón de María sea conocido, para que las almas sepan reverenciar el Amor de una Madre que detiene las Leyes y la Ira de Dios y clama por Sus hijos más perdidos.
En tiempos de transición y de definiciones, hijos, oro para que las almas comprendan que el Amor de la Virgen María va más allá de toda comprensión humana. Ella toma de las manos hasta a las almas más perdidas y las conduce al Hijo, que las conduce a Dios.
Sepan orar con María Santísima, no solo por la paz, sino también por el perdón, por la esperanza, por la salvación de las almas más pecadoras, porque Ella es, hijos, la que clama al Primogénito para que Él coloque Su atención sobre el agua que debe ser transformada en vino. Ella es quien sustenta la cruz de Sus hijos, quien persevera más allá del dolor, quien se mantiene de pie. Ella es quien les enseña a servir en silencio, a manifestar y a perpetuar el Plan de Dios, aun cuando Dios parezca estar ausente. Ella les enseña a estar en el Padre, en todas las circunstancias, haciendo de la propia vida la puerta hacia el Reino de Dios.
Por eso, oro para que hoy no solo sea honrada, sino, sobre todo, sea vivida la unión con el Inmaculado Corazón de María.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Cuadragesimoquinto poema
Madre,
dame un corazón simple,
para que yo pueda reconocer
la inmensidad del Amor de Dios.
Madre,
dame un corazón manso,
para que yo aprenda a encontrar la paz.
Madre,
dame un corazón humilde,
para que yo pueda ver a Cristo
reflejado en el rostro de cada hermano.
Madre,
dame un corazón fortalecido,
para que, ante las tentaciones y las pruebas,
yo solo esté pensando en Cristo.
Madre,
dame un corazón vacío,
para que yo pueda despojarme de mí mismo,
y Cristo tenga un lugar donde habitar en mí.
Madre,
dame un corazón caritativo y servicial,
para que me pueda dar cuenta
de la necesidad en cada lugar.
Madre,
dame un corazón agradecido,
para que no caiga en la prueba de la crítica
ni del juicio de valor,
sino que yo pueda siempre vivir la gratitud
hasta en los pequeños detalles de la vida.
Madre,
dame un corazón pleno de fe,
para que yo siempre confíe en lo que es desconocido,
y me abra tranquilamente a ser redimido por Tu Hijo.
Madre,
dame un corazón fiel,
para que Tú y Cristo confíen en mi alma,
que se esforzará por cumplir su misión en la Tierra.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimoquinto Poema
Madre y Señora de la Verdad Absoluta,
condúcenos, en esta vida,
por el camino de la transparencia y de la donación.
Que nuestros esfuerzos sean semejantes
a los esfuerzos internos que hizo Cristo
durante Su dolorosa Pasión.
Haznos capaces de escuchar la Verdad,
porque aspiramos a ser más conscientes
y a estar más atentos cada día,
para que aprendamos a cuidar y a proteger,
de nosotros mismos, el Plan del Creador.
Vacíanos de mente y de espíritu
para que Tus sagrados impulsos, Madre,
se reflejen en nuestras vidas.
Enséñanos, querida Señora, a amar la fidelidad.
Que nuestras dudas y pruebas
no nos coloquen en el camino incierto.
Que podamos cumplir, amorosamente,
todo lo que el Universo nos pide.
Así, iremos aprendiendo a salir
un poco más de nosotros mismos,
para que, con madurez y consciencia,
llevemos adelante las aspiraciones de Cristo.
Que en nuestras consciencias
se construya el espíritu de la lealtad.
Que abandonemos para siempre
la mediocridad y la soberbia,
para que Tu Hijo pueda encontrar, en nosotros,
un lugar para poder retornar.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimocuarto poema
Reina del Universo,
Bóveda Celeste de Dios,
Aroma Sublime de Paz,
danos un corazón vacío y humilde,
un corazón capaz de no querer nada más para sí,
un corazón pobre,
unido al humilde Corazón de Dios.
¡Oh!, Madre Santa,
danos un corazón pacificador, fiel, manso,
disponible para Tu Hijo,
un corazón desinteresado de la vida del mundo.
Virgen Purísima,
danos un corazón puro y no cambiante,
un corazón maduro en el Amor de Tu Hijo,
un corazón vencido por la Verdad de Cristo.
Sierva fiel,
danos un corazón abnegado,
capaz de no tener tiempo para sí,
sino eterna donación por los otros.
Madre del Cielo,
danos un corazón sensible, un corazón abierto,
un corazón de inmensa gratitud y de reconocimiento
por todo lo que nos da Tu Hijo.
Que, con un corazón transformado,
ayudemos a desterrar la indiferencia en el mundo,
para que puedan reinar la fraternidad
y la unidad entre las almas.
Así, retornará Tu Hijo con Su Corazón de Luz,
para reconstruir este mundo y toda la humanidad.
Que, a través de Ti, Divina Señora,
nuestros corazones representen al menos una parte
de la Obra redentora de Cristo en la Tierra.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Un alma que estaba despierta y dispuesta a adentrarse en los misterios celestiales, todos los días le oraba a Dios y le pedía Su auxilio para desapegarse del mundo y no temerle al Cielo. Esa alma le temía al sufrimiento, a la transición de los tiempos y al cambio del planeta, porque todo eso le era desconocido.
Entonces, un día, cuestionando al Señor, ella le dijo: “Señor, creo que Tú eres Dios y que, más allá de esta vida, hay una Vida Mayor. Sé que estamos viviendo una gran ilusión, pero inmersa en ella, no consigo comprender la verdad. Le temo al cambio de los tiempos, le temo al sufrimiento del mundo y le temo a todo lo que tendremos que vivir antes del Retorno de Cristo. ¿Tú podrás vencer esos temores en mi corazón?”.
Y el Señor, contemplando a esa pequeña alma con una mirada de compasión, le respondió: “Cuando un corazón está en Mí, vive todo de forma diferente. Para él, el sufrimiento se transforma en oferta y pierde su peso, el dolor se convierte en un Amor Mayor.
La transición de los tiempos y todo lo que la humanidad tendrá que vivir será vivido de una forma diferente por aquel que está en Mí. Sus ojos verán la confusión del mundo y en su interior habrá sabiduría. Porque te digo, alma amada, que no serán las pestes, los movimientos de la naturaleza o las señales del cielo que harán que las almas en la Tierra sufran. Serán la ignorancia y su desconexión con la vida superior lo que las tornarán perdidas.
Las bases en las cuales se sustentaban, buscando incansablemente una vida de placeres y de comodidades, no existirán, y ese será el mayor pesar de la humanidad, la raíz de todo sufrimiento.
Aquel corazón que esté en Mí no temerá, porque Yo le daré paz y fortaleceré su fe. Y cuanto más oren, más estarán en Mí y Yo les concederé sabiduría. Y, dentro de la confusión y de la oscuridad del mundo, sus almas serán como faroles indicándoles el camino y, entonces, serán la sal de la Tierra y la luz del mundo. Mis Palabras se cumplirán, y el cumplimiento de las profecías también les traerá paz. Por eso, no temas, pero ora y sé persistente en tu fidelidad, porque Yo te escogí para ser luz sobre la mesa y este es tu destino”.
Que esta historia los fortalezca, disipe sus temores y los coloque en la dirección correcta para que oren y no dejen de orar, y así encuentren la paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimotercer poema
Santísima Madre de la Verdad,
retira de nuestros ojos los velos que nos ciegan,
para que, siendo liberados por Ti de la ilusión,
de la ignorancia y de la indiferencia,
podamos reconocer la Obra majestuosa
de Cristo en la Tierra.
Señora de la Divina Justicia,
llévanos todos los días a comprometernos
con los Sagrados Mandamientos.
Nadie más que Tú
fue el obediente ejemplo de Dios
sobre la superficie de la Tierra.
Por eso, te suplicamos, dulce Señora,
haznos amar cada Ley Divina,
para que nuestras vidas sean espejos
de transparencia, de fidelidad y de compromiso.
Que nuestras emociones no nos confundan.
Haznos ver la realidad
en cada momento de la vida,
para que podamos aprender
y así, descienda sobre nosotros
el don divino de Tu Sabiduría maternal,
porque necesitamos, querida Madre,
madurar y responder como apóstoles de Cristo.
Impúlsanos a buscar la conscientización en todo.
Que nuestra respuesta al Plan Divino
no sea personal ni impulsiva,
sino que sea una respuesta acorde
a la sabiduría y al discernimiento.
Que seamos, ahora y siempre,
guiados por el Espíritu Santo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La procesión angélica ha llegado aquí junto con Nuestro Señor Jesucristo.
Reverenciemos al Glorificado Cristo Solar y dejémonos invadir por la Luz de Su Divinidad, que hoy viene a mostrarse como el centro de toda la Creación.
Es esa Luz que nunca murió y que venció a la oscuridad y que aún la vence a través de los tiempos.
Participemos de este momento con la alegría de estar preparando Su Retorno a la humanidad.
Dejémonos guiar por la Consciencia del Cristo Solar que, revestido como un gran Sol, se muestra ante nosotros con el Poder de la Gloria del Padre a Su alrededor.
Contemplemos esa Luz silenciosa pero poderosa que Él nos ofrece. Reflejemos esa Luz de la Divinidad de Cristo en nuestro corazón, para que toda esta jornada, que hemos vivido con Él en estos ocho días, se selle como una poderosa alianza entre nosotros y Su Corazón. Agradeciendo por todas las Gracias recibidas y por los méritos que Él ha compartido a través de la Instrucción, contemplemos la Gloria de Nuestro Señor en Su faz de Cristo Solar.
Sintamos cómo todo el Universo se detiene por Su Presencia, ante este acontecimiento Universal que el Maestro trae para nosotros y toda la Creación.
En Su Presencia, rememoremos todo lo que hemos vivido en estos últimos siete días y todas las revelaciones que Él trajo con un solo fin, la redención de la humanidad, el despertar de las consciencias, el cumplimiento del compromiso de cada uno de Sus compañeros.
Agradezcamos por todas las experiencias que Él nos hizo atravesar y por todos los momentos de amor que Él compartió con cada corazón, renovando la vida de los que tienen esperanza en Su Nombre y despertando lo más verdadero y puro en cada ser humano.
Es así que hoy, en esta tarde, en este octavo día de instrucción con Cristo Jesús, el Cristo Solar viene a pedirnos nuestra divinidad, lo más profundo de nuestro ser, la verdadera luz que somos a los ojos del Padre Eterno, para que esté al servicio de Su Plan de Redención y de preparación para Su Retorno al mundo.
Que nuestra divinidad se coloque a los Pies de Nuestro Señor, así como hoy nuevamente nuestras almas se colocan a los Pies de Cristo, para que seamos colmados por Su Luz espiritual y cósmica.
Reconozcamos este momento como algo único en la historia de la humanidad. El Cielo tocando a la Tierra, Dios llamando a Sus hijos a través de Su amado Hijo.
Y vemos a Cristo llorar de gratitud por la fidelidad de los consecuentes, por las oraciones de los perseverantes, por el servicio de los incansables, por el sacrificio de los humildes, por la incondicionalidad de los obedientes, por los que aman a Dios y a sus hermanos así como Cristo nos ama a cada uno de nosotros.
En lo más profundo, nuestro ser recibe al Cristo Solar y comulga con el aspecto más inmaterial del Padre.
Hoy vengo a despedirme del mundo porque este será mi último año de instrucción con ustedes, después de que se cumpla la Sagrada Semana en el mes de agosto.
Yo ya no vendré más, pero Mi Espíritu será su fortaleza, porque les he dado todo y he podido cumplir, a través de Mis compañeros, la obra de la Misericordia que deberá seguir resonando en el mundo a través del sacrificio total de sus vidas, hasta que les llegue la hora de ingresar al Cielo para entrar en el Paraíso de Dios
Me despido ahora para que no sientan Mi falta. Quisiera estar más tiempo con ustedes, pero Mi nueva hora se aproxima. Momento en el cual la humanidad será juzgada universalmente para poder reconocer sus errores y enmendarlos, a través de los frutos de la conversión y de la Misericordia que Yo he entregado para cada una de sus vidas.
Pero no sufran porque Yo no pueda estar más, porque los encontraré a través del Sacramento de la Eucaristía. Y cuando se cumpla el final de Mi tarea con ustedes, todo sucederá.
Pero no tengan miedo, Mi Madre estará con ustedes. Su Amor los protegerá y los levantará del suelo cuando no tengan fuerzas, porque Su Amor es incondicional. Por eso les entregué lo mejor que tiene Mi Vida: la Madre de Dios.
Mientras no hablo con ustedes y hago silencio, recuerdo los encuentros que hemos vivido en los últimos seis años. Recuerdo la fuerza de la fe de cada uno de mis compañeros y la fidelidad de los que guardan el cumplimiento de Mi Obra, a través de los Sacramentos y de cada encuentro de oración.
La Luz de Mi Gloria desciende a la Tierra para bendecir a los que darán continuidad a Mi Obra en el mundo, bajo el espíritu de la Iglesia y del ecumenismo.
Así como Yo mandé a los apóstoles, de dos en dos, hoy los envío a todos ustedes a dar testimonio de Mi Presencia en todas las naciones del mundo. Que la Palabra del Cristo Glorificado sea escuchada en todas las lenguas, para que en el corazón de los que más necesitan resuene la misma fuerza y Gracia que resonó en sus corazones en estos últimos años.
Todo se ha consumado.
Así como entregué Mi Espíritu en las Manos del Padre, hoy entrego sus espíritus en las Manos de Dios, para que nunca se olviden de todo lo que les he dejado a fin de que se cumpla Mi designio espiritual en cada uno de ustedes.
Hoy Me voy con Mi Corazón lleno del amor y de la gratitud de mis compañeros, de los que no han tenido miedo a la transformación, de los que no han tenido miedo de proclamar su fe y su fidelidad a Cristo.
Mi Iglesia espiritual y celestial los abraza, así como hoy abraza al mundo entero, para que la cura se establezca en la humanidad y en todo el planeta, porque Mi amor nunca los dejará.
Mis últimos mensajes serán los más definitivos, desde ahora hasta agosto.
Y ustedes con todo los que han aprendido de Mi Palabra y de la fuerza del Amor de Dios, siempre deberán erguir Mi Iglesia espiritual sobre la superficie de la Tierra, para que cada alma sea el templo vivo que Yo necesito para poder retornar y cumplir con las Escrituras, así como las Escrituras se cumplieron durante Mi Nacimiento.
Cristo se ha colocado extendiendo sus brazos en Cruz como el Cristo Redentor y la Luz de Su Corazón ilumina al mundo y a todo lo que está dentro de él, para sellar esta alianza con el Plan Divino.
Si fuera de urgencia y necesidad para el mundo, Yo podría venir extraordinariamente a ustedes, para que puedan ser guiados y conducidos siempre por el camino de la Verdad.
Aunque Mi tarea ya esté terminando entre ustedes, así como terminó entre los apóstoles, podría reaparecer para dar y entregar las últimas instrucciones, conforme Mi Padre Eterno lo determine.
Lleven Luz para el mundo, para que el mundo, a través de la Luz, encuentre el amor y la esperanza de renacer a la vida todos los días.
Hijos, compañeros y amigos Míos, consumando este trabajo en el octavo día de instrucción crística para el mundo entero, en la plenitud del agradecimiento del corazón, oremos juntos la oración que Yo les enseñé en arameo, suavemente.
Padre Nuestro (en arameo).
Bienaventurados los que lloran, porque siempre serán consolados.
Bienaventurados los que perseveran, porque siempre encontrarán el Reino de Dios.
Bienaventurados los que sirven, porque verán a Dios.
Bienaventurados los que se sacrifican por Mí, porque estarán Conmigo en la Vida Eterna.
Hoy daré la bendición pascual después de la bendición dada por el Santo Padre, el Papa Francisco. Hoy estoy debajo del embajador de Cristo en la Tierra, porque los discípulos y servidores de Cristo siempre podrán dar pasos más grandes en el amor a los que Yo di.
Que la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo los acompañe y los bendiga para que estén en Mi Paz.
Celebremos esta Eucaristía de Resurrección dentro de la Iglesia Celestial.
Hoy, todos los consagrados que están aquí presentes, representando a todas las órdenes religiosas del mundo, así como todos los sacerdotes que hoy están aquí presentes, representando a todos los sacerdotes del mundo, subirán a este escenario para que juntos vivamos la consagración del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
“Padre, Tú sabes que la humanidad siempre se ha equivocado, pero Tú también sabes de todos los que han escuchado Mi Llamado y han respondido a Mi Voluntad. En esta hora crucial del planeta, sírvete de todas las entregas y sacrificios de Tus hijos, de aquellos que nunca bajaron los brazos ni tampoco desistieron de cumplir con Mi Voluntad”.
“Este es el mayor ofrecimiento que Mi Corazón Te hace en este día, para que pueda descender Tu Gracia, Tu Amor y Tu abundancia espiritual, y así todo pueda ser renovado. Amén”.
Hoy estoy con los apóstoles de los últimos tiempos, y así como celebré la Eucaristía con Mis apóstoles después de la Resurrección, hoy vengo a celebrar con ustedes esta Comunión espiritual, para que sus consciencias siempre se puedan renovar.
Por eso vuelvo a tomar el pan y ofreciéndolo a Dios para que sea transubstanciado, lo entrego a ustedes diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Ofrezco al Padre el Cáliz de la redención y de la renovación, para que el vino sea transubstanciado en la preciosa Sangre de Cristo, y les vuelvo a entregar este Cáliz, diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, Sangre que fue derramada por los hombres para la remisión de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
En unión con la Santísima Trinidad, por todas las Gracias y méritos recibidos, como triunfo de la dolorosa Pasión de Jesús y por la cura urgente y necesaria de la humanidad, recemos la oración que Cristo nos enseñó, para consumar esta alianza y consagración espiritual e interna.
Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz y el Amor de Cristo desciendan a la Tierra.
¡Te damos gracias, Señor, por cuanto nos das!
En este encuentro, Te honramos, Señor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ante los misterios celestiales, sé tú, hijo Mío, como las santas mujeres de Jerusalén, que no necesitaban ser reconocidas para vivir profundamente a Cristo.
Era su propio silencio y humildad que las hacía cruzar los portales en su interior, para que pudieran experimentar los misterios de Dios, inclusive sin que fuera necesario que Cristo les pronunciara palabra alguna.
La profundidad interior que las santas mujeres aprendieron de María les permitía leer en los Ojos de Cristo Su Sabiduría y comprender con Su Amor todos los misterios.
En el Corazón del Señor estaban guardados, como un tesoro, la humildad y la fidelidad de las santas mujeres.
En silencio, encontraron a Cristo en el propio corazón y al mismo tiempo que develaban Sus misterios y vivían una transformación profunda, sus pasos internos y la fe con la cual caminaban, reparaban y sustentaban el Corazón Divino y humano del Hijo de Dios.
Las santas mujeres de Jerusalén no necesitaban hacer grandes cosas para experimentar lo que era verdaderamente grande para Dios. Era justamente su simplicidad lo que les permitía aprender de la Pureza de María y despertar esa pureza en su propio corazón. Y de esa forma, puras, a pesar de imperfectas, poco a poco se tornaban una con Cristo, y a través de Él, una con Dios.
Aprende hoy, hijo Mío, de las cosas simples, pero verdaderas, del tesoro grandioso que se cultiva en el secreto de tu entrega en la profundidad de tu corazón.
En tiempos de Pasión y de definición en Cristo, que tu espíritu viva el ejemplo de las santas mujeres y, en este tiempo, des un paso más, no solo al sustentar la Cruz de Dios en silencio, sino también al saber cargar la propia cruz en lo oculto.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
A Mis queridos hijos consagrados con el Manto Celeste de la Madre de Dios
Mis pequeños:
En este día especial, en el que el altar del corazón de cada hijo Mío es ofrecido en las manos de su Madre Celeste, se vuelven a renovar, por un año más, los votos internos de fidelidad ante el Padre Eterno.
Como parte de Mis ejércitos orantes en la Tierra, a los pies de la Madre de Dios son colocadas las rosas de la oración de cada Hijo de María.
Esas intenciones son recogidas en este día y son llevadas hacia los Altares Mayores del Cielo para que el Divino Padre las acepte y, conforme a Su Santísima Voluntad, Él derrame, aún más, Su Misericordia sobre un mundo y una humanidad dormida por la indiferencia.
Este día de renovación no es solo importante para la vida interior y espiritual de cada hijo consagrado con el Manto Celeste de la Madre de Dios, sino que también la ofrenda y la entrega de este 6.° Encuentro Anual de los Hijos de María, coloca a todos Mis hijos ante el ingreso definitivo en la última etapa del planeta.
La fidelidad, el amor, el servicio y la oración de cada hijo consagrado es lo que permanecerá como luz en el mundo cuando su Madre Celeste se recoja hacia las Esferas Celestiales.
Será la voz orante de los Hijos de María la que protegerá a las familias del mundo y a todos los desamparados, así como también la oración abarcará a la Creación.
Unidos de las manos, los Hijos de María serán los pilares que, en el momento de la gran batalla lucharán, a través de su verbo y amor, por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
En este día, los preparo para ese momento, porque está próximo.
Que la Luz Divina del Amor de Dios bendiga y reafirme los votos internos de cada hijo consagrado para esta próxima etapa de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado y estoy muy agradecida por el Encuentro de hoy!
Siempre los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que de tu corazón brote la llama de la fe para que, con alegría y confianza, puedas vivir el próximo año.
Que recuperes la fuerza y el amor interior para servirme.
Que más allá de todo, creas en Dios, que existe un Propósito, una historia que tu vida y experiencias están escribiendo día a día y que más allá de toda circunstancia, prueba, desierto o sufrimiento, sepas que Dios te ama y te espera.
Levanta tu cabeza y sonríe, porque el día de la gran redención esta próximo, el día esperado del encuentro con tu Maestro y Señor.
Por eso, amo tu fidelidad, acepto tu imperfección, solo busco que Me llames y que Me recibas. Y cuando en el próximo año esta historia de amor Conmigo llegue a su fin, se terminarán Mis Palabras pero Mi fidelidad será eterna dentro de ti, porque percibirás cuánto Yo te he entregado a lo largo de los tiempos.
Cuando llegue la hora de que sean Mis testigos, los que perseveren y salgan de sí serán como María Magdalena, porque lavarán Mis Pies con sus lágrimas.
Otros serán como Juan, porque estarán a Mi lado confirmando Mi Presencia.
Pero otros serán como Mi Madre, sufrirán Conmigo hasta lo alto de la Cruz, y así, de nuevo Yo les diré: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Y la evolución espiritual que Yo he alcanzado en el Universo será la justificación y la causa de su rescate y salvación. Y a aquellos que estuvieron Conmigo y Me dieron la espalda, Yo los tendré cara a cara y allí estará todo dicho.
Reciban de Mi Boca las últimas palabras, para que sus corazones estén preparados para decirme: “sí Señor, yo daré mi vida por Ti”.
Que los que han sido justos en este año 2019, sean bendecidos.
Los que han sido donados, sean impulsados a continuar dando de sí.
Los que se esforzaron, que sean ungidos por Mi Espíritu para que los Nuevos Cristos sean los que se animen a vivir el calvario planetario.
Que todo sea renovado, que todo pueda ser curado, y que los que están más cerca de Mí nunca se olviden de la gracia que recibieron, porque así como Yo les he dado todo, Yo les pediré todo.
Sean dignos hijos de Dios, sean pacificadores y apóstoles del fin de los tiempos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi mensaje llega nuevamente al mundo, especialmente a los corazones que estén abiertos a escuchar la Palabra de la Jerarquía Divina, una Palabra y un Verbo que resuena en el Universo, porque es un Verbo que proviene de Dios.
Porque del Verbo surgió la Creación y todo lo que existe, así como también surgieron los hijos del Padre, que han venido caminando en esta trayectoria cósmica para poder alcanzar algún día la redención.
Pero el perdón es concedido a los que se animan a vivir el camino de la redención.
Por eso, aún el Universo y la Jerarquía sostienen a este mundo y a la humanidad, porque aún hay tiempo de vivir ese camino, a pesar de todo lo que suceda en este ciclo.
La Jerarquía necesita que los valientes se animen a sumergirse en la Vida Universal, una Vida que les muestra su origen, su existencia y su propósito. En simples palabras, la revelación de su verdad y también de su pasado; no de un pasado para volver hacia atrás o recordar los errores cometidos, sino para que recuerden lo que aprendieron, lo que vivieron y lo que adquirieron a través de los tiempos, del tiempo cósmico.
Hoy, vengo a pronunciarme al mundo desde los Andes, uno de los lugares en donde la Jerarquía tiene Su Corazón y Su Presencia, desde los Andes mendocinos y chilenos, porque para la Jerarquía no existe división ni fronteras; hay un solo pueblo, un único pueblo, una única raza que, a pesar de sus experiencias y vivencias, algún día deberá reconocerse como única en este Proyecto de Amor y de redención, de perdón y de Misericordia.
Por eso, abro las puertas del Universo en este lugar, en donde hoy ustedes se encuentran para acompañar a su Madre Celeste; en donde las estrellas caídas y los soles que despiertan pueden volver a reencontrar su origen y sentirse parte de un todo, sentirse parte de la Creación, de la Vida Universal.
Por eso, hoy sus espíritus son colocados ante la presencia del Universo, ante la presencia de la Jerarquía, ante la Fuente del Amor de Dios, porque es de eso que los seres de la superficie de la Tierra, en este tiempo, deberán alimentarse para aprender a sobrevivir en estos momentos cruciales, en los que la humanidad enfrenta el resultado de lo que escogió.
Pero Yo vengo como Madre y también como Gobernanta del Universo, como la Matriz de los Espejos, para ayudarlos a corregir el camino, para enseñarles a encontrar el sendero de la paz y de la armonía, para que sus soles internos puedan brillar y manifestar el Propósito, más allá de la vida humana, de la superficialidad.
Las oportunidades que da la Jerarquía en este momento son únicas y no se repetirán. Por eso, deben aprovechar los tiempos y los acontecimientos. Deben nutrirse espiritualmente de lo que les da la Jerarquía Espiritual para que, cada día más, puedan reafirmar ese compromiso y ese propósito que vinieron a cumplir por una Voluntad Mayor y aún desconocida.
Los orígenes de los que despertaron y de los que despertarán, hoy, se unen a este momento y a este encuentro con la Madre Divina, para que el verdadero linaje, para que el verdadero don o virtud en cada ser, impulse a la consciencia tridimensional a dar el paso que necesita dar, y ayudar a revertir, en el servicio y por amor, la situación en la que se encuentra la humanidad, que es una situación adversa y muy oscura.
Pero mientras Yo estoy aquí con ustedes, hijos amados, mientras Me pronuncio en el centro de cada uno de sus seres, en donde resuena verdaderamente la Palabra de la Jerarquía, la Madre Universal y la Gobernanta Mayor disuelven las corrientes contrarias por medio del camino de la paz y de la armonía, sin generar conflictos ni enfrentamientos espirituales. Porque el amor, como ustedes lo saben, está por encima de todo, de cualquier situación o momento, de cualquier desierto interior o agonía.
El amor los hace renovar y les permite reencontrar el camino que a veces pierden por diferentes circunstancias.
El mundo y especialmente la humanidad, hoy, deberá reconocer que no está sola en este macrocosmos. Eso concederá la intervención y la ayuda de las Esferas Celestiales. Y la humanidad, o al menos una pequeña parte, podría recuperar lo que perdió interiormente; y seguiría siendo impulsada a vivir el camino de la Luz.
Por eso, todos los esfuerzos que hace la Jerarquía en este momento son inmediatos y urgentes. Así su respuesta, en este momento, deberá ser inmediata y urgente, para que el mayor equilibrio se pueda alcanzar en todo el género humano, en toda la superficie de la Tierra, en cada corazón que forma parte de esta familia universal.
Y así, mientras les hablo y les transmito Mis palabras, su Madre Celeste y la Gobernanta Mayor trabajan con la humanidad en aquellas situaciones que aún no están resueltas y que necesitan de la Mano poderosa de Dios para encontrar una solución y un camino de regreso al origen.
Cuando estoy aquí con ustedes, Yo les traigo el Universo, no solo el que existe allá afuera en el Cosmos, sino también les traigo el Universo Espiritual, en donde está el principio de todo y el origen de su existencia, la Esencia primordial y fundamental que los creó, para que hoy estuvieran aquí, en este planeta, y viviendo esta escuela que Mi Hijo les ofrece por Amor.
Asumiendo el compromiso con lo que verdaderamente son y no con lo que aparentan, permitirán que el Propósito sea alcanzable para cada uno de ustedes y puedan seguir contribuyendo al Plan de la Jerarquía en este tiempo agudo de la humanidad.
Hoy, vengo a contemplar lo verdadero que hay en ustedes y no lo aparente; vengo a hacer despuntar el centro de su ser, que es un sol, una esencia que cumple un propósito y una meta en esta Creación, como muchas, muchas esencias en el universo y así los vengo a unir a una única Fuente, al Pensamiento Divino de Dios.
Los vengo a elevar hacia el Corazón del Padre, porque allí siempre encontrarán la fuerza interior que necesitan para trascenderse y redimirse en el nombre de Mi Hijo, su Redentor.
Mientras esto también sucede, las esencias de la humanidad son trabajadas por su Madre Celeste, por la Gobernanta Mayor, para que al menos una chispa de la Gracia Divina encienda la consciencia de los que duermen y así puedan despertar a la Verdad Universal.
Necesito, para que eso sea posible, de intermediarios, de servidores, de fieles colaboradores que sigan la instrucción de la Jerarquía Espiritual y no otras, para que no se confundan, para que no se vanaglorien, para que solo cumplan en obediencia y gratitud la Divina Voluntad, que es la Voluntad que siempre los liberará y los conducirá hacia el camino justo y cierto.
Mientras el planeta vive su purificación y la purificación moviliza el caos y los conflictos, que reine la Paz en el corazón de los que creen en Dios y en aquellos que cumplen Su llamado sin condiciones ni reglas.
Que el advenimiento de la Nueva Humanidad ya sea una realidad para todos porque esa humanidad, hijos, primero debe nacer en ustedes, para después estar presente en la superficie; es algo profundamente espiritual e inmaterial.
La Nueva Humanidad será un don de Dios concedido por el propio Padre Eterno para la regeneración de la vida y de toda la Creación, después de las traumáticas y dolorosas experiencias vividas en toda la raza humana, a través de los tiempos y de las décadas.
El don de Dios de la Nueva Humanidad será una realidad viva en aquellos que se autoconvoquen para que el viejo rebaño de Israel se vuelva a reunir y a congregar, y cumpla finalmente las promesas que están escritas en el Corazón de Dios, su Padre Eterno.
En este momento de transición planetaria, reúnan las fuerzas internas que provienen del amor del corazón y del amor del espíritu para llevar adelante, en este camino, las voluntades y los proyectos de Mi Hijo que aún están por manifestarse en este tiempo, aunque la humanidad viva esta dura realidad.
Confíen en lo que es posible realizar, en lo que es posible concretar y en todo lo que es posible alcanzar, porque como es Voluntad de Dios se manifestará y se presentará ante sus ojos, y llevarán adelante todo aquello que el Padre espera hace tanto tiempo.
Es posible disminuir los riesgos que podría vivir el planeta y la humanidad en este tiempo si la oferta fuera sincera y no oscilante. El Plan se cumplirá porque es Ley y en eso deben creer todos los días.
Yo estoy aquí con ustedes siempre, para ayudarlos a construir en ustedes el Plan de Dios, para que después el Plan sea una realidad en la superficie.
La obediencia y la fidelidad serán la gran llave en este momento de transición para todos los servidores y colaboradores de esta obra, así nunca faltará el puente de contacto entre su Universo y el Nuestro.
Que el Amor que hoy trae Mi Corazón los reconstruya interiormente y los coloque en los Comandos de Mi Hijo, para que la Obra de Su infinita Misericordia llegue a todos sin distinción.
Desde los Andes vuelvo a invocar y a proclamar a todos el retorno a su origen para que, en este tiempo de purificación, crean en lo hermoso y bello que Dios les dio en el principio.
¡Les agradezco por acompañar este momento planetario! Porque sé que nunca lo vivieron ni lo experimentaron. Este es el gran momento y el gran tiempo para todos. Sírvanse de Nuestro Amor para poder vivirlo. Acojan Nuestro apoyo para poder enfrentarlo.
Yo estoy aquí y soy su Madre Universal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
La historia de un peregrino de la paz de Aurora
Su devoción conmovió siempre Mi Corazón, porque su fidelidad era la oración misma que expresaba su peregrino corazón.
Su reverencia al tocar el campanario llamaba a todas las almas a despertar, y muchas veces, sin nadie saberlo, su amor por la Virgen Santísima hacía salvar a las almas más perdidas.
La oración era su alimento espiritual y lo hacía volar hasta las altas esferas de consciencia, en donde recibía el Amor del Padre Eterno para compartirlo con sus hermanos de camino.
Él llegó como un silencioso peregrino. Su amor por Aurora era tan fuerte que lo hizo permanecer cerca de ella y esperar que las puertas se abrieran para él.
Pero en verdad, su humildad, resignación y servicio lo llevaron a consagrar su alma, mente y cuerpo a su Maestro y Señor.
Aurora no solo tuvo un hermano y compañero de Cristo, Aurora tuvo un peregrino de la paz que caminó al lado de muchos durante años y, en su vida de simplicidad, de alegría y de renovación, ayudó a expresar la Luz del Reino de Aurora.
Hoy no solo partió al Cielo un hermano devoto y peregrino; hoy se elevó al Reino de los Cielos el guardián del campanario de Aurora, recuerdo imborrable que permanecerá resonando en el corazón y en la memoria de quien, alguna vez, escuchó el tañido de la campana de Aurora.
Con alegría, regocijo y gratitud, la Orden fundada por su Maestro hoy recibe, en los Altares del Cielo, al primer santo, hombre y peregrino, quien testimonió en vida propia, que es posible vivir en Cristo y ser parte de Cristo por toda la eternidad.
Hoy el Cielo recibe al triunfo de una vida de simplicidad, de abnegación y de servicio, que impulsará a todos los que quedaron a cumplir y realizar la misma aspiración.
¡Salve Aurora! Hoy una estrella de redención se iluminó en tu sublime firmamento y la paz llegó a todos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En adoración estamos ante el Hijo de Dios, que hoy nos presenta y nos muestra Su Corazón Eucarístico más radiante que un sol y que cientos de rayos del Universo.
El centro de Su Pecho, el centro de Su Esencia es el Corazón Eucarístico que nos trae la paz y la renovación, la cura y la reconciliación con Dios.
Reverenciemos.
Y en Sus Manos, Pies y Costado, Sus cinco principales Llagas, no de dolor sino de Luz, de Misericordia; Llagas de Gracia, de resplandor y de iluminación en la vida espiritual.
A Sus Pies, dos relicarios que los ángeles, que lo acompañan, sostienen: el Corazón Inmaculado de María, como terafín espiritual y el Castísimo Corazón de San José como terafín paternal y don de humildad para las almas.
Estos Corazones se unen al centro del Corazón Eucarístico de Jesús, y se establece el Cielo en la Tierra.
Escuchamos ahora siete campanadas, a Su pedido, delante de esta revelación.
Tú eres parte de lo que Yo soy, y nunca pensaría lo contrario, porque Dios nos creó iguales y muy semejantes a Él.
Lo que vives y experimentas es un destierro de tus aspectos humanos; es el morir para volver a nacer, cuantas veces sea necesario.
Por eso, no te preocupes, no te acongojes, no sientas miedo ni tampoco soledad porque lo que vives es perfecto para Dios. Él así lo necesita, aunque a veces no lo comprendas ni lo entiendas.
Por eso, quédate en Mi igualdad porque entrarás en Mi armonía y equilibrio y nunca perderás la fe. Ninguna oscuridad ni ninguna tempestad harán desterrar tu fe y nunca se disolverá, cuando te mantengas firme en Mí.
Yo construyo caminos desconocidos y tus caminos son Mis caminos cuando aceptas vivir Mi Voluntad, por más desconocida que te parezca, por más inalcanzable que te parezca. Mi Voluntad, que es la Voluntad de Mi Padre, siempre te colocará en el camino seguro.
Nunca vendré a pedirte cosas imposibles porque sé que no Me las darás. Vengo a pedirte cosas simples, lo que nace del corazón que nunca se extinguirá, que nada lo disolverá.
Yo vengo a pedirte tu amor humano y tu fidelidad Conmigo, para que te transformes, para que aprendas a redimirte y a sublimar tu consciencia, día a día.
Yo no necesito construir en tu vida castillos para reyes y tampoco ilusiones para tu personalidad. Vengo a construir, a través de Mi Voluntad, lo que es verdadero; y lo verdadero surge de lo simple, lo simple surge de lo humilde y lo humilde es pacífico, no se atormenta, no se siente amedrentado y tampoco confuso.
La vida espiritual es simple y tu contacto con Dios también lo es. Pero dependerá de ti, hijo Mío, que ese contacto lo cultives día a día con una fe grandiosa, con una fe inextinguible, con una fe que nunca te haga dudar de lo que vives.
Pero ten cuidado, porque tu elección podría ponerte en otro camino. Y, ¿cuál es el verdadero camino para ti? ¿Alguna vez te lo has preguntado?
Lo mismo le pregunté a Mis apóstoles: ¿qué es vivir la verdad y cómo estar en ella todo el tiempo?
Si caminas a Mi lado, aunque no Me sientas ni Me percibas, aunque estés en la mayor soledad o atravesando el mayor desierto, ¿creerías y confiarías en Mí?
Yo siempre te daré lo que necesites, en el momento justo, porque todas Mis perlas preciosas y tesoros fueron muy desperdiciados por los hombres a través de los tiempos. Ahora es el tiempo de conquistar y de triunfar por medio de una entrega absoluta que alcanzarás paso a paso, por medio de una fidelidad absoluta que alcanzarás paso a paso.
No vengo a pedirte lo que es imposible para ti, porque te haría perder mucho tiempo. Vengo a pedirte lo que es verdadero, lo que Dios colocó dentro de tu ser y de tu corazón. De eso Yo Me sirvo todo el tiempo para realizar Mi Obra en el planeta y te doy el ejemplo de Mi Corazón Eucarístico, del Corazón Inmaculado de Mi Madre y del Corazón de San José como testimonios verdaderos, como muestra del amor a Dios, de un amor fiel, de un amor constructivo y sublime que solo tenía la intención de poder ser compartido y vivido con todos los semejantes.
Sé que a veces vivirás aprendizajes que no comprenderás ni aceptarás y que tu mundo interno se moverá, tu consciencia se purificará y estarás nuevamente delante de una prueba. Pero las pruebas existen no para hacer sufrir a las almas de Dios, sino para que aprendan a vencer la dualidad. Porque cuando muchos más aprendan a vencer la dualidad, más será vencido el mal y triunfará la luz y el amor en el mundo, porque no estará la raíz de la indiferencia en tu consciencia y aprenderás a obedecer, incondicionalmente, hasta en los más pequeños detalles, siguiendo ciegamente las directrices que vienen del Cielo y de la Jerarquía. Porque tú no conoces el futuro ni tampoco conoces profundamente tu pasado. Solo vives el presente y lo que está a tu alrededor día a día.
Por eso, Yo soy una Fuente en la revelación de muchos misterios de tu consciencia.
No vengo a buscar lo que fortalece a tu ego o a tu personalidad. Vengo a librarte de las cadenas de la ilusión. Y para poder liberarte, de esas cadenas y de esas ilusiones, deberás atravesar lo que Yo atravesé una vez aquí en la Tierra, porque así podrás vivir a Dios y comprender, más allá de las apariencias, todo los misterios.
Esta escuela del planeta que se llama Tierra, en donde están muchas almas, podría ser más provechosa y benéfica para todos. Pero se ha vuelto una escuela de mucho sufrimiento, por las raíces de la indiferencia, de la desobediencia y de la falta de la caridad.
Pero si tú crees en Mí, nunca perderás Mi camino ni tampoco Mis pasos porque, por mucho que te pueda suceder o por mucho que puedas experimentar en momentos difíciles, la llama de tu corazón nunca se apagará porque hoy he podido testimoniar por medio del canto de tu voz y de la alabanza al Padre Eterno que el Amor de Dios existe en el corazón de Sus hijos. Es ese amor que Yo vengo a buscar en los corazones, un amor confiable y un amor fiel. No vengo a buscar un amor perfecto, sino un amor imperfecto. Vengo a buscar su amor más pobre para que pueda ser transformado, para que el amor sea también redimido, en ustedes, y ese amor llegue a todo el mundo de la misma forma en la que Yo les doy Mi Amor.
En Mis Palabras está el Amor de Dios. En Mi Presencia está el Amor de Dios. En Mi respiración está el Amor de Dios. En Mi mirada está el Amor de Dios. En Mi Esencia está el Amor de Dios. Y donde Yo estoy, está el Amor del Padre, y si ustedes están en Mí, Mi Padre estará en ustedes y ustedes estarán en el Amor de Mi Padre.
Eso es lo más urgente que necesito en este tiempo para que, sobre las naciones de la Tierra, los astros del Universo no se precipiten y los elementos de la Naturaleza no muestren su furia y dolor porque los hombres no comprendieron el mensaje de la Creación.
Vengo a intervenir sobre todas esas cosas. Vengo a pedirle al mundo que despierte al amor y que le cierre la puerta a la indiferencia.
Pero, para que eso sea posible, compañeros, deben comenzar a vivirlo en ustedes mismos día a día, en las lecciones de la vida, en sus familias, en sus trabajos porque así se transformará el mundo y la consciencia humana.
Ya no necesito de las resistencias de los hombres, del sufrimiento de los corazones, de la agonía de las almas.
Por medio del Amor de Dios vengo a traerles el Reino del Padre Celestial, porque sé que lo necesitarán para estos tiempos y para todo lo que llegará inesperadamente.
Mientras estoy aquí, trabajo con otros aspectos de su consciencia, con aquellos aspectos que están ocultos y que solo se ven con los ojos del corazón.
Vengo a trasformar la miseria humana en Misericordia. Vengo a elevar sus corazones a Dios para así poder elevar a la humanidad entera, a aquellos que sufren y padecen, a aquellos que están solos y enfermos, olvidados y abandonados en muchos lugares del mundo.
Vengo a ofrecerles el sacrificio en el nombre del Amor, para que el Amor esté presente en la humanidad y en los corazones, para que el Amor de Dios detenga las guerras y los conflictos humanos para que el Amor de Dios quite la sed de muchas consciencias y retire de la oscuridad a muchos corazones.
Por eso vengo a ofrecerte algo que aún no has vivido. Estás ante la oportunidad de cruzar el Portal del Universo para volver a confirmar tu vida en Mí y para que Mi Vida sea en tu vida y en cada momento de tu historia interior.
Como muestra de ese Amor inconmensurable y divino, en este momento, en el que las almas están delante de Dios a través de los Corazones de María, de Cristo y de San José, ofreceré la transubstanciación y consagración de los elementos para que el Corazón ofendido del Hijo, el Primogénito y el Unigénito del Padre Celestial, sea aliviado y consolado por los hombres y mujeres de la Tierra; y hoy no solo pueda estar aquí con ustedes, en Argentina, preparándolos para la próxima etapa de la Peregrinación por la Paz, sino también pueda llegar, en este momento, en omnipresencia y en omnipotencia, a los rincones más lejanos de la Tierra, en donde la pobreza y la miseria material se expresa, en donde la enfermedad tiene más fuerza que la cura; en donde el miedo y el terror de las guerras ha hecho sucumbir a la fe en grandes desiertos.
Vengo a hacer emerger de los corazones la llama de la esencia y de la fe, para que ella reine y se establezca más allá de las naciones y de los continentes, para que esta fe los una al Universo de Dios.
Y por encima de toda adversidad, crueldad o indiferencia, nunca se cansen de sonreírle a Dios, nunca se cansen de amar a Dios y de llevar ese amor a sus hermanos; porque si aman, por más que sean imperfectos, aman con el Amor de Mi Corazón y de Mi Vida; así el mundo se convertirá, el castigo se detendrá, la Justicia Divina no llegará y los astros del Cosmos no se moverán, mostrando su fuerza y poder como nunca antes nadie lo vio, porque habrán respondido conforme al pedido de Mi Corazón y de Mi Consciencia, por medio de este día de reparación al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús.
Por esa razón, vengo a pedirles, en nombre de la Voluntad de Dios, que todas las almas del mundo, todos lo que lo pidan y también aquellos que no lo pidan, reciban el libro de Mis Poemas de la devoción de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús, porque en las horas más definitivas, en las que ustedes se encontrarán delante de Dios y delante de las cosas inimaginables que se verán en el mundo, se recogerán en sus habitaciones, encenderán una vela y en nombre de su Ángel de la Guarda rezarán esos Poemas, para que la Gracia Divina y la Misericordia del Padre sostengan a este planeta y, principalmente, a todos sus mundos internos.
Porque cuando Yo ya no esté con ustedes como estoy hoy, su fortaleza no solo será Mi Corazón, sino también todas las palabras que les he dicho.
En los Poemas está la llave de su transformación.
Agradeceré que eso sea entregado lo antes posible y difundido en el mundo entero, en todas las lenguas posibles, como un medio de reparación de los corazones del mundo al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús.
Ya están dentro de Mi Iglesia Celestial y sus esencias están ante el Padre Celestial, contemplando Sus Altares y Su poderoso Trono de Luz, que fue visto por muchos patriarcas y profetas y por la mismísima Madre de Dios y San José Castísimo, así como por todos aquellos servidores que en Mi nombre, a través de los tiempos, sirvieron a la Obra de Dios en la superficie de la Tierra dando testimonio de Mi Presencia y de Mi Palabra, dando ejemplo de caridad y de bien en el mundo entero.
Bajo esa condición espiritual e interna, eleven sus corazones a Dios.
Nos colocamos de pie.
Y ante todo lo que les he dicho hasta este momento, realizando una confesión interna de Mi Corazón con cada uno de ustedes, reciban cada una de Mis Palabras como una revelación de la Verdad y del sentimiento de Dios para estos tiempos, sabiendo que será muy necesario y urgente trabajar todos los días en la reparación de los errores que comete la humanidad para que las millones de almas, que están en la ilusión del mundo y en la superficialidad de la vida, tengan la gracia, así como ustedes la tuvieron, de poder escuchar a Dios por intermedio de Su amado Hijo, de poder recibir la Presencia de Dios a través de los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José para que muchas más consciencias sean tocadas por la propia Mano del Padre Eterno en lo profundo de sus corazones, así como fueron tocados sus internos.
Por eso les pido que valoren y den mérito a Mis Palabras porque las necesitarán cuando todo se desencadene.
"Así como en Tus Altares, Padre Eterno, el incienso emana la santidad y el servicio de los ángeles del Universo, que este incienso que hoy es ofrecido a las puertas de tu Iglesia Celestial, no solo disipe la oscuridad y la maldad de los corazones sino que traiga la fuerza de la fe, de la renovación y de la esperanza para aquellos que escuchan Tu llamado. Que así sea".
“Con esta misma agua, Padre, Tú Me santificaste y Me bautizaste en el Río Jordán. Creaste el elemento agua para demostrar la belleza de Tu Amor en los océanos y en los mares del mundo, para que Tus hijos se purificaran y se bañaran en la castidad y en la pureza del mismo elemento. De la misma forma en que Yo fui bautizado en el Río Jordán, que hoy esta agua esparza Tu Gracia en el mundo. Amén.”
Hoy lavaré sus manos y consciencias así como lavé las manos, los pies y las cabezas de Mis apóstoles; porque no solo Pedro lavó su cabeza con la ayuda de su Maestro y Señor, sino que los demás apóstoles también fueron lavados y purificados como hoy ustedes lo son. Que este lavado y esta purificación los renueve, y crean para siempre que para Dios nada es imposible.
De estas cuatro bandejas que contienen los elementos para la consagración, hoy solo representaré al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo con tres de ellas, para que se pueda fundir la Alianza de Dios infinita e inextinguible con los corazones.
Nuestro Señor los invita, a aquellos que puedan, a arrodillarse para la consagración.
Este es el vino que representa el esfuerzo de los hombres por trabajar la tierra, sembrarla y cultivarla para que pueda dar frutos a todos los hijos de Dios y para que todos sean saciados espiritualmente.
Esta es el agua que no solo los bautiza, sino que también los purifica. Esta es el agua que brotó de Mi Costado, junto con Mi Sangre, cuando estaba en la Cruz, para esparcir sobre el mundo no solo la Misericordia, sino también la justificación ante todos los errores cometidos.
Señor, hoy vuelvo a tomar el pan delante de Tus hijos. Por el profundo Amor que brota de Tu Corazón recordamos y afirmamos el sacrificio de Tu Amado Hijo, cuando lo elevó y Tu Santo Espíritu lo bendijo. Lo entregué a los apóstoles y la Llama de Tu Amor se encendió en sus corazones y en todos los que se sirven de este glorioso Sacramento y les dije: "Tomen y coman todos de Él porque este es Mi Cuerpo Vivo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Y cuando los ángeles tocaron tres campanadas, el pan se convirtió en el Cuerpo de Cristo.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
A continuación tomé el Cáliz y Tu Espíritu de Amor lo bendijo, lo entregué a los apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en memoria Mía".
Y al escuchar tres campanadas el vino se convirtió en la Sangre preciosa de Cristo.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Te alabamos Señor y te bendecimos.
Oración: Padre Nuestro.
Y al escuchar siete campanadas fue consumado absolutamente la entrega y el sacrificio de Cristo a través de la institución de la Eucaristía.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos da la Vida Eterna.
Que sean felices, compañeros Míos, los que se sirven de este glorioso y bendito Sacramento, adorado y honrado en los cielos y en la Tierra por todas las consciencias para el cumplimiento del Plan de Dios en la humanidad y en Argentina. Amén.
Para vivir la escuela de Mi Amor, Yo los invito a que se amen los unos a los otros todo el tiempo. Esa regla, que entregué hace mucho tiempo, aún se mantiene viva y necesito que la ejerciten y la practiquen todos los días.
Se pueden colocar de pie.
Y con su mano sobre el corazón se confirmarán a Dios, por medio del Hijo del Padre, para amar todos los días un poco más y mejor, así como Yo los amo, porque el Amor que viene de Mi Corazón es un Amor eterno. Se arriesgarán y se animarán todos los días a amar como Yo los amo y a colocar el amor en primer lugar ante cualquier dificultad o prueba, porque si confían en Mi Amor, en Mi Amor todo lo superarán.
Que este Amor se expanda en el mundo y encienda los soles en la Tierra, para que la Vida divina y universal se haga carne en todos los seres, sea consciente y despierte la misión de cada consciencia, para que triunfe el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y en el nombre de ese Amor que siempre los llevará a la paz, que la paz esté en ustedes y en todos los lugares en el nombre del amor.
Para que el amor venza a la indiferencia se darán el saludo de la paz.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy vengo a un lugar, a una ciudad, a un país que está viviendo los primeros momentos agudos de la humanidad. Por esa razón, Yo estoy aquí entre Mis compañeros, amigos y servidores.
Vengo para consolar al corazón afligido. Vengo para traer cura al corazón enfermo. Vengo para traer alegría al corazón que perdió la esperanza. Porque estos son tiempos cruciales para la humanidad, resultado de sus elecciones y decisiones de vida. Con nada de esto tiene que ver vuestro Dios, Nuestro Padre Celestial. Él envía a Su Hijo para auxiliarlos y socorrerlos porque ustedes, compañeros y servidores Míos, han dado testimonio de Mi Presencia en sus corazones y en las acciones de la vida. Por esa razón, también estoy aquí para que, unidos en la fe, aprendan a trascender el fin de los tiempos, primero dentro de ustedes, y para después ayudar a la humanidad, a todos sus hermanos y conocidos.
Estos son tiempos inexplicables, en los que las naciones están definiendo su destino y en ese destino hay millones de almas, muchas pero muchas almas inocentes, especialmente almas que deberían estar en este tiempo y en esta humanidad, y que no las quieren dejar estar debido a la libertad que hoy asume la mujer en la humanidad. Esto también es una aflicción para Dios, porque los hombres y mujeres de la Tierra no quieren vivir Sus Leyes, sino alterarlas. Es no tener consciencia de la Verdad y del resultado de lo que esto significa para la vida en la superficie de la Tierra.
Por eso, también son tiempos de Misericordia, porque la Misericordia concederá milagros, llevará a las almas hacia Dios y permitirá que los corazones se reconcilien, unos con otros, sabiendo que es necesario aún curar muchas heridas en los corazones y también en las naciones. Por eso, Nuestro peregrinar por las naciones del mundo se volverá, cada día más exigente, desafiante y diría, de una gran osadía, porque son tiempos en los que las fuerzas retrógradas del planeta quieren mantenerse en la humanidad para tenerla presa y oprimida. Pero la Luz y el Poder del Cetro de Dios llegará, de la Mano del Hijo del Hombre, para liberar a los corazones y a las almas de la Tierra que viven las prisiones de la vida, que viven la opresión, que viven la perdición.
No puedo prometerles, compañeros, tiempos de alegría porque lo que hoy vive la humanidad es por su propia elección. Pero si están Conmigo, Yo les puedo prometer tiempos de júbilo, de milagros, de conquistas internas y espirituales, tiempos de trascendencia y de cura, momentos de perdón, de reconciliación y de paz, aunque el mundo en su superficie esté en constante batalla.
Toda la Creación está llegando al momento de su Juicio Universal y, cada día que pasa, ese momento se aproxima a la consciencia humana. Nadie estará excluido de ese acontecimiento. No será un Juicio para castigar, sino que será un Juicio para rever, para reflexionar y madurar y, especialmente un Juicio para corregir.
El Padre Celestial Me ha enviado a la Argentina, en esta situación y circunstancia, y también Me envía por el mundo entero, por todas las almas, por todos los pueblos y todas las culturas, por todas las religiones, para que Yo les anuncie la Buena Nueva que debe despertar en sus corazones la oportunidad de volver a Dios y de estar ante Su Presencia; sabiendo que el Padre Celestial espera entregarles Su Amor y Su Bondad, Su Misericordia y Su Perdón para que, verdaderamente, compañeros Míos, aprendan a ser felices en la vida espiritual y material, uniéndose todos los días a la Fuente de Dios, sabiendo mantener, dentro de sí, el contacto interior.
Mas, lo que Me mueve a venir a las naciones del mundo es la adhesión de Mis compañeros, servidores y colaboradores, de los peregrinos, de los que intentan seguir fielmente el Camino de Cristo. Esto es lo que Me motiva a venir aquí, especialmente a la Argentina, porque sé que existe el potencial para gestar, dentro de cada corazón argentino, su proceso de redención y de perdón, para que vuelvan a ser como en los tiempos pasados, los apóstoles de Cristo.
Dentro de cada uno de ustedes, dentro de cada uno de Mis hijos de Argentina, existe una luz desconocida que aún no han descubierto. Argentina tiene una tarea importante como país y como pueblo, como una parte de la humanidad que preparará, por su compromiso, el Retorno de Cristo. Y esto ayudará, beneficiará y favorecerá a las demás naciones del mundo, como por ejemplo a Uruguay que no se está abriendo para escuchar la Voz del Padre Eterno.
Este es el tiempo, compañeros, de saber luchar por medio del amor y sin espadas, porque el triunfo de Mi corazón se dará en la concreción del Plan Divino en sus vidas, con sus ejemplos, en su fidelidad Conmigo. Esto es lo que Yo necesito, algo tan simple pero profundo, algo que nace del corazón de aquel que comprende, más allá de Mis Palabras, el Propósito de su Maestro y Señor.
Vengo a colocar en Argentina un bálsamo de paz y de reconciliación, sabiendo que Dios, su Padre Celestial, no puede estar ausente de la consciencia de Argentina y no puede ser sustituido por las formas de vida y por las elecciones, tan inconscientes, de los hombres y mujeres de este país.
No pueden entrar, compañeros, en la misma corriente de conflicto, de adversidad o de caos. Por medio de la oración, activen el Rayo de la inteligencia, del discernimiento y de la ciencia; y tendrán fe y conocimiento para poder superar el fin de los tiempos y así poder ayudar a sus hermanos, a los más ignorantes, a los más perdidos, a los que no tienen a Dios y a los que lo niegan completamente.
Pero los tiempos más difíciles llegarán y no será necesario que los vivan. Aún tienen tiempo para poder recapacitar y reconciliarse con Dios, así como Mi Madre lo pidió una vez en Fátima a toda Europa, después de que Europa fue completamente destruida por la adversidad y el caos. Pero, en la Argentina, a pesar de sus tiempos difíciles, existe una pureza que aún es desconocida, una pureza especial que les ha dado Dios para que por medio de su Rayo de Voluntad-Poder aprendan a alinearse con el Propósito y a manifestar Su Voluntad. Sé que aún no alcanzaron esto, pero mantengan firmes sus aspiraciones para poder gestar, sobre la superficie de la Tierra, una verdadera familia espiritual que es parte de la Hermandad Divina de Nuestros Corazones y que, más allá de todo y de cualquier acontecimiento, se une a Dios de corazón y en fidelidad.
Hablo tanto de fidelidad, compañeros, porque es lo que los protegerá de ustedes mismos, no solo a Mis compañeros de Argentina, sino a todos Mis seguidores, servidores, colaboradores y consagrados. El mal no conoce la fidelidad, la fidelidad a Dios, a Su Propósito, a Su infinita Voluntad y Sabiduría. Si ustedes conocen la fidelidad, se volverán verdaderamente libres de las cadenas, de las amarras, de las opresiones de la vida y del caos planetario; porque la fidelidad siempre los podrá llevar a la paz, a la confianza y a la certeza absoluta de que Dios está en ustedes y en todo.
Argentina es el preámbulo de grandes acontecimientos que se avecinan y que se aproximan. La adhesión de los corazones, por poco que parezca, representa mucho para Dios. Por eso, Su aproximación a la consciencia de los argentinos se dará en estos meses de agosto y de septiembre de una forma especial, porque será la preparación para una nueva etapa de desafíos, de exigencias y de entregas cada vez más profundas y definitivas.
Sé que muchos podrían no sentirse preparados, aptos ni disponibles para lo que les estoy diciendo y pidiendo, pero crean y confíen que si siempre están Conmigo y Me llaman, lo podrán lograr porque conozco a sus personas, a sus almas, a sus espíritus y a toda su vida interna. No pediría algo que nunca pudieran alcanzar, pero hay una parte que ahora le corresponde a cada uno de Mis compañeros, servidores, colaboradores y consagrados.
Cada uno tendrá su momento de entrega y de profunda definición, que será entre el alma y Dios, para que la Gracia Divina siga descendiendo al planeta y a la humanidad. Y, a pesar de que en la superficie de la Tierra ya nada tenga sentido ni motivo, habrá una razón de seguir estando aquí, en este planeta azul, por esta creación y por esta sagrada naturaleza que les ha dado el Padre Celestial para que aprendan a contemplarlo, a adorarlo y a amarlo en todo lo que vive y vibra.
Sé que quisieran escuchar palabras preciosas, agradables y que consuelen a sus corazones, pero yo nací en la superficie de este planeta no solo para anunciarles la Buena Nueva, sino también para decirles siempre la Verdad que los hará madurar y crecer interiormente.
Que esta Maratón, tan importante para Mí, sea una Maratón de madurez y de crecimiento en la consciencia y en las acciones, para que nuevas responsabilidades puedan ser entregadas en sus manos y puedan seguir representándome en este tiempo crítico, en el que la mayoría de las almas no quiere ver a Dios.
Le pido al mundo entero que ya no culpe más al Padre Celestial por lo que le sucede, que asuman la responsabilidad de lo que hacen, día a día, sabiendo que el Universo les dió leyes y mandamientos para estar alineados con el Propósito y para saber seguirlo sin necesidad de perderse ni confundirse.
Coloquen sus consciencias en lo que es vertical, en lo que va hacia lo Alto, en lo que los une al Universo y así encontrarán la paz y la fuerza interior para seguir adelante, para seguir Mis pasos, de pies descalzos y humildes que los llevarán al encuentro de la Vida Crística.
Que esta Maratón sea un motivo de renovación, de conmemoración, porque se cumplen más de seis años desde que Yo les pedí, compañeros, ofrecer la Maratón de la Divina Misericordia en estos tiempos difíciles, para sostener el Plan de Dios en la humanidad y soportar las corrientes de la adversidad y del caos, aprendiendo a transmutarlas y a liberarlas con la fuerza y el poder que tiene el verbo en la oración.
En la confianza de Dios, Yo les doy la paz y la gratitud infinita por haber preparado cada detalle con amor, consciencia y entrega para su Señor, su Maestro y Redentor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oh alma que te desposaste con el Señor, entrega a Él tu ser, cuerpo, alma, mente, espíritu y corazón para que así estés en tu Esposo y Él en ti.
Sé fiel a Aquel que te llamó por tu nombre y que, entre tantos seres de la Tierra, te hizo escuchar Su dulce voz, Su firme llamado.
Busca, alma del Señor, ser una eterna compañera de tu Esposo, fiel en las gracias como en la cruz, entregándole todas las virtudes y miserias, todo lo que alcanzaste y también aquello que ni siquiera intentaste hacer. Coloca todo en los brazos del Señor y rinde tu Corazón ante Su grandeza.
Ya no esperes más para vivir la alianza con tu Dios. Renueva tu unión con el Creador en cada instante de tu vida. Comprende la unión con Dios, no como los matrimonios de la Tierra, sino como un matrimonio espiritual, una alianza que se establece entre tu alma y Dios; representando que todo lo que eres y lo que has vivido hasta aquí está colocado en las manos del Altísimo, para que Él disponga de tu consciencia y de tu espíritu para cumplir con Su Voluntad.
Aprende a amar a Dios cada día más.
Aprende a ser fiel y dedicada.
Aprende a ofrecer siempre todo de ti, para que Su Voluntad se cumpla.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más