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Queridos hijos:
No pediré que en poco tiempo sean diferentes a lo que son hoy; para el Padre, su hora de purificación y ascensión está marcada.
Por eso, permitan transformarse así como su Padre lo previó desde el principio.
Vivan en Cristo y sean en Cristo, pues el único camino que les resta recorrer es el camino de la redención.
Si no están unidos, ¿cómo proseguirán?
La Gracia ha tocado sus vidas y ustedes deben ser consecuentes con esa Gracia que los unifica y los renueva todo el tiempo.
Queridos hijos, estén Conmigo y no del otro lado del camino. Yo los necesito siempre fieles a los que los guían por amor. Eso los protegerá mientras estén en la Tierra.
La obediencia es el don que los colmará y los librará, todo el tiempo, de equivocarse.
Por eso, hijos, que en estos tiempos ustedes puedan observar el verdadero camino, porque los desánimos y las crisis internas serán las barreras que deberán superar a través del amor y de la unidad.
A las puertas del Armagedón humano, sean conscientes y agradecidos por lo que reciben, al menos vívanlo por aquellos que no reciben ni siquiera la mitad de todo lo que les dona el universo.
Sumérjanse en Mi Corazón y así serán libres.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los une,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy se abran las puertas de tu corazón para que reconozca lo más valioso que Dios dejó guardado dentro de tu ser.
Que tu único principio sea encontrar la paz, para que en la hora culminante de la purificación de la Tierra, todos Mis hijos sean el simple reflejo de una vida transformada por el fuego sublime de la oración.
Que el arrepentimiento sea la misión de cada alma y de cada vida, porque ese será el camino que se abrirá para la salvación y el rescate de otros seres perdidos.
Que la meta sea buscar la fidelidad a Dios, para que ese sentimiento profundo de unión con el Padre permita abrir las últimas puertas de la Misericordia para el mundo.
Que el motivo de vuestras oraciones sea ayudar a convertir la consciencia del mundo, para que así vuestra Madre Celeste continúe obrando a través de la humildad y del servicio de todos Sus hijos. Así, Su Espíritu Inmaculado y Puro colmará hasta la última partícula de vida de vuestros seres, y entonces sentirán el gozo de vivir en nombre del Espíritu Santo.
Trabajen sin demora por vuestra conversión para llegar al camino infinito de la redención y de la cura.
Dejo para Mis hijos la Luz bendita de Mi Corazón, para que animados por Mi Gracia, sean colaboradores inmediatos del Plan de Rescate para estos tiempos. Mi Amor se derrama sobre los corazones receptivos a la oración.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama y los cuida,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis amados hijos:
Quiero que reconozcan Mi llegada a vuestras vidas y que sepan que nunca más estarán solos.
Yo habitaré en cada corazón que Me abra la puerta de su interior y allí reinaré como vuestra Madre Celestial por toda la eternidad.
Cuando cada uno de Mis hijos pueda vivir Mi Amor en su interior, este mundo dejará de sufrir y padecer por las asechanzas del enemigo.
Hoy llego a esta, Mi Casa, una morada predilecta para Mí. Aquí encontré el amor de los simples, de los desposeídos, de los imperfectos y también de los puros de corazón, de los fuertes de espíritu, de los incansables en el camino de la caridad y de la entrega al prójimo.
Aquí Yo sembré la semilla de la Nueva Tierra en el corazón de Mi amada hija Pama, para que ella se donara por entero y, a través de sus manos y su corazón, Yo pudiera obrar y rescatar a las almas frágiles, almas que recibieron el amor de madre y de padre que Dios destinó para Sus Criaturas.
En este día, pido a todos los que escuchan Mi Voz que oren, para que este delicado y precioso proyecto de Dios se mantenga a salvo de las garras del enemigo, el que busca intervenir en cada uno de los proyectos de Mi Hijo.
En esta casa, que con tanto esfuerzo y amor se le tiende la mano al inocente que sufre, que padece por la ignorancia de otros, en este lugar sagrado, Yo deposité Mi Luz y Mi Amor maternal. Son ustedes, Mis servidores, los que deben cuidar y proteger con amor cada consciencia que aquí llegó a encontrar una luz para su alma.
Quiero expresar para todos Mi gratitud, porque sé lo difícil que es para todos ustedes, dentro de este mundo agonizante, crear un espacio de verdadera luz y redención, de amor y evolución.
Hoy les pido a todos que coloquen en el corazón este, Mi proyecto de amor y de redención, donde Mi Hijo aspira llegar un día, para que todos sepan en los tiempos que vendrán, que una vez Dios con Su dedo de Amor señaló esta sierra, este lugar y estos corazones, para que se gestara aquí la semilla de una Nueva Tierra, una nueva humanidad fraterna. Cuidemos, todos, esta aspiración del Creador.
Hoy bendigo a cada uno de estos niños, de estos jóvenes y a aquellos espíritus guerreros que los acompañan con tanto amor. Derramo Mis Gracias nuevamente sobre este lugar y en nombre del Creador, dejo Mi Estandarte de Paz, Amor y Protección, para que el enemigo no coloque aquí sus pies.
Benditos sean los que con la pureza del corazón construyen la fraternidad. Ellos serán llamados Hijos de Dios, el Altísimo, por todos los siglos que vendrán.
Benditos sean los que se esfuerzan verdaderamente, día tras día, por trascender los males de este mundo y ofrecen al universo una puerta segura para que la luz de las estrellas pueda descender. Ellos serán llamados guardianes del universo, por todos los siglos que vendrán.
Benditos sean los que persisten, los que ya han colocado, con determinación, sus almas en el final del camino y construyen con su fidelidad al Plan de Dios la oportunidad para otros. Esos serán llamados por el Creador los eternos fieles, por todos los siglos que vendrán.
Benditos sean ustedes, Hijos del Altísimo, por abrirme la puerta del corazón día tras día.
Oren, oren, de día y de noche que Yo los tengo siempre bajo Mi Manto.
Los amo y los guardo dentro de Mi Materno Corazón.
Gracias por esperarme con tanto amor y por estar hoy Conmigo.
Vuestra Madrecita del Cielo, María, Madre y protectora de todas las criaturas del mundo
Querida alma Mía:
Yo Soy el Ave Luminosa dentro de tu corazón.
Yo Soy el Ave que vuela junto contigo cuando te elevas para ingresar en el Corazón de Dios.
Yo Soy la Madre que mece tu ser para darle paz, alivio, sosiego, cuando tu corazón está afligido, contrariado y cansado de tanto llorar y padecer.
Yo Soy el refugio para tu alma guerrera, tu alma persistente y fiel.
Yo Soy para ti la Luz que le das al mundo, la fortaleza de las grandes montañas que vive en tu consciencia y da fortaleza a otros hermanos.
Yo Soy el pan, el alimento maternal que te nutre y que luego alimenta a otros hijos.
Yo Soy ese espacio de total paz que guía tus pasos y el de los demás.
Yo Soy en ti y tú eres en Mí; madre, María, guía, consejera y guardiana de la paz y del camino del apóstol de Cristo.
Allí donde estás con el ojo de tu corazón, es Mi ojo el que observa y mira, que custodia la salvación de los Hijos de Dios.
Yo Soy en ti el espejo del cosmos, la Luz Redentora del Rey del Universo, que refleja el Corazón de Dios para los hombres.
Yo Soy el Corazón Inmaculado que late dentro de ti y que da cobijo al que tiene frío, alimenta al que siente sed de Dios y cura al que tiene enfermas el alma y la carne.
Yo Soy en ti la guardiana de la evolución, la que reina en tu corazón y te mantiene unida al Corazón de Cristo Jesús.
Yo Soy en ti el esplendor del universo, la fiel y eterna sierva del Padre, aquella que seguirá hasta el final para la Gloria de Dios.
Yo Soy en ti y tú eres en Mí, amada criatura de Dios.
Todo esto y mucho más Yo puedo ser en cada uno de ustedes, hijos Míos, que hoy en Mi presencia están.
Solo permitan que Mi Corazón viva en vuestros corazones; solo permitan que Mi verbo de amor hable a través de ustedes, para llevar paz y luz a este mundo que agoniza sin encontrar el camino a la redención.
Estoy aquí junto a ustedes; les extiendo Mis manos porque ya no hay mucho tiempo. Los estoy llamando por última vez, los estoy llamando hacia Mí para que abracen la salvación.
Y a aquellos que un día Me prometieron fidelidad y hoy caminan sus propios caminos, Yo les digo: arrepiéntanse, antes de que un ángel que no sirve a la luz pase cerca de sus seres y se lleve sus almas para siempre.
Graben en sus consciencias Mis palabras, reciban el amor que les traigo, que es el Amor de Mi Hijo, el Amor de Dios. Sírvanse de este Amor que les ofrezco para curar todas vuestras heridas, para colmar vuestros corazones de paz y para proteger vuestro caminar.
Yo les ofrezco Mi resguardo para vuestras familias, para que la reconciliación y la alegría reinen en vuestros hogares.
¿Qué más necesitan, Mis amados hijos?
Yo los amo, Yo los guardo en Mi Materno Corazón y los protejo de todo mal.
Hoy y siempre los bendigo y los cubro con Mi manto de paz.
Gracias por escuchar Mi voz en vuestros corazones y estar hoy Conmigo.
Vuestra Madre María, Luz y Amor para este mundo
En este tiempo, Yo vengo al mundo como el Sacerdote Mayor a preparar los caminos de los que retornarán, por sí mismos, a comulgar Conmigo en Mi próximo advenimiento al mundo. Así, Yo cumplo con los Designios de Mi Padre y abrazo a todas las almas para que sientan Mi Sagrado Corazón.
En la Luz que Yo irradio se encuentra la Verdad, motivo principal de Mi Venida a este mundo, como Espíritu de Verdad y de Vida. De esta forma, Yo reúno a Mis nuevos discípulos para que, a través de Mí, vivan la Verdad que Yo viví en tiempos pasados. Me reúno con todos los autoconvocados y con los olvidados que han quedado atrás, perdiendo la oportunidad de la cristificación.
Mi Corazón prevalece a lo largo de los tiempos, mientras Yo envío impulsos permanentes a todos los espíritus que viven sobre la faz de la Tierra, pero no todos Me responden como Yo lo desearía. Muchas veces debo forjar la madurez del trigo, pues Mi Padre lo necesita para servirse de él y así poder cumplir el Propósito Divino de derramar Su Misericordia en este mundo herido.
Mientras aún todo está por suceder, Yo los reúno de manera inmediata alrededor de Mi Sagrada Mesa Eucarística, para que el mayor número de esencias reciba los Dones que Yo alcancé durante la Muerte, Resurrección y Gloria por amor infinito a todos Mis rebaños.
Yo les pido, en este tiempo, la fidelidad a Mi Corazón Sacratísimo. Así, Yo podré saber y ver con cuántos talentos podré realizar Mis Obras de Paz en el mundo en este tiempo. Por eso, la formación de los nuevos apóstoles es urgente.
Yo vengo directamente del Universo Celestial y Espiritual a dar los últimos avisos a todos. Ayuden a despertar a los que duermen en la ilusión de este sueño humano, ustedes cuentan desde siempre con Mi Sagrada Intercesión Divina. Los necesito dispuestos a poder dar lo mejor en cualquier momento.
¡Crean!, sus células son redimibles y, a través de Mí, ellas se santificarán por la Ley de Mi Misericordia. Sean pacientes y no descansen en ustedes mismos, sino ábranme la puerta de sus corazones, para que sus almas Me puedan escuchar como la Única Voz Mayor.
Sientan el poder de Mi Confianza, la Paz que nunca acaba y el Amor verdadero de Mi Corazón que los abraza fuerte y los sostiene hasta que vuelvan a caer a Mi lado. Mis Manos, juntas a las suyas, son la seguridad predilecta y la fortaleza que Yo les puedo legar.
Por eso, sean cristalinos como el agua, en todos los sentidos de la vida; así, Yo les aseguro, Mis amados, que alcanzarán la pureza y serán en poco tiempo Mis santos de los últimos días.
Bajo el Amor de Dios, sean bienaventurados y pacíficos.
¡Gracias por permanecer en Mi Corazón!
Cristo Jesús Glorificado, el Sacerdote de la Paz
Hijos Míos:
Que los ejércitos celestiales, en este día, abran las puertas del Reino de los Cielos ante sus ojos, para que puedan conocer y reconocer la Morada para la cual deben retornar en este tiempo.
Que sus corazones estén dispuestos para recibir las Bendiciones y las Gracias que el Señor está enviando al mundo. Es necesario que cada consciencia dé su consentimiento y envíe al Universo un fuerte y determinado “sí”, para que la Luz de Dios descienda a sus vidas.
Vengo al mundo para sacar de la ignorancia a toda la humanidad que vive en la falsa creencia de que el mundo y la vida están encerrados en la materia, en lo que puede ver y tocar.
Mis amados, llego hoy, para mostrarles que no saben nada sobre la vida de superficie de la Tierra y menos aún sobre la vida Celestial. Hasta hoy vivieron en este mundo como niños que no conocen verdaderamente el valor de la vida y muchos se niegan permanentemente a crecer. Es tiempo de que la humanidad madure y no viva más como una raza de jóvenes y adolescentes que actúan sin percibir las consecuencias de sus propias acciones.
Llegó la hora en que el Señor dará a conocer al hombre el producto de su vida y todos los frutos de los árboles que plantaron a lo largo de la existencia humana, surgirán ahora.
No les digo que teman, porque no es el temor que traigo a sus vidas. Les digo solo que despierten, porque la madurez, para muchos, traerá dolor, mas para otros, traerá la alegría de conocer un Universo que estuvo oculto durante toda la historia de la humanidad.
Mis amados, como Madre del Mundo y Madre Universal, debo alertarlos de que ya llegó el momento de descubrir ante ustedes una vida universal, que siempre estuvo aquí y que nunca pudieron encontrarla.
Mis amados, estén abiertos para dar un gran salto, como consciencias y como humanidad, mas caminen con alegría, con la misma alegría de un niño que ingresa en una escuela nueva, en un nuevo grado de su aprendizaje. Es así como se encuentran hoy, ingresando en un nuevo grado de su evolución, que para muchos será mayor de lo que podrían alcanzar por sí solos. Para esto estoy aquí, para ayudarlos a dar ese salto, para indicarles el camino y sostenerlos durante todo este aprendizaje, que es el primero de muchos otros que vivirán en el Paraíso.
Hijos Míos, comprendan la importancia de estos tiempos, porque el “sí” que dan en el día de hoy, representará la respuesta de toda la consciencia humana y determinará el curso de la evolución de sus almas.
Como Madre de cada uno de ustedes, estoy dispuesta a guiar sus pasos y sostenerlos en cualquier circunstancia. Solo les pido que, si aceptan seguir Conmigo, sean fieles a Mis instrucciones, que no les pedirán nada más que un corazón puro y abierto verdaderamente para la vivencia de lo Sagrado y de lo Superior, a través de la oración, del servicio y del amor para con todos los reinos de la naturaleza.
Les agradezco por aceptar ingresar Conmigo en este camino de Redención.
María Madre y Reina de la Paz
Amados Míos:
En este tiempo de conflicto y caos, en donde el mal quiere llevar a las almas hacia lugares inciertos e infernales, la unidad entre los apóstoles de Mi Hijo será la llave para sustentar este final de los tiempos.
Hemos transitado largos caminos, hemos recorrido montañas y valles, senderos de luz, que juntos, ustedes y Yo, hemos marcado en esta Tierra y en el corazón de muchas almas que se han vuelto hacia Dios y hoy esperan ansiosas el retorno del Salvador.
Muchos caminos hemos de recorrer juntos aún, construyendo este mapa mariano sobre la faz de este planeta, para que un día los pueblos, las razas, las religiones y todas las naciones miren hacia lo Alto para recibir la Misericordia y la Justicia Divina. Esto será un movimiento de orden nuevo para todas las criaturas.
Hoy vengo hasta Mis hijos para aliviarlos del peso del camino, para que sepan que delante de las pruebas que vendrán estaré más que nunca con todos ustedes.
A pesar de lo que parezca que sucede en este mundo, y a veces entre Mis soldados, estamos construyendo dentro de las consciencias una fortaleza que ustedes aún no conocen.
Cuando se alientan unos a otros a seguir caminando en la fe que Mi Hijo les enseña, cuando comprenden y perdonan las fallas de vuestros hermanos de camino, cuando se elevan a pesar del cansancio y la soledad interior, están formando en vuestras consciencias grandes torres que vigilan vuestro espíritu para que el enemigo no se pueda acercar.
No olviden que, cuando definitivamente se entreguen a la Voluntad del Divino, el mal no los perseguirá más internamente, porque en vuestras moradas habitará el Único y Verdadero Rey, Cristo, el Gran Pastor.
Ese día, Mis pequeños, el miedo se convertirá en un amor desconocido, en una fuerza mayor que los impulsará directamente hacia Dios. Ese día, hijos queridos, ya no existirán las dudas, el dolor interior; la paz absoluta reinará en vuestras vidas y serán bienaventurados en vida, ejemplo fiel del Amor de Dios sobre la Tierra.
Mis pequeños amados, que hoy están de rodillas frente a Mí como Mis niños, sepan que estos breves momentos en los que puedo acariciar vuestras almas, son momentos preciosos para Mí, porque en este tiempo estos instantes son únicos en el universo. En estos momentos de unión de vuestros corazones con el Mío, en donde puedo acercarme para cubrirlos con Mi manto de luz, Mi Corazón de Madre reboza de amor y alegría.
Perciban, Mis amados, cómo Mi Corazón Inmaculado los llena de luz, de esa luz que Dios me ha permitido traer al mundo. Sientan pequeñitos, cómo Mi Amor de Madre, el amor de vuestra Madrecita ingresa en cada uno de ustedes.
Yo siempre los cuidaré, los acariciaré con Mis santas manos, como hice con Jesús, para que nunca se desanimen.
Sepan, hijos queridos, que el camino que falta será intenso y difícil para algunos, pero si todos levantan sus espadas y sus voces para jurar fidelidad al Redentor, la Luz de Dios descenderá sobre ustedes y los cubrirá de protección divina.
Tengan siempre presente que son Sus Amados y Pequeños Hijos, los que Él eligió para acompañar a Su Primogénito, el Salvador.
Estoy con ustedes, dentro de vuestros corazones. Soy vuestra Madre, la Reina del Cielo y de la Tierra.
Gracias por estar hoy Conmigo.
Los amo,
María, vuestra Madre
Que no se aflija más tu pequeño corazón por todo aquello que aún está por ser construido en tu interior.
El Señor del Universo, el Gran Arquitecto del Infinito, ya diseñó para la Tierra la construcción perfecta que debe ser edificada en el interior de cada ser y, si ustedes dicen sí, los constructores universales, que son los ángeles y los arcángeles, llegaran a sus vidas para transformar lo viejo y reconstruir aquello que debe ser renovado.
Hoy, con alegría, llegó a esta, Mi casa, la Nueva Tierra, para que en ella pueda crecer el arquetipo de la nueva vida.
Hijos Míos, hoy quiero decirles que la nueva vida no se construye con base en el desarrollo de la mente ni tampoco de las riquezas materiales. La nueva vida no se encuentra en la cantidad de conocimiento que presentan las consciencias, porque eso no tiene nada de nuevo.
No busquen develar los misterios celestiales antes de construir, en el interior, la base primordial y única que los llevará al infinito; porque los misterios de Dios no se asientan en la mente, sino en el corazón.
La nueva vida que nace en la Nueva Tierra no es nada más que la posibilidad de amar al prójimo tal cual es. La nueva vida es el poder de convivir, unos con otros, cada uno en su grado de evolución, sin que eso sea motivo de separatividad, sino de unión y de crecimiento del alma y del espíritu.
El Amor que vinieron a aprender en la Tierra, no lo encontrarán en los libros, sino en la vida, en el día a día, en la maduración de la convivencia.
Es por eso, hijos queridos, que Dios les pide a las Comunidades que todos aquellos que aspiran a crecer tengan la posibilidad de hacerlo y cuenten con el apoyo de unos a otros para alcanzar ese crecimiento, ese develar del Amor.
Quiero que aprendan de la Nueva Tierra como aprendieron de Mi Hijo Jesús; por eso, retorno a este lugar.
Cristo estuvo entre aquellos que más lo necesitaron. Sus apóstoles fueron los simples y pobres de corazón, de conocimiento, de vida y de espíritu. En aquellas almas simples, el Señor hizo crecer la fidelidad y el amor absoluto en aquellos que lo seguirían hasta el final, viviendo el sacrificio y la entrega bajo cualquier circunstancia.
Con esto, les digo que el camino de los que se aman entre sí, independientemente de las diferencias, y juntos viven el constante servicio es la fidelidad absoluta a Dios. En ellos, Dios deposita Su Espíritu para que sean ejemplos de Misericordia y fuentes del despertar. En ellos, el Señor deposita Su confianza.
Crean en lo que hoy Les digo; porque cuando oyeron las primeras Palabras de Cristo, los apóstoles eran hombres repletos de impurezas e imperfecciones, pero respondieron al Llamado del Señor y hoy son los guardianes de las puertas del Cielo.
Sigan este camino con valentía, pues, así como acompañé a los que Mi Hijo escogió en aquel tiempo, estoy aquí para guiar a aquellos que Mi Hijo escogió en el último tiempo, que son todos ustedes.
Los doce de ayer deben ser los 144.000 de hoy.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por seguir este camino de eterna transformación.
María, Madre y Reina de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón: Ante la presencia de la Virgen María, sorprendentemente, descendió en Gloria desde los Cielos Nuestro Señor Jesucristo para transmitir Su mensaje diario, al mismo tiempo que Nuestra Señora transmitió el mensaje para la Vigilia de Oración.
La Bienaventurada Virgen María nos dice:
Queridos hijos, ahora Mi Bienaventurado y Amado Hijo Jesús proseguirá comunicándoles las Palabras Celestiales.
Cristo Jesús comienza a transmitir Su mensaje:
Amados Míos:
En este día de Gracias Maternales, como ya lo ha dicho Mi Madre, el Señor les envía, como resultado de todos los bienes espirituales que recibieron durante el Encuentro de Oración, un impulso de concreción de Su Voluntad para sus vidas.
Por eso, compañeros Míos, será necesario que, por la oración diaria del corazón, ustedes reconozcan el clamor del Cielo ante la necesidad absoluta de fieles servidores marianos y crísticos para este ciclo planetario.
Por lo que sucede en el mundo, el Cielo les ha dado todo lo que él guarda, esperando de ustedes una respuesta inmediata para que decidan vivir una constante vida de oración.
Para tal fin, el Universo Celestial preparó desde hace ya seis años este espacio sagrado del Centro Mariano de Aurora para que las almas del mundo, especialmente todos los corazones de América, tengan una referencia para transitar el camino espiritual.
Como ha sido en la historia de la humanidad, el Cielo escoge a las consciencias inmaduras y simples, y también escoge los lugares olvidados y distantes para que el Padre pueda derramar, por intermedio de los Mensajeros Celestiales, todos Sus Dones de amor, de cura y de reparación.
Para aquellos orantes que siguen Mis mensajes diarios, Yo les digo que están siendo partícipes de un momento único para sus almas, algo que quedará guardado en el espíritu superior de cada ser, para después seguir los pasos hacia el Cielo.
Por eso les pido que, en oración, estén atentos al momento que viven como almas y como hermanos en los diversos grupos de oración; si ustedes están atentos, sabrán dar los pasos correctos y evitarán errores.
En estos tiempos el Cielo está abriendo sus puertas sobre la Tierra para redimir a los que se han distanciado de Dios. Por eso, el Cielo escoge lugares en donde el ecumenismo se pueda expresar y el poder humano no interfiera en el Propósito Divino. De este modo todas las almas son libres de participar y de sentir si este llamado es para ellas.
Ahora, la lectura interna es única para cada ser y el Cielo les envía un mensaje mundial, un mensaje para todos, porque llegó el momento de la unidad definitiva y de la integración fraterna con las Leyes Superiores del Reino de los Cielos.
Solo quiero decirles a los Míos que un último camino de regreso a la Vida Mayor se está evidenciando en su senda.
Dios, en Su Gloria, les ha dado el arte de decidir y de escoger.
Los aguardamos a todos: orantes y peregrinos.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por escuchar con atención Mi mensaje.
Cristo Jesús
Hijos Míos:
Una vez más, los invito a vivir la simplicidad y la humildad en sus corazones. Yo los llamé hasta este lugar para demostrarles que Mi Presencia está entre las multitudes, pero también está en los hogares, entre las familias más simples y abiertas de corazón.
Yo los traje hasta aquí para colocar, en el interior de sus seres, el espíritu de la humildad y de la simplicidad, para que aprendan de este ejemplo que tienen adelante de sus corazones.
Mis amados, el mundo necesita de corazones más humildes, dispuestos a responder al llamado que viene de los Cielos; necesita de corazones simples que sean capaces de vivir la obediencia, sin que esta sea un martirio en sus vidas.
Mis queridos, en este día, les quiero dejar en sus corazones este llamado a la humildad a través de la fe, de la reverencia y de la fidelidad. Quiero invitarlos a vivir la simplicidad a través de la obediencia, una obediencia que brote del corazón por el simple acto de obedecer a la Voluntad de Dios en todas las cosas y oír con el corazón Su Llamado.
Hoy pueden no comprender lo que les pido, pero si siguen Mis Palabras, encontrarán, sin muchas dificultades, este camino a través del cual Yo los estoy guiando.
Mis amados, llegará el tiempo en el que sus corazones deberán ser plenamente fieles a la voz del corazón, que es un eco de la Voz de Dios dentro de Sus criaturas.
Para llegar a la eternidad, sin entrar por otros caminos que no los conducen a Mi Reino, deberán silenciarse y oír con atención la Voz del Señor que los guía. Ese eco no trae dudas, trae confianza y, a través de esa confianza, deberán atender al Llamado de Dios sin que sea necesario que él se repita.
Hoy, hijos Míos, Mi Voz trae el eco de Dios, repitiéndoles Su Voluntad innumerables veces; pero llegará el día en el que ese llamado ya no se repetirá, y los que puedan oírlo deberán obedecer con fidelidad y sin demora.
Mis amados, espero, a partir de Mi Corazón Inmaculado, que puedan comprender lo que hoy les pido; que la humildad y la simplicidad en las pequeñas cosas los lleven a trazar los grandes acontecimientos de sus vidas.
Yo vengo como Madre y Auxiliadora para guiar a sus corazones y a sus espíritus. Oigan Mis Palabras con amor, estudien lo que les dije a lo largo de estos años y al menos intenten practicar lo que les indico. Mi intercesión llegará a los que Me dicen sí y dan los primeros pasos para responder a Mi llamado.
Les agradezco por estar hoy Conmigo.
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos:
Alegren sus corazones, pues el tiempo del apostolado de Cristo se inicia. El Señor aguarda con Amor para saber cuáles de Sus hijos erguirán los brazos y anunciarán su nombre para este santo apostolado.
Ser un apóstol de Cristo, hijos Míos, es confiar plenamente en Su Corazón, es esforzarse con todo el ser para vivir Sus enseñanzas y, a través del ejemplo más que por el verbo, difundir Su Mensaje.
Hace mucho tiempo que el Cielo aguarda este momento, en el que la Buena Nueva del Señor volverá a ser anunciada sobre la Tierra, en el que los corazones nuevamente podrán arder en el amor a Cristo y la devoción será la fuerza de los caminantes.
Amados hijos, para Gloria de Dios, ha llegado el tiempo de vivir definitivamente de la fe, de consagrar sus corazones al Plan del Señor y de vivir para cumplir plenamente Su Voluntad.
Hijos Míos, hoy siembro en sus corazones la virtud de la fe y de la devoción ardiente para que, de esta forma, puedan estar prontos para dar el primer paso en dirección al Corazón Sacratísimo de Cristo.
Quiero encontrar, en Mis hijos, el ejemplo vivo de la fidelidad a Dios, para que una vez más el mundo pueda tener, delante de los ojos y del corazón, un impulso de aquellos que se entregaron santamente a las Palabras del Señor y cumplieron, con amor, Sus Mandamientos.
Yo los invito a ser valientes soldados de la Misericordia, para que Dios funda Su Misericordia en sus corazones y estos sean fuentes de Misericordia Divina para el mundo.
Hoy Yo los invito a seguir el ejemplo de aquellos que fueron locos a los ojos del mundo y vivieron el Evangelio de verdad y con fidelidad absoluta a Cristo.
Yo los invito a entregar el temor, que muchas veces permea sus corazones, para vivir algo nuevo, una libertad celestial que trasformará sus corazones en un puente hacia el Universo de Dios, donde Mi Reino es una realidad.
Aguardo que, en alegría, puedan responder a este llamado. Yo los tomaré de las manos y Conmigo descubrirán un mundo nuevo, que aguarda en sus corazones.
Permítanme, pequeños hijos, encender la llama de la devoción en sus corazones; una devoción que aún no conocen y que, muchas veces, los hará entregar la vida por amor a Dios.
No teman la intensidad de Mis Palabras ni la grandeza de Mi llamado. Es tiempo de grandes obras espirituales por amor al Señor, y Yo estaré siempre guiando sus corazones. Solo ábranse para descubrir Mi llamado y vivirlo con el corazón.
Yo los amo siempre y estoy a su lado.
María, su Madre y Reina de la Paz
Hijos Míos:
La llave para la conversión es el sacrificio verdadero que pueden vivir en sus corazones; sacrificio realizado con amor, con el esfuerzo impulsado por el alma y manifestado en la vida.
Hijos queridos, en el Cielo, medimos el grado de fidelidad por el grado de amor y de sinceridad. Cada acción debe ser verdadera. Aunque sus corazones no sientan la alegría del sacrificio, si es realizado con sinceridad y con amor, es aceptado en los Cielos como una fuente de conversión para las almas.
Veo un alma que Me acompaña cuando veo un corazón dispuesto a abandonarse a sí mismo ante Cristo.
En la alegría de los corazones valientes, hijos Míos, encuentro un refugio de paz. En los pasos dados a partir del corazón, encuentro el impulso para estar día a día ante Dios, para intervenir por el mundo. Solo busco encontrar en sus corazones un aliento para entregarle a las almas que sufren permanentemente. Cada vez que son capaces de superar las dificultades de la vida, una pequeña luz es generada y conducida a Mi Corazón.
No vengo a buscar la perfección, pero sí el esfuerzo constante, la voluntad sincera alimentada por el amor a los Planes de Dios.
Queridos hijos, ya les hablé mucho sobre el tiempo en el que viven. Ahora, Mis Palabras deben tornarse vida, acción y paz en cada uno de sus seres. Deberán ser verdaderos obreros de la Misericordia, y eso se alcanza con la voluntad del corazón.
Veo a muchos de Mis hijos que ya bajaron los brazos, aun antes de que se inicie la batalla. Veo a muchos de Mis soldados soltar el escudo de la persistencia para dejarse alcanzar por el enemigo.
Resistan, hijos Míos, resistan. Alimenten el corazón y el espíritu con la paz de Mi Presencia y reenciendan la alegría de vivir en donación al Santísimo Dios.
Mi Corazón llega para tomar de las manos a cada uno de Mis hijos y decirles, como Madre y Compañera, que aquí estoy, siempre y cuando Me quieran ver.
Soy su Madre. Soy la que trae el Espíritu de Dios grabado en el pecho para entregarlo a la humanidad. Soy la que ora constantemente por su despertar y su conversión definitiva. Soy la que sustenta a los que ya dijeron sí, para que se levanten en cada caída. Soy la que siempre está aquí, junto a sus corazones, para ayudarlos a crecer y a madurar bajo la guía de Dios Padre y en dirección a Su Hijo.
No teman escucharme ni tampoco responder a Mi llamado. Solo les pido que no pierdan el amor y la alegría que una vez deposité en sus corazones. No se alejen de Dios.
Vengo siempre a guiarlos y a conducirlos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy Mi llamado es respecto a su fidelidad a Dios, el Altísimo.
Mi Corazón, en este día extraordinario, se proclama para confirmar que Mi Presencia inmaculada y espiritual es verdadera a los ojos de todas las criaturas.
Por este motivo especial, hoy estoy con ustedes compartiendo Mi camino de Peregrina y de Sierva fiel, para que puedan comprender que Mi Corazón materno escoge a aquellos hijos que necesitan de Mí en estos tiempos.
Hoy vengan todos a Mi Reino, porque Dios los recibirá.
En Mi inmenso gozo y alegría, los llamo nuevamente a la conversión. Su camino hacia el Padre ya está siendo realizado, pero cuando ustedes caminan también caminan muchas almas que necesitan de paz y de conversión.
Queridos hijos, hoy Mi llamado es respecto a su fidelidad a Dios. El Padre espera que, a través de su santa consagración diaria, puedan, en las obras y en los buenos ejemplos como en la oración, salvar a esta humanidad.
Mi Corazón de Madre acompaña las grandes decisiones del final de este tiempo.
El nuevo Papa necesitará de su fervorosa oración para que así él pueda ayudar al mundo y a su conversión definitiva. Su sincero apoyo a la Iglesia de Mi Hijo permitirá que muchos fieles se renueven en la fe y en la oración del corazón.
Continúen orando todos los días el Santo Rosario, Dios está atento a la voz de las súplicas de todos Sus hijos.
Queridos hijos, una vez más y por este estudio clínico de fe y devoción, les agradezco por contestar a Mi llamado.
¡Gracias por responder a Mis planes fieles de paz y de redención!
María, Reina de la Paz
Al final del Mensaje, la Virgen transmite un pequeño Mensaje para los médicos presentes:
Bendigo en el amor de Mi Inmaculado Corazón a los científicos, porque así ellos fortalecerán su fe en el Único Dios que los ama y que los quiere sobre todas las cosas.
¡Les agradezco, hijos Míos!
¡Alabado sea Jesús!
Mientras la humanidad aún busca la satisfacción en la vida, Mi Corazón Materno llama a todas las almas al nuevo y último rebaño de Cristo.
Como mediadora delante de las almas que han encontrado el camino espiritual hacia Dios, quiero que ellas puedan auxiliar a otras almas que se desvían rápidamente del camino de la fe y del Amor de Dios.
Por eso, hijos Míos, pido hoy a todos los orantes que no pierdan tiempo y oren con mucha aspiración hacia lo Alto y aguarden la Infinita Misericordia de Mi Hijo.
Espero de Mis soldados el despertar de la consciencia y que se ofrezcan a colaborar para que la mayor parte de la humanidad pueda vivir un tiempo más de paz. Y como el tiempo pasa rápido, Yo les pido que oren con el corazón, atentamente, para que algo pueda cambiar en la humanidad.
Queridos hijos, ¡recen, recen, recen y recen! Recen con la voz de vuestros corazones para que la Piedad y la Compasión de Dios toquen a los corazones que se han separado de la Ley del Señor.
Recordando la enseñanza de los mandamientos de Moisés, hoy les pido que los tengan presentes en vuestras vidas como las primeras reglas básicas para un buen hijo de Dios.
Queridos hijos, a lo largo del tiempo, la humanidad ha sido llamada a cambiar desde el corazón; por eso ustedes, abran vuestros ojos y vean la Luz Misericordiosa que Mi Inmaculado Corazón está irradiando para todos.
Les recuerdo la importancia de vivir en la fidelidad a Mi Hijo para que vuestros corazones sean guiados y estén protegidos en estos tiempos finales.
¡Les agradezco por responder en estos tiempos a la voz de Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Señora de la Rosa Mística, hoy quiero invitarlos a contemplar a Dios desde el corazón, porque es en el corazón que se encuentra la paz y es a través del corazón que se cierra la puerta al sufrimiento y al mal.
Queridos hijos de Mi Padre, es con la oración del corazón que todas las almas sobre la faz de la Tierra podrán aliviar todo dolor y sufrimiento. Pero existen almas que aún unidas al Dios Vivo, no tienen fuerzas para consagrar la vida por estar inmersas en el mundo actual.
Para que todas las almas puedan ser tocadas por la misma Gracia Virginal por la que ustedes fueron tocados, hoy los invito a colocar en oración dentro del Reino de Dios, a todos los corazones que, confusos, necesitan de la Luz de Mi Inmaculado Corazón.
En estos días de encuentro orante Conmigo en Luján1, Yo los invito a permanecer como guardianes de la oración para que sus pequeños corazones se vuelvan ángeles custodios que acompañen los propósitos de paz de Mi Inmaculado Corazón.
Hoy también les digo, Mis queridos hijos, que Mi Faz Misericordiosa está obrando por la salvación de todas las almas que, con faltas graves, recibirán el ministerio de Mi devoción para que todas ellas se puedan volver a encender por la asistencia inmediata del Divino Espíritu Santo.
A ustedes, que ya han caminado un poco por el camino de la oración del corazón, Yo los llamo para que, a través de los vuestros, todos los corazones aprendan a orar con fervor y a estar en Mi Corazón Maternal para que Mi Luz Celestial los proteja.
Queridos hijos, dejo una misión interior para cada uno de ustedes y para todas las almas que, en el final de estos tiempos, responden a Mi llamado: vivan en la fe que les irradia la oración para que la fidelidad se manifieste en cada uno de sus corazones, la fidelidad a Mi Hijo, el Amor Redentor.
¡Les agradezco!
Que solo estén Conmigo en el Reino de Mi Eterna Paz.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
1 Ciudad localizada en la provincia de Buenos Aires, Argentina.
Para que sus corazones se fortalezcan a través de Mi Hijo, el Redentor y Salvador de almas, la fidelidad a él debe ser uno de los caminos que hoy los invito a recorrer por amor a los Planes de Dios.
El enemigo aún está activo y continúa con la meta de obstruir Mis Planes de Paz. Mientras estén en Mi Inmaculado Corazón eso no los afectará porque estarán bajo Mi Manto Protector. Cuando las almas deben madurar como consciencias, son muy tentadas por el enemigo pero en cada una de las pruebas existe la posibilidad, para cada uno de Mis hijos, de consagrarse y confirmar el Propósito Divino.
Como Madre Guardiana de las Almas en estos tiempos de grandes cambios para esta humanidad doliente y dormida, intento hacer llegar Mis Rayos de Paz, de Salvación y de Misericordia al mayor número de vidas posible para que sean protegidas, mediante la oración del corazón, de los embates que el enemigo planea cuando uno de Mis hijos alcanza la consagración.
La victoria de los Cielos en la Tierra proseguirá por intermedio de las intensas y amorosas plegarias que Mis hijos proclaman por amor a Dios para que Su Perdón descienda.
Queridos hijos, no teman por cuánto aún les falta cambiar en la vida o por cuán grande es el peso que cada uno de ustedes lleva y que deberá ser liberado y redimido.
En los tiempos de hoy, permitan que la Luz de Mi escudo virginal los ampare y, para eso, hijos Míos, llamen por la presencia de Mi amorosa Protección Maternal.
Saben que a todos los guardo, pero ahora es momento de que cada uno de ustedes crezca como consciencia y como corazón.
¡Adelante hijitos!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más